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El intérprete (Relato sobre el síndrome de Asperger) (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Cuando íbamos juntos al colegio y
durante los dos primeros años de la primaria, era yo quien
me encargaba de quitar el abrigo a mi hermano al llegar a clase y
de ponérselo momentos antes de marcharnos. Si al salir al
recreo hacía calor, yo le decía que no tenía
que llevar el abrigo puesto, si hacía frío, le
decía lo contrario. A pesar de que le llevó un buen
tiempo adquirirlas, ahora él tiene respuestas adecuadas a
la temperatura y también al dolor. Sin embargo, en aquel
entonces muchas personas pensaban que yo lo sobreprotegía,
que hacía todas las cosas por él , la gente siempre
estaba opinando , criticando o valorando la autonomía, la
conducta, los gestos o lo que fuera de mi hermano y en
consecuencia, la mía . Por extraño que parezca,
nunca me he sorprendido de que esas mismas personas que tanto
opinaban, sean precisamente aquellas que más tienen que
callar. Casi todas ellas presumen de perfectas o cuando menos ,
creen que lo son y por eso se permiten opinar , juzgar y
aconsejar sobre los demás, pero no hacen lo propio con sus
vidas ni valoran si sus conductas son o no apropiadas,
también creo que no tienen ni la más mínima
sensibilidad respecto a cómo tratar con un niño
especial, y por lo tanto, no les vendría mal pasar por la
misma experiencia un solo día de su vida porque de esta
manera se ahorrarían su dosis extra y gratuita de
prejuicio y crueldad. Nunca he sobreprotegido a mi hermano, si le
he defendido porque él no tiene respuestas adecuadas a la
maldad, crueldad, mentiras y malas intenciones de otros. Esas
actitudes crueles determinaron que en muchas ocasiones me
sintiera solo o que nunca haya tenido muchos amigos, pero
confío en que en el futuro, los buenos amigos que haga
como los que tengo ahora, comprendan lo mucho que él
significa para mí, lo acepten y aprecien. Lo cierto es,
que todo cuanto hice o hago le sirvió y le sigue sirviendo
de guía, más bien de entrenamiento para saber de
qué manera actuar en el futuro.

Muchos niños que van a terapias
aprenden lo mismo que mi hermano aprendió por
imitación, por cercanía, porque casi siempre
estamos juntos. Soportar el dolor sin expresarlo con palabras es
algo habitual en las personas con Síndrome de Asperger, de
hecho, es raro que digan si algo les duele o que lloren de forma
insistente para expresar el dolor, por eso es importante seguir
pistas que nos lleven a la conclusión de que algo les
duele o se encuentran enfermos, como por ejemplo, observar si se
encuentran decaídos o si no tienen muchas ganas de comer
ni de jugar o de hablar. Una vez, me di cuenta de que mi hermano
tenía clavada una astilla en la pierna porque cojeaba, de
no haberlo notado, él no lo hubiera dicho. Ya que el
señor X no hablaba y no expresaba verbalmente su dolor,
llevarlo al médico también era una tarea bastante
complicada, sin embargo, su médico de cabecera
consiguió ganarse su confianza, él sabía que
le entendía y siempre se mostraba afectuoso y amable,
sonriendo le decía a mi hermano que señalara con un
dedo el lugar donde le dolía y pronto lo hizo, al
principio, lograron comunicarse por medio de señas. Claro
que después las cosas cambiaron mucho más.
Aprendió que cuando algo le duele debe decirlo porque de
otra manera no se podrá curar, lo aprendió a base
de "letreros"… para que podáis comprenderme tengo
que explicar que en una ocasión que pintaron nuestra
habitación, para que pudieran hacerlo tuvimos que quitar
todos los posters que teníamos colocados, entonces
también quité un letrero que mi madre había
hecho cuando mi hermano tenía siete u ocho años y
que continuaba pegado sobre la cabecera de su cama, era una lista
de cosas correctas e incorrectas que debía aprender ,
cosas que está bien hacer y cosas que no, recuerdo que
entre las incorrectas habían muchos dibujos debajo de los
cuales mi madre había escrito "No es correcto pegar", " No
es correcto enfadarme cuando mueven mis cosas de lugar" y entre
las correctas había otras tantas como por ejemplo "Es
correcto hacer los deberes todos los días " , "Es correcto
saludar todos los días y no solo de vez en cuando". Todas
ellas llamaban mi atención porque lo que indicaban eran
cosas implícitas, cosas que todos los niños
aprenden solos y sin que nadie se los enseñe, pero sin
lugar a dudas la que más llamó mi atención
fue una que decía: "CUANDO ALGO ME DUELE ES CORRECTO
DECIRLO, CUANDO ALGO ME DUELE DEBO DECIRLO A MIS PADRES, A MI
HERMANO, A MI TATA O A MIS PROFESORES. ELLOS DEBEN SABERLO PARA
LLEVARME AL MÉDICO Y QUE ME PUEDAN CURAR.". Cuando
quité esa lista para pintar mi habitación y se la
entregué a mi madre, ella dijo que cuando supo lo que le
ocurría a mi hermano se puso a leer y entonces, un libro
escrito por Temple Grandin- ingeniera con Síndrome de
Asperger- cayó en sus manos. Grandin insistía en la
importancia de que desde muy pequeños, los niños
con autismo o síndrome de Asperger aprendan tanto normas
de conducta (lo que está bien y lo que está mal),
como a diferenciar comportamientos correctos de otros que no lo
son para así evitar problemas cuando lleguen a su etapa
adulta. No hace falta imaginar que mi madre cogió la idea
de Grandin y decidió ponerla en práctica a
través de esos letreros que colocó cerca de la cama
del Señor X , claro que en ese entonces me parecía
bastante extraño comprender cosas como que no le digas a
nadie que te sientes enfermo o que algo te duele, o más
bien, que alguien deba enseñarte que debes decirlo. Creo
que no es tarea sencilla comprender la conducta de los
niños con Síndrome de Asperger, pero también
creo que no muchas personas se esfuerzan demasiado en hacerlo,
digamos que siempre queremos que los niños asperger sean
como el resto de niños; que no hagan ruiditos, que no den
saltitos, que no hagan tonterías infantiles, que no sean
impertinentes, que miren a las personas cuando hablan, que no
utilicen palabras rebuscadas, que no sientan miedo del ladrido de
un perro…. pero posiblemente nunca nos hemos planteado la
circunstancia de vivir en un mundo lleno de aspergers en el que
los raritos fuésemos nosotros, creo que si este fuera el
caso no nos gustaría que otros nos impusieran tener que
comportarnos como unos aspergers. Creo que este es uno de los
motivos por los que la mayoría de personas no asume que si
algo te duele no lo digas, claro está que todos lo hacemos
sin que nadie nos lo enseñe, pero los niños con
Síndrome de Asperger no.

El problema radica en que la conducta
peculiar de los Asperger siempre expresa o comunica algo que
quienes le rodean no comprenden. Lo cierto es que no basta tener
un diagnóstico que sirva para diferenciar o etiquetar a la
persona con síndrome de Asperger de cualquier otra, si no
existe un esfuerzo real por conocer las peculiaridades y
características que describen su comportamiento
por ejemplo, que soportan el dolor hasta extremos que pocas
personas tolerarían, (no es que no lo sientan, sino que lo
soportan ), jamás seremos capaces de comprenderles. El
conocimiento es importante porque impide que las conductas con
las que ellos expresan sus estados de ánimo, sus
pensamientos, sus sentimientos o sencillamente lo que les ocurre
nos hagan sentir desconcertados o confusos y confundamos por
ejemplo el dolor con el miedo. Por una parte, ya sabemos que
muchos niños Asperger no expresan con palabras si sienten
dolor, pero por otra, puede resultarnos confuso que llore o
chille por una caída sin importancia o por un simple
rasguñón, en estos casos, su comportamiento
exagerado puede hacernos creer que algo le duele, sin embargo,
hay que aprender a diferenciar el dolor del miedo que puede
provocarles una caída o un simple rasguño, pero
ahora os preguntaréis, ¿ miedo de qué ?. El
miedo es una constante en la vida de los niños Asperger,
un simple rasguñón en el que se vea algo de sangre
puede hacerles pensar que perderán un brazo. Saberlo nos
ayudará a reaccionar, a tranquilizarlos y hacerlos sentir
seguros. Desesperarnos o perder la paciencia no ayudará,
por el contrario, una actitud de este tipo solo empeorará
la situación. Debemos saber que ese simple
rasguñón que cualquier otro niño hubiera
ignorado, para el niño Asperger es una fuente de
inseguridad o ansiedad , si le decimos que el
rasguñón no tiene importancia y que nada le
pasará todo transcurrirá de forma normal, si por el
contrario, nos enfadamos o perdemos la paciencia y le chillamos,
solo empeoraremos las cosas. Una vez, jugando al fútbol,
mi hermano se rasguñó el cuello con una rama, no
fue nada excepto un pequeño rasguño sin ninguna
importancia por lo que todos seguimos jugando, todos, excepto
él, que nervioso- empezó a pestañear y se
puso pálido- salió corriendo en dirección a
casa. Yo fui tras de él, cuando vi el rasguño le
dije que no ocurría nada, pero a medida que su nerviosismo
aumentaba él insistía en hablar del rasguño
y en todas las veces que se había rasguñado antes
de esa, en realidad, no dejó de hacerlo hasta que le dije
que nadie se muere ni pierde la cabeza por un pequeño
rasguño en el cuello. Después, volvió a
sentirse seguro, supo que nada malo ocurría y volvimos al
juego. Interpretar sus temores es importante, pero también
lo es diferenciar entre el gran berrinche que puede ocasionar el
rasguño de una ramita con una forma de expresar dolor, en
este caso, no era dolor lo que a través de él mi
hermano quería expresar, sino más bien inseguridad
y miedo.

