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Las tres escuelas jerárquicas



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    Las tres escuelas jerárquicas, por Vicente Beltrán Anglada – Monografias.com

    Las tres escuelas jerárquicas, por Vicente Beltrán Anglada

    El tema de la magia es importantísimo, no porque sea algo esotérico sino porque es genuinamente práctico. Explicar sueños y romanticismo espiritualmente crea karma; entonces hay que ser científicos y prácticos al enfrentar el tema de la organización de la magia, que es lo que tratamos de hacer en estas charlas y conferencias.

    Hemos visto que las tres grandes vertientes de la Magia son el Misterio, el Sacramento y la Liturgia. Estas tres vertientes son la expresión, hablando en términos de energía, del espíritu, del alma y de la personalidad (alma o Ángel Solar). Sin embargo, al analizar más profundamente la temática y después de ver esta analogía entre misterio y mónada o espíritu; entre sacramento y Ángel Solar; y entre personalidad y liturgia, puede surgir el interrogante: ¿dónde se aprende Magia en nuestro planeta? Pues forzosamente siendo una ciencia, lógicamente tendrá que ser impartida en algún lugar del planeta.

    Quisiera conversar con ustedes hoy, acerca de las escuelas de entrenamiento mágico. Todas las personas que han estudiado esoterismo saben que dentro del dilatado Ashram del Señor del Mundo, Sanat Kumara, hay tres grandes aulas de entrenamiento y enseñanza espiritual que se denominan: el Aula del Aprendizaje, el Aula del Conocimiento y el Aula de la Sabiduría.

    El aula de la ignorancia, como suele decirse también de la escuela de aprendizaje, es para todos los aspirantes del mundo, todas aquellas personas de buena voluntad y con cierto grado de inteligencia para comprender el valor oculto de ciertos hechos y ciertas cosas que se imparten en el mundo espiritual. En el Aula del Conocimiento están englobados todos los discípulos del mundo. Sabemos que hay tres tipos de discípulos hablando esotéricamente: los discípulos que están en observación, los discípulos aceptados y los discípulos en el Corazón del Maestro. Todos estos discípulos reciben entrenamiento espiritual en el Aula del Conocimiento. Después, a partir de la Tercera Iniciación se imparte conocimiento en el Aula de la Sabiduría, el aula de los Grandes Magos, tal como esotéricamente suele decirse. Hay una escuela extrasolar que se llama la Escuela de la Cósmica Oportunidad, en donde los grandes Adeptos se están preparando para ser Dioses, para ser creadores de mundos, de esquemas planetarios y de sistemas solares, pero naturalmente esta escuela está más allá y por encima de nuestro entendimiento.

    Nos interesa fundamentalmente hablar de la escuela de los aprendices, porque aprendiz de mago es todo aquél que empieza a sentir dentro de su corazón el ansia de algo superior. Es un sentimiento vago, que no puede ser descrito intelectualmente, es una propensión hacia. ¿Hacia dónde? Hacia adentro, hacia el ser interno, o hacia lo alto, hacia Dios, hacia la Gran Trascendencia.

    Todos estos aspirantes que siguen el entrenamiento mágico en la Escuela de Aprendizaje vienen a representar en cierta manera, aquello que se aprende en los primeros grados de la masonería clásica. Tiene por objeto que el aspirante empiece a discernir el valor oculto de las cosas, se le enseña a ver a través del velo de la forma, empieza a comprender el sentido de la vida y de la Creación, porque se le está mostrando de una manera significativa y práctica lo que es un ángel, lo que es un deva y lo que es un elemental constructor. No puede comandar todavía a la legión de devas que constituyen los "hijos del espacio", aquello que produce el movimiento etérico en cualquier manifestación ostensible como por ejemplo, la luz y el sonido. Se aprende a distinguir entre estas jerarquías y empieza a recibir también aquel entrenamiento mágico mediante el cual puede distinguir perfectamente la distinción que existe entre él y sus cuerpos. Primero, porque reconoce que el es la autoridad que preside todas sus manifestaciones, su universo microcósmico. Segundo, porque aprende a distinguir perfectamente al morador del cuerpo en el sentido etérico, es decir, comprende quién es el cuerpo y se da cuenta por primera vez que el cuerpo no es una entidad mecánica solamente, sino que es también una centralización de energías a través de una entidad que esotéricamente llamamos el "constructor elemental" el que construye el cuerpo. Distingue, aunque no pueda controlarlo, al morador de su cuerpo astral y también en cierta manera el principio mediante el cual se estructura su unidad mental o cuerpo mental, que es lo que está a nuestro alcance en la actualidad.

    En el Aula de los Conocedores el trabajo es más intenso, hay una perspectiva de conocimiento mas dilatada y el discípulo que allí recibe entrenamiento espiritual empieza por primera vez a controlar a los devas del cuerpo físico y a los devas del cuerpo astral. Los ve aparte de sí mismo y no ve dos cuerpos, ve dos entidades que han creado aquellos cuerpos, y que el cuerpo y aquellas emociones, aquellos deseos, ya no pueden jamás volver a formar parte de su equipo en un sentido autoritario. El comanda los cuerpos, él rige el destino de las innumerables vidas que constituyen por agrupación, por selección a través del átomo permanente lo que es él; él comanda aquella cosa, es el señor de aquellos cuerpos. Llega un momento que dentro del Aula del Conocimiento adquiere una posición muy similar a la que en masonería clásica es el grado 33, que es la Tercera Iniciación Jerárquica, y entonces, empieza a distinguir perfectamente al elemental constructor de su cuerpo mental. Ya tiene en su poder el morador del cuerpo físico, el morador del cuerpo astral y el morador del cuerpo mental y él es el Señor de los tres cuerpos. Entonces pasa a ocupar una misión muy definida dentro del Ashram dentro del cual se halla ubicado.

