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El hijo póstumo (página 9)



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Al egresar de la Facultad de Derecho en 1989, mientras trabajaba en mi flamante función de Director Administrativo en el Banco del Pichincha, sucursal Cuenca, que funcionaba frente al Rectorado de la Universidad, en la Calle Bolívar y Benigno Malo; y seguía preparando mi tesis doctoral, siendo mi Director de Tesis, el Doctor Arturo Camacho Vélez, Vicerrector Administrativo de la Universidad; recibí la visita en mi oficina del Banco del Pichincha, del Doctor Arturo Camacho Vélez, quien me traía la noticia de que junto con él, en sesión del Consejo Universitario de la Universidad nos habían designado para asistir al Congreso de Derecho en Buenos Aires Argentina; y, al Congreso de Derechos Humanos, en la ciudad y "Universidad Lomas de Zamora", en ese país, en circunstancias de que recién estaba en actividades y trabajo unos veinte días en el Banco del Pichincha, gracias a la recomendación de mi compañero de promoción el Coronel Eugenio Martínez, del arma de Artillería, con el que semanas antes me había encontrado de casualidad en Cuenca, él desempeñaba las funciones de Edecán del Vicepresidente de la República, Doctor Blasco Peñaherrera, y me preguntó en que trabajaba, sabiendo que estaba retirado del Ejército, y al comentarle que había egresado de Derecho y que no estaba trabajando, con un interés propio de un verdadero amigo y compañero, se despidió diciéndome, "la próxima semana recibirás una llamada telefónica y será referente a trabajo, pues tu eres una persona que debe trabajar y conseguir recursos económicos para tu Familia"; agradecí el ofrecimiento, después de darle el teléfono de mi casa y del estudio del Doctor Bolívar Fajardo Clavijo, quien me acogió en su estudio ya siendo estudiante de Derecho de tercer nivel, para que practique la profesión de Abogado, lo cual agradezco y honro su memoria de este buen amigo y maestro, que es fallecido, así como a su digna Familia. En efecto no pasó ni una semana, cuando recibí la llamada telefónica al estudio jurídico donde practicaba, del Gerente del Banco del Pichincha, Doctor Ignacio Ordóñez, quien me pidió que me presente inmediatamente en el Banco, cruce el Parque Calderón, agradecido por la gestión de mi compañero y amigo de promoción, en efecto al entrevistarme el Gerente, me indico a poco rato que si me interesaba ser Director Administrativo de esa Institución, lógicamente acepté inmediatamente dicha designación, pues únicamente subsistía con mi Familia, con la pensión jubilar de Quince mil sucres; y me ofrecía un sueldo de Treinta mil sucres mensuales, más beneficios de ley; le dije que cuando puedo empezar, el me respondió que inmediatamente, y es más me indicó que era bien venido al Banco, que el puesto era mío por orden del señor Vicepresidente de la República; este cargo fue un verdadero reto para empeñar mi responsabilidad, eficiencia, disciplina y ejecutorias; estuve en ese cargo un año, exactamente hasta que me gradué de Doctor en Jurisprudencia y Abogado de los Tribunales de Justicia de la República del Ecuador; el Doctor Ignacio Ordóñez, me pidió que me quede en el Banco, me invitó a que haga carrera bancaria, yo le agradecí sus buenas intenciones, había estudiado Derecho y debía empeñarme en la profesión, haciéndome un objetivo de practicar por cinco años todos los campos del Derecho, de hacerme conocer por la población, de servir a la comunidad, en la Provincia del Azuay, en Cuenca, donde hay excelentes profesionales del Derecho, me despedí agradeciendo la confianza depositada en mí, y con un certificado de excelente conducta y servicios prestados; despidiéndome de todos los empleados de la Matriz y de las Agencias, y conocido por todos como Licenciado en Ciencias Sociales y Jurídicas, pero con un amplio conocimiento del trabajo privado en el Banco, lo que amplio mis conocimientos y relaciones con las personas del Banco y de los clientes, con los cuales mantengo lazos de amistad hasta la fecha, demostrando que un miembro de Fuerzas Armadas, ya en el goce de sus derechos políticos y ciudadanos, es un elemento positivo para la sociedad. Mi imperecedero agradecimiento al Coronel Eugenio Martínez y al señor Ex Vicepresidente de la República Doctor Blasco Peñaherrera, por esa ayuda, en un instante preciso, donde más necesitaba, agradecimiento que hacen mi cónyuge e hijos, y que nunca he logrado retribuir como se merecían.

El Doctor Ignacio Ordóñez, después del pedido del Doctor Arturo Camacho Vélez, me concedió 20 días de licencia sin sueldo; active mi Pasaporte y con Escala en Santiago de Chile, llegué con el Vicerrector de la Universidad, y asistimos a los dos Congresos en las Universidades de Buenos Aires y de Lomas de Zamora; en esos días el General Pinochet, entregaba el Poder al Presidente constitucional Chileno, terminándose una gran época de gobierno de facto, lo que fue festejado por los asistentes a los Congresos; era la primera vez que viajaba al Sur, me impresionó Buenos Aires, con su majestuosidad, sus avenidas y plazas, sus gentes y en especial, la Facultad de Derecho de Buenos Aires, parecida al Partenón, con su grandeza y majestuosidad, apoyada en grandes columnas, donde se desarrolló el Congreso de Derecho, y compartimos con representantes de toda Latinoamérica, a excepción de los representantes de Cuba, en especial conocí el "Aula Velasco Ibarra", en honor al Catedrático, nuestro compatriota, el Presidente Constitucional de la República del Ecuador, con un óleo gigantesco de su figura y genio, muy apreciado en esa Universidad estatal de Buenos Aires; en donde dio importantes cátedras de Derecho; al finalizar el Congreso, recibimos los diplomas de asistentes; pues el Consejo Universitario de la Universidad Católica de Cuenca, nos había designado, para que asistamos y llevemos ponencias de Derecho y de Derechos Humanos, que fueron expuestos por el Doctor Arturo Camacho Vélez. En los siguientes y finales siete días, asistimos al Congreso de Derechos Humanos, en la ciudad y "Universidad Lomas de Zamora", localizada a unos 130 Kilómetros de Buenos Aires, viajábamos a diario en ferrocarril, y en este evento, se destacaba a la vista, el problema lacerante de los desaparecidos en Argentina, los reclamos de las Madres de Mayo frente al Palacio Rosado de la Presidencia; y la agresividad de los gobiernos militares de moda en esa época, en especial en Argentina, Chile, Perú y Ecuador; la tarde que recibíamos nuestros diplomas clausurado el congreso, las delegaciones de los países, se retiraban apresuradamente, el Doctor Arturo Camacho, preguntó mi parecer y yo le animé a que nos quedemos a la invitación de los Catedráticos argentinos, que nos llevaron a un rancho restaurante, donde pasamos la tarde y la noche y parte de la madrugada, dejándonos en nuestro Hotel cinco estrellas uno de los catedráticos designados, nos entregaron escarapelas de la Universidad en plata, pasamos una excelente velada, con una cena compuesta de diferentes carnes y vino argentino, al acorde de la música del país y la gran camaradería de las profesoras y profesores de la Universidad Lomas de Zamora, con los que intercambiamos teléfonos y direcciones, destacándose la presencia de nuestra delegación de la Universidad Católica de Cuenca, Ecuador.

Pude observar en Buenos Aires y en la ciudad Lomas de Zamora, una profunda crisis económica, que atravesaba Argentina, cuya moneda se desvalorizaba cada día, nuestros dólares que llevamos de viáticos y para estadía, nos cambiaron a razón de 17 Australes por dólar; la Universidad me asignó Mil dólares; los precios del hotel y alimentación, así como transporte eran baratos; la comida argentina, con las carnes y asados, el vino, la comida italiana, pastas, y pizzas, a precios increíblemente bajos; además de la gestión académica y de representantes, tuvimos la oportunidad de tomar un tour nocturno, con cena incluida y espectáculo de variedad de música y tango en "El Viejo Almacén", más transporte, por el valor de Veinte dólares; y, si es impresionante la atención y la variedad de carne de primera calidad en la ciudad, nos ponderaban de las atenciones que se reciben en la provincia; la carne de ganado, máximo de un año, de color café y blanco, que da para una preparación de todas las partes y carnes del ganado, comenzando por los infaltables chinchulines, costillares, lomo y demás partes que son servidas con un corte especial, de textura y sabor exquisito, en esa época nuestra moneda era el sucre.

En general, en Buenos Aires, la población mayoritariamente de ascendencia europea, muy amable, culta, transitamos en nuestros momentos libres por las calles y avenidas, sin peligro alguno, con una seguridad óptima y de calidad para el turista, merece el calificativo que se da a esta ciudad de "París chiquito", por sus majestuosa plazas, edificaciones, monumentos; visitamos, el Palacio Rosado, la catedral, la plaza de armas, el círculo militar, con una puerta de bronce gigantesca, el hipódromo que es la pasión de los argentinos; no pudimos entrar al estadio, a espectar el futbol, pero si recorrimos la calle Corrientes, el boca, y entramos a cafés en donde había jazz y se hacía música; pude conocer a indígenas argentinos, que pululan pidiendo caridad en la urbe; admiramos la elegancia y la moda de la mujer argentina; y es precisamente en esta época de crisis económica en ese país que se promovió el turismo desde el Ecuador, por los bajos precios y el comercio conveniente. Observé varios bancos extranjeros, que ofrecían préstamos con el treinta y más por ciento mensual de interés, lo que me causó gran impresión, los bienes raíces y propiedades en general, con gran oferta, y en dólares, con precios bajos, determinaba la gran crisis que atravesaba ese país latinoamericano.

