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El conjunto monumental de Giza explicado (página 16)




Enviado por ramon ramonet riu



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En el judaísmo no se aceptan redentores, ni cualquier otro intermediario, que no sea Moisés, para acercarse a Dios. Los católicos tampoco admitimos más que a Jesucristo para llegar hasta el Padre. La Iglesia durante el siglo XII condenó la tradición del Santo Grial, porque proponía otro héroe "redentor", pero no la declaró herética, a pesar de que Parsifal les resultaba muy molesto. El contenedor Grial, al fin se impuso en la celebración de la misa, y los platos de los cristianos que cada uno se traía de su casa para celebrar los ágapes rituales, fueron eclipsados por los cálices. Realmente, en vida de Arnau de Torroja, formas de contenedores griálicos ya decoraron muchos templos católicos, aunque actualmente los cristianos europeos pueden confundirlos con simples floreros.

A partir de la versión del cáliz cristianizado que escribió en el siglo XIV el eclesiástico Roberto de Borón ("Historia del Santo Grial y Merlín"), subliminalmente los romances sobre el Grial trataban de la importancia de la Sangre de Jesús y de su linaje secreto. Era la verdad oculta de la Orden del Temple, que limitándose a unas aspiraciones sinárgicas, después fue tergiversada y provocaron la caída de la más digna de las órdenes de caballería medievales. Pero el linaje davídico no culminó en Godofredo de Bouillón, conquistador de Jerusalén, y sin duda el más universalmente famoso descendiente de los antiguos reyes merovingios. Fue en el siglo XII cuando se divulgaron los romances escritos del Santo Grial, y donde al héroe se le exige humildad. Con estas directrices formó parte de la fantástica Orden de la Tabla Redonda, que le sirvió de "cápsula del tiempo" al ser sinónimo de alocadas aventuras. En el libro de E. A. White "La Iglesia oculta del Santo Grial" (1902), se identificó el Grial con el anillo del mítico rey Arturo. Se tiene noticia de anillos especiales desde que se erigieron los monumentos megalíticos, cuando a los círculos de menhires (cromlechs) les dieron simbolismo solar, pasando a impregnar miles de leyendas por la unidad que su forma sugiere; pero sobre todo, por reproducir gráficamente la idea del tiempo cíclico universal. Hoy constatamos el gran éxito alcanzado por los anillos mágicos en todo el mundo, al hacerlos, además, portátiles y enjoyados, como sortijas que son. Basta con repasar los títulos, y la multimillonaria taquilla de beneficios, de las películas de cine para adolescentes.

EL OLVIDADO ASPECTO FEMENINO DE LA DIVINIDAD

Sobreponiéndose a los abusos de las jerarquías católicas, el rey de Aquitania (país entonces con más extensión que Francia), creía en una diosa. Guillermo IX, apodado "Monarca de Judá" y que tuvo la máxima influencia en la corte de Carlomagno, cultivó su lado femenino, siendo el primer trovador del que se tiene noticia. La alquimia tiene en cuenta lo femenino, porque no hay misterio sin una mujer. Jesucristo lo expresó diferente en un evangelio apócrifo: No hay mayor misterio que el de los esposos. Se referiría a la religión bipolar de la diosa, aquella que los petristas persiguieron.

Probablemente tanto el emperador Carlomagno (coronado en el Vaticano el día de Navidad del año 800) como Guillermo IX de Aquitania desearían, cada uno por su parte, heredar el cetro del "linaje divino", vacante por la muerte de los rey merovingios, puesto que se creían extinguidos el año 754. Pero no lo estaban, pues los autores Cagigal/Ros encontraron en Carcasona (Fr.) un acto de vasallaje donde se confirma que en 871 el conde de Toulouse (según la "Crónica de Moissac"), descendía de los reyes merovingios, vía el conde Sigeberto. Otro escrito del año 1118 también dejó la misma costancia ("El Grial secreto de los merovingios" Nowtilus S.L, ed. 2005).

Los dirigentes templarios, de mente abierta y preclara, mantuvieron semivelada su devoción por el aspecto femenino de la divinidad, de lo cual habían sido precursores los monjes agustinos calabreses de Jerusalén. Fueron los que fundaron la Orden de Sión cuando se fusionaron con los esenios "Sabios de la Luz", cuyo símbolo era la rosa y la cruz. Por dicha vía secretamente las enseñanzas de Hermes y las iniciaciones del faraón hereje Akenaton entraron en el esoterismo cristiano establecido en Alejandría (Egipto). Las sociedades secretas indagan el origen de la humanidad a través de las pirámides de Giza y la esfinge. Y es que incluso buena parte del doble juego de deberes, que son los "Diez Mandamientos", en las normas son parecidos al egipcio "Libro de los Muertos". Su redactor los copió de escritos babilónicos, como éstos lo debieron copiar de los sumerios. Incluso se sospecha que la tal correa de transmisión de saberes al Antiguo Testamento fuese directa, gracias al bíblico patriarca Abraham y su familia, puesto que fueron oriundos de Ur de Caldea (Sur de Mesopotamia).

