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Violencia Escolar: Un problema social que nos rebasa




Enviado por Ramón Ojeda Ojeda



  1. Introducción
  2. Ambiente familiar y
    ambiente escolar
  3. Funciones de la
    familia
  4. La familia,
    víctima de las circunstancias
  5. La familia,
    generadora de violencia
  6. Función de
    la escuela
  7. Ambiente escolar,
    socialización y conflicto
  8. Violencia en la
    escuela
  9. Los
    acosadores
  10. El papel del
    maestro
  11. Consecuencias del
    acoso escolar
  12. Prevención:
    estrategias y acciones
  13. Conclusiones

Introducción

El fenómeno de la violencia en nuestro
país no es nuevo, en todo caso lo que es inédito es
el incremento de los niveles de violencia, tanto en número
como en la diversidad de sus manifestaciones y los ámbitos
en los que se presenta, algunos de los cuales habían
permanecido virtualmente intactos.

Muchos parecen sorprendidos al enterarse de la violencia
que se presenta en la escuela a través de lo que
actualmente se ha denominado bullying,
[1]neologismo que designa un conjunto de acciones
mediante las cuales se acosa, ya sea individualmente o en grupo a
otro u otros haciendo uso de la violencia física, verbal,
psicológica o simbólica de manera reiterada entre
escolares de manera directa, o bien a través de las redes
sociales (ciberbullying). El bullying es una forma de tortura,
metódica y sistemática, en la que el agresor sume a
la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la
complicidad de otros
compañeros[2]

Es evidente que todo tipo de agresión violenta
las relaciones armónicas en cualquier contexto social, sin
embargo parece que no se repara en tres situaciones fundamentales
que inciden en el incremento de la violencia escolar:

Se dirá que esto último se produce en
otras áreas muy alejadas del ámbito escolar, pero
en la última década[3]el
fenómeno de violencia ha permeado a la sociedad entera y
en gran parte se ha capitalizado tanto en los medios masivos,
como en las redes sociales ya que hasta en los contenidos
cinematográficos y televisivos se hace una apología
de la violencia que ha desensibilizado a los niños y
jóvenes quienes no lograr dimensionar los hechos y sus
consecuencias reales: "el bullying no surge en la escuela. No es
un fenómeno de generación espontánea, sino
una manifestación de la crisis social y de inseguridad
[…] el comportamiento de los alumnos es más
agresivo en las escuelas, producto de lo que ven en la calle y en
los medios de comunicación. Desde edades muy tempranas son
testigos de la descomposición de la sociedad y de las
instituciones que deberían poner un alto a tanta
violencia[4]

Por otro lado las propias autoridades educativas han
empoderado a los alumnos y padres de familia de tal suerte que la
autoridad del maestro ha quedado relegada o virtualmente anulada
porque las leyes no permiten ningún tipo de sanción
o ejercicio de la autoridad sobre los alumnos bajo el argumento
de la defensa del menor, lo que ha dado como resultado una
creciente violencia hacia el docente, situación
paradójica, en la que ya no es posible mantener un control
que es fundamental en el proceso formativo del niño y el
adolescente. Como lo expresa Trixia Vallejo: "Los responsables
del bullying son las autoridades de la SEP[5]que
han prohibido a los maestros imponer disciplina y mantener el
orden en los salones de clases. Hoy el maestro no puede
suspender, sacar del salón, dejar tarea extra,
regañar, hablar fuerte y mucho menos expulsar a un alumno
a pesar de su mala conducta"[6]

Sin duda los cambios en la relación
maestro-alumno y maestro-padre de familia son resultado de la
legislación en materia educativa que ha privilegiado los
derechos del niño sin considerar, paradójicamente,
que a todo derecho corresponde una obligación,
además de que las autoridades parecen incapaces de
contextualizar la situación en la que se vive hoy
día, ya que las acciones anunciadas por el gobierno
federal para combatir el bullying[7]en las
escuelas soslaya, que los niños y adolescentes
están creciendo en una sociedad agresiva, racista,
machista e intolerante[8]no se trata sólo
de resolver un problema que sólo se presenta en el aula,
sino más allá, en casa y en espacio social. Por
otro lado "en el sistema educativo nacional se carece de equipos
de especialistas que puedan contender con el reto de brindar
atención especializada a quienes son víctimas y
victimarios del acoso escolar"[9]

Ambiente familiar
y
ambiente escolar

Tanto la escuela, como al ámbito familiar son los
espacios básicos en los que se desarrolla el individuo; la
familia es el núcleo en el que se inicia la
formación del individuo y, al margen de su
composición[10]sigue siendo la
institución responsable de la primera etapa de la
educación; ésta, al ser informal aporta elementos
materiales, emocionales, culturales y axiológicos con los
cuales el individuo enfrentará el ámbito social en
función de los contenidos implícitos y
explícitos de dichos elementos, en otras palabras, el
individuo recibe un "paquete de recursos" con el cual se
habrá de conducir fuera (y dentro) de su espacio familiar.
Sin embargo es necesario puntualizar que cada familia aporta al
individuo en función de múltiples factores como son
la educación y formación profesional o no de sus
padres, el nivel socioeconómico, el espacio
geográfico y la cultura, por lo cual esa dotación
no es la misma en cada uno y además es muy diversa, con lo
que la escuela habrá de trabajar para lograr una relativa
formalidad tendiente a desarrollar en los individuos actitudes y
habilidades similares, básicas y necesarias para su
conducción en la escuela y, de regreso, en el medio
familiar. Las agresiones en el ámbito escolar se enmarcan
en un concepto de violencia formativa organizacional, es decir,
responden a causas aprendidas por los individuos en los entornos
donde se desarrollan[11]

