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Krugman, Stiglitz y la reestructuración de la deuda griega (Parte I) (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

La semana pasada, Berlín no pudo evitar que el Banco Central Europeo se embarcara en un enorme programa de compra de bonos soberanos al que se había opuesto por largo tiempo. En las próximas semanas, Alemania deberá aprobar un acuerdo con un nuevo gobierno griego que probable encontrará aún más desagradable. La alternativa es observar cómo Grecia abandona la eurozona con consecuencias catastróficas para todo el bloque monetario o ver a una Grecia humillada convertirse en un punto de referencia para los partidos no tradicionales y antialemanes a través del continente.

El BCE ignoró a Berlín tras llegar a la conclusión de que la estabilidad de la zona euro estaba en riesgo. El nuevo programa fue considerado necesario no sólo por razones económicas, sino por la señal política que envía.

De hecho, los responsables políticos del BCE no se ilusionan con la idea de que la flexibilización cuantitativa sea una bala mágica. Tienen la esperanza de haber tenido suerte con el calendario, que la combinación de menores tasas de interés y una moneda más débil junto con la caída del petróleo y un repunte del crédito bancario en la zona euro den un impulso al crecimiento este año.

No obstante, reconocen que la compra de bonos no tendrá el mismo impacto económico en la eurozona que en Estados Unidos y Gran Bretaña, dada la continuada debilidad del sistema bancario de la región y una falta de profundidad en los mercados de capitales que restringe la generación de nuevos créditos.

Lo que pesó sobre las mentes de líderes fueron las consecuencias de no hacer nada. Como el BCE lo ha advertido en repetidas ocasiones, las perspectivas de crecimiento a largo plazo de la zona euro dependen del impulso a profundas reformas estructurales de los mercados de productos, trabajo y capital, tanto en la eurozona como a nivel nacional. Pero el apoyo electoral a los gobiernos comprometidos con las reformas y la disciplina fiscal se está evaporando, mientras sus posiciones son socavadas en parte por una inflación muy baja que ha hecho que sea mucho más difícil reducir la carga de las deudas.

Esto es potencialmente desastroso para la viabilidad a largo plazo de la moneda única que, como Mario Draghi, presidente del BCE, señaló en un importante discurso el año pasado, depende de que los ciudadanos de cada uno de sus 18 Estados miembros consideren que están en mejor situación dentro de la zona euro que fuera de ella. "El éxito de la unión monetaria en todas partes depende de su éxito en todas partes. El euro es y tiene que ser irrevocable en todos sus estados miembros, no sólo porque lo dicen los tratados, sino porque sin esto no puede haber una verdadera moneda única".

La reunión del BCE de la semana pasada se había erigido en una prueba importante de la capacidad de la zona euro para cumplir con aquel requisito básico. De haber cedido a la presión de Alemania y negarse a desplegar una herramienta legítima de política monetaria en un momento en que la eurozona está luchando para salir de una recesión y tiene una inflación que está muy por debajo del objetivo del BCE, se le habría dado la razón a los partidos no tradicionales contrarios a las reformas, y habría puesto la cohesión de la zona euro en un riesgo aún mayor.

Esa cohesión deberá enfrentar una prueba aún mayor en los próximos días. Tras las elecciones del domingo, la zona euro debe llegar rápidamente a un acuerdo con el nuevo gobierno en Atenas que sea suficientemente creíble como para evitar la fuga de capitales. Una incertidumbre prolongada podría infligir un daño masivo a la economía griega y, en última instancia, podría provocar que Grecia salga de la zona euro.

Mucho depende de cómo todas las partes se comportan en las próximas horas.

Los mercados asumen que el riesgo de que Grecia abandone el euro es pequeño, pero funcionarios cercanos a la situación no son complacientes. Algunos temen que los compromisos requeridos tanto de Alexis Tsipras, probable nuevo primer ministro de Grecia y líder del partido radical de izquierda Syriza, y otros gobiernos de la eurozona, pueden resultar demasiado difíciles.

Estas personas creen que el alivio de la deuda de Grecia se ha convertido en una necesidad política como parte del precio para persuadir a Tsipras de que cumpla los compromisos de Grecia y se comprometa a hacer más reformas.

De hecho, algunos funcionarios temen que las mayores dificultades para alcanzar un compromiso puedan estar en el lado de la zona euro. Es probable que un alivio de la deuda griega sea un desafío político no sólo para los gobiernos de los países ricos del norte de Europa, como Alemania y Finlandia, sino también para los países más pobres del este, como Eslovaquia y Estonia, cuyos ciudadanos tienen menos capital que los de Grecia. Esto también se aplica a países en crisis como España, Portugal e Irlanda, cuyos líderes han pagado un alto precio político por sus propias políticas de austeridad y reforma ante una creciente oposición populista.

Los riesgos existen independientemente de lo que haga la zona euro. En privado, los responsables de las políticas tienen pocas dudas de que la ausencia de un acuerdo con Grecia desestabilizaría a la zona euro en forma catastrófica, y favorecería a los partidos no tradicionales. Pero un acuerdo que le significase a Tsipras un gran dividendo por sus años de oposición a las reformas y la disciplina fiscal en Grecia correría el riesgo de sembrar las semillas para la inestabilidad en el futuro, al socavar el apoyo a los gobiernos pro-reformas.

De hecho, la decisión que el BCE tomó la semana pasada no puede ocultar el hecho de que la zona euro sigue siendo un sistema inestable. Los optimistas creen que el bloque monetario puede salir adelante. Esperan que teniendo viento económico a favor este año, más el progreso en las reformas, tanto el desempleo como el peso de la deuda caerán la amenaza política de los partidos no tradicionales marginales se atenuará. El sistema gradualmente se estabilizará a sí mismo.

Otros argumentan que eso es una ilusión, que se necesita una acción más decisiva para lograr una estabilización a largo plazo. Temen que no se está cumpliendo la prueba de Draghi: que sin medidas para aliviar la carga de los estados miembros sobreendeudados, ya sea a través del alivio de la deuda, de riesgo compartido o un presupuesto central expandido, un número creciente de ciudadanos llegará a la conclusión de que estarán mejor fuera de la unión monetaria.

La semana pasada, el BCE se detuvo antes de tomar esa ruta con su programa de compra de bonos: la autoridad monetaria insistió en que los riesgos crediticios soberanos deben permanecer en los balances de los bancos centrales nacionales, en lugar de estar agrupados, y sostuvo que sólo las autoridades políticas podrían tomar la decisión de exponer a los contribuyentes a los riesgos fiscales de otros países.

¿Una decisión como esa tiene alguna probabilidad o resulta políticamente posible? Grecia será una primera prueba.

– Los profesores que le dieron el impulso a Syriza (The Wall Street Journal – 25/1/15)

(Por Charles Forelle)

Naousa, Grecia.- En el último tramo de su campaña, vestido de traje y corbata, Costas Lapavitsas se dirigió a un grupo de trabajadores y dueños de pequeñas empresas en una fábrica de acero en esta ciudad. "No soy político de carrera", comenzó.

Efectivamente, la carrera política de Lapavitsas empezó hace unas cuantas semanas, cuando se convirtió en candidato del partido izquierdista de la oposición Syriza durante las elecciones nacionales de Grecia del domingo.

Según los resultados preliminares, Syriza ganó los comicios, con 150 de los 300 asientos del Parlamento, lo que podría darle una mayoría simple aunque insuficiente para gobernar solo.

Durante más de 20 años, Lapavitsas, de 54 años, ha enseñado economía en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres. Hoy forma parte de un cuadro de académicos que se convirtieron en políticos que están moldeando el pensamiento económico de Syriza.

La ortodoxia económica europea, encabezada por Alemania, ha combatido la crisis de la deuda de Grecia con dolorosas medidas de austeridad -recortes en el gasto público y aumentos de impuestos– y otras reformas estrictas. El ascenso de Syriza es hasta ahora el desafío más potente a esa ortodoxia.

La victoria de Syriza podría fortalecer a partidos de izquierda de otros países, especialmente España, en donde las tensiones políticas están hirviendo. Podría incluso resultar en una riña con Alemania que fracture el euro.

El plan económico impulsado por Lapavitsas y otros profesores que siguen la línea de Syriza está fundamentado sobre los principios centrales de la condonación de deuda y mayores gastos públicos, conceptos que Alemania ha rechazado.

"Tenemos que renegociar la lógica", dijo Yanis Varoufakis, quien hasta hace unos días era profesor invitado en la Universidad de Texas en Austin. Varoufakis se auto describe de "marxista libertario" y fue reclutado por Syriza para competir por un asiento en el parlamento griego.

Hace pocos años, Syriza era una coalición alternativa de izquierdistas. Ingresó al marco político establecido en 2012 por su fervor populista y el carismático joven líder del partido, Alexis Tsipras. Sin embargo, un turbio mensaje económico dejó a Syriza en segundo lugar, y sin poder.

Desde entonces, ha afinado su enfoque, y Lapavitsas describe la plataforma del partido como "un programa keynesiano con redistribución adjunta, con algo de una perspectiva marxista del mundo". Agrega: "Esto no nos avergüenza".

En la tradición de John Maynard Keynes, Syriza defiende el gasto público para reactivar el crecimiento económico. Grecia puede costear mayores gastos si otros países condonan algunas de sus deudas.

Nikolaos Chountis, quien el domingo también compitió en la terna de Syriza en Atenas, enumera las prioridades de gastos del partido: subsidios de alimentos y electricidad para viviendas pobres, un aumento de la pensión de los jubilados más pobres, un alza del salario mínimo y reducciones de impuestos para los que ganan menos. "La legislación está lista", dice.

