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El sistema ISO 14 001 en empresas seguras y limpias



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Monografía destacada

  1. Introducción
  2. La relación
    entre el hombre y naturaleza
  3. Evolución de
    la concepción ambiental en los modos de
    producción
  4. Principales
    acontecimientos del medio ambiente, hacia el desarrollo
    sostenible.
  5. Desarrollo
    sostenible
  6. Instrumentos de
    gestión ambiental
  7. Las normas ISO
    14000
  8. Puntos importantes
    para la auditoría ISO 14001
  9. Etapas de la
    auditoría
  10. Conclusión
  11. Referencias
  12. Anexos

Introducción

Los gobiernos de cada país están
interesados en que sus empresas parte de ser limpias y seguras
protejan el medio ambiente por lo que actualmente muchos sectores
de la sociedad reconocen la imperiosa necesidad de proteger el
medio ambiente en general, los recursos naturales y prevenir la
contaminación, tratando de minimizar los impactos
ambientales negativos; esto principalmente se presenta a partir
de la segunda mitad del siglo XX, por la problemática
ambiental que cada vez se ha ido agudizando.

El escenario del mundo actual, exige a los gobiernos,
las industrias y los consumidores tomar al respecto acciones
rápidas y efectivas de protección ambiental, por lo
que la variable ambiental comienza a introducirse en las
teorías y disciplinas, e inclusive surgen nuevos
paradigmas ambientales, los cuales se han venido desarrollando
desde hace un par de décadas en informes, convenciones y
conferencias a nivel internacional.

Al este respecto, surgen algunos conceptos y estrategias
a largo plazo, que tienen la finalidad de ser incorporados como
principios y forma de vida a nivel internacional, nacional y
regional, y llevado a las organizaciones para minimizar en la
mayor medida posible, el deterioro ambiental; el principal
concepto que surge por acuerdo de carácter internacional
en la Conferencia de Río de Janeiro en 1992, es el
desarrollo sostenible, que está en función de
garantizar condiciones adecuadas y seguras de calidad de vida a
los habitantes, así como las circunstancias propicias para
el crecimiento económico, integrando las consideraciones
ambientales, de tal forma que se promueva la adopción de
modalidades sostenibles, que conlleven a la prevención de
la degradación ambiental; también se habla del
concepto de gestión ambiental, el cual es considerado como
un proceso que está orientado a prevenir, minimizar y
controlar los problemas de carácter ambiental, con el
propósito de lograr el desarrollo sostenible; inclusive
más recientemente, surge en el mismo sector privado, el
concepto de eco eficiencia, que promueve la maximización
de la productividad de bienes y servicios, en las organizaciones,
que satisfagan las necesidades humanas y reduzcan en la mayor
medida posible y progresivamente el impacto ambiental que estas
generan.

Los problemas medioambientales hacen necesario adoptar
soluciones a distintos niveles. El primer nivel, pertenece a los
individuos a los que corresponde un comportamiento respetuoso con
el medio ambiente y el ahorro de recursos, principalmente; en un
segundo nivel, está la empresa, la que debe cumplir con la
legislación ambiental vigente y tratar de ir más
allá de ésta, tratando de reducir al máximo
el impacto negativo que provoca y mejorando la calidad ambiental
de sus actividades, bienes y servicios; y, finalmente, y no menos
importante, el gobierno que tiene la tarea de definir la
legislación en materia ambiental y regular un modelo de
comportamiento respetuoso con el medio ambiente.

La gestión empresarial anteriormente se
había venido basando en la capacidad de integrar factores
como el conocimiento del mercado, la calidad del producto, la
motivación del personal, entre otros, sin tener en cuenta
el medio ambiente (Granero, 2007); ahora se habla de una
gestión empresarial que debe estar formada por los
conceptos de calidad, medio ambiente, seguridad y responsabilidad
social; en donde el medio ambiente viene fungiendo como un factor
competitivo, lo que conlleva a beneficios del mercado, ya que una
política ambiental bien concebida ayuda a minimizar
costos, generar beneficios marginales y además posicionar
a la empresa u organización en el mercado con ventajas
competitivas frente a otras que carecen de una política
ambiental.

En este sentido, la empresa es una parte fundamental e
importante para llevar a cabo el desarrollo sostenible, por lo
que las empresas, hoy en día, no sólo están
sometidas a presiones económicas, administrativas, de
opinión pública y legislativas; sino
también, hay una gran presión por parte de
accionistas, inversores, consumidores, empleados y clientes a
integrar la gestión ambiental como parte de sus procesos;
el contexto de la legislación, del desarrollo de
políticas económicas y estrategias para fomentar la
protección ambiental, se hace cada vez más
exigente; por lo que las organizaciones de todo tipo,
están cada vez más interesadas en tener y demostrar
un buen comportamiento ambiental, mediante el control del impacto
de sus actividades y de sus productos, de acuerdo a sus
políticas y objetivos ambientales.

