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Una teoría de todo, de Ken Wilber (página 7)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

En El matrimonio entre el alma v los sentidos
he tratado de mostrar la existencia de una ciencia del
reino corporal (ordinario), de una ciencia del reino sutil
(sutil) y de una ciencia del reino causal (espíritu). Pero
el hecho es que también existe un arte del reino
corporal, un arte del reino sutil y un arte del reino espiritual,
y una moral del reino corporal, una moral del reino
mental y una moral del reino del espíritu. Así
pues, todos los niveles manifiestos del Gran Nido tienen
una dimensión "yo", una dimensión "nosotros" y una
dimensión "ello", es decir, todos los niveles tienen un
arte, una moral y una ciencia. De ahí se deriva que, aun
cuando extendamos la ciencia a los reinos más elevados,
sus métodos siguen siendo tan sólo "un tercio" de
la historia total, porque los niveles superiores también
tienen arte y moral que se atienen a sus particulares
metodologías (siguiendo sus propios y distintos criterios
de validez, a saber, la veracidad y la justicia,
respectivamente). Debemos, por tanto, tener bien presentes los
siguientes dos puntos: yo he sugerido que podemos extender
legítimamente la ciencia para que no sólo se ocupe
de los dominios del cuerpo o reino sensorimotor (empirismo
estrecho). sino también de la mente y del espíritu
(ciencias geist). Pero, aun en ese caso, no sólo
hay ciencias de los reinos más elevados, sino que
también hay artes y morales de los reinos más
elevados (o, dicho con más precisión, hay cuatro
cuadrantes de las olas más elevadas, cada una de las
cuales tiene metodología y criterios de validez
diferentes: la verdad, la veracidad, la justicia y el ajuste
funcional). Así pues, aunque utilice una acepción
amplia de la ciencia. yo nunca reduzco los reinos más
elevados a la ciencia, porque también existen un arte y
una moral de esos reinos y, como explico claramente, el arte y la
moral se atienen a metodologías distintas a la propiamente
científica. Algunos críticos han dicho que, al
expandir la ciencia hasta incluir los reinos más elevados,
yo estaba reduciendo éstos a aquélla.
Adviértase también que, en el texto, estoy
centrándome exclusivamente en lo individual. La ciencia
amplia también puede formar parte de la
investigación del cuadrante inferior-izquierdo y de sus
realidades. Pero. en lo que respecta a todos los dominios
interiores, la ciencia amplia es dialógica (y
translógira),
no meramente monológuica, y
ahí estamos en presencia de las ciencias amplias de la
fenomenología, la metodología de la
investigación cualitativa. las ciencias interpretativas.
etc. La ciencia estrecha, por su parte -ya sea individual (como,
por ejemplo, la física, la química o la
biología) o colectiva (como la teoría
sistémica, la teoría del caos y las teorías
de la complejidad)- es esencialmente monológuica,
ya que no investiga "yoes" ni "nosotros" sino "ellos".
Véanse los capítulos 1 y 2 de Los tres ojos de!
conocimiento (CW3), El ojo del Espíritu (CW7) y

muchas de las notas finales de Sexo, ecología,
espiritualidad (CW6).

16. Página 204.

Algunos críticos han atacado Ciencia y
religión
porque consideran que es una defensa de la
"filosofía perenne", a la que, dicho sea de paso,
aborrecen. Los relativistas pluralistas y los enfoques
espirituales fuertemente asentados en el meme verde (véase
introducción a CW7), por ejemplo, llevan tres
décadas atacando la noción de filosofía
perenne. Desde su punto de vista, no existen verdades universales
(excepto sus propia visión pluralista que reclama ser
universalmente válida para todas las culturas) y afirman
que la filosofía perenne, aun cuando exista, es
rígida y autoritaria (después de lo cual no dudan
en reemplazarla con su propia ideología autoritaria
políticamente correcta). A pesar de ello, sin embargo, yo
simpatizo con muchas de las críticas realizadas a la
filosofía perenne. Véanse, en este sentido, El
ojo del Espíritu (CW7), El matrimonio entre el alma y los
sentidos (CW8), Una visión integral de la
psicología (CW4), Diario (CW8), Sexo, ecología,
espiritualidad (CW6) y
las introducciones a CW2. CW3 y
CW4.

Cuando esos críticos me identifican con la
filosofía perenne, no parecen darse cuenta de que el
único ítem de la filosofía perenne que
realmente sostengo es la noción de reinos de ser y de
conocimiento, y de que sólo defiendo a capa y espada tres
de ellos: la materia, la mente y el espíritu (o reino
ordinario, reino sutil y reino causal)… aunque, en ocasiones,
los extienda hasta cinco (materia, cuerpo, mente, alma y
espíritu). Porque el hecho es que todas las grandes
culturas del homo sapiens han reconocido la existencia
de estos tres reinos fundamentales de la existencia (algo que
también evidencian los estados de vigilia, sueño y
sueño profundo). No creo, por tanto, en la universalidad
de otros aspectos de la versión tradicional de la
filosofía perenne (como los que sostienen, por ejemplo,
Frithjof Schuon, Ananda Coomaraswamy, Henry Corbin, Seyyed Nasr,
Huston Smith, Marco Pallis, René Guénon, etc.)
acerca de la inmutabilidad de los arquetipos, la
involución y la evolución como algo fijo y
predeterminado, la naturaleza estrictamente jerárquica
(que no holónica, es decir, cuadrática) de la
realidad, etc., y, en ese sentido, me he distanciado claramente
de esos teóricos. Aunque he sido un duro crítico de
la filosofía perenne, todavía creo que, en lo que
respecta a sus formas más sofisticadas, sigue siendo una
excelente fuente de sabiduría, aun cuando ciertamente
habría que desempolvarla. En mi opinión, una
auténtica TOE requiere de la adecuada combinación
entre lo mejor de la premodernidad, lo mejor de la modernidad y
lo mejor de la postmodernidad, el objetivo explícito, por
cierto, de Sexo, ecología, espiritualidad y de
todos los libros que he escrito posteriormente.

17. Desde cierto punto de vista, la religión
estrecha es simplemente la visión del mundo propia de
cualquier estadio del desarrollo. Así pues, existe una
religión púrpura, una religión roja, una
religión azul, una religión naranja, una
religión verde, etc. La religión estrecha trata de
proporcionar sentido y solaz al yo de cualquier nivel. (La
religión profunda, por el contrario, aspira a cambiar
completamente de nivel, transformando al yo -ya sea de modo
provisional o permanente- a los reinos psíquico, sutil,
causal o no-dual.) Ésta es también, además,
como he descrito en Un Dios sociable (CW3), la
diferencia existente entre la religión legítima y
la religión auténtica. La religión estrecha
es lo que queremos decir cuando afirmamos, por ejemplo, que
alguien cree "religiosamente" en algo. Por ello, en este sentido,
el contenido concreto de la creencia no tiene que ser
estrictamente religioso. sino que basta simplemente con creer
intensamente en ella. Es en este sentido que los seguidores de
Star Trek, por ejemplo, afirman que la lógica es
la religión de Spock. Así pues, cuando el yo se
identifica con un determinado nivel u ola del desarrollo, cree
religiosamente en la visión del mundo propia de ese nivel
y la defiende como si en ello le fuera la vida. Esta intensa
identificación, en cualquier nivel, genera la
religión "estrecha" característica de ese nivel, el
apego y la identificación emocional con la visión
del mundo propia de ese nivel que el yo necesariamente siente en
cada una de sus olas de desarrollo (hasta que finalmente se
desidentifica de ese nivel y avanza hasta el siguiente, que
también abraza religiosamente. Y este proceso prosigue a
menos que tenga lugar un estancamiento del desarrollo o uno se
desarrolle hasta los reinos del alma y del espíritu, en
donde descubrirá la espiritualidad profunda y el Yo
divino, en cuyo momento, la religión estrecha se
habrá convertido en una religión profunda). Veamos
ahora unos pocos ejemplos de la religión estrecha de cada
una de las olas de la existencia: la religión
púrpura incluye algunas formas de vudú y la
creencia en palabras que poseen un poder mágico. La
religión roja, por su parte, es una religión de
creencias míticas y arquetípicas que subrayan el
poder mágico de las figuras arquetípicas
(según las cuales, por ejemplo. Moisés
separó las aguas del mar Rojo, Cristo nació de una
virgen, Lao Tzu tenía ochocientos años de edad en
el momento en que nació. etc.). La religión azul es
la religión de la ley y el orden, una estructura
mítico-pertenencia que mantiene la cohesión del
grupo mediante la obediencia a un gran Orden o a un gran Otro; se
trata de una religión autoritaria y rígidamente
jerárquica que utiliza la culpa como forma de control
social (los diez mandamientos, las Analectas de Confucio, la
mayor parte del Corán, etc.), pero que sólo
extiende su abrazo a quienes aceptan las creencias míticas
(al tiem

