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La prostitución como falla cultural

Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Introducción
  2. Marco
    Teórico
  3. Desarrollo
  4. Otras formas de
    prostitución
  5. La
    prostitución en la actualidad
  6. La
    prostitución en México
  7. Prostitución
    en una visión jurídica
  8. Diferentes tipos de
    prostitución
  9. Prostitución
    desde una visión médica
  10. Prostitución desde una visión
    social
  11. Prostitución en diferentes Estados de
    México
  12. Causas de la
    prostitución
  13. Breve informe
    sobre la prostitución en otros
    países
  14. Testimonios
  15. Recomendaciones
  16. Conclusiones
  17. Bibliografía
  18. Anexos

Introducción

La explotación sexual de las mujeres es un
problema de salud pública y de desigualdad de
género, basado en relaciones de dominación y
explotación, lo que conlleva una violencia de
género al tener como objeto de intercambio mercantilista
la sexualidad y el cuerpo de las mujeres y estigmatizarlas para
casi todas su relaciones sociales y, en definitiva, una grave
vulneración de los derechos humanos.

En el artículo 1 de la Declaración de las
Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia
contra las Mujeres, en la Conferencia Mundial de los Derechos
Humanos celebrada en Viena en 1993, y en la Conferencia de
Pekín, la violencia de género fue definida como
"cualquier acto de violencia basado en el sexo que dé
lugar o pueda dar lugar a un perjuicio o sufrimiento
físico, sexual o psicológico de las mujeres,
incluidas las amenazas de tales actos, la coerción o las
privaciones arbitrarias de libertad, ya ocurran en la vida
pública o en la privada".

El empezar definiendo el concepto de violencia de
género no es casual, se trata de iniciar y terminar esta
intervención con dicho significado puesto que, para
Médicos del Mundo, la prostitución es una
manifestación más de la violencia de género,
es otra forma de violencia que se ejecuta principalmente, sobre
las mujeres y niñas, con grave riesgo para su salud y, en
consecuencia, para su calidad de vida, minando y conculcando su
derechos por lo que, al ser Médicos del Mundo una
organización cuyo objetivo básico es prestar,
garantizar y proteger el derecho a la salud de todas las
personas; no podemos, desde una perspectiva de los derechos
humanos y, por tanto, desde la Vocalía que represento,
dejar de sensibilizar a la sociedad y no denunciar cuando somos
testigos de atentados a la misma.

En consecuencia y, de conformidad con la
definición señalada, es violencia de género
el maltrato en la pareja, las agresiones y abusos sexuales, el
incesto, la violación, el acoso sexual en el trabajo, las
mutilaciones sexuales, la prostitución, el tráfico
de niñas y mujeres, el turismo sexual, las violaciones
masivas como arma de guerra, la reclusión en el mundo
doméstico, la imposición de roles y comportamientos
y hasta la imposición de una manera de vestir.
Según Belén Nogueiras, en su ponencia "Aspectos
psicológicos de la violencia hacia las mujeres", una
manifestación más de la violencia de género
es la violencia sexual, entendida ésta como la
imposición de una relación sexual no deseada
libremente, de posturas, gestos, actos o formas de vestir: abuso
y violación, insultos y acusaciones durante las relaciones
sexuales; trato como si la mujer fuera un objeto; venganza,
chantaje y amenazas si no quiere tener relaciones sexuales. Al
respecto, podríamos preguntarnos ¿a qué nos
suena todo esto?

La prostitución no es una institución
femenina, es controlada por hombres y mantenida mediante la
violencia; si bien a una pequeña escala local puede ser, a
veces, un negocio consensuado sobre el que la mujer ejerce un
cierto control, la realidad demuestra que se trata de un grupo
minoritario, de apenas un 5%, donde la mujer tiene libertad de 3
consentimiento; libertad que, a estas alturas debemos entenderla
en un concepto democrático y no hacer manidas, retorcidas
y sesgadas interpretaciones de la misma porque no se encuentra
ninguna de estas condiciones atenuantes en el estado actual y
global de la prostitución, cuyo análisis es
imposible sin la intrínseca relación con el
tráfico, la globalización y el tráfico de
personas con fines de explotación sexual. El mercado
mundial del sexo es casi completamente coactivo, mantenido a base
de altos niveles de violencia y basado en la completa
subordinación de las mujeres.

Según Joni Seager, en su libro "Atlas del estado
de la mujer en el mundo", la mayor parte del tráfico se
ajusta a una de estas cuatro modalidades: según la
primera, mujeres que ejercen la prostitución en su
país son intercambiadas a otro país por sus chulos.
Según la segunda, las chicas son vendidas por las familias
pobres para la prostitución -en algunos casos lo saben y
en otros se les dice que la chica será empleada
doméstica o trabajadora en una fábrica-; una vez
prostituida el escaso valor de la chica para su familia baja
incluso más. Según la tercera, las mujeres son
arrastradas al mercado sexual con falsas promesas; primero son
contratadas como camareras o criadas y luego se le obliga a
ejercer la prostitución. Finalmente y cuarto supuesto,
existen evidencias importantes de un mercado esclavista que
empieza con el secuestro de la mujer o la chica en regiones
sumidas en la pobreza.