Creo que las listas que en su día mi
madre hizo para colocarlas en un lugar visible – gracias a Temple
Grandin- cerca de nuestras camas dieron buenos resultados.
Gracias a ellas, mi hermano es perfectamente capaz de dar los
buenos días todos los días (antes, él
pensaba que no era necesario hacerlo puesto que ya lo
había hecho una vez, quizás cuando era
pequeño) así como de transmitir a los demás
mediante sus propias palabras si algo le duele, si se encuentra
enfermo e incluso, si tiene miedo. Hoy en día, su
comunicación es absolutamente óptima, expresa sus
pensamientos y lo mejor, pese a que muchos libros aseguran la
imposibilidad de las personas con asperger para comunicar sus
sentimientos, el señor X los expresa
adecuadamente.

Muchas personas tienen problemas para
entender la conducta de los niños con Síndrome de
Asperger, sobre todo aquellas conductas que son consecuencia de
sus problemas con la sensibilidad táctil y auditiva.
Advertir y comprender que un niño pequeño llora
porque se siente aterrado por un ruido determinado ( como por
ejemplo: la secadora de pelo, la maquinilla eléctrica de
afeitar, la aspiradora, la batidora, la licuadora, el ladrido de
un perro , la maquinilla de cortar el pelo, la música de
un anuncio , el estallido de un globo, un petardo, un trueno, una
taladradora, una soldadora, el zumbido de un ventilador, el
sonido del timbre o del teléfono, el timbre del colegio,
etc., etc.) es algo que no muchos se plantean ni entienden
sencillamente porque no es lo habitual que un niño se
sienta angustiado, molesto, incómodo o aterrado por este
tipo de cosas. Las personas estamos programadas para asumir cosas
habituales, estamos programados para asumir que un niño
llore porque otro niño le ha pegado o porque se ha
caído, pero en ningún caso para entender que un
niño llore porque hay una tormenta o porque su madre puso
la lavadora. Las cosas poco habituales hacen que perdamos el
control de la situación y nos bloqueemos, lo mejor que
podemos hacer en estos casos es actuar de la misma forma que
hacemos con nuestro ordenador… digamos, que debemos formatear
nuestras mentes y volver a instalar nuevos programas que nos
permitan llevar a cabo nuevas tareas y actualizarlos de vez en
cuando. Claro que hasta tomar la decisión acertada, muchos
perdemos el tiempo intentando hacer estas tareas con programas
inadecuados, esta es una constante en la vida de las personas que
rodean al niño con Síndrome de Asperger porque
sencillamente, nos asusta lo desconocido y nunca nos preparan
para ello.

Es habitual que cuando algunos padres
lleven al niño con síndrome de Asperger a cortar el
pelo surjan una serie de dificultades para las que no
están preparados… de pronto, el niño puede
empezar a llorar y chillar, entonces, la gente cuchichea, miran y
comentan cosas como que el niño está muy mimado o
se comporta mal y lo que le hace falta es una buena
reprimenda….más de una vez, ante estas situaciones
he escuchado a personas decir en voz alta "Si fuera mi
hijo…." , entonces los padres se ponen
nerviosos….no comprenden a qué se debe el llanto o
qué es lo que está pasando. La situación,
pero sobre todo la actitud de las personas que opinan sin reparo
ocasiona que en el peor de los casos, los padres se irriten y el
corte de pelo termine siendo un día desastroso o en el
mejor de los casos, que los padres salgan corriendo de la
peluquería y decidan ser ellos mismos quienes lleven a
cabo la difícil tarea…. mi madre, dejó de
llevarnos a la peluquería y durante mucho tiempo fue ella
misma quien se encargó de cortarnos el pelo usando una
maquinilla eléctrica, lo cual, claro está,
empeoró las cosas, por supuesto que entonces ella no
sabía nada del autismo , ni de los ruidos, ni de que todas
las personas con autismo perciben los ruidos de forma más
intensa y que por extraño que parezca, todos esos ruidos
les aturde y aterra . Como dice la Dra Temple Grandin (2004) en
su libro Pensando en imágenes; "La gente no suele ser
sensible con la sensibilidad auditiva de los autistas
, y
no lo son porque jamás se han sentido angustiados o
aterrorizados por tener un procesamiento cerebral
defectuoso
."

Muchos libros y también muchos
especialistas tratan el tema de la sensibilidad auditiva,
táctil, olfativa, visual, etc., sin embargo no todas las
personas que rodean a niños con Síndrome de
Asperger comprenden con exactitud a qué se refieren o que
significan , posiblemente sea porque los especialistas emplean un
lenguaje demasiado técnico que resulta incomprensible, de
hecho, sería mucho más sencillo concretar o
decirles que sus hijos lloran porque tienen miedo a los ruidos ,
porque les disgusta el olor de la lejía, el suavizante, la
comida o del nuevo perfume que se ha puesto su madre, o porque no
les gusta que les toquen la cabeza o el cuello o odian que les
hagan cosquillas . Claro que todo no se trata del lenguaje que
emplean los especialistas, sino también del interés
por informarse que es fundamental para comprender e interpretar
que la negativa de un niño a entrar en un lugar
determinado – una casa, el colegio, la casa de un amigo, un
restaurante – puede no tratarse de un capricho o una rabieta sin
motivo, sino más bien al desagrado , malestar o
repugnancia que le produce el olor que hay en ese mismo espacio,
o que se niegue a que le corten el pelo no supone en
ningún caso que este sea malcriado, engreído,
consentido o caprichoso, sino más bien y en primer lugar,
que es sensible a los ruidos de alta o baja frecuencia, y en
segundo , a que las personas con autismo tienen una alta
sensibilidad en determinadas partes de su cuerpo, especialmente
en el cuello y la cabeza. A mis padres les tomó un buen
tiempo advertir o interpretar que la conducta del señor X,
era tanto producto del miedo que le producía el ruido de
la maquinilla eléctrica como el malestar que
también le producía el contacto de la maquinilla
con su cabeza. Un buen día, me di cuenta que mi hermano
empezaba a llorar cuando veía la maquinilla
eléctrica. También recuerdo que por eso le dije a
mi madre que el señor X tenía miedo de esa
maquinilla, ella se quedó sorprendida, le parecía
extraño que alguien pudiera sentir miedo de una inofensiva
maquinilla eléctrica, después de todo, todo el
mundo la usa y hacerlo no supone ningún problema para la
mayoría, por fin, decidió probar con las tijeras y
de inmediato, los problemas se solucionaron, es verdad que al
señor X le sigue molestando que le toquen la cabeza, pese
a ello, se fue acostumbrando a la situación y en poco
tiempo los berrinches acabaron. El mensaje que quería
transmitir por fin había sido descifrado: y no era otro
que "el ruido de la maquinilla eléctrica me da miedo y no
me gusta que me toquen la cabeza".

Mi hermano nunca usa jerséis de
cuello alto ni ropa de Nylon, casi toda su ropa es de
algodón, antes, cuando era pequeño y no hablaba,
mis padres no entendían porqué lloraba tanto cuando
le vestían, el problema es que a mi madre siempre le han
gustado los jersey y camisetas de cuello alto, por eso nos las
compraba, sobre todo, durante el invierno. A mí nunca me
incomodaron, por lo tanto, mis padres nunca se imaginaron que era
precisamente el roce de esos jersey o esas camisetas lo que le
disgustaba a mi hermano. Cuando le dije a mi madre lo que
ocurría, dejó de comprar ropa de cuello alto y
desde entonces, solo le compra camisetas o jersey de cuello
redondo. Por supuesto, también desde que las usa mi
hermano no se pone de mal humor cuando tiene que vestirse. Esta
especial sensibilidad le sigue afectando de igual manera que
cuando era niño, de hecho, sigue negándose a usar
jersey y camisetas de cuello alto y solo le gustan los de
algodón, tampoco le gustan los vaqueros y siempre lleva
pantalones de chándal. Claro que ahora él dice con
claridad que las prendas de vestir que le rozan el cuello le
molestan, esta es una ventaja con la que nunca se puede contar
cuando los niños con Asperger no hablan o son demasiado
pequeños.

Con los años, el señor X
consiguió superar la alta sensibilidad que tenía a
los sonidos de baja frecuencia, ya no le teme a la secadora de
pelo, la licuadora , la secadora de pelo de mi madre o la
maquinilla eléctrica y se deja cortar el pelo sin que esto
le suponga ningún problema, sin embargo, cada vez que le
tienen que hacer un electroencefalograma se enfada
muchísimo, en realidad, solo lo hacen una vez al
año , pero aún así, es algo que le disgusta,
hace poco me dijo que ahora puede soportarlo mejor que antes ,
pero que no es agradable que le estén tocando la cabeza.
Cuando le pregunté por qué, me respondió que
cada vez que lo hacen siente como si le hincaran en ella muchos
cuchillos. Muchos chicos con Síndrome de Asperger que
consiguen superar el pánico que les producen los sonidos
de baja frecuencia siguen sintiendo el mismo pánico
intenso por otro tipo de sonidos, por ejemplo, los de alta
frecuencia o los sonidos repentinos como los truenos, los
petardos o los globos al explotar . Es común que suelan
mostrarse angustiados y o se nieguen a salir de casa cuando
perciben, por ejemplo, que se avecina una tormenta- el viento o
el cielo nublado les anticipan sus miedos y a partir de
ahí, resultan poco controlables, es decir, que puede que
si durante el recreo un niño asperger ve el cielo nublado,
oscuro o percibe mucho viento, es más que probable que
salga corriendo a toda velocidad de allí sin que nadie
comprenda qué puede estar pasándole y sin
encontrarle ningún sentido a su conducta. Otro ejemplo muy
común es que el chico se niegue a salir de casa pese a que
toda la familia ha quedado en ir de compras, al cine, y luego a
cenar a un burguer, lo cual significa que nadie entiende lo que
le pasa o que nadie entiende que se niegue a pasar una tarde
estupenda con la familia o que esta falta de entendimiento
ocasione un conflicto familiar.