po que condena a todos aquellos que no lo hagan). La
religión naranja es la religión del positivismo y
el materialismo científico. No olvidemos que sus
defensores creen en ella tan religiosamente como lo hace
cualquier fundamentalista y tienen sus propios inquisidores
escépticos que no dudan en atacar y ridiculizar cualquiera
de las visiones del mundo propias de los demás niveles.
(Recordemos, en este sentido, que Auguste Cocote -el padre de
positivismo científico moderno- llegó a proponer la
elección de un Papa del positivismo, un buen ejemplo de lo
que puede llegar a ser una religión estrecha en el nivel
egoico-racional. Se trata, repitámoslo una vez más,
de la "religión" de Spock.) Pero la religión
naranja también jalona el comienzo de la creencia en la
igualdad de derechos para todos los individuos,
independientemente de raza, color, credo o género. La
religión verde, por su parte, extiende la bondad y el
respeto subjetivo a todas las almas y muestra una exquisita
sensibilidad hacia todos los habitantes de la tierra (aunque se
muestra muy negativa -"el mal meme verde"- hacia quienes no
comparten su religión de lo políticamente
correcto). La religión propia del pensamiento de segundo
grado que subraya el holismo, la unidad cósmica y las
pautas universales (según Beck y Cowan, el pensamiento de
segundo grado cree que "la tierra es un organismo con una mente
colectiva"). Más allá todavía de la
creencia integral en la unidad cósmica, la
religión psíquica constituye una experiencia
real
de esa unidad cósmica (una especie de misticismo
natural). La religión sutil es una experiencia directa del
Fundamento divino de este orden cósmico (misticismo
teísta). Y la religión causal, por último,
constituye una experiencia directa de la naturaleza radicalmente
infinita e incualificable de ese Fundamento (misticismo sin
forma). Así pues, la religión estrecha se refiere
simplemente a las creencias, prácticas, costumbres,
experiencias y tradiciones que nos ayudan a traducir y abrazar la
visión del mundo propia de cualquier ola concreta;
mientras que la religión profunda tiene que ver con
aquellas prácticas, técnicas y tradiciones que nos
ayudan a transformamos hasta las olas transracionales y
transpersonales más elevadas (psíquica, sutil,
causal y no-dual o, dicho de otro modo, a despertar el alma y el
espíritu). Y estas prácticas de espiritualidad
profunda nos revelan realidades auténticas y nos conectan
con verdades genuinas. Estas prácticas de espiritualidad
profunda también son parcialmente conocidas como ciencias
contemplativas -o simplemente buena ciencia- porque no son meras
creencias, sino prácticas reales arraigadas en
instrucciones, evidencias experimentales y corroboración
por parte de los adecuadamente entrenados. Se trata de
prácticas públicas, repetibles y compartibles que
revelan realidades, es decir, verdades reales y no meros
significados culturales, estructuras de valor local, etc. Estas
olas superiores son tan verdaderas como la azul, la naranja o la
verde. Si usted cree que existe

evidencia sobre estas olas, lo mismo ocurre en el caso
de las olas transpersonales que afirman experimentar directamente
lo Divino.

18. Pero esto no significa que estén
saltándose estadios, porque decir que el mundo anterior a
la Ilustración se halla anclado, por ejemplo, en la ola
azul. sólo significa que el nivel promedio de la
conciencia estaba centrado en azul. Bien pudiera, por tanto,
haber individuos concretos que se hallaran por encima o por
debajo de esa ola y que, partiendo del pensamiento de segundo
grado o de la conciencia universal, evolucionaran hasta las olas
psíquicas, sutiles y causales. Pero la sociedad, en
general, no podía soportar las olas más elevadas y
su presencia fue muy escasa fuera de enclaves o comunidades
protegidas, viéndose fundamentalmente circunscrita a los
grandes chamanes, santos y sabios. Véase Una
visión integral de la psicología
para una
discusión más detallada acerca de este tema y para
acceder a un resumen de la gran cantidad de evidencia
intercultural disponible acerca de las olas más elevadas
del desarrollo.

19. En términos de la nota 17 podríamos
decir que, con la Ilustración, la religión estrecha
naranja del materialismo científico asumió una
actitud muy agresiva contra la religión estrecha azul de
la Iglesia.

20. Para una discusión en torno a la
espiritualidad postliberal, véanse El ojo del
Espíritu (CW7). El matrimonio entre el alma y los
sentidos
(CW8) y Boomeritis.

Capítulo 5. El mundo real

1. En El matrimonio entre el alma V los sentidos
y,
más concretamente, en Sexo, ecología,
espiritualidad y
en Breve historia de todas las
cosas
se explica el significado del término "mundo
chato", que yo utilizo en dos sentidos diferentes. 1)
Técnicamente, se trata de la creencia de que las
únicas realidades auténticamente reales son las
propias de la Mano Derecha y la consiguiente reducción de
todos los eventos de la Mano Izquierda a sus correlatos en la
Mano Derecha. 2) En otro sentido, el término "mundo chato"
se refiere a la creencia de la Mano Izquierda en un sólo
nivel de conciencia. Desde esta perspectiva, pues, los
conductistas -que sólo creen en la conducta que puede ser
observada de un modo objetivo- ejemplifican la primera
acepción del "mundo chato", mientras que el relativisismo
pluralista -que sólo reconoce los valores propios del meme
verde- constituyen un ejemplo de la segunda acepción del
término. El reduccionismo del mundo chato (en el primero
de los sentidos) admite dos grados diferentes el reduccionismo
sutil, que lo reduce todo al cuadrante inferior-derecho
(como hacen los sistemas de procesos dinámicos. las
teorías del caos y de la complejidad, la teoría
sistémica tradicional, la autopoyesis social, la
red-de-la-vida, etc.), y el reduccionismo burdo, que va
todavía un paso más allá y termina
reduciendo esos sistemas objetivos a átomos objetivos
(reduciendo todos los fenómenos a unidades
atomísticas del cuadrante superior-derecho). El
reduccionismo sutil es conocido también con los nombres de
holismo exterior u holismo chato (en contraste con el holismo
integral, que incurre tanto en el holismo interior como en el
holismo exterior). Ambos -tanto el reduccionismo burdo como el
reduccionismo sutil- creen que el mundo puede ser explicado en el
lenguaje en tercera persona del "ello" (es decir, ambos son
monológuicos, no dialóguicos ni
translóguicos). Digamos, a propósito de este punto,
que el "crimen cometido por la Ilustración" no consiste
tanto en el reduccionismo burdo como en el reduccionismo sutil.
Los filósofos de la Ilustración pensaban en
términos sistémicos, ellos fueron los primeros
grandes defensores del sistema de la Naturaleza y del
"gran orden interrelacionado" (Charles Taylor, Sources of the
Self,
véanse también los capítulos 12 y
13 de Sexo, ecología, espiritualidad).

2. La psicología conductista, el asociacionismo y
la epistemología adoptaron rápidamente la
visión de la mente como una tabula rasa porque,
entre otras muchas razones, prometía una "perfectibilidad
ilimitada" de los seres humanos mediante el uso de los distintos
tipos de ingeniería social objetiva. Se trata de una
visión que rechaza sumariamente de un plumazo todas las
diferencias, capacidades y estructuras innatas y considera que el
ser humano nace en un estado semejante a una masa de arcilla que
puede verse moldeada a gusto por las fuerzas y las instituciones
externas (conductismo, asociacionismo) hasta conseguir el estado
deseado. En su Observations on Man, publicado en 1749,
David Hartley presentó una nueva teoría
psicológica -el asociacionismo- que consideraba la mente
como un conjunto de sensaciones, una visión que encajaba
perfectamente con la epistemología empirista de Locke.
Berkeley y Hume y terminó dando origen a una nueva
teoría política: el liberalismo. James Mill y su
hijo John Stuart Mill abrazaron estas ideas por una razón
muy sencilla: «La principal doctrina psicológica de
mi padre -escribió John- sostenía que el
carácter del ser humano es modelado por las circunstancias
[causación objetiva] a través del principio
universal de asociación, con la consiguiente posibilidad
de una mejora sin fin de las condiciones morales e intelectuales
de la humanidad…». Y el logro de esta mejora
requería de una educación conductista que modelase
el interior en función de las condiciones externas o
-especialmente en las versiones posteriores- mediante el uso de
las distintas formas de ingeniería social. Por ello el
conductismo -por más burdo e incorrecto que fuera-
acabó convirtiéndose en la psicología
oficial de la Unión Soviética y sigue siendo la
psicología implícita de muchas formas de
liberalismo tradicional.

Como señala John Passmore en Cien años
de filosofía:
«En uno de sus primeros
discursos, [John Stuart] Mil] anunció que compartía
la creencia de su padre en la perfectibilidad, una fe que
siguió manifestando hasta sus últimos escritos. Tal
vez en ningún lugar expresó más abiertamente
su rechazo de las diferencias innatas como en The Subjection
of Women (1869),
donde defendía que "hasta las
diferencias más incuestionables" entre los sexos son tales
que "bien pudieran deberse a las circunstancias [causación
objetiva] sin que existiera. en realidad, la menor diferencia
entre las capacidades naturales [causación
subjetiva]"». Desde esta perspectiva, el ser humano es una
tabula rasa en la que siempre puede verterse desde el
exterior un mundo más perfecto, sin centrarse en la
modificación de las realidades internas. Así fue
como la doctrina de la tabula rasa acabó
convirtiéndose en la política social radical.
«Así pues, para Mill, el asociacionismo no es tan
sólo una hipótesis psicológica, sino el
presupuesto fundamental del radicalismo político.» Y
lo mismo podríamos decir con respecto al empirismo, que no
es sólo una epistemología, sino un proyecto de
acción social que sólo se basaba en la
causación objetiva (y en el consiguiente rechazo
implícito de la causación subjetiva), uno de los
principales motivos, por cierto, por los que se adoptó.
«De manera similar. el empirismo es bastante más que
un análisis epistemológico, porque no ser empirista
supone la adhesión implícita al establishment
y
el compromiso con doctrinas e instituciones supuestamente
"sagradas".» En opinión de Mill, «las
creencias ajenas al empirismo constituyen el fundamento
intelectual de las falsas doctrinas y de las malas
instituciones». Por ello el empirismo constituye la puerta
de entrada para el modelado de los seres humanos (y, por tanto.
de la "perfectibilidad", una de los proyectos fundamentales de la
ingeniería social).

