La verdadera historia de Juan Pablo Duarte, del prof. José Joaquín Pérez Saviñón
Resumen de la verdadera historia del
General Juan Pablo Duarte y Díez, del Prof. José
Joaquín Pérez Saviñón
Instituto Duartiano, Museo Casa Duarte y
Biblioteca
Santo Domingo, República
Dominicana
2007
Patriotismo: "Nunca me fue tan necesario como
hoy el tener salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin
juicio y sin corazón, conspiran contra la salud de la
Patria".
Nacionalismo: "Nuestra Patria ha de ser libre
e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la
isla".
Unidad de las razas: "Los blancos, morenos,
cobrizos, cruzados, marchando serenos, unidos y osados, la patria
salvemos de viles tiranos,
y al mundo mostremos que somos
hermanos".
Poder: "Todo poder dominicano está y
deberá estar siempre, limitado por la ley y ésta
por lajusticia, la cual consiste en dar a cada
uno
lo que en derecho le pertenezca".
Juan Pablo Duarte
Las Enseñanzas, Ideales y Ejemplos de JUAN
PABLO DUARTE, hicieron posible la Independencia y
creación de la República. También forjaron
la conciencia nacional, de que podíamos ser completamente
libres de toda dominación extranjera. El pueblo dominicano
tuvo el suficiente valor para derrotar todas las invasiones de
los países que ambicionaron todo o parte de nuestro
territorio. Asimismo, Duarte predicó con su palabra y vida
ejemplar para que fuéramos justos, honestos, laboriosos y
unidos, para así poder lograr al fin, un país
feliz, además de libre e independiente. El Instituto
Duartiano labora para que sus enseñanzas les lleguen a
todos los dominicanos. Él lo sacrificó todo por
nuestra causa. Justo es que le recordemos, con veneración,
como el Padre de la Patria.
PROF. JOSÉ JOAQUÍN PÉREZ
SAVIÑÓN
Presidente del Instituto Duartiano
Juan Pablo Duarte
Fundador de la República
Dominicana
(Obra artística al óleo del
pintor Abelardo Rodríguez Urdaneta, 1892)
Resumen de la Verdadera Historia del
General Juan Pablo Duarte y Díez
El Instituto Duartiano tiene el agradable y honroso
deber de llevar el resumen de la "Verdadera Historia de Juan
Pablo Duarte", a todo el pueblo dominicano, en la
República y en las filiales del exterior, y donde quiera
que haya una apreciable emigración de nuestros
conciudadanos. Decimos la "verdadera historia" porque hay algunos
autores que, con la mejor buena voluntad, se empeñan en
presentarnos un Duarte santificado, angelical, muy difícil
de alcanzar esta imagen, para nuestra juventud. Hay otros que en
cambio, y con éstos si hay que tener mucho cuidado, tratan
por todos los medios de apocar, de difamar en lo posible, a Juan
Pablo Duarte, porque lo saben el mejor representante del pueblo
dominicano, llegando al colmo de mostrarlo como una persona
apocada, vacilante, enfermiza, débil, etc. ¡Nada
más falso! Pués ése, no es el joven Duarte
de la Independencia, líder de nuestras
juventudes.
Ese jovencito que a los dieciséis años, en
el bergantín que lo llevaba a Europa vía los
Estados Unidos de América, responde las ofensas del
Capitán del barco diciéndole: "YO SOY DOMINICANO",
y que baja a su camarote y se promete a sí mismo, que no
descansará hasta darle a nuestro pueblo el orgullo de ser
una república libre y soberana.
El fue la idea y la acción: Nace Juan
Pablo Duarte y Díez el 26 de enero de 1813 en la casa
ocupada hoy, por el Instituto Duartiano; situada en el Barrio de
Santa Bárbara, en la actual calle Isabel La
Católica No. 308, en Santo Domingo. Hijo de Juan
José Duarte, ciudadano español, y Manuela
Díez Jiménez, nativa de El Seybo.
Es bautizado en la Iglesia Parroquial de Santa
Bárbara, y desde pequeño se distingue por su
afán de aprender; según nos relata su hermana Rosa,
se aprendió el catecismo desde muy corta edad y que
tenía una clara inteligencia.