Bien, hay que tener en cuenta que a menudo,
quienes les rodean, incluso sus padres o hermanos, ignoran que la
sola posibilidad de que empiece a tronar les aterra y que es
precisamente esta posibilidad la que determina sus conductas :
salir corriendo del patio del colegio, negarse a ir de compras y
al cine con su familia.

La alteración de la sensibilidad
sensorial no tiene nada que ver con las fobias. Algunos
especialistas están convencidos de que la mejor manera de
acabar con una fobia es enfrentándonos a ella, creo que
este tipo de tratamiento funcionará siempre y cuando el
problema se trate de una fobia, pero este no es el caso….
no obstante, muchos padres de niños con autismo o
síndrome de Asperger pueden confundir el pánico que
le produce a sus hijos determinados sonidos con una fobia,
imagino que muchos de ellos se pueden sentir tentados e incluso
caer en la tentación, por supuesto, guiándose por
las recomendaciones de estos y con la mejor de las intenciones ,
de enfrentar a sus hijos Asperger con sus miedos – lo que ellos
consideran una fobia- con el objeto de que desaparezcan , esto
es, si un niño con asperger tiene miedo al ruido de la
secadora de pelo, lo enfrentan a ella poniéndosela cerca
una y otra vez, imagino que el niño grita, chilla y llora
y que pese a ello, sus padres siguen firmemente convencidos de
que el tratamiento de choque y la exposición continuada
con el objeto de sus miedos dará buenos resultados y que
el niño saldrá corriendo de allí dispuesto a
secarse el pelo con una secadora, no obstante, yo estoy
convencido de que no será así . Y ahora es posible
que os estéis preguntando ¿cómo puedo ser
tan imprudente como para afirmarlo? Me atrevo , porque las fobias
no tienen nada que ver con la alta sensibilidad al sonido que
tienen los niños con autismo o Síndrome de Asperger
, es decir, que las primeras (fobias) son miedos irracionales que
algunos sienten sin causa alguna y sin que exista relación
con un trastorno determinado en distintas situaciones aunque sean
conscientes de que no representan para ellos una amenaza real,
mientras que la segunda (sensibilidad al sonido) está
ocasionada en una anormalidad sensorial – varios circuitos
sensoriales alterados- que hace que los niños afectados
por un trastorno del espectro autista perciban ciertos sonidos de
forma mucho más intensa que cualquier otro niño. A
medida que la capacidad comunicativa de mi hermano y nuestra
capacidad para comprenderle aumentaron, también
disminuyeron progresivamente- hasta desparecer- las conductas
inapropiadas. Ahora expresa verbalmente y sin ningún
problema la incomodidad que le producen determinados sonidos, sin
embargo, hasta los seis años, no pudo hacerlo. Muchos
niños con autismo o síndrome de asperger no pueden
comunicar a través del lenguaje lo que les ocurre, no
pueden expresar el terror que les produce ciertos sonidos, de
tal, que suelen expresarlo a través de su conducta, es
decir, a través de una conducta inapropiada que ocasiona
que generalmente se tenga una percepción distorsionada
acerca del autismo y se crea o asegure que la agresividad es una
característica que siempre está asociada a los
niños o niñas afectadas. Que las conductas
inapropiadas desaparezcan tiene mucho que ver con el esfuerzo que
todos pongan para interpretar los mensajes que a través de
su conducta primero y, a través de su lenguaje
después nos quieren transmitir.

Hay muchos niños que son autistas no
verbales y aunque entienden perfectamente lo que se les dice, no
hablan o solo dicen frases cortas de dos o tres palabras. Sin
embargo, pueden cantar una canción de memoria o repetir
exactamente y sin errores un anuncio televisivo. Hace varios
años que conozco a un niño autista no verbal, es un
niño guapo y muy cariñoso al que le encanta cantar
, no obstante, en ocasiones golpea a su madre o abuelos,
entonces, la gente lo mira con recelo y comentan cosas
desagradables o apartan a sus hijos de él porque creen que
les hará daño , creo que esa gente que observa,
comenta o se aparta se limita a mostrarse suspicaz porque no
aprecian que el niño no es agresivo porque sea mal educado
o un peligro potencial para sus hijos o nietos , sino porque no
se puede comunicar o su comunicación es muy limitada. Esas
personas, tampoco aprecian la forma como a menudo, el niño
besa y abraza a su madre, en cómo la acaricia la cara, ni
tienen el tacto suficiente como para evitar hacer comentarios
delante de él que lo entiende todo, ni mucho menos para
comprender que la agresividad que muestra en ocasiones puntuales
solo es producto de su incapacidad para transmitir lo que le
ocurre, lo que siente, lo que piensa o lo que desea y que a
medida que su capacidad de comunicación aumente, la
agresividad se reducirá. Creo que las terapias de
modificación de conductas tienen buenos resultados, pero
también creo que muchas personas solo buscan buenos
resultados de cara al público, es decir, que les resulta
muy difícil -y lo entiendo- tolerar las miradas, los
comentarios y los cuchicheos, y al final, no buscan comprender a
qué se debe o qué origina esas mismas conductas que
se pretende modificar, solo desean que las conductas inapropiadas
( tics, muecas faciales, aleteo de manos, imitación de
determinados ruidos o sonidos, pensamiento verbal, saltitos,
etc., etc.) desaparezcan porque incomodan socialmente, porque no
dicen nada excepto que despiertan la curiosidad y hasta la
crueldad ajena. Pero están ahí, aparecen de vez en
cuando para decirnos algo, la decisión de saber o no
qué es lo que quieren decirnos siempre es
nuestra.

Pero ¿ qué puede decirnos un
niño cuando parpadea, hace muecas faciales que son
involuntarias, gesticula con la boca, o da saltos por toda la
casa siempre a la misma hora ?, ¿ qué puede
decirnos cuando aletea las manos , se ríe por cosas que no
parecen tener sentido o repite más de veinte veces
seguidas una palabra o frase que ha aprendido de memoria ?,
¿ qué puede decirnos cada vez que imita el chillido
de las grullas, de un mono o el aullido de un lobo ?, ¿ y
por qué debemos asumir que cada vez que lo hace se siente
triste, enfadado o feliz ?, ¿ es qué quizás
me he vuelto loco o es que el hecho de crecer y compartir mucho
tiempo con mi hermano ha conseguido que observe con detenimiento
y descubra en el día a día una serie de
símbolos que siempre me transmiten algo ?

Los niños con autismo hayan o no
hayan adquirido el lenguaje hablado, suelen asociar visualmente
sus sentimientos a lugares, objetos, sonidos, frases, canciones,
palabras o conductas…. ahora, que el Sr X se ha hecho
mayor, me ha explicado con claridad que esta asociación le
permite expresar o comunicar a otros lo que le ocurre o
cómo se siente, sin embargo, cuando no hablaba, cualquier
explicación era del todo imposible.

  • Sentimiento /estado de ánimo-
    sonido

  • Sentimiento/ estado de ánimo-
    palabra

  • Sentimiento/estado de ánimo-
    frase

  • Sentimiento/ estado de
    ánimo.-canción

  • Sentimiento/estado de ánimo-
    saltitos

  • Sentimiento/estado de
    ánimo-risas( aparentemente sin motivo)

Cualquiera que desconozca lo que significa
o lo que el niño pretende transmitir por medio de las
asociaciones mal interpretará su conducta y se
centrará exclusivamente en que esta desaparezca ya que no
cumple las pautas normales de conducta que se espera de un
niño de cierta edad. En el mejor de los casos, algunos lo
considerarán un bicho raro. Recuerdo a un niño –
autista no verbal de tres años – que imitaba el aullido de
un lobo. Su madre, siempre se estaba quejando a la mía de
esa conducta que le hacía sentir angustiada y molesta ya
que no entendía los motivos por los que aullaba y le
avergonzaba que lo hiciera delante de sus amigos, familiares e
incluso de personas que lo observaban de mala manera cuando iban
a la compra, a la panadería o a la puerta del colegio. Es
más, poco después, decidió de dejar de salir
con él de casa y casi siempre lo hacía sola. Ella,
interpretaba que su hijo estaba trastornado y las miradas
hostiles, los cuchicheos y los terribles comentarios que se
hacían sobre él hicieron que cayera en una profunda
depresión y aislamiento: renunció a su vida social,
se alejó de sus amigas, cambió de casa y trabajo
varias veces, etc. A continuación, decidió llevar a
su hijo a un buen número de terapias que no obtuvieron
buenos resultados y que no consiguieron que el niño dejara
de aullar. El problema es que la madre de aquel niño solo
se centraba en sus propios sentimientos, o en los sentimientos
que la conducta de su hijo le producían de cara a la
sociedad, pero nunca se detuvo a observar qué estado de
ánimo tenía su hijo cuando aullaba, me hubiera
gustado poder decírselo, pero lo descubrí demasiado
tarde, aquella madre dejó de llamar a la mía y
desapareció de nuestras vidas tal y como había
aparecido, llena de angustia, llena de preguntas y sin encontrar
el remedio mágico que consiguiera que de un día
para otro, su hijo fuera como cualquier otro niño de su
edad…. Ahora, gracias a mi hermano, sé que lo
más probable es que ese niño hizo la
asociación sentimiento/estado de ánimo- sonido, es
decir, que hubiera copiado e imitado los aullidos de los lobos de
algún programa de televisión que vio y que a
través de ellos intentara comunicar un sentimiento, una
emoción puntual, sea tristeza, malestar o alegría.
Aunque la verdad, es que siempre he creído que ese
niño de alguna manera asoció el malestar que le
producía entrar a ciertos lugares en los que había
un exceso de ruidos o gente a los aullidos, sin embargo, la
madre, se negaba a mirar el mundo a través de los ojos de
su hijo y a plantearse que las terapias serían
beneficiosas contando con su comprensión y ayuda y que
eliminar esa conducta dependía de que las habilidades para
comunicarse del niño progresaran.