Funciones de la
familia

La familia, sobra decirlo, es el espacio en el que el
individuo se desarrolla desde su nacimiento y presenta una gran
variedad de modalidades, lo que influye determinantemente en
él, sobre todo porque cumple con funciones psicosociales y
estas determinan el bienestar o malestar y ulterior desarrollo de
sus miembros en función de su realización apropiada
o inadecuada. Las funciones psicosociales de la familia
son:

  • 1. Dar respuesta a las necesidades
    básicas de subsistencia biológica:
    alimentación, cuidado y protección
    física, techo y abrigo.

  • 2. Constituir la matriz primaria de las
    relaciones afectivas interpersonales y fundamentales para el
    desarrollo de la autoestima, seguridad y confianza
    básicas, promoviendo al mismo tiempo la
    vinculación y socialización de sus
    miembros.

  • 3. Ser un factor determinante para el
    desarrollo de la identidad individual, ligado a la identidad
    familiar de grupo (pertenencia), pero respetando la
    individuación de cada uno de sus
    integrantes.

  • 4. Brindar los primeros modelos masculinos y
    femeninos significativos para la identificación
    psicosexual.

  • 5. Iniciar a los hijos en el entrenamiento de
    los diferentes roles sociales, acordes al contexto en el que
    se vive mediante la responsabilidad, el ejercicio de la
    razón y la consiguiente autoridad.

  • 6. Estimular el proceso de aprendizaje y el
    desarrollo de la creatividad.

  • 7. Transmitir las nuevas generaciones valores,
    ideología y cultura, por lo que la familia es el
    puente de la herencia social[12]

La familia,
víctima de las circunstancias

La familia como núcleo básico de la
sociedad también se ha visto afectada por una serie de
cambios de tipo económico que han alterado su estructura
tradicional. El deterioro económico del país que se
inició en los años ochenta[13]y
cuyos efectos más visibles se hicieron evidentes en los
años noventa y que hasta el momento no han cesado,
condujeron a las familias a modificar su dinámica interna
y en muchos casos las madres de familia tuvieron que incorporarse
al mercado laboral por el deterioro salarial, lo que
implicó dejar virtualmente solos a los hijos y con ello la
supervisión en casa se redujo considerablemente, ya que la
falta de empleos y salarios dignos, obligó a los padres de
familia a dejar la responsabilidad del cuidado de sus hijos en
otros sectores, uno de los cuales ha sido la escuela. En efecto,
muchos padres transfieren responsabilidades de formación a
la institución escolar y en no pocos casos le reclaman la
falta de valores en los alumnos cuya generación,
desarrollo y fomento corresponde a los padres, ya que la escuela
sólo refuerza y reitera, aunque también forma pero
en corresponsabilidad.

La familia,
generadora de violencia

Si la familia es víctima, también es en
parte responsable del incremento de la violencia cuando al
interior existen situaciones en las que el abuso, la disparidad
en la educación de género y el dirimir conflictos
mediante acciones violentas forman a los hijos y fomentan
prejuicios que ocupan el lugar de los valores "Los [niños
y] jóvenes están educados en esta cultura de "no
pasa nada" y así se les castra, no aspiran a más y
todo se lo dan los padres". Se puede expresar tanto en agresores
como en agredidos, "en el primer caso se incita al menor a "ser
hombrecito" (incluye a mujeres) y a comportarse de cierta forma,
a que se gane el respeto mediante la violencia; en el segundo,
los hacemos pasivos, indolentes y dependientes. Es una
visión paternalista muy propia de México: los
hacemos dependientes, se les resuelve todo y los orillamos a la
violencia o a ser víctimas de la
misma"[14]

La permisibilidad de los padres es resultado, en parte,
de la culpa por el abandono. Al no estar presentes los padres
buscan compensar su ausencia otorgándole a sus hijos
prácticamente todo lo que pidan: cosas materiales y
límites indefinidos que conducen a faltas de respeto y
enfrentamientos con los propios padres. Cuando esto sucede, no es
de extrañar que el niño o el adolescente se sientan
plenipotenciarios y que su trato hacia los demás no
reconozca derechos en los otros y obligaciones en ellos mismos.
Por eso se entiende la conducta desafiante en la escuela, no
sólo hacia los pares, sino a las propias autoridades,
sobre todo cuando el niño y el adolescente tienen en el
padre o la madre un apoyo incondicional a pesar de su mal
comportamiento que siempre encuentra una justificación,
por muy absurda que pueda parecer. Eso ha minado la autoridad
escolar y es el medio que propicia la violencia en cualquiera de
sus variadas manifestaciones.

