Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El desencanto de Europa (impotencia, melancolía y suicidio económico) (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12

Las primeras proyecciones sobre votos escrutados en
Italia confirman la victoria del Partido Democrático (PD)
del primer ministro de Italia, Matteo Renzi, que amplía la
diferencia respecto al Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe
Grillo. Según los datos de SWG Italia, el PD
obtendría en los comicios europeos entre un 36,8 y un 38,8
%, mientras que el M5S alcanzaría entre el 23,3 y el 25,3
% de los votos.

Grecia

La izquierda radical liderada por el candidato a la
presidencia de la Comisión Europea Alexis Tsipras ha
ganado al Parlamento Europeo, con una ventaja cómoda
frente a los conservadores en el Gobierno que le llevaron a
reclamar el anticipo de comicios generales. Syriza obtuvo el
26,5% frente al 23,2 % alcanzado por los conservadores de Nueva
Democracia, el partido del primer ministro Andonis
Samarás. Se trata de la primera vez que un partido situado
a la izquierda de la socialdemocracia gana unas elecciones en
este país, y en comparación con las elecciones
europeas de 2009, cuando alcanzó un 4,70 %, Syriza obtuvo
un resultado casi seis veces superior.

Dinamarca

El ultranacionalista y xenófobo Partido Popular
Danés ha logrado una rotunda victoria, con más de
la cuarta parte de los votos, e infringió una dura derrota
a socialdemócratas y liberales. Escrutado el 92 % de los
votos, el Partido Popular Danés obtuvo el 26,7 %, once
puntos más que en 2009 y que le valieron para conseguir
cuatro de los trece escaños en disputa.

Francia

La victoria del Frente Nacional (FN), que se ha
convertido en el partido más votado de Francia, unida a la
derrota histórica del Partido Socialista (PS) con sus
peores resultados en unos comicios europeos, ha provocado un
seísmo político de consecuencias difíciles
de estimar. El FN obtuvo, según los resultados parciales
comunicados poco antes de medianoche con un 80 % del voto
escrutado, cerca del 26 % de los votos, lo que podría
darle entre 23 y 25 escaños de los 74 que estaban en juego
en Francia. Eso significa que el partido de la extrema derecha
francesa cuadruplicó el 6,3 % conseguido en 2009, cuando
se había tenido que conformar con tres diputados, y
duplicó con creces el 11,7 % de 1989, que era su techo
hasta ahora en unas europeas. Por detrás quedó la
conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) con
alrededor del 20,6 % (de 18 a 21 diputados), netamente por debajo
del 27,8 % de 2009. Y a la tercera posición quedó
relegado el Partido Socialista (PS) en el Gobierno, con alrededor
del 13,8 % (13 escaños), peor incluso que el "suelo" de la
formación, que databa de 1994 con el 14,5 %.

Austria

Los democristianos han vencido en las elecciones
europeas en Austria y la ultraderecha euro-escéptica ha
logrado una fuerte subida, según indican las primeras
proyecciones de voto emitidas tras el cierre de los colegios
electorales a las 15.00 GMT. El Partido Popular ÖVP
lograría el 27,1 por ciento de los votos, casi tres puntos
menos que en las europeas de 2009, mientras que el Partido
Socialdemócrata SPÖ obtendrían el 23,8 por
ciento, prácticamente el mismo resultado que hace cinco
años, según los cálculos del centro
demoscópico SORA. Conservadores y socialdemócratas,
ambos europeístas, son socios en el Gobierno
austríaco.

Portugal

El principal partido opositor, el Socialista (PS), ha
ganado en Portugal con el 31,58 por ciento de los votos, por
delante de la coalición gobernante de centro-derecha
(Alianza Portugal), que obtuvo el 27,9 %. Según datos
oficiales, con el 95 % de los votos escrutados, la
abstención se situó en el 66,66 %, aún
superior a la de 2009 (63,22 %) y la mayor de la democracia
lusa.

"Resultados en las elecciones del 25M de 2014 de los
principales partidos antieuropeístas de cada
país"…
Dos mapas para entender el avance del
antieuropeísmo en las elecciones europeas (El Confidencial
26/5/14)

Monografias.com

Europa tiene un enemigo en casa. Y aún más
tras el fin de semana electoral,  en el que los
electores de Francia, Inglaterra, Italia,
Dinamarca, Finlandia, Suecia y hasta Alemania han
dado fuerza a las formaciones más
antieuropeístas. 

Las caras adversas a Europa en los estados
del Viejo Continente han cambiado desde las pasadas
elecciones, pero no su presencia, que ha aumentado, como se
refleja en el siguiente mapa (relativo a las elecciones de
2009) y en el que encabeza este comentario (con los datos de
2014).

Un ejemplo es el caso de Italia, donde en 2004 la mayor
fuerza en contra de Bruselas era la Liga Norte, que ahora alcanza
una cuarta parte de los votos de otro partido antieuropeo, aunque
de forma bien diferente: el Movimiento 5 Estrellas de Beppe
Grillo. Algo parecido ocurre en Alemania, donde el la
formación Alternativa por Alemania no existía
hace cuatro años.

Las fuerzas antieuropeístas en 2009

En Francia Marie Le Pen era una cara
conocida. Su programa xenófobo y populista ha calado a
fondo en la sociedad francesa, y su formación, el Frente
Nacional, eleva así a 23 el número de sus
escaños en el Parlamento Europeo. Veinte más que en
2009, con unos resultados que en ninguna región del
país galo han bajado del 15%.

Monografias.com

En Francia Marie Le Pen era una cara
conocida. Su programa xenófobo y populista ha calado a
fondo en la sociedad francesa, y su formación, el Frente
Nacional, eleva así a 23 el número de sus
escaños en el Parlamento Europeo. Veinte más que en
2009, con unos resultados que en ninguna región del
país galo han bajado del 15%.

En Alemania la sorpresa se llama Alternative fur
Deustchland, Alternativa para Alemania. El partido pretende
adelantar por la derecha la conservadora CDU de Angela Merkel con
un discurso que define la moneda única europea como un
"error fatal que amenaza la prosperidad de Alemania". Su
propuesta se basa en la salida del euro y el fin de las
garantías ante la deuda de otros países. No es un
partido con fuertes connotaciones xenófobas, sino que se
centra en un discurso económico dirigido a las clases
altas, "que están preocupadas por el futuro de sus
capitales", en palabras del Stephen Evans, corresponsal de la
BBC en Berlín. 

La formación no participó en las
anteriores elecciones, por lo que no aparece en el mapa con los
resultados de 2009. Pero irrumpe en el de 2014 -que encabeza esta
noticia-, logrando un 7,9% de los votos en el "Land" de
Berlin, y un 10,1%, en Sajonia, donde se convierte en la
cuarta fuerza. Muchos analistas han señalado el
reciente bandazo a la derecha de las políticas Angela
Merkel en materia de protección social a inmigrantes como
un intento pre-electoral de acercarse a las posiciones del
AfD.

A Niegel Farage también se le esperaba, pero
quizás no tan fuerte. El líder del partido
británico de Extrema Derecha UKIP se ha consagrado como
primera fuerza del país, dejando sobre su camino una clara
víctima: el líder del Partido
Liberal-Demócrata, Nick Clegg, que se
aferró a la defensa del europeísmo durante
toda su campaña y que se encuentra ahora sin
representantes en el Parlamento Europeo. En Escocia, el UKIP ha
logrado su primer eurodiputado.

Farage llevará así a doce sus
candidatos en Bruselas, donde, previsiblemente, hará
valer su arma ganadora: el endurecimiento de políticas
migratorias. Un terremoto en las islas británicas
provocado por tan solo tres de cada diez de sus habitantes: la
participación ha sido del 36%.

Grecia e Italia ya habían vivido el "expoit"
antieuropeista y populista ya en sus últimas elecciones
nacionales, y los resultados de estas europeas confirman la
tendencia: Alba Dorada y 5 estrellas de Beppe Grillo son fuerzas
políticas con las que la UE tiene que contar sí o
sí. En el caso griego, el gran ganador, ha sido, esta vez,
el nuevo líder de la izquierda en Bruselas: Alexis
Tsipras.

Destaca que la oleada de populismo y
antieuropeísmo llegue también desde el norte:
Dansk FolksParty y los True Finns Finlandeses se mantiene
entre el 10 y el 15%, subrayando cómo las diferencias
entre Norte y Sur de Europa se han convertido en un argumento
para conseguir votos. 

Excepción la hace el caso de Bulgaria, donde el
partido prorruso de ATAKA ha pasado del 12% de las elecciones de
2009 a no alcanzar el 4%. Tras unos años de
radicalización de su discurso antieuropeo, no
mandarán ningún parlamentario a
Bruselas. 

