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Iniciación humana y solar (primera parte) (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

La mónada se manifiesta en el plano mental en forma triple, por medio del ego; pero todavía faltan todos los aspectos de la mente, tal como la comprendemos. El ángel solar con quien estaba en contacto, se retira; la forma mediante la cual actuaba (el cuerpo egoico o causal) desaparece y sólo queda el amor-sabiduría y esa voluntad dinámica que es la característica principal del espíritu. El yo inferior sirvió para los propósitos del ego y fue descartado; de igual modo el ego sirvió a los designios de la mónada y ya no hace falta; el iniciado se ve libre de ambos, plenamente liberado y es capaz de entrar en contacto con la mónada, así como anteriormente aprendió a entrar en contacto con el ego. Para las restantes manifestaciones en los tres mundos, está regido sólo por la voluntad y el propósito autoiniciados y crea su cuerpo de manifestación, controlando (dentro de las limitaciones kármicas) sus propios períodos y ciclos. El karma que aquí se menciona es el planetario, no el personal. En la cuarta iniciación entra en contacto con el aspecto amor de la mónada y, en la quinta, con el aspecto voluntad, así completa sus contactos, responde a todas las vibraciones necesarias y es el amo de los cinco planos de la evolución humana.

Además, en las iniciaciones tercera, cuarta y quinta, se hace consciente de esa "Presencia" que encierra en sí esa entidad espiritual, su propia mónada, y la ve como una con el Logos planetario. A través del canal de su propia mónada ve los mismos aspectos (que esa mónada personifica) en escala más amplia, revelándolo así al Logos planetario, el cual anima a todas las mónadas de Su rayo. Esta verdad es casi imposible de expresar en palabras y concierne a la relación que tiene el punto eléctrico de fuego, la mónada, con la estrella de cinco puntas, que revela al iniciado la Presencia del Logos planetario. Esto es prácticamente incomprensible para el hombre común, aunque este libro fue escrito para él.

En la sexta iniciación, el iniciado actúa conscientemente como aspecto amor de la mónada, y es llevado (por medio de su "Padre") a un reconocimiento más vasto; llega a ser consciente de esa Estrella que encierra a su estrella planetaria, así como ésta incluyó antes a su propia y diminuta "chispa". De este modo se pone en contacto consciente con el Logos solar y llega a conocer dentro de sí mismo, la Unicidad de toda vida y manifestación.

Este reconocimiento se expande en la séptima iniciación, a fin de que dos aspectos de la Vida una lleguen a ser realidades para el emancipado Buda.

En forma gradual el iniciado llega frente a la Verdad y a la Existencia. Será evidente para los estudiantes reflexivos, que la revelación de la Presencia tiene que preceder a las demás revelaciones. Esto introduce en la mente del iniciado los conocimientos fundamentales siguientes:

Se justifica la fe que ha sustentado durante épocas y la esperanza y la creencia se fusionan en un hecho autocomprobado. La fe se pierde de vista y las cosas invisibles son vistas y conocidas, Ya no duda, y por su propio esfuerzo el iniciado se convierte en conocedor.

La unicidad con sus hermanos queda comprobada, y reconoce el lazo indisoluble que en todas partes lo vincula a sus semejantes. La hermandad ya no es una teoría, sino un hecho científicamente comprobado, del cual no puede dudarse, como tampoco de la separatividad de los hombres en el plano físico.

La inmortalidad del alma y la realidad de los mundos invisibles quedan para él comprobados y establecidos; antes de la iniciación esta creencia estaba basada en una breve y fugaz visión y en firmes convicciones internas (resultado del razonamiento lógico y de la intuición, en gradual desarrollo), ahora se basa en la percepción y en el reconocimiento de su propia naturaleza inmortal, fuera de toda controversia.

Comprende el significado y la fuente de energía y puede empezar
a manejar el poder con precisión y dirección científicas.
Sabe de donde extrae la energía, pues ha tenido una vislumbre de los
recursos disponibles de la energía. Antes sabía que existía
y la utilizaba ciegamente y a veces en forma imprudente, ahora, dirigido por
la "mente abierta", la percibe y puede colaborar inteligentemente
con las fuerzas de la naturaleza.

La revelación de la Presencia produce de muchas maneras resultados definidos en el iniciado, y la Jerarquía considera que éste es un preámbulo necesario para ulteriores revelaciones.

La Revelación de la Visión.

La próxima importante revelación es la de la Visión, pues ha llevado al individuo a enfrentar a Aquél con quien ha tenido que ver durante incontables épocas, despertando en él la comprensión inquebrantable de la unicidad de la vida fundamental, al manifestarse a través de las vidas menores. La primera revelación concierne a lo indefinible e inimitable y es (para la mente finita) infinito en su abstracción y absolutismo. La segunda revelación concierne al tiempo y espacio, e involucra el reconocimiento por el iniciado -mediante el sentido de la visión oculta recientemente despertado-, de la parte que ha desempeñado y debe desempeñar en el plan y posteriormente la parte del plan mismo, en lo que concierne a

a. su Ego,

b. su grupo egoico,

c. su rayo grupal,

d. su Logos planetario.

En esta cuádruple captación está descripto el conocimiento gradual que corresponde al proceso de las cuatro iniciaciones que preceden a la liberación final.

En la primera iniciación se da cuenta definidamente de la parte poco evidente que le corresponde en su vida personal durante el intervalo desde la revelación hasta la segunda iniciación. Esto puede requerir una o varias vidas. Sabe la dirección que debe tomar; conoce algo de su participación en el servicio de la raza; ve el plan como un todo, en lo que a él concierne, como un pequeño mosaico dentro del diseño general; adquiere conciencia de cómo puede servir con su particular tipo de mentalidad, su conjunto de facultades mentales o de las otras, y de sus diversas capacidades y lo que debe realizar antes de poder hallarse de nuevo ante la Presencia y recibir una amplia revelación.

En la segunda iniciación ve la parte que su grupo egoico desempeña en el esquema general. Llega a ser más consciente de las distintas unidades de grupo con las cuales está intrínsecamente asociado; las reconoce por sus personalidades, si están encarnadas, y en cierto modo ve cuáles son las relaciones kármicas entre él, los grupos y los individuos; obtiene la visión interna del propósito específico grupal, y de su relación con otros grupos. Entonces puede actuar con mayor seguridad y su intercambio con otros individuos, en el plano físico, será más firme; puede ayudarlos y ayudarse a sí mismo a ajustar el karma y, por lo tanto, acercarse más rápidamente a la liberación final. Las relaciones grupales se consolidan, y los planes y propósitos pueden impulsarse más inteligentemente. A medida que prosigue esta consolidación de las relaciones grupales, produce en el plano físico esa concertada acción y unidad inteligente del propósito, que da por resultado la materialización de los ideales superiores y la adaptación de la fuerza para el sabio desarrollo de los fines de la evolución. Cuando esto llega a cierta etapa, las unidades que forman los grupos han aprendido a trabajar juntas y a estimularse mutuamente, de manera que pueden adquirir un mayor conocimiento, que dará como resultado mayor capacidad para ayudar.

En la tercera iniciación se le revela al iniciado la finalidad del subrayo del rayo al cual pertenece su ego. Todas las unidades egoicas pertenecen a algún subrayo del rayo monádico. Este reconocimiento se le otorga al iniciado, a fin de capacitarlo para encontrar oportunamente por sí mismo (siguiendo la línea de menor resistencia) el rayo de su mónada. El subrayo lleva en su corriente de energía muchos grupos de egos y no sólo tiene conciencia de su grupo egoico y de su inteligente finalidad, sino de muchos otros grupos similares. Su energía se dirige conjuntamente hacia un objetivo claramente definido.

Habiendo aprendido algo sobre las relaciones grupales y desarrollado la capacidad de trabajar con unidades en formación grupal, el iniciado aprende el secreto de la subordinación del grupo al bien del conjunto de grupos. Esto se manifiesta en el plano físico como capacidad para trabajar sabia, inteligente y armónicamente con distintos individuos, colaborar en grandes planes y ejercer una amplia influencia.

Se le revela una parte de los planes del Logos planetario y esta visión incluye la revelación del plan y del propósito en lo que al planeta concierne, aunque todavía la visión sea confusa respecto a esos planes, en su relación planetaria. Esto lleva al iniciado, por medio de una serie de graduados conocimientos, a los portales de la cuarta iniciación. Con la total liberación del iniciado de las ataduras en los tres mundos y la ruptura de todas las ligaduras de las limitaciones kármicas, amplía enormemente la visión y puede decirse que por primera vez se da cuenta de la amplitud del propósito planetario y del karma en el esquema. Habiendo ya ajustado su karma personal, relativamente de poca importancia, puede dedicarse a agotar el karma planetario y también abocarse a desarrollar los planes de largo alcance de esa gran Vida que incluye a todas las vidas menores. No sólo alcanza el pleno reconocimiento del propósito y los planes de toda la evolución en su propio esquema planetario, la Tierra, sino que incluye en su radio de conocimiento, ese esquema planetario que es el complemento o polo opuesto de nuestra Tierra. Comprende la interrelación existente entre los dos esquemas y se le revela el vasto propósito dual. Se le demuestra que este plan debe convertirse en un solo plan unido y de allí en adelante dedica todas sus energías a colaborar en forma planetaria, a medida que el plan se desarrolla, mientras trabaja con las dos grandes evoluciones en nuestro planeta, la humana y la dévica, y a través de ellas. Esto concierne al establecimiento de los reajustes y a la aplicación gradual de la energía para estimular los diversos reinos de la naturaleza y, mediante la fusión de todas las fuerzas de la naturaleza, acelerar la interacción de la energía entre los dos esquemas. De este modo los planes del Logos solar pueden consumarse a medida que se desarrollan por medio de los dos Logos planetarios. El manejo de la energía solar, en pequeña escala, es ahora privilegio del iniciado, pues no sólo se lo admite en la cámara del concilio de su propia Jerarquía, sino que se le permite asistir cuando otros agentes planetarios están reunidos con el Señor del Mundo y los dos grandes dirigentes departamentales.

