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El Otro San Martín:"Algunas preguntas postergadas"




Enviado por walther Gahn



Partes: 1, 2

  1. La Hipótesis de Alberdi, Sejean y Calabrese: San Martín visto como agente inglés
  2. San Martín visto como agente napoleónico (Enrique de Gandia)

Los datos que la historiografía oficial nos brinda y nos revela sobre él pasado en sí, dan indicios de falsedad en algunos casos, de ser tergiversados en otros. La variedad de interpretaciones, muchas veces no terminan de cerrar, no encajan con los acontecimientos, contextualizados ellos, y no muestran a ciencia cierta, autenticidad verosímil ante la historia.

Gran parte de los relatos poseen este magno defecto, y acarrean un sin número de interrogantes que hasta hoy no se han podido descifrar. Quizás esta maniobra historiográfica se deba a intensiones bien dirigidas, o ¿Por qué no, a la dificultad misma que se presenta el trabajar con el pasado?

La historia de la humanidad (y esto lo repetiremos siempre) es la historia de la lucha de clases. Cada clase, desde la ciencia histórica, siempre tratará de elevar hombres, acallar voces, ocultar datos (hacer de la historia la política del pasado y la política la historia del presente, como bien lo expresa Georg Winter ).

Partir de esta concepción materialista es afirmar que dos clases pujan siempre por el poder económico (base de los demás poderes), y el poder político con sus distintos afluentes.

La historia de San Martín no escapa a estas vicisitudes, a este antagonismo y a estas contradicciones de clase. San Martín es acaso el hombre de la burguesía más aclamado (junto con Simón Bolivar) dentro del proceso "independentista" del coloniaje español de nuestra Sudamérica, pero también el más desconocido, de quien se posee datos erróneos, y muy variadas exégesis de sus biógrafos remotos y actuales.

El primero de estos enigmas se vincula con la fecha de su nacimiento y ligado a ello su verdadero origen. La historia oficial decretó que un 25 de febrero de 1778,[1] nacía en el pueblo de "Nuestra Señora de los Tres Reyes Magos de Yapeyú", actual Departamento de San Martín de la provincia de Corrientes. Hijo del matrimonio peninsular Juan de San Martín (un oficial de escaso renombre, lastimoso hecho para los oligarcas del hoy que pretenden vincular sus héroes con la noble alcurnia) y de Gregoria Matorra del Ser. Asombra la inexistencia del acta de nacimiento, razón por la cual, se estipula que el niño José haya nacido, a modo de deducción en tal fecha. Tampoco se ha logrado establecer con unanimidad criteriosa los padres del "Santo de la espada". Hay autores que niegan la paternidad al propio Juan de San Martín, atribuyendo el niño como descendiente de su compañero y amigo Diego de Alvear y Ponce de león (padre de Carlos María de Alvear). Este había concebido al libertador producto de una relación extramatrimonial con una nativa, y como modo de salvar su himeneo, encargó al niño a la pareja amiga[2]Otras versiones redundan en la posibilidad de una infidelidad también con una nativa de la misma etnia (guaraní), pero esta vez en manos del propio Juan de San Martín. Ya sea cualquiera de los dos últimos casos mencionados, podría explicar lo rasgos físicos originarios de José Francisco de San Martín.

Aquí también se presenta una polémica, San Martín no nació en territorio argentino, de hecho la Argentina para aquel entonces no existía (era el Virreinato del Río de la Plata), y si nos regimos por el contexto geográfico y social, San Martín tenía más de paraguayo que dé argentino.

Todas estas conjeturas se presentan producto de la falta de documentación y revelan los blandengues cimientos en que se sustenta la historiografía burguesa. Nos invita por ello a debatir e investigar, con el afán de poder llegar a conclusiones más acertadas y férreas que no permitan dudas y logren un coherente cuerpo científico historiográfico.

Como podemos ver, San Martín desde muy temprana edad abandona las tierras americanas. Su familia decide volver al viejo mundo, y el 6 de diciembre de 1783, se hace a la mar en la fragata "Santa Balbina" con el pequeño de apenas 6 años de edad llegando a destino europeo, en el Puerto de Cádiz, el 23 de marzo de 1784.

Desde temprana edad, José Francisco recibe la educación española que le proporciona la Escuela de las Temporalidades de Málaga, a la que concurrió unos 6 años aproximadamente. Ingresa en 1785, pero a mediados de 1789 (un 15 de julio) se incorpora como cadete al regimiento de Murcia[3]

Los colores por los que había jurado morir y defender eran el rojo y gualda, eran estos, de la propia bandera española. San Martín albergó en su ser una influencia europocéntrica, su idea de mundo era española y no americana. Resulta bastante lógico, puesto que su formación académica y militar la recibió en el viejo continente.

Durante veintitrés años sirvió al ejército español, combatió la "aventura francesa" y se dispuso dar la vida por su nación (ya que sus padres son españoles y se rige el derecho sui generi, el derecho de sangre) ¿Por qué razón decide abandonar dicho ejército y pasarse a las filas de un ejército enemigo al suyo?