    Pues hay que comprender que todo este entrenamiento se está impartiendo en los Ashrams de la Jerarquía. Sabemos que hay siete Ashrams principales gobernados por un Chohan de rayo y siete Ashrams dependientes de este Ashram principal que están dirigidos por siete Adeptos, cada cual en su propia línea de rayo. Quiero significar con esto que habrá una enseñanza muy distinta dentro del trabajo mágico si es en un Ashrams del primer rayo o si es del segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto o séptimo, debido a la distinción y a las características del propio rayo, y a las energías que este rayo transporta al planeta a través de los Chohanes de Rayo. Entonces, estamos hablando aquí en términos generales; en cualquier Ashram lo que se enseña no es el procedimiento, ni la técnica, sino el proceso general.

    Y tenemos también la Escuela de la Sabiduría o el Aula de los Sabios, a partir de la Tercera Iniciación que es aquella Iniciación definida místicamente como de la Transfiguración existe una oportunidad ya, de lanzarse a la gran corriente del propio Logos Planetario. Van sucediéndose a través de la enseñanza mágica todo el proceso de activación de los centros y de todo el compuesto molecular que constituye cada uno de los cuerpos. Tal como técnicamente se dice, empieza a gobernarse los cuerpos y el espíritu, porque el trabajo del Iniciado en el Aula de los Conocedores es solamente aprender a distinguir y a controlar los tres cuerpos. Aquí se trata ya de crear un punto de arranque que va, desde el plano búdico hacia arriba, por eso se le llama de los Sabios; la Sabiduría está en este lugar definido del Ashram. Tenemos entonces lo que se llama técnicamente un hombre sabio, que es el Adepto, es decir el bienaventurado Ser que ha logrado penetrar dentro del quinto recodo del Gran Camino Cósmico, es decir, la Quinta Iniciación de la Resurrección, mediante la cual el Iniciado se ha convertido técnicamente en aquello que en masonería llamamos el Gran Maestre. El gran Maestre con los Grados 33 constituye realmente un equipo que está siguiendo aunque imperfectamente, hay que decirlo- aquellas reglas santas, dictadas en el pasado por el propio Rey Salomón, el Gran Iniciado, y que se han perdido a través del tiempo y que no todo el mundo ha logrado recoger esta fragancia insigne de los poderes ocultos y de la Magia.

    Esto, como verán, es una simple exposición de lo que son las escuelas de magia dentro de todos y cada uno de los Ashrams de la Jerarquía. Hay algo sin embargo que quisiera discutir o hablar con ustedes, y es una escuela intermedia entre los hombres y los devas; pues el hombre y el deva constituyen el eje de la magia. No existe un universo si no hay un logos creador y si por polaridad, por ley, no existe también un Arcángel constructor. Por lo tanto son dos caminos paralelos, y sin embargo, siempre están entrefundidos o entrelazados, pues tal como esotéricamente sabemos el hombre piensa y el ángel construye. Es la expresión más práctica de aquella gran locución oculta que dice: la energía sigue al pensamiento.

    Es decir que la magia va creciendo con el hombre, va creciendo con el ángel y estas escuelas a las cuales se acude a partir del Aula del Conocimiento y penetrar en el Aula de la Sabiduría, es una escuela muy distinta de las demás, porque es la escuela mediante la cual el hombre puede adquirir el poder del deva y el deva puede adquirir el poder del hombre, constituyendo a su debido tiempo, aquello que llamaremos en una etapa posterior el andrógino perfecto. El hombre perfecto siempre es mitad hombre y mitad ángel. Y a esta escuela precisamente se la llama ESCUELA DE LA UNIFICACION HUMANO-DEVICA, porque allí se están aprendiendo, de una manera incomprensible para nosotros, las técnicas de la unificación. Las técnicas que se iniciaron en los primeros grados de aprendizaje, cuando se le enseñaba al aspirante lo que era un elemental, lo que era un deva porque no podía pasar más adelante de aquí. Sin embargo, a medida que iba creciendo internamente empezaba a comprender lo que es un ángel, un ángel con todo su esplendor y finalmente comprenderá más adelante lo que es un Arcángel o un Mahadeva, más allá del deva.

    Porque hay que suponer, de acuerdo con la analogía, que de la misma manera que la escuela de aprendizaje esotérico de la magia es comparable a la educación general básica, y que la escuela del conocimiento de los Conocedores puede semejarse a la escuela secundaria, sabemos también que la escuela de los Sabios es la escuela universitaria. Pero hay más que todo esto, porque hay escuelas planetarias, escuelas solares y escuelas cósmicas, y escuelas donde se aprende a manejar constelaciones.