Es entonces, que surgen de esta manera, instrumentos de
política económica, empresarial, regulatorios, de
educación medio ambiental e inclusive voluntarios, para
poder aplicarlos de manera permanente y que nos lleven a tener un
desarrollo sostenible.

Dentro de estos instrumentos de gestión
ambiental, se encuentran las normas en gestión ambiental
ISO 14000, desarrollados por instituciones como la
Organización Internacional de Estandarización
(ISO), la cual trata de estandarizar normas de productos y
seguridad para las empresas u organizaciones a nivel
internacional. Una manera para lograr la protección
ambiental de una forma más o menos flexible, sin dejar de
tomar en consideración la normativa legal vigente en
materia ambiental, consiste en que las organizaciones o empresas
apliquen en sus operaciones y procesos productivos, normas,
patrones o estándares ambientales, aceptados a nivel
internacional. En este sentido, la ISO desarrolla y proporciona
la base para llevar a cabo la gestión ambiental con la
serie de normas ISO 14000, destinadas a facilitar a las empresas,
una metodología apropiada para implementar oportunamente
un sistema de gestión ambiental (SGA), orientado a la
protección del medio ambiente.

La serie de normas ISO 14000, está compuesta por
varios documentos que hablan de las principales herramientas de
gestión ambiental que puedan llevar a las organizaciones a
tener un mejor desempeño ambiental; es decir, la ISO, con
esta norma, ha integrado y lo sigue realizando, elementos y
estrategias clave para llevar a cabo un desarrollo sostenible en
dicho sector empresarial.

Las normas internacionales sobre gestión
ambiental, tienen como finalidad proporcionar a las
organizaciones los elementos de un sistema de gestión
ambiental (SGA) eficaz, que puedan ser integrados con otros
requisitos de gestión, así como ayudar a las
organizaciones a lograr metas ambientales y económicas.
Una de las normas más utilizadas y conocidas es la ISO
14001, dicha norma internacional especifica los requisitos para
un sistema de gestión ambiental destinados a permitir que
una organización desarrolle e implemente una
política y unos objetivos que tengan en cuenta los
requisitos legales y otros requisitos que la organización
suscriba, además de la información relativa a los
aspectos ambientales significativos. La norma ISO 14001 se aplica
a aquellos aspectos ambientales que la organización
identifica que puede controlar y a aquellos sobre los que la
organización puede tener influencia. (ISO
14001:2004).

La aplicación de las normas ISO 14001, es decir,
la implementación de un sistema de gestión
ambiental en la organización, tiene como finalidad
facilitar el cumplimiento de la normativa ambiental; identificar,
controlar y prevenir los impactos ambientales negativos generados
por éstas y llegar a una eficiencia ecológica que
conlleva directamente a cumplir con el desarrollo
sostenible.

De esta manera se realiza este trabajo, haciendo en la
mayor medida posible, un acopio bibliográfico acerca de
todos los elementos mencionados anteriormente y principalmente,
en torno a la serie de normas ISO 14000, dando a conocer lo
referente a dicho estándar, con la intención de dar
los elementos que coadyuven y conlleven a un análisis de
la gestión ambiental y a una visión integral del
tema. De la misma manera, se trata de proporcionar el elemental e
imprescindible contexto económico en el que se viene
desarrollando la gestión ambiental.

El objetivo general de este trabajo es, revisar lo
referente a las normas ISO 14000 como instrumento de
gestión ambiental, abordar los orígenes y
fundamentos de las teorías del medio ambiente, así
como las políticas y acciones que frenen dicha
problemática ambiental y finalmente la estructura y
procesos de aplicación de las normas ISO 14000. Entre los
objetivos particulares se encuentra: el revisar antecedentes
respecto a la norma ISO 14000; comparar dicha norma con algunas
de las más conocidas y aplicadas a nivel internacional;
proporcionar información relevante y de fácil
comprensión en cuanto a los principales instrumentos de
gestión ambiental que pueden ser utilizados en las
empresas; revisar qué instrumentos de gestión
ambiental están contenidos en la serie de normas ISO
14000; y, finalmente, proporcionar ejemplos de empresas que han
implementado sistemas de gestión ambiental.

El trabajo está compuesto de cuatro apartados,
los que se abordan de la siguiente manera: en el apartado 1 se da
una introducción acerca de las cuestiones ambientales,
desde la relación entre el medio ambiente con todas las
actividades realizadas por el hombre; la evolución de la
variable medioambiental en las teorías y paradigmas,
principalmente económicos; y, los principales eventos
realizados a nivel internacional que proporcionan principios para
un desempeño positivo del medio ambiente, como es el
desarrollo sostenible.

El apartado 2 está dirigido completamente al tema
del desarrollo sostenible. Se revisan el concepto y los
principios en los que está sustentado; los principales
agentes que participan para poder llevarlo a cabo y sus
respectivas actividades; e inclusive se exponen algunas
contradicciones en su aplicación; por otra parte se habla
de cómo se lleva a cabo el desarrollo sostenible en el
sector empresarial.

