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El agua corriente desde el cooperativismo en Río Tercero (1930-1955) (página 3)




Enviado por Veronica



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Ahora bien, aunque ya estaba instalada oficialmente, la
idea no prosperó por el momento pese a los avances de la
política de intervención estatal en el sector
eléctrico. Por decreto de la intervención federal
de octubre de 1944 se estableció la condición de
servicio público y se definió la política de
Estado para la industria eléctrica y en 1946,
también por decreto, se dispuso su estatización
-provincialización, en este caso- pero nada se
legisló respecto a las cooperativas eléctricas, las
que por lo tanto continuaron funcionando sin que se definiera su
posición dentro de la política eléctrica
provincial pero con la aceptación implícita de las
autoridades que nunca entorpecieron su accionar. No obstante, esa
definición no tarda en llegar y aparece de la mano de dos
hechos de gran significación en el proceso de
estatización del sector eléctrico: la
creación de la Empresa Provincial de Energía de
Córdoba (EPEC)[78] y la formulación
e implementación, por primera vez en la provincia, de una
política energética
integral.[79]

En la nueva política eléctrica la
función del cooperativismo eléctrico era
preferentemente la de distribuir la energía generada por
el propio Estado con sus centrales hidroeléctricas y
térmicas, o sea se aspiraba a que las cooperativas, en su
totalidad, fueran solamente entes distribuidores de
energía. Pero para alcanzar tal meta primero era necesario
que el Estado creara la infraestructura eléctrica, apta
para tal fin y hasta tanto eso sucediera no hubo otra alternativa
que tolerar la existencia de cooperativas independientes que
generaban su propia energía.

La clave para alcanzar ese objetivo básico fue,
sin lugar a dudas, la política de fomento del
cooperativismo eléctrico, que el Estado llevó
adelante por intermedio de la EPEC y que quedó claramente
explicitada en el Art. 2° Inc. c) de la ley 4358, ver anexo,
en virtud del cual la empresa provincial fomentó de una
manera decidida la constitución de ese tipo de sociedades
a las que además les brindó información y
asesoramiento, interesando a los vecinos de las comunidades
afectadas sobre los beneficios que de ese modo
obtendrían.[80]

4.3. Ante los abusos del trust llega el
cooperativismo a Río Tercero.

La hoy denominada Cooperativa de Obras y Servicios
Públicos Limitada de Río Tercero, nació
oficialmente el 1° de julio de 1933 con el nombre de
Cooperativa de Luz y Fuerza de Río Tercero, y a partir de
entonces su evolución estuvo acompañada por una
permanente ampliación del abanico de servicios y obras que
necesitaba la población donde tiene su sede y,
consecuentemente cambiando su denominación hasta llegar a
la actual. Una década después de su
constitución y en respuesta a la demanda de esa
población, comenzó a trabajar en el proyecto de
provisión de agua corriente y una vez realizadas las obras
correspondientes inauguró ese servicio en 1953,
produciéndose entonces el primer cambio de
denominación pasando a llamarse Cooperativa de Luz y
Fuerza y Agua Potable de Río Tercero Limitada (1953). Por
último, en diciembre de 1960 se aprueba una reforma de los
estatutos y la entidad adopta la designación que detenta
en la actualidad.[81]

Desde el momento de su nacimiento esta
institución fue logrando un sólido prestigio,
demostrado en el momento mismo en que consiguió brindar el
servicio de energía eléctrica, que fue el fruto del
trabajo, el esfuerzo propio y la ayuda mutua del
cooperativismo.[82]

Corría el año 1932 cuando algunas
personas, en especial gente trabajadora esclarecida, empezaron a
conversar acerca de la posibilidad de constituir una cooperativa
eléctrica. Claro que esto no fue casual, esta gente
conocía lo ocurrido en Punta Alta[83],
[84]población que había dado el
primer grito de emancipación liberándose del Trust
Eléctrico formando su propia
Cooperativa[85]Sobradas razones hubo para que los
habitantes de Río Tercero se movilizaran. Es verdad que la
localidad contaba con servicio eléctrico, pero ese
servicio era deficiente y escaso (debido a que eran pocas las
horas de alumbrado que la empresa extranjera proporcionaba), pero
por sobre todo caro, puesto que la empresa concesionaria cobraba
un peso mensual en concepto de alquiler del medidor, elemento que
servía para controlar y facturar el servicio
correspondiente. La concesión originaria, que había
sido otorgada por ley provincial 3.040 del 26 de agosto de 1921 a
Salomón Rosemberg, era por 20 años y
permitió la instalación de una usina térmica
que gozó de la exoneración de impuestos y que
estuvo destinada a proveer de electricidad a la población
de Río Tercero. Cuando hacia fines de la década de
1920 se inicia el proceso de concentración
monopólica de la industria eléctrica argentina, en
1928 Rosemberg transfirió sus derechos a la
Compañía Anglo-Argentina S. A. la que muy poco
tiempo después la transfirió a su vez a la
Compañía Central Argentina de Electricidad S.A.,
empresa que continuó operando la pequeña usina con
motor a explosión, instalada en el edificio que se
levantaba en la calle Mitre casi esquina Vélez Sarsfield
de la localidad de Río Tercero.

Como era de esperar, este intento asociativo de los
habitantes de Río Tercero sufrió los embates de esa
empresa particular que venía prestando el servicio de
electricidad, motivo por el cual se produjeron algunas
deserciones en el grupo de vecinos que estaban dando comienzo al
nuevo emprendimiento. A pesar de ello, la mayoría se
mantuvo firme logrando por fin dar inicio en 1933 a la
cooperativa cuyo primer consejo de administración estuvo
compuesto por destacados miembros de la comunidad encabezados por
Pedro Marín Maroto, como presidente; Gabriel Tagliaferro,
vice-presidente; Antonio J. Rubiolo, secretario; Enrique
Córdoba, pro-secretario; Francisco de Buono, tesorero;
Bautista Bongioanni, pro-tesorero; Juan Lopez Perez,
síndico; Juan B. Maurino (hijo), síndico suplente y
Arturo Bracalenti, Alfredo Carranza, Federico Osta, Otto Hurter y
Agustín Carricaburu, vocales.

Será esa la piedra basal que originará la
cooperativa en Río Tercero y, con ella, el inicio de un
nuevo ciclo histórico de dicha localidad.

Capítulo n° 3

Las obras de
captación y
distribución de agua

Las obras de captación y
distribución de agua

El contenido de este capítulo abarca los
siguientes temas: la forma en que fueron financiadas las obras,
las gestiones relacionadas con la contratación de material
y mano de obra, los actos con los que se procedió a la
colocación de la piedra fundamental y la ejecución
de la obra. El desarrollo de éstos posibilita dimensionar
el transcurrir de la obra proyectada, con sus avances y
retrocesos, por la institución cooperativa local para
arribar a la meta fijada.

  • 1. Financiación de
    las obras

Según lo autorizado por la asamblea general
extraordinaria del 30 de noviembre de 1947, sin dilación
el consejo de administración -de inmediato- se
ocupó de reunir el capital que hacía falta para
llevar a cabo las obras necesarias para poder prestar el servicio
de agua corriente, y lo hizo, primero, a través de la
suscripción de acciones. Esa suscripción fue
bastante exitosa y, un año después, los consejeros
pudieron informar que ya se había suscripto la suma de $
300.000 m/n y cobrado a cuenta $ 144.255 m/n. Además, los
responsables de la cooperativa estimaban que era posible que esas
sumas se acrecentaran hasta llegar a superar los $ 600.000 m/n,
lo cual se consideraba como muy alentador, a pesar de la demora
sufrida en la confección del proyecto y en la
tramitación de la
concesión.[86]

Al mismo tiempo esas autoridades aseguraron que el
capital que pudiera llegar a faltar para cubrir el valor total de
la obra, se lograría mediante un préstamo bancario,
un empréstito público, o bien sería
financiado directamente con las casas proveedoras de materiales y
las empresas constructoras, que era el medio al que por lo
general debían recurrir las entidades cooperativas ante la
falta de auxilio financiero oficial.

Los consejeros sabían ya que la obra
demandaría una elevada suma de capital y que no
sería posible afrontar su costo sin la ayuda de las
entidades bancarias que otorgaran los créditos necesarios.
Por lo tanto, las solicitudes de crédito fueron varias a
lo largo del desarrollo de la obra, sobre todo porque el
presupuesto original muy pronto se vio acrecentado debido a las
modificaciones que fue necesario introducir sobre la marcha en el
proyecto inicial.

Fueron dos las instituciones financieras a las que se
recurrió ya desde un primer momento, el Banco de la
Nación Argentina y el Banco de Crédito Industrial
Argentino, porque siempre se hubo de luchar en contra del tiempo
y la incertidumbre de la rapidez o tardanza con que cada banco
respondería otorgando o no el préstamo solicitado
en cada caso.

El primer préstamo se pidió al Banco de la
Nación Argentina el 20 de octubre de 1948, por el monto de
$ 500.000 m/n. La modalidad de ese préstamo fue la
siguiente: el crédito se solicitó por el
término de 18 meses, con la obligación de pagar
únicamente los intereses correspondientes a las sumas
parciales que se utilizarían en distintas fechas, dentro
de ese plazo, durante el cual no se haría efectiva la
amortización del capital. Al término de ese plazo y
una vez satisfechos los intereses devengados, se reunirían
las operaciones efectuadas en una sola cuenta, y pasaría a
constituir un crédito prendario amortizable a un plazo no
menor de 15 años, con un interés del 4% anual. Las
amortizaciones se harían en las siguientes proporciones:
el 4% durante el primer año de vigencia, el 5% durante el
2º año y el 7% durante los trece años
restantes.[87] Pero esta solicitud fue derivada
del Banco de la Nación Argentina al Banco de
Crédito Industrial Argentino,[88] por
encuadrarse, dadas las características del destino del
dinero, dentro de la órbita de operaciones dependientes de
esa institución, que tenía como finalidad el
fomento industrial.[89]

En la Argentina, existieron intereses sectoriales y
políticos preocupados por promover la actividad industrial
por medio de una óptima orientación del
crédito bancario desde fines del siglo pasado.

