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Propuesta de tecnología para la producción de maíz en Cuba



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Materiales y métodos
  4. Tecnologías del cultivo del maíz en Cuba
  5. Acondicionamiento de presiembra
  6. Agricultura de Conservación
  7. Análisis de los resultados
  8. Siembra
  9. Cultivo y fertilización
  10. Cosecha
  11. Impacto social, económico y ambiental de la nueva tecnología
  12. Conclusiones
  13. Recomendaciones
  14. Referencias Bibliográficas
  15. Anexos

Resumen

El trabajo realiza una revisión bibliográfica sobre las diferentes tecnologías existentes en el mundo para la producción del cultivo de maíz. El objetivo es argumentar una propuesta de tecnología para la producción del cultivo de maíz en Cuba, considerando la protección del medio y el incremento de los rendimientos. Para lograr el objetivo propuesto, se comparó la tecnología actual del cultivo de maíz vigente en la agricultura cubana con otras tecnologías existentes en el mundo, hasta llegar a definir la propuesta. Se comprobó que la tecnología tradicional requiere de un gran número de actividades para la preparación de suelos, lo que provoca su degradación y un elevado consumo de combustible; mientras los sistemas de Laboreo Mínimo y Siembra Directa han sido evaluados en dos regiones del país con buenos resultados productivos. Se concluye que el sistema de labranza mínima (T2) propuesto aventaja al tradicional, al evitar la erosión, mejorar las propiedades físico-mecánicas de los suelos, la fertilidad y humedad; logrando una significativa reducción de las labores mecanizadas, la disminución del consumo de combustible hasta un 57 % y el descenso del impacto ambiental al evitar la emisión de 156 kg·ha-1 de gases de efecto invernadero.

Palabras Claves: Tecnologías de cultivo, maíz, Laboreo mínimo, Siembra directa

TITTLE: Proposal of technology for the production of corn in Cuba.

Abstract:

The work accomplishes a bibliographic revision on the different existent technologies in the world for the production of the cultivation of corn. The objective is to argument a proposal of technology for the production of the cultivation of corn in Cuba, considering the protection of the midway and the increment of the performances. In order to achieve the proposed objective, the Cuban with other existent technologies compared the present-day technology of the cultivation of corn in use in agriculture herself in the world, even taking place to define the proposal. It was verified that the traditional technology calls for a large number of activities for the preparation of grounds that provokes his degradation and a lofty consumption of fuel; while Stubble tillage and Direct seeding systems have been evaluated at two regions of the country with good productive results. It is concluded that the system of stubble tillage (T2) proposed cultivation surpasses the traditional, avoid the erosion, improving the physical properties soil mechanics, the fertility and humidity; achieving a significant reduction of the mechanized works, the decrease of the consumption of fuel to a 57 % and the descent of the environmental impact to avoid 156 kg·ha-1 of greenhouse gas emissions.

Key Word: Technology of farming, corn, Stubble tillage, Direct seeding

Introducción

Existen dos corrientes distintas con respecto al origen del maíz. La primera y más extendida sitúa su origen en la evolución del teocintle[1]cultivo anual que posiblemente sea el más cercano al maíz. La segunda tendencia cree que se desarrolló a partir de un maíz silvestre hoy desaparecido. Gracias a la datación por medio de Carbono 14 realizada sobre espigas de maíz encontradas en yacimientos arqueológicos del Valle de Tehuacán se ha sabido que el maíz era consumido en México hace 7000 años. Las mazorcas de aquella época se diferenciaban considerablemente de las que conocemos hoy en día, medían entre 3 cm y 4 cm de longitud y tenían escasa cantidad de granos cada una (ESA, 2013).

El teosinte tiene una apariencia tan distinta a la del maíz, que por mucho tiempo se dudó que estas dos especies podían estar relacionadas. El maíz es la planta cultivada con los más profundos procesos de domesticación que existen, pues es el resultado de un proceso que llevó entre 500 y 2000 años, hasta que sus creadores consiguieron obtener una planta con los rasgos propios de una especie cultivada (Doebley, 2004; Bravo y Monteverde, 2010). Fueron las mujeres quienes, luego de un continuo proceso de experiencias acumuladas sobre el uso y transformación de las plantas útiles, de aprender dónde encontrarlas y de experimentar cómo guardarlas, iniciaron los procesos de domesticación del maíz (Doebley, 2004; Bravo y Monteverde, 2010).

