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Recuento e intervención desde lo erótico



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Definiciones
  4. Orígenes e
    Historia Literaria
  5. La familia y el
    sexo
  6. Gradaciones en lo
    referente al sexo
  7. Sexo versus
    poder
  8. El contexto cubano
    y la perspectiva femenina
  9. El cuerpo como
    espacialidad utópica
  10. La
    intervención comunitaria
  11. Conclusiones
  12. Bibliografía

Resumen

El siguiente trabajo pretende erigir al docente
universitario como un gestor de transformaciones socioculturales
a través de la intervención comunitaria, para ello
proporciona un andamiaje teórico en materia de erotismo,
libertad sexual, inclusión, homofobia, respeto a la
diferencia y problemas de género; validando la casa de
Orientación de la Mujer y la Familia como la
institución facilitadora para este proceso.

Desde índole curricular se enfatiza en
asignaturas como Literatura y Cultura Cubana en la carrera de
Estudios Socioculturales y Salud, Familia y otras en la carrera
de Psicología, así como la extensión
universitaria como proceso sustantivo más favorecido en
este replanteo de la universalización.

Introducción

Abordar el trasfondo erótico de la literatura
cubana en el ámbito contextual finisecular hacia
acá como un desempeño pedestre de las inagotables
posibilidades de la ficción, se ha convertido en la
obsesión de muchos y enfocarlo desde una dimensión
emblemática, una necesidad para otros. Mojigatería
y extremo desenfado aún continúan en el ruedo, en
una enfática defensa de las posibilidades del otro;
inclusive contextualizado tal referente con la reciente
institucionalización de una jornada internacional contra
la homofobia que tan buena acogida tuvo entre
nosotros.

Otro tanto sucede con la marcada intención de
reivindicar la diversidad en cuanto a posturas y preferencias
sexuales en el orden de lo real que inducen a un total replanteo
del asunto.

Desarrollar en el orden de la extensión
universitaria un sistema de acciones que redimensionen
temáticas y posturas frente a la sexualidad y concepto de
género; tanto en el plano estético como en materia
de inclusión y calidad de vida, para potenciar la
repercusión e inserción del marco universitario
como agente de cambio en el ámbito sociocultural,
constituye una tarea inmediata en el nuevo contexto que enfrenta
la universalización.

DESARROLLO

Definiciones

A tenor con las referencias de un Roland Barthes,
¿Qué es el erotismo?» —pregunta hace
más de tres décadas. «Una mera
palabra», responde con humor, aludiendo a una
práctica difícilmente codificable en una sociedad
que apenas permite la enunciación de «deseos,
preámbulos, sugestiones, sublimaciones ambiguas»1. O
de un George Steiner que analizará años
después la semántica de la sexualidad,
denunciando«una devaluación de lo que fueran durante
mucho tiempo «las partes privadas del habla», el
idioma tabú de la intimidad o su jerga
subterránea»2; se han manejado infinitas
posibilidades de definición e inclusive se establecen
límites con las propuestas adyacentes que se extienden
hasta lo morboso.

Erotismo es una palabra formada a partir del griego
epco^: érós con que se designaba al amor
apasionado unido con el deseo sensual. El término
«erotismo» connota y denota a todo lo relacionado con
la sexualidad y no simplemente con el acto sexual físico
sino también todas sus proyecciones. De este modo el
erotismo puede observarse en combinación con la libido,
término más usado por el psicoanálisis de
tipo freudiano. El erotismo trata de todo aquello que emana de
nuestra zona libídica y está relacionado con el
sexo y con el amor erótico.

Lo erótico es definido como lo inadvertido que
súbitamente hace presencia: es el rapto, lo inquietante,
el peligro; a su vez es calificado como la dimensión del
placer de la sexualidad y la creatividad y constituye un
capítulo aparte al que la crítica
contemporánea accede asiduamente y por qué no, la
recepción también manifiesta profunda inquietud
hacia tal temática.

Orígenes e
Historia Literaria

El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad
y la cultura del hombre desde los inicios de los tiempos, y el
caso de la literatura no es una excepción, sí bien
a menudo se ha visto sometida a la censura por considerarse un
tema reprobable o pecaminoso. Asimismo, también es
frecuente la alusión al sexo o pasajes eróticos
englobados dentro de obras mayores, no como tema principal de la
obra, sino como capítulos aislados que contribuyen al
devenir de la narración o al desarrollo de
personajes.