Estos son los orígenes de una red sexual mundial
donde los cuerpos de las mujeres son simple mercancía y
donde el miedo a contraer el sida alimenta la demanda de chicas
cada vez más jóvenes. El tráfico
internacional de niñas y mujeres continúa, cada vez
más, en su auge prosperando a base de las desigualdades
económicas entre los hombres y mujeres a todos los niveles
y entre distintas regiones a nivel mundial. Nuevos países
y regiones entran en el comercio sexual conforme se desvanece su
riqueza, y donde hay un hombre pobre, más pobre se
encuentra la mujer; de ahí que el tráfico de
mujeres se convierta en un vil negocio rentable y la
inmigración, como recurso, resulte un destino para la
esclavitud sexual, sin olvidar los estragos del turismo sexual;
escenarios todos ellos que conducen a uno: la
prostitución, donde los actores que mantienen este mercado
son los proxenetas y los clientes, este último
incivilizado alevosamente hasta tiempos recientes, porque no hay
oferta sin demanda y es que cuando se habla de
prostitución conviene precisar que mujer prostituida, es
aquella que vive en una sociedad prostituyente, es decir, que
posibilita que las mujeres se prostituyan y donde existen hombres
que demandan esta prostitución. Intentaremos transmitir
que la prostitución no es un trabajo, que no hay dignidad
en su ejercicio del que se aprovechan muchas personas, que no son
las que la ejercen, a costa de la salud mental y física
(en muchos casos, para poder ejercerla las mujeres se vuelven o
las vuelven drogodependientes), la baja autoestima, la pobreza,
las condiciones sociales del país de origen que
constriñen sus vidas, el consentimiento viciado de ellas,
tan sólo por un beneficio económico que es
fácil de obtener en un negocio de escasa inversión
y demás circunstancias que conducen a que el 95% de las
mujeres que la ejercen lo hagan sin el sentido de libertad al que
debemos aludir siempre y no a la manida libertad alegada por un
sector minoritario que pretende globalizar unos intereses muy
personales perjudicando al inmenso resto; que no se puede
legislar algo perjudicial socialmente y convertirse un Estado en
cómplice de dicho perjuicio social por un grupo
minoritario en el cual no pesan todas las circunstancias que
inducen a la prostitución en la inmensa mayoría de
los casos; que cualquier profesional del Derecho se
cuestionaría la redacción del objeto contractual
que supone el ejercicio de la prostitución, objeto que
nadie quiere nombrar porque resulta un lenguaje desagradable y
que es mejor obviar, cuando no se puede hablar de ella sin contar
realmente en lo que consiste: felaciones (tragando o sin tragar
el semen) , cunnilingus, beso negro, griego, lluvia dorada,
coprofagia, penetraciones vaginales y anales de objetos,
penetraciones en grupos, etc.; donde la necesidad de su
existencia no obedece a una necesidad real de nadie, otro
argumento de manida insistencia, puesto que las necesidades y
carencias afectivas que puede tener un hombre, las puede tener
también una mujer y porque las necesidades de la persona
no pueden ser ilimitadas, no vamos a convertir toda
fantasía–e incluso las perversiones- en un trabajo,
o aceptarlas sin más, si no evolucionaríamos como
Holanda, donde se ha formado un partido pedófilo y a la
que dedicaremos un apartado especial en esta intervención
por ser el máximo exponente del fracaso de la
reglamentación de la prostitución.

Es por ello que la investigación documental y
virtual que ahora se presenta tiene el objetivo de aportar un
grano de conocimiento más al acervo cultural que ya existe
sobre el tema y brindar una herramienta de defensa para detectar
y prevenir la prostitución y ayudar de alguna manera
positiva a este problema social…porque considero que todos
educamos y para muestra es este documento donde van autores de
libros y sitios web, investigadores, opiniones y experiencias de
los protagonistas, porque hasta los estudiantes nos
enseñan a enseñar mejor y nosotros como educadores
a que sepan construir sus propios aprendizajes propiciando su
aprendizaje por descubrimiento o perspicacia cultural y
biológica.

Marco
Teórico

La prostitución se define como el acto
de participar en actividades sexuales a cambio de
dinero o bienes. Aunque esta actividad es llevada a cabo por
miembros de ambos sexos, es más a menudo por las mujeres,
pero también se aplica a los hombres.

La prostitución puede ser
tanto heterosexual como homosexual, y puede
involucrar a travestidos y transexuales. El
término genérico empleado para referirse a quien la
ejerce es prostituto/a

La prostitución es la "actividad a la que se
dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a
cambio de dinero", aunque suele considerarse del mismo modo
cualquier otro tipo de retribución.