Antes de 1930 y por la preeminencia que detentaba la
economía agroexportadora, la actividad industrial era
considerada como algo marginal. Luego de ese momento
histórico, caracterizado como cambio de etapa estructural
y el proceso de sustitución de importación, se
tomaron algunas medidas proteccionistas y de promoción
hacia la industria lo que posibilitó la creación
del Banco de Crédito Industrial en 1944, entidad
autárquica, que tenía como objetivo otorgar
créditos a mediano y largo
plazo.[90]

Con posterioridad, el Banco de Crédito Industrial
Argentino, por resolución nº 2056 del 27 de abril de
1950 de su sucursal en Córdoba, otorgó a la
Cooperativa de Luz y Fuerza Limitada de Río Tercero, el
préstamo que originariamente se había solicitado al
Banco de la Nación Argentina y que como se explicó
en el párrafo anterior fue derivado a esta
institución que autorizo un préstamo de fomento
industrial. La entidad obtuvo así $ 500.000 m/n, los que
fueron destinados a la instalación de una planta
extractora y distribuidora de agua corriente. Ahora bien, como el
monto total de esa fase de la obra ascendía a $ 1.000.000
m/n, la institución cooperativa planificó afrontar
la mitad restante de esa suma con fondos provenientes de la
suscripción de acciones. El plazo por el que se
concertó el crédito fue por 10 años, con una
amortización del 5% semestral y un interés del 4%
anual, pagadero por período anticipado.

El que la entidad cooperativa fuera beneficiada con el
préstamo del Banco de Crédito Industrial Argentino
se debió al apoyo que el peronismo le otorgo a este
movimiento, situación manifestada en el segundo plan
quinquenal, sustentado por la idea de darle especial relevancia a
la enseñanza de la cooperación. En el plan se
señalaba "la difusión de los principios del
cooperativismo y la constitución de cooperativas escolares
y estudiantiles, a fin de contribuir a la formación de la
conciencia nacional cooperativa y prestar servicios útiles
a los alumnos".[91] La garantía exigida por
el banco fue una hipoteca de primer grado sobre los siguientes
inmuebles: a) un solar de aproximadamente 900 m2 de superficie,
b) una fracción de terreno de unos 25 m2 de superficie, c)
otra fracción de terreno de unos 50 m2 de superficie, d)
un lote de terreno cuya superficie era de 130,50 m2, e) una
fracción de terreno de 30 m2 y f) dos fracciones de
terreno que en conjunto sumaban 3.185 m2 de superficie, todos
ellos ubicados en la localidad de Río Tercero o sus
inmediaciones.[92] Además, se
realizó también un refuerzo de garantía que
fue prenda fija con registro en primer grado por contrato
privado, sobre los bienes propios y los por adquirir; es decir,
en otras cláusulas del contrato la cooperativa se obligaba
a demostrar que la modificación del proyecto original para
extracción del agua había sido aprobado por la
Dirección General de Hidráulica y a suscribir e
integrar acciones hasta un monto de $ 500.000, equivalente al
préstamo que se le otorgaba, de modo que así se
reunía la suma de $ 1.000.000 m/n que se
invertirían en las obras proyectadas.

Al aceptar el préstamo, la cooperativa se
comprometió además a: 1) remitir anualmente al
banco el inventario y balance general correspondiente al
ejercicio aprobado por la asamblea general de socios; 2)
comunicar cualquier alteración de su activo fijo; 3)
aplicar el importe de esa operación exclusivamente para el
destino y en la forma establecida por la entidad crediticia; 4)
no proceder, sin previa conformidad del banco, a modificar el
objeto de su constitución, a fusionarse con otra u otras
sociedades, a celebrar nuevos contratos de concesión, ni a
disponer de las utilidades realizadas y líquidas, con
excepción del porcentaje mínimo que legalmente
debía destinarse al fondo de reservas si estuviera en mora
en el pago de los intereses y cuotas de amortización del
préstamo; 5) presentar, antes de la iniciación de
cada ejercicio, el respectivo presupuesto de gastos y
cálculos del resultado probable de la explotación;
6) aceptar el asesoramiento técnico, económico y
jurídico del banco y acatar las indicaciones que
éste le formulase; 7) comunicar la convocatoria de sus
asambleas con quince días de anticipación,
acompañando copia de los documentos relativos a los
asuntos por tratarse y aceptar el representante que el banco
designase.[93]

Todas las condiciones que se acaban de mencionar fueron
aceptadas por unanimidad en una asamblea general extraordinaria,
en la que el único planteo que se hizo estuvo relacionado
con la amortización del préstamo. En remplazo de la
cláusula de la propuesta del banco que establecía
el pago corrido del 5% semestral, la cooperativa había
presentado el 5 de diciembre de 1949 un plan de
amortización que preveía el pago de sumas menores
al comienzo del plazo, que era cuando la cooperativa tenía
mayor necesidad de fondos para construir y poner en
funcionamiento la obra.[94] De esa manera la
entidad podría encarar las obras con más
desahogo.

La finalidad que se persigue al detallar en estos
párrafos las condiciones impuestas por el Banco de
Crédito Industrial Argentino, intenta contribuir a la
explicación de la razón que llevo a la
creación del mismo.

El crédito industrial cuenta con
características diferentes del crédito comercial,
en forma no solo de simple descuento y anticipo, sino en cierto
modo de habilitación.

Las actividades industriales, exigen mayor flexibilidad
en el crédito, no solo en lo que se refiere al plazo, sino
al monto de interés y a la cuota de amortización.
La Unión Industrial señalaba que el sistema
crediticio a corto plazo, afectaba a la industria de
pequeño y mediano tamaño, retrasando la
renovación de su equipamiento productivo.

Será el Estado el que tomará la
decisión, al crear una entidad que ofrecía
créditos a largo plazo, al momento de establecer algunas
diferencias a favor del sector industrial. A través del
apoyo económico el poder público podía
cumplir una función orientadora que se traduciría
en un beneficio colectivo.

Son tres los capitales que necesita la industria. A
saber: a) capitales de fundación con el
fin de proceder a la instalación de fábricas
(adquisición de terrenos, construcción de locales,
compra e instalación de maquinarias, etc). Inversiones que
se inmovilizan de una manera relativamente permanente y con los
que se monta el mecanismo para la producción. b)
Capitales de evolución. Luego del
primer período, el de instalación, la
dinámica de la actividad productiva requiere capitales
nuevos para hacer frente a las necesidades comunes en su
"evolución" normal: compra de materias primas y fuerza
motriz, remuneración de la mano de obra, pago de gastos
generales, etc. A estos capitales se los ha llamado
también "fondos de explotación" y financian el
ciclo de la producción. c) Capitales de
extensión. 
Se utilizan para la ampliación
de instalaciones, la modernización de equipos, la
transformación y el perfeccionamiento de herramientas, la
introducción de mejoras técnicas, etc. Inversiones
que se inmovilizan y que la práctica de las amortizaciones
periódicas moviliza sólo en
parte.[95]

Los tiempos administrativos no siempre coinciden con los
tiempos de las demandas sociales y si bien se había
logrado ese préstamo otorgado por el Banco de
Crédito Industrial Argentino, del mismo la cooperativa no
podría disponer hasta no llenar algunos requisitos
exigidos por el banco y de formalizar también la
garantía inherente, todo lo cual requeriría el
transcurso de un plazo cuya prolongación no se
podía prever.

Cuadro nº 2

Detalle de obras y
adquisiciones

Año 1949

Monografias.com

Fuente: Memoria y Balance General.
Año 1949.

Mientras discurrían los tiempos
burocráticos ¿cómo se financiaban las obras?
Como se menciono en párrafos anteriores, eran dos las
formas de afrontar los gastos: una con fondos propios de la
entidad y la otra por medio de instituciones bancarias o
crediticias. En el cuadro nº 2 se detallan las obras
realizadas al igual que sus costos y de donde provenían
los fondos.