Haciendo un breve recuento por la historia literaria,
puede precisarse que en el Antiguo Egipto se redactaron tratados
acerca del sexo, en ocasiones meras recopilaciones de posturas
sexuales, como por ejemplo en el papiro de Turín, donde se
detallan las variantes del acto amatorio. Aunque poco se conserva
de la época, si se han salvado algunos fragmentos, como
por ejemplo en el papiro de Leide, donde se propone la
confección de una imagen del amor. La literatura antigua
relativa al erotismo se caracteriza principalmente por la
unión entre lo divino y lo terrenal. Son frecuentes las
alusiones a los dioses y los cultos a la fecundidad y al
falo

La Antigua Roma también es rica en este
género literario, cultivado entre el siglo II a. C y
principios del siglo I. Se destacan autores como Plauto. Catulo y
Horacio. En la Antigua China, durante el periodo Han (alrededor
del año 200 a. C.) circularon diversos manuales
didácticas sobre la práctica sexual, siguiendo la
fórmula literaria del diálogo entre un Emperador y
sus preceptos o profesores sexuales. En el siglo IV,
apareció en la India el Kámasutra. el
más famoso y universal de los manuales de sexualidad.
Escrito por Mal-la Naga Vatsiaiana como un texto religioso
dirigido al pueblo, la obra es un compendio de técnicas y
consejos en las artes amatorias, que van desde el erotismo y la
sensualidad más sutiles hasta una descripción
detallada y gráfica de posturas sexuales para dicho
acto.

Procedente del Oriente medio musulmán es la obra
medieval Las mil y una noches, del siglo IX. en la cual
se trata el tema de la infidelidad. También de origen
musulmán es El jardín perfumado, de
Cheüc Nefzaoui, que es también un manual con uso al
respecto.

La Edad Media constituye una etapa oscura para el
desarrollo del arte y del pensamiento y tanto la sexualidad como
la visión erótica no saldrían ilesas de
ello, sin embargo engloba una pausa caballerezca y pastoril que
idealizan la mujer amada y descarnalizan por así decirlo
el propio acto del amor; téngase en cuenta obras como
Lancelot de Chrétien de Troves.
Tristón e Isolda de Gottfiied von Strassburg. el
Román de la Rose de Gufllaume de Lorris y Jean de
Meun y Vita nuova y la Divina Comedia de Dante
Alighieri.

La Italia renacentista fue un marco propicio para el
desarrollo de la literatura erótica. Giovanni Boccaccio es
una muestra palpable de ello con su libro de cuentos
Decamerón en 1353.

En la Península Ibérica se pueden destacar
las Cantigas de escarnio y mal decir en gallego
portugués y el Libro de buen amor del Arcipreste
de Hita, donde el autor narra los hechos de su vida amorosa
durante la Baja Edad Media. Un poco más adelante, inmersos
en el Siglo de Oro español, se pueden citar las obras de
La Celestina, donde se cuentan los aconteceres de una
alcahueta y La lozana andaluza de Francisco Delicado,
donde se describen el mundo de la prostitución en la Roma
renacentista. No obstante, multitud de escritores dedicaron
algún verso al erotismo y la sexualidad a pesar del
puritanismo reinante de la época, como Quevedo o
Góngora aunque generalmente son más elementos
aislados que tramas centrales.

Durante el siglo XVI. la herencia medieval se
hará notar en una de las literaturas más ricas de
Europa, la francesa, conociendo obras maestras del género
como Pantagruel (1532) y La Vie tres Horrificque du
Grana Gargantua
(1534) de Rabelais; escritos que parodian
los excesos del amor sensual y el libertinaje Margarita de
Navarra escribió el Heptameron (1558); una
colección de 72 historias cortas que versan sobre los
temas del amor, la lujuria, la infidelidad y otras materias
románticas y sexuales. Hacia el siglo XVII comenzaron a
circular numerosos ejemplos de literatura pornográfica o
erótica, impresos principalmente en Amsterdam y pasados de
contrabando a los demás países europeos.

Del mismo siglo data la idea del Don Juan, personaje
masculino seductor y osado que nunca encuentra
satisfacción plena en sus conquistas, razón por la
cual se embarca una y otra vez en la tarea de la
seducción, renunciando al amor.

En Francia, destaca la figura de Pierre de
Brantóme, el cual presentaba unos personajes inmersos en
la inmoralidad más absoluta según los
cánones de la sociedad. En sus manuscritos no faltan
descripciones explícitas y amplias de las partes intimas,
asi como alusiones a la promiscuidad, el lesbianismo, el
cunnílingus e incluso el sadomasoquismo. Entre sus obras,
probablemente la más obscena sea la Vida de las
mujeres galantes.

En Inglaterra, el dramaturgo John Ford realizó
una controvertida incursión en el incesto con su obra Tis
Piry She's a Whore, Por otro lado se encuentra la obra Sodom, o
la quintaesencia del libertinaje, atribuida a John Wilmot
Rochester, aunque no se sabe con exactitud quien es el autor. La
trama gira alrededor de la preferencia sexual de un rey por la
sodomía.

Durante la Ilustración, muchos de los
librepensadores franceses empezaron a explotar la
pornografía como medio de critica y sátira social y
la pornografía libertina come4nzó a convertirse en
un comentario social subversivo dirigido a menudo contra la
Iglesia Católica y las actitudes generales de
represión sexual.