"Merkel ha impuesto el poder de los jefes de
gobierno sobre el Parlamento Europeo, un modelo que brinda
más fuerza a Alemania sobre el resto de países.
¿Pero hasta cuándo podrá aguantar el
bipartidismo convencional en los países del sur, incluido
Francia?"…
¿Quo vadis?, Europa:
¿atenderá Merkel el terremoto de Francia?
(Vozpópuli – 26/5/14)

Noviembre de 2010, romántico atardecer en el
balneario francés de Deauville. Cual enamorados
primerizos, Merkel y Sarkozy pasean en el magnífico marco
de las playas normandas, escenificando su idilio político.
Una inspiración que les sirve para fijar las reglas de
hierro de los rescates de Estados en dificultades. Según
el patrón acordado por el "Merkozy", la deuda soberana
encajaría quitas. La traición a la periferia se
consuma, los mercados entran en pánico y la bala de plata
con la que se pretendía matar la crisis acaba siendo un
tiro en el pie. Desde entonces, los salvamentos europeos se
suceden con los mismos resultados que un bombero pirómano:
ahuyentan a los inversores que en principio debían atraer.
Y sólo la intervención de Mario Draghi en julio de
2012 detiene la sangría.

Deauville, noviembre de 2010. Ése fue el momento
y el lugar en que se traicionó a la Unión Europea.
Dos países decidieron por su cuenta y riesgo sobre el
destino de los demás. De modo que… ¿para
qué sirven las elecciones al Parlamento Europeo si Merkel
es la que manda? Las decisiones se toman en los Consejos Europeos
de jefes de Gobierno. Y ahí siempre se impone Merkel. Las
recomendaciones de reformas incluso se ponen por escrito. Y de
esa guisa la UE se ha convertido en una suerte de "Tourmalet"
permanente en el que todos los países han de pedalear al
ritmo que marcan los germanos. Sin la movilidad laboral para que
los trabajadores se desplacen allá donde hay más
demanda, sin transferencias fiscales que compensen la
asimetría de los shocks, las costuras del euro se
resienten. Basta con recordar las palabras del clarividente
economista Martin Feldstein en 1997, antes de que se
aprobase la creación de la moneda única:

"No hay país en parte alguna del mundo que no
tenga su propia moneda. Una moneda nacional es tanto un
símbolo de soberanía como la clave de la
persecución de una política monetaria y
presupuestaria independiente (…) Si la EMU (el euro) entra en
vigor, lo que parece cada vez más probable,
cambiará el carácter político europeo de tal
forma que podría llevar a conflictos en Europa y a
enfrentamientos con EEUU".

"¿Cuáles son las causas de estos
conflictos? Al principio habría importantes desacuerdos
entre los países miembros de la EMU sobre los objetivos y
métodos de la política monetaria. Éstos se
verían exacerbados cada vez que el ciclo económico
llevara a un aumento del desempleo en uno o varios países.
Tales desacuerdos económicos podrían contribuir a
una desconfianza más generalizada entre las naciones
europeas. A medida que se desarrolle la unión
política, nuevos conflictos podrían reflejar
perspectivas incompatibles en diversos puntos".

Y aprovechando unos comicios que no valen para nada y
que se interpretan en clave nacional, estas elecciones europeas
han supuesto el momento en el que los ciudadanos han expresado su
desconfianza hacia la Unión Europea. Aunque con matices
muy distintos en cada país, el bipartidismo convencional
se desmorona en Francia, Reino Unido, Italia y España. Los
eurófobos han ganado en Francia y Reino Unido. El propio
primer ministro galo, Manuel Valls, tuvo que comparecer para
hacer sonar todas las alarmas y calificar el resultado de
seísmo político. "El momento que vivimos es muy
grave para Francia y para Europa", declaró.

El crecimiento es anémico y por lo tanto incapaz
de corregir el inmenso legado de desempleados y deuda que la
crisis soberana nos ha dejado. Así las cosas, la pregunta
es insoslayable: ¿hasta cuándo podrá
aguantar el bipartidismo convencional en el sur de Europa,
incluido Francia?

La semana anterior a las elecciones, el semanario
The Economist daba la bienvenida a este varapalo porque
representaba la oportunidad de devolver el poder a los
parlamentos nacionales, "donde reside la verdadera legitimidad".
Sin embargo, eso significa precisamente reforzar el sistema que
ha impuesto Merkel, por el cual los intereses particulares de los
países se superponen a los del colectivo. No hay mejor
ejemplo que el del BCE: cuando Alemania era el enfermo
crónico de Europa, el banco central se amoldó a sus
necesidades, provocando burbujas por toda la periferia. En
cambio, ahora, pese a que el objetivo de inflación es el 2
por ciento, la institución sita en Fráncfort deja
que la media de los precios en la eurozona se sitúe en el
0,7 por ciento con tal de evitar que la inflación en
Alemania roce el 2 por ciento.

Las cosas se podrían haber hecho de forma
más indolora de haber existido un liderazgo con una
visión paneuropea y no exclusivamente germana.
Costó más de dos años y la presión de
EEUU y China para convencer a Merkel de que había que
saltarse la ortodoxia del Bundesbank y restañar la
hemorragia de las primas de riesgo. No parece éste el
mejor modo de adoptar decisiones. El "Deutschland über
alles", Alemania por encima de todo, no puede ser. Su principal
socio, Francia, acaba de pedir socorro.

¿Atenderá Merkel la llamada de auxilio
ante el terremoto en Francia? La crisis del Sistema Monetario
Europeo en 1993 quizás pueda ofrecer valiosas lecciones.
Entonces, como un paso previo a la unión
monetaria, las divisas se vincularon para cotizar dentro de
una banda de fluctuación del 4,5 por ciento respecto al
marco. Sin embargo, en ese momento los germanos estaban
absorbiendo a la RDA y prácticamente establecieron la
paridad entre los marcos de una y otra Alemania. Semejante canje
entre los distintos marcos brindó una capacidad
adquisitiva inimaginable para los ciudadanos del Este comunista,
pero a la vez generó unas presiones inflacionistas enormes
que obligaron al Bundesbank a subir los tipos de
interés.

Y para continuar vinculados al marco en el Sistema
Monetario, el resto de naciones tuvo que encarecer también
el precio del dinero, lo que provocó una recesión.
Los países no podían seguir el ritmo de Alemania; y
los mercados apostaron por que algunos no
aguantarían.

La libra inglesa y la lira italiana no resistieron y
fueron expulsadas del Sistema Monetario Europeo. España y
Finlandia tuvieron que devaluar. Pero ni por esas cedió
Alemania… hasta que las sacudidas llegaron a las orillas del
Sena. Sólo ahí los alemanes temieron que se
podía destruir el proyecto europeo y volver a la rivalidad
de antaño. Alarmados, primero prestaron fondos a los
franceses y, al final, se vieron obligados a ampliar el rango de
fluctuación hasta el 30 por ciento.

Luego de esta historia se desprenden dos lecciones: la
primera, que después de muchos forcejeos y sufrimientos
Berlín abre la mano, sobre todo al ver peligrar a sus
vecinos galos. Así que es bastante probable que esta vez
Merkel capte el mensaje de un Valls comprometido con las reformas
pero asediado en las urnas. Y la segunda, dado que del euro no
podemos salir sin corralitos y quiebras, que estamos abocados a
competir con Alemania. Y cuanto antes nos entre en la cabeza,
mejor.

Pese a sus errores, Merkel diagnostica bien el problema
europeo: la eurozona abarca el 7 por ciento de la
población mundial, el 25 por ciento del PIB global y el 50
por ciento de todo el gasto social que se desembolsa en el
planeta. Si no se acometen las reformas, "Lifestyle Europe" es
insostenible. Europa ha de apostar por un sistema del bienestar
que la hace más cohesionada y eficiente, pero cuyo
mantenimiento conlleva altas dosis de responsabilidad y
sacrificios por parte de sus ciudadanos. Y los mandatarios del
viejo continente deberían mostrar el liderazgo suficiente
como para explicarlo, en lugar de retratar siempre como culpables
a Bruselas, la Troika o incluso a Merkel. Tras años
enquistados en el poder, los partidos tradicionales
deberían acometer una regeneración que fuese
ejemplarizante y empezase por ellos mismos. De lo contrario, el
voto tirará cada vez más, y con razón, hacia
los populismos de corte nacionalista, ya sea en París, en
Londres, o en Barcelona.