Los orígenes del maíz fueron, sin lugar a dudas, en América Central, especialmente en México, de donde se difundió hacia el norte hasta el Canadá, hacia el sur hasta la Argentina y el Caribe. Cristóbal Colón en su primer viaje refirió haber visto en Cuba cuatro tipos de granos: amarillos, blancos, morados y colorados, lo que determinó la prevalencia de la voz Arauca, mahis. Sin embargo, en Cuba el manejo de este recurso no tenía la tradición milenaria de Mesoamérica: la yuca y el boniato eran en realidad los cultivos de subsistencia. Los españoles y portugueses lo llevaron a África, Europa y Asia (siglo XVI), alcanzando pronta propagación para convertirse en un alimento universal (Collazo, 2009).

El maíz es una gramínea, robusta, de 1 m a 4 m de altura, determinada; normalmente con un solo tallo dominante pero puede producir hijos fértiles; hojas alternas en ambos lados del tallo, pubescentes en parte superior y glabrosas en parte inferior; monoica con flores masculinas en espiga superior y flores femeninas en jilotes laterales; protrándrica con la floración masculina ocurriendo normalmente 1 a 2 días antes que la femenina; polinización libre y cruzada con exceso de producción de polen: 25 x 103 a 30 x 103 granos por ovulo; granos en hileras incrustados en el olote; mazorca en su totalidad cubierta por hojas; grano cariopsis y metabolismo fotosintético (Bolaños y Edmeades, 1993; Morales y Ramos et al., 2010; Moreno y Loboa et al., 2011). Observe en las Tablas 1 y 2 su clasificación y algunas características.

Tabla 1. Clasificación completa del maíz

Reino

Vegetal

División

Espermatofitas o Fanerógamas

Subdivisión

Angiosperma

Clase

Monocotiledoneae

Subclase

Glumiflorae

Orden

Poales

Familia

Poaceas o Gramineae

Tribu

Maydeae

Género

Zea

Especie

Zea mays L.

Fuente: Conferencia sobre el cultivo de maíz (Permuy, 2013)

Tabla 2. Características edafo-climáticas para la clasificación de variedades según su ciclo de madurez

Maduración

Ciclos / días

Altitud (m)

Días a flor

Temperatura (oC)

Precoz

90-100

0-1600

50

25-28

Intermedia

100-110

0-1600

50-60

25-28

Tardía

110-120

0-1600

+ 60

25-28

Fuente: (Bolaños y Edmeades, 1993). La fenología del maíz En: Síntesis de los resultados experimentales del PRM.

La planta de maíz es anual, con un ciclo de vida de 110 a 130 días en dependencia de la variedad y época (Permuy, 2013). Requiere suelos con buen drenaje, de textura media profundos, sin exceso de calcio y con un pH entre 6 y 7, no son favorables ni los muy arcillosos, ni los muy arenosos; deben evitarse los suelos fuertemente infestados con Zancaraña (Rottoboellia exaltata L) y Don Carlos (Sorghum halepense) por su resistencia a los herbicida. El crecimiento y desarrollo óptimo lo alcanza entre 21 oC y 32 oC, la fotosíntesis cesa de 7 oC a 8 oC produciendo una clorosis a los 2 ó 3 días si se mantienen las bajas temperaturas. El contenido de humedad debe estar entre el 60 % y 70 % de la capacidad de campo (Permuy, 2013).

Todas las informaciones indican que los grandes volúmenes de producción de maíz logrados en el mundo se sustentan en el cultivo de variedades transgénicas y cada año se incrementa significativamente esta práctica. En el año 2013 se estableció un nuevo récord en la producción, se cultivaron 175 millones de hectáreas. En el periodo 1996 a 2013 el crecimiento ha sido continuo, en este periodo se ha multiplicado por más de 100 el número de hectáreas destinadas al cultivo de alimentos modificados genéticamente, pasando de 1,7 millones de hectáreas en 1996 a 175,2 millones de hectáreas en el año 2013 (ISAAA, 2014).