Recibió clases del profesor Manuel Aybar y de
otros maestros de la época, pero pronto se dieron cuenta
sus padres de que no había para él ninguna
posibilidad de un aprendizaje adecuado, ya que la ciudad
carecía de facilidades para estudios profundos. Recordemos
que la Universidad estaba cerrada por los invasores ocupantes, y
no había colegios de categoría.
Por tanto, su padre resuelve aprovechar el viaje a
Europa de un amigo de la familia, comerciante y vecino, Don Pablo
Pujols para enviar a Juan Pablo bajo su cuidado a España,
donde sí podía adquirir cultura y educación
convenientes. Es por eso que salen para Europa en junio de 1829 y
llegan al Puerto de Providence (Rhode Island) en Estados Unidos,
el 2 de julio en el bergantín George Washington. Al llegar
a Estados Unidos empieza a captar aires de progreso y de derechos
del ser humano. Cruza el Atlántico y llega a Inglaterra y
a Francia donde todavía se mantenían vigentes y se
apreciaban las luchas y sueños de libertad, igualdad y
fraternidad. Viaja a España y ahí es, donde narra
con sus propias palabras, después que regresa a su ciudad
natal, que recibe el mensaje que más le
impresionó.
En este regreso de Europa lo recibe la juventud, en el
desembarcadero del río Ozama. Todos van alegres hasta la
sala de su casa, donde empiezan los inquietos interrogatorios de
los jóvenes de entonces. ¿Qué fue lo que
más te impresionó de tu viaje Juan Pablo? Y la
respuesta es rápida y cortante: "los fueros y libertades
de Cataluña, los cuales algún día
daré a mi país". Esa promesa que se había
hecho en el camarote del barco, estaba vigente, e iba a estarlo
durante toda su vida. Se había comprometido con su Patria,
y ya todos sus grandes esfuerzos serían canalizados en esa
misma dirección. Después ayuda durante un tiempo, a
su amigo José María Serra escribiendo pasquines
contra la dominación haitiana, le pide a su padre que le
ceda una habitación en el almacén ferretero que
éste tenía en Las Atarazanas y, allí
comienza ese maestro de pueblos a enseñarle a todos sus
compañeros: matemáticas, geografía, idiomas,
historia, etc., tratando de mejorar ese nivel cultural tan
apagado que había en la juventud, y de elevar su
autoestima, pero, más que nada, insuflarles sus ideales de
Patria Libre, contagiándoles con su entusiasmo, y
graduándoles poco a poco, de futuros próceres de la
Patria.
Allí también les enseñaba esgrima
debajo de un árbol, disciplina muy importante porque, a
más de entretenido y entusiasta deporte, era un arma de
guerra de las más útiles de la época.
Recordemos que no existían las armas automáticas y
las demás eran lentas y defectuosas, de ahí la
importancia de la espada, el sable y el machete. La esgrima era
obligatoria en el Ejército.
Con el paso del tiempo se da cuenta de que era necesario
algo más que la prédica o la concientización
de persona a persona y, entonces, viene su idea cumbre: la
Fundación de la Sociedad La Trinitaria.
Un verdadero ejército secreto que se
extendió por todo el país, galvanizando en la
conciencia nacional de que éramos una nacionalidad, y que
por tanto teníamos derecho a ser una nación libre e
independiente de toda dominación extranjera.
El 16 de julio de 1838 aprovechando que salía la
procesión de la Virgen del Carmen de la Iglesia del mismo
nombre, entre los cohetes, el repicar de las campanas y el
bullicio de la multitud, se reunió Juan Pablo con ocho
jóvenes más, que lógicamente pasaron
desapercibidos por los haitianos, en la casa de doña
Josefa Pérez de la Paz madre de Juan Isidro Pérez,
uno de sus más leales amigos, y allí, Juan Pablo
Duarte les explicó la finalidad de ese encuentro: les
leyó el Juramento Trinitario mediante el que todos se
comprometían con su persona, vida y bienes, habidos y por
haber, a la separación definitiva del gobierno haitiano, y
a la creación de una república libre, soberana e
independiente de toda dominación extranjera que se
denominaría República Dominicana, la cual
tendría su pabellón en cuartos encarnados y azules
atravesados por una cruz blanca y que, mientras tanto, los
trinitarios serían reconocidos con las palabras
sacramentales de: Dios Patria y Libertad. Les explicó los
riesgos que iban a correr y que, si alguno no estaba de acuerdo,
ese era el momento de retirarse del compromiso. Todos aceptaron.
Para mayor solemnidad signaron con su sangre, una cruz, en cada
uno de los pliegos criptográficos que Duarte les
suministró.
No hay dudas de que lo aprendido por él en la
masonería influyó mucho en la perfección de
esta organización que se extendió por todo el
país, sin la menor sospecha de los haitianos.
También el romanticismo heroico de la época, que el
Patricio llevaba albergada en su alma. Como se puede ver, seis
años antes de que Sánchez enhestara con manos
trémulas por la emoción, la Bandera Nacional en la
Puerta del Conde, proclamando la Independencia, ya Duarte en el
Juramento Trinitario nos había dicho cómo se iba a
llamar esa republica, cómo iba a ser nuestra bandera, y
cuál sería el lema de la nación: "Dios,
Patria y Libertad," que también, después
formaría parte de nuestro escudo. ¡Que hombre tan
dotado, que planificaba con emotividad y eficiencia! Pero Duarte
se dió cuenta que también era necesario llegar a la
sociedad mediante obras de teatro, e implementó la
Sociedad Dramática, para proyectar, según el
libreto, mensajes de libertad y de patriotismo, en las piezas
escogidas por él, y que eran recibidas con el
beneplácito del público. Todavía hay
más, también organiza la Sociedad
Filantrópica, y en veladas y en reuniones con amigos y
amigas, donde él, Sánchez y varios amigos
más tocaban guitarra, flauta, y declamaban bellas
poesías, aprovechaba para crear conciencia patria, aparte
de recaudar fondos, para los viajes al interior del país y
los gastos del proyecto de la República.
Debemos decir que desde 1834 ingresó en la
Guardia Nacional Haitiana como cabo furiel y cuando algunos
amigos le reprocharon ésto, les convencía de que
tenían que hacer lo mismo, porque sabía que,
lamentablemente, iban a tener que pelear y por tanto
tenían que aprender el arte militar, siendo ése el
único sitio donde podían hacerlo. Hicieron carrera
en los cuarteles y en la milicia del invasor. Pero tenemos que
considerar al Duarte político. No político como
estamos acostumbrados a ver algunas personas corruptas, hacer
fortunas a costa del erario público, sino en la más
sana acepción de la palabra. Duarte se dió cuenta
de que el pueblo haitiano estaba inconforme con el tirano Boyer y
que se preparaba un movimiento revolucionario llamado de La
Reforma; entendió que era la mejor coyuntura que
podía presentársele por lo que deciden unirse a
esos revolucionarios para derribar los cimientos del gobierno
haitiano, no sólo debilitando así al invasor sino
ganándose incluso, su confianza. Duarte envía a
Ravelo a los Cayos, Haití, para hacer contacto con ese
movimiento, y al no conseguir éste su objetivo, le
encomienda la misión a su brazo derecho, Ramón
Mella, y ese sí, hombre hábil y dinámico,
consigue hacer contacto con ellos planificando las acciones a
desarrollar, Duarte espera el triunfo de los reformadores, y
después de la caída de Boyer en Haití, se
dirige a tomar el palacio de Gobierno sito frente a la plaza de
armas, comandando haitianos y dominicanos, siendo ya
capitán de la Guardia Nacional. Son tiroteados, hay
muertos y heridos, y Duarte tiene que refugiarse en casa de un
tío, pero como ya hemos dicho, nunca se da por vencido,
hay constancia en su labor, saltó la muralla que rodeaba
la ciudad y se dirigió a San Cristóbal, donde
convence al coronel Roca y también al comandante haitiano
para que movilizaran las tropas y vinieran junto con él y,
todos juntos, ocupar el gobierno de la ciudad. Ya en el poder,
las nuevas autoridades haitianas ven a Duarte como un aliado. Lo
nombran como parte del gobierno de Santo Domingo. Logra
convencerlos de que como él es agrimensor y tiene que
viajar al interior, puede ayudar a formar las juntas populares en
los diferentes pueblos. Es lo que Duarte esperaba, la oportunidad
de concienciar a los dominicanos, también en los pueblos.
Resulta que, en las votaciones libres celebradas posteriormente
en todo el país, de las cuales tenemos un ejemplo en
nuestro archivo de documentos del Instituto Duartiano: la
realizada en Bayaguana. En todos los pueblos los dominicanos
fueron electos mayoritariamente sobre los
haitianos.
Desde luego, los haitianos pese a que desconocen el
ejército secreto de La Trinitaria, se dan cuenta entonces
que este Duarte está realizando una labor en contra de
ellos, promoviendo la Independencia Dominicana.Por todo esto, el
general Charles Herard Aimeé entra por el noroeste con un
fuerte ejército, deteniendo a todo aquel que se sospeche
duartista, y en el Cibao, hace preso a Mella y pone precio a la
cabeza de Juan Pablo, ofreciendo el rango de coronel a
quién le de muerte o capture. Juan Pablo tiene que
esconderse y todos los vecinos se disputan el honor de arriesgar
su vida para protegerle. Pero al fin y al cabo, cede ante los
ruegos de su padre y comprende que su vida es preciosa para la
causa, burla la persecución haitiana y sale en una yola
hasta un bergantín que le esperaba para llevarle a
Venezuela. Mientras tanto, Sánchez está enfermo, y
sus familiares para protegerle de la persecución haitiana
hacen creer su muerte, y fingen su entierro.
Los haitianos, con Duarte fuera, con Sánchez en
la estricta clandestinidad ("muerto"), y Mella prisionero, se
tranquilizan y, con el tiempo, regresan los regimientos 31 y 32
integrados en su mayoría por dominicanos, (que
habían sido trasladados a Haití por
precaución), los devuelven a Santo Domingo, creyendo que
el peligro ha pasado. Duarte no está presente, pero la
semilla, el germen de Patria Libre ya ha sido sembrada en el alma
de los dominicanos y éste, es un terreno fértil
donde ha germinado con fuerza. Estando Duarte en Venezuela recibe
una carta de Francisco Sánchez, donde le informa del
estado en que están los trabajos de la revolución
libertadora, y le explica la necesidad de conseguir armas y
municiones para la lucha que se avecina. El Padre de la Patria le
responde entonces con la llamada "Carta del
sacrificio", donde le pide a sus familiares que vendan
su casa natal para poder conseguir la libertad dominicana. El
párrafo principal de esta misiva memorable dice
así: "El único medio que encuentro para
reunirme con Uds. es independizar la Patria; para conseguirlo se
necesitan recursos, recursos supremos, y cuyos recursos son, que
Uds. de mancomún conmigo y nuestro hermano Vicente
ofrendemos en aras de la Patria lo que a costa del amor y trabajo
de nuestro padre hemos heredado. Independizada la Patria puedo
hacerme cargo del almacén, y más, heredero del
ilimitado crédito de nuestro padre, y de sus conocimientos
en el ramo de marina, nuestros negocios mejorarán y no
tendremos por qué arrepentirnos de habernos mostrado
dignos hijos de la Patria". Con e1 liderato de
Sánchez y con las diligencias de Mella para integrar a la
causa a los conservadores, que es la clase pudiente de la patria,
y resulta necesario porque los jóvenes revolucionarios no
tenían toda la fuerza imprescindible para dar ese paso
gigantesco que era la alborada de la libertad. Se elabora el
Manifiesto del 16 de Enero, mediante el cual se declaran
los derechos del pueblo dominicano a ser libre e independiente y
se programa para la fecha del 27 de febrero, dar el golpe
decisivo, tras una reunión en la Puerta de la
Misericordia. Cuando algunos vacilan, porque no están
presentes todos los compromisarios, o porque los riesgos son
grandes y quieren aplazar el acto para otra fecha, Mella, con el
carácter valiente e impulsivo de siempre, exclama: "es
ahora" y con el disparo de su trabuco, les compromete a
todos. Ya no hay salida ni retroceso posible, van a la Puerta del
Conde, donde el Capitán Martínez Girón
entrega la fortificación. La jovencita Concepción
Bona entrega a Francisco Sánchez el lienzo tricolor, y con
la alborada que entonó Florentino Sordo con su trompeta,
hizo flotar por primera vez nuestra bandera en los aires
nacionales, diciendo al mundo que había nacido la Patria
que soñó Juan Pablo Duarte y que ya es una
realidad, la Independencia. Se forma una Junta Provisional
Gubernativa la cual, dentro de sus primeras decisiones ordena
buscar a Juan Pablo a Curazao, para lo que se comisiona al
Comandante Juan Alejandro Acosta al mando de la Goleta Leonor.
Parte el día 2 de marzo y regresa el 14 del mismo mes,
después de ondear por primera vez nuestra bandera en las
aguas del Caribe. El día 15 se produce el desembarco del
preclaro fundador de nuestra nacionalidad, al arribar al Puerto
de Santo Domingo y al cruzar la Puerta de San Diego, fue recibido
por todo el pueblo, y el primer Arzobispo dominicano
Monseñor Tomás de Portes e Infante, le
saludó con las palabras "Salve, Padre de la
Patria". Ese es el momento más glorioso en la vida de
Duarte. Va a su hogar a abrazar a su madre y sus hermanas,
recordando al padre fallecido en su ausencia. Se entera de todas
las medidas que se han tomado: que ya, alrededor de 600 hombres
del Este al mando de Pedro Santana, se han trasladado a Azua para
enfrentar la invasión haitiana, siendo reforzado este
improvisado ejército por los antiguos regimientos 31 y 32,
y fuerzas de San Cristóbal, Baní, Azua y todo el
sur. Va a la Junta Central Gubernativa donde ofrece su espada y
se pone humildemente a las órdenes del gobierno, el cual
le nombra vocal de la Junta. Después del triunfo
dominicano en la Batalla de Azua el 19 de marzo, la retirada de
Santana a Sabana Buey, provoca inquietud en el gobierno y
envían a Duarte al mando de una división del
ejército, como Comandante Adjunto de las Fuerzas
Dominicanas. Son inútiles los esfuerzos de Duarte por
tomar la ofensiva y convencer a Santana de la
desmoralización del ejército haitiano y la
conveniencia de perseguirle y derrotarle. Pero Santana
sigue opinando que hay que esperar. Mientras tanto, Santana sigue
en sus esfuerzos por conseguir apoyo francés, y a Duarte
se le ordena regresar a Santo Domingo, lo que obedece para evitar
enfrentamientos y quebrar la necesaria unidad del bisoño
Ejército Nacional. Cuando regresa, entrega ochocientos
veintisiete pesos que le sobraron de Mil que le habían
entregado para el mantenimiento de los soldados, y da cuenta de
los gastos, con pesos y centavos, de la suma de ciento setenta y
tres que gastó. Es la famosa rendición de cuentas
de un hombre que todo lo ha sacrificado ya por la Patria. Ejemplo
de honestidad para todos los tiempos y para todos nuestros
gobernantes. El 26 de mayo en una reunión que se celebra
en la Junta Central Gubernativa, Bobadilla y los afrancesados, ya
sin ningún pudor, hablan claramente de anexar de por vida
la península de Samaná a Francia, a cambio de la
protección permanente de esa nación. Nuevamente,
Duarte da muestras y ejemplo de su honestidad y patriotismo y con
vigor incidenta la reunión y evita la venta de la Patria.
Como los anexionistas continúan con su poca fe en los
destinos nacionales, y con sus manejos turbios para conseguir el
protectorado extranjero, Duarte se reúne con
Sánchez, Mella y José J. Puello, quien era el Jefe
de la guarnición de la ciudad, y ejecuta una acción
patriótica el 9 de junio, derrocando a Bobadilla y los
demás funcionarios de la Junta que eran anexionistas. Se
crea una nueva Junta presidida por Sánchez, la que acuerda
depurar el ejército de los elementos que estaban en
connivencia con el Cónsul Francés, y llevar
prisión a los traidores a la patria, pero de éstos
se salvan algunos al refugiarse en el consulado galo,
escondiéndose los otros. Algunos historiadores creen que
ésta es la época en que elaboró un
magnífico proyecto de Constitución Dominicana, que,
se expone, de su puño y letra en el Instituto
Duartiano.
La nueva Junta presidida por Francisco del Rosario
Sánchez envía a Juan Pablo Duarte al Cibao para
crear la necesaria unidad entre todas las fuerzas del
ejército del norte. Es recibido en triunfo en La Vega y en
Santiago, y Mella, impulsivo como siempre, le proclama presidente
de la República, cosa que todo el pueblo de allí
respalda, pero Duarte se muestra reservado, por muchas razones.
Al enterarse Santana de que la nueva Junta Central Gubernativa
quiere depurar al ejército bajo su mando, se niega y
regresa a Santo Domingo, donde el Jefe de la Plaza: el General
Puello, presionado por el Cónsul Francés no le hace
frente, y Santana con su ejército da un golpe de Estado y
ordena apresar a Duarte, Mella y todos los que en realidad fueron
verdaderos patriotas. Duarte se deja apresar en Puerto Plata,
sacrificándose una vez más, para evitar una guerra
civil. Es traído a Santo Domingo desde donde es expulsado
del país, junto a los demás creadores de la Patria,
como si fueran traidores. Ese es el duro precio que tiene que
pagar Juan Pablo por ver, convertido en realidad, su sueño
de darnos una patria libre, aunque estuviera mal gobernada. A
partir de entonces la República rechaza todas las
invasiones haitianas durante doce largos años en cuatro
grandes campañas, demostrando que Duarte no era un iluso
al tener fe en el dominicano. Que tenía razón
cuando creía que nuestro criollo era capaz de las
más grandes hazañas, tal como había hecho al
pelear contra la invasión inglesa de Penn y Venable; al
derrotar a las tropas francesas en la Batalla de la Limonade o
Sabana Real, y también al héroe de Francia, General
Ferrand, en la Batalla de Palo Hincado, con ejércitos de
campesinos, como improvisados soldados, con el machete de
labranza, recortado y con lanzas, a ejércitos aguerridos,
bien equipados, disciplinados y con generales experimentados. En
el 1863 se entera Duarte en su retiro de Venezuela, que por fin,
los impenitentes vende patria han anexado a España la
nación, y que el lienzo tricolor plasmado en el Juramento
Trinitario fué sustituido por Pedro Santana, por la
bandera española. Pero, la semilla que nuestro patricio
sembró, germinó por todo el territorio nacional
motivado por el Grito de Capotillo. Además, el pueblo ha
implementado una guerra de guerrillas con instrucciones precisas
del General Ramón Mella. Entonces, Duarte para contribuir
con el esfuerzo bélico patriótico que se realiza en
el lar nativo, vende una pequeña casa en Caracas y con
dichos fondos, arma una expedición para desembarcar por
Montecristi, y venir a dar su vida por la mancillada
República que él ideó. Se pone a las
órdenes, como un soldado más, del gobierno de la
"República en armas". Tiene un encuentro con su viejo
hermano de ideales, el general Mella, quien es Vicepresidente del
Gobierno Revolucionario, y que está muy enfermo, casi
moribundo, teniendo ocasión de abrazarle, de compartir con
él sus aspiraciones y reafirmar la vieja amistad que los
une. Pero ya no es el mismo Duarte, ya no es el líder de
aquellos jóvenes; ahora es un hombre envejecido y enfermo.
Además, muchos de estos nuevos dirigentes, ni siquiera le
conocen. El gobierno en armas le pide que sea su representante
ante los países de Sudamérica, para conseguir ayuda
a la causa de la Restauración de la
Independencia.
Duarte en principio se niega, pero luego viendo que
puede ser manzana de discordia, se sacrifica, una vez más,
y parte para Venezuela, a tratar de nuevo de conseguir ayuda para
la causa dominicana. Juan Pablo Duarte y Díez, fallece en
Caracas el 15 de julio de 1876, a causa de tuberculosis pulmonar,
recordando, como siempre, su hermoso, romántico y
extraordinario sueño de una Patria libre, justa y feliz.
¿Tuvo Duarte con sus ideas, en realidad, razón?
¿Tuvo éxito en el gran ideal de su vida?
Sí, porque tenemos una República libre que
él creó, y de no haber sido por él,
hubiéramos compartido la misma desastrosa suerte de lo que
es, penosamente, Haití hoy en día, porque si ellos
no han podido valerse por ellos mismos, mucho menos se
habrían ocupado de nosotros. Había que crear la
Patria Dominicana porque éramos, y somos, de distinta
nacionalidad, y con territorio, constitución, idioma,
religión, tradiciones, costumbres e idiosincrasia,
diferentes. Con economía e historia también
diferentes, y por lo tanto, tenemos derecho a tener una Patria
libre e independiente.
¿Tenía razón al tener fe en el
dominicano? También los hechos demuestran que Duarte
tenía razón, nuestro criollo ha vencido ingleses,
franceses, haitianos, 30 mil soldados españoles en la
guerra restauradora y en Santo Domingo, en el 1965, peleó
con la nación más poderosa de la historia, y el
criollo dominicano, todavía tiene su bandera y aún
tiene Patria. El pueblo que más ha luchado por su
libertad, en América; es, sin duda, el dominicano. A quien
Duarte siempre creyó capaz de crear y mantener su Patria
Libre.¿Y qué es la Patria de que tanto hablamos?
Pues la Patria somos todos, la Patria es usted, su familia, sus
antepasados, sus hijos, sus instituciones, esas preciosas
montañas de República Dominicana, las playas
más lindas del mundo, nuestros hermosos valles, nuestra
religión, nuestros deportes, nuestro ambiente, nuestros
sueños, todo lo que tenemos y queremos, eso es la
Patria. Por todo eso, ahora podemos trabajar en paz, unidos,
para mejorar los esfuerzos de tanta gente que se ha sacrificado
en el pasado, y superarnos y buscar soluciones para mejorar
nuestras condiciones de vida, pero siempre con fe en lo nuestro,
siempre con fe en el dominicano, para algún día
tener la Patria justa y feliz, además de libre, que
soñó, para ti, Juan Pablo Duarte.
Romance: Era la noche sombría, de
silencio y de calma; era una noche de oprobio para la gente de
Ozama. Noche de mengua y quebranto para la Patria adorada. El
recordarla tan sólo el corazón apesara. Ocho los
míseros eran que mano aviesa lanzaba, en pos de sus
compañeros hacia la extranjera playa. Ellos que al nombre
de Dios, Patria y Libertad se alzaran; ellos que al pueblo le
dieron la Independencia anhelada. Lanzados fueron del suelo por
cuya dicha lucharan; proscritos, sí, por traidores los que
de lealtad sobraban. Se les miró descender a la ribera
callada, se les oyó despedirse, y de su voz apagada yo
recogí los acentos que por el aire vagaban. Juan
Pablo Duarte
Prof. José Joaquín Pérez
Saviñón (Presidente del Instituto Duartiano):
Invitamos a todas las instituciones civiles y militares, y a todo
el pueblo dominicano, a visitar La Casa Duarte, su Museo y la
Biblioteca "Dr. Enrique Patín Veloz", y a hacer suyos los
ideales del Fundador de la República y Padre de la Patria,
así como a su divulgación, porque su vida y
acciones son ejemplos, para todas las épocas.Si seguimos
sus enseñanzas tendremos un país mejor, más
unido, más honesto, más laborioso, más
justo, y por lo tanto, más feliz. Tal como lo
soñó él y por el cual lo sacrificó
todo. "Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para
nuestros hijos y para nosotros mismos.Trabajemos, trabajemos sin
descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de
nuestra causa y en nuestros propios brazos".
INSTITUTO DUARTIANO – Casa Duarte, Museo y
Biblioteca
Isabel La Católica 308, Santo Domingo,
República Dominicana
Tels.: (809) 687-1436 ( (809) 687-1475, (809) 687-5288 (
Fax. (809) 689-0326
Web: www.institutoduartiano.org.do
Email: institutoduartiano@gmail.com
Título: Resumen de la Verdadera Historia del
General Juan Pablo Duarte y Díez
Autor:
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo
S.
"A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD
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Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR
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