    Y sin embargo, los rudimentos, los principios, la base está aquí en lo que estamos diciendo, en la comprensión de que existe una entidad aparte del hombre, que cuando él piensa está construyendo mediante sus pensamientos, que cuando está deseando está creando a través del deseo, y que cuando está actualizando una actitud física también está siendo estimulado por las fuerzas instintivas de los devas inferiores. Entonces, como les decía, si no tuviese nuestro estudio de la magia un estímulo práctico, ¿de qué nos serviría? Por lo tanto, ¿cuál es la base genérica por decirlo así, de estas conversaciones?, sino que el hombre comprenda que él es su destino, que lo está creando conjuntamente con una entidad que está tan entrañablemente unida a sí, que no se da cuenta hasta que ha alcanzado un cierto nivel espiritual y se da cuenta realmente de que él no es el pensamiento, de que él no es el deseo, de que él no es la acción física. Sino que él manda el pensamiento (o debería mandarlo), y que manda los deseos (o debería mandar sobre los deseos) o que comanda el cuerpo físico (cosa que tampoco hace todavía).

    Entonces se trata de comprender la base del entrenamiento. Si sabemos que nosotros somos un dios creador, que en algún nivel determinado está siendo estimulado por ciertas fuerzas desconocidas, unas fuerzas que están por aquí, que no vemos, que son los "Señores del Espacio", que son los señores que gobiernan los ambientes sociales, que son los creadores de la cultura y de la civilización de los pueblos. Porque nosotros sin ellos, sin los devas, no podríamos hacer nada; pensaríamos y el pensamiento siendo una potencia magnífica, de carácter eléctrico, si no encontrase una respuesta en los hijos del espacio, ¿qué sería del pensamiento? No podríamos gobernar ninguna parcela de nosotros mismos, ninguna parcela de la sociedad, porque estaríamos inmersos en un caos, sin autoridad, sin gobierno, sin conciencia de yo. Y lo que precisamente a nosotros nos convierte en grandes pensadores y en los grandes magos, es ese sentido de la propia conciencia, de la autoconciencia, de que nosotros somos realmente singulares y que nadie podrá alterar jamás cuando tenemos firmemente esa comprensión- el destino de nuestra vida. Así, habrá que repetir siempre, a pesar de las enseñanzas que se impartan sobre magia, que la verdadera Magia existe sobre esta comprensión: la comprensión primero de quién soy Yo y quiénes son nuestros cuerpos. No lo que son nuestros cuerpos, sino quiénes son nuestros cuerpos.

    Y entramos en las grandes avenidas de Síntesis, porque entonces estamos llevados por el espíritu de reconciliación hacia aquéllos que antaño criticábamos, y sin embargo aquellos "hijos del espacio" de los cuales nos hemos apoderado para crear nuestros cuerpos de carne, o de mente, o de deseo, son aquí nuestros servidores y al propio tiempo aquellos que nos oprimen con su ley, porque su ley es la resistencia al Yo. Es decir que forman parte del noyo, son fuerzas ciegas y nosotros tenemos el deber como magos de volver estas miles de vidas, en seres inteligentes; darles nosotros mismos el concepto de apreciación de nuestra propia singularidad. Hay que crear dentro del conjunto celular del cuerpo, de la mente y del deseo aquel punto de regeneración mediante el cual se produce redención.

    ¿Qué es REDENCION técnicamente hablando sino la regeneración del hombre que se trasmite por reacción a sus células? ¿Cuándo se hace el hombre inteligente? Cuando todo su contenido celular ha sido iluminado por la conciencia del propio Yo, pero el Yo no puede iluminarse en tanto esté preso de los "hijos del espacio" que están en el cuerpo, en la mente y en el cuerpo emocional.

    Y a partir de aquí, fíjense ustedes si resulta práctica la idea de la magia, desde este punto de vista, desde esta consideración aparentemente tan lejana y sin embargo tan cercana de nosotros. Estamos viviendo de la magia, somos la Magia, somos todo cuanto hemos construido. Por lo tanto depende de nosotros la creación, el destino que demos a aquellos servidores del espacio que hemos aprisionado, y hay que liberarlos a toda costa, mediante el sistema, primero, de regeneración mental que corresponde al Yo, y después, de redención de la sustancia que corresponde al grado de Yo o de LUZ que podamos penetrar en esa sustancia. Es decir, en aquellos que han creado la sustancia, en aquellos que han creado la forma, que son nuestros servidores.

    Y partir de aquí viene el estallido final: LA INICIACION. Cada vez que hay una Iniciación son liberados una cantidad impresionantes de aquéllos que están presos en nuestros cuerpos. Son redimidos, son enaltecidos, son elevados de su propia condición. ¿Y quién ha producido el gran milagro? Nosotros, si hemos cumplido perfectamente con nuestro deber, nuestro deber social hacia ellos.

    Somos caritativos con los devas y cuando se habla de caridad no es egoísta la frase-, caridad hacia aquello que constituye lo que decimos "nuestro yo" que es nuestro cuerpo, que es la emoción en el cuerpo, es el deseo o es la mente, que no es el YO, que es un instrumento del YO.