Muchos historiadores revisionistas responden a esta interrogante, objetando el carácter ideológico de su partida de la península. San Martín era liberal, congeniaba con las nuevas ideas que se gestaron tras la revolución burguesa de Francia en 1789, "la igualdad (que solo se limitó al marco político legal, aunque a veces ni a eso) la libertad (solo para una clase social, la burguesía) y la fraternidad" (véase la historia de las guerras del siglo XX, XXI y las que a futuro vendrán producto del sistema burgués). Esta hipótesis puede ser valedera, pero cambiemos la pregunta, si San Martín venía guiado por esos principios, ¿Cómo se justifica que se ponga bajo las ordenes de una Primera Junta que había jurado fidelidad al Rey absolutista? (aunque muchos esperaban que Fernando VII sea la expresión acabada de los planes liberales en España) ¿O en su defecto, que 4 años después de su llegada inste a declarar la independencia de la corona castellana? Si San Martin no traiciona a su ejército peninsular, pues su unión con el ejército americano no era para independizar a las colonias de la metrópolis si no para adaptar políticamente estos territorios al nuevo escenario mundial ¿Cómo se explica que "el libertador" apoye una Junta que niega derechos a la Junta de Sevilla la cual se declaraba liberal? ¿Cómo se manifiesta que, si es que solo esta Junta no tenía intenciones independentistas (políticamente y económicamente de la metrópolis) seis años posteriores se declarará libre del tutelaje español (9 de julio de 1816)?

Preguntas que encierran un misterio insoluble y abstruso. Frente a este enigma se pronuncian dos hipótesis contrapuestas y antagónicas (al menos en apariencias). La primera como vimos, convierte al prócer burgués en un liberal convencido, cuyas convicciones lo llevaron a desertar en el ejercito que lo formo y posteriormente pugnar contra él. Este argumento se derrumba por los propios hechos ocurridos luego de su llegada al Río de la Plata, pues si su idea no era separatista no se explica como el gran capitán se somete a las órdenes de una Junta que a claras buscaba la Independencia con la Metrópolis[4]El segundo argumento, es menos conocido y poco difundido, y este lo presenta a San Martin como un enviado, mercenario de la corona británica. Solicita permiso para viajar a Lima con el fin de ocuparse de sus intereses, cuando que en Lima no poseía ningún interés en particular, como también informa al gobierno español las razones de su decisión objetando su necesidad de hacerse cargo de los gastos de sus hermanos, cuando que en la realidad él no era quien mantenía a los mismos, si no su padre.

Pese a esto, y con cierta ayuda diplomática anglo-masónica, el permiso le es otorgado el día 5 de septiembre de 1811, he inmediatamente embarca rumbo a Londres, (el 14 del mismo mes) con el fin de organizar, en reunión de la Gran Logia Americana, (dirigida por un inglés) el plan ya trazado con anterioridad por el Estado de la Gran Bretaña. Es en este período que adquiere el sable corvo (arma fabricada en Inglaterra y usada por los moros) que lo acompañará durante toda la gesta de su campaña.

También se puede argüir que San Martín venía como mercenario ingles en apoyo de Fernando VII, ya que a éste se lo consideraba liberal. Triunfando las Juntas en América, el proyecto ingles también daría resultados, ya que las mismas pretendían romper el yugo del monopolio mercantilista colonial e instaurar el libre cambio. Pero resultó que Fernando VII era tan reaccionario como el sistema mismo que representaba, lo que dio como efecto la tendencia separatista.

En definitiva, sea esta o aquella el motivo de su renuncia al mando militar del que hacia menester, ambas comparten un denominador común. Ambas presunciones muestran un San Martín ligado a la ideología Liberal. Tanto la burguesía liberal española como el afán imperialista ingles exaltan el libre comercio, la defensa de la propiedad privada de los medios de producción, y como consecuencia de ello, la división de la sociedad en clases sociales. ¿Qué se demuestra entonces en esta conclusión?: que San Martín era un liberal burgués que representaba los intereses de esa clase social (ya sea española o inglesa). Esto resulta bastante lógico, puesto que las revoluciones independentistas americanas (como la Revolución Francesa, madre de todas ellas) eran capitalistas. Quienes llevaron adelante este proceso dialéctico a lo largo del continente, fue la burguesía.

Su itinerario debía continuar, trascurrida su breve estadía en Londres, el 18 de enero de 1812, embarca en la Fragata inglesa George Canning, con rumbo a Buenos Aires. El 9 de marzo (de 1812) luego de dos meses de navegación, arriba a destino.

A medida que se desenvuelven los hechos, se agigantan las dudas, los enigmas, los interrogantes.

