13. Conviértase,
vuélvase de sus ídolos y aparte su rostro de
todas sus abominaciones (Ezequiel 14:6).
14. Apártese de todos sus
pecados que hizo y guarde todos los estatutos de Dios, haga
según el derecho y la justicia. Considere todas
las ofensas cometidas y vuélvase de ellas.
¡Arrepiéntase! Conviértase de todas
sus impiedades. Apártese de todas sus impiedades
que usted ha cometido y hágase un corazón nuevo
y un espíritu nuevo (Ezequiel 18:21, 23, 27, 28,
30,31).
15. Confiese sus pecados (1
Juan 1:9).
16. No encubra pecados,
confiéselos y apártese de ellos para hallar
misericordia (Proverbios 28:13).
17. Reconozca su pecado ante Dios
y no encubra su iniquidad; confiese sus transgresiones
al Señor (Salmo 32:5).
18. Lávese y
límpiese. Quite la iniquidad de sus obras de
delante de los ojos de Dios. Deje de hacer lo malo,
aprenda a hacer el bien, busque el juicio, restituya al
agraviado, haga justicia al huérfano, ampare a la
viuda (Isaías 1:16-18).
19. Arrepiéntase de las
obras muertas (Hebreos 6:1).
20. Produzca (buen) fruto
manteniéndose en su arrepentimiento y evite el ser
cortado y echado en el fuego (Mateo 4:12-17; Mateo
25:34-36; Lucas 3:8-14).
21. Esfuércese a
entrar por la puerta angosta (Lucas 13:24).
22. Arrepiéntase y
conviértase a Dios y haga obras dignas de
arrepentimiento. (Hechos 26:20).
23. Persevere en hacer bien,
busque gloria, honor e inmortalidad para que pueda tener vida
eterna (Romanos 2:7).
24. No viva conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu haciendo morir las obras de
la carne y vivirá (Romanos 8:13).
25. No participe en los pecados
ajenos y consérvese puro (1 Timoteo
5:22).
26. Guárdese de los
ídolos (1 Juan 5:21).
27. Manténgase sin mancha
de este mundo (Santiago 1:27).
28. Medite en su cama y calle
(Salmo 4:4).
29. Considere sus camino y vuelva
sus pies a los testimonios de Dios (Salmo
119:59).
30. Pida a Dios que examine su
corazón y lo conozca, que lo pruebe y conozca sus
pensamientos para ver si hay en usted camino de perversidad y
que lo guíe por el camino eterno (Salmo
139:23,24).
31. Mantenga la fe y la buena
conciencia (1 Timoteo 1:19)
32. Deseche toda malicia y
engaño, hipocresía, envidia, y todas las
detracciones; desee la leche espiritual no adulterada
(1 Pedro 2;1,2)
33. Guarde su lengua del mal y sus
labios de hablar engaño; apártese del mal
y haga el bien, busque la paz y sígala (1 Pedro
3:10,11)
34. Procure con diligencia ser
hallado por Dios sin mancha, irreprensible y en paz (2
Pedro 3:14)
35. Haga morir en usted lo
terrenal, deje la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia,
las palabras deshonestas de su boca; no mienta
(Colosenses 3:5-10)
36. Deje los dioses ajenos (1
Samuel 7:3) y las ofensas cometidas: busque un
nuevo corazón y un nuevo espíritu (Ezequiel
18:31)
37. Avergüéncese de
sus pecados pasados (Romanos 6:20-22)
38. Contrístese
según Dios y tenga un ferviente deseo de limpiarse
(2 Corintios 7:10,11).
39. Tenga un corazón
contrito y humillado (Salmo 51:17).
40. Tema a Dios y aborrezca su
pecado (Salmo 36:1,2)
41. Evite todos los pecados que
aparecen en 1 Corintios 6:9,10; Efesios
5:5-7; Gálatas 5:19-21 y
Apocalipsis 21:8)
42. Restituya aquellas cosas que
usted robó (Éxodo 22:3-17; Lucas
19:8-10)
ORACIÓN DE
ARREPENTIMIENTO
Psa 51:1 Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus
piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame
más y más de mi maldad, Y límpiame de mi
pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi
pecado está siempre delante de mí. 4
Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo
delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu
palabra, Y tenido por puro en tu juicio. 5 He
aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me
concibió mi madre. 6 He aquí, tú
amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho
comprender sabiduría. 7 Purifícame con
hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré
más blanco que la nieve. 8 Hazme oír gozo
y alegría, Y se recrearán los huesos que has
abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra
todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un
corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro
de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no
quites de mí tu santo Espíritu. 12
Vuélveme el gozo de tu salvación, Y
espíritu noble me sustente. 13 Entonces
enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los
pecadores se convertirán a ti. 14 Líbrame
de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia. 15 Señor,
abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. 16
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No
quieres holocausto. 17 Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; Al corazón contrito y
humillado no despreciarás tú, oh Dios. 18
Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de
Jerusalén. 19 Entonces te agradarán los
sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo
quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu
altar.
El Arrepentimiento
Bíblico
Hay diferentes ideas en nuestros días acerca de
lo que es el "arrepentimiento". Pero ¿están
ellas basadas en lo que las Escrituras enseñan? (2 Timoteo
3:16-17)? ¿Es meramente un cambio de mente o hay
mucho más involucrado en ello? Vamos a mirar a algunas de
las más claras y más precisas definiciones
bíblicas del arrepentimiento, comenzando con la
enseñanza de Jesús acerca de Jonás y los
ninivitas:
Los hombres de Nínive se levantarán
en el juicio contra esta generación, y la
condenarán; porque ellos se arrepintieron a
la predicación de Jonás, y he aquí
más que Jonás en este lugar (Mateo 12:41). Para
averiguar exactamente lo que Jesús quiso decir cuando
dijo: "se arrepintieron", vamos a revisar el recuento
al cual se está refiriendo:
Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y
proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta
el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey
de Nínive, y se levantó de su silla, se
despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se
sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en
Nínive, por mandato del rey y de sus grandes,
diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten
cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban
agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y
clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno
de su mal camino, de la rapiña que hay en sus
manos. ¿Quién sabe si se volverá y
se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su
ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que
se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les
haría, y no lo hizo (Jonás 3:5-10).
Los ninivitas se humillaron y clamaron fuertemente a
Dios, convirtiéndose cada uno de su mal
camino. Según la autoridad final, esto
constituye el "arrepentimiento", a diferencia de lo
que algunos en nuestros días equivocadamente quieren que
nosotros creamos – un simple "cambio de mente".
El Ejemplo del Hijo Pródigo Otro buen ejemplo de
arrepentimiento es la enseñanza de Jesús acerca del
hijo pródigo: Y volviendo en sí, dijo:
¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me
levantaré e iré a mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra
ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme
como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a
su padre… el hijo le dijo: Padre, he pecado contra
el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo
(Lucas 15:17-21).
Jesús declaró que la humildad del
pródigo, su compunción, reconocimiento del pecado y
regreso a su Padre, hicieron que el volviera de nuevo a la
vida de su estado espiritual de muerte y
perdición: Porque este mi hijo muerto era, y
ha revivido; se había perdido, y es
hallado. Y comenzaron a regocijarse (Lucas
15:24). Esto es obviamente muerte y vida
espirituales, ya que el pródigo no fue afectado
físicamente por esta muerte.
