Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La disfunción familiar y sus consecuencias (página 2)



Partes: 1, 2, 3

 6) Aceptación: las personas
aceptan a sus parejas tal y como son. Estar cerca de la otra
persona pero también darle independencia son signos de una
buena relación. El tiempo que comparten juntos se disfruta
al máximo, pero también se debe aceptar la
necesidad del otro de tener cierta libertad y espacio.

Ciertas necesidades que son importantes para ti pueden
estar interfiriendo en tu relación de pareja. Por este
motivo, tener claro cuáles son es muy importante para
poder tener una relación sana y satisfactoria. Por
ejemplo, tal vez necesites que tu pareja esté muy
pendiente de ti y lo comparta todo contigo, o puede que necesites
libertad, independencia y ciertas dosis de soledad. O
quizás sientes inseguridad y necesitas que te diga a
menudo que te quiere. O bien, puedes necesitar tener tu propia
vida, con amistades y actividades que ambos hagáis de
manera independiente.

Muchas de estas necesidades serán totalmente
sanas y razonables; otras pueden reflejar problemas en tu modo de
relacionarte, miedos y ansiedades, pero todas ellas van a influir
de un modo u otro en tu relación. Si las conoces,
podrás explicárselas a tu pareja para que
te entienda mejor y podrás trabajar en aquellas
necesidades que no son demasiado sanas (como puede ser la
necesidad de que tu pareja esté pendiente de ti en todo
momento) para comenzar a cambiar.

Los miedos pueden interferir y sabotear el éxito
de una relación o dar lugar a relaciones insatisfactorias.
Por ejemplo, el miedo a estar solo (sin nadie que te quiera)
puede hacer que acabes en una relación con alguien a quien
no amas, y el miedo al compromiso puede hacer que pierdas para
siempre a alguien a quien sí amas de verdad.
El miedo a que te hagan daño puede hacer que no
llegues a abrirte del todo a tu pareja y mantengas una distancia
que impida el desarrollo de una verdadera intimidad y
conexión con tu pareja. El miedo a ser traicionado puede
convertirte en una persona celosa y malhumorada. Y
así sucesivamente. Ser consciente de estos miedos te
ayudará a enfrentarlos y superarlos.

Conoce las características de una buena
relación de pareja.

La comunicación es la regla básica. No se
puede desarrollar una buena relación, de ningún
tipo, cuando alguien se niega a la comunicación, se trate
el tema que se trate (incluido el sexo).

La empatía, es decir, el poder ponernos en el
puesto de la otra persona, nos va a dejar salir de nuestro punto
de vista para, al menos, comprender el del contrario. Cuanto
más empática es una persona, más capacidad
tiene para desarrollar cualquier tipo de relación
personal, sobre todo íntima.

La pareja se compone de dos personas iguales que
actúan con reciprocidad. Esto quiere decir que yo cuido a
mi pareja y mi pareja me ha de cuidar a mí.

Los sentimientos han de ser expresados, nunca se demoran
o se ocultan. En los dos últimos casos llevan a la
confusión, a la frustración y, en definitiva, al
malestar en la pareja.

Hay que ver a la pareja como una persona, no como
nuestra pareja. Apreciar objetivamente tanto sus cualidades como
sus defectos, nunca mirándole a través del filtro
de nuestros sentimientos.

Damos a nuestra pareja y nuestra pareja nos da el mismo
apoyo que sentimos recibir de nuestros grandes amigos. El
sentimiento de confianza debe crearse.

Cuando no obtenemos lo que necesitamos no esperamos a
que lo adivinen. Es preciso contarlo. La gente no lee la mente
por muy obvias que pensemos que son las cosas.

Hay que divertirse con la pareja. Del mismo modo en que
buscamos esto con nuestras amistades, hay que trabajarlo con
ella.

Ninguno hace nada que realmente no quiera hacer aunque
el otro lo demande con insistencia. Existe el respeto.

No debemos dedicar nuestra vida exclusivamente a nuestra
pareja (ni está a nosotros). Otras facetas de nuestra vida
quedan desatendidas. Las amistades han sido y no deben de dejar
de ser atendidas.

Nadie puede negarnos el expresar nuestras opiniones,
gustos u otro tipo de sentimientos o valores. Debemos respetar
también las expresiones de nuestra pareja.

Conoce tus expectativas?

¿Qué esperas de tu relación y
qué tipo de relación deseas?. ¿Qué
esperas de tu pareja y cómo esperas que se comporte
contigo?. ¿Qué es para ti inadmisible dentro de una
relación de pareja?. Conocer tus expectativas te
ayudará a saber con más facilidad si la
relación que has iniciado es la más adecuada para
ti. Así mismo, podrás analizar si tus expectativas
son realistas. Por ejemplo, esperar que tu pareja esté
siempre bien contigo puede ser poco realista, porque todas las
personas tienen un mal día de vez en cuando y están
de mal humor con todo el mundo (y eso te incluye a ti). Esperar
que tu pareja y tú hagan todo juntos, también puede
ser poco realista, pues tu pareja puede desear tener sus momentos
de independencia. Igual que puede ser poco realista esperar que
todo sea siempre maravilloso, que siempre recuerde todo lo que le
dices, que siempre sepa lo que necesitas o que nunca
jamás discutan.

Aprende y cambia.

Una relación de pareja puede ser una gran
oportunidad para aprender muchas cosas acerca de ti, de tu forma
de relacionarte, de tus problemas, creencias, valores y metas.
Ese aprendizaje no solo te aportará una valiosa
información acerca de quién eres, sino que te
servirá para conocer mejor en qué aspectos
necesitas cambiar o mejorar o qué características
necesitas pulir un poco. En ese sentido, las quejas o
críticas de tu pareja pueden ser constructivas si
estás dispuesto a tenerlas en cuenta. Por supuesto, tu
pareja no siempre tendrá razón al quejarse de algo
o pretender que cambies algo, pero en otras ocasiones sí
tendrá razón o parte de razón, y si eso te
empuja a cambiar y ser mejor, la relación puede ser muy
enriquecedora.

Si, además, tú y tu pareja hablan de
vuestras necesidades, miedos y expectativas, empezarán a
conocerse mucho mejor, podrán hacer ciertos ajustes que
consideren necesarios y construir una relación mucho
más sana y satisfactoria.

Conductas que destruyen una relación de
pareja
[19]

El psicólogo John Mordecai Gottman, uno
de los principales investigadores sobre el matrimonio y
las relaciones de pareja, afirma que es capaz de predecir el
divorcio con más de un 90% de exactitud con tan solo
observar la interacción de una pareja durante unos
minutos.

Pero esta habilidad no es mera intuición, sino el
resultado de una gran cantidad de investigaciones desarrolladas
durante dos décadas que le han llevado a identificar lo
que él llama los cuatro jinetes del apocalipsis de las
relaciones: crítica, desprecio, defensividad y retirada
emocional.

Encontramos que podíamos predecir con una
exactitud mayor al 90% lo que iba a pasar con una relación
en los siguientes tres años al examinar la
psicología y la conducta de una pareja durante una
conversación sobre un tema en el que no estaban de acuerdo
y entrevistándolos sobre su pasado. En las parejas que
duraron, la tasa de afirmaciones positivas frente a negativas
durante una conversación conflictiva fue de 5 a 1. En las
relaciones que terminaron, la tasa fue de alrededor de 1 a
1.

En sus investigaciones encontró también
que hay personas que son especialmente buenas para mantener
relaciones. Se trata de personas que buscan cosas que apreciar,
viendo lo bueno en los demás, mientras que las personas
que son especialmente desastrosas en sus relaciones hacen todo lo
contrario, centrándose en los errores y defectos de su
pareja.

Por supuesto, las críticas o ponerse a la
defensiva es algo que puede suceder en cualquier pareja. La
diferencia es que las personas que
saben relacionarse bien se dan cuenta de que algo
marcha mal y tratan de repararlo. Pero lo más importante
no es si alguien trata de reparar un daño, sino que la
otra persona acepte ese intento de reparación o, por el
contrario, reaccione liberando a uno de los cuatro jinetes contra
su pareja.

1) Críticas: Hay que tener en cuenta
que criticar a tu pareja no es lo mismo que expresar una queja o
hacer una crítica de un determinado comportamiento o
situación. En el primer caso, estás atacando a tu
pareja como persona, mientras que en el segundo te estás
dirigiendo hacia una conducta o hecho específico. Es
decir, no es lo mismo decir a tu pareja: "Me molesta cuando
haces tal cosa porque me hace sentir mal" que decirle, "Eres un
egoísta por hacer eso
". Igualmente, no es lo mismo
decir: "Me preocupé cuando vi que no aparecías
y no me llamaste. Pensé que estábamos de acuerdo en
que nos llamaríamos en un caso así
", que
decir: "Eres un egoísta, no piensas en cómo se
pueden sentir los demás, no te importo
". Por tanto,
es bueno expresar las quejas o críticas, pero siempre de
un modo que no suponga un ataque a tu pareja como
persona.

Cuando las críticas destructivas se dan con
frecuencia, hacen que sea más fácil la
aparición de los otros tres jinetes destructores de
relaciones porque hacen que la otra persona se sienta atacada,
rechazada y herida y pueden llevar a la pareja a caer en una
dinámica en la que las críticas se producen cada
vez con más frecuencia.