El grano de maíz constituye la base de la alimentación humana en muchos países en vías de desarrollo de la América Latina. Es también el concentrado energético por excelencia de los sistemas intensivo de alimentación para aves, ganado de leche y ganado de carne. El maíz tiene cientos de usos, si analizamos la estructura del grano maduro en base a materia seca, podemos ver que contiene aproximadamente 77 % de almidón, 2 % de aceite, 5 % de pentosanas, 9% de proteínas, 2% de azúcar y 2 % de cenizas. Las cenizas del grano del maíz contienen sales de calcio, magnesio, fósforo, aluminio, hierro, sodio, potasio y cloro. El maíz se utiliza para tres objetivos fundamentales : como alimento humano, pienso y (o) forraje, y materia prima para gran cantidad de productos industriales (Permuy, 2013).

La producción de maíz al cierre del la primera quincena de marzo de 2015, es de 989,661 x 106 t, el mayor productor es Estados Unidos de América (EUA) 361,091 x 106 t, China 215,000 x 106 t, Brasil 75 x 106 t, Ucrania 28,5 106 t y Argentina 23,5 106 t. (USAD, 2015).

En Cuba dada la importancia que representa el cultivo del maíz para la alimentación, se ha trazado una proyección estratégica para la producción de este grano con destino a la población hasta el año 2015, donde para esta fecha está previsto sembrar un área de 145 000 ha con un rendimiento de 3,3 t.ha-1, con el objetivo de sustituir la importación de maíz seco con la producción nacional. Por otro lado se pretende potenciar la utilización de una densidad de población no inferior a 50 000 plantas por hectáreas y establecer la siembra del 40 % de maíz en la época de invierno (Hernández y Soto, 2012).

Para lograr estos volúmenes de producción en nuestro país se requiere una tecnología de producción que sea viable desde el punto de vista ambiental y económico, que logre mejores resultados productivos que el tradicional. Uno de los retos para varios especialistas es establecer un sistema de labranza que no solo permitan mejorar las propiedades físicas del suelo, reducir el plazo de ejecución y aumentar el rendimiento agrícola del cultivo, sino que también consigan reducir el consumo energético de todo el sistema de producción adoptado, teniendo en cuenta las condiciones edafo-climáticas propias de cada región del país, mediante el empleo de sistemas de labranza mínima en los que no se efectúen labores de volteo del prisma del suelo (Leyva y Serrano, 1997; Parra, 2009; Olivet, 2010). Sin embargo el problema es mayor, pues establecer una tecnología requiere de la revisión y modificación de cada una de las actividades mecanizadas que se les realizan al cultivo. Partiendo del planteamiento anterior, el objetivo de este trabajo es: Argumentar una propuesta de tecnología para la producción del cultivo del maíz, teniendo en cuenta la protección del medio, el aumento de los rendimientos y su comparación con la tecnología empleada tradicionalmente.

Materiales y métodos

Para introducir una tecnología de producción en cualquier cultivo y específicamente un sistema de labranza reducido, según (Hernández y Cintra et al., 2006) existen algunas necesidades:

  • 1. Cambio de mentalidad y construcción colectiva involucrando la experiencia de técnicos y productores.

  • 2. Escoger áreas más fértiles y con menos malezas problema.

  • 3. Escoger áreas bien soleadas evitando mal drenadas.

  • 4. Subsolar en áreas que estén compactadas.

  • 5. Nivelación del suelo para permitir un buen trabajo de las sembradoras.

  • 6. Corregir la acidez y las deficiencias de fertilidad para promover una adecuada producción de biomasa.

  • 7. No olvidar que la cobertura protege el suelo de la erosión, de la compactación, mantiene el suelo más húmedo y disminuye la amplitud térmica. Por lo tanto, hay que repetir los cultivos de cobertura o rastrojeros siempre que sea necesario, una a dos veces al año.

