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Riquezas en el subsuelo peruano y el crecimiento económico




Enviado por Ronald Alarcón Anco



    Introducción

    El presente ensayo se refiere al tema del régimen
    de división irracional de la propiedad que tiene nuestra
    nación, debido a todas las constituciones que hemos tenido,
    en las cuales señalaban y señalan que la propiedad de
    los recursos naturales son patrimonio de la nación y el
    Estado es soberano en su aprovechamiento, conforme señala en
    su artículo 66 de nuestra actual constitución, asimismo
    el actual Código Civil en el Perú, en su artículo
    954º establece que: "La propiedad del subsuelo no comprende
    los recursos naturales, los yacimientos y restos
    arqueológicos, ni otros bienes regidos por leyes
    especiales".

    La Defensoría del Pueblo registró en Enero
    2006, 75 conflictos sociales y en Enero 2015, 210, ello resulta
    alarmante, de sobremanera, pues el nivel de conflictividad
    prácticamente se ha triplicado. La causa de la mayoría
    de estos conflictos, tiene su origen en temas socio ambientales,
    pero en la raíz de estos, a mi parecer, se oculta un
    sentimiento de rechazo por el despojo de recursos naturales y
    tierra (propiedad del suelo y subsuelo), los cuales son factores
    fundamentales de la organización económica rural del
    país. Esta es la percepción de los comuneros rurales,
    de que el Estado, arbitrariamente los despoja de la propiedad de
    sus tierras, sin negociar adecuadamente las condiciones y sin
    haberles consultado sobre sus derechos e intereses. Condiciones
    referidas a la retribución por la explotación de los
    recursos que contienen sus tierras y del manejo sostenible y
    ambientalmente tolerable de los mismos, particularmente del agua.
    Si las personas poseedoras de la tierra, de manera individual o a
    través de sus organizaciones comunales hubieran participado
    en la negociación, asegurando beneficios y comprometiendo
    obligaciones, muy probablemente nada de esto estaría
    sucediendo, sin embargo no negociaron nada, por una sencilla
    razón: el Estado administra y dispone soberanamente, a
    nombre de la nación, de los recursos naturales y del
    subsuelo, con fines no siempre muy santos.

    La abundancia de conflictos sociales en el Perú,
    muchos tienen su origen en el sistema de propiedad y
    remontándonos en la historia podemos señalar que su
    origen está en la época de la conquista española,
    de estos territorios americanos. Es vital el conocer los
    verdaderos y profundos móviles que originan los conflictos
    sociales en nuestro país, ya que estos están frenando
    el ritmo de crecimiento económico, que habíamos
    alcanzado pocos años atrás. Estos conflictos pueden
    estar en dos estadios, unos latentes y otros manifiestos,
    teniendo cada uno de ellos sus propias
    particularidades.

    Para realizar este ensayo he volcado mi experiencia de
    haber sido oficial del Ejército del Perú, lo cual me
    permitió conocer realidades de nuestro ámbito rural,
    haber trabajado como Jefe del único Batallón de
    Inteligencia del Ejército (antes Servicio de Inteligencia
    del Ejército) lugar desde el cual se estudian y analizan los
    conflictos sociales a nivel nacional que puedan constituir una
    amenaza al régimen democrático, haber realizado una
    maestría en Gestión Pública en la Universidad
    ESAN, donde también se estudian estos conflictos sociales,
    haber realizado el Curso Superior de Inteligencia
    Estratégica en la Escuela Nacional de Inteligencia en la
    Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), donde obviamente
    se estudian estos conflictos y también con la experiencia
    adquirida de desempeñarme como docente de post grado del
    Curso Sistema Nacional de Bienes del Estado en la Universidad
    nacional Pedro Ruiz Gallo.

    DESARROLLO

    Antecedentes de la propiedad en
    el Perú

    Podríamos empezar este ensayo planteándonos la
    siguiente interrogante: ¿Cuál es la diferencia entre
    una persona que tiene en su subsuelo petróleo en Estados
    Unidos y una persona que encuentra petróleo en Perú? La
    respuesta es que la persona que encontró petróleo en su
    subsuelo en Estados Unidos es realmente muy afortunado y en el
    Perú es un desafortunado. En el Perú esto quiere decir
    que eres propietario de tu subsuelo cuando no encierra riquezas y
    cuando si existen riquezas estas son de propiedad del estado y
    este procede a confiscar la propiedad, no teniendo el
    propietario, sea persona natural o jurídica (comunidad
    campesina) ninguna retribución directa, tan solo una
    retribución indirecta a través de las regalías
    mineras administradas por el gobierno regional y local, resulta
    una tanto mejor que hace pocos años atrás, pero
    aún es limitado el acceso a los beneficios, como es el caso
    del afortunado propietario de los Estados Unidos.