La mayoría de los historiadores colocan al prócer en un bando irreconciliable con la oligarquía portuaria de la capital virreinal. ¿Pero si estas afirmaciones son correctas, cómo se arguye que esta misma oligarquía lo designe Teniente Coronel de Caballería y acepta sin discusión alguna, su propuesta de organizar una fuerza armada, y más tarde nombrarlo como Jefe de todas las Fuerzas de la capital, aun siendo para ella (al menos en teoría) un completo desconocido, a quien, según los historiadores, le brindaba desconfianza? ¿Tendrá algo que ver en esta aceptación la diplomacia inglesa? ¿Cuál eran los planes que tenía San Martin en manos, para, ni bien desembarcar orientar sus acciones a la organización de un ejército? ¿Eran sus planes, o era un proyecto realizado por otros, y que él debía ponerlos en práctica?

Durante toda su estadía en América, San Martín mantiene un arduo diálogo con los espías ingleses, y no solo eso, gran parte de su ejército estará compuesto por mercenarios ingleses; también por negros esclavos y nativos que se alistarán a las filas de la milicia con la promesa de obtener luego su libertad[5](Este plan servirá los intereses ingleses, como veremos más adelante)

Sin dudas estas logias están a la prestación de la Gran Bretaña, estrategia que el poderoso imperio reproduce en toda América, encubriendo sus ventajas bajo la máscara masónica y convirtiendo a la capital neocolonial (Londres) en la casa matriz de esta gran red de afiliaciones secretas[6]

¿Estos planes escapan a la vida "sentimental" del prócer? ¿Su matrimonio con Remedios de Escalada fue un arreglo prenupcial? El análisis histórico revela que en aquellos tiempos era estereotipado realizar este tipo de convenios, ya sea para dar formalidad, adquirir status o por conveniencias económicas y políticas. Lo cierto es que San Martín establece un enlace conyugal con una joven de apenas 14 años de edad. El 19 de septiembre se celebra el himeneo entre el soldado veterano de guerra y la niña de alta alcurnia. Dicha situación posicionará al Jefe de los Granaderos a Caballo entre la elite porteña y lo ayudará a tejer lazos diplomáticos conjugados en el poder.

Muchos eruditos ubican la "Revolución"[7] de Mayo como representante de "Los Derechos del Hombre y el Ciudadano", separándola del imperialismo inglés (por ende separan las ideas de Moreno y a San Martín como el continuador de estas); pero lo cierto es que entre el ideario burgués de mayo y el ideario inglés (también burgués) no existe diferencia alguna, ambas enaltecen el libre cambio. Es decir Moreno y San Martin son exponentes de una clase social, la clase que hoy los encumbra, la burguesía. ¿No es este libre comercio el que ancló las economías bajo el modelo agroexportador de monocultivo, dependientes del capital extranjero, el que se ajustó a esa desigual división internacional del trabajo?

El prócer se presta ahora para elaborar la estrategia napoleónica de maniobra envolvente, que hará triunfante su bautismo de fuego. Esta pequeña batalla concretará su única victoria en el territorio del Virreinato del Río de la Plata. ¿Es por este único combate militar, de unos exiguos 400 soldados, que solo duró unos escasos minutos, que San Martin debe ser considerado el libertador de la Argentina? San Lorenzo fue y es una de las partes falaces que se armaron alrededor del hombre de Yapeyú.[8]

La actual marcha a la Bandera, esa que se corea como manada obediente, es portadora de los engaños de la historiografía burguesa. En sus estrofas deja entredicho que los Granaderos usaron, en San Lorenzo el pabellón creado por Belgrano[9]lo cual es una burda mentira. El fragmento dice así: "Aquí está la bandera que un día, en la batalla tremolo triunfal, y llena de orgullo y bizarría, a San Lorenzo se dirigió inmortal". Esta marcha es anatema, puesto que en 1813, aún no se había establecido pabellón propio. El hecho del combate quedará inmortalizado, aún más por el supuesto patriotismo del negro hijo de esclavos, que tenía como lengua el guaraní, hablamos del granadero (y no del sargento) Cabral. Los historiadores aristocratizantes han elevado el rango de un simple soldado al grado de Sargento, pero estas manipulaciones tienen un sentido. La burguesía debe reproducir la idea de una patria hecha por hombres de alta condición, renegando y encubriendo el protagonismo de las clases explotadas en las luchas que dieron origen a su propio sistema de dominación. El granadero Cabral fue hijo de José Jacinto Cabral y Soto y de la morena Carmen Robledo. Esta mujer, luego se casó con Francisco, que llevaba el apellido también Cabral, por ser al igual que Carmen, esclavos de la familia Cabral y Soto (ambos de raza negra).