Desde 2010, la política económica de Grecia ha sido regida en gran medida por la "troika" de tecnócratas nombrados por Europa y el Fondo Monetario Internacional para supervisar el rescate de 240.000 millones de euros (US$ 280.000 millones) de Grecia.

La troika sostiene un memorándum que ofrece detalles minuciosos sobre lo que Grecia debe hacer a cambio del rescate.

Además, la ayuda impone topes al gasto público y niveles mínimos de ingresos. Ha reducido las pensiones, los subsidios y la nómina pública.

"Tiene que terminar", expresa George Stathakis, un economista de la Universidad de Crete que obtuvo un asiento parlamentario para Syriza en 2012 y es asesor económico de Tsipras.

El primer mensaje del partido a Europa sería "deshagámonos del memorando", anota Stathakis. Syriza está dispuesto a aceptar un presupuesto equilibrado, agrega John Milios, otro economista de Syriza, pero dice que es "imposible" que Grecia pague su deuda mientras la economía se encuentra estancada.

Naousa, la jurisdicción para la que Lapavitsas se postuló, se encuentra en las laderas de las montañas Vermio en el norte de Grecia. Naousa se convirtió en un centro de hilado de algodón bajo el dominio otomano a finales del siglo XIX. Sus molinos recibían su energía de un riachuelo que atravesaba la ciudad.

Hijo de un médico, Lapavitsas creció en la zona. Se marchó para asistir a la Universidad en Inglaterra. Los molinos de algodón de la zona han ido cerrando de manera constante.

"Grecia ha estado desindustrializándose durante 30 años, desde que se incorporó a la Unión Europea", señala Lapavitsas. "El periodo del rescate lo ha prácticamente terminado".

Desde su puesto académico en Londres, Lapavitsas retó la estrategia encabezada por Alemania. En 2010, empezó a escribir artículos promoviendo la postura que Grecia abandonara el euro. Se encuentra cerca de Panagiotis Lafazanis, el líder del bloque antieuro dentro de Syriza, aunque Lapavitsas dice que acepta la postura pro euro de Syriza.

Cuando se convocaron elecciones en diciembre, Lapavitsas indica, los representantes locales le pidieron que se postulara.

"Creemos que se avecinan grandes cambios políticos", les dijo a trabajadores, prometiendo elevar el salario mínimo de Grecia. "Moriremos" a menos que Grecia pueda renegociar su deuda y desmantelar la austeridad.

Charalambos Kotsidis, uno de los dueños de la fábrica que escuchó a Lapavitsas, dijo que votaría por Syriza en las elecciones del domingo. Las ventas del proveedor de vigas y placas de acero a empresas de construcción han caído 80% en los últimos cinco años, anota. La cantidad de empleados se ha reducido a 12, desde 60.

"En un país en que los valores han caído 80%, no puedes exigir ese pago", dice sobre la deuda de rescate de Grecia. "Ocurre lo mismo con los negocios".

Un incumplimiento de pagos en 2012 de bonos griegos eliminó la mayoría de lo que se les debía a inversionistas privados. Buena parte de la deuda pendiente de Grecia se les debe a otros países de la zona euro. Se vence en varias décadas y cuenta con tasas de interés bajas.

Sin embargo, el Banco Central Europeo posee alrededor de 7.000 millones en bonos que vencen en el tercer trimestre del año y esto podría ser un detonante. Grecia no cuenta con suficiente efectivo, aunque puede pedir prestado si mantiene el rescate.

Persuadir a Alemania a cambiar de parecer será un desafío abrumador para Tsipras, si tras el virtual triunfo de Syriza, se convierte en el próximo primer ministro de Grecia. Sin embargo, Syriza podría fragmentarse si no sostiene las promesas del partido.

– A Merkel se le desarma el puzle europeo (Cinco Días – 26/1/15)

(Por Bernardo de Miguel)

La victoria de Syriza en las elecciones del domingo en Grecia ha rematado la semana más negra de Angela Merkel desde que la canciller asumió el liderazgo de la zona euro en la gestión contra la crisis de la deuda. Una semana que ha revelado que la canciller alemana tiene cada vez más dificultades para imponer su criterio en una Unión que acusa la fatiga de seis años de interminable crisis.

El jueves, la canciller asistió impotente al desafío del Banco Central Europeo que, a pesar de la resistencia de Alemania, puso en marcha un plan de compra de deuda de más de un billón de euros para potenciar la inflación.

Solo tres días después, en torno al 38% de los griegos han dado la mayoría a un partido de izquierdas, Syriza, que ha prometido durante la campaña electoral poner fin a las políticas de austeridad dictadas por Berlín.

La presencia de líder de Syriza, Alexis Tzipras, en el Consejo Europeo a partir de la próxima cumbre resaltará el creciente aislamiento de Merkel en un foro donde la canciller alemana cada vez cuenta con menos caras amigas.

La Francia de Hollande y la Italia de Renzi conviven con Merkel, pero no secundan sus tesis económicas. Los países de Europa central y del Báltico desconfían de la actitud de Merkel hacia Moscú, siempre favorable a buscar una salida negociada con el Kremlin a pesar de la imparable violencia en Ucrania. Y el primer ministro británico, David Cameron, choca cada vez con más frecuencia con Berlín, sobre todo, desde que Merkel abandonó de manera imprevista la ofensiva de Londres para evitar el nombramiento de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea.

A la canciller ya solo le queda Mariano Rajoy como aliado claro entre los países grandes de la UE, lo que anticipa que España recibirá durante 2015 un trato de favor tanto en Berlín como en Bruselas para intentar demostrar que las recetas económicas han funcionado de manera satisfactoria y que Francia e Italia deben seguir el mismo camino.

Los elogios a España, con Merkel a la cabeza, se sucedieron de manera continua durante el Foro Mundial de la semana pasada en Davos. Y la campaña alemana en apoyo continuará hoy mismo, con la visita a Madrid de Manfred Weber, líder de los populares en el Parlamento europeo y destacado miembro de la CSU (el partido hermano del de Merkel).

Pero ni siquiera Rajoy es un aliado incondicional de Berlín. En el conflicto de Alemania con el BCE, el presidente del Gobierno español se alineó claramente con las tesis franco-italianas, partidarias de una drástica intervención como la anunciada el jueves pasado por el presidente del banco, Mario Draghi.

Rajoy también deberá sopesar si el apoyo de Merkel durante un año electoral es un activo o un pasivo, a la vista del durísimo voto de castigo en Grecia contra las recetas de la troika.

Aunque España no pidió el rescate ni ha estado sometida por completo al control de la CE, el BCE y el FMI, la presencia de esos tres organismos se ha hecho sentir a través del memorándum de condiciones para el rescate de la banca española.

Esa tutela internacional no ha provocado en España un resentimiento contra Bruselas y Berlín tan acentuado como en Grecia, pero una parte del electorado español también achaca a Merkel la responsabilidad última de los recortes, por lo que su cercanía podría ser contraproducente electoralmente para Rajoy.

A pesar de ese riesgo, nadie prevé en Bruselas un distanciamiento entre Madrid y Berlín, ni que Rajoy vaya a alinearse con un frente antiausteridad junto a París, Roma y Atenas. A diferencia de Hollande y Renzi, Rajoy afronta elecciones este año y su principal preocupación no es desafiar a Berlín, sino evitar que una fuerza como Podemos repita en España el éxito de Syriza.

La llegada al poder de Syriza ha demostrado que se puede desbancar a las fuerzas políticas (democracia cristiana y socialdemocracia) que con diversas variantes se han alternado en el poder en la mayor parte de Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Las terceras vías se abren paso en casi todos los países, con independencia de que hayan sufrido o no la crisis, de que pertenezcan o no a la zona euro y de que su tradición sea euroescéptica o euroentusiasta. El fenómeno se propaga por doquier, aunque en cada país se manifieste de acuerdo con su particular idiosincrasia.

En el caso de Grecia, Berlín se muestra dispuesto a negociar con Syriza, un partido temido hasta hace poco, pero aceptado ahora como una fuerza alternativa aunque proeuropea.

Mucho más alarmante para Bruselas resulta la creciente presencia de formaciones claramente partidarias de romper con la UE, como el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o UK Independence, de Nigel Farage, en Reino Unido.

Ambos partidos ganaron las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 25 de mayo en sus respectivos países. Y aspiran a entrar en Downing Street en las elecciones británicas de mayo de este año y en el Elíseo parisino en las presidenciales de 2017. Si lo logran, la UE podría quedar bloqueada o devenir completamente ingobernable e inoperante.

Ese escenario causa pavor en Bruselas. Y, de cumplirse, muchas miradas se volverían hacia Merkel, la canciller que ha manejado a su antojo el puzle europeo desde 2010 y que ahora empieza a encontrarse con varias piezas descolocadas, incluso dentro de su propio país, donde también arrecian corrientes euroescépticas (AfD) y xenófobas (Pegida).

