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Alianzas estratégicas en los productores agrícolas



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Análisis del
    sector agrícola bajo la perspectiva de la
    administración
  4. Caracterización del sector
    agrícola
  5. Análisis del
    entorno interno y externo del sector
    agrícola
  6. Alianzas
    estratégicas en el sector
    agrícola
  7. Alianzas
    estratégicas en los productores
    agrícolas
  8. Conclusión
  9. Bibliografía

Resumen

A lo largo de todo el siglo pasado y lo que va de este
tercer milenio, la competitividad se presenta como una de las
aspiraciones y avances de las naciones más poderosas en el
contexto del mercado global y en detrimento de los países
menos desarrollados y con ellos los productores de las micro,
pequeñas y medianas empresas que se ven impelidos a
desarrollar grandes esfuerzos por subsistir en un mercado
agresivo, complejo y dinámico. La situación se
torna aun más sombría en el marco del sector
agrícola.

El presente artículo está referido
precisamente al tema del desarrollo económico del sector
agropecuario en México, y en particular, el
análisis reflexivo asociado a como lograr altos niveles de
competitividad en la producción mediante la posibilidad de
acciones conjuntas o alianzas estratégicas que garanticen
altos niveles de desarrollo sostenible en la agricultura
mexicana.

Palabras clave: Alianzas, estrategia, productor
agrícola, competitividad.

ABSTRACT

Throughout the last century and so far in this third
millennium, competitiveness is presented as one of the
aspirations and advances of the most powerful Nations in the
context of the global market and to the detriment of less
developed countries and with them the producers of micro, small
and medium-sized enterprises are compelled to develop great
efforts to survive in an aggressive marketcomplex and dynamic.
The situation becomes even more bleak in the framework of the
agricultural sector.

This article refers specifically to the issue of
economic development of the agricultural sector in Mexico, and in
particular, the reflective analysis associated with how to
achieve high levels of competitiveness in production through the
possibility of joint actions or strategic alliances that ensure
high levels of sustainable development in Mexican
agriculture.

Keywords: partnerships, strategy, farmer,
competitiveness.

Introducción

La agricultura es una actividad fundamental en el
desarrollo social y económico de México, su
importancia radica en la producción de alimentos,
garantía de seguridad alimentaria en el país. El
sector agrícola ha presentado a lo largo de la historia
condiciones críticas de desarrollo, matizado por una pobre
tecnología en el cultivo de los diversos productos y un
conocimiento netamente empírico de las acciones de
labranza, sin embargo, en la actualidad esta situación se
ha acentuado más debido a los avances que en el campo de
la biología, la química, la agrotecnia y otras
áreas de la ciencias vinculadas con la producción
agrícola se vienen manifestando de manera dinámica.
A esto se le unen los diversos cambios que se presentan en el
entorno, en particular en el marco de la competitividad entre los
distintos productores y las condiciones naturales las cuales en
la mayoría de los casos no pueden ser controlados por el
hombre, como los cambios climáticos que han provocado
eventos naturales atípicos como sequias y heladas; otros,
sin embargo, dependen de la respuesta de éste a
circunstancias presentes en un contexto socioeconómico que
cada día limita más su competitividad.

El desarrollo del campo depende de varios factores, pero
primordialmente de la participación de los productores
agrícolas quienes se desenvuelven en "una sociedad
heterogénea en cuanto a capacidades, visión de
negocio, capitalización, entre otros factores;…"
(SAGARPA, 2010), situación que representa el principal
obstáculo en el aprovechamiento sostenible de los recursos
disponibles. Para los pequeños productores esta
situación se ve reflejada en un potencial productivo bajo
y costos de producción elevados, que los hace en extremo
poco competentes en un mercado dinámico y con acceso por
parte de productos importados de países
desarrollados.

En los próximos años se espera que la
demanda de alimentos se incremente significativamente como
respuesta a la tendencia que muestran los cambios
demográficos; México, al formar parte de una
economía globalizada, debe buscar estrategias que le
permitan incrementar la productividad de la producción
primaria y así evitar la dependencia hacia agentes
externos que le provean alimentos bajo condiciones que resulten
desfavorables para el país.

En un futuro, el desarrollo del sector rural será
garantía de calidad de vida para la sociedad, la
agricultura debe ser considerada como una variable esencial
(SAGARPA, 2010) para el desarrollo de generaciones presentes y
futuras.