¿Cuán Importante es
Arrepentirse?
Pedro enseñó que el arrepentimiento es el
remedio para la muerte: El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca,
sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro
3:9). No solamente fue el arrepentimiento el mensaje de Juan
el Bautista (Mat. 3:1,2), sino que Jesús continuó
el mensaje de Juan después que éste fue
aprisionado. No hay mayor sanidad en el mensaje de uno que
cuando está respaldado por el mensaje del propio
Señor: Cuando Jesús oyó que Juan
estaba preso, volvió a Galilea… Desde entonces
comenzó Jesús a predicar, y a decir:
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado (Mat. 4:12,17).
Otros Ejemplos
Bíblicos
El arrepentimiento de David después de su
adulterio y asesinato incluyó el reconocimiento de su
pecado (2 Samuel 12:13). Observe su oración sincera
y de corazón en el Salmo 51. Por otro lado, Saúl
estaba más preocupado de ser honrado delante del pueblo
que de mostrar verdadera humildad con respecto a su
desobediencia: Y él dijo: Yo he pecado; pero
te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y
delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a
Jehová tu Dios (1 Samuel 15:30).
La reacción de Pedro hacia su propio pecado
(negar a Jesús tres veces) fue el llanto amargo: Entonces,
vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se
acordó de la palabra del Señor, que le había
dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres
veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró
amargamente (Lucas 22:61,62). ¡Cuán sabio
es seguir el consejo de Santiago, que predicó el verdadero
arrepentimiento que, a propósito, refuta el punto de vista
sobre el avivamiento en el movimiento de la "risa santa":
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de
doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se
convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos
delante del Señor, y él os exaltará
(Santiago 4:8-10).
¿Cómo Obtener
Perdón y Misericordia?
Para obtener perdón y misericordia del
Señor, Isaías aconseja, "Deje el
impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de
él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será
amplio en perdonar" (Isaías 55:7). Observe que dice
que Dios "será amplio en perdonar" pero según el
contexto, eso está condicionado a que el impío deje
sus caminos y pensamientos malvados, y se vuelva al
Señor. El Profeta Daniel era altamente estimado
(Daniel 9:23) y dio consejo (aunque no fue escuchado) al Rey
Nabucodonosor: Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus
pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo
misericordias para con los oprimidos, pues tal vez
será eso una prolongación de tu tranquilidad
(Daniel 4:27).
El hijo de Nabucodonosor, Belsasar, no se humilló
aunque él sabía del juicio de Dios sobre su padre,
y aun se exaltó en contra del Señor del cielo
(Daniel 5:22,23). ¡Cuánto más sabio
él habría sido de haber seguido el buen ejemplo del
propio Daniel: Y oré a Jehová mi Dios e
hice confesión,… hemos pecado, hemos cometido
iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes,
y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus
ordenanzas… y no hemos implorado el favor de
Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras
maldades y entender tu verdad (Daniel
9:4,5,13).
Jeremías aconsejó a los oficiales y al
pueblo: "mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y
oíd la voz de Jehová vuestro Dios"
(Jeremías 26:13). Salomón oró, "Si el cielo
se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te
rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren
del pecado, cuando los afligieres" (1 Reyes 8:35). El
también sabía lo siguiente acerca del
arrepentimiento: Y ellos volvieren en sí en la
tierra donde fueren llevados cautivos; si se
convirtieren y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y
dijeren: pecamos, hemos hecho inicuamente,
impíamente hemos hecho; si se convirtieren a
ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra
de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren
hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la
ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he edificado a
tu nombre (2 Crónicas 6:37,38).
"El Remedio"
En el libro de Ezequiel, el Señor ordenó
que una marca fuera puesta en las frentes de aquellos que
"gimen y que claman a causa de todas las abominaciones
(pecados) hechas en la ciudad (9:4) para protegerlos de ser
asesinados (9:6). Algún tiempo después, Dios
hizo que Ezequiel profetizara: sí dice Jehová el
Señor: Convertíos y volveos de vuestros
ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras
abominaciones (14:6).
Ezequiel enseñó que "el alma que pecare,
ésa morirá" (18.20). Sin embargo, Dios tiene
un remedio: Mas el impío, si se apartare de todos sus
pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere
según el derecho y la justicia, de cierto vivirá;
no morirá. Todas las transgresiones que
cometió, no le serán recordadas; en su
justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la
muerte del impío? Dice Jehová el
Señor. ¿No vivirá, si se apartare
de sus caminos? … Y apartándose el
impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el
derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque
miró y se apartó de todas sus transgresiones que
había cometido, de cierto vivirá; no
morirá. … Convertíos, y apartaos de
todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad
causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras
transgresiones con que habéis pecado, y haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
¿Por qué moriréis, casa de Israel?
(Ezequiel 18:21-23, 27,28,30,31).
No hay ningún cristiano que alguna vez haya
vivido que no haya sido tentado al pecado, pero el
Espíritu Santo dio una verdad relevante y consoladora a
los cristianos de Corinto que se extiende hasta nosotros
hoy: No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino
que dará también juntamente con la tentación
la salida, para que podáis soportar (1 Cor.
10:13).
Todos seremos tentados pero ninguno tiene por qué
ceder a la tentación. ¿De qué otra
manera podríamos nosotros evitar el pecado? El
Apóstol Pablo nos dio visión que puede ser una
salvaguarda para nuestras almas: Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz (Romanos
8:5,6).
Perdón Condicional
Muchos maestros populares en nuestros días
erróneamente proclaman que todos los pecados de
los cristianos – pasados, presentes y futuros –
han sido ya perdonados. En contraste, la Biblia cita
condiciones para ser perdonados después que se ha
experimentado la verdadera regeneración: Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan
1:9).
El Apóstol Juan – que era salvo – se
incluía a sí mismo aquí usando el pronombre
"nosotros". Esta confesión de pecados a Dios debe
estar también combinada con la voluntariedad de renunciar
a esos pecados: El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta
alcanzará misericordia (Proverbios
28:13).
El Señor Jesús dio otra condición
relevante para recibir el perdón, de la que pocos en
nuestros días tienen deseos de predicar: Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre
celestial. Mas si no perdonáis a los hombres
sus ofensas, tampoco vuestro Padre celestial os perdonará
vuestras ofensas (Mateo 6:14,15).
Jesús está dirigiendo su enseñanza
a sus propios discípulos que vinieron a El (5:1,2).
Observe también en Mateo 6:14,15 que Jesús les dijo
que "vuestro Padre" no os perdonará vuestras ofensas si
vosotros no perdonáis a los hombres sus ofensas. El
no puede estar hablando a gente no salvada ya que ellos no
tendrían a Dios como su Padre espiritual.
El Rey David escribió, "Bienaventurado
aquél cuya transgresión ha sido perdonada, y
cubierto su pecado" (Salmo 32:1) y dijo cómo él
había obtenido el perdón: Mi pecado te
declaré y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a
Jehová, y tú perdonaste la maldad de mi pecado
(Salmo 32:5). El perdón no viene en forma
automática, como se evidenció en el
versículo precedente. David tuvo que hacer
algo para obtener este perdón. Quizás Juan
tenía este versículo y otros similares en mente
cuando escribió 1 Juan 1:9.
