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Cabala mistica (página 3)



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Tenemos, pues, en estos cuatro juegos de símbolos, un sistema completo de notación para expresar el modo de operar de cualquier potencia en un nivel dado, y este sistema de notación es la base de la magia ceremonial con Sus Nombres de Poder y también de la magia talismánica y del sistema adivinatorio del Tarot. Por esta razón se dice de esos "nombres bárbaros de evocación" que no se les puede cambiar ni una letra, porque constituyen fórmulas basadas en el Alfabeto Hebreo, que es el lenguaje Sagrado del Occidente, así como el Sánscrito es el lenguaje Sagrado del Oriente. En hebreo, además cada letra es también un número, de manera que los nombres son fórmulas numéricas, y por otra parte, uno de los más intrincados sistemas de matemática metafísica, llamado Gematría, está basado en este principio enunciado.

Existen algunos aspectos de la Gematría que, según nuestros conocimientos, han sido degradados o no sirven para nada, siendo puras supersticiones, pero la idea básica del sistema de matemáticas cósmicas encierra indudablemente grandes verdades e inmensas posibilidades. Utilizando ese sistema se pueden descubrir las vinculaciones de los factores cósmicos, siempre que se conozca la manera de escribrir correctamente los Nombres de Poder Hebreo, porque esos Nombres fueron formulados de acuerdo con los principios de la Gematría y es ésta la que suministra la clave de los mismos. Sin embargo, por fascinante que sea este tema, no podemos ocuparnos de él ahora.

En el mundo Arquetípico de Atziluth se asignan a los Diez Sephiroth diez formas de los Nombres Divinos. Cualquiera que haya leído la Biblia habrá observado que en ella se menciona a Dios con muchos títulos: como el Señor, el Señor Dios, el Padre y otras denominaciones. Ahora bien; no se trata, como se creería, de recursos literarios para evitar repeticiones, sino de términos metafísicos o exactos, gracias a los cuales según el Nombre que se emplea podemos conocer el aspecto de la Fuerza Divina en cuestión y el Plano en que está operando.

Se dice que en el mundo de Briah los poderosos Arcángeles son los que ejecutan los mandatos de Dios y les dan expresión, y en las Esferas Sephiróthicas del Arbol en el mundo mencionado se encontrarán los nombres de esos diez Poderosos Espíritus.

En Yetzirah se encuentran los coros angélicos, innumerables, que ejecutan los mandamientos de la Divinidad, y también se encontrarán asignados a las correspondientes Esferas Sephirothicas, permitiéndonos conocer así el modo y nivel de su operación o funcionamiento.

Como ya hemos notado en Assiah, ciertos centros de fuerza tienen correspondencias similares. Ya consideraremos todas estas asociaciones cuando lleguemos al estudio detallado de los Sephiroth.

En la exposición simbólica de los Diez Santos Sephiroth, en los cuatro Mundos, hay también otro juego importante de factores que conviene tener en cuenta: son las cuatro escalas de color clasificadas por Crowley como Escala Real, asignadas al Mundo Atzilúthico: la Escala de la Reina, asignada al Mundo Briáthico; la Escala del Emperador, asignada al Mundo Yetzirático, y la Escala de la Emperatriz, asignada al Mundo Assiahtico.

Esta clasificación cuaternaria tiene un significado amplísimo en todas las cuestiones cabalísticas, lo mismo que en la Magia Occidental, que está basada mayormente en la Cábala. Se dice que está bajo la presidencia de las cuatro letras del Tetragrammaton, el Nombre Sagrado exotéricamente expresado como Yejovah (Jehovah). En hebreo, cuyo alfabeto carece de vocales, esa palabra se escribe JHVH, o bien, de acuerdo con el nombre hebreo de cada letra: Yod, Hé, Vau, Hé. Las vocales se indican en hebreo mediante puntos que se insertan dentro o bajo las letras cuadradas de la escritura, la cual se efectúa de derecha a izquierda. Estos puntos vocales fueron introducidos en tiempos comparativamente recientes y las antiguas escrituras hebreas carecen de dichos puntos, de manera que el lector no puede saber la pronunciación de cada nombre por sí mismo, sino que necesita de alguien que lo sepa y se lo comunique… La verdadera pronunciación del Tetragrammaton es uno de los arcanos de los Misterios.

A estas cuatros letras se les adjudican todas las clasificaciones cuaternarias místicas, y por medio de sus correspondencias podemos descubrir todas sus vinculaciones posibles, cosa importantísima en Ocultismo, como veremos más tarde.

Hay cuatro divisiones cuaternarias importantísimas que encuadran en ellas, permitiéndonos ver las relaciones que tienen entre sí. Son ellas los Cuatro Mundos de los Cabalistas, los cuatro elementos de los Alquimistas, la Cuádruple clasificación de los signos del Zodíaco y de los Planetas en Triplicidades, como los usan los astrólogos y los cuatro juegos que forman las láminas del Tarot que se emplean en la adivinación. Estas clasificaciones cuaternarias se parece a la Piedra Roseta que dió la clave de los jeroglíficos egipcios, porque en ella había inscripciones en Egipcio y Griego, y como esta lengua era ya conocida, fué posible descubrir el significado de los correspondientes jeroglíficos egipcios. De cómo se arreglen estos juegos de factores sobre el Arbol depende la clave esotérica real de cada uno de esos sistemas de Ocultismo Práctico. Sin estas claves no tienen base filosófica alguna y se convierten en meras fórmulas literarias y supersticiosas. Por este motivo el ocultista iniciado no quiere saber nada con los adivinadores no iniciados, porque como estos carecen de las claves, todos sus sistemas carecen de valor. De ahí la importancia vital del Arbol en el Ocultismo Occidental. Es nuestra base, nuestro sistema métrico, nuestra obra de texto fundamental.

Para comprender un Sephirah nos es, pues, necesario conocer primeramente sus correspondencias primarias en los Cuatro Mundos, sus correspondencias secundarias en los cuatro sistemas de ocultismo práctico mencionados más arriba y todas las correspondencias que podamos reunir, para que el testimonio de muchas pruebas o testigos nos revele la verdad. Esta reunión de correspondencias puede ser ilimitada, porque todo el Cosmos, en todos los planos, tiene infinitas correspondencias. Si somos buenos estudiantes de la Ciencia Espiritual, continuamente iremos aumentando nuestros conocimientos. No podríamos encontrar ninguna comparación mejor que la del fichero de tarjetas ya mencionado.

Sin embargo, debemos recordar nuevamente que la Cábala es tanto un sistema o método para usar la mente como un sistema de conocimiento. Si poseemos el conocimiento sin haber adquirido a la vez la técnica cabalística de la meditación, no nos servirá de gran cosa. Y en realidad deberíamos decir que no es posible adquirir gran conocimiento hasta haber dominado bien esta técnica mental, porque el Arbol de la Vida no apela a la mente consciente sino a la subconsciente, en razón de que el método lógico de la Cábala es el método lógico de la asociación de los sueños; pero en el caso de la Cábala el soñador es la subconsciencia racial del alma colectiva de los pueblos, el Espiritu Terrestre. El Adepto se pone en comunicación con esta Alma de la Tierra por medio de la meditación de los símbolos prescriptos. Esto es lo que constituye la verdadera importancia del Arbol de la Vida y de sus correspondencias.

El más elevado de los Cuatro Mundos, Atziluth, el plano de la Divinidad Pura, es lo que llaman los cabalistas el Mundo Arquetípico. En la traducción un tanto nebulosa de MacMathers, se lo denomina también "el Mundo Intelectual". Pero esta denominación desorienta. Sería intelectual sólo en la forma en que ordinariamente entendemos este término, como relativo a la mente, intelecto racional, en lo que respecta al reino de las ideas arquetípicas. Pero estas ideas son completamente abstractas, y sólo puede concebirlas cierta función de la conciencia que está absolutamente fuera del alcance de la mente actual tal como la conocemos. Por lo tanto, llamar a este plano: "el Mundo Intelectual" es desorientar por completo al lector, salvo que, simultáneamente, aclaremos que por intelectual queremos decir algo completamente distinto de lo que dice el diccionario, lo cual es una manera muy pobre de expresar nuestras ideas. Es mucho mejor conformar un nuevo término con un significado preciso y definido, antes que usar uno antiguo que tenga un sentido confuso, como sucede especialmente en el caso de Atziluth. Para éste tenemos un término excelente y ya conocido: Arquetipo, que describe exactamente este mundo.

Los cabalistas dicen que el Mundo de Atziluth está bajo la presidencia del Hod, el Nombre Sagrado del Tetragrammaton. De esto podemos deducir en seguida que, cualquier cosa que en otro sistema cuaternario se diga que está bajo la presidencia del Yod, se referirá indudablemente al Mundo de Atziluth o aspecto puramente espiritual de esa fuerza o substancia. Entre otras asociaciones de las indicadas por distintas autoridades en la materia están los "bastos" del juego de Tarots, que corresponden al elemento Fuego. Para todo aquel que tenga ya algún conocimiento de la Ciencia Espiritual resultará evidente que en cuanto a un elemento se le atribuye un símbolo cualquiera nos es dable gracias a él descubrir cosas que de otra manera nos quedarían ocultas porque nos abre todas las ramificaciones de la Astrología, y, entonces, podemos descubrir sus afinidades astrológicas merced a las triplicidades del Zodíaco y las de los Planetas con aquéllas. Tan pronto como conocemos que asociaciones Zodiacales y Planetarias existen, nos encontramos en situación de explotar el simbolismo correlacionado de cualquier panteón, teniendo en cuenta que todos los Dioses y Diosas de cualquier sistema que la mente humana haya inventado, tienen asociaciones astrológicas. La historias de sus aventuras no son más que parábolas de la operación de las fuerzas cósmicas. A través de toda esa maraña de simbolismo no podríamos encontrar el camino sin auxilio alguno; pero, si podemos asir el extremo de cada cadena de correspondencias a su respectivo Sephirah, entonces tenemos ya la clave que necesitamos. Todos los sistemas de pensamiento esotérico, así como también todas las teologías populares, atribuyen la construcción y presidencia de las diferentes partes del Universo manifestado a la intervención de seres inteligentes y determinados, que trabajan bajo la dirección de la Divinidad. El pensamiento moderno ha tratado de escapar a las implicaciones de este concepto reduciendo la manifestación a una cuestión puramente mecánica. Pero no ha logrado su propósito y ya hay señales bien claras de que no pasará mucho tiempo antes de que se vea forzado a reconocer que la mente es lo que se encuentra en la raíz de toda forma.

Los conceptos de la sabiduría antigua pueden parecer crudos desde el punto de vista de la filosofía moderna; de cualquier manera nos vemos obligados a admitir que las fuerzas causales que hay detrás de toda manifestación son de naturaleza más similar a la mente que a la materia. Dar un paso más allá y personificar a los diferentes tipos de fuerza es una analogía legítima, siempre que nos demos cuenta de que la entidad, que es el alma de esa fuerza, puede ser tan diferente en clase y grado de nuestra propia mente, como nuestros cuerpos son distintos en clase y grado a los cuerpos de los planetas. Estaremos más cerca de una comprensión adecuada de la Naturaleza si tratamos de descubrir la inteligencia que se oculta tras ella, al empeñarnos en rechazar que el Universo visible tiene una estructura invisible: el éter de que hablan los físicos tiene más parecido con la inteligencia que con la materia. El tiempo y el espacio. tal como lo entienden los filósofos modernos, se parece más a modos de conciencia que a medidas lineales.

Los iniciados de la Antigua Sabiduría no fosilizaron su filosofía. Tomaron cada factor de la Naturaleza y lo personificaron, le dieron un nombre y formaron una figura simbólica para representarlo, de la misma manera que los artistas ingleses con su esfuerzo colectivo produjeron el escudo o insignia de Gran Bretaña, una Figura Femenina con un escudo y la bandera de la Unión, un León a sus pies, el Tridente en sus manos, un casco en la cabeza y el Mar en el fondo. Si analizáramos esta figura como lo haríamos con un símbolo cabalístico, comprenderíamos que cada símbolo individual que integra el jeroglífico compuesto, tiene un significado particular. Las diversas cruces que forman la bandera de la Unión se refieren a las cuatro razas que forman el Reino Unido. El casco es el de Minerva, el Tridente el de Neptuno, el León exigiría todo un capítulo para explicar su simbolismo. En realidad, un jeroglífico oculto se parece más a un escudo de armas que a cualquier otra cosa, porque en heráldica cada símbolo tiene un significado preciso, los cuales se combinan en el escudo de armas que representa la familia y la filiación del hombre que lo lleva, indicándonos su posición en la vida. Una figura mágica es como el escudo de armas de la potencia que representa.

Estas figuras mágicas se forman para representar los distintos modos de manifestación de la Fuerza Cósmica en sus diferentes tipos y diversos niveles. Se les dan ciertos nombres y el iniciado piensa en ellas como persona, sin preocuparse de sus fundamentos metafísicos. Por consiguiente, para todo propósito práctico son personas, sean lo que fuere realmente; han sido personificadas y se han construído formas mentales para representarlas en el Mundo Astral. Estas formas, cargadas de energía son de la naturaleza de los elementos artificiales, pero como la energía, de que están cargados es Cósmica, son muchísimos más de lo que ordinariamente entendemos por elementos artificiales, por cuyo motivo las asignamos al Reino Angélico y las llamamos Angeles o Arcángeles, según sea su grado. Por lo tanto, un ser Angélico puede definirse como una Fuerza Cósmica, cuyo vehículo aparente de manifestación para la conciencia psíquica es una forma construída por la imaginación humana. En Ocultismo práctico, estas formas se construyen con infinito cuidado y se presta la mayor atención a todos los detalles del símbolo, empleándose luego para evocar la Fuerza requerida. Todo el que tiene experiencia acerca de su uso, sabe perfectamente que son extraordinariamente efectivas para los propósitos a que están destinadas. Manteniendo la imagen mágica en la mente y haciendo vibrar el nombre tradicional que se le ha asignado, se obtienen resultados notables.

Como ya hemos indicado, es necesario emplear la técnica mental de los cabalistas para sacar algún sentido de la Cábala. La formulación de la imagen y la vibración del nombre correspondiente tiene por objeto poner al estudiante en contacto con las potencias que se encuentran en cada Esfera del Arbol, y cuando se logra ese contacto con las potencias que se encuentran en cada Esfera del Arbol, la conciencia del estudiante es iluminada y toda su naturaleza vitalizada por la Fuerza con que se ha puesto en contacto, obteniendo de esta manera una iluminación notable en la sola contemplación de los símbolos. Estas iluminasiones no constituyen una inundacion general de luz, como en el caso de los misticos Cristianos, sino una energización e iluminación de acuerdo con la naturaleza de la esfera que haya abierto. Hod, por ejemplo, da el entendimiento de las ciencias; Yesed, por su parte, concede el de las fuerzas vitales y la operacion de las mareas.

Cuando nos ponemos en contacto con Hod, nos sentimos llenos de entusiasmo y energia para la investigacion , mientras cuando nos ponemos en contacto con Yesed penetramos profundamente en la conciencia psíquica y tocamos las ocultas Fuerzas vitales de la Tierra y de nuestra propia naturaleza. Pero se trata en ambos casos de experiencias vivientes, y los que saben cómo usar el sistema, conocen, desde luego, el resultado que les da.

Si queremos estudiar un Sephirah, o, en otras palabras, si queremos investigar el aspecto de la Naturaleza a que él se refiere, no solamente tenemos que estudiarlo intelectualmente y meditar sobre él, sino que hemos de tratar de ponernos en contacto psíquico e intuitivo con la influencia de su Esfera. Para ello debemos empezar por arriba y tratar de ponernos en contacto espiritual con el aspecto de la Divinidad que emanó esa Esfera y todo lo que se manifiesta en ella. Si así lo hacemos, las fuerzas pertenecientes a dicha Esfera en los niveles elementales pueden desbocarse y causarnos terribles dificultades. Pero si partimos del Nombre Divino mismo, ningún mal puede acontecernos.

Habiendo adorado al Creador y Sustentador de Todo bajo el amparo de Su Santo Nombre en la esfera que estamos investigando, invocamos en seguida al Arcángel de la Esfera, ese poderoso ser espiritual en quien personificamos las fuerzas que construyen ese nivel de la Evolución y que continúan operando en esa Esfera de la Naturaleza. Pedimos entonces la bendición, suplicando que haga que las Huestes Angélicas de la misma Esfera nos ayuden y auxilien en el Reino de la Naturaleza en que operan. Cuando hayamos llegado hasta ahí ya deberemos encontrarnos perfectamente "sintonizados" con la nota clave de la Esfera que estemos investigando y estar pronto para seguir las ramificaciones de correspondencias entre ese Sephirah y sus símbolos semejantes.

Si procedemos en esta forma encontraremos que las cadenas de asociaciones son muchísimos más ricas en simbolismo que lo que jamás hubiéramos creído posible, y es porque la mente subconsciente se nos ha despertado y una de sus cámaras se abre completamente a nuestro conocimiento, con exclusión de todas las demás. Las cadenas de asociaciones que surgen en la conciencia deben, pues, estar libres de toda mezcla de ideas extrañas.

Primero revisamos mentalmente todos los símbolos que podemos recordar, y conforme se van presentado en nuestra conciencia tratamos de ver su importancia y su papel en los secretos de la Esfera que estamos investigando. Pero no debemos hacer ningún esfuerzo violento, porque si nos concretamos sobre un símbolo y lo forzamos, por así decirlo, cerramos las mallas del tenuísimo velo que cubre la mente subconsciente. En estas investigaciones, que, desde cierto punto de vista, parcialmente son meditaciones, parcialmente ensueños, tenemos que trabajar en la frontera que separa lo consciente de lo subconsciente, como para inducir a lo subconsciente a cruzar el umbral y entrar en nuestro radio de visión.

Procediendo así, siguiendo las ramificaciones de las concatenaciones, encontraremos que algo parecido a un comentario fluyente de la intuición va acompañando todo el proceso, y una vez que la experiencia ha sido repetida dos o tres veces, sentiremos que conocemos a ese Sephirah en una forma tan íntima al punto de sentirnos allí como en nuestro propio hogar, aunque ese sentimiento sea por completo distinto del experimentado en los demás Sephiroth. También descubriremos que unos Sephiroth nos son más afines que otros y que obtenemos mejores resultados trabajando con aquéllos, pues en los que no nos son afines las cadenas de asociaciones se rompen a cada rato y las puertas de la subconsciencia rehusan abrirse por más que a ellas llamemos. Uno de nuestros discípulos podía realizar excelentes meditaciones sobre Binah, Saturno y Tiphareth, el Redentor, pero no podía, a pesar de sus esfuerzos, hacerlas con Geburah, Severidad y Marte.

Nunca olvidaremos nuestra primera experiencia cuando pusimos en práctica este sistema. Estábamos trabajando en el trigésimo segundo Sendero, el Sendero de Saturno, uniendo a Malkuth con Yesod, que es un Sendero muy difícil y traicionero. En nuestro horóscopo Saturno no está bien aspectado y hemos sentido muy a menudo su antagonismo en nuestras empresas. Pero una vez que tuvimos éxito en recorrer el Sendero de Saturno y llegamos a hundirnos en la obscuridad azul de lo Invisible, hasta que la Luna de Yesod surgió en el horizonte coloreado de púrpura y de plata, sentimos que habíamos recibido la iniciación de Saturno y que éste ya no era nuestro enemigo, sino un verdadero amigo que, cándido y austero a la vez, nos protegería contra todo error y todo juicio prematuro. Y entonces comprendimos en forma viviente que sus funciones no eran las de un vengador, ni las de un antagonista, sino las del que nos pone a prueba. Entonces lo experimentamos como el Tiempo con su Guadaña, pero supimos también por qué era llamado en Hebrero Shabbthai, Descanso, "porque él se lo da a sus amadas ovejas". Después de esa experiencia el trigésimo segundo Sendero quedó abierto para nosotros, no solamente en el Arbol de la Vida, sino en la Vida, porque las fuerzas y los problemas simbolizados en ese Sendero y sus correspondencia quedaron armonizados en nuestra alma. Estos dos ejemplos demuestran que las meditaciones sobre el Arbol forman el sistema más práctico y exacto de desenvolvimiento, especialmente valioso porque es equilibrado, ya que los diferentes aspectos de manifestación están bien destacados y se los van tratando por turno, sin olvidar absolutamente nada. Una vez que hayamos recorrido todos los senderos del Arbol habremos aprendido las lecciones de la Muerte y del Demonio, así como las del Angel y del Sumo Sacerdote.

CAPITULO X LOS SENDEROS DEL ARBOL

El Sepher Yetzirah se refiere a los diez Sephiroth, así como las lineas que los conectan entre sí denominándolos con toda propiedad "Senderos", porque todos ellos son asimismo canales de la influencia divina pero en la práctica es corriente considerar las líneas que unen los Sephiroth "Senderos" llamando a los Sephiroth mismos las Esferas del Arbol. Esto no es otra cosa que uno de los tantos ardides utilizados en el sistema cabalístico, con el propósito de desorientar, porque debemos tener en cuenta que el número de Los senderos de acuerdo con lo indicado en el Sepher Yetzirah es de 32; no podríamos por lo tanto, correlacionarlos con las 22 letras de que consta el alfabeto hebreo que con sus valores numéricos y correspondencias constituyen la clave de los Senderos. Se ha dicho que cada Sendero es la representación del equilibrio de los Sephiroth que conecta, y tenemos que estudiarlos a la luz de nuestro conocimiento acerca de tales Sephiroth, si es que en verdad queremos apreciar su significación. También se han asignado ciertos símbolos a los Senderos mismos. Estos no son otros que las 22 letras del alfabeto hebreo los signos del zodíaco los planetas y los elementos. Ahora bien hay 12 signos zodiacales, 7 son los planetas y 4 los elementos, lo que da un total de 23 signos. ¿Cómo habremos de condicionarlos en el Arbol? He aquí otro ardid cabalístico para desorientar a los no iniciados; pero para nosotros la contestación es muy sencilla. Como nuestra conciencia está en el elemento tierra , no necesitamos el simbolo de la Tierra al hacer nuestros cálculos, para poner en contacto con lo invisible de manera que lo descartamos, y encontramos entonces con un juego de correspondencias exacto. Malkuth es toda la tierra que necesitamos para operar prácticamente.

E1 tercer juego de símbolos que va sobre los Senderos son 22 triunfos o Arcanos Mayores del Tarot. Con estos tres juegos de símbolos y los colores de las cuatro escalas cromáticas completamos nuestro simbolismo mayor. Por su parte, los símbolos menores consisten en innúmeras ramificaciones de las correspondencias en todos los sistemas y planos.

El Arbol de la Vida, la Astrología y el Tarot no son tres sistemas místicos diferentes, sino tres aspectos del mismo y único tema no habiendo posibilidad de comprender uno de ellos sin comprensión de los otros dos. Unicamente cuando estudiamos astrología tomando como base el Arbol de la Vida encontramos un verdadero sistema filosófico y lo mismo ocurre con el sistema de adivinación del Tarot y por su parte el Tarot mismo con interpretaciones comprensivas es el que da la clave del Arbol de la Vida aplicado a la vida humana.

La astrología es una ciencia muy evasiva porque el astrólogo no iniciado trabaja solamente en un plano pero el iniciado teniendo como base el Arbol de la Vida lo interpreta en los cuatro planos de los cuatro mundos. Por ejemplo la influencia de Saturno es distinta en Atziluth donde corresponde a la Divina Madre, Nah que por ejemplo en Assiah.

Todos los sistemas de adivinación y los de magia práctica tienen sus principios y sus filosofías en base al Arbol de la Vida. que trate de usarlos sin el dominio de esta clave será tan irresponsable como una persona que poseyera una farmacopea de pacíficos medicinales y se tratase a sí mismo y a sus amigos de acuerdo con las descripciones de sus respectivos anuncios, donde por ejemplo un dolor de espalda incluye todas las enfermedades que nos causen un dolor en la frente. E1 iniciado conocedor de Arbol comprende los principios de la fisiología y la química de las drogas del ejemplo, recetándolas adecuadamente.

Partiendo de diversas tradiciones originales se han elaborado los distintos métodos relativos a las distintas láminas o cartas Tarot. En la obrita titulada "La Clave del Tarot" A. E. Waite da las principales claves, pero se abstiene de enunciar cuál es la que en su opinión; es correcta. En su valiosisíma tabulación del simbolismo esotérico "777" Crowley no se muestra tan reticente y da el sistema tal como es conocido entre los iniciados. Nosotros seguiremos este último sistema porque creemos que es el correcto, ya que sus correspondencias concuerdan, se ajustan sin discrepancias, cosa que no ocurre con otros sistemas.

De acuerdo con este sistema, las cuatro series de signos del Tarot corresponden a los cuatro mundos de los cabalistas, y los cuatro elementos de los alquimistas. La serie de los bastos corresponde a Atziluth y el Fuego; la de las copas a Briah y el Agua; y, por último, la serie de las espadas a Yetzirah y el Aire asi como la de oros y monedas a Assiah y la Tierra.

Los cuatro Ases del Tarot corresponden a Kether; los cuatro dos a Chokmah, el Segundo Sephirah, y así sucesivamente toda la serie correspondiendo los cuatro diez a Malkuth. Se ve, pues, que las láminas de las cuatro series del Tarot representan la acción de las fuerzas Divinas en cada Esfera y cada nivel de la naturaleza. Igualmente si comprendemos el significado de las láminas llegaremos a obtener amplio conocimiento de la naturalaza de los Senderos y la de las Esferas a que corresponden. Ambos sistemas, el del Arbol de la Vida y el del Tarot, vienen de la más remota antigüedad, su origen se pierde en el más allá de la historia; una masa enorme de correspondencias simbólicas con este correr del tiempo se ha ido acumulando en torno de ellos. Todo ocultista práctico que ha trabajado con el Arbol ha agregado a éste su propia suma de asociaciones, vivificando los símbolos en el plano astral por medio de sus operaciones por ello el Arbol y sus claves son infinitos en su adaptabilidad.

Las otras cuatro cartas o láminas del Tarot las denominamos Rey, Reina, Caballo y Sota, aunque, en los Tarot tradicionales, según Crowley, en razón de estar arregladas y simbolizadas en forma distinta, también se las denominaba en forma distinta. El Rey era una figura a caballo, que indica la acción rápida del Hod del Tetragrammaton en la Esfera que corresponde, lo que equivale perfectamente a la representación del Rey en las láminas modernas. La Reina, al igual que en las cartas modernas, se la representaba en una figura sentada que simbolizaba las fuerzas hijas y estables de He, del mismo Tetragrama. E1 princípe del tarot esotérico es una figura sentada que corresponde al Vau del Tetragrama, y la Princesa o Sofa de las cartas modernas al He final del nombre sagrado.

Tal como se los llama los 22 Misterios Mayores, suele arreglarselos de distintas maneras, a estar a lo que dicen varios autores entre los cuales Mr. Waite da una selección en la obra citada ya, aunque nosotros seguiremos el orden de Crowley, por las razones aducidas.

Nos proponemos dar el Arbol filosófico de la vida con las instrucciones prácticas suficientes, a fin de que pueda utilizárse con fines de meditación; no nos proponemos dar la Cábala practica que se emplea con fines mágicos, pues eso sólo puede aprenderse y practicarse en un Templo de Misterios. Aun así, tendremos que hacer algunas referencias a la Cábala práctica a fin, que se comprendan claramente algunos conceptos. En cuanto a los que están en legítima posesión de sus claves, no tienen por qué temer que las revelemos a los no iniciados; comprendemos muy bien cuáles serían las consecuencias.

No obstante, si como resultado de las enseñanzas aquí dadas de los sistemas descriptos en esta obra, algún estudioso llega descubrir por sí propio las claves de la Cábala práctica, como bien puede ocurrir, ¿no tendría realmente derecho a la posesión de ellas?

Completamente aparte de su empleo para la magia, el Arbol es de incalculable valor como jeroglífico para la meditación. Merced a las meditaciones del mismo carácter que las descriptas, relativas a nuestro propia experiencia, en el Sendero 32, es posible equilibrar los elementos en conflicto dentro de la propia naturaleza y contrabalancearlos armoniosamente. También se puede poner en relación simpática con los diferentes aspectos de la naturaleza que representan esos símbolos, cuando son aplicados al Macrocosmos, aunque no se le dé a esas fuerzas una forma definida en la magia talismánica. Las conclusiones obtenibles del estudio del propio horóscopo no deben aceptarse pasivamente como un inapelable decreto del destino. Debemos comprender que la magia talismánica o aun el sistema menos concentrado de meditación en el Arbol debe utilizarse para compensar todas las fuerzas desequilibradas del horóscopo para ponerlas en perfecto equilibrio. La magia talismánica es a la astrología lo que la medicina terapéutica a la medicina diagnóstica.

No es posible dar ninguna fórmula de magia práctica; antes de que puedan recibirse esas fórmulas, y utilizarlas, es necesario haber recibido los grados de iniciación correspondientes; sin haber recibido estos grados el estudiante no estaría en mejores condiciones que la persona que tratara de diagnosticar y tratar sus propios males después de haber leído un libro de texto de medicina. E1 famoso humorista Jerome K. Jerome nos ha contado lo que ocurre en casos semejantes al del ejemplo. E1 infortunado lector se imagina que padece todas las enfermedades descriptas en el libro, salvo, claro está, la de sentirse madre si es hombre, y no puede darse una idea del tratamiento apropiado porque todo cuanto se le ocurre está contraindicado.

Las iniciaciones rituales de los Misterios Mayores de la tradición Esotérica Occidental se basan en los principios contenidos en el Arbol de la Vida. Así, por ejemplo, cada grado corresponde a un Sephirah y debe conferir, si la Orden merece el nombre que lleva, los poderes correspondientes a esa Esfera de la naturaleza. Igualmente abre los Senderos que conducen a ese Sephirah, de tal manera que se ha podido decir: Que el Iniciado es el Señor del Sendero 32 cuando ha recibido la iniciación correspondiente a Yesod o Señor del 24, 25 y 26, y cuando ha alcanzado la iniciación correspondiente a Tiphareth que lo convierte en un Iniciado perfecto. Más allá están los grados superiores del Adepto. E1 objeto de cada grado de iniciación consiste en introducir al candidato en la Esfera de cada Sephirah ordenadamente, partiendo desde Malkuth hacia arriba por el Arbol. Las instrucciones que se dan en cada grado hacen referencia al simbolismo de las fuerzas de esa Esfera y a los Senderos que las equilibran. Teniendo en cuenta que el signo y la palabra del grado se emplean cuando se marcha por esos Senderos, mediante la visión espiritual, o cuando se proyecta uno mismo en el plano astral, concluímos que el iniciado puede moverse con certeza y seguridad en cualquier Esfera invisible a la que desee penetrar contrarrestando la oposición de los seres que encuentre o las visiones que tenga, porque él sabe qué colores de los Senderos se hallan en las cuatro escalas, y asimismo le es posible contralorear su visión con ello. Si se encuentra trabajando en el Sendero 32, de Saturno, cuyos colores son sombríos tocados con matices de indigo, azul obscuro y negro, sabrá que algo anda mal, si por ejemplo se le presenta una figura vestida de escarlata. O de otra manera, esa figura es una ilusión o él mismo se ha desviado del Sendero.

Para proyectar el cuerpo Astral por los varios Senderos, es menester, por muchas razones, poseer los grados de iniciación a los que cada Sendero corresponde. La razón fundamental consiste en que si no se ha recibido el grado no será reconocido por 1os guardianes del Sendero, los cuales se mostrarán enemigos y harán todo lo que esté dentro de sus posibilidades para impedirle el paso y hacer que regrese. Y aun en el caso de que alguien lograra forzar el paso de la presencia y oposición de los guardianes se hallaría desposeído de todo medio de control de sus visiones y sin caer en la cuenta, ignoraría hasta en qué sendero se encuentra, cuál es su situación, si ha entrado en él o ha salido de él. Los casos del ejemplo son numerosísimos, porque es asimismo numerosisíma la cantidad de seres que hay en las Esferas inferiores en anhelosa expectativa, prontos a aprovecharse de la presunta ignorancia de los seres humanos.

No obstante estas consideraciones, los que deseen meditar en los Senderos y en las Esferas en la forma indicada, no deben desalentarse, porque en el curso de sus meditacioones puede que lleguen a compenetrarse en tal forma del espíritu del Sendero que el guardián del mismo los reconozca y les dé la bienvenida y en ese caso, habríase iniciado por sí propio el estudiante, y nada podrá negarle ya el derecho que le asiste de penetrar en el Sendero.

Del punto de vista puramente iniciatorio, el Arbol es el eslabón entre el Microcosmos —ser humano— y el Macrocosmos, Dios manifestado en la Naturaleza.

Una iniciación ritual es el establecimiento de conexión del Sephirah Microcósmico y el Sephirah Macrocósmico; dicho de otra manera, es la introducción de un Candidato a una Esfera determinada, con el auxilio de los que ya están en ella. A ese fin construyen una representación simbólica de la Esfera en el plano físico, con el arreglo de detalles particulares y disposición del Templo; forman una réplica astral del mismo mediante la imanación concentrada, y, por medio de invocaciones, hacen descender al Templo así preparado, aunque no hecho con las manos, las fuerzas de la Esfera del Sephirah en que se está operando. Dichas fuerzas estimulan los Chakras correspondientes del iniciado y ponen en actividad en su aura. E1 proceso de la autoiniciación al que hemos hecho mención, mediante meditaciones- es más lento que el proceso de la iniciación ritual; aun así, es completamente seguro, siempre que el candidato posea las condiciones de la perseverancia y las cualidades necesarias. No hemos de olvidar que no se puede enseñar a una merluza a cantar con el sentirniento de un canario, ni tampoco puede ensenársele a cantar dándole a comer alpiste.

CAPITULO XI

Los sephiroth subjetivos

Como arriba es abajo: el hombre es una miniatura del Macrocosmos. Todos los factores que integran el Universo Manifestado están presentes en la naturaleza del ser humano. De ahí que, en su perfección, se diga que es superior a los ángeles. Sin embargo, actualmente, los ángeles están completamente evolucionados, mientras que el ser humano no lo está. Y es así como se encuentra en una situación muy inferior a la de los ángeles, de la misma manera que un niño de tres años está menos desarrollado que un perrito de tres años.

Hasta ahora, hemos considerado el Arbol de la Vida como un epítome del Macrocosmo, el Universo, de manera que, utilizando sus símbolos adecuadamente, podríamos ponernos en contacto con las diferentes esferas de la Naturaleza objetiva. Ahora consideraremos su relación con la esfera subjetiva de la naturaleza individual.

Las correspondencias aceptadas dadas por Crowley quien, desgraciadamente, no dice nunca de qué autoridad proceden, de manera que no se puede saber cuándo emplea el sistema MacGregor Mathers y cuándo el propio están basadas parcialmente en las atribuciones astrológicas de los planetas asignados a los distintos Sephiroth, y, parcialmente, sobre un esquema sucinto de la forma humana de pie, dando la espalda al Arbol. Esto es demasiado crudo para nuestros fines, y probablemente representa la labor de las últimas generaciones de escribas. Durante la Edad Media, la Cábala fue redescubierta por los filósofos europeos, quienes le injertaron el simbolismo alquímico y el astrológico. Además, los rabbis mismos usaban un sistema extremadamente detallado de metáforas anatómicas, discutiendo en detalle el significado de cada cabello de la cabeza de Dios, y hasta de las partes más íntimas de Su anatomía. Esas referencias, aplicándoselas al cuerpo humano, no pueden tomarse literalmente.

Los Sephiroth, tanto individualmente como en sus vinculaciones y asociaciones, representan, en relación con el Microcosmo, factores del carácter. Que estos niveles de conciencia tengan alguna relación con los centros psíquicos del cuerpo físico, es una presunción razonable, pero no debemos ser demasiado medievales en nuestras conclusiones. Tanto la anatomía como la filosofía ocultas han sido elaboradas en todos sus detalles por la Ciencia del Yoga Indostánica, y podemos aprender muchísimo de sus enseñanzas. Los últimos descubrimientos realizados en el campo de la Fisiología tienden a llegar a la conclusión de que el eslabón entre la mente y la materia, debe buscarse primeramente en el sistema de glándulas endógenas, y sólo secundariamente en el cerebro y el sistema nervioso central. Es mucho lo que podemos aprender de esta fuente de conocimiento, y si combinamos sistemáticamente todo lo que podemos recoger de distintas procedencias, por el razonamiento inductivo llegaremos a lo que los antiguos habían aprendido por medio de sistemas reductivos y de la intuición, los cuales llegaron a un elevado grado de perfección en sus Escuelas de Misterios.

Se acepta, generalmente, que los Chakras o centros psíquicos que se describen en la literatura Yoga no están situados dentro de los órganos con los que están asociados, sino en la envoltura áurica, y los puntos que aproximadamente corresponde con ellos. Por lo tanto, conviene que no asociemos los Sephiroth con los miembros del cuerpo de otras partes de nuestra anatomía, considerando simplemente estas analogías como metafóricas, y busquemos más bien los principios psíquicos que representan.

Antes de proceder a un estudio detallado de cada Sephirah desde este punto de vista, sería de gran ayuda echar una ojeada general al Arbol en conjunto, porque una gran parte de la dilucidación de sus simbolismos depende de las relaciones de un símbolo con otro en el esquema del Arbol. Este capítulo será necesariamente discursivo y no conclusivo, pero nos permitirá el estudio detallado de los Sephiroth individuales, con mucha mayor facilidad que si no procediéramos así.

La primera y más obvia división del Arbol es la de sus pilares, la que nos recuerda insensiblemente los tres canales del Prana descriptos por los yoguis: Ida, Píngala y Sushumna; y los dos principales de la filosofía china: el Yin y el Yang, y el Tao o Sendero, que constituye el equilibrio entre ambos. El testimonio concurrente de diversos testigos establece la verdad; y si encontramos que tres de los más grandes sistemas metafísicos del mundo están de acuerdo entre sí, podemos concluir que estamos en presencia de principios ya establecidos y que los podemos aceptar como tales.

El Pilar del Centro, en nuestra opinión debería tomarse como representación de la Conciencia, y los dos pilares laterales, como factores positivo y negativo de la Manifestación. Vale la pena recordar que, según el sistema de filosofía Yoga, la conciencia se expande cuando Kundalini asciende por el canal central de Sushumna, y que la operación mágica occidental de elevarse a través de los planos tiene lugar en el Pilar Central del Arbol. En otras palabras: el simbolismo que se emplea para inducir esta expansión de la conciencia no toma los Sephiroth en su orden numérico, empezando por Malkuth,sino que va de Malkuth a Yesod, y de Yesod a Tiphareth, siguiendo el así llamado "sendero de la Flecha".

Los ocultistas consideran a Malkuth, la Esfera de la Tierra, como la conciencia cerebral, tal como lo demuestra el echo de que después de una proyección astral la vuelta ceremonial se hace a Malkuth, estableciéndose en seguida la conciencia normal.

Yesod, la Esfera de Levanah, la Luna es la conciencia psíquica, así como es el centro reproductivo. Tiphareth tomado como el psiquismo superior, la verdadera visión iluminada, asociándose con el más elevado grado de la Iniciación de la personalidad, como lo demuestra el hecho de que se le asigne el primer grado del Adepto en el sistema de Crowley o Mathers.

Daath, el Sephirah misterioso e invisible que jamás se señala sobre el Arbol , en el sistema occidental está asociado con la nuca, el punto en que la espina dorsal se une al cráneo: el lugar en que comenzó a desarrollarse el cerebro de nuestros remotísimos antepasados. Generalmente se considera que Daath representa la conciencia de otra dimensión, o la conciencia de otro nivel o plano, y representa, esencialmente, la idea de cambio de clave.

Kether es denominado, "la corona". .Ahora bien: una corona es algo que está encima de la cabeza. Por lo que se dice que Kether representa una forma de conciencia que no se logra durante la encarnación. Está esencialmente fuera del esquema de las cosas en lo que respecta a los planos de la forma. La experiencia espiritual asociada con Kether, es la unión con Dios; y el que llega a obtenerla, penetra en la Luz y de allí no sale más.

Estos Sephiroth tienen indudablemente sus correlaciones con los chakras del sistema indostánico, pero las distintas autoridades en la materia dan esas correspondencias diferentemente. Como los métodos de clasificación son distintos, ya que en el Occidente se emplea un sistema cuaternario y en el Oriente uno septenario, no son fáciles de establecer esas correlaciones; y en nuestra opinión es mejor ocuparse de los primeros principos más bien que ajustar sobre el Arbol algo que violente dichas correspondencias.

Los únicos escritores que sepamos hayan tratado de establecer estas correlaciones son Crowley y el general J.F.C. Fuller. Este último dice que el Loto de Muladhara corresponde a Malkuth señalando que sus cuatro pétalos corresponden a los cuatro elementos. Es interesante hacer notar que en la Escala de Color de la Reina, daba por Crowley, se representa a la Esfera de Malkuth dividida en cuatro secciones, coloreadas respectivamente de: cetrino, oliva, bermejo y negro, representando los cuatro elementos y teniendo una extraordinaria semejanza en las representaciones usuales del Loto de Cuatro Pétalos. Este Loto se sitúa en el perineo, y está asociado con el ano y las funciones eliminatorias. En la columna XXI de la tabla de correspondencias dada por Crowley en "777", atribuye la región glútea y el ano del hombre perfecto, a Malkuth. Consideramos que, desde todo punto de vista la opinión de Fuller que asigna el Muladhara a Malkuth es preferible a la de Crowley, quien en la columna CXVIII, la refiere a Yesod, contradiciéndose a sí mismo. Según Freud, en la mente infantil, las funciones de reproducción y de la excreción se confunden. Sin embargo, no consideremos que este punto de vista deba aceptarse o perpetuarse en general.

Considerando a Malkuth desde el punto de vista del Loto Muladhara representaría, por así decir, el resultado final de los procesos vitales, su concreción terminal en forma y su misión a las influencias desintegradoras de la muerte, a fin de que su substancia pueda ser utilizada nuevamente. La forma en que han sido organizadas por el lento proceso de la Evolución ha servido a su propósito, y sus fuerzas deben quedar en libertad. Este es el significado espiritual de los procesos de excresión, putrefacción y descomposición.

El general Fuller atribuye a Yesod el chakra Svadhishthana, o Loto de Seis Pétalos. Esto concuerda perfectamente con la Tradición Occidental que asigna Yesod a los órganos reproductores del Ser Humano Divino, concordando su correspondencia astrológica con la Luna, Diana Hécate. Aunque Crowley atribuye Yesod al falo, en la columna XXI de "777", asigna el Loto Svadhishthana a Hod, Mercurio. Es muy difícil comprender esto, tanto más cuanto no da la fuente de su autoridad. Consideramos mejor adherirnos al principio de referir los niveles de conciencia al Pilar Central.

Unánimemente se acepta que Tiphareth representa el plexo solar, el pecho, por lo que parece muy razonable que se atribuyan los Chakras Manipura y Yanahata, como lo hace Crowley. Fuller atribuye estos chakras a Gueburah y Kjesed; pero, como estos dos Sephiroth encuentran su equilibrio en Tiphareth, esta atribución no presenta dificiltades ni causa discrepancias.

De la misma manera, el chakra Vishuddha que en el sistema, que en sistema indostánico corresponde a la laringe y que Crowley atribuye a Binah, el chakra Aina (A, como "a"; j con "y" consonante o "j" francesa; n como "n"; a, como "a" corta) en la raíz de la nariz, que corresponde a la glándula pineal y se atribuye a Kjokmah, pueden considerarse como uniendo sus funciones en Daath, situado en la base del cráneo.

El chakra Sahasrara, o Loto de Mil Pétalos, situado sobre la cabeza, lo atribuye Crowley a Kether, y no hay motivo alguno para objetar esta correspondencia, porque como su propio nombre lo indica, el Primer Sendero, Kether, la Corona, descansa sobre la cabeza.

Los dos pilares de la Severidad y de la Misericordia pueden verse fácilmente como representantes de los principios positivo y negativo; y sus respectivos Sephiroth, como los modos de operación de estas fuerzas en los distintos niveles.

El Pilar de la Severidad contiene a Binah, Gueburah y Hod, o sea: Saturno, Marte y Mercurio. El Pilar de la Misericordia contiene a Kjokmah, Kjesed y Netzach (Netzaj), o sea: El Zodíaco, Júpiter y Venus. Kjokmah y Binah, en el simbolismo de la Cábala, se representan con figuras masculina y femenina, y son el Padre y la Madre Supremos, o, en lenguaje más filosófico, los principios positivo y negativo del Universo, el Yin y el Yang, de los cuales la masculinidad y la femeneidad son los aspectos especializados.

A Kjesed (Júpiter) y Gueburah (Marte) se los representa en el simbolismo cabalístico como Figuras Coronadas. La primera, es la del dador de las leyes, sentado en su trono, y la segunda, un rey guerrero montado en su carro. Estos son los principios constructivo y destructivo, respectivamente. Es interesante notar que Binah, la Madre Suprema, es también Saturno, el solidificador que está a la vez vinculado con su guadaña, con la guadaña, con la muerte, y con su reloj de arena, con el tiempo. En Binah residen las raíces de la forma. En el Sepher Yetzirah se dice que Malkuth está sentado en el trono de Binah, porque la materia tiene sus raíces en Binah, Saturno, la Muerte, siendo la forma destructora de la fuerza. Con este destructor pasivo va también el destructor activo, por lo que encontramos a MarteGueburah inmediatamente debajo, en el Pilar de la Severidad. Así es como la fuerza encerrada en la forma es liberada por la influencia destructiva de Marte, o sea el aspecto Siva de la Divinidad Kjokmah, el Zodíaco, representa la fuerza Kinética, dinámica; Kjesed, Júpiter, el Rey benévolo, representa la energía organizada, y ambos quedan sintetizados en Tiphareth, el Centro Crístico, el Redentor, el Equilibrador.

La siguiente trinidad de Netzach, Hod y Yesod representa al lado mágico y astral de las cosas. Netzach (Venus representa los aspectos superiores de las fuerzas elementales, el Rayo Verde, y Hod (Mercurio) representa el lado mágico mental. El primero es el místico; y el segundo, el oculto, quedando ambos sintetizados por Yesod, Este par de Sephiroth no debe nunca ser considerado separadamente, como tampoco el par superior, compuesto por Gueburah y Gedulah, que son otros nombres de Kjesed. Esto queda indicado por el hecho de que la Cábala les atribuye, respectivamente, el brazo derecho y el izquierdo, y la pierna izquierda y la derecha.

Se verá, pues, que los tres Sephiroth de la Forma se encuentran en el Pilar de la Severidad, y los tres Sephiroth de la Energía, en el Pilar de la Misericordia y entre ellos, el Pilar de Equilibrio, están los distintos niveles de conciencia. El Pilar de la Severidad, con Binah a la cabeza, es el principio femenido, el Pingala de los indostánicos a la cabeza, es el Ida indostánico y el Yin chino; y el Pilar del Equilibrio es el Shushumna y el Tao.

CAPITULO XII LOS DIOSES DEL ARBOL

Todos los estudiantes de religiones comparadas, leyendas y demás relaciones convienen en que el hombre primtivo, al comenzar a observar y analizar los fenómenos naturales que le rodeaban, los atribuía a seres semejantes a sí mismo, en naturaleza y tipo, pero con poderes muy superiores. Y, como no podía verles, los llamaban "invisibles" y, como tampoco podía ver su propia mente durante la vida, ni el clima de sus amigos muertos, deducía que los seres que producían esos fenómenos naturales debían ser de la misma naturaleza que la invisible, pero activa y operante, mente y alma propias.

Ahora bien: tal como los antropólogos exponen estas ideas suena mal, pero esto se debe a que, al traducir esas ideas de los salvajes, han empleado palabras que despiertan asociaciones un tanto crudas y groseras. Por ejemplo, la traducción literal de una de las principales escrituras chinas se refiere al venerable filósofo LaoTseu, denominándolo "El Viejo Muchacho". Esto suena un tanto cómico a los oídos europeos; y, sin embargo, no está tan distante de las palabras de otra escritura occidental que ha tenido una traducción mucho más afortunada en manos de aquellos que la reverenciaban: "A menos que os convirtáis en un pequeño niño…". No somos sinólogos, pero creemos que si en ambos casos se hubiese traducido la idea de "Niño Eterno", las palabras habrían sido, a la vez que más precisas y adecuadas, de mucho mejor gusto.

Hay un dicho en los Misterios que reza así: "Tened cuidado de no blasfemar, ni de profanar el Nombre bajo el cual los demás conocen a su Dios, porque si tal cosa hacéis a Allah, también la hacéis a Adonay".

Y después de todo, ¿estaba el hombre primitivo tan lejos de la verdad cuando atribuía la causa de los fenómenos naturales a actividades de la misma naturaleza que los procesos mentales de la mente humana, aunque en un arco o espira superior? ¿No es ese el punto hacia el que van convergiendo gradualmente físicos y metafísicos? Suponiendo que tuviésemos que formular nuevamente la doctrina del filósofo salvaje y dijéramos : "La naturaleza esencial del hombre es de tipo similar a la de su creador", ¿sería algo ridículo o blasfemo?…

Bien podemos personalizar las fuerzas naturales en términos de conciencia humana, o bien podemos abstraer la conciencia humana en términos de fuerzas naturales. Ambos procedimientosson legítimos en metafísica oculta, y nos proporcionan algunas claves y varias importantísimas aplicaciones prácticas. Sin embargo, no debemos cometer el error en que incurren los ignorantes, y decir que "A" es "B", cuando queremos indicar que "A" es de la misma naturaleza que "B". Pero también podemos aplicar correctamente el axioma hermético que dice : "Como arriba es abajo" porque si "A" y "B" son de la misma naturaleza entonces las leyes que gobiernan a "A" también gobernarán a "B". Lo que es verdad en la gota es verdad en el océano. Por consiguiente, si sabemos algo acerca de la naturaleza de "A" podemos deducir que, teniendo en cuenta la diferencia en escala, también se aplicará a "B" Este es el sistema de analogía que se emplea en la ciencia inductiva de los antiguos, y, siempre que sea comprobado por la observación y la experiencia, puede proporcionar resultados valiosísimos y evitarnos inútiles divagaciones en las tinieblas.

La personificación y deificación de las fuerzas naturales fue la tentativa primera del ser humano para desarrollar una teoria monística del Universo y salvarse así de la influencia destructiva y paralizante de un dualismo insoluble. Y conforme fue aumentando sus conocimientos a través de las edades, elaborando sus procesos intelectuales, pudo ver un significado cada vez más amplio y completo en sus primitivas y simples clasificaciones, las cuales nunca descartó, porque eran fundamentamente sanas y representaban verdaderas realizades. Lo que hizo fue extenderla y, finalmente, cuando vinieron los malos tiempos, las entretejió con supersticiones.

Por lo tanto, no debemos considerar los panteones paganos como otras tantas aberraciones de la mente humana, ni tampoco debemos tratar de comprenderlos desde el punto de vista de los no iniciados o faltos de la instrucción necesaria. Lo que debemos hacer es esforzarnos en comprender lo que ellos podían significar para los sacerdotes de elevadísima inteligencia y de inmensa cultura, que dirigian esos cultos en su tiempo. Comparemos lo que dice Mme. Davil Neel y W. B. Seabrook sobre el asunto de los ritos paganos, con lo que nos cuentan generalmente los misioneros. Seabrook nos demuestra claramente el significado espiritual del Vudú (Voodoo) y Mme. David Neel nos expone claramente el aspecto metafísico de la magia tibetana. Estas cosas se presentan de una manera al observador simpatizante que sabe ganarse la confianza de los exponentes de esos sistemas y logra ser recibido en el Sanctasanctórum como amigo que va a aprender y no a observar y ridiculizar, y completamente de otra manera muy distinta al fanático rabioso que entra en el lugar Santo con las botas sucias y es entonces apedreado por los fieles indignados.

Al juzgar estas cosas deberíamos considerar la forma en que veríamos el Cristianismo si nos aproximáramos a él de la misma manera. Los observadores materialistas y faltos de simpatía deducirían que adoramos a un cordero y en cuanto al Espíritu Santo se prestaría a muchas y variadas interpretaciones espectaculares. Debemos conceder a los demás el derecho de emplear metáforas y creerlos de buena fe si esperamos que ellos no nos tomen a nosotros también literalmente. Las formas externas de la antigua fe pagana no son más crudas que el Cristianismo en los países latinos atrasados, donde Jesucristo está representado con vestiduras absurdas y hasta la misma Virgen María con pantalones de encaje. Las formas internas de los credos antiguos pueden compararse muy favorablemente con el mejor de nuestra metafísica moderna. Después de todo, esos credos produjeron a Platón y Plotino. La mente humana no cambia, y de lo que es verdad de nosotros es probablemente verdad también de los paganos. El cordero de Dios que quita los pecados del mundo no es más que otra versión del Toro de Mitra, que hacía otro tanto, siendo la única diferencia que los antiguos iniciados eran literalmente "bañados en sangre", mientras que los modernos toman el baño metafóricamente. Otros tiempos, otras costumbres.

Si nos acercamos a los que llamamos paganos, tanto antiguos como modernos, con una actitud reverente y simpatizante, sabiendo que Allah, Brahmá y Amon Ra no son más que otros tantos nombre para Aquel a Quien adoramos como Dios, entonces podremos aprender muchísimo de lo que se olvidó en Europa cuando la Gnosis fue arrasada, destruyéndose toda su literatura.

Sin embargo encontraremos que los credos paganos presentan sus enseñanzas en una forma que no es fácilmente asimilable por la mente europea actual y que si queremos comprender su significado será necesario que lo reformulemos en nuestros propios términos. Tendremos que correlacionar los conceptos metafisicos con sus símbolos paganos, y entonces podremos aplicar a los primeros la vastísima suma de experiencia mística que generaciones enteras de contemplativo y psicólogos experimentales han ido acumulando y organizando. Y al hablar de psicólogos experimentales no debemos cometer el error de creer que son exclusivamente un producto moderno, porque los sacerdotes de los antiguos Misterios, con su sueño en el Templo y las visiones hipnagógicas provocadas deliberadamente, no eran ni más ni menos que psicólogos experimentalels, aunque su arte se haya perdido como muchas otras artes antiguas, y sólo podamos ir recuperando laboriosamente sus migajas en los círculos más avanzados del pensamiento científico.

El sistema que emplea el iniciado moderno para interpretar el lenguaje que hablaban los antiguos mitos es muy sencillo y efectivo. En el Arbol de la Vida Cabalística encuentran el eslabón entre el sistema pagano y sus propios métodos más racionales. El Judío, asiático por la sangre y monoteísta por su religión, tiene un pie en cada mundo. El ocultista moderno basa en el Arbol de la Vida con sus Diez Santos Sephiroth tanto su metafísica como su magia. Emplea una concepción filosófica del Arbol para interpretar lo que representa para su mente consciente y emplea una aplicación ceremonial y mágica de su simbolismo para vincularlo con su mente subconsciente. Por lo tanto, el iniciado saca el mejor partido posible de ambos mundos, el antiguo y el moderno. Porque el mundo moderno es todo y puramente conciencia superficial, y ha olvidado y repremido la subconsciencia, con gran daño y perjuicio para sí mismo, mientras que el mundo antiguo era principalmente subconsciente, ya que la consciencia es algo que se ha desarrollado en tiempos comparativamente recientes. Cuando se logra unir a ambas y se los hace funcionar polarmente, entonces producen la supraconsciencia, que es la meta del iniciado.

Manteniendo presente los conceptos expresados tratemos ahora de coordinar los antiguos panteones con las Esferas del Arbol de la Vida. Hay 10 Esferas, que son los 10 Santos Sephiroth, y entre ellas tenemos que distribuir, según su tipo, los diferentes dioses y diosas de cualquier panteón, que estemos estudiando. Entonces nos encontraremos que en situación de interpretar su significado a la luz de lo que ya sabemos entre los principios que están representados en el Arbol, agregando a nuestro conocimiento del mismo todo cuanto sepamos acerca del significado de las antiguas deidades.

Evidentemente, esto es de gran valor intelectural, pero hay otro valor que no se ve tan prontamente si no se tiene experiencia de la operacion de los Misterios: la realización de un rito ceremonial que represente simbólicamente la operación de la fuerza personificada por un dios tiene un efecto muy marcado y hasta drástico sobre la mente subconsciente de cualquier persona susceptible a las influencias psíquicas. Los antiguos habían elaborado estos ritos hasta una grandísima perfección y nosotros, los modernos, estamos tratando de reconstruir el perdido arte de la magia práctica, y si lo logramos, será de inmenso beneficio para todos. Toda la filosofía de la magia europea está basada en el Arbol, y nadie puede esperar comprenderla y menos usarla inteligentemente si no ha sido educado y disciplinado en los métodos cabalísticos. Esta falta de conocimiento y disciplina es lo que permite que el ocultismo popular degenere tan fácilmente en las supersticiones más crudas y absurdas. "Vuestro número es vuestro nombre" se convierte en algo completamente distinto cuando llegamos a comprender la Qabbalah matemática, y la adivinación por los posos de café se convierte en algo muy diferente cuando comprendemos el significado de las imágenes mágicas y el sistema de su formulación e interpretación como proceso psicológico para penetrar el velo de lo inconsciente.

Hablando en términos generales, tenemos que distribuir los dioses y diosas de todos los panteones paganos en los 10 Sephiroth, dejándonos guiar principalmente por sus asociaciones astrológicas, ya que la astrología es un lenguaje universal y todos los pueblos ven los mismos planetas. El espacio corresponde a Kether, el Zodíaco a Chomah, los siete Planetas a los siguientes 7 Sephiroth y la Tierra a Malkuth. Por consiguiente, cualquier dios que tenga alguna analogía con Saturno corresponde a Binah, como igualmente toda diosa que pueda ser considerada como la Madre Primordial, la Eva Superior, en contradistinción con la Eva Inferior o esposa del Microposopos, Malkuth. El Triángulo de Kether, Chokmah y Binah se refiere a los dioses antiguos que todos los panteones reconocen como los predecesores de esas formas de la divinidad adorada por los credos corrientes. Así pues, Rhea y Kronos corresponden a Binah y Chokmah, y Jupiter a Chesed. Todas las diosas de los frutos de la tierra corresponde a Malkuth, mientras que las diosas lunares a Yesod. Los dioses guerreros y destructivos, o demonios divinos, corresponden a Geburah, y las diosas del Amor a Netzach. Los dioses Iniciadores de la Sabilduría corresponden a Hod, y los redentores y demás dioses que se sacrifican, a Thiphareth. Una autoridad tan grande como Richard Payne Knigth, en su valisísima obra "The Simbolic Language or Anciet Art and Mithology", habla de la notable concurrencia de las alegorías, símbolos y títulos de la antigua mitología, en favor del sistema místico de las Emanaciones. Con esta clave podemos clasificar los panteones, lo que nos permite comparar todos los semejantes y dilucidar unos por y con otros.

En el sistema que Crowley da en su libro correspondencias 777, asigna los dioses tanto a los Senderos como a los Sephiroth. Según nuestra opinión, esta asignación es errada y lleva a muchas confusiones. La razón de esta afirmación estriba en que los Sephiroth representan fuerzas naturales, pues los Senderos son estados de conciencia, siendo los Sephiroth objetivos, en tanto que los Senderos son subjetivos. Por esta razón, el jeroglífico del Arbol que usan los iniciados tiene los Sephiroth representados por una escala de color, y los Senderos por otra. Los que poseen conocimiento de ese jeroglífico sabrán a que nos referimos.

En nuestra opinión, los Senderos deben considerarse solamente como bajo la presidencia directa de los Nombres Sagrados que gobiernan las atribuciones sephiróthicas, y no debe confundírselos con otros panteones porque, aunque podamos recurrir a otros sistemas con fines de iluminación intelectual, no es aconsejable mezclar los sistemas de trabajo práctico para desarrollar la conciencia.

Por ejemplo: según el Sepher Yetzirah, el décimoseptimo Sendero entre Tiphareth y Binah correspondería al elemento Aire. Por tanto, es muchísimo más sensato operar con los ritos del elemento Aire y los Nombres Sagrados correspondientes al mismo, utilizando el Tatwa apropiado, que introducir elementos de confusión al utilizar deidades tales como Cástor y Pólux, Janos, Apolo, Merti y otros incompatibles cual las asignaciones de Crowley, cuyas correspondencias son un verdadero laberinto de asociaciones. Los Sephiroth deben ser interpretados macrocósmicamente, y los Senderos microcósmicamente. Es así como encontramos la clase del Arbol, tanto en el ser humano como en la Naturaleza.

CAPITULO XIII

Trabajo practico sobre el árbol

Si entre los lectores que hasta aquí han seguido estos estudios sobre la Cábala hay alguno que esté bien familiarizado con el ocultismo occidental, dirá que todo lo expuesto le es conocido y no ha encontrado nada nuevo u original. Al trabajar sobre estos yacimientos de conocimientos antiguos, nos encontramos en la posición del arqueólogo que estuviera excavando algún templo enterrado : estamos exponiendo fragmentariamente más que estudiando un sistema coherente, porque, aunque en su tiempo fue un todo coherente, después fue fragmentado y esparcido a los cuatro vientos, a la vez que deformado por las persecuciones que sucedieron durante veinte años de fanatismo, celos y envidia espirituales. Empero, se ha realizado más trabajo sobre estos fragmentos de lo que realmente se cree; la señora Blavatsky hizo un gran acopio de datos y los expuso al público, y éste apenas si los comprendió algo más de lo que entendería un niño que estuviese contemplando las vitrinas de algún museo, y maravillándose de las curiosidades en él encerradas. Los eruditos trabajos de G. R. Mead nos han dado muchísimos detalles con respecto a la Gnosis, que era la Tradición esotérica del Occidente durante las primeras centurias de nuestra época. La obra de la señora Atwood nos ha revelado el significado del simbolismo alquímico; sin embargo, ninguno de ellos nos ha expuesto la tradición occidental como verdaderos Iniciados de dicha tradición, sino que se han limitado a acercarse desde el exterior, tratando de hacer coincidir sus fragmentos, o bien, como en el caso de la señora Blavatsky, interpretándolos por analogía, a la luz de otros sistemas que le eran familiares, pertenecientes a otras tradiciones.

Los que han estudiado el asunto desde adentro esto es, en posesión de las condiciones iniciáticas, y las han empleado como un sistema práctico para la exaltación de conciencia, en su gran mayoría han mantenido el más estricto secreto, el cual, aunque haya estado plenamente justificado en los tiempos en que la inquisición recompensaba esas investigaciones con la pira, actualmente no tiene motivos para subsistir en esta época de mayor liberalidad, a no ser que este secreto se ostente para crear y mantener un discutible prestigio personal. En realidad, en el último cuarto de siglo, una especie de monopolio muy efectivo vino a establecerse en las prácticas ocultas, ya que no en los conocimientos símiles, especialmente entre los pueblos de habla inglesa. Este monopolio ha minado y destruido de raíz muchos impulsos espirituales que hubiesen surgido, dando ello lugar al renacimiento de los Misterios. Y de ahí que, aunque la tierra estaba ya pronta para recibir la simiente, no fue arrojado en ella el trigo de la verdad, de los cuatro vientos vinieron simientes de toda clase, y surgió una flora tropical que, careciendo de verdadera raigambre en la tradición racial, pronto se marchitó o degeneró en formas muy extrañas.

El templo enterrado en nuestra Tradición nativa ha sido excavado ya, por lo menos parcialmente, pero los fragmentos rescatados todavía no fueron puestos al alcance de los estudiantes de acuerdo con la honorable Tradición del escolasticismo europeo, sino que han sido reunidos en colecciones privadas, manteniéndose las claves correspondientes en poder de algunos individuos que han abierto o cerrado las puertas en forma arbitraria. No dudamos que estas páginas herirán los corazones de algunos que tienen esas colecciones privadas al verlas despreciadas en el valor que les habían dado el secreto en que se las mantuvo con toda injusticia; pero tampoco dudamos de que innumerables estudiantes que han ensayado en vano la senda occidental encontrarán en esta paginas la clave que les revelarán lo que aún era incomprensible para ellos. Hablando de nosotros mismos, debemos decir que nos costo diez años de trabajo continuo, en plenas tinieblas, la búsqueda de las claves, y si las hemos encontrado se debió al mero hecho de que éramos lo bastante psíquicos como para obtenerlas directamente, merced a nuestro contacto con los planos internos.

Creemos que no tiene ninguna utilidad desorientar deliberadamente a los estudiantes, o reservar las claves y explicaciones que son esenciales para su trabajo. Si el estudiante no merece ser preparado, es mejor no prepararlo absolutamente en nada. Pero si se le da alguna preparación, entonces hay que dársela bien y exactamente.

En las páginas siguientes, haremos cuanto podamos para dilucidar los principios que gobiernan el empleo de los símbolos mágicos. De paso recordamos que el uso práctico del método ceremonial sólo debe intentarse cuando se cuenta con la dirección de alguien que tenga la experiencia en su uso; asimismo trabajar solo, o con la ayuda de compañeros igualmente inexpertos es correr riesgos innecesarios sin embargo, nada se opone a que cualquiera ensaye los sistemas de meditación.

Para poder utilizar efectivamente los símbolos mágicos, uno tiene que ponerse en contacto con cada símbolo individual: es de muy poca utilidad hacer una lista de símbolos y proceder a la construcción de un ritual. No debemos olvidar que en magia como en música, cada uno tiene que tocar sus propias notas, pues no se encuentran ya hechas de antemano. El estudiante de violín, por ejemplo, tiene que aprender a tocar cada nota individualmente, antes de que pueda ejecutar una melodía cualquiera, y otro tanto sucede con las operaciones ocultas : el estudiante debe saber cómo construir y ponerse en contacto con las imágenes mágicas antes de poder trabajar u operar con ellas.

El iniciado emplea los juegos de símbolos asociados con cada uno de los senderos, para construir las imágenes mágicas, y es menester que conozca esos símbolos no solamente en teoría, sino en la práctica; esto es, debe haber meditado sobre cada uno individualmente, hasta haberse compenetrado de su significado y experimentado la fuerza que representa. Para llegar a conocer en toda su amplitud todos los símbolos que están asociados a cada Sendero se necesita a veces toda una vida, pero el estudiante debe aprender los símbolos-clave de cada Sendero, como paso preliminar de sus estudios; entonces podrá reconocer y clasificar adecuadamente las demás formas simbólicas conforme se vayan presentando. Su conocimiento se irá desarrollando en dos aspectos: primeramente, el conocimiento del simbolismo en sus infinitas ramificaciones, y en segundo lugar, la filosofía de la interpretación de dichos símbolos. Una vez que haya dominado un conocimiento operante de los conceptos de la Cosmogonía, y tenga bien fijo en la memoria un esquema general del simbolismo que se aplica a cada Sephirah, entonces se encontrará en posesión de una especie de fichero, y podrá comenzar a clasificar el material que vaya recogiendo de todas las fuentes imaginables; arqueología, leyendas, misticismo, relatos de viajeros y especulaciones de la filosofía antigua y moderna, así como también los de la ciencia ultramoderna.

El estudiante no iniciado no puede comprender cómo es posible que semejante masa de conocimiento pueda conservarse en la memoria; sin embargo, tiene una fácil explicación. Para empezar, el estudiante verdadero que emplea el Árbol en su sistema de meditación, trabaja en él, regularmente, todos los días. Además, cada Sephirah tiene una base lógica peculiar, oculta en alguna parte de la mente subconsciente, y las secuencias simbólicas no son tan difíciles de recordar como podría suponerse, especialmente si han sido utilizadas en la meditación. Algunos de los símbolos se refieren a los conceptos de la filosofía esotérica otros a los métodos para proyectar la conciencia en la visión; y otros más, para componer los rituales y ceremonias. Sin embargo, el estudiante debe recordar que los símbolos jamás descubren su significado a la mera meditación consciente, por más correcta y completamente que se haga. Tiene que ser empleados como querían los iniciados, esto es : para evocar imágenes en la mente subconsciente y traerlas a la mente consciente con todo su contenido.

Un juego de símbolos está asignado a los Diez Santos Sephiroth, y otro a los veintidós Senderos que los conectan entre sí. No obstante, alguno de esos símbolos se encuentran en ambos juegos, y todos ellos se interconectan merced a sus correspondencias astrológicas y numéricas. Esto parece complicado, pero en la práctica es mucho más sencillo de lo que podría suponerse porque el trabajo no se hace con la mente consciente, sino con la subconsciente, y poco importa la manera en que se introduzcan los símbolos en ella, porque el extraño demonio que se sienta tras el censor los clasifica a su manera, tomando lo que se necesite y rechazando todo el resto; hasta que finalmente se presenta un plan coherente en la conciencia, que sólo requiere análisis para descubrir todo su significado, de la manera que pasa con algunos sueños.

Toda visión evocada mediante el empleo del Árbol es, en realidad, un sueño provocado artificialmente en plena vigilia, motivado deliberadamente y relacionado conscientemente con algún tema o cosa elegidos, gracias a la cual se tornan inteligibles a la conciencia, no sólo el contenido subconsciente, sino también el supraconsciente. En un sueño espontáneo, los símbolos surgen al azar de la experiencia, pero en la visión cabalística los cuadros son evocados por un juego limitado de símbolos, al que queda restringida rígidamente la conciencia, merced a la disciplina y al hábito de la concentración. Este poder de mantener la mente dentro de determinados límites es lo que constituye la técnica de la meditación oculta, y sólo puede adquirirse mediante la práctica constante en largos períodos de tiempo. En esto reside toda la diferencia entre un ocultista preparado y otro que no lo está. La persona no preparada podrá desprender la conciencia del control de la personalidad dirigente, y permitir así que surjan imágenes pero carece del poder de restringir y seleccionar las que deban o las que quiera aparezcan; y, por tanto, puede presentarse cualquier cosa, inclusive una proporción variable de contenido subconsciente. El ocultista preparado, habituado a usar este sistema en sus meditaciones, puede librarse instantáneamente del contenido subconsciente, salvo que esté perturbado por la emoción, en cuyo caso puede sentirse enredado; aun en este caso, su mismo sistema constituye la mejor protección, pues inmediatamente se dará cuenta de la confusión del simbolismo en las imágenes, ya que tiene un modelo definido de comparación que le permitirá controlarlas.

Al estudiar el Árbol, el estudiante debe pensar siempre en cada Sephirah bajo su triple aspecto, como ya hemos mencionado; filosófico, psíquico y mágico. Con este fin deben pensar siempre en él primeramente, como representando cierto factor en la evolución del Cosmos, en el pasado inmemorial del tiempo, sea que permanezca todavía en manifestación, que ya haya desaparecido o que todavía no haya alcanzado el nivel de la materia densa.

Con este aspecto del Árbol, también se toman los curiosos textos crípticos del Sepher Yetzirah, uno para cada Sendero. Esos dichos desconcertantes tienen una manera muy curiosa de provocar repentinamente relámpagos de iluminación durante la meditación, y nunca deberían descartarse, por más incomprensibles que parezcan a primera vista.

Otra fuente de iluminación la constituyen los títulos adicionales de cada Sephirah, cada uno de los cuales tiene de una a tres docenas de nombres que son palabras descriptivas aplicadas por los antiguos rabbis a los varios Sephiroth, y que se encuentran esparcidos por toda la literatura cabalística, nombres que pueden decirnos muchisímas cosas. Por ejemplo. los títulos de "Secreto de los secretos", "Punto Primordial", etc, que se aplica a Kether, puede decir mucho a quien sepa buscar.

Una vez que nos hayamos familiarizado con los simbolismos, podemos también asignar a los diferentes Sephiroth sus dioses equivalentes de otros sistemas, y cada vez que contemplemos los símbolos, funciones, conceptos cósmicos y sistemas de adoración de esas deidades, recibiremos nuevos relámpagos de iluminación. Con la ayuda de un buen diccionario mitológico, o de una enciclopedia, la obra de Frazer "Golden Bough" o las obras de la señora Blavatsky, "La Doctrina Secreta" e "Isis sin Velo", podemos resolver muchísimos enigmas que al principio nos parecen insolubles; este ejercicio es realmente fascinador. Cuando el Árbol es empleado de esta manera, es particularmente valioso, porque su forma diagramática nos hace ver las cosas en sus relaciones mutuas de manera tal, que se dilucidan unas con otras.

Para manipular el aspecto psíquico del Árbol y sus Senderos, el ocultista emplea imágenes, porque es por medio de éstas y de los Nombres que las evocan como se formulan las visiones. Asocia a cada Sephirah un símbolo primario, el cual se denomina su imagen mágica. En segundo lugar, asocia con ella, en su mente, una forma geométrica que, en varias maneras, encierra sus características; y cuando compone símbolos, emplea esa forma como base. Por ejemplo: Geburah, Marte el quinto Sephirah tiene un pentágono o figura de cinco lados. Cualquier símbolo de Geburah, sea un talismán, un altar a Marte o un cuadro mental de un símbolo, debe tener la forma de un pentágono coloreado con alguno de los colores correspondientes a la escala de color de Marte.

Sin embargo, las formas más importantes del Árbol son las que están asociadas con los Cuatro Nombres de Poder asignados a cada Sephirah. Con ellas están asociados cuatro colores en que se manifiestan simbólicamente en cada uno de los Cuatro Mundos cabalísticos. El más elevado es el Nombre de Dios, que se manifiesta en Atziluth, el plano del Espíritu, y es el Nombre del Poder Supremo en esa Esfera sephiróthica, dominando sus demás aspectos, sean cósmicos, evolutivos o subjetivos. Representa la idea que anima el desenvolvimiento de la manifestación en esa Esfera, la idea que corre a través de toda la evolución subsiguiente y que se expresa en todos sus efectos y manifestaciones.

El segundo Nombre de Poder es el del Arcángel de la Esfera, y representa la conciencia organizada del ser, merced a cuyas actividades se inició y desarrolló esa fase particular de la evolución. Aunque esos seres suelen ser representados pictóricamente con figura humana, pero de aspecto más bien difuso, no debe creerse que la vida y la conciencia que conocemos corresponde a su naturaleza. Se parecen más esencialmente a las fuerzas naturales que a otra cosa; pero si los consideramos como energías carente de inteligencia, entonces no podremos formarnos un concepto adecuado de su naturaleza, porque son esencialmente individuales, inteligentes, y tienen propósitos definidos. Estas ideas tienen que penetrar profundamente en nuestro concepto hasta que lleguemos a una realización muy distinta de todo lo que el Occidente está acostumbrado a pensar.

El tercer nombre de Poder denomina, no a un solo ser, sino a toda una clase de seres, "los coros angélicos", como los llaman los rabbis, y que también representan fuerzas naturales inteligentes.

El cuarto Nombre de Poder designa lo que llamamos "Chakra mundano" esto es, el objeto celestial que consideramos como producto de la fase de evolución particular que tuvo lugar bajo la presidencia de ese Shephirah a quien representa.

El tercer aspecto bajo el cual consideramos los Sephiroth, es el mágico, y es esencialmente práctico. Para llegar a esto pensamos en lo que puede experimentarse bajo la presidencia de estos diferentes aspectos de la manifestación divina, y en los poderes que puede manejar el mago cuando ha aprendido debidamente sus lecciones.

Cada Sephirah tiene una virtud que representa su aspecto ideal, el don que aporta a la evolución, así como un vicio, que es el resultado del exceso de sus cualidades. Por ejemplo : Geburah, Marte tiene por virtudes la energía y el valor, y por vicio, la crueldad y la destructividad. El estudiante de astrología reconocerá en seguida que las virtudes y los vicios atribuidos a los distintos Sephiroth se derivan de las características de los planetas asociados con ellos, lo que, además, le proporcionará una nueva línea de correspondencias que iluminará sus estudios astrológicos.

La experiencia espiritual, como preferimos llamarla, o el poder oculto, como lo denomina Crowley, es una profunda realización o visión de algún aspecto de la ciencia cósmica. Esta constituye la esencia de la iniciación del grado asignado al Sephirah, porque en los Misterios mayores del Occidente los grados están asociados con los Sephiroth.

Los cabalistas medievales también asignaban una parte del cuerpo a cada Sephirah, pero esto no debe tomarse muy literalmente, porque la verdadera clave se encuentra en la realización de que los diferentes Sephiroth representan factores de la conciencia; y si tomamos a Geburah como el poderoso brazo derecho, debemos comprender que ello significa realmente la Voluntad dinámica, la capacidad ejecutiva, la destrucción de lo vetusto y desequilibrado.

Cada Sephirah y los Senderos del mismo tienen sus animales, plantas y piedras preciosas simbólicas. Es necesario que el estudiante los conozca por dos razones: primeramente,, dan algunas claves muy importantes para establecer las relaciones de los dioses de los diferentes panteones con los Sephiroth; en segundo lugar, forman parte del simbolismo de los Senderos Astrales y sirven como señales cuando se viaja por ellos. Por ejemplo : si uno viera un caballo (Marte) o un chacal (Luna) en la esfera de Netzach (Venus) se daría cuenta en seguida de que se habría producido una confusión en los planos y que la visión es falsa. En la esfera de Venus no podríamos ver más que palomas o algún felino, tal como un lince o un leopardo.

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