Entonces, el reto consiste en lograr un cambio desde la
base de la actividad agrícola, incrementar la
participación de pequeños productores modificando
su desempeño y fomentando la organización de
éstos, con la finalidad de lograr alianzas
estratégicas que les permita: mejorar su calidad de vida y
una participación en el mercado.

Pero este cambio no se puede lograr si no es considerada
la participación del Estado y sus políticas de
apoyo al campo; en la actualidad y bajo una visión
crítica, éste ha dejado de lado su función
hacia este sector: fortalecer el desarrollo de los productores y
del campo; a cambio ha generado una dependencia asistencialista
de los principales actores de la actividad agrícola hacia
la transferencia de recursos fiscales a éstos.

Las políticas gubernamentales deben orientarse
hacia el fortalecimiento del campo, buscando oportunidades
iguales entre productores, que les permita a los pequeños,
integrarse en un proceso de producción y
comercialización; para esto, deben promover asistencia al
campo y estrategias efectivas de vinculación en el mercado
que garanticen la colocación de la producción
agrícola, a fin de que los recursos que se inyectan al
sector agrícola generen economía para la
población rural. Esta situación es un ideal de lo
que deberían ser estas políticas, en la actualidad,
México se ha rezagado en la transferencia de nuevas
prácticas al campo y la respuesta a los problemas en
éste ha sido de manera reactiva; ante contingencias se da
un aliciente a la población rural que solo les permite
vivir por un corto tiempo pero que no les garantiza calidad de
vida.

La mayoría de la población rural no se
encuentra en condiciones de competitividad, el campo no les
permite generar empleos e ingresos que activen su
economía, por lo que las estrategias aplicadas por el
Estado para la activación de zonas rurales deben ser
replanteadas a fin de lograr un incremento de productividad
agrícola que resulte rentable para el pequeño
productor.

Toda esta situación nos lleva a precisar un
problema que es necesario dilucidar:

¿Cómo activar el sector
agrícola de forma tal de barrer con las limitaciones de
recursos materiales y financieros en las que trabajan y activar
nuevos niveles de producción y calidad competitiva que
mejore las condiciones de vida de estos
productores?

El objetivo de la investigación, consiste en
proponer una estrategia que permita la creación de
alianzas entre productores agrícolas a fin de garantizar
calidad de vida para éstos y a su vez, impulse el
desarrollo local y regional de manera sostenible del sector. Para
lograr lo anterior, se realizara un análisis de los
factores que limitan el desarrollo competitivo de los
pequeños productores y se Identificaran los elementos
de apoyo
, factibles de una articulación efectiva que
potencialicen el desarrollo de la agricultura; de esta manera se
logrará la definición de "rutas de mejora" que
permitan nuevos niveles de la productividad del sector
agrícola a nivel local y regional.

Análisis
del sector agrícola bajo la perspectiva de la
administración

Tradicionalmente esta temática ha sido abordada
por autores desde dos perspectivas fundamentales: Los
pequeños productores agrícolas
y la
participación del Estado y sus políticas de
apoyo
; ambas perspectivas son analizadas bajo seis
categorías de estudio: Cultura rural, estructura
organizacional, estrategias, alianzas, sostenibilidad y
competitividad.

La finalidad es identificar las debilidades de ambas
perspectivas para proponer una estrategia que permita cambios
profundos en lo cuantitativo y lo cualitativo en la
producción sostenible de los productores
agrícolas.

Cultura rural

Dentro del proceso de planeación, deben ser
considerados elementos inherentes al factor humano, uno de ellos
es la cultura, ya que permite identificar las condiciones
sociales bajo las que se desenvuelve una comunidad en un
territorio determinado.

En términos de organización de individuos,
Koontz y Weihrich (2004)[1], definen cultura como
patrón general de conducta, creencias y valores que
éstos comparten. Al respecto, Linares
(2006),[2] opina que la cultura es un elemento
vital para la explicación y conducción de las
dinámicas de cambio y que por tanto es un instrumento de
ordenación de la vida colectiva.

A partir del análisis de la cultura es posible
identificar relaciones entre sujetos que forman parte de
ésta. Linares opina que la cultura es un escenario que
exhibe saberes, memorias colectivas, tradiciones, competencias y
oportunidades que, en unos casos constituyen recursos de
inalcanzable valor para la innovación, la creatividad y
generación de alternativas
originales.[3]

Aterrizando lo ya expresado al medio rural, es
rescatable mencionar que en éste, se expresa la cultura
que identifica a México; la agricultura como principal
actividad económica de dicho medio forma parte de la
identidad del país y a partir de ésta, otras
expresiones que sus habitantes manifiestan.

