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Intervenciones de la terapia psicomotriz en el enfermo mental crónico




Enviado por Roxana Torre



  1. Introducción
  2. Psicomotricidad
  3. Salud
    mental
  4. Enfermedad mental
  5. Esquizofrenia
  6. Intervenciones de la terapia psicomotriz en el
    enfermo mental crónico
  7. Conclusión
  8. Bibliografía

Introducción

La intención de este trabajo es describir
cómo la psicomotricidad puede ser un recurso para incidir,
a través del trabajo corporal, en procesos internos y
externos que afectan al enfermo mental.

A continuación se realiza una breve
definición de la psicomotricidad como disciplina, del
hacer como profesional psicomotricista, del concepto de salud y
enfermedad mental y una descripción del concepto de
esquizofrenia, síntomas y tipos.

Del mismo modo, se detalla brevemente, los beneficios y
el modelo de aplicación de la terapia psicomotriz en
pacientes esquizofrénicos.

Psicomotricidad

La psicomotricidad es
una disciplina que, basándose en una
concepción integral del sujeto, se ocupa de la
interacción que se establece entre el conocimiento,
la emoción, el movimiento y de su importancia para el
desarrollo de la persona, de su corporeidad, así como de
su capacidad para expresarse y relacionarse en el mundo que lo
envuelve. Su campo de estudio se basa en el cuerpo como
construcción, y no en el organismo en relación a la
especie.

El psicomotricista es el profesional que se ocupa,
mediante los recursos específicos derivados de su
formación, de abordar a la persona desde la
mediación corporal y el movimiento. Su intervención
va dirigida tanto a sujetos sanos como a quienes padecen
cualquier tipo de trastornos y así sus áreas de
intervención serán tanto a nivel educativo como
reeducativo o terapéutico.

El término psicomotricidad constituye en
sí mismo, partiendo por su análisis
lingüístico, un constructor dual que se corresponde
con la dualidad cartesiana mente-cuerpo. Refleja la
ambigüedad de lo psíquico (psico) y de lo motriz
(motricidad) así como de las complejas relaciones entre
estos dos polos. Una definición consensuada en el primer
congreso europeo de psicomotricistas en Alemania (1996) ha
llegado a la siguiente formulación:

Cita: «Basado en una visión global de
la persona, el término "psicomotricidad" integra las
interacciones cognitivas, emocionales, simbólicas y
sensoriomotrices en la capacidad de ser y de expresarse en un
contexto psicosocial. La psicomotricidad, así definida,
desempeña un papel fundamental en el desarrollo
armónico de la personalidad. Partiendo de esta
concepción se desarrollan distintas formas de
intervención psicomotriz que encuentran su
aplicación, cualquiera que sea la edad, en los
ámbitos preventivo, educativo, reeducativo y
terapéutico. Estas prácticas psicomotrices han de
conducir a la formación, a la titulación y al
perfeccionamiento profesionales y constituir cada vez más
el objeto de investigaciones
científicas.»

Salud
mental

Salud mental o "estado mental" es la manera como se
reconoce, en términos generales, el estado de equilibrio
entre una persona y su entorno socio-cultural lo que garantiza su
participación laboral, intelectual y de relaciones para
alcanzar un bienestar y calidad de vida. Se dice "salud mental"
como analogía de lo que se conoce como "salud o estado
físico", pero en lo referente a la salud mental
indudablemente existen dimensiones más complejas que el
funcionamiento orgánico y físico del individuo. La
salud mental ha sido definida de múltiples formas por
estudiosos de diferentes culturas. Los conceptos de salud mental
incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y potencial
emocional, entre otros. Sin embargo, las precisiones de
la Organización Mundial de la Salud (OMS)
establecen que no existe una definición "oficial" sobre lo
que es salud mental y que cualquier definición
al respecto estará siempre influenciada por diferencias
culturales, asunciones subjetivas, disputas entre teorías
profesionales y demás. Manera también, como las
personas relacionan su entorno con la realidad.