2)  Desprecio: El desprecio es una de
las conductas más destructivas en una relación.
Puede verse en las burlas, los comentarios para ridiculizar a la
otra persona o hacer que se sienta estúpida o inferior,
los insultos, las imitaciones en forma de burla, los comentarios
que transmiten la idea de que eres superior a tu pareja o ciertos
gestos que indican rechazo, como desviar la mirada con desprecio.
En realidad, no hace falta decir nada para transmitir desprecio a
tu pareja; puede bastar una simple mirada.

En sus investigaciones, Gottman encontró
también que las parejas que se tratan con desprecio entre
ellos tienen más probabilidades de padecer enfermedades
infecciosas, como resfriados o gripes, ya que su sistema
inmunitario es más débil. El desprecio es el
principal predictor de ruptura en una pareja.

3) Defensividad: La defensividad consiste en
buscar excusas y no aceptar la responsabilidad de nuestra
conducta. Las excusas transmiten a la otra persona el mensaje de
que no la tomas en serio, intentando hacer que crea algo que no
es cierto. Por ejemplo, cuando no haces una tarea que te
correspondía hacer y reaccionas de un modo defensivo
diciendo que has tenido mucho trabajo durante toda la semana o
incluso tratas de darle la vuelta a la situación y
pretender que es tu pareja quien tiene la culpa: "No he
podido hacerlo porque he tenido demasiado trabajo. Podrías
haberlo hecho tú, pues sabes perfectamente que tengo mucho
trabajo estos días".
Una respuesta más
apropiada podría haber sido: "Tienes razón, lo
siento, tendría que haberte dicho que me sería
imposible hacerlo y preguntarte si podrías hacerlo
tú, pero se me olvidó por
completo
".

La persona que está a la defensiva no reconoce su
parte de culpa, ni pide perdón, sino que trata de culpar a
la otra persona e incluso se enfada y actúa como si fuera
la víctima inocente ante cualquier queja de su pareja, por
muy razonable que sea. A veces, puede ser que tengas una buena
explicación para haber actuado así, como es el caso
del ejemplo (tienes demasiado trabajo, se te olvida, cometes un
error), pues  todos somos humanos y nos equivocamos. El
problema no es que suceda, sino cómo reaccionas ante las
quejas de tu pareja. Pero siempre puedes reconocer tu parte de
culpa, pedir perdón y explicar por qué ha sucedido
como un modo de informar a tu pareja de lo que ha pasado y no
como una excusa ni utilizándolo para culpar a la otra
persona de lo sucedido.

4) Retirada emocional: Implica retirarse de
la interacción con tu pareja, dejar de responder, dejar de
escucharle, mirar hacia otro lado y levantar un muro entre ambos.
En vez de afrontar el problema, se recurre a maniobras evasivas
como dar la espalda, desconectar de la interacción, actuar
como si estuvieras ocupado o implicarte en comportamientos
obsesivos. Suele aparecer cuando ya hace tiempo que los otros
tres jinetes se han instalado en la relación y resulta lo
bastante abrumadora como para necesitar escaparse de este modo de
ella. Pero una vez que aparece, suele convertirse en un
hábito que impide solucionar los problemas.

Cuando la interacción con tu pareja ha llegado a
un punto en el que necesitas recurrir a la retirada, es
preferible que le digas que necesitas parar un poco porque te
sientes muy abrumado y pases media hora haciendo algo relajante,
como leer o escuchar música, sin pensar en la
discusión. Si después seguís la
conversación, ambos os habréis relajado y la
interacción será más positiva.

La
familia

Ya lo hemos dejado expresado que desde que nacemos los
seres humanos vivimos rodeados de muchas personas. El primer
grupo humano al que pertenecemos es la familia, célula
fundamental de la sociedad. Según
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es
el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad,
tiene derecho a la protección de la sociedad y del
Estado[20]Los lazos principales que definen una
familia son de dos tipos: vínculos
de afinidad derivados del establecimiento de un esposo
fijo; por otra parte, el lazo entre una mujer y un hombre
podía ser roto con la negativa de la mujer a recibir en su
casa al hombre. La familia nuclear, fundada en la unión
entre hombre y mujer, es el modelo principal de familia como tal,
y la estructura difundida mayormente en la actualidad. Las formas
de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores
sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia,
como cualquier institución social, tiende a adaptarse al
contexto de una sociedad.

Antropólogos y sociólogos han desarrollado
diferentes teorías sobre la evolución de las
estructuras familiares y sus funciones. Según
éstas, en las sociedades más primitivas
existían dos o tres núcleos familiares, a menudo
unidos por vínculos de parentesco, que se desplazaban
juntos parte del año pero que se dispersaban en las
estaciones con escasez de alimentos.

La familia era una unidad económica: los hombres
cazaban mientras que las mujeres recogían y preparaban los
alimentos y cuidaban de los niños. En este tipo de
sociedad era normal el infanticidio (muerte dada violentamente a
un niño de corta edad) y la expulsión del
núcleo familiar de los enfermos que no podían
trabajar.

Después de la Reforma protestante en
el siglo XVI, el carácter religioso de los lazos
familiares fue sustituido en parte por el carácter civil.
La mayor parte de los países occidentales actuales
reconocen la relación de familia fundamentalmente en el
ámbito del derecho civil, y no es sino hasta
el siglo XVIII que incorporan el concepto de infancia
actual[21]

Estos cambios se producen en el contexto de
la Revolución industrial. Por un lado, las
nuevas tecnologías hacen posible el trabajo de
niños y jóvenes y, por otro, los cambios en la
esperanza de vida hacen que los menores adquieran un mayor
valor en términos de protección a los adultos
mayores. De esta forma la familia, que era entendida como una
sociedad que aseguraba la supervivencia de sus miembros y no como
un espacio de afecto, comienza a tomar el concepto actual,
principalmente por la acción de educadores
cristianos[22]

Por su parte, otros autores contemporáneos
sostienen que el esquema de familia predominante en las
sociedades industrializadas tiene también una base
utilitaria, al permitir la transmisión de capitales
económicos, simbólicos y sociales. Según
estos autores, la familia que se tiende a considerar como
"natural" es un constructo de invención reciente
y que puede desaparecer en forma más o menos
rápida. El fenómeno subyacente en este razonamiento
es que las palabras no sólo hablan de la "realidad" sino
que le otorgan significado y, por tanto, el definir algo como
"normal" es un proceso no neutral que fomenta lo que se define
como tal. 

Una hipótesis similar había sido realizada
por Engels, quien sostuvo que lo que la sociedad
llama "civilización" es un proceso centrado en la
organización de las familias, la que evolucionó
desde los primitivos gens hasta la forma moderna como
manera de acumular riquezas, pero no por parte de la sociedad
sino en forma individual. En su concepto, el fenómeno
obedece a la lucha de clases, genera injusticias y es
insostenible[23]

Los estudios históricos muestran que la
estructura familiar ha sufrido pocos cambios a causa de la
emigración a las ciudades y de
la industrialización. El núcleo familiar era
la unidad más común en la época
preindustrial y aún sigue siendo la unidad básica
de organización social en la mayor parte de las sociedades
industrializadas modernas. Sin embargo, la familia moderna ha
variado, con respecto a su forma más tradicional, en
cuanto a funciones, composición, ciclo de vida y rol de
los padres.

Otras funciones que antes desempeñaba la familia
rural, tales como el trabajo, la educación, la
formación religiosa, las actividades de recreo y la
socialización de los hijos, en la familia occidental
moderna son realizadas, en gran parte, por instituciones
especializadas. El trabajo se realiza normalmente fuera del grupo
familiar y sus miembros suelen trabajar en ocupaciones diferentes
lejos del hogar. La educación, por lo general, la
proporcionan el Estado o grupos privados. Finalmente, la familia
todavía es la responsable de la socialización de
los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de
comunicación han asumido un papel muy
importante.

Funciones de la familia.

La familia en la sociedad tiene importantes tareas, que
tienen relación directa con la preservación de la
vida humana como su desarrollo y bienestar. Las funciones de la
familia son:

? Función biológica: se
satisface el apetito sexual del hombre y la mujer, además
de la reproducción humana.

? Función educativa: tempranamente se
socializa a los niños en cuanto a hábitos,
sentimientos, valores, conductas, etc.

? Función económica: se
satisfacen las necesidades básicas, como el alimento,
techo, salud, ropa.

? Función solidaria: se desarrollan
afectos que permiten valorar el socorro mutuo y la ayuda al
prójimo.

? Función protectora: se da seguridad
y cuidados a los niños, los inválidos y los
ancianos.

 

Origen y evolución histórica.

Difícil es dar una fecha exacta de cuándo
se creó la familia. Ésta, tal como la conocemos
hoy, tuvo un desarrollo histórico que se inicia con la
horda; la primera, al parecer, forma de vínculo
consanguíneo. Con el correr del tiempo, las personas se
unen por vínculos de parentesco y forman agrupaciones como
las bandas y tribus.

Las actividades de la agricultura obligan contar con
muchos brazos, de allí entonces la necesidad de tener
muchos hijos e integrar el núcleo familiar a parientes,
todos bajo un mismo techo.

Con la industrialización las personas y sus
familias se trasladan a las ciudades, se divide y especializa el
trabajo, los matrimonios ya no necesitan muchos hijos y
económicamente no pueden mantenerlos; surge la familia
nuclear o conyugal que contempla al padre, la madre y los
hijos.

Algunas características de vínculos de
parentesco que se han dado en la historia:

? La horda: Hombre y mujer se unen con fines
de procreación, búsqueda de alimentos y defensa.
Sus miembros no tienen conciencia de vínculos familiares y
la paternidad de los hijos es desconocida.