En el siglo XII los intentos para restablecer la dignidad de la esposa mística de Jesús fueron abortados por la Santa Sede, al no ser los cardenales capaces de superar la idea del matrimonio físico, o sexual, por un casto "matrimonio espiritual" inmaculado. En el III Concilio de Letrán el pontífice Alejandro III, que por una parte hizo las paces con el emperador Federico Barbarroja, por la otra dictó severas disposiciones contra los herejes de Provenza y del Languedoc donde Arnau, siendo Maestre Provincial tuvo jurisdicción. Le apenaría con seguridad, pero más lamentó saber que en dicho concilio (1179) se habían criticado los excesivos privilegios de la Orden del Temple. Al cabo de un año que Arnau era Gran Maestre de Jerusalén (1181), la Silla de Pedro en el Vaticano fue ocupada por Lucio III, de Lucca (1181-1185) quien se encontró con el cuerpo de su paisana la condesa Matilde, enterrada en el interior de San Pedro del Vaticano en una tumba esculpida por Bernini, que ya hubiese el papa querido para si mismo. En fin, los herejes perecieron, pero sus ideas fueron transmitidas en clave, y estaban en sintonía con las de los cátaros, quienes a su vez congeniaban espiritualmente con los bogomiles de los Balcanes. Todos veneraron encubiertamente imágenes de matronas de color negro que servían de trono a su hijo, y a las cuales llamaban en argot "Nuestra Señora" (Magdalena).

La línea familiar merovingia fue un secreto que se amplió, procurando indagar en sus genealogías hasta la dominación romana. En base a una bolsa de etnia judía en el Sur de Francia, se popularizaron teorías con fines interesados aprovechando las carencias documentales. Los templarios fueron grandes protectores de los hebreos, quizá por haber encontrado ancestrales genealogías judías que los emparentaban. No fue por capricho que el pontífice Gregorio I "Magno" ordenó quemar todo cuanto pudo de los archivos del Imperio Romano. Como ya demostré en otro libro (autoeditado el 1989 en Barcelona) san Gregorio I era enclenque, pero tenía un carácter absoluto y habría manipulado en secreto las reliquias que creyó eran de san Pedro apóstol a fin de adaptarlas a una arqueta, la cual justo doce siglos después apareció enterrada en un monasterio del NE. de España ("Reliquias de San Pedro apóstol encontradas en Cataluña").

PROTECCIÓN Y SALVAGUARDA DE LOS "REX-DEUS"

En tiempos de la educación del joven Arnau de Torroja nadie habría podido ignorar el trascendental papel social de los judíos en Cataluña, o sea, los tan sólo aparentemente cristianizados de Septimania. Era vox populi que estaban introducidos en las familias reales europeas, como me empeño en evidenciar. Los nobles llevaron un minucioso registro de cada rama de su árbol genealógico, y nunca ignoraron que los matrimonios de sus antepasados los emparentaban con el pueblo de Israel. En tiempos de Felipe II, en España tan sólo cuarenta y ocho familias no tenían sangre judía, y en su mayoría no eran nobles.

Los libros que he leído, salvo dos excepciones, observo que se arrellanan en lo fácil, y más después de tantos años de ser un tema tabú, porque los eclesiásticos se esforzaron en ocultarlo. Los hechos verídicos de los condes medievales de Occitania sólo pudieron ser narrados de forma encubierta tras algunos romances legendarios. Lo que no pudieron ocultar los antisemitas fue la evidencia de que muy sabios e influyentes judíos del Sur de Francia se hubiesen establecido firmemente en Toledo, haciendo un sólo bloque con los que allí residían desde antes de nuestra Era. Una imagen de Virgen Negra venerada por los templarios, está bien documentada en Toledo desde 1174.

A pesar de la tolerancia y las libertades de Occitania, Bernardo I de la familia Autum-Toulouse, nieto del príncipe rabino Natronai Makhir David-Teodoric, prudentemente ocultó su árbol genealógico que lo emparentaba con el rey David y con Jesús. Pero existen otras formas de identificar una estirpe a parte de su árbol genealógico; incluso el color de las fachadas de sus casas aludió a sus orígenes. Los normandos, por ejemplo, tenían la costumbre de pintar las fachadas de blanco; los griegos prefirieron pintarlas de azul, y los árabes de rosa, o bien de rojo. Lo judíos, en cambio, decoraron sus fachadas con el color amarillo. De todas formas, la nobleza y las casas reinantes llevaron, al menos hasta el siglo XII, un minucioso registro de su árbol genealógico, sabiendo que por matrimonios se emparentaron con descendientes del rey de Israel.

Arnau de Torroja durante los años que trabajó al servicio de su hermano en la curia del obispado de Barcelona, cerca de donde luego construyeron la catedral, durante su juventud debió de creer que considerarse un descendiente de Jesús era una idea herética; …a no ser que la propia familia Torroja fuesen conocedores de su ascendencia judía. Quizá sí, aunque la idea del hipotético linaje circularía sólo de boca en boca entre los familiares implicados más influyentes de Europa. El siglo XII fue cuando ya les fue reconocido a las mujeres incluso el derecho de sucesión, y ellas recibieron mucha mejor educación cultural que los varones.