En este sentido es importante establecer el concepto
Cultura Rural, ésta puede ser definida
como el conjunto de manifestaciones que regulan el comportamiento
de los habitantes de zonas rurales y que resulta de la influencia
de factores:

  • Demográficos y geográficos

  • Sociales (Incluidos las creencias)

  • Tecnológicos

  • Sistemas de comercialización

  • Estructurales y organizativos

  • Financieros

  • De políticas públicas

En el planteamiento de estrategias de desarrollo del
sector agrícola, es importante analizar la cultura rural
del territorio objeto de estudio; ya que a partir de esta se
definen valores, formas de organización, técnicas
de producción, etc., que permiten identificar los
elementos de los que dispone la población rural para
potencializar su participación en el desarrollo local y
regional; se dice que la cultura rural es parte de la cultura
nacional de cualquier país.

De manera particular, el agro mexicano se caracteriza
por su identidad cultural, el maíz como principal cultivo
y prácticas de producción tradicional, formando
parte del legado que se ha heredado de generación en
generación y que a la fecha sigue muy arraigado en el modo
de producir en el sector agrícola.

Según la FAO, el medio rural es depositario
privilegiado de muchas raíces culturales mexicanas y de
las expresiones más entrañables de la identidad
nacional. En el México rural, campesino e indígena,
y en la naturaleza del campo nacional, toman cuerpo los rasgos y
valores que definen su identidad, su geografía, su
idiosincrasia, la historia compartida, y la cultura profunda que
distingue al país dentro del mundo y lo caracteriza como
parte del mundo.[4]

La importancia de analizar el concepto Cultura Rural,
radica en la necesidad de realizar el planteamiento de acciones
que permitan el desarrollo del sector agrícola a partir de
las expresiones presentes en el campo; la cultura de hoy es la
base de la cultura del mañana[5]y por lo
tanto no puede dejarse de lado este aspecto si se pretende
estructurar una organización adecuada de la
comunidad rural con fines de potencializar los recursos de los
que dispone.

La cultura rural debe responder a las condiciones
actuales que demanda la actividad agrícola para alcanzar
niveles competitivos: estructurar organizaciones que incorporen
medios y tecnologías modernas y factibles de acuerdo al
entorno en el que se desarrollan.

Estructura organizacional

Las personas, para desarrollar sus actividades y cumplir
sus objetivos requieren del trabajo colaborativo que se logra a
partir de la organización y que de manera aislada
resultaría complicado lograr ya que el entorno en el que
se desenvuelven no es estático.

A partir del análisis sobre el propósito
de las organizaciones de Nadler y Tushman (1999), consideran dos
perspectivas: la estratégica y la social/cultural, se
puede definir a las organizaciones como mecanismos creados para
alcanzar resultados que serían imposibles de lograr si las
personas trabajaran solas (como es el caso del campesino mexicano
aislado), además de que permiten satisfacer necesidades,
deseos y aspiraciones que los participantes tienen en
común, tanto dentro de la organización como fuera
de ella.[6]

Cada organización puede ser caracterizada por
tres elementos: 1) estructura, 2) capacidad productiva y 3)
desempeño; este último, está determinado por
el grado de alineación entre sus principales
componentes.[7] De estos elementos, resulta de
interés la estructura de la organización, ya que a
partir de ésta se logra administrar el trabajo para
alcanzar sus fines.

En el campo mexicano y especialmente entre
pequeños productores, la integración de
organizaciones resulta complicada, en virtud de que existen
factores culturales que la limitan, como el trabajo individual,
la marcada heterogeneidad que los distingue en cuanto a sus
procesos de producción y los recursos de los que
disponen.

El panorama es complejo en el sector, caracterizado como
ya se había expresado por el trabajo individual, la
actividad agrícola que prevalece es de subsistencia y los
procesos de producción tradicionales y dependientes de las
condiciones climáticas. De continuar bajo esta
dinámica y en condiciones cambiantes del entorno,
¿Cuál es el futuro que le espera al sector
agrícola mexicano?.

De dicho cuestionamiento, surge la necesidad de plantear
una estrategia que facilite la creación de esquemas
de integración de los pequeños productores, que
permitan, a partir de acciones conjuntas, la construcción
de nuevos formas organizativas de producción y la
gestión adecuada de recursos.