Al hablar de prostitución, se sobreentiende que
la persona que la ejerce no aplica más criterio en la
elección del cliente que el de recibir el pago
correspondiente, es decir, que no existe ningún tipo de
emoción ni relación afectiva. De modo que, en un
sentido más genérico y coloquial de la palabra, se
dice también que se prostituye, por
extensión, cualquier persona que "vende" sus servicios
profesionales (no sexuales) por una causa que no le importa o
incluso que considera indigna, con el único aliciente de
recibir un pago.

Algunos sinónimos de prostitución
son lenociniotrabajo
sexual 
comercio sexual.

Antecedentes

Se dice comúnmente que la prostitución es
la más antigua de las profesiones; sin embargo, no se la
ha encontrado entre los pueblos etnológicamente más
antiguos. Tuvo origen y se desarrolló en la forma
típica comercializada sólo en civilizaciones
avanzadas y a la vez más complejas a nivel social y
moral

El término «prostitución»
proviene del latín prostitutio, que tiene el
mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro
término latino, prostituere, que significa
literalmente "exhibir para la venta".

Una versión ampliamente extendida sobre el origen
del término, aunque incorrecta, afirma que el
término «puta» viene del
verbo latino putare, "pensar".

LA PROSTITUCIÓN SAGRADA. En los pueblos del
Oriente cercano y de la cuenca del Mediterráneo
existía la prostitución sagrada. Se la encuentra
también en algunas regiones de la India, donde las
prostitutas, llamadas deva-dasis (siervas y esclavas de
los dioses), eran cantoras y bailarinas y disfrutaban de
particular instrucción. Las meretrices del culto,
consideradas como mujeres sagradas, atestaban los patios de los
templos y eran consideradas como transmisoras de las virtudes
fecundativas. Su presentación revestía
carácter de un acto social piadoso, en el cual las
relaciones sexuales colectivas eran legítimas como
cumplimiento de un ritual sagrado. En los templos, como en
Babilonia, no faltaban los prostitutos varones. También en
Palestina y en Siria la prostitución era de
carácter religioso, y éste es el motivo de la
severa condenación de esta práctica, designada como
"fornicación con los dioses extranjeros", en el Pentateuco
(cf Dt 23,18; Lev 21,7.9.14) y en los profetas. Sin embargo, la
condición de prostituta no se consideraba infamante entre
los hebreos.

La ley de Dios a Israel mandaba: "No profanes a tu hija
haciéndola prostituta, para que la tierra no cometa
prostitución y la tierra realmente se llene de moral
relajada". (Le 19:29.)

La Ley prohibía que un sacerdote se casase con
una prostituta, y si la hija de un sacerdote cometía
prostitución, debía dársele muerte y
después quemarla en el fuego. (Le 21:7, 9, 14.) El
"alquiler de una prostituta" no se aceptaba como
contribución para el santuario de Jehová, porque
las prostitutas eran algo detestable a la vista de Jehová.
(Dt 23:18.)

Rahab. Rahab es un ejemplo de una prostituta
que expresó fe en Dios y fue declarada justa. (Snt 2:25.)
Los espías que Josué envió a Jericó
se alojaron en la casa de Rahab. (Jos 2:1.) No sería
razonable suponer que lo hicieron movidos por un interés
inmoral. A este respecto, C. F. Keil y
F. Delitzsch hacen el siguiente comentario en su obra
Commentary on the Old Testament (1973, vol. 2,
"Joshua", pág. 34): "Entrar en la casa de una mujer
de su condición no hubiese despertado mucha sospecha.
Además, el hecho de que la casa estuviese junto al muro o
sobre él les facilitaría la huida.

Prostitutas de templo. La figura de la prostituta de
templo era una característica singular de la
religión falsa. El historiador Herodoto informa que "la
costumbre sin duda más ignominiosa que tienen los
babilonios es la siguiente: toda mujer del país debe, una
vez en su vida, ir a sentarse a un santuario de Afrodita y yacer
con un extranjero". (Historia, I, 199.) Asimismo,
había prostitutas de templo relacionadas con la
adoración de Baal, de Astoret y de otros dioses y diosas
que se adoraban en Canaán y otros lugares.

Los prostitutos de templo también formaban parte
de la adoración degenerada. (1Re 14:23, 24; 15:12;
22:46.)

2. LA Prostitución PROFANA. La
prostitución indiscriminada y comercializada, llamada
también profana, florece muy pronto junto a la sagrada,
pero se distingue de ella por una diversa mentalidad. En la
prostitución sagrada la sexualidad se entiende como valor
que se ejerce en dependencia de la divinidad, y el lucro derivado
de las prestaciones va a beneficio sobre todo del templo; en la
prostitución profana prevalece el uso arbitrario del
cuerpo y el interés comercial, como ocurre hoy.