La observación del comportamiento de una persona
en sus vida diaria es la principal manera de conocer el estado de
su salud mental en aspectos como el manejo de sus temores y
capacidades, sus competencias y responsabilidades, la
manutención de sus propias necesidades, las maneras en las
que afronta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales
y la manera en que dirige una vida independiente. Además
el comportamiento que tiene una persona frente a situaciones
difíciles y la superación de momentos
traumáticos permiten establecer una tipología
acerca de su nivel de salud mental.

Enfermedad
mental

La enfermedad mental es una alteración de
los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, considerado
como anormal con respecto al grupo social de referencia del cual
proviene el individuo. Se encuentra alterado
el razonamiento, el comportamiento, la facultad de
reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones
de la vida

Dependiendo del concepto de enfermedad que se
utilice, algunos autores consideran más adecuado utilizar
en el campo de la salud mental el término "trastorno
mental" (que es el que utilizan los dos sistemas clasificatorios
de la psicopatología más importantes en la
actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial
de la Salud y el DSM-IV-TR de la Asociación
Psiquiátrica Americana).

Sobre todo en aquellos casos en los que la
etiología biológica no está claramente
demostrada, como sucede en la mayoría de los trastornos
mentales. Además, el término "enfermedad mental"
puede asociarse a estigmatización social. Por estas
razones, este término está en desuso y se usa
más trastorno mental,
o psicopatología.

El concepto enfermedad mental aglutina un buen
número de patologías de muy diversa
índole, por lo que es muy difícil de definir de una
forma unitaria y hay que hablar de cada enfermedad o trastorno de
forma particular e incluso individualizada ya que cada persona
puede sufrirlas con síntomas algo diferentes.

Esquizofrenia

La esquizofrenia (del griego
clásico s???e?? schizein "dividir,
escindir, hendir, romper" y f??? phren, "entendimiento,
razón, mente") es un diagnóstico
psiquiátrico en personas con un grupo de trastornos
mentales crónicos y graves, caracterizados por
alteraciones en la percepción. La esquizofrenia causa
además una mutación sostenida de varios aspectos
del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente
de la conciencia de realidad, y una desorganización
neuropsicológica más o menos compleja, en especial
de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para
mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una
significativa disfunción social.

Tipos de esquizofrenia:

– Esquizofrenia paranoide: es la más común
de todos los  tipos de esquizofrenia; y se caracteriza por
delirios y  alucinaciones auditivas frecuentes. No son
evidentes  otros síntomas tales como habla y
conducta  desorganizada o afecto abatido. Los delirios
de  persecución son los más comunes, sus
interpretaciones  de la conducta y nocivos de los
demás están  distorsionados, por ejemplo: un
conductor de autobús  que sonríe con
amabilidad es visto como alguien que se  ríe de ellos
en forma burlona. Los individuos con este  tipo de
esquizofrenia son propensos al enojo, ya que  muchos se
sienten perseguidos.

– Esquizofrenia desorganizada: este tipo de 
esquizofrenia se caracteriza por desintegración grave
y  conductas regresivas que comienzan a una edad
temprana.  Incluyen incoherencia o habla desorganizada
frecuentes  y afecto abatido o inapropiado. Estas personas
actúan  de una manera absurda e incoherente. Tienden
a cambiar de tema en lugar de seguir  una idea.  Debido
a la gravedad del trastorno, muchas personas son  incapaces
de cuidarse por sí mismas.

– Esquizofrenia catatónica: la
perturbación en la  actividad motora es la principal
característica de este  tipo de esquizofrenia. Los
catatónicos excitados son inquietos e hiperactivos. 
Duermen poco y están en marcha en forma continua
hasta  que caen exhaustos. Muestran prolongados
períodos de  estupor. Algunos pueden adoptar
posturas extrañas, sin querer cambiar de
posición. Otros exhiben una "flexibilidad
cérea", permitiéndose ser arreglados y luego
permanecen así por largos períodos. Durante
las  etapas de retraimiento extremo, pueden no comer
ni  controlar sus funciones de vejiga e
intestino.