Los niños con autismo expresan su
malestar, su alegría o tristeza de distintas maneras, unos
imitando sonidos, otros dando saltos, y otros tantos riendo sin
motivo. El señor X se ríe casi siempre que escucha
una palabra que le resulta fascinante, es verdad que ahora puede
explicarme los motivos por los que esas palabras fascinantes le
resultan graciosas, él dice que algunas palabras suenan a
música o tienen un color determinado y al escucharlas se
siente feliz y que por eso ríe, no entiendo que él
pueda percibir algunas palabras como una melodía o que las
palabras puedan oler , pero ahora sé que a esto se le
llama Sinestesia, esto es algo como tener interferencias en los
circuitos sensoriales , como si al escuchar algunos sonidos estos
vinieran acompañados de olores, colores o formas, como si
sus sentidos estuvieran mezclados entre sí.

Cuando era pequeño, el señor
X repetía muchas veces las mismas palabras, anuncios
televisivos o conversaciones que había escuchado, las
repetía imitando el tono de voz de cada una de las
personas que habían intervenido en la conversación
y eso nos hacía mucha gracia, mi hermano era como un
reproductor automático o más bien como una
grabadora y era bastante fácil saber quién o
quiénes habían estado hablando por la
imitación que hacía de cada tono de voz. De vez en
cuando él sigue repitiendo alguna palabra si es que le
resulta graciosa, pero ahora, solo lo hace en casa.
También suele reír cuando no sabe reaccionar
adecuadamente ante una situación que le resulta
desconcertante o confusa, como por ejemplo, un entierro, que
alguien se caiga, algún suceso horrible que transmitan en
la tele, etc. Hay niños con síndrome de Asperger
que no saben reaccionar adecuadamente a ciertos acontecimientos
que les hacen sentir extremadamente tristes o agobiados, el
problema es que ignoran cómo expresar ese sentimiento que
los embarga y eso hace que otros los perciban como personas sin
sentimientos, sin embargo su actitud solo contiene un mensaje
oculto con el que quieren decirnos "Me siento confuso", "No
sé lo que debo hacer".

Para el Señor X, el chillido de las
grullas significa "Estar feliz" porque fue así como
él se sintió cuando las vio atravesar el horizonte
en busca de climas más o menos cálidos. Entonces,
él asoció ese sonido al sentimiento o
emoción que le produjo la experiencia de verlas. Quince
años después, cuando la imitación del
chillido ha desaparecido por completo, el contacto visual con
ellas le sigue produciendo alegría. Ayer, mi madre le dijo
que no hacía mucho, había visto un grupo de ellas
cruzando el horizonte , entonces, el Señor X dijo que le
hubiera gustado verlas y en su rostro se dibujó una enorme
sonrisa.

El concepto de felicidad del Señor X
ha ido evolucionando de acuerdo a las situaciones que ha
experimentado a lo largo de sus diecisiete años y
seguirá haciéndolo el resto de su vida, para
él, muchas cosas o conceptos pueden significar
alegría. Una vez, cuando era muy pequeño, la
especialista que lo trataba dijo que probablemente daba vueltas
alrededor de la mesa siempre a la misma hora porque hacerlo le
hacía sentir feliz y descargar ansiedad le permitía
regular los niveles de su termostato interior . Con el tiempo,
esa conducta desapareció, y dio paso a una nueva que
básicamente transmitía el mismo mensaje, pero con
un código distinto, el baile, el Señor X cantaba
siempre a la misma hora – a las diez de la noche- para
comunicarnos que se sentía feliz, claro que algunas noches
no lo hacía, así que una vez le pregunté
"¿porqué hoy no cantas?" Él me
respondió que solo lo hacía los días que
intentaba ser feliz, pero que otros días no le
apetecía hacerlo porque nada de lo que hiciera, ni
siquiera cantar, conseguía que se sintiera menos triste o
menos solo dentro del instituto. Creo que no muchos saben ni
consideran el gran esfuerzo que hace acudiendo todos los
días a un lugar repleto de gente, ruidos e interacciones
sociales en el que se siente inseguro y solo, y en muchas
ocasiones incapaz de resolver las exigencias académicas o
las respuestas sociales que se le demandan.

Otros niños con síndrome de
asperger imitan sonidos que les procuran la misma emoción
que tuvieron al escucharlos, por ejemplo, el de pájaros,
monos, gatos, etc, como ya he mencionado, todos ellos asocian el
sentimiento de alegría o tristeza que sintieron al ver
esos mismos animales con los suyos y los comunican a manera de
símbolo.

Es verdad que los manierismos motores
(tics, muecas faciales, parpadeo, aleteo de manos) es una
característica común en casi todos los niños
que tienen un Trastorno del espectro autista y que disminuyen a
medida que su expresividad emocional aumenta, pero generalmente
indican algo. Recuerdo que a menudo, cuando el Señor X era
pequeño, aleteaba las manos, lo hacía cuando estaba
entusiasmado con algo, por ejemplo, cuando hacía sus
enormes torres con ladrillos de colores , cuando sus esculturas
en plastilina le salían bien, o cuando mi madre le
traía unas señales de tráfico en miniatura
nuevas. Quizás, el pasar más tiempo con él
que mis padres o cualquier otra persona hace que siempre me haya
resultado sencillo intuir o comprender la forma que mi hermano
empleaba para comunicarse o expresar sus sentimientos, por
ejemplo, a través del aleteo de manos comunicaba que algo
le gustaba o le había salido bien. Es habitual que el
señor X gesticule con la boca cuando está
concentrado en algo que requiere de su atención, por
ejemplo, cuando escribe, cuando lee, cuando juega con la DS,
cuando estudia, lo sé, porque jamás lo hace
mientras ve la tele o jugamos al fútbol o hace cualquier
otra cosa que no requiera un nivel mediano o alto de
concentración. Pero si se trata de parpadeos, de inmediato
sé que cuando el Señor X parpadea de forma
intermitente es que se encuentra nervioso, disgustado, preocupado
o que ese día las cosas le han ido mal. Si el parpadeo es
intenso, sé que es probable que la ansiedad acumulada a lo
largo del día haya llegado a niveles de sobre
calentamiento y necesite descargar su termostato interior para
volver a la normalidad, también sé que esa descarga
generalmente se hace en casa, por muy mal que le hayan ido las
cosas, el señor X aguanta el tirón y a pesar de que
hay evidentes señales de alarma, los niveles de
sobrecalentamiento no se rebasan hasta encontrarse "En zona de
seguridad". Por supuesto, son estas señales las que me
indican que puedo preguntarle qué es lo que le ocurre o
qué le ha molestado o disgustado, debo hacerlo
directamente, de lo contrario, él no dirá lo que le
ocurre con exactitud. Creo que es importante que los familiares o
profesores de niños con autismo o Síndrome de
asperger sepan- una vez que haya adquirido el lenguaje- que no
deben esperar a que ellos digan voluntariamente lo que les ocurre
puesto que no lo harán, digamos que solo dirán lo
que les pasa si se lo preguntan directamente, pero este
capítulo trata fundamentalmente de todos los niños
que no han adquirido un lenguaje fluido , por lo tanto, quiero
resaltar que los manierismos motores, los sonidos y en general,
su conducta, siempre pueden servirles de guía para
interpretar el estado de ánimo o lo que quiere comunicar
el niño con autismo. El señor X dejó de
aletear las manos a la edad de siete años.

En gran medida, la capacidad de
interpretación que tenemos todos los seres humanos depende
fundamentalmente de querer hacerlo, después, de que
prestemos atención y conozcamos la peculiar manera de
comportarse de los niños con autismo o Síndrome de
Asperger. En primer lugar, es importante destacar que todos ellos
tienen dificultades para entender el lenguaje social, es decir,
que desconocen, que no adquieren de forma natural los
códigos o normas de comportamiento social que el resto de
niños aprenden a medida que crecen casi por instinto, sin
que nadie se los enseñe. Por ejemplo, desde
pequeños todos sabemos cosas como que es incorrecto abrir
la nevera de cualquier otra casa que no sea la nuestra o que es
incorrecto quitarnos los zapatos en la escuela o que es correcto
dar los buenos días todos los días , sin embargo,
los niños con autismo o Síndrome de Asperger no,
sobre todo si se trata de niños pequeños que
aún no hablan y por lo tanto, resulta muy complicado poder
proporcionarles un aprendizaje social adecuado, especialmente si
no se cuenta con una dosis extra de tiempo y paciencia. Por
supuesto, esto ocasiona que muchas personas crean, digan o
piensen que los niños con autismo o Síndrome de
asperger son consentidos, engreídos, sobre protegidos o
culpen a sus padres de mal educarles. Nada más lejos de la
realidad, el problema es que muchos padres de niños con
autismo ignoran no solo que sus hijos no aprenden de manera
espontánea normas de conducta social, sino también
que sus hijos desconocen que las personas adaptamos nuestra
conducta a cada contexto social, a cada lugar en el que estamos.
Es decir, nuestra conducta puede ser apropiada o inapropiada
dependiendo del lugar, del contexto en el que nos encontramos.
Por ejemplo;

? es apropiado- si estamos en casa y nos
apetece comer un yogur- que lo busquemos en la nevera, pero esta
misma acción es inapropiada si lo hacemos en casa de unos
parientes o vecinos.