En la quinta iniciación la visión le otorga al iniciado una perspectiva más amplia y ve un tercer esquema planetario que, con los otros dos, forma uno de los triángulos de fuerza, necesarios en el desarrollo de la evolución solar. Así como toda manifestación prosigue por medio de la dualidad y la triplicidad, para retornar a la síntesis eventual, así estos esquemas, que sólo son centros de fuerza en el cuerpo de un Logos solar, actúan primero como unidades separadas que viven su propia vida integral, luego como dualidades, por el intercambio de fuerza a través de dos esquemas, pues en esta forma se ayudan, complementan y estimulan mutuamente y, finalmente, como un triángulo solar, que hace circular la fuerza de un punto a otro, de un centro a otro, hasta que la energía es fusionada y sintetizada y los tres actúan en forma unida.

Cuando el adepto de la quinta iniciación puede actuar de acuerdo con los planes de los tres Logos implicados, colaborando con ellos cada vez con mayor capacidad a medida que transcurre el tiempo, está preparado para la sexta iniciación, que lo admitirá a cónclaves superiores. Así llega a participar no sólo de los propósitos planetarios, sino también de los solares.

En la sexta iniciación posee la más maravillosa visión de toda la serie. Ve el sistema solar como una unidad y recibe una breve revelación que abre ante su asombrado entendimiento los propósitos fundamentales del Logos solar, viendo por primera vez el conjunto de planes con todas sus ramificaciones.

En la séptima iniciación su visión penetra más allá del "círculo no se pasa" solar y puede ver lo que ha conocido como fundamental hecho teórico, que nuestro Logos solar está implicado en los planes y propósitos de una Existencia superior y que el sistema solar es sólo uno de los numerosos centros de fuerza y por su intermedio se está expresando una Entidad cósmica mucho más grande que nuestro Logos solar. En todas estas visiones subyace un gran propósito: la revelación de la unidad esencial y el descubrimiento de esas relaciones internas que, una vez conocidas, tenderán, en forma cada vez más plena, a impulsar al iniciado a servir abnegadamente y lo convertirá en un trabajador de la síntesis, la armonía y la unidad fundamental.

La ceremonia de la Iniciación, donde se le abren los ojos al iniciado para ver y comprender, se divide en tres partes, que no obstante son un solo proceso:

1. El pasado se despliega ante él; se ve a sí mismo desempeñando muchos papeles, comprendiendo que sólo constituyen la gradual conducción de sus fuerzas y facultades hasta el punto en que pueda servir a su grupo y con el grupo. Se ve y se identifica según la iniciación

  • a. con él mismo, en muchas vidas anteriores,

  • b. con su grupo, en anteriores grupos de vida,

  • c. con su rayo egoico, mientras afluye a través de muchos cielos,

  • d. con su Logos planetario, cuando actuó en el pasado, a través de muchas evoluciones y reinos en todo el esquema,

y así sucesivamente, hasta que se identifica con el pasado de la Vida una, que fluye a través de todos los esquemas planetarios y evoluciones del sistema solar, lo cual despierta en él la resolución de agotar karma y de saber (al ver las causas del pasado) cómo debe realizarlo.

2. En el presente, se le revela el trabajo específico que debe realizar en el cielo menor inmediatamente implicado. Esto significa que no ve tan sólo lo que le concierne, en determinada vida, sino que reconoce la parte inmediata del plan quizás implique varios de sus pequeños cielos llamados vidas que el Logos planetario trata de ver consumado. Entonces puede decirse sin lugar a dudas, que conoce su trabajo y puede dedicarse a su tarea con clara comprensión de por qué, cómo y cuándo.

3. En el futuro, se le concede, a fin de estimular al iniciado, una visión de la consumación final, de un esplendor más allá de toda descripción, con destacados puntos que indican los pasos principales para llegar a esa consumación. Durante un breve instante ve cómo será el esplendor y ese sendero de radiante belleza que fulgura cada vez más hasta el día perfecto. En las primeras etapas ve la gloria de su perfeccionado grupo egoico y, posteriormente, la radiación de un determinado tipo y color, que fluye del rayo que lleva en su seno a los perfectos hijos de los hombres y, aún más tarde, obtiene una vislumbre de la perfección de ese gran Ser, que es su propio Logos planetario, hasta que finalmente se le revela la perfección de toda belleza y la radiación que incluye a todos los otros rayos de luz , el sol brillando en toda su fuerza, el Logos solar en el momento de la consumación del propósito.

CAPÍTULO XIII

Los cetros de iniciación

Los Cetros de Iniciación son de cuatro tipos:

1. Cósmico, utilizado por un Logos cósmico en las iniciaciones de un Logos solar y en la de los tres principales Logos planetarios.

2. Del sistema, utilizado por un Logos solar en las iniciaciones de un Logos planetario. Nada tenemos que ver con la iniciación cósmica; concierne a la ampliación de conocimientos que están más allá de la comprensión del iniciado más elevado de nuestro sistema solar. Las iniciaciones del sistema nos conciernen sólo en ínfima medida porque son de tan vasta escala que la mente humana común no puede concebirlas. El hombre valora estas iniciaciones únicamente por los efectos que producen en el esquema planetario que le puede concernir. Esto sucede particularmente si el esquema en que desempeña su microscópica parte, constituye el centro en el cuerpo logoico que recibe el estímulo. Cuando esto acontece tiene lugar la iniciación de su propio Logos planetario, en consecuencia, él (como cuerpo celular) recibe un estímulo suplementario, juntamente con los demás hijos de los hombres.

3. Planetario, utilizado por un Logos planetario para fines iniciáticos y para la tercera, cuarta y quinta iniciaciones mayores y las otras dos superiores. En la iniciación planetaria, el Cetro de Poder, manejado por el Logos solar, está cargado de fuerza eléctrica pura, procedente de Sirio, recibida por nuestro Logos durante el período secundario de la creación, de manos de esa gran Entidad que es el Señor de los Señores del Karma. Es depositario de la Ley durante la manifestación y representante en el sistema solar de la Hermandad de Sirio, cuyas Logias actúan como Jerarquías esotéricas en los diferentes planetas. Además, ayudado por el Logos solar, confiere poderes a los distintos iniciadores; les comunica secretamente la palabra que les permite hacer descender la fuerza eléctrica pura para cargar los cetros a Su cargo, revelándole el peculiar secreto de su particular esquema planetario.

4. Jerárquico, utilizado por una Jerarquía esotérica para las iniciaciones menores, y por el Bodhisattva en las dos primeras iniciaciones manásicas.

Cuando el hombre se individualizó en los días de Lemuria, fue por la aplicación del Cetro de la Iniciación al Logos de nuestra cadena terrestre, y puso en actividad ciertos centros de Su cuerpo, con sus correspondientes grupos. Dicha aplicación produjo literalmente el despertar de la vida al trabajo inteligente en el plano mental. El hombre animal era consciente en los planos físico y astral; por el estímulo del cetro eléctrico, adquirió conciencia en el mental. Así se coordinaron los tres cuerpos y el Pensador fue capaz de funcionar en ellos. Todos los Cetros de las Iniciaciones producen determinados efectos:

  • Estimulación de los fuegos latentes hasta que ardan.

  • Sintetización de los fuegos mediante una actividad oculta, que los ubica dentro del alcance mutuo.

  • Intensificación de la actividad vibratoria de algún
    centro, sea en el hombre, en un Hombre celestial o en un Logos solar.

  • Expansión de todos los cuerpos, pero principalmente el causal.

Despertar del fuego kundalini (o fuego latente en la base de la columna vertebral) y su encauzamiento en progresión ascendente. Este fuego y el de manas son dirigidos en ciertas direcciones o triángulos siguiendo al Cetro a medida que se mueve en forma específica. Hay una definida razón esotérica, de acuerdo a las leyes de la electricidad, detrás del hecho conocido de que todo iniciado presentado al Iniciador va acompañado por dos Maestros, que permanecen a cada lado del iniciado, constituyendo los tres un triángulo que posibilita el trabajo.

La fuerza del Cetro es doble y su poder enorme. Si el iniciado estuviera solo no podría recibir el voltaje del Cetro sin ser dañado seriamente, pero en la transmisión triangular no hay riesgo. Debe recordarse que dos maestros apadrinan a todo aspirante a la iniciación y representan los dos polos del Todo eléctrico. Parte de Su función consiste en estar al lado de los aspirantes cuando se presentan ante el Gran Señor.