Estrategias

La estrategia, como posibilidad de satisfacer objetivos,
representa una condición inherente a la existencia de toda
organización[8]que le permite
mantener un rumbo definido en el entorno que le rodea. Como
definición, se retoma la ya planteada por Nadler y
Tushman, quienes dicen que una estrategia es un conjunto de
decisiones acerca de cómo asignar los escasos recursos a
las exigencias, restricciones y oportunidades ofrecidas por el
entorno[9]para la organización,
considerando sus capacidades estructurales y la cultura de la
misma.

La estrategia implica definir una visión de lo
que la organización desea y el camino para lograrla en un
entorno determinado, sin dejar de lado las manifestaciones
internas y externas presentes en ésta. Definir estrategias
propicia el logro de los objetivos y la permanencia sostenida, ya
que se tiene claridad con respecto al rumbo que debe
seguirse.

En el sector agrícola, la ausencia de estrategias
relacionadas con condiciones y situaciones existentes, ha
repercutido en su desarrollo; en este sentido los productores han
dejado al Estado la tarea de definir las líneas para
potencializar la actividad en el campo y ellos han tomado una
actitud pasiva ante ésta. Siendo críticos, se
esperaría que por ser el Estado el encargado de garantizar
el desarrollo del país, sus estrategias deberían
atender no solo las necesidades presentes sino garantizar el
logro del objetivo planteado por éste a
través de la dependencia encargada de promover el
crecimiento agropecuario en México, la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (SAGARPA):

"Propiciar el ejercicio de una política de
apoyo que permita producir mejor, aprovechar mejor las ventajas
comparativas de nuestro sector agropecuario, integrar las
actividades del medio rural a las cadenas productivas del resto
de la economía, y estimular la colaboración de las
organizaciones de productores con programas y proyectos
propios."[10]

Bajo un esquema subsidiario, las estrategias aplicadas
por el Estado no han logrado potencializar la producción
del sector agrícola, por lo que existe la necesidad de
plantear un cambio en éstas. El diseño de las
estrategias requiere de un proceso que considere las condiciones
y situaciones existentes en el entorno para obtener los
resultados deseados; pero también resulta necesaria la
participación del factor humano, quien juega un
papel importante en su aplicación. Los pequeños
productores deben ser participes de una estrategia de cambio; la
habilidad de éstos es requerida para diseñar
escenarios futuros[11]de los que se espera una
mejor calidad de vida. El pensamiento, actitud, cultura y
organización de éstos, sumado a las acciones
emprendidas a partir de políticas de desarrollo
permitirían un trabajo de intercambio y
participación; una estrategia integral encaminada a
mejorar la competitividad del sector que garantice la
gestión adecuada de recursos a partir de esquemas
asociativos que terminen con la heterogeneidad, factor que
contribuye a la pobreza rural y que limita el incremento de
productividad agrícola.

Alianzas

Por alianzas se entiende, la creación de
vínculos entre los distintos actores sociales y el
entorno, con un objetivo, trabajar en acciones conjuntas que
permitan resolver problemas de gran complejidad imposibles de
atacar en forma aislada o separada
.[12]
Menguzzato y Alegre opinan que las alianzas permiten la
combinación de diferentes aspectos aprovechando las
ventajas de cada uno y minimizando
inconvenientes.[13]

Entonces se puede decir que las alianzas permiten la
cooperación de individuos para el desarrollo de sus
actividades ofreciendo entre ellos los recursos y capacidades con
que cada uno cuenta, es un esquema de organización que
permite afrontar retos de manera colectiva y que a su vez busca
incrementar el beneficio de quienes la integran.

A partir de su concepción, las alianzas entre
pequeños productores rurales y a su vez con las
instituciones enfocadas al sector agrícola, se vislumbran
como la garantía del manejo adecuado de recursos,
obteniendo un beneficio para los primeros, el cual se refleja en
la disminución de costos para producir y el incremento de
sus capacidades de producción a partir de la
generación de aprendizaje compartido que permite modificar
situaciones actuales.

El planteamiento de una estrategia que permita
incrementar la productividad de la producción
agrícola, aterriza en la idea de lograr alianzas entre
pequeños productores considerando su capacidad, con la
finalidad de que éstos se adapten en forma sostenible a
las evoluciones del entorno en el que trabajan y les permita ser
competitivos de manera organizada, para lo cual también se
requiere de una participación estrecha con instituciones
enfocadas al sector agrícola.