Las historias e ilustraciones eran a menudo
anticlericales, llenas de sacerdotes, monjes y monjas
indecorosos, tradición que en Francia se prolongó
hasta el siglo XX. Además en el periodo que fue hasta la
Revolución francesa, la pornografía se usó
también como comentario político: María
Antonieta era a menudo objeto de fantasías que
incluían orgías, actividades lésbicas y la
paternidad de sus hijos, y circularon rumores sobre la supuesta
insuficiencia sexual de su esposo el rey Luis XVI. De esta etapa
data también la obra Justine del Marqués de Sade,
quien marcó un hito en la historia de la literatura
erótica y es principalmente conocido por sus obras en el
género.

Hacia el siglo XIX con el surgimiento del romanticismo
se idealiza el dolor y el sufrimiento psíquico, así
como el amor pasional. Esta nueva corriente lidiaba a menudo con
las fronteras entre lo permisible y lo prohibido, aun sin llegar
a la obscenidad de épocas anteriores. Gustave Flaubert por
Madame Bovary. y Charles Baudelaire por Las flores
del mal,
llegaron a ser enjuiciados. Otras obras
clásicas del periodo fueron menos controvertidas, como
Cumbres Borrascosas. Jane Eyre o Anna Karenina.
Este subgénero concreto terminaría derivando en lo
que se conocerá como novela rosa.

Pero la literatura erótica más salvaje
también continuó en el siglo XIX. El autor
austríaco Leopold von Sacher-Masoch sienta las bases de lo
que más adelante se terminará conociendo como
masoquismo.

El inglés D.H. Lawrence es el autor de uno de los
libros más polémicos de la primera mitad del siglo
XX. El amante de Lady Chatterley (1928). que narra el
descenso al adulterio de una mujer con un sirviente durante la
ausencia de su marido, destinado en la Primera Guerra Mundial. En
la obra se describen detalladamente las relaciones sexuales de
los amantes, las cuales simbolizan y glorifican la fuerza del
amor, que no entiende de barreras sociales clasistas. Asimismo,
la obra ha sido también estudiada como un texto
anti-feminista como un elogio al triunfo del falo.

Otros autores controvertidos que contemporanizan son
Henry Miller con sus obras Trópico de
Cáncer
(1934) y Trópico de
Capricornio
(1938) prohibidas en múltiples
países; EmmanueDe Arsan autor de Emmanuelle, y
Dominique Aury autora de Historia de O, que
también inciden en la misma ensalzación del mundo
de la prostitución Georges Bataflle con el libro titulado
La historia del ojo (1928) publicada bajo
pseudónimo, exploró las sensaciones y las
relaciones sexuales entre dos adolescentes de tendencia
exhibicionista. Anais Nin fue una de las primeras representantes
de la literatura erótica femenina y ha tocado multitud de
temas eróticos en sus obras, como el incesto, el
voyeurismo y el lesbianismo.

Otros autores significativos del siglo XX son GuJlaume
Apoüinaire. Louis Aragón. Jean Genet conocido por sus
escritos sobre homosexualidad. Píerre Louys, autor de la
parodia Manual de urbanidad para niñas, el poeta
surrealista Joyce Mansour; Mario Vargas Llosa, de nuestro
contexto, peruano, con Travesuras de la niña
mala.

Una de las obras clave de la literatura erótica
de la segunda mitad del siglo XX es. sin duda. Historia de O. Se
trata de una historia de absoluta sumisión, donde la
protagonista, es iniciada en las artes sexuales a modo de
esclava, siempre disponible para las relaciones sexuales de todo
tipo. A finales del siglo XX y principios del XXI. Los libros
eróticos narrados a modo de autobiografía femenina
cobran cierta fama. Las edades de Lulú! de
Almudena Grandes, la controvertida Cien Cepilladas antes de
Dormir,
de Meüssa Panaredo que trata la sexualidad
extrema durante la adolescencia o Diario de una
ninfómana
(2003) de Valérie Tasso son algunos
ejemplos de ello.

La familia y el
sexo

La familia en su esencia como institución
ocupó un espacio preponderante en lo que se denomina
relación entre la construcción y la
constricción del sexo, posiciones extremas entre lo que
sería propio para la conducta masculina y la femenina.
Para los primeros era propio el donjuanismo y el onanismo y para
las féminas solo la espera en el acceso al mercado del
matrimonio, esteriotipado en la ausencia de la
exteriorización del placer y apuntalado en la anorgasmia y
la llamada frigidez.

