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La era de la desigualdad (¿Consecuencia directa del imperialismo monetario?) Parte II




Enviado por Ricardo Lomoro



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Monografía destacada

  1. Verba: viejas y
    queridas causas perdidas o la amargura de la victoria (el
    riesgo inmoral)
  2. Out of order: el
    ascensor social está averiado (asalto a la
    ilusión)
  3. Finale (a modo de
    conclusión): La "utopía" de la Europa
    social
  4. Jodidos por
    jodidos… ¿por qué no patear el
    tablero?
  5. ¿Podrá el nuevo iPhone impulsar
    la economía de EEUU? (The Wall Street Journal –
    11/9/12)
  6. La dura verdad
    sobre el crecimiento mundial (Project Syndicate –
    14/9/12)
  7. La
    distribución de la renta y la crisis: antes y
    después (I) (Fedea – 20/6/12)
  8. La desigualdad
    está acabando con el capitalismo (Project Syndicate –
    21/11/12)
  9. El estallido que
    viene (El País – 30/11/12)
  10. Los millones
    olvidados (El País – 9/12/12)
  11. La
    generación perdida (El Confidencial –
    4/9/12)
  12. La rebelión
    de los ricos y su "teoría de la fuente del poder" (El
    Confidencial – 9/11/12)
  13. El empleo flexible
    es la clave (Project Syndicate – 21/1/13)
  14. La desigualdad y
    un futuro de privaciones (Project Syndicate –
    30/5/13)
  15. "Minijobs",
    ¿una clave para el paro? (Cinco Días –
    2/2/12)
  16. El malogrado
    sueño americano (Project Syndicate –
    5/9/13)
  17. El efecto
    más perverso de la crisis: la clase media está
    desapareciendo en Europa (Vozpópuli –
    3/11/13)
  18. Por qué la
    desigualdad es importante (El País –
    22/12/13)
  19. Las sorpresas que
    encontré durante 25 años de cubrir la
    economía de EE.UU. (The Wall Street Journal –
    2/1/14)
  20. El mensaje que la
    clase media envió a los que mandan: "Nos podéis
    seguir robando" (El Confidencial – 7/1/14)
  21. La economía
    mundial en 2014 (Project Syndicate –
    6/1/14)
  22. El nuevo mapa de
    la pobreza en Europa (BBCMundo – 16/1/14)
  23. – La desigualdad
    definirá la próxima década (The Wall
    Street Journal – 22/1/14)
  24. Los ricos indignos
    (El País – 26/1/14)
  25. La primera
    generación de clase media que vivirá mucho peor
    que sus padres (El Confidencial – 3/2/14)
  26. Los bancos que se
    comieron a la economía (Project Syndicate –
    24/2/14)
  27. ¿Puede
    funcionar una sociedad sin valores? (El Confidencial –
    2/3/14)
  28. La historia
    secreta de la crisis financiera (Project Syndicate –
    7/3/14)
  29. (Abril 2014) Aria
    di bravura: ¿cuánto tiempo más se puede
    seguir así?
  30. Rosario, la ciudad
    argentina donde se desbordó la violencia (BBCMundo –
    16/4/14)
  31. Enfoque de
    rebelión (Rito de
    conclusión)

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Verba: viejas y
queridas causas perdidas o la amargura de la victoria (el
riesgo
inmoral)

En el Paper – Un análisis sobre la desigualdad
de los ingresos (ganadores y perdedores de la crisis financiera
mundial) – La Economía del Malestar (el fin de la
cohesión económica y social
), publicado el
15/7/11, decía:

Un largo viaje a ninguna parte

En los últimos 25 años, la desigualdad de
los ingresos ha aumentado en la mayoría de los
países y regiones. Aunque el ingreso per cápita se
ha incrementado en casi todas las regiones incluso para los
segmentos más pobres de la población, los ingresos
de los grupos relativamente acomodados han aumentado a un ritmo
más rápido.

Los avances tecnológicos son el factor que
más ha contribuido al aumento reciente de la desigualdad.
El desarrollo de la globalización financiera -y la
inversión extranjera directa en particular- también
ha contribuido a aumentar la desigualdad, sobre todo en las
economías avanzadas. El progreso tecnológico en
sí mismo explica la mayor parte del aumento de la
desigualdad desde principios de los años ochenta, lo que
coincide con la opinión de que la nueva tecnología,
tanto en las economías avanzadas como en las
economías en desarrollo, incrementa la prima por nivel de
cualificación y reemplaza los insumos relativamente poco
cualificados.

La desigualdad en la renta no es consecuencia de la
crisis financiera. Las explicaciones de la desigualdad deben
buscarse en premisas desechas hace tiempo mediante razonamientos
lógicos (que luego se demostraron falsos).

La desigualdad económica se ha incrementado
durante el período conocido como la "era de la
globalización". En un mundo que se veía a sí
mismo como próspero, igualitario y de pleno empleo, los
pobres eran "otros". La pobreza se llegó a definir como
algo ajeno al sistema capitalista, y no como una extensión
de éste.

En ese terreno de juego ("la Tierra es plana") los
debates sobre la desigualdad se centraron en una cuestión
de oferta y demanda. ¿Se debe el incremento de la
desigualdad al aumento de la demanda relativa de (un incremento
en la productividad física marginal de) los trabajadores
altamente cualificados? ¿O se debe a un incremento de la
oferta efectiva de trabajadores de baja cualificación,
mediante la inmigración o el comercio, que ha reducido su
salario (en un esquema de productividad marginal fijo)? En ambos
casos, los argumentos se atienen completamente al paradigma de la
productividad marginal y el mecanismo de mercado.

