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Una introducción al análisis de las Políticas Públicas (página 2)



Partes: 1, 2

Esta perspectiva hace que los efectos –
externalidades negativas – sean de valoración y/o control
imposible, por lo que las consideraciones pertinentes a los
postulados de Pigou, como al teorema de Coase (o internalizar las
externalidades) resultan de difícil
aplicación.

Otros aspectos tal vez puedan servir para
que se comprenda la necesidad de encarar políticas
públicas efectivas y eficientes, adecuadas para cada
caso,.. pues no todas revisten las mismas
características.

Por ejemplo y desde mi perspectiva
(volviendo a las políticas de salud), existen otros
factores que (más que los mencionados derivados de la
"economía del bienestar" o del análisis
microeconómico del comportamiento entre las partes),
requieren de políticas públicas activas (aunque las
mismas sean cuestionadas por sus consideraciones
"utilitaristas":

  • Poblaciones más sanas resultan
    poblaciones más productivas (Ver: Gráfico
    Nº 15), aunque la transición demográfica
    ocasione mayores gastos estos se producen en edades
    avanzadas, cuando el/los individuo/s han pasado su etapa
    productiva.

  • No todos los individuos (cada vez
    más y esto está relacionado con el punto
    siguiente) se encuentran en condiciones de proveerse o prever
    alguna forma de aseguramiento sobre el riesgo potencial de
    enfermar y

  • Los avances tecnológicos han
    impactado en el quehacer de la actividad médica de una
    forma impresionante. No solo medicamentos, sino otras
    tecnologías complejas y enormemente costosas, que han
    posibilitado el diagnóstico precoz, como el
    tratamiento de múltiples enfermedades, frente a las
    cuales hasta hace pocos años no existían
    alternativas. Pero su costo hoy se ha incrementado de una
    manera que deja muy lejos a la mayor parte de la
    población de afrontar los gastos de asistencia en
    forma individual.

Por todo lo anterior entiendo que resultan
argumentos justificables para promover alguna forma de
aseguramiento universal del bien salud – más allá
de sus características "públicas y/o privadas" – y
no por cuestiones humanitarias como podría mencionarse,
sino porque es de interés general el que la
población sana sea más productiva para el
desarrollo del país, porque además nadie tiene
derecho de constituirse por falta de previsión en una
carga pública y porque la dilución del riesgo en
una forma de aseguramiento permite (como lo hacemos cuando
aseguramos nuestro coche) recorrer nuestro camino previsiblemente
resguardados de costos imposibles para la
mayoría.

Las mismas consideraciones – con sus formas
particulares – son aplicables al requerimiento de otros bienes
(educación, vivienda, trabajo, la existencia de una
adecuada red vial, el cuidado del medio ambiente, la
provisión de agua potable y tratamiento de excretas,
etc.), fundamentalmente: el interés general y la
previsión del riesgo particular.

Lo anterior no quiere decir que sea el
Estado el proveedor de los servicios per se. Si bien no existen
recetas universales y cada país deberá encontrar la
fórmula más adecuada y posible para la
resolución de estas cuestiones que no tienen nada de
sencillas, sino que se caracterizan por su complejidad, lo que es
fundamentalmente cierto es que las políticas
económicas deben posibilitar el desarrollo y crecimiento
del país. Que de los intercambios – que no son de "suma
cero" – todos ganan. Y que hoy en día la inserción
en el mundo competitivo, para de él obtener las mejores
ventajas resulta imprescindible.

Los medios de aseguramiento son
múltiples pero en todas las políticas
públicas – y según la evidencia empírica
disponible – las políticas universalistas han logrado
mejores resultados que las focalizadas en grupos de riesgo (las
pobres políticas para los pobres). Las políticas
que permiten el mejor acceso a los mejores servicios para todos –
y dejan abierta la puerta para que cada quien, si está en
sus posibilidades, contrate alguna forma de aseguramiento
según sus deseos y riesgo – logran los mejores
resultados.

Si es el Estado el que provee los servicios
debe hacer las inversiones necesarias para que los mismos sean
adecuados y con la calidad que el ciudadano merece. Pero bien
podría brindar los servicios a través de
contrataciones de terceros, con acuerdos pre-establecidos, porque
no tiene porque (y es injusto) que una persona de bajos recursos
deba ser cautiva de los malos servicios que en innumerables casos
brinda el Estado.

En muchos casos se han propuesto "vouchers"
para el financiamiento de esta prestación privada, aunque
con los adelantos tecnológicos que hoy nos ofrece la
informática ese sistema se hace innecesario: basta con que
el sistema tenga una organización y el seguimiento con la
tecnología necesaria.

Lo que es cierto es que el Estado debe
garantizar – de acuerdo a sus recursos – un piso mínimo de
prestaciones y a medida que las prioridades lo impongan y los
recursos lo permitan extender los beneficios siempre que los
mismos constituyan verdaderas necesidades y hagan al objetivo
final que es maximizar el bienestar general.

"…No existe razón alguna
para que el Estado no asista a los individuos cuando tratan de
precaverse de aquellos azares comunes de la vida contra los
cuales, por su incertidumbre, pocas personas están en
condiciones de hacerlo por sí mismas (…) como en el caso
de la enfermedad y el accidente (…) o víctimas de
calamidades como los terremotos y las inundaciones. Siempre que
una acción común pueda mitigar desastres contra los
cuales el individuo ni puede intentar protegerse a sí
mismo ni prepararse para sus consecuencias, esta acción
común debe, sin duda emprenderse, (…)…contra unas
disminuciones de sus ingresos que, aunque de ninguna manera las
merezcan, ocurren diariamente en una sociedad en régimen
de competencia, contra unas pérdidas que imponen severos
sufrimientos sin justificación moral, pero que son
inseparables del sistema de competencia. Esta demanda de
seguridad es, pues, otra forma de la demanda de una
remuneración justa, de una remuneración adecuada a
los meritos subjetivos y no a los resultados objetivos de los
esfuerzos del hombre…"
[24]

No niego que el Estado pueda brindar sus
propios servicios, pero estos deben aprender a auto-gestionarse
(la intención debería ser separar las funciones de
financiamiento y provisión), lo que significará
incorporar incentivos para su mejora y entrar en competencia con
efectores privados que también deberán recorrer el
mismo camino. Esto posibilitaría la mejora de
ambos.

Pero debemos ser muy cautelosos – y
más ante lo arriba mencionado – respecto a delegar
ampliamente las facultades al Estado porque las políticas
públicas no son su patrimonio, ni el de los gobernantes
aunque ellos actuaran como que así es, sino que las
políticas públicas necesitan de una activa
participación, control por parte de los ciudadanos y/o sus
representantes.