? El matriarcado: El parentesco se da por la
vía materna. La mujer-madre es el centro de la vida
familiar y única autoridad. Su labor es cuidar a los
niños y recolectar frutos y raíces para la
subsistencia; en tanto el hombre se dedica a la caza y pesca. La
vida que llevan es nómade.

? El patriarcado: La autoridad pasa
paulatinamente de la madre al padre y el parentesco se reconoce
por la línea paterna. Se asocia con el inicio de la
agricultura y por consecuencia con el sedentarismo. El hombre
deja de andar cazando animales y la mujer se dedica a la siembra
y cosecha de frutas y verduras. Se establecen todos juntos en un
lugar, hombres, mujeres y niños. Estando asegurada la
subsistencia, la vida se hace menos riesgosa y más
tranquila. El grupo humano se estabiliza y crece. Se practica la
poligamia, es decir, la posibilidad de que el hombre tenga varias
esposas, lo que conlleva a un aumento de la
población.

? Familia extendida: Está basada en
los vínculos consanguíneos de una gran cantidad de
personas incluyendo a los padres, niños, abuelos,
tíos, tías, sobrinos, primos y demás. En la
residencia donde todos habitan, el hombre más viejo es la
autoridad y toma las decisiones importantes de la familia, dando
además su apellido y herencia a sus descendientes. La
mujer por lo general no realiza labores fuera de la casa o que
descuiden la crianza de sus hijos. Al interior del grupo
familiar, se cumple con todas las necesidades básicas de
sus integrantes, como también la función de
educación de los hijos. Los ancianos traspasan su
experiencia y sabiduría a los hijos y nietos. Se practica
la monogamia, es decir, el hombre tiene sólo una esposa,
particularmente en la cultura cristiana occidental.

? Familia nuclear: También llamada
"conyugal", está compuesta por padre, madre e hijos. Los
lazos familiares están dados por sangre, por afinidad y
por adopción. Habitualmente ambos padres trabajan fuera
del hogar. Tanto el hombre como la mujer buscan realizarse como
personas integrales. Los ancianos por falta de lugar en la
vivienda y tiempo de sus hijos, se derivan a hogares dedicados a
su cuidado. El rol educador de la familia se traspasa en parte o
totalmente a la escuela o colegio de los niños y la
función de entregar valores, actitudes y hábitos no
siempre es asumida por los padres por falta de tiempo, por
escasez de recursos económicos, por ignorancia y por
apatía; siendo los niños y jóvenes en muchos
casos, influenciados valóricamente por los amigos, los
medios de comunicación y la escuela.

 Vínculos de parentesco.

El parentesco es la unión al interior de una
familia. Los vínculos que se generan entre sus miembros
están dados por tres fuentes de origen:

? Consanguínea: es decir, el
vínculo que existe entre descendientes de un progenitor
común (padre, hijos, nietos, bisnietos, tataranietos,
etc.)

? Afinidad: es el nexo que nace con el matrimonio
y las relaciones con los parientes del cónyuge (suegra,
nuera, cuñada, etc.)

? Adopción: vínculo que se origina
entre el adoptado y los adoptantes. En cada país se regula
este acto jurídico con sus propias leyes.

 El parentesco se mide por grados, es decir, el
número de generaciones que separa a los parientes, siendo
cada generación un grado. Además la serie de grados
conforman una línea, vale decir, la serie de parientes que
descienden los unos de los otros o de un tronco
común.

Hay dos tipos de líneas:

? Recta: se compone de una serie de grados
que se establecen entre personas que descienden unas de otras
como padre?hijo?nieta.

? Colateral o transversal: se forma de una
serie de grados que se establece entre personas que sin descender
unas de otras, tienen un progenitor común como son los
tíos, sobrinos, primos etc.

La comunicación en la familia.

¿Cómo generar un ambiente de confianza y
vínculos comunicativos efectivos?, ¿de qué
manera la familia contribuye en la formación de actitudes
positivas a través del diálogo y el
silencio?

La relaciones familiares, debido al ambiente de
seguridad y confianza y a los lazos emocionales y
psicológicos que logran desarrollar entre sus miembros, se
convierten en un medio natural para que sus integrantes descubran
formas para ayudarse y complementarse, satisfaciendo muchas de
sus necesidades, especialmente las más profundas y
complejas como las emocionales y afectivas.

Cuando los miembros de una familia aprenden a
comunicarse identificando el: cómo, cuándo,
dónde y en que tono hablarse; de tal forma que logran
construir una relación positiva y sólida, han dado
un paso vital, contribuyendo a que la familia cumpla con su
misión al crear condiciones para que todos los
involucrados se sientan: queridos, apoyados, tomados en cuenta y
con posibilidades reales de ser mejores personas.

Para aprender a comunicarse con efectividad dentro de la
familia se requiere: tomar en cuenta las diferencias
interpersonales, adecuar las formas de comunicación de
acuerdo a personas, edades y circunstancias, emplear enfoques
específicos para comunicarse con los hijos en sus
diferentes etapas de desarrollo, principalmente en la edad
adolescente, tener conciencia de los errores y fallas que pueden
afectar negativamente el proceso, y saber aprovechar la
comunicación como medio para transmitir valores y dar
dirección y rumbo a la vida familiar.

La comunicación y el desarrollo de la
relación.

Así como hay evidencia de que las relaciones
entre las personas son responsables en gran parte de la felicidad
que experimentan los seres humanos, también está
demostrado que las relaciones no se dan en forma
automática e instantánea.

Toda relación humana es el resultado de un
proceso, es decir, de una serie de: acciones, situaciones,
elementos y decisiones, que al irse sumando, van llevando a un
resultado. El resultado logrado conforme se avanza en ese
proceso, puede ser positivo y favorable, o destructivo e
insatisfactorio.

Las acciones que se realizan en el día a
día, en cualquier tipo de relación, y de manera
especial en las relaciones familiares, llevan a los involucrados
a una serie de resultados que los hace sentirse más
humanos, comprendidos, apoyados, alegres y satisfechos; o por el
contrario, los lleva a experimentar frustración y
vacío.

Las relaciones familiares no pueden dejarse al azar. Si
los integrantes de una familia realmente quieren lograr que la
convivencia entre ellos sea un medio que les ayude a
complementarse, apoyarse y crecer como personas, es decir, a
lograr que predominen los aspectos positivos, deben actuar de
manera enfocada, propiciando los aspectos que nutren y refuerzan
la relación y evitando las situaciones que la afectan
negativamente, o la destruyen.

Si se parte de la base de que la formación de la
familia comienza con la integración y el desarrollo de la
pareja, todo lo que se haga para lograr el entendimiento mutuo
entre los integrantes de la pareja va a influir en la totalidad
de la familia. Por lo mismo, es importante que los esfuerzos
enfocados a lograr una comunicación positiva y enfocada a
nivel familiar, comiencen en la propia pareja.

Elementos básicos para la comunicación
dentro de la familia.

La sabiduría popular utiliza ejemplos y
expresiones muy ilustrativos para facilitar la comprensión
de situaciones complejas. Por ejemplo, se dice que se está
llevando a cabo un "Diálogo de sordos", cuando
dos personas se tratan de comunicar, pero ninguna de ellas tiene
la apertura suficiente para ponerse en el lugar del otro y tratar
de comprenderlo.

La idea contenida en la expresión
"Diálogo de sordos" pone en evidencia el hecho de
que la comunicación implica un proceso completo, en el que
interviene, por parte de todos los involucrados, tanto el hablar
como el escuchar y tratar de comprender lo que se está
comunicando. No se trata pues de un simple acto de mandar
información.

Con frecuencia se considera que hablar es
sinónimo de comunicación, sin embargo, el mero
hecho de pronunciar palabras y transmitir sonidos no cumple con
el verdadero propósito de la comunicación, que se
centra en: establecer un lazo entre el que envía un
mensaje y aquel que lo recibe.

Un ejemplo de esta situación se puede observar en
los discursos de algunos políticos, a través de los
cuales ponen en evidencia que es posible hablar, hablar y hablar,
pero no obstante la avalancha de palabras que se emplean, en
realidad no se está transmitiendo ningún mensaje,
ni se está haciendo verdadero contacto con quienes
escuchan.

Ese papel que juegan los mensajes entre las personas que
se relacionan entre sí, ha sido analizado con mucha
profundidad por expertos, que se han enfocado a analizar la forma
como evolucionan los procesos de integración en equipos de
trabajo dentro de las empresas, llegando a la conclusión
de que cuando las personas reciben mensajes que les hacen
sentirse valiosas, importantes, respetadas y apreciadas, tienden
a tomar una actitud receptiva y abierta, facilitando la
integración y el desarrollo de la
relación.

Los retos de la comunicación en la
pareja.

Existe un juego divertido y revelador, que se utiliza
como entretenimiento en algunas reuniones, se trata del
"teléfono descompuesto".

En dicho juego los participantes, entre más
mejor, se colocan formando un amplio círculo y alguien
transmite un mensaje en voz baja, al oído de alguno de los
jugadores; éste a su vez, pasa el mensaje al siguiente
jugador, en secreto, cuidando que nadie más lo escuche; el
segundo pasa el mensaje al tercero, bajo las mismas condiciones y
así sucesivamente, hasta que el mensaje ha llegado al
último jugador.

Cuando el último jugador recibe el mensaje, tiene
que decirlo en voz alta a todo el grupo y… ¡Oh
sorpresa!, es común que el mensaje que se expresa al aire,
no tiene nada que ver, e incluso, en muchas ocasiones es hasta
contradictorio con el mensaje original.