Tecnologías del cultivo del maíz en Cuba

En Cuba el Ministerio de la Agricultura (MINAG), tiene una tecnología tradicional para el cultivo del maíz (T1), la cual se encuentra en el Instructivo Técnico del Cultivo. También el Instituto de Investigaciones de Mecanización Agropecuaria (IIMA, 2006), establece en su publicación Tecnologías para las producciones agrícolas en Cuba, la Tecnología mecanizada para hortalizas y granos, la cual planteamos a continuación para la comparación con la propuesta tecnológica que presenta este trabajo (Ver Anexo No.1).

Exigencias agrotécnicas en la preparación de suelos. Las exigencias fundamentales para la preparación de suelos en hortalizas y granos es lograr una capa mullida a una profundidad de 0,15 m a 0,25 m. Esto puede lograrse generalmente con un pase de roturación primaria hasta 0,20 m a 0,25 m, un pase de cruce de 0,15 m a 0,20 m y uno o dos de mullición a 0,10 m a 0,15 m. Es imprescindible lograr una mullición adecuada que permita una siembra de calidad y el posterior desarrollo del cultivo.

Roturación convencional con inversión del prisma. La preparación de suelos que se utiliza en Cuba para la producción de hortalizas y granos es la roturación convencional con arados de discos, y en muy pocos casos con multiarado o arados de vertedera. Las investigaciones realizadas por (IIMA, 2006) y el Instituto de Suelos han demostrado que la roturación y desterronamiento con arados de vertederas y con arados y gradas discos es la menos recomendable porque se produce la inversión de las capas superficiales del suelo y se entierran los restos vegetales dificultando la descomposición de la materia orgánica. Por otra parte, estas variantes incrementan la compactación del suelo, con efecto negativo en el desarrollo de las raíces y en la infiltración hídrica.

Desterronamiento. En cualquier tipo de suelo, pero especialmente en los suelos mas arcillosos, cobra mucha importancia la utilización del tiller para evitar la compactación del terreno, ocasionada principalmente por el paso de los equipos durante todas las labores productivas. Los agregados fundamentales que se utilizan son las gradas de 965 kg con tractor de clase traccional 14 kN o las gradas de 1500 kg y tiller de profundidad media con tractores de 20 kN a 30 kN.

Laboreo mínimo. El laboreo mínimo se utiliza en aquellos suelos maestros en los cuales hay un buen control de malezas o en el caso de que la cosecha del cultivo anterior haya producido una capa mullida que solo requiere de un acondicionamiento, como ocurre después de la cosecha de papas. El laboreo mínimo en estas condiciones puede realizarse también con gradas de 965 kg con tractor de 14 kN o gradas de 1500 kg y tiller de profundidad media con tractores de 20 kN a 30 kN.

Subsolación. A veces, debido al alto grado de compactación del suelo, se requiere una labor de subsolación, que debe hacerse a una profundidad de 0,30 m a 0,35 m con multiarado. El objetivo de esta labor es mejorar el drenaje interno del suelo y evitar el encharcamiento. Para la subsolación se utilizan tractores de 20 kN a 30 kN con subsolador de 2 órganos en suelos pesados y de 3 órganos en suelos ligeros.

Alisamiento. Para evitar el encharcamiento es imprescindible que los suelos estén bien nivelados. Una solución rústica es el pase por el campo de un poste de concreto o de madera unido con cadenas en sus extremos de forma que pueda pasarse de forma transversal al movimiento del tractor o yunta de bueyes. Pero la variante más adecuada sería el uso del alisador NBS-7, fabricado por el SIME, que se agrega a un tractor de 14 kN.

Acondicionamiento de presiembra

Aplicación de herbicidas. La aplicación de herbicidas es muy importante en la siembra directa, en tecnologías de mínima preparación del suelo y cuando no hay un efectivo control de malezas en el terreno. Puede realizarse con asperjadoras corrientes, dando un pase de grada para la incorporación del producto, en los casos en que esta labor sea necesaria. La aplicación de herbicidas se hace con una asperjadora convencional agregada a tractores de 14 kN y la incorporación del producto con tractor de 14 kN y grada de 965 kg. Es muy importante aplicar las dosis recomendadas de cada uno de los productos.