? Es apropiado- si estamos en casa-
quitarnos los zapatos para estar más cómodos viendo
la tele, pero no es apropiado hacerlo en el colegio.

? Es apropiado comer un bocadillo en el
recreo, pero no es apropiado hacerlo en clase.

? Es apropiado encender la
televisión para ver un programa que nos agrade en nuestra
casa, pero no es apropiado encender la televisión para ver
ese mismo programa en casa de un vecino.

? Es apropiado ir al servicio en casa y
también es apropiado hacerlo en el colegio.

? Es apropiado hablar en voz alta en casa o
durante los recreos en el colegio, pero no es apropiado hacerlo
por ejemplo, en una iglesia.

? Es apropiado abrir nuestros regalos en
nuestra fiesta de cumpleaños, pero no es apropiado abrir
los regalos de un compañero de clase o un familiar en su
fiesta de cumpleaños.

Este desconocimiento no significa que los
niños con autismo puedan comportarse de cualquier manera,
de hecho, son inteligentes, aprenden y a menudo se guían
por imitación, esto es, que sus padres y hermanos
serán la principal herramienta con la que contarán
para adquirir un comportamiento social adecuado de cara al
futuro. Hay niños a los que le lleva un buen tiempo
comprender, por ejemplo, que es correcto utilizar los servicios
del colegio y no solo el de casa. El problema es que estos mismos
niños van solos y sin ninguna ayuda al servicio en casa,
sin embargo, se niegan a usar el del colegio y eso puede acarrear
problemas ( esta es una pauta que se generaliza en la vida de
todos los padres de niños afectados ) la verdad es, que no
es nada fácil que los profesores comprendan este tipo de
comportamiento, lo importante es que el profesor o la profesora
sirva de guía al niño hasta que este consiga
acostumbrarse y sea más flexible en cuanto a sus rutinas y
en cuanto a los cambios, esto es, hasta que se dé cuenta
que está bien ir al servicio de casa y también al
del colegio cuando tiene necesidad de hacerlo. Muchas madres de
niños con autismo o Síndrome de Asperger tienen ese
problema ya que los maestros asumen que no se les ha
enseñado con antelación a la etapa pre escolar a ir
al servicio solos por otros motivos que no tienen nada que ver
con la realidad. Culpar a los padres es lo que está
más a mano, pero no es la realidad, lo que ocurre es que
el niño no quiere ir a ningún otro servicio que no
sea el de casa porque no le gustan los cambios ni la posibilidad
de ensuciarse, pero si se lo enseñan, aprenderá con
prontitud. Afortunadamente, mi hermano y yo acudíamos a la
misma aula rural, habían tan pocos niños en el
colegio que nos reunían a todos en la misma clase,
sospecho que en este aspecto, fue una suerte, de lo contrario, el
señor X hubiera pasado más tiempo desorientado y
sin saber que es correcto y que no le pasaría nada por
acudir a los servicios del colegio.

Caso
número uno. Pablo y las normas de su nuevo
profesor

Pablo es un niño con síndrome
de Asperger, cursa el segundo de primaria y como sucede en cada
curso escolar, tiene un nuevo profesor. A Pablo no le agrada
tener un nuevo profesor, no le gustan los cambios y quisiera
tener a la misma profesora que tenía en el primer curso,
pero no sabe cómo expresarlo y a veces llora por ello. El
nuevo profesor tiene nuevas normas que los alumnos deben llevar a
cabo, los compañeros de Pablo se adaptan a estas normas
con facilidad, pero no sucede lo mismo con Pablo. Ahora, todos
deben formar fila antes de entrar a clase y al salir de clase.
Pablo se niega rotundamente a formar fila, se enfada, llora o
sale corriendo. El nuevo profesor no entiende lo que le ocurre a
Pablo, piensa que está demasiado mimado, que no sigue las
normas y que todo se debe a un problema de conducta, en
consecuencia, llama reiteradas veces a los padres de Pablo para
informarles de lo que sucede. Los padres de Pablo hablan con el
profesor, todos saben que Pablo tiene el síndrome de
Asperger, pero desconocen a qué se debe su conducta tan
peculiar. De hecho, ninguno de ellos consigue interpretar a
qué se debe su negativa a seguir esa norma y lo atribuyen
a distintos motivos evidentemente erróneos….el
nuevo profesor sigue pensando que Pablo está demasiado
mimado, los padres piensan que el profesor no es lo
suficientemente paciente con Pablo. Pablo pasa el día
bien, pero todo cambia cinco minutos antes de terminar las clases
que es cuando el profesor manda a recoger y colocar las sillas
sobre los pupitres, en ese momento, Pablo se pone nervioso y
rompe a llorar, no deja de hacerlo hasta que vuelve a casa. Esa
misma conducta se repite día tras día sin que nadie
comprenda que si Pablo se niega a seguir una nueva norma, a hacer
fila, no es porque sea mal educado, engreído, mimado,
consentido o porque desee incumplir las normas de forma
deliberada, sino más bien porque es una norma que nunca ha
llevado a cabo en casa, es decir, porque la desconoce, y porque
antes de que llegara el nuevo maestro tampoco lo había
hecho en el colegio, pero es difícil saberlo porque no
habla. Incluso, en el caso que Pablo hablara con fluidez, no
posee la capacidad que cualquier otro niño que no tenga el
síndrome de asperger posee para expresar su malestar,
incomodidad o angustia.

Para él solo existen las rutinas que
no exigen cambios, no existen los contextos ni entiende que cada
lugar exige de nosotros que nos comportemos de determinada manera
y por supuesto, que esas exigencias pueden variar de forma
constante. Con el tiempo, – no penséis que de un
día para otro -las formaciones dejan de suponerle un
problema porque va adaptando su conducta de la siguiente
manera:

• En casa no es apropiado formar
fila.

• En el colegio si lo es.

Entonces, es importante tener claro que la
conducta del niño con autismo o síndrome de
Asperger, en este caso, el llanto de Pablo, es un indicativo de
que algo le sucede , algo que por sí mismo no es capaz de
expresar: hay un ruido que me molesta, me duele
algo
, he tocado algo sucio, no me gusta que me
corten el pelo ni que me toquen la cabeza
, esta
situación me hace sentir confuso
, no quiero entrar
al servicio del colegio quiero ir al de casa
, estoy
enfadado porque han cambiado de lugar mis juguetes
, el
ruido de los truenos me asusta
, el ruido que hacen los
niños durante el recreo me pone nervioso
, han
cambiado de lugar los muebles de mi habitación
, han
pintado mi habitación de otro color
, alguien ha
tocado mis cosas
, mamá me ha dado de merendar
un zumo que no es el que acostumbro beber, la almohada
que hay sobre mi cama
es nueva y quiero la
que tenía antes, ha venido otra profesora que no
es la que viene siempre
, han cambiado mi rutina y
eso no me gusta, los cambios no me gustan.

Los cambios imprevistos de rutina
generalmente originan algún problema o mejor dicho, para
los niños con síndrome de Asperger los cambios
imprevistos siempre suponen un problema.

Caso
número dos. Irene y una nueva ruta para ir al
colegio

Irene es una niña con
Síndrome de Asperger. Ella y Laura, su hermana mayor,
siempre van andando al colegio que les queda muy cerca de casa,
ambas siempre siguen la misma ruta sin ningún problema. Un
buen día, la calle por la que las dos hermanas iban al
colegio está en obras y deben desviarse de la ruta de
siempre, es decir, ir por otra calle… Laura no tiene
problemas, pero Irene rompe a llorar, se niega a seguir andando y
lucha con todas sus fuerzas por volver atrás. Laura la
sujeta, pero no puede retenerla, Irene se suelta y sale corriendo
a toda velocidad. Laura debe correr detrás de ella,
cogerla de la mano y llevarla a casa. La madre de Laura e Irene
no comprende el comportamiento de su hija pequeña y decide
acompañar a las dos niñas unos cuantos días,
ella e Irene iban por el camino de siempre esquivando las obras,
y Laura, lo hacía por una calle diferente para evitarlas,
de pronto, todo parecía haber vuelto a la normalidad,
hasta que Laura e Irene volvieron a hacer el camino de ida y
vuelta solas, nuevamente, Laura intenta llevar a Irene por el
camino no habitual, y nuevamente lucha con todas sus fuerzas para
no hacerlo, sale corriendo y Laura tiene que ir tras ella. La
madre de Laura e Irene está desconcertada, no comprende
que puede estar ocurriendo, pero sin duda, la conducta de Irene
intenta comunicar algo, intenta decir algo que su madre debe
esforzarse en comprender: Si la conducta de Irene cambia cada vez
que ella y Laura toman un camino diferente al acostumbrado, la
única razón que puede ocasionar su disgusto es que
ese nuevo camino no le gusta o que no quiere ir por él,
que se niega a ir al colegio por cualquier otra calle que no sea
la de siempre, y ella se decide a probar. Efectivamente, cuando
intenta llevar a Irene por una calle diferente, su conducta
vuelve a cambiar, desde ese día, acompaña a las
niñas tanto por el camino habitual como por muchas otras
calles que llevan al colegio, en un principio el cambio no le
agrada demasiado, pero todo mejora cuando su madre le dice que no
pasará nada, que debe estar tranquila y que hay muchas
calles por las que se puede llegar al colegio… así
es como poco a poco, Irene se va adaptando paulatinamente al
cambio. Pero…… ¿qué es lo que la
conducta Irene quiere transmitir además de su desagrado
por no seguir la misma ruta de siempre? Las vivencias por si
solas no sirven de mucha ayuda si no se cuenta con algunos
conocimientos que nos aclaren que todas las personas con autismo
se niegan a variar sus rutinas, lo hacen porque cualquier cambio
imprevisto les provoca malestar, confusión, ansiedad e
inseguridad. Por supuesto, creo que muchas personas siguen
ignorando que aún los pequeños cambios, casi
detalles sin importancia pueden ocasionar un berrinche
monumental, cosas que cualquier otro niño no
notaría y en el caso de que así fuera, no le
daría una importancia especial, por ejemplo, si el maestro
te cambia de pupitre, o si tu madre coloca en tu
habitación unas cortinas de color verde y quita las
anteriores que eran de color azul.

