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Las drogas: un problema personal, familiar y social (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Narcóticos.La palabra narcótico es
un vocablo griego que significa "cosa capaz de adormecer y
sedar
". A pesar de que esta palabra se usa con frecuencia
para referirse a todo tipo de drogas psicoactivas, es decir,
aquellas que actúan sobre el psiquismo del individuo, el
campo de los narcóticos se pueden dividir en la actualidad
en varios grupos, que son los siguientes:

? Opio, opiáceos y sucedáneos
sintéticos.

? Neurolépticos o tranquilizantes
mayores.

? Ansiolíticos o tranquilizantes
menores.

? Somníferos o barbitúricos.

? Grandes narcóticos o anestésicos
generales.

Se trata de drogas con composiciones y orígenes
distintos, que tienen en común su efecto en el organismo,
aunque éste se manifieste en manera y en grado diferentes.
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos
los narcóticos causan adicción física. Es
adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis
suficientes durante un período de tiempo relativamente
largo, induce un cambio metabólico. Cuando deja de
administrarse desencadena una serie de reacciones conocidas como
"síndrome de abstinencia".

Neurolépticos o tranquilizantes
mayores.

Se trata de sustancias utilizadas para tratar la
depresión, las manías y las psicosis, y muchas de
ellas se venden sin prescripción médica en la
mayoría de farmacias. Entre éstas se encuentran las
fenotiazinas, el haloperidol y la reserpina.

Conocidos como neurolépticos (del griego
"neuro", "nervio", y "lepto",
"atar"; producen un estado de indiferencia emocional,
sin alterar la percepción ni las funciones
intelectuales.

Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios
tales como parkinsonismo, destrucción de células de
la sangre, arritmia cardíaca, anemia, obstrucción
hepática, vértigos, retención urinaria,
estreñimiento, irregularidad menstrual, atrofia
testicular, congestión nasal, bruscos ataques de
parálisis muscular, síndromes malignos como
hipertermia y muerte inesperada.

Ansiolíticos o tranquilizantes
menores.

Habitualmente usados para tratar las neurosis, la
etimología de su nombre, ansiolíticos, significa
"liquidador de la ansiedad". En el mercado se
comercializan con distintos nombres.

Según estadísticas farmacológicas
actuales, estas drogas constituyen la mitad de todos los
psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que
producen un síndrome de abstinencia muy grave. En dosis
mayores funcionan como hipnóticos o inductores del
sueño; también algunos se usan como relajantes
musculares. Producen letargia, estupor y coma, con relativa
facilidad. En caso de adicción pueden inducir a la
aparición de alteraciones hemáticas. Al abandonar
su consumo pueden aparecer episodios depresivos, desasosiego o
insomnio, que suelen ser muy duraderos.

Somníferos o
barbitúricos.

Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados
Unidos aparecieron las primeras leyes que prohibían el
alcohol, el opio y la morfina. Su uso puede provocar lesiones en
el hígado o en los riñones, producir erupciones
cutáneas, dolores articulares, neuralgias,
hipotensión, estreñimiento y tendencia al colapso
circulatorio. La intoxicación aguda puede llegar a
provocar la muerte, que sobreviene por lesión del cerebro
debida a la falta de oxígeno y a otras complicaciones
derivadas de la depresión respiratoria. La dependencia
física se genera entre las cuatro y las seis semanas. Con
frecuencia, el síndrome de abstinencia suscita cuadros de
delirium tremens.

Grandes narcóticos.

Existen varias sustancias usadas en anestesia general
que merecen estar incluidas en este grupo por su capacidad de
producir sopor o estupefacción, mayor que la de cualquier
estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves produce una
primera fase de excitación cordial, como el alcohol, y
luego sedación y sopor. También generan tolerancia
y, en consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar
intoxicaciones agudas, e incluso la muerte. El fentanil, dentro
del grupo de los grandes narcóticos, posee cuarenta veces
más potencia que la heroína y es el más
usado actualmente en las intervenciones quirúrgicas,
debido a su bajo índice de toxicidad para el
corazón y para el sistema nervioso.

Alucinógenas.

Las drogas conocidas como alucinógenos son
fármacos que provocan alteraciones psíquicas que
afectan a la percepción. La palabra
"alucinógeno" hace referencia a una
distorsión en la percepción de visiones, audiciones
y una generación de sensaciones irreales. La
alucinación es un síntoma grave de la psicosis de
la mente y su aparición distorsiona el conocimiento y la
voluntad.

Los Alucinógenos se consideran productos
psicodélicos que inhiben los mecanismos de defensa del yo,
y facilitan la distribución de la sensibilidad así
como la aparición de imágenes
desconcertantes.

LSD.

El LSD, cuyo nombre es
"Lysergsäure?Diethylamid", y en español es
"Dietilamida de Ácido Lisérgico"; de
origen alemán. El químico suizo Albert
Hofmann 
sintetizó por primera vez la sustancia
en 1938 y en 1943 descubrió sus
efectos por accidente durante la recristalización de una
muestra de tartrato de LSD.

El LSD es una sustancia semisintética, derivado
del ergot, extracto éste del cornezuelo del centeno, usado
en medicina al final de la Edad Media. También fue muy
utilizado en obstetricia para evitar hemorragias puerperales y
promover la contracción del útero. En un principio
fue utilizado con fines terapéuticos en
alcohólicos, cancerosos y otros enfermos terminales para
ayudarles a superar el trance. Posteriormente fue abandonada la
práctica al comprobarse los resultados adversos, tales
como suicidios a causa de las engañosas imágenes y
terroríficas visualizaciones. También se
comprobó que podía desencadenar esquizofrenia y
deterioros mentales variados. Descubierto en 1938, se considera
al ácido lisérgico como el alucinógeno
más poderoso, aunque no el más nocivo. Como
fenómenos físicos hay que citar la midriasis,
temblores, e hiperreflexia, también pueden aparecer
náuseas, palidez, sudoración, taquicardia y
lipotimia. Los fenómenos psíquicos se caracterizan
en lo referente al estado de ánimo por fluctuaciones del
humor, variando entre distintas displacenteras, euforia expansiva
tales como verborrea y risa irrefrenable. La exaltación
mística es tal que algunos autores denominan esta drogas
como místicomiméticos. A la experiencia con esta
droga le llaman "un viaje", el cual puede tener una
duración hasta de 12 horas. Pero muchas veces éste
resulta ser una pesadilla. Algunos usuarios experimentan
pensamientos y visiones aterradoras que crean en ellos tal
pánico que muchos han saltado al vacío provocando
su propia muerte para huir de estas sensaciones que identifican
como un peligro real.

Éxtasis o MDMA.

La metilendioximetanfetamina (MDMA), normalmente
conocida como "éxtasis", "ectasi" o
"X-TC", es una droga sintética psicoactiva con
propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y
perturbador psicológico, con propiedades similares a las
anfetaminas. Su estructura química es: 3-4
metilendioximetanfetamina, se asemeja a la estructura de la
metilendioxianfetamina (MDA) y de la metanfetamina, otros tipos
de drogas sintéticas causantes de daños cerebrales.
Durante los años sesenta se utilizó con fines
terapéuticos dado que según determinados sectores
de la psiquiatría ayudaba a la comunicación y al
tratamiento de neurosis fóbicas. Surgió entonces la
polémica médico-legal, atribuyendo a su consumo
repercusiones en la delincuencia, por lo que finalmente fue
ilegalizado. El éxtasis produce efectos síquicos de
gran potencial perturbador. Inicialmente el sujeto experimenta
sensaciones de confianza y excitación, a las que sigue un
estado de hiperactividad e incremento en los pensamientos
morbosos. Los efectos del estimulante se diluyen provocando
trastornos sicólogos, como confusión, problemas con
el sueño (pesadillas, insomnio), deseo incontenible de
consumir nuevamente drogas, depresión, ansiedad grave y
paranoia. Estos efectos han sido reportados incluso luego de
varias semanas del consumo. También se han informado casos
graves de psicosis. Entre los síntomas físicos
pueden citarse: anorexia, tensión y trastornos musculares
similares a los presentes en la enfermedad de Parkinson,
bruxismo, náuseas, visión borrosa, desmayos,
escalofríos y sudoración excesiva (este
último signo es característico durante la
intoxicación).

El aumento de la frecuencia cardíaca y la
tensión arterial, crea riesgos de trastornos circulatorios
o cardíacos. Informes forenses indican que en personas con
deficiencias cardiorrespiratorias puede producir muerte
súbita. Esta droga drena el cerebro de una importante
substancia química conocida como
serotonin[12]lo cual ocasiona cambios en el estado
de ánimo, en las funciones sexuales y la sensibilidad al
dolor.

Metanfetamina.

La metanfetamina, conocida también en
inglés como "speed", "meth" o
"chalk" (y en su forma fumable, como "ice",
"cristal" o "glass" puede fumarse,
inhalarse, inyectarse o tomarse. La droga, elaborada a menudo en
laboratorios clandestinos, es ampliamente consumida por varios
grupos, entre ellos adultos jóvenes que asisten a fiestas
desordenadas (clubes privados, trabajadores sexuales masculinos y
femeninos y varones bisexuales y homosexuales. 