El puritanismo, como visión y referencias
éticas de una generación ya madura, formada en
patrones de una educación patriarcal y heterosexual, amiga
del silencio y la mesura, muy a tono con visiones oficialistas y
distintivas del poder; codificaron una época tanto en el
orden conceptual como desde la propia praxis; y que estuvo
lastrada en el orden estético también por la
influencia del realismo socialista que inexorablemente asociaba a
la vanguardia artística con una posición militante
y por ende masculina.

Ello como reacción propia, instó hacia una
postura emergente que abogue por el derecho a la diferencia, a
ser escuchados, a redimensionar conceptualmente lo relativo a la
moral y la axiología, eludiendo posiciones
arquetípicas. Claro que en este tránsito por lograr
un espacio, a veces se cae en el vacío de sobredimensionar
el asunto, desvirtuando el propio propósito, derivando
hacia el feminismo, la postura gay o la teoría
queer

Para algunos artistas, el arte erótico es un
ataque de rebelión hacia la represiva institución
de la familia, del matrimonio y de la monogamia y la
heterosexualidad compulsiva, y para otros es un importante
recurso de placer y liberación. Otros plantean que este
propósito liberador va de pasada (Gonzalo Navajas), que
estamos inmersos en una etapa de devaluación del sexo, en
un intento de cotidianizarlo, separándolo de
propósitos éticos o cognitivos.

La novedad radica ahí en la manera de vincular un
discurso totalmente contestatario, agresivo, que coquetea con lo
procaz y lo soez, que pretende escindir cánones, romper
con el inmovilismo y la abulia pero a la vez se propone construir
un discurso apuntalado en todo un andamiaje teórico,
metadiscursivo, lográndose un reflejo antitético
entre los registros del lenguaje. Aquí cabe retomar las
palabras de Camilo José Cela "Es cierto que las
palabras se subliman o se prostituyen, se angelizan o se
endemonian, a consecuencia de una cruel determinante, la vida
misma."

Gradaciones en lo
referente al sexo

De tal manera, si se parte de criterios asociados al
asunto, que sitúan frente a la variedad de niveles que
comporta el tema erótico en la literatura, que va desde la
emoción estética y sensual hasta la
pornografía, pasando por la chocarrería, el
libertinaje y la obscenidad; pues a la novela erótica
desde la perspectiva estética; extendiendo el asunto hacia
todo tipo de discurso. Si se parte del supuesto de que la novela
erótica no es un producto de consumo, sino un producto
estético, por tanto, su interés radica más
en la forma que en el contenido. Esto implica establecer una
distinción entre la novela pornográfica y la novela
erótica. En la primera, sólo cuenta el contenido
obsceno, sin preocuparse de la forma. En la segunda, es la forma
la que le confiere sentido estético al contenido
erótico.

La pornografía es la descripción pura y
simple de los placeres carnales; el erotismo es la misma
descripción revalorizada. en función de una idea
del amor o de la vida social. Todo aquello que es erótico
es necesariamente pornográfico por añadidura. Es
mucho más importante distinguir entre lo erótico y
lo obsceno. En este caso se considera que erotismo es todo
aquello que vuelve la carne deseable, la muestra en su esplendor
o florecimiento, inspira una impresión de salud, de
belleza, de juego placentero; mientras que la obscenidad
devalúa la carne, que así se asocia con la
suciedad, las imperfecciones, los chistes escatológicos,
las palabras sucias.

Es recurrente escuchar peyorativamente reflexiones como
"es solo sexo ", lo que hace desprender ausencias de
significaciones, el regodeo discursivo ocupa solo el entorno de
la denotación, se cuenta en virtud de la imagen. Ambas
posturas no son esencialmente divergentes, solo que se enfoca un
mismo tema segmentadamente; claro que el aspecto se aborda desde
la supremacía de uno u otro elemento pues entre
significante y significado hay una interrelación
dialéctica donde uno inexorablemente presupone al
otro.

Sexo versus
poder

"De cuando el erotismo resulta mascarada del silencio"
(haciéndose eco de las palabras de Foucault): "pese al
alcance transgresor de cuanta representación sexual pugna
por imponerse (aún, las más laterales), toda
hermenéutica del sexo es absorbida, digerida y
regulada
por los mecanismos represivos del poder (en este
caso, y sin ambages, el de la dictadura heterosexista)"
(p.58)

Así, se hace presente dentro de la literatura
total, legislada por la crítica y autorizada por la
academia, grandes parcelas de escritura que se constituyen al
margen de la ley, esto es, en la periferia, en lo
ex-céntrico -fuera del centro (de la escena)-. Esto
significa otra manera de contar y construir la trama: "el
escritor descolocado se inviste de unos poderes de ubicuidad y
traslado que corresponden siempre a la periferia, a lo que ocupa
no el centro de las jerarquías estables y escribe desde la
disidencia o la marginalidad".(36)

En consecuencia, el discurso gay o lesbianico, ostenta
el rol de ubicarse en el umbral de la censura, no ya desde el
orden político o gubernamental sino en los predios de la
aceptación; y comprende dos aristas posibles. Una, si
coexisten las inquietudes con las propias prácticas
sexuales a nivel del sujeto; y otra desde una postura
extradiegética pero con una complicidad subyacente. Los
hace entonces buscar otras vías de asomo desde los mismos
enfoques tradicionales: finitud, temporalidad, ansia de
permanencia, intriga del conocimiento, imbuidos siempre desde un
propósito evasivo en el orden de lo que pudiera ser
asociado con la semántica pero desde la postura
psicológica del autorreconocimiento.