El juego sirve como una ejemplificación de lo que
ocurre en la vida real, cuando se transmiten mensajes orales. Las
personas creen decir una cosa y en realidad dicen otra. Hay
quienes creen escuchar algo, cuando en realidad no están
escuchando con atención y tienden a interpretar, adaptar o
hasta cambiar lo que se les dijo. Otros, ya están pensando
en lo que van a decir, cuando todavía no se les ha
terminado de transmitir el mensaje[24]

La comunicación y la transmisión de
valores.

Las noticias que se transmiten a diario a través
de los medios, nos llevan a tomar conciencia de situaciones
alarmantes: guerras, genocidios, asesinatos, suicidios, robos,
violación de derechos. Todo eso pone en evidencia una
falta de claridad en relación a lo que es realmente
importante y una crisis de valores en la sociedad.

Los cambios en el entorno y sus impactos en la sociedad
son evidentes. Se ha pasado de una ética del esfuerzo a
una de la diversión. Se promueve la ley del menor
esfuerzo, el recibir sin aportar, disfrutar sin compromiso, en
tanto que las fórmulas de "hágase rico sin
esfuerzo
" y "disfrute sin preocupaciones", han
llevado a muchas personas a convencerse de que se merecen todo y
que por lo mismo tienen derecho a recibir sin aportar nada a
cambio.

Esa manera de pensar provoca que las personas vean como
normal dejarse llevar por sus sensaciones y emociones, teniendo
como meta lo instantáneo y el placer por el placer,
utilizando como argumento el que "todos lo hacen" y si
todos lo hacen ¿qué tiene de malo?

Los Valores familiares entre los miembros de una
familia se establecen relaciones personales que entrañan
afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en
el respeto mutuo de las personas.

La familia es la comunidad donde desde la infancia se
enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad. Las
relaciones personales y la estabilidad familiar son los
fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en
el seno de la sociedad. Es por esto que en la familia se inicia a
la vida social.

Es en la familia donde se enseñan los primeros
valores; valores que serán sustento para la vida en
sociedad y a lo largo de la vida de la persona.

Entre otros destacan los siguientes los siguientes
valores:

La alegría:

La alegría es un valor que se siembra
primeramente en el seno familiar. Es en el núcleo familiar
donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus
necesidades, en la superación de obstáculos y
dificultades, así como el compartir los logros y
éxitos de los demás.

En el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo
a un lado, buscando el bien y compartir con el otro. Cuando nos
centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a
ayudar a los que nos rodean somos egoístas. El
egoísta no suele ser una persona alegre. Es en este darse
a los demás miembros de la familia donde se obtiene la
alegría.

La alegría no depende de las circunstancias o de
las facilidades que puede presentar la vida y tampoco consiste en
tener cosas. Este valor tiene su fundamento en lo profundo de la
persona, no es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de
una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el tener
una mente y un cuerpo sanos.

La generosidad:

La generosidad es uno de los valores que se fomentan en
la vida familiar. Entendiendo por generosidad el actuar en favor
de otras personas desinteresadamente y con alegría. Hacer
algo por otras personas puede traducirse de diferentes maneras,
por ejemplo, dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para
escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar,
perdonar.

Se notará una actitud generosa en una persona que
se esfuerza por hacer la vida agradable a los demás
miembros de la familiar.

El respeto:

El respeto hacia los demás miembros es otro de
los valores que se fomentan dentro de la familia, no sólo
respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y
sentimientos. Respeto hacia las cosas de los demás
miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones,
éstas, por supuesto, adecuadas a la edad de la persona. Es
en la familia donde el niño aprende que tanto él o
ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son
valorados.

La justicia:

La justicia se fomenta en el seno de la familia al
establecerse lo que corresponde a cada miembro de la misma.
Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les
corresponde. Una persona que se esfuerza constantemente por
respetar los derechos de los demás y le da a cada uno lo
que debe, tiene la virtud de la justicia.

La responsabilidad:

La responsabilidad supone asumir las consecuencias de
los propios actos, no solo ante uno mismo sino ante los
demás. Para que una persona pueda ser responsable tiene
que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de
gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y
obligaciones muy claras. Por ejemplo, el niño debe tener
claro que es su responsabilidad la calidad y el esfuerzo en sus
estudios, que debe poner el mayor trabajo y empeño en esta
actividad, en beneficio propio y en respuesta a la oportunidad
que le brindan sus padres.

El desarrollo de la responsabilidad en los hijos es
parte del proceso educativo, esto con vistas a la
participación de los hijos en la vida familiar primero, y
a la vida en sociedad después, de una manera responsable y
autónoma.

La lealtad:

La lealtad surge cuando se reconocen y aceptan
vínculos que nos unen a otros, de tal manera que se busca
fortalecer y salvaguardar dichos vínculos así como
los valores que representan. La aceptación y el
reconocimiento de este vínculo no se centran hacia el
futuro, como una posibilidad, sino que es una realidad actual.
Este vínculo no pasa con el tiempo, es profundo, suele
madurar y fortalecerse a la larga.

Es en la familia donde surgen y se fortalecen este tipo
de vínculos, por ejemplo, un niño pequeño
aprende a ser leal al esforzarse por ayudar a los demás,
al procurar hacer todo lo que pueda para cumplir con lo que sus
padres le dicen que es bueno. Se muestra lealtad entre los
hermanos al apoyarse, defenderse y ayudarse ante las
dificultades, ante la amenaza de personas o circunstancias ajenas
a la familia.

Conviene aclarar que ser leal a los papás, por
ejemplo, no significa aprobar una conducta errónea de los
mismos, sino el respetar y cuidar su buen nombre, se trata de ser
sincero con ellos, además de ayudarlos a superar las
dificultades.

Lo mismo ocurre al ser leal a la patria, esto no supone
ocultar o negar los males y deficiencias que en ella puedan
existir, sino el proteger, reforzar y participar en la vivencia
de los valores de la misma.

La autoestima:

La autoestima es uno de los valores fundamentales para
el ser humano maduro, equilibrado y sano. Este valor tiene sus
raíces y fundamentos en el núcleo
familiar.

Se entiende por autoestima la visión más
profunda que cada persona tiene de sí misma, influye de
modo decisivo en las elecciones y en la toma de decisiones, en
consecuencia conforma el tipo de vida, las actividades y los
valores que elegimos.

Desde niños vamos construyendo el concepto de
nosotros mismos de acuerdo a los mensajes recibidos de nuestros
padres, hermanos, familiares, amigos y maestros. Es la suma de la
autoconfianza, el sentimiento de nuestra valía personal y
de nuestra capacidad. Ésta se basa en la variedad de
pensamientos, sentimientos, experiencias y sensaciones que hemos
ido acumulando a lo largo de nuestra vida, pero principalmente a
lo largo de nuestra infancia y adolescencia.

Si queremos construir una personalidad fuerte y
equilibrada, es de vital importancia que como padres hagamos
sentir a nuestros hijos que son dignos de ser queridos con un
amor incondicional, es decir, no condicionado a su
comportamiento, calificaciones o actitudes.

Elevar la autoestima de nuestros hijos es de vital
importancia, ya que contribuimos a que desarrolle la
convicción de que es estimado y valorado, que es
competente para enfrentarse a la vida con confianza y optimismo,
y que es merecedor de la felicidad.

Los hijos

Los hijos, ¿propiedad o
misión?

Estamos acostumbrados a hablar de los hijos como si se
tratase de algo propio, de una "posesión".
Tenemos un coche, tenemos una casa, tenemos un libro, tenemos un
perro y?,… "tenemos cuatro hijos".

Gracias a Dios, el coche no va a exigir sus derechos, ni
va a gritar que no nos quiere. Si no arranca, lo llevamos al
taller. Si después de dos semanas de arreglos no funciona,
lo vendemos al chatarrero. En cambio, si el niño "no
arranca
" en la escuela.

Es cierto que los niños nacen dentro de una
familia, por lo que resulta natural que la familia asuma la
responsabilidad de esa vida que empieza. Pero el niño
tiene un corazón, un alma, y eso no es propiedad de nadie.
La filosofía nos enseña que el alma, lo más
profundo de cada uno, no puede venir de los padres, sino que
viene de Dios. Los padres dan a su hijo el permiso para la vida y
asumen la hermosa tarea de ayudarle, pero no pueden dominarlo
como al coche o al perro.

Entonces, ¿cuál es la actitud más
correcta ante el hijo que hoy "camina" a gatas por el
pasillo y que pronto empezará a darse coscorrones en la
cabeza? ¿Le dejamos hacer lo que quiera?.

Primero enseñamos al niño normas de
"seguridad": no asomarse por la ventana, no meterse en
la boca objetos peligrosos, no tocar animales extraños.
Después, la búsqueda de la salud nos hace pedirle
que tenga las manos limpias, que no se llene el estómago
con caprichos, que no se rasque las heridas.

Simultáneamente enseñamos al hijo a
hablar. Sus ojos cada día brillan de un modo distinto, y
pronto su mundo interior, su corazón, se nos abre no
sólo con las miradas, las manos y la sonrisa, sino con
esas primeras y temblorosas palabras que empieza a decir con la
confianza de ser acogido. Los padres que escuchan por vez primera
"mamá", "papá", sienten muchas
veces un vuelco en el corazón. El niño crece, y
habla, y habla, y habla,… Cuando ya ha aprendido un vocabulario
básico, impresiona por su hambre de saber, de comunicar,
de decir que nos quiere, o que ha dibujado un avión, o que
ha visto una lagartija, o que acaba de encontrar un amigo de su
edad.