¿Cuál es la relación entre la
desigualdad y el desempleo? Probablemente, esta pregunta sea una
de las cuestiones de debate más importantes en la
economía política de Europa, y es relevante para
otras regiones con vínculos transnacionales crecientes,
incluyendo Estados Unidos.

Una interpretación dominante explicaba que las
tasas de desempleo en Europa estaban causadas por los generosos
sistemas sociales del continente y las rígidas estructuras
salariales, o, en otras palabras, por la igualdad que constituye
el objetivo característico de la
socialdemocracia.

Bajo esta perspectiva, los (otrora) bajos niveles de
desempleo en Estados Unidos se deben (deberían) a los
mercados laborales flexibles del país, la voluntad para
tolerar la creciente desigualdad salarial y el nivel absoluto de
la desigualdad salarial.

Como luego se demostraría, esta
interpretación resultó sorprendentemente
inconsistente con los hechos. Por ejemplo, suponía que,
dentro de Europa, los países con mayor desigualdad
deberían tener menos desempleo. También parece
suponer que los países con niveles salariales altos
deberían tener más desempleo, y ciertamente, no
menos que los países con salarios inferiores. Pero ocurre
justo lo contrario en ambos casos. En Europa, el desempleo
siempre ha sido más elevado en los países con
salarios menores.

Muchos países vieron como aumentaba la
desigualdad en la "era de la globalización", este
resultado no puede sorprendernos: los países
liberalizadores se vieron forzados a adaptarse a la pauta global.
Esto nos conduce a una profunda reflexión. Parece que la
modernización basada en las exportaciones es
inherentemente un juego de suma cero para la distribución
de la renta en los países. Esto es, la mejora de las
distribuciones en el empleo en un país conduce a una
destrucción que no es especialmente creativa y a un
empeoramiento de la desigualdad en el resto de los países,
a través de la distribución de los puestos de
trabajo.

En una economía mundial liberalizada y
globalizada, sólo una compresión de las estructuras
de los ingresos puede crear un contexto adecuado para que la
igualación se imponga en la escena de desarrollo global.
Pero esta situación se desconoce en la escena mundial
desde los años setenta.

No puedo responder la pregunta habitual de si la
desigualdad es buena para el crecimiento. Sin embargo, la
evidencia me permite, aunque no firmemente, ofrecer una respuesta
a la pregunta contraria. En la mayoría de los
países, el crecimiento es bueno para la igualdad; de
hecho, el crecimiento rápido parece ser un requisito
indispensable para la igualación salarial. Por el
contrario, el crecimiento débil en la mayoría de
los países ha resultado un desastre para la
igualdad.

No parece que importe si el crecimiento se logra
mediante la sustitución de importaciones o mediante el
crecimiento rápido de los sectores exportadores de
salarios altos. El problema es que el crecimiento rápido
de esos sectores exportadores es una solución a la
desigualdad sólo al alcance de pocos países. Por
tanto, una reducción de la desigualdad a nivel global
requeriría una vuelta a la sustitución de
importaciones y unas estructuras salariales con base nacional (o
regional), o bien un ritmo de crecimiento mundial sustancialmente
más alto.

La tendencia que predomina en el mundo actual es hacia
un aumento de la desigualdad. Las liberalizaciones han provocado
siempre un empeoramiento y sólo unos pocos países
en desarrollo han escapado a este efecto mediante la mejora de
sus estructuras de empleo, lo cual es una proeza que sólo
algunos pueden lograr.

Las últimas décadas han sido muy malas
para buena parte del mundo desarrollado (y algunos países
en desarrollo). Con la liberalización y la
globalización, los países han quedado más
expuestos a las condiciones globales, precisamente cuando
éstas han empeorado drásticamente. En realidad, el
resultado fue un fracaso de coordinación global. La crisis
reciente ha evidenciado que ni siquiera hemos comenzado a idear
las formas y los medios para establecer un crecimiento estable y
una desigualdad decreciente en un mundo liberal. A menos que, y
hasta que, este problema sea resuelto, es razonable concluir que
a largo plazo el orden mundial neoliberal no puede, no
podrá, y probablemente no debe perdurar…

La economía del malestar

Si uno le pregunta a una persona común y
corriente cuáles son los principales problemas que el
mundo enfrenta en la actualidad, es probable que una de las
primeras cosas que mencione sea la -desigualdad y la pobreza.
Existe la preocupación generalizada de que el crecimiento
económico no se está compartiendo en forma
equitativa. Una encuesta realizada por la BBC en febrero del 2008
indica que aproximadamente dos terceras partes de la
población de 34 países pensaba que -el desarrollo
económico de los últimos años no se ha
compartido de manera equitativa. En Corea, Portugal, Italia,
Japón y Turquía, más del 80% de los
encuestados estuvieron de acuerdo con esa aseveración.
Existen muchos otros estudios y encuestas que indican lo
mismo.

¿Así que la gente tiene razón al
pensar que "los ricos se enriquecieron más y los pobres se
empobrecieron más"?