Al evidenciarse que los fondos propios no eran
suficientes y en el afán de evitar toda dilación o
paralización perjudicial en la marcha de las obras de
provisión de agua corriente a la localidad, se
estimó oportuno someter a consideración de la
asamblea el pedido de autorización para la
obtención de préstamos del Banco de la
Nación Argentina hasta la suma de $ 300.000 m/n, la que no
tendría otro motivo ni destino que el de afrontar el pago
de los primeras entregas de caños de asbesto cemento que,
de acuerdo a las cláusulas del pedido, debía
efectuar en breve plazo la firma Agar Cross y Cía. Ltda.,
y cuya condición era el de pago al
contado.[96]

Ese pedido del consejo de administración fue
considerado por la asamblea general de socios la que, como en
oportunidades anteriores, por unanimidad le otorgó una
"amplia y especial autorización" para solicitar al Banco
de la Nación Argentina, sucursal Río Tercero, los
créditos que estimara necesarios dentro del límite
máximo de $ 300.000 m/n, con sujeción a las
condiciones estipuladas por esa entidad financiera y en la forma
que mejor resultase a los intereses de la cooperativa, el mismo
se solicitó por el monto de $ 100.000 m/n y fue otorgado
el 15 de noviembre de 1949.[97]

En la asamblea realizada el día 30 de diciembre
de 1950, el presidente del consejo de administración
informó, que cuatro días atrás -26 de
diciembre- había tenido lugar la formalización del
préstamo de $ 500.000 m/n solicitado al Banco de
Crédito Industrial Argentino, suscribiendo escrituras de
hipotecas y prendas que gravaban todos los bienes de la
cooperativa a favor de dicha institución. Inmediatamente
se dispuso liquidar las siguientes cuentas, Agar Cross y
Cía por $ 60.000 m/n a cuenta; Bromberg y Cía
S.A.C. $ 14.890 m/n por saldo; Banco de la Nación
Argentino $ 130.000 m/n (esta suma corresponde a la
cancelación de pagaré directo, con vencimiento el
día 12 de febrero de 1950 por valor de $ 50.000 m/n y del
adelanto en cuenta corriente , la suma de $ 80.000 m/n, girando
con cargo al Banco de Crédito Industrial
Argentino.[98]

Sin embargo, a un año de comenzar el suministro
de agua a la población, todavía la cuestión
financiera no estaba resuelta puesto que, en relación a la
cañería, faltaba adquirir alrededor de 17.000 m. de
caño de fibrocemento, las piezas especiales de hierro y
las juntas Gibault y válvulas necesarias, todo lo cual
implicaba una erogación total de $ 690.000 m/n que, sumada
a la inversión ya realizada, sobrepasaba apreciablemente
el importe de un millón de pesos autorizado. Esta
insuficiencia de fondos disponibles para la terminación de
la obra presentaba ante la cooperativa un panorama que no era por
cierto alentador, pero el consejo de administración
reaccionó con celeridad y convocó a una asamblea
extraordinaria para el 25 de febrero de 1951. Esa asamblea se
realizó en la fecha prevista y su tema central fue
obviamente la revisión del presupuesto. En efecto, en su
transcurso los consejeros explicaron la necesidad de ampliar a $
1.700.000 m/n la suma asignada según el presupuesto
inicial para la ejecución de la obra, y también la
conveniencia de solicitar al Banco de Crédito Industrial
Argentino, una ampliación del crédito por $ 300.000
m/n.[99]

Cabe destacar que la convocatoria a una asamblea
extraordinaria, requiere de mayores desafíos para la
entidad. Las asambleas de asociados son el órgano
máximo de la cooperativa, donde se debaten las decisiones
en forma democrática. Se realizan anualmente para tratar
la Memoria, el Balance y elegir al Consejo de
Administración y la Sindicatura, incluyéndose a su
vez los temas del orden del día.

Por otro lado, las asambleas extraordinarias tienen
lugar toda vez que lo disponga el Consejo de
Administración, el Síndico o el 10% del total de
asociados, ante una situación apremiante que debe tener el
consenso de todos los asociados.

Además y en apoyo de esa solicitud del consejo de
administración, tanto el gerente como el ingeniero
Victorio Urciolo aludieron al aumento habido en el costo de los
materiales y la situación expuesta por ellos fue
comprendida por los asambleístas, quienes una vez
más y por unanimidad apoyaron al consejo de
administración aprobando la ampliación de la suma a
invertir en la ejecución de la obra de provisión de
agua corriente a la ciudad de Río Tercero. Al mismo
tiempo, esa asamblea autorizó también al consejo de
administración para que procurase los fondos necesarios,
ya sea mediante pedido de ampliación del crédito
otorgado por el Banco de Crédito Industrial Argentino, o
por suscripción de nuevas acciones o cualquier otro medio
lícito.[100]

En cumplimiento de lo resuelto por esa asamblea, la
cooperativa solicitó al Banco de Crédito Industrial
Argentino una ampliación del crédito que le
había acordado con anterioridad, por la suma de $ 300.000
m/n, cuyo destino exclusivo era la adquisición de 15.000 m
de caños de fibrocemento de 60 y 50 milímetros de
diámetro para lograr la terminación general de la
obra. Para la amortización de esta nueva operación,
rigieron las mismas condiciones establecidas para el
préstamo anterior. A esos efectos, en esta oportunidad la
cooperativa contaba con los recursos provenientes del nuevo
ajuste tarifario recientemente verificado en base a un costo de
la obra que se elevó y fue presentado para su
aprobación a la Dirección General de
Hidráulica de la provincia; tras ese ajuste se calculaba
recaudar alrededor de $
180.000m/n.[101]

Con todo, la situación financiera seguía
siendo preocupante porque los gastos se multiplicaban sin cesar y
esto volvió a plantear la necesidad, inmediata, de allegar
nuevos fondos para la atención de las diversas
obligaciones emergentes de la obra en construcción. En
esas condiciones fue que se resolvió solicitar el 7 de
diciembre de 1951, con ese único destino, al Banco de la
Nación Argentina un préstamo con pagaré
directo a 90 días con opción a 90 días
más de plazo, por valor de $ 50.000 m/n. Esta
operación, fue otorgada el 20 de diciembre del mismo
año, era de carácter provisorio, debiendo ser
cancelada tan pronto como se obtuviese del Banco de
Crédito Industrial Argentino, la ampliación
solicitada por $ 300.000 m/n.[102]

Esa solicitud de ampliación del crédito,
que correspondía al nº de solicitud 5454, fue
oportunamente aprobada el 24 de abril de 1952 por el Banco de
Crédito Industrial Argentino. La institución
prestataria estableció como garantía una prenda
fija con registro en segundo grado sobre los bienes ya gravados a
favor del banco, a la que se agregó otra prenda fija en
primer grado sobre los efectos existentes que se encontrasen
libres de gravámenes. El plazo de esta operación
fue de 5 años y la amortización establecida fue del
5% semestral el primer año, 5% trimestral los años
2º, 3º y 4º y 7 ½ % trimestral el 5º
año, a un interés anual del 4% pagadero por periodo
anticipado. Además, la cooperativa debía contratar
seguros sobre los efectos a gravar por un importe no menor al del
préstamo. Todas esas condiciones fueron aceptadas por la
cooperativa con una única modificación relativa a
la prenda fija, que se solicitó se hiciera por contrato
privado, de la misma manera que en el préstamo
anterior.[103]

Hasta aquí se ha dado cuenta del accionar
financiero de la cooperativa desde que ésta aceptó
hacerse cargo de las obras y hasta el momento en que
comenzó el suministro de agua corriente a la
población de Río Tercero. Más adelante,
cuando se trabaje sobre la evolución posterior de ese
servicio se aludirá a las gestiones de este tipo que la
entidad hizo para afrontar los gastos que demandó la
extensión del área de cobertura del
mismo.

En resumen, los créditos solicitados y otorgados
fueron los siguientes: 1) Banco de Crédito Industrial
Argentino, solicitud nº 2056[104]por el monto
de $ 500.000 m/n, sobre este préstamo se solicito una
ampliación de $ 300.000 m/n correspondiente a la solicitud
nº 5454[105]con fecha 24 de abril de 1952. 2)
Banco de la Nación Argentina, otorgo dos préstamos:
el primero fue concedido el 15 de noviembre de 1949 por el monto
de $ 100.000 m/n[106]y el segundo que fue
otorgado, por $ 50.000 m/n[107]el 20 de diciembre
de 1951. Estos préstamos fueron de carácter
provisorio, puesto que se tuvieron que solicitar para poder
afrontar los costos de la obra hasta que se concretaran los
requeridos al Banco de Crédito Industrial
Argentino.

  • 2. Contratación de materiales y
    mano de obra

Muchos fueron los llamados a licitación y las
compras realizadas para llevar adelante las obras destinadas a la
provisión de agua corriente. En este apartado, se da
cuenta de las más significativas, a fin de poder
dimensionar la magnitud del trabajo realizado por la cooperativa
en ese aspecto.

Los criterios que prevalecieron al momento de adquirir
materiales fueron que tanto los precios como la calidad del
material fueran los mejores del mercado. Además, en
épocas en las que no se podía contar con
cotizaciones por los vaivenes económicos que
sacudían al país, lo que primó fue la
palabra empeñada con la población de lograr el
suministro de agua corriente.

El proceso de construcción constó de los
siguientes pasos: la construcción del tanque de agua,
luego la toma para extraer agua del tanque, y después las
perforaciones de los diferentes pozos de donde se iba a extraer
el agua. De esos pozos saldrían las cañerías
que serían parte de las redes que cubrirían los
diferentes lugares a abastecer de agua, por lo tanto la compra de
los materiales se hizo siguiendo ese orden.

Las sesiones que se sucedieron en el seno del consejo de
administración fueron innumerables, todas ellas con el
objetivo de dirimir todos los detalles de la obra en
cuestión. En esas sesiones participó con frecuencia
y muy activamente el ingeniero Victorio Urciolo, quien en el
área de Hidráulica, fue designado Profesor Titular
en 1945, en la facultad de Ingeniería. Su labor se
destacó en investigación: problemas de
escurrimiento subterráneo (Urciolo 1942a), el
comportamiento de arcos gruesos de espesor variable usados en
acueductos y en diques en arco, como el dique La Viña
(Urciolo 1942b), y temas de análisis matemático.
Fue director de la Dirección Provincial de
Hidráulica, durante el gobierno del Dr. Amadeo Sabattini,
en una época en que se hicieron obras importantes de la
provincia, es autor de un método para determinar el caudal
de crecida para el diseño de vertederos, que se
publicó y empleó profusamente en obras
hidráulicas. Además fue el diseñador de
varios diques de la provincia como el de Villa Giardino, el San
Jerónimo y especialmente el de Los Alazanes, una presa
bóveda de doble curvatura de 25 metros de altura y ancho
de solo 50cm en la parte superior, que es accesible solo a lomo
de caballo[108]

No desestimó, durante su labor realizada en la
obra de provisión de agua corriente para la localidad de
Río Tercero, ninguna ocasión para ahondar en
explicaciones acerca del alcance de esta obra como factor de
progreso, detallando a su vez la extensión de la misma, el
caudal de agua a suministrar por vivienda, la tarifa a aplicarse
y el costo total aproximado de la labor.[109] Ese
permanente asesoramiento fue de gran ayuda para los responsables
de la cooperativa.