Haciendo historia, el rey Childerico (+481), padre del primer rey de Francia llamado Clodoveo (Clovís), tuvo gran afecto a ciertos símbolos paganos, como son el escarabajo y una cabeza del toro Apis egipcio sosteniendo el sol entre sus cuernos. El emperador Carlomagno recogió dicha simbología mediante el metamorfoseado dios Serapis de los griegos, el cual vistió mini-túnica, a pesar de sus barbas, y sobre la cabeza sostenía un cesto con fuego, o sea el Grial. Era la deformación voluntaria de que María Magdalena había portado el cáliz-grial en su útero al desembarcar en la costa francesa. Con ello se refuerza el "Linaje del Grial", tan popular en Europa, donde hizo furor en el siglo XII. El linaje merovingio se perpetuó en la clandestinidad hasta nuestros días, de modo que el "Rey Perdido" actualmente aún sigue de incógnito.

De aquella mentalidad nos dejaron los llamados "Cristo en majestad", pues el arte románico en aquella época incluso vistió a Jesucristo con túnica y corona, lo cual despierta el recuerdo de los reyes merovingios, y cual debió de ser la causa del asesinato de su rey Dagoberto II, el año 679 cerca de Stenay (Ardenas-Fr.). A su hijo Sigiberto IV no lo mataron gracias a ser puesto a salvo por Meroveo Levy, un sicambro puro, quien escondió en secreto al niño heredero de la corona merovingia en Rennés-le-Chⴥau, la que en el Sur de Francia había sido antigua capital del reino visigodo. De mayor, Sigiberto IV, de sobrenombre Plant-Ard (retoño ardiente), se casó con Giselle, condesa de Razes (Redae), hija del el hispano rey visigodo Wamba, de cuyo enlace nació el linaje de los condes del Razés, hoy una comarca del departamento francés Aude; que es la misma zona antes llamada provincia Narbonense, y luego pasó a ser la Septimania. Con aquella boda, los linajes godos se unieron con los descendientes del rey David.

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Otro misterio subsidiario, es el hecho de que en los templos europeos la imaginería católica fue más mariana que cristiana, siendo en la catedral de Chartres (Fr.), donde mejor se constata. Gracias al relajamiento de costumbres, y libertad para hacer tertulias que les era innata, los occitanos del siglo XII vivieron un renacimiento espiritual, que se mezcló con su afán de independencia hasta que Santa Sede logró abortarlo. Pero Arnau de Torroja jamás habría podido imaginarse el fatal desenlace que acabó con la esplendorosa cultura occitana, cuando la Iglesia se apropió del patrimonio del conde de Toulouse del Languedoc. En el sur de Francia, en vida de mi paisano de siglos pretéritos, las tres culturas monoteístas gozaban de una tolerancia ejemplar, de forma que las palabras godo y judío eran sinónimas. Aquella situación no tenía porque haber acabado mal, ya que los primeros frutos fueron reconquistar Jerusalén para su verdadero dueño, un descendiente de la Casa de David. Las pruebas que les permitieron predicar una cruzada tan lejos de Europa, sólo podían basarse en irrefutables evidencias de que se había conservado la línea de sangre del "Rey Jesús". Tal vez fuese un libro ¿Escrito por el propio Jesucristo? (insistentemente aparece en sus imágenes con un volumen entre sus manos). Alguien escribió que los templarios en sus excavaciones obtuvieron gotas de sangre del "Rey Jesús".

La iniciativa de liberar Tierra Santa es probable que fuese idea de la muy poderosa y aguerrida condesa italiana Matilde de Lucca, o de Toscana (+1115) porque ella fue la enigmática pariente del rey Dagoberto II, el último de los reyes merovingios detestados por la Santa Sede. Matilde pasó a la historia por ser aliada militar de dos pontífices, Gregorio VII y Urbano II, siendo éste último de quien ella consiguió que en 1095 se promulgase la Primera Cruzada destinada a liberar Tierra Santa. Allí, en 1099, su sobrino Godofredo de Bouillon recuperó la ciudad Tres Veces Santa para su familia.

La condesa Matilde, es la única mujer que tiene una intrigante tumba con su hierática escultura dentro de San Pedro del Vaticano, (está sosteniendo una tiara y las llaves de san Pedro), exigió al Sumo pontífice el derecho a celebrar misa por privilegios de su divino linaje. Obviamente nunca se le concedió. A propósito de dicha heroína, quizá fuese por la información que ella proporcionó al rey Luís XI de Francia, que éste pudo proclamarse descendiente de María Magdalena. Era el único linaje que podía aspirar legítimamente al trono de Francia. Tal pudo haber sido -se conjetura- el secreto genealógico-dinástico contenido en los pergaminos encontrados por el abate Saunière en la Iglesia de Rennés-le-Chⴥau, acuñados por el sello de Blanca de Castilla, reina de Francia.

En 1958, el profesor Norton Smith, de la Universidad de Columbia, con buenas relaciones con Teodoro, patriarca de Santa Catalina del Monte Sinaí, al visitarlo, casualmente vió un rollo que contenía un fragmento inédito del Evangelio de Marcos. Se trata de una carta que no había sido perdida, sino sólo suprimida. Es un ejemplo actual de como se siguen manipulando las mentes religiosas, porque el dicho evangelio existe y es auténtico, aunque Teodoro, para negarlo, argumentó: "Esa, ni otras cosas verdaderas deben ser dichos a todos los hombres" (Smith, "Secret Gospel", p.14 a 16).