Regresamos a Cuenca, con escala en Santiago de Chile, y días después de llegar a Cuenca, dimos el Informe de nuestra comisión, a la Universidad y de lleno me dedique a mi función en el Banco del Pichincha y a seguir preparando mi tesis doctoral.

Posteriormente agradecí de todo corazón la oferta del señor Rector César Cordero Moscoso, de que me haga cargo de la Gerencia de la Librería de la Universidad, pues tenía trabajo en el Banco; sin embargo en una mañana de lunes, me despertó en mi casa, mi cuñado Paúl Alfredo, último hermano de Ruth, me pedía le acompañe al Rectorado, ese año se abrió la Facultad de Ingeniería de Sistemas, en efecto llegamos a las ocho de la mañana y sin hacer turno ingresé a los patios y hable con el Doctor Manuel Escandón, le indique el motivo de mi presencia y le pedí la matrícula para Paúl; al frente estaban las oficinas del Rectorado y en ese entonces el Licenciado Hugo Ortiz Segarra, después de saludarnos, me indicó que el señor Rector que estaba al frente, pedía mi presencia, inmediatamente junto con el Secretario, ingresé a la oficina, salude con el señor Rector, al cual tengo el mayor respeto y agradecimiento, pues por su ayuda invalorable soy profesional del Derecho, y después de entregarme un sobre cerrado, me dijo, "le necesito en la Facultad de Derecho, quiero que colabore con la Universidad y de clases en calidad de catedrático"; en esa época era Licenciado, tenía un título intermedio y estaba por graduarme de Doctor, ese pedido me lleno de orgullo y emoción, estaba providencialmente obteniendo logros y honores que nunca había tenido en mi vida, tomé el sobre y agradecí de todo corazón al señor Rector, comprometiendo todo mi esfuerzo, dedicación y apoyo, a los importantes fines de la Universidad donde me había educado, a cambio de su confianza; y me pidió me presente inmediatamente en la Facultad de Derecho, ante el Doctor Hugo Darquea López, Vicerrector de la Universidad Católica y Decano de la Facultad de Derecho; pues ya se iniciaban las clases del año lectivo 1989- 1990. Las clases eran de Cinco de la tarde hasta las nueve y treinta minutos en la noche, bien podía salir unos minutos antes de las cinco de la tarde del Banco del Pichincha, donde trabajaba y llegar a cumplir la Cátedra, inmediatamente después de despedirme de Paúl, que ya estaba matriculado, me dirigí satisfecho en la tarde e ingresé a la Facultad de Derecho, pase al Despacho del Decano, me presenté y entregué el sobre cerrado al Decano; el Doctor Hugo Darquea López, después de leer el oficio, sonrió y me inquirió si alguna vez había dado clases en algún establecimiento educacional, le contesté y le expuse que en el Ejército había sido instructor de conscriptos y de Oficiales, profesor en la Policía Militar Aduanera, en las Escuelas de formación de tropa y oficiales, por último que había sido profesor de materias militares y de Fuerzas Especiales; movió la cabeza en sentido de desaprobación y me dijo que para ser Catedrático y desempeñar esa función, no estaba preparado; ante esto le exprese, señor Decano, tenga la bondad de devolverme el oficio, que le ha enviado el señor Rector, para regresarlo exponiendo lo que había sido la entrevista; tomando mi pedido ya en otra forma me indicó que le llame al Secretario, Doctor Arturo Gonzáles Montesinos, al que dio la disposición de que me asignen materias, en Derecho, Periodismo y Servicio Social; con los programas a la mano me dirigí a mi casa a preparar las materias correspondientes, de Realidad Nacional, Derecho Laboral y Organización y Planificación; lo cual fue difícil, pero no imposible, en especial para demostrarle mi capacidad al señor Decano, que fue mi Maestro, en Filosofía del Derecho y en Derecho laboral.

Mientras escribo reflexiono y hago cuenta que he recorrido ya veinte años como Catedrático, es un camino difícil, sacrificado, pero que me gusta y llego con mis enseñanzas y facilitación de las materias a mis estudiantes; simultáneamente a esta actividad docente; en Noviembre de 2006, inicie un Postgrado de Docencia Universitaria, graduándome el 24 de Mayo de 2008; adquiriendo más conocimientos y destreza en esta tarea tan delicada de enseñar; actualmente facilito la materia de Doctrina, Título Preliminar y Libro Primero del Código Civil, referente a las personas, y es el sexto año consecutivo que lo hago con el primer nivel de Derecho y durante los últimos seis años, conformando un equipo de Catedráticos, en materia de Derecho Civil; y he preparado un libro de esta materia, de mi autoría, obra que la voy perfeccionando por los cambios de la Constitución Vigésima Primera y las leyes conexas y lo he cedido para la Universidad como material auto instruccional, a cambio del ofrecimiento del señor Decano actual, a nombre de la Unidad Académica de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas, Facultad de Derecho, de en forma solemne hacer el lanzamiento de mi libro, obra intelectual en la que están impresas muchas ideas personales que se identifican con las personas en relación a la Justicia; pues en muchas ocasiones de mi vida militar y civil e sido objeto de la injusticia; la Facultad de Derecho a seguido editando mi obra literaria y de Derecho, para beneficio económico de la Facultad, para facilitar la enseñanza a los estudiantes, pero nunca se hizo el lanzamiento del libro, tampoco se denunció como propiedad intelectual, con las formalidades de ley en el IEPI; ante esto, hice las modificaciones y actualizaciones en mi libro y está denunciado al IEPI, como propiedad intelectual y con número de registro, reservándome en el momento oportuno, con la presencia de mi familia y amigos, hacer el lanzamiento de la obra, al igual que el libro de mis memorias.

He dirigido, en estos veinte años, a muchos Abogados en sus tesis y grado de Doctor, con mucho éxito y satisfacción con temas de profundo contenido jurídico y social.

Es interesante en este día lunes 20 de Abril de 2008, seguir haciendo memoria de mi vida, que Dios me permite proseguir, por este camino de la vida, mirando mientras escribo en mi computadora, al costado derecho, a través de los cristales totales de mi oficina como empiezan a prenderse las luces de la ciudad, bajo un cielo gris, cargado de nubes y con frio intenso de Abril.

Periodo vacacional del 7 de agosto al 8 de septiembre de 2007.

Por invitación al bautizo de Charlie Edgar, segundo hijo de Giovanni, mi cuñado inmigrante y actualmente ciudadano norte americano y su cónyuge estadounidense, Jennifer Murphy; él, ciudadano norteamericano ecuatoriano; por acuerdo con Ruth, que no habíamos tomado vacaciones juntos desde hace diez años; y, por múltiples ocasiones que la pareja nos había invitado, decidimos viajar por un mes a Chicago, vía Miami.

Mi cuñado y su mujer, padres de dos hijos, el primero Aidan y el segundo Charlie Edgar, con sólida formación como personas exitosas, mi cuñado que en base a su inteligencia había logrado con un socio norteamericano, Kent, crear y fortalecer una Empresa, de materiales eléctricos para la construcción, que no se detiene, en Estados Unidos; jóvenes, solventes y de grandes recursos intelectuales, rodeados de prestigio, empezando por su economía y seguridad, a ser propietarios de una hermosa casa, en un sector exclusivo de los suburbios, poseedores de dos vehículos del año y sobre todo dueños de fortaleza, autoestima, juventud, de excelente carácter y vitalidad, en definitiva jóvenes triunfadores y de un gran positivismo.

