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El Destino de Existir (página 2)



Partes: 1, 2

Los significados de lo valioso de la vida para nosotros se organizan en un significado para vivir con un sentido en la vida que nos ayuda a seguir existiendo. Ese significado-sentido permanece porque interacciona a lo largo de la vida con otros significados que organiza para ayudar a que se mantenga el sentido. Cuando los significados que vienen de la vida cotidiana ya no se ajustan, entonces el significado-sentido tiene que transformarse para continuar existiendo. Un nuevo sistema de significado-sentido emerge, tiene parte del precedente con una nueva organización. Ya sea porque se han incluido nuevos significados, porque se han eliminado otros o se ha transformado el contenido en algunos. El resultado es un nuevo significado-sentido que en general es el mismo, pero que en lo particular efectivamente cambió.

Si alguien considera que puede mantener o ha mantenido el mismo significado no soy quien para decirle que se engaña. Pero, el ser humano pasa por diferentes fases a lo largo de la vida. La mente humana no es la misma al nacer, a los tres años de vida, a los ocho, en la fase de juventud, en los adultos y en la vejez. Orgánicamente nuestro sistema cambia, cambia nuestra mente, nuestro contexto de interacción social y nuestra representación cultural. Todos son signos que pasan a formar parte de los significados de la vida en cada etapa. Son cambio y con ello cambiamos para sobrevivir. En el último capítulo veremos como es ese proceso general de cambio.

¿Qué pasa cuando lo difícil es cambiar?

Muchos comportamientos y formas de significar están fijados en nuestra mente. El color negro para mí significa muerte. Por más consciente que soy sobre cómo es un significado cultural, yo lo significo igual. Tomo decisiones rápidas y sólo después comienzo a pensar con detenimiento sobre sus implicaciones. Las terapias las terapias son para cambiar esos significados.

En mi primer ejemplo, el significado del color negro no me genera ningún problema para vivir. El segundo caso es diferente, pues puede comprometer mi existencia. Cuando una forma de significar o un significado nos generan un conflicto hay que recurrir a una terapia de re-significación.

Eso es lo que hacen todas las terapias, modernas, antiguas e iniciáticas. La buena terapia descubre el sistema de significado-la conductael conocimiento inconsciente de la persona, encuentra dónde hay un problema y cómo afecta al resto. En el mismo sistema de significado-conducta-inconsciente debe encontrarse la solución, porque es uno o varios significados en su interior. La solución está en cambiar ese significado y que la dinámica del mismo sistema haga viable la transformación.

Por eso todos los textos sagrados llegan a un momento en que refieren que la verdad está en el interior. Se encuentra que el principio sanador está dentro de uno mismo. Hay parábolas de ello, cuentos, leyendas. Al final nos conduce al significado y sentido que somos capaces de construir de la vida.

El tipo de terapia depende del tipo de persona que se es. Para eso sirve conocerse. Para algunos padecimientos basta una charla con el sacerdote, el terapeuta, el amigo. En otros casos es necesaria la magia, la iniciación, el consuelo. En todos los casos se necesita de alguien, aunque no necesariamente otra persona presente.

Acercarnos a un libro sagrado, un texto de terapia u objetos mágicos puede bastar. El punto está en la capacidad de transformación de los significados, en cómo logremos articularlos y hacer que emerja el significado de la vida que queremos. En nosotros mismos está el significado que nos hace tomar la dirección que necesitamos.

¿Qué pasa si hemos seguido un significado por muchos años y ahora nos damos cuenta de que no es lo que se quiere?

Estamos construyendo un nuevo sistema de significado. Es algo inherente a nuestro desarrollo personal. Considero que no hay que detenerse. Mientras su construcción sea de la mano de nuestro propio conocimiento, sintamos que somos nosotros mismos, logramos estructuras nuestro sentido de vida, entonces es nuestro nuevo camino.

Nada hay que diga que la vida sólo tiene que tener un único camino. No porque siempre hemos sido de un modo se nos niega la posibilidad de, al menos, un cambio parcial. Tampoco tiene porqué estar definido un momento en la vida. Si bien es más fácil en cierta etapa de la vida, mientras se esté vivo se tiene derecho de ser feliz.

Si el significado cambia, es una gran fortuna participar de ese cambio.

De acuerdo a mi consideración de la vida, el cambio llega. Somos partícipes del mismo. Con llegar a una edad en la cual tenemos conciencia de nosotros mismos y necesitamos saber qué hacer, entonces ha comenzado el cambio. Vamos a formar parte de ese cambio construyendo nuestro significado de la vida.