La persona que usa la metanfetamina, piensa que la droga
le proporciona energía instantánea. La realidad es
que la droga acelera el sistema nervioso, haciendo que el cuerpo
utilice la energía acumulada. Al no descansar lo
suficiente y dejar de alimentarse ?por la pérdida del
apetito?, causa daño permanente a la salud. Los efectos
que causa al cuerpo varían de acuerdo a la cantidad de
droga utilizada. Entre los síntomas observados se
encuentran los siguientes: lesión nasal cuando la droga es
inhalada; sequedad y picor en la piel; acné;
irritación o inflamación; aceleración de la
respiración y la presión arterial; lesiones del
hígado, pulmones y riñones; extenuación
cuando se acaban los efectos de la droga (necesidad de dormir por
varios días); movimientos bruscos e incontrolados de la
cara, cuello, brazos y manos; pérdida del apetito;
depresión aguda cuando desaparecen los efectos de la
droga.

MDA.La MDA (metilendioxianfetamina), el
fármaco de origen de la MDMA (metilendioximetanfetamina),
es una droga similar a la anfetamina que también ha sido
objeto de abuso, presentando efectos psico-físicos
similares a los de la MDMA. Las investigaciones han mostrado que
la MDA destruye las neuronas productoras de serotonina, que
regulan directamente la agresión, el estado de
ánimo, la actividad sexual, el sueño y la
sensibilidad al dolor. Es probable que esta acción sobre
el sistema productor de serotonina sea el origen de las
propiedades síquicas. La MDMA también guarda
relación en su estructura y sus efectos con la
metanfetamina, la cual ha demostrado ser causante de la
degeneración de las neuronas que contienen la sustancia
neurotransmisora dopamina. Recientes descubrimientos hechos
mediante varios sistemas de diagnóstico por
imágenes indican una relación directa de
medios-causa-consecuencia entre MDA y
MDMA-dopamina-esquizofrenia.

En experimentos de laboratorio, una sola
exposición a la MDA en dosis elevadas o el uso prolongado
en dosis bajas destruye una gran cantidad de las células
cerebrales. Aunque este daño tal vez no sea aparente de
inmediato, con el envejecimiento o la exposición a otros
agentes tóxicos pueden aparecer síntomas de la
enfermedad de Parkinson con el tiempo. Estos comienzan con falta
de coordinación y temblores, y a la larga pueden causar
una forma de parálisis.

Cannabis sativa, Hachís o
Marihuana
[13]

El "cannabis sativa" es un arbusto silvestre
que crece en zonas templadas y tropicales, pudiendo llegar una
altura de seis metros, extrayéndose de su resina el
hachís.

"Marihuana" es un término
genérico empleado para denominar a
los cogollos de esta planta, que son sus flores
femeninas; y al hachís (su resina), extraído
del procesamiento de los tricomas glandulares,
mayoritariamente asociados a las flores femeninas, que sintetizan
y acumulan altos contenidos de cannabinoides.

Su componente psicoactivo más relevante es el
delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la
planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume
preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con
efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana puede llegar a
contener 150 mg. de THC (tetrahidrocarbocannabinol), y llegar
hasta el doble si contiene aceite de hachís, lo cual
según algunos autores puede llevar al síndrome de
abstinencia si se consume entre 10 y 20 días. La
tolerancia está acreditada, siendo cruzada cuando se
consume conjuntamente con opiáceos y alcohol. Respecto a
la dependencia, se considera primordialmente
psíquica.

Los síntomas característicos de la
intoxicación son: ansiedad, irritabilidad, temblores,
insomnios, muy similares a los de las benzodiacepinas. Puede
presentarse en distintas modalidades de consumo, sea en hojas que
se fuman directamente, en resina del arbusto o en aceite
desprendido de éste último. El color de la hoja va
del verde amarillento al marrón oscuro según el
lugar de procedencia.

De la modalidad en que se presente la droga
dependerá su denominación: "marihuana" es
el nombre de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que
después de secarse y ser tratadas pueden fumarse
(también es conocida como "hierba",
"marijuana", "mariguana", "mota",
"mafú", "pasto",
"maría", "monte", "moy",
"café", "chocolate", etc.; en
inglés se la conoce como
: "pot",
"herb", "grass", "weed", "Mary
Jane
", "reefer", "skunk", "boom",
"gangster", "kif", "ganja", etc.); su
efecto es aproximadamente cinco veces menor que el del
hachís. El nombre "hachis", también
conocido como "hashis") deriva de los terribles asesinos
("hashiscins") árabes, que combatieran en las
cruzadas entre los años 1090 y 1256.

El "hachís" se obtiene de la
inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia
resinosa que se presenta en forma de láminas compactas con
un característico olor. La "marihuana" es la
forma más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3 % de delta
THC; la concentración de THC llega al 10 % en el
"hachís", siendo su efecto diverso según
factores como la velocidad con la que se fuma, la duración
de la inhalación, cantidad inhalada, tiempo que el
consumidor retiene la respiración después de
inhalar y el estado anímico del sujeto.

El consumo oral, tanto de "marihuana" como de
"hachís", implica efectos psicológicos
similares a los expresados en la forma fumada pero de mayor
intensidad y duración y con efectos nocivos potenciados.
Terapéuticamente se aconsejó para tratamientos de
insomnio y como sedante para el dolor. También se
prescribió para terapias de patologías nerviosas,
así como para el tratamiento de la tos, temblores en
parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia
sexual que no provenga de enfermedad orgánica. Así
mismo se recomendó como afrodisiaco,
antineurálgico, tranquilizante para
maníaco-depresivo, antihistérico, tónico
cerebral, remedio para el vómito nervioso, epilepsia y
enfermedades nerviosas. Estas recomendaciones fueron
posteriormente desaconsejadas unánimemente por la
medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la
legalización de un fármaco derivado de esta
sustancia para mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este
empleo terapéutico ha creado profundas
polémicas.

En la actualidad, existe acuerdo científico en
que la "marihuana" no puede considerarse medicamento en
ninguna de las formas en que es consumida por los adictos. Al
tratar su posible uso como medicamento, se distingue entre la
marihuana y el THC puro y otros químicos
específicos derivados del cánnabis. La marihuana
pura contiene cientos de químicos, algunos de ellos
sumamente dañinos a la salud. El THC en forma de
píldora para consumo oral (no se fuma) podría
utilizarse en el tratamiento de los efectos colaterales
(náuseas y el vómito) en algunos tratamientos
contra el cáncer.

Otro químico relacionado con el THC
(nabilone) ha sido autorizado por la "Food and Drug
Administration
" (Traducido al Español:
"Administración del alimento y de la droga" de
Estados Unidos para el tratamiento de los enfermos de
cáncer que sufren náuseas. En su forma oral, el THC
también se usa en enfermos de SIDA, porque les ayuda a
comer mejor y mantener su peso. Los científicos estudian
la posibilidad de que el THC y otros químicos relacionados
con la marihuana tengan ciertos valores medicinales. Algunos
piensan que estos químicos se podrían usar en el
tratamiento del dolor severo, pero es necesario tener más
evidencia antes de usarlos para el tratamiento de problemas
médicos. Durante los años sesenta comienza el
consumo casi masivo de esta sustancia así como de otras
alucinógenas como el LSD, peyote, etc. En el mundo de la
música y luego entre la burguesía intelectual
norteamericana cundió la moda de fumar marihuana y
hachís, extendiéndose a Europa Occidental. El
cánnabis fue un signo más del movimiento
contracultural pretendiendo una nueva ideología, dentro de
la burguesía, basada en el pacifismo, el orientalismo, el
amor libre y la vida en la naturaleza. Al principio el consumo
afectó a estudiantes y clases altas y medias, para
después extenderse por todos los estratos sociales,
consumiéndose junto con alcohol y comenzando a crear
problemas sanitarios. A pesar de ser una sustancia ilegal, su
consumo continúa en aumento. Está probada la
relación entre el consumo de esta droga y otras como
alcohol, LSD, cocaína, anfetaminas y opiáceos,
habiéndose probado su función en la escalada a
drogas más peligrosas.

Las modalidades de "marihuana" disponibles a
los jóvenes son más potentes que las que
existían en la década del '60. Ello se debe a que
los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido
realizar cambios a nivel genético en el cánnabis
mediante sofisticados métodos de biotecnología,
resultando en una mayor concentración de THC. La potencia
de la droga se mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que
se encuentra en las muestras de marihuana que confiscan las
agencias policíacas.

El "hachís" (resina gomosa de las flores
de las plantas hembras) tiene un promedio de 3.6 %, pero puede
llegar a tener hasta 28 %. El aceite de hachís, un
líquido resinoso y espeso que se destila del
hachís, tiene un promedio de 16 % de THC, pero puede
llegar a tener hasta 43 %. El THC afecta a las células del
cerebro encargadas de la memoria. Eso hace que la persona tenga
dificultad en recordar eventos recientes (como lo que
sucedió hace algunos minutos), y hace difícil que
pueda aprender mientras se encuentra bajo la influencia de la
droga. Para que una persona pueda aprender y desempeñar
tareas que requieren de más de dos pasos, es necesario que
tenga una capacidad normal de memoria a corto plazo. Estudios
recientes demuestran que la marihuana crea disfunciones mentales
y disminución de la capacidad intelectual en las personas
que la fuman mucho y por muchos años. En un grupo de
fumadores crónicos en Costa Rica, se encontró que
los sujetos tenían mucha dificultad en recordar una corta
lista de palabras (que es una prueba básica de memoria).
Las personas en el estudio también tuvieron gran
dificultad en prestar atención a las pruebas que se les
presentaron.