CÁTAROS y TROVADORES: LA GRAN DAMA

Además de los fieles a Jesús, existió una secta sanjuanista que conservó las enseñanzas "puras", sin que fuese alterada por el posterior cristianismo, y que renacieron vigorosas en el siglo XII, cuando la misa en Europa era obligatoria. En los siglos siguientes floreció en el sur de Francia una fascinante herejía dualista, dado que los llamados cátaros, y los bogomiles, admitían dos Creadores, que serían ambos los dos "Príncipes" de este mundo (el bien y el mal). En el medioevo, los cristianos librepensadores fueron llamados albigueses (de Albi-Fr.), siendo más una religión que una herejía, y por descontado una gran revolución socio-religiosa. En 1163 fueron llamados por primera vez cátaros, a fin de asociarlos al curanderismo, pues todos ellos eran vegetarianos muy convencidos. Además, no podían comer ni beber sin haber rezado antes un Padrenuestro. Todavía diré en su favor, que cuando en el JMJ de Madrid (21-8-2011), el Papa previno amorosamente a cuantos autónomos buscan a Jesucristo, empleó las mismas palabras que son reversibles para ser aplicadas a los católico-romanos.

En Occitania se pasó de la intolerancia para con los herejes, al colapso de una sociedad de avanzada cultura. Las luchas religiosas entre católicos bautizados comenzaron al final de la vida de Arnau de Torroja, siendo la más probable causa de su muerte después de haberle sido anticipado por el Sumo pontífice que: Se llevaría a efecto una cruzada contra los cátaros occitanos, porque aquellos bautizados menospreciaban su autoridad oponiéndose a la Iglesia católica. Los cátaros explicaban los misterios de la existencia con una lógica que la Iglesia nunca pudo superar. En el siglo XIX la Santa Sede, por fin, se consideró a los templarios, y a otros heterodoxos como los cátaros, unos fieles sanjuanistas, o sea seguidores del Precursor, heredero legítimo al trono de Jerusalén.

Los templarios tuvieron un plan para regenerar la sociedad, el cual caso de ser realizado a nivel general se convertiría en un revulsivo para optimizar el buen orden a nivel mundial. El gobierno imperante debería reunir un triple aspecto: Una sola religión y un solo pontífice máximo para todos los creyentes. Para fomentar una regeneración universal, primero instruyeron a las personas enseñándoles artes y oficios, y después les enseñaron cómo organizarse de forma ordenada y en base a una dinámica administración. Al mismo tiempo les inculcarían las prácticas de la religión católica aunque en armonía con las raíces de sus creencias paganas más ancestrales. La Orden del Temple desarrolló una organización económica ejemplar, con normas religiosas y a la vez militares. Su fuerza exotérica y profundas raíces esotéricas estarán presentes en las fundamentales manifestaciones de la cultura medieval. En las zonas por ellos regentadas estuvo presente el sincretismo y la tolerancia entre cristianismo, islamismo y judaísmo, pues cuando hace falta resucitan las tradiciones esotéricas milenarias, con lo cual se fomentaron los contactos entre filósofos e intelectuales a fin de unificar las tres principales "Religiones del Libro" que consideran Jerusalén su ciudad santa. Todas veneran al mismo Dios, aunque dándole cada una nombre diferente.

Guillermo fue duque de Toulouse del Languedoc, y su hija Leonor de Aquitania, que le sucedió, era tan anticipada a su tiempo, que fue la fundadora de las "Cortes de Amor". El espíritu de regenerar la sociedad ella entonces ya lo emprendió enviando trovadores a Inglaterra, aunque en realidad eran misioneros del amor cortés. Aquella gran dama, (o Domna, Domina, etc.), que fue reina de los trovadores, era también reina de Francia y después Inglaterra, por sus matrimonios sucesivos. En efecto, Leonor se casó en segundas nupcias con el rey Enrique II Plantagenet, conde de Anjou (1154), dueño de grandes feudos en la costa atlántica de Francia.

En todas partes a sus trovadores les hacía presentar a Nuestra Señora como una "inspiradora del amor", como si fuese una pagana diosa Venus. La popularizaron con el nombre de Midonis (Señora mía), o sea, la añorada Gran Dama, ya que fue su amor imposible. En realidad simbolizaba el alma regenerada que proclamaba el Amor como único soberano. Los hermanos Torroja debieron de lamentar que Enrique II, segundo esposo de Leonor, estando emparentado con la Casa de Barcelona, fuese excomulgado por el Sumo pontífice Alejandro III en 1170 (dicho año también prohibió canonizar fuera la Santa Sede de Roma), nada menos que por haber ordenado el asesinato de Thomas Becket, arzobispo de Canterbury.

Arnau de Torroja supo por boca de su hermano obispo, de aquellos excesos, como también de los éxitos de los librepensadores cátaros en Provenza y en el Languedoc. Y ello a pesar que los herejes pretendían regresar a la pureza del cristianismo original; o sea, a las catacumbas. Para ellos Jesús de Nazaret no era, ni más ni menos, que la segunda persona de la Santísima Trinidad, que se hizo hombre sin dejar de ser parte de Dios. Su predicación fue imparable cuando, el año 1117, el obispo bogomil Nikitas llegó a Narbona. Es evidente que los templarios se llevaron bien tanto con los dualistas cátaros, como con los judíos,…e incluso con los musulmanes. Éstos en vida de Arnau hacia siglos que habían sido expulsados del Sur de Francia, porque Carlos Martel derrotó el año 750 a los ismaelitas. La reflexión que tantas veces debió de hacerse mi biografiado, és que, ni asentándose los musulmanes en Europa, tampoco habrían triunfado, porque ciertas latitudes de nuestro planeta son demasiado frías para los rigores de sus creencias.