– Syriza/Podemos (Libertad Digital – 25/1/15)

(Por José García Domínguez)

No va a pasar nada. No va a pasar nada porque no puede pasar nada. Y no puede pasar nada porque solo hay un país que se podría permitir salir del euro sin tener que volver a la Edad de Piedra. Y ese país no es Grecia, sino Alemania. El día que las cosas se pongan feas de verdad, los alemanes echarán el cierre de la unión monetaria y resucitarán el marco. Mientras tanto, no hay demasiado peligro de que nadie apriete el botón nuclear. Convendrá recordar, no obstante, que el teatro fue invento patentado por los griegos. Sobre todo, teniendo presente la personalidad de quien va a ser su próximo ministro de Economía, Yanis Varoufakis, teórico de muy deslumbrante inteligencia entre cuyas especialidades académicas destaca el desarrollo matemático de la teoría de juegos. Por lo demás, y pese a estar en su epicentro mismo, la catástrofe griega tiene poco que ver con la crisis general de la Zona Euro. Y es que Grecia encarna la excepción, no la norma, de una recesión en cuya génesis no tuvo nada que ver el gasto estatal, pese a que sea esa la narrativa que se ha impuesto en la opinión pública.

Todo sería mucho más fácil si la culpa fuera del despilfarro de unos cuantos políticos manirrotos. Pero el asunto, por desgracia, posee raíces mucho más profundas y complejas. Raíces que se remontan al corazón mismo del sistema, de ahí la endemoniada dificultad que encierran las soluciones posibles. La crisis de la Zona Euro se manifiesta tan persistente porque remite a las dos arterias fundamentales de cualquier economía: la moneda y el sistema financiero. El euro y los bancos, ese ha sido el verdadero problema desde el principio, no Grecia. Lo fue y lo sigue siendo, por cierto. Pague o no pague Atenas, cuestión en el fondo baladí, esos dos talones de Aquiles seguirán hipotecando el destino de la Unión Europea.

Al cabo, el aparente sinsentido económico de la austeridad impuesta a los "pigs" solo admite una explicación lógica: el temor de Berlín a la fragilidad extrema del modelo de reserva fraccionaria por el que se rige el sistema financiero. Un sistema financiero, el europeo, muchísimo más grande que el norteamericano en relación al tamaño de las dos economías, algo que lo convierte en una bomba de relojería en potencia. Europa, simplemente, no tiene capacidad a día de hoy para rescatar a un gran banco en caso de quiebra. Y ello pese a la tan celebrada unión bancaria, tímido proceso confederal que avanza a paso de tortuga. Como muestra, un botón: la bancarrota de Caja Castilla-La Mancha, una entidad insignificante por su tamaño, se llevó a su paso todas las reservas del Fondo de Garantía de Depósitos de España.

Y luego está el euro. Un traje que nos viene demasiado grande y que nos condena a una disyuntiva fatal: o igualar la productividad de Alemania o desaparecer. Repárese al respecto en la miseria estadística que se esconde tras la propaganda oficial a cuenta de los 434.000 empleos creados en 2014: el empleo ha crecido, sí, un 2,5%, pero el PIB apenas lo ha hecho en un raquítico 1,6%. Volvemos a lo de siempre: muchos puestos de trabajo que no sirven para producir casi nada dado el escaso valor añadido que generan. Eso no es acercarse a Alemania, sino a Marruecos. No, nosotros, pese al ruido de la charanga mediática, tampoco estamos saliendo de la crisis. Y nosotros, a diferencia de Grecia, sí somos sistémicos. Si gana Syriza no pasa nada. Si gana Podemos… Y dentro de cuatro años pueden ganar.

– La zona euro, ante la opción sacrificar a Grecia para salvar a España (The Wall Street Journal – 29/1/15)

(Por Simon Nixon)

Alexis Tsipras lleva cuatro días como primer ministro de Grecia y no ha hecho mucho para respaldar su aseveración de que quiere que su país permanezca en la eurozona. Con un plazo de tan sólo unas semanas para conseguir un acuerdo con los acreedores oficiales de Grecia para evitar el hundimiento financiero del país, casi todo lo que ha dicho y hecho parece calculado para aumentar el enfrentamiento con los acreedores de su país.

Desde su decisión de crear una coalición de gobierno con el partido prorruso, antieuropeo y de extrema derecha Griegos Independientes a su nombramiento de un apasionado catedrático de política económica marxista como ministro de Finanzas o su negativa a respaldar el endurecimiento de la respuesta de la Unión Europa al apoyo de Rusia a los separatistas en Ucrania, pasando por el compromiso de su gabinete de revertir importantes reformas, su enfoque sugiere un gusto por la confrontación más que por el compromiso.

De manera tardía, los mercados han registrado un mayor riesgo de que Grecia abandone la eurozona, ya que la rentabilidad de la deuda soberana a tres años aumentó a alrededor del 17% y las acciones de los principales bancos se desplomaron más del 25% el miércoles.

En una reunión en Bruselas esta semana, el ahora exministro de Finanzas, Gikas Hardouvelis, advirtió que el deterioro de los ingresos fiscales y el ritmo de flujos de salida de los depósitos bancarios habían aumentado en los últimos días, según fuentes presentes en el encuentro.

Algunos ministros de Finanzas y altos funcionarios de la zona euro se muestran más preocupados por el destino del bloque monetario europeo ahora que en los peores momentos de la crisis de deuda del euro en 2011 o 2012.

El problema de Tsipras es que las posturas en la eurozona también se están endureciendo. Su estrategia parece ser el tomar la vanguardia de un asalto izquierdista europeo contra la "austeridad", dirigiéndose a los grupos de anti alemanes con la esperanza de aislar a Berlín. Sus ambiciones podrían haberse visto impulsadas por el desconcierto que su éxito ha sembrado entre los partidos izquierdistas europeos tradicionales.

Estos están ahora ante un dilema estratégico: atrapados entre el populismo radical de Tsipras y su propia conformidad con la respuesta a la crisis de la eurozona, están viendo esfumarse su apoyo electoral.

Las señales tempranas indican que esperan atraer a Tsipras a su club. El ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem, se apresuró a autoinvitarse a Atenas esta semana en calidad de presidente del grupo de ministros de Finanzas de la eurozona, pese a que el grupo no le había encargado que lo hiciera. Esto ha sentado mal a sus colegas conservadores, que creen que habría sido preferible esperar a que los griegos pusieran primero sus propuestas sobre la mesa, según fuentes conocedoras del debate.

Tsipras y su ministro de Finanzas ya se han puesto en contacto con los gobiernos de izquierda de Francia e Italia. Los gobiernos conservadores temen que la buena disposición de la izquierda a un compromiso con Atenas pueda enviar a Tsipras las señales equivocadas.

En realidad, la atribulada izquierda tradicional de la eurozona no puede aceptar el acuerdo que Tsipras quiere. Un recorte de la deuda de Grecia parece fuera de consideración. Alemania y Finlandia ya se han mostrado abiertamente opuestas a eso y otros gobiernos opinan igual.

Gracias a sus rescates anteriores, Grecia ya tiene a su favor los vencimientos de deuda más largos y con unos de los costos de financiación más bajos de la eurozona en relación al Producto Interno Bruto. Es posible una cierta mayor relajación de los términos de amortización, pero los gobiernos no están preparados para ser generosos con los contribuyentes griegos cuando los contribuyentes de sus propios países están bajo presión. Los que argumentan que la voluntad de los votantes helenos debe respetarse olvidan que los otros 18 miembros de la eurozona también tienen mandatos democráticos.

La cuestión del programa de reformas de Grecia podría ser un escollo aún mayor. En este caso, España y no Alemania sería el oponente más implacable de Tsipras. Madrid tiene claro que cualquier acuerdo con el líder heleno debe basarse en unos compromisos de reformas al menos tan duros como los que se exigieron al ex primer ministro Antonis Samaras. De no ser así, Tsipras se anotaría una victoria y daría alas a Podemos, el nuevo partido de izquierda radical de España.

El gobierno español cree que la recuperación de su propia economía -se espera un crecimiento cercano al 3% el próximo año y el desempleo se redujo en 400.000 personas en 2014- demuestra que un sólido programa de reformas promercado es el único modo de salir de la crisis. Madrid cree que beneficiaría más a España y del conjunto de la eurozona dejar salir a Grecia del grupo que impulsar el apoyo a Podemos y poner el peligro la recuperación, según una fuente conocedora de su opinión.

En otras palabras, la eurozona podría tener que sacrificar a Grecia para salvar a España.

¿Podría realmente Tsipras aceptar las reformas a las que accedió Samaras? Nunca ha parecido probable, y lo parece aún menos tras la decisión de su gobierno de subir 30% el salario mínimo y bloquear el programa de privatización de empresas estatales. Como poco, nos esperan semanas de jugadas políticas arriesgadas.

Tsipras podría estar cometiendo un terrible error si cuenta con que la eurozona pestañee primero.

– Ocho países del euro tendrán más del 100% de deuda a finales de año (El Economista – 2/2/15)

(Por Pepa Montero)

Las estadísticas homogéneas de Eurostat no dejan lugar a dudas sobre la magnitud del problema de deuda pública que arrastran ocho países de la eurozona, entre ellos, España. Así, con los datos del segundo trimestre de 2014, Italia registra un pasivo del 133,8% del PIB, en tanto Portugal debe el 129,4% de su riqueza nacional y el endeudamiento de Irlanda asciende al 116,7% de su PIB.

Asimismo, las cuentas auditadas hasta marzo de 2014 muestran a las claras la elevada deuda del rescatado Chipre (112,2% del PIB) y de Bélgica (105,1%). De estos dos países no hay cifras más actuales disponibles en la oficina estadística europea. Y aún más atrasado es el último dato validado a Grecia: adeudaba el 174,9% de su PIB al cierre del ejercicio 2013. Una ingente cifra, acrecentada por los dos rescates, por importe de 240.000 millones de euros, que el país ha recibido hasta ahora.