Probablemente se remontan a Solón (hacia el 600
a. C.), en Grecia, las primeras reglamentaciones de las casas
comerciales de prostitución, llamadas "dicteria" o
"burdeles", algunas particularmente lujosas para clientes de las
clases sociales más elevadas, y otras más
económicas para una clientela menos acomodada.

La prostitución profana, tanto femenina como
masculina, se estructuraba según una jerarquía. La
categoría más elevada de las prostitutas entre los
griegos era la de las heteras, dotadas de notables cualidades
físicas y culturales, que gozaban de particular influencia
en hombres políticos.

En Roma inicialmente las prostitutas pertenecían
a la clase más baja (prostibula). Después
de la segunda guerra púnica (218-201 a.C.) comenzaron a
difundirse las cortesanas, que eran
llamadas meretrices (las que ganaban). Al numeroso
grupo de las meretrices pertenecían cantadoras, tocadoras,
mimas y bailarinas. La cultura romana consideraba útil su
presencia para satisfacer el desahogo sexual y por la tasa
especial debida al fisco; pero, a diferencia de la mentalidad
griega, la prestación de las prostitutas era considerada
infame; por eso no podían adornarse con los indumentos
reservados a las matronas y tenían que vestir una
túnica corta de color oscuro.

Después del advenimiento del cristianismo algunos
emperadores, sobre todo Teodosio (347-395) y Justiniano
(482-565), dictaron leyes severas contra los explotadores de la
prostitución, los proxenetas, que habían llegado a
prostituir a niñas de menos de diez años de edad.
Pero las prescripciones no tuvieron los efectos
esperados.

En la Edad Media la historia de la prostitución
es una sucesión de tentativas de represión y de
reglamentación. En su mayoría, la concesión
de los "burdeles" era tolerada y se regulaba por sanciones
fiscales, que provocaban codiciadas ganancias. Toda
reunión numerosa, como las ferias y los mercados,
veía acudir legiones de meretrices; las mujeres
públicas acompañaban a los
ejércitos.

En el renacimiento se difundieron las cortesanas
-llamadas así porque vivían junto a las cortes-,
que repetían el fenómeno de las heteras griegas,
exaltadas y cantadas por los literatos. Desde el siglo XVI las
autoridades comenzaron a preocuparse por la difusión de
las enfermedades venéreas, por lo cual se
prescribía a las prostitutas visitas sanitarias
periódicas, prescripciones que se acentuaron en los siglos
siguientes.

La reforma protestante y la contrarreforma difundieron
una mentalidad más severa contra la prostitución;
muchos burdeles fueron cerrados, aunque la prostitución no
fue legalmente suprimida. Precisamente en Francia por el mismo
período comienza a difundirse la "galantería"; a
menudo las damas de corte son cortesanas particularmente
influyentes: piénsese en la Pompadour -la favorita de Luis
XV (17101774)-, que protegió a filósofos y
escritores.

Se argumenta que, con la progresiva conquista romana de
las antiguas zonas griegas, aumentó la cantidad de
esclavos y esclavas de dicho pueblo. Al ver los romanos que las
mujeres (a las que al parecer usaban mayoritariamente como
prostitutas) eran conocedoras de la ciencia y la política,
las calificaron como pensadoras o, en
latín, putas. Aunque no deja de tener cierto
encanto, esta versión contradice la propia historia de
Roma, que no sometió a las ciudades-estado griegas a una
conquista súbita, sino a una progresiva
absorción.

Por otra parte, aunque en la Grecia
clásica las hetairas tenían gran
preeminencia, en general el papel de la mujer en la cultura
griega era muy secundario.
Además, prostitutio y
putare no tienen raíces comunes.

Puta, como equivalente de
«prostituta», se debe tan sólo a una
contracción vulgar del término original.
Curiosamente existía en el panteón romano
una diosa menor de la agricultura llamada Puta, aunque es
pura coincidencia. En este contexto, «puta» es un
vulgarismo relativamente moderno, desconocido para los
romanos.

Terminología

A lo largo de la historia ha existido una gran cantidad
de términos tanto para referirse a la prostitución
como a las personas que la practican, a los clientes, a los
lugares y a las actividades relacionadas. Los distintos
países de habla hispana usan distintos términos
coloquiales como sinónimo de prostituta, con mayor o menor
carga negativa, existiendo una gran cantidad de términos
en cada variante dialectal del español, algunos
empleados históricamente, y otros aún en
uso.

El término coloquial más extendido en los
países de habla hispana para referirse a una prostituta
es puta, palabra que conlleva una fuerte
connotación despectiva. De hecho, y debido a que suele
emplearse como insulto, su uso ha sobrepasado el de la
descripción de una profesión, y en muchos
países se usa para adjetivar de forma grosera otro
elemento, al estilo del término
inglés fucking.