Mi biografiado entonces con responsabilidad en aquel sector de Occitania, fue el hombre mejor preparado para asimilar la purificación del espíritu de los herejes cátaros, cuya idea de la cercanía de Dios en cada alma sobrevivió gracias a los encubiertos mensajes divulgados por los trovadores. Fue cuando entonces se enviaron a Occitania los primeros monjes cistercienses, pero predicaron en vano. Afortunadamente para Arnau de Torroja él ya no sufrió los nueve años de cruzadas sucesivas contra los propios europeos que abrazaron el catarismo, por cuya matanza el papa Inocencio III conservará siempre el terrible honor de haber sido el más masacrador de gente bautizada de toda la historia de la Iglesia.

Empezaron por atacar las grandes ciudades: Narbona, Béziers, Carcasona, Lodève, Nimes, Magalona, Agde y, como no, Toulouse. Era la misma zona que siglos antes estuvo también poblada por judíos, como si los occitanos llevasen en sus genes el saber convivir ejemplarmente con ideas de origen oriental. El clero allí ni daba la extremaunción. En pocas palabras, vivían en impostura total, y sólo acreditaba a la Iglesia católica el hecho de que prefería conceder jerarquías a los hijos segundones de la nobleza. En cambio el pueblo llano, o sea, los súbditos de los nobles, sí eran sentidamente buenos católicos; tanto que querían volver a las catacumbas. En fin, al norte de los Pirineos vivieron tan plenamente fascinados por el catarismo, que incluso los católicos los defendieron cuando hizo falta. De ahí que en la toma de Béziers (Fr.) por los cruzados franceses, éstos no hicieron la menor distinción para librar a los católicos de ser igualmente masacrados.

Después de ser masacrados los dichos herejes cátaros, por desear promover la restauración de un "Principio femenino" dentro de su "Iglesia del Amor" (…a Nuestra Señora), los templarios actuaron como una sociedad secreta que ofrecía protección a los empeñados en restaurar estirpe del rey David. Los trovadores, pues, tuvieron motivos para referirse subliminalmente a la Iglesia católica como "El Marido Celoso".

Dado que la Santa Sede, en el cenit de su poder terrenal, fue incapaz de acallar pacíficamente la línea de pensamiento que ofrecía un nuevo modelo de hèroe redentor (Parsifal), además de Jesucristo y Moisés, resultó que el tema del Santo Grial acabó siendo el mayor éxito de la literatura medieval. La solución de la Santa Sede fue incorporar los símbolos que promovían los herejes a las propias celebraciones litúrgicas, como fue el caso del cáliz de la Última Cena. El Grial fue el símbolo de aquella lucha -que aún subsiste- entre los fieles a san Pedro y los de María Magdalena. En otras palabras, entre los herederos de la fe y los herederos de la Santa Sangre.

CÍRCULOS GRÁFICOS (DE MAYOR A MENOR) EL EXTERIOR, EL INTERIOR Y EL DE LA OREJA

Concluidos los metafóricos capítulos correspondientes a los dos triángulos equiláteros superpuestos e invertidos, escribo los siguientes que serán simbolizados con círculos de decreciente tamaño. El propósito es conformar el óvalo del rostro y la profundidad del pensamiento que, procedente de la inteligencia cósmica, volverá a ella algún día. Quien tenga oídos para oír, que oiga.

EL CÍRCULO EXTERNO MAKHIR DAVID-TEODORIC : PRINCIPE JUDÍO DE NARBONA

Cuando Arnau era Maestre Provincial del Temple para tierras de Provenza e Hispania, y con residencia oficial en el castillo de Miravet (en la desembocadura del río Ebro), el cronista Benjamín de Tudela escribió, en 1166, que Narbona era la "Ciudad de la Tora" (que son los dos rollos desplegables conteniendo la Ley de Moisés escrita), y sus príncipes judíos tenían poder en muchas regiones. Benjamín además proporcionó los nombres de los reyes judíos desde el hoy conocido como rey Natronai Makhir David-Teodoric (720-793).

Sucedió que ante la ciudad de Narbona el rey Pipino "el Breve" prometió a los judíos de la ciudad que si les rendía la plaza les proporcionaría un príncipe judío para que los gobernase. Cuando los judíos de Narbona el año 759 abrieron las puertas de su capital a las tropas de Carlomagno, le correspondía a Pipino o a su hijo Carlos ser gobernador de los judíos allí concentrados después de muchas generaciones, pero incluso el futuro emperador Carlos "el Grande" allí fue mal aceptado. Cuando consiguió encontrar para ellos a un dirigente más adecuado, resultó ser un legítimo descendiente del rey David.

En el año 768 se creó en la Septimania, al norte de los Pirineos, un principado judío leal al rey Pipino, siendo semi autónomo. Sus hijos y sus nietos también lucharon contra los musulmanes, los lombardos y lo sajones a las órdenes de Pipino el Breve, y después bajo Carlomagno. De ambos reyes Natronai Makhir David fue leal consejero, diplomático y a la vez embajador político, pues era reconocido tanto por Pipino como por el legítimo califa de Bagdad, su primo, como legítimo portador de la semilla de la casa real del rey David.