El sistema político requiere para
ser verdaderamente democrático una definida
división de poderes, en las que el legislador descubra los
hechos y legisle con razón de justa causa. El legislador
no lleva adelante su papel normatizando la sociedad para que las
reglas sean aceptadas y cumplidas. La sociedad no está
"conducida" por los dictados de los gobernantes, ni las leyes que
le son impuestas, sino por la aceptación prevalente de
aquellas normas generales que considera justas y el rechazo de
las que considera injustas.

El legislador en vez de dictar mandatos,
debe descubrir las normas de justa conducta que la sociedad ya ha
aceptado como justas,.. tanto como aquellas que expresan sus
necesidades,.. el legislador debe ser un fiel representante de la
sociedad y no un acrítico promotor de los intereses del
Poder Ejecutivo.

Es cierto que en nuestras sociedades los
legisladores juegan con sus actos y decisiones su propio destino
político y ello conduce a una democracia devaluada en la
que los intereses del Poder Ejecutivo se confunden con los del
Poder Legislativo.

La legislación respecto de las
políticas públicas debería analizar los
intereses de los ciudadanos en concordancia con los intereses del
país que somos todos los ciudadanos. Pero es bueno
recordar que: "Democracia: donde se respetan los derechos de
las minorías pero se hace lo que vota la
mayoría."[25]

Lo anterior nos invita a reflexionar
que:"…lo que vote la mayoría no suponga la
violación de los derechos de la minoría, sin
olvidar que la mínima minoría, o minoría
mínima, es el individuo, de tal manera que la frase de
Hiriart es cierta siempre y cuando se cumpla está
condición: que el voto de la mayoría no viole los
derechos de la persona.."
[26]

La construcción de las
políticas públicas no es una tarea fácil.
Los actores e intereses son múltiples y no siempre
coinciden con los declamados objetivos finales.

Lo que debe tenerse siempre presente es que
las necesidades son infinitas – más aún en
sociedades de bajo desarrollo – y los recursos son siempre
escasos (por lo menos para dar respuestas a todas), por lo que el
legislador debe ser muy cauteloso en su "lectura" y saber
priorizar las respuestas más adecuadas y eficientes para
los problemas prevalentes.

Para este arduo trabajo debemos partir
de:

  • Determinadas premisas
    metodológicas:

  • En mi caso el subjetivismo
    metodológico: porque las valoraciones son subjetivas y
    los fines son diferentes para cada uno,.. cada quien
    determina cuáles son sus fines y objetivos de
    vida.

  • El enfoque en "procesos" en lugar de
    "estados finales" y

  • En los postulados generales de la
    acción humana
    (praxeología)[27]

  • Y determinados conceptos
    orientativos:

  • Sostener una crítica al
    racionalismo constructivista. Tanto el socialismo, como
    cualquier otra ingeniería social, así como las
    teorías del Estado Benefactor son incompatibles con la
    realidad. No se puede construir la sociedad según
    planes establecidos. Como tampoco discernir como distribuir o
    re-distribuir desde economías planificadas (que han
    demostrado su fracaso, tanto como su inviabilidad con los
    objetivos de la sociedad,.. Quienes ejercen el poder suponen
    que saben mejor que nadie como se debe organizar,…
    como se debe repartir todo,.. Y lo que cada quien tiene o
    puede hacer. Por supuesto que – no se olvidan de su propia
    parte – pero además suponen saber mejor que nadie lo
    que cada uno quiere.

  • Establecer y reconocer los contrastes
    entre el Common Law y el derecho civil: redefiniendo la
    posición del legislador. Que no puede ser un "inventor
    del derecho",.. sino un descubridor de lo que las sociedades
    aceptan como justo y legítimo,.. El legislador debe
    resguardar el derecho como fenómeno social. Debe
    actualizarse y actualizarlo. Y codificarlo según
    cambian las necesidades y las costumbres,.. pero no lo
    inventa,.. solo debe responder a las necesidades
    interpretando señales que permitan maximizar el
    interés general. En muchos países el Poder
    Legislativo – por los medios aún democráticos
    de elección – resulta un apéndice del Poder
    Ejecutivo: la gente vota por un candidato, que arrastra a
    muchos que ocupan cargos legislativos para supuestamente
    representar a quienes ni siquiera lo conocen. Lo importante
    es la necesidad de obtener el número de legisladores
    necesarios para aprobar las leyes que se necesita. Pero la
    división de poderes queda en este punto
    inefectiva.

  • Distinguir entre normas de conducta y
    normas de organización: 1) las normas de conducta son
    teleológicamente abstractas y dan sustento al
    derecho,.. 2) mientras que las normas de organización
    son teleológicamente concretas y permiten la
    organización política (la decisión
    política, la organización del Estado, las
    decisiones de gobierno, los impuestos, etc.) Ambas se
    complementan pero no son lo mismo y funcionan
    separadas.[28]

  • El Poder Judicial es el resguardo final
    de los derechos de los individuos. La división de
    poderes permite que el poder Judicial independiente resguarde
    los derechos de cada uno de los atropellos y excesos del los
    otros poderes. El Poder Judicial interpreta las normas. Las
    normas son instituciones y tanto lo son las normas de
    conducta (que son las que permiten la convivencia en la
    sociedad), como las normas de organización. Ambas son
    instituciones espontáneas que conducen a un objetivo
    útil o necesario.[29] De no ser
    así, de no permitir el logro de ningún objetivo
    son abandonadas. Hayek hace referencia a un camino en el
    campo: algunos recorren el mismo a tientas y lo descubren
    porque no existe, lo desmalezan y avanzan,.. si no llegan a
    ningún lado el camino se abandona,.. de otra forma
    comienzan otros a recorrerlo y al cabo de un tiempo queda
    marcado su trazo en la hierba, hasta que finalmente se
    convierte en una calle de recorrido común. Es el
    formato espontáneo de las instituciones.

  • Las normas no son inmutables: las
    normas cambian a medida que cambia la sociedad,.. se pueden
    adoptar nuevos caminos, por mejores, menos azarosos o
    más cortos. Las normas no son diseñadas por la
    razón. No hay ningún legislador que pueda
    establecer las normas porque alguna cuestión crea que
    va a suceder. Las normas siguen a los hechos,.. el legislador
    descubre las normas necesarias. La Justicia las
    interpreta.

La
formulación de las Políticas
Públicas

Desde la mitad del S. XX la cuestión
de la "reforma o modernización del Estado",
constituyó un punto central para la formulación de
las políticas públicas. La ausencia de su
participación y las características de sus
estructuras lo convertían en un instrumento inadecuado
para dar la repuesta necesaria a las demandas que ahora se
hacían presentes.