"El terremoto euroescéptico que ha sacudido
la UE convertirá la política comunitaria en una
tarea más hostil y abocada a la renacionalización
de algunos de los planteamientos que hasta ahora sólo se
discutían desde una perspectiva europea. Un total de 15
partidos anti UE procedentes de 13 países han conseguido
entrar en la Eurocámara, donde ocuparan 100 asientos de
acuerdo con el recuento oficial que aún no ha finalizado.
Quince fuerzas que han llevado en sus programas electorales
promesas como la destrucción del euro, el levantamiento de
controles fronterizos, el fin de la libre circulación o la
salida de sus respectivos países de la Unión
Europea"…
La eurofobia crea un socavón en la
Unión Europea (elmundo.es – 27/5/14)

Los análisis que siguen a estas elecciones
europeas coinciden en minimizar el efecto de estos partidos
dentro del Parlamento Europeo, ya que ocuparán sólo
un 13,1% de los 751 escaños. Pero reconocen que
tendrán una gran influencia en la política
comunitaria a través de la presión que hagan a los
Gobiernos de sus países.

Los casos de Reino Unido y Francia son los más
simbólicos por la fuerte irrupción de dos fuerzas
euroescépticas que se han convertido en la opción
más votada por los electores. El Partido de la
Independencia británico (Ukip) obtiene 23 asientos y
podrá crear en torno a la figura de su líder, Nigel
Farage, un grupo parlamentario (Europa por las Libertades y la
Democracia, EFD) con una mayor presencia que en la anterior
legislatura.

Este resultado deja al primer ministro británico,
David Cameron, en una situación complicada. El mensaje que
los electores han enviado a través de las urnas es que la
UE plantea más problemas que soluciones, así
que la lucha de Reino Unido para repatriar competencias y restar
influencia a la Unión Europea en los asuntos nacionales
será a partir de ahora más intensa. Este
país, siempre un socio incómodo dentro del Consejo
Europeo, amenaza con celebrar un referéndum para decidir
si continúa o no el club de los Veintiocho y Cameron puede
verse obligado a radicalizar aún más su lucha
contra el poder de Bruselas para garantizar la estabilidad en la
política interna del país.

"El aumento del voto antieuropeo es un toque de
atención para los líderes de la UE: si no se
inician grandes reformas y se devuelven competencias, los
ciudadanos pueden acabar pronto optando por una salida de la
Unión Europea", apunta Mats Persson, director de Open
Europe.

Algo similar ocurre en Francia. Su debilitado
presidente, François Hollande, no sólo ha restado
escaños a la familia socialista europea, sino que
se encuentra ahora con una dura oposición de la extrema
derecha de Marine Le Pen, crecida tras los excelentes resultados
de estas elecciones. Su partido, el Frente Nacional, ha obtenido
el respaldo del 25% de los votantes (24 escaños) y sus
planteamientos eurófobos condicionarán el modo en
que Francia negocia con el resto de países en el Consejo
Europeo.

Junto a Ukip y el Frente Nacional, el Partido Popular
Danés es el otro movimiento euroescéptico que ha
resultado ser la fuerza más votada en su país. Este
grupo sumará cuatro escaños a la alianza
antieuropea que empieza a gestarse con las primeras
conversaciones entre sus líderes. En Hungría los
radicales del Jobbik son la segunda opción preferida por
los electores, con un respaldo del 14% que aportará otros
tres diputados. Hay además otros cuatro países en
los que el euroescepticismo ha acabado los terceros: el FPÖ
austriaco (4 diputados), el PVV holandés de Geert Wilders
(tres escaños), los verdaderos finlandeses (dos
representantes) y los nazis de Amanecer Dorado, en Grecia, desde
donde aportarán otros tres diputados.

En Italia, la sorpresa ha sido positiva para los
europeístas, ya que el partido en el Gobierno de
Matteo Renzi ha sorprendido con un gran resultado. Sin embargo,
este país aportará dos partidos de corte
euroescéptico, aunque muy diferentes entre sí: la
Liga Norte, de extrema derecha, suma cinco escaños;
mientras que la alternativa de izquierda Movimiento Cinco
Estrellas, de Beppe Grillo, aportará nada menos que 17
representantes.

Lo mismo sucede en Alemania, donde hay dos fuerzas
contrarias a la UE que han conseguido colarse por primera vez en
la Eurocámara, después de que el país
eliminara el umbral mínimo del 5% de los votos.
Alternativa por Alemania (AfD) logra siete escaños,
mientras que el partido filonazi NPD obtiene uno. La lista se
completa en Polonia, con tres escaños para el Congreso de
Nueva Derecha; Suecia, que aporta dos asientos con los
Demócratas Suecos; y Bélgica, donde el Vlaams
Belang logra un eurodiputado.

"El avance de los radicales en las elecciones del
25-M (y la caída del bipartidismo) causa inquietud en las
instituciones europeas, metidas en una batalla que se adivina
larga por la presidencia de la Comisión Europea. Pero
sobre todo provoca espanto en algunas capitales: el nerviosismo
se apoderó ayer de los líderes de los países
más afectados por el ascenso de los extremistas en la
Unión, especialmente Francia y Reino Unido. La primera
gran bronca de la era post 25-M está en marcha: a su
llegada a una cumbre informal, en Bruselas, el presidente
socialista francés, François Hollande, y el premier
conservador británico, David Cameron, reclamaron una
reacción fulminante de la UE para abortar esa tendencia en
las urnas, que refleja el desencanto de muchos votantes"…

Los líderes reaccionan al latigazo electoral (El
País – 28/5/14)

Italia está también por la labor. El
continente se rebela así -con la boca pequeña, de
momento- contra el diktat de la canciller Angela Merkel: al hilo
de los resultados electorales vuelve el redoble de tambores
contra la austeridad alemana que ha dominado la gestión de
la crisis en los últimos tiempos, en favor de las
políticas de crecimiento y de una relajación de las
reglas fiscales. Y llegan también nuevos vientos para
reformar la Unión; una especie de segunda
transición, aún poco definida, que permita frenar a
los extremistas.

París levantó ayer la voz, alto y claro,
por primera vez en mucho tiempo. Tras dos años y medio
desdibujado por sus problemas internos, Hollande regresó
al discurso que llevaba después de ganar las
presidenciales francesas de 2012, y emplazó a poner en
marcha una ambiciosa agenda reformista: "Europa se ha vuelto
ilegible, distante, básicamente incomprensible, incluso
para los gobiernos. Eso no puede seguir así. El proyecto
europeo tiene que ser simple y claro, y debe retirarse de donde
no sea necesario", dijo, en un mensaje muy poco habitual para un
dirigente francés. "Es mi deber reformar Francia y
reenfocar Europa", agregó en un guiño claro al
primer ministro italiano, Matteo Renzi, la nueva esperanza de la
izquierda tras su espectacular triunfo en las europeas. Renzi
está a punto de asumir la presidencia temporal de la
Unión. Y ha dejado clara su intención de aprovechar
ese semestre para activar una especie de proceso constituyente en
Europa, que incluya una flexibilización de las normas
fiscales y otros asuntos. Aunque para eso deba convencer a
Merkel, un hueso duro de roer.

Cameron fue también directo al grano, con el
habitual toque británico: "La Unión no puede
ignorar estos resultados y seguir como antes. Necesitamos un
cambio. Europa debe concentrarse en lo que importa, en el
crecimiento y el empleo, y no intentar hacer tanto en tantos
otros ámbitos. Bruselas se ha vuelto demasiado grande,
demasiado autoritaria, demasiado entrometida", dijo rotundo a su
entrada a la cumbre.

Parece inevitable que el 25-M provoque una sacudida en
Bruselas; queda por ver en qué dirección cristaliza
la irritación que emerge en las capitales. La cumbre, que
estaba diseñada para empezar a mercadear con los
principales cargos de las instituciones, es la primera muestra de
que vienen curvas; de que el mensaje de los votantes empieza a
generar reacciones en varios Ejecutivos, tanto los citados como
otros con dificultades (el de Grecia, por ejemplo). Atrapada en
una lasaña de complejidades, atascada en una crisis
devastadora, entorpecida por un gobierno colectivo ineficaz y
agobiada por una llegada de inmigrantes que el continente no sabe
exactamente cómo gestionar, los líderes de los
Veintiocho se reunieron para reaccionar a los resultados del
25-M.

Las primeras declaraciones dejan entrever el malestar
contra Alemania: con Italia y Francia aquejadas de problemas
económicos similares -parecidos también a los de
España: el presidente Mariano Rajoy reclamó anoche
políticas "un poco más expansivas"-, vuelve a ganar
enteros la posibilidad de crear un eje franco-italiano capaz de
contrarrestar a Berlín. Renzi ha abanderado en las
últimas semanas la necesidad de acordar una nueva agenda
para la Unión, que incluye una "operación
keynesiana" con estímulos e inversiones, además de
una convención constitucional para relajar las estrictas
reglas fiscales de la eurozona. Cameron, Hollande y Rajoy, junto
con otros líderes, fueron en la misma línea:
lanzaron mensajes directos para Merkel, que tiene la llave de
casi todo, incluido el controvertido nombramiento del
próximo presidente de la Comisión Europea, tal vez
el cargo fundamental en el entramado institucional de
Bruselas.