Llegaba con Ruth al aeropuerto Ohara, de Chicago, a los veinte años; después de haber salido del Aeropuerto Joaquín de Olmedo de Guayaquil, en horas, el vuelo de American Airlines 745, atravesábamos territorio colombiano, venezolano y cruzábamos el Caribe, nuestro almuerzo consistía en mote pillo, que es mote con huevo revuelto, bebidas gaseosas, agua, galletas y mermelada, mientras veíamos una película en inglés y hojeábamos las revistas disponibles, conversábamos y reíamos; al llegar a Miami para hacer el trasbordo al avión de la misma aerolínea que nos llevaría a Chicago, el avión detenido ante un ducto con sus azafatas y auxiliar nos dieron la despedida; conforme avanzábamos a migración y aduanas, nuestras maletas de mano pesaban más, pues el trayecto a pesar de tener escaleras mecánicas de piso y otras de ascenso y descenso, en muchos tramos eran sin estas ayudas en un inmenso aeropuerto en forma de U, pero además habían ayudas visuales, en una línea continua amarilla, con otras de diferentes colores; lo que determina las facilidades y automatismo en el movimiento de los viajeros; al desembocar varios vuelos con sus pasajeros en un gran salón, en donde habían varias filas de personas de diferentes nacionalidades, preparamos nuestros pasaportes y documentos rellenados de antemano en el vuelo, el agente de inmigración nos pidió que ingresemos nuestro índice en una máquina, percatándose de mi prótesis izquierda, nos interrogo de nuestro destino, e inmediatamente selló nuestros pasaportes, deseándonos feliz estadía en territorio norteamericano; nos dirigimos al sector de equipajes, para coger nuestras dos maletas las que contenían ropa personal y regalos, consistentes en dulces, chocolates y corpus o dulces de Cuenca, para los familiares; en este gran espacio habían varios tornos y el número de personas era mayor; mientras Ruth hacía turno en una columna de no menos de Cien personas a los ingresos de aduana y tránsito, yo retiraba nuestras maletas en un carrito de ruedas; antes de nuestro turno estaba una familia, marido y mujer y dos niños y la agente de aduana les interrogaba, " Cuantos cuyes traen", el hombre contestó que traían once, haciéndoles a ese grupo aparte para inspeccionar sus maletas; nuestro turno estableció que llevábamos dulces y obsequios, al mirarme mi prótesis el agente aduanero, me indicó que no haga fila y que prosiga y entregue mis maletas para el embarque correspondiente, dada mi situación de persona especial y que me dirija al stand de American Airlines para registrar el vuelo con destino a Chicago; previo ingresamos con cientos de personas en varias columnas, para el chequeo personal, algo minucioso pero denigrante y desagradable; sin excepción todas las personas ponen en unos recipientes de plástico, sus efectos personales, lentes, billeteras, partes metálicas, hebillas; mientras se registran a los viajeros descalzos, a los costados se exhiben vitrinas con los artefactos y efectos prohibidos de portar; las personas pasan individualmente por una máquina electrónica y de televisión, así como los objetos en los recipientes; al tocarme mi turno, la máquina sonó su alarma, inmediatamente un agente de inmigración me llevó aparte, me pidió me sacará la camisa y mientras me interrogaba, me inspeccionaba, me pasaba unas almohadillas por mi prótesis de mi brazo izquierdo, cuyos componentes son fibra de vidrio y acero, y comprobaba en una computadora de drogas, ante la mirada de Ruth que esperaba termine la inspección, me di cuenta que portaba mis gafas antiguas rayban, que son metálicas y con un baño de oro, al entregarlas al agente, y al pasar nuevamente la máquina ya no emitió sonidos, y dio por terminada la inspección que determina la crisis de Estados Unidos, ante ataques terroristas como el de las Torres gemelas en Nueva York; teníamos treinta minutos para abordar el vuelo casero 652 para proseguir el viaje de Miami a Chicago, y aguardamos en la sala; el cansancio era notorio por este trajín y caminata forzada con el equipaje, sin embargo del aire acondicionado, la temperatura era elevada, en el sector había tiendas y restaurantes, teníamos sed yo personalmente no tenía hambre; "la señorita Ruth", después de insistirle, me pidió que le compre una manzana y una botellita de agua, mientras cuidaba nuestras maletas de mano, cuyo contenido pesado, eran de regalos. Al ingresar a una tienda de comidas rápidas tomé una manzana roja grande y una botella de agua, pagando Once dólares, este fue mi primer impacto y conocimiento de la economía, el valor de los alimentos en territorio norteamericano; pues en el Ecuador, mi país querido, con sistema dolarizado, hubiera con el mismo valor, obtenido diez productos similares, hasta de mejor calidad; al ingresar al avión había otro filtro, está totalmente prohibido ingresar líquidos, posiblemente pensando en un ingreso furtivo de nitroglicerina o materiales o partes explosivas líquidas; no habíamos perdido la energía y todo era curiosidad, y durante el trayecto conversamos y departimos alegremente, hasta que llego una merienda, con un menú similar al del almuerzo, mote pillo, café con leche y pastel; estábamos sobre Chicago, el avión sobrepasó la ciudad en su turno para aterrizar, sobrevoló el lago Michigan, inmenso y majestuoso, ante una playa y anillo de inmensas y modernas edificaciones, prácticamente el Aeropuerto Ohara, en donde cada dos minutos aterriza y despeja un avión, con destino al Canadá, al Sur, a la costa Este y Oeste del territorio Americano, al Asia, a Europa y a otros destinos del mundo; eran las 20h30, verano, totalmente claro como el día, y mientras la aeronave se acercaba a su destino, ya se divisaba la gran urbe, las autopistas, el tráfico intenso. Salimos a la Terminal un poco cansados a retirar nuestro equipaje, encontrándonos con María Eulalia, hermana menor de Ruth, de parecido extraordinario con su hermana mayor, especialmente por su gran belleza y ojos verdes azules; quien afectuosa nos dio la bienvenida, mientras que Giovanny, nos esperaba en su Infinity, un carro de la Nissan; rápidamente saludamos con abrazos y abordamos su vehículo en dirección a su casa, en el trayecto se detuvo a comprar comida en un restaurante mexicano. Al llegar a su casa, nos recibió Jennifer y Gladys Violeta, hermana mayor de Ruth, quien estaba de dama de compañía y ayudaba temporalmente a cuidar a sus dos sobrinos. La llegada, y la designación para nosotros de una habitación muy confortable, en el segundo piso, en una hermosa casa, recién modificada y ampliada por la pareja, y la conversación y cuenta del Ecuador, del viaje, de la Familia, se extendió hasta la madrugada, en aire acondicionado, sirviéndonos tacos y tomando bebidas; mientras que el ambiente externo, de cálido verano, de humedad y de un ruido de grillos intenso, que más tarde nos enteramos que eran una especie de plaga de insectos que se presentaban cada época en especial en verano y en invierno desaparecían en la tierra, dando un fondo de ruido selvático, en medio de un ambiente tranquilo y apacible de ubicación de la casa, en los suburbios.

En los días siguientes de paz y tranquilidad, de unas vacaciones planeadas desde hace mucho tiempo, en el que estábamos acostumbrándonos a unos días de luz más prolongada, pues obscurecía a las 21h00, más o menos; con un clima pronosticado casi con exactitud; en la casa de mi cuñado y su joven y bella compañera, recuerdo la visión de hospitalidad, cariño, preferencia, detalles especiales y atenciones que nunca olvidaremos. Así daré también la visión física de esta casa tipo europeo, llena de color y esplendor, rodeada de jardines y árboles de cereza y manzana, en unos cuatro acres; en dos plantas y un garaje contiguo, en donde se almacenan diferentes bienes entre otros un carro Mustang, rojo, antiguo de Jennifer; la luz eléctrica y el agua, como el gas y todos sus bienes muebles al interior soberbios, nuevos, de última generación; un amplio porche dedicado a los niños, en donde hay una infinidad de juguetes, creyones, pinturas, papel, para el desarrollo de las habilidades motrices infantiles, con una claridad y gusto como si fuera un estudio de arte; el área y distribución de la primera planta, que divide un beisman o sótano, en donde existe una habitación confortable y los servicios de lavandería como las instalaciones de servicios, un baño social completo; en esta planta baja, existen distribuidos una sala master, una sala de televisión y video, un comedor principal y un comedor de diario, un baño social y una cocina abierta tipo americano, con una gran cocina, refrigeradora, lavaplatos y despensas de madera, en donde existen vajillas y provisiones. El piso es de madera importada de Brasil, existen lámparas finas, cuadros de arte de grandes proporciones, una hermosa chimenea, alarmas y seguros electrónicos, ambiente de audio y cine, armarios adicionales, y priman los colores claros y pastel, con aire acondicionado para verano y calefacción para el invierno; la Puerta principal, anuncia el nombre de la familia y después de un porche, están las gradas de acceso al segundo piso, en donde existen dos habitaciones para los niños, con un baño completo y tina, y un dormitorio de Padres en el centro y hacia atrás de la edificación; dormitorio de grandes proporciones y complementado por un gran vestidor, un baño completo con yacusi, sauna y tina, es un ambiente lleno de muebles de dormitorio con elegancia, estilo y comodidad; todas las habitaciones tienen intercomunicadores, teléfono y televisión por cable; hacia el frente se destaca un estudio de la ama de casa, con un sistema de computación e Internet; la habitación de Aidan su primer hijo, que actualmente tiene cuatro años, está adornado su cielo raso, con el sistema de planetas y el Universo en obra de arte realizada por su Padre, ante la afición del niño, que sueña con los planetas y las estrellas, su tema preferido de conversación y de sus trabajos y pinturas, domina los nombres de los planetas y los distingue perfectamente con sus colores, acorde con su dominio del inglés y el español.

Toda la casa resplandece de aseo y cuidado, es bien aireada y los muebles y utensilios del hogar están distribuidos en forma especial, con buen gusto y orden práctico.

Los dueños de casa, y sus dos hijos, son Católico y Luterana, su Matrimonio eclesiástico fue por la última nombrada religión; y se respetan mutuamente sus creencias religiosas.

En la casa desde hace días se hacían los preparativos para el bautizo de Charlie Edgar, hasta que llegó el día, desde temprano hubo mucho movimiento en la casa, cuando en dos vehículos nos dirigimos a la Iglesia luterana, cuyo pastor oficio el matrimonio de Giovanni y Jennifer; esta vez acudían con su segundo hijo, a presentarle y bautizarle ante el Señor; a excepción de las imágenes religiosas y la ceremonia con un pastor casado con una señora de raza morena, con hijos; la Iglesia, de corte Inglés norteamericano, con una hermosa distribución, flores, muebles de roble y adornos, la pila bautismal de piedra y el agradable calor del verano, a nuestra idiosincrasia y medio geográfico de la sierra y los Andes, la ceremonia en inglés, pero casi similar a la ceremonia de la misa católica; la conjunción de las culturas y de la raza de inmigrantes irlandeses y de Austria, con los sudamericanos, los idiomas diferentes, pero la presencia del respeto, el amor y el sentimiento de familiaridad, de generosidad, de afecto siempre visible en toda nuestra estadía en Chicago; una ceremonia religiosa en la Iglesia Luterana, por más de una hora veinte minutos, con misa y el principal evento el bautizo de nuestro sobrino, CHARLIE EDGAR ALVARADO MURPHY; recordando que en la inocencia e inteligencia de nuestro primer sobrino Aidan, al impresionarle el nombre del príncipe ingles escogió ese nombre para su hermanito menor, mientras que Giovanny, puso a su hijo como segundo nombre, el de su entrañable hermano menor fallecido, Edgar; nombres escogidos, con gusto, y hasta en memoria o admiración de otras personas y de familiares, como si con esto se rubricará aún más los lazos de sangre, ese ius sanguini de las generaciones que nos precedieron y de nuestros ascendientes a los que honramos.

Los invitados, desde el pastor y su Familia, llegamos a la casa de Giovanni y de Jennifer, de Aidan y Charlie, a festejar el bautizo, ocupando la casa, las salas, los vestíbulos, el porche, los jardines, todo el hogar en donde habíamos viejos, adultos y niños; especialmente Giovanny, instalo un juego de escaleras, columpios, sube y baja y otros juegos infantiles en una hermosa torrecilla de madera y metal, con cuerdas y pasarelas, debajo de un gran manzano. Finamente estaba distribuida la comida, las bebidas y refrescos, atendidos por un grupo de recepciones y meseros; se receptaban muchos obsequios para el bautizado y se entregaban recuerdos y cruces de pan con el nombre del bautizado, y de sus padrinos y padres. Darling y Bill los abuelos maternos de Charlie Edgar, así como sus tíos Tom soltero y Tim y su novia mexicana; el Tío Tom que vino del sur de Chicago; y los familiares paternos del niño, entre los que constábamos mi cónyuge Ruth Beatriz, María Eulalia y Gabriel, Andy con sus esposa Pilar, su madre Rosa y sus dos niños; Gladys Violeta; tías del bautizado, estaban Jennifer II, con su novio, amiga de la infancia de Jennifer con su Madre, amigos de la Familia, Kent el socio del negocio con su mujer y dos hijos; familias de Uruguay, del Asia, de Chicago; el domingo era esplendoroso, con sol, el clima de verano en sus últimos días, en un ambiente de paz, de tranquilidad, destacándose un menú excelente, una atención de primera y ausencia de bebidas alcohólicas enteras, pues había cerveza, y bebidas con un porcentaje bajo de alcohol; habían pasado diez años de mi último viaje a Nueva York y Washington con mi hijo Paúl Geovanny, después de su graduación de Bachiller en el Colegio Asunción en Cuenca; por lo que mi concentración para oír a mis interlocutores era total y difícil, así como para tratar de hablar con mis interlocutores, especialmente por mi incorrecta pronunciación del inglés, no obstante de mi buena voluntad para comunicarme y entender la conversación de las personas invitadas.

Durante el tiempo, que permanecimos con Ruth, en casa de Giovanni y Jennifer, haciéndome a la idea de unas vacaciones, todos los días constituyeron nuevas y experiencias nunca vividas; por muchas ocasiones y antes de desayunar fui a diferentes parques a caminar, a hacer ejercicios a respirar en un ambiente amplio, ecológico, especialmente diseñado para el efecto; otras veces disfrute de la natación en un complejo de piscinas, trampolines, siempre asegurados por salvavidas, aprovechando el clima el verano y mientras descansaba en un sofá, caí en cuenta al ver al firmamento, azul total, el gran tráfico de aviones que despegan o aterrizan en los aeropuertos de Chicago, las veinte y cuatro horas del día, a mi derecha e izquierda, en especial mujeres de raza blanca, trataban de broncearse, protegidas por gafas obscuras, vestidas con trajes de baño multicolores y a la moda; las dimensiones de la piscina principal de unos cincuenta metros, y mi sesión de diez largos, cobró en mi cuerpo el cansancio, y viendo al cielo, a las gentes y a mis pensamientos interiores, que regresaron a Cuenca, a mi casa a mis hijos, nietos y nietas, al Ecuador, a mi oficina, causaron el sueño, perdí la noción del tiempo y al despertar, sin embargo de mi piel trigueña, había acentuado un traje de tinte más oscuro de cara a pies, no había insolación, únicamente un ligero cosquilleo a este cuerpo y piel de soldado, acostumbrado al frio y al calor, a la sierra, costa, o región Amazónica, a la selva o a Galápagos, al agua termal de la cordillera, al lago, río o al mar, prácticamente de piel curtida a las inclemencias del clima del Ecuador; pero que agradable es despertar, sin problemas, con la conciencia tranquila, en menos de dos horas en que me quede dormido, había logrado un envidiable bronceado. Giovanny, Aidan, Charlie y Jennifer, nuestros guías nos hacían conocer Chicago, el jardín botánico, la arteria principal de los negocios de Chicago, la bahía y un gran recorrido del río que se introduce en la ciudad, la vieja Italia, la estación central de trenes, y sobre todo el estadio y los juegos de béisbol de pretemporada y preparaban un viaje al Estado de Wisconsin, con estadía en Wisconsin Dell, de cuatro días y tres noches; mientras asistimos a invitaciones de Darling y Bill, padres de Jennifer, donde gozamos de las delicias de la cocina del anfitrión, en base de pollo y verduras, de salsas, ajís de tipo fuerte y de dulces; de la exhibición de sus armas, revólveres, rifles, pistolas y ametralladoras, de su servicio a su Patria en Corea, mientras que Darling, una mujer muy culta, de carácter agradable, de sonrisa a flor de labios, nos mostró su colección de fotografías de la Familia y de sus ancestros de Austria, y de Irlanda de Bill, en su hermosa casa de dos plantas, con detalles finos, especiales, de gran gusto, el hogar de su querida y única hija mujer Jennifer; de gran belleza, de ojos claros azules y de gran carácter, inteligencia y bondad. María Eulalia y Gabriel, nos invitaron por dos ocasiones, a su casa ocupada únicamente por ellos en el beisman, pues sus dos hijos Andy casado y Pablo que vive con su novia en su departamento, hace que esta parejita se vean después de sus respectivos trabajos en la noche, pero se nota enseguida que son felices y buenos anfitriones, la primera visita fue con comida china, que en Chicago es de excelente calidad y la segunda vez que fue un asado de res y pollo y en la que mientras los cuatro hermanos Alvarado Núñez y Jennifer jugaban naipes; el anfitrión "mi Comandante Gabriel" en su bar muy surtido, nos invitó a escoger la bebida, seleccionando una botella de coñac, que al calor de la conversación y de la música fuimos acabando la botella en unas copitas pequeñas, había seleccionado la botella Napoleón, coñac francés, más querida y duradera hasta esa noche del concuñado; Gabriel vive y trabaja muchos años en Chicago, habla sobre esa ciudad con toda propiedad, pero no está al tanto de la realidad latinoamericana y peor sobre la realidad del Ecuador y de su terruño Cuenca, al cual piensa regresar algún día, cuando ocurra su jubilación posiblemente; visión lejana de la realidad, cuando allí en Chicago están sus intereses, su trabajo y toda su vida, sus hijos y nietos norteamericanos de la segunda y tercera generación, con el idioma que domina la pareja, que es muy feliz; vale decir nadie es profeta en su propia tierra y en especial en territorio Norte americano, ellos han triunfado, a espaldas de nuestro querido Ecuador, que es un volcán en plena erupción, por la miseria, la falta de trabajo, de oportunidades, de injusticias y de corrupción, en donde hay que ponerse el hábito de la resignación, del sacrificio diario y en donde la tónica constante es el esfuerzo y la superación, la lucha diaria para sobrevivir dignamente.

Al llegar a casa de Andy y Pilar, por su expresa invitación, situada al Norte de Chicago, está parejita joven, en la que los dos trabajan, tienen una niña y un niño, está de visita Rosa la esposa del Ministro Juez Max Coellar; y como residente una oriunda de los alrededores de Cuenca fiel a la Familia, trabajadora y de confianza, con sazón muy propia de nuestra tierra; viven cómodamente, tienen sus vehículos correspondientes para su trabajo, recibimos atenciones especiales, cariño y departimos en su hogar un ambiente familiar y de afecto. Andy practica el deporte de las motos a campo través, con un grupo de amigos, en el cual se ha incluido Gabriel con su cuadrón, en especial lo hacen en verano compartiendo muy buenas experiencias, entre Padre e hijo y con amigos de la misma edad, alejando el estrés del trabajo diario y de los grandes recorridos y tráfico pesado diario; me impresionó la disposición de tránsito de que las veinte y cuatro horas del día, los vehículos tienen luces encendidas, la gran circulación, los modelos de carros de todo el mundo, admirando modelos americanos tradicionales y modernos, europeos, del Asia, China y Japón, Alemania, Francia, Italia; casi la mayoría automáticos, en general nuevos, del año, relucientes; las carreteras amplias, bien señalizadas, las vías normales y las Express way, el control policial y la conjunción de sistemas de transporte y pago de peaje con tarjeta electrónica celular, trenes, autobuses, camiones y vehículos livianos, la observación de la velocidad límite y la destreza de los conductores.

Las grandes tiendas de venta de múltiples especies, así como los supermercados, me impresionaron con sus precios elevados y las formas de mercadeo, cuando los trajes de caballero, tienen un precio caro y el saco o chaqueta otro similar y recordaba Nueva York, hace más de cuarenta años, cuando el traje consistía en una leva, dos pantalones y un chaleco, a un precio muy inferior y cómodo a esta época; efectos de la globalización o de que la industria norte americana, no produce, pues todo es hecho en especial en China y Asia, así como en Sudamérica. Los alimentos y bebidas son de todo el globo terrestre y de una gran sofisticación, la comida en restaurantes, domina la oriental, mexicana, Italiana, alemana, sobre la americana que es la que me gusta, así mismo cara y a todo paladar y capricho. Daré una proporción un poco irreal, pero en nuestra economía ecuatoriana dolarizada, en territorio americano el gasto es diez y hasta veinte veces más en alimentación, en alquiler de viviendas es mil veces más, en ropa es más conveniente, y es lógico a los ingresos que se obtienen por horas trabajo, en Norte América; siendo nuestros ingresos inferiores, injustos, irreales, de hambre; sin embargo los vehículos, herramienta indispensable como es la licencia de conducir, son buenos y accesibles; pero la tierra por acres o pulgadas cuadradas, tienen un elevado valor, produciéndose un grave problema por la elevación de intereses en los créditos para vivienda, debido a las crisis bélicas de Estados Unidos, emprendidas por el impopular Presidente George Bush; lógicamente servicios básicos, calefacción, aire acondicionado son caros, no así la telefonía y celulares, Internet y otros que son baratos; es carísima la educación particular y escuelas y colegios especiales, no se hable de la Universidad; sin embargo hay trabajo, pero gran persecución a los ilegales.

Es admirable como las autoridades de la ciudad, al cobro a los contribuyentes que pagan costosos impuestos, mantiene una ciudad limpia, nítida, segura, movilizando una gran maquinaria y miles de especialistas, que conservan una vegetación frondosa, parques, con diversas especies vegetales autóctonas y árboles, lagunas, ríos y riachuelos, césped verde y bien cortado, con rutas para los atletas, ciclistas, motociclistas, deportes de laguna. Mis experiencias y vivencias en Chicago también fueron en las visitas a clientes de la Ferretería de Giovanny y socio, los miércoles e invitaciones a desayunos y lunchs, con esos potenciales clientes y al estadio al béisbol, un juego que es pasión en Chicago; con la membresía en el béisbol del negocio de mi cuñado, vi partidos en la tercera fila de bancas, detrás de la red de protección de lanzadores y defensores, en localidades de quinientos dólares y únicamente que al año tenían las personas ricas capacidad de conseguir boletos una o dos veces al año; estadio inmenso, con partidos de pretemporada, a las emociones del juego, bebiendo cerveza y comiendo maní en vaina, en las mejores localidades, lo que creo no volveré a repetirse en mi vida, gozando del sol, y cuando el equipo de Chicago Cuvs, que ganó al de Texas Houston; y en el sucedieron cosas especiales, así se rompieron tres bates, una bola lanzada por la estrella del equipo, fue rechazada por el bateador y la bola se proyectó a la pierna del lanzador, lesionándole y dejándole fuera del partido; una gran bateada del contrario y la bola que cayó en los graderías de los hinchas del equipo local y la inmediata bola lanzada por un hombre a la cancha, en desprecio del equipo contrario; estuve en una verdadera fiesta del deporte; prácticamente llegar al estadio ya es problema, pero el estacionar el vehículo es algo más grave, pero Giovanni, tenía frente al acceso un estacionamiento listo; observe buses inmensos de otros Estados, que estaban presentes para los partidos, que eran transmitidos en directo por varios canales de televisión a todo el territorio americano, la emoción inicial del himno nacional de Estados Unidos de Norte América, cantado por un artista o persona notable y los cantos y canciones entonadas por más de cuarenta mil personas, vestidos con los colores, emblemas del equipo de Chicago Cuvs.

Giovanny, en la última semana de nuestras vacaciones en su casa de Chicago, organizo un viaje al Estado vecino, hacia el oeste, Wisconsin, al Kalahari Dell, un gran conjunto de hoteles o Resorts, en cuyo Estado predomina el uso del agua, de sus ríos, lagunas, orientadas al turismo, con un complejo impresionante de juegos, restaurantes, casinos, teatros, que atraen en verano a millones de estadounidenses y turistas de todo el mundo.

Con la generosidad de esta pareja admirable, en una mañana de verano, en dos vehículos, uno de Jennifer y otro de Bill, partimos en dirección a Wisconsin; por cierto acompañe a Darling y Bill, en esta travesía, de ida y vuelta y en el tuve que hacer esfuerzos para recordar mi inglés básico, para tratar de hacerme entender y dialogar, más con Darling, que entendía algo de español, pues Bill conducía el vehículo y necesitaba concentración; y todo el tiempo me dieron su atención a mis preguntas mientras viajábamos, a través de una topografía plana e inconmensurable, apenas variante con pequeñas y bajas colinas, casi todo el trayecto con ciudades inmensas, a través de una carretera interestatal impresionante, amplia, perfectamente mantenida y señalizada; y, a cuyos lados no había infraestructura, la presencia de grandes haciendas y ranchos, con sembríos inmensos, ganado, caballos, tractores, cosechadoras, sembradoras y maquinaría agrícola; en otros tramos vegetación natural totalmente verde y llena de ríos, riachuelos, represas, canales, cuyo líquido es amplia y perfectamente aprovechado para irrigación, uso agrícola y para el turismo; un tráfico fluido y constante de vehículos de diferente tipo, que circulan por carriles preestablecidos, con constante control de policía de caminos; admiraba la diversidad de razas y personas; en diferentes sitios aledaños a la carretera interestatal, lugares y hoteles de descanso, con surtidoras de combustible y amplios estacionamientos; grandes molls con variadas tiendas, dillers de venta de carros de todas las marcas, nuevos de paquete o usados; parecía una gran pasarela de vehículos totalmente nuevos, la carretera en donde observé vehículos que no había conocido en mi País. Bill, un excelente conductor, hizo una parada de descanso, en un restaurante para tomar café y refrescos; luego proseguimos, desconectados del carro, de Jennifer que venía atrás de nosotros. Al llegar a Wisconsin, nos dirigimos después de alguna dificultad de encontrarnos con Giovanny mediante celular, a un restaurante, en cuyo interior había un gran bar y despacho para clientes, destacándose en la parte superior de la recepción, una gran cantidad de botas de vaquero; almorzamos con un pedido variado, siempre con la sugerencia de Giovanny, que nos explicó a Ruth y a mí , que lo principal era ver en el plato, el tipo de carne, ya sea carne de vacuno, pescado o de cerdo; éramos los visitantes, familiares, pero me daba gran recelo e incomodidad el hecho de que todas las cuentas consumos y demás gastos del viaje y paseo, paguen nuestros anfitriones, para lo cual si en otra ocasión viajamos con Ruth, tendremos previamente que ahorrar dinero para gastos y para retribuir; y, no sentirnos mal, pagando no solo nuestras cuentas sino de nuestros queridos familiares. Salimos del restaurante, para dirigirnos al Resort Kalahari Dells, que era un gran conjunto turístico, de inmensas proporciones, en medio de una vegetación natural, similar al África, comenzando por un gran conjunto habitacional de seis pisos, con departamentos y suites completas, con acceso mediante tarjeta electrónica, en donde no podían faltar piscinas, canales, toboganes, al aire libre y en espacio cubierto con los mismos juegos de agua, restaurantes, almacenes, zoológico, casino, teatro; con avenidas y jardines de acceso de grandes proporciones; y a la entrada principal, con un servicio esmerado de empleados uniformados como guías de safari, al interior aire acondicionado, salas de descanso, lugares de recreación al aire libre, varios estacionamientos alrededor de las edificaciones y con todas las tiendas y restaurantes, islas de venta de suvenires, todo conectado por grandes y amplios pasillos, intercalados con grandes salones, amoblados con muebles grandes y elegantes, y exhibición de obras de arte, pintura y escultura; nos registrábamos en la administración verificándose las reservas correspondientes pedidas por Internet: Giovanni, Jennifer, Aidan, Charlie, Darling, Bill, Gladys, Ruth y yo; nos proveyeron de una cinta de plástico de color violeta, para que usemos en la muñeca, distintivo para las personas que constábamos en el contrato la estadía en ese complejo turístico por cuatro días, circuláramos libremente y utilizáramos todas las instalaciones; nos dirigimos llevando en carros metálicos nuestras maletas los empleados del Resort y llegamos a un tercer piso, en donde ocupamos una suite, con tres dormitorios, un salón central con televisión, bar, refrigeradora, cocina, microondas, vajillas y cubiertos, con aire acondicionado, con vista al interior del edificio, en donde había un complejo de piscinas y casas individuales; ocupamos esas instalaciones y compartimos con Ruth y Gladys un gran dormitorio con dos camas matrimoniales y un baño privado completo; al interior una salita de estar, con una mesita y sillas, todo alfombrado; los dormitorio con dos camas amplias, planchador, plancha, cafetera con aditamentos de café, azúcar y servilletas, papelería y escritorio del hotel, al llegar la noche merendamos unos en sus habitaciones otros en uno de los restaurantes del complejo.

