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Globalización y pobreza



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Globalización
  3. El entorno internacional
  4. Globalización y conocimiento
  5. Universidad y globalización
  6. El mundo de la pobreza
  7. Conclusiones y recomendaciones
  8. Referencias bibliográficas

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Introducción

La globalización es un tema de análisis y discusión, dado que su concepto se basa en un proceso para igualar las condiciones a escala mundial, bajo el supuesto de que todos los países tienen las mismas oportunidades. La globalización se ha convertido en una especie de pretexto para justificar las desigualdades entre los diferentes grupos de países dentro de la actual división internacional del trabajo.

La pobreza es tan antigua como el género humano. A lo largo de la historia la confrontación de intereses entre pobres y ricos ha provocado toda clase de acontecimientos que no han logrado modificar sustancialmente la situación de desigualdad en que vive la mayor parte de la población mundial.

La globalización y la pobreza cuentan con una relación que puede ser tomada para analizar la problemática socioeconómica del mundo, con lo que se lograría entender los desacuerdos por el cual cruza el modelo económico y social de la actualidad, que está sustentado por el mercado como único regulador de las relaciones de producción.

Uno de estos desacuerdos, es que aun el desarrollo del área científica y tecnológica, lo mayor parte de los beneficios son para los países más desarrollados, mientras que, por lo menos, la cuarta parte de humanidad sobrevive en condiciones de pobreza y miseria. Al mismo tiempo que ocurre un uso descontrolado de los recursos naturales, lo que deteriora gravemente el medio ambiente y la calidad de vida de las personas.

El libro tiene como objetivo ayudar a comprender mejor el complejo fenómeno de la llamada globalización y su impacto en el futuro de nuestros países.

CAPÍTULO I

Globalización

  • Definiendo la globalización

Se ha catalogado como tema fundamental en análisis pertinentes tanto a foros políticos y empresariales como ámbitos académicos, transformándose así en una especie de pretexto para justificar las desigualdades entre los diferentes grupos de países dentro de la actual división internacional del trabajo y, si bien es cierto que los cambios tecnológicos ocurridos en las últimas décadas ofrecen nuevas oportunidades de mejorar la situación de las naciones atrasadas en el contexto internacional, ésta tiende a depender cada vez más de la estrategia transnacional de acumulación a escala mundial.

Pese a ser tan difundido el concepto, no existe conocimiento exacto ni cuantitativo sobre los alcances que ha tenido el proceso globalizador a escala planetaria, sino que más bien se presenta una verdadera confrontación de ideas, unas tratando de justificar el statu quo internacional, bajo el supuesto de que todos los países tienen las mismas oportunidades, al tiempo que otras rechazan cualquier posibilidad de inserción ventajosa en la actual división internacional del trabajo. Una tercera posición trata de conciliar los puntos de vista extremos y de formular una especie de síntesis, en la cual las fortalezas y las debilidades dependen no solo de la correlación de fuerzas en el plano económico y político a escala mundial, sino también de las transformaciones estructurales que se lleven a cabo al interior de las naciones menos desarrolladas.

Tomando en cuenta la globalización como una etapa avanzada de la división internacional del trabajo, la cual se caracteriza por una mayor interacción e interdependencia de los factores y actores que intervienen en el proceso del desarrollo mundial de índole económico, social, político, ambiental, cultural, geográfico, etc., e involucran relaciones entre estados, regiones, pueblos, empresas y partidos entre otros, existen, sin embargo, posiciones claramente divergentes que es necesario analizar.

Los defensores de la globalización.

Para ellos, la globalización consiste en la profundización de la interdependencia económica, cultural y política de todos los países del mundo, además mediante el incremento poco común del comercio mundial de bienes y servicios, así como del flujo de capitales, gracias, entre otros factores, al avance de los medios de transporte, así como al uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación, las cuales han hecho posible una mayor integración de los países y mediante el uso de recursos apoyados en las tecnologías satelitales y, especialmente, de la Internet, la red de redes mundial ofrece la aparición de una nueva economía (OHMAE, 2000).

La euforia globalizadora se intensificó después del derrumbe del socialismo euro soviético, lo que significó el retorno de la historia a su "cauce natural", es decir, el de la universalización del capitalismo.

Además, para los defensores de la globalización, es necesario que cada país del mundo deje de creer en el mercado nacional para poder mantenerse en pie sobre la evolución productora de las empresas del mercado y comience a desarrollarse sobre una industria internacional, donde la participación de todos los países del mundo permita un desarrollo equilibrado y la dependencia de todos sea base para la evolución económica de cada uno en particular (REICH, 1993: 13).