Es en los providentes de este combate que se produce un extraño encuentro, al parecer de dos viejos conocidos. San Martín se entrevista con un "casual" viajero inglés (comerciante) de apellido Robertson (los hermanos John y William Robertson serán los encargados de otorgar empréstitos a toda América, perjudicando sus economías y beneficiando a la Gran Bretaña). ¿Qué hacía un comerciante ingles horas antes del combate en las costas de San Lorenzo? ¿Por qué tiene audiencia con San Martín, a quien aduce conocer y con quien brinda por el futuro triunfo de su proyecto "emancipador"? [10]

No evidenciamos nada nuevo al destacar el interés británico en las provocas independentistas. Obtener y dominar los mercados latinoamericanos era su principal y único objetivo, para lo cual requería la condición primordial e imprescindible de la ruptura entre las colonias americanas y su metrópolis peninsular.

La tergiversación de la historia revela cuan endebles son los pilares de la historiografía burguesa en sus distintas vertientes. Crea fantasmas donde no los hay, y oculta datos menoscabando la verdad histórica. José Francisco de San Martín es uno de los eslabones de esta cadena de mentiras y de ostracismo a que la burguesía nos acostumbró.

Se ha ilustrado siempre la relación del Gran Capitán con su compañero de viaje (de regreso a la América) Carlos María de Alvear, como una relación tumultuosa y hostil, lo cierto es que lejos de presentar diferencias, estos dos hombres, hijos del espíritu liberal del 89, tras la toma de la Bastilla, se presentan ante la historia como dos grandes coadjutores y "Hermanos de la logia". Tal es así, que Alvear oficia en la ceremonia de boda entre San Martín y la joven de clase alta, Remedios de Escalada, como padrino. Yuxtapuestos sientan los pedestales de la Logia Lautaro y también juntos realizan (lo que para algunos autores es un golpe de Estado) la caída del Primer Triunvirato, de tendencias rivadavianas, en octubre de 1812. Es Alvear quien se rodea de seguidores de San Martin (y de hombres provenientes del morenismo), cuando este se desempeña como presidente de la Asamblea del año XIII, años más tardes, estas sanciones decretadas por Alvear en el cumplimiento de su función, serán similares a las que realizará San Martín en el Perú, como protector del mismo. Su disidencia, si bien es cierta, comienza en 1813 y consiste más bien en una cuestión estratégica, (San Martín, era proclive a la negociación, por ejemplo con el artiguismo, mientras que Alvear no) y no en un antagonismo a muerte como se ha tratado de relatar y representar en la generalidad de los escritos historiográficos.

Es curiosa esta relación con Carlos María de Alvear, y es curiosa como los historiadores han tratado de ocultar o difamar, más aún porque a este, se lo presenta con un marcado interés anglófilo. Basta recordar que ambos vienen en la misma embarcación, la fragata inglesa George Canning desde Londres, y con quien nunca dejaron de tener contacto. Es bajo el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata que se ensaya la idea del tutelaje colonial Ingles (en una de las misiones de Manuel José García). El secretario de la Asamblea Manuel José García llevaba dos cartas: una para el embajador inglés en Río de Janeiro, Lord Strangford, y otra para el ministro de relaciones exteriores Castlereagh.[11]

La idea de degradar la figura de Alvear, separándola de San Martin ¿Tendrá un sentido político e ideológico? ¿Qué busca esta maniobra discursiva de los hechos?

Los planes del libertador ahora toman un nuevo rumbo, abandona el mando del ejército de Granaderos a Caballo, para reemplazar en potestad a Belgrano en el Ejército del Norte, este es relevado como jefe del mismo el 3 de Diciembre (1813). San Martín, recientemente se hace con el cargo el 20 de Enero (1814), y no íntegramente debido a que mantuvo a Belgrano como segundo en el mando. San Martín, en circunstancias, nunca tuvo el propósito de ejercer esa jefatura y pretendió conservar a Belgrano a su lado con el fin de poder desistir llegado el momento.  Su intención era irrumpir en Chile a los realistas, hacerse fuerte allí, penetrar y atacar el Perú por mar. Este era el plan  Maitland que se había congeniado en Inglaterra y no lo abandonó nunca. 

La política del Río de la Plata no le concernía porque sabía que Inglaterra no dimitiría ante una España que damnifique sus intereses en tal enclave y, además, no quería tener altercados con Alvear, que frustren sus planes.  Había decidido constituir una nueva rama de la logia "Lautaro" con los oficiales del ejército del Norte y una vez subyugados bajo el sobriedad de la logia, dejar la conservación y custodia de la frontera Norte en manos de Güemes, Warnes y Arenales, con alguna tropa además de la caballería volante que respondía al primero y con el resto del ejército formar en la provincia de Cuyo un ejército de los Andes que le respondiera totalmente para pasar a Chile. Contaba con que podría invadir el Perú y tomar Lima antes de que Pezuela o cualquier otro general que mandara el virrey Abascal pudieran vencer la resistencia de esos jefes. En consecución de ese plan se situó en Tucumán, dispuso edificar fuera de ella una "ciudadela", una auténtica fortaleza en la cual se podría resistir el avance realista, en el último de los casos.