Hasta ese momento no había descubierto, la verdadera importancia de estar algunos días en este lugar tan acogedor, completo; pensaba que estaba limitado a pasear, conocer sus instalaciones, salir y nadar en la piscina, descansar, leer la abundante prensa puesta muy de mañana en las habitaciones, así como revistas y ver televisión; desde luego compartir y charlar con los integrantes del grupo, oír detenidamente la excelente pronunciación en inglés y tratar de hablar en inglés, que hace más de diez años que no lo hacía; Giovanny, al siguiente día después de tomar el desayuno, nos indicó a todos que nos pongamos traje de baño y nos dirigimos al complejo abierto de toboganes; ingresamos todos a un amplio espacio al aire libre, con canales de agua azul totalmente limpia, y de piscinas y pozas en medio de torres de madera y metal, con escaleras hasta de cinco pisos y más, que sostenían una diversidad de toboganes, de diferentes diámetros, así de un metro cincuenta, hasta de cinco metros de diámetro; de diferentes colores, que se mezclaban formando una especie de cuadro al óleo o de un conjunto de canales en una protección de la pantalla de la computadora; con espacios al pie, en los que estaban boyas de dos a ocho personas, con asas de caucho y plástico; al inicio un juego de balancines mecánico, que recogía agua en diferentes recipientes hasta llenarlo a uno de inmensas proporciones, que en un momento dado regaba su contenido de miles de litros de agua a los niños y personas que esperaban la torrente en la parte interior, al que desde luego me incluí varias veces con gritos de sorpresa y emoción mezclado con gritos y risas de los bañistas, cubiertos con una cascada líquida; en otros espacios lugares amplios sofás y sillas para los que deseaban broncearse bajo un sol de verano exquisito. Giovanni, de la mano de Aidan, de cuatro años, desapareció en uno de los graderíos en dirección a la cima de una torre de toboganes, de color lila de menor diámetro y azul celeste el más amplio, confundido y entrelazado con los toboganes amarillo, rojo, azul, verde; pues de acuerdo al diámetro del tobogán, tubos de fibra de vidrio, con receptáculos más grandes en su trayecto, que desembocaban en piscinas; a donde llegaban con rapidez las personas; al inicio del orificio, había pequeños depósitos de agua, para que los aventurados jugadores con la velocidad y el peligro, se introduzcan de pie y sin boya, otros orificios iniciales de los toboganes para que coloquen su boya, de dos personas, botes de tres y boyas hasta de cuatro a seis personas, que con el flujo de una pequeña corriente de agua, que corre constantemente por los tubos, se deslizan en veloz carrera, hacia piscinas inferiores; abandoné el gran receptáculo de agua y me dirigí a los sofás en donde estaban Jennifer, Ruth y Gladys, para invitar a Ruthcita a subir a una de las torres y bajar por el tobogán, al no aceptar mi pedido y con la observación de que estaba con un pantalón de baño muy corto, que causaba furor y admiración de mis abultados genitales, pues todos los bañistas varones estaban con largos pantalones tipo short; me puse un pantalón más largo abandoné la cascada y subí por el graderío a una altura de unos veinte metros, con el objeto de mirar, de curiosear, al llegar a la cima de torre, sin llevar boya alguna, encontré a Giovanny con Aidan, de corta edad, pero de una audacia increíble, y le pedía insistentemente a su padre, lanzarse por el tubo moradito, el más pequeño en diámetro, para lo que no se necesitaba boya, para lo cual tenía que introducir las piernas y de una sola dejarse deslizar con el agua; Giovanni, me pidió que cuide a Adán, él se lanzaría primero y después cuando él llegue abajo a la piscina, me haría una señal para que le envíe a Adán; desapareció Giovanni con sus gritos consiguientes y calculando que había llegado, envíe por la boca del tuvo lila a mi inquieto e insistente sobrino, que desapareció en el oscuro orificio, con los gritos respectivos; me extraño que no había más personas en ese orificio, pues en cada entrada y llegada había jóvenes salvavidas, en traje de baño, con chaleco y un bastón; no podía quedarme atrás, introduje mi cuerpo primero los pies, piernas y tórax, entrando con una pequeña holgura y me dejé deslizar, en segundos adquirí una enorme velocidad, bajaba de pie y con diversas rotaciones, en una oscuridad total, mi adrenalina se hizo presente, perdí un tanto la orientación y de pronto fui expulsado del tubo a una piscina ya con la claridad del día, mi corazón latía aceleradamente, me había producido un buen susto, un gran estremecimiento, al borde de la piscina un salvavidas sonreía; ya más calmado, decidí ir a convencer a Ruth, bajar en una boya de dos personas, por el tobogán azul; llegué a su sofá, sólo estaban Ruth y Gladys, gozando del sol, la última casi dormida y empecé a convencerle a Ruth, para que me acompañara, esta vez accedió bajo mi insistencia y el argumento de que como podía ser posible, que ella no haya bajado por el tobogán, esta conversación oía Gladys, un poquito subida de libras; tomamos con Ruth una boya azul en la parte inferior de la torre y nos dirigimos hacia la cima de la imponente estructura, conforme subíamos los pisos, Ruth iba declinando de bajar por el tobogán y yo le iba convenciendo y dándole valor y ánimo, estábamos en una columna de personas adultas, más niños y jóvenes, cuando fue nuestro turno, subimos a la boya, nos sentamos sobre ella, yo me puse de espaldas a la entrada de la boya azul, los dos nos sosteníamos de asas laterales de la boya, el salvavidas dio un ligero impulso a nuestra boya y partimos a velocidad, con los gritos consiguientes de Ruth, en mitad del tubo, llegamos a un receptáculo de mayor diámetro, dimos unas cuantas vueltas a velocidad y caímos en la continuación del tubo, dando gritos, hasta que nuestra boya llegó expulsada a gran velocidad flotando en la piscina, que conectaba ya despacio a un gran canal para seguir un recorrido a lo largo del complejo; Ruth saltó de la boya, estaba alterada en sus nervios, poco a poco se tranquilizó, pero inmediatamente sus ojos verdes resaltaron con una chispa de picardía y dijo, "de esta no se libra Gladys", era una sensación para revivir a un muerto, ni siquiera al saltar del paracaídas del avión había sentido esa sensación; rápidamente nos dirigimos al sofá donde descansaba y dormitaba cómodamente Gladys y en otro Jennifer y con el mismo argumento Ruth le convenció a su hermana de deslizarnos por el tobogán amarillo con una boya más grande con capacidad para cuatro personas, que era muy lindo y demás mentiras; tomamos con Ruth una boya más grande y yendo por delante Gladys, engañada como una niña llegamos a la torre, detrás de muchas personas, en una columna mayor, que comentaban en ingles las emociones del deslizamiento, Gladys estaba ya más de un año en Chicago, un poquito subida de peso, llena de nostalgia y preocupaciones por su casa, por su marido Hugo, por sus hijas e hijo, nietos y nietas; nuestro objetivo malicioso era despertarle de su letargo, animarle y hacerle pasar un tremendo susto; pusimos nuestra boya en la pequeña piscina al inicio del tobogán amarillo, yo tome un puesto de espaldas al orificio más amplio, Ruth se ubicó nerviosa en un extremo de la gran boya redonda y Gladys con gran esfuerzo por su peso y ayudada por el salvavidas que sonreía malicioso, se ubicó dentro de la boya, ya todos sentados yo recomendé a mis compañeras de tobogán cogerse de las asas fuertemente, no aflojarlas y a un impulso de la boya, lentamente por el peso, dio en el borde y de pronto a gran velocidad partimos con los gritos desesperados de Gladys y un poco más moderados de Ruth, girábamos a velocidad en todas direcciones, hasta que llegamos así mismo a un receptáculo central, parecido a una licuadora, después de algunas vueltas caímos a la continuación del túnel a mayor velocidad sin que dejarán mis dos compañeras de gritar la una y de reír la otra, al llegar a la piscina, Gladys desesperadamente abandonó la boya y rápidamente llegó al borde y quedó por varios minutos asesando, su rostro era rojo tomate, le salían lágrimas, mientras Ruth y yo, llorábamos de tanto reír; posteriormente y con Jennifer mis dos compañera del tobogán amarillo, bajaron por otros toboganes menos veloces y moderados; ellas se retiraron a tomar más sol, mientras yo seguía subiendo y deslizándome por otros toboganes, contagiado de la inquietud, travesura, intrepidez de mi pequeño sobrino Aidan, que se repetía en los más veloces, en especial en el violeta y sin boya, con el control de Giovanni y la admiración de los bañistas. Fue antes de mi primer deslizamiento, que Giovanni, me invitó a tomar un trago en una isla entre los canales, que en una parte central preparaban en un bar, le agradecí y le dije que no deseaba; pero después de mi primer lanzamiento por el moradito, sumamente impresionado, me incorporé al bar, donde el bar tender nos sirvió un cóctel llamado "el volcán", cuyo contenido era vodka, whiskies, y otras bebidas; por cierto no tome todo, con la mitad convencí a Ruthcita de que se deslice por primera vez por el tobogán, en buen romance subió a la torre un poquito dopada, pero también probó el coctel Gladys. En idas y venidas vimos que Bill, se retiraba y se dirigía de urgencia a una local de caballeros a comprar un suspensorio, pues al llegar a la piscina en el final de un tobogán abrió las piernas y se golpeó los testículos, la verdad que se retiró a su suite, a descansar afectado por el golpe con el agua.

La actividad fue intensa y constante a la noche, después de haber pasado la mayor parte del día en los toboganes, en la noche Giovanny, Jennifer, Ruth, Bill, se fueron a jugar en un casino y regresaron a la madrugada; yo tomé un baño, me puse ropa de dormir y descanse después de tan intenso ejercicio en el día.

Repetimos en los toboganes en cielo cubierto, al siguiente día y parte de la noche, en donde además había simuladores de esquí, de olas de mar, de playa y un intrincado recorrido de túneles y canales de agua, en los cuales hice diferentes recorridos, sobre boyas muy cómodas, mientras dormitaba; en estas instalaciones especialmente hay juegos diferentes para niños, grandes recipientes con blancas toallas y otros depósitos para toallas usadas, yacusi con detalles de arte, agua en abundancia, servicios higiénicos, sofás, sillas, para descanso y confort de los bañistas y desde luego las tentadoras boyas; y sinceramente creí haber pasado por los más veloces y difíciles toboganes, pero esto no era cierto, pues Giovanni me invito a uno de pequeño diámetro de color verde; él se fue primero y a mi turno, introduje mi humanidad, creyendo que el más difícil y veloz ya había pasado en el día anterior, pero este sí que me hizo poner de punta los cabellos, entre en torbellino, para alcanzar un recipiente de seis veces más de diámetro, a una gran velocidad, pero con tal mala suerte que al finalizar el recorrido e inercia, sin equilibrio caí de cabeza y espaldas hacia una piscinas a cinco metros al fondo, al finalizar el tubo, caí libre unos dos metros más y me zambullí al fondo del pozo, más o menos creí reponerme con el equilibrio y la orientación y apenas con mi brazo derecho y mi brazo amputado, movía rápidamente mis piernas para salir, pero error estaba yéndome al fondo, rápidamente me di cuenta de mi error y en dirección contraria salí de ese profundo pozo, con la alarma consiguiente del salvavidas, que vio que caía una persona sin brazo izquierdo, y se dirigía al fondo y no a la superficie, extendió su bastón y me aferre a él para salir; increíblemente había experimentado algo que en mi vida tuve ocasión u oportunidad, Giovanny sonreía al extremo de la salida, fueron momentos maravillosos, que agradezco a él y a Dios.

Una de esas noches fuimos a cenar en uno de los restaurantes, de otro Resort, en una propiedad de grandes proporciones; Giovanni nos comentó posteriormente, que había pensado llevarnos a un bufete de Cincuenta dólares por persona, pero al que llegamos cobraba la mitad de ese precio, ligeramente describiré el restaurante con capacidad para unas cuatrocientas personas, con muebles elegantes y cómodos, con vajilla y cubiertos de primera, no se diga la mantelería, la atención de los empleados, elegantemente uniformados, nítidos y educados, nos recibieron, nos ubicaron en una gran mesa, elegantemente decorada, hasta con un arreglo floral, indicándonos, que cuando estemos listos, degustemos de los menús, uno de personas adultas y otro de niños, todo sofisticado y exquisito; un sector de verduras, ensaladas y frutas, panecillos y dulces; en todo el costado del lugar, había innumerables counters, con variedad de carnes, langostas, cangrejos, pescado, pollo, pavo, carne de res, salmón, jamones, diversos embutidos cárnicos, quesos variados, pastas, pizza, diversas sopas, salsas y cremas; en especial mis acompañantes prefirieron las langostas, y cangrejos, los que con un color violeta de largas patas, no me gustaron su sabor; preferí primero como todos lo hicieron empezar con un plato de ensaladas y frutas, en donde predominaban fresas, uvas diferentes, manzanas y frutas exóticas, naranjas, peras, frambuesas, melocotón, piña; luego recorrí uno a uno los recipientes, llevando muestras de cada uno, con diferentes carnes, salsas, aceitunas; salte el sector mariscos, tome dos sopas; para luego recorrer el sector de alimentos para niños y de comida italiana, mientras los demás estaban dedicados con pinzas a romper los carapachos de los cangrejos y langostas; en mi vida he tenido y desde niño una buena digestión y un excelente apetito, esa cena fue con un bufete excelente, probé de todos los platos pequeñas porciones y goce de sabores y de comidas nuevas y texturas exquisitas, todos salimos agradecidos y satisfechos a costa de la bondad de Giovanny y Jennifer; otro día paseamos por el sector turístico, he hicimos algunas compras pequeñas, entre otras le compre una muñeca típica del lugar a Ruthcita, pues ella hace colección de muñecas, que conserva en casa. También recorrimos el campo, admirando la floresta, en un carro anfibio, que recorrió por el bosque donde admiramos venados, osos, diversas aves en especial patos y águilas, y un recorrido por el río en el mismo vehículo, admirando la naturaleza y el paisaje agreste americano, mirando y valorando la capacidad enorme para el turismo de ese Estado y la utilización de las fuentes de agua, ríos, lagunas, represas, con bares y botes de paseo; los grandes conjuntos de edificios, casas particulares, negocios, casinos y construcciones caprichosas, con un movimiento constante de día y de noche, con miles de turistas, que son complacidos en todos los caprichos y gustos posibles; con parques inmensos, calles y avenidas amplias, lleno de árboles de sombra y ornamentales, con total colorido de diversos tipos de plantas y flores; con personas amables y educadas, en un majestuoso marco de paz y tranquilidad, siempre he admirado a Estados Unidos de Norte América y ahora se confirmaba mi impresión y garantía por esta gran Nación de la libertad y democracia, de trabajo y oportunidades.

Al retornar a Chicago, llevo en mi mente la mejor de las impresiones de WISCOSSING, en especial de nuestros anfitriones, que no escatimaron esfuerzo alguno para económica y anímicamente hacernos sentir bien, como personas importantes y especiales, mucha gratitud guardo de Giovanny y Jennifer, de estas vacaciones especiales.

Siempre pendientes de nosotros, Giovanny me llevó los miércoles en la mañana y los domingos, a los desayunos con sus potenciales clientes y a los juegos de béisbol; y en los desayunos y almuerzos, fuimos a restaurantes italianos, donde efectivamente está la mejor comida del mundo, en las pastas, pizzas, y la mejor comida de mar con las salsas especiales blanca o roja; pues en casa, Jennifer y Ruth con los niños se iban a las tiendas a realizar diferentes compras y por lo tanto sus almuerzos eran ligeros y no así la cena, que ordenaban a diferentes restaurantes, con comidas variadas internacionales, alternando con su despensa y cocina bien surtidas, de alimentos para niños y adultos.

En uno de esos miércoles de visita a clientes potenciales, salíamos de casa con Giovanny, y me preguntó cuánto habíamos pagado por los pasajes aéreos con Ruthcita, yo le indique el valor, sin imaginarme las buenas intenciones y hasta nobleza de mi cuñado, quien al retornar a Cuenca, nos pagó nuestros pasajes aéreos, lo que me ha comprometido tanto con estos familiares, que nos trataron tan bien, nos hicieron sentir de lo mejor y en especial percibimos material y espiritualmente sus muestras de afecto.

A nuestra llegada a Guayaquil y al día siguiente a Cuenca, por TAME, habíamos completado un ciclo de nuestras vidas en unas vacaciones preciosas de más de treinta días, con espléndidos anfitriones a los cuales esperamos retribuir sus gentiles atenciones cuando tengamos la oportunidad.

Viaje de Ruth a Chicago

Continuo repasando mi memoria, el día miércoles 2 de Enero de 2007, pues haciendo un paréntesis a mis relatos, a fines de Diciembre de 2007, Giovanny, llamó a Ruthcita, pidiéndole venga a Chicago, pues Aidan su hijo, persistía en que quería tener a su tía para Navidad; por lo ajustado de la gran demanda de pasajes, quedaron que el viaje sería para el primero de Enero de 2008; las festividades navideñas las pasamos con nuestros hijos y nietos, en paz, rezando la novena al Niño Jesús, al que le prometimos tener más fe cada día y pedimos tranquilidad, trabajo, salud, y vida; cenamos, teniendo a la mesa a Andy y Pilar, que vinieron de Chicago, a sus dos hijos, a la abuelita y a la vez bisabuela Virginia, a Paúl con su esposa Janeth, que esperan un hijo; a Rosa Virginia, Juan Alejandro su marido y Javier su hijo; con Katherine Elizabeth, Juan José su marido y mi nieto Juan José; Ruth Marcela, con mis nietos Marcelo Andrés, María José, María Paz; Juan Marcelo nuestro hijo soltero; Paúl Geovanny, su esposa Liliana y nuestro nieto Juan David; en la parte baja de la casa, el nacimiento con tres niños, un nacimiento pequeño, mi niño Jesús de nogal y ojos de esmeraldas, obsequiadas por mi Padre Político Juan de Jesús, fallecido; y el nacimiento diminuto de plata, a continuación el árbol de navidad, arreglado con mucho cariño por Ruth y mis hijas y nietos, con múltiples luces intermitentes y de varios colores; en la sala y el comedor adornos y motivos de navidad, donde predomina el rojo y el blanco; cenamos en la vajilla fina de china, en hermosos vasos y copas con vino tinto y blanco, el tradicional pavo al horno, con una rica salsa de ciruelas pasas y nueces, los tamales de yuca, una rica ensalada y los buñuelos con miel. Los obsequios fueron repartidos al final de la novena, con los respectivos sobresaltos y agradecimientos, y la algarabía y gritos de los niños, al descubrir el regalo nuevo, el juguete, las ropas.