El erotismo de la sociedad y la cultura
contemporáneas ha de desplazar el centro simbólico
de la libido dominandi masculina, en el empeño por
trascender el pudor y la cobardía que acunan la
retórica del silencio. La idea de un erotismo heterodoxo
que respete el lugar común de la voz heterosexual,
homosexual, andrógina, feminista, travestida o transexual,
resulta una máxima cultural de estos
tiempos.(Andrés Isaac Santana:2002)

La literatura que a lo largo de la historia ha sido
censurada por salirse que lo que se ha estatuido como canon
dentro del espectro literario y que a su vez está
condicionado social, cultural y epocalmente, muchas veces ha sido
releída y ha recobrado aceptación por lo que se
hace imprescindible acceder al texto con otras miras. Es
imprescindible destabuizar el discurso, partiendo que el propio
tabú por su esencia axiológica constituye una
infranqueable barrera de poder." Se trata, por tanto, de dejar
hablar a la experiencia erótica, de liberarla del
silencio, de incorporarla a la esfera pública y literaria,
y qué mejor manera de hacerlo sino escuchando y
disfrutándolo (…) Quizá tanto silencio y
marginación de lo erótico sólo sea
consecuencia del miedo."

Si se pretende asumir la literatura erótica como
goce estético, es imprescindible llegar al texto a partir
del logro de una transgresión moral, tanto en el primer
momento del acto escritural como desde la recepción como
contrapartida. Ambas perspectivas han de despojarse de
limitaciones religiosas, culturales o sociológicas; la
irreverencia, el desacato, el propósito lúdrico es
en última instancia quien la norma.

La segunda mitad del siglo XX trajo consigo una
proliferación desmedida de textos escritos por mujeres y a
su vez condicionó una postura sexista feminista que casi
pudiera ser vista como concepción del mundo que parte
desde lo ontológico hasta consideraciones en el orden de
lo sexual que genera por sí posturas que arrancan en un
feminismo a ultranza y desembocan en un lesbianismo confeso y por
decreto.

Para la recepción, perneada aún por
estéticas cercanas, donde la trascendencia y el
historicismo calaron profundo; no resulta muy potable parlamentos
constitutivos más bien desde el antilenguaje, donde se
reconstruye la historia del otro, en esos espacios más
privados que se exteriorizan. "La corrupción del lenguaje
latinoamericano es tal, que todo acto de lenguaje verdadero es en
sí mismo revolucionario (…) El lenguaje, de buena o
mala gana, nos posee a todos. El escritor, simplemente,
está más poseído por el lenguaje y esta
posesión extrema obliga al lenguaje a desdoblarse, sin
perder su unidad, en un espejo comunitario y otro individual. El
escritor y la palabra son las intersección permanente, el
cruce de todos los caminos del lenguaje" (Cela: 1981)

Si bien, el erotismo o la propia literatura
erótica ha sido un exponente de las potencialidades de la
sugerencia, del enmascaramiento, donde la perspectiva que cuenta,
desde su soledad potencial y con un marcado propósito
lúdrico coquetea con el receptor, en un diálogo
sensorial; hoy nos asomamos a un filtreo más agresivo, que
transgrede los límites del otro, irrumpe,
descubre.

La táctica de huida, como ideologema directriz
dentro de la temática erótica, no es precisamente
un salto hacia delante. Las inquietudes evasivas hacen coincidir
la Visión subjetivizada del propio individuo con los
límites de lo que llamaríamos la otredad.
Según Lévinas el eros ineludiblemente le infringe
fisuras al propio cerco objetivo y a su vez lo ubica en el
intervalo entre el deseo y una postura concupiscente.

La perspectiva autoral de estos tiempos solo ha retomado
el camino pero con el firme propósito de no desandarlo de
incógnito, desde el anonimato. Aboga por un rol
protagónico, y conocedora de las infinitas posibilidades
de la lengua, sitúa al lector en una posición
cómplice, expuesto a esa morbosa manipulación e
inexorablemente provoca, hace salir una subjetividad prejuiciosa
que se siente agredida en los propios predios de su
intimidad.