El apartado 3 se refiere a los principales instrumentos
de gestión ambiental que se han propuesto para ser
utilizados en las empresas; en muchos de estos instrumentos se
maneja su concepto, en qué consisten y cuáles son
las ventajas y beneficios que se obtienen al ser aplicados por
las organizaciones, que finalmente todos van encaminados a
desempeñar y demostrar un mejor comportamiento en la
organización.

Finalmente, en el apartado 4 se hace referencia a la
serie de normas ISO 14000, tomando como punto de partida las
circunstancias bajo las cuales fueron desarrolladas; en
qué consisten los documentos que conforman las normas ISO
14000; el proceso de implementación del sistema de
gestión ambiental que proporciona la norma ISO 14001; la
comparación entre la norma ISO 14001 y el reglamento EMAS;
la comparación entre la norma ISO 14001 y la ISO 9000; y
por último se hace referencia al número de
certificaciones a nivel internacional y nacional, en diferentes
periodos, así como algunos ejemplos de empresas
certificadas bajo el estándar ISO 14001.

II. DESARROLLO TEMÁTICO

II.1 Marco teórico

La relación
entre el
hombre y naturaleza

La relación entre el hombre y el medio ambiente
natural es una relación unitaria que involucra la
interacción recíproca entre ambos conceptos, que
aisladas de su estudio carecen de sentido. No existe un medio
ambiente natural independiente del hombre: la naturaleza sufre
siempre su acción transformadora y a su vez lo afecta
(Bifani, 1997).

La producción, distribución y consumo son
funciones de la sociedad que ocurren dentro de un mundo natural
circundante. Una de las funciones que desempeña el entorno
natural, es la de proveer materias primas e insumos de
energía que la sociedad utiliza a partir de su
conocimiento científico y técnico y los transforma
para obtener medios de producción y consumo. En
consecuencia, uno de los impactos que tiene un sistema
económico sobre la naturaleza, consiste en explotarla para
proveerse de materias primas para mantener el sistema en
funcionamiento. Las actividades de producción y consumo
también generan productos de desecho, llamados residuos,
que tarde o temprano encuentran la forma de regresar al entorno
natural. De acuerdo con la manera como se manipulen, estos
residuos pueden conducir a la contaminación o
degradación del medio ambiente natural.

Entonces, toda actividad económica está
ligada siempre con el entorno natural y social, ya que no se
concibe actividad alguna que no interactúe con
algún elemento del medio en el que se desenvuelve. El
medio ambiente entonces es el sustento básico de la vida
en el planeta y, éste a su vez es fuente de recursos
necesarios para el desarrollo de los procesos
productivos.

Algunas funciones entre el hombre y la naturaleza son
(Azqueta, 1992):

1. Ser fuente de recursos necesarios para el
desarrollo de los procesos productivos
(agua, combustibles,
otras materias primas naturales, etc.) de muchos de los bienes
económicos y cuyo rendimiento depende de la calidad del
agua o el aire, como son las explotaciones agrícolas y
forestales, piscifactorías, etc. y para el consumo directo
(agua, alimentos vegetales o animales). Por tanto, el suministro
de recursos para el desarrollo de diversas actividades de
carácter económico, es una de las principales
funciones económicas que desempeña el medio
ambiente. Estos recursos naturales pueden ser de distintos
tipos:

  • a) Recursos renovables: son los recursos que
    pueden regenerarse mediante procesos naturales, de manera que
    aunque sean utilizados, pueden seguir existiendo, siempre que
    no se sobrepase su capacidad de regeneración, como son
    los animales y las plantas, que pueden reproducirse.
    También son recursos renovables el aire y las aguas
    limpias, que pueden renovarse mediante procesos
    naturales.

  • b) Recursos no renovables: son aquellos que una
    vez consumidos no pueden regenerarse de forma natural en una
    escala de tiempo humana, como son los minerales y
    combustibles minerales (petróleo, carbón,
    etc.). Estos recursos son finitos, y aunque pueden
    encontrarse nuevas reservas, el encarecimiento de los mismos
    va a provocar que su explotación sea
    económicamente inviable, a pesar de que las mejoras
    tecnológicas pueden alargar el periodo de
    utilización.

  • c) Recursos continuos: se corresponde con
    aquellas fuentes de energía que son inagotables y que
    no son afectadas por la actividad humana, como la
    energía del sol, la energía eólica y la
    gravedad. La primera genera energía solar a
    través de la radiación, la segunda a
    través del viento. No deben confundirse con los
    recursos renovables, ya que no existe un proceso de
    regeneración.