Función de
la escuela

Cuando el niño se incorpora a la
institución escolar su vida cambia sustancialmente porque
se integra a la educación formal y uniforme. Los primeros
años constituyen la educación básica cuya
importancia parece no ser cabalmente comprendida porque esta
etapa es crucial para el posterior desarrollo del niño, no
sólo en la escuela sino fuera de ella. La educación
básica está conformada por las etapas iniciales a
través de las cuales el niño se incorpora a la
educación formal por su ingreso a una institución
educativa en la que habrá de prepararse para el desarrollo
de habilidades y competencias básicas y fundamentales a
través de las cuales va a adquirir conocimientos y
aprendizajes que le permitirán incorporarse a otros
niveles. La educación básica se divide en dos
partes: una primera que se adquiere a través del
jardín de niños, con actividades lúdicas
cuya función es identificar el entorno y lo que lo
constituye. Este nivel es preparatorio en el sentido de que
permite al niño incorporarse a la institucionalidad a
través de actividades que, si bien están basadas en
el juego, son dirigidas con objetivos específicos,
consistentes en desarrollar habilidades para relacionarse con los
demás, para identificar formas, espacio, dimensión,
color y desarrollar la motricidad gruesa y fina, ésta
última esencial para la adquisición de la
lecto-escritura y todo aquello que en su vida cotidiana tiene un
significado. Una vez concluido este nivel el niño
está en condiciones para su integración al segundo
nivel, la primaria, en donde ya se ha
adquirido—teóricamente— la suficiente madurez
para la realización de actividades más complejas y
que requieren mayores destrezas tanto físicas como
intelectuales.

El nivel de primaria es muy importante porque es casi la
única oportunidad que tiene la mayoría de la
población mundial de entrar en contacto con saberes
sistematizados en su transmisión instructiva y formativa.
Su peculiaridad pedagógica estriba, además, en que
en este nivel se producen algunas de las variaciones más
significativas en el desarrollo
psicológico[15]

"En la escuela elemental, los alumnos de una misma edad
son agrupados bajo la dirección de un maestro,
habitualmente una mujer. En la escuela secundaria encontramos una
importante diferencia estructural: cada niño participa en
un conjunto de clases y debe tratar de adaptarse a una cantidad
de maestros de ambos sexos, tanto como a un número mucho
mayor de estudiantes. Tiene así oportunidad de participar
en una trama más amplia y más compleja de
relaciones sociales. Se supone que entonces se desarrollan sus
capacidades y se le proporcionan conocimientos que le
permitirán desempeñarse con éxito en las
diversas posiciones que ocupará como adulto en la
sociedad"[16] La socialización en la
escuela implica establecer relaciones no sólo con los
pares, sino con adultos, los maestros, cuyo papel, aunque pueda
ser similar al del padre supone el establecimiento de relaciones
distintas a las de casa y con ello se enfrenta a nuevas
experiencias socializadoras, por lo que ésta etapa es
crucial, sobre todo en la secundaria, cuando esa relación
ya no es con un sólo adulto sino con varios, lo que
requiere de adaptación y ajuste ante la diversidad de
carácter y personalidad de cada docente. Esto es muy
importante porque es una especie de ensayo de lo que en su vida
futura el adolecente enfrentará en el terreno de la vida
cotidiana y profesional.

Ambiente escolar,
socialización y conflicto

En la escuela el niño habrá de ajustarse a
un ambiente distinto del hogar; la adaptación implica
enfrentar nuevas reglas, una dinámica social en la que se
convive con los demás y en la que, además, existe
una gran diversidad de actitudes, comportamientos, visiones del
mundo, estableciendo relaciones en las que se presenta,
inevitablemente, el conflicto, derivado de un choque de valores,
actitudes, formas de ser y pensar y hasta de reaccionar ante una
gran cantidad de estímulos. El ambiente escolar es, ante
todo, socializante y la institución tiene como
función darle formalidad a los procesos de
enseñanza-aprendizaje en los que el docente funge como
extensión del padre en tanto que dirige, controla,
conduce, guía y evalúa lo que se aprende, tanto en
lo académico como en lo social y
axiológico.

El proceso de socialización tanto en el medio
familiar como en la escuela está constituido por cuatro
etapas:

  • a) Integración. Esta etapa supone la
    inclusión al grupo y en ella el individuo es
    reconocido por aquél y a su vez reconocido con por
    él mismo como parte de un grupo de iguales (edad) y
    sexo, aunque con diferencias relacionadas con
    características físicas actitudinales y
    conductuales. En este periodo se produce el sentido de
    pertenencia.

  • b) Adaptación. El individuo ajusta su
    conducta y sus acciones en función de las normas y
    valores establecidos por el grupo o bien el líder que
    en el caso del espacio escolar es el docente, representante
    de la institución.

  • c) Asimilación. Paulatinamente el
    individuo va reconociendo los límites de sus acciones
    y se reconoce en los demás y con los demás,
    reproduciendo las pautas culturales del grupo.