Es posible que la "marihuana" destruya las
células de ciertas regiones especializadas del cerebro.
Los científicos han observado que cuando se dieron altas
dosis de THC a las ratas de laboratorio, presentaron
pérdida de células cerebrales similares a las que
se encuentran entre los animales ancianos. Los cerebros de ratas
de entre 11 y 12 meses de edad (aproximadamente la mitad de sus
vidas) tenían las características los de animales
ya viejos. Existen serias preocupaciones por sus efectos a largo
plazo sobre la salud. Por ejemplo, un grupo de científicos
de California examinó el estado de salud de 450 fumadores
cotidianos (diarios) de marihuana (que no fumaban tabaco). En
comparación con otras personas no fumadoras, estas
personas tenían más ausencias de trabajo por
enfermedad y más visitas médicas por problemas
respiratorios y otras enfermedades. Los resultados indican que el
uso regular de la marihuana o del THC son factores que provocan
cáncer y problemas en los sistemas respiratorio,
inmunológico y reproductivo.

Estimulantes menores.

Los estimulantes menores estimulan la actividad
cerebral. Los efectos secundarios más negativos
son:

La nicotina: es un compuesto orgánico,
un alcaloide encontrado principalmente en la planta
del tabaco ("Nicotiana tabacum"), con alta
concentración en sus hojas (constituye cerca del 5% del
peso de la planta y del 3% del peso
del tabaco seco) estando también presente
en otras plantas de la familia Solanácea aunque
de forma marginal (en el rango de
2–7 &µg/kg), como en el caso del tomate,
la berenjena, el pimiento y
la patata. En cantidades aún más
marginales, ha sido encontrado en otras plantas como la coliflor,
la pimienta verde o el té negro. La
"nicotina" debe su nombre a "Jean Nicot",
quien introdujo el tabaco en Francia en 1560. Se sintetiza
en las zonas de mayor actividad de las raíces de las
plantas del tabaco y es trasportada por la savia a las hojas
verdes. El depósito se realiza en forma de sales de
ácidos orgánicos. Es un potente veneno e
incluso se usa en
múltiples insecticidas (fumigantes para
invernaderos). En bajas concentraciones, la sustancia es
un estimulante y es uno de los principales factores de
adicción al tabaco.
Es soluble en agua y polar.

La teofilina: tiene un uso restringido y la podemos
encontrar en los jarabes para el resfriado.

La teobromina: es un componente del cacao. Uno de los
efectos prioritarios es el dolor de cabeza. A mayor
concentración de cacao en el chocolate, mayor cantidad de
teobromina. Si se toma cacao puro, es probable que se produzca
dolor de cabeza. El colacao también lleva teobromina,
mientras que los sucedáneos del chocolate no. Ambas
sustancias, teofilina y teobromina, son
xantinas[14]

La cafeína: una taza de café contiene
entre 100 y 150 mg de cafeína, si la cafeína se
encuentra en forma de té, resulta la mitad de estimulante
(también tiene teína). Las colas también
tienen cafeína (una tercera parte), al igual que las
bebidas energéticas y también podemos encontrar
esta sustancia en pastillas.

La cafeína puede producir adicción e
intoxicación (cafeísmo). Se piensa que el
10% de los consumidores de café tienen cafeísmo.
Las intoxicaciones con cafeína las consideramos como parte
cotidiana. Ocurren cuando se toman más de 250 mg de
cafeína (3 tazas), llegando incluso a una cantidad de 1000
mg (unas 10 tazas) diarias.

La intoxicación por cafeína produce
efectos tales como contracciones musculares serias, incremento
del nivel de activación con agitación psicomotriz,
trastornos en el habla y pensamientos confusos. Dosis más
elevadas a una cantidad de 10 tazas de café lo que
producen son perturbaciones en la sensibilidad (destellos de luz,
silbidos en los oídos). Más de 10.000 mg de
cafeína producen crisis epilépticas e incluso la
muerte por fallo respiratorio.

La cafeína y las xantinas, tienen como efectos
consecuentes la ansiedad y el pánico.

Clasificación según sus
efectos:

? Depresivas: Son aquellas sustancias que
nos tranquilizan y relajan, y que tienen un efecto sedante y
analgésico. Ejemplo: alcohol, morfina, heroína,
sedantes.

? Alucinógenos: Son aquellas
sustancias que pueden alterar las sensaciones
de colores y sonidos. Se presentan como su nombre lo
indica, alucinaciones (ver cosas que no existen), hacer perder el
sentido de la realidad. Ejemplo: la Marihuana, el tabaco, ciertos
tipos de hongos (mescalina, atropina o muscarina); LSD y PCP
(fenilciclina), llamada también "polvo de
ángel
".

? Estimulantes: Son aquellas sustancias que nos
excitan, hay un aumento del impulso de moverse, de hablar y
reduce el hambre y la sed. Ejemplo: Anfetamina, cocaína,
el café, él te, basoko, éxtasis,
mandrax.

Clasificación de acuerdo su
composición:

? Naturales: Por su composición
botánica; p.e. la "marihuana".

? Sintéticas: Origen del desarrollo de
productos químicos; p.e. Extasis, LSD.

? Semi?Sintéticas: Mezcla entre sustancias
químicas y productos naturales; p.e. la cocaína, la
heroína.

Qué consecuencias causan el consumo de
drogas:

? El Síndrome de Abstinencia o
Supresión
: Se presenta cuando la persona
consumidora suspende el consumo de la droga o consume menos
cantidad de la misma.

? Intoxicación por Drogas: En la
intoxicación la persona muestra una serie de
síntomas debido a su reciente consumo, y puede presentar
alteraciones en su comportamiento como agresividad,
alteración de su capacidad de juicio, cambios del estado
de ánimo como lo es el llanto fácil o la
irritabilidad.

? Etapa de Dependencia: Una persona
está en una etapa de dependencia a una droga cuando
presenta una necesidad compulsiva por consumirla y un
patrón repetitivo de auto administración de la
misma. La dependencia a las drogas puede ser leve moderada o
severa de acuerdo a la intensidad de los síntomas y a las
alteraciones que presenta la persona en su persona, en sus
relaciones familiares, sociales y laborales.

Cuando una persona se inicia en el consumo de cualquier
droga se afectan todas sus áreas: Biológica,
psicológica, social y espiritual.

Los problemas que se asocian al consumo de drogas traen
consecuencias en la salud física y mental del individuo,
así como en los diferentes componentes del ámbito
social, a saber: la familia, el trabajo, las finanzas, las
relaciones interpersonales, entre otros.

Las personas dependientes a las drogas sean legales o
ilegales, con frecuencia se ven involucradas en agresiones,
desorden público, conflictos con la ley por tenencia o
consumo de drogas, por accidentes y conductas de riesgo bajo los
efectos de las drogas.

Cuando las personas dependen de las drogas, prefieren
consumir que estar con su familia o sus amigos y se presentan
situaciones de malas relaciones familiares distanciamientos y
ruptura con las amistades.

La persona deja de participar en las actividades
sociales que antes la motivaban, abandonan sus metas y planes,
pierden el interés de crecer como personas, no intentan
resolver en forma constructiva sus problemas y buscan la
solución en la droga.

La persona que consume drogas afecta todo el equilibrio
familiar pues las relaciones son conflictivas hay mentiras,
manipulación, pleitos y violencia doméstica. El
dinero destinado para satisfacer las necesidades básicas
de la familia se utiliza para comprar drogas.

Los problemas económicos que tienen las personas
dependientes agravan su situación porque si no trabajan,
empiezan a vender los enseres de la casa para comprar la droga,
gastan todo el dinero en la compra de droga, y los que tienen
trabajo lo pierden por los incumplimientos y bajo rendimiento
laboral afectando su economía.

Cuando el consumidor está bajo los efectos de la
droga, puede presentar reacciones violentas e incapacidad de
controlar sus impulsos lo cual lo involucra en situaciones
problemáticas y conflictos legales con arrestos por
conductas transgresoras. Además muestran conductas
peligrosas de alto.

¿Cómo reconocer a un
farmacodependiente?

? Alteración de la Voluntad: Es una de las
alteraciones más serias y frecuentes en el
farmacodependiente y está relacionada particularmente al
consumo de la droga. La persona afectada generalmente ha
intentado infinidad de veces dejar el consumo sin poder lograr
este propósito.

? Falta, escasa o ambivalente conciencia de
enfermedad
: Con frecuencia en los primeros estadios de la
enfermedad el farmacodependiente minimiza, justifica o niega
tener problemas con drogas.

Consecuencias Negativas por el uso de las
drogas.

Las alteraciones más frecuentes son a nivel de
carácter, estudio, trabajo, así como a nivel
familiar y social, evidenciándose deterioro en estas
áreas que varían según el tipo de droga, de
la forma de ser de la persona y del estrato socioeconómico
de donde proviene. Con frecuencia la familia se preocupa de estos
cambios, sin percatarse que el consumo de drogas ya se ha
iniciado.

Manifestaciones producidas por la supresión de
la droga y/o el consumo continuo.

En el primer caso se presentan los síntomas de
abstinencia, estos aparecen cuando la persona intenta dejar la
droga, los más frecuentes son angustia,
desesperación, temblores, etc.

En el segundo caso, un consumo prolongado lleva a la
persona a desarrollar tolerancia es decir cada vez se necesita
más droga para conseguir el mismo efecto. Ambas
manifestaciones: la abstinencia y la tolerancia se vinculan con
la dependencia física.

Grados variables de conductas
antisociales.

Aquí se incluyen todas aquellas conductas que van
contra las normas sociales establecidas. La persona para
conseguir droga miente, se torna agresiva, manipula, asalta. Los
valores se pierden, se vuelve irresponsable, irrespetuoso,
llegando incluso a perder el cuidado de su higiene
personal.

Modelos de consumo.