El consejo del Dios Soberano a través de
Isaías fue: Lavaos y limpiaos; quitad la
iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos;
dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el
bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced
justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid
luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana (Isaías
1:16-18). Dios es compasivo y misericordioso, no
queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al
arrepentimiento (2 Pedro 3:9) pero nosotros debemos hacer nuestra
parte según está registrada en las Santas
Escrituras. La Biblia no enseña que los
cristianos están ya perdonados aun antes de que sus
pecados futuros sean cometidos. No deje que los falsos
maestros de nuestros días lo engañen. Presten
atención al mensaje de la Escrituras:
El Arrepentimiento es Fundamental para
el Cristianismo
El escritor de Hebreos enseñó (entre otras
enseñanzas elementales) que el arrepentimiento es un
principio fundamental cristiano: Por tanto, dejando ya
los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a
la perfección; no echando otra vez el fundamento
del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios
(Hebreos 6:1).
Pronto examinaremos algunas de las "obras
muertas". Pablo dijo a los cristianos romanos que el pecado
lleva a la muerte espiritual (Romanos 6:16) y Santiago
advirtió cómo ocurre esta "muerte": Sino que
cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces, la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, a la luz la
muerte. Amados hermanos míos, no
erréis. (Santiago 1:14-16) Estas
fueron las enseñanzas básicas y elementales de la
iglesia primitiva que raramente se repiten en nuestros
días y aun peor, que son negadas por los maestros de la
eterna seguridad.
El Verdadero Arrepentimiento produce
"Fruto"
En el momento del arrepentimiento y de la
salvación inicial, pasamos de muerte a vida (1 Juan 3:14),
de las tinieblas a la luz (Hechos 26:18, Efesios 5:8, 1 Pedro
2:9), y del poder de Satanás a Dios (Hechos 26:18).
Pero esto no acaba aquí. Juan el Bautista dio su
entendimiento inspirado por el Espíritu Santo en cuanto a
lo que Dios requiere del arrepentimiento, en Lucas 3:8-14:
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Y no
comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos
a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar
hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también
el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; por tanto, todo árbol que no da
buen fruto se corta y se echa en el fuego. Y la gente
le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿Qué
haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos
túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene
qué comer, haga lo mismo. Vinieron también
unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro,
¿qué haremos? El les dijo: No
exijáis más de lo que os está
ordenado. También le preguntaron unos soldados,
diciendo: Y nosotros, ¿qué
haremos? Y les dijo: No hagáis
extorsión a nadie, ni calumniéis; y
contentaos con vuestro
salario.
Observe la responsabilidad humana involucrada.
¿Estaba Juan enseñando una salvación por
medio de "obras"? De ningún modo. El padre de
Juan, Zacarías, profetizó acerca de él bajo
la inspiración del Espíritu Santo (Lucas 1:67) que
Juan daba al "pueblo de Dios conocimiento de
salvación para perdón de sus pecados", V.
77. Aunque algunos pudieran reclamar equivocadamente que
Juan enseñaba la "ley" y las "obras" del Antiguo
Testamento, ¡Dios dio el conocimiento de la
salvación a través de él! La
enseñanza de Jesús acerca de los justos fue muy
similar e incluía acción de la parte de los
redimidos o los "benditos": Entonces el Rey dirá a
los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me
disteis de comer, tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis
a mí" (Mateo 25:34-36). Jesús
enseñó, "Esforzaos a entrar por la puerta
angosta; porque os digo que muchos procurarán
entrar, y no podrán" (Lucas 13:24). Pero "la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Juan
1:17).
Aunque esto está en conflicto con el falso
mensaje de "gracia" de hoy en día, ésta es la
verdadera gracia Bíblica del Dios Todopoderoso.
Escoja a quién creer – al que tiene toda autoridad
en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18) o a los impíos
convertidores de la gracia de hoy (Judas 3,4).
Demuestre Su Arrepentimiento y
Manténganse
Mientras que no éramos salvos, nosotros
producíamos fruto para muerte (Rom 7:5). Pero ahora
debemos producir buen fruto para evitar el ser cortados y
arrojados en el fuego (Mat. 3:10). Esto requiere
acción de nuestra parte que no puede ser una
salvación por "obras" ya que Jesús encomió
el mensaje de Juan (Mateo 11:11). El mensaje
estándar del evangelio de gracia del Apóstol Pablo
también está de acuerdo con el de Juan: … que
anuncié … que se convirtiesen a Dios, haciendo
obras dignas de arrepentimiento (Hechos
26:20).
Jesús nos hace libres de la esclavitud del pecado
(Juan 8:34-36) pero después de la salvación
inicial, Pablo enseñó a los cristianos a persistir
en buscar la inmortalidad, a continuar en el Espíritu y a
hacer morir el pecado para vivir: Vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad (Romanos 2:7). Porque si
vivís conforme a la carne, moriréis, mas si por el
Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis (Romanos 8:13). La
responsabilidad humana y el libre albedrío están
también claros en el consejo de Pablo al Pastor Timoteo
cuando le dice "no participes en pecados ajenos.
Consérvate puro" (1 Timoteo 5:22). En forma similar,
Juan aconsejó a sus hijos "guardarse de los
ídolos" (1 Juan 5:21).
Alguno pudiera alegar, "pero nosotros no estamos bajo la
ley". Cierto, nosotros no estamos bajo la ley ceremonial,
pero b> nosotros todavía estamos bajo la ley moral como
puede verse en versos tales como 1 Corintios 6:9, 10;
Efesios 5:5-7; Gálatas 5:19-21; Judas 7;
Apocalipsis 21:8; etc. Recuerde que Pablo le dijo a
los cristianos corintios que no fueran idólatras
(1 Corintios 10:7). El sabía que los cristianos
podían convertirse en idólatras y terminar
así en el lago de fuego según Ap. 21:8 a menos que
se arrepintieran. Por lo tanto, estos apóstoles
aconsejaron a los cristianos mantenerse lejos de tal peligro
espiritual. Santiago enseñó qué clase de
religión es aceptable a Dios y de qué debían
guardarse los cristianos: La religión pura y sin
mácula delante de Dios el Padre es
ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas
en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo
(Santiago 1:27). Estas todas son enseñanzas de
la verdadera gracia. El problema, entonces, estriba en
aquellos que tienen un punto de vista distorsionado acerca de la
gracia.
Escudriñe Su Corazón y
Libérese
El consejo siguiente de los Salmos puede ser de gran
beneficio para aquellos que desean mantener un camino santo
delante de Dios: Temblad y no pequéis; meditad en
vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad
(Salmo 4:4). Confesaré mi maldad, y me
contristaré por mi pecado (Salmo 38:18)
Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus
testimonios (Sal 119:59) Examíname, oh
Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce
mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de
perversidad, y guíame en el camino eterno (Salmo
139:23,24).
Estas clases de oraciones nos ayudarán a mantener
un corazón puro, que es vital ya que estos son los que
estarán en el lugar santo de Dios (Salmo 24:3,4).
"Mantener la fe y la buena conciencia" nos preservará de
naufragios espirituales (1 Timoteo 1:19). Pedro y Pablo nos
dieron otras importantes salvaguardas y ordenanzas:
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis en
salvación (1 Pedro 2:1,2). Porque :
El que quiere amar la vida y ver días buenos,
refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen
engaño; apártese del mal, y haga el
bien; busque la paz, y sígala (1 Pedro
3:10,11). Por lo cual, oh amados, estando es espera
de estas cosas (la morada de la justicia, V. 13), procurad con
diligencia ser hallados por él sin mancha e
irreprensibles, en paz. (2 Pedro
3.14).
Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es
idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene
sobre los hijos de la desobediencia, en las cuales vosotros
también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais
en ellas. Pero ahora, dejad también vosotros
todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos
a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus
hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del
que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno
(Colosenses 3:5-10). Para liberarnos del pecado a fin
de regresar a Dios ha existido desde hace mucho tiempo un mandato
bíblico: Si de todo corazón os volvéis a
Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de
entre vosotros, y preparad vuestro corazón a
Jehová, y sólo a El servid (1 Samuel
7:3). Echad de vosotros todas vuestras
transgresiones con que habéis pecado, y haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
¿Por qué moriréis, casa de Israel?
(Ezequiel 18:31).
El Verdadero Arrepentimiento Incluye
Dolor Santo y Vergüenza
El verdadero arrepentimiento también se
manifiesta en dolor, vergüenza por aquellos actos
pecaminosos cometidos y en un deseo ferviente de hacer las cosas
correctamente: Porque cuando erais esclavos del pecado, erais
libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto
tenías de aquellas cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? Porque el fin de ellas es
muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del
pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto
la santificación, y como fin, la vida eterna (Romanos
6:20-22). Porque la tristeza que es según
Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay
que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce
muerte. Porque he aquí, esto mismo de que
hayáis sido contristados según Dios,
¡qué solicitud produjo en vosotros, qué
defensa, qué indignación, qué temor,
qué ardiente afecto, qué celo, y qué
vindicación! En todo os habéis mostrado
limpios en el asunto (2 Corintios 7:10,11). Los
sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás
tú, oh Dios (Salmo 51:17). Por otro lado, los
impíos están vacíos del temor de Dios y el
dolor que lleva a la salvación: La iniquidad del
impío me dice al corazón: No hay temor de
dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en
sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y
aborrecida (Salmo 36:1,2). Un buen punto clave de la
condición de su corazón, entonces, es:
¿Teme usted a Dios y aborrece su pecado, o está
usted entre los impíos anteriormente
descritos?
Actos que Llevan a la
Muerte
Como fue mencionado previamente, Heb. 6:1 declara que
hay obras que conducen a la muerte, pero ¿cuáles
son ellas? Los pecados listados en 1 Corintios
6:9,10, Efesios 5:5,6, Gálatas 5:19-21 y
Apocalipsis 21:8 nos dan visión de las cosas de las que
uno debe arrepentirse, ya que aquellos que las hacen no
heredarán el reino: ¿No sabéis que los
injustos no heredarán el reino de Dios? No
erréis; ni os fornicarios, ni los idólatras,
ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan
con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni
los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino
de Dios (1 Corintios 6:9,10).
Porque sabéis esto, que ningún
fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene
herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os
engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la
ira de Dios sobre los hijos de desobediencia (Efesios
5:5,6). Y manifiestas son las obras de la carne, que
son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a éstas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican
tales cosas no heredarán el reino de Dios
(Gálatas 5:19-21). Pero los cobardes e
incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos
tendrán su parte en el lago de fuego y azufre, que es
la muerte segunda (Apocalipsis 21:8).
¿Qué esperanza tiene el infortunado
cristiano que caiga en tales pecados después de su
salvación inicial? Estas abominaciones deben ser
confesadas y abandonadas, buscando el perdón de
Dios. Jesús enseñó que el
pródigo volvió a vivir después de una
completa ruptura con su relación con las rameras (Lucas
15:24,32). Lo mismo puede ser establecido acerca de David
después que él humildemente buscó el
perdón del Señor por su pecado sexual y su
asesinato (Salmo 51). ¿Se mantuvo David salvo
durante su detestable pecado antes de arrepentirse? No,
según el Soberano Dios que habló Apocalipsis
21:8 desde su propio trono después que la obra infinita
del Señor Jesús fuera completada. Dios no
hizo excepciones con nadie, incluyendo a un hombre que
escribió parte de la Biblia. Gracias a Dios, David
se arrepintió antes que muriera. Muchos no lo
hacen. Ezequiel explica lo que le sucedió
espiritualmente al Rey David durante ese período oscuro de
su vida: Mas si el justo se apartare de su justicia y
cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones
que el impío hizo, ¿vivirá él?
Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en
cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y
por el pecado que cometió, por ello morirá
(Ezequiel 18:24).
… La justicia del justo no lo librará el
día que se rebelare; y la impiedad del impío
no le será estorbo el día que se volviere de su
impiedad; y el justo no podrá vivir por su
justicia el día que pecare. Cuando yo dijere al
justo: De cierto vivirás, y él confiado en su
justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán
recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo
(Ezequiel 33:12,13). Similarmente a lo que
Jesús enseñó sobre el pródigo, Pablo
dijo al los cristianos romanos: Porque si vivís
conforme a la carne, moriréis, mas si por el
Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis (Romanos 8:13).
Aquellos que son espirituales, pueden ayudar a restaurar
a los hermanos caídos: Hermanos, si alguno de entre
vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,
sepa que el que haga volver al pecador de su camino,
salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de
pecados (Santiago 5:19,20). Hermanos, si
alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre,
considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado (Gálatas 6:1). Si
alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte,
pedirá, y Dios le dará vida; esto es para
los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado
de muerte por el cual yo no digo que se pida. Toda
injusticia es pecado, pero hay pecado no de muerte (1 Juan
5:16,17).
Hacer
Restitución
Los ladrones deben devolver lo que ellos robaron: El
ladrón hará completa restitución;
si no tuviere con qué, será vendido por su
hurto. Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea
buey o asno u oveja, pagará el doble. Si
alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia
en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su
viña pagará. Cuando se prendiere fuego, y
al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo,
el que encendió el fuego pagará lo
quemado. Cuando alguno diere a su prójimo plata
o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre,
si el ladrón fuere hallado, pagará el
doble…. En toda clase de fraude, … el que los
jueces condenaren, pagará el doble a su
prójimo… Mas si (el animal) le hubiere sido
hurtado, resarcirá a su dueño. Pero
si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y
fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño,
deberá pagarla. Si alguno engañare a
una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella,
deberá dotarla y tomarla por mujer. Si su
padre no quisiere dársela, él le pesará
plata conforme a la dote de las vírgenes (Éxodo
22:3-17).
¿Se aplica la restitución a nosotros bajo
el Nuevo Pacto? ¡Sí! Ante la
voluntariedad de Zaqueo de hacer restitución a los otros
que él había engañado, Jesús
declaró que esto mostraba que la salvación
había llegado a él: Entonces Zaqueo, puesto en pie,
dijo al Señor: He aquí, Señor, la
mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he
defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a
esta casa; por cuanto él también es hijo
de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a
salvar lo que se había perdido (Lucas
19:8-10). Pero en el caso de un ladrón
arrepentido moribundo, que no pudiera resarcir lo que robó
bajo su condición, aun así será perdonado
(Lucas 23:42,43).
Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y
convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para
que vengan de la presencia del Señor tiempos de
refrigerio"
Arrepentimiento: Viene de la palabra griega
Metanoia, la cual significa cambio de pensamiento o de manera de
pensar, es también, cambio de actitud, volviendo
así al estado original de la gloria de Dios en el Hombre.
"No se amolden al mundo actual. Sino sean transformados
mediante la renovación de su mente. Así
podréis comprobar, cual sea la voluntad de Dios, buena,
agradable y perfecta". Rom. 12:2.
Arrepentimiento, es el primer paso para entrar al
Reino de Dios. Es tener una profunda convicción en aceptar
y reconocer que vivíamos lejos del amor y la cobertura de
Dios.
El arrepentimiento se inicia porque el
Espíritu Santo nos convence de pecado; produce la
convicción de cuál es la senda en que debemos
andar. 8Y cuando él venga, convencerá al mundo
de pecado, de justicia y de juicio. 9De pecado, por cuanto no
creen en mí. Jn. 16:8-9.
Entonces el Arrepentimiento es volver al objetivo
o patrón original de Dios para vivir bajo el Gobierno o
señorío de Cristo, y tener un conocimiento
direccional del propósito divino. Esto trae un cambio de
manera de pensar, da objetivos claros de las cosas naturales y
cuando alcanzamos este conocimiento a través de la Palabra
de Dios obtenemos el poder para lograr una nueva manera de vivir
y un cambio integral de la vida. De esto aprendemos que la
palabra nos insta al arrepentimiento, el Espíritu Santo
nos convence y nos guía; pero el verdadero arrepentimiento
es la decisión de un cambio de actitud que se toma luego
de haber recibido la palabra.
Arrepentimiento es un mandamiento Pero Dios,
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora
manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.
Hechos 17:30. Cuando la palabra esta hablando de
arrepentimiento, no esta hablando de remordimiento; el
remordimiento no es del espíritu, si no es un fruto del
alma. El arrepentimiento es del espíritu. Cuando nos
arrepentimos, se manifiesta esa nueva naturaleza, lo recreado en
nosotros, el fruto del espíritu. "El arrepentimiento es
una señal que activa el poder inherente que esta dentro de
nosotros".
¿De que debemos arrepentirnos? De nuestra
vida pasada, la cual estaba totalmente contraria, a lo dispuesto
por Dios en su palabra. De nuestros pecados. De nuestra
rebelión (Desobediencia). De nuestra manera humana de
pensar.
Resultados de un arrepentimiento: La
Conversión: Conversión significa, cambio
progresivo de algo o de alguien en sentido contrario del estado
original. Es el proceso en el cual vamos experimentado cambios
producidos por Dios, en nuestra vida. Es un proceso de cambio de
la persona en todo su ser, espíritu, alma y cuerpo. Y este
cambio es progresivo, no momentáneo. Es el proceso de
perfeccionamiento de la obra que comenzó Dios en nosotros
para llevarnos a ser lo que ya somos. Filipenses 1:6 "Estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo". En las escrituras es el efecto que
acompaña al nuevo nacimiento, un volverse hacia Dios.
1ª Tesalonicenses 1: 9. "Os convertisteis de los
ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero".
Conversión. Es el proceso donde el nuevo creyente va
recibiendo solidez, adquiriendo nuevos conocimientos, abandonando
la ignorancia y es formado para ser un líder que
hará lo mismo con otros. Es volverse completamente del
camino que transitábamos, tiene que ver con una actitud,
creer a la palabra y asumir la responsabilidad de la nueva vida
en Dios.
ORACIÓN DE
ARREPENTIMIENTO
Psa 51:1 Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus
piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame
más y más de mi maldad, Y límpiame de mi
pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi
pecado está siempre delante de mí. 4
Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo
delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu
palabra, Y tenido por puro en tu juicio. 5 He
aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me
concibió mi madre. 6 He aquí, tú
amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho
comprender sabiduría. 7 Purifícame con
hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré
más blanco que la nieve. 8 Hazme oír gozo
y alegría, Y se recrearán los huesos que has
abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra
todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un
corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro
de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no
quites de mí tu santo Espíritu. 12
Vuélveme el gozo de tu salvación, Y
espíritu noble me sustente. 13 Entonces
enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los
pecadores se convertirán a ti. 14 Líbrame
de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia. 15 Señor,
abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. 16
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No
quieres holocausto. 17 Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; Al corazón contrito y
humillado no despreciarás tú, oh Dios. 18
Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de
Jerusalén. 19 Entonces te agradarán los
sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo
quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu
altar.
Tema 3: La importancia del arrepentimiento
(tiempo 45 minutos)
Una Lista que Resume
1. Clame fuertemente a Dios y
conviértase del mal camino y de la rapiña
(Jonás 3:5-10).2. Reconozca que ha pecado contra
el cielo y contra Dios y que no es ya digno de ser llamado su
hijo (Lucas 15:17-21; 2 Samuel
12:13).3. Llore amargamente por el pecado
(Lucas 22:61,62).4. Acérquese a Dios, limpie
sus manos; purifique r sus corazones, aflíjase,
lamente y llore; cambie su risa en llanto y su gozo en
tristeza; humíllese ante Dios (Santiago
4:8-10).5. Deje sus caminos impíos
y sus malos pensamientos y vuélvase al Señor
(Isaías 55:7).6. Redima los pecados con justicia
y las iniquidades haciendo misericordia con los oprimidos
(Daniel 4:27).7. Ore a Dios y confiese que usted
ha pecado y hecho iniquidad, que ha hecho impíamente y
ha sido rebelde y se ha apartado de sus mandamientos y de sus
ordenanzas. Busque el favor del Señor
volviéndose de sus pecados y prestando atención
a la verdad del Señor (Daniel
9:4,5,13).8. Mejore sus caminos y sus obras
y obedezca al Señor (Jeremías
26:13).9. Confiese el nombre de Dios y
conviértase del pecado (1 Reyes
8:35).10. Vuelva en usted, ore a Dios y
conviértase a Dios de todo corazón y con toda
el alma (2 Crónicas 6:37,38).11. Busque la salida que Dios ha
provisto para resistir firme la tentación (1
Corintios 10:13).12. Siembre para el
Espíritu para segar vida eterna; no se canse de
hacer bien; haga bien a todos mayormente a la familia
de la fe (Gálatas 6:8-10).13. Gima y clame a causa de todas
las abominaciones (Ezequiel 9:4)14. Conviértase,
vuélvase de sus ídolos y aparte su rostro de
todas sus abominaciones (Ezequiel 14:6).15. Apártese de todos sus
pecados que hizo y guarde todos los estatutos de Dios, haga
según el derecho y la justicia. Considere todas
las ofensas cometidas y vuélvase de ellas.
