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Influencia de la trova en la música cubana



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Resumen

A través de este trabajo exponemos el nacimiento y desarrollo de la trova tradicional y de cómo a vertido sus influencias artístico-instrumentales en la producción y desarrollo de otros géneros de la música cubana. De cómo absorbe otros patrones y estilos sin perder su esencia, transformándose en nueva trova y luego novísima trova. Resaltando el trabajo de figuras claves en el movimiento artístico de este avanzado género musical cubano.

Summary:

Through this work we expose the birth and development of the traditional trova and of how had poured their artistic-instrumental influences in the production and development of other goods of the Cuban music. It absorbs other patterns and styles without losing their essence of how, becoming new trova and then novísima trova. Standing out the work of figures keys in the artistic movement of this advanced Cuban musical gender.

Introducción

En la segunda mitad del siglo XIX surge la trova cubana, adentrándose de manera profunda en el siglo XX. Desde sus inicios fue expresión de confluencias de las músicas que sonaban en los cantos populares anónimos, con expresiones de la música profesional que tuvieron su origen en el teatro musical, incluyendo el operístico.

Con ella se fijó en la cultura popular de Cuba la imagen nunca ausente hasta nuestros días del cantautor ''trashumante'' y bohemio, cronista reflexivo de asuntos humanos y del amor en todos sus matices.

Pepe Sánchez es el primero de los autores que cristalizan obras en esta corriente que ya se generaba en el canto popular anónimo del siglo XIX, al cual se añaden los de Sindo Garay, Rosendo Ruiz Suárez, Alberto villalón, Patricio Vallagas, Manuel Corona, miguel Campanioni, Rafael Gómez y otros muchos que legaron amplísimo repertorio de boleros, canciones y guarachas, en las primeras etapas conformadoras de la bien llamada Trova tradicional, que extiende profundamente dentro de la siguiente centuria.

Desarrollo

La trova es una de las configuraciones musicales más distintivas de la cultura musical cubana, de profunda raigambre popular, aunque en su etapa fundacional tuvo contactos con géneros como el canto operístico y la canción de concierto.

La trova cubana generó en su devenir tipologías de amplio espectro genérico y estilístico dentro de la cancionística, en cuyo entorno plasmaron abundantes obras de gran valor musical y alto vuelo poético.

En el siglo XX se desatan con mayor fuerza el sincretismo y paralelamente la proyección creativa autóctona trovadoresca, no solo con sus valores con el son, expresados en primer lugar en la obra de Miguel matamoros y su emblemático trío. Dúos como los de maría Teresa Vera y Rafael Zequeira, el también famoso de Los Compadres, sextetos, septetos, conjuntos, bandas cubanas y otros formatos.

Más adelante otros cantautores establecerían un nuevo estilo basado en una poética coloquial e intimista y en soluciones armónicas cercanas al blues y el impresionismo. Esta corriente, gran enriquecedora del bolero y llamada ''feeling'', ha tenido voces de la talla de Cesar Portillo de la Luz, Martha Valdés, José Antonio Méndez y Frank Domínguez, entre otros grandes exponentes.

Este estilo dio paso a las primeras canciones de Pablo Milanés, quien dotado de una bella y bien conducida voz, reverdece en sus obras la potencialidad lírica de la cancionística cubana. Paralelamente Silvio Rodríguez irrumpe directamente en la nueva estilística trovadoresca, incorporando nuevos signos y mensajes, tenidos hasta entonces como propios del discurso prosístico. Ambos son iniciadores y a la ves consagradores de lo que posteriormente se denominó La Nueva Trova.

Esta generación cuenta con numerosos e interesantes cultores, entre los que se destacan Noel Nicola, la recién desaparecida físicamente Sara González, Pedro Luis Ferrer, Vicente Feliú, augusto blanca, Martín Rojas, Amaury Pérez, Eduardo ramos y Lázaro garcía, quienes prodigan variantes clásicas y recursos novedosos en concepción e interpretación.

En los años posteriores puede hablarse de las últimas hornadas de trovadores que en la capital han sido identificados como ''La Novísima Trova'', ''Los Topos'' y otras hasta nuestros días.

De la trova han sido tributarios y beneficiarios músicos cubanos de disímiles generaciones, tan diversos en expresión como Benny Moré, Bola de Nieve, Frank Fernández, Juan Formell y Leo Brower.

Por otra parte la trova había entroncado con el son, desempeñando un papel importante las creaciones de Miguel matamoros y su paradigmático trío, además de muchos importantes artistas, quienes en rumbaron el decir trovadoresco hacia nuevas vertientes formales y estilísticas, contribuyendo a la popularización de sus lenguajes y a su difusión internacional.

Ciertas tendencias vanguardistas del entorno sonoro internacional alcanzan a la música popular cubana y en los años cincuenta influyen en acendrar una nueva dinastía de cantautores, cultores con renovada criollez del estilo llamado feeling, que re dimensionó el intimismo latente en la naturaleza trovadoresca, gracias a la reconceptualización de recursos expresivos y original sentido. Etapa, complementada y enriquecida por un artista de magistrales dotes, experimentador y pedagogo natural, enlace de este siclo con su precedente: Vicente González (Guyún), decisivo reformador en su tiempo y para mucho de lo que vendría después.

La nueva trova es un movimiento cuyo protagonista principal fue el cantautor y por ende la guitarra, la poesía presente en los textos, el rechazo a todo facilismo creativo o a fórmulas comerciales, así como el canto a la Patria son elementos que unen a la nueva trova con el fenómeno trovadoresco cubano.

El son cubano, el feeling, e incluso la obra de Bob Dylan o de Los Beatles marcaron la formación musical de los nuevos trovadores y de algún modo son elementos presentes en sus canciones.

Al principio a estos trovadores y a otros que fueron sumándose a esta corriente estética, les resultaba difícil encontrar espacios para difundir su obra, tanto en escenarios oficiales como en los distintos medios de comunicación.

La Casa da las Américas los acogió en su seno, brindándoles la oportunidad de ofrecer conciertos, recitales conjuntos e incluso realizar, desde allí, programas de televisión. Mas adelante Silvio, Pablo y Noel, junto a destacados músicos jóvenes y bajo la dirección del maestro Leo Brouwer, fundan el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, donde se hicieron los primeros arreglos instrumentales y se grabarían los primeros discos de la Nueva Trova.

En el año 1972 existía ya un grupo de autores e intérpretes e varias provincias del país que comenzaban su trabajo artístico a partir de esta nueva propuesta estética.

A fines de ese año se crea el movimiento de La nueva Trova, que fue una organización dirigida por los propios trovadores, que permitió la difusión y el reconocimiento de otros muchos jóvenes artistas, además de un intercambio entre trovadores de distintas provincias con la realización de numerosos eventos nacionales, en los que además de conciertos y descargas se discutían temas de interés común acerca de la creación artística.

Durante toda la década de los 70, La Nueva Trova, como hecho artístico, se desarrollo ampliamente por todo el país, llegando a tener más de 1000 miembros, que aunque con muy distintos niveles en sus cualidades artísticas, constituyó un hecho masivo que confirmaba cada vez más la aceptación de una estética nueva entre los jóvenes creadores.

La obra de estos trovadores estaba vinculada profundamente a la realidad social y política del país, no solo por las canciones dedicadas a los más relevantes héroes de la historia, o por resaltar la solidaridad entre los hombres como un valor humano fundamental para la sociedad, o por cantar, en general, a la patria, como también lo hicieron los viejos trovadores. Se trataba además de hacer llegar a la gente un lenguaje más profundo, con valores formales, musicales y literarios, que prácticamente habían desaparecido en la tan difundida y llamada "canción ligera" de la época.

En la canción de La Nueva Trova, además de la canción propiamente dicha como género musical han sido utilizados los más variados ritmos cubanos, como el son primordialmente, la guajira, la guaracha, incluyendo al guaguancò y a otros más. Existen incluso desde los inicios una buena cantidad de piezas elaboradas a partir del pop y el rock, así como temas compuestos utilizando ritmos latinoamericanos como el huayno, la samba brasileña, la samba argentina, o el joropo venezolano, entre otros.

Durante las décadas de los años 70 y 80 nuevos trovadores, aun mas jóvenes, se incorporan al quehacer de la nueva trova, no solo como una comunidad, sino además dan su aporte juvenil, enriqueciendo el fenómeno trovadoresco a partir incluso de algún que otro rompimiento formal en sus propuestas.

Como parte de lo que podría ser una nueva generación, se han destacado entre otros: Santiago Feliù, Donato Poveda, Alberto Tosca, Martha Campos, Gerardo Alfonso y Carlos Varela.

Con el transcurso de los años, aun más jóvenes creadores, guitarra en mano, han continuado cada vez con una personalidad más propia, esa propuesta estética que hace más de 30 años se llamó y continua reconociéndose como Nueva Trova.

Desde los años 80 se viene hablando de una Novísima Trova, pero aun después han surgido otras oleadas de generaciones. Lo cierto es que se mantienen la guitarra, la poesía, el cantautor y el deseo de hacer una música distinta a la que se rige por los patrones convencionales, y sin concesiones al estándar impuesto por los mercados de la música.

Conclusiones

  • la trova lo que busca es romper con toda letra fácil y ligera, haciéndonos llegar un lenguaje profundo, cargado de sentimientos y emociones, que nos educa con valores tanto humanos como patrióticos

  • En su decurso ha tenido gran repercusión en la música de nuestro país, pues ha sido capaz de crear un movimiento que con sus canciones poéticas, estrechamente vinculadas a la realidad social y política del país, ha logrado mover grandes masas, confirmando cada vez más la aceptación de esta estética nueva.

Bibliografía

1. Antolitia, Gloria. Dos siglos de música. Pág. 8. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1984.

2. Guerra, Ramiro. Manual de Historia de Cuba. Pág. 16. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1973.

3. Carpentier, Alejo. "La música en Cuba". Pág 20. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1979.

4. Giro, Radamés. Visión panorámica de la Guitarra en Cuba. Pág. 8. Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba. 1997.

5. León, Argeliers. Del Canto y del Tiempo. Págs. 151-165 y 233-249. Editorial Letras Cubanas. La Habana. 1984.

6. Lapique Becali, Zoila. Catalogación y Clasificación de la Música Cubana. Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 1963.

 

 

Autor:

Lic. Sergio Jesús Frometa Cuesta

 

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