Natronai Makhir David, y pasó a la historia con el nombre de Teodorico. Aunque no era de la noble estirpe de los galos, le fue entregando todo el Principado de Septimania, gobernándolo de forma autónoma. Natronai Makhir David Teodoric tampoco era sajón, ni hispano, ni del norte de Italia. No descendía de reyes europeos, y menos de los ilegítimos de la línea pipínida-carolingia, pero restableció el equilibrio de poder galo en el Sur de Francia, y además despejó de intrusos la frontera amenazada por los súbditos de los Omeyas de Córdoba (al–Andalus). Para conseguir su aceptación general fue imperioso dotar a Makhir David de una ascendencia adecuada, empezando por darle un nuevo nombre. Después reafirmó su derecho a gobernar la zona de la Septimania, y cuando enviudó pudo volverse a casar con la hermana del rey para formar una nueva familia.

Tan insólita situación fue debida a que el usurpador Pipino, padre de Carlomagno, fue informado de la existencia en Bagdad (Mesopotamia) de unos descendientes Rex-Deus, y astutamente solicitó una alianza militar para crear un eje que incluyese los califas abasidas de Bagdad, los reyes de la Galia, e Italia, con el Sumo pontífice de Roma, porque el imperio Bizantino ya no podía defenderlo contra los lombardos de Rávena, una vez éstos invadieron las tierras que los bizantinos tenían en Italia (568). Lo que decidió orquestar aquella alianza fue, no obstante, el furor expansionista de los disidentes omeyas de la Península Ibérica. Pipino selló pactos de colaboración con los godos del norte de los Pirineos, y resultó ser tan efectiva, que la generación siguiente, aunque estaban establecidos en el sur de dicha cordillera, incluso solicitaron protección al emperador Carlomagno yendo a su sede de Aquisgrán (Aachen, también llamada Aix-la-Chapele).

Se lee en los Anales de Lorsch (730-803), de la Bibliotheque Nationale de Paris, al ocuparse de los años 730 al 803, que el 782 existió realmente la misión diplomática enviada por Carlomagno a Bagdad. Dicha ciudad fundada el año 746 primero fue llamada "Ciudad de la Salvación" (Medinet-es Solam) por el califa El-Mansur (762-766) que la eligió como residencia. Por cierto que hasta el año 800 Bagdad ocupaba sólo la orilla occidental del río Tigris. Los contactos con Bagdad no eran raros, pues en Barcelona, donde también está documentada una aljama hebrea desde el siglo IX, bajo el gobierno de Wifredo I "el Velloso" su rabino solicitó y obtuvo un libro de oraciones escrito por Amran (869-887), Gaón de Babilonia (un titulo honorífico de los judíos). La noticia de la delegación diplomática carolingia a Bagdad la corroboran otras fuentes de la época, resolviéndose que se trataba de firmar una alianza, y al mismo tiempo solicitar el traspaso a las Galias de un Supremo nasí descendiente del rey David.

De hecho varios líderes visigodos se llamaron antes Teodorico, e incluso un hijo de Clodoveo que heredó Austrasia, pero la iniciativa de presentar como judío descendiente del rey David a Makhir David-Teodoric ante los historiaores del siglo XX fue del investigador A. Zuckerman mediante su libro "A jewish princedom in feudal France (768-900)", donde presentó las condiciones y repercusiones de una tan increíble elección de los pipínido-carolinios. Los eruditos hubieran debido imaginarse mucho que para poder reinar con un disfraz de legitimidad, aquellos usurpadores del trono procurasen como fuese entroncarse con un descendiente de la familia de Jesucristo, y lo consiguieron. La embajada enviada a Bagdad el año 768 está bien documentada por varias fuentes de la época, y las circunstancias históricas del lejano país lo hacen verosimil. El rabino, y ex califa de Bagdad, Makhir David-Teodoric había sido depuésto por su propio primo después de una revuelta, y generosamente le proporcionaron el beneficio del exilio, satisfaciendo con ello la solicitud de los carolingios. El rabino Makhir David-Teodoric llegó a Francia acompañado de su familia (cinco hijas y tres hijos), y sólo se le exigió que, para gobernar con legitimidad la Septimania judía y disimular su procedencia de cara al resto del país galo, añadiese a sus muchos nombres el de Teodorico, con el cual pasó a la historia de Europa.

En las cortes de Pipino y el emperador Carlomagno Makhir David-Teodoric fue consejero de gobierno, y además Carlomagno concedió al dicho "Rey-Mesias" (Nasí) todas las posesiones que habían tenido los merovingios, siendo gobernadas desde la población de Lagrasse (sur de Francia), una comunidad famosa por el todavía muy influyente monasterio benedictino donde se venera una Virgen negra (y también, por cierto, un museo fijo de capiteles esculpidos por el Maestro Cabestany).

Las tres ramas familiares de Makhir David-Teodoric a su vez produjeron una veintena de enlaces matrimoniales y finalmente convergieron en el rey francés Hugo Capeto, porque reunió en su persona tanto la rama cristiana como la judía. Ahora bien, si para unos Hugo fue un rey bueno, en cambio los judíos no aceptaron la línea carolingia, aunque al fin bajo Hugo Capeto se consolidó de nuevo la descendencia principal de los carolingios, identificados con los reyes de Israel que gobernaban por "Gracia divina".