No parece fácil que la canciller dé su
brazo a torcer. Su partido perdió escaños, pero
sigue dominando en Alemania pese al ascenso de los
socialdemócratas de Martin Schulz. Y en la Unión
está por ver el papel de Schulz, que acabó lejos
del conservador Jean-Claude Juncker en la carrera por la
presidencia de la Comisión. Los cinco grandes partidos de
la Eurocámara movieron ayer ficha, en un mensaje
telegrafiado a los primeros ministros: dieron un mandato a
Juncker para que trate de forjar una mayoría que le
permita acceder a ese cargo. Pero este es un partido que se juega
en varias canchas: los líderes dieron a su vez el mandato
al presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, para que negocie
con los grupos. Varios países apoyaron de forma
explícita a Juncker, pero Merkel dio la medida justa de
por dónde van los tiros: también apoyó al
candidato conservador, pero a media voz, y a renglón
seguido exigió al Parlamento que no tergiverse los
tratados. En ningún lugar, vino a decir, se habla de
automatismos entre los resultados electorales y la presidencia de
la Comisión. La canciller dejó la guinda para el
final: explicó que en Alemania "ha habido presidentes que
no necesariamente eran del partido más votado". "Las
prioridades que acuerde el Consejo para esta legislatura las
puede aplicar Juncker, y también otros".

Merkel no le cierra el paso definitivamente a Juncker,
pero tampoco le da un portazo a Cameron, que no le quiere ni en
pintura. La Eurocámara, eso sí, amenaza con
bloquear el proceso si el Consejo se saca de la chistera nombres
que no hayan concurrido a los comicios. En caso de desacuerdo, se
avecina una batalla larga y enconada, que históricamente
ha perdido el Parlamento.

"La victoria del Frente Nacional (FN) de extrema
derecha en las elecciones francesas al Parlamento Europeo supone
una conmoción casi tan grande en Berlín como en
París. Pese a que el resultado se ajustó a las
previsiones, los alemanes apenas pueden dar crédito a lo
que está ocurriendo al otro lado del Rhin. Durante
décadas, París y Berlín han trabajado juntos
dirigiendo la eurozona -y han abordado las tensiones
mutuas"…
Berlín observa con preocupación el
euroescepticismo en Francia (Expansión –
28/5/14)

Pero ahora, la mitad francesa de la relación
sufre problemas -y el socio alemán comparte los perjuicios
y se pregunta al mismo tiempo por los peligros que plantea para
el resto de la UE el auge populista en Francia.

El ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble
condenó con vehemencia al FN, que fue el partido
más votado en las elecciones del domingo (25/6) con el 25%
de los votos. Para Schäuble, de 71 años, era algo
personal. Su primera lengua extranjera era el francés,
creció durante la reconstrucción de Europa
después de 1945 y ha dedicado su carrera política a
la UE.

En una conferencia, condenó al FN
calificándolo de "fascista". Y advirtió de que su
éxito representaba un reto no sólo para Francia,
sino también para el resto de Europa, Alemania incluida.
"Tenemos que pensar en los errores que hemos cometido para que
una cuarta parte del electorado (en Francia) votase no ya a un
partido de derechas, sino a un partido fascista extremista",
señaló.

En un tono más tranquilo propio de su estilo, la
canciller alemana Angela Merkel reafirmó su compromiso con
París, asegurando que Berlín tenía "sumo
interés en la prosperidad de Francia".

Pero no será fácil rescatar a Francia.
Antes incluso de las elecciones del domingo, el presidente
francés François Hollande registraba cotas de
popularidad en mínimos históricos. Hace tiempo que
Hollande se muestra ambivalente sobre los planes alemanes para
una mayor integración de la eurozona. El triunfo del FN, y
sus demandas de poner fin a la eurozona y devolver el poder a las
capitales nacionales, limitará aún más su
margen de maniobra.

A nivel personal, la conservadora Merkel no es una socia
estrecha para el socialista en el Palacio del Elíseo. Pese
a sus frecuentes discusiones con su predecesor gaullista de la
UMP, Nicolas Sarkozy, mantuvo una mejor relación de
trabajo con él. Sin embargo, ha cumplido con su deber
hacia Hollande, invitándole, por ejemplo, a visitar antes
de las elecciones europeas su distrito electoral de Stralsund, al
noreste de Alemania.

Ante los buenos resultados de los partidos populistas en
el resto de Europa, especialmente en Reino Unido, algunos
alemanes sienten la cercanía de una amenaza existencial
para el orden político que ha propiciado un
próspero periodo de posguerra.

La reacción instintiva de Merkel fue centrarse en
la economía. "La pregunta reside en cómo recuperar
a los votantes", dijo tras conocerse los resultados. "Pienso que
un enfoque que se centre en la competitividad, el crecimiento y
el empleo es la mejor respuesta a la
decepción".

El remedio de Schäuble, según explicó
a poco de conocerse los resultados electorales, consiste en
combinar las propuestas económicas de Merkel con una mayor
integración de la eurozona, y cierta relajación de
las normas de la UE para las naciones no pertenecientes a la
eurozona.

Pero no será fácil. Alemania y Francia
representan polos cada vez más opuestos en el debate
económico. Berlín sigue defendiendo que la
disciplina fiscal y la competitividad llevan a la prosperidad, y
Francia quiere más inversiones públicas (pagadas en
gran parte por Alemania). Tal y como señaló Merkel
tras la cumbre del martes: "Coincidimos en la necesidad de
crecer, pero tenemos opiniones distintas sobre cómo
generar crecimiento".

La canciller alemana puede consolarse con el
éxito de la coalición pro-Europa en Alemania y del
Partido Democrático del primer ministro Matteo Renzi en
Italia. Pero para que la UE funcione, Francia y Alemania
harían bien en encontrar una forma de limar asperezas.
Marine Le Pen, la líder del FN, está ganando
fuerza. Y, como dejó claro inmediatamente, pretende llevar
su revolución contra el orden establecido más
allá de las fronteras de Francia. "Si a causa de la
incompetencia y la debilidad de nuestros líderes Alemania
se ha convertido en el corazón económico de la
Unión Europea", señaló Le Pen, "entonces
Francia ha sido y será el corazón político
de Europa".

"Nada está nunca seguro, estemos prevenidos
sobre las consecuencias de una vuelta atrás,
advertía Jacques Delors. Las elecciones europeas del
domingo muestran que, en medio de una crisis y bajo la
dirección de Angela Merkel, vuelve a aflorar todo aquello
para cuyo combate nació la propia Comunidad: los
nacionalismos, el populismo, la demagogia, la xenofobia y el
racismo. Todo aquello a lo que la Europa comunitaria se opuso con
crecimiento, empleo y armonización, todo, vuelve a asomar
hoy el hocico"…
¿Tienen en realidad algún
proyecto? (El País – 1/6/14)

Sin memoria no hay futuro, decía también
Delors. Europa se construyó con dos obsesiones, la paz y
el empleo. Con la idea obsesiva de los políticos alemanes,
franceses o italianos de la posguerra de que los europeos
tenían que poder trabajar en condiciones dignas y de que
Europa tenía que poder crecer equilibradamente, es decir,
sin la fractura social y geográfica que se está
dibujando, de nuevo, en el mapa.

No se trata de tener nostalgia, sino de recuperar la
capacidad de imaginar alternativas y la capacidad de defenderlas
políticamente, escribió Tony Judt. "Rechace la idea
de que no existe alternativa", propuso hasta el día de su
muerte.

Hay otra manera de hacer las cosas, insiste otro de los
líderes de aquella otra Europa, Felipe González,
que tiene memoria: "¿Cuándo se va a enterar el
Consejo Europeo de que no puede seguir adelante con su actual
política? ¿Cuándo se comprenderá que
en la Unión no puede decidir Alemania, con el
consentimiento pasivo del resto de los países? No se puede
seguir adelante en Europa con un modelo que es totalmente
inaceptable para la socialdemocracia y que además no es
sostenible económicamente, porque genera una monstruosa
destrucción de empleo y de tejido productivo".

No es cierto que hayamos fracasado, parece ser la
respuesta de Merkel y su equipo: hemos salvado al euro. Cierto.
¿Y creen que ese mensaje hará que los ciudadanos
pierdan su muy justificado miedo? ¿Creen que, por el mero
hecho de existir, el euro creará empleo, relanzará
el crecimiento, ofrecerá alternativas políticas a
los ciudadanos? ¿O más bien está resultando
lo contrario? Seguramente no es justo acusar al Gobierno
alemán de egoísmo. No se trata de eso, se trata de
una escandalosa falta de visión, como la que
denunció Franklin D. Roosevelt al hacerse cargo de la
presidencia de EEUU en medio de la Gran
Depresión.