De modo que los repliegues de la evidencia en su
representación artística, igual pudiera resultar un
criterio harto relativo, ya que si bien el tratamiento
elíptico moviliza el eros con cierta efectividad, la
puesta en escena del referente aludido por la elipsis, no
necesariamente (des)erotiza, ni convierte de facto al erotismo en
pornografía. (Construido el erotismo además de un
inseparable trasfondo cultural, como una indiscutible propuesta
discursiva y así por ende comunicativa). La magia del
decir ha recobrado todo su espacio, donde gradaciones que van
desde el grito al silencio recrean desde la semiosis, la
polifonía del propio texto.

Hasta el momento propuestas bildungsroman que han
transitado por distintas esferas significativas de la vida del
ser humano, se ocupan en un intento desacralizador del mundo de
la sexualidad; donde el individuo defiende su derecho a desandar
su propio camino y he ahí donde se hace más rica
literariamente, desde la pluralidad de lo posible.

El contexto
cubano y la perspectiva femenina

Este asunto ya tiene su edad, el aprendizaje en el
camino del sexo nos llega desde textualidades antológicas
como Hombres sin mujer, de Carlos Montenegro, Paradiso, de Lezama
Lima, De donde serán los cantantes, de Severo Sarduy;
encabezando dentro de la literatura cubana una saga de obras que
como temática central abordan la problemática del
sexo. No pudiendo excluir los tratados de base sociologista que
constituían las novelas naturalistas de Miguel de
Carrión a principios de siglo o la defensa
romántica del papel femenino en el amor y en las propia
esencia de lo social de la Avellaneda ya desde un contexto
específicamente de la colonia regidos por un dominio
monárquico que enfatizaba más su rigidez en el
ámbito de las propias colonias.

A diferencia de otras literaturas latinoamericanas, la
cubana no se caracterizó en los años 70 y 80 del
siglo pasado por el desarrollo de una narrativa escrita por
mujeres. Sin embargo, en la segunda mitad de los 90,
década en la que Cuba experimentaba una drástica
contracción económica que repercutía en
todas las esferas de la vida, se produjo una eclosión de
la narrativa femenina que a finales de siglo se ha convertido en
una de las marcas de la literatura cubana de hoy.;
académicas, escritoras, artistas y comunicadoras, con
apoyo institucional o sin él, comienzan a organizarse y a
imaginar programas y acciones, urgidas de intervenir en la
azarosa realidad de la mujer cubana, para promover la
asunción de una conciencia de género, otorgar mayor
visibilidad a su historia y sus realizaciones
culturales.

los textos de estas autoras de finales de los noventa
tematizan de modo más o menos explícito las
distintas dimensiones sociales y, en particular,
morales de la crisis, y su repercusión en el
ámbito público y privado. Pero todas no centran su
interés en referentes fácilmente localizables en la
cotidianidad de la vida familiar o del trabajo,
súbitamente trastornada por el llamado "período
especial", sino que los abordan lateralmente, desde el humor y la
ironía, los rozan o aluden en textos que a simple vista no
parecen tener relación con ellos, o, por lo contrario,
sobrepasan las expectativas; asumen un discurso de lo individual,
de un autoconocimiento que permanentemente se niega o se
cuestiona. Son las llamadas posnovísimas, y su
producción, expresada a través de formas de
poderosa y notable creatividad. Vinculada con la crisis y tratada
por casi todas las narradoras directa o tangencialmente, de modo
explícito o alusivo, la emigración, en sus
diferentes dimensiones, parece constituir el motivo
dinámico que articula textos de factura e intenciones muy
variadas. El tema de los balseros, ampliamente presente en la
cuentística masculina contemporánea, encuentra en
las autoras que lo tratan un nuevo enfoque a partir de la
narración de personajes femeninos que desde la Isla
presencian el retorno del que ha fracasado en el
intento

Tal como define Mirta Yáñez Las autoras
femeninas aspiraron a poner su pica en el Flandes de la narrativa
desde los mismos principios de los años sesenta, pero no
sólo por razones de "invisibilidad" sexista, sino por la
propia inclinación salvaje de la balanza temática
hacia los temas de la "dureza", las narradoras se convirtieron
con rapidez en estatuas de sal; sumado ello al intento
extremadamente didáctico de los años 70 y 80 que
domino los predios de nuestra literatura y que con agrado ha sido
totalmente desterrado del ámbito de la
creación.

Víctor Fowler ha estudiado el retorno a las
letras cubanas de los noventa de un tema cancelado
drásticamente en los setenta: el homoerotismo que a partir
de su entrada en la narrativa escrita por mujeres con Ena
Lucía Portela -quien ha hecho de la identidad
lésbica uno de los principales objetos de su
indagación

Otro tema que emerge en los textos de estas autoras, en
muchas ocasiones como escenificación, es el de la
escritura, dando a la reflexión -tanto en su sentido
especular como de pensamiento- sobre el oficio de escribir y el
mundo de las letras, un énfasis antes
inexistente.