El 29 de Enero de 2007, salimos con Ruth Beatriz, Juan Marcelo, Katherine Elizabeth, Juan José y mi nieto Juan José, en el jeep honda de los últimos en dirección a Guayaquil, pues viajaba el 31 de Diciembre, a Chicago Ruthcita; salimos del valle en donde está asentada la ciudad de Cuenca, soberbia y hermosa, llena de edificaciones y una planificación totalmente moderna y destacada en Latinoamérica, por su soberbia infraestructura y arquitectura, por sus cuatro ríos que se descuelgan de una base de más de doscientas lagunas, en el Cajas, que producen agua cristalina y pura; nutriendo por cientos de riachuelos y quebradas los ríos Machángara, Tomebamba, Yanuncay y Tarqui, que con el ímpetu del Cajas y sus gradientes, corren de Occidente a Oriente, para formar la vertiente oriental, que se dirige a nutrir a los ríos de la Región Amazónica y al Amazonas en dirección al Atlántico, cruzando valles, montañas, los Andes, la selva ecuatoriana; no sin antes formar el caudal para una gran represa, localizada en las provincias del Azuay y Cañar y que produce gran potencial de energía eléctrica; cruzamos el Cajas, a una altura de 4165 metros sobre el nivel del mar, el parque Nacional, para descender por Molleturo, Hierbabuena, hasta encontrar Naranjal, ya en la Provincia del Azuay, descolgándose la carretera por las montañas, al borde de grandes precipicios y en una gradiente, en donde hay pequeños poblados y que se asemejan a nacimientos vivos de Navidad; siempre presente a casi todas las horas del día, una neblina intensa y una carretera de segundo orden, con curvas obligadas y pronunciadas, pues la carretera es construida por los rebordes de las montañas en sus partes saliente y luego en sus vaguadas o quebradas, con constante flujo de agua que desciende de las vertientes múltiples, que se esconden en una rica y salvaje vegetación; la carretera casi no transitada, más aún en esas fechas, desemboca en una gran recta, con vegetación variada, de árboles de finas maderas como la teca, el cedro, y grandes plantaciones de banano y sus variedades gros Michael o Cavendish, el orito, el barraganete, el verde y maduro, café, cacao y grandes extensiones verdes de sembríos de arroz, zonas de yuca, y frutales como papaya, aguacate, cítricos como la naranja, mandarina y lima, de altos mangos, mameyes, caña guadua; grandes árboles de mango pequeño y arbustos medianos con mango grande amarillo y variedad manzana, extensiones de piña y melón; cafetales, cacaotales, extensiones de palma africana para producción de aceite comestible, arroz; se observa mucho ganado de pelaje blanco con joroba y otro café y blanco, blanco y negro, criaderos de avestruces, patos, gansos y pavos; destacándose hombres y mujeres montubios y baquianos del lugar, comerciantes, todos en actividad, pescadores con sartas de pescados y cangrejos, pero ya circulamos en una carretera de primer orden, en donde existen peajes con toda la infraestructura para auxiliar a los automotores; cruzamos Taura y las pistas de emergencia construidas para nuestra Fuerza Aérea, en tiempos de guerra con el Perú y después de pasar varios puentes llegamos al Kilómetro 26 de la vía a Guayaquil, todo el sector esta cultivado de arroz, frutales y caña de azúcar para los ingenios San Carlos, que producen azúcar y derivados para consumo de todo el país, así como para exportación; el lugar donde nos detuvimos para aflojar las piernas y descansar un poquito, en donde se venden las frutas del sector, ordenamos que nos pelen dos piñas y dos mangos; frutas frescas que consumimos con agua de coco helado, la temperatura a 33 grados Fahrenheit, nos hizo desprender de nuestras casacas de sierra y con la ventilación natural del carro a corriente velocidad, la vía directa a Guayaquil con un parter central, sembrado de árboles de ciruelo, de sombra y frutales; hacia sus dos lados exhibían grandes extensiones cultivadas, hermosas casas de fincas, grandes naves de industrias y graneros, destacándose en medio de la planicie el único montículo, poseedor de grava y piedra y que está en explotación; pues hace muchos años, al llegar a Flavio Alfaro, Durán se destacaban a la distancia muchas lomas, de un promedio de doscientos metros de altura, todas ellas han desaparecido paulatinamente y todos los materiales han sido trasladados para las construcciones de Durán y Guayaquil, modificando la geografía en forma drástica; a la vista aparece Durán, punto que antaño conectaba el ferrocarril al Tambo, a Alausí en la Sierra sur y de las provincias de Chimborazo, Cañar y Azuay; puerto marítimo al río Guayas, para Guayaquil y las costas de la Provincia del Oro, al Sur; se ven pasos a desnivel, distribuidores de tráfico, en una ciudad pequeña con deseos de crecimiento, con grandes industrias agropecuarias, pero también se denota un gran desorden urbanístico una falta de planificación adecuada, desde luego ausencia del gobierno central y del gobierno del Guayas. Seguimos nuestro viaje y empezamos a circular por el puente de la Unidad Nacional, puente construido por varios gobiernos, con los impuestos de todos los ecuatorianos, al oriente y occidente el rió proveniente del Guayas y de la Provincia de los Ríos, es inmenso, circulan embarcaciones de mediano calado, lanchas medianas de pescadores, lanchas deportivas, así como el servicio de lanchas de la Armada Nacional, que ofrece sus servicios a los habitantes de las dos ciudades; al terminar este tramo llegamos a la parte central del río llamada San Borondón, por donde circula la carretera perimetral de la ciudad de Guayaquil y en donde encontramos un emporio urbanístico y de la construcción, con mansiones, muelles privados, grandes edificios, negocios e industrias, edificios de profesionales, e industriales; con todas las comodidades de la vida moderna, supermercados, gasolineras, molls, clínicas privadas, museos de historia, la Universidad Espíritu Santo, colegios y escuelas privadas; grandes edificaciones de viviendas particulares, con canchas deportivas exclusivas, con piscinas, dando la impresión de un país extranjero; urbanizaciones que se conectan con un sistema de carreteras de primer orden; pues al trasponer este paraíso, en la segunda sección de puentes de triple carril y distribuidores de tráfico, ya alcanzamos a divisar la gran urbe porteña, de la Perla del Pacífico, de las Peñas, del Malecón, de los grandes edificios y torres, de nuestra querida ciudad de Guayaquil; nos dirigimos por el sector sur de las pistas de aterrizaje de la Fuerza Aérea y de la Armada en el extremo Occidental del río Guayas y Malecón, para pasar por los túneles e ingresar por la calle Boyacá de sur a norte y encontrar ese gran movimiento, esa insuperable dinamia del guayaquileño, madera de guerrero, al llegar a la Avenida Nueve de Octubre, giramos a la izquierda y al fondo se destaca el monumento y el saludo fraterno de Simón Bolívar y San Martín, giramos a la izquierda, estamos sobre la avenida del malecón, y llegamos al Hotel Ramada Internacional, ocupando dos suites en el segundo y tercer piso, procediendo a descansar y refrescarnos.

Con los acontecimientos, navidad y ajetreos, no he hablado mucho con Ruth, sin embargo despojándome de egoísmos, siento tristeza y profunda nostalgia, por el viaje eminente de mi compañera, la cual es una excelente mujer y cónyuge; pero con la que he tenido siempre múltiples discusiones a veces sin motivo alguno; pero ella se siente libre, como realmente es, disfruta de buena salud y de juventud; siempre está dedicada a su casa y pendiente de mí; yo casi no paso en casa, trabajo en jornadas de la mañana, de la tarde en mi estudio profesional de Abogado con mi hijo Juan Marcelo, en nuestro estudio jurídico propio en la calle Gran Colombia Nro. 661 y Presidente Borrero; y una jornada nocturna en la Unidad Académica de Jurisprudencia y Ciencias Sociales y Políticas, en la Facultad de Derecho, de la Universidad Católica de Cuenca, donde soy Catedrático y tengo a mi cargo cinco cursos; pero en fin, nuestras dos hijas son casadas, Ruth Marcela, egresada de Psicología Infantil, con el Arquitecto Augusto Leoncio Jaramillo Muñoz y la Doctora Katherine Elizabeth, Abogada y dueña de "Seguralmeida" y Gerente del Austro de Panamerican Life, con el Médico Juan José Ambrosi Ordóñez; nuestro hijo menor, Doctor Paúl Geovanny Almeida Alvarado Abogado, casado con la Psicóloga industrial Liliana Serrano Machuca; y nuestro tercer hijo el Doctor Juan Marcelo Almeida Alvarado, soltero, Abogado de libre ejercicio y Abogado exterior del Banco del Pichincha; nuestros hijos varones se graduaron de Doctores en Jurisprudencia, el mismo día con diferencia de una hora, en la Universidad del Azuay; nuestras economías y responsabilidad de Padres, fueron dirigidas a la educación superior de nuestros hijos y siendo ellos mayores de edad, emancipados, que han formado sus hogares y vidas, creemos que cumplimos por lo menos con la base para su futuro y siempre les hemos recalcado que es este el circulo de nuestra Familia, con sus hijos, nuestros nietos y que en la periferia, están un sinnúmero de parientes, a los que estimamos y respetamos, pero que tienen misiones e intereses comunes diferentes; mi Familia y los parientes que me han adoptado, pues a muchos cientos de kilómetros están mis hermanos y mis Padres descansan en paz en el Parque de los Recuerdos en la ciudad de Quito, me siento Azuayo, cuencano y un ausente o extraño en mi ciudad natal, Quito.

Son sensibles y amargas las despedidas, parecería que por mi formación militar no sintiera nada, pero esta nueva despedida con Ruth, no significaba únicamente el abrazo o las cortas palabras antes de que mi compañerita entrara por esa puerta para dirigirse a Atlanta y con conexión a Chicago, precisamente el 31 de Diciembre de 2007, a las 22h30; estaremos separados por un tiempo, que sin embargo de mi gran actividad de trabajo y académica, no pasará por desapercibida; siento una presión y una nostalgia que oprime mi corazón; y a medida que pasa el tiempo, siento que pierdo algo dentro de mí; pero también pienso que es necesario al alma gemela para mí, dejarla en libertad, a fin de que analice, piense y deduzca si como yo pienso, me falta como el aire, como el líquido que brota del manantial al sediento, de esa sublime necesidad de una mirada, de una atención, de una sonrisa; prácticamente me siento desorientado y perdido en la vida sin ese sublime amor, el definitivo de mi vida; siento remordimiento de mis actuaciones o comportamientos negativos, los cuales anotaré en una gran lista, los repasaré y los destruiré haciéndome la proposición de actuar en forma diferente; pero al mismo tiempo pienso que posiblemente no puedo cambiar exteriormente o interiormente, así me proponga, pues todos los pasos de mi vida están marcados por el destino; por más que recapacito y pienso largamente en horas de insomnio o durante el día, no puedo admitir de parte de quien quiero entrañablemente, sus negativas, sus desprecios, sus duras palabras y hasta sus burlas, que me han situado en un nivel inferior, en una condición de un pobre ser, no digno de rescatarse, de tenerse presente, de ocupar los pensamientos, de ser una clara necesidad de cada minuto de la vida, me han dolido todas las cuestiones peyorativas y negativas recordadas no solo en la intimidad sino delante de otras personas, de los hijos, de los parientes; se destacan las reminiscencias negativas del pasado, los malos momentos del matrimonio, los defectos; hay ausencia de admiración, de virtudes, se denigra a mis antepasados, se desprecia a mis parientes, tiene un profundo rencor a mí mismo y en todo momento se trata de escapar del hogar, se hace costumbre el sábado y domingo de asistir a otras casas y a actividades fútiles y vanas, las ausencias son sinónimo de no soportar a la pareja, posiblemente es la fatiga el trajinar diario, el monótono cumplimiento de las labores del hombre y del hogar. Será acaso que he descuidado el amor, que mi apariencia exterior y mi carácter sean tan malos, no comprendo realmente esta situación que me aleja como una barrera imponderable de la única mujer de mi vida, que hoy está en casa de Giovanny, en Chicago y a miles de millas de distancia; siento frialdad y un gran distanciamiento de quien he depositado y he puesto todas mis esperanzas e ilusiones.

Retornamos a Cuenca el 1 de Enero de 2008, sabiendo telefónicamente de que Ruthcita había llegado retrasada a Chicago y de que ya se encontraba en casa de su hermano. Al día siguiente me reintegre al trabajo con Juan Marcelo, a nuestro bufete jurídico, a resolver los problemas de los clientes.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16
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