Otros términos actuales o históricos para
referirse a las prostitutas de sexo femenino son "dama de
compañía", "cortesana", meretriz, cuero,
loba…

El término «loba» como equivalencia
de «prostituta» viene de los ritos producidos
en febrero en honor al dios Fauno Luperco. Eran
llamadas lobas u originalmente lupas las que
ejercían la prostitución sagrada con los
sacerdotes de este dios, los luperci, en
el Ara Máxima. De aquí deriva también
«lupanar», que se emplea para referirse al
prostíbulo (burdel o «casa de citas», es
decir, el sitio al que llegan el cliente a pagar por los
servicios de una prostituta).

En el caso de los hombres se les puede denominar
«prostituto», «chichifo»,
«chulo» o «gigoló». En
España el término «puto», aunque
inusual, mantiene su significado original de «prostituto
masculino», pero en Iberoamérica se usa normalmente
para referirse en sentido homofóbico a cualquier
varón homosexual,11 no necesariamente al
varón que presta servicios sexuales a cambio de dinero. En
España se usa también la
palabra chapero para describir al prostituto
joven y gay.

Antecedentes

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La prostitución ha sido calificada
eufemísticamente como la "profesión más
antigua del mundo", ya que se conoce prácticamente desde
que existen registros históricos de algún tipo, y
en prácticamente todas las sociedades.

Un argumento que discute la antigüedad de la
práctica más allá de los registros
históricos conocidos, desde el punto de vista
socioeconómico, afirma que el intercambio de favores
sexuales a cambio de bienes materiales requiere de un cierto tipo
de acumulación capitalista o asimetría en
el acceso a ciertos recursos, o bien
una diferenciación social, que probablemente no se
dieron entre los primeros grupos humanos hasta que la
tecnología no rebasó cierto umbral.

Sin embargo, desde un punto de vista
puramente biológico, en las últimas
décadas la investigación científica ha
descubierto ejemplos de actitudes en animales que pueden
equipararse a la prostitución en los seres humanos:
algunas especies de pingüinos intercambian sexo
por piedras adecuadas para la construcción de nidos, y
entre los chimpancés enanos existe un sistema
social bien establecido en el que, entre otras interacciones, las
hembras ofrecen sexo a cambio de comida, y como mecanismo de
resolución de conflictos. Así, teniendo en cuenta
que casi hasta la Revolución industrial la
economía mundial era básicamente agraria, y que la
mayor parte de los bienes se consiguen por intercambio, la
expresión sobre la antigüedad de la
prostitución resulta bastante defendible.

En cualquier caso, la prostitución ha ido
evolucionando junto con las formas sociales, aunque ha mantenido
una imagen cada vez más estigmatizada con el
paso del tiempo en la mayoría de culturas.

En el mundo antiguo

Cercano Oriente

Una de las formas más antiguas de
prostitución de la que existen registros históricos
es la prostitución religiosa, practicada inicialmente
en sumeria. Ya desde el siglo XVIII a. C., en
la antigua Mesopotamia se reconocía la necesidad
de proteger los derechos de propiedad de las prostitutas. En
el Código de Hammurabi se hallan apartados que
regulan los derechos de herencia de las mujeres que
ejercían dicha profesión14

Los antiguos
historiadores Herodoto y Tucídides documentan
la existencia en Babilonia de la obligación para
todas las mujeres, al menos una vez en su vida, de acudir
al santuario de Militta (la Afrodita griega, o
Nana/Anahita) para practicar sexo con un extranjero como muestra
de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico.

La prostitución estaba bien presente
en Cerdeña y Sicilia, así como en
varias culturas fenicias, en las que se practicaba como rito
religioso en honor de Astarté. La práctica de
la prostitución se extendió por todos los puertos
del Mar Mediterráneo, presumiblemente en alas de las
expediciones comerciales fenicias.

En Israel la prostitución era
común, a pesar de estar expresamente prohibida por
la ley judía. Profetas
como Josué y Ezequiel se
oponían a la misma con vehemencia. Existía
también como forma religiosa en el reino
de Canaán, con la característica de que un
porcentaje significativo de quienes la ejercían en los
templos eran hombres

La historia bíblica
de Judá y Tamar (Génesis38:8-9)
proporciona una representación de la prostitución
tal como se practicaba en la sociedad judía. La prostituta
ejerce su oficio al lado de una carretera, esperando a los
viajeros. Se cubre la cara, lo que la marca como una prostituta
disponible (en claro contraste con la costumbre en las sociedades
de Oriente Medio actuales, en las que las mujeres honestas deben
permanecer con la cara cubierta frente a desconocidos). Exige
como pago un cordero, lo que representa un precio bastante
elevado en una economía eminentemente basada en el
pastoreo; solo los más acaudalados podrían
permitirse pagar cantidades equivalentes por un solo encuentro
sexual. Aunque en la historia la mujer resulta no ser una
auténtica prostituta, sino Tamar, la nuera viuda de Judah
que pretendía engañarle para quedar embarazada, el
hecho de que logre fingir dicha profesión de forma exitosa
permite asumir que dichas costumbres eran las esperables con
respecto a la prostitución en la época.