Pueden alternar la actividad motora excitada y
el retraimiento.

– Esquizofrenia indiferencial y residual: la 
esquizofrenia indiferencial es diagnosticada cuando
los síntomas de la persona son obviamente
esquizofrénicos  pero mixtos o indiferenciados. Estos
síntomas pueden incluir perturbación del
pensamiento, delirios,  alucinaciones, incoherencia y
conducta deteriorada gravemente. En ocasiones resulta ser
una etapa previa  de otro subtipo.  El
diagnóstico de esquizofrenia residual se reserva 
para personas que han experimentado al menos un  episodio de
esquizofrenia en el pasado, pero que en el  presente no
exhiben señales prominentes para la 
clasificación como uno de los tipos de
esquizofrenia.

Intervenciones de la
terapia psicomotriz en el enfermo mental
crónico

El cuerpo esquizofrénico

La persona sana distingue entre lo que pasa dentro y
fuera de su cuerpo, o lo que es lo mismo, cuenta con la
diferenciación entre los sucesos internos y externos, de
esta forma el individuo constituye su yo a través del
propio cuerpo que además es el canal de
comunicación de sí mismo.

La intimidad la proporciona el cuerpo que funciona como
una barrera defensiva que separa ambos mundos: el mundo interno y
el mundo externo.

Cuando el cuerpo no cumple esta función
"fronteriza" los dos mundos se entremezclan de forma que
podríamos decir que el cuerpo está abierto, no
tiene límites; el interior puede salir y ser robado, y el
exterior puede penetrar en la intimidad del paciente y hacerle
daño.

Vemos a pacientes que tienen miedo de que el cuerpo de
otras personas se meta en el suyo para robarles alimento o
hacerles daño, o que prendas o sustancias del otro
penetren en el, que otras personas puedan manipular sus
órganos internos, que sus miembros se separen del cuerpo,
crezcan, etc. El cuerpo de la persona con esquizofrenia se torna
poroso, abierto e ilimitado.

Esta falta de intimidad hace que la persona se sienta
vulnerable ya que el control de su cuerpo y la relación
con el entorno no depende de su voluntad.

Si el yo corporal del esquizofrénico no tiene
fronteras, su propio yo psíquico también se diluye
y se puede mezclar con el yo de los demás. Ante estas
circunstancias, el paciente necesita defenderse y se defiende con
lo que tiene: el propio cuerpo.

Desde el punto de vista de la Terapia Psicomotriz, el
enfermo mental ha perdido la noción del cuerpo, ha perdido
la estructuración de su identidad.

Esta manera de sentir el cuerpo va a afectar a la
globalidad de la persona:

  • 1) El paciente deja de tener confianza y
    seguridad en el propio cuerpo. Ante esta inseguridad va a
    perder capacidades para socializarse, desarrollando su vida
    en círculos muy reducidos que minimizan el aprendizaje
    necesario para la interacción, y en consecuencia, se
    ve privado de afectividad; el cuerpo del paciente carece del
    afecto que proporcionan otros cuerpos, caricias, abrazos,
    sonrisas, miradas cómplices, en definitiva, se va a
    ver privado del "calor humano".

  • 2) El tono muscular puede estar afectado, nos
    podemos encontrar con un cuerpo rígido,
    paratónico, escasa disociación de movimientos,
    mirada vacía y a veces sin contacto, movimientos sin
    finalidad, falta de planificación y
    secuencialización motriz, escasa expresividad y
    espontaneidad, movimientos sin armonía,
    etc.