En una situación parecida a la que sufre hoy el
sur de Europa, Roosevelt lanzó el "new deal": "Millones de
ciudadanos desempleados se enfrentan al problema de una
existencia sombría, y otra gran multitud contempla
cómo su trabajo recibe muy poco salario. Solo un optimista
tonto puede negar las realidades oscuras del momento". "La
Unión necesita acción y acción
rápida", determinó Roosevelt, para anunciar
inmediatamente su más importante tarea: crear empleo y
mejorar sus condiciones.

¿Creen los dirigentes de la Unión Europea
que la victoria del Frente Nacional tiene algo que ver con este
mensaje? ¿Les importa la sombra de la bestia? Seguramente
sí, pero la realidad es que los ciudadanos no les hemos
oído una palabra al respecto. De lo que se ocupan ahora es
de mantener una buena pelea para aclarar quién elige al
presidente de la Comisión, si el Parlamento o el propio
Consejo.

Por el momento, han decidido retrasar la
designación de Jean Claude Juncker, cabeza de lista del
partido que ganó las elecciones, en una muestra más
de la pasmosa falta de sentido político que padecen.
Podían haber advertido que la falta de legitimidad
democrática de las instituciones es uno de los motivos del
aumento del euroescepticismo. Pero no. A la ligera, completamente
ciegos, han optado por pasar algunas semanas (o meses) en una
lucha descarnada por el poder, cuchicheando y cambiando naipes.
¿Por qué no Christine Lagarde? ¿Y Pascal
Lamy, que es tan listo? No hay por qué contar papeletas.
Basta, por lo que se ve, con "interpretar" el sentido del voto. Y
mientras esperamos, atónitos, que el juego de manos no
llegue a producirse, nadie nos dice palabra de lo que importa.
¿Tienen algún proyecto?

"La jefa del ultraderechista Frente Nacional
francés, Marine Le Pen, dijo, en una entrevista con la
revista alemana Der Spiegel, que quiere destruir la UE pero no
quiera destruir a Europa y defendió proyectos de
cooperación como Airbus o Ariane. "Lo que quiero destruir
es la UE, no Europa. Creo en una Europa de las naciones. Creo en
Airbus y en Ariane, en una Europa de la cooperación pero
no quiero esta Unión Soviética europea", dijo Le
Pen en la entrevista"…
Le Pen: quiero destruir la UE pero
no quiero destruir a Europa (Cinco Días –
1/6/14)

Le Pen además rechazó la idea de que la UE
sea un proyecto de paz y dijo que la Europa actual lo que
representa es la guerra económica. "Europa es la guerra.
La guerra económica, un aumento de las hostilidades entre
los países. A los alemanes se les insulta y se les acusa
de crueles, a los griegos de estafadores y a los franceses de
vagos", dijo la política francesa. Además,
según Le Pen, la canciller alemana Angela Merkel
actualmente "no puede ir a ninguna parte sin que la protejan
cientos de policías". "Eso no tiene nada que ver con la
fraternidad", dijo.

Le Pen tiene la intención, según dijo, de
impedir que la UE "siga respirando, que toque todo con sus
tentáculos y que se meta en todas las esquinas de nuestra
legislación". "En nuestra gloriosa historia tuvimos
millones de muertos para seguir siendo un país libre. Hoy
sencillamente nos estamos dejando robar el derecho a la
autodeterminación", dijo.

Le Pen dice además que un euro fuerte, como lo
defiende Alemania, arruina la economía francesa pero
aclara que eso no implica un ataque a Merkel. "Cuando oigo
ataques a Alemania digo: no podéis reprocharle a la
señora Merkel que defienda sus intereses. No le puedo
reprochar a Merkel que defienda un euro fuerte. Los reproches se
los hago a nuestros políticos que no defienden nuestros
intereses. Un euro fuerte arruina nuestra economía", dijo
Le Pen.

El Frente Nacional fue el partido más votado en
las elecciones europeas en Francia con el 25 por ciento de los
votos.

"No ya uno, sino tres grupos parlamentarios
podrían tener los grupos críticos con la
Unión Europea desde la derecha. Marine Le Pen ha
presentado esta semana a sus cuatro escuderos, a partir de los
cuales quiere formar el grupo más extremo de la
Cámara a la derecha: la Alianza Europea para la Libertad
(EAF). Sólo necesita dos socios más para
constituirse en Grupo Parlamentario. Nigel Farage, flamante
líder de UKIP, declaró este domingo mostrarse
esperanzado con el "sí" de Beppe Grillo, el líder
del Movimiento 5 Estrellas (M5S). Después de la
defección de la Liga Norte, que se ha comprometido con Le
Pen, el M5S le granjearía al grupo liderado por Farage,
Europa de la Libertad y la Democracia (EFD), mantener el sexto
Estado: le faltaría uno para constituir Grupo
Parlamentario"…
Críticos y enemigos de la UE:
Riesgo y oportunidad (Gaceta.es – 1/6/14)

Caso aparte es la Europa de Conservadores y Reformistas
(ECR), liderado por el Partido Conservador de Gran Bretaña
y Ley y Justicia, de Polonia. Es un grupo crítico, pero no
opuesto a una unión europea más abierta, menos
invasiva con las decisiones nacionales, y más
democrática. Ideológicamente se parece más
al Partido Popular Europeo. Y tiene por sí sola la fuerza
suficiente para crear grupo parlamentario: Supera, como EAF y EFD
los 25 parlamentarios mínimos, ya que tiene 43. Y
además cuenta con eurodiputados de ocho Estados miembros
(siete es el mínimo): República Checa, Croacia,
Letonia, Lituania, Holanda, Polonia, Eslovaquia y Reino
Unido.

Hay 112 eurodiputados de la derecha escéptica. La
alarma ha recorrido toda Europa, con un escalofrío.
¿Ha ido demasiado lejos el modelo europeo? ¿Han
cambiado los ciudadanos del viejo continente? ¿Es esta una
china en el largo camino de la UE, o supone un reto permanente?
¿Es un riesgo o una oportunidad?

Así como el bloque de izquierdas es muy
homogéneo en términos ideológicos, los
grupos críticos con la UE en la derecha son muy distintos
entre sí. Los hay partidarios de un marcado libre, como
UKIP o el Congreso de la Nueva Derecha de Polonia, uno de los
grupos no adscritos y que podrían otorgar a EAF o EFD la
cualidad de Grupo Parlamentario. Otros están en el
consenso de la política socialdemócrata, como el
neonazi (o ex neonazi) Partido Libre de Austria. Y otros tienen
una orientación nacionalista y xenófoba, netamente
antiliberal, como es el caso del Frente Nacional, entre otros.
Aún hay otros que son netamente de extrema derecha, y cuya
posición les deja fuera incluso del EAF de Marine Le
Pen.

Ante esta diversidad, quizás sea útil
distinguir entre quienes son críticos con las
instituciones europeas, y los que se oponen netamente a ellas. El
"think tank" pro europeo Open Europe propone esta
distinción, para poder "salvar" a una parte de la derecha
crítica: "La línea que distingue el
euroescepticismo del eurocriticismo es muy delgada, pero una vez
se hace, este movimiento de críticos se podrían
galvanizar como una fuerza constructiva para un espacio
político en la UE más integrado y legítimo".
Y menciona al M5S, el Partido Finlandés o Alternativa por
Alemania. "Muchos de estos grupos no deberían verse como
anti europeos, sino como críticos de un sistema que ha
fallado, y las soluciones que proponen se centran sólo
marginalmente en reclamar una mayor soberanía nacional",
razona Open Europe. De hecho, "el mayor riesgo de los pro
europeos es que se pongan a cubierto de las críticas,
rehúyan las preocupaciones y los miedos de los votantes y
caigan en la trampa del business as usual".

Esta sería una estrategia inteligente. No se
puede desoír a una parte importante del electorado.
¿No es la lejanía de las instituciones europeas ya
un lugar común? ¿No está claro que las
instituciones nacionales son mucho más
democráticas? Si valoramos la democracia, ¿no
podemos hacerlo devolviendo parte de las competencias a los
Estados? Quizás no haya que ir tan lejos. Al fin y al
cabo, el Tratado de Lisboa prevé que el Parlamento Europeo
elija por mayoría al presidente de la Comisión, y
es en esta elección cuando se interpreta en la
práctica, por primera vez, hasta dónde llega esa
"democratización".