Grecia clásica

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Cliente y prostituta ilustrados en
una copa de vino de la antigua Grecia.

En la Grecia clásica, la prostitución
era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes.
El término griego para la prostitución
es porne, derivado del
verbo pernemi (vender), lo que ha generado
una acepción moderna bien evidente. Las
prostitutas podían llegar a ser mujeres independientes e
incluso influyentes. Estaban obligadas a vestirse con ropas
distintivas y pagar impuestos. Existen ciertas similitudes entre
las heteras griegas y
las oiran japonesas, figuras complejas
en una situación intermedia prostitutas y cortesanas,
de forma similar a las tawaif hindúes. Algunas
prostitutas de la Grecia Antigua, como Lais de
Corinto o Lais de Hyccara, eran famosas tanto por su
agradable compañía como por su belleza, y cobraban
sumas extraordinarias por sus servicios.

Solón fundó el
primer burdel (oik'iskoi)
de Atenas en el siglo VI a. C., y con
los beneficios mandó construir un templo dedicado a
Aprodites Pandemo (o Qadesh), diosa patrona de dicho
negocio. Sin embargo, el proxenetismo estaba
terminantemente prohibido. En Chipre y Corinto se
practicaba un tipo de prostitución religiosa en un templo
que contaba con más de un millar de prostitutas
(hierodules, Gr: ?e??d???e?),
según Estabón.

Cada categoría especializada de
prostitución tenía su propio nombre:
había chamaitypa'i, que trabajaban en el
exterior (tumbadas); perepatetikes, que encontraban
clientes mientras caminaban y luego se los llevaban a sus casas
para realizar el trabajo; gephyrides, que
trabajaban cerca de puentes. En el siglo V a. C.,
Ateneo nos informa de que el precio de un servicio era de
un óbolo, un sexto di dracma, lo que
equivalía al salario medio de un día.

La prostitución masculina era común en
Grecia. Generalmente era practicada por jóvenes
adolescentes, un reflejo de las
costumbres pederastas de la época. Los
jóvenes esclavos trabajaban en burdeles en Atenas,
mientras que un muchacho libre que vendiera sus favores se
arriesgaba a perder sus derechos políticos una vez
alcanzase la edad adulta.

Antigua Roma

En la Roma antigua, la prostitución era
habitual y había nombres distintos para las mujeres que
ejercían la prostitución según su estatus y
especialización; por ejemplo las cuadrantarias,
llamadas así por cobrar un cuadrante (una
miseria); las felatoras, practicantes expertas de
la felación, etc. En esa sociedad, así como
también en la antigua Grecia, las prostitutas comunes
eran mujeres independientes y a veces influyentes que
tenían que llevar vestidos de color púrpura que las
diferenciaban de las demás mujeres, y que debían
pagar impuestos. De esta manera, las hetairas griegas
eran personajes que en cierto modo son comparables a
las geishas japonesas por su condición
entre prostitutas y cortesanas.

Mesoamérica

Entre los aztecas las prostitutas eran
llamadas "contento/a, satisfecho/a, feliz" que probablemente
era una forma eufemística
(del náhuatl o "tener lo necesario, estar
feliz"). Ejercían al lado de los caminos o en edificios
llamados Cihuacalli, en los que la
prostitución estaba permitida por las autoridades
políticas y religiosas. Cihuacalli es una
palabra náhuatl que significa "casa de las mujeres". Las
mujeres recibían mercancías usables
como dinero a cambio de favores sexuales, y
tenían un bajo estatus social.

Edad Media

La Biblia también hace
numerosas referencias a la prostitución común. En
la Edad Media la prostitución se
desarrolló de manera considerable en Europa. Los
burdeles eran frecuentemente regentados por los propios
municipios. A raíz de la Reforma y de la
aparición de epidemias de infecciones de
transmisión sexual en el siglo XVI, la
prostitución se vio sometida a cierto control, un control
en el que únicamente tres hombres podían tener
relaciones con una mujer al día.

El Renacimiento

Del siglo XVIII hasta la actualidad

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Interior de un burdel, pintura
de Henri de Toulouse-Lautrec.

En los Estados Unidos la prostitución
fue declarada ilegal en casi todos los estados
entre 1910 y 1915. Sin embargo es un negocio
floreciente.