2. Asimiladora de residuos. Completando lo
anterior, si se considera como un flujo circular abierto, la
naturaleza es receptora de los residuos y desechos de todas
clases, consecuencia de la actividad productiva y de la sociedad
(distribución y consumo), ayudando a eliminarlos con su
capacidad de asimilación, ya sea por dispersión de
residuos líquidos en ríos, mares y suelos; por
dispersión de gases en la atmósfera o por
degradación de residuos sólidos en los suelos o en
las aguas. Pero esta asimilación tiene un límite y
cuando se supera aparece la contaminación.

3. Proporciona servicios medioambientales que tienen
una importancia relevante e incluso vital en algunos casos
.
Así podemos clasificar estos servicios en dos
grupos:

  • a) Servicios relacionados con el consumo
    directo y consciente, como los paisajes, parques, etc.
    demandado como atracción turística para la
    recreación, por las economías
    domésticas, entrando a formar parte de la
    función de producción de utilidad de
    éstas. O el incremento de conocimiento que facilita a
    través de la investigación
    científica.

  • b) Servicios de consumo indirecto e
    inconsciente, ya que es un sistema que proporciona los medios
    para sostener toda clase de vida; y su diversidad, estabiliza
    los ecosistemas y regula el clima.

El hombre ha buscado instrumentos y formas de establecer
relaciones con la naturaleza y según la etapa, la ha ido
utilizando y adaptando a sus necesidades. Las modificaciones de
la naturaleza han originado también cambios en la
condición de vida del hombre, así como en sus
relaciones.

En este sentido (Colby, 1990), propone 5 paradigmas de
la gestión en la relación entre el hombre y
naturaleza:

Economía de frontera: paradigma
dominante en los países industriales hasta los años
sesenta, en el cual la naturaleza existe como un instrumento para
beneficiar al hombre, siendo explorada, manipulada y modificada
por él, sin importar la manera, siempre para mejorar la
calidad material de su vida. La naturaleza corresponde al mismo
tiempo a la oferta infinita de recursos físicos y como
receptáculo de los subproductos del sistema de
producción y de consumo. Así se establece un flujo
de recursos de la naturaleza a la economía y otro flujo de
residuos de vuelta para el medio ambiente. En la teoría y
en la práctica, economía y naturaleza están
separadas, siendo que el proceso económico de
producción y consumo ocurren dentro de un sistema
totalmente cerrado, en el cual los únicos factores
limitantes son trabajo y capital, pues el resto es envuelto por
los avances tecnológicos con su inconfundible capacidad de
resolver problemas. Ese enfoque originó una forma de
gestión de la relación entre la actividad humana y
la naturaleza, de orientación unilateral, donde el
daño, cuando era notado, podía ser
fácilmente reparado, gracias al desarrollo
tecnológico que, así como el progreso y el
crecimiento económico, también era
infinito.

Ecología profunda: paradigma opuesto al
anterior, correspondiendo más característicamente a
un movimiento político, a un sistema ético, de
valores fundamentalmente diferente, reaccionando contra las
consecuencias del sistema dominante. Al contrario de la
jerarquía de la economía de frontera, el hombre es
colocado en una posición de subordinación a la
naturaleza, lo que fundamenta el establecimiento de algunos de
sus dogmas básicos: igualdad de las especies,
reducción de la población humana, autonomía
bioregional (reducción de la dependencia económica,
tecnológica, cultural y de comercio apenas entre regiones
integradas, con características ecológicas
comunes), promoción de la diversidad ecológica y
cultural, economía orientada al no crecimiento, fin de la
dominación de la tecnología, mayor uso de sistemas
tecnológicos y de gestión de sociedades
nativas.

Protección ambiental: la estrategia de
ese paradigma fue la institucionalización del medio
ambiente, de los estudios de impacto ambiental como forma legal
de evaluar los costos y beneficios de la contaminación
ambiental. Los gobiernos crean agencias de protección
ambiental, responsables del establecimiento de límites y
mecanismos de corrección cuando éstos fueran
sobrepasados, complementados por instrumentos de comando y
control. Los límites aceptables de contaminación,
eran determinados por la aceptación y viabilidad
económica a corto plazo de las empresas, lo que los
tornaba arbitrarios a la mayoría de ellos.

Se justificaba porque los niveles ecológicamente
correctos todavía no eran conocidos. En la industria, la
gestión ambiental tenía como principal objetivo
controlar el daño, los límites se concentraban
predominantemente en medidas al final del proceso, en lugar de un
tratamiento en toda la planta. Los resultados de este enfoque con
relación a las respuestas de las empresas, son
todavía menos significativos, pues la gestión
ambiental es vista como costo adicional, que no tiene facilidades
de traducir beneficios ecológicos en términos
monetarios. Los problemas ambientales todavía no son
asimilados como límites reales, principalmente debido al
carácter omnipotente de la tecnología, entonces, la
interacción entre la actividad humana y la naturaleza se
mantiene unilateral y produciendo crecientes saldos negativos
para la naturaleza.