Surcado. La profundidad de los surcos depende del tipo de semilla o planta a sembrar, puede ser de 0,15 m a 0,20 m en la siembra de granos. La distancia entre surcos varía en dependencia del marco de siembra utilizado, que generalmente es de 0,45 m a 0,90 m. Con tracción animal se usan surcadores de un solo órgano, pero las versiones para tractor tienen generalmente 3, 4 o más órganos montados en un bastidor, ya que el surcado es una labor de bajo consumo de energía. Los tractores que más se utilizan para esta labor son los de la clase 14 kN.

Agricultura de Conservación

La Agricultura de Conservación (AC), es la combinación del uso de medidas agronómicas, biológicas y mecánicas que mejoran la calidad del suelo a través de tres principios técnicos cruciales: no alterar el suelo de forma mecánica (se planta o siembra directamente); cobertura permanente del suelo; especialmente con el uso de rastrojos y cultivos de cobertura; selección juiciosa para las rotaciones de los cultivos y cultivos múltiples, agroforestería e integración pecuaria. Estos sistemas muestran que cuando la calidad del suelo mejora, aumenta la producción agrícola y disminuye la erosión del suelo (Hernández et al., 2006).

Durante los años 2010 y 2011 se ha estado trabajando en proyectos para el suministro de insumos agrícolas y medios de mecanización para efectuar la siembra de granos sin laboreo del suelo; por ello se han introducido implementos agrícolas novedosos tales como: sembradoras de diferentes modelos y marcas, las cuales han sido financiadas por el MINAG (González y Campos et al., 2013).

Análisis de los resultados

Con respecto al sistema de labranza tradicional (T1), los sistemas de labranza mínima, contribuyen significativamente a la conservación y cuidado de las propiedades físicas del suelo, alcanzando mejores resultados de densidad, humedad, porosidad y resistencia a la penetración del suelo, favoreciendo el desarrollo de los cultivos (Parra, 2009; Olivet, 2010). Ambos autores coincidieron en que los rendimientos de los cultivos fueron superiores en el sistema de laboreo mínimo respecto al laboreo tradicional.

Partiendo de una intensa revisión bibliográfica, la propuesta es un sistema de labranza reducido, a partir de estudios realizados por (Bouza, 1996; Leyva y Serrano, 1997), en los que se utilizaron diferentes tipos de apero de corte vertical y horizontal del suelo sin la inversión del prisma del mismo, o simplemente la integración de estos en un sólo bastidor dotado de escarificador y elementos de mullido, que permiten el laboreo del suelo en una sola pasada. Nuestra propuesta coincide con (Parra, 2009; Olivet, 2010), este sistema de laboreo reducido (T2), consiste en una labor de rotura del suelo utilizando el multiarado; esto es, un arado subsolador equipado con dos rejas de ala ancha y una anchura de trabajo de 2 m, capaz de desplazarse a una profundidad de 0,20 m a 0,30 m, arrastrado por un tractor con una capacidad de tiro de 14 kN, seguida por dos pases cruzados realizados por una grada de discos trabajando a 0,15 m y 0,18 m de profundidad, respectivamente. En la Tabla 3, se muestra una relación de las diferentes fuentes de energía y aperos utilizados en la formación de los conjuntos que participan en el sistema de labranza mínima (T2) en cada labor.

Tabla 3. Sistema de labranza mínima con multiarado y grada de discos (T2)

Labores

Fuente de energía

Aperos

Rotura

Tractor de 14 kN

Multiarado

Gradeo

Tractor de 14 kN

Grada de discos

Gradeo

Tractor de 14 kN

Grada de discos

La Tabla 4, muestra como el sistema de labranza propuesto aventaja al tradicional, logrando mayores capacidades de trabajo, al reducirse considerablemente, con respecto al sistema de labranza T1, el número de labores efectuadas para preparar el lecho de asiento del cultivo (Olivet, 2010).

Tabla 4. Comparación de cantidad de actividades entre los sistema de labranza tradicional (T1) y mínimo con multiarado y grada de discos (T2)

No.

