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El erotismo y la frustración del sujeto femenino presente en la obra de María Luisa Bombal




Enviado por Marisa Guzmán Munita



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La
    autora y su obra
  4. La
    autora y la tradición literaria
  5. La
    última niebla
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

Del conjunto de propuestas estéticas que a
mediados del siglo XX configuran el canon literario chileno, la
narrativa de María Luisa Bombal representa una voz
femenina expone temáticas que en la sociedad patriarcal de
la época le estaban negadas a la mujer: el deseo por el
cuerpo masculino, la satisfacción sensual y la
manifestación del erotismo. El artículo aporta un
análisis de estas temáticas en la primera de sus
obras: La última niebla (1935). Se trata de un
estudio exploratorio que analiza la estructura, lenguaje y modos
de representación de la poética de esta autora,
respecto del sujeto femenino, el erotismo y la frustración
representada en la voz de sus personajes.

Palabras clave: Mujer – Erotismo –
Frustración – Sociedad patriarcal – La última
niebla

Introducción

Dentro de la elaboración del canon chileno del
siglo XX, la inclusión de María Luisa Bombal
constituye un reconocimiento a las voces femeninas que se
levantaron contra el imaginario moralizante y los patrones de
dominio del sistema patriarcal de la época, que
encasillaba a las mujeres a una posición de sometimiento e
invisibilización.

En este contexto, María Luisa Bombal se posiciona
como una de las grandes figuras que con su poética
interpela a la sociedad patriarcal, desde una mirada
crítica de la construcción cultural
hegemónica. La escritora, cuestiona temáticas y
problemáticas femeninas que eran silenciadas por la
sociedad en general, y que pese a ello, estaban presentes en la
existencia misma: el deseo por el cuerpo masculino, la
satisfacción sensual y la manifestación del
erotismo.

Si bien dentro de los géneros y discursos
literarios la narrativa de Bombal constituye una parte del todo,
con la publicación de La última niebla en
1935: "…se inicia una nueva concepción de la novela
chilena. El huaso y el roto, personajes prototípicos de la
narrativa mundonovista, encontraron, como contrapartida, la
complejidad del alma femenina que se debate en su obra" (Orozco
Vera 1989, 40).

El enigmático mundo onírico, el
subconsciente, la ambigüedad y el sugerente lirismo
expuestos por María Luisa Bombal, dan cuenta que nos
enfrentamos a una "nueva narrativa chilena"
(Ibíd.).

En la perspectiva de comprender la poética de
esta autora, el examen analítico y crítico de
fragmentos de la obra que conforma el corpus, buscan develar los
recursos literarios empleados por la autora para rebelarse contra
un sistema patriarcal que emplazaba la sujeción silenciosa
de la mujer a las instituciones y convenciones sociales que
articulaban el Chile de mediados del siglo pasado.

La consideración de los aportes de la Literatura
para comprender la realidad social y humana de un momento
histórico- cultural, nos lleva a reparar en lo que una
autora como María Luisa Bombal expone más
allá de lo dice: lo que no dice -y
particularmente- lo que se niega a decir en el texto,
por cuanto es lo que apela al lector haciéndolo pensar y
deliberar acerca de las temáticas que plantea.

Por lo anterior, examinar las emociones y el fluir de la
conciencia que orientan la voz femenina de esta autora, permite
guiar el análisis de la poética que enmarca su
rebelión a los cánones culturales impuestos, desde
los implícitos que contiene su obra.

Este análisis persigue recoger la voz de la
autora, más allá de lo que dice en la superficie,
en la expresión profunda de su sensibilidad crítica
al oponerse pertinazmente al deber ser femenino de la
época frente al matrimonio, la maternidad, la
relación con el marido, la expresión de su
sexualidad… tales son los motivos que aborda para expresar
la soledad e insatisfacción existencial que le provoca
enfrentar la frustración y desencanto frente a una
sociedad patriarcal que la agrede y violenta.

La expresión de los estados anímicos
más íntimos de la protagonista de la obra
analizada, producto de la constante marginación a la que
es objeto, nos lleva a plantear el siguiente
objetivo:

1.- Examinar críticamente fragmentos y citas para
develar la representación del erotismo y la
frustración del sujeto femenino histórico,
manifiesto en la obra de María Luisa Bombal.

Tal objetivo tributa a responder la siguiente
hipótesis:

El análisis de la estructura, lenguaje y modos de
representación de la poética de María Luisa
Bombal, permite rescatar la representación de erotismo y
frustración de los sujetos femeninos que
construye.