¡Arrepiéntase! Conviértase de todas
sus impiedades. Apártese de todas sus impiedades
que usted ha cometido y hágase un corazón nuevo
y un espíritu nuevo (Ezequiel 18:21, 23, 27, 28,
30,31).16. Confiese sus pecados (1
Juan 1:9).17. No encubra pecados,
confiéselos y apártese de ellos para hallar
misericordia (Proverbios 28:13).18. Reconozca su pecado ante Dios
y no encubra su iniquidad; confiese sus transgresiones
al Señor (Salmo 32:5).19. Lávese y
límpiese. Quite la iniquidad de sus obras de
delante de los ojos de Dios. Deje de hacer lo malo,
aprenda a hacer el bien, busque el juicio, restituya al
agraviado, haga justicia al huérfano, ampare a la
viuda (Isaías 1:16-18).20. Arrepiéntase de las
obras muertas (Hebreos 6:1).21. Produzca (buen) fruto
manteniéndose en su arrepentimiento y evite el ser
cortado y echado en el fuego (Mateo 4:12-17; Mateo
25:34-36; Lucas 3:8-14).22. Esfuércese a
entrar por la puerta angosta (Lucas 13:24).23. Arrepiéntase y
conviértase a Dios y haga obras dignas de
arrepentimiento. (Hechos 26:20).24. Persevere en hacer bien,
busque gloria, honor e inmortalidad para que pueda tener vida
eterna (Romanos 2:7).25. No viva conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu haciendo morir las obras de
la carne y vivirá (Romanos 8:13).26. No participe en los pecados
ajenos y consérvese puro (1 Timoteo
5:22).27. Guárdese de los
ídolos (1 Juan 5:21).28. Manténgase sin mancha
de este mundo (Santiago 1:27).29. Medite en su cama y calle
(Salmo 4:4).30. Considere sus camino y vuelva
sus pies a los testimonios de Dios (Salmo
119:59).31. Pida a Dios que examine su
corazón y lo conozca, que lo pruebe y conozca sus
pensamientos para ver si hay en usted camino de perversidad y
que lo guíe por el camino eterno (Salmo
139:23,24).32. Mantenga la fe y la buena
conciencia (1 Timoteo 1:19)33. Deseche toda malicia y
engaño, hipocresía, envidia, y todas las
detracciones; desee la leche espiritual no adulterada
(1 Pedro 2;1,2)34. Guarde su lengua del mal y sus
labios de hablar engaño; apártese del mal
y haga el bien, busque la paz y sígala (1 Pedro
3:10,11)35. Procure con diligencia ser
hallado por Dios sin mancha, irreprensible y en paz (2
Pedro 3:14)36. Haga morir en usted lo
terrenal, deje la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia,
las palabras deshonestas de su boca; no mienta
(Colosenses 3:5-10)37. Deje los dioses ajenos (1
Samuel 7:3) y las ofensas cometidas: busque un
nuevo corazón y un nuevo espíritu (Ezequiel
18:31)38. Avergüéncese de
sus pecados pasados (Romanos 6:20-22)39. Contrístese
según Dios y tenga un ferviente deseo de limpiarse
(2 Corintios 7:10,11).40. Tenga un corazón
contrito y humillado (Salmo 51:17).41. Tema a Dios y aborrezca su
pecado (Salmo 36:1,2)42. Evite todos los pecados que
aparecen en 1 Corintios 6:9,10; Efesios
5:5-7; Gálatas 5:19-21 y
Apocalipsis 21:8)43. Restituya aquellas cosas que
usted robó (Éxodo 22:3-17; Lucas
19:8-10)
ORACIÓN DE
ARREPENTIMIENTO
Psa 51:1 Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus
piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame
más y más de mi maldad, Y límpiame de mi
pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi
pecado está siempre delante de mí. 4
Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo
delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu
palabra, Y tenido por puro en tu juicio. 5 He
aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me
concibió mi madre. 6 He aquí, tú
amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho
comprender sabiduría. 7 Purifícame con
hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré
más blanco que la nieve. 8 Hazme oír gozo
y alegría, Y se recrearán los huesos que has
abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra
todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un
corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro
de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no
quites de mí tu santo Espíritu. 12
Vuélveme el gozo de tu salvación, Y
espíritu noble me sustente. 13 Entonces
enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los
pecadores se convertirán a ti. 14 Líbrame
de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia. 15 Señor,
abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. 16
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No
quieres holocausto. 17 Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; Al corazón contrito y
humillado no despreciarás tú, oh Dios. 18
Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de
Jerusalén. 19 Entonces te agradarán los
sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo
quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu
altar.
El Arrepentimiento
Bíblico
Hay diferentes ideas en nuestros días acerca de
lo que es el "arrepentimiento". Pero ¿están
ellas basadas en lo que las Escrituras enseñan? (2 Timoteo
3:16-17)? ¿Es meramente un cambio de mente o hay
mucho más involucrado en ello? Vamos a mirar a algunas de
las más claras y más precisas definiciones
bíblicas del arrepentimiento, comenzando con la
enseñanza de Jesús acerca de Jonás y los
ninivitas:
Los hombres de Nínive se levantarán
en el juicio contra esta generación, y la
condenarán; porque ellos se arrepintieron a
la predicación de Jonás, y he aquí
más que Jonás en este lugar (Mateo 12:41). Para
averiguar exactamente lo que Jesús quiso decir cuando
dijo: "se arrepintieron", vamos a revisar el recuento
al cual se está refiriendo:
Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y
proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta
el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey
de Nínive, y se levantó de su silla, se
despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se
sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en
Nínive, por mandato del rey y de sus grandes,
diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten
cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban
agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y
clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno
de su mal camino, de la rapiña que hay en sus
manos. ¿Quién sabe si se volverá y
se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su
ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que
se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les
haría, y no lo hizo (Jonás 3:5-10).
Los ninivitas se humillaron y clamaron fuertemente a
Dios, convirtiéndose cada uno de su mal
camino. Según la autoridad final, esto
constituye el "arrepentimiento", a diferencia de lo
que algunos en nuestros días equivocadamente quieren que
nosotros creamos – un simple "cambio de mente".
El Ejemplo del Hijo Pródigo Otro buen ejemplo de
arrepentimiento es la enseñanza de Jesús acerca del
hijo pródigo: Y volviendo en sí, dijo:
¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me
levantaré e iré a mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra
ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme
como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a
su padre… el hijo le dijo: Padre, he pecado contra
el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo
(Lucas 15:17-21).
Jesús declaró que la humildad del
pródigo, su compunción, reconocimiento del pecado y
regreso a su Padre, hicieron que el volviera de nuevo a la
vida de su estado espiritual de muerte y
perdición: Porque este mi hijo muerto era, y
ha revivido; se había perdido, y es
hallado. Y comenzaron a regocijarse (Lucas
15:24). Esto es obviamente muerte y vida
espirituales, ya que el pródigo no fue afectado
físicamente por esta muerte.
¿Cuán Importante es
Arrepentirse?
Pedro enseñó que el arrepentimiento es el
remedio para la muerte: El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca,
sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro
3:9). No solamente fue el arrepentimiento el mensaje de Juan
el Bautista (Mat. 3:1,2), sino que Jesús continuó
el mensaje de Juan después que éste fue
aprisionado. No hay mayor sanidad en el mensaje de uno que
cuando está respaldado por el mensaje del propio
Señor: Cuando Jesús oyó que Juan
estaba preso, volvió a Galilea… Desde entonces
comenzó Jesús a predicar, y a decir:
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado (Mat. 4:12,17).
Otros Ejemplos
Bíblicos
El arrepentimiento de David después de su
adulterio y asesinato incluyó el reconocimiento de su
pecado (2 Samuel 12:13). Observe su oración sincera
y de corazón en el Salmo 51. Por otro lado, Saúl
estaba más preocupado de ser honrado delante del pueblo
que de mostrar verdadera humildad con respecto a su
desobediencia: Y él dijo: Yo he pecado; pero
te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y
delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a
Jehová tu Dios (1 Samuel 15:30).