El consumo de sustancias puede responder a los
siguientes patrones:

? Uso: Consumo que no produce consecuencias
negativas en el individuo porque no las utiliza habitualmente o
las cantidades ingeridas son mínimas.

? Hábito: Consumo repetido que, aunque no
implica el incremento de la dosis, sí puede conducir a la
dependencia.

? Abuso: Uso excesivo o inapropiado de una
sustancia.

Los adolescentes, por lo general, que consumen drogas se
mueven entre el uso y el hábito, y no tienen por
qué estar relacionados con el mundo de la marginalidad y
la delincuencia, como ocurría en los años ochenta.
En la actualidad, el consumidor adolescente de drogas consume las
sustancias, más estrechamente relacionada con entornos de
marginalidad social.

El consumo de las drogas es tan antiguo como la
humanidad y siempre han existido drogas asociadas a
la cultura en cada contexto histórico y social.
Hoy en día, el incremento del consumo se relaciona con el
actual modelo social, que promueve el individualismo,
el consumismo, la competitividad, el énfasis en el
placer y la desigualdad socioeconómica, entre otras.
Hogares CREA de Venezuela, (2001) en su investigación
"Etiología y percepción del problema del
consumo de drogas
", establece lo siguiente:

"Las drogas como el tabaco y el alcohol se han
integrado a la cotidianidad y forma parte de la vida de muchos
jóvenes, están ligadas al tiempo de ocio, al baile,
la música, los temas de conversación y los
hábitos.

De acuerdo a lo anteriormente expuesto, se puede
decir que cada vez que un joven recurre a las drogas para
disfrutar de la vida o enfrentarse a sus exigencias, está
limitando la oportunidad de desarrollar sus propios recursos. El
consumo de drogas induce, por otra parte, a comportamientos
descontrolados en los que no se miden los riesgos, ni las
consecuencias de lo que se está haciendo, muchas veces
dejándose llevar por los amigos, vecinos, o por los
problemas personales que lo agobian. El ambiente en que se mueve
la persona también es decisivo a la hora de consumir
drogas. Existen ambientes en los que estas sustancias gozan de
prestigio social, está bien visto tomarlas, se asocian al
ocio y a la diversión, están de moda y,
todo ello, facilita su consumo.
La información que circula en estos ambientes
suele estar sesgada de forma que se minimizan los riesgos y se
exageran sus ventajas. Se conoce además, que determinados
ambientes conflictivos o marginales repercuten directamente en el
inicio del consumo de drogas
"[15].

Según Alianza para una Venezuela sin Drogas
(2000): "Nuestros niños, niñas y jóvenes
de los sectores populares vienen a la escuela cargados de
experiencias frustrantes. Vivir en familias desintegradas, donde
se presentan innumerables casos de atropello; la descarga
continua de la televisión aunada a la
imposibilidad de cumplir con las expectativas de consumo que ella
ofrece,
(…)"[16].

Visto de esta forma, lo anterior permite deducir que,
cada vez más, el mundo de las drogas está al
alcance de los jóvenes y muchos son los factores de riesgo
que los tornan vulnerables, como la falta
de educación y de información adecuada
sobre los efectos de los estupefacientes. También influyen
negativamente la desunión de la familia y la falta
de diálogo entre padres e hijos, así como
los entornos sociales, los mensajes distorsivos emitidos por
los medios de comunicación (sobre
todo, la televisión), la deserción
escolar y la falta de trabajo, entre muchos
otros.

Por lo tanto, es fundamental que los jóvenes
reciban orientación no sólo sobre
el daño que causan las drogas, sino
también sobre su capacidad y su derecho para rehusarse a
consumirlas. Será necesario, entonces, fortalecer
su autoestima, el sentido del bien común,
el valor del cuerpo y el espíritu sanos
para poder enfrentar con éxito los
retos, problemas y riesgos que se les pueden presentar a lo largo
de sus vidas.

Siendo las cosas así, resulta claro que, las
consecuencias de las adicciones a las drogas y a otras
sustancias legales e ilegales deben hacer recapacitar sobre la
necesidad de emprender un esfuerzo conjunto para poner
de relieve su gravedad. Todos los actores de la
sociedad deben asumir esta responsabilidad con absoluta
claridad y firmeza y el compromiso de estimular los
valores que engrandecen al ser humano, no los vicios que lo
degradan y dañan.

Es de hacer notar que, estas son las causas que se
manejan a través de la historia, que tienen
relación con el consumo de drogas y que para la humanidad
ha generado innumerables consecuencias, según estas
investigaciones de no tratarse de manera preventiva
seguirá aumentando el número de
consumidores.

Modelo Evolutivo del Consumo de
Drogas.

Basada en la hipótesis de la escalada y
planteada por primera vez en los años 50, fue desarrollada
por Kandel (2002), desde una aproximación
psicosocial, este autor considera que la implicación en el
uso de sustancias pasa necesariamente por diferentes etapas o
fases. Los adolescentes progresan generalmente de forma
secuencial desde la cerveza o el vino a licores
más fuertes y a los cigarrillos y, de ahí, a la
marihuana y al cannabis, hasta llegar a otras drogas ilegales de
mayor poder adictivo. No obstante, es importante señalar
que un consumo temprano no conduce necesariamente al consumo en
etapas posteriores, aunque sí parece que el uso de
sustancias en una etapa es muy improbable sin el consumo en una
etapa anterior. El autor además propone que existen
predictores específicos para según qué tipo
de sustancias, lo que puede facilitar la adecuación de los
programas preventivos[17]

Así pues, en el consumo de alcohol es necesario
atender a la participación precoz en conductas desviadas y
al uso de tabaco, cerveza y vino; en el consumo de marihuana, al
conjunto de creencias y valores favorables hacia su uso y la
asociación con grupos de iguales consumidores y,
finalmente, en el caso del consumo de drogas como la
heroína o la cocaína, es preciso tener en cuenta
aspectos antecedentes como la existencia de relaciones
insatisfactorias con los padres, sentimientos
de depresión, consumo severo de marihuana, presencia
de actitudes no convencionales y
la exposición al consumo de drogas por parte de
los iguales.

De acuerdo con la teoría presentada, parece
concluyente que las drogas legales son la puerta de
entrada hacia el consumo de drogas ilegales. Aunque no se
produzca esta secuencia en todos los sujetos por igual, en
términos probabilístico el consumo de una sustancia
en una fase, incrementa la posibilidad de pasar a la siguiente
fase de consumo. Asimismo, en este modelo también se
relaciona el consumo o no de drogas ilegales con dos elementos
básicos: la familia y el grupo de iguales, sin olvidar
otros factores como las características personales. Al
parecer este modelo ha sido de gran utilidad en varios estudios
de seguimiento y el patrón
de evolución propuesto presenta un gran nivel de
generalización, por lo tanto se considera pertinente para
el estudio presentado, además que enfoca la influencia de
la familia y del grupo que rodea a la persona
afectada.

Enfoques Psicosociales.

Las aproximaciones psicosociales son más
complejas que los enfoques tradicionales y dirigen sus
actuaciones a los factores psicológicos y sociales que
median en el uso de drogas. Concretamente, sus estrategias van
encaminadas al entrenamiento de las habilidades de
afrontamiento de los jóvenes, con el fin de que puedan
resistir las influencias y las presiones sociales hacia el uso de
drogas. Dentro de este enfoque Baldivieso y
Perotto, (2003), distinguen dos grandes tipos de
programas: aquellos que tienen como objetivo el fomento
de habilidades de afrontamiento específicas para el
consumo y aquellos que llevan a cabo un entrenamiento en
habilidades generales de manejo
cotidiano[18]

Los enfoques psicosociales tienen una serie de
diferencias con respecto a los planteamientos tradicionales
mencionados: primero, se basan en una comprensión
más amplia y completa de las causas del abuso de
sustancias entre los adolescentes; segundo, se sustentan en
teorías reconocidas sobre la conducta
humana (ej. teoría del aprendizaje social);
tercero,
utilizan técnicas cuya eficacia ha
sido probada empíricamente; cuarto, los estudios
de evaluación muestran un mayor rigor
metodológico y se utilizan diseños de
investigación más útiles. Por todo ello,
este tipo de enfoques supone un gran avance hacia una
prevención eficaz al superar muchos de los condicionantes
de los planteamientos anteriores.

Revisando la literatura existente sobre
prevención psicosocial, se observa que la mayoría
de los programas se encuentran orientados al consumo de tabaco.
Ello es debido a que en la sociedad es la droga más
comúnmente extendida, además de suponer uno de los
primeros pasos en el fenómeno de escalada que explica la
posterior implicación en otro tipo de sustancias
adictivas. No obstante, investigaciones más recientes se
han centrado, también, en analizar el impacto de este tipo
de intervenciones en la prevención del consumo de alcohol
y otras drogas.

Posibles causas de consumo de drogas.

? Curiosidad.

? Afirmar su independencia

? Atracción de hacer algo prohibido

? Graves problemas familiares

? Estar a la moda

? Información insuficiente o mal
concebida.

Cuáles son las consecuencias del consumo de
drogas?.

? De tipo
fisiológico: 
Aceleración del ritmo
cardíaco, alta tensión sanguínea, temblores,
dilatación de pupilas, contracción de
los músculos, potenciación muscular,
pérdida del apetito, agresividad, convulsiones, falta de
apetito.

? De tipo
psicológicos: 
Elevación del humor,
euforia, puede presentar manías persecutorias lo que unido
a la agresividad, que desarrolla su potencia muscular,
lo hace muy peligroso, produciendo a grandes dosis alucinaciones
y delirios paranoicos.