LOS SOBERANOS JUDIOS DE PROVENZA Y SEPTIMANIA

Según una investigación rigurosa, la vida de san Guillermo de Gellone fue idéntica a la del bíblico Isaac "el Judío". Al ser hijo de Natronai Makhir David-Teodoric, cuando éste falleció, Guillermo fue Supremo nasí de los judíos de Septimania. Lo paradójico es que dicho héroe, siendo merovingio y judío de sangre real de la Casa de David, también fuese un santo cristiano. Que él era un hombre circunciso, lo dice su preferencia por el diseño de la "flor de lis" (dibujo de un lirio idealizado, ya que no se da en la naturaleza), el mismo que simboliza la Santísima Trinidad del catolicismo. Además revela su pertenencia a la Casa de David, el que en su escudo, tanto si es en alto relieve, como si es dibujado sobre algunos documentos del monasterio de Saint-Guillem-le-Desert, nos ha llegado con el héroe Guillermo llevando a su lado el perfilado dibujo de un "león rampante". Es más interesante cuando se le presenta cabalgando mientras derriba con su lanza a un gigante.

San Guillermo (Guilhem de Gellone 771 – 28.5.812) fue conde de Aquitania (795-806), de Septimania, de Toulouse y de Rouerge, Así como también de Quercy, de Albi y de Rodez (788-806). Fue marqués de la Marca Hispánica (de 789 a 806 seguido, pero lo fue de nuevo hasta 812). También fue conde de Barcelona (801-806) al mismo tiempo que de Gerona y de Rouerge. De aquellas luchas entre francos carolíngios y musulmanes en Septimania, el escritor Wolfram von Eschembach encontró inspiración para escribir su obra "Willehalm" dedicada al conde Guillermo de Orange, cabeza de la dinastía guillermida (guilhermide), a pesar de que en vida de Wolfram ya se había extinguido. Guillermo de Orange fue el tercero de su trilogía sobre los héroes –buscadores unos, y custodios otros- del Santo Grial.

Guillermo de Orange, "Willehalm", ha pasado desapercibido para la mayoría de historiadores el hecho de que también fue Supremo nasí de Septimania. "Willehalm" fue el comandante del ejército que Luís "el Piadoso" que expulsó a los musulmanes más allá del río Ebro, para cuya expedición reclutó a hombres francos, burgundios, aquitanos y provenzales. Además estuvieron apoyados con importantes contingentes de gascones del duque Lupo, y por los godos que estaban al mando del conde Bera del Rosellón. Aunque oficialmente "Luís el Piadoso" encabezó expedición al sur de los Pirineos, el mando real en la campaña fue responsabilidad de san Guillermo, popularmente motejado como "Nariz corta" (Curt-nez). Con las dichas tropas cruzó los Pirineos y avanzó hasta capturar el castillo de Tarrassa y reconquistar la Barcelona musulmana el año 801.

Guillermo de Gellone, por sus numerosas gestas victoriosas fue uno de los mayores héroes de la Edad Media. En sus condados siempre promovió el entendimiento entre las comunidades judías y cristianas, organizando reuniones para acercar posiciones. Siendo judío, su conversión al cristianismo fue debida a un milagro sucedido a su hija de doce años, porque ella se mantuvo viva otros tres años sin más alimento que fragmentos de hostias bendecidas.

El año 804 san Guillermo fundó una academia de estudios judaicos a unos 10 km. del pueblo Saint Guilhelm-le-Désert. Él hablaba con soltura el hebreo y el árabe, siendo su divisa el león de Judá, y por ello celebraba fiesta los sábados. Bajo el emperador Carlomagno, Guillermo I era un "par" y un héroe histórico semejante a Roldán. Sus restos fueron trasladados a la cripta del dicho monasterio románico en Gellone, donde aún hoy sigue activo y declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco en 1998.

El monasterio de Gellone fue una de las principales sedes del culto a María Magdalena, y hasta el año 751 las familias merovingias no decidirían quemar, por precaución, cuantos documentos podían asociarlos peligrosamente al linaje davídico. Debió de ser cuando desaparecieron los documentos que hicieron referencia a Iosve y Elimburga, cuyos nombres descubrí escritos en el altar portátil de Sant Pere de Roda en la costa NE. de Cataluña. Referente al nombre de José, recordaré que los judíos se bautizaban tradicionalmente adoptando el nombre del padrino cristiano, pero las aguas bautismales eran incapaces de borrar los orígenes del converso. A fin de asegurarse mejor protección, añadieron a su nombre individual el de algún santo del pais de adopción.

Una supuesta descendiente de Elimburga acabó como abadesa de Saint Guilhelm-le-Désert, el monasterio familiar, aunque la que consta como abadesa Helimburge en el mejor de los casos sería una biznieta de san Guillermo. Debido a latinizar sus nombres me costó treinta años para encontrar esta pista. Primero indagué si había alguna reina Elimburga, en la cuña de tierra holandesa entre Alemania y Bélgica, porque dicha región se llama Limburga, sinónimo de Elimburga. Los topónimos en este caso no me ayudaron. Por dar un ejemplo, no tiene nada que ver el nombre del matemático Euler con el del castillo de Eulemburga.