  • 3) Todo esto se va a reflejar, además,
    en la forma en cómo la persona deja de preparar su
    cuerpo para la interacción, deja de preocuparse por su
    aspecto exterior, descuidando el aseo, el peinado, vestido,
    alimentación y cuidado general del cuerpo.

  • 4) También se van a ver afectados el
    estado de ánimo y la vitalidad, aspectos que depende
    de la percepción subjetiva en cuanto a la confianza y
    la seguridad que la persona tiene en su cuerpo.

Trabajo dirigido a la conciencia corporal

Le Boulch, nos ayuda a comprender esta percepción
que el ser humano tiene de sí mismo: "La noción
del cuerpo es una estructura estructurante que se desarrolla a
través del sentimiento propio, más o menos grande,
de la disponibilidad que tenemos de nuestro propio
cuerpo".

Básicamente, la noción del cuerpo,
comprende la recepción, el análisis y el
almacenamiento de las informaciones que provienen del cuerpo, de
los otros y del mundo, informaciones que, una vez interiorizadas,
se utilizarán posteriormente.

La inadecuada noción corporal es un problema que
afecta a la relación del sujeto con el mundo exterior y le
puede producir dificultades en cuanto a la percepción, la
movilidad y la relación con el entorno.

No podemos esperar que el paciente esquizofrénico
contacte adecuadamente con el exterior cuando el contacto con su
propio cuerpo esta alterado; cuando existe un desencajamiento de
la estructura que forma a su persona.

Desde la psicomotricidad, el trabajo debe apuntar a
controlar, en la medida de lo posible, la sintomatología
cenestésica y corporal, dirigiendo la terapia hacia una
conciencia y conocimiento del cuerpo, a través de la
estimulación propioceptiva como herramienta fundamental
para comenzar a estructurar la percepción del cuerpo a
partir de estímulos periféricos.

Cuando el paciente tiene delirios cenestésicos,
intervenimos a través de experiencias motoras que
proporcionen sensaciones básicas reales: sensaciones
táctiles, propioceptivas, que estimulan las terminaciones
nerviosas y que ayudan a crear una conciencia específica
del cuerpo en la que intervienen factores como la tonicidad, la
coordinación dinámica general, la
planificación del movimiento, la disociación de
movimientos, etc.

Ejercicios de rotación del cuerpo sobre el suelo,
reptar, rodar sobre el cuerpo de otros, ejercicios que
proporcionen tensión y distensión muscular,
percepción del peso corporal, sentir presiones, balanceos,
control de la respiración, percepción de la propia
fuerza y energía, etc.

La respiración consciente y diafragmática
la vamos a utilizar para favorecer la concentración,
disminuir la ansiedad y el tono muscular.

Cuando utilizamos la relajación entre ejercicio y
ejercicio, nos ayuda para reunificar la imagen del cuerpo de los
pacientes psicóticos.

El objetivo es proporcionar sensaciones corporales
percibidas de forma consciente para que el cuerpo sea sentido
como real y concreto, poniendo la atención en el cuerpo,
intentamos provocar "una somatización de la
atención".

Trabajo dirigido a la afectividad

El yo también se configura a través de los
mensajes que nos proporcionan otras personas sobre nuestra forma
de actuar. Estos mensajes son recibidos gracias a la
interacción y a la comunicación afectiva. No
podemos concebir la comunicación afectiva entre personas
sin contacto físico, contacto ocular u otro tipo de
manifestaciones emocionales.

Esta forma de expresión, en muchas ocasiones,
esta inhibida en el paciente psicótico, y se hace
necesario trabajar hacia una toma de conciencia, o de darse
cuenta, de las propias dificultades para la
comunicación.

El paciente expresa sus dificultades de relación
afectiva a través de manifestaciones corporales. En muchas
ocasiones podremos observar una estructura tónica
bloqueada, a la defensiva, movimientos cerrados, gesto
inexpresivo, escasa capacidad de iniciativa corporal, falta de
imaginación, escasa motivación para el movimiento,
cansancio; de forma que parece que si no se les dirige no saben
que hacer. Todo esto refleja las dificultades del paciente para
expresar su mundo interior y para explorar el mundo exterior y el
mundo de los otros.

