Monografias.com > Lengua y Literatura
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Monografía del Quijote – Burla a las novelas de caballerías




Enviado por Aldana Rizzo



    A lo largo de este texto desarrollaremos una
    monografía en base a la obra literaria de Miguel de
    Cervantes Saavedra, El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la
    Mancha
    , con el fin de demostrar que dicho autor
    pretendía con la obra citada burlarse y parodiar a la
    caballería.

    El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha
    ha resultado ser uno de las mayores obras literarias jamás
    escritas; por su originalidad, por el tema que presenta y por la
    controversia que creó y continúa creando, se
    considera un antes y un después en la historia de la
    literatura española.

    Dicha novela vio la luz en 1605, publicándose su
    segunda parte en 1615 con el título de El Ingenioso
    Caballero don Quijote de la Mancha,
    y se la ha clasificado
    como novela de aventuras e, incluso, parodia de las novelas de
    caballerías. Es el segundo libro más editado y
    traducido del mundo, sólo superado por la
    Biblia.

    El contexto histórico de la obra es bastante
    complicado. Una España en completa crisis, que lleva a una
    notoria decadencia de la nobleza, lo que conlleva a la decadencia
    de la caballería.

    Algunos autores, como Temple, culpan al mismo Cervantes
    de haber sido un enemigo destructor de la caballería
    española y un antipatriota causante de la caída de
    su nación[1]La obra en sí, al
    desarrollarse durante los Siglos de Oro (o Siglo de Oro), posee
    mucho de las estéticas Barroca y Renacentista,
    mezclándose la oscuridad y confusión de una con la
    armonía y sencillez de la otra.

    En cuanto a su línea argumentativa,
    la obra trata sobre un hidalgo (don Quijote), que se vuelve loco
    debido a la excesiva lectura de novelas de caballerías y
    pretende ser un caballero andante (modelo de vida en desuso para
    los contemporáneos del autor), implicando esto salir al
    encuentro de múltiples aventuras, tener una doncella por
    la cual luchar y conseguir un fiel escudero que lo
    acompañe en su búsqueda de la justicia. La
    decadencia de la caballería encuentra su eco en la
    demencia del quijote, la que representaría el desatino que
    supone la pervivencia de la institución medieval en el
    estado moderno. Así nace el personaje de Miguel de
    Cervantes, al cual el mismo le da vida desde la cárcel con
    el fin de parodiar al género de las novelas de
    caballerías.

    El prólogo de la primera parte del Quijote forma
    parte de la ficción que es en sí misma la novela.
    Nos introduce a la confusión, ya que usualmente los
    prólogos de los libros de caballerías
    contemporáneos a la obra, firmados por el autor, son la
    parte de realidad del libro.

    Durante este prólogo, Cervantes finge
    presentarnos al "autor", el cual habla de la problemática
    del escritor al buscar ayuda para expresarse. Todo el
    prólogo en sí mismo es una alevosa burla a la
    novela de caballerías. Esto podemos verlo simplemente al
    empezar a leer el texto:

    "Desocupado lector:"[2]
    (pág. 13)

    Cervantes da comienzo a la obra remarcando que el lector
    de la novela de caballería es una persona desocupada, con
    tiempo libre e, indirectamente, poco productiva. Ya con esto
    podemos ver su poco aprecio hacia este tipo de literatura y
    aún más hacia sus lectores. En un supuesto
    diálogo con el coautor del prólogo, se da a conocer
    el fin de la obra

    "todo él es una invectiva contra
    los libros de caballerías" (pág. 20)

    Más tarde, también se refiere a los mismos
    autores de estas novelas. Los describe como "musas
    estériles", y reafirma su condición de estar preso
    en la concepción de la obra, hablando del "sosiego, el
    lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los
    cielos" de los cuales disfrutan estos autores tan alabados por el
    público desocupado.

    Durante todo el prólogo, el autor
    remarca su desconocimiento de las obras clásicas, y afirma
    que, por pereza, no hará como otros autores que dan luz a
    libros

    "…fabulosos y profanos, tan llenos
    de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda
    la caterva de filósofos que admiran a los leyentes"
    (pág. 15)

    Al contrario, Cervantes se finge preocupado por el
    qué dirán de su obra, al ver que no tendría
    nada de estas citas eruditas debido a la pobreza de su obra y su
    ignorancia en el tema. A causa de su "insuficiencia y pocas
    letras" se vería incapaz de acotar sonetos escritos por
    nobles de renombre y asegura que él podría decir lo
    mismo que todos los filósofos sin necesidad de nombrarlos
    o siquiera conocerlos.