  • USO DEL ALCOHOL.

Según la Organización Mundial de la
Salud:
Definiciones.-

? Alcohólico: Bebedor de alcohol en tal
grado de dependencia que manifiesta alteraciones notables de su
salud, física y psíquica, con interferencias en sus
relaciones interpersonales.

? Alcoholismo: Enfermedad crónica y
progresiva caracterizada por la dependencia del alcohol, con
pérdida del control sobre el beber.

La sociedad no sólo permite sino que muchas veces
estimula el uso del alcohol. Con excepción de las
comunidades que lo prohíben por motivos religiosos, el
alcohol circula libremente, y su venta y consumo están
sólo prohibidos a los menores de edad; ningún
adulto necesita un permiso especial para beber.

Desde luego que hay una diferencia obvia entre beber
normalmente y emborracharse. Para llegar a la intoxicación
se necesita ingerir una determinada cantidad en un determinado
lapso, que dependerá de factores personales (edad, sexo,
metabolismo), clase de bebida, mezclas, y hasta circunstancias de
tiempo y lugar. De todas formas, es fácil detectar la
diferencia entre un bebedor social y aquél que bebe
excesivamente.

El alcohol es un excelente comunicador social. Tomado
con moderación, distiende y desinhibe a la gente. Nos
resulta difícil, por ejemplo, imaginar un casamiento o una
divertida fiesta de cumpleaños tomando jugo de naranja.
Reunirse con amigos requiere unas copas, sobre todo en el
festejo; el brindis rubrica viejas amistades, es un buen augurio
para las nuevas, cierra un buen negocio y es un símbolo de
prosperidad y salud, al punto que se lo celebra habitualmente con
esta última palabra.

Sin embargo, el alcohol puede resultar un arma de doble
filo, tanto individual como socialmente. Es común
enterarse por los medios que algunas fiestas terminan en tragedia
a causa de la "mala bebida", una eufemística
expresión para aludir a la borrachera. Ocurre que la misma
clase de bebida, tomada en idéntica cantidad, produce
efectos diferentes según las características
personales que señalamos más arriba. Y este simple
hecho nos lleva directamente a la pregunta crucial:

¿Cómo saber quién es
alcohólico?

La respuesta no es fácil debido a la existencia
de algunos conceptos erróneos, muchos prejuicios y
bastante falta de conocimiento. Por otra parte, alrededor del
tema se mueven intereses familiares e incluso sociales, y la
negación del hecho no existe sólo por parte de su
protagonista: a veces los parientes se niegan a reconocer que
tienen en la familia a un "vicioso".

La actitud general ante el problema oscila entre una
crítica despiadada y una comprensión benevolente: o
bien los borrachos son degenerados que deberían estar en
la cárcel o el manicomio, o bien son cómicos que en
realidad no le hacen daño a nadie y lo mejor es no darles
tanta importancia. Ambas actitudes soslayan el núcleo del
problema.

En primer lugar, es indispensable definir y enfocar el
tema en forma apropiada. No todos los que beben en exceso son
alcohólicos, e incluso hay diversas formas y tipos de
alcoholismo y alcohólicos. Lo que los hechos parecen 
confirmar es que los alcohólicos son aquellos que beben
con culpa, generalmente inconsciente. Suelen dar explicaciones,
como que beben para mitigar el excesivo calor o el frío, o
para calmarse luego de un supuesto disgusto que acaban de tener,
o para aplacar su sed. Difícilmente admiten que beben
porque les gusta, y explican cuando nadie les pide que expliquen
nada.

Hay que referirse primero a las personas abstemias,
aquellas que por razones de preferencia, religión, cultura
o principios personales no beben alcohol. Luego están
quienes beben moderadamente, y aunque se emborrachen en alguna
ocasión especial deben ser considerados como bebedores
sociales. Quienes beben con mucha frecuencia y en cantidades
inmoderadas pueden ser llamados bebedores excesivos, y en
sucesivas etapas bebedores problema. Muchos de ellos
tendrían que reconocer que se encuentran al borde del
abismo: de allí al alcoholismo hay apenas un
paso.

Un alcohólico, entonces, podría definirse
como la persona que padece el ansia irrefrenable de beber y no
tiene la posibilidad de abstenerse, es decir, que una vez que
inicia la ingesta no puede detenerse aunque se lo proponga. Esto
puede llegar a estar vinculado a una posible
predisposición genética. Pero lo peor está
señalado por la imposibilidad de abstenerse: si la persona
pasa un período de abstinencia, llega un momento en que no
puede mantenerse por más tiempo sin beber; ineludiblemente
reincide en la bebida, y una vez que la prueba sólo se
detendrá cuando rompa el nivel de tolerancia
física.

También hay personas que, sin llegar a esos
extremos, tienen una dependencia psicológica con el
alcohol: los denominados adictos al alcohol. En este caso, la
terminología es equivalente, dependientes o adictos no
pueden dejar el alcohol en forma espontánea, carecen de
fuerza de voluntad para hacerlo. Otro caso es el de aquellos que
llegan a una etapa en la cual su mente y su físico han
acusado severos daños, y los efectos del alcohol subsisten
aun cuando no continúen bebiendo. Se los denomina
alcohólicos crónicos.

En Estados Unidos, el Consejo Nacional de Alcoholismo
define esta adicción como "una enfermedad crónica,
progresiva y potencialmente fatal". Se caracteriza por la
tolerancia y dependencia física, o cambios
orgánicos patológicos, o ambos, consecuencia
directa o indirecta del alcohol ingerido."

Los límites entre un bebedor social, un bebedor
excesivo y un alcohólico no resultan delineados con
demasiada precisión. Es importante señalar que la
imagen popular hace del alcohólico un vagabundo que vive
abajo de un puente, y de hecho, sólo un ínfimo
porcentaje de alcohólicos llega a estos extremos. Es
necesario saber que hay alcohólicos que viven en medio de
nosotros, trabajan ?hasta donde pueden y con un rendimiento cada
vez menos eficaz? y a veces hasta forman parte de nuestras
amistades o incluso de nuestras familias.

Causas.

El alcoholismo, como casi todas las adicciones, reconoce
tres causas básicas: personales, sociales y familiares. A
su vez, las primeras pueden subdividirse en psicológicas y
físicas. Desde luego, esta división es
esquemática y sirve para encuadrar el problema, sin
perjuicio de que pueda haber una influencia recíproca
entre dos o más causas.

¿Existe una personalidad
alcohólica?

Ante todo, es necesario aclarar que el alcoholismo es
siempre un síntoma de diversos trastornos de la
personalidad. Sin perjuicio de esto, y bajo determinadas
condiciones, constituye en sí una grave enfermedad
física y mental, lo que no impide que sea siempre un
síntoma. El tema merece algunas reflexiones porque ha sido
motivo de controversia.

Una úlcera gástrica, por ejemplo,
será siempre un trastorno físico del aparato
digestivo. Pero bajo ciertas condiciones puede ser además
el síntoma de problemas psicológicos. En definitiva
se trata de dos puntos de vista que no se excluyen: el
gastroenterólogo y el psicólogo enfocan el asunto
desde puntos de vista diversos, y no se contradicen sino que se
complementan.

En los grupos de Alcohólicos Anónimos es
usual la confluencia de extremas personalidades y las más
variadas profesiones. Este simple hecho estaría indicando
que el alcoholismo no hace diferencias sociales,
económicas o intelectuales. Pero, igualmente es posible
encontrar algunos denominadores comunes, haciendo dos salvedades:
muchos alcohólicos no encajan con exactitud en los tipos
que pasamos a describir y muchas personas que no responden a
estas características pueden volverse
alcohólicas.

El tipo de personalidad inmadura.

La inmadurez de la personalidad se produce cuando alguno
de sus aspectos es interrumpido en su desarrollo. Hay personas
que no son capaces de iniciar una vida adulta independiente, y
con el paso del tiempo siguen viviendo en la casa paterna. Otra
gente logra "despegar", pero no está en
condiciones de tomar decisiones propias y recurre constantemente
al consejo del padre/ madre, sigue dependiendo
económicamente de ellos y si forma una pareja encuentra
dificultades para llevarla adelante. Aun cuando sean
intrínsecamente valiosas, estas personas no desarrollan
una vida productiva y se refugian en melancólicos
recuerdos, añorando aquello que esperaban ser y nunca
fueron.

Por lo general fueron niños que no tuvieron sus
necesidades afectivas satisfechas, y se han detenido en el tiempo
a la espera de una especie de indemnización. Por
algún motivo "descubren" el alcohol y se van
introduciendo en la botella como una manera eficaz de paralizar
su crecimiento, aunque desde luego no puedan tomar conciencia del
hecho. Es común que desarrollen una relación
edípica con la madre. No es casual que el lenguaje popular
y cotidiano se refiera a los borrachos como "mamados" y
a la borrachera como "mamúa". Y esta peculiaridad no es
exclusiva de los varones. Muchas mujeres alcohólicas
casadas no pueden prescindir del prestigio y la reverencia que
confieren en su vida a la figura materna, que a veces llega a
interferir pesadamente en su relación
matrimonial.

Para esta clase de personas el presente no es más
que una prolongación del pasado, y las circunstancias
actuales son vividas como en una nebulosa. Lo que importa es
mantener vivo ese pasado, y nada ni nadie tendrá el poder
de desplazarlo. Pero, como la realidad cotidiana las abruma, se
refugian en el alcohol para ocultarla y poder así
regodearse en sus recuerdos, o más precisamente en lo que
creen recordar; suele haber en su memoria una considerable dosis
de fantasía. Si la realidad les impide o dificulta
rescatarla, allí está la botella para ayudarles a
evocar.