Por otra parte la crisis del ´29 –
que ya había sido pronosticada por muchos autores – y las
fórmulas propuestas para su superación
exigían de la presencia de un Estado activo con
políticas que permitieran superar la crisis.

El dilema: "más Estado o menos
Estado" frente al de "más mercado o menos mercado", fueron
premisas prevalentes que habilitaron discusiones y
posicionamientos – incluso ideológicos –
diferentes.

Muchos se centraron en un "paradigma
institucionalista" en el que se planteaba respecto de la
lógica y la arquitectura de las estructuras del
Estado, así como la constitución de los sistema, de
las instituciones políticas o el análisis y
definiciones de cómo el poder funciona desde el
Estado.[30] Para quien la intención
política final era lograr la toma del poder por una
minoría organizada y corporativa que lograr ejercer su
poder sobre una mayoría desorganizada.."

Desde muchas perspectivas se intentó
reorientar el estudio de las ciencias políticas hacia las
políticas públicas y cómo operan los
individuos y las instituciones, ya que el predominio de la
razón instrumental, en el pensamiento del momento (mitad
del S. XX) llevaron a pensar en la existencia de una
sistemática relación entre bien común y las
denominadas razones de Estado.

Aunque siempre se supo que cuando menos en
ese momento el Estado no se encontraba en condiciones de dar las
respuestas adecuadas en materia de políticas
públicas, dado su mecanismo institucionalizado, su
conformación, su organización y el alto grado de
burocratización existente en su seno.

Este pensamiento fue combatido por muchos
pensadores desde la perspectiva que: "… las decisiones
de las mayorías resultan árbitros de intereses
particulares y no del interés
general…"
[31]

Pero desde los ´60 ya la mencionada
Teoría de la Elección Pública se
ocupó extensa y meticulosamente del tema,(Íbid. 8)
permitiendo una más acabada y precisa
interpretación de la relación Estado y
políticas públicas.

Por supuesto múltiples enfoques y
desde diversas posturas ideológicas se abocaron a la
interpretación y análisis de las políticas
públicas, cómo surgen, cual es su papel y en
especial sobre la interrelación entre lo público y
lo estatal en su diseño e implementación, a
sabiendas que lo público no queda estrictamente relegado a
lo que el Estado hace o deja de hacer, por lo que a partir de los
´70 se establece una creciente diferenciación entre
lo público y lo privado, así como su inevitable
interrelación.

Sin embargo y más allá de
otras consideraciones lo mencionado habilitó a pensar las
políticas públicas desde diversas perspectivas
íntimamente vinculadas y que hacían en diversa
medida diferentes entre países, regiones y aún
dentro de un mismo país. El criterio dominante fue pensar
que lo bueno para unos no era necesario bueno ni necesario para
otros por lo que se imponía el análisis
multidimensional y por lo mismo interdisciplinario de:

  • Las dimensiones
    políticas

  • Las dimensiones
    ideológicas[32]

  • Las dimensiones culturales

  • Las dimensiones
    antropológicas

  • Las dimensiones
    históricas

  • Las dimensiones sociales

  • Las dimensiones
    económicas

  • Las dimensiones
    constitutivas

  • Las dimensiones geográficas
    y

  • Las dimensiones
    organizacionales

Y lo anterior es solo una
enumeración. Ya por entonces el análisis de las
políticas públicas excedía el campo de la
sociología, la antropología, la psicología,
la economía,.. etc. y se imponía para su
comprensión y un análisis de contenidos
científicos una mirada "multidimensional".

"…no se ha tenido demasiado en
cuenta la importancia que la ideología ha
desempeñado en concepciones que determinaron la
organización estructura y cultura de las organizaciones
del Estado
,…"(Íbid. 32)

Las ciencias sociales fueron durante muchos
años desmerecidas en cuanto a sus conclusiones bajo el
supuesto que solo las ciencias exactas y naturales eran capaces
de brindar explicaciones de mayor contenido
"científico".

Pero hoy es sabido que la única
diferencia entre las llamadas ciencias exactas y naturales (que
"positivismo" mediante mantuvieron una posición de
"superioridad científica") con las llamadas ciencias
sociales, es la capacidad de reproductibilidad para las
denominadas ciencias exactas y naturales y en condiciones de
experimentación, lo que en las ciencias sociales
requeriría del "ceteris paribus", lo que es funcionalmente
imposible.

"…En su sentido estricto el
método científico teóricamente significa el
método experimental, o la exigencia de que cada
proposición sea ´verificada´…(…)… lo que
no encuentro demasiado saludable en las diez actitudes y
creencias enumeradas anteriormente es, sobre todo, el intento de
obligar a los demás a utilizar ciertos métodos en
nombre de la ´ciencia´ y menospreciar los trabajos de
investigación de los demás, no porque sus
argumentos o hallazgos sean falaces, autocontradictorios o a los
que pueda contradecir la evidencia, sino porque no emplean el
método al que se considera como el único
´científico´…"
[33]

Es decir que progresivamente se fue
comprendiendo que: no existe ningún motivo para hacer
diferencias entre las ciencias exactas/naturales y las ciencias
sociales.

Una interpretación
metodológica y epistemológica de las ciencias
permite hoy comprender que ninguna ofrece certezas universales y
permanentes,. Que todas están sujetas a falsabilidad y
falibilidad,.. que lo que es cierto hoy, puede ser refutado,
reinterpretado u ofrecer otras alternativas de certezas, muy
probablemente a su vez transitorias.

Por lo mismo solo podemos valernos de los
recursos fiables de los que disponemos hoy y que es importante
cuales son las causas que se valoran, cuales son atribuibles, que
interrelación existen entre causalidades múltiples
y cuáles son los efectos esperables. Todo ello dentro de
un razonable marco de posibilidades y probabilidades, ya que
nuestro conocimiento es limitado y son limitadas las variables
concebibles de evaluación, lo que constituye un marco
referencial importante para el diseño de las
políticas públicas.

Los primeros estudios referidos a la
reorientación de la Ciencia Política hacia las
políticas públicas y cómo operan los
individuos y las instituciones, se produjeron en los EE.UU. de la
mano de H. Lasswell.[34] Quien puso especial
énfasis en el "proceso de las políticas", o etapas
funcionales por las que una política o proceso
gubernamental determinado podría transitar.

A partir del mismo otros investigadores
pusieron un mayor acento sobre las cuestiones de política,
intentando que en la atención de los problemas y sus
soluciones no se perdiera el análisis científico
aceptando la capacidad de proporcionar proposiciones
´ciertas´(o científicas) a otras ramas de las
ciencias sociales y con ello aumentar la racionalidad de las
decisiones. A sabiendas que los procesos de decisión y
formulación son más bien resultados de
interacciones múltiples en las cuales participan muchos
actores de manera simultánea y con intereses a veces
contrapuestos.