Países comunistas

Durante el siglo XX muchos
países comunistas manifestaron que la
prostitución no existía dentro de sus fronteras, a
pesar de la prostitución presente en Cuba en
donde reciben el apodo de «jineteras». El
gobierno cubano aduce la presencia de la prostitución como
resultado del embargo económico norteamericano y
las políticas de turismo adoptadas tras la caída
del muro de Berlín. Esto sucedió aun cuando el
combate a la prostitución fue una de las razones de
la revolución.

Desarrollo

Tipos de prostitución

Tradicionalmente la prostitución se ha ejercido
en sitios destinados exclusivamente a este fin, llamados
«burdeles». Estos han sido habitualmente casas
regentadas por una persona, en las que hay mujeres u hombres,
según la orientación del lugar, y habitaciones
privadas donde se atiende a los clientes.

La oferta de servicios sexuales se hace también
en la calle, así como en
algunos bares y clubes nocturnos. En las
últimas décadas, con el aumento y diversidad de
medios de comunicación y publicidad, los métodos de
oferta han llegado a las cabinas de teléfonos
públicos (fotos con teléfonos), anuncios en prensa
e Internet, y hasta anuncios en la TV (éstos generalmente
sólo a altas horas de la noche). Finalmente,
también se realizan servicios a domicilio y en
algunos hoteles

Prostitución callejera

"Jineteras", prostitutas callejeras en La
Habana, Cuba.

En esta modalidad, la prostituta, generalmente vestida
de manera provocadora con piezas de ropa ajustada o reveladora,
busca clientes mientras se encuentra en un lugar público
como una esquina o una plaza, o mientras camina por secciones
determinadas de una gran avenida. Por lo general las ofertantes
que usan este método esperan a que el cliente haga el
esfuerzo de iniciar el contacto y la consecuente
negociación. Usualmente una vez establecido contacto y los
términos comerciales acordados, las actividades -de breve
duración- se realizan en el vehículo del cliente,
en algún lugar apartado o en algún hotel de baja
categoría cercano al sitio de encuentro.

Este tipo de prostitución es considerada como una
de las que conlleva más riesgos para la prostituta, pues
se exponen al ataque de delincuentes o pervertidos violentos.
También, se considera que es la que conlleva más
riesgos de tipo sanitario para quienes la practican.

Escort

Se denomina así a quien ofrece su
compañía en un lugar o evento determinado
(generalmente formal, por ejemplo un baile, un cóctel o
una boda), aparentando la existencia de una relación
sentimental, para después proporcionar el servicio sexual
requerido.

Gigoló

Se denomina así al varón que ofrece sus
servicios sexuales a mujeres usualmente mayores que
él.

Establecimientos

  • Locales nocturnos. Otra modalidad involucra a
    prostitutas que solicitan clientes en negocios abiertos al
    público. En algunos casos en el establecimiento no hay
    ninguna relación formal entre la prostituta y el
    local. Por hábito y al correrse la voz, el sitio se
    convierte en una especie de bar de solteros, a donde los
    clientes van a sabiendas de la alta concentración de
    prostitutas, y viceversa. En otros casos, el local y la
    prostituta tienen una relación establecida entre
    ambos; a cambio de un salario mínimo o de una
    comisión en los tragos que le invitan, ella debe
    cumplir con un mínimo de normas de la casa, como por
    ejemplo ir a "trabajar" un mínimo de días a la
    semana y cumplir con un horario mínimo, o recibir un
    mínimo de tragos al mes invitados por los clientes. En
    ambos casos la prostituta termina su jornada en cuanto
    consigue un cliente dispuesto a contratar sus servicios. Con
    frecuencia en los bares en donde la relación
    local-prostituta equivale a la relación entre un
    patrón y su trabajador(a), el cliente debe pagar una
    "multa" para que la joven pueda excusarse del trabajo -la
    idea es que, al marcharse, ella deja de generar invitaciones
    a tragos de los clientes, y al haber menos chicas, el bar
    pierde atractivo a lo largo de la noche, por lo cual se
    reduce la clientela. En ambos casos -relación libre o
    formal entre el local y la prostituta- ella se beneficia de
    un entorno de trabajo más seguro, mientras que el bar
    se beneficia de la atracción que ejercen ellas
    haciendo que aumenten la clientela y el consumo de
    bebidas.

  • Burdeles

  • Salones de masaje. En esta modalidad, son los
    "masajistas", mujeres u hombres, los que además de los
    servicios de masajes se avienen a prácticas sexuales a
    cambio de dinero, ya sea como parte de un trato particular o
    como parte de la oferta del local. Las relaciones sexuales
    generalmente se realizan en los mismos apartados en los que
    se practican los masajes, aunque es posible efectuar tratos
    para llevar el servicio fuera del local. En estos casos, al
    igual que en los bares, el local recibe una penalidad para
    que el masajista pueda retirarse o se considera como
    "comisión de servicio", por los que el local establece
    una tarifa mayor.

