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La vida y felicidad del hombre y su relación con Dios (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Es necesario que el hombre moderno deje de ser egoísta
y se sienta como parte de la sociedad. En eso lo ayuda la Biblia.
Es un alimento espiritual, que le enseña a no sumergirse
en el poder, la altivez, la tiranía o la autoridad; no
vivir con fe ciega, sino con inteligencia; buscar y realizar la
unidad del pensamiento y de los hechos; buscar y encontrar la
unidad entre el hombre y el mundo que lo rodea con Dios; vencer
el temor al futuro y tener coraje para enfrentar los problemas y,
ante todo, le enseña a apreciar al individuo en todo
sentido.

Utilizar la Biblia significa llevarla a todos los ambientes y
momentos de la vida humana y, con su influencia, transformar
desde dentro al individuo y a la humanidad. La verdad es que no
habrá humanidad nueva si no hay, en primer lugar, hombres
nuevos, con conciencia personal y colectiva, comprometidos al
servicio del otro durante su vida, en sus actividades y en el
ambiente en que vive y actúa.

No es suficiente leer y conocer la Biblia, hay que alcanzar y
transformar con su ayuda los criterios de juicio, los valores
determinantes, los puntos de interés, las líneas de
pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida del
individuo y de la sociedad.

Conocer y hacer conocer la Biblia, no de una manera
decorativa, sino de manera vital, en profundidad y hasta las
mismas raíces de la cultura en un sentido rico y amplio,
tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo
siempre presentes las relaciones de las personas entre sí
y con la sociedad que las rodea.

La Biblia no se identifica con ninguna cultura y es
independiente, aunque se haya nutrido de muchas culturas. Aunque
el hombre para quien habla está vinculado con una cultura,
puede mantener su independencia, pues no es incompatible con la
cultura de ninguna época, excepto si ésta fuera
inhumana; y es capaz de impregnarla sin someterse a ninguna.

La ruptura entre la Biblia y las culturas es, sin duda alguna,
el drama de nuestro tiempo, como fue también ya en otras
épocas. De ahí, con todos los esfuerzos hay que
imponerla en la cultura de nuestra época.

Cuando le preguntaron a Benjamín Franklin:
"¿Dónde está la felicidad
prometida
?", él contestó así:
"Ustedes tienen que encontrarla; nosotros prometimos la
posibilidad de buscarla
".[18]

La Biblia no salva al Hombre de los sufrimientos, pero
enseña a enfrentarlos y a encontrar la felicidad entre los
pequeños acontecimientos de la vida. Y eso es mucho.

Familia y Sociedad.

"El hombre nace en sociedad y solo en ella puede
realizarse como persona; cada ser humano necesita de los
demás para subsistir y para crecer. Pero más que
una necesidad, la convivencia es una experiencia placentera y
gozosa, ella permite al hombre compartir y comunicar: expresar
sus pensamientos, dar a conocer sus sentimientos y participar sus
deseos, anhelos y
esperanzas
"[19].

El poder dar la mano al otro, el saber que no se
está solo y que se tienen amigos, compañeros,
colegas, hermanos y familiares con quienes se puede
interrelacionarse en diferentes grados de cercanía, llena
al hombre de mucho optimismo y esperanza para continuar por el
camino de la vida.

El mundo está lleno de seres maravillosos, cuya
presencia y cercanía colman el ambiente de concordia,
entusiasmo y esperanza; seres que contagian su paz interior,
seres de quienes se puede aprender verdades eternas.

"Por el contrario, no hay experiencia más
dura para un ser humano que lo soledad, el tener que permanecer
incomunicado por largo
tiempo"
[20].

"Una mano amiga, una actitud comprensiva, una frase
optimista, una sonrisa cordial son el lenguaje de la convivencia
y la mejor manera de comunicarse con los demás. La familia
es la primera y vital de la sociedad por su origen y fundamento
humano, es la célula primera donde nos desenvolvemos. De
la familia nacen los ciudadanos y en la familia encuentran ellos
la primera escuela de grandes virtudes sociales en el alma de la
vida y del desarrollo de la sociedad. Por su propia
vocación no debería cerrarse para sí, sino
siempre estar en función de los demás. Es la
experiencia diaria vivida en comunión con los demás
debe ser el primer aporte a la sociedad donde está
inserta
[21]

Las relaciones vividas entre los miembros de la familia
surgen de la ley de la gratuidad, porque respeta la dignidad de
la persona, lo valora y lo traduce en acogida cordial, encuentro,
diálogo, disponibilidad, servicio generoso y solidaridad
profunda. Así el hogar es el lugar natural y eficaz del
humanismo y personalización de la sociedad porque colabora
en la construcción del mundo humano y más justo
porque transmite virtudes y valores que hacen plenamente felices,
deja de lado lo que deshumaniza y se convierte en energías
que perduran en la eternidad[22]

Diagnosticar, comparar la situación real de la
familia dentro de la sociedad es propiamente dirigir la mirada a
quienes les son negados una dignidad, unos derechos, sin los
cuales la vida humana no puede ser ya considerada humana. Por
ello algunos obispos, sacerdotes, religiosas y laicos
comprometidos han sabido y siguen gritando a favor del
indígena, del pobre, del oprimido, del explotado, del
instrumentalizado, del disminuido, en fin todo el hombre en su
ser integral[23]

"Mirar al hombre dentro de una dimensión
integral, como un proyecto que se está
haciendo
"[24].

"Dentro de todo espacio para recuperar la dignidad
no solo en el universo que nos movemos, sino dentro del hogar.
Exige a nivel personal y comunitario tomar conciencia
crítica del lugar que se ocupa, un cambio de mentalidad
para potenciar el proyecto personal que cada ser tiene, pero
sobretodo llevando a la práctica en la realidad que se
vive
[25]

La familia que es concienciada por parte de sí
misma y de quienes le rodean, tomará conciencia
crítica, reflexionará y conquistará un mundo
nuevo, o por lo menos vivido con dignidad dentro de la comunidad
podrá transformarse a sí mismo y al conglomerado
social[26]

Hoy en la actualidad la familia presenta aspectos
positivos, y aspectos negativos, Juan Pablo II afirma: "en la
calidad de relaciones interpersonales en el matrimonio, a
promoción de la dignidad de la mujer, a la
procreación responsable, la educación de los hijos,
solo allí existirá conciencia de la necesidad de
desarrolla relaciones entre las familias, en orden a una ayuda
recíproca, espiritual y material, al conocimiento de la
misión eclesial propia de la familia a su responsabilidad
en la construcción de una sociedad más
justa
"[27]. Agrega: "La familia, fundada
y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del
hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de
los parientes. Su primer cometido es vivir fielmente la realidad
de la comunión con el empeño constante de
desarrollar una auténtica comunidad de personas. El
principio interior, la fuerza permanente y la meta última
de tal cometido es el amor. (Exhortación apostólica
Familiaris Consortio
)"[28].

En base a estos fenómenos negativos, merece
nuestra atención primordial una reflexión de
especial importancia en los tiempos actuales. El hombre y la
mujer están en búsqueda sincera y profunda de una
respuesta a los problemas cotidianos y graves de su vida
matrimonial y familiar. Ante esto la sociedad y la Iglesia,
debería aunar esfuerzos que ayuden para una mejor
supervivencia, como son: el alimento, el trabajo, la vivienda,
las medicinas, etc. Aunque hoy la sociedad está envuelta
en tantos espacios que desdicen de su fundamentación
social, cultural, económica, política e
ideológica cada vez más busca sus propios intereses
y se olvida del otro que es también su hermano.
Salomón nos da una lección de amor en pareja
matrimonial y el respeto dentro de la familia, "… y
vive alegre y contento con la esposa que tomaste en tu
juventud
", "Corona de su marido es la mujer hacendosa;
así como es carcoma de sus huesos la de malas
costumbres
". (9)

La familia dentro de la sociedad intenta descubrir que
está mal por diferentes causas que el paso del tiempo se
ha vuelto cómplice de muchas anomalías que en lugar
de superar forma parte del problema.

Concepto antropológico de
Familia.

El varón y la mujer tienen su origen en Dios uno
y trino (refiérase a la Santa Trinidad) (10), a
través del bautismo participa de la vida
trinitaria.

Casi todas las concepciones que se tiene del hombre se
lo interpreta en una clave de humanismo, las respuestas que se
han dado recae que el ser humano es reconocido como un ser
relacional con los otros y se desarrolla dentro de una
comunidad.

Para conceptualizar al varón y a la mujer es
necesario un largo proceso, porque está en permanente
crecimiento y desarrollo queriendo alcanzar su propia dignidad y
se lo hace con libertad.

Al hablar del Hombre, se lo sitúa en los
límites filosóficos pero no separados de un
humanismo sentimental; como que se pretendiese partir del ser
abstracto al histórico, puesto que aunque el mundo lo tome
así, quienes participamos de la realidad de la comunidad,
podemos comprobar que el hombre y la mujer siente, padece, dentro
de una realidad lacerante que cada vez más quiere resurgir
unido a su hogar, a su familia y a su
comunidad[29]

Descubrir hoy los problemas que surge dentro del hogar,
permite explicitar las determinaciones concretas en las que el
hombre lo subsiste, luego será conveniente su
procedimiento analítico encontrará su verdadero
lugar y sentido el discurso ético y religioso.

La Misión de la Familia.

La familia cristiana tiene una forma muy peculiar en la
misión de la Iglesia; su contribución debe hacerlo
dentro de un ambiente comunitario, juntos, pues la pareja como
cónyuges y los padres e hijos en cuanto familia, han de
vivir en servicio a la Iglesia y al mundo.

La misión de la familia es la misión misma
de la iglesia "la familia debe ser un espacio donde el
evangelio es transmitido y desde donde se
irradia
".

La familia dentro del designio de Dios descubre su
identidad y misión al mismo tiempo lo que debe realizar su
vocación es la llamada a desenvolverse en la historia
mediante un desarrollo dinámico y existencial. Aquí
todas las familias encuentran y descubren la llamada eficaz y
definen su dignidad y responsabilidad. "La misión de
la familia, quiere ser cada vez más una comunidad de vida
y amor
"[30].

Al igual que para toda realidad creada hallará su
cumplimiento en el reino de Dios. Dentro de esta realidad se
puede decir que la esencia y el cometido de la familia son
definidos como la misión de la familia es: custodiar,
revelar y comunicar el amor como el signo vivo de la
participación real del amor de Dios hacia la Iglesia y el
mundo entero.

La familia es la expresión y actuación
concreta de la misión fundamental, porque su acción
más importante es la de formar una comunidad de personas,
para el servicio de la vida, participación en el
desarrollo de la sociedad y por ende la participación
activa en la vida y misión de la Iglesia.

Al referirnos a que la familia es formadora de comunidad
de personas, se dice que es fundada y vivificada por el amor del
hombre y de la mujer esposos y padres a la vez, hijos, parientes
y por tal instancia están invitados a vivir la fidelidad
dentro de una auténtica comunión de
espíritus, su fuerza, su meta última es el amor,
porque la familia sin amor no puede vivir, crecer y
perfeccionarse como comunidad de vida. Porque el hombre no puede
vivir sin amar se convierte en nada y vacío, no lo
experimenta, no lo hace propio.

La comunidad primera es la que se instaura y se
desarrolla entre los cónyuges; en virtud el pacto del amor
conyugal, el hombre y la mujer no son ya dos, sino una sola carne
y están llamados a crecer continuamente mediante la
fidelidad continua y recíproca en una donación
total. La comunión conyugal se caracteriza no solo por la
unidad sino por su indisolubilidad, por lo que debe existir una
donación mutua y a los hijos, en donde existe plena
fidelidad de los cónyuges.

La Familia según la Biblia.

Podríamos decir y escribir mucho sobre la familia
y la Biblia, e incluso me gustaría comenzar a partir de la
situación actual de nuestras familias, o al menos de las
latinoamericanas, pero en esta breve intervención me
limitaré a presentar unas rápidas pinceladas de lo
que significa la familia en la Biblia y para nuestra
fe.

Por su puesto no podría comenzar sin hacer notar
que lo que hemos descubierto sobre la familia en la Biblia, o lo
que ella nos dice a las familias, en grandísima medida ha
sido debido al gran impulso que la Dei Verbum, ha dado a los
estudios bíblicos, y a la lectura de la Palabra en
nuestros pueblos atentos al sufrimiento y a las esperanzas
cotidianas.

La Biblia, Palabra de Dios nos habla de una historia de
amor, la de Dios por su pueblo. Un amor continuamente roto por
parte del pueblo, que a lo largo de su historia opta por otros
amores, por otros estilos de fundamentar el sentido de su
existencia y las relaciones entre sus miembros; pero
también, continuamente recompuesto por la fidelidad de
Dios, que de múltiples maneras le indica a Israel el
verdadero camino del amor.

En la Biblia esta historia de amor continuamente se
expresa con la imagen de la relación familiar. La familia
es por un lado un fenómeno social concreto de Israel, pero
al mismo tiempo un símbolo literario y teológico de
la revelación que Dios hace de su propuesta de relaciones
humanas, con Él y con el cosmos.

La familia, un proyecto de vida que Dios propone a la
persona humana.

Entre las primeras afirmaciones que aparecen en la
Biblia, específicamente en los relatos de la
creación, están las referidas al matrimonio y a la
familia. En Génesis se cita: "Cuando Dios creó
al género humano, lo creó a su imagen; varón
y mujer los creó, y les dio su bendición: tengan
muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo
"
(11), después del relato antropomórfico de
la creación del hombre y de la mujer, el texto afirma:
"Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a
su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona
".
(12)

El concepto de familia ha ostentado diferentes
significados., la delimitación de su concepto es el objeto
de una diversidad de disciplinas como la biología,
antropología, historia, economía, política,
La que más luz ha aportado a la explicación del
concepto de familia, ha sido la antropología.
Definición de Fernández de Riesgo:
"Una estructura de papeles y relaciones basada en los lazos
de sangre (consanguinidad) y de matrimonio (afinidad) que liga a
los hombres, a las mujeres y a los niños dentro de una
unidad organizada."
[31]

La familia, símbolo e imagen de la
Alianza.

El primer texto del Génesis, donde aparecen el
varón y la mujer como cumbre y corona de la
creación, acentúa la misión de la pareja
humana (familia) como continuadora de la obra iniciada por Dios.
No es Adán solo, sino Adán, Eva y su cimiente, es
decir la familia la que recibe la misión de llenar la
tierra y someterla; pero al mismo tiempo el ser familia,
aún sin vinculación jurídica es un proyecto,
es la manera concreta de cumplir el proyecto divino: "Dios
los bendijo diciéndoles: Sean fecundos y
multiplíquense
". (13)

Generalmente vemos a Adán y Eva como la primera
pareja humana, pero el autor en ella está viendo a Israel,
por eso lo que hemos dicho de la primera familia, en cuanto a su
sentido y misión se aplica a Israel y desde ya se anuncia
su ser familia. Por esta razón en el Antiguo Testamento no
existe el término "familia", sino más bien
el de casa en un sentido más popular. Es el
pueblo el llamado a ser familia.

Sin embargo, es el acontecimiento de la
liberación de Egipto, el que ya marca la fe de Israel
entendiéndose asimismo como hijo de Dios y a Dios como su
Padre. Pero es la Ley, que no se limita al decálogo, la
expresión de la filiación entre Dios y su hijo y a
su vez expresión de la santidad de la filiación en
la familia de Israel.

Antes de la última formulación del
Pentateuco son los profetas los que utilizan el símbolo y
la imagen de la familia para explicar la comunión entre
Dios y su pueblo. (14) Ningún otro símbolo
más expresivo y revelador que el propio matrimonio de
Oseas puede proclamar el cariño de Dios por su
pueblo.

Jeremías emplea también de manera
constante el símbolo de la familia, haciendo
hincapié en las relaciones apasionadas de los novios:
"aún me acuerdo de la pasión de tu juventud, de
tu cariño como de novia, cuando me seguías por el
desierto
". (15) "Así como una mujer
traiciona a su amante, así me ha engañado
Israel
". (16)

Ezequiel (17), reproduce la historia de Israel
con una ternura impresionante Jerusalén aparece como una
niña recién nacida, desnuda y abandonada en pleno
campo, cubierta por su propia sangre sin nadie que le lleve los
cuidados y el cariño necesarios. Dios pasa junto a ella,
la recoge, la guarda, la cuida y se enamora de ella: "Con
juramento me uní en alianza contigo y fuiste
mía
". (18)

Pero la imagen de la familia en los profetas, no solo
aparece en función de la Alianza entre Dios y su pueblo,
sino también en función de su ruptura. La
traición y la infidelidad entre los cónyuges, o al
menos el abandono y la manipulación que desgraciadamente
forma parte de la realidad familiar, ayer y hoy, sirve
también como motivo para hablar de la ruptura de la
alianza.

El amor de Dios libera y edifica a Israel como su esposa
y marca las relaciones al interior del pueblo con una
filiación divinamente amorosa. Sin embargo, la actitud de
Israel se convierte en prostitución constante: "en los
cruces de los caminos te construiste un lugar de pecado y
deshonraste tu belleza ofreciéndote a cualquier
transeúnte, multiplicando tus prostituciones
".
(19) Más la esperanza queda de nuevo abierta al
arrepentimiento y a la aceptación de la permanente
propuesta de reconstitución de la familia: "yo
tendré presente la alianza que hice contigo en los
días de tu juventud, y estableceré contigo una
alianza eterna
". (20)

Los cantos de Isaías reproducen las mismas ideas:
"Yavé te llama como a la esposa abandona, que se
encuentra afligida. ¿Se puede rechazar la esposa que uno
toma siendo joven?. Así habla tu Dios:
"Te
había abandonado un momento, pero con inmensa piedad voy a
reunir a tus hijos
.". (21) "Yo no retiraré
mi amor, ni se romperá mi alianza de paz contigo
".
(22) Los profetas, quizá sin buscarlo, nos han
hecho una teología del matrimonio y de la familia,
acentuando con fuerza extraordinaria el significado de la entrega
conyugal.

Igualmente en los profetas, no es solo el culto pagano,
signo de la ruptura de la unión conyugal entre Dios e
Israel, también lo es el estilo de relaciones
intrafamiliares, en Israel, por eso los profetas ven como
idolatría la falta de justicia y derecho. La
teología del matrimonio y de la familia en los Profetas no
separa la alianza conyugal del estilo de relaciones entre los
posibles miembros del pueblo, casa o familia.

Otro aspecto fundamental de la familia es el sexual el
que también aparece ya en el Génesis acentuando su
función procreadora, sin dejar de lado la sexualidad como
posibilidad de realización personal e íntima en
función de una comunidad de amor.

También los profetas nos presentan este aspecto,
hablando de la alianza conyugal con un lenguaje casi
erótico. Pero ha sido la literatura sapiencial la que
más nos enseña la profunda dignidad de la entrega
sexual, concretamente en la relación amorosa entre el
varón y la mujer. La fecundidad no aparece como un bien
absoluto, ni la esterilidad es considerada como
maldición.

Con las abundantes citas sapienciales podía
hacerse una espléndida descripción del significado
de la reciprocidad entre varón y mujer en una comunidad
entendida como armonía. Y todo esto no se ve
empañado por el ambiente, dominado por los varones que
achacan a la mujer los males de Israel.

La literatura sapiencial no deja de lado el aspecto de
la procreación o de la fecundidad en la familia, lo toca
poniendo énfasis en el estilo de relaciones de los
miembros, dirigiéndose expresamente a la relación
entre padres e hijos, entre jóvenes y ancianos, entre
hombres y mujeres.

El Cantar de los Cantares, un genuino evangelio del amor
de pareja, con sus cantos para una boda y diálogos
eróticos entre novios, abre a la familia a un aspecto
fundamental, al descubrimiento de la bondad del mundo, pues desde
el amor, que en la unión sexual y en la alianza conyugal
marca el corazón humano, nace una nueva manera de ver el
mundo y de comprometerse con él, principalmente siendo
testigo de la pasión, de la inocencia y de la ternura con
que el varón y la mujer se relacionan. El Cantar descubre
la divina dignidad del amor, lo abre a la familia, lo libera de
las ataduras del puritanismo y de las licencias que lo
prostituyen.

La Familia y Jesús.

Es difícil rastrear las motivaciones profundas de
quienes consagraron la idea retributiva y jurídica de las
relaciones filiales entre Israel y Yavé, las que a su vez
se extendieron a las relaciones familiares y terminaron
construyendo una familia y un pueblo signos de dicha pretendida
juridicidad.

Jesús de Nazaret[32]retoma la
imagen de la familia que presentaban los profetas, para recalcar
la imagen de Dios, que a más de cónyuge amoroso,
apasionado, liberador y misericordioso, es ahora Padre que ama
sin restricciones. Así, Jesús refuerza la imagen de
la familia como signo del amor de Dios por su pueblo y enfatiza
el amor entre hermanos, hijos e hijas de un mismo
Padre.

Los evangelios nos presentan a Jesús
revelándose como el Mesías y revelando el amor de
Dios, no en los lugares y ambientes sagrados, sino en los
profanos y domésticos. Las casas se vuelven lugares de
encuentro de Dios con su pueblo que se extiende a la familia
lugar y ambiente pretendidamente profano, marginado de la
posibilidad de ser lugar de encuentro y expresión del amor
humano como signo del amor de Dios. En casas, Jesús
realiza milagros, perdona y sana, reconstruye familias rotas por
la muerte o la enfermedad, signos del pecado que separa a hombres
de mujeres, hijos de padres y madres, hermanos de hermanos;
Jesús reconstruye la familia y le devuelve su ser signo de
la alianza.

Por todo esto Jesús supera la teología de
la retribución que legisla las relaciones familiares,
autoritarias y discriminatorias, devuelve a la mujer su
protagonismo en la construcción de una nueva comunidad,
signo de la alianza eterna y a los más pequeños o
débiles en la familia, los presenta como privilegiados del
amor de Dios, y con ello invitando a marcar las relaciones de la
nueva familia por la opción preferencial hacia el
pequeño aceptando en su pequeñez la presencia de
Dios, Opción que solo puede ser fruto del auténtico
amor; opción que denuncia e otros modelos de familia,
sociedad y comunidad creyente.

Jesús supera la interpretación de la ley y
se ubica más allá de cualquier plano
jurídico o contractual devolviéndole a la familia
su sentido primigenio, y relativizando el significado e
importancia que la teología retributiva le daba. Ello no
significa que Jesús elimine la familia sino que, al
devolverle su sentido la convierte en propuesta de otro estilo de
cohesión social y religiosa. Jesús funda una nueva
familia (23), la familia de Dios que no elimina la familia
humana sino que la asume, la dignifica completando su sentido y
liberándola de las pesadas cargas de la ley que
privilegien al varón sobre la mujer, al adulto sobre el
niño, al joven sobre el anciano.

Las acciones y actitudes de Jesús son fruto de su
íntima y profunda relación con Dios, la cual no
sería extraño, afirmar, se daría en el seno
de su propia familia. Es por esto que vemos en la sagrada familia
el modelo de la familia cristiana, y es por esto que no podemos
separar las opciones, las actitudes y las acciones de
Jesús de Nazaret del lugar privilegiado donde las
descubrió y aprendió, al descubrir y profundizar su
comunión con el Padre.

La familia de Jesús, como Israel tuvo que
soportar difíciles circunstancias; conformada por un
varón justo (24), que a pesar de las Leyes
condenatorias no rechaza a su esposa y permanece fiel a su
primera opción de amor; y por la humilde esclava
(25), que vive en total confianza, y acepta ser
instrumento de los planes divinos, que quieren llevar a plenitud
el proyecto de familia iniciado con Israel. (26) En medio
de la marginación y la exclusión, la familia de
Nazaret es ya la escuela de aquel que será el modelo del
pobre de corazón, es el ambiente en el que Jesús se
descubre profundamente unido al Padre.

Es la familia que respeta la personalidad y la dignidad
propia de su hijo, aunque no lo entienda; la familia del hijo que
vivió obedeciéndola, y de la que en su momento supo
separarse porque entendía que el amor percibido en ella le
impulsaba a una misión más grande.

Para Jesús la misión en la vida aunque
parte del hogar no se centra en él, abandona su casa y su
pueblo pero hace del mundo su casa y su pueblo; lo mismo
exigirá a sus seguidores.

Jesús y sus discípulos forman una familia,
consagrada en una misma fe y amistad, en una vinculación
que no se debe a la ley ni a la sangre, sino a la misión
de ser signo del Reino en el mundo. La Iglesia será pues
familia donde todos se aman y donde su amor será la
atracción de muchos para la obra del Reino.

Jesús proclama y vive una realidad nueva, la
Iglesia, su continuadora lo hará igualmente, vive la
novedad que radica en la propuesta de otra manera de ser
comunidad creyente, siendo familia radical y universal, en la que
todos seamos hijos del único padre y hermanos entre
nosotros. Fundada no solo en relaciones de parentela sino en una
vida en común de todos los que siguen a Jesús, y de
ese seguimiento dependerá su cohesión. Esto explica
por qué las primeras comunidades cristianas se
consideraban a sí mismas como familia de familias siendo
comunidades domésticas que se reúnen en torno a una
mesa común.

El mensaje de Jesús y su propuesta de Iglesia
como familia está claramente expresado por Pablo: "No
se hace diferencia entre hombre y mujer. Pues todos ustedes son
uno solo en Cristo Jesús
". (27) Por supuesto
que esta expresión está en función de la
comunidad eclesial en medio de un mundo marcado por las
diferencias y ante la amenaza de un judaísmo que impulsa
un modelo familiar basado en la autoridad del poderoso, desde
esas circunstancias surge el primer sentido del texto, pero al
leerlo desde la familia no debemos entender una igualdad que
elimina las identidades de los miembros sino que las dignifica y
las llama desde sus peculiaridades, a aportar en el plan de la
Iglesia, la familia de Dios, donde nadie puede decir al otro: no
te necesito, no eres importante, por tu pequeñez, o por la
insignificancia de tu aporte.

San Pablo compara la unión matrimonial a la
relación entre Cristo y la Iglesia (28); como buen
fariseo está relacionado con la imagen de la
comunión y alianza conyugal entre Yavé y su pueblo.
Entre Cristo y la Iglesia, las relaciones son
disimétricas, por la naturaleza de sus miembros, Cristo es
Dios y la Iglesia está compuesta por hombres, sin embargo,
la Iglesia está llamada a ser expresión de esas
relaciones e instrumento de salvación. Aun así al
pensar en la familia cristiana, imagen de la unión entre
Cristo y la Iglesia no hay que pensar que las relaciones entre
los miembros de la familia igualmente deben ser
disimétricas. Debemos evitar esa interpretación
para no reproducir un modelo de familia y de comunidad eclesial
organizada en torno a quien detenta el poder, sino un modelo con
una organización que entiende la autoridad como
servicio.

La familia cristiana es tan importante y su papel tan
fundamental en la construcción del Reino de Dios, que el
Concilio la llamó "Iglesia
Doméstica
[33]En la familia la acogida,
el perdón, la comprensión, la libertad, la escucha
se constituyen en vivencia y anuncio real del Evangelio, por eso
la familia puede llegar a ser verdaderamente, signo real y
perceptible de la acción de Dios en el mundo.

De hecho hoy, la institución familiar está
en crisis y paradójicamente es el valor más
cotizado, porque sigue siendo el ambiente que forja a la persona
o la destruye, que construye o reproduce estilos de relaciones
humanas y modelos sociales. Por eso, es también el lugar
desde donde se forja la liberación y la salvación
de la persona y de las sociedades.

Sin embargo, es urgente la evangelización o la
liberación de los diversos aspectos de la familia, pues
los criterios, modelos y pautas de comportamiento familiar
impuestos y globalizados en la opinión pública por
los medios de comunicación, se lanzan desde los intereses
de una sociedad fundada en el relativismo posmoderno o en la
tiranía de la razón instrumental y autoritaria de
la modernidad, que en muchos casos, o hacen imposible el ideal
cristiano de familia o crean situaciones hostiles para las
familias que intentan vivir dicho ideal.

En nuestra sociedad, lo general no es que las familias
sean jardines de maravillas, existen problemas, crisis,
limitaciones y vicios. Hay familias heridas, rotas, manchadas,
familias cerradas o vacías, familias en las que en lugar
de amor hay frío, en lugar de alegría hay angustia,
familias en las que en lugar del diálogo se impone el
grito, y en lugar del compartir el consumo, familias que educan
en el conformismo porque ellas mismas han confundido su
dignidad.

La misión de la familia es la misma de la
Iglesia, la de ser comunidad de amor, donde los mayores
evangelizan a los menores y se dejan evangelizar por ellos, solo
así ante esa familia el mundo podría exclamar:
¡Miren como se aman!.

Es grande el conocimiento disponible que hay con
relación a la familia. Tanto la psicología
antigua como moderna han parido una muy buena cantidad de
conceptos e ideas con relación al hogar.

Sin embargo, los principios de la Biblia
no solo siguen siendo pertinentes al tiempo en que
vivimos, sino que han demostrado ser altamente eficientes y
competitivos en ese sentido.

La Escritura indica varias cosas importantes.
Veamos:

  • 1. El hogar fue fundado por Dios. Fue
    su propia idea.

2. Debe ser una relación única. El
Génesis establece que el hombre dejará
padre y madre y se unirá a su mujer para ser una sola
carne.

Muchos de los problemas en las relaciones matrimoniales
son por la no desvinculación, relación e influencia
de los padres en la nueva relación.

Mientras más lejos esté un joven
matrimonio del tronco patriarcal, mejor será.

3. Debe mantener siempre la pureza. La intimidad
sexual es solo cosa de dos personas debidamente
casadas.

El adulterio y la fornicación, son dos pecados
terribles que amenazan la integridad de una relación. La
Biblia exhorta a que sea el matrimonio honroso y que el lecho sea
sin mancilla.

Las jovencitas y los jóvenes deben llegar
vírgenes a la unión.

Es triste ver la vulgaridad con la que esas reglas se
violan hoy con las relaciones a destiempo y el desenfreno
pasional.

4. Debe tener permanencia. La muerte es lo
único que produce la separación.

Es cierto que hoy se esgrimen muchos elementos
justificadores. Pero no hay nada que el perdón, el amor y
la tolerancia no solucionen. En el Creador nunca ha estado la
idea de la separación en lo que el mismo unió. Es
que son terribles las consecuencias de los divorcios en una
sociedad.

Algunas presiones importantes.

1. ¿Qué enseña la Iglesia sobre
la familia?

La Iglesia enseña que la familia es uno de los
bienes más preciosos de la humanidad.

  • 2. ¿Por qué es un bien tan
    precioso?

La familia es un don tan precioso porque forma parte del
plan de Dios para que todas las personas puedan nacer y
desarrollarse en una comunidad de amor, ser buenos hijos de Dios
en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los
Cielos: Dios ha querido que los hombres, formando la familia,
colaboren con Él en esa tarea.

3. ¿Dónde están revelados los
planes de Dios sobre el matrimonio y la familia?

En la Sagrada Escritura -la Biblia-, se narra la
creación del primer hombre y de la primera mujer: Dios los
creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y
mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para
poblar la tierra. (30) Y para que esto fuera posible de un
modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la
mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es
el matrimonio. (31)

4. ¿Qué beneficios trae formar una
familia como Dios manda?

Cuando las familias se forman según la voluntad
de Dos, son fuertes, sanase y felices; hacen posible la
promoción humana y espiritual de sus miembros
contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la
misma Iglesia.

5. ¿Cómo ayuda la Iglesia a los hombres
para que conozcan el bien de la familia?

La Iglesia ofrece su ayuda a todos los hombres
recordándoles cuál es el designio de Dios sobre la
familia y el matrimonio. A los católicos corresponde de
modo especial comprender y dar testimonio de las
enseñanzas de Jesucristo en este campo.

6. ¿Cómo es posible realizar plenamente
el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la
familia?

Sólo con la ayuda de la grada de Dios, viviendo
de verdad el Evangelio, es posible realizar plenamente el
proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia.

7. ¿Por qué hay tantas familias rotas,
o con dificultades? ¿Por qué a veces parece tan
difícil de cumplir la voluntad de Dios sobre el
matrimonio?

Adán y Eva pecaron desobedeciendo a Dios y desde
entonces todos los hombres nacen con el pecado original. Este
pecado y los que comete cada persona hacen difícil conocer
y cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio. Por eso
Jesucristo quiso venir al mundo: para redimirnos del pecado y
para que pudiéramos vivir como hijos de Dios en esta vida
y alcanzar el Cielo. Hace falta la luz del Evangelio y la gracia
de Cristo para devolverle al hombre, y también al
matrimonio y a la familia, su bondad y belleza
originales.

8. ¿Qué consecuencias tiene para toda
la sociedad no cumplir el plan de Dios sobre la familia y el
matrimonio?

Cuando la infidelidad, el egoísmo y la
irresponsabilidad de los padres respecto a los hijos son las
normas de conducta, toda la sociedad se ve afectada por la
corrupción, por la deshonestidad de costumbres y por la
violencia.

9. ¿Cuál es la situación de la
familia en nuestra sociedad?

Los cambios culturales de las últimas
décadas han influido fuertemente en el concepto
tradicional de la familia. Sin embargo, la familia es una
institución natural dotada de una extraordinaria
vitalidad, con gran capacidad de reacción y defensa. No
todos estos cambios han sido perjudiciales y por eso el panorama
actual sobre la familia puede decirse que está compuesto
de aspectos positivos y negativos.

10. ¿Qué aspectos positivos se notan en
muchas familias?

El sentido cristiano de la vida ha influido para que en
nuestra sociedad se promueva cada vez más: una conciencia
más viva de la libertad y responsabilidad personales en el
seno de las familias; el deseo de que las relaciones entre los
esposos y de los padres con los hijos sean virtuosas; una gran
preocupación por la dignidad de la mujer; una actitud
más atenta a la paternidad y maternidad responsables; un
mayor cuidado a la educación de los hijos; una mayor
preocupación de las familias para relacionarse y ayudarse
entre sí.

11. ¿Qué aspectos negativos
encontramos en las familias de nuestro
país?

Son muchos y todos ellos revelan las consecuencias que
provoca el rechazo del amor de Dios por los hombres y mujeres de
nuestra época. De modo resumido podemos señalar:
una equivocada concepción de la independencia de los
esposos; defectos en la autoridad y en la relación entre
padres e hijos; dificultades para que la familia transmita los
valores humanos y cristianos; creciente número de
divorcios y de uniones no matrimoniales; el recurso fácil
a la esterilización, al aborto y la extensión de
una mentalidad antinatalista muy difundida entre los matrimonios;
condiciones morales de miseria, inseguridad y materialismo; la
emergencia silenciosa de gran número de niños de la
calle fruto de la irresponsabilidad o de la incapacidad educativa
de sus padres; gran cantidad de personas abandonadas por falta de
familia estable y solidaria.

12. ¿Qué podemos hacer para que los
signos negativos no prevalezcan?

La única solución verdaderamente eficaz es
que cada hombre y cada mujer se esfuercen por vivir en sus
familias las enseñanzas del Evangelio, con autenticidad.
El sentido cristiano de la vida hará que siempre
prevalezcan los signos positivos sobre los negativos, aunque
éstos nunca falten.

13. ¿Jesucristo nos dio algún ejemplo
especial sobre la familia?

Sí, porque Jesucristo nació en una familia
ejemplar; Sus padres fueron José y María. Les
obedeció en todo (32); y aprendió de ellos a
crecer como verdadero hombre. Así pues, la familia de
Cristo es ejemplo y modelo para toda familia.

14. ¿Esas enseñanzas son válidas
para la familia de nuestros días?

Los ejemplos de la Sagrada Familia alcanzan a los
hombres de todas las épocas y culturas, porque el
único modo de conseguir la realización personal y
la de los seres amados es crear un hogar en donde la ternura, el
respeto, la fidelidad, el trabajo, el servicio desinteresado sean
las normas de vida.

15. ¿Quiénes deben sentirse
responsables de fortalecer la institución
familiar?

Cada hombre es responsable de una manera u otra de la
sociedad en que vive, y por tanto de la institución
familiar, que es su fundamento. Los casados, deben responder que
la familia que han formado sea según el designio de Dios;
los que permanecen solteros, deben cuidar de aquella en que
nacieron. Los jóvenes y adolescentes tienen una particular
responsabilidad de prepararse para construir establemente su
futura familia.

Matrimonio e Iglesia.

El matrimonio como institución humana se
encuentra en casi todas la culturas. En el Antiguo Testamento se
considera creación de Dios (33), visión
reiterada por Jesús en el Nuevo. (34) La
relación matrimonial entre marido y mujer se
convirtió en una imagen de la alianza de Dios con su
pueblo (35), alianza rota a menudo por el pueblo, aunque
el amor de Dios, el esposo, permaneció fiel. (36)
Esta imagen esponsal pasa al Nuevo Testamento, en el que los
esposos han de ser reflejo de la relación de Cristo con su
Iglesia. (37)

Jesús restableció las intenciones
originales de Dios con respecto al matrimonio. (38) A
pesar de su exaltación de la virginidad (39), el
Nuevo Testamento muestra una idea elevada del matrimonio, el amor
y la familia. (40) Los distintos "códigos
domésticos
" revelan valores nobles (41), pero
algunos elementos están culturalmente condicionados y
necesitan cuidadosa interpretación. El adulterio, incluso
en el corazón (42), es condenado en varias
ocasiones. (43) No hay una interpretación de que
sea capaz de ganarse el consenso de todos los exegetas; el texto
tiene implicaciones para el ministerio, especialmente para los
diáconos casados[34](44)

A lo largo de su historia la Iglesia ha mostrado de
muchos modos su interés por el matrimonio, interés
expresado en la legislación y en la doctrina. Aunque en
muchos de los Padres hay una neta preferencia de la virginidad
frente al matrimonio, la Iglesia nunca se contaminó con
ninguna de las sectas que, como los
marcionitas[35]o los distintos tipos de
encratitas[36]despreciaban o rechazaban el
matrimonio. Hay que reconocer, no obstante, que algunos de los
Padres, incluidas figuras capitales como San Agustín,
parecen haber tenido reservas acerca de la bondad moral plena o
integral del intercambio marital; pero los datos son escasos y
requieren atenta valoración. Muchos de los Padres
desaprobaban además el nuevo matrimonio cuando
había muerto uno de los cónyuges (Viudas); y
estaban absolutamente en contra de los matrimonios entre miembros
de la Iglesia y no cristianos[37]

El reconocimiento de la sacramentalidad del matrimonio
fue lento. San Agustín aprovechó la palabra
"sacramentum" (latín), en español
"Sacramentos" de Efesios (46); los griegos, que
leían allí
mystérion[38]pensaban más en el plan
divino. Harían falta varios siglos hasta que el matrimonio
tuviera un rito celebrado universalmente dentro de la Iglesia,
aunque hay huellas de bendiciones nupciales ya en Tertuliano. Las
Constituciones apostólicas, de finales del siglo IV,
insisten mucho en la santidad del matrimonio y condenan
severamente todo lo que se opone a ella. Está prohibido
repudiar a la mujer excepto en caso de vida disoluta y de
adulterio; una mujer repudiada no puede volver a
casarse.

El primer concilio medieval que apoyó el
matrimonio cristiano fue el de Letrán II, en el que
Inocencio III introdujo el tema en la profesión de fe
exigida a los valdenses[39](1208). Parece que la
primera vez que se llamó sacramento al matrimonio en un
documento magisterial fue en un concilio local celebrado en
Verona (1184). A partir del concilio de Lyon II es contado dentro
de los siete sacramentos, doctrina repetida en Florencia y en
Trento. En la Edad media se disputó sobre qué era
lo esencial en el matrimonio; fue bajo Alejandro III (1159-1181)
cuando se decidió que era el consentimiento mutuo el que
daba origen al verdadero matrimonio cristiano, derivándose
la indisolubilidad de la posterior consumación en la
relación sexual (ratum et
consummatum[40]

Los reformadores rechazaron la compleja
legislación canónica que se había ido
formando durante la Edad media, pero tuvieron en gran estima el
matrimonio, aunque situándolo más bien en el
ámbito secular que en el sacramental. Trento
desarrolló una considerable doctrina contra los que
consideraba errores de los reformadores, al tiempo que
establecía reformas, en relación principalmente con
los matrimonios secretos o clandestinos, la necesidad de expresar
el consentimiento delante del párroco, los impedimentos y
los abusos

En el siglo XX ha habido diversas declaraciones acerca
del matrimonio: la Casti connubii[41](1930) de
Pío XI y numerosas referencias en las alocuciones de
Pío XII. El Vaticano II presentó una rica
teología y espiritualidad del matrimonio: pidió una
revisión del rito; consideró el matrimonio como un
ejercicio sacramental del sacerdocio común y
calificó a la familia como una "Iglesia
doméstica
"; enseñó que el matrimonio
era un importante ejercicio del oficio profético de los
bautizados y habló de la llamada a la santidad dentro del
sacramento. Consciente de las amenazas existentes contra el
matrimonio, el concilio habló en la constitución
pastoral del auténtico significado del
matrimonio.

Después del concilio hubo importantes
enseñanzas positivas acerca del matrimonio, a menudo
pasadas por alto, en la encíclica sobre la
regulación de la natalidad y en la exhortación
apostólica postsinodal (referido al Post Sínodo de
Obispos con el Papa, a la exhortación apostólica).
La familia cristiana en el mundo moderno. Este último
documento, junto con las enseñanzas del Vaticano,
constituyó la base para la legislación sobre el
matrimonio en el nuevo Código de Derecho canónico.
El poder sobre el matrimonio cristiano en la Iglesia es amplio.
Por los privilegios petrino y paulino[42]se pueden
disolver matrimonios entre no cristianos y católicos. El
único matrimonio considerado como absolutamente
indisoluble en la Iglesia católica es el matrimonio entre
cristianos ratum et consummatum; la anulación no es una
disolución del matrimonio, sino simplemente una
declaración oficial de que no hubo desde el primer momento
un verdadero matrimonio. Los motivos para dicha
declaración se han ampliado notablemente en el presente
siglo. La Iglesia católica reclama el derecho a regular la
celebración del matrimonio y a establecer impedimentos,
algunos de los cuales son de derecho natural, mientras que otros
tienen su origen en el derecho eclesiástico.

En la actualidad hay un problema muy serio en la Iglesia
relacionado con el matrimonio. A pesar de la existencia de
excelentes estudios pastorales y del desarrollo actual de la
psicología, H. Vorgrimler[43]ha
podido señalar dos crisis: "La incapacidad cada vez
mayor de las parejas de lograr el éxito en su
relación y el rápido declive de la autoridad de la
Iglesia católica
".

La respuesta de la Iglesia ha sido una insistencia
firme, para algunas severas, en los principios morales acerca del
matrimonio, combinada con un gran énfasis en la
preparación catequética y el cuidado pastoral de
las parejas antes del matrimonio. Se plantea un problema pastoral
particular en relación con los que han entablado una
segunda relación después de un divorcio civil o una
separación: ¿hay que negarles los sacramentos?. En
contra de una opinión errónea muy extendida, la
Iglesia ortodoxa no permite en principio el divorcio y un nuevo
matrimonio en virtud de una interpretación amplia de.
(48) Invoca más bien la compasión y la
economía para aquellos cuyo matrimonio ha fracasado.
Según algunos autores, los católicos
deberían estudiar más detenidamente el
planteamiento pastoral de los ortodoxos. La actitud actual de la
Iglesia católica es de atención pastoral pero de
negativa a admitir a la eucaristía; sólo se acepta
al sacramento de la penitencia a quienes están dispuestos
a guardar una continencia completa.

Una de las aportaciones importantes del feminismo dentro
de la Iglesia ha sido el promover una visión del
matrimonio, y de las responsabilidades de los cónyuges,
más integral. La institución del matrimonio ha de
combinarse con una espiritualidad adecuada a cada cultura en
particular.

La teología del matrimonio, sin embargo, no
está todavía muy desarrollada; la dimensión
eclesial del sacramento es muy importante. Una comprensión
más profunda del matrimonio supondría a su vez una
mayor profundización en el misterio de la Iglesia como
esposa. El matrimonio constituye la Iglesia doméstica,
expresión forjada por San Juan Crisóstomo. Poco
antes del Vaticano II tal expresión fue divulgada a partir
de un congreso sobre el matrimonio promovido por los Equipos de
matrimonios de Nuestra Señora, en el que el teólogo
ortodoxo P. Evdokimov[44]la propuso como
modelo eclesiológico. La relación entre el
matrimonio y la eucaristía es particularmente
importante.

El hecho de que los ministros del sacramento sean los
contrayentes y, por tanto, cada uno de ellos actúe in
persona Christi y como instrumento de gracia para el otro, tiene
importantes implicaciones para la teoría general de los
sacramentos en la Iglesia y para la teología general del
ministerio. La Iglesia católica se destaca, pero no
está completamente sola, en su rigurosa defensa de la
ética sexual y marital. De hecho se encuentra con enormes
problemas de cara a la credibilidad de su magisterio y a la
proclamación en el mundo de una negativa clara a los
programas liberales en este campo. El sacramento del matrimonio
tiene un complemento en la confirmación, que da a los
cónyuges la fuerza necesaria para dar testimonio de la
posibilidad de vivir el matrimonio cristiano, que puede ser hoy
más difícil incluso que el celibato.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, el
autor presenta también algunos relatos que tienen que ver
con algunas familias que adoran a Dios, que se abren al mensaje
de Jesús y hacen de sus hogares las "iglesias
domésticas
": la familia de Cornelio es un ejemplo
particular (49); igual dígase de las familias de
Ticio y Crispo. (50) Las "iglesias
domésticas
" siguen siendo la propuesta de fermento
evangelizador de nuestra sociedad.

  • LA RELACIÓN EN MATRIMONIO.

El matrimonio y la familia entran en el proyecto de
Dios.

La familia y el matrimonio entra en el proyecto Dios,
sobre la fecundidad y de bendición. Una pareja
estéril es considerada como una pareja marcada por la
desdicha. (51) Por el contrario, la presencia de hijos es
expresión evidente de la bondad de Dios: "Los hijos
que nos nacen son ricas bendiciones del Señor
".
(52) Por supuesto, sólo Dios es capaz de romper la
maldición de la esterilidad y alegrar la comunidad humana
con la presencia de los hijos (véanse los casos de Saray,
de Rebeca, de Raquel, de la mamá de Sansón, de la
mamá de Samuel, de Elizabeth, madre de Juan el Bautista.
(53)

La Biblia recoge relatos que hablan de costumbres y
normas, tomadas probablemente de otros pueblos pero interpretadas
desde ámbito creyente, que permitían garantizar la
conformación plena de la familia. Abram y Jacob, tuvieron,
inicialmente, que hacer uso de la costumbre de dar descendencia a
sus esposas estériles a través de las sirvientas.
(54) Después, con la ley del levirato se quiere
igualmente garantizar la presencia de una familia: "Si dos
hermanos comparten el mismo techo y uno de ellos muere sin dejar
ningún hijo, la viuda no podrá casarse con
ningún hombre de otra familia. El hermano de su familia
deberá tomarla por esposa, y así cumplir con ella
su deber de cuñado
". (55)

Ciertamente estas costumbres han cambiado entre las
familias de nuestro tiempo, lo que indica que las familias se van
construyendo progresivamente y responden a los cambios sociales y
culturales que se dan en la historia humana. En todo caso, es en
la historia de las familias humanas donde Dios va tejiendo su
propuesta de vida y va ofreciendo su amor. La vida, con
mayúscula, hizo su aparición en nuestro mundo,
precisamente, en el contexto de una familia humana: "Pero
cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo,
que nació de na mujer, sometido a la ley de
Moisés
…". (56) Y este Hijo de
Dios
, reconocido como el carpintero y el hijo de
María
, y como el pariente de Jacobo, de
José
, de Judas, de Simón y
de algunas mujeres conocidas (57), es que da la vida
eterna. (58)

En el ámbito cristiano, principalmente
católico, no puede faltar la referencia neotestamentaria a
la familias de Juan el Bautista y de Jesús de Nazaret.
(59) Isabel y Zacarías, María y
José
aparecen en los relatos bíblicos como
personas profundamente creyentes y, por lo mismo, abiertas al
discernimiento sobre la propuesta de Dios para ellas. Sobre todo
la familia de Nazaret es presentada por el evangelista Lucas como
la familia que cumple con sus obligaciones religiosas, que
observa lo mandado en la ley de Moisés y que celebra la
fiesta de Pascua con una gran peregrinación a
Jerusalén. (60) El mismo evangelista traza un rasgo
interesante sobre las relaciones entre María y
José, por un lado, y el adolescente Jesús, por
otro, cuando éste se queda en el templo generando grave
preocupación para sus padres (61); al adolescente
Jesús se le da espacios de autonomía y
responsabilidad y su opción de quedarse en el tempo no
implica desobediencia a sus padres, sino referencia a valores
más trascendentales. Ciertamente la referencia a la
familia de Jesús debe servirnos para ver cómo
están nuestras propias familias.

Los evangelios nos traen algunos relatos sobre familias
que entran, de alguna manera, en relación con
Jesús. Algunas familias son beneficiarias del poder
liberador de Jesús (p.e., la familia de Jairo; (62)
la familia de Pedro; (63) la familia de Lázaro;
(64) otras se convierten en anfitrionas de su visita
(p.e., la familia del fariseo Simón, (65) la
familia de Zaqueo. (66) Aunque en muchos relatos no se
presenta a todos los miembros de una familia, sin embargo, la
presencia, el mensaje y la acción de Jesús tienen
un impacto sobre las familias y sobre la comunidad en
general.

Para Jesús, la familia es muy importante, pero no
tanto como el seguimiento de su propuesta. Frente a los valores
absolutos del Reino de Dios la familia pasa a un segundo lugar;
más aún, en caso de conflicto familiar, el criterio
del seguimiento de Jesús es el único criterio
válido: "Si alguno viene a mí y no me ama
más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos,
a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí
mismo, no puede ser mi discípulo
".
(67)

Sin lugar a dudas, Dios bendice a la familia, a la
pareja en matrimonio, así tenemos por ejemplo lo que nos
citan quienes escribieron la Biblia: "Ama a tu esposa
así como Cristo amó a la
Iglesia
(68); "Ama a tu esposa de la misma
manera en que amas a tu cuerpo y tu vida
" (69);
"Sé considerado en cómo vives con ella, con
respeto
…" (70); "No seas cruel con tu
esposa
(71); "El cuerpo del esposo no le
pertenece sólo a él sino también a su
esposa
(72); "Regocíjate en tu
esposa toda tu vida. Deja que su cuerpo te satisfaga.
Déjate seducir por ella
" (73); "No te
dejes seducir por otras mujeres
(74);
"Llama a tu esposa 'bendita' y
elógiala
(75); "Dile lo seducido que
estás con su cuerpo
(76); "Honra tu
matrimonio; mantenlo puro siendo honesto en todas las
formas
(77); Jesús dice: "las
miradas lujuriosas son adulterio
" (78);
"Sé agradecido por tu esposa y date cuenta del favor
que has recibido de Dios
(79); "
una sola carne con tu esposa en todos los sentidos
".
(80)

La bondad de Dios promueve el
matrimonio.

  • A. Según Génesis, (81)
    ¿por qué creó Dios el matrimonio?.
    Partiendo de este hecho, podemos ver que para la gran
    mayoría de los hombres, la voluntad de Dios es
    casarse. Por eso, es muy importante saber lo que Dios dice
    acerca del matrimonio y como prepararnos para
    él.

  • B. En el Cantar de los Cantares, un poema de
    amor, la enamorada hace una advertencia tres veces:
    (82)

  • ¿Qué aconseja ella en cuanto a
    enamorarse?

  • ¿Por qué crees que la Biblia da este
    consejo?

Según Proverbios, (83) ¿cuál
puede ser una razón para no entrar en un compromiso
matrimonial precipitadamente?

  • C. Muchas veces la gente se apresura a tener
    novio o a casarse, no porque sea la voluntad de Dios, sino
    porque hay presiones, deseos o necesidades en este mundo.
    Esto no es bueno, porque así la persona no está
    creyendo que Dios tenga el mejor plan para su vida.
    ¿Qué dicen los siguientes versículos en
    cuanto a los planes de Dios para nosotros?.
    (84)

El mundo piensa que seguir a Dios es perder las cosas
buenas de la vida. Pero, ¿qué afirma la Biblia
sobre Dios como fuente de lo bueno?. (85)

D. Medita sobre los versículos que siguen,
relacionando con la bondad de Dios (en cuanto al matrimonio) con
nuestra responsabilidad de buscarlo a Él: (86);
(87); (88); (89).

E. La necesidad de mantener a Dios como la
prioridad más importante: (90); (91);
(92).

La necesidad de casarse con un cristiano
comprometido.

  • A. ¿Qué afirman Proverbios en
    cuanto a casarse equivocadamente?: (93) 2 Corintios
    tiene una enseñanza clara sobre no comprometer nuestro
    futuro con un no cristiano. ¿Por qué
    sería un "yugo desigual" casarte con una
    persona no comprometida a Cristo?: (94) En base a los
    siguientes versículos, ¿por qué
    prohíbe Dios casarnos con no cristianos?:
    (95)

  • B. Cuál es el error que cometió
    Salomón, siendo el hombre más sabio y rico en
    el mundo?. (96)

Qué constituye un matrimonio de acuerdo con la
Biblia. El matrimonio y la familia en el plan de Dios.

Esta es una pregunta difícil de responder, porque la
Biblia en ninguna parte establece explícitamente en
qué punto Dios considera a una pareja como casados.
Existen tres opiniones comunes. 1) Dios solo considera a
una pareja como un matrimonio, cuando están legalmente
casados. 2) Una pareja está casada a los ojos de
Dios, cuando han cumplido con alguna clase de ceremonia formal de
matrimonio. 3) Dios considera a una pareja como casados,
al momento en que el matrimonio es consumado (relación
sexual). Veamos cada uno de estos tres puntos de vista y
consideremos la solidez e inconsistencia que tiene cada una de
ellas.

  • 1) Dios solo considera a una pareja como un
    matrimonio, cuando están legalmente casados. El
    soporte escritural usualmente otorgado a esta opinión
    está en los versos que aconsejan sujeción al
    gobierno (97) El argumento es que si el gobierno
    requiere de que cierto "papeleo" sea realizado antes de que
    un matrimonio sea reconocido como tal; la pareja debe
    someterse al gobierno, en tanto los requerimientos sean
    razonables y no contradigan la Palabra de Dios. Romanos
    (98) nos expresa: "Sométase toda persona a
    las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de
    parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
    De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido
    por Dios resiste; y los que resisten, acarrean
    condenación para sí mismos
    ". Aquí
    vemos que el someterse a las autoridades gubernamentales que
    requieren una licencia, es un mandato bíblico.