Así es que hay que entrar en el proceso de transformación del significado-sentido de la vida porque hace falta, pero con un significado-sentido de la vida que ya se tiene. Es decir, falta algo en el significado de la vida y su sentido. Pero para alcanzarlo reconocemos uno previo; como una aspiración, un deseo, una intuición. Entonces entramos en el proceso de transformación para encontrar nuestro nuevo significado y sentido a vivir.

La transformación

Si llegamos aquí es porque es necesario que cambiemos. Es necesario porque la vida supone cambio, adaptación; la cultura cambia, se transforma, la mente constantemente cambia significando a cada momento el mundo cambiante, la sociedad evoluciona por los cambios en sus componentes vivos. En ese todo cambiante, tenemos que cambiar.

Pero la transformación a la que hace referencia el capítulo es aquel proceso que no se limita al cambio biológico, mental, social o cultural. Sino a un cambio en el modo de ser impulsado por uno mismo para sí.

El término transformación tiene el sentido de que la forma, el modo de ser, entra en un dinamismo tal hasta tomar una forma nueva. Esa forma es la que descubrimos como propia y que ahora significamos conscientemente para que tenga la imagen que vemos de nosotros mismos.

¿Qué imagen tenemos de nosotros mismos? ¿Cuál es la verdadera imagen de nuestro ser? ¿Quién somos cada uno en realidad? ¿Qué se puede ser? A estas alturas todas esas preguntas tienen una respuesta viable, factible y cierta que es el impulso que se necesita para la transformación.

La transformación biológica es inherente a nuestro ser. La enseñanza de la psicología del desarrollo está en mostrar que la psique se transforma. Las fases de la vida mental, la madurez, la seguridad de la vida acompañan en su mejor dinámica la del cuerpo.

La transformación a nivel social y cultural fácilmente contrasta con nuestros deseos y necesidades personales. En otras ocasiones apoyan el desarrollo, pero bajo sus parámetros, reglas y funciones. Ya se habló al respecto en los capítulos anteriores. Lo relevante es su participación en el proceso de cambio.

Estos niveles de transformación son fundamentales para la vida en este mundo. Pero también somos parte de un todo mayor cuya relevancia es lo más sobresaliente. Sobre el tema los textos místicos tienen los principios generales, las sociedades iniciáticas son por ello el inicio del proceso. Los cuentos, las leyendas y lo mitos también son enseñanzas sobre el tema. Entre los cristianos el proceso también se puede descubrir en los Evangelios. En todos los casos hay que tener en cuenta que son objetos obligados de interpretación intelectual, sensible, intuitiva y corporal.

Luego de haber comentado lo anterior acerca de la transformación hay que abordar aquella que efectivamente significa trascender. Me refiero a la transformación que hacemos de nosotros mismos, de nuestro pasado familiar y potencialmente de la humanidad.

Entre lo que somos también está una parte de lo que hicieron nuestros padres, nuestros abuelos y posiblemente antes que ellos. Eso afecta nuestra existencia para bien y para mal. En la posibilidad de cambiar se denota que todo tiene un fin potencialmente bueno, siempre y cuando podamos entrar en la transformación. Cambiar ese pasado para habitar el presente es la tarea que considero representa la verdadera transformación.

He visto esa transformación y en los casos donde la observe corresponde a una pareja en interacción. La reconozco entre una madre y su hija, entre dos extraños que sólo en ese trabajo comenzaron a conocerse. Pienso que entre las parejas la transformación debe ser inherente a su desarrollo como pareja. Y en ese sentido el tipo de pareja es intrascendente, lo importante es lo que se cambia.

Para hacer este trabajo volvemos a las ideas ya expuestas. Hay que conocer el pasado, nuestro lugar en él y cómo generamos significado.

Primero construya su árbol genealógico, si no es que ya lo hizo. Para quienes son adoptados es el camino más difícil, pero es precisamente el proceso que necesitan realizar. Si ya lo tiene construido hay que detallar los aspectos más importantes comenzando con lo característico de cada persona y resaltando los secretos familiares. Hay que fijarnos si existen patrones en el árbol familiar. Si se repiten fechas, nombres o procesos.

Por ejemplo, si todos los hijos mayores tienen el mismo nombre, el mismo trabajo y enferman de similares padecimientos. Hay que ver el significado de los nombres, de los lugares de nacimiento, de las migraciones. Los hijos deseados o no, los mismos padres o no, los no nacidos o muertos jóvenes. Tómese atención a cada detalle con la idea de que toda la historia familiar representa un relato. Ese relato es nuestra explicación en la vida y siempre, he visto, tiene cosas que se deben mejorar, arreglar, sanar. Se construye con la genealogía el relato de nuestra historia familiar y cada uno como la cúspide de esa historia.

Por lógica algunas personas tienen que cambiar más cosas que otras. No dudo en que algunos consideren que no tienen nada que cambiar. Como a mi parecer todos los humanos son imperfectos hay cosas que atender. Más bien existen quienes consideran necesario actuar y quienes se conforman con lo que tienen sin aspirar a ser mejores.

Los significados y el sentido de la vida que tenemos para nosotros mismos ahora están inmersos en la historia de la familia. El significado trasciende nuestro propio interés y al mismo tiempo coincide con nuestras necesidades. La transformación que vi de una mujer correspondió precisamente a que para construir su significado sano de la vida tenía que corregir algo en su árbol genealógico.

Sinceramente esos cambios los considero plenamente mágicos. Suceden cuando tienen posibilidades de ser parte de nuestra existencia. La persona con la que logramos hacerlo se presenta sin siquiera haberlo anticipado. Puede haber estado ahí mucho tiempo y en ese momento tiene ese nuevo papel de ayudar en la trascendencia. Para quienes lo duden espero lo experimenten. Si no es el caso, básteles reconocer que entran en un proceso de transformación de los significados familiares. Esos cambios trascienden para actuar en sus hijos y de algún modo que desconozco, tocan a la familia. Lo que luego les hace entrar en su propia transformación.

Para realizar los cambios sugiero el uso de las terapias genealógicas, la psicomagia, el psico-chamanismo, así como aquellos procesos místicos de transformación. Sin embargo, será en la pareja en interacción donde se defina cuál es el mecanismo de transformación que hay que seguir. Esa definición está aparejada a su forma de co-existir.

Es decir, ustedes pueden ir y tomar un curso, leer un libro, trabajar con cartas, imitar lo que otros hicieron, pero es en la interacción de donde emerge el relato de la vida, sus problemas y la salida. Lo que habrá que tener en cuenta es que el proceso no es rápido ni simple. Como la vida depende de ello, vale la pena.

Una ADVERTENCIA: son procesos muy difíciles, tocan los principios más elementales de la vida, son aquello que se nos ha enseñado como peligroso, puede estar estigmatizado como totalmente intrascendente e incluso potencialmente agravar situaciones de interacción familiar ya dañadas. Así que no es una decisión simple, requiere de madurez y compromiso.

La transformación no necesariamente te lleva al significado que quieres, pues tiene una dinámica propia de la familia que es más que uno mismo. No obstante resulta útil para la propia vida. Nos ayuda a superar otros problemas y mientras se encuentre sentido tendremos un camino por existir. El proceso es parte de la vida, por lo tanto inherente a seguir viviendo y transformando para ser cada vez más uno mismo, una misma, sí mismo.

Entonces llega la iluminación.

Hay quienes se iluminan como Buda, pero eso no lo sé. Lo que si puedes vivir es una tranquilidad que satisface tu vida hasta el presente.

En la iluminación las palabras no son necesarias, es el silencio del que trata el Tao, el espacio entre Adán y Dios en la Capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel, el contenido de En el Principio

La Vida

La vida es más que nuestra propia vida y sin embargo, solo la comprendemos desde nuestro vivir. La vida no necesita una definición porque es lo que más conocemos. Porque somos la vida misma.

La vida ha tenido un principio y hasta ahora no tiene un final. Lo que algunos llaman muerte es sólo parte de la vida. En el caso de los seres humanos transitamos hacia otro nivel de existencia. Sobre esta existencia no es necesario tratar, pues corresponde en su plano ser atendida y no ahora.

Por lo pronto es la vida aquí y ahora la que debemos tomar y hacer propia. Nuestra vida orgánica nos pertenece mientras respiremos. La vida psicológica hay que volverla al camino de nuestra definición cada que seamos conscientes. La vida en sociedad tiene sentido en el proceso evolutivo, la libre determinación humana puede ser la herencia que demos a su proceso. La vida cultural son significaciones en constante transformación que unifican todo. Los significados que se construyen como el Amor de Cristo, transforman todo.

La vida eres tú mismo, tú misma y te corresponde hacerte cargo de ella.

Agradecimientos:

Para la realización de este trabajo en Australia recibí el apoyo económico de: CONACYT-México.

Así como el apoyo académico y de infraestructura
en la University of Western Sydney: Institute for Culture and Society

 

 

 

Autor:

Juan Carlos Zavala Olalde

2015

Partes: 1, 2
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