Aspectos que caracterizan la distribución del
ingreso familiar en los países de la OCDE

  • Algunos países tienen una distribución
    del ingreso mucho más desigual que otros;
    independientemente de la forma en que se mida la
    desigualdad.

  • Los países con una distribución del
    ingreso más amplia también tienen una pobreza
    de ingresos relativa mayor, con sólo unas cuantas
    excepciones.

  • Tanto la desigualdad en los ingresos como el
    recuento de la pobreza (basados en un umbral de mediana de
    ingresos del 50%) han aumentado durante los dos
    últimos decenios. El aumento es bastante generalizado,
    afecta a dos tercios de todos los países. El aumento
    es moderado pero importante (promedia alrededor de 2 puntos
    para el coeficiente Gini y 1.5 puntos para el recuento de la
    pobreza).

  • La desigualdad en los ingresos ha aumentado
    considerablemente desde el año 2000 en Canadá,
    Alemania, Noruega, Estados Unidos, Italia y Finlandia; y ha
    disminuido en el Reino Unido, México, Grecia y
    Australia.

  • En forma general, la desigualdad ha aumentado porque
    a las familias ricas les ha ido particularmente bien
    comparadas con las de la clase media y con las que se ubican
    en la parte inferior de la distribución del
    ingreso.

  • La pobreza de ingresos entre los ancianos ha seguido
    bajando; mientras que la pobreza entre los adultos
    jóvenes y las familias con niños ha
    aumentado.

  • La gente pobre en países con un alto ingreso
    medio y una distribución del ingreso amplia (como
    Estados Unidos) pueden tener un nivel de vida inferior al de
    la gente pobre de países con un ingreso medio
    más bajo pero con distribuciones más estrechas
    (Suecia). A la inversa, la gente rica de países con
    bajos ingresos medios y distribuciones amplias (Italia)
    pueden tener un nivel de vida más alto que la gente
    rica de países donde el ingreso medio es más
    alto pero la distribución del ingreso es más
    estrecha (Alemania).

Factores que han impulsado los cambios en la desigualdad
en los ingresos y en la pobreza a lo largo del tiempo

  • Los cambios en la estructura de la población
    son una de las causas de mayor desigualdad. Sin embargo, eso
    se refleja principalmente en el crecimiento de la cantidad de
    adultos que viven solos y no en el envejecimiento
    demográfico en sí.

  • Los ingresos de los trabajadores de tiempo completo
    se han vuelto más desiguales en casi todos los
    países de la OCDE. Eso se debe a que quienes ganan
    mucho están ganando aún más. Es probable
    que la globalización, el cambio tecnológico que
    favorece las habilidades y las políticas e
    instituciones del mercado laboral en conjunto hayan
    contribuido a ese resultado.

  • El efecto de las discrepancias salariales más
    amplias en la desigualdad en los ingresos se ha compensado
    con mayor empleo. Sin embargo, las tasas de empleo entre la
    gente con menos estudios han bajado y la cesantía de
    las familias sigue siendo alta.

  • Los ingresos de capital y los ingresos por trabajo
    autónomo se han distribuido con mucha desigualdad y
    más aún durante el último decenio. Estas
    tendencias son una causa muy importante de las desigualdades
    más amplias en el ingreso.

  • El trabajo es muy eficaz para atacar la pobreza. Las
    tasas de pobreza entre las familias desempleadas son casi
    seis veces más altas que las de las familias con
    trabajo.

  • Sin embargo, el trabajo no basta para evitar la
    pobreza. Más de la mitad de toda la gente pobre
    pertenece a familias con algunos ingresos, debido a una
    combinación de pocas horas trabajadas durante el
    año y a los bajos salarios o a ambos factores. Reducir
    la pobreza laboral a menudo requiere beneficios laborales que
    completen los ingresos.

Al momento de redactar este Apartado (febrero de 2011),
los primeros problemas sociales (Túnez, Egipto…) se
están empezando a ver: los riesgos geopolíticos no
van a dejar de crecer en los próximos meses. Eso, a fin de
cuentas, es lo que suele ocurrir históricamente cuando a
una crisis financiera se le suma una crisis económica de
estas dimensiones, especialmente en zonas geográficas
donde además hay carencias de todo tipo y, sobre todo,
grandes desigualdades. Atentos a las desigualdades porque van a
dar tremendos quebraderos de cabeza.

Los problemas derivados del altísimo
endeudamiento público y privado no van a desaparecer
rápidamente, las dificultades devenidas de la
montaña de deuda acumulada están aquí para
quedarse durante mucho tiempo. Gobiernos y mercados están
mirando a 2011, pero lo realmente preocupante no es este
año sino el próximo lustro, prácticamente la
próxima década: algunos países van a tener
que hacer algo, y pronto, para que no veamos graves problemas o
al menos un larguísimo estancamiento. Va a haber muchos
periodos de volatilidad, porque así son las poscrisis con
alto endeudamiento: los shocks pequeños se amplifican. Eso
para los países desarrollados. Para los emergentes,
ahí está de nuevo la inflación y el fantasma
de una nueva burbuja. Y para todo el mundo, tal vez la mayor
amenaza son las tensiones políticas, las crisis sociales,
de las que hemos visto sólo el principio. Los beneficios
de las multinacionales están creciendo y la
participación de los trabajadores en el reparto de la
riqueza ha estado cayendo: ése es un problema
global.