Caso
número tres; Iker y el orden

Iker es un niño con síndrome
de Asperger, tiene una tabla de tamaño mediano con la que
juega. Cada día, al volver del colegio, coloca encima de
ella todos los artilugios que vienen en un juego llamado "La
granja": un establo, un corral con gallinas, un tractor, un
remolque, aperos de labranza, un montón de animales y otro
montón de señales de tráfico en miniatura
que ha cogido de otro juego. Una tarde, como hace siempre que
vuelve del colegio con su hermano Assier, dos años mayor
que él, sube corriendo a buscar su tabla. Al verla, rompe
a llorar. Nadie sabe lo que ocurre. La madre de Iker está
realmente agobiada, no sabe los motivos por los que Iker llora,
entonces, Assier se da cuenta de que aunque todo parece estar en
el mismo lugar, las pequeñas señales de
tráfico con las que su hermano juega y que coloca
ordenadamente ahora están colocadas en sitios diferentes.
Assier se da cuenta de inmediato porque cada vez que quiere jugar
con Iker en su tabla, Iker se niega a que toque o cambie de lugar
sus señales, y cada vez que Assier lo ha hecho, Iker
vuelve a colocarlas en su sitio habitual. Assier sabe de memoria
el lugar en el que el Iker coloca cada señal, por eso, en
cuanto lo advierte le dice a su madre que las señales
están descolocadas, entonces ella recuerda que esa misma
mañana las había quitado para limpiar la tabla y
luego las colocó de forma desigual, al fin y al cabo,
¿qué importancia puede tener mover de un lado para
otro las pequeñas señales si siguen estando encima
de la tabla? Quizás esta lógica puede tener sentido
para un chico como Assier, para el que no tiene ninguna
importancia que su madre las haya descolocado, es más,
posiblemente, ni siquiera notaría el cambio, pero las
rutinas y los detalles son sumamente importantes en la vida de
cualquier niño con autismo, los detalles y los cambios son
muy importantes para Iker, lo que posiblemente para Assier pase
desapercibido, para Iker nunca lo hará. Él llora
desconsoladamente por el cambio, no le gusta que cambien sus
señales de lugar y el llanto es la única
herramienta que tiene a mano para transmitir su disgusto. Algunos
os preguntaréis ¿por qué si a Iker le
molesta tanto que cambien sus cosas de lugar no las coloca
él mismo en el lugar que quiere?

Es evidentemente Iker puede volver a
colocar las señales en el lugar que él quiere, pero
su nivel de ansiedad se ha elevado de golpe y ha desembocado en
un estallido de llanto y en estos casos, es mejor no insistir
hasta que se calme. Assier coloca las señales exactamente
como estaban antes de la limpieza que hizo su madre, de
inmediato, Iker deja de llorar.

. Las personas con síndrome de
asperger aprenden a tolerar los cambios de forma paulatina, eso
sí, la dificultad está en que esa tolerancia
depende de que a medida de que sea posible, se le anticipen. Por
ejemplo, la madre de un niño con síndrome de
Asperger le dice que el viernes irá a recogerlo al
instituto, pero le surge un imprevisto y no acude, es muy
probable que el niño se enfade o irrite, que diga que no
es justo, que las promesas se cumplen y que no es agradable salir
del instituto y no encontrar a tus padres pese a que te dijeron
que estarían allí y que gracias a ello tenga que
volver a casa en autobús … claro que si la madre se lo
anticipa no ocurrirá nada de esto porque el niño
estará preparado para ello, pero no siempre se puede
anticipar el futuro por previsible que sea. Así que es
mejor no prometer algo de lo que no estéis convencidos que
podréis hacer con toda seguridad , porque entonces,
tendréis un problema, de tal, que siempre será
mejor utilizar un "Es posible", "Quizás", "En caso de que
pueda", por supuesto, el niño con síndrome de
asperger intentará por todos los medios obtener una
respuesta contundente que se limite a un "sí" o a un "no",
lo intentará porque no le agrada sentirse inseguro y la
duda es algo que lo angustia y le genera ansiedad, de cualquier
modo, jugar con la duda de forma habitual consigue que se relaje
y comprenda que por mucho que planifiques algo no siempre esos
planes resultan ser como se quiere.

Caso
número cuatro. La rutina en las comidas

El señor X suele ordenar sus comidas
de forma secuencial y repetitiva para cada día de la
semana, y aunque el pescado no le agrada demasiado, transige en
comerlo los días martes o miércoles, sin embargo,
si el pescado se sirve un lunes o cualquier otro día que
no sean martes o miércoles, se pone de mal humor,
regaña y dice que no es justo, a pesar de ello, lo come a
regañadientes. No obstante, si cualquier cambio en el
menú se le anticipa, se adapta con facilidad. Hace unos
días, le pregunté por qué debía comer
pescado solo esos días y no cualquier otro día de
la semana, mirándome fijamente me contestó que los
lunes son días difíciles y por lo tanto, no es
lógico que en un día difícil deba comer
pescado, añadió que los lunes prefiere comer algo
de su agrado para compensar la dificultad de enfrentarse a una
nueva semana, los deberes, los exámenes y el agobio que le
produce la cantidad de gente y ruidos que hay en el instituto.
También me dijo que los martes o los miércoles se
come pescado porque son otros días difíciles, pero
no tanto como los lunes y mucho menos que los jueves, y que los
viernes se come hamburguesa porque es un día feliz.
Después, le pregunté por qué no le gustan
los cambios, el señor X se quedó pensativo, un
momento después respondió "Porque hacen que me
sienta perdido".

A los quince años, el Señor X
es capaz de expresar lo que para él representa seguir de
forma estricta sus rutinas, sin embargo, deberíamos
imaginar todos esos años en los que no le fue posible
expresar por medio del lenguaje la confusión que le
produce lo imprevisible, todas esas veces en las que se
sintió perdido y solo.

¿Qué nos quiere decir el
niño o niña con síndrome de Asperger con su
conducta a través del juego?

¿Alguien recuerda quién le
enseñó a jugar al pilla -pilla o al escondite? Lo
más probable es que no, de hecho, yo no recuerdo ni
cómo aprendí a jugar al escondite ni quién
me lo enseñó. Como sucede con la mayoría de
niños, debí aprenderlo al ver jugar a otros
niños. Jugar al pilla- pilla o al escondite son ese tipo
de cosas que "Se aprenden solas", que nadie te enseña. Al
principio, cuando somos muy pequeños, jugamos solos, pero
desde siempre, los niños se sienten motivados para
compartir sus juegos. En los parques o en las plazas de los
pueblos es habitual ver muchas madres con sus hijos
pequeños compartiendo juegos, hacerlo, no solo es un signo
de empatía sino también de comunicación. Sin
embargo y en principio, los niños con autismo o
Síndrome de Asperger no comparten sus juegos con otros
niños y tampoco comparten sus juguetes. A medida que
crecen, se sienten motivados y desean tener amigos, sin embargo,
no saben relacionarse de forma adecuada en grupos.

Recuerdo que cuando era pequeño, mi
hermano hacía largos paseos en busca de amigos, en esa
búsqueda siempre llevaba una bolsa llena de tractores y
juguetes, cuando por fin encontraba otro niño con el que
jugar, lo hacía por separado, es decir, cada quien jugaba
con sus propios juguetes. Esto ocasionaba que muchos de los
amigos que encontraba terminaran aburriéndose y se
marcharan, entonces, volvía a casa muy triste y era yo el
que jugaba con él. El juego de uno a uno resultaba mucho
más sencillo, claro que más de una vez me
enfadé porque él podía tocar mis cosas ,
pero yo no las suyas, así que con el tiempo la
única condición que le puse para jugar juntos era
que me dejara tocar sus cosas, por supuesto, no contaba con que
mi hermano entiende el lenguaje de forma literal y que tocar sus
cosas era simplemente tocarlas, pero no jugar con ellas, esto es,
podía tocar un tractor, pero de ninguna de las maneras
jugar con él.