Pero los análisis posteriores
provinieron de diferentes vertientes y posibilitaron varios
modelos teóricos para la interpretación y
comprensión de las políticas
públicas.

Los de mayor relevancia (según
clasificación de Manuel L.
Rodríguez)[35]:

  • Un modelo de aproximación a la
    acción de gobierno, que adopta como objeto de
    análisis los programas públicas
    genéricas en sus procesos, opciones o
    resultados.

  • Otro referido a la sociología
    organizacional que intenta explicar las estructuras y el
    comportamiento de las organizaciones formales.

  • El derivado de la Teoría del
    Estado (de corte neo-marxista) que intenta analizar la
    administración pública tradicional en el marco
    de la contraposición de las fuerzas sociales
    fundamentales concentradas en los medios urbanos.

  • Otras aproximaciones críticas o
    filosóficas que enfatizan criterios de equidad e
    igualdad, en el sentido que deberían ser
    sobresalientes en la institución de las
    políticas públicas y que los administradores no
    deberían limitarse a llevar adelante las directrices
    que los políticos electos indicaran simplemente para
    llevar adelante cualquier objetivo que los mismos
    seleccionaran como necesario o válido.

  • La perspectiva de la gestión
    pública que intenta asimilar la administración
    pública clásica a una forma de gestión
    de tipología empresarial.

  • Finalmente la Escuela de la
    Elección Pública ya
    mencionada(Íbid.8)

Es evidente que cualquiera de estas
perspectivas orienta y condiciona el diseño de las
políticas públicas de manera diferente. Pero en
todas es aceptado que:

  • Las políticas públicas
    representan el eje central de las políticas de
    gobierno.

  • Que no siempre son las políticas
    de gobierno las que se plantean como políticas de
    Estado, pues muchas veces son solo circunstanciales y
    responden a intereses de grupo – inclusive del mismo gobierno
    – más que a maximizar el bienestar general

  • Que la adecuación o reforma del
    estado – organizacional, cultural y estructuralmente – es de
    trascendental importancia para hacer posible llevar adelante
    políticas públicas que "sean" más que
    "parezcan"

  • Que las políticas
    públicas representan un núcleo central de la
    ciencia política porque hace a la relación de
    demanda-satisfacción entre la sociedad y los decisores
    políticos.

  • Y que ello es así por la
    creciente transferencia de responsabilidades y la
    asunción de "derechos" sustentado en el criterio de
    ciudadanía,.. pero que sin querer impone
    contradicciones entre las libertades individuales y las
    concepciones colectivas, dado que impone a todos a aceptar
    las decisiones que establece el gobierno.

  • Lo anterior no debe ser el supuesto
    que:

  • Existe supremacía de unos sobre
    los otros, aunque si es atendible que (por las muchas razones
    antes mencionadas) las políticas públicas
    atiendan a maximizar el bienestar general, respetando la
    libertad individual en la búsqueda de opciones
    "agregadas", pero no omitiendo que resultan a su vez
    beneficiarios de las externalidades positivas que las mismas
    provocan.

  • Las políticas públicas no
    deben ser universalistas, pues la evidencia empírica
    demuestra sus mejores resultados frente a las
    políticas focalizadas.

  • Que la población debe
    desentenderse de la institución de las
    políticas públicas y ser solo receptora,..
    existe un necesario criterio de corresponsabilidad y
    coparticipación.

  • Que las políticas
    públicas deben responder más a los intereses de
    quienes las instituyen que a las necesidades de la
    sociedad.

  • Que las políticas
    públicas deben desvincularse (por cuestiones
    ideológicas), de los recursos disponibles ya que estos
    no se refieren en todos los casos a la racionalidad
    asignativa

  • Que las políticas
    públicas deben ser el resultado de ideas que surgen de
    "iluminados". Sino que debe entenderse que son el resultado
    de detallados análisis de prioridades prevalentes a
    subsanar en la sociedad, que surgen no solo de demandas (que
    finalmente es lo que la gente quiere), sino y además
    de un análisis multidisciplinario de las ciencias
    sociales, que tienen mucho que ofrecer en cuanto a
    concepciones, propuestas y evidencias, con basamento
    científico cierto.

Si las políticas públicas son
la aceptación pasiva de la sociedad de propuestas
interesadas de los gobiernos en vez de preguntarnos:
"…¿como aparece el soberano en lo alto?,
deberíamos procurar saber cómo se constituyen poco
a poco, progresiva, real y materialmente los
súbditos,…"

La sociedad moderna ya inhabilita cada vez
más esta posibilidad – patrimonio de las sociedades
feudales – porque cada vez es más reconocible la defensa
social e individual, que cada vez más la mayoría
reconoce como sus derechos.

Hasta el S. XVII el poder era considerado
"un derecho natural" que posibilitaba la sociedad feudal. A
partir de los filósofos contractualistas (T. Hobbes, J.
Locke, J. J. Rousseau, etc) el poder se considera un contrato
entre partes: el soberano y el pueblo.

Nunca he visto ese contrato establecido.
Incluso J. Locke considera la posibilidad de rebelarse ante la
falta de cumplimiento por parte del soberano de lo que le
corresponde. Pero las relaciones de poder han continuado hasta
nuestros días en diversas formas: los gobernantes por un
lado y los ciudadanos por otra. La relación entre las
partes hace a los que detentan el poder le hayan sido delegados,
para hacer efectivas las necesidades de la sociedad. Las
políticas públicas son el instrumento.

Por lo que debería analizarse el
poder desde la perspectiva de sus intenciones que si bien son
difíciles de conocer (salvo bajo supuestos), pueden
hacerse evidentes, a veces muy tarde: por sus
efectos.[36]

Sin embargo nuestras sociedades padecen de
alguna manera determinadas formas de sumisión: como el
clientelismo político (que explota sus carencias) y que es
derivado de las condiciones del caudillaje, que a su vez deriva
de la colonización española y su
centralización del poder. Mucho tiempo ha pasado y
todavía se conservan sus resabios a veces no menores, ya
que mucha es la población que depende de los favores del
caudillo de turno.

Hoy en día – globalización
mediante – dos factores constituyen elementos primordiales de la
postmodernidad: la interculturalidad y la politización de
"lo social".