Gestión de recursos: tiene como eje
central, la incorporación de todo tipo de recursos,
biofísicos, humanos, financieros y de infraestructura, en
los cálculos de las cuentas nacionales.

Se contrapone directamente con el paradigma anterior en
el tratamiento de algunos temas: los vinculados con el
agotamiento de recursos, ahora considerado tema de
preocupación; la contaminación pasa a ser vista
como un recurso negativo, que provoca la degradación del
capital natural; el clima y los procesos de regulación son
recursos fundamentales y vitales, parques y reservas son
considerados recursos genéticos y elementos fundamentales
como reguladores climáticos. Los recursos deben ser
gerenciados para que puedan ser usados de forma continua. Ese
tipo de idea era justificada pues predominaba una onda de
optimismo, en función de modelos que respondían al
Club de Roma (organismo fundado en 1968, que busca el crecimiento
económico y sostenible de la humanidad), suplantando sus
conclusiones acerca de la escasez. Al mismo tiempo, la crisis de
la deuda de los países en desarrollo se tornaba más
aguda, estimulando el aumento de las tasas de extracción y
de destrucción de recursos naturales, para viabilizar el
pago de la deuda y la atención de necesidades inmediatas,
impuestas por el crecimiento muy rápido de las poblaciones
de estos países. Las estrategias de gestión
inherentes a este paradigma, también identificado como
eficiencia global, deben incluir: eficiencia energética,
conservación de recursos en general, restauración
ecológica, monitoreo de la salud social y de los
ecosistemas, adopción del principio del contaminador
pagador, para internalizar los costos sociales de la
contaminación y preferencialmente el uso de
tecnologías limpias. En este sentido, el tema principal en
la utilización de las fuerzas del mercado para una
gestión ambiental eficiente.

Ecodesarrollo: se coloca como un paradigma
más adecuado al futuro, pues presupone mayores y
más profundos cambios en el pensamiento y en la
práctica. La gestión ambiental es reorientada hacia
la protección ambiental, y ya no estudiada como un sistema
cerrado, el cual es sustituido por el modelo de economía
biofísica, una economía abierta,
termodinámicamente encajada dentro del ecosistema, parte
del flujo de recursos biofísicos (energía,
materiales y los ciclos de procesos ecológicos) sale del
ecosistema para la economía, y la energía degradada
(no utilizable) y otros subproductos (contaminación)
fluyen de vuelta para el ecosistema. Uno de los principales
objetivos de este paradigma es sustituir el principio del
contaminador pagador por el principio de pagar para prevenir la
contaminación, por medio de la reestructuración de
la economía, de acuerdo con los principios
ecológicos de reducción de la actividad
económica. El eco desarrollo plantea la tentativa de
ecologizar la economía, tarea que exige la
incorporación de las incertidumbres ecológicas en
un modelo económico y en mecanismos de
planificación, determinando la incorporación de
todas las partes en el establecimiento de metas, selección
de medios, división de responsabilidades y beneficios. La
concepción de eco desarrollo, su teoría de
gestión ambiental, de desarrollo y medio ambiente se
fundamentan en el reconocimiento de que el hombre y la naturaleza
no son desligados como suponían la filosofía
occidental y los enfoques gubernamentales. La propuesta de un
modelo alternativo de desarrollo, coincide con un período
de flujo intenso, en dirección a una síntesis de
los cinco paradigmas, o a otro diferente, que traduzca una nueva
etapa de la evolución y conocimiento del
hombre.

Evolución de
la concepción ambiental en los modos de
producción

Económicos

Las teorías, ideas y actitudes con respecto al
medio ambiente, así como su preservación y
conservación han cambiado en la medida en que ha
evoluciona la humanidad y la naturaleza.

Como antecedentes de la economía clásica
están los mercantilistas (siglo XVI hasta la primera mitad
del XVIII) y los fisiócratas (siglo XVIII); en el
pensamiento económico mercantilista, no se toma en cuenta
el medio ambiente ya que sólo se veía la
agricultura como factor productivo en la economía y uno de
los objetivos principales era el de la acumulación de
metales preciosos a través del comercio, por lo que no se
pensaba en la posibilidad de que se agotaran los recursos
naturales; por otra parte, los fisiócratas rechazando el
concepto de riqueza por la acumulación de metales
preciosos que habían dado los mercantilistas, subrayaron
la dependencia del hombre con la naturaleza, ellos consideraban
que las leyes humanas debían estar en cierta
armonía con las leyes de la naturaleza.

Monografias.comPara los
economistas clásicos la naturaleza es vista como infinita
e ilimitada, Adam Smith,

Thomas Malthus y David Ricardo, expresaban sus ideas
sobre "los límites ambientales", en términos de los
límites a la oferta de tierra agrícola de buena
calidad y por tanto en el rendimiento decreciente de la
producción agrícola. Para Malthus, la cantidad fija
de tierra disponible (el límite de la escasez absoluta)
implicaba que, a medida que fuera creciendo la población,
los rendimientos decrecientes reducirían la oferta
alimenticia per cápita, con lo que los niveles de vida se
verían forzados al nivel de subsistencia y la
población dejaría de crecer.