En las sesiones de terapia psicomotriz dirigidas a la
relación afectiva, el terapeuta juega un papel muy
importante, su misión es dar seguridad ofreciéndose
como punto de referencia del paciente, cuando se le está
pidiendo que haga algo no podría hacer de forma
voluntaria. Desde la terapia psicomotriz intentamos que el
paciente entre en contacto con el otro de forma natural, es
decir, que cada vez le cueste menos esfuerzo la relación
interpersonal. Para llevar a cabo este trabajo a través de
la terapia psicomotriz, es imprescindible crear una
atmósfera apropiada para que se desarrolle la
actuación y la relación corporal afectiva. Las
sesiones buscan proporcionar seguridad y libertad, desbloquear
ansiedades, miedos, complejos, etc., dar mensajes de
aceptación incondicional, pero a la vez, considerando al
individuo responsable de sus propias opciones de
comportamiento.

Cuando el paciente está muy dañado, va a
tener que hacer un gran esfuerzo para lograr ponerse en
relación con los otros.

Se proponen ejercicios que favorezcan la espontaneidad y
la creatividad, que requieran un diálogo entre las
personas que están "actuando" en la terapia: juegos
espontáneos y dinámicos usados como mediadores para
la relación con los objetos y con los otros. Poco a poco
se van introduciendo ejercicios que liberen el movimiento para
mejorar la expresión afectiva, trabajos que favorezcan el
contacto corporal, ejercicios de expresión a través
de gestos que impliquen afectividad hacia el otro, juegos que
provoquen risa y sentimiento positivos, ejercicios en parejas o
en grupos en los se ponga en juego la iniciativa, la
espontaneidad y la creatividad de los participantes,
etc.

Consideraciones generales del programa de terapia
psicomotriz.

El Programa de Terapia Psicomotriz está
estructurado para que el paciente deje de ser, en la medida de lo
posible, un objeto pasivo, y pase a involucrarse corporalmente en
su proceso de reestructuración interna que va de fuera
hacia adentro.

Es imprescindible crear un clima de seguridad,
tranquilidad y libertad, eliminando la evaluación externa
de las actuaciones y, en general, la actitud del psicomotricista
ha de ser de profundo respeto hacia las personas, trabajando para
que el paciente intente restablecer las relaciones positivas
consigo mismo y con los demás.

El terapeuta debe saber recoger los mensajes verbales y
no verbales que transmiten los participantes y ser consciente de
su forma de relacionarse corporalmente y verbalmente, reconocer y
rehabilitar su propio cuerpo como elemento de relación y
de expresión, controlar y dominar su propio cuerpo a
través del estudio y de experimentar en sí mismo,
en su propio cuerpo, la terapia psicomotriz, aprender a ser
flexible y creativo para adaptarse constantemente a la
dinámica del grupo, trabajar con objetivos abiertos,
desarrollar la capacidad propia para escuchar, empatizar y
autoevaluarse, resistir los efectos a veces deprimentes y
desestructurantes de la práctica diaria y saber trabajar
en equipo aportando sus propias reflexiones y enfoque
específico.

El cuanto al método que se va a utilizar en las
sesiones, en un principio es necesario aplicar un método
directivo, centrado en la figura del terapeuta, esta manera de
trabajar proporciona seguridad y confianza y, como el
máximo peso lo tienen el psicomotricista, no provoca
inhibición ya que el paciente aquí no asume ninguna
responsabilidad en cuanto a su actuación; la
actuación no es iniciativa suya sino del terapeuta.
Posteriormente se puede aplicar un método más
dinámico donde el terapeuta sea el catalizador del grupo,
con la finalidad de que el participante explore sus
posibilidades. Se puede trabajar así cuando las personas
implicadas en la terapia psicomotriz comiencen a sentirse seguros
de su capacidad de expresión, con la intención de
fomentar la independencia y la seguridad en sí mismo y en
el grupo, trabajando hacia el desarrollo de habilidades
cognitivas, sociales y de expresión.