El primero es consecuencia que – gracias a
los medios de traslación – muchos grupos de
población buscan mejores condiciones de vida en otros
lugares. Ello obliga (y enriquece) a diferentes poblaciones con
culturas, pensamientos, ideas valores y organizaciones diferentes
a convivir y compartir hábitats, pero a su vez complejiza
las políticas públicas.

Y la segunda como la anterior nos alerta
que cualquier demanda – por descabellada que sea – puede tener
difusión, medios de presión y ser incorporada a la
agenda política, alterando la priorización
necesaria que requiere la institución de las
políticas públicas en problemas
prevalentes.

Para esa instalación de las
políticas públicas debemos considerar que el cuerpo
social no está compuesto por una pirámide de
órdenes y jerarquías,.. no constituye un organismo
coherente y unitario,… sino que está conformado por
conjuntos opuestos en posición de lucha permanente y el
Estado no es más que la manera misma en que la lucha
continúa librándose con formas aparentemente
pacíficas.

Además la legitimación de las
política públicas es por un lado normativa,. pero
fundamentalmente política. Y cuando hago referencia a este
punto, quiero decir: "de aceptación social".

A partir del Siglo XIX tenemos una
legislación, un discurso y una organización del
derecho público articulados en torno de la
soberanía del Estado y – al mismo tiempo – una serie de
coerciones disciplinarias que aseguran de hecho ese mismo cuerpo
social. Si bien – reitero – esto implica restricciones a las
libertades individuales y a la propiedad privada ya que "obliga"
a todos a compartir obligaciones, para solventar determinados
beneficios. El argumento de la "solidaridad" con el que se
justifica resulta inválido porque se trataría de
una "solidaridad desvirtuada por la
imposición".

En todo caso digamos claramente se trata de
una imposición que afecta a todos, pero que beneficia a
todos también: maximizando el bienestar
general.

Pero no lo llamemos solidaridad. El
solidarismo reemplaza el derecho de propiedad por una "ley
superior"; en otras palabras, materializa su abolición.
Desde luego que los solidaristas no desean ir tan lejos. Dicen
que sólo desean limitar la propiedad, pero mantenerla en
principio.[37]

Debemos considerar además que el
estado es esclavo del "mercado político" (es decir de las
ideas prevalentes) y nuestra sociedad no escapa a
ello.

Desde las etapas de la colonia el poder
feudal centralista y autoritario nos impuso formas de dependencia
política (clientelismo) aún hoy
subsistentes.

Este comportamiento sumado al pensamiento
colectivista que importaron los inmigrantes del S. XIX en
adelante, el "Estado de Bienestar" imperante años
después y una creciente y aceptada intervención
estatal, permitieron que grandes grupos de población vean
con beneplácito la concesión al Estado de cada vez
más funciones. Se ve y percibe en ello una
protección y resguardo de derechos, lo que permite
disminuir las responsabilidades individuales.

El pensamiento colectivista es una
constante en nuestra sociedad, del que resulta difícil
escapar. Cualquiera que no acepte este pensamiento es catalogado
como "antipopular",.. "antinacional",.. retrógrado ante
supuestos "progresismos",.. etc. Se trata de una
"inversión del discurso".

Hasta en la lucha política los
planteos son esquivos: nadie quiere ingresar en un terreno que ha
sido demonizado,.. todo planteo se sostiene en defensa de
supuestas conquistas sociales, muchas no nos han permitido
más que salvar la coyuntura,.. ya que no han resuelto ni
los problemas de hoy, ni los problemas de fondo (ya que subsisten
sin resolver temas básicos), que no nos ha permitido
crecer y desarrollarnos, convirtiéndonos en una sociedad
"cerrada", sin capacidad de aceptar y aprender de otros, que es
lo que finalmente permite "subir los escalones" del crecimiento:
ver, probar, aprender, hacer y adoptar lo mejor a nuestros fines.
Hemos preferido pensar que lo nuestro es mejor,. que es lo
único aceptable,.. que no debe recorrerse otro camino. Una
sociedad cerrada en si misma solo beneficia a unos pocos y
amplía las diferencias. Una sociedad cerrada solo intenta
resolver (y mal) con políticas públicas focalizadas
las que se perciben como "urgencias",.. que requieren cada vez
más recursos para que finalmente nada cambie y en el largo
plazo todo siga igual.

Para que un Estado pueda llevar adelante
políticas públicas eficientes se requiere:
coexistencia (que significa cohesión social en
determinadas condiciones de aceptabilidad, tolerancia y
convivencia pacífica), sostener las jerarquías (que
significa que Los valores éticos y los valores sociales –
lo culturalmente aceptado – "el deber ser", establece su
prioridad ante el orden jurídico-político y este
utiliza a su vez como instrumento el orden
técnico-económico y lo que debe evitarse es la
irrazonabilidad de la confusión (que es decir no
comprender que es lo que va primero y lo va después: que
cuestiones deben subordinarse a las
otras)[38]

Del párrafo anterior se desprende la
supuesta pero velada confrontación que desde los ´60
existió entre la economía y la
política.

Lo que es bueno acotar es que muy
generalmente los inconvenientes y crisis económicas suelen
ser desencadenados por decisiones políticas.

Desde la Teoría de la
Elección Pública(Íbid.8) sabemos hoy muy
bien que los decisores se comportan como seres humanos y sus
intereses resultan ser frecuentemente mezquinos. Ya no es posible
considerar a quien ejerce el poder como un dictador benevolente
cuyas decisiones son en todos los casos dirigidas a maximizar el
bienestar general,.. hoy sabemos (o por lo menos debemos
considerar) que aún en conceptos de administración
de los recursos públicos (un tercer pagador) las
decisiones – como en cualquier mercado imperfecto – pueden dejar
al gobernante o a cualquier decisor que ejerza funciones que le
otorguen poder, un beneficio personal, en cualquiera de las
formas posibles.

Toda propuesta política se funda
implícitamente o no, en una filosofía
política, se basa en la intención de
resolución de un problema y se vincula con las
teorías disponibles en un momento dado en el "mercado del
pensamiento".

Por lo mismo las políticas
públicas no son generalmente innovadoras y se inscriben en
la línea de (o como reacción en contra) de las
teorías propuestas por la filosofía política
o el pensamiento económico.