    En épocas del Imperio de los Incas, las
    tierras eran distribuidas en tres clases: las tierras del Sol,
    las tierras del Inca y las tierras del pueblo o de los ayllus:
    Las Tierras del Sol: eran aquellas destinadas al sustento de los
    miembros del culto y para la obtención de ofrendas a los
    dioses en los días festivos. Las Tierras del Inca: eran
    aquellas destinadas al sostenimiento de la nobleza imperial y del
    ejército. Los excedentes de la producción de las
    tierras del Inca conformaban las reservas nacionales, con las que
    se atendía a la población en caso de desastres
    naturales o para el abastecimiento del ejército en casos de
    guerras. Las Tierras del Pueblo: no hay duda que en el reparto de
    la tierra se daba preferencia a la comunidad o al ayllu. Cada
    individuo recibía una parcela de tierra o tupu, es decir la
    superficie necesaria para el sostén de una familia de modo
    que nadie padeciera hambre ni penuria. Esta extensión
    podía variar de acuerdo a la mayor o menor fertilidad del
    suelo, el clima y la región. A un varón le
    correspondía un tupu y a cada mujer medio tupu. La
    diferencia radicaba en que el varón, por las tareas pesadas
    que cotidianamente realizaba, desplegaba mayor
    energía.

    La propiedad se fue predominantemente estatal,
    considerando las del Inca y del Sol como tales, pero hubo cierto
    vestigio de propiedad privada de grandes latifundios, que estaban
    en manos de ciertos nobles que pertenecían a las panacas
    incas y de algunos reyes de reinos sometidos al incanato. No hubo
    propiedad colectiva. El Ayllu no era dueño de la tierra, el
    Estado le concedía esta para que lo posea o usufructúe,
    pero se la podía quitar. Podemos deducir que las tierras del
    Imperio Inca distribuidas entre los ayllus pero sin derecho a
    propiedad, pueden ser el más remoto antecedente del problema
    de la propiedad en el Perú.

    Durante la colonia una de las grandes
    preocupaciones de los conquistadores españoles, fue la de
    poseer extensas tierras en el territorio conquistado para
    así obtener mayores ventajas económicas y un mayor
    prestigio social. Extensas propiedades que de no incluir dentro
    de ellas a una gran cantidad de mano de obra indígena que la
    trabajase carecían de valor. La tenencia de tierras en la
    época colonial quedó distribuida de la siguiente
    manera: Tierras realengas (pertenecientes al Rey, al
    Estado), Gran propiedad territorial como las Haciendas, mediana y
    pequeña propiedad pertenecientes a criollos, españoles
    y mestizos, propiedad indígena consistentes en pequeñas
    parcelas individuales, cuya producción agrícola y
    agropecuaria apenas alcanzaba para su auto subsistencia y el de
    su familia y propiedad indígena comunal, tierras que eran
    trabajadas colectivamente para poder obtener la producción y
    rentas necesarias para poder pagar el tributo. Esta
    tipología de propiedad aplicada en la colonia agravo la
    propiedad en el futuro Perú, debido a que no se asentaron en
    el ámbito rural escrituras públicas de propiedad y las
    delimitaciones correspondientes, manejándose esta
    situación de manera muy informal.

    Durante la vida republicana se continuó con
    el sistema colonial hasta el año 1969, en el cual el
    gobierno militar presidido por el General Velasco promulgó
    la ley de la reforma agraria, la cual expropio de sus tierras a
    los terratenientes para transferirlas a las Cooperativas de
    producción constituidas por los campesinos, siendo el
    resultado negativo de esta reforma ya que contrajo la
    producción agrícola del país y generó una
    política de irrespeto a la propiedad privada, pero
    sirvió como amortiguador a los reclamos sociales,
    constituyéndose en uno de los pilares de la derrota de los
    movimientos subversivos como Sendero Luminoso y el MRTA, ya que
    estas organizaciones no tenían nada importante que ofrecer
    al campesino, porque este ya era propietario de la
    tierra.

    Desde la década de 1930 se inicia en el Perú
    el reclamo de la propiedad de la tierra para los trabajadores,
    basados en ideologías marxistas y socialistas;
    acrecentándose con el paso de las décadas este anhelo
    de los más pobres y explotados del país, pasando
    aproximadamente 4 décadas para que un gobierno militar
    tomara semejante decisión de justicia social para unos y de
    injusticia para otros

    Los conflictos sociales en el
    Perú

    Estudios recientes del Programa de las Naciones Unidas
    para el Desarrollo (PNUD) han permitido conocer que Perú,
    Bolivia y Argentina  son los países con mayor
    incidencia de conflictos en América Latina (superior a los
    200) y sin embargo, en el caso de Perú, no son los más
    violentos y radicales. Asimismo han puesto en evidencia algunas
    características comunes en toda la región: la debilidad
    institucional del Estado, también con variantes, la
    desigualdad social, la fragmentación de los movimientos y
    protestas sociales, sus orígenes diversos que van hasta
    casos de protesta ante determinada normatividad como la
    denominada ley pulpin o ley de régimen laboral juvenil. En
    el caso del Perú, con una endeble institucionalidad estatal
    y con una precariedad orgánica de la mayoría de los
    partidos políticos, se han tenido protestas sociales en
    dispersas y divididas a lo largo del país, varias de corta
    duración y objetivos precisos; otras más sostenidas y
    de mayor aliento. Estas inicialmente obedecieron a problemas
    derivados de la gestión de los gobiernos locales; y
    posteriormente, la mayoría de conflictos se desencadenaron
    en torno a la mediana y gran minería. Lo cual se relaciona a
    la llegada de grandes inversiones (nacionales y extranjeras)
    atraídas por las nuevas reglas de juego establecidas en el
    país a partir de los años noventa y más tarde por
    el boom de los precios de los comodities.

    Además la conflictividad social del país
    incluye casos de la minería informal e ilegal, hoy uno de
    los conflictos más complejos y extendidos por todo el
    Perú; así como a la exploración y explotación
    de hidrocarburos, principalmente ubicados en la Amazonía,
    donde la incursión de las empresas en territorios donde
    habitan pueblos indígenas ha desatado una serie de tensiones
    sociales. Es también significativo el número de
    conflictos por demarcación territorial, entendibles en un
    país donde alrededor del 90% de sus distritos y provincias
    no tienen límites definidos después de casi 200
    años de vida republicana, y en donde muchos de ellos se han
    "reactivado" ante la presencia de industrias extractivas y
    problemas de larga data como el acceso a los recursos
    hídricos y a la distribución de las rentas derivadas de
    la minería. Todos ellos plantean demandas de distinto
    contenido y suponen desafíos que el Estado peruano debe
    afrontar a fin de garantizar la gobernabilidad democrática,
    los derechos ciudadanos, la inversión y el desarrollo
    inclusivo.

    La Defensoría del Pueblo lleva un registro y
    control estadístico de los conflictos sociales en el
    Perú desde el año 2004, sin embargo he preferido
    seleccionar a partir del tercer año, ósea el 2006
    debido a que en todo proceso existe una fase inicial de
    aprendizaje que puede distorsionar los análisis
    correspondientes, seguidamente mostrare un cuadro resumen de los
    informes de la Defensoría del Pueblo del 2006 a la
    fecha:

     

    AÑO

    CONFLICTOS MANIFIESTOS

    CONFLICTOS LATENTES

    CONFLICTOS RESUELTOS

    TOTAL

    ENERO-2006

    7

    66

    2

    75

    ENERO-2007

    14

    57

    26

    97

    ENERO-2008

    30

    53

    1

    84

    ENERO-2009

    150

    61

    211

    ENERO-2010

    170

    90

    260

    ENERO-2011

    161

    78

    239

    ENERO-2012

    153

    75

    228

    ENERO-2013

    158

    62

    220

    ENERO-2014

    169

    44

    213

    ENERO-2015

    159

    51

    210

    Las comunidades campesinas y nativas ante la
    legislación peruana que les reconoce ser dueños del
    suelo y no de las riquezas del subsuelo les resulta ilógico,
    abusivo y contra la propia naturaleza de la propiedad, agravado
    con la expropiación de su suelo y un pago indemnizatorio
    irrisorio normalmente después de varios años. Es en
    este sentido que se organizan y protestan en contra de las
    empresas privadas que pretenden invertir a través del estado
    en sus territorios, conociéndose además de los
    intereses de las autoridades nacionales, regionales y a veces
    hasta locales de hacer lobby por estas empresas con fines nada
    santos y luego muchos de estos salen a la luz, en casos donde se
    negocian corruptamente la futura explotación de estos
    recursos naturales.

    Además en muchos casos tienen cosechas pero no
    certificados de propiedad, tienen negocios pero no escrituras de
    constitución ni acciones que les permitan financiar sus
    empresas, que se mantienen en el mundo de la informalidad. El
    laureado economista peruano Hernando de Soto ya señalaba en
    su obra "El otro Sendero", publicada en 1986, que al Perú lo
    aquejaban tres problemas de informalidad principalmente como el
    Comercio Ambulatorio, el Transporte Informal y la Vivienda
    Informal, señalando tangencialmente el problema de la
    propiedad rural y haciendo hincapié en el problema de la
    vivienda urbana.

    El problema ambulatorio caótico de Lima fue
    solucionado en gran medida por el señor Alcalde de Lima
    Alberto Andrade en la década de los 90, reubicando a los
    ambulantes en grandes mercados apropiados denominados como polvos
    azules, polvos de Higuereta, polvos rosados, etc; y en lo
    referente al problema de la vivienda urbana el entonces
    presidente de la década de los 90 el Ingeniero Alberto
    Fujimori, con el asesoramiento del economista De Soto logra
    solucionar en gran medida este problema, quedando pendientes en
    la actualidad el problema del transporte caótico informal y
    el problema de la propiedad rural. Así como en su momento el
    problema latente por décadas de la propiedad agraria,
    llevó a que la reforma se realizara en forma poco
    técnica y bajo un régimen dictatorial, hoy en día
    es menester que se haga frente a la problemática de la
    propiedad rural limitativa y amputada, mediante un cambio en la
    legislación con el fin de impulsar el crecimiento
    económico y los pobladores rurales sientan que la justicia
    social los alcanza a ellos.

    Recomendaciones

    Mi propuesta radica en realizar un cambio del sistema de
    propiedad limitativo y mutilado, por un sistema de propiedad
    general que nos ayude a superar muchos de los conflictos sociales
    actuales, esto obliga a tener una concepción integral de
    propiedad, que solucione la dialéctica entre propiedad del
    suelo y del subsuelo desde un punto de vista limitativo y desde
    un punto de vista general. Para lo cual es necesario se modifique
    el artículo 66 de nuestra actual constitución y el
    artículo 954 de nuestro Código Civil, en el sentido de
    que se pueda solucionar estructuralmente el problema del alto
    índice de conflictos sociales y contribuir al aumento del
    crecimiento económico, requisito indispensable para mejorar
    nuestra situación de mejora social.

    Esta propuesta, surge a la luz del estudio de la
    problemática de propiedad y por las limitaciones impuestas
    por la normatividad constitucional y legal fundadas en el
    concepto mutilante de la propiedad del subsuelo, concepto que
    cada vez con mayor frecuencia se descubre en la raíz de la
    mayoría de los problema sociales existentes, pues estos se
    relacionan con el dominio del suelo y del subsuelo, de una u otra
    forma y sus consecuentes derechos para el aprovechamiento de los
    beneficios económicos que ellos generan.

    Asimismo pareciera que nos hubiéramos estancado en
    el tiempo y que estuviéramos sintiendo una parálisis,
    la cual no está permitiendo que ingresen nuevas y más
    inversiones para la explotación de recursos naturales,
    debido a la inacción del estado al respecto, pareciera
    más por intereses subalternos que por cuestión de
    incapacidad. Imaginemos por unos momentos que nuestros comuneros
    propietarios de suelos y de las riquezas que subyacen en los
    subsuelos pudieran disponer de estas riquezas, ofertándolas
    a grandes empresas privadas (lógicamente tendrían que
    pagar los impuestos correspondientes que se tendrían que
    normar), de seguro que serían los más interesados de
    que todos los proyectos mineros y de hidrocarburos pendientes y
    obstruidos, se realizarían de inmediato y todas las ONGs
    ambientalistas y en muchos casos antisistema no tendrían
    cabida en este nuevo escenario.

     

    Autor:

    Jaime Martin Murguía
    Marañón

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