Otras formas de
prostitución

A veces se usa el
término prostitución en el
sentido mucho más amplio de mantener relaciones sexuales
con un fin distinto de la reproducción o
el placer de una de las partes, incluyendo formas
(principalmente históricas) de prostitución
religiosa, en las que se practica sexo en cumplimiento de
preceptos religiosos específicos. La llamada
«prostitución religiosa» desapareció
paulatinamente del mundo occidental durante el Imperio
romano, aunque ha seguido practicándose en otras culturas
hasta fecha reciente, y ha visto un repunte con la
aparición de religiones alternativas en
Occidente.

También entrarían en esta
definición más genérica el uso del sexo como
forma de espionaje, y los casos de hombres y mujeres
manteniendo relaciones con personas famosas a fin de vender la
historia a la prensa del corazón a cambio de
fama y/o dinero. En estos dos casos se usa la equiparación
con la prostitución con un ánimo evidentemente
peyorativo.

Prostitución masculina 

Es una forma de la prostitución que se
refiere a varones que prestan servicios sexuales. En diferentes
culturas e idiomas este fenómeno social tiene diferentes
nombres populares como el gigoló (si el
prostituto busca sólo clientes femeninos) y "chapero" o
"taxiboy" (si busca clientes de su mismo sexo) entre otros.
"Prostituto", al contrario de su contraparte femenina
"prostituta", es menos usual.1 Prostitutos que ofrecen
servicios a clientes de su mismo sexo, pueden considerarse ellos
mismos como heterosexuales, pues muchos de ellos mantienen
relaciones heterosexuales aparte de su trabajo de
prostitución e incluso muchos de ellos están
casados.2

Considerado con la prostitución femenina, la
masculina ha sido menos estudiada, mientras numerosos
investigadores concluyen que ambos casos tienen diferencias y
comportamientos notables.

Si bien la prostitución masculina tiene muchas
referencias históricas desde el mundo antiguo como
la prostitución masculina en Grecia, en la actualidad
esta se ha venido relacionando especialmente con el
llamado turismo sexual.

Términos

Debido a que el tema ha sido un tabú en
el mundo hispanohablante, muchos de los términos para
referirse a los prostitutos en diferentes países
iberoamericanos han sido tomados de otros idiomas, por ejemplo
"gigoló" del italiano y "taxiboy"
del inglés. Del mundo anglosajón se han
impuesto términos como "escorts", "rentboys" y
"call-boys". En España se dice "chapero",
"prostituto", "puto" y "gigoló". En Argentina y
en menor medida en Chile se conocen como "taxiboy".
En Cuba se dice "pinguero". En Ecuador se
dice "cachero" y "puto". En Perú se dice
"flete", "gigoló" y "gigolón".
En México es "chichifo".
En Colombia se dice "prepago", "puto", "tinieblo".
En Venezuela se dice: "puto", "prepago", entre
otras.

El término "taxiboy" se refiere a un varón
que se para en determinada calle o parque a esperar clientes en
coche que lo abordan y contratan los servicios. En las grandes
ciudades dichos lugares son identificados por los clientes
potenciales quienes reconocen en las maneras de vestir y las
actitudes al "taxiboy". El término "rentboy" viene del
hecho que el hombre "renta su cuerpo", pero dicho término
es menos conocido en países hispánicos.

El término "escort" se ha popularizado
en Internet, pues numerosos negocios de prostitución
masculina publican sus servicios en dicho medio. La palabra
"gigoló" se refiere exclusivamente a prostitutos que
prestan sus servicios a mujeres

Prostitución masculina en las
culturas

Antigüedad

La mayoría de las civilizaciones antiguas
presentan evidencias de prostitución masculina. La
práctica de vender favores sexuales por parte de varones o
mujeres en el mundo antiguo está atestiguada por
la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento. Los
prostitutos de la Grecia Antigua eran por lo general
esclavos, debido a que quien se dedicaba a la prostitución
perdía sus derechos civiles y políticos. Tanto
la antigua Grecia como el Imperio romano vieron la
existencia de burdeles de prostitución masculina. En la
Edad Media del mundo Islámico, ejercer como prostituto era
visto como cosa de personas de rango social inferior como
muchachos y esclavos, mientras que quienes frecuentaban burdeles
de prostitutos eran considerados pecadores y por lo tanto dicha
práctica no era tolerada.

Estados Unidos

Evidencias históricas muestran prácticas
de prostitución masculina durante el siglo
XVII en lo que hoy es el territorio de los Estados
Unidos. Con el crecimiento urbano y el avance de las comunidades
de gays durante el siglo XIX, la prostitución
masculina comenzó a ser más aparente y esta
incluía los baños públicos, burdeles (por
ejemplo el Paresis Hall en el distrito Bowery de Nueva York)
y los bares de prostitución masculina en donde hombres que
vendían licor eran solicitados sexualmente y
recibían comisiones por ello.5

Asia

Partes: 1, 2, 3, 4

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