Se trata de un estudio que metodológicamente
asume un enfoque exploratorio, que se inicia con la
exposición de la vida y obra de la autora, para
posteriormente revisar fuentes críticas y presentar el
análisis de fragmentos de la obra seleccionada.
Finalmente, se contrasta el objetivo e hipótesis, para
presentan las principales conclusiones, proyecciones y
hallazgos.

La autora y su
obra

De acuerdo al registro de los anales históricos,
María Luisa Bombal nació en el Paseo Monterrey de
Viña del Mar (Chile), el 8 de junio de 1910. Hija de una
familia acomodada, se educó en el prestigioso colegio
Monjas Francesas. A los ocho años -y tras la muerte de su
padre- se trasladó a París, junto a su madre,
Blanca Anthes Precht, y sus hermanas, ciudad donde terminó
su educación escolar en el College Sainte Genevieve,
ingresando en 1928 a estudiar Letras en La Sorbonne..
Concluidos sus estudios universitarios, regresó a Chile
donde conoció a Eulogio Sánchez Errázuriz,
con quien inició una intensa relación amorosa que
la obsesionaría durante toda su juventud. Esta
obsesión da cuenta del temperamento apasionado de la
autora y su extrema sensibilidad, características que
marcaron su existencia y gran parte de su obra.

En 1933, tras una tormentosa separación de su
marido, partió a Buenos Aires invitada por su amigo y
cónsul Pablo Neruda. En esta ciudad, conoció a
José Luis Borges, Leopoldo Marechal, Victoria Ocampo y al
pintor Jorge Larco con quien casa, matrimonio que dura muy poco
por la muerte de éste. Con todo, María Luisa
participó del movimiento intelectual de la época,
reuniéndose con los escritores agrupados en torno a la
revista Sur.

Su carrera literaria se inicia en 1935 publicando,
La Última Niebla. Tres años después
lanzó La Amortajada, su novela más
importante. Posteriormente, regresó a Chile, trayendo
consigo los manuscritos de El árbol y Las
islas nuevas
.

En 1941, fue encarcelada tras intentar asesinar a su
primer marido, Eulogio Sánchez. Superado este incidente,
en 1944 se trasladó a Estados Unidos, donde pasó
los primeros meses en soledad, sumida en una profunda
adicción al alcohol. No obstante, vuelve a casarse, esta
vez con un noble francés dedicado a los negocios, Fal de
Saint Phalle, con quien tuvo una hija, a quien llamó
Brigitte, tal como la protagonista de su segunda
novela.

En 1946 publicó La historia de María
Griselda
y en 1960 La maja y el ruiseñor.
Luego del fallecimiento de su tercer marido en 1969,
partió a Buenos Aires donde permaneció hasta 1973,
año en que regresó a Chile, para quedarse de manera
definitiva. En este país, el agobio de una vida marcada
por las pérdidas y su impenitente adicción al
alcohol, quebrantaron su salud; muriendo el 6 de mayo de 1980, en
completa soledad.

Sólo resta señalar que si bien el talento
de esta autora fue reconocido por otros escritores como Juan
Rulfo y Carlos Fuentes, y por críticos como Ignacio
Valente y Alone, siendo incluso denominada "la princesa de las
escritoras chilenas", y pese a haber sido objeto de diversas
distinciones como el Premio Ricardo Latchan (1974), el
Premio Academia, de la Academia Chilena de la Lengua
(1976) y el premio Joaquín Edwards Bello (1978);
jamás le fue otorgado el Premio Nacional de
Literatura
, lo que revela su marginación de ciertos
espacios académicos.

La autora y la
tradición literaria

De acuerdo a Orozco Vera, el nombre de María
Luisa Bombal "…no sólo ha sido asociado a la
renovación de la novela en Chile, sino también a la
revolución general que experimentó la narrativa
hispanoamericana" (1989, 40).

Orlando Gómez Gil enmarca a esta autora dentro de
la corriente de la novela modernista y compara su talento con el
de novelistas como: "…Eduardo Mallea, Agustín
Yáñez, Alejo Carpentier, Miguel Ángel
Asturias, Manuel Rojas, Arturo Uslar Pietri y Ernesto
Sábato; autores que han contribuido a la narrativa
contemporánea introduciendo técnicas innovadoras"
(Ctdo. en Orozco Vera, Op. Cit 1989).

Goic 1973, señala que los escritores de la
Generación del 38" se caracterizan por desarrollar una
escritura en base al discurso social, lo que en el caso de
María Luisa Bombal va más allá, por cuanto
elabora una concepción de sociedad que rompe con los
cánones tradicionales, instalando a la mujer como el
centro de toda su obra, refiriendo desde una voz femenina, su
posición respecto a tales cánones.

Por lo anterior, la autora confronta el discurso
cultural hegemónico de la época de su
producción literaria, mediante la representación de
una voz femenina desafiante, que no cesa en expresar su espacio
íntimo y propios conflictos.

Estilísticamente, esta autora moviliza
técnicas vanguardistas: el monólogo interior, el
contrapunto témporo- espacial, la estructura abierta y la
ambigüedad.

Guerra-Cunningham 1978, señala que con esta
técnica, María Luisa Bombal "contribuye a desterrar
el criollismo en Chile […] junto a autoras como
María Carolina Geel y María Flora
Yáñez- dentro del período comprendido entre
1930-1953" (p.153). Etapa que destaca dentro de la literatura
chilena, por exhibir una narrativa que presenta las frustraciones
de la existencia femenina en una sociedad patriarcal que limitaba
su desarrollo vital.

Orozco Vera 1989, sostiene que los temas clave que
presenta María Luisa Bombal representan la
frustración que deviene: "…de la búsqueda
solitaria del amor, la fusión con el mundo natural y la
muerte" (p. 41).

En consecuencia, su narrativa se orienta a la
búsqueda de la identidad mediante la incesante
exploración de la profundidad de la mente humana, desde
una subjetividad lírica, vanguardista y surreal. En este
sentido, el erotismo, la descripción de los paisajes
naturales y la manera en que la protagonista se relaciona con el
entorno social, son temas fundamentales para la autora, tal como
exponemos los fragmentos que revisamos.

La última
niebla

"…se perdió de improviso en
el bosque,como si se lo hubiera tragado la niebla" (La
última niebla)

Se trata de una obra narrada en primera persona, donde
prima el flujo interior de la conciencia, recurso con el que la
autora va revelando personajes y circunstancias, al ritmo de su
emoción subjetiva y sensible.

Tiene por particularidad no revelar el nombre de la
protagonista –a lo más podríamos referirla
como "la esposa de Daniel"- lo que lleva a asumir que la
narradora de la historia es a la vez ese personaje
principal.

La seducción de lo erótico es clave en
esta obra, al describir la potencialidad activa de la mujer en
los márgenes del placer sexual, en este mundo interno que
señala como fundamental la conciencia femenina de su
sexualidad, Así da cuenta el reconocimiento de esta fuerza
vital de la protagonista, que encuentra en su sexualidad un
escape a su vida rutinaria. Como expone en un fragmento en el que
elucubra historias con un amante imaginado:

"Ardo en deseos de que me descubra cuanto antes su
mirada. La belleza de mi cuerpo ansía, por fin, su parte
de homenaje. Una vez desnuda, permanezco sentada al borde de la
cama. Él se aparta y me contempla. Bajo su atenta mirada,
hecho la cabeza hacia atrás y este ademán me llena
de íntimo bienestar. Anudo mis brazos tras la nuca, trenzo
y destrenzo las piernas y cada gesto me trae consigo un placer
intenso y completo, como si, por fin, tuvieran una razón
de ser mis brazos y mi cuello y mis piernas. ¡Aunque este
goce fuera la única finalidad del amor, me sentiría
ya bien recompensada!" (p. 12).

La obra traslapa realidad y ensueño, al referir
la existencia de una sujeto femenino presa de la rutina que le
imponía una vida vacía, en la que no se
sentía amada ni respetada. Así lo
expresa:

"-Mañana volveremos al campo. Pasado
mañana iré a oír misa al pueblo, con mi
suegra. Luego, durante el almuerzo, Daniel nos hablará de
los trabajos de la hacienda. En seguida visitaré el
invernáculo, la pajarera, el huerto. Antes de cenar,
dormitaré junto a la chimenea o leeré los
periódicos locales. Después de comer me
divertiré provocando pequeñas catástrofes
dentro del fuego, removiendo atinadamente las brasas. Alrededor
mío, un silencio indicará muy pronto que se ha
agotado todo tema de conversación y Daniel ajustará
ruidosamente las barras contra las puertas. Luego nos iremos a
dormir. Y pasado mañana será lo mismo, y dentro de
un año, y dentro de diez; y será lo mismo hasta que
la vejez me arrebate todo derecho a amar y a desear, y hasta que
mi cuerpo se marchite y mi cara se aje y tenga vergüenza de
mostrarme sin artificios a la luz del sol." (p. 9).

La continua presencia de la naturaleza en el relato (se
menciona la lluvia, el paisaje campestre, el viento de
otoño) expresa el estado anímico del sujeto
femenino que se configura en la protagonista,
permitiéndole: "…escapar de la realidad artificial
y cementada por el sistema patriarcal, además de
permitirle un encuentro con la esencia de lo femenino, una
esencia caracterizada por el misterio y la armonía que son
interrumpidas e incomprendidas por esta realidad cementada"
(Guerra-Cunningham 1978, 26).

Refiriendo la presencia de la naturaleza, Ignacio
Valente 1982, denomina Einfuhlung a"…la
proyección afectiva sobre lo inanimado, que se hace
más intensa en torno al elemento central de la naturaleza
y del espíritu: la niebla" (párr.4).

Es este elemento, el que confronta las fronteras del
ensueño y la realidad: "…presencia que confiere una
soledad sorda y a la vez un recogimiento íntimo y femenino
a las situaciones […] que contraría la luminosidad
de los designios humanos, sobre todo de los designios amorosos"
(Valente 1982, párr. 5).

En la protagonista, esta vida afectiva no realizada la
lleva a rebelarse remarcando esta característica como
elemento fundamental de la obra. Incluso considera la muerte como
la mejor opción declarando en reiteradas ocasiones
reflexiones en torno a ésta como salida a su
frustración: "No me siento capaz de huir. De huir,
¿cómo, adonde? La muerte me parece una aventura
más accesible que la huida. De morir, sí, me siento
capaz" (p.10).

Agosín 1983, sostiene que las imágenes
eróticas de La última niebla, están
penetradas por la sensibilidad poética de la escritora, lo
que ha sido resaltado por otros estudios críticos que
sostienen que el erotismo de Bombal no aparece como algo
idealizado, sino desde la vitalidad misma de su expresión,
como se aprecia en el siguiente fragmento:

"Entonces él se inclina sobre mí y rodamos
enlazados al hueco del lecho. Su cuerpo me cubre como una grande
ola hirviente, me acaricia, me quema, me penetra, me envuelve, me
arrastra desfallecida. A mi garganta sube algo así como un
sollozo, y no sé por qué empiezo a quejarme, y no
sé por qué me es dulce quejarme, y dulce a mi
cuerpo el cansancio infligido por la preciosa carga que pesa
entre mis muslos" (p. 12).

Si bien la presentación del sujeto femenino en
esta obra asume a las represiones sociales convencionales, la
autora logra exteriorizar su erotismo, al exponer los periplos de
su amorío con otro hombre que no es su esposo, empleando
para ello la ensoñación como recurso para encausar
la sensualidad y el deseo que por su condición femenina,
la sociedad patriarcal la conminaba a reprimir.

La última niebla, refleja la
sensibilidad femenina frente a la sexualidad. El deseo por el
cuerpo masculino y la satisfacción que éste puede
proveerle, son abordados en esta novela, irrumpiendo de esta
manera la autora, en un ámbito negado a la mujer, por el
solo hecho de serlo.

Sin embargo, esta frustración no sólo se
debe a una sexualidad insatisfecha, sino a las represiones
sociales que enmarcan el desamor que experimenta la protagonista
con su esposo Daniel, de quien no está enamorada, pero con
quien se casa por convención. En este sentido, resulta
notable este diálogo entre ella y Daniel:

"¿Para qué nos casamos? -Por casarnos-
respondo. Daniel deja escapar una pequeña risa.
¿Sabes que has tenido una gran suerte al casarte conmigo?
-Sí lo sé- replico cayéndome de
sueño. -¿Te hubiera gustado ser una solterona
arrugada. Que teje para los pobres de la hacienda? Me encojo de
hombros. -Ése es el porvenir que aguarda a tus
hermanas…" (p. 3).

La protagonista termina casada con un hombre al cual no
ama, lo que la sume en un profundo sentimiento de soledad, pese
de estar en compañía de otros. Esto la lleva a
explorar sensaciones con un amante en un ambiente de
ensoñación:

"Entonces él se inclina sobre mí y rodamos
enlazados al hueco del lecho. Su cuerpo me cubre como una grande
ola hirviente, me acaricia, me quema, me penetra, me envuelve, me
arrastra desfallecida. A mi garganta sube algo así como un
sollozo, y no sé por qué empiezo a quejarme, y no
sé por qué me es dulce quejarme, y dulce mi cuerpo
el cansancio infligido por la preciosa carga que pesa entre mis
muslos" (p. 21).

Con todo, el que finalmente la protagonista opte por
mantener la relación con su esposo Daniel, da cuenta del
peso de las convenciones sociales de una sociedad patriarcal, que
emplaza a la mujer a cumplir con el papel que la sociedad
establece: ser buena dueña de casa, actuar con
sumisión primero hacia el padre y luego al marido,
apuntando como destino unívoco para la mujer, mantener el
matrimonio y criar a los hijos. Así expresa la
resignación a su suerte:

"Lo sigo para llevar a cabo una infinidad de
pequeños menesteres; para cumplir con una infinidad de
frivolidades amenas; para llorar por costumbre y sonreír
por deber. Lo sigo para vivir correctamente, para morir
correctamente, algún día. (p. 30).

Este final refleja el único papel que la sociedad
asignaba a la mujer, la dependencia del matrimonio como
vía para validarse en la sociedad; sujeción sin la
cual perdía el poco derecho que ostentaba dentro de
ésta. De esta manera, la única salida que tiene la
protagonista para escapar del tedium vitae que le genera
la represión del sistema, es el profundo letargo de la
ensoñación, desde el cual interpela el
rígido código moral que la sociedad patriarcal
establece.

Conclusiones

El examen de fragmentos de La última
niebla
, sumado a la integración de citas de estudios
críticos sobre la autora, permitió responder al
objetivo planteado en este estudio.

En esta misma línea, el análisis aportado
permite verificar la hipótesis, a saber: "El
análisis de la estructura, lenguaje y modos de
representación de la poética de María Luisa
Bombal, permite rescatar la representación de erotismo y
frustración de los sujetos femeninos que
construye
".

Desde nuestra representación, la esencia de la
poética de esta autora se revela en una prosa que
representa el erotismo y la frustración del sujeto
femenino histórico, dando cuenta de su esencia vitalista y
existencial, respecto de la condición de la mujer frente a
las convenciones e instituciones sociales.

La obra revisada, más que entretener o ser una
experiencia estética, se constituye en un instrumento
abierto a los temas del mundo, que expresa la realidad
histórico- cultural del Chile de mediados del siglo XX,
desde la voz femenina.

María Luisa Bombal, plasma el sentir femenino
respecto de la tradición, la cultura, los saberes y
relatos que configuraron la conciencia del hombre en la sociedad
chilena y su idea de humanidad, desde una perspectiva que los
interpela.

La revisión de La última niebla,
nos llevó a descubrir que la literatura de género
no constituye una experiencia en relación a sí
misma, sino en relación al entorno social de los sujetos y
su momento histórico.

En el ámbito de la enseñanza de la
literatura en la escuela, la conciencia de este hallazgo, plantea
un enorme desafío: resignificar el rol de la literatura en
el aula, haciendo salir a los estudiantes de lo evidente y
concreto de las obras, para adentrarlos en el complejo mundo de
la abstracción e interpretación, paso esencial para
recuperar el desarrollo del pensamiento crítico y
creativo.

De esta manera, orientar al descubrimiento y
reflexión de los marcos sociales, políticos y
éticos que afectan a los autores y sus obras, favorece el
recorrido personal del lector, respecto del corpus, el canon y la
tradición literaria, lo que permite plausiblemente
sostener que facilitará dimensionar el sentido y belleza
con que la Literatura contribuyen a expresar una época,
recuperando así el sentido y significación de
ésta, para las generaciones actuales.

Bibliografía

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desterradas del paraíso, protagonistas en la obra de
María Luisa Bombal
. Senda Nueva: Nueva York,
1983.

Bombal, María Luisa. La
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 http://www.memoriachilena.cl/602/w3-printer-3597.html 

Dobrian Lucas, Susan. La
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. Revista Chilena de Literatura. Nº55
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Goic, Cedomil. Historia de la novela
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. Valparaíso, Ediciones
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Goic, Cedomil. La novela chilena: los
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. Santiago de Chile: Editorial
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Guerra-Cunningham, Lucía:
"Pasividad, ensoñación y existencia enajenada:
Hacia una caracterización de la novela femenina
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Revista Atenea. N° 438 (149-164),
1978

Orozco, María Jesús: La
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. CAUCE, Revista de Filología.
Nº12 (39-56), 1989.

Valente, Ignacio: María Luisa
Bombal: "La última Niebla".
Artes y Letras. El
Mercurio de Santiago, 18 abril 1982. Recuperado de la hemeroteca
de la Biblioteca Nacional el 12/10/2014.

 

 

Autor:

Marisa Guzmán
Munita

 

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