Por lo tanto la globalización se presenta como el proceso en el cual se da una integración y complementariedad de los aspectos financiero, comercial, productivo y tecnológico, nunca antes visto. Esto produce la sensación de que "la economía mundial ya no es una sumatoria de economías nacionales, sino una gran red de relaciones con una dinámica autónoma.

Detractores de la globalización.

La globalización se presenta como una ideología que "enaltece el fundamentalismo del mercado, exalta la libertad de comercio, impulsa el flujo libre de los factores de la producción (excepción hecha de la mano de obra, que continua sometida a numerosas restricciones de diverso tipo), propugna el desmantelamiento del Estado, asume la monarquía del capital, promueve el uso de las nuevas tecnologías, favorece la homologación de las costumbres y la imitación de las pautas de consumo.

Para el señor Samir Amín, uno de los más radicales críticos del capitalismo en general, y del capitalismo global, en particular, "el capitalismo real es necesariamente polarizador a escala global, y el desarrollo desigual que genera se ha convertido en la contradicción más violenta y creciente que no puede ser superada según la lógica del capitalismo" (AMIN, 2001).

Para algunos de los que están en contra de la globalización como criterio para definir la etapa actual del desarrollo mundial, ésta no es más que una nueva forma de colonialismo, puesto que en el fondo lo que se ha hecho es reemplazar viejas formas de sometimiento, por otras más sofisticadas, impidiendo superar la distribución desigual del poder y la riqueza en el mundo.

En general, las fuerzas políticas que lideran los cambios mundiales en la actualidad cuestionan seriamente los alcances del enfoque neoliberal, sustento teórico de la globalización, en la solución de los problemas que aquejan a la humanidad. Las posiciones antiglobalización se manifiestan no solo en los escritos, sino que también se han traducido en acciones concretas de protesta callejera, y no precisamente en los países en desarrollo, sino en el mismo corazón del capital financiero, como han sido los casos de Seattle en Estados Unidos y de varias ciudades europeas. El motivo de estas protestas es la acusación que se hace a organismos multilaterales como la OMC, el FMI y el Banco Mundial, de ser los responsables de los males que padece la humanidad, tales como la contaminación del medio ambiente, el uso irracional de los recursos naturales, la pobreza, las desigualdades, etc.

La nueva vieja globalización.

Para algunos autores el fenómeno de la globalización no es algo nuevo y a lo largo de la historia se han dado momentos de mayor o menor globalización, desde la época del Renacimiento. Posteriormente, los marxistas de comienzos del siglo XX continuaron el análisis de la "globalización" del capitalismo como modo de producción, al interior del cual, según su interpretación, maduraban las contradicciones que lo llevarían a su fin.

Continuando con este razonamiento podríamos decir que si la fase monopolista del capitalismo se tradujo en la consolidación del imperialismo, la fase transnacional del capitalismo monopolista corresponde a lo que eufemísticamente se conoce hoy en día como "globalización", uno de cuyos rasgos es la reducción del papel del Estado a simple guardián del mercado.

  • La realidad de la globalización.

  • Reconceptualización.

Globalización no es lo mismo que homogeneización. Al tiempo que operan tendencias hacia la integración de las economías mundiales, a la destrucción de las fronteras económicas nacionales, a la conformación de un mercado mundial y de una "aldea global", también se consolidan procesos de conformación de mega bloques comerciales de carácter regional y se profundizan las desigualdades entre un puñado de superpotencias tecnológicamente más desarrolladas y el resto de países del mundo.

Es por esto que el enfoque de la llamada globalización no es más que el pretexto para justificar la expansión planetaria del capital transnacional, sobre la base de una nueva división internacional del trabajo, en la cual la vieja especialización de los países en la producción completa de bienes similares, es reemplazada por la especialización en la producción de partes y componentes que son utilizados para el ensamblaje final del producto en un tercer país.

Sustentada en la fetichización del mercado, la globalización se traduce en la promoción del consumismo desaforado en las naciones opulentas, en la cultura del "úselo y tírelo", con el consecuente deterioro del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales no renovables. Este modo de consumo se traslada a través de múltiples canales a las naciones menos desarrolladas, las cuales, sin haber alcanzado el nivel desarrollo adecuado, se ven abocadas a asimilar patrones culturales ajenos a sus propias realidades.

El problema de fondo en todo este proceso es el protagonismo de un pequeño grupo de países altamente desarrollados, al tiempo que la mayoría de las naciones en desarrollo deben conformarse con el papel de actores pasivos frente a la estrategia transnacional de dominio planetario. De esta manera, el factor predominante en la actual división internacional del trabajo continúa siendo el control de la producción, el comercio, los flujos de capital financiero, la inversión y, lo que es más importante, los mayores avances tecnológicos, por parte de las empresas transnacionales, lo que de hecho ha modificado sustancialmente el ordenamiento mundial, configurando una especie de división transnacional del trabajo, bajo la cual los procesos productivos y sus resultados aparentemente pierden la nacionalidad, debido a que el producto se elabora al mismo tiempo en varios países, pero parcialmente.

Uno de los principales rasgos de la economía mundial en la actualidad es el auge de los flujos de capital, en comparación con el flujo de mercancías. Se trata de capitales cada vez más especulativos, que atentan permanentemente contra la estabilidad monetaria mundial y en especial contra la estabilidad de las economías menos desarrolladas. Es por culpa de estos capitales que se desataron las crisis de Asia, Rusia y América Latina en la década pasada. Debido a que estos flujos no son regulados internacionalmente su impacto es aún más negativo; de ahí que el mayor peligro a que se enfrentan las economías más atrasadas se ubique en la esfera monetaria.

Pero más allá de los cambios cuantitativos en la estructura de la economía mundial, lo que realmente caracteriza a la actual etapa del desarrollo son los cambios cualitativos, iniciados a partir de la década del cincuenta, más conocida como la época dorada, en el siglo XX. Es allí donde se origina la fuente principal de supremacía de las economías más desarrolladas sobre el resto del mundo. Por eso la principal ventaja de esas economías se ubica en el campo del conocimiento, materializado en los más importantes adelantos tecnológicos del momento y en el alto valor agregado tecnológico contenido en los bienes y servicios que producen y comercian. Los cambios tecnológicos surgidos después de la segunda guerra mundial en el siglo XX, modificaron profundamente la forma en que funciona la economía global tradicional. Esto a dado pie para que actualmente se hable de una "nueva economía", liderada por los Estados Unidos de Norteamérica.

La nueva economía es vista ante todo como el conjunto de empresas y sectores económicos estrechamente asociados con la revolución tecnológica digital y con el crecimiento de la Internet. A diferencia de la era industrial de producción masiva, la "nueva economía" se caracteriza por el desarrollo de producciones flexibles, capaces de reaccionar oportunamente a los cambios del mercado. Este esquema, llamado por algunos "postfordismo", ha sido posible gracias a la introducción de las nuevas tecnologías en los procesos, haciéndolos cada vez más "inteligentes". Al tiempo que se producen cambios profundos en la manera cómo funcionan los negocios, en el mercado laboral ha surgido un sinnúmero de nuevas profesiones, asociadas al manejo y desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación e información.

De otro lado, al tiempo que avanza el proceso de concentración del conocimiento y del capital mundial en un puñado de potencias, en los países, especialmente en los menos desarrollados, se reproduce constantemente la economía informal, ante la incapacidad de la economía convencional de generar los puestos de trabajo necesarios. Cientos de miles de personas, carentes de garantías laborales, con ingresos mínimos e integrados indirectamente al capital transnacional y a la llamada economía subterránea, sobreviven en la jungla del capitalismo salvaje. A estos grupos sociales la globalización les llega por la puerta de atrás, a través de los representantes de las compañías extranjeras y de toda una constelación de distribuidores que tienen en los informales una fuente inagotable de fuerza de trabajo supremamente barata.

  • El Estado-nación frente a la globalización

Alguna de las implicaciones de la profundización de la división
internacional del trabajo, sustento material de la globalización, es
la pérdida relativa de autonomía de los Estados nacionales en
el manejo los grandes problemas económicos, políticos, ambientales,
entre otros. Precisamente, la globalización de los grandes problemas
como los conflictos regionales por la delimitación de las fronteras geopolíticas,
o por el control de los recursos naturales y los mercados, la creciente contaminación
del medio ambiente y sus secuelas como la destrucción de la capa de ozono
y el consecuente cambio climático, la propagación de enfermedades
como el Sida, el resurgir del terrorismo mundial, el desborde del sistema financiero
imposible de controlar por un solo país, el control del enorme potencial
nuclear que amenaza con desaparecer al planeta, el problema del narcotráfico
mundial, el problema de la pobreza extrema y tantos otros, han hecho necesaria
la creación de organizaciones de carácter transnacional, tales
como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y un sinnúmero de ONGs, como
Amnistía Internacional, Greenpeace, etc. Según Drucker en las
últimas décadas el Estadonación ha venido perdiendo importancia
siendo "superado en áreas cruciales en que la soberanía ha
perdido todo significado. Las nuevas demandas que afrontan todos los gobiernos
son retos que sencillamente no se pueden manejar por acción nacional
ni siquiera internacional.

En el aspecto meramente económico el Estado-Nación, especialmente
en los países menos desarrollados, ha venido perdiendo cada vez más
el control de las principales variables macro, al punto que las políticas
deben diseñarse no solamente a partir de los entornos internos, sino,
fundamentalmente, teniendo en cuenta los cambios a escala internacional, los
cuales son controlados por el capital transnacional.

  • Los países en desarrollo frente a la globalización

  • Características de la actual inserción

Uno de los rasgos característicos de la actual división
internacional de trabajo es que a medida que los países menos desarrollados
se insertan en el torrente de los flujos financieros, mercantiles y de conocimiento
a escala mundial, sus economías se vuelven cada vez más vulnerables.
Esta vulnerabilidad, según Ocampo, se debe entre otros factores a las
"asimetrías básicas en las estructuras financieras y en el
funcionamiento macroeconómico, en particular en la profundidad del desarrollo
financiero y en el grado de autonomía macroeconómica de los países.
La mayoría de naciones del mundo, pierden cada vez más autonomía
al momento de decidir las estrategias de crecimiento a mediano y largo plazo.
De ahí que su inserción en los mercados internacionales y, en
general, en la división internacional del trabajo, está supeditada
a la estrategia económica y geopolítica de las corporaciones transnacionales
y de los países de donde son originarias.

Los partidarios de la globalización ven como única alternativa
al lento crecimiento en los países en desarrollo la apertura a la competencia
externa, no sin antes introducir ajustes económicos y sociales de carácter
regresivo, incluyendo el desmantelamiento del sector estatal de la economía
y el recorte en importantes renglones del gasto social.30 Por su parte, los
defensores del Estado grande y omnipotente se oponen abiertamente a la privatización
de las empresas públicas, con el argumento de que supuestamente se rompe
el equilibrio social.

Para que lo anterior sea posible es urgente revisar a fondo los enfoques
teóricos que han servido de soporte a las políticas adelantadas
por los gobiernos de los países en desarrollo. Definitivamente hay que
abandona el fetichismo mercantil como la única salida a los problemas
que padece la mayor parte de la humanidad.

  • La respuesta regional y local

Últimamente ha tomado fuerza el debate sobre el papel de lo local y lo regional frente al avance incontenible de la globalización. En realidad este debate no es nuevo y en nuestro medio son ya conocidos los diferentes enfoques que, de una u otra forma, tratan de explicar la situación desigual de nuestros países en la división internacional del trabajo, como es el caso de la teoría de la dependencia. Igualmente, no han sido pocos los intentos de contrarrestar la arremetida de las transnacionales mediante el impulso a los procesos integracionistas en los diferentes puntos del planeta subdesarrollado. Sin embargo, tanto los enfoques excluyentes frente al problema de la asimetría en las relaciones con las superpotencias mundiales, como los procesos prácticos de integración, no han hecho más que corroborar una realidad: la integración de las economías débiles al mecanismo de reproducción ampliada del capital transnacional, por la vía del intercambio de bienes primarios y fuerza de trabajo baratos por bienes. De ahí que toda iniciativa de carácter local y regional necesariamente deba partir del conocimiento y comprensión de la dinámica globalizadora bajo las nuevas circunstancias de la división internacional del trabajo.

La llamada globalización no pasa de ser más que un mito elaborado en los centros de pensamiento de los países más desarrollados, para darle consistencia teórica a las nuevas formas de sometimiento y explotación de los países menos avanzados, que son la mayoría. No obstante, sería ingenuo desconocer los cambios estructurales que caracterizan la etapa actual del desarrollo mundial y que, gústenos o no, afectan nuestras vidas, para bien o para mal. Desde este punto de vista, la llamada globalización ni es la panacea de los males que padece la mayor parte de la humanidad, ni tampoco la causa de todos los males que aquejan al mundo en desarrollo.

El carácter desigual del desarrollo mundial no es atributo de la mayor profundización de la división internacional del trabajo (soporte material de la globalización), sino que está implícito en el carácter mismo del sistema de acumulación capitalista global que, por definición, presupone la concentración del poder, la riqueza y el conocimiento en un reducido grupo de naciones altamente desarrolladas.

Ante esta realidad, los países menos desarrollados deben concentrar todos sus esfuerzos en buscar la manera de aprovechar eficientemente las ventajas que pueda ofrecer la actual división internacional del trabajo, especialmente aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías que, pese a estar controladas por los centros desarrollados de producción de conocimiento, es posible adoptarlas y/o adaptarlas a las condiciones regionales y locales concretas. Para ello es indispensable pasar del discurso plañidero que, aunque con sobradas razones, descarga en los países desarrollados la responsabilidad de nuestro atraso, a las acciones encaminadas a asumir por nuestra cuenta la tarea de construir una sociedad más justa y competitiva.

Esto requiere de una verdadera reingeniería de la estructura mental parasitaria de nuestra intelectualidad, acostumbrada a consumir, sin mayor elaboración, conocimientos reducidos en y para otros entornos.

En otras palabras, atreverse a repensar nuestra realidad sin perder de vista que somos parte de un mundo cada vez más interconectado e interdependiente, en el cual nuestra situación es extremadamente desventajosa. Para ello es necesario romper con el paternalismo ideológico de todo pelambre que por tantos siglos ha condicionado nuestra manera de pensar, sin que ello signifique menospreciar la riqueza intelectual acumulada por la humanidad a lo largo de su historia, sino por el contrario, utilizarla creativamente en la interpretación y solución de nuestros problemas.

CAPÍTULO II

El entorno internacional

Los cambios ocurridos en la división internacional del trabajo durante el siglo XX, especialmente durante la segunda mitad, han tenido repercusiones económicas, sociales, políticas y ambientales sin parangón en la historia de la humanidad. La revolución de la productividad, característica de la primera mitad de este siglo trajo como consecuencia el incremento inusitado de la producción, así como la aparición en el mercado de numerosos bienes y servicios que cambiaron radicalmente los patrones de consumo, especialmente en los países más desarrollados. En las últimas décadas el comportamiento de la economía mundial ha estado determinado cada vez más por la revolución del conocimiento, la cual se sustenta en el desarrollo de la creatividad y las habilidades de los individuos en el proceso de transformación de las estructuras económicas, sociales y políticas, tanto a escala global como regional y local.

  • Particularidades de la actual división internacional del trabajo

La división internacional del trabajo se refiere a la Especialización de los diferentes países en la producción de determinados bienes y servicios. En este proceso un grupo pequeño de naciones que iniciaron tempranamente la transformación estructural de sus economías, gracias al avance sin precedentes de las fuerzas productivas, tomaron la delantera en su especialización como productores de bienes manufacturados, al tiempo que la mayor parte del mundo debió conformarse con su papel de abastecedores de bienes primarios de origen agropecuario y minero. Este esquema de división del trabajo se acentuó especialmente después de conformado el sistema mundial de la economía hacia finales del siglo XIX, donde claramente se definieron dos polos opuestos.

La aparición después de la segunda guerra mundial del campo socialista, liderado por la Unión Soviética y los países de Europa Oriental, y la crisis del sistema colonial en la década del sesenta, marcó un nuevo rumbo a la división internacional del trabajo. A partir de entonces el mundo se dividió en dos grandes campos: el socialista y el capitalista, con sus dos superpotencias: los Estados Unidos y la Unión Soviética. Se inicia una enconada lucha entre los dos súper bloques por la hegemonía económica, política y militar en el mundo, más conocida como la época de la "guerra fría". Todo parecía indicar que esta bipolaridad, en cuyos paradigmas fijaban sus esperanzas las naciones en desarrollo, marcaría inexorablemente las tendencias de la división internacional del trabajo en los umbrales del siglo XXI, pues al tiempo que el socialismo aparentemente se fortalecía en todos los campos, el sistema capitalista se mostraba incapaz de resolver las contradicciones generadas por la economía de mercado, especialmente la creciente brecha entre un pequeño grupo de países desarrollados y el resto de naciones en desarrollo.

La revolución tecnológica

La expresión revolución tecnológica o científico-técnica se refiere a las transformaciones técnicas y sus implicaciones económicas y sociales de la tercera revolución industrial (desde la segunda mitad del siglo XX), aunque también se utiliza frecuentemente la expresión para referirse a las dos primeras grandes transformaciones que han merecido el nombre de Revolución económica: la Revolución Neolítica y la Revolución industrial de los siglos XVIII y XIX.

A lo largo de la historia las innovaciones tecnológicas han provocado cambios cualitativos de gran envergadura en la estructura socioeconómica de los países. Muy diferente ha sido el mundo después de la Revolución Industrial del siglo XVIII en Inglaterra, gracias a la permanente innovación tecnológica; al punto que ésta última se constituye en condición indispensable para el progreso económico y social. No obstante, no todos los países se han beneficiado por igual de los adelantos tecnológicos, pues estos últimos han contribuido a profundizar las desigualdades entre las naciones, a intensificar el desarrollo desigual de la economía a escala mundial, a aumentar la brecha entre países ricos y pobres. Es más, la lucha entre las potencias industrializadas por el control de las fuentes de materias primas y de los mercados, ha tenido en las innovaciones tecnológicas una de sus principales armas, utilizadas muchas veces con fines destructivos, como es el caso de las guerras mundiales y regionales, o del Deterioro del medio ambiente.

La tecnología en las últimas décadas se ha producido una verdadera revolución en los campos de la producción, la prestación de servicios, la educación, las comunicaciones y las relaciones interpersonales, así como también en la forma como se organizan y dirigen los procesos. El campo de la sustitución de materiales y fuentes de energía, el cambio tecnológico ha provocado una verdadera revolución, que puede poner fin al agotamiento de los recursos y a la interrupción delos suministros. Aparte de la sustitución de viejos materiales existe la posibilidad de la creación de nuevos, los cuales podrían sustituir desde materias primas agrícolas y alimentos, hasta metales y minerales, con consecuencias negativas para aquellos países que se especializan en la exportación de bienes primarios.

Un fenómeno asociado al avance tecnológico es la creciente economía de energía. En el mundo cada vez se produce más con menos energía. Después de la crisis del petróleo en 1974, los países desarrollados, mediante la conservación y la eficiencia, lograron reducir el consumo de energía en un veinte por ciento, equivalente a mil millones de toneladas de petróleo al año, igual a la producción total de Estados Unidos y Europa Occidental. La nueva tendencia a la reducción del consumo de energía en general y de energía tradicional, en particular, está reforzada por el uso de nuevas fuentes como la energía nuclear y la fotovoltaica (solar). Esta última puede llegar a ser la fuente más importante de energía en el siglo XXI.

La estructura económica mundial

La producción es uno de los indicadores más importantes, necesita de la inversión, para que se pueda dar; esta la podemos definir como el gasto en bienes de capital, para generar otros bienes, que por consecuencia de su venta, darán una ganancia; puede ser bruta cuando se toma el valor de la cantidad invertida y neta cuando a la inversión bruta le restamos la depreciación de los factores productivos.

Algunos enfoques, como el del Fondo Monetario Internacional, le auguran a las naciones en desarrollo un mayor protagonismo en el contexto económico mundial. Partiendo del supuesto que cuando en los países en desarrollo se utilizan tipos de cambio para convertir el Producto Interno Bruto en moneda local a dólares, se subestima el valor de su producción en comparación con la de los países ricos, el FMI adoptó las llamadas paridades de poder adquisitivo (PPA), las cuales tienen en cuenta las diferencias en los niveles de precios al convertir el Producto Interno Bruto a dólares.

En el comercio internacional es tal vez donde con mayor transparencia se reflejan los cambios experimentados en la estructura económica de los países. En un escenario de mayor transnacionalización del proceso productivo y profundización de la división internacional del trabajo, el comercio intra-industrial ha venido ganando cada vez mayor terreno, bajo el comando de las corporaciones transnacionales.

Una de las tendencias del comercio mundial en la actualidad es la creciente participación de los servicios, entre los que se destacan aquellos que incorporan un mayor componente tecnológico como las telecomunicaciones, los seguros, la banca, servicios al inversionista, construcción e ingeniería, consultorías, procesamiento y reparación, publicidad y mercadeo, teniendo en cuenta que el acceso a los servicios modernos es una condición indispensable para competir en el campo internacional.

Con respecto a la orientación geográfica la mayor parte del comercio mundial se realiza entre el grupo de países más desarrollados y una clara tendencia es el fortalecimiento de los flujos de mercancías al interior de los mismos, a diferencia de los países en desarrollo que destinan la mayor parte de sus exportaciones a los mercados de las naciones desarrolladas, aunque se observa una tendencia hacia el fortalecimiento de los intercambios entre los mismos, en gran parte debido a la creciente importancia de los mercados de Asia meridional y Oriental.

Uno de los indicadores de la brecha que separa a la mayoría de las naciones del planeta del pequeño grupo de países desarrollados, es la desigual distribución de los recursos financieros. La exportación de capitales por parte de las potencias financieras es uno de los principales instrumentos de sometimiento económico, político, militar e ideológico de los países pobres.