  • d) Incorporación. Es esta última
    etapa el individuo interioriza las normas, las pautas
    culturales del grupo, las hace propias y las reproduce
    haciéndolas extensivas, en alguna medida a otros
    grupos o instituciones. Puede decirse que a partir de este
    punto el individuo reproduce el sistema social o bien, la
    parte que él ha aprendido acorde a su propia historia
    de vida, contexto socio cultural y educación formal e
    informal.

Es importante señalar que en el proceso de
socialización, no solo se forman vínculos y se
convive de manera armónica y pacífica, sino que
también se manifiesta eventualmente el
conflicto[17]en diversos grados como parte de los
procesos de ajuste o bien por cuestiones de territorialidad,
sentimientos de pertenencia o cuestiones de poder y liderazgo.
Cuando el conflicto surge se hace necesaria la
intervención de la autoridad en el aula con el fin no
sólo de dirimir diferencias, restablecer límites o
recuperar la convivencia, sino sobre todo de reforzar la idea del
respeto y la tolerancia en un medio que de suyo es
diverso:

"En los procesos de interacción en el aula
debemos tener en cuenta los factores motivacionales, el
autoconcepto académico, el ánimo con que se afronta
la tarea y los factores afectivos. Cuando un individuo se
incorpora a un grupo social se dan dos tendencias: el deseo de
dominio y el de afiliación. El fenómeno de
agresión entre iguales podría deberse a la
desintegración que sufre el niño cuando ingresa por
primera vez al medio escolar. Su mundo, el familiar, queda
relegado y aparece su deseo de ser y hacer acrecentado por la
novedad y el ambiente. Pero su deseo y actividad se encuentran
con los de otros y provocan un conflicto que se resolverá
en función de su temperamento e historia personal.
Así, optará por esforzarse en prevalecer sobre el
otro, se someterá a él, o bien se aislará.
De cualquier manera, le permitirá encontrar a aquél
o aquellos que lo acepten y descubrirá el placer de
pertenencia"[18]

Hemos señalado que en este nuevo espacio en el
que el niño se incorpora para socializar habrá de
enfrentar el conflicto en tanto este es parte de los procesos
adaptativos. Es necesario puntualizar que el conflicto se
presenta de diversas formas: por un lado todo proceso de
aprendizaje implica conflictos cognitivos cuando un conocimiento
nuevo contrasta con los conocimientos previos. La duda supone un
conflicto cognitivo cuando ya no se está seguro de algo o
cuando una idea preconcebida es puesta en tela de juicio, sin
embargo esto es normal e indispensable en la medida en que
así es como se construye el pensamiento, y la
información que el docente proporciona, en la medida en
que está avalada por la racionalidad y el pensamiento
científico[19]garantizan esa
construcción.

Otro conflicto que se presenta en el ámbito
escolar se da por la separación del niño de sus
padres, sobre todo en el primer año y se manifiesta en
actitudes hostiles que devienen en violencia cuando el
niño agrede física o verbalmente o se niega a
trabajar, mostrando resistencia, frustración o incapacidad
para establecer relaciones con sus iguales. Generalmente durante
las primeras semanas en la escuela el niño logra adaptarse
y con ello el conflicto se resuelve, aunque hay casos en los que
se requiere de otro tipo de intervención cuando la
capacidad de adaptación se retrasa y ya sea el docente,
los padres o el psicólogo apliquen alguna estrategia para
resolverlo.

El conflicto se presenta también en la propia
socialización; las diferencias por sexo,
características físicas, actitud o temperamento
influyen en el establecimiento o no de una relación entre
compañeros que comparten por varias horas un espacio. Hay
niños dispuestos a establecer relaciones con muchos,
aunque puedan ser selectivos, hay niños más
reservados y hay otros que reaccionan con hostilidad ante
algunos. Podría decirse que eso es normal en el sentido de
que las reacciones en los niños pequeños no
están completamente mediadas por valores o normas de trato
social; el niño pequeño no es diplomático,
es directo y abierto al momento de establecer una
relación. Puede aceptarla o rechazarla inmediatamente y en
casos extremos responder violentamente. Es evidente que la
socialización en el espacio escolar es estimulada y
dirigida –o debiera serlo—por el docente y este
habrá de conducir y orientar al niño para que logre
desarrollar en todo lo posible la tolerancia a la
frustración y hacia las diferencias en un ambiente en el
que la diversidad es la tónica.

Por otro lado es importante puntualizar que las
respuestas violentas de los niños en el ámbito
escolar son resultado de situaciones que se viven en casa y que
pueden ser violentas; cuando el niño observa situaciones
violentas en casa tiende a reproducirlas de alguna forma en tanto
que los padres son la referencia y el aval si forma parte de lo
que en casa se enseña, ya sea de manera consciente o no.
Si las diferencias se resuelven de manera violenta y el padre o
la madre refuerzan la conducta a partir del criterio "si
te pegan, pega" o "no te dejes" o bien se valora positivamente el
uso de la violencia, física o verbal, lo aprendido en casa
se traslada a otros espacios y por tanto no es extraño que
sea en la escuela en la que se manifieste de manera
constante:

"En la escuela, la conducta agresiva parece estar
relacionada con las variables afectivas y de relación
familiar, como pueden ser el rechazo de los padres, el castigo
agresivo y la carencia de identificación con los padres.
Algunas víctimas crecen en la convicción de que el
empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que
quieren. El haber sido víctima en la infancia propicia que
de adulto se victimice a otros" [20]

Violencia en la
escuela

La violencia escolar es algo relativamente nuevo,
aunque, considerando que en todo grupo o ambiente social hay
competencia y conflicto, es obvio que habrá reacciones
violentas, sin embargo su incremento y diversificación es
lo que preocupa dado que se han detectado diversas formas de
violencia en la escuela[21]

  • 1. Bloqueo social (29,3%) Son acciones que
    implican aislamiento y marginación (ley del hielo, "no
    te juntes con él", "no le hables") con la
    intención de romper redes sociales de apoyo o
    compañía; esta forma de acoso a veces es
    difícil de detectar porque la víctima no
    entiende la razón por la cual no le hablan o no lo
    incluyen en el grupo o en los juegos y actividades de sus
    pares.

  • 2. Hostigamiento (20,9%) Es acoso
    psicológico que manifiesta odio, desprecio, faltas de
    respeto, asignación de apodos, burlas y
    ridiculización.

  • 3. Manipulación social (19,9%)
    Distorsión de la imagen de la víctima
    poniéndole en contra a otros a través de
    información falsa sobre él (chismes) con lo que
    se induce el rechazo con lo que se incurre en un mecanismo
    conocido como "error básico de
    atribución".

  • 4. Coacciones (17,4%) Se obliga a la
    víctima a realizar acciones en contra de su voluntad y
    con ello se logra ejercer dominio y sometimiento. En esta
    situación el victimario es percibido como poderoso
    quién a su vez es capaz de acallar a su víctima
    ante la posibilidad de ejercer represalias.

  • 5. Exclusión social (16,0%) Evita la
    participación de la víctima tratándola
    como si no existiera, impidiendo su expresión e
    intervención en actividades grupales o de
    pares.

  • 6. Intimidación (14,2%) Implica
    amedrentar, apocar y consumir emocionalmente a la
    víctima.

  • 7. Agresiones (12,8%) Es el ejercicio
    físico de la fuerza que incluye golpes y todo tipo de
    contacto físico corporal con la intención de
    dañar.

  • 8. Amenazas (9,3%) Son las conductas de acoso
    que buscan acobardar mediante la posibilidad de atentar
    contra la integridad física o la
    extorsión.

Por otro lado también aparece el acoso escolar
homofóbico o gay bashing que se define como
cualquier tipo de agresión psicológica,
física y moral hacia las personas por tener o aparentar
tener una orientación sexual diferente, lo que requiere de
un trabajo más consistente y profundo para promover la
tolerancia hacia la diversidad de cualquier tipo, incluyendo la
sexual.

La violencia que se presenta en el espacio
escolar puede ser de tres tipos:

  • 1. Violencia de alumnos dirigida a alumnos. Se
    manifiesta mediante robo de objetos, lesiones de todo tipo,
    desde golpes y empujones y en casos extremos la
    utilización de armas blancas y de fuego; ataque
    sexual, homicidio y suicidio. Este último, si bien no
    se presenta en la escuela puede ser resultado de la
    depresión resultante de situaciones violentas vividas
    por un alumno y que no pudieron resolverse
    favorablemente.

  • 2. Violencia de los alumnos hacia el personal
    docente, que comprende distintas modalidades del conflicto
    con la autoridad educativa. La influencia de una familia
    violenta en un contexto de violencia, provoca consecuencias
    gravísimas.

  • 3. Violencia del personal docente Comprende
    tanto a autoridades, profesores, preceptores, como personal
    administrativo y de mantenimiento, que trabaja en el
    ámbito educativo.

La violencia escolar tiene las siguientes
características

  • El espacio de la victimización es la propia
    escuela, evidentemente.

  • Los participantes de la violencia son los alumnos
    entre los que podemos distinguir a víctimas y
    victimarios, los primeros activos y los segundos
    pasivos[22]

  • El personal docente se muestra vulnerable al no
    poder controlar la violencia en la institución
    escolar, lo que genera permisibilidad y agravamiento de los
    comportamientos violentos.

  • Acciones correctivas acotadas por parte de
    autoridades y directivos.

  • La importancia del papel y la función social
    del maestro no es valorada, comprendida y apoyada en
    sociedad.

  • Tanto la sociedad en su conjunto como el
    ámbito escolar han abandonado una educación
    cimentada en los principios básicos de los derechos
    humanos, el respeto, la igualdad y la solución
    pacífica de los conflictos.

  • Carencia de compromiso por parte de los padres de
    familia y alumnos hacia la institución
    escolar.