Como luego veremos, esta actitud reflejaba un noble
empeño por pasar de las nociones etnocéntricas que
hablan de "diferencias" innatas (como, por ejemplo, que los
paganos nacen sin alma) tan frecuentemente excluyentes a una
moralidad mundicéntrica postconvencional libre de
prejuicios y sesgos (un intención que, por cierto,
comparto). Porque el hecho es que el establishment -que,
en la época de Mill, se centraba en las doctrinas
etnocéntricas mítico-pertenencia de la Iglesia (las
"instituciones sagradas")- requiere de una revisión
crítica, y el empirismo puede ayudarnos a llevarla a cabo
(porque cuestiona las demandas empíricas de la
religión estrecha). Por otra parte. sin embargo, la
psicología y la filosofía liberal, al negar la
realidad de los reinos, estadios y estados interiores y
reducirlos, en consecuencia, a meras improntas del mundo
sensorimotor, acabarían traicionando sus propios
objetivos. Porque su fidelidad al empirismo exclusivamente
sensorial y a la tabula rasa acabó convirtiendo a
los liberales en los primeros promotores de la visión del
mundo propia del materialismo científico, una
visión chata del universo que termina socavando -y, en
ocasiones, llega a desbaratar- cualquier posible crecimiento y
desarrollo de los dominios interiores. Si los seres humanos
poseen realmente una "perfectibilidad ilimitada", ésta no
yace exclusivamente en el desarrollo exterior, sino
también en la espiral del desarrollo interior. Como
veremos a lo largo de este capítulo, la tabula
rasa
liberal aspiraba noblemente a la conciencia moral
mundicéntrica, pero acabó equivocándose de
camino.

3. Éste es. precisamente, el motivo por el cual
las sociedades más "liberales" o más "permisivas",
son las que menos alientan el liberalismo. Porque el hecho es
que, cuando todas las actitudes se consideran iguales y no se
establece "ningún juicio" al respecto -es decir, cuando no
se "margina" ninguna-, caben todas las posturas, desde el
egocentrismo hasta el etnocentrismo. en cuyo momento la
existencia misma del liberalismo mundicéntrico se ve
profundamente amenazada. Así es como el liberalismo
tradicional acaba socavando sus cimientos. Véanse las
entradas correspondientes a los días 3 y 15 de diciembre
de Diario y Boomeritis.

4. Dado que la ola mítico-pertenencia (meme azul)
constituye un estadio absolutamente normal y necesario del
desarrollo humano, cualquier política realmente integral
-y que se atenga, por tanto, a la directriz primordialdebe
comprender el papel absolutamente necesario (aunque ciertamente
limitado) que desempeña el meme azul en cualquier sociedad
y no pretender simplemente disolverlo a la menor oportunidad.
Porque la animadversión que muestra el meme verde por el
azul y su intención de disolverlo ha acabado
convirtiéndose en una de las pesadillas políticas
que asolan a este país y al mundo entero.

5. Cualquier política realmente integral debe
tratar de incluir armónicamente las orientaciones
políticas de todo el espectro en tres grandes regiones, al
menos, de un modelo omninivel y omnicuadrante: las que se
refieren a la causación social, a la relación entre
lo individual y lo colectivo y a los niveles del desarrollo.
Existen otros ámbitos que no necesitan ser considerados en
esta breve introducción. como los que se refieren a la
dirección del cambio (regresivo, progresivo o
estacionario; bondad recapturada versus crecimiento
hacia la bondad, etc.), los métodos de cambio
(crítico, traslativo o transformador) y los tipos de
libertad (negativa, positiva). Así pues. las siguientes
tres regiones son las más importantes:

1) Causación social. ¿Cuál
es la causa fundamental del sufrimiento, de la inferioridad o de
la falta de derechos de una persona. en ella misma o en la
organización social?, ¿en la naturaleza o en la
educación?, ¿en la causación interior o en
la causación exterior? Desde la perspectiva liberal, la
causa del sufrimiento depende de las instituciones sociales
objetivas: las personas sufren porque la sociedad es injusta:
usted es pobre porque se ha visto oprimido, marginado o, en el
mejor de los casos, porque no le han brindado otras oportunidades
(J.S. Mill). El conservadurismo, por su parte, atribuye el
sufrimiento a la misma persona: usted es pobre simplemente porque
es perezoso. Así pues, desde el punto de vista
conservador, la culpa del sufrimiento humano reside en los
factores internos y las instituciones sociales no reprimen a las
personas, sino que, muy al contrario, las ayudan a desarrollar
sus potencialidades más elevadas (Edmund Burke).
Así pues, para los conservadores, la causa básica
del sufrimiento no reside en el entorno, en la educación o
en las instituciones sociales sino en el mismo individuo.
Ésta fue la definición de las visiones liberal y
conservadora que esbocé en Después del
Edén (1981),
una definición que desde entonces
se ha popularizado. Veamos ahora un ejemplo procedente de la
revisión realizada por Lance Morrow del libro Hating
Whiten,
de David Horowitz, publicada en la revista
Time el día 22 de noviembre de 1999:
«Ésta es la línea que separa lo que
podríamos denominar la visión externalista y la
visión internalista. Los extemalistas -que tienden hacia
la izquierda política- afirman que los problemas raciales
de Estados Unidos deben ser corregidos mediante intervenciones
externas (acción afirmativa, transporte gratuito y otros
programas gubernamentales orientados a subsanar las injusticias
pasadas y robustecer la justicia racial). Los internalistas
-proclives a las soluciones conservadoras- subrayan la necesidad
de adoptar soluciones que exigen esfuerzos procedentes del
interior, como la educación, el trabajo duro, la
automotivación, el desarrollo de la moral, los valores
burgueses, la demora de la gratificación, en suma, las
viejas virtudes de los inmigrantes». Así pues, la
distinción entre la causación interior y la
causación exterior constituye una dimensión
absolutamente necesaria de cualquier abordaje integral a la
política.

2) Individual/colectivo. ¿El
establecimiento de una sociedad justa debe subrayar la
importancia del individuo o de la colectividad? Éste es un
dilema muy antiguo que alcanzó su punto culminante con el
advenimiento de la Ilustración y el yo individualizado,
una emergencia, por cierto, bastante reciente (véase
Después del Edén). En Beyond Left and
Right,
Lawrence Chickering señala la diferencia
existente entre las vertientes "libre" y "ordenada" de cualquier
política partidaria. De este modo, la yuxtaposición
de esta diferencia con los conceptos de liberal (izquierda) y
conservador (derecha) nos proporciona cuatro grandes
orientaciones políticas: izquierda libre e izquierda
ordenada y derecha libre y derecha ordenada. (Véase en
nota 8 la llamada matriz de Chickering/Sprecher.) Desde
esta perspectiva, los defensores de la economía libre
tienden a ser liberales (en el sentido de que subrayan las
libertades individuales) de derechas (porque creen en la
causación interior que, como el lector recordará,
afirma que uno es pobre porque no trabaja lo suficientemente
duro). En consecuencia, desde este punto de vista, el gobierno
debe mantener las manos alejadas del mercado laboral y permitir
que éste recompense la iniciativa individual). Los
conservadores tradicionales, por su parte, son ordenados (porque
enfatizan los valores colectivos, la virtud cívica, los
valores familiares, cte.) de derechas (porque creen en la
causación interior, según la cual la sociedad
funciona mal porque no se han inculcado en los individuos los
valores tradicionales, como la oración escolar, el trabajo
ético, los valores familiares, cte.).

El liberal clásico de la Ilustración era
un liberal (en el sentido de que oponía la libertad
individual a la mentalidad del rebaño y la religión
etnocéntrica) de izquierdas (por cuanto consideraba que la
causa del sufrimiento humano radica en instituciones sociales
corruptas y opresivas y sostenía la creencia de que todos
los seres humanos nacen iguales, pero que la sociedad los trata
injustamente). No es de extrañar, por tanto, que la
orientación liberal de izquierdas asumiera una actitud
política revolucionaria, según la cual, si la
sociedad es injusta, basta con liberarnos de ella (como
ocurrió, por cierto, en Francia y en Estados Unidos). Los
partidarios de las libertades civiles siguen ateniéndose a
esta orientación liberal de izquierdas que sostiene que
los derechos libres del individuo se hallan por encima de casi
cualquier otro desafío.

Los liberales verdes casi siempre son ordenados de
izquierdas y quieren imponer sus valores -ya sean
multiculturalistas, feministas o lo que fuere- a toda la sociedad
a través de la educación y de la acción del
gobierno. Éste es el motivo por el cual los ordenados de
izquierdas y de derechas suelen establecer alianzas de lo
más insólitas. El deseo de imponer sus valores
sobre los demás, por ejemplo, ha llevado a los
conservadores y a algunas feministas radicales, por ejemplo, a ir
más allá de sus diferencias y unir sus fuerzas para
solicitar la prohibición de la
pornografía.

A menudo se ha dicho que el liberalismo es un movimiento
que se originó en los liberales de izquierdas (que afirman
que el gobierno no debe inmiscuirse en la vida de los individuos)
que lentamente fue escorando hacia una perspectiva de izquierda
ordenada (según la cual, existen razones morales que
justifican la interferencia del gobierno en la vida cotidiana del
individuo). El ejemplo típico, en este sentido, nos lo
proporciona la lucha por los derechos civiles ya que, si el
gobierno no hubiera intervenido, todavía nos
hallaríamos inmersos en plena segregación racial. Y
si bien debo admitir que hay algo de cierto en todo ello,
también es evidente que la postura ordenada de izquierdas
-además de sus sanas e importantes contribuciones- ha
terminado convirtiéndose en el hogar de
hoomeritis (un pluralismo postconvencional verde
preñado de narcisismo preconvencional), que quiere
inmiscuirse en la vida de las personas por el poder que de ello
se deriva. Así es como la izquierda ordenada ha acabado
convirtiéndose en el hogar del feminismo
hoomeritis, del multiculturalismo hoomeritis,
de la ecología booateritis (es decir, del
ecofascismo) etc. Quienes estén interesados en una
integración de las posturas liberal y ordenada (o entre la
individualidad y la relación), pueden consultar la nota
7.

3) Niveles del desarrollo. La última
gran región a considerar tiene que ver con la ola general
de la existencia que pretende modificar la acción
política. Así, los conservadores tienden a alentar
las olas convencionales (desde azul hasta naranja), mientras que
los liberales suelen abanderar las olas noconvencionales (es
decir, púrpura/rojo y naranja/verde). Cualquier
política auténticamente integral debe tener en
cuenta dos grandes puntos: 1) Utilizar esas tres grandes
dimensiones (y otra menor que apuntamos al comienzo) para
cartografiar el espectro completo de las orientaciones
políticas. 2) Ver el modo más adecuado de integrar
plenamente todas esas orientaciones políticas (no en sus
facetas extremas, sino en sus versiones sanas). Y en lo que
respecta a estas tres grandes dimensiones, esto significa: a)
subrayar tanto la causación interna como la
causación externa y alentar, de ese modo, el desarrollo
interior y el desarrollo exterior; b) reconocer una democracia
auténticamente participativa en la que el individuo pueda
sentirse artífice de las leyes colectivas que regulan su
conducta y c) reconocer la directriz primordial de toda la
espiral completa del desarrollo humano.

Para integrar estas tres dimensiones de un modo
coherente necesitamos una filosofía que pueda revelarnos
la relación precisa que existe entre ellas, la
filosofía integral omninivel y omnicuadrante que he
tratado de presentar en una serie de libros, para los cuales
ésta es una buena introducción. (Quienes
estén interesados en una visión más
detallada de la política integral pueden consultar
Boomeritis.) El uso de ese modelo nos permite integrar
teóricamente esas dimensiones y todavía nos queda
la labor de traducir todo ello a una práctica
política que integre lo mejor del conservadurismo y lo
mejor del liberalismo en una síntesis que nos deja
cabalgar armónicamente la ola del futuro
integral.

6. La directriz primordial nos obliga a dejar de lado el
modelo de "recapturar la verdad" y asumir decididamente el modelo
de "crecimiento hacia la bondad" (véase la entrada
correspondiente al día 10 de diciembre de Diario y
Boomeritis).
El liberal tradicional cree en un estado de
"bondad original" que se ve oprimido y reprimido por
instituciones sociales corruptas. Y aunque esta noción
encierre algún tipo de verdad -como explico en la
mencionada entrada de Diario-, la investigación
psicológica sostiene decididamente la versión de
"crecimiento hacia la bondad", según la cual, el
desarrollo se despliega desde las fases preconvencionales hasta
las convencionales y las postconvencionales. La versión
liberal, la epistemología empírica y la
psicología conductista, que sostienen la "bondad original"
y la noción de tábida rasa, no ha
encontrado el menor apoyo en la investigación, dejando
así al liberalismo tradicional sin el sostén de una
filosofía, una psicología y una ética
plausible. El enfoque omninivel y omnicuadrante trata de asentar
los nobles objetivos del liberalismo sobre cimientos más
sólidos recurriendo, para ello, a las contribuciones
positivas de la tradición conservadora.

En lo que respecta a los "estadios interiores", esto
supone la existencia de estadios en todos los
cuadrantes,
es decir, tanto en el cuadrante subjetivo
(intencional), como en el objetivo (conductual), el
intersubjetivo (cultural) y el interobjetivo (social). Las olas
del desarrollo se despliegan en los cuatro cuadrantes y, en
consecuencia, hay que tenerlos en cuenta a todos ellos.
Además, puede haber un desarrollo desigual entre los
distintos cuadrantes -de modo que tecnologías muy
sofisticadas ("ello") pueden ser utilizadas por culturas
etnocéntricas ("nosotros") pobremente desarrolladas, con
resultados más que desastrosos (por ejemplo, Kosovo)-,
etc.

Así pues, los dos pasos técnicamente
necesarios para aproximarnos a una política integral son
los siguientes: 1) unir el interior y el exterior y 2) reconocer
que tanto el interior como el exterior se despliegan a
través de una serie de estadios y llegar así a la
directriz primordial. Es evidente que todas las
dimensiones esbozadas en la nota 5 son esenciales para una
política auténticamente integral, pero tal vez
estas dos sean las más urgentes. La implementación
práctica de estos dos pasos resulta levemente diferente en
el caso de los liberales que en el de los conservadores, puesto
que cada uno de ellos deberá aplicarlos subrayando,
precisamente, aquello de lo que carecen. Así, en el caso
de los conservadores (que creen en la causación
interior y en los niveles interiores, pero sólo hasta el
estadio mítico-pertenencia o hasta los memes
azul/naranja), por ejemplo, la fase 1 implica el reconocimiento
de la importancia parcial pero cierta de la causación
exterior en muchas circunstancias y, de ese modo, actuar de un
modo "más compasivo" hacia los damnificados (de ahí
que hable de "conservadurismo compasivo"). La fase 2 -que
todavía no ha sido emprendida-, por su parte, supone dar
el paso que lleva de los valores mítico-pertenencia a los
mundicéntricos, sin necesidad de abandonar aquéllos
sino enriqueciéndolos (con el complemento de los estadios
postazules más elevados). En el caso de los
liberales (que creen en la causación exterior y
en ningún tipo de estadio interior), la fase 1 supone el
reconocimiento de la existencia de la causación interior.
Debo decir, en este sentido, que hacia ello apuntaba,
precisamente, la síntesis esgrimida por Bill Clinton de
"oportunidad y responsabilidad" (aplicada, entre otros
ítems, a la reforma del estado del bienestar), que
asumía así una actitud novedosa para el liberalismo
clásico. porque la faceta "responsabilidad" supone el
reconocimiento de la causación interior (las personas -que
no sólo las instituciones- son parcialmente responsables
de su propia situación). Éste es -como
adecuadamente me señaló Drexel Sprecher- uno de los
modos en los que Clinton trató de implementar la fase 1
combinando la "responsabilidad" (de la persona) con la
"oportunidad" (proporcionada por el gobierno) y reflejando
así un esfuerzo por unir el interior y el exterior. La
fase 2 -que, por cierto, todavía no ha sido emprendida- no
sólo supone reconocer la existencia del ámbito
interior, sino también los distintos estadios del
desarrollo interior (lo paradójico, una vez más, es
que la propia actitud liberal tradicional ya procede del estadio
mundicéntrico, de modo que no resulta un problema tan
grave como pudiera parecer a simple vista, ya que lo único
que se requiere es que los liberales reconozcan más
adecuadamente su propia postura y los distintos estadios del
desarrollo que le dieron origen). A esta altura histórica,
ambos abordajes han tratado de implementar, de un modo u otro, la
fase 1, aunque ninguno de ellos -por más que lo
pretendanse ha adentrado en la fase 2. En la actualidad,
ambos frentes están sumidos en una carrera para ver
cuál de ellos puede reconocer y corregir más
prontamente sus deficiencias y arribar así a una
visión política más auténticamente
integral. ¿Será más difícil para los
conservadores tradicionales pasar del estadio
mítico-pertenencia al mundicéntrico o, por el
contrario, serán los liberales quienes más
dificultades tengan para reconocer la realidad de los estadios
interiores? Porque el abordaje que primero corrija sus defectos
llegará más pronto a una concepción
política integral propia del pensamiento de segundo grado,
la comprenderá más plenamente, implementará
antes la directriz primordial (abrazar la mayor profundidad y la
mayor amplitud posible) y tendrá, en consecuencia,
ventajas en el ámbito del futuro
político.

7. Hay que decir que, en lo que respecta a la
integración de lo liberal (autónomo) y de lo
ordenado (relación), el término "autonomía"
resulta bastante desafortunado. Porque no existe, para comenzar,
yo finito que sea completamente autónomo, sino sólo
relativamente autónomo (aunque el grado de
autonomía relativa sea ciertamente mayor en las olas
más elevadas). En segundo lugar, el yo relativamente
autónomo propio de cada uno de los estadios se halla
sumido en una red inmensa de relaciones y procesos (naturales,
objetivos, culturales y sociales) -o, dicho de otro modo, la
individualidad siempre es individualidad-en-relación-, lo
cual parece eludir cualquier posibilidad de una
"autonomía" o individualidad completamente separada. En
tercer lugar, el yo relativamente autónomo propio de cada
uno de los estadios también está inmerso en un
sistema de intercambios con otros yoes relativamente
autónomos que se encuentran en un nivel similar de
desarrollo.

Señalemos, por último, un cuarto punto
especialmente importante, y es que el yo púrpura se halla
sumido en un sistema de intercambios con otros yoes
púrpuras, que el yo azul hace lo propio con otros yoes
azules y que lo mismo hacen los yoes naranjas y verdes con otros
yoes naranjas y verdes, respectivamente; sin negar, por ello, que
azul interactúe con púrpura, rojo, naranja, verde,
amarillo, etc. Lo que quiero subrayar, en suma, es que que cada
nivel de identidad se reconoce, fundamentalmente, en los
intercambios que mantiene con otros yoes de profundidad similar.
Resumiendo, el yo de cada uno de los niveles es un
yo-en-relación-con-otros-yoes
(individualidad-en-relación).

Y así es como, súbitamente, nos vemos
inmersos en el espinoso debate existente entre los liberales y
los colectivistas, ya que ambos poseen una pieza importante,
aunque parcial, del puzzle. Estos están en lo cierto
cuando dicen que el yo es siempre un yo situado o saturado, un
yo-en-contexto (una individualidad-en-relación o una
autonomía-en-relación), mientras que
aquéllos no lo están menos al afirmar que el yo
naranja tiene una autonomía relativamente mayor
que la del yo azul y que esa mayor autonomía relativa debe
resguardarse de la mentalidad de rebaño propia del meme
azul (de ahí su insistencia en reivindicar los derechos
del individuo). Así pues, el yo liberal relativamente
autónomo (naranja) es un yo-en-relación que
sólo se reconoce en el intercambio que mantiene con otros
yoes relativamente autónomos y, aunque la autonomía
de un determinado nivel sea algo mayor que la del nivel inferior,
la autonomía siempre es
autonomía-en-relación (la individualidad siempre es
individualidad-en-relación), algo que resulta incluso
aplicable al "yo autónomo" e integral (de la figura 2. l),
que sólo existe en relación con otros yoes
autónomos. Es como si la individualidad requiriera de
individualidades de una profundidad similar, y una de sus
necesidades primordiales fuera, precisamente, la del
reconocimiento. Así, en los estadios más tempranos
del desarrollo, esas relaciones son necesarias para la
formación del yo mientras que, en el caso del adulto. son
imprescindibles para su felicidad y su bienestar del yo y para su
existencia real en el reconocimiento mutuo. Obviamente, el yo
adulto puede subsistir sin esas relaciones -como ocurre, por
ejemplo, en el caso de verse obligado a vivir en una isla
desierta-, pero hay que decir que, en una situación de tal
aridez, el yo acaba languideciendo.

La noción liberal típica de
autonomía comprende adecuadamente el relativo
aumento de la autonomía del yo naranja con respecto del
azul -y, consecuentemente, exige un sistema de derechos
que protejan la individualidad naranja de la opresión
azul-, pero luego concluye erróneamente que tal
au-

tonomía era una especie de libertad meramente
atomística. Porque lo cierto es que el liberalismo
entendió que la autonomía significaba
individualidad aislada y, por ello mismo, también se
equivocó al concebir la naturaleza del yo (que siempre es
individualidad-en-relación) y la naturaleza de la sociedad
(que no es tanto un contrato entre yoes aislados, como una
expresión manifiesta de
individualidades-en-relación). Como he señalado en
Sexo, ecología, espiritualidad y en Breve
historia de todas las cosas,
toda individualidad comporta
derechos, y toda relación, responsabilidades; de modo que
la auténtica individualidad-en-relación significa
que el yo (en cualquiera de los niveles) siempre implica
derechos-yresponsabilidades o libertades-con-obligaciones. Pero
el yo liberal de la Ilustración (naranja) sólo se
identificó con los derechos y las libertades, al tiempo
que identificó al yo azul con los deberes y las
responsabilidades, de modo que, en su noble esfuerzo por proteger
al yo naranja de la mentalidad de rebaño de azul -lo que
realmente significa proteger la individualidad-enrelación
naranja de la individualidad-en-relación azul (o proteger
los derechos-y-responsabilidades naranja de los
derechos-y-responsabilidades azul)-, desgajó los derechos
de las responsabilidades, identificándose con
aquéllos, y que lo mismo hizo azul con las
responsabilidades. Y fue precisamente esta estrategia defensiva
la que le llevó a creer inadvertidamente que podría
tener derechos sin las correspondientes responsabilidades,
individualidad sin la correspondiente relación, libertades
sin las correspondientes obligaciones y diversiones sin los
correspondientes deberes. Así fue como la noción
liberal de autonomía acabó convirtiéndose en
uno de los catalizadores de la desintegración
egocéntrica, regresiva y narcisista de las relaciones, del
respeto y de las obligaciones sociales. Por ello uno de los
ítems más importantes de cualquier agenda
política realmente integral debería centrarse en
vincular los derechos y las responsabilidades postconvencionales
(nivel naranja y superiores), sin que ello supusiera un retroceso
a los derechos-y-responsabilidades azules. No olvidemos que el yo
autónomo liberal sólo existe en una red de
intercambios mutuos con otros yoes autónomos y que esa red
de individualidadesen-relación no sólo proporciona
nuevas libertades y oportunidades, sino que también impone
nuevos deberes y responsabilidades. (Véase
Después del Edén para una discusión
acerca del tipo de intercambio que tiene lugar en cada uno de los
niveles de identidad; véanse también Sexo,
ecología, espiritualidad y Breve historia de todas las
cosas
para una discusión en torno a la
individualidad-en-relación y a los
derechos-y-responsabilidades.)

8. Aunque Sprecher y Chickering no hayan formulado
todavía de un modo explícito su definición
de derecha e izquierda, el primero afirma que llegó a esta
noción de un modo independiente al año de hacerlo
yo, cosa que me parece muy razonable. La combinación de
las definiciones de liberal y conservador con las nociones de
ordenado y libre nos proporciona una matriz de cuatrto elementos
-liberal de izquierdas, ordenado de izquierdas, liberal de
derechas y ordenado de derechas-, a la que suele conocerse como
la matriz de Chickering/Sprecher (véase nota
5).

Sprecher es el creador de dos disciplinas integrales
denominadas "liderazgo generativo" (que subraya el desarrollo
subjetivo) y "gobierno integrado y descentralizado" (que enfatiza
el desarrollo objetivo) y también ha puesto a punto un
abordaje muy interesante al tema de la formación del
liderazgo político, para la enseñanza de las
visiones integrales, que incluye una serie de ejercicios que se
atiene a las tres vertientes que debe satisfacer toda ciencia
amplia (prescriptiva, experimental y verificación
posterior). Sprecher ha llegado a una conclusión bastante
similar a la que yo he señalado en la nota 6, relativa a
los dos pasos necesarios para avanzar hacia una política
más integral («unir el interior y el exterior»
y «advertir que el desarrollo interior y el desarrollo
exterior atraviesa una serie de estadios y llegar así a la
directriz primordial»), una concepción -que
estimuló considerablemente mi propia formulación
teórica- a la que denomina "tercera vía". Desde su
punto de vista, los "dos pasos' necesarios para acercarnos a una
"tercera vía" son, en primer lugar, económicos y
horizontales y, en segundo lugar, culturales y verticales. El
primero se centra en la integración horizontal de la
izquierda y la derecha; el segundo se ocupa de la
integración vertical entre ordenado y liberal. Muchos de
estos importantes problemas serán tratados en un
artículo de próxima publicación sobre el
renacimiento norteamericano titulado «The Future in the
Third Way», escrito por Sprecher con la colaboración
de Chickering y la mía propia.

9. Así pues, los ordenados (que subrayan
la importancia de los cuadrantes inferiores o colectivos) de
i_quierdas
(por cuanto se centran en la importancia de la
causación exterior, es decir, de los cuadrantes de la Mano
Derecha) -es decir, los socialistas- enfatizan el cuadrante
inferior-derecho (el sistema social económico y objetivo)
y apuestan, en consecuencia, por la intervención del
gobierno en ese cuadrante (Estado del bienestar, por
ejemplo).

Los ordenados (inferior o colectivo)
¿le derechas (que creen en la
causación

interior o en los cuadrantes de la Mano Izquierda) -es
decir. los tradicionalistas o fundamentalistas- se centran en el
cuadrante inferior-izquierdo (creencias culturales y visiones del
mundo) e insisten en que todos debemos obedecer sus normas y
valores, mediante la intervención del Estado si fuera
preciso (imponiendo la obligatoriedad de la oración en las
escuelas, por ejemplo). Los liberales (superior o
individual) de derechas (que creen en la
causación interior o en las realidades de la Mano
Izquierda) -es decir. los defensores del mercado libre- enfatizan
el cuadrante superior-izquierdo y sostienen, por tanto, que los
individuos deben asumir la responsabilidad de sus acciones y que
el gobierno no debe interferir en los cuadrantes de la Mano
Derecha (económicamente, por ejemplo), excepto para
proteger esos derechos y esas libertades. Los liberales de
i_quierdas
-es decir, los defensores de las libertades
civiles- subrayan la libertad de la conducta individual
(cuadrante superior-derecho) y sostienen que el gobierno
sólo debe intervenir para proteger esas libertades. Hay
muchas variantes posibles de estos cuatro grandes tipos y
también debemos tener en cuenta los niveles del
desarrollo, pero bastan estos simples ejemplos para indicar la
importancia de un análisis más integral.

10. Cualquier abordaje integral al gobierno mundial
provendría, en parte, de lo que Clare Graves denomina el
desarrollo psicológico de "segundo grado", es decir, los
memes amarillo y turquesa. (Son muchos los teóricos que
utilizan el concepto de grados de desarrollo -primero, segundo,
tercero, cuarto, etc.-, pero debo decir, en este sentido, que la
noción gravesiana de "segundo grado" se ajusta
perfectamente al tema que ahora estamos tratando. En el
próximo capítulo hablaremos también de la
noción de desarrollo de "tercer grado" para referirnos a
las realidades transpersonales que empiezan con el
coral/psíquico.) Utilizando los términos de la
Spiral Dynamics, la Constitución de Estados Unidos
representó el punto culminante del gobierno de
primer-grado (que emerge fundamentalmente de los principios que
van de naranja-a-verde) y estableció los sistemas de
gobierno de las agrupaciones de estados (y, hasta cierto punto,
de las comunidades de valor). En el mundo postnacional y
postverde de hoy en día, necesitamos un sistema de
gobierno para una Civilización Mundial (véase
capítulo 6) que posibilite la emergencia de un mundo
interrelacionado realmente holístico y que, en mi
opinión, obviamente, debería ser un abordaje
omnicuadrante y omninivel que se guiara por la Intuición
Moral Básica (que consiste en «proteger y alentar la
mayor profundidad y la mayor amplitud posible») y que
también permitiese encarnar la directriz primordial
(alentar la salud de la espiral completa del desarrollo sin
privilegiar ninguna ola concreta) y proporcionase un marcador
para la transformación del amplio abanico de los recursos
humanos (que invite a las personas a crecer y desarrollar todos
sus potenciales, tanto internos como externos). Todos estos
ítems -el abordaje integral, la Intuición Moral
Básica, la directriz primordial y el marcador de la
transformación- son, en mi opinión, los
ingredientes fundamentales de cualquier sistema de gobierno
integral o de segundo grado. La implementación
práctica de estas ideas en el ámbito del gobierno
mundial -que debería considerar tanto la
diferenciación de los gobiernos nacionales como su
integración e implementación práctica-
representa uno de los principales retos a los que deberá
enfrentarse la política de este milenio.

11. Véase las obras de Larry Dossey, Jon
Kabat-Zinn, Jeanne Achterberg, Ken Pelletier y Joan Borysenko,
entre otros.

12. John Astin, «The Integral Philosophy of Ken
Wilber: Contributions to the Study of CAM [Complementary and
Alternative Medicine] and Conventional Medicine», en
preparación.

13. «Sensorimotor Sequencing»,
artículo presentado en el congreso Psychological Trauma,
patrocinado por la Facultad de Medicina de la Universidad de
Boston y la Harvard Medical School.

14. G. Schwartz y L. Russek «The Challenge of One
Medicine: Theories of Health and Eight World Hypotheses»,
Advances: The Journal of Mind-Body Health.

15. Véase L. Dossey «The Great Chain of
Healing: Toward an Integral Vision of Medicine (With a Bow to Ken
Wilber)» , en Crittenden et al. (eds.), Kindred
Visions,
próximamente publicado por
Shambhala.

16. D. Paulson, «Management: A
Multidimensional/Multilevel Perspective», en Crittenden
et al. (eds.), Kindred Visions, próximamente
publicado por Shambhala. Véase también D. Paulson,
Topical Antimicrobial Testing and Evaluation, Marcel
Dekker, 1999; «Succesfully Marketing Skin Moisturizing
Products», Soap/CosmeticslChemical Specialties,
agosto de 1999; «Developing Effective Topical
Antimicrobials», Soap/CosmeticslChemical
Specialties,
diciembre de 1997. Daryl ha publicado muchos
artículos sobre las aplicaciones omninivel y omnicuadrante
a muchos campos, incluyendo una interesante valoración de
las llamadas "experiencias de aproximación a la muerte"
(«The Near-Death Experience: An Integration of Cultural,
Spiritual, and Physical Perspectives», Journal of Near
Death Studies, 18 [I],
otoño de 1999). Daryl
también forma parte del panel de expertos de la FDA sobre
la seguridad de los alimentos. «Utilizamos el modelo de los
cuatro cuadrantes para contrarrestar las infecciones de bacilos
tales como los brotes de Escherichia coli
0517-H7.»

En lo que respecta a la faceta omninivel de los seres
humanos, puede recurrirse a cualquiera de los modelos más
conocidos, desde el de Maslow hasta el de Graves y el de
Loevinger. Éste es un campo en el que el modelo de la
Spiral Dynamics ha tenido mucho éxito y debo decir que hoy
en día utiliza un enfoque omnicuadrante y omninivel (muy
semejante al presentado en la figura 3.1).

17. G. Gioja, «Creating Leaders (Beyond
Transformation: An integral Manifesto)», On Purpose
Associates (Cleveland et at.), «The Practical
Philosopher: How Ken Wilber Changed Our Practice» y L.
Burke, «Not Just Money, Meaning», todos ellos
incluidos en Crittenden et al. (eds.), Kindred Visions,
próximamente publicado por Shambhala. La cita de The
Leadership Circle (Bob Anderson, Jim Stuart y Eric Klein)
está tomada de «The Leadership Circle: Bringing
Spiritual Intelligence to the Work». Quienes estén
interesados en contactar con ellos pueden hacerlo a través
de Klein, el editor de su Atirakening Corporate
Soul.

18. De entre los muchos ecoteóricos que han
comenzado a utilizar un enfoque más integral, quisiera
destacar especialmente la obra de Matthew Kalman, Michael
Zimmerman (Radical Ecology) y Gus diZerega. DiZerega y
yo hemos tenido nuestras diferencias teóricas, pero creo
que hoy en día abordamos del mismo modo muchos problemas
ecológicos, hasta el punto de que es muy probable que
próximamente publiquemos un artículo escrito entre
los dos. El núcleo de la crítica de Gus se centraba
en mi comentario de que mucha gente experimenta el misticismo
natural desde una perspectiva prerracional y hasta regresiva,
aunque ello no significa, obviamente -como luego maticé-,
que ésa sea la actitud generalizada. Tampoco quiero decir
que Gus esté completamente de acuerdo con mi
visión, pero creo que contempla con muy buenos ojos un
enfoque omnicuadrante y omninivel que incluya el misticismo
natural, el misticismo teísta, el misticismo sin forma y
el misticismo no-dual (o, lo que es lo mismo, los niveles
psíquico, sutil, causal y no-dual del misticismo). Y
aunque los dos somos muy conscientes de los problemas ocasionados
por la modernidad y la Ilustración, también
valoramos muy positivamente muchas de sus contribuciones (cosa
que, dicho sea de paso, no suelen hacer los
ecoteóricos).

19. Esto suena a inclusividad liberal, con la diferencia
de que el liberal tradicional no admite fácilmente muchos
de los estadios naturales y necesarios del desarrollo interior
(especialmente los estadios conformista, ley-y-orden y
fundamentalista), a través de los cuales discurre el
proceso de desarrollo de los seres humanos. Por ello los
liberales tienden a oponerse frontalmente a esas importantes
estructuras dondequiera que las encuentren, lo cual tiene un
efecto profundamente disolvente y regresivo. Como señala
la Spiral Dynamies, verde disuelve a azul, lo cual suele tener un
efecto dañino sobre la directriz primordial, no
sólo en cuestiones de política interna, sino
también en lo que respecta a la política exterior
(tratando, por ejemplo, de impulsar por doquier los "derechos
humanos" del meme verde, lo cual resulta, en los países
que se hallan asentados en el meme azul, una completa
pérdida de tiempo en el mejor de los casos y, en el peor
de ellos, un intento francamente reaccionario. El modo más
adecuado de fomentar el desarrollo de la rigidez azul no consiste
en alentar la sensibilidad verde, sino la tecnología
naranja). Entre los teóricos que se muestran más
proclives a una orientación integral hacia las
minorías (y hacia los países en vías de
desarrollo), cabe destacar a Beck, Connie Hilliard y Maureen
Silos: todos ellos colaboran en Kindred Visions, de
Crittenden et al. (eds.), un libro que
próximamente publicará Shambhala.

20. Reiteremos los dos estadios de una política
más integral: admitir la existencia de las interioridades
y, posteriormente, reconocer también las diferentes olas
del desarrollo de esas interioridades.

21. El problema de la Inteligencia Artificial (IA) y de
la robótica es que la mayor parte de sus proponentes son
psicólogos aficionados que poseen una visión muy
empobrecida de la conciencia y de su desarrollo. Si echamos un
vistazo al cuadrante superior-izquierdo de la figura 4.4,
advertiremos también la historia (y los holones
constitutivos) de la conciencia humana: la aprehensión de
los átomos y las moléculas se ve subsumida por la
irritabilidad celular, que a su vez se ve subsumida por las
sensaciones de los organismos neuronales, que a su vez se ven
subsumidas por los animales que poseen cuerda neural, que a su
vez se ven subsumidos por los impulsos de los animales con tallo
cerebral reptiliano, que a su vez se ven subsumidos por las
emociones y sentimientos de los animales poseedores de sistema
límbico, que a su vez se ven subsumidos por los
símbolos y conceptos de los animales que poseen
neocórtex, en cuyo punto, la inteligencia humana puede
llegar a producir el pensamiento operacional formal o
lógica. Así pues, la conciencia humana se halla
constituida por todos y cada uno de esos holones, que se ven
trascendidos al tiempo que incluidos por sus sucesores. Los
programadores informáticos, no obstante, tienden a centrar
su atención en el tipo de conciencia que mejor conocen -el
pensamiento lógico y matemático-, quedándose
con esta delgada película exterior de la conciencia y
programando en base a ellas sus algoritmos, como si la conciencia
humana pudiera equipararse a la inteligencia artificial
superficial, desencarnada y disociada. Así es como llegan
a la extraña conclusión de que, dentro de una
década o dos, la "conciencia humana" podrá ser
"descargada" en chips de silicona y que ello nos permitirá
alcanzar la vida eterna, cuando lo único que
habrían hecho, en tal caso, es simplemente reproducir las
facetas más externas y disociadas de la conciencia
humana.

Para crear una inteligencia artificial semejante a la
humana, los ingenieros que se dedican a la IA deberían
recrear todos y cada uno de los holones constitutivos del
superholón de la conciencia humana. Y, para ello,
deberían ser capaces de crear todos y cada uno de los
niveles, desde la irritabilidad celular hasta los instintos
reptilianos, las emociones del sistema límbico y la
racionalidad y la conectividad del neocórtex (y no
olvidemos que el neocórtex tiene más conexiones
neuronales que estrellas hay en el universo conocido). Por ello
debemos decir que, en este sentido, la IA todavía se halla
muy lejos incluso de estar en condiciones de recrear la
irritabilidad de los organismos celulares, de modo que, por el
momento, podemos ignorar sus grandes pretensiones. La
robótica del próximo siglo se hallará
confinada a conductas que pueden ser programadas siguiendo
ciertos algoritmos, reglas lógico-digitales, modelos de
lógica difusa y redes de aprendizaje neural que, en el
mejor de los casos, sólo lograrán replicar las
facetas más superficiales de la conciencia.

Pero además existe otra gran dificultad y es que
la conciencia es un asunto de cuatro cuadrantes. En este sentido,
la IA está intentando programar exclusivamente las reglas
de conducta y los mecanismos de aprendizaje (cuadrante
superior-derecho), pero de ese modo jamás podremos
reproducir la entidad tetradimensional a la que denominamos
conciencia. Como dice John Searle, la conducta (cuadrante
superior-derecho) nunca será lo mismo que la
intencionalidad (cuadrante superior-izquierdo) y, del mismo modo,
la conducta del cuadrante superior-derecho jamás
podrá llegar a producir valores culturales intersubjetivos
(cuadrante inferior-izquierdo). Hay que señalar
además, en este punto, los argumentos aducidos por la
espiritualidad profunda, según la cual la conciencia -ya
se trate de inteligencias humanas o de robots- no es el producto
de nada. La conciencia pura, por el contrario, es el Origen y
Fundamento de toda manifestación, y está usted
apañado si cree que es posible poner todo eso dentro de un
ordenador… El ordenador es una manifestación de la
conciencia, no viceversa, y todo lo que usted puede meter en un
ordenador -o, lo que es lo mismo, sacar de él- no
será más que una loncha esmirriada y superficial
del Gran Pastel Kósmico. Además, la idea de que la
conciencia puede ser "descargada" en un microchip suele proceder
normalmente de adolescentes que padecen insomnio y pasan la noche
frente al monitor de su ordenador, disociados, abstraídos
y disueltos en un pensamiento desencarnado… aunque he de decir,
en este sentido, que yo también me reconozco en ellos…
así que, por favor… hay muchos más holones en la
conciencia humana de los que puede soñar incluso la
IA.

22. Edwin Firmage, Leaving the Fold, J. Ure
(ed.), pág. 229.

23. En el texto he señalado que, para superar
estos problemas, es necesaria una adecuada combinación
entre limitaciones externas/legales y sabiduría
interna/moral -o, hablando en términos más
generales, un enfoque más integral- o, lo que es lo mismo,
un sistema de gobierno de segundo grado (dado que sólo el
pensamiento de segundo grado es capaz de llegar a soluciones
integrales). Lo más probable es que, en un futuro
previsible, el grueso de la humanidad se halle en las olas
premundicéntricas (egocéntrica y
etnocéntrica) y para abordar esos problemas sea necesario
un gobierno mundial de segundo grado. Esto es algo análogo
a la Constitución de Estados Unidos que, como ya hemos
señalado, fue un documento del estadio moral 5 que
sirvió para gobernar a una colectividad en la que menos
del 10% se hallaba en dicho estadio. De este modo, un gobierno
mundial de segundo grado tendrá que facilitar la
integración de un mundo en el que menos del 10% de la
población haya alcanzado realmente el pensamiento de
segundo grado. Obviamente, no estamos en condiciones de esbozar
el modo concreto en que tal cosa ocurrirá, porque la
política integral está recién empezando a
aparecer y resulta imposible prever la forma final que
asumirán las emergencias complejas. Lo que es casi cierto
es que si logramos sobrevivir hasta entonces tal cosa
ocurrirá; cómo, cuándo y dónde es
algo que, en cierto modo, nos sorprenderá (puesto que, si
no lo hiciera, no se trataría de un auténtico
emergente). A pesar de ello, no obstante, es posible subrayar
muchos de sus rasgos generales característicos y
también muchos de los catalizadores que propicien su
emergencia. Y ése, precisamente, es uno de los objetivos
prioritarios del Institute of Integral Politics. Joe Firmage
(cofundador de USWeb/CKS, Intend Change y Project Voyager, y uno
de los miembros del Integral Institute) señala que existen
dos aspectos generales en este sentido -a los que denomina
"coercitivo" (el control externo impuesto por la fuerza) y "no
coercitivo" (la sabiduría moral interior que proporciona
una guía adecuada), respectivamente- y que la
cuestión radica en el modo adecuado de armonizar esas dos
facetas por las pesadillas que podría ocasionar una falta
de desarrollo integral. De un lado tenemos los sistemas de
gobierno "descentralizados e integrados" que están siendo
investigados por varios miembros del Integral Institute y que,
según la versión de Firmage, constituyen una
«nueva alternativa ideotecnómica que pueden
posibilitar nuevas prioridades holísticas y fomentar la
evolución del gobierno hacia un rol más
pequeño, menos controlador, más coherente y
más orientado hacia el servicio». Por otro lado,
también debemos prestar una atención renovada al
desarrollo interior, lo cual incluye la educación global,
la conciencia pública comprometida, el liderazgo
político integral y la espiritualidad profunda. En
opinión de Firmage: «Desde mi punto de vista, es
necesaria una auténtica revolución espiritual
integral, puesto que ningún tipo de control exterior
podría funcionar y cualquiera que lo pretendiera
tornaría inviable la existencia misma de la
vida».

La integración armónica entre el
desarrollo exterior y el desarrollo interior constituye, por
supuesto, otra versión de la política integral, y
hoy en día parece cierto que sólo los enfoques
políticos integrales pueden abordar esos problemas de un
modo más inteligente. (Véanse notas 5, 6, 7, 8 y
10.) Pero de ahí podemos extraer una conclusión
clara: los aspectos coercitivos requeridos por el gobierno
mundial aumentarán en proporción directa a la falta
de desarrollo interior.

Capítulo 6. Mapas del Kosmos

1. Cierto crítico me ha reprendido por utilizar
el término "holístico" en lugar de su preferido
"holónico". El crítico en cuestión
coincidía conmigo en que la mayor parte de las formas de
holismo subrayan la faceta "totalidad" desdeñando al
aspecto "parte", con lo cual incurren en graves
insuficiencias

que sólo pueden verse superadas con un abordaje
holónico que tenga en cuenta a la totalidad sin olvidar
las partes y se centre, en consecuencia, en las total idade s/p
arte o los holones. Pero aunque ciertamente existan importantes
diferencias entre los términos holístico y
holónico, sigo utilizándolos como sinónimos,
porque el término "holónico" no es muy
conocido.

2. Véanse Sexo, ecología,
espiritualidad, Breve historia de todas las cosas y El matrimonio
entre el alma y los sentidos
para una visión
más completa de las fortalezas y debilidades del
idealismo.

3. Schwartz et al. sugieren que un modelo
holónico podría abrazarlos a los ocho. Véase
G. Schwartz, C. Santerre y L. Russek «Bringing Order to the
Whole: Eight World Hypotheses Applied to Ken Wilber's Integral
Approach to Consciousness», Kindred Visions, de
Crittenden et al., que próximamente
publicará Shambhala.

4. Éste es, obviamente, un esquema útil, y
puede serlo todavía más si utilizamos lo que yo
denomino un análisis inter-nivel, una aportación
muy interesante que discutiremos más detenidamente en la
nota 19.

5. Véanse las entradas correspondientes a los
días 3 y 15 de octubre de Diario para una
discusión más detenida acerca del motivo por el
cual la noción del desarrollo resulta crucial para poder
integrar las distintas visiones del mundo. Véase
también la nota 18 para lo que respecta a los niveles de
los chakras. Obviamente, cualquier afirmación sobre los
niveles superiores realizada desde las visiones del mundo propias
de los inferiores deberá ser verificada utilizando los
criterios de aquéllos. Si la astrología, por
ejemplo, formula una afirmación empírica racional
(es decir, si el chakra 3 lleva a cabo una afirmación
propia del chakra 4). deberá contrastar sus pretensiones
con criterios racional-empíricos, algo en lo que, dicho
sea de paso, fracasa estrepitosamente (recordemos que la
astrología, por ejemplo, no ha logrado superar las pruebas
empíricas diseñadas al respecto por los mismos
astrólogos. Véanse, en este sentido, las notas
correspondientes a los días 29 de julio y 21 de diciembre
de Diario). Pero debo insistir en que no por ello la
astrología deja de ser una de las numerosas visiones del
mundo válidas a las que puede accederse desde el nivel de
conciencia mítico y que, a ese nivel, logra exactamente lo
que se propone: proporcionar sentido, sensación de
conexión con el cosmos y una justificación para el
yo en la inmensidad del universo. Pero en modo alguno es, como
pretende, una ciencia del chakra4 racional que posea capacidad
predictiva (motivo por el cual no ha conseguido superar las
pruebas empíricas). Y, por la misma razón, tampoco
debemos conceder mucha importancia a lo que diga la ciencia
racional en torno a los chakras 5, 6 o 7.

Cuando digo que «todas las visiones son
correctas», me refiero al hecho de que todos los niveles
tienen sus propias verdades importantes, que no sólo
desvelan ese nivel, sino que también operan a modo de
ingredientes importantes y necesarios de los niveles más
elevados (siempre que hayan sido adecuadamente diferenciados e
integrados o. lo que es lo mismo, trascendidos e incluidos). Del
nivel mítico, por ejemplo, queremos conservar la
experiencia de pertenencia y la capacidad de formar parte de una
comunidad. Pero dentro de un determinado nivel de realidad,
los criterios propios de ese nivel determinan la
existencia de visiones más válidas y de visiones
menos válidas. La astrología, por ejemplo, se
asienta en el nivel mítico y, en este sentido, hay
astrólogos buenos y astrólogos malos, aunque
ninguno de ellos logre superar las pruebas
racional-empíricas, que no representa, por cierto, el
criterio real del nivel mítico. Éste, como
cualquier otro, trata de proporcionar coherencia, significado,
conexión con el cosmos, respeto hacia los demás y
directrices pragmáticas. La versión
mitológica (de la que la astrología no es
más que un subconjunto) constituye un esquema
interpretativo que proporciona significado, ethos, ni vthos
y
aprobación al yo separado propio de ese nivel. La
mitología y la astrología nos hablan de este nivel
a todos nosotros y, cuando se mantiene en contacto con ese nivel,
proporcionan una extraordinaria sensación de
conexión con nuestras raíces vitales, algo que,
juzgado según los criterios propios de ese nivel,
sólo hacen los buenos astrólogos. Es evidente que
una cosa es adentrarse en ese nivel inferior y otra muy distinta
permanecer allí (y mucho menos abanderar el nivel inferior
como si se tratara de la realidad última). No hay que
hacer caso, pues, de quienes hacen este tipo de afirmaciones sin
poder demostrarlas. Por su parte. un científico racional
que desdeña la mitología como algo propio de un
nivel inferior (y que no supera, en consecuencia. las pruebas
racional-empíricas) es alguien que muy probablemente se
halle desconectado de sus raíces. El individuo integrado
se encuentra a gusto en cualquiera de los niveles de la realidad
tal y como se manifiestan en y a través de él y
puede expresarse en el lenguaje de todos los chakras (y memes) en
las diversas situaciones. Como sucede en tantas otras ocasiones,
la causa del problema reside sólo en la
identificación exclusiva con un determinado
chakra.

6. Véanse Sexo, ecología,
espiritualidad (CW6) y
«Sociocultural Evolution»
(CW4), para una discusión más detenida
acerca de la obra de Bellah.

7. Las seis "naciones" o "estados" que Gerzon ha
descubierto en Estados Unidos hoy en día son las
siguientes: Patria o el estado religioso (arraigado en
el estadio mítico-pertenencia [azul] y que muy a menudo es
ordenado de derechas): Corporatia o el estado
capitalista (arraigado en el estadio de la racionalidad
egoico-instrumental [naranja] y que muy a menudo es liberal de
derechas defensor del mercado libre); Disia o los
desencantados (generalmente asentada en las olas
preconvencionales o postconvencionales púrpura/rojo o
verde en lucha contra azul y naranja convencional; a menudo
ordenados de izquierdas); Media, o el estado informativo
(generalmente liberal naranja de izquierdas); Gaia, o la
nueva era (una combinación de preconvencionales y
postconvencionales, fuertemente teñidos de verde y, muy a
menudo, ordenados de izquierdas, combinados con púrpura y
rojo, con un efecto frecuentemente regresivo), y
Officia,
la clase política (que si bien se asienta en
todos los niveles, es fundamentalmente azul, naranja y verde,
reflejando así las distintas poblaciones a las que
sirve).

8. La orientación política es un tipo que
se halla disponible en distintos niveles (uno puede ser rojo de
derechas o rojo de izquierdas, azul de derechas o azul de
izquierdas, naranja de derechas o naranja de izquierdas. etc.),
aunque tradicionalmente la izquierda y la derecha hayan
atraído a públicos procedentes de detenninados
niveles (izquierda púrpura y verde, por ejemplo, y derecha
azul), grupos que pueden rastrearse fácilmente utilizando
un sistema omnicuadrante y omninivel.

9. La profundidad vertical no sólo suele ser
ajena a la mayor parte de los autores convencionales, sino
también a muchos alternativos, transpersonales y
espirituales. Y es muy probable que ello se deba a que la mayor
parte de ellos estén tan inconscientemente sumidos en el
meme verde que sean refractarios a usar siquiera la noción
de holoarquía. Lamentablemente, esta espiritualidad
"chata" es muy común y suele cristalizar el proceso de
desarrollo en la ola presente.

10. Huntington plantea la disyuntiva de los modelos
evolutivos de la historia versus los circulares, dos
alternativas, en mi opinión, correctas, porque existen
olas evolutivas (que tienen que ver con la
transformación), dentro de las cuales existen ciclos,
estancamientos y fases del desarrollo (que tienen que ver con la
traslación). En muchos casos, la consumación de un
ciclo abre la puerta para que el sistema (individual o colectivo)
experimente una transformación que puede ser trascendental
y progresiva o, por el contrario, desintegradora y regresiva.
Véase Una risión integral de la
psicología
para una discusión más
detallada acerca de este tema.

11. En un determinado momento de su
argumentación. Huntington minimiza la distinción
alemana entre la civilización y la cultura. «Los
pensadores alemanes -afirma- establecieron una
diferenciación demasiado estricta entre la
civilización (la mecánica, la tecnología y
los factores materiales) y la cultura (los valores, los ideales y
las cualidades intelectuales, artísticas y morales
más elevadas de una determinada sociedad).» Pero
ésa es una distinción muy real que se refiere, de
hecho, a la diferencia existente entre los cuadrantes
inferior-derecho (social) e inferior-izquierdo (cultural) y el
mismo Huntington recurre a ambos (y me gustaría decir, de
paso, que yo no suelo discrepar con los alemanes en lo que se
refiere al campo de la filosofía). Lo que Huntington
objeta -adecuadamente, en mi opinión- es la "aguda"
separación existente entre lo cultural y lo social, porque
si bien los cuadrantes son distintos, no son inseparables y ambos
deben ser tenidos en cuenta.

Tal y como Huntington las define, las civilizaciones son
grandes pautas culturales (y por "cultural" quiere decir
"sociocultural'); "comprehensivas" ("es decir, que ninguna de sus
unidades constitutivas puede comprenderse sin referencia a la
civilización de la que forman parte"), que muestran un
proceso de desarrollo o evolución ("son dinámicas,
evolucionan, se adaptan", lo que también puede incluir
declive y muerte, como normalmente ocurre), y no son
políticas, sino más profundas que todo eso ("una
civilización puede contener una o muchas unidades
políticas"). Y aunque todos estos puntos, a mi juicio,
sean esencialmente correctos, quisiera agregar algunos
más. Porque, desde mi punto de vista, las civilizaciones
amalgaman varias líneas o corrientes del desarrollo (como
los valores, los estilos cognitivos. el lenguaje, la moral, la
ética. las costumbres y las tradiciones) en su camino de
desplazamiento a través de los diferentes niveles u olas
(por ejemplo, púrpura, rojo, azul, naranja, verde) tal y
como se manifiestan en cada uno de los cuadrantes (individual,
conductual, cultural y social). La determinación de cada
uno de estos puntos resulta mucho más factible con el uso
de un sistema de clasificación holónico.

12. Para una discusión acerca del reduccionismo
sutil, véase la nota 1 del capítulo 5.

13. Cuando digo que analistas como Friedman, Gaddis y
Kennedy, por ejemplo, nos ofrecen una interpretación
reticular-de-la-vida (una interpretación que tiene en
cuenta dos cuadrantes y ningún nivel), lo único que
quiero decir es que, si bien reconocen la importancia de los
cuadrantes interiores (es decir, de la cultura, de las visiones
del mundo y de los valores, por ejemplo), no hacen lo mismo con
los muchos niveles diferentes de esas interioridades y terminan
colapsándolas en una entidad confusa (llamada "cultura" o
algo por el estilo), que subordina los cuadrantes de la Mano
Derecha a las finanzas, el mercado, la seguridad nacional, las
prácticas de la banca mundial, la globalización
tecnológica o la red ecológica de la vida. Su
perspectiva y la de los teóricos de la red-de-la-vida son
así "dos-cuadrantes y ningún nivel" (e incurren
así de lleno, como indicamos en el texto, en el
reduccionismo sutil). Hay algunos teóricos
sistémicos que admiten, no obstante, la existencia de
niveles jerárquicos e incluso los abanderan, pero
sólo siguen reconociendo las realidades de la Mano Derecha
(en cuyo caso son "dos cuadrantes y omninivel" ), con lo cual
siguen todavía firmemente arraigados en el mundo chato y
en el reduccionismo sutil. Por otra parte, al tener en cuenta
cinco o seis corrientes dentro de los cuadrantes de la Mano
Derecha (como la finanzas, el mercado global, los factores
medioambientales, los avances tecnológicos y la seguridad
militar) y tratarlos de un modo holísticamente
interrelacionado (lo que es cierto en la medida en que funciona),
están avanzando lentamente hacia una visión
más integral.

Lo mismo podríamos decir con respecto al campo de
los estudios futuros, que se halla dominado por los esquemas
chatos de la Mano Derecha que tratan de predecir posibles futuros
basados en varios escenarios. Pero el hecho de que estos diversos
escenarios adolezcan de los datos procedentes de los dominios
interiores -y de que la espiral completa del desarrollo interior
opera, no obstante, en el mundo real- evidencia que esos
escenarios futuros están mal concebidos porque carecen de
un conjunto de datos más globales procedentes de todos los
cuadrantes. Ésta es una de las razones por las cuales esos
futuros escenarios se hallan tan equivocados cuando tratan de
predecir lo que harán las poblaciones reales. Un modelo
«omnicuadrante, omninivel y omnilínea» nos
mostraría así una imagen mucho más
aproximada del modo en que los agentes reales se comportan en el
mundo real.

14. Véase la entrada correspondiente al
día 15 de diciembre de Diario para una
discusión en torno a la necesidad de equilibrar el
desarrollo interior y el desarrollo exterior.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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