Los desajustes sexuales.

Muchos alcohólicos experimentan diversos tipos de
trastornos sexuales. El más común es la impotencia
masculina. Desde luego que una prolongada ingesta
alcohólica la provoca directamente, pero aquí se
trata de la impotencia previa al alcoholismo. Es más
frecuente de lo que se supone, porque casi nadie está
dispuesto a ventilar este problema.

Otros alcohólicos no pueden satisfacer su impulso
sexual porque se encuentran inhibidos frente al sexo opuesto, y
se desinhiben recurriendo al alcohol. La mayoría de ellos
tiene una imagen distorsionada de la relación sexual,
considerándola impura o bien idealizándola a un
grado de solemne irrealidad. Estas racionalizaciones sirven para
disfrazar el temor a no poder realizar el acto sexual con
normalidad.

Por otro lado están los alcohólicos que
tienen una sexualidad desviada de uno de sus fines, la
reproducción, o aquellos que no disfrutan con el acto
sexual en sí sino con un conjunto de acciones y objetos
que lo rodean, y sin los cuales no pueden llevarlo a cabo. En
estas categorías se encuentran los homosexuales de ambos
sexos, los sadomasoquistas y los llamados voyeurs o mirones.
Muchos de ellos recurren al alcohol para aliviarse de la
vergüenza, o bien suponen que la bebida les ayudará a
cambiar su conducta sexual. Pero también es común
que muchos alcohólicos caigan en la adicción como
consecuencia de haber reprimido fuertemente sus tendencias
sexuales, y al desinhibirse con la bebida se atrevan a
desahogarlas.

El tipo de personalidad
auto?tolerante.

Cuando un niño es sobreprotegido pierde la
posibilidad de tomar iniciativas, y a la larga puede convertirse
en un pusilánime. Al llegar a la edad adulta
seguirá esperando que los demás decidan por
él, tendrá temor a cualquier persona o
situación que pueda traerle problemas, y en general no
sabrá manejarse socialmente. Como consecuencia de la
educación recibida tendrá hacia su persona una
excesiva indulgencia, y será escasa su capacidad para
aceptar frustraciones. Estos alcohólicos manifiestan una
constante ansiedad oral, y su necesidad de succionar es
permanente. Suelen requerir atención continua, y recurren
al alcohol porque es algo que los gratifica y no se les niega,
está siempre a mano. Su necesidad de buscar y encontrar
placer se aplaca temporalmente con la bebida, y experimentan un
gran gusto al consumirla. No beben para buscar un efecto, como
otros alcohólicos que incluso sienten rechazo
físico hacia el alcohol, sino que disfrutan cada trago.
Terminan pareciéndose a niños embelesados con su
juguete, y mientras no les prohíban beber no suelen
entrometerse con nadie.

El tipo de personalidad auto?agresiva.

A muchos niños se los obliga a reprimir sus
sentimientos, y cuando son agredidos deben cuidarse de
reaccionar. Se los fuerza a contenerse a toda costa, lo que sin
duda fomenta que los normales impulsos agresivos se vuelvan
contra ellos mismos. En su vida adulta tienen temor de expresar
su ira, y generalmente son personas que se dejan dominar por un
jefe o por su propia pareja. Aunque a veces se atrevan a
manifestar su disconformidad, tarde o temprano se auto
inculparán por haberlo hecho. Al dominar su agresividad,
se produce un malestar que se alivia con la bebida; y
además obtienen un beneficio secundario, ya que el alcohol
les permite exteriorizar lo que reprimen. Tienen borracheras
agresivas, lo que les llenará luego de culpa; y
volverán al alcohol para aliviarse de ella.

La personalidad auto?suficiente.

Muchos niños "malcriados", excesivamente
consentidos, tienden a desarrollar fantasías de
omnipotencia. Al ir creciendo reciben de la sociedad los frenos
que no supieron ponerles en el hogar. Comprueban con dolor y
ensañamiento que no son omnipotentes, y es común
que ya en la adolescencia descubran en el alcohol la grandiosidad
y la arrogancia que la sociedad se niega a reconocerles. Muchos
intelectuales recurren al alcohol para dar curso libre a su
fantasía creativa, y si al cabo del tiempo quedan
atrapados en la adicción es muy difícil que lo
admitan porque al final ya no tienen capacidad para imaginar
nada, pero el alcohol les sigue procurando esa mágica
sensación de ser superiores a todos los
demás.

Estos "tipos" o "contornos" son los
más notorios entre los alcohólicos, pero es
necesario reiterar que existen individuos que no se ajustan a
ellos a pesar de ser alcohólicos. Otros, en cambio,
pertenecen a esta tipología pero no tienen problemas con
la bebida. También es importante señalar que estos
perfiles no se excluyen entre sí. Hay alcohólicos,
por ejemplo, que a su notoria inmadurez agregan trastornos
sexuales y una gran tolerancia y conmiseración hacia su
persona. Otros no tienen problemas sexuales pero se manifiestan
ostensiblemente autosuficientes, y de la inmadurez no escapa
prácticamente ningún alcohólico.

Desde luego que estos "tipos" son observables
en alcohólicos que aún conservan su mente y su
físico medianamente en condiciones, pues el deterioro
mental distorsiona por completo la personalidad y hace imposible
cualquier estudio serio al respecto. En las últimas etapas
del alcoholismo, previas a la muerte, ya ninguna
disquisición es válida.

¿El alcoholismo es hereditario?

Alrededor de 1935, algunos médicos comenzaron a
investigar una posible herencia genética en
alcohólicos crónicos, basándose en que sus
conductas parecían exceder la hipótesis de un mero
síntoma. El doctor William D. Silkworth, uno de
los médicos que más colaboró en la
fundación de Alcohólicos Anónimos,
escribió al respecto: "Hay muchas situaciones que
surgen de este fenómeno de la desesperación
alcohólica, que hace que los hombres hagan el sacrificio
supremo de sus vidas antes que continuar en la
lucha
"[19].

La clasificación de los alcohólicos
resulta muy difícil. Desde luego, existen los
psicópatas que son seres emocionalmente inestables. Son
los que siempre nos dicen que no volverán a tomarse un
trago y encubren su arrepentimiento haciendo infinidad de
resoluciones, pero nunca toman una determinación. Tenemos
el tipo de hombre que no está dispuesto a admitir que no
puede tomar ni una copa, y que planea distintos modos de beber:
cambia de marca y muda de ambiente. Existe el que cree que
después de permanecer sin beber licor por cierto
período de tiempo, puede tomarse algunas copas sin
peligro. Y existe el tipo maníaco-depresivo, que es tal
vez al que menos comprendan los amigos. Pero, también
existen tipos enteramente normales en todos los órdenes,
excepto en cuanto al efecto que el alcohol produce en ellos.
Muchas veces se trata de personas aptas, inteligentes y
amigables.

Todos estos tipos, y muchos otros, tienen un
síntoma en común: no pueden comenzar a beber sin
que se desarrolle en ellos el fenómeno de la
desesperación por el ansia desenfrenada de más
alcohol. De acuerdo a esta concepción, los
alcohólicos serían individuos cuyo organismo les
impide metabolizar correctamente el alcohol. Con el paso del
tiempo irían adquiriendo una anormal tolerancia y no
podrían detenerse hasta rebasarla.

Se han postulado factores endocrinos y de
nutrición. Se supone que ciertos alcohólicos
carecen de un factor necesario para el metabolismo, pero
aún no se ha probado que esto sea así. Otra
teoría sostiene que los alcohólicos poseen una
anormalidad enzimática que deteriora el metabolismo de
algunas sustancias, creando un aumento de su necesidad y
estableciendo así un modelo metabólico que
predispone al alcoholismo. Si bien esto se ha comprobado en
muchos bebedores, se parte de la teoría de una posible
causa, cuando bien puede tratarse de una consecuencia de la
prolongada ingesta alcohólica.

De todas maneras, el alcoholismo puede heredarse de una
manera bastante complicada. Los hijos de alcohólicos
están mucho más predispuestos que otros a esta
adicción. Todavía no se sabe si la tendencia al
alcohol puede heredarse genéticamente o si se transmite
por el medio social y cultural en el que el niño se
desarrolla. Hay estudios que han comprobado que los hijos de
alcohólicos, adoptados enseguida de nacer por padres no
alcohólicos, están más predispuestos al
alcoholismo que los hijos de no alcohólicos adoptados en
las mismas circunstancias. Recíprocamente, hijos de no
alcohólicos adoptados por alcohólicos, corren un
riesgo cinco veces menor que los primeros. Es por eso que, se
supone que los factores del ámbito familiar, cultural y
social no son los únicos que inciden en el
alcoholismo.

El ámbito familiar.

El mayor factor de riesgo reside quizá en los
hogares donde el alcohol circula libremente y donde uno o
más adultos suele excederse a menudo, aun cuando no sea
alcohólico. Hijos varones de padres alcohólicos han
manifestado que comenzaron a beber como una forma de comunicarse
con un padre ausente; era su manera de tratar de entenderlo,
identificarse con su hábito. En una familia donde el
alcohol está presente en cualquier circunstancia el riesgo
de alcoholismo es obviamente mayor. Pero también puede
resultar peligrosa la actitud contraria. Hay familias en las que
el alcohol es equivalente a una mala palabra, sea por motivos
religiosos o por prejuicios sociales. Un adolescente rebelde
puede sentirse paradójicamente incitado a la bebida,
uniendo su rebelión al placer de lo prohibido. En
cualquier caso, lo más apropiado será un justo
límite, sin convertir al alcohol en un tabú, dos
extremos desaconsejables. Más allá de posibles
causas genéticas, el alcoholismo de un progenitor pone a
los hijos en alto riesgo.

