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Políticas del Emperador Augusto



  1. Introducción
  2. Política y
    organización territorial
  3. El Concilium
    Principis
  4. Los Ecuestres
  5. Economía
  6. Construcción y la
    ciudad
  7. Cultura, Moral y
    familia
  8. Arte y
    Literatura
  9. Religión
  10. Bibliografía

Introducción

Augusto consideró que la organización y
ordenación administrativa de los territorios gobernados
era una tarea superior a la conquista militar. Esto lo refleja en
su famosa frase: "Alejandro no habría considerado que
poner orden al Imperio que había ganado era una tarea
más encomiable y grandiosa que ganarlo
". Durante los
más de 40 años que gobernó se enfocó
en aumentar el nivel cultural de Roma y en devolverle la moral y
las buenas costumbres a su pueblo, "la antigua usanza",
el cual estaba hundido en comportamientos innobles y poca moral.
Su amplia política de construcción y de impulso
económico le dieron un respiro a la población,
sobre todo a la agricultura, la cual, junto con la
economía en su conjunto, se encontraba estancada desde
hacía décadas. Su prudente gobierno impulsado por
su dote de estadista e innata habilidad política dieron
como resultado una era de prosperidad sin precedentes conocida
como la Pax Romana. 

Política y
organización territorial

Augusto puso un notable énfasis en la
administración del estado y para esto
reestructuraría, dándole en definitiva un nuevo
sentido, a varias instituciones republicanas que consideraba
obsoletas. Ciertamente no podía destruir la antigua
aristocracia, ya que las instituciones republicanas
todavía habitaban profundamente en el corazón los
ciudadanos, por esto mantuvo al Senado y al orden senatorial
aunque gradualmente lo iría modificando a su parecer
eliminando la reinante burocracia que lo
constituía.

Cambios en el Senado y las oficinas Republicanas:
En su política logró construir un edificio de
gobierno práctico para enfrentar las nuevas exigencias que
requería un Imperio tan amplio. Sin embargo, a pesar de
estas modificaciones Augusto trató de conservar cuanto
pudo las antiguas instituciones republicanas, o al menos
pretendió hacerlo, y junto con ellas a los cargos
individuales que la caracterizaban -Cónsules,
Pretores, Tribunos, etc
-. De estas instituciones y cargos
renovó en gran medida sus funciones, transformando al
Senado de un órgano ejecutivo a uno administrativo, y
adaptándolas además a la coexistencia de ejercer
bajo la tutela del Princeps. Podemos definir esta coexistencia,
en si, como el conjugar de la antigua Monarquía con las
magistraturas republicanas. Siendo, de aquí en más,
esta relación entre Princeps y senadores la que
constituiría el funcionamiento del Estado Romano. El
tiempo la probaría benéfica ya que logra otorgar
una solidez administrativa nunca antes vista al Imperio. Con los
poderes que adquirió como Tribuno y Censor procuró
tener control sobre el Senado, depurando a los miembros que le
resultasen incómodos. Una principal herramienta de este
mencionado control se basaba en el sistema de calificaciones
impuesto, que permitía, o no, el ingreso a este cuerpo.
Augusto concentraba los poderes republicanos en una persona, lo
que literalmente lo convertía en un Monarca, salvo que
esta Monarquía encubierta tenía una persona legal
totalmente justificada bajo las costumbres republicanas. Lo que,
e impulsado por sus partidarios, lo hacía verse como una
autoridad legal y no como a un Rey o a un Dictador. Gradualmente,
al igual que los Senadores, los Cónsules dejan de ser la
cabeza de gobierno y pasaron a ser entes administrativos. De esta
manera el estado contaría con el servicio de hombres de
primer orden que no hacían peligrar la autoridad del
monarca.

El gobierno de las provincias: Más
allá de los cambios que mencionamos el senado
continuó siendo el cuerpo principal de magistrados. Entre
las nuevas funciones de este se acrecentaron sus funciones
legislativas. El Senatus Consulta pasó a ser un
tribunal supremo con funciones judiciales. Más allá
de tener el Imperium Maius, o sea un poder proconsular de mayor
peso que el de los Procónsule, Augusto prefirió
mantener una buena relación dichos gobernadores. Si bien
presentó este respeto, las provincias fueron divididas en
dos tipos. Las Senatoriales confiadas a un gobernador sin mando
militar quien era nombrado por el Senado; y las Imperiales que
eran gobernadas por un legado del gobernador. De hecho Augusto
devolvería al gobierno gran cantidad de provincias que
anteriormente, durante el Triunvirato y la Guerra Civil,
habían quedado bajo su mando. Solamente se quedaría
para si el mando de Hispania, la Galia y Siria.

El Concilium
Principis

Otras adicciones importantes fueron algunas como la del
Concilium Principis. Augusto nunca se presentó a
discutir temas con el Senado sin antes estar preparado para esto,
uno de los mayores recursos de los que se valió fue de un
comité senatorial restringido que le servía a
manera de asesores. Al unirse con los Amici Principis,
se da el Concilium Principis la cual era una
institución totalmente imperial. Además de
éstos casi 20 Senadores consejeros, lograría
reunirse de un pequeño grupo de colaboradores que no eran
ni más ni menos que un orden ministerial de primer nivel.
Como, por ejemplo, Agripa que promovería las reformas
urbanísticas impulsando un desarrollo sin precedentes solo
rivalizado por el gobierno de César; o Mecenas quien
sería un promotor cultural tan importante apadrinando
escritores, escultores y demás artistas que su nombre
quedaría inmortalizado en la historia como benefactor del
arte y la cultura.

Los Ecuestres

Para contrarrestar el poder de la antigua aristocracia
Augusto impulsa un segundo orden aristocrático, el Orden
Ecuestre, los cuales estaban menos ligados a la tradición
y más a su persona. Estos hombres Además de ocupar
puestos en el Concilium Principis también llevarían
misiones muy delicadas, como el comando de la guarnición
de Roma, Praefectus Praetorio, el manejo de la provincia de
Egipto, Praefectus Aegipti. Entre sus tareas también
estarían las financieras, de su propio patrimonio y del
patrimonio estatal. Esta nueva aristocracia era en base al
mérito, un ecuestre llegaba a serlo primero habiendo
pasado por los mandos inferiores y duros del ejército,
como los Auxiliares.

Suetonio cuenta:Después de arreglar
en Roma las cosas de este modo pobló a Italia con
veintiocho colonias nuevas y contribuyó de muchas
maneras a su esplendor por medio de trabajos y rentas
públicas; la hizo igual en cierta manera a Roma en
derechos y dignidad, pues estableció en ella un
género de sufragio que los decuriones de las
colonias se encargaban de recoger en cada una de ellas
para la elección de los magistrados de la capital,
y que enviaban cerrados para los días de los
comicios. Con el fin de alentar por todas partes en las
familias el honor y la propagación, admitía
en el orden de caballeros a aquellos cuya petición
venía recomendada por su ciudad, y cuando
revistaba las secciones premiaba a aquellos plebeyos que
habían tenido hijos de uno y otro sexo, con mil
sestercios a cada uno.

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El Arapacis, este altar fue
construido en el año 9 ac celebrando la victoria
sobre Hispania y la Galia. Es símbolo de la Pax
Augusta y prosperidad del Imperio Romano en aquel
tiempo.

 

 Militar: Augusto
realizó cambios radicales en el ejército, uno de
los más amplios fue crear el primer ejército y
marina profesional de Roma, es decir, un ejército
permanente que se encargaría de la protección del
Imperio. Su gobierno no se caracterizó por campañas
prolongadas, sino por pequeñas campañas de ajuste
territorial y de manejo político, esto posiblemente se
daba ya que Augusto nunca fue un estratega supremo como su padre
adoptivo Julio César y constantemente debía relegar
el mando militar en generales de confianza.

Ejército: Este estaría compuesto
por una infantería pesada de 25 legiones de 5500 hombres
cada una, integradas por ciudadanos romanos en su totalidad;
más cuerpos auxiliares, cohortes de infantería
ligera y alas de caballería compuestas por no romanos, es
decir por peregrini. El profesionalismo y la experiencia
de estos ejércitos se pudo mantener con largos servicios
de voluntarios que una vez comprometidos a servir a Roma firmaban
un compromiso de vigencia, cuyo tiempo de duración
dependía del arma, 16 años para los pretorianos y
20 para las legiones y cohortes urbanas. El soldado cobraba una
soldada anual y un subsidio de jubilación -que
podía ser en tierra o dinero
para así
asegurar su vejez. El soldado que se encontraba en servicio
vivía acuartelado y no podía formar una familia
-aunque más adelante podrían hacerlo
"extraoficialmente
"-. Augusto se aseguró, al menos
simbólicamente, la lealtad de estos hombres
haciéndoles jurar obediencia solo al Emperador. Fue de
vital importancia en su política asegurarse el manejo
total del ejército, de hecho se ocupaba de detalles tan
mínimos como hasta de escoger personalmente ciertos
centuriones. Ya que Augusto no podía personalmente enviar
a sus tropas al campo de batalla se aseguró de escoger de
entre los senadores de alto rango tres de éstos que le
sean de confianza, a quienes utilizaría como sus
generales. Estos senadores, que a su vez servirían de
legados, los cuales eran los encargados de ordenar en nombre del
Emperador, y se ubicaban en las provincias donde las tropas
estarían acantonadas. Otra gran reforma que vio el
ejército de la mano de Augusto fue su emplazamiento. Para
evitar que estas tropas interfirieran en la política
interior de Roma, como frecuentemente habían visto ocurrir
líderes anteriores, la solución de Augusto fue
simple y eficiente, emplazando las legiones en las fronteras
conflictivas. Pero Augusto no podía arriesgar su poder a
grupos armados, por lo que mantuvo 3 cohortes en la ciudad de
Roma y 6 en las proximidades bajo su mando. De estas cohortes
nacería la Guardia Pretoriana, encargada de resguardar al
Emperador. Para proteger la ciudad del crimen instituyó
las cohortes vigili, un equivalente a nuestras fuerzas
policiacas actuales.Con respecto a la disciplina de sus hombres
fue severo y dio un gran hincapié en el mantenimiento del
orden y la subordinación de sus tropas.

Suetonio escribe:Cambió muchas cosas y
muchas otras estableció en la organización
militar, poniendo en vigor otras relegadas ya de tiempo al
olvido. Mantuvo con severidad la disciplina, y sólo
permitió a sus legados que fuesen a ver a sus
esposas en los meses de invierno, y aun esto con gran
dificultad. A un caballero romano, por haber amputado el
dedo pulgar a sus dos hijos para librarlos del servicio
militar, hízolo vender en subasta con todos sus
bienes; pero viendo que se apresuraban a comprarlo los
asentistas públicos, lo hizo adjudicar a un liberto
suyo, que tenía orden de llevarlo a los campos y
dejarle libre. Licenció ignominiosamente a toda la
décima legión, que sólo
obedecía murmurando; y a otras que con tono
imperioso pedían la licencia se la concedió,
aunque sin las recompensas prometidas a sus largos
servicios. Si alguna legión retrocedía, la
diezmaba, dándole sólo cebada por toda
comida. Castigó con la muerte como a simples
soldados a centuriones que abandonaron sus puestos. En
cuanto a los otros delitos, los castigaba con diferentes
penas infamantes, como permanecer en pie todo el día
delante de la tienda del general, o bien salir con
túnica y sin cinturón, llevando en la mano
una medida agraria o un puñado de
césped.

Marina: Luego de la decisiva batalla de Actium la
base marítima de la flota quedó ubicada en el Forum
Iulii, posteriormente se trasladaría a Miseno y
Rávena. Para fortalecer regiones estratégicas
claves, tanto en el suministro de granos, mercancías y de
importancia geopolítica como son el Mediterráneo y
las zonas amenazadas por los germanos. Augusto emplazaría
una escuadra en Alejandría para los primeros y otras en el
Rhin y el Danubio para los últimos. La flota del mar Negro
daría sus frutos al ejercer un papel central en la lucha
contra los germanos.  

Economía

Si bien muchos Emperadores romanos fueron pésimos
economistas, y Agusuto no fue la excepción al principio de
su carrera, podemos mencionar varios puntos sobresalientes en las
políticas económicas de este Emperador. En un
principio gravaría la agricultura con fuertes impuestos,
pero después sus políticas tomarían una
forma más definida que le devolverían el
carácter productivo a la economía romana. Esto se
lograría en parte con fuertes impulsos a la agricultura
que llegarían a manera de subsidios a los agricultores
responsables, los cuales se potenciarían con una mejora
circunstancial en la infraestructura. La reubicación de
tierras cultivables dadas a los veteranos ayudó a
incrementar la masa productiva, también con el mismo
objetivo donó pequeñas parcelas a los pobres que al
menos llenarían sus necesidades básicas. Se
abrieron nuevas minas y se crearon nuevos caminos junto a rutas
que agilizarían el traslado, además de mejorar y
re-adaptar los ya existentes; Además del combate de
vándalos en los caminos y piratas en las aguas que minaban
el libre transporte por el territorio romano. Para combatir la
pobreza Augusto se valería de vender trigo barato en los
graneros del estado y de iniciar una fuerte campaña de
construcción renovación de edificios y monumentos
que bajarían el nivel de desempleo y pobreza en gran
medida. Junto con la reorganización económica se
reformuló el tesoro, el fiscus, que
pasaría a ser un tesoro imperial mucho más
cuantioso y rico que el aerarium, el antiguo tesoro
estatal que era manejado por los senadores.
 

Construcción y la
ciudad

Augusto sería absolutamente sincero en sus
palabras: "He encontrado una ciudad de ladrillo y la he
dejado de mármol
". sería imposible enumerar la
cantidad de construcciones que realizó ayudado por los
consejos de Marco Agripa. Entre los más importantes
estarían la nueva casa de los senadores la Curia Romana,
los templos de Apolo y al Divinio Iulius -Julio César
divinizado en el naciente culto al Emperador
-, la
ampliación de acueductos, el embellecimiento de calles y
fachadas y los no acreditados Teatro de Pompeyo y el Teatro
Capitolino. Augusto comprometería a varios Senadores en la
contribución económica de tipo voluntario para
embellecer la ciudad y encargarse de su mantenimiento.
Dividiéndola en barrios denominados vici, un magistrado se
encargaría de su correcto funcionamiento y mantenimiento.
Tenía ciertamente la intención de convertir a Roma
en un modelo a seguir. Se encargaría de desglosar la gran
cantidad de tareas de los Ediles en distintos cuerpos menores
especializados en dicha tarea. Por ejemplo la función
policial es transferida al Praefectus Urbis; la
repartición del grano al Praefectus Annonae; la
Regulación religiosa pasaría al mismo Augusto. En
esta misma época perderían, Además, la
superintendencia del mantenimiento de templos y edificios; muchas
de sus obligaciones jurídicas serían transferidas
al Pretor. No obstante Augusto dotaría a los curules con
la tarea de apagar fuegos, dotándolos de un
ejército de 600 esclavos para dicha función; tarea
que no duraría un tiempo muy prolongado bajo control de
los Ediles curules ya que posteriormente sería tomada por
el Praefectus Vigilum. Incluso las tareas más
pequeñas, como el control y pavimentación de los
caminos serían derivadas a distintos curadores. Como por
ejemplo los Curatores Viarium se encargarían de
las rutas y caminos.

Dejemos que sea el mismo Augusto el selector de las
obras más importantes, en su
autobiografía:Construí la casa del Senado, y el
Chalcidicum que la acompaña y el templo de Apolo en el
Palatino con pórticos, el templo al Divino Julio, el
Lupercal, el pórtico en el Circo Flamino, al cual
permití ser renombrado con el nombre de Octavio, los
palcos estatales en el gran circo, el templo de Júpiter el
Sometedor y Júpiter el Dios del Trueno, el templo de
Quirinus, los templos de Minerva y la Reina Juno y Júpiter
el Libertador en el Aventino, el templo de los Lares en la cima
de la calle santa, el templo de los dioses de Penates en el
Velian y el templo de la Juventud, y el templo de la Gran Madre
en el Palatino. Reconstruí el Capitolio y el teatro de
Pompeyo, cada trabajo de un coste enorme, con ninguna
inscripción que mencionara mi nombre. Reconstruí
acueductos en muchos lugares que avían decaído con
los años, y doblé la capacidad del Acueducto
más importante. Completé el Foro Julius y la
basílica que el construyó entre el templo a Castor
y el templo a Saturno. trabajos empezados y casi terminados por
mi padre. Cuando la misma basílica se incendió
expandí sus cimientos y la recomencé bajo el nombre
de mis hijos, y, si yo muriera antes de su finalización,
ordené que fuera completada por mis herederos.
Cónsul por sexta vez, Reconstruí 32 templos a los
dioses en la ciudad bajo la autoridad del senado. Cónsul
por una séptima vez, Reconstruí la Vía
Flaminia a la ciudad de Ariminum y todos los puentes.
Construí el templo de Marte en tierras privadas y el Forum
de Augusto. Construí el teatro y el templo de Apolo en
tierras mayormente adquiridas por entes privados, bajo el nombre
de Macus Marcellus mi yerno.

Suetonio nos comenta:Dividió a Roma en
secciones y barrios, encargando la vigilancia de las secciones a
los magistrados anuales (ediles, tribunos, pretores), que la
lograban por suerte y la de los barrios a inspectores que
habitaban en ellos y que eran elegidos entre el pueblo.
Estableció rondas nocturnas para los incendios, y para
prevenir las inundaciones del Tíber hizo limpiar y
ensanchar su cauce, obstruido desde mucho tiempo por las ruinas y
estrechado por el derrumbamiento de edificios. Con objeto de
facilitar por todas partes el acceso a Roma, encargóse de
reparar la vía Flaminia hasta Rímini, y quiso que,
a imitación suya, todo ciudadano que hubiese recibido los
honores del triunfo, emplease en pavimentar un camino el dinero
que le pertenecía por su parte de botín.
Reconstruyó los edificios sagrados que la acción
del tiempo o los incendios habían destruido, y
adornólos como los otros con valiosísimos
presentes, llevando en una sola vez al santuario de
Júpiter Capitolino dieciséis mil libras de peso de
oro y cincuenta millones de sestercios en piedras preciosas y
perlas. Roma no era, en su aspecto, digna de la majestad del
Imperio y estaba sujeta, por otra parte, a inundaciones e
incendios. Él supo embellecerla de tal suerte, que con
razón pudo alabarse de dejarla de mármol
habiéndola recibido de ladrillos. También la
aseguró contra los peligros del porvenir, cuanto la
prudencia humana puede prever. Entre el gran número de
monumentos públicos cuya construcción se le debe,
se cuentan principalmente el Foro y el templo de Marte Vengador,
el de Apolo en el Palatium y el de Júpiter Tonante en el
Capitolio. Se construyó el Foro porque el creciente
número de litigantes y de los negocios lo exigían,
y resultaban insuficientes los dos primeros. Así, sin
esperar a que el templo de Marte estuviese concluido,
apresuróse a ordenar que se procediese especialmente en el
Foro nuevo, al juicio de las causas criminales y a la
elección de jueces. Por lo que toca al templo de Marte,
había hecho el voto durante la guerra Filipense,
emprendida para vengar a su padre. Decretó, en
consecuencia, que allí se reuniría el Senado para
deliberar acerca de las guerras y de los triunfos; que de
allí partirían los que marchasen con algún
mando a las provincias; y que allí irían,
finalmente, a depositar las insignias del triunfo los generales
victoriosos. El templo de Apolo, en el Palatium, se
construyó en la parte de su casa destruida por el rayo,
donde habían declarado los arúspices que el dios
pedia morada, añadiéndole pórticos y una
biblioteca latina y griega. En sus últimos años
convocaba a menudo el Senado e iba a él para reconocer las
decurias de los jueces. El templo de Júpiter Tonante fue
erigido por él en memoria de haber escapado de un peligro
durante una marcha nocturna; en una de sus expediciones contra
los cántabros, un rayo alcanzó, en efecto, su
litera, matando al esclavo que iba delante de él con una
antorcha en la mano. Hizo, además, ejecutar otros trabajos
bajo otro nombre que el suyo, por ejemplo, con los de sus nietos,
su esposa y su hermana; tales son el pórtico de Cayo y la
basílica de Lucio, los pórticos de Livia y de
Octavio, y el teatro de Marcelo. Frecuentemente exhortó
también a los principales ciudadanos a embellecer la
ciudad, cada cual según sus medios, o con monumentos
nuevos, o reparando y embelleciendo los antiguos; este solo deseo
fue causa de que se levantasen gran número de
construcciones. Marcio Filipo elevó el templo de
Hércules y Museos; L. Cornificio, el de Diana; Asinio
Polión, el vestíbulo del de la Libertad; Munacio
Plauco, el templo de Saturno; Cornelio Balbo, un teatro;
Stantilio Fauro, un anfiteatro, y, en fin, M. Agripa gran
número de magníficos edificios. mandó a sus
soldados limpiaran todos los canales abiertos por los
desbordamientos del Nilo y que el tiempo había cubierto de
limo. Para perpetuar en la memoria de los siglos la gloria del
triunfo de Actium, fundó cerca de esta ciudad la de
Nicópolis, estableciendo juegos quinquenales.
Amplió, asimismo, el antiguo templo de Apolo,
adornó con un trofeo naval el sitio donde tuvo su
campamento y lo consagró solemnemente a Neptuno y a
Marte.

Cultura, Moral y
familia

Augusto lucharía toda su vida por retornar a los
antiguos valores y herencia romanos. Mediante leyes, castigos y
recompensas trató de aumentar el índice de
nacimientos en Roma, premiando a las familias con tres o
más hijos y multando con impuestos a los célibes.
Esto se debía a que Augusto sentía una gran
preocupación por cómo se estaba dando la
situación de desapego a la tradición de la familia
entre los romanos, la utilización de medios
anticonceptivos y el infanticidio habían llegado a un
punto tal que la población romana natural había
comenzado a decrecer mientras las familias de peregrinis se
multiplicaban década tras década. Para poder
incrementar el valor de la institución matrimonial
comenzó utilizar los recursos que le permitían sus
poderes de Tribuno y de Censor haciendo que el estado se implique
en la protección de esta. Para incrementar la moral
también combatió la homosexualidad y la
prostitución penándolas duramente.

Arte y
Literatura

Culturalmente inició una edad dorada de la
literatura y las artes, la cual se conoce como El Siglo de
Augusto. Valoró y financió autores que
escribían sobre los valores romanos, esto lo hizo
convirtiéndose en el patrono de poetas, escultores,
arquitectos y demás artistas puramente romanos. Estos
autores en retorno a los favores debían adaptarse a sus
lineamientos y además favorecer su figura y la del
Principado, vemos en la Eneida de Virgilio un ejemplo de
esto:

"Deja ahora que tu mirada visionaria
observe En esta tu raza, éstos tus Romanos.Aquí
César, de la semilla gloriosa de Julio,Manténte
ascendiendo a un mundo de luzMantén, hasta lo
último, ése hombre, para esto es,Tan a menudo
contado a tus oídos atentos,César Augusto, de la
estirpe de JúpiterEl trajo una edad
dorada…"

Consideró a La Eneida de Virgilio, una de sus
obras más queridas, una herramienta fundamental para
aumentar el orgullo de la población a la herencia cultural
romana. Ovidio, Horacio, Virgilio, Tibulo, Livio, Propercio, y
demás autores de la era dorada de la literatura romana se
iniciaron bajo su protección. Generalmente sus hombres de
confianza dirigían estos círculos intelectuales,
como son Asinio Polión, Valerio Mesala, y un hombre que
representa de tal manera lo aquí expuesto que antes de
morir le daría significado a su nombre: Mecenas.Si bien
durante su reinado mantuvo una predilección por el
nacionalismo romano esto no le impidió aceptar la
magnanimidad del arte Helénico. Augusto demostraría
su gusto por el idealismo Griego en contadas ocasiones. Siendo el
mármol uno de sus medios predilectos llenaría Roma
de esculturas y monumentos de este material talladas en un claro
estilo Griego.  

Religión

Augusto favoreció ampliamente a los Dioses
romanos y fue hostil hacia las religiones orientales. Apolo fue
su Dios favorito y a quien en mayor medida le dedicaría
atención y beneficios. Bajo su gobierno se vieron
construidos, y reconstruidos, infinidad de templos, altares y
estatuas que acercaban los Dioses a toda la población.
Suetonio comenta:

"Incrementó el número y
la importancia de los sacerdotes, así como también
sus privilegios. En particular aquellos de las Vírgenes
Vestales. Por otra parte, hubo una ocasión en la que se
debía elegir una Vestal para ocupar el lugar de otra que
había fallecido, y muchos utilizaron todas sus influencias
para evitar enviar a sus hijas a correr la oportunidad de ser
seleccionadas. El (refiriéndose a
Augusto) solemnemente juró que si cualquiera de sus
nietas contara con la edad necesaria para ser elegible, el mismo
la hubiera propuesto"
 

Bibliografía

  • PETIT, EUGENE: TRATADO ELEMENTAL
    DE DERECHO ROMANO, Editora Dalis, 1998

  • http://www.imperivm.org/ (La mejor pagina de
    la historia del Imperio Romano)

 

Enviado por:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo
S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA
LIBERTAD DE INFORMACION"®

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Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR
SIEMPRE"®

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