La interpretación literal que las
personas con autismo o síndrome de Asperger hacen del
lenguaje es una causa de problemas, por eso siempre debemos
dirigirnos a ellos de forma concreta, es decir; yo me enfadaba
porque no entendía que no compartiera conmigo sus cosas o
que se negara a que las cambiara de lugar, pero una vez que hube
comprendido su forma de entender el lenguaje y actué en
correspondencia a esa misma compresión
concretándole que si quería jugar conmigo
debía dejarme "Jugar" con sus juguetes, fue
haciéndome concesiones y aprendimos a jugar
juntos.

Cuando observamos jugar a un niño
con autismo o Síndrome de Asperger, de inmediato notaremos
que no sabe jugar con más de un niño a la vez,
vamos, les agrada jugar al lado de otros niños, pero no
con otros niños, esto lo sé desde que era
pequeño, jugar al lado de alguien no es lo mismo que jugar
con alguien. El Sr X tenía un amigo llamado "J" con el que
se llevaba muy bien, ambos tenían un comportamiento…y
muchas aficiones bastante parecidas. Cuando el Señor X y
"J" jugaban juntos se sentaban uno al lado del otro, conversaban,
sacaban sus maquinitas y se hacían compañía
mutua en tanto cada uno desarrollaba su propio juego. Eso
sí, hubieron progresos desde que empezaron a usar el multi
jugador, no era muy de su agrado, pero accedían a jugar e
integrarse con el grupo si se les iba guiando y los demás
les animaban. También hacían construcciones por
separado, cada uno en un lugar distinto de la habitación y
montaban bicicleta sin seguir un orden secuencial, es decir, uno
iba muy delante y otro muy detrás y viceversa.

De pequeño, el Señor X odiaba
jugar al fútbol, sin embargo, yo estaba empeñado en
que lo hiciera porque de otra manera tenía que jugar solo,
me refiero a que en el pueblo en el que vivimos no hay otros
chicos de nuestra edad durante los inviernos. En Verano, a duras
penas conseguía que se integrara en el equipo, la verdad
es, que lo hacía a regañadientes, pero lo
hacía, entonces, era habitual verlo pasar el balón
a cualquier jugador fuera o no fuera de su equipo, igualmente, no
parecía tener claro en qué portería
debía marcar un gol y los autogoles se sucedían
partido a partido ocasionando, en el mejor de los casos el
disgusto de nuestros compañeros de juego, y el peor, que
nadie, excepto yo, quisiera jugar con él. Pero,
¿qué era lo que a través de su conducta
quería transmitirnos a los demás?

• ¿Quizás que
pretendía molestar a sus compañeros o mofarse de
ellos?

• ¿Quizás solo que
desconocía las reglas del juego y necesitaba alguien
paciente que se las enseñara?

Haber crecido con el Señor X hace
que me incline definitivamente por la segunda de las opciones.
Por extraño que parezca ,todos los niños con
autismo o síndrome de Asperger ignoran, desconocen y
necesitan aprender , necesitan que otros les enseñen
reglas de juego en equipo como las que se siguen para jugar al
pilla- pilla, al fútbol o al escondite. Este es el motivo
por el que generalmente no les agradan los juegos grupales, pero
no es frecuente que demasiados padres consigan descifrar la
peculiar conducta de su hijo ni mucho menos que se percaten de su
evidente torpeza motriz, es más, creo que muchos de ellos
ni siquiera saben la amplitud de esa misma torpeza que condiciona
que la persona con síndrome de asperger sea especialmente
torpe para la gimnasia, la educación física y los
deportes. No hace falta ser muy listo para intuir que no es
frecuente que un niño de seis años o más no
tenga ni idea de cómo jugar al fútbol, aunque
desafortunadamente, esas percepciones siempre quedan solapadas
detrás de un absurdo "Ya aprenderá" que les impide
no solo ser conscientes de lo que ocurre, sino de afrontar,
abordar y resolver las dificultades del niño con total
naturalidad.

Pero volviendo a los inviernos, en esos
meses en los que no habían otros niños en el
pueblo…yo llevaba al Señor X a entrenar, bueno, era
así como yo le llamaba a jugar al fútbol uno- a –
uno. Este entrenamiento consiguió que mi hermano
aprendiera las reglas del juego y los siguientes veranos se fuera
integrando bastante bien con los chicos que formábamos
equipo. Al principio, cuando jugaba con otros niños, el
Señor X se quedaba mirando como lo hacía,
quería estar con nosotros aunque no participaba mucho,
creo que fue así como un buen día se decidió
a hacerlo. Claro que al jugar al fútbol sus dificultades
motoras impedían que corriera a cierta velocidad y sus
movimientos eran torpes y descoordinados, de cualquier modo, si
el grupo, a pesar de conocer sus dificultades le admite, lo
acepta y lo anima, el niño con síndrome de asperger
tendrá un interés genuino por
participar.

Desde pequeño, el Señor X
corre de una manera un tanto peculiar, también
tenía dificultades para coger un balón con las
manos, para abotonarse los botones de una chaqueta, para atarse
los cordones de las deportivas e incluso para escribir, de
ahí que su caligrafía siga siendo un tanto lenta y
desastrosa , lo cual le ocasionó muchos problemas durante
la etapa primaria, en realidad, creo que hay maestros estupendos
que se informaron sobre el tema y en todo momento intentaron
ayudarle o motivarle con mucha paciencia , pero también
creo que hubieron otros que no se esforzaron mucho por comprender
o no fueron muy receptivos respecto a las dificultades motrices (
articulaciones laxas )que tienen los niños con autismo
para la gimnasia , la educación física, abotonarse
la chaqueta o sostener un bolígrafo entre los dedos y que
son esas mismas dificultades las que determinan que sean torpes
para correr, bailar o escriban con lentitud , tengan dificultad
para tomar notas y su caligrafía sea un tanto desastrosa.
En otros países los niños con síndrome de
Asperger usan el procesador de textos y tienen muchas
adaptaciones en la asignatura de Educación física,
pero creo que aún queda mucho camino para que eso suceda
aquí. Es verdad que últimamente la gente parece
estar más interesada en el tema, pero la teoría no
sirve de mucho si no se lleva a la práctica. Hay muchos
niños con Síndrome de Asperger que tienen un
elevado coeficiente intelectual y gracias a ello, pese a sus
dificultades comunicativas y de socialización, sacan
buenas notas y pueden seguir el mismo ritmo académico de
sus compañeros, pero no todos los niños con
Síndrome de Asperger son genios ni tienen un elevado
coeficiente intelectual, quizás por eso, también
muchos padres de niños con autismo esperan el
diagnóstico de Asperger, pero no todos los niños
afectados tienen la misma capacidad intelectual. A este
pequeño grupo que no sigue el mismo ritmo académico
del resto de niños generalmente se les adapta el
curriculum de forma significativa como alumnos con necesidades
educativas especiales y a la larga se queden desfasados del
sistema educativo y ni siquiera puedan optar al graduado escolar,
otros son remitidos al sistema de diversificación para que
puedan obtener el graduado escolar, pero sigo creyendo que
ninguna de estas dos alternativas tiene muy en cuenta, ni conoce,
ni tiene un auténtico interés por los problemas y
necesidades de los niños con Síndrome de
Asperger.

Recuerdo que durante la primaria, algunos
maestros creían que mi hermano no se abotonaba la chaqueta
o las deportivas por puro capricho, o porque suponían que
mis padres lo consentían de forma excesiva o lo
sobreprotegían o que yo tenía una actitud demasiado
protectora con él, aún después de contar con
todo tipo de informes, pocos de ellos tuvieron en cuenta sus
problemas motrices (del movimiento). Ya he comentado que son
estos problemas los que determinan que una serie de objetivos que
a otros niños que no tienen síndrome de asperger no
les supone ningún problema, para ellos sea algo realmente
complicado.

  • 1. Me cuesta mucho atarme los
    cordones.

  • 2. Me cuesta mucho abotonarme la
    chaqueta.

  • 3. Me cuesta mucho sostener un
    bolígrafo entre los dedos.

  • 4. Tardo mucho en escribir.
    Escribo con lentitud.

  • 5. Mi caligrafía es
    mala.

  • 6. Me cuesta sostener un
    balón entre las manos.

  • 7. Camino y corro de una forma
    especial.

  • 8. Aunque me esfuerzo mucho por
    hacerlo bien y pongo mucho empeño en ello, soy muy
    malo haciendo deportes.

. Cuando el señor X era
pequeño, mi madre siempre le compraba deportivas de
pega-pega, bueno, en realidad eran las únicas que
él quería ya que se negaba rotundamente a usar
cualquier otra, ahora sé que las prefería para
ahorrarse problemas en el caso de que las deportivas de cordones
se le desataran durante el tiempo que estaba en la escuela. Le
tomó un buen tiempo aprender a abotonarse el abrigo y
atarse los cordones de las deportivas, pero lo consiguió.
Sé muy bien que estas actitudes poco comprensivas hicieron
sufrir mucho a mis padres, pero también a mí y creo
que el hecho de que algunos profesores no sepan nada del tema es
un problema que luego trae muchos otros problemas más,
como por ejemplo, que el niño se niegue a participar en
actividades deportivas. Su actitud no solo tiene que ver con los
problemas de motricidad, sino también porque a menudo su
forma de correr, de andar o las dificultades que les supone
patear una pelota ocasionan la burla de sus compañeros o
que sean excluidos de los grupos que se forman para llevar a cabo
actividades deportivas. Estoy convencido que cuando mi hermano
jugaba al fútbol, su descoordinación era
rápidamente percibida por los demás niños y
por eso casi nunca le pasaban el balón y su único
cometido era correr de un lado para otro cada vez más
frustrado y disgustado. A menudo llegaba triste del instituto
porque nadie lo había elegido para jugar en su equipo y el
maestro tenía que colocarlo en cualquiera de
ellos.