A estos seis miembros de la eurozona, que ya superan con creces la barrera del 100 por ciento de deuda pública, se añadirán este mismo año España y Francia, según las previsiones efectuadas por los Gobiernos de Mariano Rajoy y François Hollande, respectivamente.

En el caso español, el Ejecutivo da por seguro que el pasivo seguirá escalando desde el actual 97% (1,023 billones en noviembre) hasta el 100,3% a fin de año, y que aún continuará al alza en 2016, con el 101,5% del PIB. Así lo recogen los Presupuestos del Estado para 2015.

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Por lo que respecta a Francia, tenía una deuda del 95,2% en junio, y hasta la OCDE ha dado la voz de alarma, al pronosticar que la subirá al 100% del PIB en 2015, por el alza del déficit, la nula inflación y el nimio crecimiento económico. De hecho, expertos galos como Laurent Bigorgne, director del Instituto Montaigne, vaticinan que el pasivo no se estabilizará, sino que "seguirá progresando".

Para calibrar el peligro que supone el endeudamiento público de la eurozona hay que analizar asimismo la evolución del superávit primario -saldo positivo de las cuentas públicas sin contar el pago de intereses- de sus Estados miembros más vulnerables.

Según pone de relieve un estudio de Funcas publicado en sus Cuadernos de Información Económica, la mayoría se fue acercando al equilibrio en 2013 o, como en el caso belga, se generaron superávits primarios. Sin embargo, "tres países, a pesar de las medidas tomadas, tienen más problemas para reequilibrar las finanzas públicas: Chipre, Francia y España, siendo las previsiones que no lo lograrán" ni en 2015 ni en 2016.

España, aún lejos del superávit

Precisamente, y respecto a la consecución del superávit primario en España, el Tesoro ofrece análisis muy concretos, así como también sobre la evolución oficial prevista para la ratio de deuda pública en relación al PIB. Así, en su boletín de noviembre, el organismo emisor especifica que el endeudamiento español alcanzará su pico máximo, del 100,3% del PIB, este año. En cuanto al superávit primario, las previsiones apuntan a que se alcanzará en 2016, lo que debería empezar a corregir la tendencia alcista del endeudamiento.

Siempre según los cálculos del Tesoro, el mantenimiento del saldo estructural en el año 2017 asegurará la disminución de la ratio de deuda pública y suprimirá los anteriores impactos que sobre el endeudamiento público español tuvieron -entre 2012 y 2014- los programas puestos en marcha por el Gobierno central: plan de pago a Proveedores, recapitalización bancaria o Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

– La Eurozona teme el caos financiero ante la posición de Grecia frente al rescate (Expansión – FT – 3/2/15)

(Por Anne-Sylvaine Chassany/Peter Spiegel)

Los responsables de la Eurozona se muestran cada vez más preocupados por el hecho de que la confrontación de Grecia ante su rescate sumerja al país en un caos financiero después de que el ministro de Finanzas declarara ayer que tardarán hasta cuatro meses en acordar con los acreedores el "nuevo contrato".

La Eurozona teme el caos financiero ante la posición de Grecia frente al rescate

Yanis Varoufakis, el nuevo ministro de Finanzas griego, afirma que Atenas rechazará cualquier préstamo adicional de sus acreedores internacionales, a pesar de que los 172.000 millones de euros de rescate de Grecia expiran a finales de este mes, y que espera que el Banco Central Europeo mantenga el debilitado sistema bancario del país hasta que se alcance un acuerdo que contemple prolongar la liquidación a un plazo mayor.

Varoufakis explica que Grecia ha estado viviendo durante los últimos cinco años, pendiente del próximo tramo del préstamo, "parece como si fuéramos drogadictos en busca de la siguiente dosis. Lo único que trata este Gobierno es acabar con esta adicción", y añade que es una pérdida de tiempo padecer este "síndrome de abstinencia".

Sus comentarios acentuaron el temor de los responsables de la Eurozona de que el Gobierno griego no está al corriente de la precariedad de la situación financiera.

"Todos (en la Eurozona) quieren llegar a un acuerdo", revela un máximo dirigente de la Eurozona, "pero el nuevo Gobierno, a través de sus acciones y su retórica, está generando malestar entre mucha gente. Se están posicionando a ellos mismos en una situación imposible".

Varoufakis habló en París, su primera escala de un recorrido que hará por Europa con la intención de recabar apoyos para la renegociación de su endeudamiento. El Gobierno antiausteridad de Grecia agitó los mercados en su primera semana convulsa en el poder, y el 40 por ciento del valor de los bancos griegos se ha disipado después de que se anunciaran los planes de cancelación de los recortes del gasto y las privatizaciones.

A pesar del tono más condescendiente durante este fin de semana de Alexis Tsipras, el primer ministro de extrema izquierda de Grecia, los responsables de la UE se muestran gravemente preocupados por la reiterada negativa de Atenas a ampliar el rescate y el rechazo a cooperar con la troika de acreedores internacionales.

En Alemania también se muestran irritados por el rechazo de Grecia a comprometerse con Berlín, si bien Varoufakis confirma que ha sido invitado a la capital alemana.

El máximo responsable de las finanzas en Grecia releva que Atenas elaborará en este mes propuestas para llevar a cabo un "nuevo contrato" con la Eurozona, que podría estar listo para finales de mayo.

"No vamos a pedir ningún otro préstamo durante este periodo. Es totalmente posible establecer una provisión de liquidez con el BCE". Todavía no está claro si el BCE acordará apoyar a los acreedores griegos en tales condiciones.

Fuentes cercanas a los responsables políticos de la Eurozona y Atenas declaran no tener mucha idea del tipo de ayuda financiera internacional que busca Grecia o de cómo va a negociarla. Los ministros de finanzas de la Eurozona tienen previsto debatir las necesidades de Grecia en la próxima reunión que se celebre dentro de dos semanas.

– Las biblias de la economía dan por muerta la austeridad y piden una quita de deuda para Grecia (Vozpópuli – 3/2/15)

Los grandes iconos del liberalismo han comenzado a defender una quita de la deuda griega, bien en forma de condonación de deuda o bien como alargamiento de plazos. "Financial Times" y "The Economist", entre otros, apoyan esa opción.

La victoria de Syriza parece haber enrocado muchas posiciones políticas para que Grecia mantenga sus políticas de austeridad y el repago de su deuda. Sin embargo, sólo los responsables políticos mantienen la exigencia del repago íntegro y de la austeridad a Grecia. Los grandes medios y sus firmas económicas invitadas han comenzado a defender sin ambages una condonación de la deuda y un nuevo programa de estímulo económico. Éstas son las posiciones que defienden las biblias económicas del liberalismo:

The Economist aborda el tema en su editorial central y dibuja tres posibles escenarios: el bueno, el malo y el de compromiso. El semanario asegura que el ministro de finanzas griego acierta en dos de sus diagnósticos: "Acierta al asegurar que la austeridad ha sido excesiva (…) y el programa de rescate del BCE lo admite. El señor Tsipras también acierta en que la deuda griega, que ha subido de un 109% a un 175% en los últimos seis años pese a las subidas de impuestos y los recortes de gasto, es impagable". Sin embargo, yerra al "abandonar las reformas" y, por ello, The Economist defiende que "tire a la basura su socialismo loco y haga reformas estructurales a cambio del perdón de su deuda, bien alargando los plazos de maduración de la deuda o bien, todavía mejor, recortando su valor".

La alternativa a ese escenario es, para el semanario, lo que se ha denominado Grexit, es decir, la salida de Grecia del euro, algo que el semanario define como un resultado "desastroso" que desataría dudas sobre "Portugal, España o incluso Italia".

También Financial Times ha abogado por el perdón de parte de la deuda griega y en las últimas horas, su economista jefe, Wolfang Münchau, insiste en la idea en su artículo gráficamente titulado "Grexit es una catástrofe evitable para la eurozona" en el que asegura que "la mejor solución sería un perdón de la deuda combinado con un cambio desde un superávit fiscal a un presupuesto fiscalmente neutro unido a reformas para atajar la corrupción y el cobro de impuestos". "La posición negociadora del Gobierno griego no es desesperada", señala.

Münchau concluye: "Un "lo tomas o lo dejas" puede ser interpretado en Grecia como un acto de violencia económica. Si Atenas deja el euro, podría buscar más lazos con Rusia. Batallo por averiguar cómo alguien en la UE puede concebir eso como deseable".

The New York Times también ha abogado por una solución para Atenas que evite la conclusión de que el euro puede ser disuelto. En un editorial el pasado día 27, el diario asegura que la victoria de Syriza ha sido "un mensaje que los europeos que insisten en que Grecia debe pagar su monstruosa deuda, independientemente del daño que provoque, deben escuchar". El Times concluye "persistir en el dogmatismo no sólo es equivocado para el país sino que también es peligroso para la Unión Europea". "Hundir una cuarta parte de la economía y condenar a la mitad de su población joven al paro no es la fórmula de permitir que un país repague sus deudas (…) El anuncio de una extensión de los plazos del programa de rescate durante varios meses sería una buena señal de que los europeos han oído el grito de los griegos y están preparados para ser más razonables", remata el diario.

Esa misma tesis ha defendido su economista principal, Paul Krugman, que asegura que "el pánico de los mercados no es un veredicto sobre el Gobierno griego sino que es un juicio sobre el alto riesgo de una falta de acuerdo y una ruptura desordenada del euro" y concluye: "Si la unión monetaria resulta ser reversible, ¿de verdad creen que no habrá contagio? ¿Apostamos?"