Esta toma de posesión, por su valor simbólico (por el encuentro entre el creador de la Bandera y el reconocido "Padre de la Patria") pasará a la historia con el nombre de la Posta de Yatasto. Sin embargo pesquisas recientes (entre las que se encuentra las de Julio Arturo Benecia y de Alfredo Gargaro) comprobaría que el encuentro se produjo en la Posta de Algarrobos (Salta) a orillas del Río Juramento, a unos 70 kilómetros al oeste de Yatasto, y que ambos parlamentaron en la Estancia "Las Juntas", propiedad de Manuel José Torrens.

Ni siquiera en este crucial hecho simbólico para la burguesía, pudo por medio de sus historiadores dotar al mismo de una fecha sin encontrar disidencias, ya que por la misma no existe unanimidad. Algunos eruditos fechan el 30 de enero de 1814, mientras que otros juzgan que debió realizarse el 17 de enero de 1814.

Asombra a un más el criterioso y orquestado ocultamiento de algunas órdenes y acciones de San Martín. Estas resoluciones están ligadas a la violencia (palabra que pareciera escapara a todos los próceres burgueses, revistiéndolos de un pacifismo estúpido en tiempos de beligerancia). El General San Martín en varias oportunidades ordenó, a modo de mantener la conducta en el ejército y como hecho ejemplar, el fusilamiento de aquellos hombres que no se regían por los códigos militares de estratagema. Este es el caso de Fermín Domínguez, por ejemplo, debido a que este cometió excesos en el "derecho de guerra", como saqueos, extorciones, incendios y muertes. El general se justifica, ante tales medidas, argumentando de su utilidad y necesidad disciplinadora. En su gobierno del Perú, San Martín principia su obra con persecuciones hacia todos los elementos reaccionarios al nuevo orden, por más está decir quiénes son los que corren con tal suerte. La institución más reaccionaria y conservadora será el blanco de las medidas tomadas por el prócer, esta institución es la iglesia católica (con el fin de expropiar sus riquezas para la causa liberal). Así ocurre con el arzobispo de Lima Monseñor Bartolomé María de las Heras (un eclesiástico acaudalado que negaba colaboración). Un texto pronunciado por San Martín en 1819 aparta el misticismo moralizante de la burguesía: "Ya no queda dudas que una fuerte expedición viene a atacarnos, sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos a desengañarlos." Es ineludible demostrar el uso de la violencia en las campañas de la liberación de América (del dominio español), pues en su esfuerzo redentor, la burguesía manipuló la historia, negando la violencia como medio para llegar a sus fines, aún más cuando aquellos hombres que exaltan han ido contra su baluarte espiritual, (que ayudan a perpetuar su dominio y opresión) vale decir, la iglesia católica.

El General está dispuesto a sacrificar su salud por la causa. ¿Pero, cuales son las causas de sus dolencias? ¿Qué enfermedad aquejaba al Gran Capitán? Aunque parezca poco creíble, tampoco en este punto hay un común acuerdo, distintos historiadores han intentado descifrar el enigma que padecía San Martín; así muchos diagnosticaban dolencias pulmonares, otros úlcera gastrointestinal, otros sin embargo prescribían y establecían que sus padecimientos venían producto de una tuberculosis, otros acusaban un asma ligeramente avanzado; y por más no faltaron, aquellos historiadores que tras el manto de sospecha se inclinaron por la hipótesis de asegurar que el prócer no padecía nada grave, y que se beneficiaba de algunas dolencias menores con el fin de concretar maniobras políticas, excusándose en ellas, podrá reunirse con diplomáticos y diagramar las estrategias más convenientes para la liberación de América (insisto, esta liberación, del dominio español). Sin embargo, estas dolencias sean graves o no, hicieron del gran hombre (además de generar un estoicismo heroico) una persona opio dependiente. La historia liberal durante años, ha hecho sufrir al General, negándole el uso de su paliativo medicamento, esta historia tiene más de opio que el botiquín del médico que cuidaba de San Martín (la historiografía burguesa es el opio de los valores del proletariado).

Pese a su salud, el plan debe seguir su curso, instalado en Mendoza desde el 7 de septiembre de 1814, organiza el ejército expedicionario que cruzará los Andes. Para llevar a cabo su plan. A poco de llegado, entre el 1 y 2 de octubre de ese año, se originó en Chile la Batalla de Rancagua, en la cual las fuerzas liberales chilenas fueron sometidas, y parte de sus restos atravesaron la cordillera con itinerario hacia Mendoza, quedando Chile nuevamente en poder de los realistas. Ante este escenario, San Martín recibió y concentró a su incipiente regimiento, (que ya contaba aproximadamente con 1000 hombres) los soldados que pertenecían a las tropas chilenas comandadas por Andrés del Alcázar y Bernardo O'Higgins; la otra facción, presentó disidencias y siguió a José Miguel Carrera concluyendo no instituir ni formar parte del nuevo ejército. En equivalente tiempo, San Martín anexó a su ejército el Batallón de Auxiliares Argentinos (de igual forma llamado Auxiliares de Chile), que había regresado de su misión en Chile al mando del Coronel Juan Gregorio de Las Heras.