Alguno podría pensar que la misión de los
padres termina aquí, y que el resto le toca a la escuela.
Sin embargo, el hijo todavía tiene que aprender detalles
de educación que van mucho más allá de las
normas de supervivencia o del usar bien las palabras del propio
idioma. Dar las gracias, pedir permiso, saludar a un maestro,
prestarle un juguete al amigo, hacer los deberes en vez de
contemplar lo que pasan por la tele.

La educación moral es uno de los grandes retos de
toda la vida familiar. La mayor alegría que pueden sentir
unos padres es ver que sus hijos son, realmente, buenos
ciudadanos. El dolor de cualquier padre es darse cuenta de que su
hijo hace lo que quiere y que empieza a engañar a los
maestros, a robar del monedero de mamá, a golpear a los
compañeros o hermanos más pequeños, e,
incluso, a levantar la voz en casa contra sus mismos
padres.

San Agustín se quejaba de que sus educadores le
regañaban más por un error de ortografía que
por una falta de comportamiento. La queja tiene una triste
actualidad en quienes se preocupan más por el 20 de sus
hijos en inglés, en el caso peruano, en otros
países es en base a 10; entonces, más se preocupan
que por la pornografía que vean en internet o por las
primeras drogas que puedan tomar con los amigos. Si somos
sinceros, es mucho mejor tener un hijo agradecido y bueno, aunque
no sepa alta matemática, en vez de tener un hijo ingeniero
que ni siquiera es capaz de interesarse por lo que les ocurra a
sus padres ancianos.

Los hijos no son propiedad de nadie, ni de la familia,
ni de la escuela, ni del Estado. Pero todos, especialmente en
casa, estamos llamados a ayudar a los niños y adolescentes
a crecer en su vida como buenos ciudadanos y como hombres de
bien. Esa es la misión que reciben los padres cuando
inicia el embarazo de cada niño. Quienes hemos tenido la
dicha de tener unos padres que nos han ayudado a respetar a los
demás, a amar a Dios y a vivir de un modo honesto y justo,
nunca seremos capaces de darles las gracias como se merecen.
Quienes no han tenido esta dicha pueden, al menos, preguntar
cómo se puede enseñar a los hijos a ser, de verdad,
buenos, no sólo en la formación científica,
sino en los principios éticos más
elevados.

Esa es la misión que reciben los esposos cuando
su amor culmina en la llegada de un hijo. Cumplirla puede ser
difícil, pero la alegría de un hijo bueno no se
puede comprar ni con todo el dinero del Banco Mundial.

Educación de los hijos.

Si usted es un padre de familia, recibe muchas
sugerencias sobre cómo debe criarlos. Desde los expertos
hasta otros padres, las personas están siempre dispuestas
a darle consejos. Consejos sobre la crianza de los hijos,
guías de supervivencia para padres, cosas que se deben y
no se deben hacer – aparecen cosas nuevas todos los
días.

La verdad es que hay más de una manera "correcta"
de ser buenos padres. Ser buenos padres incluye:

? Mantener a sus hijo sanos y seguros.

? Demostrarles afecto y escucharlos

? Contemplar el orden y su consistencia

? Determinar y hacer cumplir los
límites

? Pasar tiempo con sus hijos

? Supervisar las amistades y las actividades de sus
hijos

? Darles el ejemplo

Las relaciones de
hijos con los padres

En la actualidad existe poca comunicación
entre los padres y sus hijos adolescentes.

Existen distintos  tipos de comunicación,
desde la verbal, que puede ser en forma oral por medio de la
palabra o teléfonos y celulares, y puede ser escrita por
medio de cartas, e-mail, mensajes de texto, etc. El otro tipo es
NO verbal, esta es por medio de gestos, tono de voz, etc. Siempre
hubo distintos estilos de comunicación, el agresivo, el
pasivo y el asertivo.

A Pesar de existir tantos métodos, formas  y
estilos de comunicación, en la actualidad los adolescentes
con sus padres tiene poca comunicación, las palabras u
oraciones más utilizadas en un dialogo entre ambos
son "Buenos días", "¿Quieres
comer
?", "Me voy a estudiar" o
"Adiós". Esta poca comunicación puede
provocar daños o que el joven se revele contra sus padres,
es decir, desobedezca las órdenes, entre otras
consecuencias. Obviamente esta poca comunicación entre
padres y adolescentes no es solo culpa del joven o del
padre, sino también por las nuevas tecnologías
(celulares, televisióncomputadora, notebooks,
etc.) y por las frustraciones laborales que a veces los padres
sufren y esto provoca  no se tenga ganas de hablar. No digo
que durante la adolescencia no es raro que el joven hable
menos  o que no quiera contar su intimidad, a los
adolescentes les gusta estar solos y tener su espacio 
privado. Pero eso no quiere decir que no necesiten el
diálogo. La comunicación entre padres e hijos es
imprescindible para entenderse, para estar a gusto en casa y La
incomunicación conduce  a no entenderse, a
malentendidos y a una sensación de soledad que invita a
hablar cada vez menos.

La adolescencia es una etapa con características
particulares, por  ejemplo la mayoría de
los adolescentes desean afirmar su autonomía de
pensamiento y de acción y, por eso, sostienen con 
sus padres la opinión contraria, para mostrar que son
diferentes.

Además hay algunos errores frecuentes que se
suelen cometer en un dialogo entre padres e hijos, y esto
provoca que los jóvenes no quieran dialogar con sus
padres, estos son:

? No escuchar.  

? No prestar
atención.    

? No escuchar positivamente (tiene que ver con rechazar
ideas nuevas o sólo ven lo malo de lo que les cuentan los
adolescentes a los padres) 

? Menospreciar las ideas de los
adolescentes. 

? Tomar la manera de discutir del adolescente como algo
personal

? Ponerse a la altura del adolescente.

Conflictos familiares ? Adolescencia.

La adolescencia es una etapa de la vida difícil
en la que se padece una crisis decrecimiento en todos los
aspectos. Con frecuencia padres e hijos se ven obligados a
rediseñar su propia vida y a adaptarse a las nuevas
relaciones que provocan estos cambios de sus hijos adolescentes.
Tanto padres como hijos difieren en la manera de concebir
sus relaciones.

La autoridad parenteral-

La autoridad de los padres ha sido objeto de
investigación más precisa. Las concepciones de la
autoridad parental de padres y adolescentes. Tras realizar
un estudio sobre este tema se llegó a la conclusión
de que: Todos consideran que los asuntos morales y
convencionales caen con mayor legitimidad bajo la
jurisdicción parental que los personales y
multidimensionales. A medida que la edad de los hijos
aumenta, los padres prestan menos atención a las
dimensiones convencionales y los adolescentes reclaman
su dependencia contingente dela autoridad parental. Los
adolescentes tienden a juzgar transgresiones familiares
hipotéticas con independencia de la autoridad
parental y a tomárselas como asuntos personales. Autoridad
parental y jurisdicción personal. Se realizó
un estudio para examinar los límites entre la
legítima autoridad parental y la jurisdicción
personal de los adolescentes. Se llegó a obtener
los siguientes resultados: Ambos están de acuerdo en
que los padres deberían ejercer su autoridad sobre asuntos
morales y convencionales. Los padres tratan los asuntos
multidimensionales, de amistad, prudenciales
y personales como más contingentes a
la autoridad parental que los adolescentes. A medida
que pasan los años, las consideraciones y
razonamientos personales se incrementan con la edad Los
conflictos morales y convencionales resultan más intensos
que los demás. Autoridad parental y estructura
familiar. Tras realizarse un estudio sobre las concepciones
de la autoridad en madres divorciadas frente a casadas y
en sus hijas adolescentes se llegaron a las siguientes
conclusiones: Según la clase de acto que se
esté considerando la concepción que los
hijos tienen de la autoridad parental cambia. Las madres
casadas dan mayor legitimidad a la autoridad parental sobre todas
las reglas que sus hijos en tanto que no aparecen
diferencias de juicio entre madres divorciadas y sus hijos.
Los preadolescentes de familias casadas ponen mayor
énfasis en mantener la apariencia exterior y
conductual que los de familias divorciadas. Con la edad se
alcanza una mayor conflictividad en las familias casadas que
en las divorciadas.

El sentido de las discrepancias.

Se realizaron diversos estudios al respecto de este tema
llegando a las siguientes discusiones: Las madres piensan que
la argumentación convencional es la más
conflictiva mientras que los hijos entienden que son los
argumentos prudenciales y pragmáticos los que generan
mayor conflicto. Ambos están de acuerdo en que a
medida que los adolescentes crecen las justificaciones se
vuelven más eficaces mientras que los argumento de
autoridad y castigo pierden eficacia. Los adolescentes
infravaloran la eficacia de sus apelaciones
pragmático/prudenciales. La eficacia de la
argumentación que realizan los adolescentes
dependerá mucho del tema del que se trate. Se produce un
aumento con la edad de los adolescentes en la
apelación a la jurisdicción personal. Tiene
mayor eficacia que la que los hijos creen el utilizar con sus
madres argumentos quesean pragmáticos-prudenciales y
convenciones. Que los padres apelen al castigo y a la
autoridad puede ser efectivo hasta la primera adolescencia.
Ser padre de adolescentes es una tarea que produce stress y
frecuentemente crisis. En una persona la idea de privacidad
ya puede ser identificable a los cinco años. Ahora
bien, los conflictos entre padres y adolescentes están
relacionados con dos factores: cambios en los roles sociales y
desarrollo socio-cognitivo.