La única de las grandes referencias económicas que todavía no ha defendido el fin de la austeridad es The Wall Street Journal. Aunque alguno de sus columnistas sí ha defendido dejar caer a Grecia, el diario en su editorial se ha mostrado preocupado por las políticas actuales al advertir que el estancamiento puede resultar en un efecto indeseado: que Grecia se acerque más a Rusia. "Ése es uno de los resultados de la caída en el letargo económico de Europa, advierte el rotativo".

– El BCE deja de aceptar bonos griegos como garantía y aumenta la presión sobre Atenas (The Wall Street Journal – 4/2/15)

(Por Gabriele Steinhauser Y Viktoria Dendrinou)

Funcionarios europeos pusieron un freno a los planes del nuevo gobierno griego para aliviar las condiciones de su rescate, y advirtieron que sin una extensión del actual programa de rescate, y las medidas de austeridad que contiene, el gobierno heleno perderá el acceso a dinero fresco a finales de este mes.

El Banco Central Europeo anunció en la noche del miércoles que ya no aceptará bonos soberanos de Grecia como garantía de los fondos que soliciten bancos ese país, elevando así los costos y la volatilidad para las entidades financieras griegas en medio de crecientes salidas de depósitos.

"Hoy no es posible asumir una conclusión exitosa" del actual rescate de Grecia, dijo que el BCE, sólo horas después de que su presidente, Mario Draghi, se reunió con Yanis Varoufakis, nuevo ministro de Finanzas del país.

Con este anuncio, es la primera vez desde 2012, cuando Atenas estaba envuelta en otra ronda de ásperas conversaciones con sus acreedores, que el BCE suspende su exención para los bonos griegos con calificación chatarra.

Como los bonos griegos tienen calificación por debajo del piso mínimo que requiere el BCE, los bancos griegos han acudido a una exención para usar esos títulos como garantía de la financiación a través de las líneas de crédito del BCE, un crítico salvavidas para un sector bancario castigado por años de recesión.

A pesar de esta decisión del BCE, los bancos griegos aún podrán acceder a los fondos de la entidad europea, pero a través de su programa de emergencia. Las condiciones de esta línea son diferentes, ya que el riesgo crediticio permanece en los libros del banco central griego, y la financiación conlleva mayores tasas de interés.

Varoufakis y el recién elegido primer ministro griego Alexis Tsipras han estado de gira por las capitales europeas promocionando un plan para que el relanzamiento de la flácida economía del país se base menos en los recortes presupuestarios e incluya términos más blandos para pagar sus deudas.

Mensajes positivos iniciales de los gobiernos de izquierda de Francia e Italia aumentaron las esperanzas de un acuerdo entre Atenas y sus acreedores europeos, impulsando la buba de los mercados en Grecia y más allá.

Pero en Fráncfort, donde Varoufakis se reunió con Draghi, y en Bruselas, donde Tsipras sostuvo conversaciones con líderes de la Unión Europea, los dos recibieron el miércoles una acogida más fría.

"Nuestras conversaciones fueron abiertas y francas", dijo Donald Tusk -quien como presidente del Consejo Europeo coordina las negociaciones entre los 28 líderes de la UE-, tras reunirse con Tsipras. Las conversaciones entre Grecia y sus acreedores europeos "será difícil, requerirá la cooperación y el diálogo, así como esfuerzos decididos por parte de Grecia", añadió.

Tsipras, definiéndose a sí mismo como optimista, dijo que las negociaciones con la UE se encaminaban en "una buena dirección para encontrar un acuerdo común".

Detrás de la escena, donde los funcionarios se vieron menos constreñidos por el lenguaje diplomático, crecía la presión sobre el pedido del nuevo gobierno de Grecia de una extensión en su rescate de 240.000 millones de euros (US$ 271.000 millones) más allá de finales de febrero. Grecia no quiere seguir atada a los duros términos de su plan de rescate actual y busca acabar con el programa tan pronto como sea posible.

"Incluso con una extensión del actual programa, habrá meses difíciles por delante", dijo un funcionario de la UE. "Pero sin esa extensión la situación sería muy difícil".

La decisión del BCE de no aceptar los bonos griegos como garantía de préstamos a la banca de ese país aumenta las expectativas por las negociaciones así como la presión financiera sobre Atenas. La medida muestra cuán seria es la posición de la entidad europea sobre el recorte de fondos para la banca griega.

Otro funcionario de la UE confirmó que existía poca voluntad entre los gobiernos de la eurozona y el BCE de permitir que Grecia emita más deuda a corto -bajo la denominación de letras de tesorería- para tapar agujeros de financiación en los próximos días. Una solicitud informal para aumentar la emisión de esas letras de 15.000 a 25.000 millones de euros -hecha por Varoufakis en las reuniones en Bruselas a principios de esta semana- no es viable para las entidades griegas, dijo el funcionario.

Grecia enfrentaba el miércoles dificultades para recaudar dinero fresco, cuando pudo colocar 812,5 millones de euros en letras del tesoro a 26 semanas a un interés de 2,75%, frente a una tasa de 2,3% en enero. La subasta tuvo como fin recaudar fondos para cubrir un vencimiento de 1.000 millones de euros en deuda a corto plazo a finales de esta semana.

– España, a la cola en inversión en Defensa (Gaceta.es – 4/2/15)

(Por A. Ruiz-Hermosilla)

En los últimos cuatro ejercicios, España ha sido el tercer país de la OTAN que menos porcentaje del PIB ha invertido en Defensa, según el informe anual de la Alianza.

El secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, ha presentado el Informe Anual de la Alianza 2014, que sitúa a España en la misma posición respecto de nuestros aliados en inversión en Defensa que hemos mantenido desde 2011: terceros por la cola y sólo superados ahora en menor gasto por Hungría y Luxemburgo. Nuestro país no alcanza tampoco en esta ocasión el 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) dedicado a Defensa que recomienda la Alianza.

Apenas el 0,9 por ciento de nuestro PIB dedicado a Defensa en 2014 nos colocan en el polo opuesto de los países que mayor porcentaje dedicaron: los Estados Unidos (3,6 por ciento), Grecia (2,1 por ciento) y el Reino Unido (2 por ciento). España queda así tercera por el final de la lista de los 27 países contabilizados por la OTAN (Islandia es miembro de la Alianza, pero no se tiene en cuenta en el informe porque no tiene Fuerzas Armadas), sólo por delante de Hungría (0,8 por ciento) y Luxemburgo (0,4 por ciento). Incluso Lituania, que en ejercicios anteriores no llegaba al 0,7 por ciento de su PIB dedicado a Defensa, ha incrementado la inversión hasta algo más 0,9 por ciento y ya ha superado a España, como también lo ha hecho Letonia.

Esta antepenúltima posición viene siendo constante para nuestro país desde 2011. Así lo han ido recogiendo los sucesivos informes de la Secretaría General de la Alianza Atlántica. Los poco más de 10.000 millones de euros invertido en 2011 supusieron un 0,9 por ciento de nuestro PIB, frente a 1,1 que se había invertido en 2010. Lituania (0,8) y Luxemburgo (0,5) fueron entonces los farolillos rojo del gasto en Defensa como porcentaje del PIB según la OTAN. Lideraban como hoy la lista los EEUU, Reino Unido y Grecia. En 2012, el gasto de España creció hasta el 1,05 por ciento del PIB, pero no remontó posiciones entre los 27 países del informe. Tampoco en 2013, cuando la inversión retrocedió de nuevo hasta el 0,9 por ciento del PIB (algo más de 9.500 millones de euros). En estos dos ejercicios anteriores, como en 2011, sólo Lituania y Luxemburgo gastaron menos que nosotros, y también los EEUU, Reino Unido y Grecia eran los líderes.

Por comparar nuestras cifras con las de los países de nuestro entorno, los informes de la OTAN revelan que Francia invierte algo menos del 2 por ciento de su PIB en Defensa (como Estonia o Turquía), Italia en torno al 1 por ciento, Portugal cerca del 1,5 (ligeramente por encima de Alemania).

– Una montaña de deuda mundial amenaza con derrumbarse sobre la economía (El Economista – 5/2/15)

El monto total de deuda en el mundo ha alcanzado niveles históricos. Y es que hasta países que en las últimas décadas habían destacado por su bajo nivel de endeudamiento, como es el caso de China, ahora presentan endeudamientos similares al de EEUU (una de las economías más endeudadas). Los elevados niveles de deuda convierten a los agentes económicos (familias, empresas y gobiernos) en dependientes de los mercados financieros, por lo que una "chispa" podría prender una nueva crisis, según publica el Instituto McKinsey.

El instituto norteamericano asegura que la deuda global (la suma de la deudas de los agentes de todos los países) se ha incrementado en casi 57 billones de dólares desde 2007 hasta alcanzar los 200 billones de dólares actuales, superando con mucha diferencia el crecimiento económico mundial y, por tanto, elevando los niveles de deuda sobre PIB.

El artículo se basa en un estudio sobre la deuda de 47 países realizado por el Instituto McKinsey, que destaca que la crisis financiera ha provocado que el endeudamiento se haya elevado en casi todos los países, sobre todo la deuda pública.

España destaca por su endeudamiento

Entre los 47 países estudiados, España ocupa el octavo lugar como país más endeudado, con un endeudamiento total del 313% sobre el PIB. Desde la crisis, el Gobierno ha incrementado su endeudamiento en un 92%, mientras que las empresas no financieras lo han reducido en un 14% y los hogares en un 6%.

En dicho informe se destaca de España que "la deuda de los hogares en relación con la renta sólo ha disminuido de forma considerable en cinco economías avanzadas, España, Irlanda, el Reino Unido, Alemania y EEUU". Aunque dicho informe también destaca que fue en España donde la deuda de los hogares creció más rápido entre 2000 y 2007.