Las sesiones deben estar pensadas para incorporando
progresivamente al paciente en la dinámica que se pretende
crear. De esta forma deben tener un inicio, un núcleo y un
final. El inicio de la sesión debe ser suave y
preparatorio con movimientos que, en principio, no supongan mucho
esfuerzo ni físico, ni de interacción, ni
cognitivo. Es un momento muy importante ya que vamos a tener que
trabajar para vencer la resistencia de los participantes a
realizar la actividad. En el núcleo de la sesión,
el paciente debe estar ya preparado para realizar el trabajo
propuesto. Se acaba la sesión analizando verbalmente o a
través de la expresión plástica o escrita,
lo experimentado durante la terapia.

No podemos perder de vista, en cada sesión de
psicomotricidad, la necesidad de crear experiencias afectivas
positivas que pasen a formar parte de la biografía y del
aprendizaje adaptativo, apelando a la maduración afectiva
de la persona.

Se pretende que el paciente deje de tener miedo al
movimiento y mejorar así su calidad perceptiva (a mayor
movimiento significativo mayor calidad perceptiva).

En las sesiones de psicomotricidad se exige un constante
esfuerzo de adaptación a las circunstancias exteriores y
una progresiva tolerancia a la tensión que pueden ir
provocando las sesiones y la experiencia que proporciona el
movimiento, experiencia que va a ir cambiando al propio
sujeto.

Conclusión

Cuando observamos a una persona afectada de enfermedad
mental, leemos en su cuerpo mensajes que nos trasmite a
través de gestos, posturas, expresión facial,
contacto visual, tono muscular, etc., el cuerpo del paciente
sufre y manifiesta su proceso psicótico.

Desde mi punto de vista, no cabe duda de que si queremos
trabajar hacia una rehabilitación integral, tenemos que
hacer un esfuerzo para intervenir sobre esta manifestación
corporal patológica para que el cuerpo del paciente vuelva
a ser, en la medida de lo posible, un objeto de vida y
socialización.

El movimiento es inherente a todo ser vivo.
Históricamente ha sido utilizado como el medio de
comunicación por excelencia, permitiendo expresar
conflictos internos y sentimientos que las palabras, no
podrían describir.

El cuerpo en el principal medio de expresión. Es
así como éste sirve al sujeto como conexión
con el mundo, enviando y recibiendo mensajes que en ocasiones no
requieren o no toleran la palabra como medio de
codificación.

Con la terapia psicomotriz se interviene en la
globalidad de la persona y se le brinda al paciente, la
posibilidad de utilizar su cuerpo como vehiculo de
comunicación con el mundo exterior y al mismo tiempo,
expresar al exterior su mundo interno.

Bibliografía

Aucouturier, Bernard: Los fantasmas de acción
y la practica psicomotriz
-Editorial GRAO-2004

Da Fonseca, Vitor: Estudio y génesis de la
psicomotricidad
-Índice Publicaciones

Gaetner, Rose: Terapia psicomotriz y psicosis, La
danza y la música
-Paidós
Ibérica-1981

Monsalve Hernández, Mariano: Psicoterapia y
rehabilitación de pacientes con psicosis
-Editorial
Grupo 5

Sassano, Miguel: Cuerpo, Tiempo y Espacio:
Principios básicos de la psicomotricidad
-Editorial
Stadium-2003

 

 

Autor:

Roxana Torre

Directores

Dr. Juan Carlos Fantin – Lic. Alberto
Trimboli – Dr. Pablo Fridman Coordinadores
docentes

Lic. Gustavo Bertan – Lic. Darío
Galante – Lic. Silvia Raggi

Marzo 2012

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