Asuntos que provocan discrepancias entre padres e
hijos adolescentes.

Entre padres e hijos adolescentes con frecuencia
aparecen discrepancias y discusiones sobre temas, entre los
que caben destacar: las tareas domésticas, la imagen, la
forma de ser o modo de comportarse, deberes escolares,
rendimiento académico, relaciones interpersonales,
regulación de actividades interpersonales, vuelta
a casa, horas de dormir, salud e
higiene, regulación de las actividades
economía…Se realizó un estudio sobre
los asuntos que consideraban padres e hijos que
suscitaban conflictos y se llegó a las conclusiones
de: Las disputas familiares se centran principalmente en
los asuntos menores de la vida cotidiana. Normalmente
tienen que ver más con las expectativas paternas que con
normas explícitamente formuladas .Padres
y adolescentes coinciden en la identificación de
los asuntos que suscitan conflicto. Los temas que originan
conflictos no cambian sustancialmente desde la pre
adolescencia a la última adolescencia. Tanto
padres como hijos interpretan de diferente manera el significado
de los conflictos. Ambos entienden pero no asumen el punto de
vista contrario. Los conflictos dan una excelente oportunidad
para dialogar. Los modos de razonar de los adolescentes se
mantienen constantes desde la primera hasta la
última adolescencia.

Las relaciones entre padres e hijos
casados[25]

La primera conclusión es la proximidad entre la
residencia de los padres y los hijos casados. Sobre una muestra
nacional más del 75 % de éstos habitan a menos de
20 Km. de sus padres. Así, la sociedad industrial no
induce necesariamente a la movilidad que hace estallar
geográficamente la fa.

A través del estudio de la transmisión de
bienes, ocasiones de encuentro y de servicios (ayuda financiera,
cuidado de los hijos en caso de dificultad temporal o de modo
regular, etc.) se desprende un modelo coherente: la proximidad
residencial permite la frecuencia de la interacción a
condición de que sea preservada la independencia de la
joven fa. De una y otra parte, se desea el mantenimiento de la
libertad.

Las relaciones entre hijos casados y sus padres se
intensifican cuando éstos alcanzan la edad de la
jubilación.

Se ha intentado también discernir la continuidad
cultural de una generación a otra. Se trataba de ver si
los mismos modelos familiares eran trasmitidos de padres a hijos
o si los padres adoptaban los modelos de los hijos. Se pudieron
observan tres situaciones:

a) transmisión de un modelo familiar
caracterizado por una cierta jerarquía de los
cónyuges, por una distinción acusada de roles, por
una reserva en relación a la sexualidad.

b) Convergencia de opiniones relativa, por una
parte, a la transmisión de ciertas ideas, y por otra, a la
adhesión más o menos activa de los padres a
posiciones de los hijos.

c) Distancia, si no oposición entre las
ideas, pero sin enfrentamiento con elusión
sistemática de estos temas con el fin de evitar los
conflictos.

La fa aparece como un refugio, sobre todo para las
clases medias, que son las más sensibles al
cambio.

Una ascensión social reciente, el acceso a un
bienestar que no conoció la generación precedente
parecen frágiles, y su protección parece asegurada
por el mantenimiento de relaciones familiares densas entre las
generaciones. Cuando el matrimonio conoce un semifracaso se
vuelven hacia sus padres.

La investigación clínica confirma la
importancia de la afectividad, que es asimétrica los
padres son cada vez más dependientes del afecto de los
hijos. Sus múltiples regalos, préstamos, servicios
sería para ellos la manera de conseguir este afecto.
Aunque esta situación sea percibida así por ambas
partes, no debe ser manifestada.

Tomando en cuenta los bienes y servicios que se
intercambian dentro de las redes familiares, volvemos a encontrar
la articulación entre el grupo doméstico, los
ascendientes y otros miembros del parentesco.

Estas conclusiones tienen un doble
interés:

1) abordan el campo de las relaciones familiares
no bajo el ángulo de la afectividad sino de su
funcionalidad en las estrategias sociales.

2) Las relaciones descritas ponen en evidencia el
papel de la fratria en el campo familiar extenso y respaldado por
la red de amistad.

Para ello se ha medido la proximidad de las residencias,
las frecuencias de las relaciones, la importancia de los
servicios, las modalidades de la transmisión de
bienes.

¿Cuáles son los límites adecuado
de una relación padre e hijo?

La relación ideal entre un padre y un hijo
consiste en dedicación, formación, confianza,
perseverancia y sobre todo, acompañamiento. Eso sí,
dependiendo de la cultura, crianza y diversos factores que puedan
alterar dichos lazos.

Pero, ¿qué pasa cuando no se establecen
los límites adecuados a tiempo y el comportamiento del
hijo se convierte en una de las principales preocupaciones o
dolores de cabeza de sus padres? O bien, cuando el padre desea
ponerle límites, y ya sea demasiado tarde.

O por otro lado, ¿qué sucede cuando existe
una relación "amistosa" entre el padre y su hijo y no es
más que una excusa para que este haga lo que se le antoje?
—suponiendo que el menor ve en la figura paterna o materna
un ser que "alcahuetea" sus ideas y no le dice "no" a ninguna de
ellas—.

¡Límites! Una palabra que cambia el sentido
de todo y demarca lineamientos importantes en las relaciones y
acciones del ser humano. ¿Cuáles son los adecuados
en una relación padre e hijo?

María Patricia Serpa, psicóloga
clínica de la Universidad del Norte y psicoterapeuta de la
Fundación Nuestra Casa, asegura que "justo para evitar
problemáticas e incomprensiones dentro y fuera del hogar,
se debe ejercer la autoridad al menor de una forma adecuada y con
acciones preventivas y correctivas. Lo importante es que se haga
a tiempo, porque ya después, cuando el hijo se acostumbra
a no tener una figura materna o paterna que le exija o lo modere
—que este se sienta supervisado de una u otra forma—
va a ser mucho más complicado que este cambie o se
corrija
".[26]

De igual forma la especialista manifiesta que en el caso
de que haya mucha permisividad por parte de los padres, es
necesario saber limitar a los hijos en ciertas situaciones, ya
que "estos se preguntarán ¿por qué me
quieren retener ahora si antes no lo hacían?, y
empezarán a mentir para quedar bien con los padres siendo
que de igual forma están haciendo algo
indebido
".

Asimismo esta menciona el caso de cuando los padres se
confían de que su hijo es "un ángel" y no
necesita tanta supervisión.

"La sorpresa viene cuando sus hijos no son tan sanos
como ellos imaginan y sus comportamientos se les salen de las
manos
", asegura Serpa agregando que es mejor evitar que
lamentar, implementando acciones
correctivas.[27]

"Eso sí, sin excederse en regaños y
castigos, porque hay menores que no ven esto como un acto en pro
de su disciplina, sino para hacerle un mal, por lo que buscan
respuestas en personas externas, en ocasiones de dudosa
procedencia. Se trata de ejercer la autoridad, poniendo
límites, sin afectar al menor en su parte emocional
",
dice.[28]

Si va a decirle "no", sepa hacerlo. Cuando el
padre deba decir "no", es no. "Tenga presente que al
decirle no a su hijo, en cualquier situación, es necesario
darle las explicaciones correspondientes para que este no infiera
que se le dijo
"no" por decisión propia y no por
una razón específica
", agrega María
Patricia.[29]

Por otro lado, asegura que de acuerdo con la etapa
evolutiva, el menor "va a querer razones de por qué le
dicen
"no", siendo este un posible motivo de
inconcordancia en el hogar
". "Esta negación
podría desencadenar rebeldías y actitudes
negativas
", explica la
psicóloga.[30]

En cuanto al límite de hasta cuanto se le debe
dar confianza al hijo, desde el papel de padre, Serpa manifiesta
que no es ni una cifra, ni un porcentaje, ni algo
cuantitativo.

"Esto no se logra de la noche a la mañana y
depende de la manera como el padre ejerce el rol de
orientación a su hijo
", culmina
diciendo.[31]

Cómo lograr una comunicación efectiva y
positiva con los hijos.

Ya se ha enfatizado el hecho de que el desarrollo de una
verdadera comunicación entre los miembros de una familia,
es uno de los medios que más contribuyen a desarrollar
relaciones interpersonales positivas. 

Partiendo de ese principio, los padres deben establecer
como una de sus prioridades el lograr crear condiciones que les
ayuden a comunicarse efectivamente con sus hijos.

En ocasiones no se da importancia a la creación
de un ambiente que propicie la comunicación franca y
abierta, hasta que se presentan los momentos de crisis, o las
épocas particularmente difíciles, como la pre
adolescencia o la adolescencia.

Esperar a que aparezcan las crisis para tratar de
iniciar procesos de comunicación es algo muy arriesgado y
poco eficaz. Por lo mismo, los padres deben estar conscientes de
que es necesario sembrar para poder cosechar, y esa siembra se
tiene que realizar, en forma continua, desde las primeras etapas
del desarrollo de sus hijos.