A nivel global

"El endeudamiento en relación al PIB ha alcanzado niveles mucho más elevados respecto a 2007 en la mayoría de los países analizados", señala el informe. "Estos niveles de endeudamiento tan elevados plantean serios problemas acerca de la estabilidad financiera de los países con mayor nivel de endeudamiento".

Casi la mitad del incremento de la deuda a nivel global pertenece a las economías desarrolladas. Pero lo realmente significativo es que un tercio del aumento del endeudamiento global pertenece a los gobiernos de las economías desarrolladas, es decir, es deuda pública.

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Endeudamiento a nivel mundial dividido por hogares, empresas, gobiernos y sector financiero

Otro dato curioso y relevante a la vez tiene como protagonista a China, cuyo endeudamiento (incluyendo el sector financiero) se ha cuadruplicado desde 2007 hasta el equivalente del 287% sobre el PIB. De este modo, China ha superado a EEUU en términos relativos a pesar de contar con un sector financiero muy inferior al de la primera potencia económica del mundo. El Instituto McKinsey advierte sobre los riesgos que existen en el mercado inmobiliario de China, el endeudamiento de los entes locales y el rápido crecimiento de la "banca en la sombra".

Para concluir, el estudio vuelve a destacar los peligros de padecer un endeudamiento elevado: "Las economías avanzadas poseen un nivel de endeudamiento demasiado elevado, que podría afectar al crecimiento futuro y ser la "chispa" que prenda nuevas crisis financieras y vulnerabilidades".

Además, los elevados niveles de deuda complica más la labor de los bancos centrales. Cuanto estas instituciones monetarias intenten normalizar sus políticas será muy complicado no trastornar y distorsionar la economía real. Un buen ejemplo se podrá observar cuando la Reserva Federal decida elevar los tipos de interés se podría ver como "los altos niveles de endeudamiento son un signo de los problemas estructurales".

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Incremento del endeudamiento entre 2007 y 2014. Fuente: McKinsey

– El BCE está en una posición muy ventajosa en la negociación con Grecia (Expansión – WSJ Europe – 5/2/15)

(Por Richard Barley)

En las negociaciones entre Grecia y el resto de la eurozona sobre el destino de su programa de rescate, la última acción del Banco Central Europeo (BCE) es equivalente a quitarle el seguro a su pistola. La cuestión que deben plantearse los inversores es si llegará a apretar el gatillo.

El miércoles, el BCE declaró que la deuda pública griega dejará de poder usarse como colateral en las operaciones con el BCE a partir del 11 de febrero; los bancos griegos no podrán presentar esta deuda al ECB a cambio de financiación. Hasta ahora, la deuda pública griega solamente podía usarse como colateral si Grecia estaba en el programa de rescate acordado, ya que en caso contrario la calificación de bonos basura de la deuda griega no permitiría usarla para este fin.

Razonablemente, el BCE ha decidido que las continuas declaraciones del nuevo gobierno griego de que no quiere una extensión del programa de rescate actual implican que Grecia ya no está en dicho programa. Pero el BCE ha actuado más rápido que lo que se esperaba: oficialmente el programa de rescate de Grecia acaba a finales de febrero.

Esto implica que los bancos griegos tendrán que depender de la ayuda de liquidez de emergencia del banco central de Grecia, que puede aceptar deuda pública griega para ofrecer financiación, pero a un interés más alto y con mayores reducciones del valor del colateral. De modo que al fin y al cabo los bancos griegos aún tendrán acceso a financiación.

Pero el BCE también puede restringir estas operaciones de emergencia si "interfieren con los objetivos y las labores del sistema del euro". El BCE ha demostrado su fortaleza como lo hizo antes con Chipre. A Chipre le amenazó con cortarle la ayuda si no aceptaba un plan que asegurara que los bancos chipriotas eran solventes. El problema con Grecia está más relacionado con la cantidad de ayuda que podría recibir finalmente y con el hecho de si tiene una cantidad suficiente de colateral bueno.

Es muy dudoso que el BCE tome esa decisión por sí mismo: cortar la ayuda a Grecia incrementaría considerablemente el riesgo de que acabara saliendo del euro. La salida de un miembro de la eurozona sin duda "interferiría con los objetivos y las labores del sistema del euro". Tal vez la ayuda podría limitarse de alguna manera. Pero eso parece incompatible con la idea de ayuda de emergencia a un sistema bancario: si existen dudas acerca de la provisión de liquidez, eso podría acelerar la aparición de problemas, como la retirada masiva de dinero de los bancos, que es lo que la ayuda intenta evitar.

Se supone que la ayuda de liquidez de emergencia es solamente una solución a corto plazo. La opción más sencilla para Grecia consiste en aceptar una extensión del programa de rescate y así ganar tiempo para negociar un acuerdo a largo plazo. Para ello el gobierno griego tendría que dar un giro de 180 grados a su estrategia política.

Pero cuanto más tiempo persista la situación actual, mayor es el riesgo de que el BCE tenga que considerar si debe impedir que continúe la ayuda de emergencia, lo que tendría graves repercusiones financieras para Grecia. El gobierno griego debería tener muy en cuenta esto a la hora de tomar su decisión.

– El BCE sextuplica el préstamo de urgencia a la banca griega (Cinco Días – 6/2/15)

(Por N. Salobral)

Después de la contundente decisión del miércoles, por la que el consejo de Gobierno del BCE acordó dejar de aceptar bonos soberanos griegos como colateral en las peticiones de liquidez de los bancos helenos a partir del próximo día 11 si no hay un acuerdo político, la institución salió hoy en defensa de las entidades financieras del país, ahora amenazadas por la fuga de depósitos.

La medida adoptada el miércoles fue un auténtico ultimátum del BCE al gobierno de Alexis Tsipras para que alcance cuanto antes un pacto con la troika sobre su deuda. De hecho, la negativa a seguir aceptando bonos soberanos griegos como garantía a cambio de liquidez -a menos que haya un acuerdo a más tardar el próximo miércoles- supone torpedear la única vía de la que ahora dispone el Gobierno griego para financiarse en el mercado: la emisión de letras, que a su vez son adquiridas en su mayoría por las entidades financieras griegas. Pero el BCE sí mantiene su disposición a garantizar la liquidez de la banca helena si no a través de las subastas de liquidez habituales -accesibles durante la crisis a pesar de la calificación de bono basura de la deuda soberana griega-, sí a través de las líneas de liquidez de emergencia, conocidas como ELA por sus siglas en inglés.

El BCE permitirá al Banco de Grecia conceder liquidez por esta vía de urgencia a las entidades del país por hasta 60.000 millones de euros. Por un lado, habría aprobado la concesión de préstamos de emergencia dentro de su financiación regular por 50.000 millones, a lo que se sumaría un extra de 9.500 millones, según apuntaba ayer la agencia Bloomberg y el diario alemán Die Welt. Fuentes oficiales del BCE declinaron confirmar la cuantía y señalaron que los importes de estas líneas de liquidez, que no son ilimitados, se determinan cada dos semanas. El recurso a esta financiación de emergencia ya fue empleado con abundancia en 2012, cuando su concesión alcanzó un máximo en el mes de octubre de aquel año en los 107.000 millones de euros.

El gesto del BCE llega en un momento de gran inquietud para la banca griega, que hoy volvió a derrumbarse en Bolsa al conocer la negativa de Fráncfort a aceptar como garantía la deuda soberana del país y que ha visto crecer la retirada de depósitos en las últimas semanas, antes y después de la victoria de Syriza.

Yannis Stournaras, el gobernador del Banco Central de Grecia, institución que asume el riesgo de las líneas de liquidez de emergencia, insistió en que "los depósitos y la liquidez están absolutamente a salvo". "No hay en absoluto ningún problema con los bancos. Está todo bajo control, ha sido un día tranquilo", añadió en referencia a la retirada de depósitos. Y recordó que la decisión del BCE sobre la aceptación de garantías para los bancos griegos puede ser revocada si hay un acuerdo con el gobierno griego. De lo contrario, y si Tsipras mantiene el pulso, Atenas tendrá serios problemas para financiarse en el mercado y los bancos lo harán a mayor coste. Las subastas de liquidez del BCE son a tan solo el 0,05% de interés, frente al 1,55% de los préstamos de emergencia.

A falta de datos oficiales de enero, durante el mes de enero podrían haberse retirado depósitos de los bancos griegos por más de 10.000 millones de euros, mientras que las últimas peticiones de liquidez de emergencia ascenderían a 3.500 millones de euros.

– El BCE se reserva un as en la manga contra Grecia: corralito, pero dentro del euro (Libertad Digital – 5/2/15)

La supervivencia de la banca helena depende de que el BCE renueve sus líneas de liquidez extraordinaria, pero puede usarlas de varias formas.

(Por M. Llamas)

Atenas y los miembros de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) han comenzado a mover, poco a poco, sus piezas en este particular juego del gallina que ha desatado el Gobierno griego de Alexis Tsipras. El líder de la coalición de izquierda radical suspendió las condiciones acordadas en el plan de rescate heleno tras alzarse con el poder la pasada semana.

En los últimos días, tanto Tsipras como su mano derecha, el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, han emprendido una gira por distintos países europeos en busca de apoyos para renegociar una nueva reestructuración de su deuda. Sin embargo, por el momento, las gestiones realizadas no han sido fructíferas para Atenas.