San Martín designó al abogado chileno Dr. Hipólito Francisco de Villegas Quevedo y Machado Manzanares Maciel, quien fuera desterrado por los hermanos Carrera, como responsable del Ejército de los Andes para percibir los fondos que se suministraba con el objeto de abastecer el mantenimiento de las tropas (esta colaboración lejos está de la historia narrada en las aulas, las damas de las clases altas mendocinas poco y nada participaron en estos esfuerzos).

Así fue que San Martín se abocó durante los años 1815 y 1816 a fundar e instituir el Ejército de los Andes, y a disponer para el cruce de la cordillera y la ofensiva hacia los realistas en Chile. El 9 de julio de 1816 las Provincias Unidas declaran su independencia[12](esta declaración es de alguna manera una resolución de minorías, pues muchas provincias que actualmente comprenden el territorio argentino, no participaron del Congreso Independentista de Tucumán como ocurrió con el extenso territorio de las provincia de la Patagonia y las del nordeste chaqueño, agregándoles a estas ausencias, la provincia de Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y la Banda Oriental, convocadas estas últimas al congreso artiguista de los Pueblos Libres, y por último muchas de las que fueron parte de él, hoy no son jurisdicciones del territorio como Charcas, Mizque, Chichas, La Plata y Cochabamba; hoy provincias de la República de Bolivia, de hecho la Argentina como Estado, con sus actuales divisiones políticas no existía) y nombrado Juan Martín de Pueyrredón  Director Supremo, el general San Martín se amparó ante el pleno apoyo del gobierno central para optimizar y consolidar la hueste andina. Mendoza se convirtió en un gran cuartel y enclave militar. Se acopló una fundición de armas a cargo del clérigo franciscano fray Luis Beltrán, un cuerpo de maestranza a cargo de Antonio Álvarez Condarco y servicios sanitarios a cargo del médico Diego Paroissien.

A mediados de 1816, San Martín se acuarteló en "El Plumerillo", situado en las adyacencias de la ciudad de Mendoza, donde estableció su Estado Mayor. Los movimientos de San Martín se circunscribió a un complejo método para tergiversar y engañar al enemigo (lo que comúnmente se conoce como "Guerra de Zapa") mediante el remisión de espías y conversas con nativos difundiendo el rumor de que atravesaría los Andes por una senda más al sur, lo cual era de mayor factibilidad y probabilidad.

Los autóctonos pehuenches advirtieron estos planes a los realistas de Chile, quienes así disgregaron sus fuerzas y disiparon poder de resistencia. El grueso del ejército atravesó los Andes por los difíciles pasos de Los Patos en San Juan, al mando éste del General José de San Martín y Uspallata de Mendoza, los cuales eran supuestos inadmisibles para el cruce, pero asentían cortar por el centro a las líneas defensivas del absolutismo y dirigirse directamente a Santiago de Chile. Debieron franquear más de 500 km de cordillera. El ejército se conformó por aproximadamente 3800 soldados argentinos (incluyendo una parte del ejército de liberales chilenos), 1200 milicianos como tropa de auxilio (para conducción de víveres y municiones), 120 barreteros y 21 piezas de artillería.

El General de tonada gallega, interrumpe en la cronología política-militar, y el 24 de agosto de 1816, nacerá Mercedes Tomasa, su única hija (del matrimonio formal). Será inscripta, según las costumbres de la época, con el gentilicio de española. ¿Por qué este general "patriota" decide inscribirla a su única hija, como española y no como americana? ¿Esta medida adoptada responde acaso a un sentido social de castas? ¿San Martín era xenófobo?

Una vez en el Plumerillo y con el apoyo y auxilio económico del Director Supremo, San Martín se inclina por la política separatista de los porteños y condena la resistencia en la Banda Oriental de Artigas, tornándose de esta manera en cómplice de un antiamericanismo.

Dispuestos a cruzar Los Andes, se manda a confeccionar una bandera que guiará la epopeya. Pero resulta que la bandea confeccionada no es la enseña argentina, haciendo caer el coro hipócrita cargado de aire de superioridad debido a que "no admiró al mundo con sus triunfos, ni la cima de los Andes escaló". La bandera de los Andes fue producida sobre los colores celeste y blanco, pero trazada con dos franjas transversales, una de color celeste y otra de color blanco, en su centro el escudo bordeado en ambos lados por laureles. El falaz invento mitrista creo la idea de una "revolución argentina americanizada", pero la verdad es que el ejército de Los Andes no poseía patria o fronteras, por un lado porque era hispanoamericano (integrado por chilenos, argentinos, negros esclavos y nativos) y por otra cuestión, era un ejército que representaba la burguesía (y las clases sociales no tienen patria).

De más está decir, que quien cargaba de ha rato, en su lomo al General, era una mula de montaña y no un caballo blanco (que fácilmente sería visto al ojo del enemigo) invención del racismo imperante, y que otro tanto del tramo lo cruzó en camilla al encontrarse gravemente enfermo.