La disfunción
familiar

Una familia disfuncional es
una familia en la que los conflictos, la mala
conducta, y muchas veces el abuso por parte de los miembros
individuales se produce continua y regularmente, lo que lleva a
otros miembros a acomodarse a tales acciones. A veces los
niños crecen en tales familias con el entendimiento de que
tal disposición es normal. Las familias
disfuncionales son principalmente el resultado de
adultos codependientes, y también pueden verse
afectados por las adicciones, como el abuso de
sustancias (alcohol, drogas, etc.). Otros orígenes
son las enfermedades mentales no tratadas, y padres que emulan o
intentan corregir excesivamente a sus propios padres
disfuncionales. En algunos casos, un padre inmaduro
permitirá que el padre dominante abuse de sus
hijos[32]

Un error común de las familias disfuncionales es
la creencia errónea de que los padres están al
borde de la separación y el divorcio. Si bien esto es
cierto en algunos casos, a menudo el vínculo matrimonial
es muy fuerte ya que las faltas de los padres en realidad se
complementan entre sí. En resumen, no tienen otro lugar a
dónde ir. Sin embargo, esto no significa necesariamente
que la situación familiar es estable. Cualquier factor de
estrés importante, como un traslado, el desempleo, una
enfermedad, desastres naturales, la inflación, etc, puede
causar que los conflictos existentes que afectan a los
niños empeoren mucho[33]

Las familias disfuncionales no tienen ningún
límite social, ni financiero, ni intelectual. Sin embargo,
hasta décadas recientes, el concepto de una familia
disfuncional no fue tomada en serio por los profesionales
(terapeutas, trabajadores sociales, maestros, consejeros,
clérigos, etc), especialmente entre las clases media y
alta. Cualquier intervención habría sido vista como
una violación de la santidad del matrimonio y un aumento
en la probabilidad de divorcio (que era socialmente inaceptable
en la época). Se esperaba que los niños obedecieran
a sus padres (en última instancia, al padre), e hicieran
frente a la situación solos,
históricamente[34]

Miembros de una familia disfuncional tienen
síntomas comunes y pautas de comportamiento como resultado
de sus experiencias dentro de la estructura familiar. Esto tiende
a reforzar el comportamiento disfuncional, ya sea a través
de la habilitación o perpetuación. La unidad
familiar puede verse afectada por una variedad de
factores[35]

Características comunes.

Las siguientes características se presentan en
las familias más disfuncionales:

? La falta de empatía, comprensión y
sensibilidad hacia ciertos miembros de la familia, mientras que,
por otra parte, la expresión de empatía extrema
hacia uno o más miembros de la familia (o
incluso mascotas) que tienen "necesidades
especiales
" (reales o percibidas).

? Negación (la negativa a reconocer el
comportamiento abusivo, también conocida como el
"elefante en la habitación").

? Inadecuados o inexistentes límites para uno
mismo (por ejemplo, tolerar el tratamiento inadecuado de los
demás, fallar en expresar lo que es un tratamiento
aceptable e inaceptable, tolerancia de abuso emocional o sexual,
o físico).

? La falta de respeto de los límites de los otros
(por ejemplo, deshacerse de objetos personales que pertenecen a
otros, el contacto físico que no le gusta a otra persona,
romper promesas importantes sin causa justificada, violar a
propósito un límite que otra persona ha
expresado).

? Extremos en conflicto (ya sea demasiada
lucha o argumentación insuficiente entre los miembros de
la familia).

? Desigualdad o trato injusto de uno o más
miembros de la familia debido a su sexo, edad (por ejemplo, las
personas mayores, niños), habilidades, raza,
posición económica, etc. (puede incluir frecuente
actitud de apaciguamiento de un miembro a expensas de otros, o
una desigual aplicación de las normas).

Aunque no universales, los siguientes síntomas
son típicos de las familias disfuncionales.

? Niveles anormalmente altos de celos u otros
comportamientos controladores.

? Padres divorciados o separados en conflicto
permanente, o padres que se deben separar, pero no lo
hacen (en detrimento de sus hijos).

? Falta de tiempo compartido, sobre todo en actividades
recreativas y eventos sociales ("Nunca hacemos nada como
una familia
").

? Anormal comportamiento sexual como el adulterio,
la promiscuidad, o incesto.

? Los niños tienen miedo de hablar de
lo que está sucediendo en el hogar (dentro o fuera de la
familia), o tienen de otra manera miedo de sus padres.

Miembros de la familia (incluyendo a los niños)
que reniegan unos de los otros, y/o se niegan a ser vistos juntos
en público (ya sea unilateral o
bilateralmente).

Dinámica de las familias
disfuncionales.

? El miembro aislado de la familia (ya sea un padre o un
hijo contra el resto de la familia de otros modos
unidos).

? Padre versus padre (peleas frecuentes entre los
adultos, casados, divorciados o separados, llevada sin
atención a los niños).

? La familia polarizada (un padre y uno o más
hijos a cada lado del conflicto).

? Los padres versus los niños (brecha
generacional o disfunción choque
cultural).

? La familia balcanizada (nombrado en
referencia a la guerra triangular de los Balcanes, donde las
alianzas iban y venían).

? Todos contra toda (una familia que lucha en un estilo
todos contra todos, aunque puede llegar a ser polarizada cuando
el rango de opciones posibles es limitado).

Signos no saludables de crianza.

Lista de los signos de crianza insalubre que
podrían llevar a una familia a convertirse en
disfuncional:[36]

? Expectativas poco realistas.

? La ridiculización.

? Amor condicional.

? Falta de respeto, especialmente el
desprecio.

? Intolerancia emocional (miembros de la
familia imposibilitados de expresar las "malas"
emociones).

? Disfunción social o aislamiento (por
ejemplo, los padres no quieren acercarse a otras familias,
especialmente las que tienen hijos del mismo sexo y edad
aproximada, o no hacen nada para ayudar a sus hijos que no tienen
amigos).

? Discurso de ahogado (a los niños no se les
permite cuestionar o estar en disidencia con la
autoridad).

? Negación de una "vida interior" (a los
niños no se les permite desarrollar su propio sistema de
valores).

? Ser sobreprotector, o lo contrario.

? Preferir a un hijo sobre el otro (es decir, tener a un
hijo "favorito", ignorando al otro).

? Ser apático "¡No me
importa
!".

? Menospreciar "¡¿No puedes hacer NADA
bien?!".

? Vergüenza "¡Debería darte
vergüenza!".

? Amargura (independientemente de lo que se diga, se
dice con un tono amargo de la voz).

? Ser hipócrita "Haz lo que digo,
no lo que hago
".

? Ser implacable "¡Pedir perdón no
ayuda nada
!".

? Declaraciones de juicio o
demonización "¡Eres un
mentiroso
!".

? Ya sea carencia de crítica, o crítica
excesiva; sin embargo, los entendidos en esta materia dicen que
la "crítica constructiva" es la más
saludable.

"Mensajes mixtos" por tener un doble sistema de
valores (es decir, un juego para el mundo exterior, otro en
privado, o la enseñanza de valores divergentes para cada
niño).

? Padre ausente (rara vez disponible para sus hijos
debido a la sobrecarga de trabajo, abuso de alcohol /
drogas, el juego u otras adicciones).

? Proyectos, actividades, y promesas incumplidos que
afectan a los niños "Vamos a hacerlo más
adelante
".

? Dar a un niño lo que por derecho pertenece al
otro.

? Los prejuicios de género (trata a un
género de los niños con justicia, y al otro
injustamente).

? Debate y exposición a la sexualidad: ya sea con
demasía, demasiado pronto, demasiado poco, o demasiado
tarde.

?Disciplina defectuosa (es decir, el castigo por
"sorpresa"), basada más en emociones o
en políticas arbitrarias de familia que en
reglas establecidas.

?Tener un estado emocional impredecible debido
al abuso de sustancias, trastorno de personalidad,
o estrés.

? Chivos expiatorios y triangulaciones (a
sabiendas o imprudentemente culpar a un niño por las
fechorías de otro).

? Un hermano más mayor recibe ya sea
excesiva o ninguna autoridad sobre sus hermanos menores
con respecto a su diferencia de edad y el nivel de
madurez.

? El "sabelotodo" (no tiene necesidad de
obtener la versión de la historia del niño cuando
acusa, o la necesidad de escuchar las opiniones del niño
sobre las cuestiones que en gran medida le afectan).

? Regularmente forzar a los niños a realizar
actividades para las que están calificados muy por encima
o muy por debajo de lo necesario (por ejemplo, utilizando un
niño del preescolar para cuidar a un niño
típico de nueve años de edad, llevar a un
niño de corta edad a los

 (del tipo egoísta,
miserable) insatisfaciendo en su totalidad o de forma
selectiva las juegos de póker, etc.).

? Ser un avaro necesidades de los niños (por
ejemplo, el padre no va a comprar una bicicleta para su hijo
porque quiere ahorrar dinero para
la jubilación o "algo
importante
").

? Retención frecuente del consentimiento
("bendición") del padre para con el hijo, que
quiere tomar parte en actividades comunes, legítimas y
apropiadas para la edad.

? Naturaleza frente a crianza (padres, a menudo no
biológicos, culpan de problemas comunes a la herencia del
niño, mientras que la tutela defectuosa puede ser la causa
real).

Conclusiones y
recomendaciones

9.1. Conclusiones.

Conflictos familiares, qué
hacer?