Los
acosadores

El acosador o agresor no necesariamente es un enfermo
mental o con trastornos graves de personalidad; generalmente
presenta algún tipo de psicopatología, ausencia de
empatía o alguna distorsión cognitiva. Cuando el
agresor no es empático significa que no tiene la
sensibilidad como para ponerse en el lugar de la víctima
ignorando su sufrimiento; la distorsión cognitiva es una
forma de error en el procesamiento de información que
impide al sujeto percibir adecuadamente la realidad. En este
último caso se dan situaciones absurdas: el alumno se
expresa con imprecaciones, grita o agrede verbalmente a un
compañero y cuando es reconvenido o se le llama la
atención por parte del maestro o el prefecto, el alumno
responde exigiendo respeto, cuando él fue el primero en
romper con la institucionalidad a la que no le permite que se le
llame la atención porque se vulneran sus derechos. La
paradoja es solicitar respeto, luego de faltar al
respeto.

El papel del
maestro

La responsabilidad del acoso también recae en la
escuela. El ambiente de cordialidad, que sería el ideal no
se produce o se mantiene estable por la falta de autoridad del
docente en la medida en que no ha recibido una formación
específica en cuestiones de intermediación en
situaciones escolares conflictivas, aunado a la
disminución de su perfil de autoridad dentro de la
sociedad actual, ya que no se reconoce por las autoridades ni por
los propios padres de familia el papel del docente a quién
se le exige un comportamiento modelo ante los alumnos y que
excluye cualquier forma de aplicación de sanciones,
recomendaciones, tono de voz alto, o cualquier forma de
reconvenirlos y, paradójicamente, se le exigen resultados
en la formación de los alumnos cuando los padres no
participan en casa en la formación a afianzamiento de los
valores. El acoso se produce por la falta de una autoridad
exterior (el profesor, un familiar o tutor) que imponga
límites a las conductas violentas, lo que proyecta y
afianza en el acosador una imagen de líder sobre el resto
de sus iguales seguidores. El acosador es entonces un
líder negativo y por tanto reproduce la actitud violenta
en sus seguidores, tanto activos como pasivos
produciéndose una situación que ataca al que no es
seguidor, al que se resiste, al diferente, al que sobresale
académicamente, al imbuido de sólidos principios
morales, lo que resulta, evidentemente destructivo.

Consecuencias del
acoso escolar

Sobra decir que todo tipo de violencia resulta
traumática, sobre todo tratándose se niños y
adolescentes en proceso de formación, lo que produce
secuelas biológicas y mentales en las víctimas
más vulnerables las que pueden padecer problemas mentales
como trastorno por estrés postraumático,
depresión y trastornos del ánimo a medida que
crecen[23]Por otro lado también se dan
casos de abuso como el acoso escolar homofóbico o gay
bashing, esto es, cualquier clase de daños hacia las
personas, tanto, psicológico, físico y moral por
tener o aparentar tener una orientación sexual diferente,
como se ha señalad más arriba.

Prevención: estrategias y
acciones

La violencia escolar no se puede erradicar por completo,
pero sí es posible reducirla a su mínima
expresión, lo que permite controlarla y manejarla
adecuadamente para resolverla en mejores términos evitando
daños mayores.

Indudablemente es corresponsabilidad de directivos,
maestros, padres de familia y alumnos dar soluciones para
enfrentar y reducir a su mínima expresión la
violencia, sobre todo porque la coordinación entre tales
elementos es el factor clave; la prevención es fundamental
y cuando se presenten casos de violencia en cualquier modalidad,
habrán de la aplicarse medidas específicas para
reducirla o eliminarla sin alterar o vulnerar los derechos de los
alumnos y maestros. Para ello es necesario que los padres de
familia confíen en la institución escolar a la par
de cumplir con su papel formativo en casa y reforzar las medidas
disciplinarias en la escuela, reconociendo la autoridad del
maestro, siempre y cuando éste actúe racionalmente
teniendo en cuenta que la aplicación de cualquier medida
disciplinaria debe tener una orientación formativa y
sustentada en los valores, los derechos y obligaciones de todos,
padres, alumnos y maestros, reconociendo que cada espacio tiene
sus reglas y que hay que ajustarse a las mismas pues la vida
así es y requiere de cada uno la capacidad de
adaptación a distintos espacios y formas de ser, actuar y
pensar en un marco de respeto y tolerancia.

Las medidas de prevención y
acción son las siguientes:

  • 1. Los padres de familia deben reconocer su
    responsabilidad en la formación primaria de sus hijos
    estableciendo límites y cumpliendo cabalmente las
    sanciones a las conductas antisociales.

  • 2. Supervisar en casa las actividades escolares
    con el fin de fomentar la responsabilidad de sus hijos en el
    cumplimiento en aula y en casa con las tareas que forman
    parte de la dinámica escolar, además del
    cumplimiento que toda institución establece como parte
    de su organización: puntualidad, limpieza,
    presentación personal, uniforme y comportamiento en la
    escuela. No se trata de formar alumnos modelo, intachables o
    perfectos, sino de personas responsables, honestas y
    respetuosas

  • 3. Los padres deberán confiar en la
    institución escolar y en sus lineamientos y apoyar las
    medidas disciplinarias con el fin de reforzar la idea de la
    formación académica y axiológica de los
    alumnos.