Ahora bien, Angela Merkel, la canciller alemana, lo
primero que ha hecho tras las elecciones es asentar el viejo
poder del Consejo Europeo, es decir, el club de los gobiernos
nacionales, que son los que siempre han elegido al presidente de
la Comisión. La discusión versa sobre una larga
palabra alemana: Spitzenkandidaten. Con esta palabra se refiere
al principio de que el candidato más votado debe presidir
el Parlamento Europeo. De ser así, los electores
tendrían mucho poder a la hora de elegir la
dirección de la política europea, ya que el
presidente de la Comisión, aunque dentro de unos estrechos
márgenes, puede gobernar el complejo barco europeo. Y de
ser así, asimismo, el Consejo Europeo tendría poco,
o muy poco que decir. Alberto Alemanno, desde Europe's World,
dice que "los ciudadanos de la Unión Europea, o al menos
aquéllos que se han molestado en votar, percibirán,
y con razón, que cualquier desviación del principio
del Spitzenkandidaten como una traición".

Los críticos con la UE lo saben. Y
señalarán con el dedo al poder de Merkel y a la
vuelta a lo que llaman "modelo tecnocrático y autoritario"
(Marine Le Pen) para incidir en la falta de democracia, en el
"fraude" democrático que es a su juicio la Unión
Europea.

La tentación para Angela Merkel de aferrarse al
viejo modelo es muy grande. Tanto como para poner en duda la
elección del Spitzenkandidaten, pese a ser de su mismo
Grupo Parlamentario en Europa: Jean Claude Juncker. El motivo es
el probable cambio en el equilibrio de poderes en Europa. El
primer partido de Francia, en las Elecciones Europeas, es el
Frente Nacional. Eso pone en duda el eje Francia-Alemania que ha
impulsado la integración desde el comienzo. Y deja a
Alemania más poderosa, y más sola, que antes. Desde
esta clave es como se entiende que el líder del bloque de
izquierdas, el heleno Alexis Tsipras de Syriza se ha sumado a la
teoría del Spitzenkandidaten, pese a la distancia
ideológica que le separa de Juncker, que es del Partido
Popular Europeo. Lo hace porque limita el poder del Consejo, y
por tanto de Angela Merkel.

De modo que Europa puede aferrarse a su modo habitual de
funcionar: Unas élites adheridas a las instituciones
europeas toman las grandes decisiones, y limitan la incidencia de
la democracia en su funcionamiento. El riesgo es que una parte
importante de los europeos no sólo se ha dado cuenta, sino
que vota a opciones antes inimaginables.

Hay una tentación muy comprensible: la de
desoír a los críticos con la UE, y aceptar el
riesgo de alimentar su discurso. Por un lado por aferrarse a la
idea de que el voto a los críticos es y será
siempre inútil. Y por otro porque se entiende que el voto
a la derecha populista, a la derecha crítica con la UE
está alimentada por la crisis económica.

Es verdad que muchos europeos ven a la UE con malos
ojos, por lo que se refiere a la gestión económica.
Desmond Lachman, del American Enterprise Institute, dice en un
reciente análisis: "Si la alta tasa de desempleo ha minado
la política europea hasta ahora, ¿Cómo no va
a contribuir el mantenimiento del alto paro a un nuevo
debilitamiento de los partidos políticos en el
futuro?".

Pero la economía no explica el auge de este voto.
Acaso parte de la medida de su éxito, pero quizás
ni siquiera eso. El Partido Libre de Austria se ha convertido en
el tercero de su país, con un 19,5 por ciento del voto. Y
Austria ha vadeado la crisis con notable éxito, en
comparación con otros países. Y, como señala
Albena Azmanova, "El auge del populismo precede a la actual
crisis en una década: Comenzó en los años
90", en un contexto de crecimiento económico y bajo
desempleo".

De modo que el principal problema de la imagen de la UE
es político, y su solución habrá de ser
también política.

""Ellos están preocupados", dijo Marine Le
Pen, la líder del Frente Nacional francés.
Espetó la frase en el edificio que, simbólicamente,
pretende derribar, el Parlamento Europeo. No lo considera
una institución legítima para dirigir a sus
compatriotas y ese "ellos" iba dirigido a los dos partidos que
guían la política comunitaria desde su nacimiento,
conservadores y socialdemócratas"…
No hay
cordón sanitario contra el imparable auge
euroescéptico (El Confidencial – 4/6/14)

Le Pen no sólo ha heredado de su padre, Jean
Marie, el apellido y el partido; también la fortaleza de
carácter y el gusto por las proclamas rotundas. "Vamos a
dar lo máximo para evitar cualquier progreso realizado en
el Parlamento Europeo", amenazó la "dama de azul". A su
lado, la corta melena repeinada hacia atrás, el
también euroescéptico y líder del
holandés Partido por la Libertad, Geert Wilders,
sonreía pese a la pérdida de tres
escaños.

Son dos de las voces más críticas contra
la UE junto al excéntrico británico Nigel Farage,
líder del UKIP, quien se autoimpuso en la noche electoral
el objetivo de sacar al continente del proyecto común, no
sólo a "su" Reino Unido. Deberá esperar al
menos cinco años más en Bruselas y Estrasburgo para
conseguir su objetivo o asaltar democráticamente Downing
Street para, desde el poder, desgajar al Reino Unido de la UE y
provocar tal cataclismo político que las escisiones se
sucedan. Un horizonte similar al de Le Pen en Francia.

El premier británico David Cameron lanzó
el órdago en el Consejo Europeo de junio (2014),
según la prensa alemana. Si el candidato conservador, Jean
Claude Juncker, sale elegido nuevo presidente de la
Comisión, Reino Unido podría abandonar la UE. Hasta
2007 era imposible, ya que los tratados europeos
establecían que la incorporación y los compromisos
que acarreaba ser socio comunitario eran irrevocables. Sin
embargo, desde la entrada en vigor ese año del Tratado de
Lisboa, hay un artículo (el 218.3) que contempla la
posibilidad, aunque con muchas piedras en el camino.

La primera, no está claro que este procedimiento
legal pueda aplicarse a un país del euro, porque los
tratados específicos de la Unión Monetaria no lo
recogen. Basta evocar los peores días de la crisis de
deuda para recordar las afirmaciones rotundas de dirigentes
europeos sobre la imposibilidad de que Grecia volviera al dracma.
Por mucho que se empeñaran las previsiones de la City,
Bruselas esgrimía la imposibilidad legal.

Reino Unido, al estar fuera de la moneda única,
sí puede llevar al Consejo Europeo su intención de
abandonar el barco. Hay dos vías para ello: la primera es
que el país lo solicite formalmente, para lo que
deberá negociar sus futuras relaciones con la UE, el coste
de la salida y las repercusiones en un tratado internacional. El
Consejo de los 28 países miembros deberá aprobarlo
por mayoría cualificada del 72%, sin que participe el
interesado. Y esa mayoría deberá representar al
menos al 65% de la población comunitaria. El segundo
camino, que pasen dos años sin que el Consejo se pronuncie
o amplíe el plazo para negociar la petición de
abandono. Entonces, el país interesado podría irse
por su cuenta.

Este nuevo papel de Cameron surge por la presión
euroescéptica, ya que "el mayor desafío son los
efectos del crecimiento de las fuerzas "anti" en los Estados
miembros, cómo afectan a los grandes partidos, a los
Gobiernos, a los presidentes. Cómo condicionan las
políticas nacionales de los socios comunitarios", dice
Janis Emmanouilidis, del European Policy Centre. El director de
estudios del "think-tank" bruselense alerta de la deriva
antieuropeísta en Francia, donde, si los grandes partidos
asumen estas tesis, el proceso de construcción europea
sí se estancaría o retrocedería.

Una tendencia que puede aumentar en los próximos
años, como destaca la investigadora de estudios europeos
del CEPS, Sonia Piedrafita, porque "debido al gran apoyo que
están teniendo estos partidos más radicales y
euroescépticos, al final los grandes partidos intentan
adaptarse para consolidar su apoyo electoral". "Un efecto
indirecto" a ojos de Emmanouilidis con "una consecuencia en
Europa".

Avanza la regresión comunitaria, pese a que los
euroescépticos ocupan una cuarta parte del nuevo
Parlamento, por su capacidad para condicionar la política
y a los partidos tradicionales. Aunque no puedan imponer su
agenda ya que "dentro del parlamento aún hay un 70% de
escaños "mainstream", de los partidos tradicionales", como
destaca Neil Corlett, de los liberales del ALDE. Para Corlett,
"dentro del frente euroescéptico se pueden formar tres o
hasta cuatro grupos, desde los neofascistas hasta grupos
más moderados que podrían integrarse en la Alianza
de Conservadores creada por Cameron", lo que dificultaría
su lucha política.

Esta fragmentación parlamentaria procede de las
divergencias ideológicas de todos estos grupos, por eso
Emmanouilidis prefiere llamarlas fuerzas "anti". "Son
heterogéneos, anti-UE, antieuro, antiinmigración,
la mayoría de ellos son "anti-establishment"… y han
entrado al Europarlamento en un número mucho mayor de lo
que nunca habían hecho". El Partido Popular Europeo no
subestima esta presencia electoral, según una fuente de la
propia formación, ya que "la tendencia electoral es
más preocupante, el que hayan subido a lo largo de estos
años… y un caso como el de Francia sí que es
llamativo".