El desparpajo a la hora de referir el sexo, la
agresividad contra lo establecido como estrategia para la
imposición de criterios, la natural plasmación de
conflictos tabúes como el de la homosexualidad femenina y
la prostitución, o la apelación a una total
liberalización de todo tipo de frenos y trabas morales,
políticas o sociales, en la búsqueda de la
realización humana, motivaron ese escándalo,
incentivado además por el aparente simple hecho de que las
obras escritas mostraban una calidad que nada envidiaba a la que
se escribía, como ya se ha dicho, en ese entonces, "en el
lado de los machos".

La obra de Lydia Cabrera, Dulce María Loynaz,
Mirta Aguirre, Dora Alonso, Fina García Marruz o
Reneé Méndez Capote ya hacen lista dentro del
espectro literario, también se produce una eclosión
creativa con aportes importantes como la obra de Mirta
Yáñez, María Elena Llana, Marta Rojas, Julia
Calzadilla, Nersys Felipe o Mary Cruz; o con el influjo renovador
de Marilyn Bobes, Aida Bahr, Ana Luz García, Ivette Vian,
Ena Lucía Portela, Anna Lidia Vega Serova o Karla
Suárez, Zoé Valdés, Daína Chaviano,
Chely Lima, Sonia Rivera Valdés o Cristina García,
sin propósito de antologar pues el número de
autoras es siempre creciente y es imposible enumerarlas
todas.

El erotismo y la sexualidad son centro temático
privilegiado en estas novela. No parece superfluo insistir en el
sentido emancipador que subyace en este discurso erótico,
en tanto rechaza una imagen sexual homogénea y
heterosexual, que también formaba parte de la
ideología cubana de un deber ser. El erotismo, al
ofrecer posibilidades de penetrar en la individualidad de los
personajes y sus conflictos particulares, y reivindicar lo
íntimo, lo privado, establece un contraste con la
dimensión social

La búsqueda del placer sexual se convierte en
estas novelas en un análogo de otras búsquedas,
como las llevadas a cabo en el plano estético y el de la
creación literaria.

El cuerpo como
espacialidad utópica

El cuerpo, desde su esencia material se convierte en
signo y lo denotado se abre en infinitas posibilidades de
significación, las explícitas graficaciones del
sexo intentan apuntalar un intento de extender la
sinécdoque como figura literaria propia de la
poesía, a esta materia, de manera que la parte y el todo
intercambian posiciones. La psicología y la subjetividad
del individuo están condicionadas a las potencialidades de
su sexo.

Retomando el criterio bajtiano sobre la especialidad, el
cuerpo se va desdoblando y encarna una especialidad
múltiple que transita desde una posición
tópica cuando hacemos coincidir lo narrado con el
ámbito de las distintas zonas erógenas o el
cúmulo de sensaciones que provocan: visto así
entonces el cuerpo pasa al estatus de lo heterotópico
porque resulta contenedor del anterior. Desde la intencionalidad
de la búsqueda, en un proceso totalmente legitimizador
caeríamos de lleno entonces en lo que sería una
especialidad utópica y sería a su vez este
término lo más cercano a ese propósito de
reescritura que se materializa desde cada individualidad, con un
sentido puramente vivencial.

Lo corpóreo aquí se reivindica como
vía de expresión, se erige como lugar de escritura,
se escribe acerca de él o desde él. El
órgano sexual se sobredimensiona, puede además
asociarse un matiz enfático cuando aparece en el orden
textual, a través de léxicos definitorios en el
lenguaje del sexo. Priman visiones falocentristas o un regreso al
génesis desde la espacialidad propia de la
vulva.

"En primer lugar, por su carácter previamente
negado, el cuerpo asume una función de oposición
frente al statu quo. Afirmar el cuerpo, mostrar la gama de
posibilidades del deseo, exponer abiertamente los aspectos de la
sensualidad y el erotismo son modos inequívocos de
oponerse a la coacción y la opresión pasadas
(…) El cuerpo sirve así como una metáfora
general de la nueva situación
epistémica".

Para algunos autores la esencia de la pornografía
radica en extender el texto hacia el extremo de lo real, o lo que
se denomina una hiperrealidad y de eso se juzga la nueva
proliferación de textos narrativos. Esta literatura
erótica contemporánea se caracteriza por la
presencia de lo real, pero más bien nos referimos a una
realidad otra, la materialización del sexo por así
decirlo. Para algunas voces autorizadas y mayoritariamente, para
la recepción, este contenido explícito de elementos
asociados al sexo, aparecen en detrimento de la propia
ficcionalización del discurso, lo que lo hace vulnerables
de su esencia estética. No obstante, en el ámbito
de la apreciación, prima su subjetividad y puede uno
encontrarse también con criterios como estos. Las
sugerencias pueden desatinar una historia que necesita ser
contada de manera cruda, dice la escritora cubana Zoe
Valdés para la que el erotismo es un modo de ver y
describir poéticamente la sexualidad. «Me interesa y
lo utilizo si resulta esencial en la historia. Trabajo siempre
con personajes límites, al borde de la vida, en
desobediencia y desequilibrio». Para ella el mal gusto no
radica en el sexo, sino en la miseria humana. «Vivimos una
época de fanatismo religioso. Lo que más perturba a
los fanáticos es el placer, el regodeo de la sensualidad,
y por luchar contra eso son capaces de matar la poesía y
al ser humano»