    De mano de su alter ego, Cervantes se burla una vez
    más de los considerados leídos y cultos lectores
    del género. Esto lo hace cuando su "amigo" le aconseja
    escribir él mismo los sonetos y firmarlos con el nombre de
    altos representantes de la nobleza inventados por él. De
    todas formas, nadie se daría cuenta del
    engaño[3]

    "…después los podéis
    bautizar (a los sonetos) y poner el nombre que
    quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan de las
    Indias o al Emperador de Trapisonda, de quien yo sé que
    hay noticia que fueron famosos poetas; y cuando no lo hayan sido
    y hubiere algunos pedantes […] que por detrás
    […] murmuren desta verdad, […] ya que os
    averigüen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo
    escribistes." (pág. 17)

    Mediante esta conversación ficticia, Cervantes
    pone aún más en ridículo las demostraciones
    eruditas de los autores, demostrando que él, con un
    conocimiento básico de expresiones latinas y de la
    Escritura Divina, puede quedar frente al público como un
    erudito cultivado en las artes literarias. Tan sólo con
    tener buena retórica se podría engañar al
    lector, que no tiene un real conocimiento de las letras y las
    artes. En el mismo cuadro, discute la originalidad de las novelas
    del género, cuyas tramas y prólogos son tan
    parecidos y esquemáticos que bien podría copiar las
    anotaciones de cualquiera de ella, ya que todas tienen
    anotaciones similares y sin ninguna clase de marca personal del
    autor.

    El autor da, indirectamente, una clase magistral de
    cómo debe ser una verdadera obra literaria, qué
    debe producir en el lector y qué debe conseguir crear en
    la mente del público

    "que, leyendo vuestra historia, el
    melancólico se mueva a risa, el risueño la
    acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la
    invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje
    de alabarla. En efecto, llevad la mira puesta a derribar la
    máquina mal fundada destos caballerescos
    libros"

    Con esto, Miguel de Cervantes nos propone lo que quiere
    conseguir con su obra, y lo que considera que le falta a los
    libros de caballerías, que son simples y no tienen
    ningún punto de llegada u objetivo en sí,
    más que el mero entretenimiento vano e
    improductivo.

    Durante la primera parte de la novela, se empieza a dar
    forma al antihéroe que resultaría ser el Quijote;
    alguien perturbado por la excesiva lectura de libros de
    caballería, que viviría cual caballero andante y
    dejaría en ridículo la idea del
    caballero.

    Sin embargo, en la obra, el mismo Quijote sale en busca
    de aventuras con el fin de dar renombre a la caballería,
    la que considera que ha decaído y que es despreciada.
    Durante todas sus aventuras, se presenta una visión
    caballeresca (del mismo Quijote) y una más "terrenal" u
    objetiva, casi siempre por parte de Sancho Panza, su escudero, o
    por parte de la gente que forma parte o es víctima de sus
    locuras.

    Sin embargo, mediante su personaje principal, el
    escritor ensalza los valores caballerescos, y pone énfasis
    en la moral que se ha perdido debido al Estado Moderno al que se
    está dando paso. Utilizando estas razones, los
    cervantinistas consiguieron defender a Cervantes del ataque de
    todos los críticos, en su mayoría ingleses y
    franceses, que aseguraban que era el culpable del decaimiento de
    la caballería, asegurando los primeros que, al contrario,
    la obra sólo intentaba recomponer la moral de la
    caballería tradicional, la cual se había deformado,
    mellado y degenerado a causa de las novelas de
    caballerías, que daban una imagen ridícula y
    grotesca de sus valores[4]

    Al concluir, vemos que Miguel de Cervantes no
    pretendía mofarse de la caballería como forma de
    vida o de la totalidad del género, si no de aquellas obras
    que habían caído en la rutina y que no
    deberían considerarse literatura, ya que sólo
    siguen un patrón marcado, sin tener ningún tipo de
    originalidad. Son tales obras las que habían perjudicado
    al género y a la sociedad, ridiculizándose los
    mismos autores y ridiculizando éstos a sus lectores,
    quienes no tendrían un espíritu crítico para
    diferenciar una obra literaria de un texto vacío y sin
    sentido. Con todo esto, recalcamos la originalidad e importancia
    de esta obra maestra de la literatura, que sirve de base para
    todo lo que vendría después.

    BIBLIOGRAFÍA

    -SAAVEDRA, MIGUEL DE CERVANTES, ed., 2002.
    El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha,
    Universidad de Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
    Saavedra.

    -A.P. BURTON, Bulletin of Hispanic
    Studies,
    n°45, 1968, pág.3

    – SALVÁ Y PÉREZ, VICENTE,
    ed., 1839, Rius, Bibliografía
    Crítica…,
    vol. III, pág 54

    -GIL DE ZÁRATE, ANTONIO, ed., 1847,
    Manual de Literatura

    -El Quijote y la Crítica
    Contemporánea – Biblioteca Virtual
    Cervantes

     

     

    Autor:

    Aldana Rizzo

    [1] A.P. BURTON, Bulletin of Hispanic
    Studies, n°45, 1968, pág.3

    [2] SAAVEDRA, MIGUEL DE CERVANTES, ed., 2002.
    El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Universidad de
    Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Saavedra.
    Todas las citas se harán sobre esta edición y se
    indicará a continuación de cada una y entre
    paréntesis el número de página.

    [3] En la época resultaría
    prácticamente imposible demostrar que “x”
    poeta existía o no, debido a la desorganización
    de registros de autor.

    [4] SALVÁ Y PÉREZ, VICENTE,
    ed., 1839, Rius, Bibliografía Crítica…,
    vol. III, pág 54 GIL DE ZÁRATE, ANTONIO, ed.,
    1847, Manual de Literatura

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter