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Hitos claves para la historia del arte en Canarias (página 2)




Enviado por Eugenia Sol



Partes: 1, 2

  • QUINTANA ANDRÉS, Pedro C. Y Perera BETANCOR, Francisca María (2004): Fuentes para la historia de Lanzarote. Retazos de un tiempo pasado (1700-1850). Cabildo Insular de Lanzarote. Colección "Rubicón".

  • RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Margarita (1986): La pintura en Canarias durante el siglo XVIII. Cabildo Insular de Gran Canaria.

  • (1990): El pintor Juan de Miranda (1723-1805). Cabildo Insular de Gran Canaria. Colección Guagua.

  • (1994): Juan de Miranda. Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Canarias.

  • RODRÍGUEZ MORALES, Carlos (2003): Cristóbal Hernández de Quintana. Biblioteca de Artistas Canarios, nº 42. Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias.

  • TEJERA y QUESADA, Santiago (1914): Los grandes escultores. Estudio histórico-crítico-biográfico de Don José Luján Pérez, natural de Guía (Gran Canaria). Madrid.

  • VV.AA. (1985): Arte flamenco en La Palma. Santa Cruz de La Palma.

  • (1977): Introducción al Arte en Canarias 2 (Escultura) y 3 (pintura). Edición del Centro Atlántico de Arte Moderno. Las palmas de Gran Canaria.

  • (1992): Arte hispanoamericano en Canarias. Santa Cruz de Tenerife.

  • (1996): Guía histórico-artística de La Laguna. Edición del Centro para la Conservación del Patrimonio Internacional.

  • (1998): Gran Enciclopedia del Arte en Canarias. Edición del Centro de la Cultura Popular Canaria.

  • (1998): Patrimonio Histórico de Canarias. Lanzarote y Fuerteventura. Edición del Gobierno de Canarias.

  • (1999): La catedral de Las Palmas. Patrimonio histórico. Edición del Gobierno de Canarias.

  • (2000): Arte hispanoamericano en las Canarias Orientales. Siglos XVI-XIX. Edición de los Cabildos Insulares de Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria.

  • (2002): Magna Palmensis. Retrato de una ciudad. Santa Cruz de Tenerife.

  • (2002): Arte en Canarias. Siglos XV-XIX. Una mirada retrospectiva. Dos tomos. Edición del Gobierno de Canarias.

  • (2003): La Huella y la Senda. Catálogo de la Exposición celebrada en la Catedral de Santa Ana, del 30 de enero al 30 de mayo de 2004, organizada por el Episcopado Canariense.

  • (2003): Semana Santa. Revista del Patrimonio histórico-religioso de Icod de los Vinos.

  • (2004): Canarias: Gran Enciclopedia de la Cultura. Edición del Centro de la Cultura Popular Canaria.

  • Virgen de dolores, por Luján Pérez

    UBICACIÓN

    La obra se halla en la catedral de Santa Ana. Allí preside la capilla de su nombre, donde ocupa el único nicho de un retablo que, en alguna ocasión, se ha atribuido al propio artífice.

    CARACTERÍSTICAS

    • Se trata de una realización de talla completa en madera, policromada y estofada en determinadas zonas. La policromía correspondió a un pintor contemporáneo, José Ossavarry.

    • Es una efigie de tamaño real, pues alcanza los 163 cm. de altura

    • Muestra una posición contrapostada, marcada por notable balanceo. Tal composición ofrece un notable paralelo con las realizadas por el escultor vallisoletano Luis Salvador Carmona, a quien citaremos más adelante.

    • No fue creada como imagen procesional. Ello se muestra fehacientemente en el escaso esmero que el artista puso en el acabado de su zona posterior, pues la ubicación en un nicho hacía innecesaria una mayor precisión. Es ya en la tercera década del siglo XX cuando comienza a recorrer las calles de barrio de Vegueta en su trono, durante las celebraciones de la Semana Santa.

    JOSÉ LUJÁN PÉREZ (1756-1815)

    Su formación

    Luján nació en santa María de Guía en 1756, el mismo año, pues, que Mozart, y muere en el propio lugar en 1815. Durante el año 2006 se celebra, pues, el 250 aniversario de su nacimiento.

    Poco se sabe de su trayectoria vital hasta que comienza su producción mayor, esto es, hasta mediados de la década de 1780. Se desconoce aún con certeza quién o quiénes fueron sus maestros. En alguna ocasión se ha hablado de José de Quesada, más conocido como José de San Guillermo, autor grancanario (+ 1790) que destacó en la realización de retablos.

    En alguna ocasión se ha hablado de un corto viaje a la isla de Cuba, así como de la realización de cierto periplo de formación por la Península Ibérica. A la luz de las investigaciones hasta ahora realizadas, tales observaciones quedan en el ámbito de la mera elucubración. Sí se sabe que, con seguridad, viajó a la Isla de Tenerife.

    Los asuntos

    Como ya se indicada, en hacia 1785 cuando el artista comienza a realizar obras de mérito. La calidad de estas recreaciones primeras dio amplia fama al artífice. Sus habilidades se trasmitieron con celeridad, de modo que los encargos surgieron por doquier. Trabajos encontramos en Gran Canaria y Tenerife especialmente, así como en Lanzarote, Fuerteventura y la Gomera.

    Tengamos en cuenta que ya el 1914, un siglo después de su fallecimiento, se publicó la primera monografía sobre el artista, debida a la pluma de Santiago Tejera y Quesada.

    Las principales recreaciones de Luján Pérez son las Dolorosas ("la Predilecta", perteneciente a la Concepción de La Laguna, entre otras) y los Crucificados (el de la Sala Capitular de la catedral de Las Palmas o el Cristo de la Vera Cruz, propio de la iglesia de san Agustín de la misma urbe, ambas efigies procesionales). Realizó asimismo diversos asuntos marianos (la Inmaculada Concepción, la Encarnación), plasmaciones de San Juan Evangelista y San Pedro, el apostolado en madera pintada de gris que hoy contemplados en el cimborrio de la catedral grancanaria, múltiples recreaciones de santos, etcétera.

    Luján y el arte de su tiempo

    Como se indicaba más arriba, Luján Pérez comienza su producción cuando ya las pautas barrocas estaban en retroceso. Su obra, sin embargo, puede considerarse barroca, aunque muestra cierto aire de indefinición, de distancia con respeto al espectador, propio de los nuevos tiempos. No muestra, pues, el dramatismo de las obra anteriores.

    Resulta curioso anotar, aunque aquí nos detengamos en los trabajos escultóricos, que el artífice guiense también trabajo el retablo y la arquitectura, facetas estas en las que se muestra acorde con los aires clasicistas, como así lo muestra cuando realiza trazas de retablos. Ello puede venir explicado, de una parte, por el magisterio que, en las labores constructivas, que recibe de Diego Nicolás Eduardo, el racionero de la catedral de santa Ana, al que ya se alude en la sesión dedicada a este edificio. Por otra parte, los encargos prefieren una imaginería de este tipo, más unida al fervor popular.

    Por otra parte, las fuentes que maneja Luján son las imágenes existentes en los diversas localidades de Gran Canaria y Tenerife, especialmente, así como las estampas o grabados. Es a través de estas reproducciones en papel que recibiría Luján los resabios del ya citado Luis Salvador Carmona (+ 1767). Resulta evidente, por simple cuestión cronológica, que Luján no conoció a Carmona, pues cuando aquél falleció él tenía sólo once años.

    La obra lujanesca presenta asimismo ciertas concomitancias con la propia de Francisco Salzillo (Murcia, 1707-1783), el autor más destacado de la plástica levantina durante el siglo XVIII. Las pautas de este artista peninsular podrían haber llegado al canario a través de estampas aportadas por un capitán de milicias de guía, quien era natural de Murcia.

    Se puede establecer cierto parangón, incluso, entre determinadas recreaciones escultóricas del guiense y algunas salidas del pincel de Juan de Miranda (Las Palmas de Gran Canaria, 1723-Santa Cruz de Tenerife, 1805), ambos coterráneos. Miranda, sin embargo, si viajó a la Península (tiene obra en Alicante) y estuvo un tiempo incluso en Orán, quizá en prisión, por motivos que aún desconocemos. A su vuelta, mantiene su residencia, durante la mayor parte del tiempo, en Tenerife.

    Indicábamos al principio que Luján realiza tanto imágenes de candelero como de talla completa. En alguna ocasión, su trabajos en este último género vienen a sustituir a imágenes de vestir, poco gratas al obispo ilustrado Antonio Tavira, quien rigió los destinos de los Diócesis canariense (la catedral lagunera surgirá en 1919) entre los años 1791 y 1796.

    LA FORTUNA DE LUJÁN PÉREZ

    No cabe duda alguna de que Luján fue un buen artífice, de modo que se ha convertido en el autor más importante de la estaturia Canaria anterior al siglo XX, de la cual se le puede considerar un auténtico renovador. Ello no nos impide reconocer, sin embargo, que resulta un tanto desfasado con respecto a su tiempo.

    Tuvo algunos discípulos aventajados, tales fueron el orotavenses Fernando Estévez, autor, entre otras obras, de la actual efigie de Candelaria, patrona de la Diócesis Nivariense. Un grupo de tallistas del XIX, incluso, no habiendo recibido su magisterio, recogieron la impronta de Luján y la repitieron hasta la saciedad, de modo que la escultura decimonónica en Canarias es la hermana pobre entre las manifestaciones artísticas, frente al auge y novedad de la arquitectura y la pintura.

    Por último, pocas feligresías y propietarios particulares quedan en Canarias que no se precien de ostentar en su templos o mansiones privadas un "Luján", haya salido o no de sus manos. Esta fama trajo consigo que, en ocasiones, determinadas obras anteriores a la trayectoria de José Luján hayan pasado a las sacristías y otras dependencias religiosas, desde donde han desaparecido para siempre, al objeto de ser sustituidas por un trabajo del guiense.

    El ayuntamiento de Santa Cruz de la Palma

    UBICACIÓN

    En Ayuntamiento santacrucero abre su fachada hacia llamada calle Real u O´Daly. La zona trasera, que mira a la vía Álvarez de Abreu o Calle Trasera, cobijaba la cárcel. Como ocurrió en la capital grancanaria, el Consistorio (el poder civil) se enfrenta al otro edificio más señero de la ciudad, la iglesia de El Salvador (el poder religioso). Entre ambos queda la Plaza de España.

    Este edificio fue la sede del Cabildo de la Isla, hasta que, con el Régimen Liberal, surgen los Ayuntamientos.

    SU FACHADA

    Las investigaciones realizadas

    El edificio que ahora nos ocupa fue estudiado en su momento por el profesor Martín Rodríguez, de la Universidad de la Laguna. A él dedicaba bastantes páginas en su obra Santa Cruz de La Palma. La ciudad renacentista (1995). En este trabajo comentaba que el Ayuntamiento santacrucero es el edificio renacentista más importante y completo de los conservados en Canarias, tanto por su arquitectura como por su insólita representación simbólica (p. 148).

    El ataque pirático francés y el comienzo de las obras

    La construcción actual sustituye a otra anterior que estaba ya acabada con anterioridad hacia 1520, si bien su ubicación era distinta, pues se levantaba donde hoy se halla la pila pública, junto a la iglesia del El Salvador. Tal sede sería arruinada en 1553 durante el ataque del pirata François Leclerq, alias "Pata de Palo".

    El edificio actual, realizado entre 1553 y 1567, ha sufrido cambios diversos a lo largo de los siglos. Las alteraciones más notables se llevaron a cabo a finales de la década de 1940, y afectaron especialmente a las dependencias interiores.

    Nos interesa ahora, sin embargo, su fachada.

    La fisonomía

    Realizada entre 1559 y 1567 en cantería de la Gomera, presenta dos alturas. La primera conforma realmente una logia o espacio porticado bajo arcos de medio que cabalgan sobre cinco columnas de capiteles diversos, tres exentas y dos adosadas a los extremos. Esta solución también se planteó cuando se emprendió el edificio del Cabildo grancanario, ubicado en el solar donde se levantan hoy las Casas Consistoriales, y destruido por un incendio en 1842.

    La segunda altura, el piano nobile o planta noble, ofrece cuatro huecos, dos bajo arcos y otros tantos adintelados. Los dos primeros, ercarzanos, siguen la misma línea que aquéllos de la planta baja, en tanto que los otros dos quedan ligeramente desplazados. En la zona de enjutas central se distingue el escudo de la monarquía hispánica. Flanquean esta plasmación en las zonas laterales dos recreaciones: un medallón con la cabeza de Felipe II y una efigie, entre las dos ventanas adinteladas, de San Miguel Arcángel, patrono de la Isla, pues fue un 29 de noviembre cuando llegaron a ella las huestes castellanas.

    La techumbre del edificio ofrecía la solución en azotea, quizá por la ventaja que ésta ofrecía como lugar de vigilancia. La cubierta actual y el exagerado alero son obras del siglo XX. Las gárgolas son, sin embargo, del siglo XVI.

    Los planos

    La planimetría del edificio parece haber seguido las trazas recreadas por dos regidores del Cabildo, uno de ellos de apellido Monteverde- ésta es, en realidad, la castellanización de un apellido flamenco -, lo que nos indica a las claras la importancia que la colonia de aquel origen tenía en la Isla.

    El repertorio iconográfico

    Se ha aseverado en alguna ocasión que tanto el medallón con la efigie real, el escudo imperial y los relieves de los vanos a dintel fueron traídos de la Península.

    El emblema imperial ofrece el águila bicéfala, las columnas de Hércules- este personaje fue considerado un símbolo de la monarquía hispana -, y el Toisón de Oro, distinción que entra en la corona española a través de Felipe el Hermoso, y cuyo actual Jefe es el rey Juan Carlos.

    El medallón con la efigie de Felipe II (Rey Phelipe) nos señala quién reina en aquellos momentos. El monarca dirige su mirada, evidentemente, hacia el escudo.

    Al otro lado se advierte la divisa de la Palma. En ella captamos la torre (símbolo de vigilancia), ante la cual se nos presenta San Miguel, blandiendo en una mano la palma (la victoria militar y cristiana) y en la otra la balanza, que alude a la justicia.

    En la segunda planta, y en el estremo derecho, se halla una alusión al poder local: El Ldo. Alarcon teniente del Ldo. Armenteros los acabó en 1563. Esta fecha, sin embargo, no indica la finalización de la obra, pues más adelante citaremos otra leyenda que contiene la data de 1567.

    Ocupando el dintel de los vanos ubicados a la izquierda del edificio observamos unos relieves de contenido mitológico. El ubicado en el extremo despliega una extraña figura, plasmada de cintura hacia arriba y con apariencia femenina, si atendemos a sus prominentes pechos, pero que en realidad parece responder –de nuevo- al aguerrido y fuerte Hércules, captado en el momento de sujetar por las barbas a dos serpientes. Centra la composición un texto que reza: Invidos virtute superabis. 1567 (Vencerás a los envidiosos por la virtud). Esta leyenda puede responder a un estímulo dirigido a los miembros del Cabildo, para que se esmeren en su cometido. Asimismo, indicaría la envidia que, de La Palma, sienten las otras islas, pues es la única que tiene juzgado de Indias hasta 1566, fecha en la que es trasladado a Tenerife.

    El otro vano recoge, en el mismo lugar una cabeza de león flanqueada por dos figuras, una con lanza y la otra con tridente. El profesor Martín Rodríguez indica que se son Atenea (la lanza) y Neptuno (el tridente), quienes contendieron para decidir la denominación de Atenas. El león sería la justicia.

    Los pedestales de la columnas del cuerpo bajo contienen asimismo relieves. Su significado es ahora claramente dudoso, por lo que obviamos aquí cualquier comentario.

    La iglesia de la Concepción de la Orotava

    UBICACIÓN

    La iglesia se sitúa en el Lugar de La Orotava, capital del municipio actual de este nombre. Se trata de una zona que centra el famoso valle de su nombre o de Taoro, cuyo nombre proviene del menceyato de tal nombre. En su tiempo fue un paraje muy fértil, con notable cantidad de agua y enormes extensiones dedicadas al cultivo de la caña azucarera, de modo que contó al menos con tres ingenios. Tras entrar en declive este producto por la competencia indiana, avanzado ya el siglo XVI, el Valle se decanta por la producción vitícola. No hemos de perder de vista, además, que la demarcación de La Orotava incluía también el llamado Puerto de la Cruz, conocido entonces como Puerto de La Orotava, que no logra su independencia total hasta el siglo XIX.

    La Orotava contó con diversos linajes aristocráticos en su suelo, entre los que destacó, por su patrocinio artístico, el que se relaciona con el marquesado de Celada. También jugaron un papel importante los marqueses de la Candia, de la Florida, de Villafuerte, de Acialcázar y Torrehermosa antes de su traslado a Las Palmas de Gran Canaria, ectécera.