Cuando el Iniciador empuña los cetros desde Su posición de poder, en períodos prefijados, aquellos actúan como transmisores de la fuerza eléctrica desde niveles muy elevados, tan elevados, que en las iniciaciones sexta y séptima el "Diamante Flamígero" trasmite, por medio del Logos, fuerza completamente ajena al sistema. Este Cetro mayor es el que se utiliza en este planeta, pero hay en el sistema solar varios Cetros de Poder, de tres grados, si así puede expresarse.

En las dos primeras iniciaciones se emplea un Cetro de iniciación manejado por el Gran Señor, magnetizado por la aplicación del "Diamante Flamígero", magnetización que se repite para cada nuevo Instructor del Mundo. Entonces tiene lugar una maravillosa ceremonia en el momento en que el nuevo Instructor toma posesión de su cargo, donde recibe su Cetro de Poder el mismo Cetro que se ha utilizado desde la fundación de nuestra Jerarquía planetaria y lo extiende al Señor del Mundo, que lo toca con Su propio poderoso Cetro, cargándolo nuevamente con capacidad eléctrica. Esta ceremonia tiene lugar en Shamballa.

El Cetro de Iniciación llamado "Diamante Flamígero" es empleado por Sanat Kumara, el Iniciador Uno, el cual se halla oculto en "Oriente", velando el fuego que irradia la Religión de la Sabiduría; fue traído desde Venus por el Señor del Mundo y una vez en cada período mundial se lo somete a un proceso similar al del Cetro menor; entonces se recarga por acción directa del Logos Mismo del sistema solar. Tan solo el Señor del Mundo y los Chohanes de los Rayos conocen la ubicación exacta de ese Cetro y por ser el talismán de nuestra evolución, su principal guardián es el Chohan de segundo rayo bajo la autoridad del Señor del Mundo- siendo ayudado por el Señor Deva del segundo plano. Los Budas de Actividad son responsables de su custodia, y subordinado a Ellos se halla el Chohan del rayo. Es utilizado en momentos determinados cuando debe hacerse un trabajo específico, no sólo en las iniciaciones de los seres humanos, sino en ciertas funciones planetarias sobre las cuales actualmente nada sabemos. Tiene su lugar y función en ciertas ceremonias relacionadas con la ronda interna y con el triángulo formado por la Tierra, Marte y Mercurio.

El propósito de los Cetros de Poder.

En el cetro de un monarca se halla oculto, en esta época, el simbolismo de estos Cetros. Se los reconoce como símbolos de cargo y de poder y aunque esto no es generalmente reconocido, son de origen eléctrico y su verdadera significación se refiere al estímulo dinámico de quienes tienen cargos subordinados, que están bajo su contacto, inspirándolos así a una acrecentada actividad y servicio en bien de la raza.

El gran Cetro de Poder del Logos Mismo está oculto en el sol. Recapitulando, la ubicación esotérica de los distintos cetros es la siguiente:

  • 1. El Cetro del Bodhisattva se halla oculto en "el corazón de la sabiduría", es decir, en Shamballa.

  • 2. El Cetro del Iniciador Uno se halla oculto en "Oriente", ubicación definidamente planetaria.

  • 3. El Cetro del Logos solar se halla oculto en "el corazón del sol", esa misteriosa esfera subjetiva que subyace detrás de nuestro sol físico, el cual es sólo la envoltura protectora.

  • 4. El Cetro del Logos cósmico, asociado con nuestro Logos solar, se halla oculto en ese punto central de los cielos a cuyo alrededor gira nuestro sistema solar, denominado "sol central espiritual".

En Shamballa se recarga un Cetro para cada nuevo Instructor del Mundo. El Cetro de Sanat Kumara se recarga cada nuevo período mundial, por lo tanto siete veces en la historia de un esquema planetario. El Cetro logoico de Poder se electrifica en cada nuevo período de la creación o para cada sistema solar, a través del cual se manifiesta el Logos, así como se manifiesta el hombre por medio de la vida de su cuerpo físico. Las dos primeras ceremonias se efectúan en Shamballa, lugar sagrado de la manifestación planetaria, ubicación central en nuestro planeta físico que corresponde al corazón de un ser humano. Muchos lugares de la superficie de la tierra son, por ejemplo, famosos por sus propiedades curativas, y se destacan porque constituyen puntos magnetizados, y sus propiedades magnéticas se manifiestan como influencias curativas. El reconocimiento de dichas propiedades por el hombre es sólo el preámbulo de un reconocimiento posterior y más definitivo, que ocurrirá cuando la visión etérica esté normalmente desarrollada.

Dichos lugares son magnetizados de tres modos:

  • 1. Por Sanat Kumara, actuando a través del Manu. Esto ocurre cuando es deseable formar un punto central magnético, que por su poder atractivo agrupa, en un todo coherente, a una raza, nación o gran organización. Toda nación tiene su "punto magnético" formado de materia etérica, por la aplicación del "Diamante Flamígero" a los éteres; constituye el corazón nacional y la base del carácter nacional. Por lo general, aunque no invariablemente, la ciudad principal de una nación se construye alrededor de dicho punto.

  • 2. Por Sanat Kumara, actuando a través del Bodhisattva. En este caso, la fuerza eléctrica del Cetro es manejada para atraer más estrechamente las influencias que se manifiestan en las grandes religiones mundiales. El Cetro menor de Poder se utiliza aquí junto con el mayor. Por medio de ambos es emitida la cualidad atractiva o nota clave, de cualquier religión u organización con base religiosa.

  • 3. Por Sanat Kumara, actuando a través del Mahachohan. Por el manejo del Cetro de Poder se ponen en coherente actividad los puntos magnéticos focales de las grandes organizaciones que afectan la civilización y la cultura de un pueblo.

Todas las organizaciones del plano físico gubernamentales, religiosas, culturales son la actuación de causas y fuerzas internas y antes de que aparezcan definitivamente en manifestación física, tiene lugar en los niveles etéricos una centralización si así puede decirse de estas influencias y energías. La Francmasonería es un ejemplo de ello, pues tiene dos centros magnéticos, uno de ellos en Europa Central. En todos los casos citados, el Señor del Mundo fue el oficiante, como lo es siempre en la fundación de todos los grandes e importantes movimientos. En todos los movimientos menores para ayudar a la raza, iniciados por los Maestros que actúan a través de Sus discípulos, se invoca la ayuda del Bodhisattva y se emplea el Cetro menor de Poder.

Cuando los discípulos inician un movimiento, en escala relativamente ínfima, el Maestro con Quien trabajan puede también ayudarlos y, aunque no maneje el Cetro de Poder, dispone de métodos apropiados para estimular y lograr coherencia en el limitado esfuerzo de Sus fieles seguidores. Así se utilizan los Cetros de la Iniciación y las Palabras de Poder en todos los sectores de la vida humana. El gobierno del mundo actúa bajo la ley y el orden y todo el esquema es interdependiente.

Volvamos al tema de la iniciación humana y al de los Cetros de Poder. En el momento de la ceremonia de la iniciación, después de las dos grandes revelaciones, llega un momento de completo silencio, y en el intervalo, el iniciado comprende en sí mismo el sentido de Paz. Se encuentra como si fuera en un vacío, donde aparentemente nada puede alcanzarlo; está por breves instantes entre la tierra y el cielo, inconsciente de todo, pero consciente del significado de las cosas tal cual son, reconociendo su propia divinidad esencial y la parte que debe desempeñar cuando, desde la cámara del Concilio del Cielo, vuelva nuevamente a servir en la Tierra. No siente ansiedad, temor ni duda. Ha entrado en contacto con la divina "Presencia" y ha percibido la visión. Sabe lo que debe hacer y cómo hacerlo y la paz y el gozo inefables llenan su corazón. Es un breve intervalo de calma antes de un período de renovada actividad, que comienza en el momento en que se le aplica el Cetro. Mientras el iniciado estuvo abstraído en sí mismo con todas sus fuerzas concentradas en el corazón, la Logia de Maestros oficiantes celebraron varias ceremonias y entonaron ciertas palabras preparatorias para el manejo del Cetro y la aparición del Iniciador sobre el trono. El Hierofante ha estado presente hasta este momento, aunque el trabajo fue realizado por la Logia y los Padrinos. Entonces él asciende al lugar de poder y los legítimos custodios del Cetro se lo entregan.