Pese al crecimiento parlamentario o el atractivo
mediático de sus propuestas, no todas gozan de apoyo. Por
ejemplo, según una reciente encuesta del Instituto Pew
Research Center, la idea de abandonar el euro no está tan
extendida. En Francia, donde el Frente Nacional ganó las
elecciones, sólo el 36% de la población
querría regresar al franco. Grecia, castigada por dos
rescates internacionales y la presencia omnipotente de la troika,
sólo contaría con un 26% de ciudadanos dispuestos a
recuperar la antigua monedad nacional, un porcentaje similar al
de Alemania.

En la Alianza de Izquierdas Europea reconocen que
habrá lucha parlamentaria durante los próximos
cinco años y serán necesarios acuerdos con grupos
como Los Verdes para evitar un retroceso comunitario. Se
lanzaría una estrategia aplicada en Austria cuando el
Partido de la Libertad de Jörg Haider alcanzó la
segunda posición del hemiciclo y formó un Gobierno
de coalición. Entonces, la UE boicoteó cualquier
nombramiento internacional de dirigentes
austríacos.

Está por ver si los grandes partidos bloquean el
ascenso de los políticos euroescépticos a puestos
claves en las comisiones de Bruselas y Estrasburgo. No obstante,
"habrá que hacer una reflexión sobre por qué
aumentan estos partidos", señala el dirigente popular
mencionado. Quién sabe si conducirá a sanciones
políticas como las apuntadas anteriormente, que sí
son factibles para el profesor Carlos J. Moreiro, cátedra
Jean Monnet de Derecho e Instituciones Europeas. Aunque "salvo
violación de principios o normas jurídicas
fundamentales del Derecho de la UE, no puede excluirse de la
acción política parlamentaria" a los grupos
euroescépticos.

En países como Alemania o Grecia, partidos con
mensajes políticos racistas o neofascistas como Amanecer
Dorado obtuvieron representación europarlamentaria. Dado
que la circunscripción para estos comicios es estatal, no
europea, corresponde a las legislaciones nacionales decidir si
estas propuestas vulneran la legalidad. De lo contrario, pueden
seguir presentándose a las elecciones y difundir su
discurso. El control jurisdiccional interno sería el que
prevalecería y sólo, en contados casos,
actuarían el supranacional Tribunal de Justicia Europeo o
el internacional Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Un cordón sanitario legal contra estos partidos
resulta, por tanto, muy complicado porque, apunta Moreiro, "si
los programas se limitan a ser "eurófobos", o muy
restrictivos con relación al reconocimiento del ejercicio
de derechos y libertades por los extranjeros, no puede excluirse
"a priori" su participación electoral".

En 2009, los euroescépticos no ocupaban
más de 100 escaños porque no todos los
parlamentarios del ECR, el European Conservatives and Reformist
Group creado por Cameron, lo eran. Ahora, son en torno a 140
eurolegisladores y su crecimiento bebe del río de
desempleo y desencanto provocado por la crisis económica.
También, para Piedrafita, porque su auge "no se ha
contrarrestado con una estrategia de comunicación eficaz
en los países explicando todos los beneficios sociales,
políticos y económicos de la UE".

En los últimos cinco años, la
representación europarlamentaria de estos grupos
creció casi un 40% y, de continuar la tendencia,
podría subir a 200 diputados en la próxima
legislatura. Todo dependerá de cómo evolucione la
crisis económica y la respuesta política dentro de
los Estados durante los próximos años. "Esa es la
clave", según Emmanouilidis, "para saber si ganan
más atractivo o no. Pero dada la dureza de la crisis en
los últimos años, incluso podríamos decir
que es sorprendente que no tengan más apoyo".  
 

Ante estas incertidumbres políticas y
económicas, nadie se atreve a poner fecha o decir si
será posible que los euroescépticos dominen en un
futuro los Parlamentos de Bruselas y Estrasburgo.
Necesitarían 376 diputados para desarrollar claramente sus
objetivos políticos. La Eurocámara tiene un poder
legislativo relativo porque la iniciativa corresponde a la
Comisión y el Consejo dicta las directrices
políticas. Pero sí puede vetar las propuestas que
le llegan o condicionar su sesgo a través de las
comisiones. En 2013, bloqueó el presupuesto de la UE por
los recortes sociales que ocasionaban las políticas de
austeridad.

Los grupos euroescépticos se fijan esta meta para
empezar a demoler la UE. Un bloqueo institucional perenne y la
difusión de Directivas europeas que devuelvan las
competencias a los Estados sería el camino para dejar el
edificio comunitario como la madera devorada por la carcoma.
Entonces, el europeísmo no tendría sentido y el
descenso de 15 puntos en este sentimiento, reflejado durante el
último año en la encuesta de primavera del Pew
Research, podría aumentar. La falta de confianza
comunitaria es sólo del 45% y Francia es el país
donde más retrocede, casi 20 puntos.

Sólo un 41% de los galos apuestan por la UE, una
cifra que supera incluso al país euroescéptico por
excelencia, Reino Unido. Y, como dice Emmanouilidis, "los asuntos
europeos son particularmente importantes desde países como
Francia; si tenemos una Francia débil es malo para todo el
conjunto del sistema. Se necesita un París alineado con
Berlín". Merkel apuesta por la austeridad en todo el
continente. Le Pen quiere, con su proteccionismo y
recentralización, llevar el miedo a la
canciller.

Monografias.com

Vestidos para la ocasión (una imagen vale
más que mil palabras)

Monografias.com

David Cameron, Angela Merkel, Fredrik Reinfeld y Mark
Rutte, en un bote, en las afueras de la residencia de verano de
Reinfeld, en Harpsund, al sur de Estocolmo, Suecia
(9/6/14)

Del camarote de los Hermanos Marx, al bote de los
náufragos del "U.E. Titanic". De "más madera", a
"sálvese quien pueda"… De la metáfora, a la
fábula… Aunque en este Esopo II, los "animales"
además de hablar, "legislan", lo que resulta más
surrealista.

El primer ministro británico, David Cameron, la
canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro
holandés, Mark Rutte, y el primer ministro sueco, Fredrik
Reinfeld, pasearon un rato en bote en las afueras de la
residencia de verano de Reinfeld, en Harpsund, al sur de
Estocolmo, Suecia.

Reinfeldt, el anfitrión, recibió a
Cameron, Merkel y Rutte para tratar asuntos de la Unión
Europea. La minicumbre se cerró sin lograr avances
respecto a quién sucederá a José Manuel
Durao Barroso al frente de la Comisión Europea.

Los cuatro líderes insistieron en la importancia
de consensuar reformas en la UE antes de hablar de nombramientos
y no profundizaron en la polémica por la posible
elección del conservador luxemburgués Jean-Claude
Juncker para suceder al actual presidente de la Comisión
Europea.

"El foco de la reunión no estuvo en las personas,
sino en el contenido", dijo Merkel en una conferencia de prensa
conjunta. El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt,
habló de que lo esencial es acordar las "prioridades" para
la UE. Su par holandés, Mark Rutte, resumió:
"Primero los contenidos, luego las personas". Merkel sostuvo que
el luxemburgués Juncker es el "candidato principal" por su
condición de cabeza de la lista más votada en los
pasados comicios en la UE, la del Partido Popular Europeo (PPE),
pero bajó el tono de la polémica surgida la semana
anterior con Cameron y apeló al "espíritu europeo"
para lograr un acuerdo.

"Ha habido demasiadas declaraciones en los
últimos días, tenemos que volver al camino
responsable", dijo la canciller alemana. El primer ministro
británico siguió también esa línea
conciliadora. Después de amenazar con sacar a su
país de la UE si sale elegido Juncker, a quien considera
representante de la "vieja guardia", dijo: "Quiero que el Reino
Unido siga en una UE reformada". "Creemos que la UE debe cambiar
en respuesta a la intranquilidad de los electores. Ese es el
claro mensaje de los comicios europeos", afirmó
Cameron.

Iluminado por estas "deposiciones" de los líderes
más preclaros de la Unión Europea, no puedo dejar
de pensar que el resultado electoral ha sido demasiado
magnánimo con semejantes "indocumentados". No aprenden, no
escarmientan. No rectifican… A la primera oportunidad,
vuelven a "escamotear" a los ciudadanos el resultado
electoral.

El conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker,
fue, de alguna manera, la cabecera de cartel del Partido Popular
Europeo, en las pasadas elecciones. Aunque creo que muy pocos
votantes (tal vez ninguno), lo tuvieran presente a la hora de
depositar su voto (mayoritariamente realizado en clave nacional),
fue quien participó de los debates electorales, con los
líderes de los demás partidos políticos,
realizados con toda pompa en la Universidad de Maastricht (para
más inri) y trasmitidos a todo el mundo mundial por
"Euronews" (el medio audiovisual patrocinado por la
Comisión Europea, para difundir sus mensajes de
cohesión y participación
democrática).