Para David Ricardo, en un modelo de largo plazo, el
crecimiento económico desaparece, debido a la escasez de
los recursos naturales. Los rendimientos decrecientes no
están centrados en la escasez absoluta, sino en que la
tierra disponible varía de calidad y la sociedad se ve
forzada a pasar a tierras cada vez menos productivas (Pearce,
1995).

Malthus cuestionó la ideología del
progreso de William Godwin y Jean M. Condorcet, la cual planteaba
la posibilidad de una ilimitada capacidad de aumento de los
medios de subsistencia, gracias a la apertura de nuevas tierras
de cultivo en el continente americano, por lo que sostuvo en el
"Ensayo sobre la población" de 1798, que la
población crecería a un ritmo mucho mayor que la
producción de alimentos, sostenía que los hombres
se producen de manera geométrica y los alimentos lo hacen
aritméticamente. Le preocupaban las limitaciones que la
naturaleza les imponía a los seres humanos (finitud del
recurso tierra) en sus esfuerzos por alimentar asentamientos cada
vez mayores, pero encontraba que había mecanismos
automáticos, también naturales, que
resolvían esas limitaciones reduciendo el tamaño de
los asentamientos.

Malthus formuló su propuesta en circunstancias
que de seguir esta tendencia de desarrollo económico
"llegará un momento en la que la catástrofe no
podrá eludirse: los hombres no contarán con
alimentos suficientes para subsistir" Hernández (2006,
p.9).

Cabe señalar que la teoría de Malthus fue
inicialmente rechazada con el argumento de que la apertura de
nuevas tierras de cultivo y los adelantos tecnológicos
permitirían grandes incrementos de la producción y
de la productividad agrícola.

A mediados del siglo XIX el economista clásico
John Stuart Mill, tomando como referencia las teorías de
Malthus y David Ricardo sostuvo la idea de que los avances
tecnológicos podrían contrarrestar los rendimientos
decrecientes de la tierra; propuso que llegaría un momento
en que no sería necesario seguir desarrollando fuerzas
productivas y que debía de llegarse a un estado
estacionario de la población, así como de las
fuerzas productivas y que habría otras formas de mejorar
la calidad de vida, por lo que no significaba que acabaría
el progreso.

Del pensamiento clásico surgen dos conceptos
importantes que aborda Adam Smith: el valor de cambio y valor de
uso, con los cuales se clarifica la concepción del medio
ambiente en el pensamiento económico; si el valor de
cambio se explica por la abundancia o escasez relativa de los
bienes, el medio ambiente al ser abundante e ilimitado no tiene
un valor de cambio, es decir no tiene un precio, aun cuando se le
reconoce su utilidad en la satisfacción de las necesidades
humanas (Ferguson, 1998).

David Ricardo señaló "según los
principios corrientes de la oferta y la demanda, no se
pagará renta alguna por esa tierra, por la razón
expuesta de que no se paga nada por el uso del agua o del aire o
por cualquier otro don de la naturaleza que existe en cantidad
ilimitada. No se paga nada por la cooperación de esos
agentes naturales porque son inagotables y están a
disposición de cualquiera" Bifani (1999, p.29).

Partiendo de la teoría de valor de los
clásicos, los marxistas dicen que para analizar la crisis
ambiental se debe partir de la producción mercantil.
Mientras la producción capitalista de valores de uso tiene
su límite en la satisfacción de las necesidades, la
producción mercantil para incrementar la ganancia no tiene
límite alguno. Esta diferencia, está en la base del
agotamiento de los recursos naturales a un ritmo nunca sospechado
en la historia de la humanidad; y también de la
generación de desechos en una medida ilimitada.

Monografias.comKarl Marx,
en su obra El Capital de 1867, señala que todas las
relaciones están medidas por cosas naturales y viceversa,
es entonces que ve al hombre como parte integrante de la
naturaleza, que está determinado por las leyes naturales y
que tiene la capacidad de transformar la naturaleza para sus
propios fines. Por ello concibe entonces el desarrollo no
sólo en términos de un cambio social, sino en
función de la relación sociedad naturaleza en que
el desarrollo del sustrato económico de la sociedad es
visto como un proceso histórico natural.

Según el análisis marxista, los sistemas
económicos capitalistas modernos no logan superar la
prueba de la reproducción; es decir, los sistemas
capitalistas no son sustentables, explotan hasta el límite
el medio ambiente y la destrucción de éste es una
de las razones.

En la segunda mitad del siglo XIX surge la
economía neoclásica, siendo los principales autores
W. S. Jevons, Carl Menger y Leon Walras; el pensamiento
neoclásico concentra la atención en la conducta
individual, orientada a maximizar las utilidades y placer bajos
ciertos supuestos de racionalidad; de esta manera, la ciencia
económica se estudia como un sistema cerrado que funciona
de acuerdo con la racionalidad de las personas en búsqueda
de maximizar su satisfacción personal. Los
fenómenos económicos pasan a explicarse como
resultante de la conducta supuestamente racional de cada unidad
económica y no en términos sociales. Estas unidades
económicas consumidoras y productoras, no toman en cuenta
que los efectos del deterioro ambiental son en gran medida
consecuencia de su conducta. Para los neoclásicos la
intervención gubernamental debe ser lo menor posible, ya
que ésta se prevé para cuando se generan fallas en
el mercado.

Otro importante supuesto básico del
análisis económico neoclásico es el de
competencia perfecta, por lo que se postula en este contexto, la
capacidad del mercado para lograr automáticamente un
óptimo económico en términos de bienestar
social, llamado óptimo de Pareto, que consiste en un
equilibrio, en el cual no es posible que un individuo mejore su
situación sin que otro empeore la propia, por lo que se
sostiene en esta teoría, que "el equilibrio en una
economía perfectamente competitiva, tiende hacia una
situación óptima y de equilibrio, excepto cuando
las interdependencias entre las unidades económicas no
operan a través del mercado, es decir, son externos al
mismo" Foladori (2005, p.37). De aquí surge un concepto
muy importante que es el de externalidades, el cual hace
referencia a los fenómenos que ocurren fuera del mecanismo
del mercado y que afectan la conducta económica, estas
externalidades pueden ser positivas (economías externas) o
negativas (des economías externas). Cabe señalar
que dichos fenómenos que escapan del mecanismo del
mercado, es así, que pasan a formar parte del concepto de
externalidades, son los de orden social y lo que tiene que ver
con la naturaleza o el deterioro ambiental.

Los economistas neoclásicos sostenían que
la presencia de externalidades revelaba las fallas del mercado;
sin embargo, no las tomaron como parte de sus teorías,
porque argumentaban que no afectaban significativamente el
bienestar social, así como el óptimo
económico; sin tener en cuenta que las externalidades son
inherentes al sistema de mercado y el descuidarlas sólo
genera que sean más grandes las imperfecciones del
mercado, así como el alejamiento del óptimo de
Pareto. Por otra parte, argumentaban que la razón del
deterioro ambiental consistía en la ausencia de reglas
claras para aplicar sobre el medio ambiente, o sea que si se
conseguía atribuir el verdadero valor a los servicios y
bienes ambientales, estos podrían ser gestionados como
cualquier recurso económico.

Hasta este momento el medio ambiente se encontraba
externo al mercado, ya que los recursos naturales, aún
considerándose insumos indispensables del proceso
productivo, no eran vistos como bienes económicos por no
poseer valor de cambio ni dueño. Sin embargo con las
teorías del economista inglés Arthur Cecil Pigou,
se incorpora el medio ambiente como objeto de estudio en el
pensamiento económico neoclásico, esto por el
concepto de internalización de las externalidades que
aborda en su libro Economía del Bienestar de 1920, el cual
propone como la solución a las externalidades negativas y
positivas, principalmente por medio de acuerdos voluntarios,
subvenciones e impuestos, conocidos estos últimos, como
impuestos pigouvianos, que correspondieran con el valor del costo
social infringido a la sociedad, y mediante la
intervención del estado para reglamentar y disciplinar
estas fallas del mercado; este procedimiento mediante el
principio conocido como contaminador pagador; es entonces que
para los pensadores neoclásicos, se le adjudicaba el
verdadero valor a los bienes y servicios ambientales.

En el año de 1960 en su artículo El
problema del costo social, el economista Ronald Coase, retomando
la teoría de Pigou, plantea otra manera de corregir los
fallos de mercado causados por la presencia de externalidades,
mediante la reasignación de los derechos de propiedad para
facilitar que aparezca un mercado entre privados y externos;
sostenía que "en la medida en que los derechos de
propiedad estén bien definidos, los acuerdos voluntarios
entre agentes económicos nos van a llevar a soluciones
óptimas", García (2005, p.58); Coase
establecía que los agentes económicos privados
podrían resolver las externalidades entre ellos, si el
estado asignaba correctamente estos derechos de propiedad y sin
ninguna otra intervención. En la Tabla 1 se muestran
algunas principales entre las teorías de Pigou y
Coase.