No es posible publicar detalles de la próxima etapa, excepto describirla con las palabras "el fuego desciende del cielo". Por la pronunciación de ciertas palabras y frases, uno de los secretos iniciáticos y distintos en cada iniciación, la fuerza eléctrica que debe emplearse, desciende sobre el Cetro, pasando a través del corazón y la mano del Iniciador, a los Tres que en forma triangular se relacionan con el trono. Reciben a su vez dicha fuerza, haciéndola circular por un acto de voluntad a través de Sus corazones, transfiriéndola a los Padrinos, que también, por un acto de voluntad, se preparan para transmitirla a ese centro del cuerpo del iniciado que debe ser estimulado (de acuerdo a la iniciación). Ocurre entonces un interesante intervalo donde las voluntades unidas de la Jerarquía se mezclan para trasmitir la fuerza puesta en circulación por el cetro. El Hierofante pronuncia la palabra y la fuerza se precipita en los cuerpos y centros del iniciado, descendiendo a través de los centros hasta el plano mental, y por intermedio de los centros astrales, hasta los centros de los niveles etéricos, que finalmente la absorben. Éste es un gran momento para el Iniciado, y lo hace consciente de la absoluta verdad contenida en la frase "Dios es un fuego consumidor". Sin lugar a dudas conoce que la energía ígnea y la fuerza eléctrica constituyen la suma total de cuanto existe. Se baña literalmente en los fuegos de la purificación; ve por todas partes el fuego que fluye del Cetro, circulando alrededor del Triángulo, y atravesando los cuerpos de los dos adeptos que lo apadrinan. Por un breve instante, la Logia de Maestros e Iniciados, que permanece en su ubicación ceremonial fuera del Triángulo, queda oculta por un muro de fuego puro; el iniciado no ve a nadie, salvo al Hierofante, y sólo tiene conciencia de una ígnea llamarada de color blanco azulada que quema pero no destruye, intensifica la actividad de cada átomo de su cuerpo sin desintegrarlo, purificando su naturaleza. El fuego pone a prueba su trabajo y su calidad y el iniciado atraviesa la Llama.

El efecto de la Aplicación del Cetro.

A. En los cuerpos del iniciado:

El efecto es cuádruple y duradero, aunque varía según
la iniciación recibida. La acción del Cetro está reglamentada
cuidadosa y científicamente, pues en cada sucesiva iniciación
se acrecienta el voltaje y se intensifica la actividad del fuego resultante
y su calor. Por la aplicación del Cetro el iniciado descubre que:

  • 1. La actividad de cada átomo individual es acrecentada
    en los diversos grupos o cuerpos, lo que produce un grado mayor de energía
    nerviosa y una elasticidad y resistencia que le servirán de eficaz
    ayuda en la futura ardua vida de servicio.

  • 2. La materia de tipo indeseable de sus cuerpos es sacudida
    y se destruye parcialmente el muro atómico, haciendo radiactivos
    a los átomos si así puede expresarse y por lo tanto más
    fáciles de eliminar.

  • 3. Los fuegos del cuerpo se estimulan y la energía total
    del triple hombre inferior se coordina, por lo cual hay menos consumo de
    energía y mayor coherencia y uniformidad en la acción.

4. El alineamiento de los diversos cuerpos en conexión con el
cuerpo causal o egoico, es ayudado y llega a ser posible la continuidad de conciencia
y la recepción de los mandatos del ego.

Al retornar de la ceremonia y reanudar su trabajo en el mundo, el iniciado
descubre que el estímulo recibido provocará en sus cuerpos un
período de gran actividad y también de lucha; si persiste en esta
lucha hasta la victoria, el resultado será la eliminación de la
materia indeseable de su cuerpo y su reconstrucción con un material nuevo
y mejor. Hallará que se acrecienta grandemente su poder para el servicio
y se intensifica su energía nerviosa, de modo que mientras lo hace puede
extraer de las reservas de fuerza hasta ahora insospechadas. También
hallará que se acrecienta la respuesta del cerebro físico a la
voz del yo superior y su receptividad a las impresiones superiores y sutiles.

Oportunamente, por medio del trabajo realizado, logrará eliminar
la materia de índole subatómica y construirá cuerpos de
sustancia del subplano superior de cada plano; llegará a darse cuenta
de que todas sus energías pueden ser controladas consciente y constructivamente;
de que conoce el verdadero significado de la continuidad de la conciencia y
puede actuar simultáneamente en los tres planos con plena comprensión
interna.

B. En el cuerpo causal o egoico.

Sólo es posible tratar muy brevemente el efecto de la aplicación
del Cetro al cuerpo causal del iniciado. El tema es inmenso y está ampliamente
dilucidado en Tratado sobre Fuego Cósmico. Hay sólo dos
formas de impartir a la mente del estudiante una idea de esta verdad fundamental,
y serán consideradas aquí.

Primero, el estudiante debe tener en cuenta la interesante significación
del hecho de que él, en el plano físico, es una personalidad activa,
con características conocidas y reconocidas, y a pesar de todo es una
vida subjetiva que utiliza esa personalidad como medio de expresión y
que mediante los cuerpos físico, emocional y mental, que constituyen
el triple hombre inferior hace sus contactos en el plano físico y así
evoluciona. La misma idea general de desarrollo se aplica al yo superior o ego,
en su propio plano. Este ego es el gran ángel solar, medio de expresión
de la mónada o espíritu puro, como la personalidad lo es del ego
en el nivel inferior. Desde el punto de vista del hombre en los tres mundos,
este ego o Señor solar es eterno, porque subsiste durante todo el ciclo
de encarnaciones; del mismo modo la personalidad subsiste durante el pequeño
cielo de vida física. Sin embargo, su período de existencia sólo
es relativamente permanente, y llega el día en que la vida manifestada
por medio del ego, el pensador, ángel solar o manasadeva, trata de liberarse,
incluso de esta limitación, y volver a la fuente de donde emanó
originalmente.

Entonces la vida que se manifestó como ángel solar, y que
por medio de la energía inherente, mantuvo coherente por largas épocas
la forma egoica, se retrae gradualmente, y la forma se disipa lentamente; las
vidas menores que la constituían vuelven a la fuente general de sustancia
dévica, a pesar de la acrecentada conciencia y actividad, adquirida por
la experiencia de haber sido parte de una forma, y utilizada por un aspecto
más elevado de la existencia. Igualmente en el caso de la personalidad,
cuando se abstrae la vida egoica, el triple yo inferior se desintegra, y las
vidas menores que forman el cuerpo llamado yo lunar (distinto del yo solar,
del que sólo es su reflejo) son absorbidas por la reserva general de
sustancia dévica, de vibración inferior a la que compone el cuerpo
egoico. Análogamente, se ha desarrollado su evolución porque ha
sido parte de una forma para empleo del yo superior.

Mediante la aplicación del Cetro de Iniciación, se lleva
a cabo el trabajo de separar el yo espiritual del yo superior, y la vida aprisionada
se libera gradualmente, mientras el cuerpo causal es absorbido o desintegrado
lentamente.

Esto ha conducido, como se dice en los libros esotéricos, a la "ruptura del cuerpo causal" en cada iniciación, y a la idea de que el fuego central interno irrumpe gradualmente y destruye los muros confinadores, produciéndose la destrucción del Templo de Salomón por la abstracción del Shekinah. Todas estas frases son simbólicas e intentan impartir a la mente del hombre la verdad fundamental desde distintos ángulos.

Cuando ha llegado el momento de recibir la cuarta iniciación, se ha realizado el trabajo de destrucción; cumplida su función, el ángel solar retorna a su propio lugar y las vidas solares buscan su punto de emanación. La vida dentro de la forma asciende triunfalmente al seno de su "Padre en los Cielos", así como la vida dentro del cuerpo físico, en el momento de la muerte, busca su fuente, el ego. Esto lo realiza en cuatro etapas:

1. La abstracción del cuerpo físico denso.

2. La abstracción del cuerpo etérico.

3. El posterior abandono del cuerpo astral.

4. El abandono final del cuerpo mental.

Otra manera de recalcar la misma verdad, consiste en considerar al cuerpo egoico como un centro de fuerza, una rueda de energía o un loto, imaginándolo como un loto de nueve pétalos, que oculta dentro de ellos una unidad central de tres pétalos, los cuales a su vez ocultan la vida o "joya en el loto". A medida que prosigue la evolución, estos tres círculos de tres pétalos se despliegan gradualmente, produciendo un efecto simultáneo sobre uno de los tres centrales. A estos tres círculos se los denomina respectivamente pétalos del Sacrificio, del Amor y del Conocimiento. En la iniciación, el Cetro se aplica a los pétalos en forma científica y regulada, según el rayo y la tendencia, lo cual determina la eclosión del capullo central, la revelación de la joya, la extracción de esa joya del estuche en el que estuvo tanto tiempo resguardada y su trasferencia a "la corona", como se dice ocultamente, lo que significa su retorno a la mónada de la cual originó.

Conviene advertir que, debido a la insuficiencia del lenguaje humano, todo lo expuesto sólo es un intento de describir el método Y los ritos por los cuales se logrará finalmente la liberación espiritual en este cielo; primero, por el método de desenvolvimiento evolutivo o desarrollo gradual, y después, en las etapas finales, a través del cetro de iniciación.

C. En los centros.

En el momento de recibir la iniciación, todos los centros están activos y los cuatro inferiores -correspondientes a la personalidad comienzan el proceso de transferir el fuego a los tres superiores. Se ve claramente la revolución dual en los centros inferiores, y los tres superiores empiezan igualmente a activarse. La aplicación del Cetro de Iniciación, en el momento de la ceremonia iniciática, produce resultados definidos en relación con los centros, los cuales pueden ser enumerados de la manera siguiente:

El fuego en la base de la columna vertebral es dirigido definitivamente hacia el centro que es objeto de atención especial. Esto varía de acuerdo al rayo o trabajo especializado del iniciado.