Para su formulación se
requiere:

  • Identificación de los problemas
    demandados/percibidos

  • Si es de interés transformarlo
    en un problema de interés público

  • Identificar los diferentes actores, sus
    intereses personales y su grupo de pertenencia

  • Planteo de una propuesta de
    política pública

  • Dilucidar previamente que
    distribución de poder ocasionará

Y para su ejecución se
necesita:

  • Un contenido: recursos para obtener
    supuestos (previsibles) resultados

  • Un programa con alcances ( de corto,
    mediano y largo plazo)

  • Una orientación normativa (no es
    el resultado de conductas aleatorias o preferencias
    individuales)

  • Un factor de coerción: "Voluntad
    de imperio del Estado"

  • Una competencia social ya que afecta
    los intereses y comportamientos de los
    administrados

Las políticas públicas se
componen de "todo aquello que los actores gubernamentales deciden
hacer,…o no hacer…". Resulta fácil
distinguir lo que hacen, aunque no se descubran fácilmente
las segundas intenciones,… Pero resulta muy difícil
descubrir lo que se niegan a hacer.[39]

La autoridad gubernamental es el actor
central de una política pública, pero no es el
único,… aunque finalmente aparece como el
responsable final. Ciertos actores pueden aparecer y desaparecer
intermitentemente, interpretando otro papel, incluso otra faceta
y aún otra ideología.

El sistema de actores políticos es
sumamente "elástico", porque responde muchas veces a
intereses de bien público y los actores pretenden
seguirlos representando (aunque desde diferentes lugares),..pero
otras veces responden a apetencias personales y los actores
pretenden seguir ocupando espacios que se niegan a abandonar,..
obviamente enrolados en un discurso que explica que sus
"intenciones" se encuentran al servicio de los
demás.

Otros resultan actores
informales,…que no aparentan tener nada que ver con el
"juego político", pero que interactúan por
sí o por terceros para la obtención de
beneficios,…Se trata en general de grupos de
interés, cuyo poder es necesario que no se vea,. Les basta
con "ser" y "acordar", beneficios interesados.

La actividad de un actor no se traduce
únicamente en gestos concretos, materialmente
identificables. Las respuestas pueden ser al contrario
abstractas, simbólicas, pueden pertenecer al universo de
los signos o del disimulado acuerdo o
disenso.[40]

Una cuestión importante es el poder
de incorporar el tema en la agenda política. Lo que
caracteriza la "agenda" es el grado de consenso (o al contrario
"de conflicto") que suscita el problema considerado.

Muchos inadvertidos pueden hacer "noticia"
un tema que debe de constituir la agenda pública. El tema
de lo que ingresa y lo que no ingresa en la agenda es siempre de
competencia de las autoridades, aunque a veces escape a su
control.

Para la gente el tema de la agenda resulta
importante porque establece su adhesión a la
política pública ya que distingue en su
percepción: "lo que es" y "lo que debería ser".
Pero para ello el problema debe merecer la atención
pública. Y en este punto resulta innecesario (por ya
supuesto y excesivo su tratamiento en el presente), el papel y la
utilización de los medios de
comunicación,….

La formulación de los
problemas:

  • Identificar las demandas y las
    carencias objetivas de la sociedad

  • La decisión subjetiva de los que
    en nombre de la sociedad lo califican como problema
    público deben

  • apelar al interés
    general

  • apelar al "porvenir de la
    economía nacional"

  • al interés de la "Justicia
    Social"

  • Cuanto más se apele a "lo
    emocional" más se acentuará su credibilidad y
    se obtendrá el apoyo y la adhesión

El poder supone cierta ilusión.
Quienes deciden no están solos, ni son omnipotentes. El
poder se reparte entre numerosos jugadores. Hay un juego en la
"sociedad política" y el decisor formal – aunque lo
aparente – no es libre.

El poder es difuso y el juego es
pluralista!!

El decisor es casi siempre un juguete de
fuerzas, pensamientos e intereses sociales que dominan en pugna.
La decisión vista como un momento concreto es un
señuelo, una cortina de humo. Las opciones resultan de la
lógica de la tiranía de los intereses de
grupo.

De cualquier manera el decisor resulta el
responsable final y es por ello que debe dar "señales",
para obtener apoyos o justificar de alguna forma los posibles
fracasos, pero sin asumir nunca directa responsabilidad, en suma
su popularidad se encuentra en juego:

  • Dar una señal
    simbólica

  • En caso de inconvenientes evocar un
    imponderable

  • También si no es de su
    conveniencia puede postergar indefinidamente el
    tratamiento

  • O en su defecto establecer un
    procedimiento improcedente

  • O tratar solo los aspectos
    intrascendentes e irrelevantes

  • También puede tomar la demanda
    en su conjunto

  • Pero en todos los casos es un "pecado
    político" no anticiparse al surgimiento de la
    demanda

Las políticas públicas –
cuando son redistributivas – sirven para mantener el esquema
vigente: lo que ganan algunos, lo pierde la mayoría. Con
sus intervenciones la autoridad pública modifica el
equilibrio, la naturaleza, el juego de intereses y las variables
económicas.

"…quizá haya que aceptar
que la complejidad y la negociación constituyen hoy, como
ayer, un dato del que ninguna autoridad pública pueden
hacer abstracción, aún cuando el gobierno parezca
actuar por decreto…."
[41]

Distinguir el discurso de necesidad ("lo
que el político dice") y su brecha con la realidad es una
tarea difícil,.. que exige conocimiento, omitir conceptos
de irracionalidad, preservar un espíritu crítico,
salvar los desvíos que incorpora la adherencia
política,.. y superar altos costos de
información.

No todo el conocimiento se encuentra al
alcance de la mayor parte de la sociedad, no todos hacen el mismo
uso de él y ese conocimiento no solo está
fragmentado, sino disperso, por lo que es fácilmente
manipulable.[42]

Las políticas públicas son
finalmente el núcleo de los intercambios en la sociedad y
por lo mismo su importancia. El papel que la misma sociedad juega
no deja de tener relevancia. Es necesario que una sociedad
aún dispersa y con posicionamientos diferentes – lo que la
enriquece – no sostenga sus diferencias en confrontaciones y
enfrentamientos estériles.

Muchos problemas son – aún afectando
de manera diferente a los diferentes grupos – se interés
común y por lo mismo deben tenderse los lazos que suponen
organizaciones sociales ("socialnetwork") para facilitar en la
medida de lo posible la cohesión social. A ello tiende el
reconocimiento de una identidad común, de la
integración social y cultural y una sociedad civil fuerte,
en la que los más desprotegidos alcancen un piso
mínimo que pueda encuadrarse en "una vida
digna".

Para ello es necesario un fuerte desarrollo
que ofrezca a todos mayores y mejores oportunidades, que unos
según sus habilidades aprovecharán primero y otros
después. Lo que finalmente significará una
maximización del bienestar general.

Las asimetrías regionales no
contribuyen a la estabilidad política. Es importante
lograr un desarrollo económico armónico y
equitativo entre regiones. El centralismo económico
promueve desplazamientos de grandes núcleos de
población en busca de mejores condiciones de vida,
extensas zonas empobrecidas e improductivas, atenta contra el
progreso general, incrementa las asimetrías, e ideologiza
las diferencias y la confrontación social.