Rasgo característico de la actual división internacional del trabajo es la presencia claramente definida de dos tendencias: la globalización de la economía y la consolidación de los llamados mega bloques comerciales.

La globalización es una interdependencia económica creciente del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicio.

Y los mega-bloques son Agrupaciones regionales que pueden obstaculizar el flujo de mercancías y de conocimiento entre las naciones, debido al proteccionismo de cada bloque frente a terceros países o regiones.

Las grandes contradicciones de la actualidad

La pobreza, pese al impresionante crecimiento de la producción mundial y a los significativos avances tecnológicos, las desigualdades económicas y sociales a escala planetario no solo persiste sino que tienden a agravarse. Es conocido que en el mundo todavía existen por lo menos 800 o más millones de personas que sobreviven en la pobreza absoluta.

La pobreza y la falta de oportunidades de trabajo se han convertido en factor de permanente presión sobre el medio ambiente. La ampliación innecesaria de la frontera agrícola, debido a la inadecuada distribución de la propiedad territorial, ha aumentado alarmantemente el proceso de deforestación y desertificación; el manejo inadecuado de recursos naturales como la tierra y las fuentes de agua, han ido erosionando los suelos y agotando las fuentes hídricas.

Conocimiento y desarrollo

El Banco Mundial dice "lo que distingue a los pobres (sean personas o países) de los ricos es no sólo que tienen menos capital sino también menos conocimientos". La generación de conocimientos es costosa y se concentra en los países más desarrollados; sin embargo, existe la posibilidad de que las naciones en desarrollo los adquieran en otros países o los desarrollen por sí mismas.

La educación superior está llamada a desempeñar un papel de primer orden en este proceso, toda vez que su razón de ser es no sólo transferir sino fundamentalmente generar nuevos conocimientos.

Pese a la revolución tecnológica que experimenta en la actualidad la economía mundial, las desigualdades económicas y sociales tienden a acentuarse.

La globalización ha profundizado el tradicional esquema de división internacional del trabajo, haciendo cada vez más complejos el entrelazamiento y la interdependencia de las economías, pero sin modificar el esquema asimétrico tradicional, dominado por un puñado de potencias tecnológicamente desarrolladas, mientras que la mayor parte de los países del mundo se debaten entre la pobreza y la imposibilidad de elevar su capacidad competitiva en los mercados internacionales.

En este nuevo escenario, la apropiación y desarrollo del conocimiento se constituyen en condición imprescindible para mejorar las condiciones de vida de la población y aumentar las posibilidades de una inserción más ventajosa en un mundo cada vez más globalizado. En este mismo sentido, el sistema educativo y en particular la educación superior, están llamados a jugar un papel trascendental en el desarrollo académico y científico, que permitan generar nuevos conocimientos y habilidades, orientados a la transformación socioeconómica de su entorno y así contribuir a mejorar su situación en el contexto nacional e internacional.

CAPÍTULO III

Globalización y conocimiento

Mediante la profundización de la división internacional del trabajo y la de los medios de comunicación, el conocimiento tiende a convertirse en un patrimonio universal. Por lo que, cada vez es más fácil intercambiar y apropiar de la información, especialmente a través de Internet. En esta nueva situación, se globaliza el conocimiento no sólo de las potencias tecnológicamente más desarrolladas, sino también el de aquellos países que participan en determinadas fases del proceso, estableciéndose una especie de interacción y retroalimentación.

  • La globalización

El termino globalización cuenta con diferentes definiciones, dependiendo del enfoque que la persona o entidad que lo estudie o discuta le dé. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), quien es el encargado de fomentar la cooperación monetaria internacional, facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; el proceso de globalización se define como "el crecimiento de la interdependencia económica de los países del mundo a través de un creciente volumen y variedad de transacciones de bienes y servicios y flujo internacional de capitales a través de las fronteras, y también por medio de una más rápida y amplia difusión de la tecnología". Sin embargo, la globalización también se representa como una forma de la división internacional del trabajo, acentuada por el rápido desarrollo de la tecnología, tanto en el campo de la informática, como: las telecomunicaciones, la biotecnología, la ingeniería genética, entre otros factores.

Actualmente, la economía mundial da la impresión de ser homogénea, por ser global e independiente. No obstante, la globalización no significa equidad ni igualad, no todos los países participan bajo las mismas condiciones dentro de la conocida división internacional del trabajo. Un ejemplo de esto, es la brecha que existe entre las potencias dominantes o países industrializados con respecto al resto de los países del hemisferio, brecha que con el paso del tiempo parece agrandarse, sobre todo en las actividades relacionadas con el desarrollo.