¿Una sociedad
alcohólica?

La incitación a beber no es sólo
explícita. De hecho, las oportunidades para hacerlo son
múltiples. El precio cada vez más accesible fomenta
el consumo masivo. Muchos adolescentes se inician en el alcohol
para no ser menos que algunos miembros de su grupo, o porque sus
"ídolos" de la música o el deporte, lejos
de desdeñarlo lo aprueban con
ostentación.

La actitud cultural hacia el alcohol es una muy
importante causa, que actúa por debajo y en apoyo de la
publicidad. En sociedades machistas como la nuestra, "beber
es cosa de hombres
", lo que no impide que cada vez
más mujeres se vuelvan adictas, acaso por algún
resabio de competencia.

Las causas y las consecuencias del alcoholismo terminan
entrelazándose y formando un entramado difícil de
desarmar. Si se comienza a beber todos los días, se
adquiere una dependencia, y esta dependencia lleva
inexorablemente al abuso cotidiano. Si se producen daños
físicos, el bebedor se siente cada vez más
vulnerable y reincide con mayor frecuencia y empeño. Si
como consecuencia de beber en exceso se experimenta un rechazo
social, se insiste en la bebida como una forma de
desahogo.

Factores de Riesgo.

Antecedentes familiares de alcoholismo o uso inmoderado
del alcohol.

? Presión social

? Hábitos de esparcimientos asociados al consumo
de alcohol

? Sentimientos de inseguridad o baja
autoestima

? Problemas familiares

? Problemas de bajo rendimiento escolar

? Inmadurez para la solución de
problemas

? Falta de ideales y propósito en la
vida.

Etapas.

Como todas las enfermedades, el alcoholismo es
progresivo. En la mayoría de los casos esta
progresión es lenta y puede demorar años antes de
desencadenarse. El doctor E. M. Jellinek, del Consejo
Argentino de Alcoholismo (CADA) distingue cuatro fases en su
desarrollo[20]

? Fase pre?alcohólica: Se comienza por
recurrir al alcohol como un medio de obtener el alivio y la
desinhibición frente a ciertas tensiones internas. El
aficionado comienza a beber regularmente, sin caer en el exceso.
Con su conducta no interfiere en la vida de nadie, simplemente ha
descubierto un tranquilizante que lo ayuda a sobrellevar sus
dificultades. Ocurre que, sin darse cuenta, aumentan las enzimas
que produce el hígado para metabolizar el alcohol, de
manera que la misma cantidad es metabolizada más
rápidamente y por lo tanto produce un menor efecto; se
vuelve necesario aumentar la dosis para obtener el mismo efecto,
creciendo así la tolerancia a la bebida.

? Fase prodrómica[21]Esta
fase es exclusivamente sintomática y señala el
comienzo de lo que podría llamarse "carrera
alcohólica
". Es entonces cuando las borracheras se
vuelven frecuentes y aparecen las "lagunas"; el
alcohólico puede cometer una serie de actos de los que al
día siguiente no tiene el menor recuerdo. El bebedor suele
tomar a escondidas, en su afán por disimular ante los
demás su creciente necesidad de alcohol. Se preocupa por
la posible falta de alcohol en ocasión de cualquier
festejo. Empieza a rondarlo el ansia irrefrenable de beber, y
aparece una sensación de culpa por su forma de hacerlo;
entonces bebe más para evitar la culpa. Evita las
conversaciones que se refieren al alcohol, y se siente aludido en
ellas. Se siente obligado a justificarse por su manera de beber,
dando explicaciones que habitualmente no le piden; y si se las
piden se siente profundamente ofendido. Al final de esta etapa
aumentan las "lagunas" debido al creciente deterioro del
sistema nervioso. El alcohólico alcanza todavía a
controlar la compulsión, y es entonces cuando las medidas
preventivas pueden aún encauzarlo. La fase puede durar
entre seis meses y cinco años aproximadamente, dependiendo
de la constitución física, el nivel cultural y los
principios éticos de cada uno. Hay que señalar que
algunos alcohólicos se "saltan" esta etapa, pasando
directamente de la fase pre-alcohólica a la fase
crítica.

? Fase crítica: En esta etapa se
desarrolla la enfermedad propiamente dicha, comenzando por una
efectiva pérdida de control con respecto a la bebida. Por
más que se lo proponga, el alcohólico está
incapacitado para medir lo que bebe. El ansia irrefrenable de
beber se instala en el centro de su vida y bebe sobre todo para
escapar de una realidad que se vuelve cada vez más
complicada e insufrible. Suele ser una época de pruebas
(no tomar determinados días, no mezclar bebidas) que
pueden durar un breve lapso pero que a la larga resultan
infructuosas. Se comienza a sospechar con verdadero terror que la
fuerza de voluntad no sirve. Como le cuesta razonar prefiere
racionalizar; es decir, convertir las excusas en
"razones". Estas resultan indispensables para justificar
sus borracheras y librarse de la consiguiente culpa. Se miente a
sí mismo y a veces logra que le crean o que finjan
creerle, lo que lo estimula a seguir haciéndolo. Pelea
desesperadamente por defender sus pretextos y una posición
que se desmorona frente a la familia o en el ámbito de su
trabajo. Ante el fracaso de las pruebas para controlarse comienza
a prometer que no beberá nunca más, ni una sola
gota. Esta promesa puede durar un tiempo, pero si no hace un
tratamiento la existencia se le vuelve todavía más
insoportable, y termina reincidiendo de la misma o aún
peor manera compulsiva y autodestructiva. Para escapar de su baja
autoestima y hasta del desprecio ajeno elabora fantasías
de grandiosa arrogancia, jugando a sentirse alguien muy superior
al común de los mortales. Suele volverse agresivo,
proyectando sus sentimientos de culpa en los demás, pero
el remordimiento no lo abandona tan fácilmente y puede
caer en la auto conmiseración y el llanto persistente.
Pierde el interés por las actividades que antes lo
entusiasmaban o distraían, y el alcohol parece
monopolizarlo todo. Hay un evidente deterioro de las amistades,
la salud física y mental está seriamente
comprometida, y muchos alcohólicos han tenido en esta
etapa su primera internación clínica o
psiquiátrica. También es común que se
experimente una disminución del impulso sexual, y suelen
aparecer los celos irracionales. Se requiere alcohol al
despertarse, para calmar los temblores. Ya no hay horarios o
lugares, y se bebe a cualquier hora y en cualquier
parte.

? Fase crónica: El alcohol se convierte en
una necesidad imperiosa y constante y, al disminuir la cantidad
de enzimas para metabolizarlo, baja la curva de tolerancia y con
cantidades menores se sufre el mismo efecto, cayendo en un estado
de embotamiento continuo, sin perjuicio de momentos de
embriaguez. Las defensas orgánicas se reducen a su
mínima expresión y se acusa un pronunciado
deterioro ético, incurriendo en conductas ostensiblemente
antisociales. Son frecuentes los trastornos mentales y, por
último, se llega en muchos casos a la cárcel o a la
hospitalización definitiva. La muerte es casi siempre
prematura, y ocurre por diversas enfermedades concomitantes o por
suicidio.

Efectos y consecuencias.

Los efectos dañinos del alcoholismo son mucho
más variados y graves de lo que a primera vista pueda
suponerse. Las consecuencias no son sólo padecidas por los
alcohólicos; también las familias y la sociedad
suelen pagar un alto precio por una adicción que directa o
indirectamente fomentaron y las involucra.

Daños sobre el físico y la
mente
.

La primera consecuencia perjudicial que se experimenta
es la desnutrición. Ya sea por motivos económicos u
otras circunstancias, los alcohólicos se alimentan
deficientemente. Sienten un particular rechazo por los dulces y
atienden prioritariamente a tener cubierta su cuota diaria de
alcohol. Comen en forma cada vez más esporádica, y
a la falta de proteínas hay que agregar la escasez de
vitaminas (especialmente la B), lo que les acarrea fragilidad
vascular y neuritis periférica El hambre se disimula por
el constante incremento de calorías alcohólicas, el
estómago se inflama y dilata y es común que se
produzcan graves desarreglos en el metabolismo. El hígado
altera su funcionamiento y puede llegarse a la cirrosis, un
endurecimiento de los tejidos que produce la muerte.
También son comunes la gastritis, la menos grave de todas
las afecciones alcohólicas, y la inflamación del
páncreas.

La neuritis periférica se produce como
consecuencia de la desnutrición, y el sistema nervioso se
deteriora, en particular aquellos nervios que parten de la
columna vertebral hasta las extremidades. Se comienza con una
sensación de hormigueo en pies y manos, y puede llegarse
al entumecimiento total. También son afectados los nervios
que van a la piel, de modo que la persona pierde el sentido del
tacto. En etapas avanzadas se llega a caminar con extrema
dificultad, y puede ser necesario un prolongado tratamiento en
cama, ya que la recuperación es particularmente
lenta.