Para lograr el trabajo colectivo entre pequeños
productores, se deben considerar algunos factores que permitan
una mayor cohesión entre estos, algunos de ellos se
enlistan a continuación:

  • Prácticas culturales

  • Trabajo cooperativo entre los productores

  • Actividades prioritarias y recursos
    existentes

  • Practicas productivas

  • Aptitudes para trabajo en equipo

  • Sistemas de retribución

  • Particularidades regionales

Las alianzas deben fomentar una visión
estratégica compartida, la factibilidad para lograrla y la
gestión de recursos que le permita a cualquier tipo de
organización lograr un crecimiento sostenible y
competitivo.

Alianzas estratégicas

Aunque ya tocamos el tema de las alianzas es prudente
precisar que toda alianza forma parte de una estrategia mayor
tendiente a potenciar la capacidad productiva o de servicio de
cualquier empresa u organización.

La concepción de que el hombre solo lo puede todo
hace mucho tiempo quedo atrás y la dinámica del
mundo globalizado exige inevitablemente que los débiles se
unan para poder hacer frente a los poderosos y no perecer en la
competencia.

Es indudable que el gobierno de las localidades debe
jugar un papel trascendental en el desarrollo de políticas
que propicien las uniones entre productores diversos pero de un
mismo sector. Este accionar por sí solo no tiene
perspectiva y es el gobierno con sus políticas de estimulo
a las alianzas entre productores agrícolas que debe
dirigir estos proyectos con el apoyo de instituciones
especializadas como es el caso de las propias universidades y sus
carreras agropecuarias, económicas, administrativas, etc.;
esto sin dejar de lado las consecuencias de la
organización de la sociedad en la persecución de
objetivos comunes, lo que sin duda alguna, implica definir
condiciones que permitan garantizar la sostenibilidad en las
alianzas estratégicas.

Sostenibilidad

El comité ejecutivo del Consejo Empresarial
Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), define desarrollo
sostenible como las formas de progreso que satisfacen las
necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de las
generaciones futuras para alcanzar sus
necesidades.[14] Por su parte, la FAO define
desarrollo sostenible como el manejo y la conservación de
la base de recursos naturales, así como la
orientación del cambio tecnológico e institucional
de manera tal que se garantice de forma permanente la
satisfacción de las necesidades de las generaciones
presentes y futuras.[15]

Hablar de desarrollo sostenible del campo implica
identificar los elementos necesarios para lograrlo; de las
definiciones dadas, destacan dos: el social y el ambiental. Sin
embargo, necesariamente la palabra sostenibilidad debe implicar
un elemento más: el económico, ya que toda
actividad encaminada al desarrollo sostenible debe ser rentable
para que exista una mayor integración social,
especialmente cuando se buscan alianzas estratégicas entre
productores agrícolas. Pero a su vez debe fundamentarse en
el principio de no poner en riesgo el futuro del desarrollo
local; todo lo contrario, estimular la permanencia y continuidad
del desarrollo sin afectar el futuro.

Como parte de una estrategia encaminada al desarrollo
sostenible, es importante la participación de gobiernos e
instituciones de educación, que trabajen de la mano con
los productores en la aplicación de políticas
sostenibles y procesos productivos amigables con el medio
ambiente.

Para que el sector agrícola sea competitivo debe
garantizar la seguridad alimentaria de generaciones presentes y
futuras, generar empleos que mejoren las condiciones de vida del
campo y aumentar la capacidad de productiva sin comprometer los
recursos presentes en el medio ambiente.

La competitividad

Es indudable que los procesos de cambio en los
pequeños productores y en las organizaciones en general
están íntimamente ligados a la dinámica de
la interrelación existente entre esa organización
con su entorno y la cultura de las personas que forman parte de
ella. Así James Stoner (2004) plantea que el cambio es el
esfuerzo sistemático para rediseñar una
organización de tal manera que la ayude a adaptarse a los
cambios en el medio ambiente externo o para lograr nuevas metas.
Otro autor famoso como Peter Drucker plantea algo muy asertivo en
el tema que nos ocupa al expresar "el cambio para una
institución tradicional encierra una
contradicción".

Se ha tocado deliberadamente el tema del cambio por que
en esencia la producción agrícola mexicana requiere
de nuevos niveles de competitividad, pero estos no se pueden
lograr sin una cultura que induzca necesariamente un cambio en la
forma de dirigir, organizar, planear y controlar los diferentes
procesos de este sector.