Se comenzó con un llamado a licitación
pública para la construcción del tanque de
hormigón armado y de las obras de toma, de acuerdo con lo
estipulado en el proyecto, el que fue precedido el 31 de enero de
1949 por un análisis de la situación financiera,
según el cual el efectivo disponible en caja y en bancos
era de $ 190.600.98 m/n, en tanto que el saldo de acciones
suscriptas, cuyo cobro aún no se había iniciado,
era de $ 41.800 m/n. Esos fondos destinados a las obras por
comenzar fue juzgado suficiente y por eso se procedió al
llamado a licitación, el que fue publicado en forma
reglamentaria. La apertura de las propuestas se haría en
acto público a realizarse el 21 de marzo
siguiente.[110]

Para la construcción del tanque de
hormigón armado de 1000 m3 de capacidad, se realizó
la licitación correspondiente, en la que se presentaron 6
firmas constructoras, de las que a continuación se indica
nombre y monto cotizado por cada una: 1) Sociedad Constructora
B.Y.L.C.O., $ 358.292,15 m/n; 2) Francisco Bartos y Cía.
S.R.L., $ 223.727,70 m/n; 3) Vicente Brasca, $ 250.325,44 m/n; 4)
Mateo Seguí, $ 335.540,46 m/n; 5) la Sociedad Industria y
Anexos S.I.C.A., $ 261.200 m/n. Todos los oferentes, salvo el
último que era de la ciudad de Rosario en la provincia de
Santa Fe, eran firmas radicadas en la ciudad de
Córdoba.[111]

De las propuestas recibidas, la más conveniente
resultó ser la presentada por Francisco Bartos y
Cía. S.R.L., aunque superaba en un 40% el presupuesto
oficial. Esto llevó al ingeniero Victorio Urciolo, quien
había estado presente en la licitación, a sugerir
que la cooperativa podría obtener una apreciable
economía sobre el importe consignado adquiriendo
directamente los materiales a emplearse y contratando totalmente
y por separado la mano de obra. A raíz de ello y luego de
debatir la cuestión, el consejo de administración
decidió desechar las propuestas y solicitar precio a los
principales constructores locales para la ejecución de la
obra, quedando a cargo de la cooperativa la provisión de
todos los materiales a utilizar, a cuyo efecto se estudió
un detalle de los materiales necesarios presentado por el asesor
técnico. Asimismo, en ese momento se designó a los
señores Cristóbal Bongionani, Rafael Damicelli,
Herbert Herzfeld y Antonio Maluf, con amplia autorización,
para adquirir todos los materiales directamente de sus
principales fuentes de producción y a los mejores
precios.[112]

Las propuestas presentadas por la mano de obra para la
construcción del tanque fueron cinco. Sus oferentes y
montos son los siguientes: Andrés Carre, $ 126.947,27 m/n;
Ángel Vella, $ 119.969,60 m/n; Francisco Frola, $ 90.890
m/n; Eugenio Canali, $ 98.600 m/n, y Bernardino Salva, $
79.338,20 m/n. Como se trataba de cifras muy elevadas, los
consejeros decidieron recabar información sobre los
señores Canali, Frola y Salva. Los datos más
relevantes fueron los referidos a Eugenio Canali, en quien se
reconoció capacidad y buen cumplimiento, de manera que el
consejo de administración resolvió: 1) rechazar las
propuestas presentadas por Andrés Carré,
Ángel Vella, Francisco Frola y Bernardino Salva; las dos
primeras, por su elevada cotización, y los dos
últimas, por no ofrecer seguridad alguna para la normal
ejecución de la obra; 2) adjudicar la obra a Eugenio
Canali, en la suma ya mencionada, por mano de obra exclusivamente
puesto que todos los materiales serían provistos por la
cooperativa; 3º) autorizar al presidente y secretario de la
misma para firmar el contrato respectivo y 4º) designar en
comisión a Juan Arance, Rafael Damicelli, Cristóbal
Bongioani y Luis Lavaselli para gestionar la obtención del
cemento portland y hierro necesarios por intermedio del director
de la Fábrica Militar de Río Tercero, mayor Alberto
Romero Oneto, siempre que ello implicase ventajas en cuanto a
precios convenientes y a la seguridad en la
entrega.[113]

  • 3. Cambios sobre la marcha:
    variación del proyecto

La idea originaria del proyecto de la obra de
provisión de agua corriente a la ciudad de Río
Tercero, se basaba en la toma superficial del agua. Sin embargo,
a raíz de la presentación el 15 de setiembre de
1949 de un informe elaborado por Juan Albrecht, quien basó
su experiencia en su actuación durante la ejecución
de las perforaciones de pozos practicados en la fábrica
militar. En su exposición este experto demostró las
importantes ventajas que acarrearía el remplazo de la toma
superficial proyectada, por la de pozos perforados hasta la
tercera napa, la que no solo proporcionaría un caudal
permanente, sino que aseguraría la calidad del agua,
haciéndose innecesario todo tratamiento químico,
como así también la instalación de
filtros.[114] Esta propuesta fue analizada por el
director técnico quien, una vez aprobada,
confeccionó los planos y pliegos de condiciones para
perforar dos pozos y para la compra de dos equipos electrobombas
verticales.[115]

Al respecto debemos resaltar que Juan Albrecht
proporcionó planos, datos y asesoramiento, lo que
facilitó la tarea del director técnico para la
proyección y confección de los planos de
perforación. El aporte realizado por Albretch fue muy bien
conceptuado y la cooperativa le designó como supervisor de
los trabajos de perforación, montaje de los equipos de
bombeo, selección y adquisición de
cañerías y materiales afines a la misma; trabajo
por el cual se estableció una retribución de $
2.000 m/n.[116]

La variación del proyecto original antes aludida
determinó, obviamente, la necesidad de buscar otros
materiales no previstos con anterioridad, entre ellos los equipos
electrobombas verticales, para los que se tomaron en
consideración las cotizaciones de las siguientes firmas:
1) S.K.F. cuya cotización fue por 68.450 coronas suecas
por equipo completo y con plazo de entrega de 18 a 30 meses; 2)
B. C. Ebeling, ofrecía por cada equipo el precio de 5.720
dólares norteamericanos; 3) Siam Di Tella valuó
cada equipo en $ 98.596 m/n, con plazo de entrega de 9 meses; 4)
Bromberg y Cía cotizó $ 64.925 m/n y su plazo de
entrega era de 200 días hábiles y 5) The Anglo
General Electric pidió $ 66.925 m/n por un equipo de
procedencia inglesa, cuya entrega efectuaría de inmediato.
Estudiadas esas cotizaciones y consultado el director
técnico de la obra, ingeniero Victorio Urciolo, se
aceptó la ofrecida por The Anglo General Electric, por
considerarla como la más conveniente en virtud de su
precio y plazo de entrega. Por esas mismas razones se
procedió también a formular a esa empresa el pedido
por el segundo equipo.

En esa oportunidad, 20 de diciembre de 1949, el consejo
de administración analizó, asimismo, la oferta de
Agar Cross por caños de fibrocemento. Ahora bien, aunque
dada su importancia estos materiales serían necesarios en
breve plazo, se dispuso solicitar cotización a otras
firmas, antes de tomar alguna
resolución.[117] Sin embargo, poco
después y por razones que no hemos podido determinar esa
oferta fue aceptada. La firma Agar Cross y Cía. Ltda.
formuló a la cooperativa una oferta por una partida de
caños disponible para entrega inmediata y comprobadas las
ventajas que implicaba la provisión de caños clase
5 en reemplazo de los de clase 3 sin variación de precios,
se adquirió por intermedio de la
F.A.C.E.[118] las siguiente cantidad de
caños: 80 metros de 200 mm clase 3 a $ 43.30 m/n; 2300
metros de 150 mm clase 5 a $ 30.20 m/n; 200 metros de 125 mm
clase 5 a $ 22.50 m/n ; 690 metros de 100 mm clase 3 a $ 19.40
m/n; 2910 metros de 100mm clase 5 a $ 19.40 m/n ; 1000 metros de
75 mm clase 5 a $ 15.50 m/n; 2500 metros de 60 mm clase 3 a $
12.70 m/n; 2780 metros de 60 mm clase 5 a $ 12.70 m/n y 800
metros de 50 mm clase 5 a $ 10.80 m/n. Estas cotizaciones se
entienden por mercadería puesta sobre vagón o
camión desde Buenos Aires o Haedo indistintamente con 5%
de descuento y 6% de bonificación por pago al
contado.[119]

En la selección de la firma proveedora de los
equipos electrobombas no solo se tuvo en cuenta el costo de los
equipos, sino también las innumerables e insalvables
dificultades para la importación, como así
también lo esencial que resultaría contar de
inmediato con uno de los equipos necesarios tanto para la prueba
de los pozos, como para el llenado y debida conservación
del tanque, próximo a terminarse. No obstante, esto no
sucedió según lo previsto y ante la urgente
necesidad de adquirir los equipos y la imposibilidad de obtener
permiso y divisas para la importación de dos grupos
electrobombas, porque se argumentaba que los mismos se fabricaban
en el país, se decidió solicitar dos nuevas
cotizaciones a las firmas Siam Ltda. y Bromberg y Cía., de
las cuales la última proporcionó el mejor precio y
ofreció mayores garantías, así como la
ventaja de entregar a más corto plazo y de enviar un
operario armador.