En todas las familias es frecuente que se vivan
problemas o dificultades; esto hasta cierto punto es normal, lo
importante es cómo se enfrentan y resuelven. Las
dificultades pueden ayudar a aclarar malos entendidos, a
reconocer errores y fortalecer los lazos afectivos y
de comunicación entre los integrantes de una familia.
Describe alguna dificultad que haya tenido tu
familia:¿Cómo se resolvió? Cada grupo
familiar se adapta a las circunstancias que le toca vivir,
dependiendo de la personalidad de sus miembros, la época
en que se viva, sus valores, su propia historia. Por ejemplo, el
nacimiento de un nuevo integrante; el primo que se queda un
tiempo; la muerte de alguno de ellos, etcétera
.Los integrantes de una familia reaccionamos de diferente forma
frente a las dificultades. A algunos nos pueden dar ganas de
gritar, a otros de hablar; también podemos hacer como
que no pasa nada o evitar hablar de lo que sucede. Cuando no
se resuelven las dificultades familiares, se puede ocasionar
un ambiente de tensión, enojo o violencia, que afecte el
estado de ánimo de sus miembros. Esto puede llevarlos
a buscar sus propias soluciones, que muchas veces
pueden exponerlos a diversos riesgos. Por eso es tan necesario
que juntos analicemos y busquemos posibles salidas a los
problemas. ¿Cómo enfrentar diversas situaciones
difíciles?. Puede suceder que frente a
las dificultades familiares, a veces no sepamos
qué hacer y esto nos cause mucho enojo, frustración
o impotencia. También llegamos a sentir que no podemos
cambiar a los demás, que no nos escuchan.
¿Cómo enfrentar estas situaciones?.
¿Qué opciones tenemos? ¿Cómo saber
cuándo tenemos la razón y cuándo no?.
¿Cuándo nos conviene ceder y cuándo no?
¿Cómo distinguir si es responsabilidad de nosotros
o dela otra persona?¿Recuerdas alguna dificultad
familiar?¿Con quién fue?¿Por qué
fue?¿Qué sentiste?¿Se llegó a alguna
solución?. Sí. ¿Quién
y qué facilitó la solución?.
No ¿Qué obstáculos impidieron llegar a
una solución?. Ahora que ya pasó el
tiempo, ¿crees que esa dificultad hubiera tenido
otras alternativas de solución?. Sí, No
¿Cuáles?. Si volvieras a vivir esta dificultad,
¿qué cambiarías de tu actitud? Trata de
ilustrarlo dibujándolo en una hoja de papel en
blanco. Aprender a manejar los conflictos no es una tarea
fácil, se necesita más que buena voluntad
para hacerlo.

La comunicación en la familia.

Ya sabemos que el diálogo es uno de los factores
más importantes en las relaciones interpersonales, pero lo
es todavía más en la relación de la familia.
Lee cómo afecta la comunicación en casa.

El lenguaje es el medio más importante que
utiliza el bebé cuando quiere relacionarse con su
alrededor. Ya hacia los nueve meses, el niño sabe si sus
padres están enfadados, contentos o si le muestran afecto
o no. El aprendizaje del lenguaje es muy importante para la
posterior comunicación en la familia. Los gestos, las
miradas, la expresión de la cara, son elementos que pueden
ayudar a manifestar las actitudes, los sentimientos, las
motivaciones que favorecen un clima familiar acogedor.

Lenguajes verbal y gestual.

Desde el momento en que nace, el bebé es capaz de
captar la intensidad del afecto, es capaz de notar si se le
abraza o si se le sostiene sin más. Es capaz de valorar la
mirada de un adulto. Esto también pasa con las personas
adultas y entre los miembros de una familia. Hay mil maneras de
utilizar el lenguaje pero todas ellas tienen un mismo fin: la
comunicación.

El lenguaje es social y está limitado por los
conocimientos de cada uno. Los símbolos son personales e
inagotables y la posibilidad de combinar ambos lenguajes (verbal
y gestual) implica comunicación. ¿Qué mejor
que usarla en familia?

Bases de la comunicación.

La comunicación se basa en los sentimientos,
información tanto objetiva como subjetiva que
transmitimos, recibimos y comprendemos. Nos sirve para establecer
contacto con las personas cercanas a nuestro entorno, con la
familia, para expresar y comprender lo que pensamos y lo que
escuchamos, para unirnos, vincularnos por el afecto.

Cuando existe comunicación en una familia, es muy
probable que exista un compañerismo, complicidad y un buen
ambiente de unión y afecto en la casa. Sin embargo, crear
este clima y este ambiente de comunicación en la familia
no resulta fácil. Es importante que ayudes a tus hijos a
favorecer este clima; es decir, hay que introducir elementos y
costumbres que favorezcan el buen ambiente en la
familia.

Comunicación entre padres e
hijos

La mayoría de problemas del día a
día de la convivencia familiar se resolverían, si
nos esforzáramos por tener una buena comunicación
con nuestros hijos. Hay muchas formas de hacerlo. Se puede hacer
con un gesto, se puede hacer con una mirada de complicidad, se
puede hacer con la palabra, escuchando música, leyendo,
haciendo deporte…También nos podemos comunicar
silenciosamente. Sólo contemplando unos padres junto a la
cama de un hijo enfermo, mimándolo o dándole la
mano vemos el máximo de comunicación. El silencio
se hace necesario por el reposo de su hijo, pero la
comunicación no debe faltar.

Ya se ve que para comunicarse no se necesitan palabras,
sino que se necesita afecto y que haya un clima de confianza y,
¿cómo conseguimos este clima? Podemos
reflexionarlo, puesto que se hace muy difícil recibir la
confianza de nuestros hijos si no hacemos un esfuerzo para ser
acogedores y estar tranquilos y de buen humor a la hora de
comunicarnos. Es imprescindible comprender a nuestros hijos;
saber intuir qué les preocupa, qué nos quieren
decir o qué necesitan. La base de la comunicación,
es amar, interesarse por sus cosas y ayudar a que ellos solos
vayan resolviendo sus dificultades. Cuando hay confianza se
actúa con calma, no se improvisa y se da paz.

Hay muchas virtudes que pueden ser útiles para
ayudar a la comunicación, con el clima de confianza
adecuado, que favorece el diálogo, base de la
comunicación, pero yo destacaría dos: la sinceridad
y la discreción.

a) La Sinceridad: es decir siempre con claridad
lo que se hace, lo que se piensa, lo que se vive. Nuestros hijos
tienen que ver que nosotros somos sinceros siempre. Por esto
debemos reflexionar y preguntarnos: ¿Cuántas veces
hemos dejado incompleta una promesa o una reprimenda que
habíamos anunciado a nuestros hijos?.
¿Cuántas veces nos han telefoneado y, por
comodidad, hemos hecho decir que no estábamos en casa?
¿Cuántas veces hemos asustado a los pequeños
diciendo "que viene el hombre del saco" y
lógicamente aún lo esperan?. O otras medias
verdades, que no dejan de ser mentiras que malogran la
confianza.

Nuestra sinceridad tiene que ser ejemplar, la verdad
tiene que ser objetiva, clara. Por ejemplo, si nos equivoquemos,
pedimos perdón y lo reconocemos; esto es más
educativo para el hijo que muchos sermones y consejos
repetitivos. A veces los hijos no son lo suficiente sinceros con
nosotros por no quedar mal o porque tienen miedo de que tengamos
una reacción desmesuradamente enfadada con lo que nos
dicen.

Sobre todo en la adolescencia tenemos que ser pacientes
y estar preparados para que nos expliquen lo más
impensable sin perder los nervios. Lo que es más
importante siempre es que los hijos nos digan la verdad, aunque
del susto recibido nos quedáramos sin aliento. Con todos
los datos reales del problema, no nos equivocaremos a la hora de
buscar soluciones juntos y reforzaremos la confianza
mutua.

b) La discreción: hoy, más que
nunca, se hace evidente que los padres debemos profundizar en
esta virtud, que no es frecuente en el ambiente
actual.

Muchos hijos se quejan de que los padres, o bien para
vanagloriarse, o bien para quejarse explican las confidencias que
ellos les han hecho. Ya se ve que este sería un defecto
que influiría en la confianza que nos habrían dado
los hijos; nada más y nada menos sería
"ventilar" sus emociones; tampoco los hijos entienden
las ironías ni bromas sobre sus "cosas", por lo
tanto no conviene decir lo que nos confían y tenemos que
considerar que para ellos aquello es muy importante, aunque a los
mayores nos pareciera de poco valor.

Con la virtud de la discreción nace el
discernimiento, para saber cuándo es prudente preguntar, o
cuando hace falta esperar para hacerlo, puesto que hace falta
respetar la intimidad del hijo y tener paciencia para recibir la
confidencia. También distinguir el momento en que es
conveniente dar el consejo oportuno. Pienso que cuando un
niño pequeño tiene una pataleta, ¿verdad que
es muy difícil corregirlo sí nos ponemos a gritar
como él y perdemos los nervios?. Con los hijos mayores
tenemos que hacer lo mismo, es sencillamente pasar por alto el
momento de ofuscación y buscar el tiempo para dialogar con
calma y serenidad. Una persona discreta no impone, no coacciona
sino que observa y ayuda a mejorar reconociendo que ella
también tiene defectos; por lo tanto, no se sobresalta por
nada, y, con esta comprensión anima a su hijo a la
sinceridad.

Para concluir, podríamos decir que el objetivo de
procurar fijarnos en la sinceridad y la discreción, es
ayudar a que haya el clima de confianza adecuada que haga de los
padres buenos amigos de los hijos, a quienes los hijos pueden
explicar sus ideales, sus problemas, sus alegrías.
Empecemos a interesarnos por lo que les preocupa de bien
pequeños y así fundamentaremos la franqueza del
mañana.

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter