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Bóvedas góticas: Ofrecen una imagen subliminal de -rostro- en la crucería (página 2)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



Partes: 1, 2

Fue diferente el estilo gótico desarrollado en Castilla-León, con el de la región mediterránea y Navarra. En la Península Ibérica durante los siglos XIV y XV, a pesar de ser los de la gran depresión de la sociedad medieval a causa de las pestes, en las dichas regiones fue el gran siglo del arte gótico oriental. Desde la primera confederación catalano-aragonesa, que duró lo mismo que la carrera eclesiástica de Guillem de Torroja, se prefirió el estilo gótico de los "masones" de la región del Languedoc y el menos puro gótico lemusín, porque en aquellos siglos ambas regiones estaban muy unidas a Cataluña, en especial la zona geográfica llamada Midí. Sobre ello escribí extensamente en la "2ª Parte" de mi biografía dedicada a Arnau de Torroja, titulada: "Las tres coronas" (que a su vez es una trilogía, porque incluye la vida de Guillem de Torroja, gran colaborador de su hermano Maestre Provincial de la orden del Temple. (Por cierto, en "Las Tres Coronas" yo experimenté una novedosa forma de escritura a la cual llamé "Transponedora").

Libros del arte gótico edificado por los templarios

La primera vez que se estudió la arquitectura templaria en Cataluña lo hicieron los autores Dalmases/Pitarch: "L'època del Cister", en "Història de l'Art Català II", Barcelona "Edició 62", 1985, p. 91-99. La arquitectura desarrollada por los templarios después ya fue tratada (siempre brevemente) en los mismos términos que el resto de órdenes religiosas.

La historia de Cataluña que vivió las aportaciones de los templarios está históricamente estudiada, pero no así la arquitectura de los templos que edificaron. En cambio las monografías sobre sus castillos las deberé omitir por ser muy extensas. Claro que existem estudios de algunas capillas templarias (W. Rincón; A. Romero; J. Ferrer:"La iglesia gótica de Nuestra Señora de Gracia y las órdenes milirares del Temple y de San Juan de Jerusalén", Villalba del Arcs", Zaragoza-Unali, 1981).

Joan Fuguet Sans al escribir en 2007: "La historiografía sobre la arquitectura templaria en la Península ibérica", expuso su opinión respecto de sus iglesias en arte gótico así: "A mitad del siglo XIX los románticos, al mirar las capillas templarias, mezclaron la realidad y la ficción, atribuyendo aquellas que tenían planta redonda ser el modelo único de la arquitectónica de la Orden del Temple". En la última línea aún apostilló: "En Castilla y León los templarios no aportaron nada en arquitectura militar". Lo creía porque la inmensa mayoría de los estudios sobre arquitectura de la Orden del Temple se limitan a sus castillos. Aunque existen algunas de sus capillas, en este escrito solo trataré de redescubrir las bóvedas de las catedrales que incluyen la imagen; una norma que hemos de atribuir a la Orden del Temple.

En 1954, un artículo de E. Lambert: "L'Architecture des Templiers", publicado en "Butlletin Monumental",nº 112, París 1954; pg 7-60 y 129-166) deshizo el error y sentó las bases para un estudio científico, figurando ya en la seccióm académica de la Historia del Arte. Sorprendió porque negaba que los templos de planta circular (como las de Eunate y Torres del Río) hubiesen sido una exigencia, o la norma única de la arquitectura de la Orden del Temple. Habrían tenido exclusiva función funeraria y su incidencia sería mínima. La mayoría de las capillas en las encomiendas ("sucursales" fortificadas) de los templarios tenían siempre planta rectangular. El defecto de su contribución fue, no obstante, el mismo que sus contemporáneos, pues también limitó su estudio a los castillos o palacios fortificados de los templarios.

En las últimas décadas los estudios sobre la arquitectura templaria siempre han sido sesgados por la falta de documentación, y también por basarse en opiniones erróneas a principios del siglo XX. Por fin los estudios universitarios lo han remediado separando al menos aquellas construcciones que no habían sido obra de los templarios, entre los cuales: San Bartolomé de Ucero (Soria), Villamuliel de Cerrato (Valencia), La Vera Cruz (Segovia) y la iglesia de Bossot en el Valle de Arán (Pirineo catalán).

Una mezcla de erudición e intuición la desarrolló A. Candei en su ponencia: "Architectura Sacra Templare", en G.Vitti. Éste con V. Ascani y Cabello Dordero escribieron: "La iglesia de la Vera Cruz" en "Estudios Segovianos", 3, (Segovia 1951) pg. 425-448.

Monaci in Armi publicó: "La Architectura Sacra dei Templari attraverso il Mediterraneo", Cretosa di Firenze 1995, pg.15-170.

J.Castán Lanaspa desarrolló lo mismo que muchos otros para concluir en su "Arquitectura templaria Castellano-Leonesa" (Univ. De Valladolid 1983) que: "No hay unidad de estilo propio en la arquitectura de los templarios…En sus iglesias urbanas los planes constructivos son más ambiciosos que en ambientes rurales, ya que aparecen edificos de tres naves".

El jesuita G. Martínez Díez, en 1993 escribió una síntesis titulada "Los templarios en la corona de Castilla" (Burgos 1993, nota 5), en cuyas páginas desvinculó a los templarios de los importantes templos de Ucero, Vera Cruz, Uriel.

M. J. Barrocase ocupó de los elementos novedosos en los castillos templarios con tipología gótica (Castillos medievales portugueses. Orígenes e evoluçao" (Séc. IX-XIV) en el volumen: "La Fortaleza Medieval" nº 67, pg13-30.

A. Zaragoza también relacionó el castillo de Miravet con la arqueología templaria de Tierra Santa, por lo que en las más recientes guías del castillo de Peñiscola consta ya construido por los caballeros templarios.

LAS OBRAS DE IMITADORES NO OFRECERÍAN UN ROSTRO

Tanto si representa subliminalmente el rostro de Jesucristo, como si para los caballeros templarios quizá fue el de san Juan Bautista, lo que interesa a estas páginas es que su forma de configurar un rostro, utilizando como pantalla todas las bóvedas cercanas al altar mayor, trascendió los siglos hasta que ha vuelto a ser revalorizada. No todos los cerebros están especializados como el mío para traducir en un esquematizado y gigantesco rostro de Jesús, toda la extensión de las bóvedas de la gran nave de un templo gótico de los siglos XII al XIV. Para los menos perspicaces la visión inicial la encontrarán configurada sólo por el primer arco ojival (el que va desde una columna lateral hasta la otra opuesta de la misma nave), y las nervaduras sobre los ábsides bajando desde la cúpula semiesférica por detrás del altar mayor. Otro cerebro especializado en arte abstracto podrá ver superado el tamaño de un rostro y cada vez podrá incluir otra ojiva más, llegando a valorar casi las más apartadas del altar mayor.

Desaparecida la Orden del Temple, su estilo de construir bóvedas fijándose sólo en los originales, hizo que se realizasen malas copias que cada vez más degeneraron en complicados diseños. Éstos, ganando en belleza, perdieron la esencia de ofrecer el esquema de un espiritual y omnipresente rostro divino que lo abarca todo. Aquellos que estuvieron en el secreto, llegó un día que, para salvar sus vidas, evitarían divulgarlo. Pero dicha forma de rostro esquematizado sigue ahí, y lo admirarán durante milenios muchos fieles si están avisados. Sólo eventualmente se perdió la sorprendente y muy gráfica idea, por la dificultad de observar una forma de rostro divino, porque la ignorancia de la gente de los siglos obscuros medievales hizo olvidar tal sutileza. Espero y deseo colaborar en recuperar algunos de los símbolos perdidos, aunque sea muy arriesgado. Veamos otro ejemplo también atribuible a la orden del Temple.

Psicoidílica decoración de claustros góticos

Desde la construcción de templos prehistóricos, todos los monumentos sagrados se esmeran tanto en su orientación y proporciones, como de su decoración. La arquitectura religiosa incluyó determinados códigos ocultos, así como la repetición de proporciones. Estas fueron sus directrices principales, sin olvidar que el virtuosismo de quienes lo planifican se expresaba armoniosamente.

Los seres vivos está demostrado que se desarrollan en base a una geometría evolutiva, y las perspectivas artísticas coinciden con las arquitectónicas a través de los números. Una serie repetitiva que está en todos los patrones de crecimiento natural la descubrió Leonardo Pia (1170-1240 d.C.), siendo mundialmente conocida como "de Fibonacci".

Miguel Ángel (1475-1564) afirmó que el conocimiento de la figura humana era básico para comprender la arquitectura. En algunos claustros construidos en estilo gótico que pudo haber visitado, debió ver que otros sabios medievales ya lo habrían materializado, y disfrutado tan mística como discretamente. En la iglesia de Sant Pau del Camp (inicios del siglo XIII), en el centro de Barcelona, los arcos están tres veces lobulados, perfilando no sólo la forma de una cabeza, sino además la forma de los hombros. En mis fotos incluyo muestras de los claustros parcialmente restaurados de la "zona de reconquista" (s. XII) del sur de Cataluña, porque conservaron las aberturas, variando el aspecto de los agujeros (óculos") solo encima de los capiteles. http://www.slideshare.net/secret/FJg82iAjAfoGQV

Monjes del temple rodean el "arca"

Es muy famoso el dibujo de la figura humana que hizo Leonardo da Vinci (1452-1519) recordando al arquitecto romano Vitruvio (s. I d.C.), pues en sus obras había dejado unas sabias directrices, las cuales en Europa fueron de nuevo recordadas por los constructores del Renacimiento.

En el arte islámico lo desarrolló precozmente, porque sintieron idéntica necesidad de expresar la idea del crecimiento a través de la repetición. Sus creencias les impiden representar a seres vivos en la decoración religiosa, pero los monjes europeos en el siglo XII conectaron con ellos en Palestina no tenían ningún impedimento. Así, los monjes guerreros de la orden del Temple de Jerusalén habrían podido aprender la sutil forma de auto representarse entre los arcos de las galerías de ciertos claustros. Son aberturas en cada una de las cuales la silueta de muchos monjes encapuchados alineados en las galerías, parecen estar vigilando la simbólica "Arca de la Alianza", representada subliminalmente por un templete de planta hexagonal conteniendo una fuente y una pica para lavarse. La ignorancia actual casi logró que los conocimientos escritos mediante piedras bajo tensión, especialmente en las bóvedas de las catedrales, permaneciesen ocultos. No sólo fueron irreconocibles para los sacerdotes que las administran, sino también para cualquier "Inteligencia espiritual" porque son obras que a lo largo de los siglos han sufrido no pocos remiendos hostiles.

Recordaré que semejante alarde arquitectónico, tan generalizado en toda la Europa medieval, no se improvisa. En aquellos templos los conocimientos aplicados de todo tipo, incluidos los geo-biológicos, bien podemos llamarlos "sagrados", incluyendo la energía cosmo-telúrica, por su relación de equilibrio capaz de impactar en la receptibilidad de los fieles. Sirvió a nuestros antepasados y servirá también en el futuro cuando la red telúrica Hartmann sea debidamente valorada. Se trata de otra energía que, en el interior de templos religiosos de todo el mundo, propicia que los creyentes puedan captar allí emanaciones de un poder invisible pero transmutador de unas fuerzas que no se estudian en las universidades.

Dentro de la sociedad medieval los caballeros templarios fueron unos guerreros muy religiosos, sujetos a muy elevadas y secretas directrices escatológicas. Quisieron construir grandes templos, y a pesar de sus pobres recursos técnicos, los elevaron a alturas de hasta 40 metros con pura audacia y un afán de glorificar a Dios. Las referencias anteriores a sus catedrales góticas fueron los pesados templos del mundo clásico, los cuales impregnaron el Arte Románico. Hubo también excepciones. En la catedral de Petrobourg (Gran Bretaña) se limitaron en construir en estilo románico el interior, y en arquitectura gótica el exterior del mismo templo. Otras catedrales se decoraron con vitrales. La luz que atraviesa las vidrieras inunda el interior, como se ve en la Sainte-Chapelle de París (Francia), construida entre 1239 y 1246.

Los templos románicos de los cistercienses tuvieron planta de cruz con ábsides en la cabecera, siendo por su orden (hermana de la del Temple) que pasó a convertirse en el tipo de cruz basilical, y en conjunto prefirieron que tuviese tres naves. El principio que sostiene cualquier tipo de bóveda y arco apuntado del tipo que sea, es su propio peso. Las apariencias, como siempre, se prestan a confusión aunque estén bien documentadas. Al respecto, para información de mis conciudadanos, diré que en Solsona, en los siglos XIII y XIV la iglesia de Santa María aún conservaba la cabecera románica, a pesar de que la familia Torroja, señores de la zona, habían construido un siglo antes su nave gótica. Al estar enterrados en la cripta de la gran nave románica algunos condes de Urgel y muy nobles señoras como Doña Brunisenda de Foix-Castellbó, se solucionó cegando la entrada de la cripta y se conservó el espacio románico encima, siendo destinada a servir de sacristía. El conjunto no se unificó hasta la primera mitad del siglo XVIII, décadas después de haber sido erigida Sede diocesana en 1593.

La catedral de Solsona, a pesar de que su aspecto exterior presenta una imagen realmente ecléctica, por mezclarse diversos estilos sobre su ábside románico. Se ve en esta foto, tratada con preferencia es estas páginas, debido a que en su gran nave gótica he podido experimentar el efecto de resaltar el rostro de la bóveda apagando las luces del lugar correspondiente al sector de los ojos. Por cierto, parece ser monje con capucha, y no faltan argumentos para justificarlo, porque entonces era el templo de una floreciente comunidad de monjes agustinos en tierra fronteriza con los musulmanes.

Para lograr un aspecto de imagen de rostro, la pintura con que se decoraron las bóvedas de los templos góticos pudo haber ayudado más de lo imaginado, al resaltar discretamente el efecto subliminal que aviso en este escrito. Con poco que se las "ayude", se pueden obtener imágenes que ganan mucho efecto. En la catedral de Solsona lo constaté (no fue modelo único; se repitió igual en Vilafranca del Penedès). En otras ciudades, como en Valencia, observo en una foto antigua que la bóveda de la gran nave de la catedral (1262) -muy ancha y sólo tiene 16 metros de altura-, aparece una gran lámpara colgada del techo, la cual parece dibujar un grueso bigote sobre la boca de la imagen ofrecida por las bóvedas.

Aprovechando la robustez de los cimientos de la arquitectura románica, los pilares y columnas finísimas de la catedral, como si pretendiesen negar su pesadez y dureza física, se elevan muy alto para soportar unos arcos almendrados, y sobre ellos unas bóvedas muy espaciosas. Éstas en el arte gótico posterior aún se complicaron más en sus diseños, hasta conseguir que en sus centros se dibujase con piedra y cristal una estrella trabajada como si fuese obra de orfebrería para que, translúcida, dejase pasar la luz cenital.