El centro intensifica su actividad, acrecienta su grado de revoluciones y algunos de los radios centrales de la rueda activan su radiación. Estos radios de la rueda o pétalos del loto, están en estrecha relación, por ejemplo, con las correspondientes espirillas de los átomos permanentes y, al ser estimuladas, entran en actividad una o más de las espirillas correspondientes a los átomos permanentes de los tres planos inferiores. Después de la tercera iniciación ocurre un estímulo análogo en los átomos permanentes de la Tríada, lo cual conduce a la coordinación del vehículo búdico y a la trasferencia de la polarización inferior a la superior.

Por la aplicación del Cetro de Iniciación se triplica el descenso de la fuerza del ego a la personalidad; la dirección de esa fuerza depende de los centros que reciben atención, sea el etérico o el astral, en la primera y segunda iniciaciones, o si el iniciado permanece ante el Señor del Mundo. En el último caso, recibirán estímulo sus centros mentales o los correspondientes vórtices de fuerza en los niveles superiores. Cuando el Instructor del Mundo oficia en la primera y segunda iniciaciones, la dirección de la fuerza triádica se dirige a la vivificación de los centros cardíaco y laríngeo, en su función sintetizadora de lo inferior. Cuando el Iniciador Uno aplica el Cetro de Su Poder, el descenso proviene desde la Mónada, y aunque los centros laríngeo y cardíaco intensifican su vibración como respuesta, la dirección principal de la fuerza se orienta hacia los siete centros de la cabeza, y finalmente en la liberación hacia el radiante centro superior de la cabeza, que sintetiza los siete centros menores de la cabeza.

Los centros reciben en la iniciación una nueva afluencia de capacidad vibratoria y de poder, que en la vida exotérica da por resultado:

  • 1. El refinamiento y la sensibilidad de los vehículos, que al principio puede ocasionar mucho sufrimiento al iniciado, pero que produce la capacidad de responder, lo cual compensa ampliamente el dolor incidental.

  • 2. El desarrollo de la facultad psíquica, que puede provocar también momentánea angustia, pero que oportunamente conduce al reconocimiento del yo uno en todos los yoes, objetivo del esfuerzo.

  • 3. La consumación de la trama etérica, por el gradual despertar del kundalini y su exacta progresión geométrica, con la consiguiente continuidad de conciencia que capacita al iniciado para utilizar conscientemente el factor tiempo en los planos de la evolución.

  • 4. La gradual comprensión de la ley de vibración como aspecto de la ley fundamental de construcción, la ley de atracción, donde el iniciado aprende conscientemente a construir, a manejar materia mental para perfeccionar los planes del logos, a trabajar con esencia mental y a aplicar la ley en los niveles mentales, afectando con ello el plano físico. El movimiento se origina cósmicamente en niveles cósmicos, ocurriendo lo mismo en el microcosmos. Tenemos aquí una insinuación oculta que revelará mucho si reflexionamos sobre ella. Durante la iniciación, en el momento de la aplicación del Cetro, el iniciado conoce conscientemente el significado de la Ley de Atracción en la construcción de formas y en la síntesis de los tres fuegos. Su progreso dependerá de su capacidad para retener ese conocimiento y aplicar la ley.

  • 5. El Hierofante trasmite al iniciado la energía manásica superior, y así le permite conocer y reconocer conscientemente el plan destinado a su centro grupal, a través del estímulo enormemente acrecentado. Esta fuerza desciende del átomo manásico permanente por intermedio del antakarana y se dirige al centro que el Hierofante, de acuerdo a la ley, considera debe ser estimulado.

  • 6. El Iniciador estabiliza la fuerza y regula su afluencia, al circular a través del cuerpo egoico. De modo que, cumplido el trabajo de desenvolvimiento, puede ser revelado el séptimo principio en el Corazón del Loto. El loto se abre más después de cada iniciación y empieza a brillar la luz en su centro -luz o fuego que finalmente se va abriendo camino hasta los tres lotos del santuario, permitiendo ver la plena gloria interna y manifestarse el fuego eléctrico del espíritu. Debido a que esto se lleva a cabo en el segundo subplano del plano mental (donde está ahora situado el loto egoico), tiene lugar el correspondiente estímulo en la sustancia densa que forma los pétalos o ruedas de los centros, en los niveles astral y etérico.

CAPITULO XIV

El juramento

El Trabajo de la Logia durante la Iniciación.

Llegamos a la parte más solemne de la ceremonia de la Iníciación. Esta ceremonia desde cierto punto de vista, está clasificada en tres partes.

En la primera, el iniciado se ocupa y conoce a su propio y auténtico Yo, la Presencia, y percibe la visión y el plan.

En la segunda, el iniciador implicado maneja el Cetro de fuego y obtiene cierto resultado específico en el cuerpo del aspirante.

En la tercera, el Hierofante le revela ciertas palabras y fórmulas que el iniciado las lleva en su conciencia, para cumplir mejor la parte del plan que le corresponde.

Durante el proceso, la Logia de Maestros, congregada fuera del Triángulo de fuerza, se ocupa de esta triple tarea, a fin de obtener determinados resultados en la conciencia del iniciado y ayudar al Hierofante en su difícil empresa. Debe recordarse que, de acuerdo a la Ley de Economía, cuando se hace una aplicación o transmisión de fuerza desde un centro de fuerza a otro, tenemos la consiguiente disminución en el centro de abstracción. Ésta es la base del establecimiento de temporadas y estaciones, en conexión con la ceremonia de la Iniciación. El Sol es la fuente de toda energía y poder, y la tarea del Iniciador es más fácil cuando se aprovechan condiciones solares favorables. Las temporadas y estaciones se establecen por medio de la astrología esotérica, solar y cósmica, basada lógicamente en cifras exactas, en el verdadero concepto matemático y en el conocimiento real de hechos fundamentales, concernientes a los planetas y al sistema solar. Invariablemente se confecciona el horóscopo del iniciado para fijar el momento de una iniciación individual, y sólo cuando los signos individuales se fusionan y coinciden con el horóscopo ceremonial, por el cual se guía el Iniciador, es posible llevar a cabo la ceremonia. Por tal razón, a veces se posterga la iniciación para una vida posterior, aunque el iniciado haya efectuado el trabajo necesario.

La triple tarea de la Logia durante la ceremonia, puede describirse de la manera siguiente:

Primero: la entonación de ciertos mántram libera energía de determinado centro planetario. Debe recordarse que todo esquema planetario es un centro en el cuerpo de un Logos solar e incorpora un tipo especial de energía o fuerza. De acuerdo a la energía deseada en determinada iniciación, es transferida al iniciador por medio del Sol, y desde el centro planetario, al iniciado. El procedimiento es el siguiente:

  • a. La energía es movilizada desde el centro planetario por el poder del Logos planetario, ayudado por el conocimiento científico de la Logia y la utilización de ciertas palabras de poder.

  • b. De allí pasa al Sol, donde se mezcla con la energía solar pura.

  • c. Del Sol, la energía es trasmitida a determinada cadena en el esquema de nuestra Tierra, que numéricamente corresponde a determinado y originante esquema planetario.

  • d. De allí es transferida al globo correspondiente y desde éste al planeta físico denso. Por el empleo de un mántram especial, el Iniciador enfoca la energía en Su propio cuerpo, utilizándolo como receptor y transmisor y, finalmente, llega hasta el iniciado vía el Triángulo y los Padrinos. Por lo tanto, resultará evidente para el estudiante, que cuando el iniciador es el Señor del Mundo, reflejo físico del Logos planetario de nuestro esquema, la fuerza llega más directamente al iniciado que en las dos primeras iniciaciones, donde el Bodhisattva es el Hierofante. Hasta la tercera iniciación no estará el iniciado en condiciones de recibir directamente fuerza planetaria.

Segundo: la concentración efectuada por la Logia, ayuda al iniciado a reconocer en sí mismo los diferentes procesos pasados. Esto se logra actuando definidamente sobre su cuerpo mental, estimulando así a todos los átomos mediante el poder mental unido de los Maestros. Así se ayuda directamente a la comprensión. Dicha concentración no se asemeja en modo alguno a la sugestión hipnótica ni a la potente impresión de las mentes fuertes sobre las débiles. Cuando los Maestros e Iniciados se reúnen, tiene el carácter de una enérgica meditación sobre el yo y las realidades implicadas. Por medio de la fuerza así liberada, el iniciado puede transferir más fácilmente su conciencia, fuera del noyo, a las esencialidades divinas que le conciernen en forma inmediata. El poder mental de los Maestros logra interceptar la vibración de los tres mundos y permite al aspirante "abandonar tras sí" todo el pasado y obtener la visión del futuro, que ve el fin desde el principio y las cosas del tiempo como si no existieran.

Tercero: por medio de cierta actividad rítmica ceremonial, la Logia ayuda grandemente en la tarea de la iniciación. Así como el festival Wesak da por resultado una demostración de fuerza debido al empleo de los mántram entonados, a los sagrados pasos del ceremonial y al entrelazamiento de la multitud congregada formando figuras geométricas, así en la ceremonia de la iniciación se emplea un procedimiento análogo. Las figuras geométricas apropiadas para las diversas iniciaciones difieren, y en ello subyace una de las protecciones de la ceremonia. El iniciado sólo conoce la figura prefijada para su propia iniciación.