Tal y como se preveía, Alemania no está dispuesta a pagar la factura de un Gobierno cuyo fin es repetir los mismos errores que condujeron al Estado heleno a la quiebra. El Ejecutivo de Angela Merkel insistió el jueves, durante la reunión mantenida con Varufakis, que Syriza tendrá que renunciar al grueso de su programa si quiere negociar.

Grecia deberá mantener más o menos intacta la senda de reformas y ajustes acordada en el plan de rescate para garantizar el equilibrio presupuestario y mejorar la competitividad de su economía, ya que, en caso contrario, los alemanes son muy conscientes de que la deuda helena no será devuelta, por muchas quitas que se apliquen de nuevo. Así pues, la principal condición para hablar es que Tsipras dé marcha atrás a sus promesas electorales de antiausteridad, aunque, por el momento, no parece estar muy dispuesto.

El BCE mueve su primera pieza

El problema es que el tiempo corre en su contra. El plazo de vigencia del rescate expira el próximo 28 de febrero y si, para entonces, no hay acuerdo con la troika para su renovación, el BCE dejará de financiar a los bancos griegos, desatando con ello el temido corralito bancario.

El BCE no iba de farol, ya que en la noche del pasado miércoles comenzó a cumplir su amenaza. La entidad monetaria anunció que ya no acepta deuda pública griega como colateral para las operaciones de refinanciación de los bancos helenos. En la práctica, esto significa que el BCE restringe las vías de liquidez del sistema financiero de Grecia.

Con la ventanilla del BCE casi cerrada, la supervivencia de los bancos griegos dependerá, en gran medida, de las líneas extraordinarias de liquidez del Banco Central de Grecia (ELA) para no echar el cierre. Sin embargo, esta financiación de emergencia depende, en última instancia, de la autorización del BCE, y ésta tiene que renovarse cada dos semanas (el 18 de febrero es la próxima cita al respecto). Si el BCE cierra esta última vía de liquidez, la banca griega colapsará, desatando el consiguiente corralito.

En la actualidad, los bancos griegos aún tienen un algo de margen, ya que cuentan con un cierto colchón para financiarse y, además, el BCE habría autorizado cerca de 60.000 millones de euros a través del ELA para cubrir sus potenciales necesidades de liquidez.

Pero esta cuantía podría resultar insuficiente si se acaba extendiendo el pánico entre los depositantes, acelerando la retirada de efectivo que ya se inició el pasado mes de diciembre. Hoy por hoy, uno de los mayores riesgos es que se desate una corrida bancaria (los clientes acudiendo en masa a retirar sus depósitos).

Si este fenómeno sucediese, Atenas se vería obligada a decretar algún tipo de control de capitales, refringiendo la salida de dinero, tanto de los bancos como del país. En los últimos dos meses, los griegos habrían sacado cerca de 21.000 millones de euros de sus cuentas bancarias, más del 12% del volumen total de depósitos registrado en noviembre, según las últimas estimaciones de JPMorgan. Pero la cuestión es que dicho escenario dependerá, en última instancia, del BCE.

"Corralito" y fuera del euro

La exclusión de los bonos griegos ha sido una primera advertencia clara al Gobierno de Syriza para que llegue a un acuerdo cuanto antes con la troika para renovar el plan de rescate, renunciando, por tanto, a gran parte de su programa económico, pero no tiene por qué ser la última medida de presión. La imposición de un corralito y la salida o no del euro de Grecia dependerá del BCE y, más concretamente, de cómo utilice el citado ELA, el cordón umbilical que mantiene al país heleno atado a la moneda única.

Por un lado, si Syriza no da su brazo a torcer e insiste en rechazar la senda de reformas y ajustes marcada, sin llegar a ningún acuerdo con sus acreedores (troika), el BCE podría cortar por completo la línea de financiación extraordinaria a los bancos griegos:

  • El BCE suspende el ELA que sostiene en pie a la banca griega.

  • Se desata un pánico bancario, los griegos acuden en masa a retirar su dinero y la banca, ante la imposibilidad de devolver los depósitos, echa el cierre.

  • El sistema financiero colapsa, y, con él, el mercado crediticio y de deuda pública.

  • La única forma de reanudar la actividad bancaria sería mediante impresión de moneda local.

  • Grecia, por tanto, decide salir del euro.

"Corralito", pero dentro del euro

Ésta es la opción nuclear que, en principio, nadie desea. Sin embargo, existe una vía a medio camino para presionar a Grecia durante las semanas o meses que la troika y Atenas se sienten a negociar, con la ventaja de que ya cuenta con un precedente: el caso de Chipre.

  • El BCE no elimina el ELA por completo, pero restringe su cantidad, situándola por debajo de las necesidades de liquidez de los bancos griegos.

  • Se acelera la fuga de depósitos y se avanza hacia una corrida bancaria.

  • Atenas decreta el corralito, el citado control de capitales para limitar la retirada de depósitos (los griegos pueden sacar euros, pero sólo una cuantía determinada de forma periódica), a imagen y semejanza de lo acontecido en Chipre.

  • Lo acreedores y grandes depositantes (más de 100.000 euros) de los bancos griegos sufren quitas, procediendo a la conversión de deuda en acciones que estipula el nuevo mecanismo europeo de rescate bancario. Es decir, los acreedores se convierten en accionistas y, de este modo, las entidades recomponen su capital (bail-in).

  • Se mantienen y extienden en el tiempo los controles de capital, pero Grecia se mantiene en el euro.

El modelo chipriota se reproduciría en Grecia. Los bancos griegos sobrevivirían gracias a la financiación extraordinaria, pero restringida, del BCE, con el consiguiente corralito y el lógico descontento de la población. Todo ello, permitiría prolongar las negociaciones con Atenas sobre el rescate, pero también serviría como una fuerte medida de presión a Syriza, en lugar de desencadenar su expulsión definitiva del club.

"La experiencia de Chipre sugiere que no se puede descartar por completo la implantación de controles de capital como una opción política más", según Jens Bastian, un antiguo miembro del grupo de trabajo griego de la Comisión Europea y, ahora, analista independiente en Atenas.

"La situación hoy no es tan grave, pero podría llegar a producirse". Los controles de capital podrían resultar dolorosos e impopulares para los griegos, elevando la presión sobre Tsipras para llegar a un acuerdo lo antes posible, ya que la popularidad de Syriza se vería dañada y la crisis económica se recrudecería. La partida continúa…

– Viaje al fondo de rescate europeo: así es el mayor acreedor de Grecia (Expansión – 7/2/15)

(Por María G. Mayo)

El MEDE (Mecanismo Europea de Estabilidad) ha instrumentalizado los últimos programas de rescate de la crisis y es el mayor acreedor griego. ¿Cómo funciona por dentro?

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Las oficinas del MEDE poco tienen que ver con lo que cualquier mortal imaginaría cuando piensa en un organismo cuyo principal objetivo es salvaguardar la estabilidad financiera de la zona euro. Sus herramientas: los rescates y la vigilancia de cerca el cumplimiento de los pagos de esos préstamos.

Se trata de una sede con pocos pasillos, compuesta de varias salas diáfanas y despachos, entre los que se intercalan cómodos sofás para reuniones improvisadas. Colores vivos, mesas que cambian de altura para poder trabajar de pie y hacer ejercicios a la vez, pelotas de pilates… Son una constante en este edificio de muros transparentes, alojado en un barrio de oficinas de la capital luxemburguesa. Ni hombres de negro ni mucha corbata.

Se percibe rápidamente que es una institución nueva, con muchos empleados jóvenes y en pleno crecimiento. De momento, cuenta con 145 trabajadores y podría llegar a 160 a final de año.

Pero detrás de esta apariencia de tecnológica de Silicon Valley, se gestiona uno de los organismos clave durante la última crisis. Inaugurado en octubre de 2012, ha sucedido al FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, en inglés EFSF), el instrumento temporal que se puso en marcha para la asistencia financiera a los países de la región del euro tras el primer rescate griego.

Trabaja directamente con el BCE, el FMI y la Comisión Europea y se ha creado ad hoc para una coyuntura excepcional.

El MEDE es una institución intergubernamental permanente, compuesta por los países de la zona euro, con una capacidad de préstamo de 500.000 millones de euros. En su lista de logros están las ayudas a España (de 41.000 millones para el sector bancario, que se inició en la época del FEEF y ya está finalizado), y a Chipre (10.000 millones). A pesar de que a su director general no le guste, le han llamado el consejero delegado de los rescates. "Nosotros ayudamos a los países a hacer ajustes. Nosotros damos préstamos a estados de la UE para que mejoren sus políticas", aseguraba a Expansión al poco tiempo de su puesta en marcha.

Cuenta con diferentes instrumentos de "asistencia financiera": préstamos para países con dificultades para financiarse en los mercados; préstamos para recapitalización de bancos; recapitalizaciones directas a bancos, asistencias financieras preventivas y, por último, compra de bonos de los países miembros del MEDE (en el mercado primario y en el secundario). A cambio, la institución exige unas condiciones determinadas y un control estricto hasta que se devuelva lo prestado. En el caso de España, la fecha prevista es 2027 (ver gráfico).

Entre sus demandas más comunes en los programas de ajuste que ha desarrollado están las medidas de consolidación fiscal, reformas estructurales, reestructuración del sector financiero… "No somos parte de la troika, pero estamos en contacto directo con ellos", aseguran. Una receta que desde el punto de vista de Christophe Frankel, director financiero y director gerente adjunto del organismo, está dando sus frutos. Frankel apoya su argumento en la evolución de la prima de riesgo de los países en los que el MEDE o el FEEF ha tomado cartas. "El mercado ha reconocido que las medidas han sido muy eficientes", asegura.