    LA IGLESIA

    El templo actual dedicado a la Inmaculada se levanta entre 1768 y 1788, en sustitución de una construcción anterior que resultó dañada por el volcán de Güímar (1705), cuya orientación era contraria a la actual, esto es, la cabecera de dirigía, como era frecuente, hacia el Este, en tanto que la actual lo hace hacia el Oeste.

    Poco antes de emprenderse las obras de la nueva fábrica, en 1766, se había acabado la iglesia que preside hoy la Virgen del Pino en Teror, y traspasado el promedio del siglo XVIII, los jesuitas vieron concluida el templo de la compañía en Las Palmas de Gran Canaria, dedicado a San Francisco de Borja (Calle Doctor Chil).

    Rasgos generales

    La actual construcción sacra consta de tres naves, cabecera plana y cubierta abovedada. Se trata, pues, de la tercera construcción insular cerrada con bóvedas reforzadas con arcos fajones, tras la catedral de santa Ana (ya desde el siglo XVI) y el reseñado templo de los jesuitas de Las Palmas, ya en el Setecientos. Resulta, pues, un caso original en tal sentido.

    El interior del edificio presenta cierta simplicidad, acorde con los tiempos. Ello ha llevado a que, en alguna ocasión se haya indicado que el interior es neoclásico, frente al barroquismo de la fachada, aseveración que parece exagerada en lo que al la zona interna concierne.

    Las columnas presentan capitales corintios, y sobre cada una de ellas despliega un trozo de entablamento, al modo que practicara Brunelleschi ya en el siglo XV (San Lorenzo), o como se verá en algunas zonas de la catedral de Granada y aun el mundo americano durante las centurias siguientes.

    La fachada, sin embargo, es un claro ejemplo de barroquismo arquitectónico, con el paramento principal quebrado, de estructura poligonal convexa, a modo de biombo, el remate combado o alabeado, la profusa decoración de rocallas de gusto rococó en la base del balcón, así como la presencia de esos dinámicos mensulones que conectan las pilastras (que no columnas) del cuerpo bajo con aquellas que ascienden por la zona superior.

    Los remates apiramidados de las torres recuerdan soluciones de Borromini. En España los vemos en las fachadas de la catedrales de Pamplona y La Laguna, estos últimos posteriores en el tiempo a los orotavenses.

    En la zona que se corresponde con el friso de cuerpo pétreo de la fachada advertimos dos globos terráqueos, uno que porta la zona de las Antillas, mientras que el otro lleva el Archipiélago canario, clara alusión a los capitales aportados por indianos.

    Destacamos asimismo, en el interior, la presencia de un relieve ubicado en uno de los pedestales que da acceso al presbiterio. Allí aparece, guarnecida por rocallas, una platanera, flanqueada por efigies del Sol y la Luna. Se trata de una alegoría mariana, tomada del Eclesiástico (cap. 24, vers. 19), que dice:"Como hermoso olivo en los campos, y como plátano crecí junto a las aguas de las llanuras". El mismo asunto aparece, aquí pintado, en el retablo que, dedicado a la Virgen de Candelaria, se levanta en la iglesia de Santa Úrsula en Adeje. En este caso se reproduce la cita del mencionado texto bíblico.

    Como dato singular hacemos mención de que dos de los retablos del primitivo templo pasaron al actual: el de la Purísima, hoy en la cabecera del Evangelio, y el del Gran Poder de Dios en la correspondiente a la Epístola. La capilla mayor no tiene retablo, sino un tabernáculo importado de Génova. El mismo origen itálico tiene el púlpito.

    Sus artífices

    Los maestros que intervinieron en la obra fueron, primeramente, Patricio José García, natural de aquel lugar y especializado en las labores de cantería, quien habría de intervenir asimismo en el templo de Santiago de los Caballeros de Gáldar, obra de claro gusto neoclásico. A él se debe la fachada principal de la obra orotavense.

    Tras el fallecimiento de Patricio José le sustituye Miguel García de Chávez, en realidad un carpintero que pudo diseñar el cierre del edificio con las ya mencionadas bóvedas y el cimborrio con pechinas y linterna, de manera que hizo caso omiso de unos planos que, desde Madrid, había trazado el arquitecto Ventura Rodríguez y que llegaron a Tenerife demasiado tarde. Recordemos, en tal sentido, el menosprecio que mostraron siempre los ilustrados y el propio Carlos III por las techumbres (armaduras) y los retablos confeccionados en madera.

    Partes: 1, 2
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