    Pues todo esto tiene que estar presente en nuestras mentes cuando hablemos de Magia, cuando digamos lo que es la Magia, y podamos decir con justicia que la Magia somos nosotros viviendo. Y que el vivir social sea consciente o no sea consciente, ¿de quién dependerá sino de nosotros mismos? ¿Qué es lo que hace un buen ciudadano? El equilibrio que existe entre él como conciencia y aquel conglomerado de células que constituyen la rémora a través de la cual se manifiesta en el tiempo. Pues si hay equilibrio entre el cuerpo, la mente y el deseo, el Yo se siente liberado, porque hay un equilibrio. Y precisamente, lo que trata de hacerse aquí es un equilibrio, una síntesis.

    Que el cuerpo esté siguiendo los impulsos del propio Yo, no el instinto de la materia, que el deseo se haga inteligente y se convierta en aspiración superior, y que la mente concreta, intelectual, se convierta en intuición, el don de los Dioses. El poder interpretar a Dios siempre es inspiración, revelación; es decir lo que anteriormente decíamos, regeneración: nos estamos regenerando, nos estamos vitalizando, estamos tratando de vivir. Y hay que tratar de vivir desesperadamente, pues si no lo hacemos jamás seremos Magos conscientes, seremos magos sí, porque tenemos en virtud de la autoconciencia un yo que piensa, un yo que siente y un yo que habla y actúa. Pero lo que interesa es que esto se esté operando de una manera tan inteligente y armoniosa que produzca una serie de personas en la vida, que realmente constituyan la levadura de los nuevos tiempos. Aquello que podríamos decir un agente social para la Nueva Civilización.

    Todo esto estoy seguro de que ustedes lo saben; hay que penetrar, sin embargo, muy profundamente en aquello que sabemos. Porque siempre dentro de aquello que sabemos, siempre hay un rinconcito de algo oculto, y cada vez que estamos penetrando en aquello oculto descubrimos nuevas cosas acerca de la magia o acerca de cualquier otra expresión de Vida en la Naturaleza.

    Sin embargo, la técnica suprema de la Magia, ¿de quién la hemos aprendido, sino de Dios? Dios, el Gran Mago que ha creado el Universo. Lo ha creado de una manera similar a como nosotros hemos creado nuestros cuerpos; en virtud de la intención, de la Voluntad de Ser, del propósito de realizar, o de la magia de las costumbres, o de la magia de la liturgia.

    Sin embargo, ¿qué es Liturgia? ¿Acaso no estamos en una Liturgia? Estamos hablando, estamos escuchando, ¿sabían ustedes que escuchar es una forma de hablar? Estamos dialogando, por lo tanto es una liturgia esto que estamos realizando. No solamente una liturgia es religiosa o mística, una liturgia práctica que cuando se lleva a la perfección convierte al hombre en un Iniciado. ¿Saben ustedes que se puede alcanzar la categoría de Mago escuchando atentamente o hablando atentamente? 0 viendo todo con atención, con una observación serena, pero estamos tan distraídos que la fuerza de la magia se nos escapa por la diversión de la mente. Y esto es lo que hay que tratar de evitar, hay que tratar siempre de pensar que el destino del mundo depende de nosotros, que no se crea al azar. Nosotros que somos parte del mundo tendremos que trabajar en esta condición, de esta manera nueva de afrontar la situación, de esta nueva forma de vivir hasta crear un ideal en nosotros mismos, un ideal que sea el reflejo vivo de la Vida de Dios en nuestra existencia.

    Podríamos extender estas ideas a través de sus propios interrogantes, porque lo que hoy hemos dicho, a pesar de ser sencillo, es muy extenso en su expresión o en sus resultados. Por lo tanto vamos a ver si a través de sus preguntas podemos ampliar mucho más esto que acabamos de decir.

    Pregunta: Has comenzado diciendo que la explicación de los sueños crea karma; no me quiero meter porque es un campo muy resbaladizo y cada uno tiene sus experiencias y sus propias interpretaciones. Ahora bien, hay sueños conscientes a través de los cuales el pequeño yo que está en la cama aprende cosas, creo, reflejadas de lo que estamos aprendiendo arriba. ¿Puedes explicar qué manejo se crea por ahí?

    Respuesta: Es que cuando decimos sueños hay que referirse a la evolución del subconsciente cuando estamos durmiendo. Yo hablo de un sueño por ejemplo inalcanzable y creo un campo muy romántico, pero muy poco efectivo y práctico. Sin embargo, la mayor parte de la enseñanza mágica se realiza de noche y cuando el cuerpo del aspirante o del discípulo o del Maestro si tiene cuerpo físico está descansando.

    Hay que distinguir entre el sueño y la realidad; todos soñamos cosas, y ¿qué son esos sueños en realidad? El resultado del deseo. Lo que deseamos o lo que tememos, porque temer es una forma de desear también. Entonces el temor o el deseo crean un campo propicio para desvelar los secretos dormidos de la subconciencia. Y entonces surgen escenas de las cuales nosotros somos protagonistas. Pero, ¿qué es lo que difiere un sueño de una realidad? La autoconciencia. Nosotros en los sueños lo vemos todo pero no nos vemos a nosotros mismos, pues si nos viésemos a nosotros mismos, con toda la plenitud del sueño es que éramos autoconscientes, y entonces no es un sueño: es una realidad.