Según explica, el riesgo-país irlandés ha pasado desde 15,1% en julio de 2011 a 1,3% a mediados de enero de este año y el español, del 7,6% al 1,6% en ese periodo. También reconoce el papel del BCE en esta relajación en los mercados. "Todos formamos parte del puzle".

En el MEDE sacan especialmente pecho de su actuación en España. En cuanto al tema de moda en el euro, Grecia, son cautos. Klaus Regling, director general, declaraba recientemente. "Tengo ganas de participar de manera constructiva con el nuevo Gobierno griego. El FEEF ha desembolsado, hasta el momento, 141.800 millones de euros allí (el rescate total es de alrededor de 226.500 millones de euros). Como resultado, posee el 44% de toda la deuda pública griega hoy. Somos, por lo tanto, el mayor acreedor de Grecia". Y añade: "Como el mayor acreedor de Grecia, tenemos una participación evidente en el futuro del país". Entre las vías que se han barajado ante la nueva situación está ampliar los vencimientos de la deuda si fuera necesario.

Pero el MEDE, para prestar dinero, tiene otra misión: colocar su deuda. Sus tareas están tan diferenciadas, que al equipo de préstamos y al de colocación le separa un gran muro en el edificio, que sus empleados llaman la muralla china. A un lado y al otro abundan las pantallas de Bloomberg, los teléfonos y la tensión, como los de cualquier banco de inversión. Es el epicentro de los rescates y ahí sí se percibe en el ambiente.

En 2014, junto con el FEEF, emitió 49.500 millones en bonos y para 2015, calcula 27.500 millones. La mayoría de sus inversores son institucionales: bancos (un 40%) y bancos centrales y gobiernos (un 36%). Casi el 50% son europeos y el 31% asiáticos.

Habrá que ver si las nuevas demandas griegas alteran o no los nervios en esta particular oficina.

– Por qué esta vez la salida de Grecia no sería un problema (Vozpópuli – 8/2/14)

La historia siempre se repite con matices. No es la primera vez que el Gobierno griego enfila el peligro de salir del euro. En el verano de 2012, Samaras ya se resistió a cara de perro al paquete de rescate de la Troika. Sin embargo, en esta ocasión la "Grexit" podría entrañar menos peligro para Europa. El riesgo es otro…

Grecia ya estuvo a punto de ser exiliada del euro. En el pico de la crisis soberana, allá por la primavera de 2012, las declaraciones de ministros alemanes insinuando la expulsión de Grecia se sucedieron en oleadas. Hasta el punto de que el titular de Finanzas tudesco, Wolfgang Schäuble, sugirió en público que Europa podría sobreponerse a la exclusión de los helenos y que, en cualquier caso, no se les podía obligar a hacer lo que no querían.

Tras haber ganado en junio las segundas elecciones en dos meses, Samaras logra formar Gobierno en Atenas y se declara a favor de seguir en el euro. Sin embargo, se resiste como gato panza arriba a muchas de las medidas del programa de rescate. Ante la actitud rebelde del Ejecutivo heleno, el titular de Exteriores germano, Guido Westerwelle, manifiesta que la permanencia dentro del euro está "en manos de los griegos".

Dentro del círculo de Merkel, el hombre que más fervientemente defiende el euro y el proyecto europeo es al mismo tiempo partidario de darle una patada a Atenas. ¿Y cómo se come eso? Pese a su probado europeísmo, Wolfgang Schäuble creía que a largo plazo uniría y disciplinaría al resto. Los demás países se apresurarían a tomar medidas para que esta unión fuese sostenible al ver las consecuencias de no hacerlo en el espejo griego. Además, Merkel podría vender en su país que el peor estudiante de la clase había sido castigado y que se debía establecer un perímetro de protección alrededor de los países que sí cumplen y cuyos rescates serían imposibles de costear, como España e Italia.

Lo mismo opinaba una rama del Ejecutivo teutón, que enseguida sacó a relucir la idea de soltar lastre y hacer una unión europea pequeña, dejando fuera a los países del sur. Y así no es de extrañar que el contagio prendiese por toda la periferia cual gasolina en el fuego…

La resistencia de Samaras

Entretanto, al igual que está haciendo hoy Tsipras, Samaras peleaba entonces por evitar el rescate para gran enojo de los alemanes, quienes encima acababan de financiar la mayor quita de todos los tiempos. Y del mismo modo que ahora, el BCE dejó de aceptar los bonos del Estado griego como garantías para dar liquidez a los bancos. Tan pronto se extendiese el pánico, el banco central no podría financiar entidades que considerase insolventes. En aquellas fechas, todos los días llegaba del extranjero un cargamento de billetes directo a la banca porque Grecia apenas tenía capacidad de impresión. El país corría el riesgo de precipitarse al abismo arrastrado por los bancos, una de las amenazas que en la actualidad también se cierne sobre Atenas.

Hasta que el 26 de julio se produce el cambio de rumbo que salva el euro, después de muchas presiones de Estados Unidos para que Europa aproveche al BCE como parapeto contra las turbulencias. Coincidencia o no, Draghi anuncia que hará lo que sea necesario para salvar el euro el mismo día que Barroso visita a Samaras en Atenas. El entonces presidente de la Comisión le insiste al líder griego con que el Gobierno alemán no le brindará otra alternativa: primero tiene que llevar a cabo las reformas y sólo más adelante podrá buscar una flexibilización de las condiciones. En la conferencia de prensa posterior, el portugués proclama la capitulación de Samaras ante Berlín: "El primer ministro me ha asegurado que cumplirá", declara.

A finales de agosto, la canciller recibe a Samaras en Berlín, lo que supone una señal inequívoca para aquellos que en Alemania querían echar a Grecia del euro. Por si fuera poco, China también interviene. En la cumbre sino-alemana del 30 de agosto, el entonces primer ministro chino, Wen Jiabao, traslada sin rodeos a Merkel que teme que la salida de Atenas azuce el contagio en el sur de Europa y, al final, provoque la ruptura de la unión monetaria. En tales condiciones, el antiguo Imperio Celeste no podría colocar sus dineros en Europa.

De modo que la incertidumbre finalmente empujó a Merkel a mantener a Grecia en el euro. El milagroso giro de 180 grados se consuma. En noviembre, al ingresar el desembolso del rescate, Samaras concluye que nunca más Grecia pondrá en peligro al euro… ¿Seguro?

La historia vuelve con Syriza

Casi dos años y medio más tarde, el conflicto de Grecia vuelve a ocupar el foco y amenaza con desestabilizar de nuevo a toda la unión monetaria. Sin embargo, la situación es completamente distinta, o al menos esa es la impresión preponderante en Europa: "Para empezar, Grecia por fin crece. Había que corregir unos desequilibrios brutales y en Bruselas albergábamos bastantes dudas sobre si estos paquetes de rescate tipo FMI podrían aplicarse a un país europeo. Pero ahora la visión generalizada es que los países periféricos están viendo la luz al final del túnel, aunque los ciudadanos tarden en notarlo y todavía estén aguantando muchos sacrificios. En estos momentos, el problema de fondo se halla en Italia y Francia, que también han de adoptar reformas. Pero este proceso no se puede parar. Y lo que sucede en Grecia es alarmante en tanto en cuanto se traslade una señal de que las reformas se van a detener después de semejantes esfuerzos", explica una fuente europea.

En 2012, el mercado castigaba a la UE porque Grecia abría la puerta a la voladura incontrolada del euro. Sin embargo, mientras que en estos momentos Atenas sufre las turbulencias de los mercados, las primas de riesgo de los demás periféricos se han mantenido estables. Y eso se interpreta en Bruselas como que esta vez los cortafuegos están funcionando. A saber, que ningún país gastará de más porque hay un férreo control fiscal, que los bancos estarán controlados por la supervisión europea y que el BCE será el prestamista de última instancia de los países si hace falta. Esos tres hechos antaño impensables constituyen una defensa contra la hipotética salida de Grecia.

A la hora de minimizar los riesgos, otro factor no menor es la escasa presencia de acreedores particulares. En Grecia existe poca exposición de la banca privada después de que en octubre de 2011 se practicase la mayor quita de la historia por valor de 200.000 millones, un canje que básicamente consistió en no pagar la deuda durante años merced a una operación financiada por los Estados europeos con Alemania a la cabeza.

Es más, lo que ahora se considera que puede romper el euro es que un país se salte las reglas y ese fenómeno se extienda a otros, lo que en el fondo daría la razón a la tesis de Schäuble. De acuerdo con esa visión, Grecia debe cumplir con las normas. O lo que es lo mismo, Syriza tiene que capitular para que se pueda salvar la integración europea.

Y este diagnóstico se corrobora con lo que está sucediendo sobre los parqués. En los últimos días, las pocas veces que parecía que el Ejecutivo griego ganaba poder negociador y el mercado heleno repuntaba, entonces se leía entre líneas un impulso a las ideas de Podemos y, por lo tanto, se penalizaba ligeramente a España. Ésa es la lectura que se desprende de los mercados. Precisamente cuando la cosa pintaba mejor, el verdadero contagio que esta vez se teme es que se paren las reformas porque alcancen el poder partidos contrarios al cumplimiento de la disciplina como la formación encabezada por Pablo Iglesias. De ahí la dureza con la que están respondiendo los alemanes. No es de extrañar que Draghi ejerza de poli malo desenchufando el primero de los cables de asistencia de los que se beneficia Grecia por estar en el euro.

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