Operaciones

T1

T2

1

Subsolación

X

X

2

Rotura

X

3

Mullido

X

X

4

Alisado

X

5

Cruce

X

6

Mullido

X

X

7

Surcar-sembrar

X

X

Fuente: (Hernández et al., 2006)

Los mejores resultados explotativos de los conjuntos empleados en los dos sistemas de laboreo corresponden a T2, dado por el frente de labor del multiarado que casi duplica el del arado de discos, la elevada velocidad de trabajo de éstos conjuntos y el menor consumo de combustible; así como del coste que va asociado al mismo, al efectuar la menor cantidad de labores (Parra, 2009).

El sistema de labranza mínima (T2) favorece una mejor circulación de agua, oxígeno y nutrientes con relación al sistema de labranza tradicional (T1), cumpliendo los planteado por (Bouza, 1996; Leyva y Serrano, 1997; Parra, 2009; Olivet, 2010) sobre los objetivos que debe cumplir la labranza. Podemos decir que, en comparación con el sistema de labranza tradicional (T1), el sistema de labranza reducida mantuvo un mayor contenido de humedad durante el desarrollo del cultivo. Estos resultados coinciden con los obtenidos por (González et al., 2013; Permuy, 2013) para el cultivo del maíz. Los valores más bajos de la Resistencia a la Penetración (RP) en todo el perfil del suelo fueron los de T2, correspondiendo los más altos a T1. El valor medio de la RP en T2 fue de 1.77 MPa, mientras que en T1 estos valores medios se situaron en 2.16 MPa (Olivet, 2010).

Como se observa en la Tabla 5, de acuerdo con los datos obtenidos (Hernández et al., 2006); se logra una disminución significativa del consumo de combustible, 65,6 L·ha-1, equivalente a un 62 %, coincidiendo con (Parra, 2009) quien concluyó que el sistema de laboreo mínimo con multiarado y grada de discos T2 presentó el mejor comportamiento energético, con los menores consumos de combustible diesel.

Tabla 5. Comparación del consumo de combustible diesel entre (T1) y (T2)

No.

Operaciones

T1 (L·ha-1)

T2 (L·ha-1)

1

Subsolación

20

20

2

Rotura

25

3

Mullido

8

8

4

Alisado

10

5

Cruce

25

6

Mullido

8

8

7

Surcar-sembrar

9

3.4*

Total

105

39,4

Fuente: (Hernández et al., 2006) *(González et al. 2013)

En el sistema de labranza T2, son menores las emisiones de dióxido de carbono equivalente, alcanzando el mayor índice de sostenibilidad. En los motores diesel, cada vez que se quema un litro de gasóleo, por el tubo de escape salen 2,6 kg de CO2 (Jimenez, 2005). Entonces con respecto al sistema de labranza T1, el T2 disminuye la emisión en 170,56 kg·ha-1.

Siembra

Al igual que en la tecnología del cultivo, la propuesta es realizar la siembra y fertilización combinada. Es más conveniente la aplicación del fertilizante durante la siembra, utilizando para ello una sembradora-fertilizadora como la Baldán PLB-6, mecánica o la Gaspardo SP-6, neumática, que se agregan a tractores de clase 14 kN (IIMA, 2006; González et al., 2013).

En un estudio realizado por (González et al., 2013), sobre Tecnología mecanizada para la siembra directa y de mínimo laboreo en los cultivos de maíz y fríjol en las provincias de Matanzas y Ciego de Ávila, se lograron resultados factibles para introducción de esta tecnología en nuestro país. Las sembradoras laboraron satisfactoriamente con un mínimo de roturas en las diferentes unidades productivas: UBPC "El Sordo" y "El Roque " y la CCS "Mario Muñoz" de Matanzas, "Arnaldo Ramírez" y "La Cuba" de Ciego de Ávila. La calidad del trabajo realizado por las sembradoras se considera satisfactorio, ya que siembra con efectividad el 95 % las semillas de maíz y frijoles, con una profundidad estable. La sembradora neumática tiene una amplia gama de regulaciones para la distancia longitudinal entre semillas. La productividad explotativa lograda por la sembradora en la siembra de fríjol fue de 1,28 ha·h-1 y sembrando maíz esta productividad se incrementó un 30%, llegando a 1,66 ha·h-1. El consumo de combustible fue 3,40 L·ha-1 y en algunos casos con el maíz no se fue necesario gastar ningún combustible para la preparación de los suelos agrícolas antes de la siembra y la fertilización.

Siembra directa. Una opción con perspectiva es la siembra directa con sembradoras mecánicas como la Baldan PP/Solo 4000, la cual puede utilizarse en suelos con buen control de plantas indeseables, preferiblemente después de la cosecha de viandas. También puede emplearse en siembra convencional, con o sin fertilización combinada. Esta sembradora es adecuada para la siembra de granos en general y tiene posibilidades de regulación para las normas de siembra y ancho entre hileras empleadas en nuestro país en el fríjol y el maíz. Esta es una variante de gran utilización en otros países, pero que en Cuba requiere de estudios ulteriores en un proyecto experimental en que se determinen las mejores variantes para el control de plantas indeseables en una combinación de herbicidas y cultivo mecanizado (IIMA, 2006).

Rotación de cultivos

La rotación de cultivos es necesaria en la AC con el fin de evitar el aumento de plagas, malezas o enfermedades y para asegurar un sistema de raíces que penetren en el suelo a diferentes profundidades. Para hacer un uso eficiente de esta práctica, ordenarla y sistematizarla en una rotación de cultivos es necesario conocer las especies idóneas para cada cultivo en la región y cuanto aporta en biomasa y nutriente al suelo (Hernández et al., 2006; Cruz, 2013). El maíz es el cultivo que mas ofrece oportunidad de mezcla de cultivos, una vez que puede ser sembrado en asocio con gandul, fríjol de cerdo (canavalia), caupí, múcuras, crotalaria, mungo, girasol. El maíz, el fríjol, la soya, el girasol, el cacahuete, el arroz, el algodón y el trigo son cultivos que usualmente muestran buenos rendimientos cuando crecen en rotación. Estudios en Brasil han mostrado que los más altos rendimientos de maíz fueron obtenidos después de leguminosas como cultivos de cobertura o abonos verdes. Las plantas utilizadas como abonos verdes generalmente pertenecen a la familia de las leguminosas, por la posibilidad que tienen estas de fijar nitrógeno atmosférico en asociación con bacterias del género Rhizobium (Hernández et al., 2006).

Cultivo y fertilización

El control de malezas es fundamental en la producción de hortalizas y granos, pues con ello se garantiza la supervivencia y normal desarrollo de las plantas. Se recomienda hacer pases de cultivo aproximadamente cada 7 días mientras el desarrollo de las plantas lo permita, con lo cual se controla con mayor efectividad el brote de plantas indeseables, evitando su desarrollo y la producción de semillas, lo cual a la larga garantiza mantener el terreno limpio. La labor de cultivo, que comprende generalmente la eliminación de malezas y el aporque, se realiza en la mayoría de los casos con cultivadores de dos o más órganos de trabajo, agregados a tractores de 14 kN. Cuando se fertiliza después de establecido el cultivo se usa un cultivador-fertilizador. En muchos lugares se cuenta con cultivadores-fertilizadores de producción nacional, los cuales se agregan a tractores de 14 kN (IIMA, 2006). Estudios realizados por (Dimas y Ávalos et al., 2006) sobre fertilización orgánica e inorgánica, lograron los mayores rendimiento, 101.98 t.ha-1 de forraje verde de maíz, con un tratamiento de 40 t.ha-1 de estiércol bovino.

Protección de plantas

La labor de protección fitosanitaria se realiza fundamentalmente con los nuevos modelos de asperjadoras ya existentes en el país, que son de alta productividad y producen un sustancial ahorro de productos en comparación con los modelos tradicionales que aún se explotan en nuestras empresas y cooperativas agrícolas. Se agregan a tractores de la clase 14 kN. En determinados casos, especialmente en las instalaciones de cultivos protegidos se emplean mochilas para el asperjado de productos fitosanitarios (IIMA, 2006).

Cosecha

La cosecha de mazorcas de maíz verde y seco se hace generalmente de forma manual y el transporte con tractores de clase 14 kN con remolques convencionales. El IIMA ha evaluado diferentes modelos de combinadas cosechadoras autopropulsadas y de arrastre para la cosecha de maíz seco en una sola fase. Durante las décadas del 70 y 80 se utilizó en algunas empresas de nuestro país la combinada cosechadora-desgranadora de maíz Hersonetz 7, de fabricación soviética. Era un equipo de alta productividad, pero que en nuestras condiciones confrontaba la dificultad de los bajos rendimientos del cultivo, así como las muy comunes pésimas condiciones por enyerbamiento y otros obstáculos. Actualmente no sería posible la utilización de un equipo similar debido a su alto costo y a que no se han eliminado en lo fundamental aquellas dificultades. En la cooperativa Países Nórdicos de La Habana se encuentra la cosechadora de maíz Lumil-400, de fabricación brasileña. Es una máquina de arrastre con órgano para la captura y corte de las plantas y para el desgrane de la mazorca. Su dificultad principal radica en que necesita un tractor de 30 kN, cuyos modelos son muy caros y por lo tanto escasos en Cuba, por lo cual no sería recomendable la adquisición en gran escala de este tipo de máquinas (IIMA, 2006). Estudios realizados en Argentina plantean que las pérdidas en las cosechadora de maíz pueden ascender hasta 320 kg·ha-1, de ellas el 72 % de las pérdidas se debe a la recolección y el 28 % a la trilla, separación y limpieza (INTA, 2005).

Impacto social, económico y ambiental de la nueva tecnología

  • Social porque con esta tecnología se humanizan las labores agrícolas y se contribuye al ahorro de fuerza de trabajo manual en las unidades agrícolas (González et al., 2013), incrementando los rendimientos agrícolas del maíz y mejorando la alimentación de la población.

  • Económico porque con su empleo se han logrado aumentar los niveles de producción y disminuir los costos.

  • La tecnología propuesta producen ahorros sustanciales en divisa al utilizar aperos de producción nacional y disminuir las importaciones de combustible por concepto de ahorro.

  • Ambiental porque se disminuye el consumo de combustible y con ello la emisión de gases de efecto invernadero. Se disminuye la erosión de los suelos, mejorando sus propiedades físicas, favoreciendo la mejor circulación de agua, oxígeno y nutrientes con relación al sistema de labranza tradicional.

Conclusiones

  • 1. El sistema de labranza propuesto aventaja al tradicional, logrando mayores capacidades de trabajo, reduce considerablemente el número de labores y mejora los resultados explotativos de los conjuntos empleados, mayor frente de labor del multiarado.

  • 2. El sistema de labranza mínima (T2) propuesto para la preparación de suelos del maíz, mejora la circulación de agua, oxígeno y nutrientes con relación al sistema de labranza tradicional (T1), mantiene mayor contenido de humedad durante el desarrollo del cultivo, reduce la Resistencia a la Penetración en todo el perfil del suelo hasta un 18 %, evita la erosión y mejoran sus propiedades físicas.

  • 3. La tecnología propuesta disminuye el consumo de combustible hasta un 62 % con respecto a la tecnología tradicional (65,6 L·ha-1); y las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) hasta 170,56 kg·ha-1, lo que reduce el impacto ambiental.

  • 4. La aplicación del fertilizante inorgánico durante la siembra, utilizando para ello una sembradora-fertilizadora formando agregado con tractores de clase 14 kN; combinada con la fertilización orgánica de estiércol bovino incrementa los rendimientos del cultivo y disminuye el consumo de combustible.

  • 5. La tecnología propuesta logra incrementar los rendimientos y beneficios económicos, haciendo el cultivo del maíz más rentable, facilitando su resistencia a la sequía, mejorando la humedad y fertilidad del suelo.

Recomendaciones

  • 1. Realizar trabajos experimentales para determinar en las condiciones edafo-climáticas de nuestro país la factibilidad de la tecnología propuesta para la producción del cultivo de maíz.

  • 2. Realizar estudios sobre la posibilidad de aplicar la siembra directa en diferentes tipos de suelos de la provincia Granma para fundamentar la introducción de esa tecnología.

Referencias Bibliográficas

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  • Partes: 1, 2

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