Con las urnas aún calientes, ante un mensaje
electoral contundente, con un frente antisistema que pretende
dinamitar el proyecto comunitario, a riesgo a hacer saltar la
Unión Europea por el aire, después de 63
años de ejercicio antidemocrático, vuelven a
burlarse de los electores, "haciendo de su capa un sayo", y
amañando "atrezzos" de espalda a los ciudadanos. Desde la
tierra de Bergman podríamos pensar que estos "actores
aficionados" están "reponiendo", "Detrás de un
vidrio oscuro", o "De la vida de las marionetas". La "comedia"
del consenso, solo resulta un "espectáculo"
patético.

¿Es necesario que Angela Merkel (escasa de
cintura) perpetre un "fraude electoral" para intentar contentar a
David Cameron (que por otra parte, nunca se dará por
satisfecho)?

¿No ha aprendido Angela Merkel (invidente
histórica voluntaria) que los ingleses jamás
serán socios de fiar de la Unión
Europea?

¿Entenderá Angela Merkel que los europeos
no debemos pagar el complejo de culpa alemán ante los
redomados traidores ingleses que, sin escrúpulo alguno,
nunca pelearan en la misma trinchera?

No siempre los malos son gente escuálida. Con
David Cameron el refinamiento de estas habilidades alcanza
actualmente unos niveles de sofisticación
indescriptibles.

¿Podrá alguna vez Angela Merkel abandonar
la contabilidad doméstica?

A veces en la Historia (la misma que niega o desconoce
Angie) ocurren episodios en el que ganan los más aviesos,
que no los mejores, básicamente porque obtienen un
cuerpo de ventaja en la carrera por ver quien engaña
más, mejor y durante más tiempo,
imponiéndose silenciosamente a la verdad en
retirada, desnudándola de cualquier propiedad virtuosa y
deslegitimando su propia autenticidad. En este arte (de
apuñalar por la espalda) hay unos avezados especialistas
al otro lado del Canal de la Mancha.

¿Mientras trastabilla en el bote, Angela Merkel
sabrá admitir (y reaccionar con urgencia) que Europa se
debate entre un regreso al pasado y un incierto salto al
futuro?

¿Será capaz de "liderar" (perdón
por la ironía) una Unión Europea, donde su
Parlamento 2014-2019 estará más polarizado que el
anterior y en la que los partidos tradicionales perderán
terreno ante las formaciones de ambos extremos?

Esta nueva correlación de fuerzas tendría
un impacto en políticas económicas y de empleo. La
más que probable gran coalición entre populares y
socialdemócratas podría suavizar las medidas de
austeridad, incrementar la regulación financiera y
fomentar el gasto público. Por otro lado, la
presión de la extrema derecha sobre partidos tradicionales
podría resultar en más barreras a la
inmigración y dificultades para convencer a la
ciudadanía sobre la conveniencia de una mayor
integración política y económica de la
UE.

Otros temas clave de la agenda europea para la
próxima legislatura serán la dependencia
energética de la UE y sus alternativas, el tratado
comercial con EEUU y la expansión del mercado interior de
la UE. No menos importante, el debate sobre futuro de la
integración europea será moneda corriente en
Bruselas y en las capitales europeas. La apuesta por "más
Europa" nunca tuvo tantos detractores. Sus defensores
deberán ser más precisos y explicar a la
ciudadanía qué implica concretamente, y si tal
extensión de las competencias de la UE iría
acompañada de más control democrático por el
Parlamento Europeo.

De todos modos, el éxito y la credibilidad de
este proceso se confirmarán si el próximo
presidente de la Comisión Europea es uno de los candidatos
principales. Lo contrario sería un varapalo a la
democracia paneuropea.

Ha sonado la señal de alarma: el resultado de las
elecciones ha sido una conmoción que ha dado paso a una
coalición de descontentos de todo color e
ideología. La solución no está en las viejas
formas de hacer política. Muy difícil seguir
intentando "hacer tortillas sin romper huevos" (no sigas las
recetas del "chef" David, "köchin" Angie). Imposible
continuar dirigiendo la Unión Europea en clave electoral
local (cuídate de los cantos de la "sirena" David,
"Schäferin" Angie).

Hacer "seguidismo" de los "americanos" es indigno
("acomplejada" Angie), pero someterse al "diktat" de los
"británicos" es sencillamente grotesco ("vacilante"
Angie).

La esencia de Europa radica en su capacidad de
reflexión: "Una vida no examinada", sostenía George
Steiner, "no merece la pena ser vivida". Joaquín Almunia
(vicepresidente de la Comisión saliente) reclama
análisis, pero pide también acción: "No
hacer nada sería un suicidio", dice uno de los
socialdemócratas más influyentes de Bruselas, que
apoya sin reservas al conservador Jean-Claude Juncker para
presidir la Comisión (evitando así una
confrontación institucional y una parálisis
peligrosa).

En resumen: los resultados de las elecciones europeas
son un castigo a ese magma llamado Bruselas: Comisión,
Consejo, Eurogrupo, BCE, Alemania, todo eso. Espero que la
dirigencia europea lo sepa comprender a tiempo y actuar en
consecuencia. Frau Merkel: hay que convencer, con liderazgo, que
la UE es la solución y no el problema.

Parte II – ¿Y cómo se llegó a
tal estado de "eurofobia"? (el "seguidismo"
estúpido)

Monografias.com

Los "hombres de negro", miembros de la Troika (FMI, BCE
y CE) en Lisboa.

Penas y olvidos (un TAC de la crisis que
permitía "pronosticar" el seísmo
europeo)

Del Paper – Los "nuevos" pobres, de los países
ricos (un relato trágico de la crisis) (II
), publicado
el 15/3/14

– Parte II – El
"fusilamiento" del Estado de Bienestar Europeo

"Manos libres" (mi versión "conspirativa" de
la historia, con los debidos respetos)

Después de veinticinco años residiendo en
Europa, con toda humildad y respeto, me animo a decir que el
Estado de Bienestar ha sido un "placebo" que EEUU y las grandes
corporaciones multinacionales norteamericanas "prescribieron" a
la sociedad europea occidental en 1945, para "evitar" el avance
del comunismo por la vía electoral.

En la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial, en
una Europa devastada y hambrienta, había que evitar que la
URSS ampliara sus fronteras de cualquier manera. Plan Marshall
(1947-1952), OTAN (1949)… y de ser necesario una
política "socialdemócrata" (falsa), que no
sentían como propia, ni los EEUU (que de hecho nunca
aplicó en su territorio), ni los políticos de
Europa Occidental (débiles y sumisos), ni sus empresas
(desbaratadas y sin mercados), dispuestos a "postrarse" ante el
amigo (y salvador) americano. En el simulacro participó
hasta el Vaticano (Italia, DC, mafia).

El Estado del Bienestar (en alemán
Wohlfahrtsstaat), Estado Benefactor o Estado Providencia (en
inglés The Welfare State), es un concepto de las ciencias
políticas y económicas con el que se designaba a
una propuesta política o modelo general del Estado y de
organización social, según la cual el Estado provee
ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de
los habitantes de un país.

Según Claus Offe, "El Estado de Bienestar ha sido
el resultado combinado de diversos factores (…) El
reformismo socialdemócrata, el socialismo cristiano,
élites políticas y económicas conservadoras
ilustradas, y grandes sindicatos industriales fueron las fuerzas
más importantes que abogaron en su favor y otorgaron
esquemas más y más amplios de seguro obligatorio,
leyes sobre protección del trabajo, salario mínimo,
expansión de servicios sanitarios y educativos y
alojamientos estatalmente subvencionados, así como el
reconocimiento de los sindicatos como representantes
económicos y políticos legítimos del
trabajo"… Bajo ese concepto -y comenzando en 1945- se
implementaron en Europa Occidental las políticas socio
económicas que llegaron a ser conocida como Estado del
Bienestar moderno.

Karl Popper describe -en 1956- los logros de esa
propuesta en los siguientes términos: "En ningún
otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más
respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes
los Derechos Humanos y la dignidad humana, han sido tan
respetados y nunca antes ha habido tantos dispuestos a hacer
sacrificios por otros, especialmente por aquellos menos
afortunados que ellos. Esos son los hechos"…. "quiero enfatizar
que estoy al tanto de otros hechos. El poder todavía
corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos
todavía se comportan a veces como amos descorteses.
Todavía abundan dictadores de bolsillo… pero todo eso no
se debe tanto a falta de buenas intenciones como a la falta de
habilidad e incompetencia".

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter