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Criminalística como base para establecer la escena de la muerte



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Método de
    investigación
  3. Evidencias
  4. Líquido
    espermático
  5. Pelos y
    fibras
  6. Exploración
    del cadáver
  7. Bibliografía

Introducción

Como se ha indicado en el programa, una de las
disciplinas que se integran en la medicina forense y por lo tanto
dentro de las Ciencias Forenses, es la criminalística y su
aplicación en la escena de la muerte. Esta es una de las
actividades más importantes dentro de la
investigación criminal y la única que nos puede dar
datos objetivos que nos ayuden a reconstruir los hechos acaecidos
en la escena de la muerte así como poder llegar a la
identificación del autor de los mismos.

Por lo tanto debemos considerar a la
criminalística como suministradora y alimentadora de
evidencias físicas identificadoras y reconstructoras que
se localizan en el escenario de los hechos y en los ambientes
relacionados con la comisión del delito.

La criminalística aplica conocimientos,
métodos y técnicas con objeto de proteger,
observar, y fijar el lugar de los hechos, así como para
coleccionar y suministrar las evidencias asociadas al hecho al
laboratorio de criminalística o de forma más
amplia, a un laboratorio debidamente dotado de Ciencias
Forenses.

Del objetivo particular de la criminalística se
desprende que esta disciplina se ocupa del estudio
científico del lugar de los hechos y de otros sitios
relacionados con la investigación, aplicando
metodología y tecnología adecuadas para obtener
resultados creíbles y fiables mediante procesos
científicos inductivos y deductivos.

En la pericia criminalística el auxilio inmediato
al agente investigador, sea el forense o/y el agente de
policía encargado consiste principalmente en el
asesoramiento y las orientaciones técnico
científicas que hace el experto criminalista en el
escenario del suceso sobre cuestiones técnicas
exclusivamente. Por otra parte, coordina o indica la
aplicación de las reglas para la protección del
lugar de los hechos, observa de manera meticulosa el sitio con
los métodos idóneos, fija el lugar con las
técnicas aplicables, colecciona todas las evidencias
asociativas a efectos de estudiarlas metodológicamente y
las suministra a las diversas secciones del laboratorio de
Ciencias Forenses.

Actualmente dentro del Estado, la labor del experto
criminalista la llevan a cabo de forma, sería deseable,
conjunta los expertos de policía científica y los
forenses, bajo la dirección del juez instructor, es decir,
se puede decir que existe una criminalística forense y
otra policial que tienen sus cometidos específicos y
múltiples campos de convergencia en los que se hace
imprescindible la coordinación y el trabajo en equipo. De
esto se debe deducir que la orientación en la
investigación nace de los equipos desplazados al lugar de
la muerte, siendo éstos los que tras una adecuada recogida
de las evidencias orientan la investigación del
laboratorio.

Método de
investigación

La criminalística aplica determinados
métodos para el desarrollo eficiente de sus actividades en
el escenario de la muerte. A los técnicos que les
corresponda asistir al lugar deberán verificar lo
siguiente al llegar:

  • 1. Anotar la hora de llegada.

  • 2. Estado del tiempo y condiciones del
    lugar.

  • 3. Localización del lugar, así
    como su orientación y dimensiones. (necesario el uso
    de brújula y metro).

  • 4. Verificar visual y mediante los testigos si
    ha sido conservado intacto el sitio, después de
    descubierto el hecho, o bien, si alguien ha movido o tocado
    algo.

  • 5. Establecer las reglas de protección
    del escenario de la muerte, según las condiciones del
    mismo (lugares cerrados o campo abierto).

  • 6. Recomendar la normas adecuadas al equipo de
    investigación para iniciar y desarrollar
    eficientemente las investigaciones.

Consecuentemente, el policía y el médico
forense encargados de la investigación, procederán
a aplicar rigurosamente la metodología general de
investigación criminalística en el lugar de los
hechos, debiéndose cumplir con los siguientes pasos de
forma metódica:

1. Protección del lugar de los hechos.

2. Observación del lugar.

3. Fijación del lugar.

4. Colección de indicios.

5. Suministro de indicios al laboratorio y
orientación de la investigación.

De esta premisas se convierte en fundamental la
protección del lugar de los hechos.

Esta acción es de vital importancia, ya que de no
hacerlo de forma adecuada se puede considerar que
implicaría el fracaso científico de la
investigación criminal.

De la protección del lugar de los hechos se
deduce que se debe conservar la forma primitiva del escenario,
después de sucedido el hecho. De ello se desprende que al
existir una buena conservación del lugar de los hechos, la
pesquisas periciales policiales y forenses serán oportunas
y verídicas sobre evidencias originales, cumpliendo las
tres reglas fundamentales de protección:

1ª. Llegar con rapidez al lugar, desalojar a los
curiosos y establecer un cordón de
protección.

2ª. No mover ni tocar nada, ni permitirlo, hasta
que haya sido examinado y fijado el lugar.

3ª. Seleccionar la áreas por donde se va a
caminar, con objeto de no alterar o borrar indicios.

Al cumplir con las tres reglas anteriores se
ganará mucho en la consecución de las
investigaciones.

Las siguientes recomendaciones complementan los alcances
de las reglas de protección:

  • Si el hecho ha sido cometido en un lugar cerrado,
    todas las vías de acceso, serán
    vigiladas.

  • Si el hecho ha sido cometido en un lugar abierto o
    local aislado, el acceso al área quedará
    prohibido al público cuanto menos a 50 m. de
    diámetro.

  • El acceso al lugar de los hechos, cerrado o abierto,
    deberá quedar prohibido a toda clase de personas
    ajenas a la investigación.

Observación de lugar de los hechos.

Una vez protegido el lugar de los hechos, se
procederá a su observación de forma intencionada y
reiterada, de tal forma que pueda captarse toda la
información indiciaria y que se pueda asociar al suceso
que se investiga. La observación minuciosa del lugar de
los hechos persigue el objetivo siguiente:

  • 1. Reconocer si el lugar de los hechos es el
    original, o si existen otros sitios asociados que se deben
    investigar.

  • 2. Localizar la evidencias asociadas al hecho,
    tanto identificadoras como reconstructoras.

  • 3. Hacer las reflexiones oportunas in situ, con
    objeto de formar un juicio inicial sobre el hecho y poder
    emitir una primera opinión.

Para llegar a este objetivo es preciso tener en cuenta
una serie de recomendaciones que es importante considerar para
evitar la confusión o que se malogren los resultados de la
investigación:

1. La capacidad de la persona encargada de la labor
criminalística.

2. Los métodos de investigación que han de
aplicarse.

3. Las técnicas instrumentales que
servirán de apoyo.

4. El cuerpo de conocimientos que se va a
desarrollar.

5. El método para registrar la información
que va a obtenerse.

Consideradas estas variables para cumplir con los
objetivos fijados en la investigación, es recomendable la
aplicación de los siguientes métodos:

A) Método para lugares cerrados.

Desde la entrada principal al lugar de los hechos se
dirige la vi al interior del inmueble, recorriendo con la vista
de derecha a izquierda y viceversa cuantas veces sea necesario
para recibir la información indiciaria general de las
características del hecho. De acuerdo con
información recibida, se debe acercar al centro mismo del
lugar de hechos, seleccionando las áreas por donde se
realizarán los desplazamientos. A continuación, a
partir de ese centro se iniciará el riguroso examen el
indicio principal, en nuestro caso un cadáver, poniendo
especial énfasis en identificar todo lo que está en
posesión de él. Después, de forma espiral,
deben observarse todas las áreas cercanas y distantes
alrededor del indicio principal, efectuando el desplazamiento con
sumo cuidado también en espiral, sin que quede sin
observar nada del suelo o soporte y sus muebles, hasta llegar a
la periferia.

Finalmente, se debe examinar de manera minuciosa las
paredes, puertas, ventanas y el techo, dirigiendo la vista de
arriba a abajo y viceversa, sin que quede nada por revisar.
Conforme se vayan descubriendo los indicios o evidencias, se
darán las indicaciones para que sean tomadas las
fotografías necesarias con testigo métrico, y las
cuales irán describiéndose manuscrita y
planimétricamente.

En relación aparte, también se
anotará la ausencia de las evidencias que, de acuerdo con
las características del hecho, se suponía que
deberían encontrarse y que no fueron halladas, así
como todos aquellos indicios sospechosos que se localicen en el
escenario del hecho.

Cuando sea necesario, habrá de auxiliarse con
instrumentos de aumento para una mejor observación de las
evidencias.

B) Método para los lugares abiertos.

Previamente protegida un área de por lo menos 50
m. de diámetro, tomando como centro el sitio exacto de los
hechos, se observa, en primer lugar y de forma preliminar desde
un punto periférico, abanicando con la vista de un lado al
otro hasta percibir la información general que se
desea.

Una vez seleccionadas las áreas por donde se
efectuaran los desplazamientos, habrá de ubicarse en el
centro mismo del lugar de los hechos y proceder a examinar el
indicio principal (cadáver) y lo que esté en
posesión de él.

A continuación, también dirigiendo la
vista en forma espiral, se examinan todas las áreas
cercanas y distantes alrededor del indicio principal hasta llegas
a la periferia. En caso de existir alguna duda, se repite la
operación de la periferia hacia el centro, hasta tener la
seguridad de que nada ha pasado inadvertido. También,
evidentemente, se puede recurrir a instrumentos de aumento o
identificación.

C) Métodos para carreteras y campo
abierto.

En lugares abiertos, donde se buscan objetos,
instrumentos o cadáveres principalmente en la áreas
laterales de las carreteras o brechas, se debe proceder de la
siguiente manera.

Extender por las áreas laterales de las
carreteras una línea de hombres que abarque por los menos
200 m. colocando a los observadores a no más de 10 m. de
separación entre cada uno de ellos. Se debe examinar la
zona caminando, mirando de derecha a izquierda y manteniendo un
paso regular. A la vez los que ocupan la parte externa de la
hilera irán colocando señales para que, en caso de
duda o necesidad, se prolonguen las áreas de
búsqueda.

Cualquier hallazgo que haga alguno de los integrantes
del cuerpo de búsqueda deberá ser comunicado de
inmediato al director de la investigación (juez) y a los
peritos encargados, a efecto de realizar los exámenes
correspondientes del hallazgo habido.

D) Fijación del lugar de los hechos.

La fijación del lugar de los hechos, sus
evidencias y demás manifestaciones materiales se
efectúa aplicando las siguientes
técnicas :

1. Descripción escrita.

2. Fotografía forense.

3. Planimetría forense.

4. Moldeado.

Objetivo.

Con la fijación del lugar del suceso, se logra
registrar general y particularmente el lugar y sus evidencias,
con objeto de plasmar su situación y
características materiales a efectos de su
investigación científica.

La fijación del lugar de los hechos es
imprescindible en todos los casos de investigación de
hechos presuntamente delictivos, por ende más en los
delitos de homicidio, donde se considera necesario el registro
general y particular del escenario del hecho, de tal manera que
las descripciones escritas, las fotografías, los dibujos
planimétricos o croquis simples y el moldeado que se
elaboren puedan ijar e ilustrar en cualquier momento sin la
necesidad de regresar al lugar de los hechos y, por otra parte,
unidos al informe pericial cumplen la función de
asesoramiento judicial, dejando las puertas abiertas al
responsable de la investigación (juez) para que
efectúe o demande las ampliaciones y/o explicaciones que
considere necesarias.

Objetivos específicos.

En primer lugar, la descripción escrita detallada
general y particularmente del lugar del suceso y sus evidencias
por medio de registros manuscritos en las diligencias policiales,
periciales forenses y, evidentemente, judiciales. La
fotografía señala detalles y particularidades del
escenario y de las evidencias físicas asociadas al
hecho.

La planimetría precisa que sea exacta con
anotaciones de las distancias exactas entre un indicio y otro, o
entre algún punto referencial y alguna evidencia
física; así mismo, nos enseña una vista
general superior de la escena del crimen.

El moldeado, hoy quizá prácticamente en
desuso, es útil para captar huellas negativas que se
encuentran en el suelo o soportes en el lugar de los hechos, ya
sean pies calzados, descalzos, neumáticos o de otros
instrumentos accesorios.

Aunque parezca absurdo el recordarlo, para la
fijación del lugar de los hechos hay que apoyarse en los
sentidos de la vista, oído y olfato, dejando al final el
tacto, que se utilizará para la idónea
colección o levantamiento de los indicios. Como es
lógico, no es recomendable utilizar el sentido del gusto,
entre otras razones obvias, por lo demasiado empírico del
mismo.

Descripción escrita.

Como se ha indicado, la descripción escrita es
útil para detallar de forma general y particular las
características del lugar de los hechos, sus evidencias y
demás manifestaciones materiales.

Según se va conociendo el escenario del crimen y
se toma situación, se va describiendo la estructura
externa y consecuentemente la interna, así como la
ubicación, tipo, características, dimensiones y
situación de los cadáveres y objetos, muebles,
instrumentos e indicios en general que se encuentren en el sitio
inspeccionado.

Para esto se recomienda los siguientes pasos, ya sea
para lugares cerrados o abiertos.

En primer lugar describir manuscritamente de lo general
a lo particular todas las áreas exteriores así como
las interiores. Después de la vista de conjunto al
detalle. Posteriormente, describir del detalle a los
pequeños detalles y sus particularidades.

Las descripciones escritas deben coincidir
en:

  • Tipo.

  • Dimensiones.

  • Características.

  • Situación.

Esta última, situación, debe ser de todas
aquellas evidencias físicas: que se registren en las
diligencias periciales forenses, policiales y por tanto
judiciales.

La importancia de la descripción escrita radica
en tres puntos principales:

  • 1. Al anotar en el momento de observar se
    evitan errores posteriores y se recuerdan cosas que de otra
    manera se olvidarían, siendo posible verificar
    detalles que si en principio no presentaron importancia,
    después pueden llegar a tenerla.

  • 2. Cuando se sospecha de un posible culpable,
    cabe la posibilidad que la memoria traicione al
    investigador/es, olvidando detalles que van en contra de la
    hipótesis y recordando sólo los que la
    apoyan.

  • 3. La descripción del lugar de los
    hechos, objetos y lesiones debe ser concreta en su
    redacción, clara en sus conceptos, exacta en sus
    señalamientos y lógica en su
    desarrollo.

Fotografía forense.

La fotografía señala detalles y
particularidades del escenario y de sus evidencias y
manifestaciones materiales; en igual forma, conforme se va
examinando y describiendo el lugar se irán tomando las
fotografías necesarias de todas las cosas.

Los peritos fotógrafos deben intervenir en el
sitio inspeccionado antes de que sean tocados o movidos los
indicios y cadáveres, con objeto de plasmar en las
fotografías la situación primitiva del escenario y
de todas las evidencias asociadas al caso sujeto de
investigación.

Las fotografías que se deben tomar en el lugar de
los hechos se dividen en cuatro tipos:

a) Vistas generales.

b) Vistas medias.

c) Acercamientos.

d) Grandes acercamientos.

Las vistas generales, deberán tomarse de manera
que proyecten vistas generales del lugar desde cuatro
ángulos diferentes, y si la estancia o el lugar no permite
un objetivo normal deberá utilizarse un gran
angular.

Después deberán tomarse series completas
de medianos acercamientos que relacionen muebles, objetos,
instrumentos y cuerpos, cambiando de posición, aunque
siempre bajo un claro y definido punto de referencia.

Evidentemente, se tomarán fotografías de
detalle que muestren los indicios, siempre con un testigo
métrico.

Por último, se harán fotografías de
carácter macro que señalen las determinadas
particularidades de los indicios evidenciados.

Planimetría forense.

El dibujo forense, ya sea con el croquis simple para
lugares abiertos o con la planimetría para lugares
cerrados, precisa fundamentalmente distancias entre un indicio y
otro, o entre un punto de referencia y los indicios; asimismo,
muestra una vista general superior muy completa del
escenario.

Cuando se trata de esquematizar recintos cerrados se
recurre a la planimetría de KENYERES (húngaro que
la ideó), donde resulta necesario tomar medidas exactas
para situar las características generales y particulares
del lugar de los hechos, obteniendo un croquis claro y completo
con los muros y techo abatidos.

Evidencias

Como ya se ha indicado, es imprescindible la
búsqueda de cualquier indicio o evidencia capaz de aclarar
y reconstruir hacia atrás el como se desarrollaron los
hechos, incluso tomando nota de aquellas cosas que habitualmente
se deben encontrar y que no aparecen.

Debemos tener en cuenta que la traza, la huella y/o el
vestigio son frágiles, pueden pasar inadvertidos, perdidos
o alterados. Mal recogida la evidencia se vuelve
inutilizable.

Debemos conocer y tener muy en cuenta que el valor de la
prueba indiciaria es relativo por múltiples factores de
ahí que la rapidez en la intervención y la
coordinación con el resto del personal encargado de la
investigación se convierta en absolutamente
fundamental.

El problema central de la investigación criminal
es buscar el cúmulo de indicios que nos lleve a el
establecimiento de la identidad del presunto autor, siendo esta
búsqueda siempre de forma indirecta y en
colaboración con la búsqueda directa del mismo que
realizan los grupos de policía.

La metodología más idónea para
llevar a cabo el estudio de las evidencias en el lugar del delito
es la siguiente:

1. Interpretación "in situ".

Una interpretación adecuada exige su estudio
dentro del contexto en el que se ha desarrollado el delito. Se
debe practicar una observación detallada y evidentemente
minuciosa, absteniéndose de practicar cualquier tipo de
prueba sobre las evidencias con el fin de evitar cualquier,
destrucción o alteración de la misma que nos
produzca falsos resultados posteriores.

Como ya se ha indicado, previo al estudio pormenorizado
de la evidencia se debe haber efectuado estudios
fotográficos y planimétricos del lugar de los
hechos como fijación del mismo.

2. Recogida de evidencias.

Es de absoluta y transcendental importancia esta etapa
de la investigación criminal. La diferente naturaleza de
las evidencias que puedan encontrarse hace el que debe emplearse
una metodología variada, distinta para cada
caso.

– Las huellas dactilares son de la máxima
importancia, ya que de por sí son capaces del
diagnóstico individual. La ciencia que se encarga de su
estudio se denomina lofoscopia y expresa el capítulo de la
policía científica encargado del examen de las
huellas dejadas por la parte de epidermis que se caracteriza por
la presencia de crestas. Es preciso tener en cuenta en el estudio
de las huellas dactilares su origen embriológico: Se
conoce desde los trabajos de KRISTINE BONNEVIE, en 1929, que
hacia el cuarto mes de vida intrauterina, los dibujos
dermopapilares comienzan a hacerse presentes, de tal forma que la
formación de estos dibujos puede señalarse en
épocas más tempranas, en el tercer mes de vida
intrauterina, cuando el embrión tiene una longitud de unos
4 cm.

Esta formación de las crestas en las superficies
de las yemas de los dedos y en general, en las zonas con crestas
dermopapilares, representa un plegamiento, pasivo de la capa
germinativa del embrión, resultante de las
características individuales de presión en la
epidermis y en el corión en íntima relación
con el desarrollo de los nervios papilares, ramas de los nervios
digitales palmares. Desde el tercer mes de vida intrauterina
estos dibujos van a ser características de cada persona.
Existe, pues, un mecanismo de plegamiento aleatorio y otro
nervioso, heredado. Esto explica, por el primero, que todas las
huellas sean diferentes y por el segundo, que muestren
características heredadas coincidentes en parientes de
primer grado.

Por otra parte las huellas digitales pueden clasificarse
en tres grandes grupos:

  • Latentes.

  • Visibles; y

  • Moldeadas.

Estas huellas se forman mediante el contacto de la cara
anterior de la mano o del pie con cualquiera de las
múltiples cosas que presentan una superficie adecuada para
recibirlas y conservarlas.

Las huellas latentes, invisibles por tanto, se forman a
expensas del sudor y de la secreción sebácea que
impregnan las crestas dermopapilares. Las huellas visibles se
consiguen impregnando, de forma voluntaria o involuntaria, estas
crestas con cualquier sustancia coloreada; las moldeadas, al
presionar sobre sustancias maleables.

La secreción sebácea es producida por
estas glándulas de la piel y esta compuesta por agua,
restos epiteliales, materias y ácidos grasos y
ácidos capróico, valeriánico y
butírico con algunos componentes más de menor
importancia. La secreción sudoral, producida por las
glándulas sudoríparas, presenta una
constitución variable a base de agua, cloruro
sódico y potásico, sulfatos alcalinos, fosfatos
alcalino térreos, lactatos y sudoratos alcalinos, urea y
elementos grasos. Su composición química varia
según su procedencia y según se origine
artificialmente o de forma natural. Una y otras sustancias se
depositan a través de los orificios glandulares
inmediatamente a las superficies con la que estas crestas se
ponen en contacto.

Por las características de esta secreción,
unos soportes van a ser buenos para reproducir el dibujo latente
dermopapilar y otros malos. El conocimiento de este importante
factor va a condicionar de forma especial la búsqueda de
impresiones digitales y dermopapilares. Es condición
indispensable que estos soportes tengan una superficie lisa,
tersa, pulimentada y que se encuentren en relativas condiciones
de buena limpieza; conforme a que estas condiciones van siendo
modificadas, las huellas que se determinen son peores hasta
hacerse ilegibles.

Demostrada la existencia de huellas sobre un objeto,
éste debe ser considerado como pieza de convicción.
Esas huellas deben llegar al laboratorio en las mejores
condiciones. Un descuido o una aplicación de los
conocimientos técnicos para su transporte equivocada
pueden hacerlas desaparecer o modificar de forma tan profunda que
las haga inútiles al efecto.

Para manipular estos objetos, como regla general, debe
observarse la precaución de cogerlos por aquellos sitios
donde lógicamente no debieron ser cogidos por el
delincuente o por aquellos, que, aun habiendo tocado, no quede
posibilidad de revelado suficiente a nuestros
propósitos.

Cuando se trata de huellas latentes, en su
búsqueda debe tenerse en cuenta todo los dicho al tipo de
soporte y manipulación. En esta búsqueda tiene una
gran importancia la iluminación y la forma de emplearla.
Mejor que la luz natural o la uniforme de una lámpara
eléctrica es mejor la linterna de bolsillo con la que
podemos dirigir el haz de luz; oblicuamente sobre el punto o los
puntos a explorar, dejando en sombra el resto del objeto. Con
este sistema de epi-iluminación, hacemos más
patentes las más pequeñas huellas y evitamos otras
fuentes de luz o reflejos que puedan deslumbrar al operador.
Actualmente se puede utilizar una fuente de iluminación
Lasser, metódica actualmente ampliamente
experimentada.

El revelado de las huellas latentes se basa en que
éstas están compuestas por productos grasos y
éstos pueden colorearse mediante diversos colorantes
selectivos para los elementos de este tipo, o mediante polvos que
se adhieran a estas superficies grasientas. Estos reactivos
pueden ser, gaseosos, líquidos y pulverulentos. Los
reactivos líquidos normalmente no se utilizan, a no ser en
el laboratorio, por las dificultades que supone su empleo y por
las manchas que producen. Por otro lado, los contrastes
fotográficos que se logran con ellos son deficientes. Los
más usuales son los pulverulentos. Estos se utilizan
dejándolo resbalar suavemente sobre el soporte cuando
éste es de fácil manipulación. En caso
contrario, pueden emplearse pulverizadores y, mejor, la brocha
suave de pelo de marta, poniendo polvo y arrastrando suavemente
el sobrante.

– Manchas.

Por mancha se entiende toda modificación del
color, toda suciedad, toda adición de substancia
extraña, visible o no, en la superficie corporal,
instrumentos u objetos cualquiera, determinada por el
depósito de un producto líquido, blando y algunas
veces sólido, de cuyo estudio se pueden establecer
relaciones de la participación de una persona o cosa en la
comisión de un delito.

Aunque el número de manchas que pueden ser motivo
de estudio médico forense es muy elevado, no todas tienen
la misma importancia y frecuencia. Nos vamos a fijar en algunas
de ellas de mayor interés, debiéndose tener en
cuenta que las que no se enumeren pueden, en algunos casos, ser
de capital importancia y por lo tanto, tenidas siempre en cuenta
por los peritos encargados de la investigación.

– Manchas de Sangre.

La sangre es el vestigio más frecuente y el
más importante, por lo que cuando exista debe ser
estudiado minuciosamente. Es importante su estudio cuidadoso,
bajo todos los aspectos. Así como se da una gran
importancia al estudio altamente especializado, aquel que
únicamente puede realizarse en laboratorios adecuadamente
dotados y con técnicos específicos, para el
médico forense y para el policía, tiene más
interés inmediato el estudio de la apariencia y
distribución de la sangre debido a la abundancia de
información que nos puede suministrar en la
investigación criminal.

El aspecto de las manchas varía con la
antigüedad y el soporte sobre el que recaen. En los tejidos
absorbentes y claros, las manchas recientes presentan un color
rojo oscuro, que con el tiempo tiende a ennegrecerse más.
Si las manchas han sido lavadas con agua, el color se hace
más claro y el pigmento difunde por el tejido, si bien de
un modo irregular, con lugares más densos que otros. El
aspecto de la mancha como de haber sido lavada debe poner en
guardia al perito, ya que diversos productos caústicos o
ácidos modifican las características estructurales
de los componentes de la mancha, dando lugar a errores en la
investigación.

En los tejido oscuros las manchas se visualizan mal, por
lo que se hace necesario emplear diversos reactivos capaces de
hacer las manchas aparentes sin alterarlas ni modificar la marcha
analítica posterior.

Cuando la mancha asienta sobre un soporte no absorbente
forma costras con aspecto de escamas brillantes o agujas. Si la
sangre es reciente las escamas son rojas, aunque el color
depende, con independencia de la antigüedad, del grosor de
la costra; a menor espesor el rojo es más acusado. Con la
antigüedad las costras se van haciendo más
oscuras.

Es importante estudiar los diferentes mecanismos de
producción de las manchas, pudiéndose distinguir
los siguientes:

1. Proyección.

Tiene lugar cuando la sangre sale proyectada con cierta
fuerza viva, bien describiendo una curva parabólica, bien
en caída libre.

2. Escurrimiento.

La sangre babea y, por concentración de cierta
cantidad, al ir cayendo por acción de la gravedad, forma
regueros, charcos, etc.

3. Contacto.

Cualquier objeto ensangrentado al contactar con el
sustrato deja una impresión, como huellas de manos, pies,
etc..

4. Impregnación.

Se trata de un mecanismo común a los anteriores,
con los que se asocia; consiste en la inhibición del
sustrato por el líquido. Si el tejido es absorbente la
sangre lo empapa y difunde por él dando lugar a manchas
uniformes, circulares y de bordes netos.

5. Un mecanismo mixto, entre contacto y la
impregnación, es el origen de las manchas de limpiadura.
Cuando se enjuga una hoja de un arma blanca, o un palo, en un
trapo absorbente, se producen una manchas típicas, de
forma rectangular, con soluciones de continuidad y trazos
transversales más densos. La intensidad del color decrece
progresivamente.

Estudiando estas manchas podemos ver el gran
interés que se desprende y el gran valor que poseen en la
investigación criminal.

Manchas de Proyección.

Su origen puede ser múltiples: una arteria
seccionada, un instrumento que se sacude con violencia, un charco
de sangre que se pisa, una cabeza ensangrentada que se golpea.
Todos estos mecanismos producen un lanzamiento de la sangre a
distancia y en varias direcciones. También pueden
producirse, por un reguero que escurre y gotea, cayendo la sangre
desde cierta altura.

El análisis de la morfología de estas
manchas tiene un claro interés reconstructivo, aunque
está sujeto a influencias diversas que exigen una cautela
y verdadera práctica a la hora de su
valoración.

Cuando una mancha cae perpendicularmente sobre una
superficie produce una mancha redondeada, cuyo aspecto
dependerá de la cantidad de sangre que forma la gota, la
altura de caída y de la superficie sobre la que
cae.

La altura de caída, si ésta es
pequeña, la mancha tiene la forma de un disco redondeado;
a mayor altura el diámetro es mayor y el contorno de la
mancha se empieza a hacer irregular, apareciendo dentellones y
pequeñas gotas satélites, que se forman al estallar
y romperse la tensión superficial de la sangre. En la
formación de estas manchas influye más que la
viscosidad de la sangre la cantidad de la misma que forma la
gota.

El tamaño y las características del
contorno de la mancha están condicionadas muy directamente
por las características del soporte, tanto en su
superficie como en su naturaleza intrínseca. En
superficies duras y lisas, no absorbentes, se formarán
gotas más circulares; en superficies rugosas o que tengan
junturas se producirán manchas más irregulares, con
gotículas satélites; cuando se trata de substratos
absorbentes, predomina el mecanismo de inhibición o
impregnación, difundiendo la sangre en sentido
periférico, por lo que no suelen existir gotas
satélites.

Si la gota es proyectada oblicuamente incide sobre el
plano en un ángulo agudo, con lo que la mancha se alarga
en el sentido de la dirección que lleva. Según este
ángulo de incidencia, la velocidad de proyección y
la cantidad de sangre, la superficie de la mancha se
alargará más o menos, dibujando en los casos
más extremos, una gotita satélite en la punta, lo
que asemeja un punto de admiración. La mancha va
modificando progresivamente su forma, que cuando el ángulo
es poco agudo semeja una elipse, va estrechándose el
extremo distal hasta asumir la forma de un renacuajo, y termina
asumiendo la forma de un signo de admiración muy
alargado.

Cuando se encuentren cientos de gotas pequeñas a
gran distancia entre sí y en ausencia de otras de mayor
tamaño, debe pensarse en un mecanismo de proyección
a gran velocidad, como el disparo a cañón tocante.
Pequeñas gotas alargadas en forma de signos de
admiración, de dirección opuesta o múltiple,
sugiere un objeto ensangrentado manejado violentamente; para
conocer el lugar de procedencia basta con trazar el eje de todas
las gotas y ver el lugar donde convergen, ahí debe
situarse la fuente de proyección.

Las manchas de proyección sobre objetos
fácilmente transportables, que lleva implícita la
posibilidad de que hayan sido cambiados de sitio, deberán
valorarse con suma prudencia, tendiendo en cuenta tal
circunstancia.

Manchas de Escurrimiento.

Su mayor interés radica en que permiten
reconstruir los cambios de posición que haya experimentado
el cadáver. El reguero sigue siempre en su
dirección la influencia de la gravedad; regueros opuestos,
por tanto, indicarán cambios de
posición.

Manchas de Contacto e Impregnación.

Tiene extraordinario interés cuando dibujan
huellas de manos o de pies, así como cuando han sido
producidas al enjugar el arma para limpiarla. etc: Las
dimensiones que alcanzan las manchas de los vestidos empapados
pueden dar una idea del tiempo que permanecieron en contacto con
la sangre.

Una vez estudiada la mancha "in situ", es necesario su
traslado al laboratorio y aquí destaca la importancia del
sustrato en que se encuentre, lógicamente, aquellos
substratos fácilmente transportables tienen el
inconveniente de que pueden haber sido modificados en su
situación desvirtuando la pesquisa en el momento, por otra
parte, aquellos con un sustrato fijo deben ser tratados de forma
adecuada para su traslado.

Aquí rige el mismo principio indicado en el
proceso de fijación del lugar de los hechos,
debiéndose recoger un estudio gráfico adecuado
siempre con relaciones métricas lo más exactas
posibles.

Trasladadas las muestras al laboratorio, éste lo
principales problemas que debe resolver en relación a las
manchas de sangre, son:

  • 1. Diagnóstico genérico. Es
    decir, demostrar la naturaleza sanguínea de la
    mancha.

  • 2. Diagnóstico específico.
    Especie animal a que corresponde la sangre.

  • 3. Diagnóstico individual. Demostrado el
    origen humano, determinar a qué individuo pertenece
    (Grupos sanguíneos, D.N.A., etc.).

  • 4. Diagnóstico del sexo del individuo de
    quien procede la sangre y si es posible la región
    anatómica de origen.

  • 5. Data de la mancha de sangre.

Líquido
espermático

El líquido espermático se puede presentar
en tres formas distintas: como mancha, impregnando un tejido;
como fluido, mezclado con otros fluidos corporales, como la
secreción vaginal, o como semen o líquido
espermático, cuando se obtiene directamente del sujeto
para una investigación de esterilidad.

La búsqueda de líquido espermático
se relaciona con los delitos de estirpe sexual, siendo
fundamental en el caso que nos ocupa, el homicidio, la
búsqueda sistemática en vagina, recto y cavidad
oral de restos de éste, así como en aquellas zonas
susceptibles de encontrar el mismo. Esta búsqueda no
sólo confirma la acción sexual ejercida sino que
conforma o descarta determinadas versiones sobre los hechos
acontecidos.

La metódica de recogida de material de examen
difiere de unos casos a otros. En el caso de una
investigación sobre una víctima de violación
o/y atentado pederástico, se debe buscar el líquido
espermático en vagina y recto, debiéndonos servir
de un escobillón de los utilizados en microbiología
para recoger las secreciones.

El tiempo postcoito en el que se pueden encontrar
espermatozoides en la cavidad vaginal varía de unos
autores a otros, aunque de todos modos cuanto más
precozmente se proceda, mayores posibilidades de éxito
habrá, es decir, en el caso de la muerte homicida de una
persona de sexo femenino, se hace preciso la investigación
de carácter inmediato de la posibilidad de presencia de
restos de líquido espermático, sería perder
un porcentaje de posibilidades de éxito importante el
dejar la toma de muestras para el acto de autopsia.

Cuando el esperma lo encontramos en forma de mancha, se
puede observar que la morfología de ésta varia
según el soporte donde asienta. En la piel produce lo que
se denomina como "rastro de caracol" aspecto de fina
película, como de pegamento. En los tejidos absorbentes
forma unas manchas típicas, con una característica
tiesura, como si el tejido estuviese almidonado. Si la mancha es
reciente tiene un olor típico. La morfología de las
manchas es irregular, con unos contornos bien delimitados, que
han justificado su comparación con "cartas
geográficas". Es preciso tener en cuenta que pueden
existir marcadas variaciones en la mancha dependiendo el
mecanismo de producción.

La recogida de las manchas al igual que en las de
sangre, precisa de un cuidado especial, para su posterior
envío y estudio en el laboratorio, donde se
procederá a una marcha analítica similar a la de la
sangre en el aspecto de diagnóstico genérico, de
especie e individual.

Existen múltiples manchas orgánicas
más a estudiar como las de orina, heces, meconio, etc., a
las que se deben añadir y distinguir otras no de origen
animal, sino que pueden ser de origen vegetal y mineral y que es
preciso saber distinguir, a efecto de evitar confusiones que
tengan verdadera trascendencia jurídica, es decir, la
apariencia absoluta y características de una determinada
mancha debe tener una confirmación e investigación
posterior de laboratorio en los términos que ya hemos
indicado.

Pelos y fibras

El pelo está integrado por dos partes, una libre,
denominada tallo y otra intracutánea, llamada
raíz.

El tallo o porción pilosa que flota en la
atmósfera, es muy variable en los sujetos y en las razas,
por lo que desde el punto de vista somatoscópico, ha sido
perfectamente estudiado por los investigadores.

Desde el punto de vista estructural el pelo está
formado por células epiteliales dispuestas en tres capas
concéntricas que de fuera a dentro, son las siguientes:
cutícula, capa cortical y médula.

La cutícula o epidérmica está
formada por células planas, delgadas, transparentes, sin
núcleo, imbricadas como las tejas de un tejado con el
borde libre hacia la punta del pelo. Es interesante, desde el
punto de vista forense, este detalle histológico de la
disposición de las células cuticulares, pues aparte
de otros datos identificativos, nos permite determinar, ante un
fragmento de pelo, que extremidad corresponde a la punta y cual a
la raíz.

La capa cortical, cubierta por la cutícula, es
mucho más gruesa y constituye la mayor parte del pelo.
Está constituida por células alargadas, que le dan
un aspecto más o menos estriado longitudinalmente, con
núcleo fácilmente visible. Su color comprende desde
el blanco transparente hasta el negro más o menos intenso;
unas veces regularmente distribuido en forma de finas
granulaciones pigmentarias; otras distribuido más
irregularmente en granulaciones e islotes de diferente
tamaño. Constituye un cilindro que envuelve la
médula, más cuando ésta no existe, forma un
tallo macizo.

La médula constituye el eje del pelo. Es
generalmente cilíndrica y está integrada por la
superposición de una o varias series de células
poliédricas, con núcleo, granulaciones
pigmentarias, glóbulos grasos y burbujas de
aire.

La médula no es un elemento constante del tallo
piloso, muy frecuentemente falta, en los pelos de los
jóvenes y en el vello suele quedar localizada en la
raíz. Son muchas las especies animales cuyos pelos
están desprovistos de médula.

El conducto medular es continuo en algunos pelos
humanos, pero en general, aparece fragmentado, discontinuo y en
los pelos muy finos, lo corriente es la ausencia de
médula.

Es de gran interés forense señalar el
hecho de la gran afinidad que tiene la capa cortical del pelo
para fijar vapor de agua de la atmósfera, ya que la
humedad o las operaciones analíticas de sumersión
de los pelos en los diversos líquidos pueden alterar las
medidas, especialmente diametrales, que son fundamentales para el
estudio forense.

La extremidad libre del pelo o punta es de forma
extraordinariamente variable y así mismo de sumo
interés en la investigación criminal.

EL PELO EN LA INVESTIGACION CRIMINAL

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