Los Maestros y los Iniciados reunidos en la Logia se ocupan de los tres aspectos del trabajo, hasta el momento en que es aplicado el Cetro. Entonces el iniciado se convierte en un miembro de la Logia, luego cambia todo el ceremonial antes del juramento y previamente a la revelación de la Palabra y el Secreto.

Los padrinos se apartan del iniciado y ocupan Su lugar en las filas, mientras los tres Budas de Actividad (o Sus representantes en las dos primeras iniciaciones) ocupan su lugar detrás del trono del Hierofante. Los miembros de la Logia se agrupan en forma distinta y los iniciados del mismo grado del recientemente admitido aspirante, lo rodean y, ayudan en la parte final de la ceremonia. Los demás iniciados y adeptos están presentes, cada uno en sus distintas graduaciones.

Las tres primeras etapas de la ceremonia de la iniciación son iguales en todas las iniciaciones. En las dos etapas finales, quienes no poseen el mismo grado del recién iniciado (tal como los iniciados de primer grado en la iniciación de un miembro de tercer grado) se retiran al fondo del Aula de la Iniciación, en Shamballa, y mediante la energía mántrica de los dos grupos, se levanta un "muro de silencio"; puede decirse que se forma un vacío, y nada puede ser trasmitido entre el grupo interno y el externo. El grupo externo se entrega a una profunda meditación y entona ciertas fórmulas; el grupo interno, que rodea al Hierofante, efectúa una doble ceremonia:

  • El recién iniciado presta juramento.

  • Se le comunican determinadas palabras y secretos.

Dos tipos de juramento.

Los juramentos relacionados con la Jerarquía oculta pueden clasificarse
en dos grupos:

El Juramento de la Iniciación, mediante el cual el iniciado
se compromete, en el más solemne juramento, a no revelar jamás,
bajo pena de rápido castigo, ningún secreto oculto ni a expresar
en palabras, fuera del Aula de la Iniciación, lo que se le ha confiado
a su custodia.

El Juramento del Cargo. Se presta cuando algún miembro
de la Logia toma posesión de un cargo específico en el trabajo
jerárquico. Este juramento se refiere a sus funciones y relaciones con:

  • el Señor del Mundo,

  • Su superior inmediato,

  • sus colaboradores en la Logia,

  • el mundo de los hombres al que deberá servir.

No es necesario agregar más respecto a este último juramento,
pues concierne tan sólo a quienes ocupan cargos oficiales en la Jerarquía.

El Juramento de la Iniciación.

El Juramento de la Iniciación, al cual nos referimos, se divide en tres secciones, y el Hierofante lo recibe del iniciado, y éste lo repite frase por frase después del Iniciador; acentúan distintos puntos mediante la entonación de los iniciados del mismo grado, con palabras en senzar, equivalente a "así sea".

Las tres divisiones del juramento pueden describirse, en términos generales, de la siguiente forma:

  • 1. Una frase solemne que personifica el propósito que mueve al iniciado; una afirmación de su invariable actitud voluntaria; la solemne declaración de su comprensión, juntamente con la promesa de no revelar parte alguna del propósito conocido, excepto en lo que revelen su vida diaria en el mundo de los hombres y su servicio. Esto involucra el juramento de guardar secreto respecto a la parte revelada del plan logoico, visto en "la revelación de la visión".

  • 2. El compromiso de carácter profundamente solemne, que concierne a su relación con los demás yoes, con la Logia de la cual es miembro y con los yoes de los hombres de todas partes. Esto involucra cierta actitud hacia sus hermanos de todos los grados, e incluye también el serio compromiso de no revelar nunca la verdadera naturaleza del aspecto del yo, como se le ha demostrado en la iniciación. Esto incluye el juramento de guardar secreto respecto a la relación establecida entre el Logos solar y el Logos planetario, y el Logos planetario de nuestro esquema y el esquema mismo.

  • 3. La enunciación de la solemne promesa de no revelar nunca a nadie el conocimiento recibido sobre las fuentes de fuerza y energía con las cuales ha entrado en contacto. Este triple juramento consiste en guardar absoluto silencio sobre la verdadera naturaleza de la energía, sus leyes de manipulación y la promesa de emplear sólo la fuerza puesta a su disposición, mediante la iniciación para servir a la raza, y así acrecentar los planes del Logos planetario.

Este gran juramento permanece velado bajo diferentes términos, según la iniciación recibida, y, como ya se ha dicho, se recibe en tres partes, con un intervalo entre cada una de ellas, destinado a ciertas ceremonias realizadas por el grupo de iniciados que rodean al hermano recientemente admitido.

Debe observarse que cada parte del juramento concierne a cada uno de los tres aspectos de la manifestación divina; cuando el iniciado presta juramento, uno de los tres Guías departamentales colabora con el Iniciador en el trabajo de recepción. Así se llega a disponer de esa energía de triple naturaleza, según las diferentes partes del juramento prestado. Esta energía desciende al iniciado desde los tres rayos mayores, a través del Hierofante y de los correspondientes Guías departamentales, en las dos primeras iniciaciones, por intermedio del grupo de iniciados del mismo grado, de modo que cada iniciación es un estímulo y expansión para todos. En las cinco iniciaciones finales la fuerza fluye a través de los tres Budas de Actividad, en lugar de hacerlo por medio de los Guías departamentales.

Sería útil señalar que durante esta parte de la ceremonia, el grupo está bañado por el color que corresponde al tipo de energía y al esquema planetario de donde originó, y el trabajo del Iniciador consiste en poner al iniciado en contacto con esta energía, la cual desciende sobre el grupo, desde el instante en que se ha efectuado la segregación; esto lo hace el Iniciador utilizando ciertas palabras y elevando Su Cetro de Poder. Los tres Budas de Actividad, que en los grandes centros de energía de nuestro planeta tocan el extremo del Cetro con sus báculos oficiales, pronuncian al unísono cierta palabra mística, comenzando entonces el descenso que prosigue hasta el fin de la ceremonia.

Quizás se pregunten si algunos iniciados no cumplen su juramento. Esto sucede muy rara vez, pues debe recordarse que no se recibe ninguna iniciación hasta no haber llegado a cierta etapa. Han ocurrido pocos casos, pero como el Señor del Mundo sabe todo lo que sucede en el futuro, en el presente y en el pasado, el iniciado no tiene la oportunidad de revelar lo oculto. Puede existir la intención, pero no tendrá la oportunidad. El iniciado que así peca por intentarlo, se verá privado del uso de la palabra y hasta de la vida, antes de fracasar.

CAPÍTULO XV

Revelación de la palabra

Palabras solares.

La base de todos los fenómenos manifestados es el sonido enunciado, o palabra pronunciada con poder, es decir, con el pleno propósito de la voluntad tras de ella. Aquí radica, como se sabe, el valor de la meditación, que produce eventualmente ese propósito interno y recogimiento dinámico, o esa interna ideación, que debe preceder infaliblemente a la pronunciación de cualquier sonido creador. Cuando se dice que el Logos produjo los mundos a través de la meditación, se quiere significar que dentro de Su propio centro de conciencia hubo un período en que caviló y meditó sobre los propósitos y planes que tenía en vista, visualizó para Sí el entero proceso del mundo, como un todo perfecto, viendo el fin desde el principio y teniendo conciencia de los detalles de la consumada esfera. Entonces, cuando terminó Su meditación, todo se completó como en un cuadro ante Su visión interna y empleó cierta Palabra de Poder que le fue comunicada por Aquel de Quien Nada Puede Decirse, el Logos del esquema cósmico, del cual nuestro sistema es tan sólo una parte. No nos conciernen las iniciaciones cósmicas y logoicas, excepto en la medida que las iniciaciones humanas reflejan sus asombrosos prototipos, pero al estudiante le interesa conocer que, así como en cada iniciación se le confía al iniciado una Palabra de Poder, también se le confió al Logos la gran Palabra de Poder, que produjo a nuestro sistema solar, denominada "Palabra Sagrada" o AUM. Debe recordarse que el sonido Aum es el esfuerzo del hombre por reproducir, en escala infinitamente pequeña, el triple sonido cósmico que hizo posible la creación. Las Palabras de Poder de todos los grados tienen una triple secuencia:

  • Primero. Las pronuncia alguna entidad totalmente autoconsciente, esto sucede invariablemente después de un período de deliberación o meditación, donde se visualiza totalmente el propósito.

  • Segundo. Afectan al reino dévico y producen la creación de formas. Este efecto tiene un doble carácter:

  • a. Los devas del sendero evolutivo, los grandes constructores del sistema solar y los que están subordinados a ellos, que han pasado la etapa humana, responden al sonido de la Palabra, y con comprensión colaboran conscientemente con quien la exhaló, y así se lleva a cabo el trabajo.

  • b. Los devas del arco involutivo, los constructores menores, que no han pasado por la etapa humana, también responden al sonido, pero inconscientemente o por la fuerza; por el poder de las vibraciones iniciadas construyen con su propia sustancia las formas requeridas.

  • Tercero. Actúan como factor estabilizador, y mientras persiste la fuerza del sonido, las formas permanecen coherentes. Por ejemplo, cuando el Logos termine la enunciación del sagrado AUM y cese la vibración, se desintegrarán las formas. Lo mismo ocurre con el Logos planetario, y así sucesivamente en escala descendente.