  • 4. No hacer comentarios negativos de la
    institución ni descalificar el trabajo de los
    profesores; cuando un padre de familia no esté de
    acuerdo con las medidas establecidas por el cuerpo docente o
    los lineamientos de la institución deberá
    establecer contacto con la misma a través de sus
    directivos para comentar, discutir y llegar a acuerdos o bien
    para deslindar responsabilidades y aplicar medidas justas y
    reparadoras en caso de abuso u omisiones que afecten a los
    alumnos, en el entendido de que todo tiene arreglo por los
    cauces legales; los comentarios que descalifican a la
    institución o los docentes lejos de resolver un
    problema lo magnifican o lo deforman y es evidente que los
    alumnos, por su inmadurez, criterio en ciernes o
    información descontextualizada responderán
    mediante una actitud de desconfianza, reto a la autoridad y
    sin otorgarle credibilidad a los maestros, con las
    consecuencias en su formación académica, social
    y moral.

  • 5. La comunicación de los padres con sus
    hijos es básica para detectar casos de abuso o
    intentos del mismo; es necesario fomentar la cultura de la
    denuncia confiando en la respuesta inmediata de la
    institución escolar.

  • 6. Cuando el alumno comunique a sus padres un
    caso de abuso, estos deberán mantener la calma y
    escuchar con detalle para generar confianza, insistiendo que
    él no es culpable, sino víctima. Es necesario
    reforzar la autoestima del niño o adolescente y
    comunicar la situación a la escuela para actuar
    inmediatamente.

  • 7. Es muy importante que el alumno denuncie el
    acoso o abuso del que son objeto sus compañeros porque
    la solidaridad con los demás es fundamental para
    generar una cultura de la denuncia y la unión de
    fuerzas ante todo tipo de conductas antisociales y
    destructivas.

  • 8. No fomentar las respuestas violentas. Es
    necesario erradicar el falso argumento "si te pegan
    pégales", "si te agreden , responde", "no te dejes" Es
    importante enseñar a proteger la integridad, pero
    siempre dentro de los cauces legales y respondiendo
    sólo en casos de extrema urgencia. Ante todo debe
    prevalecer la denuncia.

  • 9. Debe reforzarse la idea en el niño y
    el adolescente de que el que denuncia no es cobarde, al
    contrario es valiente y muestra entereza, compromiso y
    actitud madura que debe reconocerse, alabarse y reforzarse
    positivamente.

  • 10. El acoso en grupo debe sancionarse con
    severidad; cuando un alumno lo haga, en
    compañía de otro o más, los padres deben
    reconocerlo y apoyar las medidas disciplinarias en el
    entendido de que es mejor corregir que a tiempo, a pesar de
    la pena y el dolor que pueda causar, pero pensando en el
    futuro de sus hijos. Dejarlo al tiempo a la solución
    espontánea es alimentar una situación que en el
    futuro podrá tener consecuencias fatales para el
    niño o adolescente.

  • 11. Si el niño o adolescente es el
    victimario es necesario explicarle que su comportamiento lo
    afecta a él y a los demás; no debe acusarse, ni
    estigmatizarse al abusador porque tal vez él no sepa
    por qué lo hace. El departamento de psicología
    puede auxiliar para entender y orientar al alumno para que
    cambie su actitud. El alumno abusador no es necesariamente un
    enfermo, en todo caso puede tener dificultades para
    socializar y ello puede corregirse.

  • 12. Es importante que el alumno refuerce y
    amplíe su círculo social, dado que la
    socialización es básica y es el área de
    interés de los niños y adolescentes.

  • 13. Reconocer los derechos de los niños
    y adolescentes, pero tomar en cuenta que los derechos son
    para todos y que a cada derecho le corresponde una
    obligación.

  • 14. Identificar los prejuicios y los
    estereotipos cuya manifestación propicia la
    discriminación, el odio, la segregación, el
    menosprecio y la violencia.

  • 15. Fomentar la empatía, la asertividad,
    el respeto, la cohesión y sobre todo la solidaridad,
    básicas para la socialización y el trabajo en
    equipo.

  • 16. Rechazar cualquier comportamiento, conducta
    o expresión física y verbal negativa, violenta
    o destructiva hacia los demás e incluso el espacio
    escolar y las instalaciones, dado que la violencia se
    manifiesta en la falta de respeto a la propiedad ajena y al
    lugar de trabajo cuando se altera, se daña y se
    destruye.

  • 17. No responder a las agresiones y actuar
    inmediatamente dando aviso a las autoridades escolares; e
    primera instancia a los maestros, posteriormente a los
    prefectos, directivos o a quien se tenga a la
    mano.

  • 18. En los casos de ciberbullying, bloquear al
    acosador y guardar los archivos como evidencia ante las
    autoridades.

Conclusiones

La violencia es destructiva y todos debemos enfrentarla
con la idea de que puede ser superada si actuamos en
consecuencia.

La formación integral requiere del esfuerzo
decidido de todos los involucrados, padres de familia, maestros,
alumnos y autoridades. Es innegable que hay una responsabilidad
mayor por parte del Estado y las instancias de gobierno, pero no
podemos esperar a que se planteen, diseñen, estudien,
aprueben y apliquen reformas, medidas o lineamientos que en el
largo plazo tal vez se apliquen y con la incertidumbre de ser o
no adecuadas.