La competitividad se basa en la creciente y
sistemática innovación e incorporación
orgánica de conocimientos y estrategias en las
organizaciones para responder eficazmente a un mercado exigente.
Como dijera Carmen M. Pelayo (2006), la competitividad es la
capacidad de una organización pública o privada
lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas
comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una
determinada posesión en el mercado.

Otro criterio es el de Mónica M. Pérez
(2001), en su tratado de competitividad en las organizaciones,
donde plantea "una organización se considera competitiva
si tiene éxito mantenido a través de la
satisfacción de sus clientes, basándose en la
participación activa de todos los miembros de la
organización para la mejora sostenida de productos,
servicios, procesos y la propia cultura en las cuales
trabajan.

Un ejemplo de lo expresado se puede ver en los
productores mexicanos de maíz para el consumo humano los
cuales trabajando en sus parcelas aisladas con tecnologías
de hace cien años atrás y dependiendo de la
"voluntad" de la naturaleza, tienen un nivel de competitividad
cincuenta veces menor que el de los productos de maíz
norteamericanos que comercializan sus productos en el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e inclusive
sus producciones en la mayoría están subsidiadas
por el propio Estado norteamericano; como se podrá
apreciar los productores mexicanos no pueden competir con los
productores norteamericanos de maíz ni en volumen ni en
precio ni en tecnología, lo que evidencia una desigualdad
competitiva en el marco del mercado mediante las formas
tradicionales de producción.

Del ejemplo señalado podemos inferir que las
empresas se hacen competitivas al cumplirse dos requisitos
fundamentales: el primero es estar sometidas a una presión
de competencia que las obliga a desplegar esfuerzos sostenidos y
estrategias para mejorar sus productos y su eficiencia
productiva; el segundo es estar insertadas en redes articuladas
(alianzas estratégicas) dentro de las cuales los esfuerzos
de cada productor se vean apoyados por toda una serie de
externalidades, servicios e instituciones.

Caracterización del sector
agrícola

Desde el punto de vista de la economía, las
actividades primarias (agricultura, ganadería,
aprovechamiento forestal, pesca y caza) generaron en el
país durante el segundo trimestre de 2012, $627,692
millones de pesos corrientes, de los cuales corresponde a la
agricultura $431,275 millones de pesos, lo que representa el 2.9%
del PIB.[16]

Los pequeños productores cuentan con la mayor
parte de los recursos naturales existentes en el país, sin
embargo esta condición no es aprovechada, ellos son
quienes recienten el rezago de sector agrícola y por lo
tanto la prioridad para ellos es garantizar su subsistencia. El
empleo adecuado de estos recursos requiere de la
organización de los mismos y de las personas que los
poseen.

En el Estado de Tlaxcala, según datos del
padrón PROCAMPO de la SAGARPA, en el 2011 la superficie
cultivable era de 173,186.85 hectáreas, por lo que se
puede decir que el 43% del territorio tlaxcalteca está
destinado a actividades agrícolas. Para ese año
42,795 productores agrícolas se encontraban registrados en
dicho padrón, de los cuales 32,948 correspondían a
la categoría de pequeños productores (considerando
que no poseen más de cinco hectáreas de labranza).
Entre estos pequeños productores, poseían una
superficie de 73,719.78 hectáreas, es decir el 43% del
total destinado a la agricultura en el Estado en ese año.
Los principales productos del campo tlaxcalteca son el
maíz y la cebada; tan solo el 72% de los productores se
dedicaron al cultivo de maíz y el 14% a la
producción de cebada en grano.

De los pequeños productores en Tlaxcala, los
municipios de Tlaxco y Haumantla concentran el 16.50%, quienes
poseen el 8.3% de la superficie total cultivable en el Estado. El
maíz es el principal cultivo y se puede afirmar que la
producción en estos dos municipios depende del
temporal.

Una situación que preocupa es la garantía
de seguridad alimentaria para generaciones presente y futuras; ya
en el año 2005, el Consejo Nacional de Evaluación
de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), hacia un
análisis sobre la población en situación de
pobreza alimentaria y ambos municipios, se encontraban en un
rango de 17.6-23.6%.[17] Ahora, con los cambios
climatológicos la situación se agrava y sobre todo
si se habla de que el maíz es la base de la
alimentación y que su producción depende del
temporal, lo que dificulta la obtención de rendimientos
mayores. En el año 2011, heladas atípicas afectaron
la producción del campo, dejando a los pequeños
productores sin producción de maíz.