La reducción de los indicadores de
pobreza es un fin en sí mismo de las políticas
sociales. Para muchos las desigualdades en el ingreso resultan el
núcleo del problema. En realidad las desigualdades
incorporan aspectos de confrontación social, y
además responden a la lógica del
"igualitarismo".

El utilizado indicador de Gini tiene una
particular distribución (ver gráfico):

Monografias.com

Gráfico 17

Si bien esta apreciación y las
conclusiones que surgen del gráfico debería ser
motivo de otro trabajo, pueden hacerse algunas
aproximaciones:

  • Los países con menor desarrollo
    económico tienen mayores grupos de población en
    similares condiciones de ingreso, lo que supone un
    índice de Gini menor.

  • Los países en vías de
    desarrollo (o transición) generan escasa riqueza para
    que alcance a todos al mismo tiempo y las desigualdades se
    acrecientan teniendo los mayores valores en el Índice
    de Gini. En estos casos existen países en los que la
    pobreza es alta y otros en lo que los ingresos de los
    primeros deciles – aún siendo bajos – les alcanzan
    para sostener una aceptable condición de vida: por
    encima de los niveles de pobreza. Esto no tiene nada que ver
    con que en esas mismas sociedades algunos ganen mucho
    más. Sin embargo es el discurso "igualitarista" el que
    ha prendido en estas sociedades, lo que ha desviado la
    discusión del eje del problema: el verdadero problema
    es la pobreza y la indigencia (o pobreza extrema). Las
    sociedades en estas condiciones tienen mucho que aprender
    para permitir oportunidades que alcancen (aún en
    proporciones diferentes) a toda la sociedad y que cada uno
    pueda lograr su propio desarrollo porque está al
    alcance de sus manos. Cuando no es así, estas
    sociedades acostumbran a aprobar "planes de asistencia" (que
    son solo paliativos que no resuelven el problema de fondo y
    aún lo perpetúan con costos agregados). Estas
    sociedades deben propender a políticas públicas
    que logren el desarrollo económico sustentable para
    generar riqueza, cuyas externalidades son siempre positivas:
    mejoran las condiciones para que en su justa medida cada uno
    haga suyo aquello que necesita para recorrer lo que considera
    necesario a su plan de vida.

  • Prueba de lo anterior es que las
    sociedades más desarrolladas tienen un Índice
    de Gini menor, porque las oportunidades de mejora individual
    están presentes en el conjunto social. Así como
    que el Índice de Gini se incrementa – como ha sucedido
    en algunos países de la UE – cuando las condiciones de
    crisis (ciclos económicos) disminuyen el crecimiento y
    desarrollo económico.

"…Dicho lo anterior,
¿cuál es el problema? El que el 10 por ciento
más rico de la población genere un mil por ciento
más ingreso que el 10 por ciento más pobre, o que
ese 10 por ciento, el más pobre, no sea capaz de generar,
independientemente de cuánto generen los demás,
ingreso suficiente para satisfacer correctamente sus necesidades?
Usted, lector, ¿cuál cree que sea el problema:
desigualdad o
pobreza?,…"[43]

La ideología – así como el
conocimiento – cumple un rol importante en la toma de posiciones
al respecto.

Los posicionamientos igualitaristas (desde
los primeros años del S. XX y como compensación a
los supuestos fallos del mercado y sus consecuencias de
desigualdad: J. Keynes, J. Rawls, P. Krugman, J. Stiglitz, A.
Sen), se inclinaron por la "reducción de las
desigualdades" e incluso "igualar oportunidades", como principios
de justicia colectiva. A pesar de esta defensa las
políticas públicas que las siguieron no han logrado
grandes avances en reducir la pobreza. Si lo han logrado las que
optaron por la generación de mayor riqueza para el
conjunto y subsecuentemente más oportunidades.

La lucha contra la pobreza – desde todos
los ángulos de análisis que su perspectiva permite
– debe ser el objetivo central en aquellos países en los
que este flagelo se ha instalado. (China e India son solo un
ejemplo)

Para ello el desarrollo económico y
la calidad de las instituciones (que van de la mano) resultan el
primer paso indispensable que posibilitan las inversiones
.

Existen a su vez requerimientos de las
estructuras de gobierno, como por ejemplo:

  • Llevar adelante una "Reforma del
    Estado" en la búsqueda de una administración
    ágil, eficiente y desburocratizada.

  • Eliminar la corrupción
    administrativa.

  • Establecer programas para la
    formación de gestores.

  • Lograr la potencialidad política
    necesaria para negociar y establecer alianzas con distintos
    grupos de interés.

  • Lograr un Estado
    meritocrático

Ninguna de estas cuestiones es un tema
fácil de encarar. La resistencia al cambio por los grupos
enquistados en los diferentes estamentos del Estado es un escollo
difícil de vencer. El enfoque "top-down" es una postura
difícil de creer. El decisor político puede definir
entre diversas alternativas y finalmente optar por alguna de
ellas,.. pero difícilmente comprenda y pueda controlar lo
que sucede en la base de la pirámide.

Se debería propender en definitiva a
la búsqueda es de un Estado menos autocrático,
solitario y jerárquico. Los gestores deben comprender que
el Estado no fue concebido para satisfacer sus intereses. Sino
para llevar adelante políticas que satisfagan las
necesidades de la comunidad.

La estrategia política: La
estrategia central para el desarrollo de una gobernabilidad
sustentable o "gobernanza moderna", debe ser la búsqueda
del consenso, la cooperación mutua con diferentes actores
de la sociedad civil, aún con las inevitables diferencias,
la negociación con actores corporativos y el
establecimiento de alianzas, para la formulación conjunta
y articulada de las políticas públicas.

De esta forma el Estado no pierde
poder[44]sino que cambia de
forma[45]

Si bien su eficacia superior es solo una
hipótesis de resultado incierto, también debemos
aceptar que nuestras sociedades reclaman un cambio y su mayor
participación ofrece nuevas esperanzas.

También nuestra sociedad ante el
descrédito de la clase política, reclama su poder
participativo, que sin duda debería hacerse efectivo.
Ya no cabe más el criterio que unos pocos organizados
decidan y dominen a las mayorías
desorganizadas.

El cambio de paradigma con seguridad pero
con tiempo decidirá en nuestras sociedades un Estado menos
paternalista, aunque más participativo.