Es por ello que debemos actuar de manera inmediata y
decidida para generar círculos de apoyo, de
comunicación entre padres, alumnos e institución
con el fin de propiciar un ambiente sano en el que la
cooperación, el trabajo, el fomento de los valores nos
permita formar un escudo protector ante la violencia. No es
fácil, pero no es imposible, porque en lo que podemos
coincidir es en que hoy se decide, entre todos, el mejor futuro
para nuestros hijos, mismo que se construye en este momento y de
nuestra actuación, nuestro compromiso y nuestra
acción decidida depende que les dejemos mejores
condiciones. Ellos, los adultos de mañana nos lo
agradecerán porque el beneficio mayor es para
ellos.

Si logramos lo anterior, podremos tener la esperanza de
que lo reproduzcan para sus propios hijos y tal vez sea ese
nuestro mejor legado.

Una profesional de la educación lo expresa de
forma magistral: "Debemos recuperar los valores y principios que
se tuvieron en la escuela de los años 40 y 50, donde pese
a venir de una guerra mundial y de un contexto internacional de
mucha violencia, logramos establecer valores y derechos
básicos que hoy estamos
perdiendo"[24]

Es tiempo de recuperarlos. Y afortunadamente es
posible.

 

 

Autor:

Ramón Ojeda

Mayo 2014

[1] En Inglaterra hay tribunales denominados
bully coufls o tribunales escolares; desde 1989 acuden aquellos
que quieran consejos sobre situaciones de acoso escolar.

[2] José Sanmartín, "Violencia
y acoso escolar", p. 13.

[3] El psicólogo Dan Olweus fue el
primer estudioso del tema, en su país, Noruega, en 1973
y a partir de 1982 inició en el estudio del tema a
raíz del suicidio de tres jóvenes en ese
año.

[4] Francisco Bravo, profesor con 30
años de servicio y ex dirigente del magisterio
disidente.

[5] Secretaría de Educación
Pública

[6] Trixia Vallejo es directora de
Fundación en Movimiento A.C.

[7]
http://aristeguinoticias.com/0206/mexico/sep-anuncia-15-medidas-vs-el-bullying-en-las-escuelas/

[8] Poy Solano, Laura Las coacciones son
reflejo del deterioro de valores éticos y
filosóficos: expertos, La Jornada Viernes 6 de junio de
2014, p. 4

[9] Ibid. Guadalupe Flores Rojas, maestra de
la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular
(Usaer)

[10] La familia puede estar constituida por
el padre, la madre y los hijos, o bien por un solo miembro que
puede ser la madre divorciada o también integrada por un
familiar cercano que funge como apoyo o complemento (abuelos,
tíos u otros parientes); también puede estar
reestructurada por la madre, una nueva pareja o viceversa y
otras combinaciones posibles.

[11] Olivares Alonso, Emir, El acoso escolar
es una conducta aprendida, identifican expertos, La Jornada
Martes 3 de junio de 2014, p. 38

[12] Macías, Raymundo, La familia en
Retrato de familia, Saber Ver, Junio 1994, p. 14

[13] La incorporación de las mujeres
al trabajo se inició antes, a fines de los años
sesenta, lo que fue modificando la dinámica familiar,
aunque fue en los ochenta con la crisis petrolera que se
incrementó sustancialmente.

[14] Olivares Alonso, Emir, loc. cit.

[15] Gil Cantero, Fernando “Cómo
educar en derechos humanos” Revista Cero en conducta,
núm 36-37, México, 1994

[16] Gross y Goode, Sociología de la
educación la familia, p.16

[17] El conflicto no debe entenderse como
algo negativo, ya que es natural en las relaciones humanas y
son básicamente positivos en tanto que implican cambios.
Bien manejados pueden ser una excelente herramienta
pedagógica, como lo es el conflicto cognitivo, base de
la construcción del conocimiento.

[18]
http://www.oni.escuelas.edu.ar/2001/bs-as/violencia/paginas/escolar.htm

[19] Evidentemente hablamos de un ideal o
aspiración. Más allá de que el
artículo 3º. Constitucional señala el
carácter racional y científico de la
educación, avalados por los contenidos del libro de
texto, la propia formación docente debía
garantizarlo y reforzarlo, aunque la crisis educativa se
manifiesta en bajos niveles de información y
formación del docente.

[20] Ibid.

[21] Cfr. Iñaki Piñuel y Zabala
y Araceli Oñate quienes han descrito hasta 8 modalidades
de acoso escolar . Los datos que presenta son recabados en
España. Fuente
/trabajos89/diagnostico-acoso-escolar-instituciones-educativas/diagnostico-acoso-escolar-instituciones-educativas

[22] Aunque el victimario también
puede ser pasivo en la medida en que ve la agresión y no
reacciona, no denuncia y es copartícipe silencioso.

[23] Especialistas del Centro de Estudios
sobre el Estrés Humano (CSHS) del Hospital Louis-H.
Lafontaine de Canadá

[24] Carmen Trueba, filósofa y
catedrática de la Universidad Autónoma
Metropolitana

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