Ser inteligente, hace que las personas con
síndrome de asperger perciban el rechazo de forma
automática, quizás si no lo fuera sería
menos cruel, pero esto es algo con lo que debe aprender a vivir y
sobrevivir, porque también hay muchas personas que son
receptivas, afectuosas y tolerantes con él y sus
dificultades. Un buen día, para que mi hermano no se
cansara de tanto correr jugando al fútbol, probé a
dejarle en la portería, y para sorpresa de todos,
descubrimos que era y sigue siendo un buen portero. Hace buenas
paradas y defiende su portería con ilusión. Claro
que aquella vez, olvidé decirle que un portero no puede
abandonar su portería cada vez que está cansado o
cuando se aburre… pero una vez que aprendió que la
portería debe ser defendida hasta el final del partido las
cosas empezaron a marchar bastante bien. Del mismo modo
aprendió a jugar al pillo-pillo y al escondite. El verano
pasado, muchos chicos y chicas de todas las edades se
reunían en la plaza del pueblo para jugar al escondite,
entre ellos estaban mi hermano y su amigo "J" con el que nadie
quería jugar y al que casi todos excluían, ya
entonces, yo había percibido que "J" tiene muchas
características un tanto peculiares: es inteligente, habla
como un adulto, no entiende bromas ni sarcasmos, cuando viene a
casa empuja la puerta para entrar y nunca da los buenos
días – luego aprendió a hacerlo porque cada vez que
venía , le hacía regresar hasta la puerta de calle
y le decía que primero hay que saludar, luego preguntar
por el señor X y luego, pasar – mientras jugamos al
fútbol se dedica a dar paseos a lo largo y ancho y del
campo de fútbol arrastrando una ramita o recogiendo hojas
sin importarle que el balón pueda darle en la cabeza o que
esté interrumpiendo el juego y sin importarle lo que los
demás puedan pensar sobre él , también es un
experto en juegos virtuales y no tiene ni idea de cómo
jugar al escondite- el problema era que "J" parecía
ignorar deliberadamente las reglas del juego: si un chico
contaba, él decía en voz alta el lugar en el que se
escondían el resto de chicos ocasionando más de un
problema , si era él quien se escondía,
permanecía en su escondite por tiempo indeterminado . Pero
¿realmente Jota ignoraba de forma deliberada las reglas
del juego?, ¿o es que su intención era molestar
?… Claro que no, en el autismo nada es como parece, aunque
quienes desconocen el tema piensen que es así y que este
tipo de conductas solo son llamadas de atención, ganas de
incordiar o mala educación. Nada más lejos de la
realidad.

Una noche, todos pasaros más de
media hora buscando a "J" hasta dar con el lugar en el que se
escondía, cuando lo encontramos , dijo sorprendido que no
había salido porque estaba esperando a que lo encontraran,
cualquier otro niño lo hubiera hecho, pero un niño
con características autistas no. De no haberlo encontrado
es probable que "J" hubiera permanecido en su escondite hasta el
día siguiente o hasta que se aburriera. Su peculiar
conducta ocasionó que el grupo lo rechazara y se negaran a
jugar con él. Entonces recordé que en su
día, el Señor X también tuvo que aprender a
jugar al escondite y que ese aprendizaje dio buenos resultados.
Reuní al grupo y les dije a todos que debíamos
enseñar a J las reglas de juego y que si él no
jugaba, nadie lo haría. Todos estuvimos de acuerdo. J
aprendió rápido que no debía decir a la
persona que cuenta dónde se esconden los otros chicos y
que tampoco debía permanecer escondido más de cinco
minutos seguidos en el caso de que nadie fuera a buscarlo. Desde
esa noche, "J" se integró mucho mejor al grupo que
dejó de rechazarle y de tratarle con cierto
desdén.

Lo que nos dice
la persona con Síndrome de Asperger a través de su
lenguaje

"Chansey es un pokémon". Mis padres
pasaron bastantes semanas empeñados en descifrar el
significado de la extraña palabra que el Señor X no
dejaba de repetir una y otra vez; buscaron en videos y prestaron
mucha atención a las series y dibujos animados que en
aquel entonces eran sus favoritos, pero hay demasiados
pokémon, de todos los niveles y en sus distintas
evoluciones, así que simplemente se los dije: "Chansey es
un pokémon, Chansey es un pokémon que le gusta a mi
hermano". Después de Chansey vinieron las frases de dos
palabras y finalmente, a los seis años y en un lapso de
tres meses, el Señor X hablaba correctamente y sin ninguna
dificultad.

En el anterior capítulo ya he
mencionado que todos sabemos que la finalidad del lenguaje es
comunicarnos, a través del lenguaje expresamos nuestros
sentimientos interiores y a su vez, advertimos lo que creen,
desean, sienten, piensan o las intenciones que tienen los
demás. Ser capaces de expresar y compartir con otros
nuestros estados de ánimo así como percibir
cómo se sienten los demás genera respuestas
empáticas como por ejemplo:

– Si alguien llora o se siente triste, le
consuelo.

– Si veo que alguien se cae, le
recojo.

– Si todos los de mi equipo celebran un gol
aplaudiendo, yo también puedo hacerlo.

-No digo ciertas cosas – aunque sean verdad
– porque sé que puedo herir los sentimientos de otros o
hacer que otros se sientan molestos o enfadados. Ser
empáticos, es decir, tener respuestas emocionales
adecuadas a los estados de ánimo de otros también
me permite: Advertir y anticipar lo que otros puedan pensar de
mí. Si pienso que la persona con quien estoy hablando
está obesa, no se lo digo tanto porque sé que puedo
herir sus sentimientos como porque anticipo que en el caso de
decirlo, esa persona pensará que soy mal educado. Pese a
que hoy en día, la sinceridad está sobrevalorada y
todo el mundo presume de "decir las cosas a la cara", si
fuéramos por todas partes siendo excesivamente sinceros es
evidente que no tendríamos amigos.Si un amigo viene a
casa, cuando le abro la puerta le digo hola, o qué tal,
pero no sería correcto que le dijera "¿Qué
haces aquí?" o ¿por qué has venido cuando
estoy viendo mi programa favorito?" Esto es, aunque ese amigo
haya venido a casa sin ser invitado o en un mal momento, le
recibo con amabilidad, o le pido que vuelva más tarde
porque en ese momento me es imposible atenderle, pero no le digo
que su visita me resulta molesta, es decir, que no siempre se
dice lo que realmente se piensa por cortesía, amabilidad o
buena educación. Pero, ¿Qué ocurre con las
personas con autismo o Síndrome de Asperger? Pues que
todos ellos no saben anticipar los sentimientos de los
demás, lo cual significa que si son ellos los que abren la
puerta, es probable que le digan al amigo que se ha presentado
sin avisar "¿por qué has venido? Estoy viendo mi
programa favorito. Entonces, lo más probable es que ese
amigo se sienta ofendido o herido, se lo cuente a sus padres y en
lo sucesivo, no vuelva más. Sin embargo, y puesto que el
niño Asperger tiene dificultades para relacionarse con
otros, desconoce códigos de conducta social y expresa sus
pensamientos ignorando que sus palabras tienen consecuencias en
los sentimientos de los demás (esto se debe a que carece
de una teoría de la mente) atribuir que su conducta es
directamente proporcional a su mala educación es del todo
erróneo. Muchas personas creen, piensan e incluso dicen
que todos los niños afectados por un trastorno del
espectro autista no tienen sentimientos ni empatía. He
escuchado muchos comentarios absurdos a este respecto,
comentarios como que "Si le das un beso a un niño con
autismo no se entera de nada o no siente". Creo que esas personas
hablan así por desconocimiento o se limitan a repetir lo
que han escuchado decir a otras personas igualmente
desinformadas. Carecer de sentimientos dista mucha de tenerlos y
no saber cómo o de qué manera expresarlos. Los
niños con autismo o Síndrome de Asperger no tienen
habilidad para explicar sus sentimientos con palabras ni para
advertir o anticipar los sentimientos de los demás. Por
eso no siempre tienen respuestas empáticas y permanecen
confusos sin saber qué hacer. Cuando era pequeño y
mi madre nos mandaba a comprar algo a la tienda ,el Señor
X solía hacer comentarios inapropiados respecto al aspecto
físico de los demás, sin embargo , nunca lo
hacía con tono de burla o con el sarcasmo y las miradas
sesgadas o insidiosas que generalmente acompañan a un
comentario mal intencionado cuyo objetivo es herir, dañar
o humillar a la persona a la que va dirigido, sino más
bien como una observación o la expresión de un
pensamiento no inhibido ( que es de lo que trata la
cortesía). No me sorprende en absoluto que los
niños con síndrome de Asperger hagan comentarios
inapropiados como por ejemplo:

1. Ven a una mujer bastante obesa y sin
sonreír, tranquilamente, preguntan; ¿por qué
esa señora está tan gorda?

2. Ven a un anciano al que le falta un
diente, y le preguntan, ¿por qué no tienes
dientes?

Es importante conocer que las personas con
síndrome de Asperger no disponen de ninguna herramienta
que les permitiera saber que hay ciertas cosas que aunque sean
verdad no deben decir por cortesía, buena educación
o por empatía, pero con algo de paciencia, esas
herramientas pueden adquirirse de forma cognitiva, es decir, que
pueden aprender que hay ciertas cosas que pese a ser verdad no es
correcto decirlas para que otros no se sientan heridos o tristes.
De esto se trata la empatía.

Partes: 1, 2, 3
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