    Soñamos lo que amamos: el deseo, soñamos lo que tememos: el deseo, soñamos cosas imposibles: el deseo. ¿Por qué? Porque en nuestra vida personal tenemos tan poca suerte, obtenemos tan pocos resultados que realmente todo aquello lo transportamos al subconsciente, y el subconsciente entonces se lo traslada a la conciencia en sueños no la autoconciencia, la conciencia en sueños o la conciencia del sueño y le presenta un programa de lo que desea o de lo que teme. ¿Y entonces qué surge? Surge algo que no es una realidad.

    Existe sin embargo el sueño claro, donde existe una cierta autoconciencia; por ejemplo, cuando nos damos cuenta de que estamos soñando y creo que todos hemos tenido una experiencia parecida: darse cuenta que estamos soñando, es el principio de la autoconciencia. Si nos diésemos cuenta siempre de que estamos soñando ya no soñaríamos; todo aquello sería una vivencia en otro nivel, en otro plano, pero seríamos nosotros con un grupo de circunstancias a nuestro alcance que podríamos adquirir, compenetrarnos con ellas y transportar al cerebro físico, y entonces sería una continuidad de conciencia y no el resultado de un cortocircuito dentro de la conciencia.

    Bien, existe otra clase de expresión que no es sueño, no es sueño claro y que es una vivencia; que es cuando adquirimos merced al entrenamiento mágico en nuestro Ashram, el poder de ser autoconscientes en el plano del sueño o en el plano del deseo. Y nos trasladamos a voluntad, somos tan conscientes del cuerpo astral como del físico, y en aquel momento nosotros podemos discernir. Quizás haya un grupo de circunstancias o revelaciones que no están todavía a nuestro alcance en aquel nivel donde somos autoconscientes como sucede con el campo fisico, pero sin embargo ya no soñamos. Cuando dejamos el cuerpo vamos donde nuestra voluntad nos guía, o donde quiere ir la voluntad; y esto, cuando llega el momento en que hemos trascendido varias iniciaciones, este mismo viaje que se hace astralmente lo hacemos a través del cuerpo mental.

    Es decir que no somos mentalmente inspirados, sino somos la propia inspiración mental porque somos mentalmente autoconscientes: que es el Iniciado. El Iniciado de la Tercera Iniciación cuando ha sido completamente transfigurado, en el Monte Tabor de su propia conciencia aprende a distinguir perfectamente: él dentro de un grupo de circunstancias mentales que le rodean. Es como si estuviese en el cuerpo físico, la sensación de los cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto; los tiene correctamente allí en aquel plano, igual que en la Segunda Iniciación sucede con el plano astral. Al ser autoconsciente en el plano astral se puede tocar el cuerpo, su propia sutilidad le permite esta autoconciencia. Ha aumentado la vibración del cuerpo, pero también ha aumentado a un nivel proporcional la voluntad de su Espíritu y puede controlar perfectamente todos estos cuerpos.

    Y cuando se convierte en un Iniciado que ha trascendido la tercera y hasta la cuarta Iniciación empieza a soñar con los sueños de Dios. Puede comprender lo que ocurre dentro de este cuerpo magnifico de la divinidad, que es todo Su Universo. Es decir, que hablando muy esotéricamente, el Iniciado puede penetrar en los recuerdos de Dios, y el recuerdo de Dios se convierte en una inspiración o en una liberación. Y a través de los recuerdos de Dios, el Iniciado aprende a través del pasado de Dios a ser Dios. Es algo que hay que analizar porque forma parte de la enseñanza de la Magia. Un sueño es algo mágico a pesar de todo, porque es el aglutinamiento mediante nuestro deseo, de la energía en el plano astral, de aquello que amamos o de aquello que tememos, de aquello que queremos… (interrupción de la grabación) … subconsciente, y para aquella célula, aquel recuerdo subconsciente seria una revelación. Pues lo mismo sucede con los Grandes Iniciados cuando han logrado adquirir mediante su penetración, su observación dentro del espacio de Dios, de algunos de sus recuerdos y experiencias, y entonces puede asimilar aquellos recuerdos y experiencias en su propia vida y convertirse en un Conocedor omnisapiente.

    Pregunta: ¿En el plano físico también estamos soñando?

    Respuesta: Estamos imaginando, nada más parecido al sueño que la imaginación. Y hay que distinguir que la imaginación no es mental, es un impulso del deseo. Imaginamos por deseo también, en tanto que cuando visualizamos con intención estamos utilizando materia mental. Hay personas que están soñando, es decir, entreteniéndose con sus imaginaciones y aquellas imaginaciones, siendo producto del deseo, son sueños aunque aparentemente no nos hayamos movido del cuerpo físico. ¿Pero dónde está nuestro corazón, nuestro deseo? Está allí donde está la imaginación, y el hombre es lo que imagina ya que no podemos ser aquello que pensamos porque nuestra mente no es poderosa todavía, sí podemos ser aquello que imaginamos. Imaginamos que somos un rey y lo somos. En virtud de todo aquello que nos suministra la visión de lo que hemos adquirido en el pasado, de las películas que hemos visto, de los cuentos que de pequeños nos han contado, de lo que hemos leído y de lo que estamos viendo constantemente. Cuesta muy poco imaginar que somos un rey, pero es un sueño, hemos estado en nuestro cuerpo pero estamos soñando.