En el diseño,
implementación y evaluación de las políticas
públicas deberíamos avanzar en el sentido de prever
con razonable grado de certeza que las políticas
públicas que se implementen alcanzarán los
objetivos deseables ("el deber ser"), por una inteligente
acción política y el sustento técnico
necesario. Deberíamos pensar que no pueden ser el
resultado del azar, el mero voluntarismo o decisiones
oportunistas,.. ni deberíamos tener que recorrer el camino
de su historia para reconocerlas como hechos pasados, que
respondieron solo a la improvisación, a la incapacidad de
su gestión o a demagógicas intenciones
electoralistas.

Las políticas públicas son
desde ya el objetivo de análisis de este trabajo. Su
implementación no carece de dificultades,. Su
evaluación – dada las múltiples variables que
intervienen y además cambiantes en el tiempo y en
diferentes momentos de acción – es aún más
difícil. Y siempre el sentido de los acontecimientos en
las políticas públicas es comprendido con plenitud
después de sucedidos: solo la evidencia empírica
nos aproxima a una verdad siempre cambiante. Al igual que la
naturaleza implícita de la filosofía: es la
historia develada, explicada y razonada,… pero siempre
pasada.

Buenos Aires, Septiembre de 2013

 

 

Autor:

Dr. Eduardo Filgueira
Lima.[46]

Magister en Sistemas de Salud y Seguridad
Social (ISALUD)

y Magister en Economía y Ciencias
Políticas (ESEADE)

[1] Constant de Rebeque, B. “Acerca de
la libertad de los antiguos comparada a la de los
modernos” (1819)

[2] Butler, E. “Hayek, su
contribución al pensamiento político y
económico de nuestro tiempo” (1989)

[3] Sartori, , G. “Elementos de
Teoría Política”. Alianza. Madrid,
(1992)

[4] De Riz, L. “Las formas del
Estado”
http://mercaba.org/FICHAS/Capel/formas_de_estado.htm

[5] Keynes, J. M. The General Theory of
Employment, Interest and Money (1936)

[6] Say, J. B.: “No puede haber demanda
sin oferta,..(…) la producción total
de bienes en una sociedad o sistema económico
determinado implica una demanda agregada que es
suficiente para comprar todos los bienes que se
ofrecen…”

[7] González Rodriguez, C.
“Sobredosis legislativa”
http://republicaydesarrollo.blogspot.com.ar/2013/09/sobredosis-legislativa.html
(2013)

[8] Buchanan, J & Tullok, G. “The
Public Choice Theory” (1986)

[9] Ravier, A. “La teoría
austríaca del ciclo económico”
http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2013/09/21/la-teoria-austriaca-del-ciclo-economico/
(2013)

[10] Hayek, F. “Los Fundamentos de la
Libertad” (1960, p. 92)

[11] Barón de
Montesquieu, “Del espíritu de las
leyes”. Madrid. Tecnos, (1972)

[12] Locke, J. “Tratado del gobierno
civil”. (1662)

[13] Coase, R. “Teorema de Coase y el
problema del costo social” (1960)

[14] Laffer, A. Curva de Laffer: representa
la relación existente entre los ingresos fiscales y los
tipos impositivos, mostrando cómo varía la
recaudación fiscal al modificar los tipos impositivos.
(1976) J. M. Keynes había teorizado sobre este proceso
unos años antes.

[15] situación en la cual varios
individuos, motivados solo por el interés
personal y actuando independiente pero racionalmente,
terminan por destruir un recurso compartido limitado (el
común) aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos
o en conjunto, les convenga que tal destrucción
suceda.

[16] ODM: “Objetivos de Desarrollo del
Milenio” UN-PNUD (2000)

[17] DHO: “Determinants of Health
Objetives” CPRN (2007)

[18] Hayek, F. TACE (Teoría
Austríaca del ciclo económico), en
“Teoría pura del capital” (1941)

[19] Conferencia de Alma Ata. El resaltado en
negrita es mío con el objetivo de mostrar que ya
entonces se promovía la ejecución de las
políticas públicas (de salud en este caso)
vinculadas a “los recursos disponibles.

[20] Hayek, F. “Derecho,
legislación y libertad” (1973, 1976 y 1979)

[21] Sanabria Montañez, C. “La
evaluación económica en salud” (2006)

[22] Dada una asignación inicial
de bienes entre un conjunto de individuos, un
cambio hacia una nueva asignación que al
menos mejora la situación de un individuo sin
hacer que empeore la situación de los demás

[23] Pigou, A. Fue un economista
inglés pionero de la economía del bienestar.
Los impuestos pigouvianos, impuestos usados para corregir
las externalidades. “A Study in Public
Finance” (1927)

[24] Hayek, F. “Camino de
servidumbre”. Edit. Alianza, Madrid, 1995

[25] Hiriart, P. (Citado por Damm, A. en
Asuntos Capitales, 2013)

[26] D amm Arnal, A.
http://www.asuntoscapitales.com/puntoi.asp?idp=327&utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+AsuntosCapitales+%28Asuntos+Capitales%29

[27] Mises, L. “La Acción
Humana: tratado de economía” (1949)

[28] Baldizón, A.
http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php?title=Baldizoneconomicoderecho
(2010)

[29] Hayek, F. “Individualismo y orden
económico” (1948)

[30] Schumpeter, J. Science and Ideology
(1949)

[31] Horkheimer,M “Crítica de la
razón instrumental” (2007)

[32] North, D. “Instituciones, cambio
institucional y desempeño económico” NEI
(1995)

[33] Machlup, F. “El complejo de
inferioridad de las ciencias sociales” (1956)

[34] Lasswell, H. Política:
¿Quién obtiene qué, cuándo,
cómo? (1936)

[35] Rodriguez, M. “Introducción
al estudio de las políticas públicas”
(2006)

[36] Foucault, M. “Defender la
democracia” (Clases del College de France), (1976)

[37] Mises, L. “Socialism: An Economic
and Sociological Analysis” (1981)

[38] Compte Sponville, A.
“Pensées sur la sagesse” (2000)

[39] Dye, T. “Understanding Public
Policies” (2008)

[40] Edelman, M. “Political Language:
Words that succeed and policies that fail” (1977)

[41] Strom, T. Discurso en el Acta de los
Derechos Civiles de 1964. Congreso de los EE.UU.

[42] Hayek, F. “The use of knowledge in
society” (1945)

[43] Damm, A.
http://www.asuntoscapitales.com/articulo.asp?ida=6773

[44] Offe, C. “La política
social y la teoría del Estado” (1976)

[45] Mayntz, R. “El Estado y la
sociedad civil en la gobernanza moderna”. CLAD (1995)

[46] Trabajo elaborado para la materia
Política Públicas (2013) Muchos temas han sido
solo mencionados y requerirían de un mayor
desarrollo.

Partes: 1, 2
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