Luego de las resonantes batallas de Chacabuco (12 de febrero de 1817) la sorpresa de Cancha Rayada, batalla perdida por el ejército liberal (19 de marzo de 1818) y la Batalla de Maipú (5 de abril de 1818), que da fin al dominio realista en Chile, San Martín se presta a conformar una escuadra que invada al Perú y atacar el epicentro del poder realista en América. Estas intenciones pueden verse truncadas por el estado catastrófico de las arcas de las Provincias Unidas del Río de La Plata; sin embargo, el General consigue reunir los fondos para establecer una armada considerable. ¿De dónde obtiene los fondos San Martín para concretar su objetivo y continuar con su plan continental? Pocos días después de Maipú, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para requerir refuerzos al Directorio rioplatense para la última etapa de su cometido: la irrupción marítima hacia el baluarte absolutista de Lima. Consigue la palabra de una ayuda de unos quinientos mil pesos para la concreción de su estrategia bélica, de los que sólo llegarán unos trescientos mil. San Martín retornó a Chile, donde obtuvo el beneficio financiero del gobierno de ese país (en manos de O'Higgins) así pudo armar una escuadra, que subsistirá al mando del marino escocés Lord Cochrane (un mercenario). ¿Pero, solo del estos gobiernos obtiene el financiamiento? ¿Qué relación existió entre San Martín y el Comodoro ingles Guillermo Bowles? ¿Por qué urgía al primero encontrarse con él? ¿Cómo estos dos gobiernos americanos pueden colaborar con su plan estando en banca rota? Bowles subraya las ideas del Gran Capitán, y narra a su jefe, Crocker, secretario del Almirantazgo, exigiendo que someta a lectura la copia de una carta escrita por San Martín donde prevalece y destaca las ventajas que adquiriría la Corona inglesa si esta se presta a colaborar con la iniciativa emancipadora (del dominio godo). El propio Canning argumenta las intenciones del imperio, diciendo que la América Latina será libre de España, pero que si se es prudente en el accionar, serán un anexo inevitable de señorío anglosajón.

Con el propósito de entrevistarse con Bowres, Álvarez Condarco viaja a Londres como emisario del General (ya que San Martín tuvo el infortunio de hallarse en Buenos Aires cuando este se encontraba ya en Río de Janeiro, imposibilitando así la entrevista solicitada).

Pero este no fue el único motivo de su viaje[13]Álvarez Condarco estaba ligado a un misterio que se ha señalado como un punto negro en la vida de San Martín y O´Higgins y que, sin disminuir la grandeza americana como guerrero y libertador, deprimiría su elevación moral como hombre. Tratándose de la remisión de una suma de dinero para ser depositada en aquella ocasión en Londres, en cuentas privadas de ambos (San Martín y O´Higgins), y que según algunas referencias serían una suma de entre veinticinco mil pesos a cien mil pesos. Esta malversación de fondos públicos, puede de alguna manera ser opacada, pues ese dinero nunca llegó a verlo el propio San Martin, y por demás se negó a recibir diez mil pesos oros que el Cabildo de Santiago le asignó, y después de haber renunciado a su sueldo de seis mil pesos mensuales otorgados por el gobierno chileno como jefe del Ejército, se limitó a aceptar una chacra con el expreso condicionante de que la tercera parte de su rendimiento sea destinado al hospital de mujeres y a la lucha contra la viruela. Sus servicios prestados era motivo suficiente de deuda para con él. Pero ¿Si San Martín renunció a sus sueldos y premios que los gobiernos le otorgaban (sin hablar de los sueldos que el Gobierno de las Provincias Unidas se lo debía, y el dinero que debía disponer para la consecución de la escuadra y los sueldos de su ejército), de que vivía? ¿Cómo podía encarar semejante obra sin tener capital? ¿Alguien proveía los fondos al prócer y a su ejército? En esta situación desespérate O´Higgins y San Martín deciden comisionar un petitorio a Bowles, enviando a Irisarri para ofrecer a la Gran Bretaña las cesión de la Isla de Chiloé y el Puerto de Valdivia, junto con la reducción del diez al quince por ciento sobre las importaciones y minimizando al cuatro las exportaciones, por el lapso de treinta años a todas las embarcaciones de origen inglés, si esta se exteriorizara favorable al fundamento independentista (¿Quien más interesada que Inglaterra en quebrar el yugo español?). Si estas concesiones resultaban mezquinas, se ofrecía el trono de Chile al linaje de la casa real de la Gran Bretaña (bajo la expresa condición de establecer una monarquía constitucional). Esto nos abre un interrogante más ¿Importaba realmente la independencia, o solo se anhelaba adquirir el libre comercio bajo cualquier bandera?

El mismo Bowles emite la opinión de San Martín al respecto, exponiendo que este pretendía dividir la América del Sur entre las principales potencias europeas, erigiendo reinos equivalentes a las casas nobles habidas en el "viejo mundo".