Las Palabras de Poder o variaciones del Aum, existen en todos los tonos posibles, semitonos y cuartos de tono , y sobre estos matices del sonido se erige el trabajo de la creación y su sustentación. Dentro de cada sonido mayor hay multiplicidad de sonidos que afectan a diferentes grupos. Hablando general y ampliamente, los sonidos del sistema solar están incluidos en dos grupos:

  • a. Sonidos iniciáticos, o los que en todos los planos producen manifestaciones o fenómenos de algún tipo.

  • b. Sonidos resultantes, o los producidos desde adentro de las formas durante el proceso evolutivo, constituyendo el conglomerado de los tonos de cada forma, en cualquier reino de la naturaleza. Toda forma tiene de igual modo un tono que es la resultante de los diminutos sonidos producidos por los átomos que componen esa forma. Estos sonidos dimanan del grupo anterior, y afectan a grupos inferiores o reinos, si la palabra "inferior" puede emplearse en relación con algún sector de la manifestación divina. Por ejemplo, el reino humano, la cuarta Jerarquía creadora, fue producida por un triple Aum, pronunciado al unísono en una clave determinada, por las tres personas de la Trinidad Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, o Shiva, Vishnu y Brahma. Este sonido aún persiste; la interacción y la mezcla de las numerosas y pequeñas notas de cada ser humano, producen en conjunto un gran sonido, que puede oírse en los lugares elevados, teniendo a su vez un definido efecto sobre el reino animal. Es uno de los factores que producen formas animales, ya sea para el ser humano o para el animal, pues debe recordarse que el hombre es el vínculo entre lo animal y lo divino.

No es posible ni deseable enumerar las Palabras de Poder, pero se pueden dar ciertas indicaciones generales que ayudarán al estudiante a darse cuenta de la magnitud del tema y su complejidad:

  • 1. La Gran Palabra, tal como la pronuncia el Logos del sistema solar y como Le es comunicada por Su superior.

  • 2. Tres Palabras que el Logos solar ha confiado a cada uno de los tres Logos, y son:

  • a. El sonido sagrado A, comunicado a Shiva, Aquel Que incorpora el espíritu o aspecto voluntad. Es la palabra por la que actúa Dios Padre.

  • b. El sonido U, comunicado a Vishnu, Dios, el Hijo. Es el constructor de la forma y proporciona el cuerpo que debe ocupar el espíritu, posibilitando la encarnación divina. A, es el sonido de la vida; U, es el sonido de la forma.

  • c. El sonido M, comunicado a Brahma, que, en Su función de Proveedor de energía, vincula con inteligencia activa al espíritu y la forma, o el yo y el noyo.

Cabría señalar al estudiante, que si reflexiona inteligentemente, recibirá mucha información sobre las funciones de los tres departamentos de la Jerarquía de nuestro planeta.

  • 3. Siete Grandes Palabras, basadas en los tres sonidos sagrados Aum, produjeron la creación o manifestación de los siete planos de nuestro sistema solar. Estas palabras no se confían a entidades humanas, sino a siete grandes Devas o Señores Rajas, vidas animadoras de un plano; por eso en las diversas iniciaciones es necesaria su colaboración, antes de confiarle estas palabras clave al iniciado.

  • 4. Cuarenta y nueve Palabras relacionadas con los cuarenta y nueve subplanos o Fuegos. Se confían a los cuarenta y nueve constructores de los Fuegos Sagrados. Los dos grupos de palabras anteriores se hallan en la jurisdicción del tercer aspecto y son otorgados por Brahma.

  • 5. Hay también cinco grandes Palabras cuyos signos están bajo la jurisdicción de Vishnu, o Dios el Hijo, y Él las exhala. Por su intermedio vinieron a la existencia los cinco reinos de la naturaleza en el arco evolutivo:

a. El reino mineral.

b. El reino vegetal.

c. El reino animal.

d. El reino humano.

e. El reino espiritual.

Estos cinco reinos constituyen cambios o están construidos sobre el sonido U, así como las palabras enumeradas anteriormente lo están sobre el sonido M.

Es interesante observar que los tres primeros reinos están basados en dos sonidos; la U emitida sobre el tono básico de la M. En el cuarto reino, el tono M se va desvaneciendo, y las dos notas emitidas son U y A. En el quinto reino, la M se reduce a un inaudible subtono; la U se fusiona con ella y no se la puede distinguir, y la A, o nota de Shiva, resuena poderosamente y es la única nota que prácticamente se oye. Por la emisión de esta nota, la de Shiva, el Destructor, se niega al noyo y se disuelve todo lo que no es del espíritu. El sonido de la A afecta el desligamiento, o la liberación del iniciado, de los tres mundos.

  • 6. Hay también ciertas palabras confiadas a cada uno de los Logos planetarios, base de la manifestación planetaria. Como bien se sabe, el sonido del aspecto Brahma, o tercer aspecto de nuestro Logos planetario, es la nota FA; aquí reside gran parte de la iluminación respecto a su etapa de evolución, pues se evidencia inmediatamente que el sonido A está llegando hasta el físico denso.

  • 7. En nuestra propia Jerarquía existen muchas palabras derivadas de la Gran Palabra de nuestro Logos planetario, confiadas a los Guías departamentales, Quienes a su vez las trasmiten en orden intercambiable a los iniciados graduados. Es necesario que el estudiante sepa diferenciar entre los conceptos, palabra y sonido, pues la palabra vela el pensamiento, idea o propósito, y el sonido hace posible manifestar, en cualquier clase de materia, alguno de los siete planos.

No podemos explicar la expansión de las palabras fundamentales, desde su enunciación, por entidades cósmicas, descendiendo hasta las infinitesimales diferenciaciones producidas por el lenguaje del hombre, las expresiones vocales de los animales y el canto de las aves. Cada uno es una manifestación de conciencia en cierto grado y producen su efecto. El iniciado aprende a emitir sonidos conscientemente; logra los resultados deseados y premeditados, pronuncia palabras, tiene plena conciencia de las consecuencias en todos los planos, crea formas y dirige la energía por medio de sonidos sagrados, impulsando así los fines de la evolución.

Fue necesaria esta disgresión antes de referirme a las palabras confiadas al iniciado, a fin de subrayar la importancia radical del asunto y justificar así la celosa protección de este aspecto del trabajo divino.

El empleo de las Palabras.

Nos hemos ocupado brevemente de la significación de las Palabras de Poder. Ahora resumiremos algunos de los postulados inferidos y luego trataremos parcialmente la ceremonia de la iniciación y las Palabras confiadas al iniciado. Los postulados que aquí se enuncian son nueve, y si el aspirante reflexiona detenidamente sobre ellos, obtendrá una gran revelación acerca del proceso creador y del poder de la palabra:

  • 1. Todas las Palabras de Poder tienen su raíz en la gran Palabra confiada al Logos solar en los albores de la manifestación.

  • 2. Todas las Palabras de Poder son intercambios o expansiones de los tres sonidos fundamentales, que acrecientan su longitud a medida que se van involucrando los planos, hasta llegar a las frases y al lenguaje de la unidad finita, el hombre, con sus miríadas de diferenciaciones.

  • 3. Por lo tanto, en el sendero de retorno, el lenguaje es más breve; las palabras se emplean con parquedad y, finalmente, llega el momento en que el adepto emplea fórmulas de Palabras, sólo cuando son necesarias para llevar a cabo propósitos específicos, en dos sentidos:

a. Procesos creadores definidos.

b. Dirección específica de la energía.

Esto lo lleva a cabo lógicamente en los planos de los tres mundos.

  • 4. Por lo tanto, cuando el aspirante se prepara para la iniciación debe hacer principalmente tres cosas:

  • a. Controlar todas las actividades de su triple naturaleza inferior. Ello involucra aplicar energía inteligente a cada átomo de sus tres envolturas física, astral y mental que literalmente constituyen el fulgor de Brahma o tercer aspecto del Dios interno.

  • b. Controlar la palabra en todos los instantes del día.
    Algo fácil de decir, pero muy difícil de practicar, y quien
    lo logra se aproxima rápidamente a la emancipación. Esto no
    se refiere a la reticencia, a la melancolía, al silencio o mutismo,
    que caracterizan a las naturalezas poco evolucionadas y que en realidad
    se hallan en un estado de inarticulación. Se refiere al empleo controlado
    de las palabras para obtener ciertos fines y a la retención de la
    energía vocal cuando no es necesaria, algo muy diferente. Involucra
    el reconocimiento de los ciclos, de las temporadas y de las estaciones;
    supone el conocimiento del poder del sonido y de los efectos producidos
    por la palabra hablada; entraña la comprensión de las fuerzas
    constructivas de la naturaleza y su debido manejo y se basa en la capacidad
    de manejar sustancia mental y ponerla en movimiento para obtener resultados
    en la materia física, de acuerdo con el propósito claramente
    definido del Dios interno. El fulgor del segundo aspecto del yo, Vishnu,
    o aspecto constructor de la forma, es la principal característica
    del ego en su propio plano. Debería reflexionarse sobre esto.