La deficiente dosis de vitamina B en el organismo puede
producir también graves trastornos de la memoria, que se
conocen como el "síndrome de
Korsakov
"[22]. Se trata de un fenómeno
que se manifiesta en forma de amnesia, donde los sucesos
más o menos remotos se recuerdan con toda claridad pero en
cambio se olvida todo lo ocurrido recientemente. Luego de una
agitación con señales de confusión que puede
durar varios días, el paciente se calma y parece volver a
la normalidad. Es capaz de razonar con claridad, pero si se
profundiza en la conversación se descubre que el paciente
no puede recordar nada de lo que ocurre a su alrededor. Su
memoria, en cambio, tendrá almacenado en perfecto orden
todo lo que sucedió antes de la enfermedad. Quizá
como consecuencia de la pérdida de la memoria inmediata la
inteligencia sufre un progresivo deterioro, y el paciente
tratará de llenar esa falla confabulando historias para
disimularla. Si bien es imposible revertir por completo este
síndrome, con una adecuada medicación puede
recuperarse parcialmente la memoria. Otra enfermedad concomitante
es la llamada encefalopatía de
"Wernicke"[23]. El paciente manifiesta
una tendencia a la dispersión, y aunque conserva plena
conciencia responde a las preguntas con mucha lentitud. A veces
también tiene pérdida de memoria, y pierde con
facilidad el equilibrio, resultándole difícil
caminar.

La demencia alcohólica consiste en una progresiva
pérdida de inteligencia causada por el exceso de bebida
que provoca la destrucción de células cerebrales.
La actividad intelectual disminuye y hay dificultad para hacerse
entender. Basándose en recientes investigaciones, la
pérdida de tejido cerebral comienza en la carrera
alcohólica. Si esa pérdida es considerable, el
paciente puede ser internado en forma permanente; pero hay que
señalar que muchos alcohólicos no han padecido esta
patología, que una vez instalada es
irreversible.

Los accidentes de abstención o síntomas de
abstinencia aparecen en los días siguientes a la
interrupción o reducción considerable del consumo
acostumbrado, y se deben a la abrupta caída de la
concentración de alcohol en la sangre. Su gravedad
varía y pueden presentarse en forma aislada o bien
asociados entre sí. A veces ofrecen una secuencia:
temblores, convulsiones, alucinosis y delirium tremens. Los
temblores matinales suelen ir acompañados de insomnio,
sudores y ansiedad extrema, y se calman bebiendo de nuevo para
resurgir al día siguiente con igual o mayor intensidad.
Las convulsiones (epilepsia alcohólica) se producen una o
varias veces en un corto lapso. La abstinencia de alcohol
estimula descargas eléctricas cerebrales, que pueden ser
aisladas o bien intensificarse hasta llevar a la pérdida
de la conciencia. El remedio para esta clase de epilepsia
consiste en la definitiva supresión de la
intoxicación alcohólica. La alucinosis de los
bebedores puede ser acústico-verbal y/o visual, y va
acompañada de incontenible ansiedad. El delirium-tremens
se produce en personas cuyo alcoholismo activo lleva no menos de
diez años, y se anuncia habitualmente por medio de
temblores, anorexia, sed o insomnio con agitación
nocturna. En estado de obnubilación, el enfermo cae en un
vehemente onirismo. Muy rara vez puede tener visiones agradables,
comúnmente tiene verdaderas pesadillas en estado de
vigilia, con imágenes terroríficas que van
acompañadas de ruidos amenazantes, extrañas voces
que anuncian la muerte y espeluznantes sensaciones
táctiles: insectos y reptiles pugnan por asediar el cuerpo
del enfermo, que se desespera en el intento de apartarlos. No
reconoce el lugar donde se encuentra, y puede desconocer a las
personas que lo atienden, saludando a otras que no conoce. Se
siente constantemente amenazado y hasta puede ponerse a luchar
para detener o vencer a sus supuestos agresores. Los signos
generales muestran la gravedad del ataque: fiebre,
deshidratación, taquicardia, sudoración excesiva.
Con un tratamiento adecuado, en entre dos y cuatro días
llega la curación. Vuelve el sueño, y con él
la calma y la lucidez perdida. En muy pocos casos se produce un
desenlace fatal, si las defensas del organismo son muy
débiles y el delirium tremens precipita una enfermedad
latente.

El alcohol también puede afectar al sistema
nervioso central. La intoxicación alcohólica aguda
(embriaguez) presenta diversas características.

La embriaguez simple modifica el humor, que puede
volverse extrovertido o depresivo. La atención cae, se
produce una desinhibición y una notoria falta de
coordinación motriz, con pérdida del equilibrio,
dificultad para pronunciar correctamente y visión
duplicada. La embriaguez patológica adquiere una forma
anormal, pudiendo llegarse a extremos de agresividad
incontrolable, junto con alucinaciones y delirios que ponen en
peligro la vida del alcohólico o de terceros. Por
último, el coma alcohólico puede ocurrir en
alcoholemias que exceden los niveles habituales, y llega a
producir la muerte por paro respiratorio, con un descenso abrupto
de la temperatura corporal y tendencia al colapso. Son factores
predisponentes la exposición al frío (vagabundos en
noches de invierno) o un prolongado ayuno previo a la inmoderada
ingesta alcohólica.

Aparte de todas estas afecciones de origen
orgánico, muchos alcohólicos presentan
desórdenes de conducta a los que se denomina
"funcionales", y que son de orden psicológico. Entre ellos
pueden mencionarse los celos patológicos, más
comunes en los hombres que en las mujeres, que al ir aumentando
pueden convertirse en delirio alucinatorio.

Costo  familiar.

El costo del alcoholismo es muy grave a nivel familiar y
social. Los alcohólicos no sólo deterioran su mente
y su organismo, ya que la decadencia se manifiesta también
en un abrupto descenso del nivel profesional o laboral,
incidiendo directamente en las relaciones familiares. El
índice de abuso sexual de menores es más alto que
el común en hogares donde alguno de los padres es
alcohólico. La familia padece una serie de trastornos que
terminan por desintegrarla, y por lo general el divorcio impide
que sucedan males mayores. La peligrosidad no se circunscribe
sólo a casos de alcoholismo crónico, ya que muchos
bebedores en etapas previas pueden manifestar un alto grado de
agresividad. Los golpes pueden terminar en homicidio
preterintencional, culposo o doloso. Los cónyuges e hijos
de alcohólicos pagan un alto costo y tienen grandes
dificultades para insertarse en la sociedad.

Síntomas.

? Taquicardia, mareo o náuseas en las personas
con mayor capacidad de metabolizar el alcohol.

? Pérdida de conciencia de la
realidad.

? Pobres reflejos. Consecuencias para la
salud.

? A largo plazo el alcoholismo puede llevar
a:

? Daño hepático. Las células del
hígado pierden su capacidad de regeneración hasta
conducir a la cirrosis.

? Destrucción progresiva de las neuronas hasta
afectar la capacidad mental.

? Complicación renal.

Consecuencias clínicas:

Cardiopatías.

Aunque el consumo moderado de alcohol parece reducir el
riesgo de ataques cardíacos mejorando los niveles de
colesterol, las dosis más grandes de alcohol pueden
desencadenar ritmos cardíacos anormales y aumentar la
presión arterial inclusive entre las personas que no
tienen un historial de cardiopatía. Un estudio reciente
encontró que las personas que bebían hasta
embriagarse (nueve o más bebidas una vez o dos veces a la
semana) tenían un riesgo de correr una emergencia
cardíaca dos veces y medio mayor a la de los no bebedores.
Un estimado 11% de todos los casos de hipertensión son
causados por la ingestión excesiva de alcohol. El abuso
crónico de alcohol también puede lesionar el
músculo del corazón lo cual conduce a la
insuficiencia cardíaca; las mujeres son particularmente
vulnerables a este trastorno.

Cáncer.

El alcohol quizás no cause cáncer, pero
probablemente puede aumentar los efectos carcinogénicos de
otras sustancias, como el humo del cigarrillo. El beber a diario
aumenta el riesgo de contraer cánceres del pulmón,
esófago, estómago, páncreas, colon y recto,
cánceres de las vías urinarias, tumores cerebrales,
linfomas y leucemias. El mayor porcentaje de cánceres al
esófago y un porcentaje menor de los cánceres de la
boca, la garganta y la laringe se atribuyen al alcoholismo. El
tabaquismo combinado con la bebida alcohólica aumenta de
manera extraordinaria los riesgos de contraer la mayoría
de estos cánceres. El riesgo de contraer cáncer del
hígado aumenta en los alcohólicos, y aún en
la persona que toma de manera moderada ?tres a nueve bebidas a la
semana? puede aumentar la probabilidad de desarrollar
cáncer de la mama en las mujeres.

Problemas gastrointestinales y
hepáticos.

El alcohol pone en particular peligro al hígado.
Aquí, el alcohol se convierte en una sustancia aún
más tóxica, acetaldehído, que puede causar
un daño sustancial, incluyendo cirrosis en personas que
sufren de alcoholismo. El daño hepático es
más común y se desarrolla más
rápidamente en las mujeres que en los hombres con
historias similares de abuso de alcohol. Dentro del tracto
gastrointestinal, el alcohol puede contribuir a la causa de
úlceras y pancreatitis, una infección grave del
páncreas. En una escala menor, puede causar diarrea y
hemorroides.

Neumonía y otras infecciones.

El alcohol suprime el sistema inmunitario y las personas
que sufren de alcoholismo están propensas a las
infecciones. El alcoholismo agudo en particular se asocia con una
forma grave de neumonía, la cual puede deberse a factores
diferentes al deterioro del sistema inmunitario. Un estudio en
animales indica que el alcohol daña específicamente
la capacidad que tienen las células del pulmón de
combatir bacterias.

Efectos hormonales.

El alcoholismo aumenta los niveles de la hormona
femenina conocida como estrógeno y reduce los niveles de
la hormona masculina conocida como testosterona, factores que
contribuyen a la impotencia en los hombres.

Diabetes.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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