Sea cual fuera la forma o el medio, era imperioso e impostergable declarar la independencia chilena, esta se dio el 12 de febrero de 1818, al efectuarse el primer aniversario de la batalla de Chacabuco. Pero para rescindir el dominio godo los Llanos de Maipú se mostraban como el escenario oportuno de hacer valer por las armas esta convicción ya irrefutable. El campo de batalla se vistió de sangre, y el velo de la muerte cubrió la atmósfera. Fue un combate donde no hubo piedad ni remordimientos (en ninguna guerra las hay), más de siete mil soldados realistas fueron batidos.

El triunfo de Maipú lo acredita para nuevamente gestar tratativas con Inglaterra, solicitando su intervención y arbitraje, escribe: "La Inglaterra ha tenido la gloria inmortal de haber dado la paz al antiguo mundo, se cubrirá de nuevos laureles prestando igual beneficios al nuevo. Son demasiado conocidos los sentimientos benéficos de S. A. R. el Príncipe Regente de Gran Bretaña para dejar gemir la humanidad ultrajada en estos países; su respetable mediación pondría un paréntesis a los padecimientos de estos habitantes contribuyendo a la consolidación de sus libertades"

Pero no solo los soldados realistas correrán con esa suerte, tres días pasados de la victoria de Maipú, son fusilados los hermanos de José Miguel de la Carrera y Verdugo. (Juan José y Luis se envolvieron rápidamente en la llamada "conspiración de 1817" con el apoyo y la posible instigación de su hermana, Javiera. El plan era volver a Chile con el propósito de apresar a O"Higgins y San Martín, forzándolos a renunciar, y tomar el poder. Contaban para esto con el apoyo de sus partidarios en Chile, sector que creían era considerable y que estaba a su espera. Él plan comenzó a desbaratarse rápidamente, aun antes de que todos los implicados pudieran cruzar la cordillera. Por algún motivo, Luis Carrera asaltó un postillón para robarle las cartas y fue apresado en Mendoza. Su compañero de viaje confesó de inmediato, lo que llevó al arresto de Juan José en San Luis, el 20 de agosto de 1817.

El resto de los conjurados fue capturado en Chile, alrededor del 8 de febrero de 1818. Junto a ellos fueron arrestados numerosos partidarios del levantamiento (incluyendo a Manuel Rodríguez). Los implicados eran solo doce pero es posible que Rodríguez hubiera estado al tanto. Sin embargo, este juró que no solo no sabía nada, sino que además nunca sería cómplice de traición.

A pesar de que los Carrera estaban detenidos en Mendoza, los documentos pertinentes fueron remitidos a Santiago para la atención de O'Higgins y San Martín. En la práctica, eso significó que el juicio se alargaba indefinidamente: los dos generales tenían inquietudes más relevantes que atender. Al mismo tiempo, la incongruencia poco eficaz de la tentativa se hacía axiomática. La mayoría de los acusados -incluido Manuel Rodríguez- obtuvieron su manumisión. Esto hacía predecir un desenlace poco drástico para los hermanos.

Desafortunadamente para ellos, en Mendoza fueron adicionalmente acusados de querer escapar con la ayuda de prisioneros realistas, a quienes intentaron armar y organizar para derrocar las autoridades provinciales e invadir Chile, cargos que Luis Carrera reconoció implícitamente lo cual lo ubicó en el estrado de traidor a la patria. El hallazgo de la tentativa coincidió con la derrota patriota ocurrida en Cancha Rayada (1818) y el arribo de la noticia de la publicación del Manifiesto de José Miguel (4 de marzo del mismo). El temor de una invasión realista proyectada, ya sea desde Chile o desde el sur de Argentina, motivaron a estos desenlaces. Como efecto consecuente de todo esto fueron encontrados culpables de los delitos de "lesa patria" y "actos contra la plaza", y condenados a muerte por el gobernador de Mendoza, Toribio Luzuriaga. El 8 de abril de 1818 fueron fusilados Luis y Juan José Carrera (se dice que el 4 de abril de 1818, partía a toda marcha, desde el reducto patriota situado en Mendoza, un emisario del General San Martín, con partes secretas dirigidas al gobernador Luzuriaga, esta comunicaciones herméticamente reservadas, se dice, eran los dictamines con la orden de ejecutar a los hermanos Carrera; y así lo creyó desde el exilio José Miguel Carrera, quien acusó a San Martín y O"Higgins como los autores intelectuales del fusilamiento, dejando a Luzuriaga con el papel de simple autor material).

El ritmo vertiginoso de los sucesos, y los hechos convulsionados de la guerra de independencia goda, no impidieron que el General frecuente en tener relaciones extramatrimoniales, traicionando el lazo conyugal con Remedios de Escalada, así lo cuenta es sus memorias inéditas, el capitán Olazábal. Este hecho no es circunstancial.

Partes: 1, 2

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