Durante el año 1950 se dispuso la compra de
cañería y del material indispensable para el
revoque interno y externo del tanque y su pintura para luego
poder llenarlo, a su vez se trabajaba también en la
perforación de los pozos. Sin embargo los materiales
mencionados, que eran esenciales para avanzar en la obra, no
llegaron en el tiempo previsto y los contratistas solicitaron
aumentos de jornales por trabajos extras. Con todo esto, lo
significativo fue que el ritmo de trabajo no decayó, sino
que siguió siendo constante, guiado por un fin: concretar
la obra.

Se pasó luego al estudio de la licitación
para la instalación de cañería, en el que
participó activamente el director técnico ingeniero
Victorio Urciolo, cuya colaboración fue reconocida como
inapreciable por los consejeros. En esta oportunidad, se tomaron
en consideración las propuestas realizadas por dos
oferentes. El primero de ellos, José Dagotto,
cotizó por la colocación de cañería
hasta 150 mm con relleno de zanja y prueba hidráulica $
2,50 m/n y por las de 150 mm $ 3,30 m/n y por la
construcción de cámaras de llaves con materiales
incluidos $ 200 m/n cada una. El otro oferente, Ernesto Walls,
propuso por m3 de excavación $ 8,26 m/n, por la
colocación de caños de hasta 150 mm e incluyendo la
prueba hidráulica y el relleno de zanjas $ 4,43 m/n; por
el mismo trabajo con los caños de 150 mm, $ 4,68 m/n y por
construcción de las cámaras de llaves
también incluyendo materiales $ 200 m/n. En todos esos
casos, los precios eran por metro de caño. Luego del
estudio más arriba mencionado, el consejo de
administración resolvió adjudicar a José
Dagotto la colocación de cañería y a Ernesto
Walls la excavación de las zanjas, o sea: se
subdividió la obra en dos etapas, comprendiendo 23.000
metros lineales la primera y 12.000 metros lineales la
segunda.[120] Las llaves de paso se adquirieron a
la firma Hortal Bianchi Bianchini y Cía. Se trataba de
llaves de fabricación "La Unión" aprobadas por
Obras Sanitarias de la Nación y en las siguientes
cantidades: 800 llaves de ½ al precio de $ 17, 55 m/n con
el 15% de descuento; 200 llaves de ¾ y 40 de 1" con precio
a fijar.[121]

Cabe destacar que se sucedieron aumentos en los precios
de las mercaderías necesarias para la prosecución
de la obra, aumento que oscilaba entre un 15 y 20%,
situación que se manifestaba en todo lo relativo a materia
económica en ese momento en el país. Es por esto
que tratando de manejar las mejores propuestas, se
fraccionó la compra en tres etapas y se adjudicaron de la
siguiente forma: a la firma "Flores Galletti y Cía" 1000
ml de caños de 60 mm y 2500 ml de caños de 50 mm; a
AGAR Cross y Cía. igual cantidad que la anterior, y a
Fortalit S.A. 1600 ml de 60 mm y 3500 ml de 50 mm. Asimismo,
estas adquisiciones se hicieron al precio uniforme de $ 18,05 m/n
y $ 15,30 m/n por cada metro de caño de 60 y 50 mm
respectivamente, incluyendo las juntas y aros de goma
correspondientes, con los siguientes descuentos: 15% como
bonificación, 5% por descuento, 8,5% por deducción
de impuestos a las ventas y 2% por descuento extra por pago
contra carta de porte. Todos estos pedidos quedaban supeditados a
la obtención de la ampliación de crédito
solicitada al Banco de Crédito Industrial Argentino,
anteriormente mencionado.[122]

Los materiales destinados a las conexiones domiciliarias
fueron presupuestados por las firmas Ernesto Soler y Cía.,
David Hogg y Cía, Hierromat S.A., Bergallo y Gastrone
S.R.L. y Carlos Danim. En este caso, se optó por la oferta
realizada por la última firma nombrada, cuya
cotización resultó más conveniente, a la que
se le compraron 1000 metros de caños galvanizados de
½" a $ 10 m/n el metro y 1000 metros de caños
también galvanizados de ¾" a $ 12,80 m/n el metro.
Según la oferta, esta compra se hizo con el 15% de
descuento y el 3% de bonificación, condición
válida también para los accesorios galvanizados de
menor importancia.[123]

Para la ejecución de las conexiones domiciliarias
se realizó el llamado a licitación pública.
La licitación era para efectuar 200 conexiones
domiciliarias y los oferentes fueron los señores Andurno,
Solari, Charaviglio y Dagotto, de estas propuestas, se
consideró que la más conveniente era la de Dagotto,
por esto es que el 20 de febrero de 1952 se firmó el
contrato para la ejecución en los siguientes montos:
conexiones cortas $ 29 m/n cada una y por conexiones largas $
44.40 m/n.[124] Cabe aclarar que se determina que
una conexión es corta cuando están ubicadas en la
misma vereda en que se encuentra instalada la
cañería distribuidora a diferencia de las
conexiones largas que son las que se realizan hasta la vereda
opuesta al que se encuentra instalada la cañería.
La longitud máxima aproximada para las conexiones largas
es de 20 m.

Todos los materiales que se mencionan en este apartado
fueron adquiridos en la fase previa al comienzo del suministro de
agua corriente, es decir antes o durante el proceso de
construcción. En el capítulo siguiente se
tratará la compra de los materiales necesarios para la
extensión del servicio a nuevas zonas.

  • 4. Colocación de la piedra
    fundamental

Entre licitaciones, contratos y búsqueda de
precios surgió la idea de rodear el acto de
iniciación de la obra de cierto simbolismo consistente en
la colocación de una piedra fundamental, y a tal efecto se
comisionó a Lavaselli, Magnasco, Arance, Quiroga y
Marín para la confección del programa y
disposición de todo lo inherente a la ceremonia.
Así se fijó el domingo 3 de julio de 1949, para la
celebración del acto. Con posterioridad y a raíz de
que la fundición del tanque demoró más de lo
previsto, se decidió diferir la fecha y también se
notificó de la colaboración ofrecida por el mayor
Alberto H. Romero Oneto que consistió en el armado de un
palco y la cesión de otros elementos necesarios. A su vez,
se dispuso gestionar por intermedio del oficial Oneto la
asistencia del gobernador de la
provincia.[125]

Tomando como referencia el avance de la obra, se
fijó el día 31 de julio de 1949 a las 15 horas,
para la realización del acto. Se previeron las siguientes
acciones: cursar invitaciones al gobernador de la provincia, al
ministro de obras públicas, al presidente de la
Dirección General de Hidráulica, al inspector
general de municipalidades, a autoridades departamentales y de
cooperativas vecinas; designar en comisión a Lavaselli,
Obrance y Herzfeld, para presentar personalmente las invitaciones
al gobernador y demás autoridades principales y se
aceptó el presupuesto de $ 8 m/n por cubierto, presentado
por Natalio Jovachini para la realización de un lunch que
la cooperativa ofrecería en honor del gobernador,
invitados especiales y delegaciones asistentes al acto. La
financiación del lunch se hizo cobrando a los socios
asistentes, sin excepción, el importe de la tarjeta,
quedando a cargo de la cooperativa solamente lo correspondiente a
las delegaciones e invitados
especiales.[126]

Asistió al acto el Excmo. Señor gobernador
de la Provincia Brigadier Don Ignacio San Martín, junto a
altas autoridades administrativas y Legislativas de la Provincia,
Delegaciones de la Federación Argentina de Cooperativas de
Electricidad y de las Cooperativas vecinas, como era de esperar
asistieron numerosos socios y público en
general.

Es digno de rescatar unas palabras enunciadas por el
gobernador, las mismas fueron "me voy a constituir en medico de
Río Tercero, que sufre el mal del crecimiento", esto fue
como corolario de elogio para la cooperativa
local.[127]

Retomando la frase "que sufre el mal del crecimiento"
del párrafo anterior, es que aprovecharemos para hacer
referencia a la persona del Brigadier San Martín y
más específicamente a su accionar durante su
gestión como gobernador de la provincia de córdoba
en el periodo

La instalación en 1928 de la Fábrica
Militar de Aviones, que si bien no tuvo en principio una
relación directa con la industria del automóvil,
fue un factor importante en la formación de
técnicos y maestranzas altamente calificados que en el
tiempo sirvieron de base para los cuadros que intervinieron en el
desarrollo industrial motriz.

El Brigadier San Martín, tanto desde el
ámbito civil como militar, era de profesión
ingeniero industrial, fue por eso que en el año 1936 fue
destinado a prestar servicios en la Dirección de
Aeronáutica y Fabrica Militar de aviones de
Córdoba. Luego de varios nombramientos, siempre en
áreas relacionadas a la aeronáutica, va a ser
autorizado a aceptar la candidatura a gobernador de la provincia
de Córdoba por el partido peronista, en el año
1948. Cuando estuvo como director del Instituto
Aerotécnico, la importancia de su hacer, fue la
creación del parque industrial, lo que luego sería
la base del posterior impulso de la industria de Córdoba.
También fue un periodo productivo en cuanto a los recursos
humanos necesarios para este montaje, la formación de una
generación de ingenieros y técnicos de
altísimo nivel, lo que fue un aporte significativo para
toda la industria cordobesa.

El peronismo lo saco de su ámbito
específico capitalizando electoralmente el prestigio que
San Martín había logrado en Córdoba, al
transformar la ciudad en un polo industrial de alto nivel
científico y tecnológico. Esta situación
generó nuevos puestos de trabajo, al transformar al
operario y al obrero industrial cordobés en especialista,
lo que repercutió en todos los ámbitos por ejemplo,
comercial, construcción, etc. Por todo esto se puede decir
como colorario, que su gobierno fue progresista. Durante su
gestión, dio prueba de su firmeza y convicciones porque
supo sostener los principios del federalismo, al ser nexo con las
industrias emplazadas en otros espacios geográficos y las
del ámbito local. El impulso otorgado a la industria
cordobesa durante su acción gubernativa buscaba clausurar
el drenaje de divisas que demandaba la importación, el
desabastecimiento de repuestos y la obsolescencia de
equipos.

Córdoba es el resultado de su pujanza industrial,
puesto que la cultura manufacturera cordobesa no fue fecundada
por espontáneas fuerzas del mercado, sino por los hombres
que la hicieron posible. El Brigadier, demostró la
capacidad de combinar las funciones del Estado con la iniciativa
privada. Ya desde 1934, se observó el apoyo del gobierno
nacional, bajo formas de protección aduanera, para poder
competir en el mercado.

Y como para que esta iniciativa este totalmente
respaldada, el Estado provincial, promulgó la ley nº
4302 en el año 1951, ley de promoción industrial.
Lo troncal de la norma promulgada, fue que beneficiaba con una
exención impositiva decenal a todos los establecimientos
que solicitaran su instalación en territorio
cordobés para la elaboración o terminación
de bienes, hasta entonces no producidos en la provincia, los que
poseyeran nuevos métodos de producción y
también la ampliación de fábricas ya
instaladas que sus productos no elaborados en la provincia como
también los que invirtieran capitales para la
producción. El proceso de industrialización genero
profundos cambios sociales al crear una masa de empleos altamente
remunerados y para personal que tuvo que capacitarse y asimilar
las nuevas tecnologías.

Ese mismo año, se creó Industrias
Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (I.A.M.E.), la
función que tenia era tarea de investigación y
recuperación de material aeronáutico
promoción y producción automotriz. Se crea como
palanca ejecutora por ser soporte para producir tractores,
automóviles, utilitarios, máquinas y herramientas
agrícolas, etc., por medio de la ley 14380/53 se
transfieren al sector privado empresas del Estado.

Importante en este desarrollo, la acción de EPEC,
que desde el momento de su creación como empresa
provincial, realizo una activa labor en cuanto a materia
energética, tanto en la capital cordobesa, como en las
localidades del interior provincial El gobierno entendió
que la importancia de un servicio eléctrico en toda la
provincia requería una organización. Todo esto
coloco a Córdoba dentro de las provincias de mayor
desarrollo relativo y llevándola al nivel de segunda
ciudad de la republica

Con la creación de EPEC, se extendieron las
líneas de distribución, se realizo un convenio con
la Nación para la utilización de la energía
de los diques, esto favoreció la instalación de
centros industriales de la envergadura de KAISER y FIAT, porque
resulto un factor sumamente importante el contar con la
disponibilidad de energía, que no se encontraban en
ninguna parte del país. La acción de la empresa se
extendió a todo el territorio de la provincia, lo que se
tradujo en un factor de progreso a nivel provincial.

Los mensajes realizados por el gobernador evidenciaban
la proyección progresista de su gestión ejecutiva.
En sus discursos hacía referencia las realidades tanto
positivas como negativas que presentaba la provincia y lo que
desde su cargo deseaba modificar.

Y lo planteo desde la paradoja que significaba que una
provincia de grandes diques, solo encontrara su utilidad en
relación a la promoción del turismo, deportes
náuticos o pesca.

La visión del ejecutivo apuntaba a dos aristas,
por un lado la falta de red de canales que permitiera el
aprovechamiento para riego como también que los diques
niveladores debieran ser destinados a la generación de
energía hidroeléctrica.

Por otro lado, la falta de agua para el abastecimiento
de las poblaciones, según afirmaba el mandatario en sus
palabras, esta situación se debía a la falta de
obras de provisión y en algunos casos al agua que se
obtenía era de mala calidad y no apta para el
consumo.

Para subsanar esta circunstancia se planifico la
ejecución de perforaciones, captaciones y acueductos y a
su vez en relación a las usinas de las pequeñas
poblaciones, debían entrar en un régimen de
vigilancia y contralor por parte de oficinas técnicas del
Estado y de esta manear se favoreció la
constitución de cooperativas de explotación y
provisión, como también las
eléctricas.

La tarea del gobernador apunto a ser un
intérprete autentico de lo que promovía la
autoridad nacional, para que el impulso progresista se
multiplique al incorporar el quehacer de las diferentes
provincial, a la misión del Estado nacional.

  • 5. La ejecución de las
    obras

  • La construcción del tanque de
    agua

Las obras comenzaron con la construcción del
tanque de agua, pieza fundamental en esta empresa que
representaba la prestación de un servicio vital para la
comunidad. Luego del proceso licitatorio, la cooperativa
contrató con ese fin al constructor local Eugenio Canali.
Según el convenio suscripto por las partes, la cooperativa
proveería de todo el material necesario para la obra,
mientras que a cargo del contratista Canali quedaba la mano de
obra correspondiente a un tanque de hormigón armado con
capacidad de 1.000 litros cúbicos, de acuerdo con los
planos y pliegos del proyecto confeccionado por el ingeniero
Victorio Urciolo.[128]

Ese convenio constaba de diez artículos, los
cuales hacían referencia tanto a cuestiones meramente
económicas -por ejemplo, la forma de pago- como a plazos
por cumplir y características de la obra. Dentro de las
construcciones parciales, algunas debían ser luego
demolidas por lo tanto se las consideraban provisorias. Estas
eran un galpón para depósito de materiales de
cincuenta metros cuadrados de superficie cubierta, una
habitación contigua y una cisterna para depósito de
agua con una capacidad de 10.000 litros. Todo esto fue construido
con ladrillo asentado en barro, para su fácil
derrumbamiento.

En ese acuerdo también se pautó que las
maderas a utilizar para el encofrado, una vez usadas,
debían ser entregadas apiladas y libres de clavos, con la
finalidad de que estuvieran en condiciones de ser vendidas para
recuperar capital, acción que denota la permanente
preocupación por preservar los intereses de los asociados.
A propósito, la compra de la madera necesaria para la
construcción del encofrado del tanque se encargó a
Cristóbal Bongioani y Antonio Maluf quienes, con amplias
facultades al efecto, viajaron a Rosario con el objeto de
adquirir la mercadería al mejor precio de plaza. A
continuación se incluyen fotos de las obras de
construcción del tanque de agua y del mismo en la
actualidad.

Bases sobre las que se construyó
el tanque de agua.

Monografias.com

Fuente: Cooperativa de Obras y
Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003).
"Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de
Vida
", Río Tercero, pp. 83.

Vista panorámica de la obra de
construcción del tanque de agua ubicado en la
intersección de calles Sarmiento y
Maipú.

Monografias.com

Fuente: Cooperativa de Obras y
Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003).
"Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de
Vida
", Río Tercero, pp. 83.

Vista actual del tanque de
agua.

Monografias.com

Fuente: Cooperativa de Obras y
Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003).
"Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de
Vida
", Río Tercero, pp. 84.

Como durante la construcción del tanque se
necesitaría agua, la cooperativa convino con Juan Fonseca
la colocación de una cañería por cuenta de
la institución y el bombeador en un pozo de su propiedad.
Seguidamente también se emprendió la
construcción de una tapia en todo el perímetro de
la propiedad, por considerarse indispensable la protección
de las obras.[129]

Aquí se destaca el compromiso social de los
vecinos que apoyaban a la cooperativa, permitiendo el uso de sus
instalaciones privadas, en pos de un bien
común.

La construcción del tanque de agua estuvo
finalizada a fines de marzo del año 1952,
constituyéndose como un icono no solo del servicio a
prestar sino de la entidad
cooperativa.[130]

  • La construcción de pozos y el tendido de
    la red de distribución de agua

Ya en la década del "50, las obras continuaron y,
con la contratación del señor José Dagotto,
se empezaron a colocar cañerías de
distribución y a construir cámaras de llaves.
Previo a este paso, la empresa de Ernesto Walls había
iniciado la excavación de zanjas, pero lamentablemente
luego dejó de hacerlo y se debió remplazarlo. Para
esa tarea se contrató entonces a Eugenio Canali, quien
tenía a su cargo la construcción del tanque de agua
y trabajaría bajo la dirección técnica del
ingeniero Victorio Urciolo.

En realidad, Eugenio Canali realizó diversas
tareas extras a la principal que era el tanque y por las que se
le pagó un total de $ 7.109,03 m/n, desglosado de la
siguiente manera: 1) hormigón a nivel $ 7,59 m/n el m3
valor total $ 2.656,50 m/n; 2) escalera de hormigón armado
en el interior de la cuba por el costo de $ 1.423,50 m/n; 3)
revoque de la escalera caracol y escalones por un total de $
1.963,80 m/n y 4) pintura $ 1.065,23
m/n.[131]

Antes de finalizar el año 50, los socios eran
conscientes del adelanto de la obra. En ese momento la
cooperativa ya había recibido los dos equipos de
electrobombas suministrados por la firma Bromberg y Cía,
pero antes del montaje de uno de los mismos en el pozo ya
terminado, contiguo al tanque, se solicitó a la firma
proveedora, un operario armador. Asimismo se dispuso dar comienzo
al revoque interior del tanque que se había diferido por
falta de agua y al armado de la cañería de
unión para, una vez terminado el revoque, proceder al
llenado del tanque.

La cañería ya estaba en poder de la
cooperativa, en un total aproximado de 23.000 metros de
cañería Eternit, y solo faltaba recibir las piezas
especiales de hierro fundido, sobre las cuales se había
solicitado cotización a las firmas Gibelli S.A., La
Cantábrica S.A , La Unión S.A y Bromberg y
Cía. De esas firmas, tanto La Cantábrica S.A. como
La Unión S.A. informaron que no fabricaban ese tipo de
cañerías, y de las restantes la más
conveniente resulto ser la cotización de la casa Bromberg
y Cía.[132]

Corría el año 1951 y las cosas iban
tomando forma y acercándose al resultado anhelado: la
provisión de agua. Se esperaba por entonces la
recepción del tanque de hormigón armado, que
previamente debía inspeccionar el ingeniero Victorio
Urciolo. Entretanto, se analizó el rendimiento de las
bombas colocadas en los pozos y también se llevó a
cabo el llamado a licitación para la colocación de
la cañería.[133]

Los pozos son otra pieza esencial en este rompecabezas
que es la obra de provisión de agua para la localidad.
Para esta parte de la obra se había suscripto dos
contratos para la perforación de los pozos. Por un lado,
con Percy Page quien perforaría dos pozos cobrando $
20.000 m/n solamente por la mano de obra y, por el otro, con Juan
Slenk quien por la construcción de dos pozos de hasta 25
metros de profundidad recibiría $ 1.050
m/n.[134] En cuanto a las zanjas, por falta de
interés manifiesto de parte de Ernesto Walls y debido a la
urgencia que la solución de este asunto requería, y
al observar al mismo tiempo que Eugenio Canali presentaba una
propuesta más accesible, se procedió a una
revisión de lo actuado dando por anulado todo compromiso
con Walls y ratificando la adjudicación de esta obra a
Eugenio Canali, en las siguientes condiciones: 1) por metro
cúbico de excavación de zanjas en anchos de 50 y 60
centímetros y profundidad hasta 1,40 m, se
estableció el precio de $ 7,80 m/n y 2) un plazo de
treinta días para firmar el
contrato.[135]

Por otra parte, como a pesar de una refacción
realizada por el contratista del pozo nº 1 se continuaba
sacando agua con guadal y arena, se planteó la necesidad
de examinar el contrato y pliego de condiciones respectivas,
estableciéndose que la falla podía deberse a la no
observación por parte del contratista de ciertas
cláusulas. Ante eso y para solucionar el inconveniente se
dispuso efectuar una reunión con el asesor técnico
y el contratista, para consultar sobre el terreno y de esa manera
corregir el defecto.[136] Los inconvenientes
continuaban ya que no se lograba extraer el agua con la calidad
necesaria para el consumo humano, de manera que en el mes de mayo
de 1951 se volvió a refaccionar este pozo por segunda vez.
En esta oportunidad se adopto la medida de bombear por el lapso
de diez horas en forma alternada para lograr cambios en la
calidad del agua, pero la situación no cambió pues
se continuó sacando agua con guadal y
arena.[137]

Al no lograr los resultados esperados se
suspendió la tarea hasta el mes de diciembre del mismo
año, momento en que -al variar la profundidad de la
perforación y llegar a los cien metros con una
perforación de 8""- se obtuvo agua de óptima
calidad. Por esto se consideró oportuno proceder a la
reconstrucción del pozo, mediante la colocación de
filtros que permitirían el aprovechamiento de las tres
napas encontradas desde la profundidad de 84,70
metros.[138]

El agua seguía siendo una necesidad urgente y
esto fue lo que llevó a que se adquiriera una
máquina zanjadora que permitiera acelerar el trabajo de
zanjado. La idea fue que Eugenio Canali comprara a su nombre la
máquina y la cooperativa la abonara. Es decir, ésta
le acordaría a aquél un anticipo a cuenta de los
trabajos a efectuar y el destino de ese anticipo sería
exclusivamente el pago de la máquina zanjadora. Las
condiciones en que se efectuó este trato fueron: a) previo
otorgamiento de la suma indicada, Canali debería presentar
garantía real o personal solidaria a entera
satisfacción de la cooperativa; b) ese anticipo
devengaría un interés del 7% anual; c) para la
amortización se retendría el 40% de los
certificados de trabajo que se extendiesen a favor de Canali,
hasta la total amortización del préstamo con sus
intereses.

Una vez cerrado ese trato con Eugenio Canali, se
planeó viajar a Buenos Aires con la intención de
entregar a la firma vendedora parte del pago para acelerar el
envío de la máquina zanjadora y así poder
comenzar sin demoras la ejecución del zanjado. No
obstante, ese plan fue lamentablemente entorpecido y enturbiado
por un delito que cometió Canali y por el que debió
ser encarcelado. Ante esto y para limpiar la reputación de
la entidad se viajó a Villa María -el día 14
de mayo de 1951- para proceder a la rescisión del
contrato.[139] Los encargados de esta
gestión fueron el gerente y los señores José
María Carranza y Ángel Modesto Marín, que
viajo a la ciudad de Villa María a los efectos de obtener
la rescisión del contrato firmado con el Sr. Eugenio
Canali por la excavación de zanjas y no habiendo opuesto
el citado ninguna objeción a tal propósito, firmo
lisa y llanamente la rescisión, haciendo así,
renuncia a todo derecho o reclamación ulterior.

Lamentablemente no se ha encontrado en las fuentes
utilizadas, datos que aclaren que tipo de delito cometió
Canali, lo que sí es claro, la necesidad de la
institución de mantener el prestigio logrado con esfuerzo
y acciones concretas, de ahí el viaje realizado a la
localidad de Villa María, para desvincularse de la persona
de Canali, y asi mantener intacta la imagen de la entidad
cooperativa.

Ese imprevisto puso en alerta al consejo de
administración, el que adoptó dos importantes
decisiones. Una fue la de efectuar la excavación de
zanjas, sin pérdida de tiempo y directamente por
administración y la otra fue la de tratar de adquirir a la
firma Krum y Cía. la máquina zanjadora, siempre que
Canali accediera a transferir a la cooperativa el boleto de
compra.

La operación de compra de la zanjadora se
concretó en la suma previamente convenida de $ 70.000 m/n,
se hizo una entrega a cuenta de $ 20.000 m/n y el saldo de $
50.000 m/n fue abonado contra carta de porte. Dentro de las
condiciones favorables, se obtuvo que la casa vendedora tomara a
su cargo los gastos del desarmado y puesta sobre vagón de
la máquina, como así también el envío
de un mecánico por el término de 15 días
para armarla y ponerla en funcionamiento.[140]
Esta acción de proveerse de maquinaria propia apuntaba a
lograr dos beneficios: abaratar costos y a su vez aumentar los
bienes de capital.[141]

Ante la complejidad y magnitud de la obra y para lograr
mejor control, durante el mes de abril de 1951, fue necesario
formar dos sub-comisiones. La primera, que se encargaría
de los pozos y de la colocación de cañería,
estuvo integrada por José María Carranza, Alberto
Allemandi y Santiago Ravetti. La segunda, que se ocuparía
de las finanzas y de las compras, se conformó con
Cristóbal B. Bongionanni, Rafael Damicelli, Alberto J.
Mignani y Ángel Modesto Marín. Estas personas, que
destinaban su tiempo para estas tareas, lo hacían como
simples asociados que velaban por un bien común: la obra
de provisión de agua.[142]

La acción de la segunda sub-comisión
encargada de la compra de materiales se ve claramente cuando, y
prosiguiendo con la adquisición de materiales para la
obra, se deshace operaciones porque los tiempos corren y algunas
firmas no logran cumplir con lo pautado como por ejemplo en el
caso de las piezas de hierro fundido, se anuló la compra
que se había realizado a Agar Cross y Cía. por no
recibirlas en tiempo y forma, y se decidió adquirirlas a
la firma Gibolli S.A. También decidieron realizar cambios
con respecto a lo que era más conveniente, luego de
realizar la consulta a la firma Bromberg y Cía., sobre el
tema equipos de electrobombas, se decidió reparar los
cojinetes desgastados mediante la colocación de bujes del
mismo material, con lo que se obtendría idéntico
resultado, pero con un costo
menor.[143]

Esas sub-comisiones contrataron a Percy Page para que
refaccionara el pozo nº 1. Este contratista debía
ceder la máquina, herramientas y personal necesarios para
continuar la perforación del pozo sin cargo alguno,
debiendo la cooperativa abonar exclusivamente los gastos del
traslado, sueldo y estadía del personal. Se aprobó
esto el 14 de mayo de 1951 y también la adquisición
de 80 metros de caños junta enchufada de 8" según
presupuesto de Carlos Dansn al precio de $ 209 m/n cada metro con
el 5% de descuento y de 20 m caños filtro, dicho material
fue destinado al pozo nº 1.[144]

Construcción de un pozo de
agua.

Monografias.com

Fuente: Cooperativa de Obras y
Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003).
"Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de
Vida
", Río Tercero, p. 85.

En esta fase de la obra, en la que había que
coordinar los trabajos de apertura de zanjas, en concordancia con
la colocación de la cañería y teniendo en
cuenta las alternativas de un trabajo ejecutado en tales
condiciones, como también, la atención y las
eventuales reparaciones requeridas, se optó por proponer a
los mecánicos Fioravanti, Crippa y Peirone la
realización de todos los trabajos inherentes y se
fijó una retribución de acuerdo al rendimiento de
la máquina, de la siguiente manera: retribución
única por metro lineal de zanja ejecutado a $0,30 m/n y
formular con los citados Crippa y Peirone un contrato de trabajo
que establecía, además del ordenamiento del
trabajo, las siguientes obligaciones: a) abastecimiento, cuidado
y reparaciones que la debida conservación de la
máquina exigiese para su correcto funcionamiento, b)
colaborar en la tarea diaria de transporte y distribución
de la cañería de fibrocemento y c) proporcionar
trabajo a ambos durante el tiempo que no ocupen en la
atención y reparación de la
máquina.[145]

Los hechos más importantes en la localidad de
Río Tercero, se relacionaban con el crecimiento
industrial, poblacional y urbanístico, representado por el
funcionamiento de la fábrica militar y Atanor, ya
instaladas, como también a talleres pequeños que
fueron surgiendo de la mano de ese desarrollo industrial. El hito
que va a incidir en el tema urbanístico, va a ser la
concreción de la obra de provisión de agua
corriente por la cooperativa local, en el año
1952.

Para el año 1949, la Fabrica Militar estaba en
pleno funcionamiento y el pueblo se había transformado en
ciudad, pero no iban a ser esos los únicos hechos
relevantes, ya que en ese mismo año nacía Atanor.
Esta empresa había comenzado sus operaciones en 1938 en el
ámbito privado con sede en la ciudad de Munro, en la
provincia de Buenos Aires.

En el año 1944, quien se encontraba a cargo de
Fabricaciones Militares Río Tercero, el General Manuel
Savio, convoco a un concurso para construir una sociedad mixta
entre capitales privados y estatales que se dedicaría a la
producción química, persiguiendo un
propósito, fabricar químicos esenciales para la
defensa nacional, por las limitaciones que imponía el
contexto internacional, con el desarrollo de la Segunda Guerra
Mundial. De esta situación, fue que surgió Atanor
como Sociedad Anónima Mixta, teniendo el Estado a
través de Fabricaciones Militares el 21% del capital y el
resto era d accionistas privados.

Atanor instalo una planta de metanol, que fue la primera
en América del Sur, sumando con el tiempo otras
producciones, tales como soda caustica, agua oxigenada, cloro y
derivados clorados. Esta empresa eligió tomar como sede la
ciudad de Río Tercero, por la posibilidad de ocupar un
predio dentro del que ya poseía fabricaciones militares,
lo que traía aparejado varias ventajas: las líneas
de energía que provenían de las usinas de Embalse
en forma directa, segura y a buen precio; la existencia de otras
plantas químicas, que la fábrica militar a tenia en
marcha, sirviendo estas para obtener materia prima a muy corta
distancia.

Para la ciudad, la radicación de esta empresa
significó la creación de nuevos puestos de trabajo
directo e indirecto, lo que fomento un mayor crecimiento
demográfico, económico y social.

A nivel autoridades municipales en la localidad de
Río Tercero hasta el año 1952, hubo comisionados o
sea autoridades designadas por el ejecutivo nacional,
recién a fines de ese año, llega al cargo de
Intendente municipal, mediante elecciones, Jorge Boreto,
coincidiendo con el momento en que se inicio al suministro de
agua corriente a los pobladores. Situación que da cuentas,
sin dudas, del crecimiento que había adquirido Rio Tercero
para esa fecha. Se podría decir que había alcanzado
su mayoría de edad para autogobernarse.

Para graficar el crecimiento de esta localidad,
mencionaremos las instituciones y escuelas que se crearon en ese
periodo: Cooperativa Agrícola Ganadera de Río
Tercero Ltda. (1948), Cooperativa Industrial de Productores de
Oleaginosas de Río Tercero Ltda. (1953), Escuela Primaria
Estatal "Bartolomé Mitre" (1951), Instituto Jesús,
María y José, desde el año 1953 incorporo el
nivel secundario y en ese mismo año en las instalaciones
de la Escuela de Aprendices de Fábrica Militar, comienza a
funcionar la Escuela Industrial de la Nación y en forma
paralela la Escuela de Comercio. Yendo al área deportiva
nació también la Asociación de
Básquet, la Liga Regional de Futbol y el Círculo de
Ajedrez.

En la provincia de Córdoba, se encontraba
ejerciendo el cargo de gobernador, el brigadier Juan Ignacio San
Martin, representante del peronismo que estaba en el poder
central en Buenos Aires. Su gestión se caracterizo por el
impulso dado al desarrollo industrial haciendo eco con la
política nacional. Nacían y se expandían
empresas de aeronáutica, metalúrgica y automotrices
tanto en la capital provincial como sus alrededores.

En el país, el peronismo estaba en las
postrimerías de su mandato. Si bien había ganado
las elecciones del año 1951, todo comenzaba a cambiar, a
lo que se sumaba la desaparición de Eva. El gobierno
nacional no permitía que la oposición se
manifieste, lo que llevo a una fractura política entre
peronistas y antiperonistas, que confluyó, finalmente, en
el golpe de Estado de 1955.Toda esta situación se vio
reflejada a lo largo del territorio nacional en todos los
ámbitos[146]y Rio Tercero no fue la
excepción.

  • Reglamento y tarifas

Ya casi llegado el tan ansiado momento de la
prestación del servicio provisión de agua,
seguían surgiendo labores para hacer. Por un lado era
necesario aprobar un reglamento que normalizara este servicio
para que fuera justo y equitativo a todos los habitantes de la
localidad y a su vez elaborar un régimen tarifario que
tendiera no solo a la distribución de ese bien, sino que
su precio fuera accesible a todos los beneficiarios.

En cuanto a lo primero, los integrantes del consejo de
administración consideraron oportuno buscar un instrumento
que les permitiese controlar y regular el servicio y lo hicieron
mediante el reglamento para el suministro de agua corriente, que
una vez analizado fue puesto en vigencia a partir de su
aprobación. Ese beneplácito tuvo lugar en la
sesión celebrada el día 24 de mayo de
1951.

En ese reglamento, además de establecer que el
suministro de agua sería de "carácter permanente",
la primera y tal vez más importante medida fue la de
disponer la obligatoriedad de la conexión al servicio para
todas las propiedades ubicadas dentro del radio cubierto por la
red de distribución. Este requisito es sin duda crucial
porque en este tipo de servicios es indispensable garantizar la
amortización del costo de las obras así como el
desenvolvimiento en cuanto a conservación y
ampliación de la infraestructura, a fin de asegurar su
eficiente explotación.

Las autoras Solveira y
Cáceres[147]en sus investigaciones nos
recuerdan la importancia de esa obligatoriedad. En el primer
caso, mostrando que en la ciudad de Córdoba la
obligación de la conexión al servicio de todo
inmueble que estuviera habitable y que se encontrase dentro del
radio de prestación fue introducida a comienzos del siglo
XX cuando la municipalidad, por ordenanza nº 1049,
aceptó el traspaso del servicio de aguas corrientes a la
jurisdicción nacional y que esto fue lo que
permitió la construcción de las obras de salubridad
ejecutadas por la Dirección General de Obras de Salubridad
de la Nación como también la posterior
explotación del servicio por parte de Obras Sanitarias de
la Nación. En el segundo caso, Verónica
Cáceres destaca que esa medida se adoptó en la
provincia de Buenos Aires mediante la ley 3833 del año
1924.

Además de la obligatoriedad antes mencionada, en
el reglamento que analizamos se establecieron otras dos
condiciones de importancia. Por una de ellas se dispuso que si
una propiedad poseía más de un departamento
estaría obligada a abonar la tarifa mínima mensual
por cada uno de ellos y, por la otra, se prohibió las
conexiones múltiples. No obstante, esta última
disposición hubo de ser suspendida transitoriamente
durante la construcción de la obra de provisión de
agua. En efecto, a raíz de no poder comprar caños
en la cantidad suficiente como para continuar con la
extensión del servicio, fue necesario recurrir a la
aplicación de un principio básico del
cooperativismo: la ayuda mutua. Esa solución de emergencia
autorizó momentáneamente las conexiones colectivas,
las que si bien hicieron que el caudal de agua que recibió
cada vecino o asociado no fuera abundante, garantizó a
todos el poder disfrutar del servicio hasta que se pudieran
conseguir los caños necesarios para proseguir con las
obras. En el próximo capítulo aludiremos a otro
caso en el que fue necesario consentir una excepción
similar.

Estas medidas adoptadas, fueron consecuencia de la
realidad económica por la que atravesaba el país.
El modelo peronista había sido posible por la
excepcionalidad del contexto internacional de la posguerra. La
recuperación europea generó una caída en la
demanda de exportaciones agrarias y en los precios
internacionales de la producción argentina. La
situación se agravo por dos factores: una serie de malas
cosechas redujo los saldos exportables y por el otro, el
crecimiento industrial sostenía una demanda constante de
tecnología y petróleo que no podía ser
atendida localmente. Todo esto llevo a modificar el rumbo
económico, lo que produjo consecuencias en todos los
ámbitos.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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