La
intervención comunitaria

La universalización esta llamada entonces a
intensificar cada uno de sus procesos sustantivos de manera que
la extensión universitaria sea comprendida como la
vía que proporciona y gestiona la transformación
del entorno desde la intervención comunitaria, como un
primer paso utilizando la fuerza calificada que posee y que ha
ido formando.

Tanto la intervención psicológica como la
sociocultural están llamadas a darle a la acción
transformadora que desarrollamos, según Martínez
Casanovas el énfasis en el autodesarrollo comunitario que
se pretende.

Incluir otras potencialidades formadas por la sede
central u otro centro de estudio en el orden de las humanidades,
es una ardua tarea que se viene vislumbrando.

La Casa de Orientación de la Mujer y la Familia
es la institución que proporciona este accionar con y
desde la comunidad. El tratamiento de temáticas alusivas a
problemas de género, abuso sexual y doméstico como
forma de imponerse la psicología dominandi masculina, la
ubicación de la mujer como eje fundamental de la familia,
ligada a fenómenos como la homofobia sufrida en si misma o
a través de un miembro de la familia, la educación
sexual desde el orden de la libertad sexual y del
autorreconocimiento donde la plenitud sexual brinda calidad de
vida: constituyen aspectos medulares para los distintos procesos
interventivos, así como la vinculación de las
carreras desde el aspecto curricular y en materia de
investigación para un desarrollo eficaz de dichos
procesos.

Conclusiones

  • La educación superior desde la
    extensión universitaria facilita la gestión e
    intervención social comunitaria ya sea desde el orden
    curricular o a través de la investigación
    científica o la creación de proyectos; situando
    al docente, al egresado o al propio estudiante como un ente
    activo en estos procesos

  • Se proporciona un bagaje teórico en lo
    referente al tema de la sexualidad y el erotismo que sirva
    como soporte para la intervención comunitaria en
    cuanto a problemas de género, abuso sexual y
    doméstico como forma de imponerse la psicología
    dominandi masculina, la ubicación de la mujer como eje
    fundamental de la familia, ligada a fenómenos como la
    homofobia sufrida en si misma o a través de un miembro
    de la familia, la educación sexual desde el orden de
    la libertad sexual y del autorreconocimiento donde la
    plenitud sexual brinda calidad de vida.

  • Con la validación del derecho pleno a la
    diversidad y a la inclusión desde el orden de la
    sexualidad se logra un individuo más responsable,
    más sano y más activo socialmente.

Bibliografía

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d'un discours amoureux
, 1977 (Fragmentos de un discurso
amoroso
, Siglo XXI, 2007, ISBN 978-84-323-0806-2)

Cela Camilo José
Enciclopedia del erotismo (1976)

Los vasos comunicantes
(1981)

Focault Michel Historia
de la sexualidad, 1: La voluntad de saber
/ Histoire de
la sexualité, 1. La volonté de savoir

(1976).

Historia de la sexualidad, 3: La
inquietud de sí
/ Histoire de la
sexualité
, 3. Le souci de soi (1984).

Levinas Emmanuel 1963La huella
del otro. "Tijdschrift voor filosofie" IX-1963 [En: Descubriendo
la existencia con Husserl y Heidegger, 2ª ed.;y como parte
final de La significación y el sentido en Humanismo del
otro hombre
]

Martínez Casanova Manuel El gestor
sociocultural como factor de transformación
social.
2011

Steiner George 1967 – Language
and Silence: Essays
1958-1966 (Lenguaje y
silencio : ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo
inhumano
, Barcelona, Editorial Gedisa,
1994).

Valdés Zoe Entrevista en
El Mundo con motivo de haber salido finalista en el Premio
Planeta 1996

Yáñez Mirta
Cubanas a capítulo. Santiago de Cuba, Ed. Oriente,
2000

"Escritoras cubanas: Mirta
Yáñez" en Studi di letteratura ispano-americana.
Susanna Regazzoni. Italia: Bulzoni Editore
, 1997.

 

 

Autor:

Mitzy Pedraza Morales

Profesor de la Universidad Central Marta Abreu de Las
Villas, graduada en Letras en 1996,

Imparto las asignaturas de Apreciación Literaria
y Literatura Cubana. Actualmente me desempeño como
subdirectora docente de la sede universitaria Abel
Santamaría

País: Cuba

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