La reacción de Pedro hacia su propio pecado
(negar a Jesús tres veces) fue el llanto amargo: Entonces,
vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se
acordó de la palabra del Señor, que le había
dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres
veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró
amargamente (Lucas 22:61,62). ¡Cuán sabio
es seguir el consejo de Santiago, que predicó el verdadero
arrepentimiento que, a propósito, refuta el punto de vista
sobre el avivamiento en el movimiento de la "risa santa":
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de
doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se
convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos
delante del Señor, y él os exaltará
(Santiago 4:8-10).
¿Cómo Obtener
Perdón y Misericordia?
Para obtener perdón y misericordia del
Señor, Isaías aconseja, "Deje el
impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de
él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será
amplio en perdonar" (Isaías 55:7). Observe que dice
que Dios "será amplio en perdonar" pero según el
contexto, eso está condicionado a que el impío deje
sus caminos y pensamientos malvados, y se vuelva al
Señor. El Profeta Daniel era altamente estimado
(Daniel 9:23) y dio consejo (aunque no fue escuchado) al Rey
Nabucodonosor: Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus
pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo
misericordias para con los oprimidos, pues tal vez
será eso una prolongación de tu tranquilidad
(Daniel 4:27).
El hijo de Nabucodonosor, Belsasar, no se humilló
aunque él sabía del juicio de Dios sobre su padre,
y aun se exaltó en contra del Señor del cielo
(Daniel 5:22,23). ¡Cuánto más sabio
él habría sido de haber seguido el buen ejemplo del
propio Daniel: Y oré a Jehová mi Dios e
hice confesión,… hemos pecado, hemos cometido
iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes,
y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus
ordenanzas… y no hemos implorado el favor de
Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras
maldades y entender tu verdad (Daniel
9:4,5,13).
Jeremías aconsejó a los oficiales y al
pueblo: "mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y
oíd la voz de Jehová vuestro Dios"
(Jeremías 26:13). Salomón oró, "Si el cielo
se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te
rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren
del pecado, cuando los afligieres" (1 Reyes 8:35). El
también sabía lo siguiente acerca del
arrepentimiento: Y ellos volvieren en sí en la
tierra donde fueren llevados cautivos; si se
convirtieren y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y
dijeren: pecamos, hemos hecho inicuamente,
impíamente hemos hecho; si se convirtieren a
ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra
de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren
hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la
ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he edificado a
tu nombre (2 Crónicas 6:37,38).
"El Remedio"
En el libro de Ezequiel, el Señor ordenó
que una marca fuera puesta en las frentes de aquellos que
"gimen y que claman a causa de todas las abominaciones
(pecados) hechas en la ciudad (9:4) para protegerlos de ser
asesinados (9:6). Algún tiempo después, Dios
hizo que Ezequiel profetizara: sí dice Jehová el
Señor: Convertíos y volveos de vuestros
ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras
abominaciones (14:6).
Ezequiel enseñó que "el alma que pecare,
ésa morirá" (18.20). Sin embargo, Dios tiene
un remedio: Mas el impío, si se apartare de todos sus
pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere
según el derecho y la justicia, de cierto vivirá;
no morirá. Todas las transgresiones que
cometió, no le serán recordadas; en su
justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la
muerte del impío? Dice Jehová el
Señor. ¿No vivirá, si se apartare
de sus caminos? … Y apartándose el
impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el
derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque
miró y se apartó de todas sus transgresiones que
había cometido, de cierto vivirá; no
morirá. … Convertíos, y apartaos de
todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad
causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras
transgresiones con que habéis pecado, y haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
¿Por qué moriréis, casa de Israel?
(Ezequiel 18:21-23, 27,28,30,31).
No hay ningún cristiano que alguna vez haya
vivido que no haya sido tentado al pecado, pero el
Espíritu Santo dio una verdad relevante y consoladora a
los cristianos de Corinto que se extiende hasta nosotros
hoy: No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino
que dará también juntamente con la tentación
la salida, para que podáis soportar (1 Cor.
10:13).
Todos seremos tentados pero ninguno tiene por qué
ceder a la tentación. ¿De qué otra
manera podríamos nosotros evitar el pecado? El
Apóstol Pablo nos dio visión que puede ser una
salvaguarda para nuestras almas: Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz (Romanos
8:5,6).
Perdón Condicional
Muchos maestros populares en nuestros días
erróneamente proclaman que todos los pecados de
los cristianos – pasados, presentes y futuros – han
sido ya perdonados. En contraste, la Biblia cita
condiciones para ser perdonados después que se ha
experimentado la verdadera regeneración: Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan
1:9).
El Apóstol Juan – que era salvo – se
incluía a sí mismo aquí usando el pronombre
"nosotros". Esta confesión de pecados a Dios debe
estar también combinada con la voluntariedad de renunciar
a esos pecados: El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta
alcanzará misericordia (Proverbios
28:13).
El Señor Jesús dio otra condición
relevante para recibir el perdón, de la que pocos en
nuestros días tienen deseos de predicar: Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre
celestial. Mas si no perdonáis a los hombres
sus ofensas, tampoco vuestro Padre celestial os perdonará
vuestras ofensas (Mateo 6:14,15).
Jesús está dirigiendo su enseñanza
a sus propios discípulos que vinieron a El (5:1,2).
Observe también en Mateo 6:14,15 que Jesús les dijo
que "vuestro Padre" no os perdonará vuestras ofensas si
vosotros no perdonáis a los hombres sus ofensas. El
no puede estar hablando a gente no salvada ya que ellos no
tendrían a Dios como su Padre espiritual.
El Rey David escribió, "Bienaventurado
aquél cuya transgresión ha sido perdonada, y
cubierto su pecado" (Salmo 32:1) y dijo cómo él
había obtenido el perdón: Mi pecado te
declaré y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a
Jehová, y tú perdonaste la maldad de mi pecado
(Salmo 32:5). El perdón no viene en forma
automática, como se evidenció en el
versículo precedente. David tuvo que hacer
algo para obtener este perdón. Quizás Juan
tenía este versículo y otros similares en mente
cuando escribió 1 Juan 1:9.
El consejo del Dios Soberano a través de
Isaías fue: Lavaos y limpiaos; quitad la
iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos;
dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el
bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced
justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid
luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana (Isaías
1:16-18). Dios es compasivo y misericordioso, no
queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al
arrepentimiento (2 Pedro 3:9) pero nosotros debemos hacer nuestra
parte según está registrada en las Santas
Escrituras. La Biblia no enseña que los
cristianos están ya perdonados aun antes de que sus
pecados futuros sean cometidos. No deje que los falsos
maestros de nuestros días lo engañen. Presten
atención al mensaje de la Escrituras:
El Arrepentimiento es Fundamental para
el Cristianismo
El escritor de Hebreos enseñó (entre otras
enseñanzas elementales) que el arrepentimiento es un
principio fundamental cristiano: Por tanto, dejando ya
los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a
la perfección; no echando otra vez el fundamento
del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios
(Hebreos 6:1).
Pronto examinaremos algunas de las "obras
muertas". Pablo dijo a los cristianos romanos que el pecado
lleva a la muerte espiritual (Romanos 6:16) y Santiago
advirtió cómo ocurre esta "muerte": Sino que
cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces, la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, a la luz la
muerte. Amados hermanos míos, no
erréis. (Santiago 1:14-16) Estas
fueron las enseñanzas básicas y elementales de la
iglesia primitiva que raramente se repiten en nuestros
días y aun peor, que son negadas por los maestros de la
eterna seguridad.
El Verdadero Arrepentimiento produce
"Fruto"
En el momento del arrepentimiento y de la
salvación inicial, pasamos de muerte a vida (1 Juan 3:14),
de las tinieblas a la luz (Hechos 26:18, Efesios 5:8, 1 Pedro
2:9), y del poder de Satanás a Dios (Hechos 26:18).
Pero esto no acaba aquí. Juan el Bautista dio su
entendimiento inspirado por el Espíritu Santo en cuanto a
lo que Dios requiere del arrepentimiento, en Lucas 3:8-14:
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Y no
comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos
a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar
hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también
el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; por tanto, todo árbol que no da
buen fruto se corta y se echa en el fuego. Y la gente
le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿Qué
haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos
túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene
qué comer, haga lo mismo. Vinieron también
unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro,
¿qué haremos? El les dijo: No
exijáis más de lo que os está
ordenado. También le preguntaron unos soldados,
diciendo: Y nosotros, ¿qué
haremos? Y les dijo: No hagáis
extorsión a nadie, ni calumniéis; y
contentaos con vuestro
salario.
Observe la responsabilidad humana involucrada.
¿Estaba Juan enseñando una salvación por
medio de "obras"? De ningún modo. El padre de
Juan, Zacarías, profetizó acerca de él bajo
la inspiración del Espíritu Santo (Lucas 1:67) que
Juan daba al "pueblo de Dios conocimiento de
salvación para perdón de sus pecados", V.
77. Aunque algunos pudieran reclamar equivocadamente que
Juan enseñaba la "ley" y las "obras" del Antiguo
Testamento, ¡Dios dio el conocimiento de la
salvación a través de él! La
enseñanza de Jesús acerca de los justos fue muy
similar e incluía acción de la parte de los
redimidos o los "benditos": Entonces el Rey dirá a
los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me
disteis de comer, tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis
a mí" (Mateo 25:34-36). Jesús
enseñó, "Esforzaos a entrar por la puerta
angosta; porque os digo que muchos procurarán
entrar, y no podrán" (Lucas 13:24). Pero "la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Juan
1:17).
Aunque esto está en conflicto con el falso
mensaje de "gracia" de hoy en día, ésta es la
verdadera gracia Bíblica del Dios Todopoderoso.
Escoja a quién creer – al que tiene toda autoridad
en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18) o a los impíos
convertidores de la gracia de hoy (Judas 3,4).
Demuestre Su Arrepentimiento y
Manténganse
Mientras que no éramos salvos, nosotros
producíamos fruto para muerte (Rom 7:5). Pero ahora
debemos producir buen fruto para evitar el ser cortados y
arrojados en el fuego (Mat. 3:10). Esto requiere
acción de nuestra parte que no puede ser una
salvación por "obras" ya que Jesús encomió
el mensaje de Juan (Mateo 11:11). El mensaje
estándar del evangelio de gracia del Apóstol Pablo
también está de acuerdo con el de Juan: … que
anuncié … que se convirtiesen a Dios, haciendo
obras dignas de arrepentimiento (Hechos
26:20).
Jesús nos hace libres de la esclavitud del pecado
(Juan 8:34-36) pero después de la salvación
inicial, Pablo enseñó a los cristianos a persistir
en buscar la inmortalidad, a continuar en el Espíritu y a
hacer morir el pecado para vivir: Vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad (Romanos 2:7). Porque si
vivís conforme a la carne, moriréis, mas si por el
Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis (Romanos 8:13). La
responsabilidad humana y el libre albedrío están
también claros en el consejo de Pablo al Pastor Timoteo
cuando le dice "no participes en pecados ajenos.
Consérvate puro" (1 Timoteo 5:22). En forma similar,
Juan aconsejó a sus hijos "guardarse de los
ídolos" (1 Juan 5:21).
Alguno pudiera alegar, "pero nosotros no estamos bajo la
ley". Cierto, nosotros no estamos bajo la ley ceremonial,
pero b> nosotros todavía estamos bajo la ley moral como
puede verse en versos tales como 1 Corintios 6:9, 10;
Efesios 5:5-7; Gálatas 5:19-21; Judas 7;
Apocalipsis 21:8; etc. Recuerde que Pablo le dijo a
los cristianos corintios que no fueran idólatras
(1 Corintios 10:7). El sabía que los cristianos
podían convertirse en idólatras y terminar
así en el lago de fuego según Ap. 21:8 a menos que
se arrepintieran. Por lo tanto, estos apóstoles
aconsejaron a los cristianos mantenerse lejos de tal peligro
espiritual. Santiago enseñó qué clase de
religión es aceptable a Dios y de qué debían
guardarse los cristianos: La religión pura y sin
mácula delante de Dios el Padre es
ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas
en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo
(Santiago 1:27). Estas todas son enseñanzas de
la verdadera gracia. El problema, entonces, estriba en
aquellos que tienen un punto de vista distorsionado acerca de la
gracia.
Escudriñe Su Corazón y
Libérese
El consejo siguiente de los Salmos puede ser de gran
beneficio para aquellos que desean mantener un camino santo
delante de Dios: Temblad y no pequéis; meditad en
vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad
(Salmo 4:4). Confesaré mi maldad, y me
contristaré por mi pecado (Salmo 38:18)
Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus
testimonios (Sal 119:59) Examíname, oh
Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce
mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de
perversidad, y guíame en el camino eterno (Salmo
139:23,24).
Estas clases de oraciones nos ayudarán a mantener
un corazón puro, que es vital ya que estos son los que
estarán en el lugar santo de Dios (Salmo 24:3,4).
"Mantener la fe y la buena conciencia" nos preservará de
naufragios espirituales (1 Timoteo 1:19). Pedro y Pablo nos
dieron otras importantes salvaguardas y ordenanzas:
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis en
salvación (1 Pedro 2:1,2). Porque :
El que quiere amar la vida y ver días buenos,
refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen
engaño; apártese del mal, y haga el
bien; busque la paz, y sígala (1 Pedro
3:10,11). Por lo cual, oh amados, estando es espera
de estas cosas (la morada de la justicia, V. 13), procurad con
diligencia ser hallados por él sin mancha e
irreprensibles, en paz. (2 Pedro
3.14).
Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es
idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene
sobre los hijos de la desobediencia, en las cuales vosotros
también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais
en ellas. Pero ahora, dejad también vosotros
todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos
a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus
hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del
que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno
(Colosenses 3:5-10). Para liberarnos del pecado a fin
de regresar a Dios ha existido desde hace mucho tiempo un mandato
bíblico: Si de todo corazón os volvéis a
Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de
entre vosotros, y preparad vuestro corazón a
Jehová, y sólo a El servid (1 Samuel
7:3). Echad de vosotros todas vuestras
transgresiones con que habéis pecado, y haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
¿Por qué moriréis, casa de Israel?
(Ezequiel 18:31).
El Verdadero Arrepentimiento Incluye
Dolor Santo y Vergüenza
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