En toda Europa, Asia y América, las corporaciones
nadan en efectivo, mientras su implacable búsqueda de
eficiencia sigue generando enormes ganancias. Sin embargo, la
porción de la torta que les corresponde a los trabajadores
se está reduciendo, gracias al alto desempleo, a las
jornadas reducidas de trabajo y a los salarios
estancados.

Paradójicamente, la realidad es que las
mediciones de desigualdad de ingresos y riqueza entre
países están cayendo, gracias a un crecimiento
robusto constante en los mercados emergentes. Pero a la
mayoría de la gente le importa más lo bien que le
va en relación a sus vecinos que a ciudadanos de tierras
lejanas.

A los ricos les está yendo esencialmente bien.
Los mercados bursátiles globales se recuperaron. Muchos
países son testigos de un crecimiento vigoroso de los
precios de la vivienda, de las propiedades comerciales o de
ambos. Los renacientes precios de las materias primas
están creando enormes ingresos para los dueños de
minas y pozos petroleros, incluso a pesar de que las subas de
precios de los alimentos básicos están desatando
disturbios, si no completas revoluciones, en el mundo en
desarrollo. Internet y el sector financiero siguen desovando
nuevos millonarios y hasta multimillonarios a un ritmo
asombroso.

Las causas de la creciente desigualdad en el interior de
los países son bien entendibles, y ya han sido desgranadas
aquí. Vivimos en una época en la que la
globalización expande el mercado para los individuos ultra
talentosos, pero hace que la competencia deje afuera a los
empleados comunes. La competencia entre países por
individuos calificados e industrias rentables, a su vez, limita
la capacidad de los gobiernos de mantener impuestos elevados a
los ricos. La movilidad social está aún más
afectada porque los ricos les brindan a sus hijos una
educación privada y ayuda post-escolar, mientras que los
más pobres en muchos países no pueden permitirse ni
siquiera que sus hijos sigan yendo a la escuela.

En el siglo XIX, Karl Marx observó
maravillosamente las tendencias de desigualdad en sus días
y concluyó que el capitalismo no podía sustentarse
políticamente de manera indefinida. Llegado el caso, los
trabajadores se levantarían y derrocarían el
sistema. Transcurrida la primera década del siglo XXI,
aún se espera que llegue el caso… Mientras, fuera
de Cuba, Corea del Norte y unas pocas universidades de izquierda
en todo el mundo, ya nadie se toma en serio a Marx.

Sin embargo, en un momento en que la desigualdad alcanza
niveles similares a los de hace 100 años, el statu quo
tiene que ser vulnerable. La inestabilidad puede expresarse en
cualquier parte. Fue apenas hace poco más de cuatro
décadas que los disturbios urbanos y las manifestaciones
masivas sacudieron al mundo desarrollado, catalizando en
definitiva reformas sociales y políticas de amplio
alcance…

En el Ensayo: El "factor" Bernanke: otro "Maestro"
que se cae del tabernáculo (Hagiografía -no
autorizada- del heterodoxo "socializador" de las pérdidas
del sistema financiero) – (Parte II),
publicado en Junio de
2013, decía:

(Apartado 10) – Canción triste de Main Street
(el Día de la víctima)

Asalto a la ilusión

Cuando era pequeño, mi padre, hijo de inmigrantes
(que sabía muy bien lo que era la pobreza), me
decía: si tú estudias y terminas la escuela
primaria, nunca tendrás que ser peón de
campo… si terminas el colegio secundario, nunca
tendrás que ser peón de albañil… y si
terminas la universidad… tendrás la vida
asegurada.

Ese "paradigma" fue cierto hasta en la remota, falaz y
fugaz Argentina. Ese país donde alguna vez sus pobladores
se creyeron que eran ingleses que hablaban en francés, y
un día descubrieron que eran italianos que hablaban en
español. Ese país que se creyó elegido por
Dios, para que en sus campos creciera de noche lo que no se
podían comer durante el día. Ese país que
estaba predestinado al éxito y terminó siendo el
mayor ejemplo mundial de fracaso económico.

Así y todo, al menos hasta los años 80,
ese proyecto de vida fue cierto. El ascensor social funcionaba.
Los hijos (en la mayoría de los casos) superaban a sus
padres en "calidad" de trabajo, "nivel" de remuneración y
"progreso" social. En definitiva mi padre tuvo razón y sus
dos hijos universitarios… tuvieron la vida
asegurada.

Después paso lo que pasó en Argentina, y
eso ya es otra historia

Luego de casi 25 años de exilio voluntario en la
"avanzada" Europa, ¿podría hacer a mis hijas (o
nietos) el planteo que mi padre me hizo en la lejana Argentina,
allí por 1950?

¿Pueden hoy los jóvenes, mejor preparados
que sus padres (en un gran porcentaje), esperar un nivel de vida
más alto que el de sus padres? No digamos un mejor nivel
de vida… ¿al menos un trabajo mejor que el de sus
padres? No digamos un trabajo mejor… ¿al menos un
trabajo?

Todas las respuestas son NO. Con un 50% de paro juvenil,
no hay casi ninguna (podría decir, ninguna, sin pecar de
pesimismo) probabilidad de que puedan tener un mejor trabajo que
sus padres. "Década perdida" o ¿generaciones
perdidas?…

Y no estoy hablando de los ni nis (que va de suyo), sino
de graduados universitarios (a veces, con masters e idiomas). Un
20% de paro juvenil universitario, varios años de espera
antes de tener un primer empleo. Becarios eternos, estudiantes
aparcados en guarderías universitarias (el master del
master, el idioma del idioma…). "Talludos" que se ven
obligados a continuar viviendo "con" sus padres o (peor
aún) "de" sus padres.

Han destruido el mercado de trabajo, han roto el
ascensor social, han limitado las posibilidades de constituir
nuevas familias, han cercenado la natalidad…

Han transformado el Primer Mundo en el Tercer Mundo. Lo
que se dice, todo un éxito. Bravo por la
financierización de la economía, por la
globalización, por el librecambio, por la
desregulación, por la privatización, por la
deslocalización, por la competitividad, por la
economía de casino, por la turboeconomía, por la
economía de "manos libres". Bienvenidos al
subdesarrollo.

¿Qué guerra o catástrofe natural
asoló Europa para que su clase media tenga que recurrir a
la Cruz Roja en busca de ayuda?

¿Qué razón hay para admitir la
perspectiva de una generación perdida de gente joven,
destinada a sufrir durante toda su vida lo peor del desempleo y
sus condiciones sociales?

¿Qué siniestro ha ocurrido en los EEUU
donde desde enero de 2009 el número de estadounidenses que
necesitan cupones de comidas se ha disparado desde los 32
millones hasta los 43 millones?

¿Qué acontecimiento trágico ha
ocurrido en el Reino Unido para que el poder adquisitivo de los
británicos acabara en 2011 en niveles de 2005, un
estancamiento tal que hay que irse 80 años atrás en
el país anglosajón para ver algo
similar?

En el "Manifiesto de economistas aterrados", escrito en
2011 en Francia por cuatro economistas galos Philippe
Askenazy, Thomas Coutrot, André
Orléan y Henri Sterdyniak-, lanzado en
España en abril de 2011 y al que se han adherido ya
más de tres mil doscientos colegas (a enero de 2012), se
denuncian las diez falsas evidencias que "se invocan para
justificar las políticas que actualmente se llevan a cabo
en Europa". El análisis de estos economistas, aunque
formulado con aliento socialdemócrata, conecta con una
percepción que tiende a generalizarse. Porque constatan
que, pese a la crisis, "no se han puesto de ninguna manera en
cuestión los fundamentos del poder de las finanzas", por
lo que esta recesión requiere "la refundación del
pensamiento económico".

Para los "aterrados" expertos son falsas las siguientes
evidencias: 1) la de que los mercados financieros sean
eficientes; 2) la de que los mercados financieros favorezcan el
crecimiento económico; 3) la de que los mercados son
buenos jueces de la solvencia de los Estados; 4) la de que el
alza excesiva de la deuda pública es consecuencia de un
exceso de gasto; 5) la de que hay que reducir los gastos para
reducir la deuda pública; 6) la de que la deuda
pública transfiere el precio de nuestros excesos a
nuestros nietos; 7) la de que hay que tranquilizar a los mercados
financieros para poder financiar la deuda pública; 8) la
de que la Unión Europea defiende el modelo social europeo;
9) la de que el euro es un escudo contra la crisis, y 10) la de
que la crisis griega ha permitido por fin avanzar hacia un
gobierno económico y una verdadera solidaridad
europea.

Obviamente, no todas "las falsas evidencias" de los
"economista aterrados" son por igual convincentes, pero lo es el
predominio que ellos denuncian: la política neoliberal
como única opción que viene impuesta desde los
mismos centros de decisión en los que se gestó la
crisis. No se trata de un problema ideológico sino
empírico: el ajuste infinito nos lleva a una
recesión de profundidad incalculable.

"Los economistas esperan que, cerca de una cuarta
parte de los 8,4 millones de empleos que fueron eliminados desde
el inicio de la recesión en Estados Unidos, no
volverán a ser creados y a la larga, estos deberán
ser reemplazados por otros tipos de trabajo en sectores en
crecimiento, según la última encuesta de The Wall
Street Journal"…
Según economistas, muchos empleos
en EEUU no volverán a ser creados (The Wall Street Journal
11/2/10)

¿Nuevos paradigmas? Un modelo insostenible (el
daño autoinfligido): tenemos que continuar corriendo, como
ardillas enjauladas. ¿Por cuánto tiempo? Mientras
podamos…

Manifiesto de un economista "defraudado"
(además de "aterrado"): no se puede justificar lo
injustificable
(escrito a principios de 2012)

No es cierto que los pobres sean los culpables de la
crisis (créditos subprime).

No es cierto que las reformas estructurales se deben
limitar al sector trabajo.

No es cierto que para mejorar la competitividad los
trabajadores deban aceptar contratos basura y despido
libre.

No es cierto que para resolver el problema del
déficit público haya que limitar el gasto en
sanidad, educación, pensiones y otros gastos
sociales.

No es cierto que el problema de la deuda en la eurozona
sea más grave que en los Estados Unidos o en el Reino
Unido.

No es cierto que no se puedan restablecer el crecimiento
en el corto plazo y, al mismo tiempo, abordar los problemas de la
deuda en el mediano y largo plazo, como respuesta válida a
la crisis.

No es cierto que los países que manejan su
política monetaria necesiten del mercado para financiar su
deuda.

No es cierto que el poder lo tenga el "mercado". En los
países soberanos el poder lo tiene el Estado a
través de su banco central y Ministerio de Hacienda. Nunca
el "mercado".

No es cierto que (únicamente) con "rigor fiscal"
se sale de la crisis. Es mucho lo que está en juego. Sin
una acción audaz, Europa (me animaría a decir que
EEUU también) podría verse arrastrada a una espiral
bajista de deterioro de la confianza, de estancamiento del
crecimiento y de menor empleo. Y ninguna región
quedaría inmune ante semejante
catástrofe.

Es aritméticamente imposible que todos los
países en la eurozona se escapen simultáneamente de
la crisis de la deuda a base de deflación. ¿Vamos a
morir juntos?

Coda: puede pasar lo peor o lo mejor (viejas y
queridas causas perdidas)

Estos "relatos" (de cabotaje), representan una manera
"solidaria" de iniciar las "Conclusiones" sobre las
"Economías Fallidas". Se trata de resaltar el poder
del dinero frente a la fuerza de la verdad. Denunciar que reinan
los principales por encima de los principios. Afirmar que la
economía (y la justicia) queda(n) huérfana(s) de
esperanza.

Las mías son "advertencias", no "predicciones".
Puedo estar equivocado (probablemente), pero no soy "interesado"
(cómplice), ni "pluma mercenaria" (lacayo), con absoluta
seguridad. A partir de esta confesión, ustedes
mismos.

Una crisis camaleónica

Entre los factores que impulsaron esta crisis figuran
una política monetaria expansiva que propició un
aumento del endeudamiento, ya que los costes de las obligaciones
financieras eran muy reducidos y la abundante liquidez hizo que
los tipos de interés fueran inferiores a la
inflación, con lo que los incentivos para ahorrar en vez
de consumir eran menores. Una errónea evaluación
del riesgo por parte de las agencias de rating y de una falta de
regulación externa por parte de la Fed, y sobre todo por
un exceso de avaricia por parte de los responsables de las
entidades financieras.

El detonante fue la elevada morosidad de las hipotecas
subprime desarrolladas a raíz del boom inmobiliario en
EEUU y que se concedieron sin ningún control a clientes
apodados como ninjas, personas sin renta, sin trabajo y sin
activos (no income, no job, no assets). La pregunta es:
¿por qué los bancos concedieron créditos a
gente que seguramente no podría pagar? Para seguir
alimentando la máquina del dinero. El fin no era la
concesión de créditos de vivienda en sí
mismos, sino el deseo de otorgarlos para posteriormente emitir
títulos respaldados por esos préstamos
hipotecarios. Cuantas más hipotecas daban, más
títulos podían emitir y mayor altura tomaban los
precios de la vivienda, con el consiguiente efecto riqueza sobre
la economía real. Sin embargo esto sólo se
podía sostener si el boom inmobiliario duraba
indefinidamente, pero ninguna burbuja es eterna. Y ésta se
desinfló el primer trimestre de 2007, cuando por la
saturación del mercado cayeron los precios de la vivienda.
Ante esta situación, algunos propietarios con bajo nivel
de renta, al ver que el valor de la vivienda quedaba por debajo
del valor hipotecado empezaron a no pagar los préstamos y
a devolverles las llaves de las casas al banco. De este modo
nacieron los activos tóxicos, en el sentido de que el
valor subyacente de las titulizaciones de las hipotecas era mucho
menor al de los bonos emitidos.

Pero, el principal problema vino a la hora de asumir e
identificar el riesgo de los activos. Ya que, estas hipotecas una
vez concedidas en títulos transferibles, se vendieron por
todo el mundo. Quienes las contrataban en EEUU eran agentes a
comisión, que cobraban en función del número
de hipotecas colocadas. Los ejecutivos de estas empresas no se
veían afectados por el creciente riesgo que el sistema
financiero asumía. Su trabajo consistía en vender
hipotecas y sólo de ello dependía su sueldo. Por
otra parte, los bancos a través de la titulización
-convertir activos, generalmente préstamos en valores
negociables en el mercado- tampoco fueron conscientes del riesgo
ya que diseñaron unos instrumentos financieros llamados
CDO (Collaterised Debt Obligations) con los que las entidades
sacaban de sus balances activos provenientes de su negocio
hipotecario, sustituyéndolos por dinero nuevo. En una
operación opaca que hacía difícil saber
quién era el tenedor final de ese título.
Así, cuando estalló la crisis los mercados de
capitales se secaron. Los bancos no sabían quiénes
estaban contaminados con estas emisiones, ni en qué
cuantía por lo que no prestaban dinero a nadie.

Como consecuencia de esta restricción del
crédito muchos proyectos de inversión se cancelaron
provocando pérdidas empresariales, caída del
crecimiento económico y destrucción del empleo.
Tenemos así cómo, en un tiempo récord una
crisis en el sector hipotecario estadounidense se transforma en
una crisis financiera y posteriormente en una crisis
económica global.

Ahora la deuda es el problema

Ante esta tesitura, los Estados intervinieron a
través de estímulos fiscales y dando soporte de
liquidez y apoyo a los bancos. Tanto en EEUU como en Europa el
riesgo de quiebra del sistema financiero propició una
rápida y desorganizada ayuda a los bancos, mientras que
las respuestas en política fiscal y monetaria fueron
más coordinadas. En Asia la respuesta fue más
tradicional y, prioritariamente, se centró en expandir el
crédito y dar estímulos en ciertos
sectores.

Este esfuerzo que tuvieron que realizar algunas
economías para evitar el colapso de su sistema financiero
-nacionalizando incluso entidades bancarias-, y desatascar la
congestión de su sector productivo hizo que los niveles de
endeudamiento de estos países se incrementaran
notablemente y en un breve periodo de tiempo. Todo ello, unido a
un crecimiento prácticamente nulo de su PIB, hizo que en
los mercados financieros, comenzara a cuajar la idea de que
algunos países podrían no ser capaces de hacer
frente a su endeudamiento.

Un temor que cobró forma cuando, en octubre de
2009, el nuevo gobierno griego indicó que se había
disimulado el verdadero tamaño de su deuda desde
hacía casi una década, los problemas se dispararon
en los meses posteriores, hasta que en abril de 2010 Atenas
pidió el rescate y el 8 de mayo, se concedió una
línea de crédito de 110.000 millones de euros para
rescatar a Grecia (80.000 por parte de la UE y 30.000 del FMI),
quien ahora (noviembre 2011) está pendiente de un segundo
rescate. No fue la única, el 22 de noviembre de 2010 le
siguió Irlanda, que percibió una ayuda de 67.500
millones de euros; y el 6 de abril del año 2011 Portugal
claudicó y se le destinó un fondo de ayuda por
valor de 78.000 millones. Ahora España e Italia
están en el punto de mira al ubicar su prima de riesgo por
encima de los 400 puntos básicos. Un nivel a partir del
cual la intervención se realizó en los anteriores
países.

También al otro lado del Atlántico, han
tenido su particular vía crucis con la deuda.
Demócratas y republicanos tras una ardua
negociación alcanzaron un acuerdo para elevar el techo de
endeudamiento de la economía estadounidense -que se
establecía como límite en los 14,29 billones de
dólares- , un acuerdo que se alcanzó in extremis el
2 de agosto de 2011 para evitar que la primera potencia
económica entrara en quiebra.

Bajo los términos de lo pactado, la
autorización de endeudamiento subió de inmediato en
900.000 millones de dólares, y se añadirán
otros 1.5 billones para el año 2012. A cambio se
aplicarán de inmediato recortes de casi un billón
de dólares, mientras un comité bipartidista tiene
de plazo hasta fin del año 2011 para buscar una
reducción del déficit federal en otros… 2
billones de dólares (hasta el 22/11/11, no lo han
logrado).

Pero los "fallos" de la economía venían de
antes

El factor evidente que precipitó la crisis fue la
imprudencia imperdonable del sector financiero, sumada a la
insensatez de una desregulación que le dio rienda suelta.
La herencia que nos dejó (capacidad excedente en el sector
inmobiliario y hogares demasiado endeudados) dificulta
todavía más la recuperación.

Pero la economía se encontraba muy mal ya antes
de la crisis, y la burbuja inmobiliaria no hizo más que
ocultar sus debilidades. Si no hubiera estado la burbuja para
estimular el consumo, se habría producido una enorme
escasez de demanda agregada. Lo que ocurrió en cambio fue
que la tasa de ahorro personal se redujo a apenas el 1%, mientras
el 80% de los estadounidenses menos pudientes gastaban cada
año aproximadamente el 110% de sus ingresos. Incluso si el
sector financiero se recuperara completamente y estos
estadounidenses pródigos no hubieran aprendido nada sobre
la importancia del ahorro, su consumo no superaría el 100%
de sus ingresos.

En alguna medida Estados Unidos y el mundo fueron
víctimas de su propio éxito. El acelerado aumento
de la productividad en el sector industrial superó el
crecimiento de la demanda, lo que supuso una reducción del
nivel de empleo en ese sector. Esto implicaba un desplazamiento
de mano de obra al sector de servicios.

La necesidad que tienen los Estados Unidos y Europa de
retirar mano de obra del sector industrial se agrava por el
cambio de las ventajas comparativas: además de que hay un
límite global para la cantidad de empleos fabriles, una
proporción mayor de esos puestos de trabajo se irá
a otros países.

Mientras tanto, la globalización fue uno de los
factores (aunque no el único) que contribuyeron a que
surgiera el siguiente problema clave: el aumento de la
desigualdad. Como una parte de los ingresos se trasladó de
personas que los gastan a personas que no los gastan, la demanda
agregada se redujo. Asimismo, el enorme encarecimiento de la
energía derivó poder adquisitivo de los Estados
Unidos y Europa a los países productores de
petróleo, que al darse cuenta de la volatilidad de sus
precios, eligieron acertadamente ahorrar gran parte de esta
renta.

Las protestas durante el año 2011 por todo el
mundo han expresado la preocupación de la clase media y
trabajadora ante su futuro económico, el aumento de la
desigualdad de los salarios y la riqueza, y la
concentración de poder por la élite.

El argumento de que el 99% de la población se
hunde, mientras que el 1% prospera, tal vez simplifique una
realidad compleja, pero suena certero; el capitalismo no regulado
y la globalización no han beneficiado a todos, y entre sus
consecuencias adversas se incluyen las pérdidas masivas de
empleo, un crecimiento salarial mediocre y un aumento de las
desigualdades.

La desigualdad alimenta la inestabilidad
sociopolítica y reduce el crecimiento económico.
También conlleva la ausencia de demanda agregada que
debilita el crecimiento porque redistribuye las rentas de los
actores con mayor propensión marginal a gastar a los
actores con mayor propensión a ahorrar.