    El pensamiento es muy distinto. El pensamiento por su propia impersonalidad se demuestra siendo siempre lo que es, por lo tanto puede provocar situaciones. Dice "estoy aquí y quiero situarme allá" sin sueños, sin dejar la mente vagabunda o errabunda. La mente en su sitio y el Pensador observando a través de la mente. ¿Qué es lo que hay que hacer?, se pregunta el Pensador y utiliza la mente para transportar qué es lo que quiere ser. Pero no surge del sueño, surge de una realidad que es Él mismo, dándose cuenta de una situación o de un problema, y está tratando de liberarse del problema, es decir, de resolverlo. No es un sueño, es una realidad; hay que distinguir entre el sueño de la imaginación y la realidad del pensamiento o del Pensador a través del pensamiento.

    Pregunta: Entonces un ser cuando está dormido, muchas veces sus sueños o sus pesadillas pueden ser producto de una mala digestión o de haber visto muchas películas o de sus problemas particulares, etc., que se remueven allí dentro del plano astral. Pero también hay sueños premonitorios, también a veces desvirtuados con cosas vanas, pero son sueños de cosas que todavía no han sucedido y que por lo tanto no están en todo ese bagaje del cuerpo físico, del mundo de los deseos ni de la mente. O sea que hay muchas cosas que suceden, que entonces quizás el Pensador las haya captado de los planos etéricos, algo que tiene que llegar, puesto que por allí llegan más pronto que en el plano físico. ¿Puede ser eso, verdad?

    Respuesta: Sí, tanto! Cuando estamos durmiendo y entre un sueño y otro sueño hay un vacío, a veces a través de este vacío penetra una Realidad. ¿Quién no ha tenido un sueño premonitorio, de soñar algo que después le ha pasado? Pero cuidado, que esto no es un sueño, es una pequeña revelación premonitoria de algo que tiene que suceder. Con el tiempo aprende el discípulo que suele tener muy frecuentemente este tipo de revelaciones, a liberarse de los efectos de aquello que le indica el sueño. ¿De qué me sirve a mí que me digan que mañana me voy a caer y me voy a romper un hueso si no puedo evitarlo? Es como aquél que astrológicamente sabe que le tiene que suceder algo; va pasando el tiempo, va perdiendo el tiempo. ¡Si no puede evitarlo!

    Pues bien, todo esto sucede debido a que ha habido dentro del sueño un vacío dentro del propio sueño. ¿Qué sucede con la intuición que está en un nivel muy avanzado? Cuando hay un vacío entre dos pensamientos se cuela la intuición. O cuando el pensamiento se va distanciando de sí mismo cada vez más y más, queda un vacío en la mente y este vacío es el alma de la inspiración. No hay nada que ocupe el velo, o que permita que el dios Solar penetre dentro del cerebro. Está vacía la mente, no es un vacío negativo, por favor. Es el vacío del dinamismo de la acción. Cuando una persona está más vacía es cuando está más llena. ¿Llena de qué? De algo que desconocemos, llamémosle intuición, o plenitud o paz; porque la PAZ no puede venir si no es a través de un vacío, vacío de nosotros mismos, naturalmente. Y naturalmente hablamos de autoconciencia, de autodeterminación, hasta que llega un momento en que esto no es necesario tampoco, al ascender por la gran Ruta de los Dioses; cuando nos damos cuenta de que la propia autoconciencia desaparece, se ha reemplazado por la Conciencia del propio Dios. Y entonces sucede aquello que llamamos LIBERACION.

    La Liberación siempre es el vacío de nuestro ser llevado a sus extremos límites, hasta rebasar las fronteras del "círculonosepasa" de la conciencia. Es decir la fusión del Ser inmanente con el Ser trascendente. Cuando el dios pequeño se une con el Dios grande, por decirlo así, se produce la Liberación. Pero, ¿qué sucede? Aquí hay un Misterio. El Misterio que hacia exclamar a los antiguos místicos que iban a perder su propia autonomía espiritual, que su propio yo iba a ser destruido, que iba a perder la autoconciencia y que entonces no puede manifestarse como entidad autoconciente. Pero no es así, porque la conciencia del Iniciado, la Conciencia Cósmica es semejante, no a la pequeña gota individual que se sumerge en el océano de la vida y se pierde allí, se aniquila la conciencia y la autoconciencia, sino que es el Mar de la Vida, el Océano de la Liberación de Dios que se introduce dentro de la pequeña gota. Entonces tenemos la autoconciencia de los dioses, porque somos Dios a través de la forma que estamos manifestando. En cierta manera todos somos dioses, o tenemos todo a nuestra disposición para serlo; falta que nos demos cuenta… Como decía Annie Besant: "Todo lo tenemos ya, sólo hay que alargar la mano y tomarlo"; pero nunca alargamos la mano, estamos soñando. Es más fácil soñar que esforzarnos, ¿verdad?

    Pregunta: ¿Cuál es el papel en nuestra evolución, en nuestro aprendizaje, del Ángel de la Presencia y del Morador en el Umbral?

    Respuesta: Bueno, el Ángel de la Presencia y el Morador del Umbral son la misma entidad dentro del hombre, es el hombre. El hombre, siendo en todo un reflejo de la polaridad, tiene instintos buenos e instintos no tan buenos o malos; y a través del tiempo mediante la tradición, a través de los actos que hemos realizado en bien, creamos una autoridad en nosotros que llamamos el Ángel de la Presencia. Por otra parte todos los actos que hemos realizado durante toda nuestra vida –o todas nuestras vidas–, actos contra los demás: el egoísmo, los celos, la envidia, todas las dificultades humanas, han quedado congregadas dentro de nosotros mismos a través de otra entidad y a esta entidad la llamamos el Guardián del Umbral o el demonio.

    El ángel y el demonio están en nosotros, no son una creación de las iglesias. Y el bien y el mal están tan ocultamente en nosotros que no sabemos distinguirlos: ora obramos bien y ora obramos mal, depende de los humores, de nuestra conciencia, depende del ambiente, de las circunstancias, del karma, del destino, corno ustedes quieran llamarlo. Pero en todo caso, ¿qué sucede? Sucede que nosotros hemos creado lo que se dice el bien y el mal. Cuando existe una preponderancia del bien sobre el mal, tenernos las características que pueden ser englobadas dentro del campo de los aspirantes espirituales o de los discípulos. Y cuando el mal es tan grande que llega a convertirse en una carga social, o que somos tan antisociales que hemos creado una entidad realmente nefasta para los demás, entonces hemos creado un demonio tentador que nos acompaña siempre. ¿Dónde está el cielo, dónde está el infierno sino en nosotros mismos? Tantos siglos de decirnos que el cielo y el infierno son lugares, cuando son estados de conciencia. Además, suponiendo. remotamente que existiesen estos lugares, ¿quién iría a estos lugares? No porque exista el cielo y el infierno, sino porque el cielo y el infierno están en nosotros. Y forma parte del sistema de entrenamiento de la Magia el ver la distinción que existe entre el demonio tentador y el ángel auxiliador.

    Vamos a decirlo también de otra manera: el Ángel de la Presencia se refiere también al Yo Superior y trascendente o Ángel Solar; y el yo inferior, la resistencia de los cuerpos a la voluntad de este Ángel Superior que somos nosotros en esencia. Cuando se llega a esta comprensión se hace añicos todo ese gran mecanismo teológico que se ha creado en el mundo a través del tiempo, porque la persona empieza a ver las cosas claras. El velo de Isis desaparece, ve la verdad cara a cara. Somos nosotros los portadores de la acción creadora, los que podemos ejercitar la magia realmente: magia blanca o magia negra; es decir, estamos sumidos en un mundo de incertezas por la propia inconveniencia social, pero más que nada por nuestros propios conformismos a las situaciones. No queremos luchar, nos entregarnos a la lucha sin resistencias, y… ¿qué somos entonces ante el Dios Único que nos ha creado?

    Pregunta: ¿Llega un momento en que la Magia se reabsorbe a sí misma hasta desaparecer del todo dentro del mundo manifestado?

    Respuesta: La Magia es un movimiento, si la Magia va creciendo con el individuo –y esta es la Ley de la Evolución- jamás podrá ser reabsorbida, es un movimiento igual que la perfección. La perfección no es un estado de conciencia, es una conciencia sin estado; lo cual significa que está la perfección constantemente manifestándose en los seres humanos. La célula con el tiempo se transformará en un ser humano –vamos a decirlo así salvando las grandes distancias- y el ser humano se está preparando para ser un Dios. Por lo tanto la Magia si fuese reabsorbida, quedaría paralizada, cristalizada; en tanto que estando en movimiento dentro de sí misma, le permite esa expansión natural que produce la Liberación.

    Y la Liberación a pesar de que sea un nombre no es un estado, es un movimiento. Porque jamás podemos decir que hemos llegado, lo único que podemos decir es: voy hacia allá; y este "hacia allá" es tan abstracto que no puede ser concebido, porque no existe tampoco. Vamos adelantando, tenemos ante nosotros a Dios, la Gloria de Dios, y Dios tiene ante sí la Gloria de otros Dioses Superiores, porque cuando hablamos de Dios nos estamos moviendo dentro de las esferas de este Universo, pero ¿qué sucede con los demás Universos de los cuales no sabemos nada?

    Pregunta: ¿Hay un momento en que el movimiento se acaba?

    Respuesta: No.

    Pregunta: ¿En que toda manifestación se acaba?

    Respuesta: Tampoco se acaba nada, ni el propio cuerpo se acaba. Fíjese usted un cuerpo físico, que decimos: se acaba el cuerpo físico. Si se tiene visión esotérica o si se observa detenidamente, se ve que desde el momento mismo de la muerte empieza un proceso, un movimiento de descomposición, lo cual es un. movimiento –no queda paralizado nada- hasta que no queda nada físico hay un movimiento. Pero este movimiento también está en los éteres, también está en el plano astral, también está en el plano mental y también está en los planos búdhico, átmico y monádico.