El proceso de globalización es liderado por las llamadas empresas transnacionales, pues estas concentran el mayor volumen de producción de bienes y servicios, así como los mayores avances en el campo del desarrollo tecnológico a escala mundial, como también tienen una gran participación en el flujo comercial, la inversión y el desarrollo. Cabe resaltar que estas empresas son provenientes de los países más desarrollados, lo que le permite a estas naciones moldear la división internacional de trabajo de acuerdo con sus intereses estratégicos.

La competitividad de las naciones está cada vez más condicionada a la flexibilidad de sus economías y a su capacidad de reacción frente a los rápidos cambios tecnológicos, determinados por las exigencias del mercado. De modo que, aquellas economías que se especializan en un solo producto, cuya producción este orientada a mercados masivos y homogéneos, tienden a estar rezagadas en comparación a las economías más diversas que pueden reaccionar frente a situaciones cambiantes e imprevistas.

Ante su atraso tecnológico relativo, la introducción de los países en desarrollo en la economía internacional parece estar sometida a la presencia de las empresas transnacionales dentro de sus economías. Siendo la mayor o menor participación proveniente de los países menos desarrollados en las redes de producción dirigidas por las empresas trasnacionales, su capacidad de absorción de inversión extranjera, depende de las siguientes condiciones:

  • a) Estabilidad macroeconómica.

  • b) Disponibilidad de una infraestructura adecuada.

  • c) Suficiente oferta de fuerza de trabajado adecuadamente calificada y relativamente barata

  • d) Estabilidad política.

Estos elementos en su conjunto determinan el nivel de confianza en determinado país.

El conocimiento

Antecedentes

El conocimiento se ha constituido como fuente de poder y como la principal fuerza productiva de las naciones. Todos los cambios significativos, tanto en la economía como en la sociedad, están ligados al desarrollo del conocimiento. No obstante, anteriormente, el conocimiento, sobre todo el conocimiento científico, era obstaculizado por las religiones y las ideologías, lo que evitaba su desarrollo y proyección social. Aún hoy en día, en ciertos países, persisten estas barreras al conocimiento.

Un momento histórico en el progreso del conocimiento fue la llegada del capitalismo en Europa. Lo que permitió que el conocimiento, cual fue reprimido por mucho tiempo por la clase feudal y la iglesia, fuese liberado, dando como resultado la Revolución Industrial, el cual transformo el mapa económico y político del mundo. Según Peter Drucker, la Revolución Industrial fue el resultado de la aplicación del conocimiento a las herramientas, los procesos y los productos, en un lapso de cien años.

La aplicación del conocimiento a la organización del trabajo dio como resultado la llamada Revolución de la Productividad. Este proceso se extendió, más o menos, desde 1800 hasta la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial el conocimiento se ha aplicado al conocimiento mismo, a lo que Drucker llamó la Revolución Administrativa. Según este autor, "el conocimiento se está convirtiendo actualmente en el único factor de la producción, y ha puesto a un lado tanto al capital como al trabajo".

Conocimiento y desarrollo

El conocimiento ha sido la base del desarrollo económico y social, a través de los grandes inventos aplicados al cambio tecnológico, el sistema productivo, los hábitos de consumo y las relaciones de producción, este ha ido evolucionado a lo largo de la historia. Dado al desarrollo tecnológico, el ser humano ha ido adquiriendo un mayor control de la naturaleza y construyendo mejores condiciones vida, aunque en esta interacción, prevalecen los intereses monopólicos sobre el interés común, lo que causa que el desarrollo no se distribuya equitativamente entre todos los miembros de la sociedad y entre todos los países.

A medida que los cambios tecnológicos incrementan, igual lo hace la productividad de los principales factores de producción, lo cual redunda en un mayor crecimiento de la economía y causa mayor diferencia entre ricos y pobres. En la actualidad, se estima que hay, por lo menos, mil millones de personas en el mundo que subsisten en condiciones de miseria, mientras que en el otro extremo, un número similar de personas, disfruta de la abundancia y el bienestar material.

De igual manera, el consumismo desatado por los países tecnológicamente más desarrollados, ha traído como consecuencia la contaminación creciente del medio ambiente, provocando fenómenos planetarios como el recalentamiento del clima y la destrucción de la capa de ozono. De esta manera el conocimiento, de fuerza creadora, puede convertirse en medio de destrucción.

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