Tabla 1. Características de gestión
ambiental derivadas de Pigou y Coase. (Fuente: Foladori, G. y
Pierri N. 2005, p183)

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En base a las teorías de internalización
de las externalidades de Pigou y Coase, se constituye en los
años setenta una nueva disciplina, basada en los mismos
conceptos y supuestos básicos de la teoría
neoclásica conocida como economía ambiental o
también llamada eco capitalismo. La economía
ambiental estudia la relación de las actividades
económicas con el medio ambiente; esto significa el
estudio de las distintas relaciones entre empresas de recursos
naturales, fábricas y hogares. Las relaciones de salida o
retorno de las actividades económicas hacia el medio
ambiente, constituyen el campo de estudio de la economía
ambiental, es decir el resto de flujos. La economía
ambiental contiene dos disciplinas: la economía de los
recursos naturales y la ambiental. La economía de los
recursos naturales, se dedica al estudio de la relación de
la actividad económica, que toma recursos de su entorno
para llevarla a cabo; es así, que estudia a los recursos
como la función de producción, como in-puts o
insumos para la actividad humana. En la Figura 1 se puede
observar como la economía ambiental toma como base un
sistema cerrado, las empresas venden bienes y servicios, y con
esto remuneran los factores de producción (tierra, trabajo
y capital).

Figura 1. La economía como sistema cerrado:
economía ambiental. (Fuente: Cuellar

2003, p.11)

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El economista de origen británico Kennet E.
Boulding, en la década de los sesenta, comienza a
relacionar la economía y la ecología, afirmando que
la sociedad es un ejemplo de un concepto general de ecosistema;
un sistema ecológico del que los sistemas
biológicos (bosques, campos, pantanos), son otros
ejemplos. Boulding, en 1970, considera a la economía como
una ciencia ecológica, llegando a definir el
término economía ecológica y enuncia lo que
llama el Teorema número uno de dicha economía, que
se refiere al autocontrol de la población y junto a este
problema analiza la contaminación y el agotamiento de los
recursos, definiendo al sistema económico como una
economía productora de residuos (Foladori,
2005).

Otro autor también preocupado, es Karl W. Kapp,
que en el año de 1966 expresa su preocupación de
reformular los conceptos básicos de la economía;
afirmaba que era necesario cambiar la forma de introducir a los
estudiantes en el mundo económico, y que se debería
iniciar dicha formación en el carácter abierto de
los sistemas económicos, explicando los problemas de la
entropía, de los efectos retroactivos, de los equilibrios
materiales, de los límites a la contaminación,
entre otros. (Cuellar, 2003)

Heman Daly, economista estadounidense que asumió
el cargo del departamento de medioambiente del Banco Mundial,
proponía, para que una sociedad sea sostenible, los
insumos globales materiales y energéticos de una sociedad
deben cumplir con tres condiciones:

  • a) Que sus tasas de utilización de
    recursos no excedan sus tasas de
    regeneración.

  • b) Que sus tasas de utilización de
    recursos no renovables no excedan la tasa a la cual los
    sustitutos renovables se desarrollan.

  • c) Que sus tasas de emisión de agentes
    contaminantes no excedan la capacidad de asimilación
    del medio ambiente.

A partir de las aportaciones de Boulding, Kapp y Daly,
en la década de los ochenta, surge una nueva ciencia, la
economía ecológica, que no es considerada una rama
de la teoría económica neoclásica, sino el
resultado de unir campos del conocimiento, a través del
compromiso entre economistas y ecologistas que propicien la
mejora en la política y gestión ambiental. Al
respecto, Naredo, (1994) expresa que la economía
ecológica considera que toda la biósfera y los
recursos pueden ser útiles y escasos, mientras que la
economía neoclásica (economía ambiental) se
ocupa de aquello que siendo de utilidad directa para los hombres,
resulta además apropiable, valorable y producible. La
economía ecológica ve al planeta tierra como un
sistema abierto a la entrada de energía solar. En la
Figura 2 se puede observar como la economía
ecológica ve al planeta como un sistema abierto a la
entrada de energía solar. La economía necesita
entradas de energía y materiales, y produce dos tipos de
residuos: el calor disipado o energía degradada y los
residuos materiales, que mediante el reciclaje pueden volver a
ser parcialmente utilizados. Parte del reciclaje se da en el
mercado y otra parte más voluminosa se recicla
naturalmente, sin intervención humana mediante ciclos
naturales que convierten residuos en recursos. (Martínez,
2000).

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Figura 2. La economía como sistema abierto:
Economía ecológica. (Fuente: Cuellar
2003,

p.15)

En la economía ecológica ya no sólo
se habla de un sistema económico, sino también de
infinidad de sistemas que podrían idearse para
representarlos atendiendo a contextos y finalidades diferentes.
Propone, a diferencia de la economía ambiental, una
perspectiva de análisis de las cuestiones ambientales, la
ecología se integra con la economía, adquiriendo un
carácter multidisciplinar, en lugar de formar parte de
otra ciencia, tratando de integrar la metodología de
diversas ciencias como la ecología, la
termodinámica, la economía, entre otras. En la
Tabla 2 se muestran las principales diferencias entre la
economía ambiental y la economía ecológica.
(Véase Anexo 1; características de los paradigmas
económicos.)

Partes: 1, 2, 3, 4, 5

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