    La ley es el movimiento. Si se paraliza el movimiento ya no hay vida, porque la Vida es movimiento. La vida es movimiento y la muerte es un movimiento desconocido. Porque la muerte nos aterra y como que la muerte nos aterra, no vemos el movimiento de la muerte que es vida también. Es lo que decía Krishnamurti: "El hombre que ama la vida no puede temer la muerte", porque concibe muerte y vida como un movimiento de liberación. En la muerte, liberación de las células y en la vida la liberación del hombre. Es decir, siempre estamos moviéndonos, y ustedes están atentos, están sentados, están moviéndose a grandes velocidades dentro de su conciencia porque están escuchando atentamente. En virtud de este movimiento ustedes viven y son autoconcientes, y van alcanzando progresivamente las demás esferas de movimiento. Porque todo es movimiento en el Cosmos.

    Pregunta: Bueno, yo estaba pensando en cuando se desintegra la materia de un cuerpo físico, es una entrega a la materia universal; entonces allí continúa también su movimiento porque dentro del planeta verdaderamente hay la misma materia pasando por diferentes estados, entonces nosotros cuando nos disolvemos, nos disolvemos dentro de la materia universal. Por lo tanto tampoco podemos decir verdaderamente que morimos, bajo este aspecto. Pero solamente es una unidad individual, entonces tiene que haber una reconversión de esta materia para formar otro ser.

    Decimos que hay un movimiento constante dentro de la vida y dentro de la forma. Cuando todo el aliento vital de un cuerpo desaparece, va a un depósito universal, un depósito universal de energía donde está todo en movimiento y este movimiento está por etapas o por ciclos o por niveles. Cuando nace una criatura, ¿de dónde saca la energía que precisan los cuerpos? De la madre, primero de la madre, del aliento universal de la Madre, después de lo que le ofrezca la naturaleza, que es la conversión constante o reconversión (me meto en poética aquí) de todo el proceso de la Vida a través de la naturaleza. Por eso la naturaleza es nuestra madre. ¿Por qué? Porque está reconvirtiendo constantemente y con toda su virginidad aquello que es la Gloria de Dios.

    Además sabemos ocultamente que la materia y el espíritu son de la misma esencia: el espíritu es la materia llevada a su más alto grado de sensibilidad y la materia es el aspecto espíritu llevado a su más grande densidad. Pero todo es espíritu, todo es movimiento. Se manifiesta en forma de vida, porque no es la vida la antítesis de la muerte, sino la antítesis del nacimiento. La vida está presente en su movimiento a través del nacimiento y a través de la muerte, como parte de un movimiento constante dentro. de sí misma.

    Pregunta: Entonces, si la materia es espíritu y el espíritu es materia, ¿el bien y el mal son la misma cosa?

    Respuesta: Son grados. La luz y la oscuridad dentro del movimiento son la misma cosa, pero cuando existe más luz que oscuridad vemos la luz, y cuando la luz va siendo amortiguada no deja de ser luz. Las personas que han pasado muchos años en la oscuridad pueden ver perfectamente. ¿Por qué? Porque dentro de la propia oscuridad hay luz. O cuando estamos mucho tiempo en un lugar oscuro al cabo de cierto tiempo vemos perfectamente, porque nos hemos apoderado, en virtud de la luz que hay en nuestro interior, de la luz que hay dentro de las tinieblas. Claro que es metafísico y hay quien no aceptará que la oscuridad y la luz puedan ser la misma esencia. Pero cómo se crea un Universo sino a través de la polaridad, a través del destino que es también un efecto de la polaridad, del entrejuego de luces y sombras hasta llegar un momento en que hay una redención de la oscuridad por parte de la luz y entonces todo se transforma en luz, como la materia puede ser reabsorbida por el espíritu hasta convertirse en espiritual.

    Es la ley de la evolución, pero como siempre hay partes oscuras que iluminar, sigue el proceso de la liberación. Quizás me van a tachar un poco de exuberante en los análisis, pero el hecho de que exista un Universo es que hay necesidad de expresión de una parte de la oscuridad. Y es al mismo tiempo que Dios, a través de aquel Universo y a través del proceso de redención convierte la oscuridad en luz, y cuando ha llegado la consumación de la luz y ha adquirido el grado de un Logos Cósmico, por ejemplo, ¿qué sucede? Una pequeña parcela de Sí mismo tiene necesidad de surgir a la luz porque hay oscuridad allí, y entonces surge un Universo iluminado por la intención del Logos o de Dios y alumbrado también por la oscuridad de la materia. ¿Dónde afirmaríamos nosotros la voluntad si no existiese nada? De ahí la necesidad de que existan estas zonas de luz y zonas sombrías.

    ¿Qué sucede con el ángel y el demonio? Vamos al proceso psicológico anteriormente descrito: si nosotros somos realmente yo, al propio tiempo somos el yo inferior y el Yo Superior, el yo malo y el bueno o el demonio y el ángel. ¿Qué sucede sin embargo? A través de la luz del ángel podemos iluminar al demonio. Hablo en términos psicológicos aplicados a nosotros mismos, no hablo nunca en términos místicos o religiosos, es más fácil explicarlo así. Entonces llega un momento en que la tensión de la luz sobre las sombras redime a las sombras. Es decir utilizando el símil de la célula dentro de la oscuridad, habiendo luz, nuestro espíritu iluminado está agrandando la luz que hay en la oscuridad hasta que llega un momento que por la impulsión de ese espíritu, el Espíritu Santo de la Revelación, está creando esa zona luminosa y entonces tenemos la Liberación.

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