De nada sirvió que el dicho rostro en algunas catedrales apareciese ingrávido, por el hecho de sostenerse la bóveda sobre altas vidrieras, de gran colorido, sucesivamente dispuestas a todo su alrededor. Los vitrales historiados acapararon absolutamente toda la atención y eran realmente dignos de elogio. Fue como si tanta luz cegase sus almas. Al faltar los maestros constructores, el secreto de los templarios se perdió. La gran nave de las catedrales después metafóricamente sirvió como: "Arca de Noé", "Barca de Pedro", etc.. También sirvió en el siglo XX para celebrar allí debajo ¡los mercados semanales!

Se perdió tanto el mensaje oculto de sus bóvedas, así como también las referencias que estimulasen a buscar descubrirlo, porque la orden del Temple fue abolida y ejecutados su caballeros. Sus secretos se los llevaron, y aquellos otros que sus enemigos les descubrieron, fueron silenciados. No obstante, su mensaje quedó escrito en la piedra y sólo hay que saber descifrarlo. Hay casos similares en todas las épocas.

Dado el aprecio por los rostros que sintió el genial arquitecto catalán llamado Antoni Gaudí, como se revela por sus diseños (incluso unote secreto, y que ha pasando después desapercibido en la fachada del templo Sagrada Familia, de Barcelona), opino que al diseñar la bóveda sobre el altar mayor de la catedral de Astorga, Gaudí deseó buscar el mismo efecto conseguido ocultar en las bóvedas medievales. Sin duda Gaudí conoció el poder del rostro configurado en las puertas de acceso a las estancias reales de la Alhambra de Granada. Gaudí también remodeló la catedral de Palma de Mallorca (Baleares) y pudo ver los dos agujeros sobre el altar, que le parecerían unos inexplicables ojos.

Aquellos templarios que consiguieron escapar a su exterminio, en pocas ocasiones transmitieron sus creencias otros, pero éstos hicieron posible que siglos después de la abolición del Temple el año 1312, se continuaran decorando con esculturas de cabezas cuantos templos que se atribuyen a sus continuadores.

Los caballeros templarios leyeron sin duda los hoy llamados "Evangelios Agnósticos" y recogieron ideas acerca de la veneración de la cabeza de san Juan Bautista (el Precursor), y plasmaron escenas del mismo en los templos que ellos más apreciaban. En la iglesia fortificada que tuvieron en Montsaunés (Haut Pyrennes-Fr.), para la veneración de una imagen de Nuestra Señora sosteniendo a su Hijo, decoraron con altorrelieves el frontispicio de su entrada con una serie de cabezas alineadas. También hay escenas de la vida de Cristo, como el pasaje de cuando curó a su comadrona ciega. Es interesante que allí aparezca en relieve el "Péndulo de Salomón" sostenido por dos personajes.

Un rayo de luz que penetra determinado día del año por un agujero, ilumina otro de una losa situada a tres metros dentro del templo. Las sutilezas de los templarios eran siempre expresadas allí donde, quien se hiciese sabias preguntas, pudiese hallar respuestas.

La mitad superior de Santa María del Mar (Barcelona-Catalonia) incluida la bóveda, se construyó en estilo gótico final (s.XIV) que ha sido llamado "hispano-flamenco", al combinar elementos renacentistas y del arte mudejar (Por mandarlo construir la reina Isabel la Católica, se lo llama también Isabelino; y Flamígero o Manuelino por influencia de Portugal). Se lo reconoce por no necesitar columnas laterales, sino que las bóvedas se apoyan en salientes de la parte alta de los muros.

Las bóvedas de las catedrales (s.XII-XIV) revelan una imagen subliminal del rostro de Cristo en esquema. Es "Luz del espíritu" según la Biblia. Al conocer mi investigación, nadie volverá a entrar en una catedral gótica viéndola como antes. Por mi parte sólo me falta añadir: Que diga más, quien más sepa.

(C) Ramón Ramonet Riu (Escrito, y registrado en Barcelona, Abril
del año 2013

 

 

Autor:

Ramon Ramonet Riu

 

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