  • c. Meditar y llegar a conocer el propósito del ego. Esta meditación pone constantemente de relieve el primer aspecto, y la voluntad consciente del Dios interno puede hacerse sentir en el plano físico.

Las tres actividades del aspirante deben ir a la par y se observará que la segunda es resultado de la primera, manifestándose como energía en el plano físico. Sólo cuando el aspirante haya realmente logrado un real progreso en estas tres direcciones de esfuerzo, se le confiará la primera de las grandes Palabras.

  • 5. Cada gran palabra incluye en sí misma sus propias diferenciaciones, expansiones e intercambio y el iniciado, al pronunciarla, pone en movimiento la menor, mediante la vibración de la mayor. De ahí la enorme responsabilidad y la magnitud de los resultados obtenidos. Toda palabra es confiada al iniciado, oral y visualmente. Se le comunica, primero verbalmente, en forma de siete sílabas, cada una de las cuales debe ser recordada como palabra separada; luego se le enseña a combinar las siete sílabas, para formar un triple sonido y producir así resultados más armónicos y trascendentales. Finalmente, los tres sonidos se fusionan en una sola Palabra, la cual se le confía. Las siete palabras que forman la gran Palabra son comunicadas al iniciado en cada iniciación por los iniciados del mismo grado. Este grupo se divide en otros siete, según el subrayo o formación del rayo, y cada grupo entona entonces una Palabra en rápida rotación. Simultáneamente los colores y símbolos de los distintos sonidos pasan ante el iniciado, de modo que oye y ve lo que se le confía. El grupo más avanzado que rodea el trono (los tres Guías Departamentales en las dos primeras iniciaciones y los Pratyeka Budas en las finales) entonan para el iniciado la triple Palabra que fusiona a las siete, y nuevamente él la ve ante su ojo interno. Por último, el Iniciador la pronuncia y el iniciado es consciente internamente de haber experimentado en forma práctica el gran sonido uno y sabe cual es la vibración de determinado centro. Es bien sabido que todo centro está conectado con algún plano, esquema, rayo u otras divisiones septenarias, poniéndose así en evidencia la significación de su reacción interna.

  • 6. Los Maestros e Iniciados, en Su tarea de contribuir a la evolución de los tres mundos, se ocupan principalmente de las siete sílabas de la Palabra de Su grado. Las tres palabras que unen las siete son empleadas raras veces, salvo bajo la sanción directa de uno de los Guías Departamentales. (De acuerdo a la sílaba involucrada, cada palabra está conectada directamente con el triple Aum y por lo tanto con el aspecto Brahma, Vishnu y Shiva, de los cuales los tres Guías son los representantes planetarios).

Cuando algún iniciado desea emplear la Palabra como una unidad, para fines evolutivos, debe lograr la sanción de la Logia reunida, pues dicha Palabra afecta a la materia de todo un plano dentro de un esquema planetario y, en consecuencia, a la materia de esos planos subsidiarios del plano involucrado. Por ejemplo, un iniciado de tercer grado, al pronunciar la Palabra de su grado, influye sobre la materia de los subplanos mentales inferiores y, por lo tanto, sobre la de los planos astral y físico. Un iniciado de segundo grado, influye de igual modo sobre el plano astral y, por consiguiente, sobre el físico. Así se obtienen resultados de gran alcance, que influyen sobre el trabajo de muchas personas.

  • 7. Cada Palabra diferenciada o sintetizada afecta a los reinos dévicos y desde allí al aspecto constructor de la forma de la manifestación. Todo sonido produce su correspondiente respuesta en la sustancia dévica e impulsa a multitudes de diminutas vidas a adoptar formas específicas. Estas formas persisten y llevan a cabo sus funciones, mientras se prolonga el sonido que las produjo, y la específica energía volitiva de aquel que inició el sonido va dirigida hacia la forma viviente. Esto también es verdad respecto a un Logos solar al pronunciar el Aum, creando así el sistema solar; cuando un Logos planetario pronuncia Su Palabra planetaria crea un esquema planetario; un adepto al producir resultados, al ayudar a la humanidad en el plano físico y a un ser humano común en lenguaje diferenciado y diversificado, expresa un propósito interno o estado mental y construye una forma o vehículo con sustancia dévica. La mayoría de los seres humanos construyen todavía inconscientemente, y la forma construida es un agente benéfico o maléfico, según sea el móvil o propósito del hombre y cumplirá su voluntad mientras dure el período estipulado de su existencia.

  • 8. Cada Palabra entonada se caracteriza por:

  • a. Un color específico.

  • b. Un tono determinado.

  • c. Una forma especial.

  • d. Cierto grado de energía o actividad.

  • e. La naturaleza de la vida animadora, autoconsciente, consciente o inconsciente, Dios, hombre o deva.

El estudiante hallará que esto es verdad respecto a un sistema solar, un esquema planetario, un ser humano, una forma mental animada por una vida elemental y al átomo del físico o del químico. Por el conocimiento de estos hechos y por su comprensión consciente, se conocerá al verdadero ocultista. El Logos solar pronunció una Palabra, la forma de nuestro sistema solar vino a la existencia, su color es azul y su nota un determinado tono musical cósmico. Su grado de actividad es de índole específica y matemática, inasequible a la mente humana en la actual etapa de evolución, y la naturaleza de su gran Vida animadora, el triple Logos, es Amor inteligente activo.

  • 9. La gran Palabra de nuestro sistema solar se puede afinar, si es posible expresarlo así, con otras Palabras, pues no es más que una palabra de la séptuple Palabra, conocida por esa gran Existencia que se halla en idéntica relación con el Logos solar, como éste lo está con el Logos planetario. Las Palabras sagradas de siete sistemas solares, uno de ellos el nuestro, forman el sonido septenario que vibra actualmente en las esferas cósmicas.

Estos nueve postulados resumen brevemente las grandes verdades sobre los procesos creadores del sistema solar; ocultan el secreto de la verdadera magia, y su comprensión dará al hombre espiritualmente intuitivo, pureza de vida y de móviles, intención altruista, un severo autocontrol, valentía y el poder de llevar adelante los propósitos del ego, colaborador consciente en el trabajo de la evolución, participando, en parte, de los planes del Logos planetario de nuestro esquema. Esto se presenta en forma breve para proteger las verdades ocultas y a su vez revelarlas a quienes estén preparados.

En las siete iniciaciones se revelan las siete Palabras del sistema solar y forman la Palabra logoica que sólo conocemos, en su triple forma, como el Aum.

En la primera iniciación se otorga la Palabra para el plano físico.

En la segunda iniciación se otorga la Palabra para el plano astral.

En la tercera iniciación se otorga la Palabra para el plano mental inferior.

En esta iniciación, como ya se ha dicho, el Hierofante es el Señor del Mundo, no sólo se le otorga la Palabra para el plano mental inferior, sino que también se le confía una Palabra que sintetiza las tres Palabras para los tres mundos. Ésta se da al iniciado como tema de meditación, hasta recibir la cuarta iniciación, pero se le prohibe que la emplee hasta la liberación final, pues proporciona completo control sobre los tres planos inferiores.

En la cuarta iniciación se otorga la Palabra para el plano mental superior.

En la quinta iniciación se otorga la Palabra para el plano búdico.

En la sexta iniciación se otorga la Palabra para el plano átmico.

En la séptima iniciación se otorga la Palabra
para el plano monádico.

En la sexta iniciación el Hierofante otorga la Palabra que sintetiza
la cuarta, quinta y sexta palabras, y el iniciado puede ejercer así completo
control, por el poder del sonido, sobre la sustancia de los cinco planos de
la evolución humana. En la séptima iniciación el triple
AUM, en su verdadero carácter, es revelado al iluminado Buda, entonces
puede manipular energía

en los seis mundos o planos.

Dos iniciaciones más se pueden recibir, pero poco se dice respecto
a ellas en nuestro esquema terrestre porque no es un esquema "sagrado",
y muy pocos seres humanos acaso alguno logran las iniciaciones octava y novena.
Para ello deben pasar primero a otro sistema durante un largo período
de servicio e instrucción. Todo lo que se puede insinuar es que en la
octava iniciación se manifiesta la dualidad del triple Aum, y en la novena
se revela el sonido uno del Absoluto y su significación es vista y oída.
Esto trae a la conciencia del iniciado algo de la energía y poder de
"Aquel de Quien Nada puede Decirse", o el Logos de nuestro Logos solar.
La unidad de conciencia es entonces perfecta, como es perfecto el Logos, pasando
a realizar un trabajo paralelo al del Logos solar. Tal es el grandioso programa
y la oportunidad que se despliega ante los hijos de los hombres y ante todos
los átomos.

CAPÍTULO XVI

Comunicación de los secretos

Consideraremos ahora los secretos confiados al iniciado en la ceremonia de la iniciación. Por supuesto que, lógicamente, sólo puede mencionarse el hecho del secreto y dar indicaciones respecto al tema referido, aunque ni eso debería mencionarse, si no fuera que un conocimiento del delineamiento general del tema puede inspirar al aspirante a la iniciación a que estudie detenidamente el mismo y que, en forma cuidadosa, acumule información en su cuerpo mental. Así (cuando enfrente a su debido tiempo al Iniciador) utilizará el secreto adquirido sin pérdida de tiempo.

El Séptuple Secreto

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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