Los levantamientos y las revueltas árabes, los
últimos disturbios en Inglaterra y las protestas
anteriores en ese mismo país contra los recortes de
pensiones y la subida de las tasas académicas, las
protestas de la clase media israelí contra el alto precio
de la vivienda y la presión de una inflación alta,
la preocupación de los estudiantes chilenos sobre la
educación y el empleo, el vandalismo de coches caros de
los peces gordos alemanes, las manifestaciones griegas contra la
austeridad fiscal. Aunque no todas compartan un mismo lema,
expresan (de formas diferentes) la preocupación de la
clase media y trabajadora sobre su futuro económico, los
problemas de acceso a las oportunidades económicas y la
concentración de poder por las élites
económicas, financieras y políticas.

De Obama 1.0 a Obama 2.0 ("Lo mejor está por
llegar") (escrito a finales de 2012)

¿Cómo deja el país el presidente de
EEUU (Obama 1.0) al reelegido presidente de EEUU (Obama 2.0)? El
paro, la deuda, el PIB,…, todo ha empeorado.

Cuando Barack Obama ganó las elecciones
presidenciales encarnaba la promesa de un cambio radical. Es
más, su lema repetido una y mil veces decía "Yes,
we can" (sí, podemos). Cuatro años más
tarde, poco ha cambiado o más bien ha
empeorado.

Hoy por hoy, los datos no reflejan ningún
síntoma de mejora y la crisis económica lejos de
estar resuelta muestra la incapacidad de gestión del
presidente estadounidense.

El paro es quizá el punto más débil
de la legislatura del Obama. El nivel de desempleo en octubre
(2012) fue del 7,9 % con más de 12 millones de parados. En
enero de 2009, la tasa era incluso menor, del 7,8%.

El panorama laboral llegó a ser más
dramático hasta septiembre (2012) cuando acumuló 43
semanas por encima del 8%. Lejos queda aquel 2008 cuando Obama
prometió crear 12 millones de empleos si llegaba a la Casa
Blanca. Cuatro años después, no lo cumplió
por 7,8 millones.

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Crecimiento insuficiente

En términos de crecimiento, la actividad en EEUU
aumentó un 2% del PIB en el tercer trimestre del
año 2012. Sería un dato aceptable si no fuera
porque crecía el doble a finales de 2011. Además,
el porcentaje dista bastante del 4,3% proyectado por la Casa
Blanca al aprobar el sonado paquete de estímulo de 831.000
millones de dólares.

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A pesar de la inyección millonaria a costa del
contribuyente estadounidense, Obama no fue capaz de resucitar una
economía y lo único que provocó fue un
incremento del endeudamiento del país.

A consecuencia de estas medidas, la deuda nacional
supera a noviembre de 2012 los 16 billones de dólares,
algo más de lo que genera la economía en un
año. Se estima en 1,13 billones de dólares el
déficit del último año fiscal. Obama ha
aumentado el endeudamiento más que los 41 primeros
presidentes de EEUU juntos.

Estas cifras además ponen de manifiesto la
complicada escena que puede darse a finales del año 2012 o
principios de 2013. EEUU debe afrontar el agotamiento del techo
de endeudamiento del Tesoro, establecido en los 16,4 billones de
dólares y que puede llegar a consumirse a corto
plazo.

"En realidad, estamos hablando de lo siguiente:
¿vamos a demorar cuatro o cinco años en salir del
atolladero? ¿O va a demorar 10 o 12 años?", se
pregunta el profesor de economía y política
pública de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff. "No
hay nada que pueda sacarnos de esto en uno o dos años. Eso
sería un verdadero milagro. Pero una política
acertada puede acelerar el proceso".

Empleos y salarios

EEUU tiene un problema grave de desempleo. Alrededor de
3,6 millones de estadounidenses están desocupados desde
hace un año o más. Casi uno de cada cinco hombres
de entre 25 y 54 años no tiene trabajo. Las
políticas fiscal y monetaria deberían ser
calibradas para que la mayoría de estas personas regresen
a trabajar antes de que se vuelvan permanentemente ineptos para
un empleo.

Sin embargo, EEUU tenía un problema de sueldos
incluso antes de la recesión de 2007-2009. El hombre
promedio entre 25 y 65 años ganó US$ 40.081 en
2011, cerca de 16% menos que en 1999, en términos reales.
A las mujeres les fue un poco mejor, ya que ganaron US$ 30.061, o
4% más que en 1999.

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Un crecimiento económico más rápido
es una condición necesaria pero probablemente insuficiente
para que los salarios vuelvan a subir. Como han documentado los
economistas David Autor y Frank Levy del Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT), los empleos de
ingresos medios que pueden ser fácilmente automatizados o
trasladados al extranjero están desapareciendo, y con
ellos los sueldos de la clase media.

Ascenso social

Los próximos cuatro años serán
más productivos si comienzan con un reconocimiento de que
la brecha entre los ganadores y los perdedores en la
economía estadounidense se ha estado ampliando.
Detrás del cambio hay razones, incluidas las fuerzas del
mercado, el avance de la tecnología, la
globalización y las cambiantes costumbres sociales. La
distancia entre el penthouse y la planta baja se ha ampliado,
pero los escalones que permiten el ascenso, como la
educación, no han mejorado conmensurablemente.

La desigualdad proviene de decisiones
políticas

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15

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