Las políticas públicas se han encargado de
fomentar acciones asistencialistas y han dejado de lado la
generación de estrategias que permitan la
organización de los campesinos y la producción
agrícola sostenible que contribuya a la
conservación de los recursos naturales. En el marco de la
globalización, los hogares rurales, obligados a satisfacer
sus necesidades básicas como la alimentación,
diversifican sus actividades económicas y abandonan el
campo.

A partir de un análisis de demanda de alimentos,
realizado en zonas de alta y muy alta marginación en
veinticinco municipios del Estado de Tlaxcala, se determino que
tan solo para el cultivo de maíz, los habitantes requieren
de 2,857 toneladas de maíz, mismas que adquieren por un
monto de 17 millones 142 mil pesos, recurso que sale de la
región. De organizarse los pequeños productores de
estos municipios, podrían producir dichas toneladas y
captar en mercados locales el monto que representa.

Este es un dato que se toma por ser el maíz el
cultivo de mayor demanda, sin embargo entre los alimentos que se
compran en los veinticinco municipios a que se hace referencia en
el párrafo anterior, se determina una fuga de dinero en
éstos, mayor a 70 millones de pesos.

El objetivo del análisis tiene como finalidad
establecer la importancia de plantear una articulación
entre pequeños productores agrícolas y los recursos
con que cuentan (tierras de cultivos, insumos, semillas,
maquinaria), que guiados por un compromiso compartido de
colaboración; les permita dirigir sus esfuerzos hacia
resultados que reflejan una mejor competitividad.

Análisis
del entorno interno y externo del sector
agrícola

A los aspectos prácticos se tratara de
contextualizar un análisis FODA que contemple las
influencias internas y externas asociadas al desarrollo de
alianzas estratégicas en el sector agrícola para el
caso de México y concretamente, el caso de
Tlaxcala.

Análisis interno

Es necesario identificar el potencial del sector
agrícola en el Estado, determinar los recursos y
capacidades con que cuenta para afrontar el entorno en el que se
desarrolla.

FORTALEZAS

(+)

  • Una de las fortalezas reside en
    la cultura autóctona de productores
    agrícolas, la cual es trasladada a hijos y
    familiares.

  • El conocimiento empírico
    asociado al saber hacer

  • Voluntad y tesón del productor
    agrícola mexicano para sobreponerse a las
    adversidades de la naturaleza.

  • El sector agrícola es garantía
    de seguridad alimentaria.

  • Los pequeños productores cuentan, en su
    conjunto, con amplios recursos naturales para su
    aprovechamiento.

DEBILIDADES

(-)

  • Uso de tecnología
    rudimentaria

  • Bajos niveles de utilización de insumos
    que incrementen la productividad.

  • Bajos niveles de interacción con
    instituciones encargadas de fomentar el desarrollo
    rural.

  • Trabajo productivo individualista

  • Bajos niveles de producción

  • Elevados costos de
    producción

  • Dependencia del sector a los subsidios
    gubernamentales.

  • Diversificación de actividades
    económicas en zonas rurales, acción que
    representa el abandono de actividades
    agrícolas.

Análisis externo

El análisis externo permite medir el impacto de
las variables presentes en el entorno con una visión
amplia sobre el sector agrícola, a fin de identificar
hechos o situaciones que pueden ser aprovechadas o bien que si no
se consideran pueden impactar negativamente.

OPORTUNIDADES

(+)

  • Reconocimiento y apoyo de organismos
    internacionales para fortalecer las actividades
    agrícolas, como garantía para la
    satisfacción de alimentos de generaciones
    presentes y futuras.

  • El desarrollo de incubadoras de empresas en
    diversas instituciones públicas y privadas.

  • Apoyos previstos por la SAGARPA y demás
    instituciones encargadas de fomentar el desarrollo del
    sector agrícola.

  • Demanda de alimentos en aumento, debido al
    crecimiento de la población.

  • Tecnología enfocada al desarrollo de
    actividades agrícolas.

AMENAZAS

(-)

  • Ausencia de políticas públicas
    que consideren la importancia del sector
    agrícola en el presente.

  • Condiciones climatológicas y
    ambientales cada vez más adversas.

  • Abandono del campo y diversificación de
    actividades económicas entre la población
    rural.

  • El porcentaje de importación de
    alimentos es mayor al porcentaje de
    exportación.

  • Escasez de mano de obra para las labores
    agrícolas.

  • Disponibilidad de recursos naturales, derivado
    del impacto ambiental que genera la agricultura en
    éste.

Estrategias

  • Integrar a los pequeños productores
    agrícolas en alianzas estratégicas a fin de
    fortalecer su actividad productiva por medio de la
    gestión adecuada de recursos disponibles; de manera
    tal se produzca más con menos.

  • Coordinar esfuerzos de diferentes actores en el
    sector agrícola, las alianzas entre productores
    tendrán el impacto que se debe, siempre y cuando
    existan las condiciones en el entorno, estas dadas por el
    Estado y por instituciones generadoras de
    conocimiento.

Objetivos estratégicos

Las estrategias constituyen un modelo para generar
resultados satisfactorios dentro de una organización, para
su implementación se requiere definir acciones, es decir,
objetivos que materialicen su ejecución. Para atender el
problema que se vive en el sector agrícola, se define un
objetivo estratégico que va enfocado a la
integración de los pequeños productores, ya que de
estos depende primordialmente el desarrollo del campo. Se define
un objetivo:

  • Precisar la forma en que deberán integrarse
    los pequeños productores en alianzas
    estratégicas, a fin de garantizar su beneficio
    individual y colectivo, que potencialice su
    participación en el sector agrícola.

Alianzas
estratégicas en el sector
agrícola

A partir de las condiciones en que se desarrolla el
sector agrícola en el país y como estas se ven
reflejadas en el Estado de Tlaxcala, se plantea una interrogante:
¿Hacia dónde debe dirigirse el sector
agrícola para garantizar la calidad de vida de quienes
dependen de éste?. La respuesta requiere del
análisis de la situación por la que pasa en
consideración del entorno en el que se quiera intervenir.
El aporte práctico de esta investigación no es
aplicado a un grupo específico de productores, más
bien, constituye una fundamentación basada en los procesos
de planeación y organización de la disciplina de la
administración, que permita a través del
análisis de una serie de factores, fomentar la
integración de alianzas estratégicas entre los
elementos que condicionan el crecimiento colectivo del campo. Dos
ya han sido abordados y en opinión del autor se considera
uno más; estos se indican a
continuación:

  • Por un lado, los productores agrícolas,
    quienes cuentan con recursos físicos y
    económicos limitados y cuya participación como
    protagonista de una actividad de interés colectivo
    demanda la gestión adecuada de oportunidades que les
    permitan satisfacer necesidades y generar
    ingresos.

  • Por el otro la participación del Estado en la
    articulación adecuada de las políticas y los
    recursos necesarios para lograr el desarrollo local y
    regional del sector agrícola.

  • Un tercer elemento que no debe ser olvidado es el
    papel decisivo que representan las universidades con su
    gestión del conocimiento y tecnología en el
    apoyo a esta estrategia de desarrollo de la
    agricultura.

El esquema que sigue a continuación nos muestra
de manera grafica el impacto que cada una de estas instituciones
pueden tener en el desarrollo agrícola sostenible a partir
de alianzas entre los productores.

1. Dinámica del desarrollo
sostenible en la agricultura

Monografias.com

Fuente: Dr. Fernando García
Colina

La propuesta considera tres elementos en su
formulación, de manera que se plantea una estrategia
integral:

  • 1. Gremios y cámaras de pequeños
    productores

  • 2. Cooperación del Estado

  • 3. Integración de instituciones
    educativas para fomentar el desarrollo del sector
    agrícola.

Para la creación de alianzas estratégicas
entre pequeños productores agrícolas, el Estado y
las instituciones educativas, es necesario que estos elementos
estén unidos por visiones compartidas que influyan en la
gestión adecuada de recursos disponibles. El trabajo en
equipo es una manera de fortalecer el desarrollo del sector
agrícola, por lo tanto, cada uno de los participantes debe
integrarse bajo las siguientes estrategias que darán pie a
la creación de Alianzas Estratégicas:

  • 1. Debe existir el interés por parte de
    los pequeños productores rurales para organizarse,
    convencidos de mejorar sus procesos y alcanzar mercados mejor
    remunerados, representados por gremios y cámaras que
    regulan la producción y comercialización del
    campo.

  • 2. La participación del Estado, a
    través de sus instituciones debe acompañar la
    transformación de enfoques tradicionales, y promover
    la autogestión del productor rural, de manera que el
    asistencialismo que ha creado dependencia en el campo, sea
    superado.

Partes: 1, 2

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