Hay alguna inconsistencia y problemas potenciales con esta
opinión. Primero, hubo matrimonios antes que cualquier
gobierno fuera organizado. Por miles de años, la gente se
casó sin cosas tales como una licencia matrimonial.
Segundo, aún hoy, hay algunos países que no tienen
un reconocimiento gubernamental del matrimonio y/o requerimientos
legales para el mismo. Tercero, hay algunos gobiernos que
establecen requerimientos anti-bíblicos sobre el
matrimonio, antes de que éste sea legalmente reconocido.
Por ejemplo, hay países donde se requiere que una boda sea
realizada en una Iglesia Católica, de acuerdo a las
enseñanzas católicas, y celebrada por un sacerdote
católico. Obviamente para aquellos que tienen serios
desacuerdos con la Iglesia Católica, incluyendo la
creencia sacramental católica del matrimonio,
resultaría anti-bíblico someterse al casamiento en
la Iglesia Católica; en el peor de los casos llegan al
divorcio[45]

  • 2) Una pareja está casada a los ojos de Dios,
    cuando ha cumplido con cierta clase de ceremonia matrimonial.
    Similarmente a la manera en que en muchas culturas un padre
    da a su hija en matrimonio, algunos intérpretes lo
    entienden como si Dios trajera a Eva ante Adán
    (99) del mismo modo como Dios ofició la primera
    "ceremonia" matrimonial. En Juan capítulo 2
    (100), vemos que Jesús asistió a una
    ceremonia matrimonial. Jesús no hubiera asistido a tal
    evento si Él no aprobara lo que en el ocurría.
    El hecho de que Jesús asistiera a una ceremonia
    nupcial, de ninguna manera indica que Dios requiera de una
    ceremonia matrimonial, sino que más bien indica que
    una ceremonia matrimonial es aceptable a los ojos de Dios.
    Casi todas las culturas en la historia de la humanidad han
    tenido alguna clase de ceremonia matrimonial formal. A
    través de la historia del mundo, y casi en todas las
    principales civilizaciones de la humanidad, algo tiene lugar,
    cosas tales como un evento, acción, pacto o
    proclamación, que es culturalmente reconocido para
    declarar que un hombre y una mujer están casados.

  • 3) Dios considera que una pareja está casada
    al momento en que el matrimonio es consumado (relación
    sexual). Algunos argumentan que si cualquier hombre y una
    mujer tienen sexo, Dios considera que los dos están
    casados. Tal opinión carece de bases bíblicas.
    Las bases para este argumento es el hecho de que la
    relación sexual entre esposo y esposa es el
    máximo cumplimiento del principio de "una sola
    carne
    ". (101) En este sentido, la relación
    sexual es el "sello" final de un pacto matrimonial. Sin
    embargo, si una pareja está legal y ceremonialmente
    casada, pero por alguna razón es incapaz de
    comprometerse en una relación sexual, eso no significa
    que no se les considere como casados.

No es bíblico declarar que una pareja que ha tenido
relaciones sexuales, pero que no ha observado ninguno de los
otros aspectos del pacto matrimonial, esté casada.
Escrituras tales como (102) 1 Corintios 7:2, indica que el
sexo antes del matrimonio es inmoral. Si la relación
sexual se tomara como el matrimonio de una pareja, ésta no
podría ser considerada inmoral, puesto que la pareja
estaría considerada como casada al momento en que se
involucró en una relación sexual. No hay
absolutamente ninguna base bíblica para que una pareja que
tenga sexo sin estar casada, pueda declararse a sí misma
como casada, y por lo tanto declarar que sus relaciones sexuales
sean morales y honren a Dios.

Así que, ¿que constituye un matrimonio a los
ojos de Dios? Parecería que los siguientes principios
deberán seguirse. 1) En tanto que los
requerimientos sean razonables y no sean contrarios a la Biblia,
una pareja deberá buscar cualquiera que sea el
reconocimiento gubernamental que esté en vigor. 2)
Una pareja deberá seguir cualquiera de las
prácticas culturales y familiares empleadas
típicamente para reconocer a una pareja como
"oficialmente casada" 3) Si es posible, una
pareja deberá consumar el matrimonio, cumpliendo el
aspecto físico del principio de "una sola
carne
".

¿Qué sucede si uno o más de estos
principios no son cumplidos? ¿Se puede considerar aun
así a una pareja como casada a los ojos de Dios? A
última instancia, eso es entre la pareja y Dios. Dios
conoce nuestros corazones. (103) 1 Jn. 3:20 Dios conoce la
diferencia entre un verdadero pacto matrimonial y un intento de
explicar, o justificar la inmoralidad sexual.

El Plan Divino Para El Matrimonio.

Hay dos instituciones que podemos llamar divinas, en las que
el hombre no ha intervenido en su formación: La Iglesia y
el Matrimonio.

Cuando el Señor Jesús habló acerca del
matrimonio, invitó a sus oyentes a que recordaran las
páginas del Antiguo Testamento. (104) Es
lógico, entonces, que nosotros comencemos por el libro del
Génesis.

VOLVIENDO AL COMIENZO.

Una Historia de amor.

Todas las parejas tienen una historia de amor; el hombre casi
siempre olvida cómo empezó; pero la mujer guarda
cualquier detalle para toda su vida.

Según la Biblia, la primera historia de amor entre un
hombre y una mujer empezó en la misma alba del
universo.

En medio de este mundo recién abierto, aparece
Adán. El Génesis lo presenta desnudo, entre los
árboles de los bosques, señor de los animales del
campo y de las aves del cielo. Dios hace desfilar delante de
él a la creación entera, para que a todo le ponga
un "nombre". Dar un nombre a algo es la máxima
expresión de autoridad, de poder y de responsabilidad. Las
cosas parecen incompletas hasta que no les ponemos un nombre.

El Génesis nos describe, después de la
creación de Adán, el desfile de flores y
pájaros, de reptiles y peces, que pasan delante de
él formando parejas; a cada cosa Adán le pone un
nombre, como señor de todo cuanto existe en la tierra;
pero al terminar el desfile, Adán volvió su mirada
hacia su propio corazón y se encontró solo.

"Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los
cielos, y a todo ganado del campo; mas para Adán no se
halló ayuda idónea para él
".
(105)

Hoy sucede lo mismo en el corazón de todo hombre
solitario; nunca podrá sentirse acompañado como
persona por más libros, riquezas y animales que rodeen su
existencia; necesita la presencia de alguien que, con su amor, le
dé sentido a su vida, alguien con quien pueda compartir
las noches de su soledad y los amaneceres de sus alegrías;
los trabajos que realizamos, las penas y las alegrías que
sentimos, parecen que no quedan "completos" y terminados
hasta que no compartimos con alguien nuestros propios
sentimientos; hasta que nuestros ojos no se encuentran con otros
ojos que reflejan nuestras propias alegrías. Es
precisamente la mujer, la Eva de todos los tiempos, quien mejor
sabe despertar en el hombre el grito de plenitud que
sintió Adán al verse reflejado en los ojos de otro
ser humano: (106) "Esto es ahora hueso de mis huesos y
carne de mi carne
[46]

Con una inmensa variedad de formas, el encuentro de
Adán y de Eva es el preludio de todos los encuentros de
enamorados que se han dado a lo largo de la historia del
hombre.

Los labios de los enamorados han repetido mil veces las mismas
frases que pronunció un día el esposo del Cantar de
los Cantares, (107) "Toda tú eres hermosa,
amada mía, y no hay defecto en ti… has cautivado mi
corazón con una sola mirada de tus ojos
".

Pero vayamos por partes:

"Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó
".
(108)

Si hiciéramos una traducción de este
versículo para que la entendiera todo el mundo,
diríamos que "en el matrimonio se puede vivir
divinamente
".

Cuando Dios creó al hombre a su imagen no lo hizo para
que fuera un ser solitario; se acentúa que eran
varón y hembra. Varón y hembra forman el ser
humano.

Los dos sexos están puestos para que se complementen y
deben aprender a hacerlo. Varón y hembra de cualquier edad
deben aprender a comprenderse, a respetarse, a ayudarse.

Dios lo quiso así, y ni el hombre en la sociedad puede
desligarse de los sentimientos y la voluntad de la mujer, ni la
mujer puede prescindir de la total presencia del hombre.

"Jehová Dios plantó un huerto en
Edén, al oriente; y puso allí al hombre que
había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la
tierra todo árbol delicioso a la vista y bueno para
comer… Y salía de Edén un río para regar
el huerto… Tomó pues, Jehová Dios al hombre, y lo
puso en el huerto de Edén, para que lo labrará y lo
guardase
". (109)

Vemos una descripción del jardín del Edén
que estaba destinado a ser mansión y casa solariega de
este gran señor, el palacio de este príncipe.

También les dio una cuantiosa herencia con abundantes
provisiones: "Llenad la tierra, y sojuzgadla, y
señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos,
y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo
Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla,
que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que
hay fruto y que da semilla; os serán para comer
".
(110)

"No es bueno que el hombre esté solo, le
haré ayuda idónea para él
".
(111)

Un autor se sonríe al mirar a Adán, y escribe
con un poco de sorna: "¡Hasta Adán, que
podía hablar con Dios en persona, pide al fin, un poco de
compañía humana
!"

Después de la creación Dios vio que (112)
"todo era bueno en gran manera". Sin embargo, ahora,
cuando considera a su creación el Hombre, Dios dice:
"No es bueno que el hombre esté solo, le haré
ayuda idónea para él
(113)". Con esta
finalidad hizo a la mujer e instituyó el matrimonio.

Por eso, si no podemos decir que nuestra mujer o marido son
nuestro mejor amigo, algo va mal. ¿Dónde me
encuentro más a gusto, con mi mujer o con mis
amigos…?

El matrimonio tal como Dios lo ha dispuesto debe ser una
relación de amistad íntima, donde marido y mujer
puedan desarrollar su intimidad, no sólo en el sentido
físico, sino en todos los órdenes. Y que en este
ambiente se enriquezcan y realicen como personas y creyentes,
aprendiendo a convivir y a aceptar al otro tal como es,
soportando sus defectos y aprendiendo a desarrollar esta
capacidad de amar que a Dios le interesa más que ninguna
otra cosa en nuestras vidas.

La finalidad del matrimonio no es para justificar las
relaciones sexuales, eso es rebajarlo. La finalidad es la
complementariedad, la ayuda mutua. ¿Qué
pensarían unos hijos que sólo ven en sus padres un
deseo sexual sin más?. No olvidemos que la
atracción física tiene sus etapas, y entonces
¿qué pasará?

Si unos novios llegan al matrimonio por una
sobreestimulación erótica que ellos mismos han
creado, ¿qué base es esta para un matrimonio?.
¿Qué van a ver en ellos sus hijos?.

Quien se queda soltero, aunque sea una decisión propia,
tomada por amor al reino de Dios, tiene que pagar el precio de
momentos de una soledad inevitable, que aun los mejores amigos no
pueden solucionar.

"Y de la costilla que Jehová Dios tomó del
hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre". (114)

La Palabra dirige nuestra atención al hecho de que Dios
no solamente instituyó el matrimonio sino que, a la vez,
fue El quien unió al hombre y a la mujer para el
cumplimiento de este ministerio.

Parece que del resto de las criaturas Dios hizo muchas
parejas, pero no del hombre. Y de aquí sacó el
Señor Jesucristo un argumento contra el divorcio
(115): Nuestro primer padre, Adán, quedó
confinado a una sola esposa; y si la hubiese repudiado, no
había otra con quien casarse, lo cual insinuaba claramente
que el vínculo del matrimonio no se podía disolver
a placer.

¿Por qué no le trajo a otro hombre ya que lo que
Adán necesitaba era ayuda?. Esto les vendría muy
bien a los homosexuales. Pero Dios no lo hizo así porque
esto no era lo mejor.

Por otro lado vemos que "hizo una mujer". ¿Por
qué no hizo cinco o setecientas como tenía
Salomón? En este momento el Señor no tenía
precedentes y podía diseñar lo que quisiera, sin
embargo creo a una sola mujer. Por eso, aunque Abraham, David,
Salomón tuvieron varias mujeres, sin embargo, el
Señor Jesucristo comentando sobre este tema, volvió
a referirse al principio: "El que los hizo al principio
varón y hembra los hizo
(116)". Y esta es la
clave hermenéutica que debemos aplicar, no las
desviaciones posteriores.

¿Por qué hizo a una mujer y no otra cosa?.
Porque era el diseño que se acoplaba perfectamente con el
varón que había creado.

Procede de la costilla, de una parte íntima de
Adán porque iba a ser una parte íntima de
éste. Dios no creó a Eva de la cabeza de
Adán para dominarle, ni de sus pies para ser su esclava,
sino de su costado para ser igual a él y amada por
él.

"Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi
carne
". (117)

Después de nombrar a los animales, Adán
pronuncia sobre su mujer la primera palabra registrada en la
Biblia; es el grito de un enamorado: "ella se llamará
mujer
".

Con esta exclamación, Adán expresa su asombro al
ver la unidad y la diferencia que había entre él y
la mujer, a la vez que declara su agradecimiento hacia Dios por
el don del matrimonio y del amor.

Dios A Adán, primeramente le llamó
"Ischa" (de "Isen", en árabe:
"hombre"); "el otro yo", aunque luego lo
cambió por "hayyah", en árabe, "la que
vive
" (la mujer), de quien dependía la vida del
hombre.

"Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne
". (118)

Cuando Jesús rechaza la permisión mosaica
provisional de la carta de divorcio o de separación
(119), añade la afirmación del libro de
Génesis: "Al principio de la creación,
varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
los dos serán una sola carne; así que no son ya
más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no
lo separe el hombre
". (120)

Vemos que no es sobre una realidad jurídica (civil o
eclesiástica) donde se apoya la esencia y la continuidad
indisoluble del matrimonio, sino sobre una institución
divina. Es sobre un hecho "misterioso" ("Grande es
este misterio
"). (121) El hecho de que Dios ha unido
un hombre y una mujer, haciendo un nuevo ser, marido y mujer, una
sola carne, una sola unidad existencial. Dios los coloca bajo la
ley del amor conyugal, del cual El mismo es fiel guardián
y garantía.

En este acoplamiento total de hombre y mujer se basa el triple
principio que configura el matrimonio según el plan de
Dios:

  • a) "Dejará el hombre a su padre y a su
    madre
    ". El matrimonio implica el desgajamiento de una
    situación familiar previa, imprescindible para que
    pueda efectuarse adecuadamente, sin problemas, la
    unión matrimonial.

  • b) "Se unirá a su mujer". Se trata de
    un acto libre, determinado no por voluntades ajenas sino por
    propia decisión. El verbo en el original hebreo
    significa adherirse, pegarse fuertemente.

  • c) "Se hacen una sola carne". Esta realidad
    trasciende lo meramente físico. Incluye los
    sentimientos más intensos de ternura y devoción
    en un acto de mutua entrega sin reservas. Según el
    ideal bíblico, en el abrazo conyugal hay mucho
    más que el contacto de dos cuerpos; hay una
    fusión de dos personalidades en su totalidad.

"Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla
…".
(122)

Sexo y procreación no son sinónimos, aunque
están muy relacionados. El sexo forma parte de las dos
primeras finalidades del matrimonio; el compañerismo y la
unión, y por supuesto no pueden circunscribirse a la
función procreativa sin más. Si esto fuera
así habría que limitar la relación sexual
únicamente a aquellas ocasiones en las que deliberadamente
se buscara tener un hijo.

El Matrimonio es un pacto.

"Serás librado de la mujer extraña, de la
ajena que alaga con sus palabras, la cual abandona al
compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su
Dios
". (123)

Vemos que el matrimonio no es un mero contrato civil, sino
"el pacto de tu Dios". No es como el contrato que
hacemos para alquilar un piso y que rescindimos cuando
éste ya no nos interesa. No es algo que se toma y se deja.
El matrimonio tiene una entidad mucho mayor que el mero arrimarse
o desarrimarse. La Biblia lo asimila "al pacto de tu
Dios
".

Los profetas del Antiguo Testamento empleaban a menudo, por
orden de Dios, la imagen de sus propios matrimonios y de las
experiencias que dentro de ellos vivieron para ejemplarizar el
pacto de Dios con los hombres y su fidelidad a él.
(Véase, por ejemplo en Oseas). (124) Dios quiere
que el matrimonio refleje la unión de Dios con su pueblo.
Esta figura requiere algo más que la unión
física, ésta es el sello, la
culminación.

Contrariamente a la doctrina católico-romana, Dios no
tiene por inexistente, o sin valor, el compromiso mutuo
concertado fuera de la iglesia. La Biblia enseña que el
matrimonio es una institución divina de alcance universal
dada a todos los seres humanos desde el momento mismo de la
creación.

Las expresiones "hueso de mis huesos, carne de mi
carne
", "ser una sola carne", implicaba mucho
más que un mero contrato civil.

El Matrimonio, figura de la relación de Dios con su
pueblo.

Dios utiliza el matrimonio como una indicación de la
relación íntima en la que él quiere entrar
con su pueblo. Él quiere ser el esposo de su pueblo y que
su esposa se junte a él íntimamente y vivan una
relación maravillosa. Dios utiliza la figura del
matrimonio como la más íntima de cuantas se emplean
en la Biblia para indicar esta relación que quiere tener
con los suyos.

De alguna forma estamos exteriorizando la
relación que existe entre Dios y el hombre y por lo tanto,
esto echa sobre nosotros una tremenda responsabilidad.

La caída y el Matrimonio.

Desgraciadamente, el
"pecado"[47] (125)
trastocó el orden de la creación, y el matrimonio,
originalmente fuente de realización y plenitud humana, se
ha convertido en infinidad de casos en causa de
frustración y conflicto.

Desde el momento mismo de la primera
transgresión, se inicia un cambio en la relación
entre hombre y mujer.

Comienza una relación manchada por las quejas y
acusaciones mutuas. (126)

La comunión de amor, origen de la sumisión
de la esposa al esposo, se trueca en un castigo que hace del
hombre señor de la mujer. (127)

La familia es invadida por un espíritu de
violencia. (128)

La monogamia es sucedida por la bigamia.
(129)

La belleza original del matrimonio desaparece para dar
lugar a la fealdad de matrimonios mixtos en los que la
concupiscencia de la carne era el único vínculo de
unión. (130) Este embrutecimiento de la raza
provoca el juicio del diluvio.

La historia posterior del mundo está plagada de
fornicaciones, adulterios, incesto, poligamia, concubinato,
homosexualidad. Al orden original de la creación ha
sucedido el desorden introducido por el pecado.

Partes: 1, 2, 3
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