Guillermo de Gellone, después de vencer repetidamente a los musulmanes, se retiró de la politica. Posteriormente en su acta de fundación (14.12.804) depositada en el influyente monasterio de Saint Guilhelm-le-Désert lo presentaron firmando junto a sus padres el conde Bernier de Rouerge y de Maçon, y de su madre Rolinde. Constan también varios familiares más de la dinastía Guilhemide, por parentesco con la esposa de Bernard de Septimania. (Liber Manualis, entre años 721 y 843). Al retirarse san Guillermo I al convento delegó en su hijo Bernard-David de Septimania, al cual le sucedió, como Supremo nasí judío, su hijo. Éste, siendo nieto de san Guillermo, gobernó sus posesiones desde su capital Toulouse, por lo cual los condes del Languedoc de siglos posteriores todos estuvieron muy orgullosos de saberlo su antepasado.

Los antuales monjes del monasterio de Saint Guilhelm-le-Désert, a unos 40 km. de Toulouse de Languedoc, que fundó san Guillermo I de Orange, no admiten que el padre del santo tenga que ver con el judío llegado de Bagdad el año 768. Dicen que, según las actas de fundación del señorío de Prüm (14.12.804), el propio san Guillermo citó a sus padres llamados Teodorico de Borgoña y Alda Martel. Así Teodorico habría sido hijo del conde Berniez de Rouerge y de doña Rolinda. Ello significa que sería hermano de Sigeberto, de cuya casa condal procederían después los condes de Toulouse del Languedoc.

Hay muchas reservas para aceptar tal filiación del principe Supremo Nasí de los judíos de Septimania. Parece obvio que fueron amañados, al tener que presentar la familia de su hijo Guillermo I con objeto de nombrarlo santo de la Iglesia católica. Para mayor confusión, existió otro conde de Autun, llamado Teodoric David (802-840) hijo de san Guillermo.

Me remito a la exhaustiva investigación de A. Zukerman, a pesar de haber leído los argumentos de sus oponentes, pues en mi opinión éstos se basaron en documentos modificados. Empecé a sospecharlo cuando informan que está documentado en Francia el año 721, pues en tal caso sería demasiado mayor para las batallas en todos los frentes que capitaneó; además hay documentos que lo presentan ejerciendo de embajador en Sajonia los años 782, 791 y 793. Las falsificaciones han sobreabudado a los largo de tan oscuro periodo medieval, y se han demostrado incluso las hechas por la Santa Sede. El investigador P. Tisset en su obra "L"abbaye du Gellone au Diocèse de Lodève" (p.21 a 93) demostró documentalmente que hubo diplomas reales que fueron alterados, y otros sustituidos o modificados, etc

.La ascendencia oriental de Makhir David-Teodoric está
confirmada por la "Crónica Hebraica" que fue redactada
en Narbona (Fr.) el año 1161. La presentó el profesor de la Universidad
de Ha說, llamado Aryeh Graboﳬ en la década de los noventa del siglo
pasado en su escrito "La Dynastie des Rois Juif de Narbone" (página
50, nota 5), a su vez basado en el texto hebraico del año 1161 conservado
en la abadía de Lagrasse (Fr.) conocido con el nombre de "Pseudo
Philomena".
Se lee allí: "Carlomagno confirmó
su título real a Fakir, descendiente del rey David, repartiendo Narbona
entre los judíos y el arzobispo Aimerich".

Gobernando Luís "el Piadoso" (Ludovico Pío), Bernard de Septimania fue nombrado su chambelán y "Camarero de palacio" (eufemismo para designar al mayor de los generales), porque era su hijo adoptivo. Bernardo era el nieto de Fakir David-Teodoric, y a parte de haber expulsado a los musulmanes del Sur de los Pirineos, también resultó ser un personaje trascendental para la historia futura del linaje Rex-Deus. El biógrafo de Luís el Piadoso, llamado Thégan (778-840), presentó a Bernard de Septimania como de estirpe real el año 813, por ser hijo de san Guillermo de Aquitania. Era un dato cierto, pues, entre los siglos V y XII, descubrir una falsedad en cualquier línea genealógica paterna bastaba para deslegitimar a toda una dinastía de príncipes cristianos…Sólo sería "permisible" si lo hacía el rey o el papa de Roma.

Pasados varios siglos, los herederos de Fakir David-Teodoric, considerándose portadores de sangre divina, sólo pudieron relacionarse en total clandestinidad. Aunque algunos fuesen soberanos europeo quizá ignorarían sus raíces hebreas, pero lo sabían las dos ramas sucesorias principales. La institucional, católica fue la davídico-carolingia, que acabó imponiéndose sobre la rama judía ortodoxa, cuyo Supremo nasí asesinado el año 872 era el hijo menor de Bernardo de Septimania. También corrió la misma suerte su hermano mayor. Con el paso de los siglos se creyó un mito el hecho de algún noble linaje pretendiese descender del rey David, y poco a poco fue un tema tabú. Eran tiempos que los reinos francos se sumieron en la anarquía, y en el sur de Francia los judíos se dividieron principalmente entre los condados de Narbona, Toulouse y Barcelona. En consecuencia, hay investigadores que consideran más cierto que el Santo Grial aluda a un linaje davídico, que no la búsqueda y custodia de la Sangre de Cristo, tal como defienden muchos otros. En mi opinión ambos criterios son congeniables.

CÍRCULO INTERNO CATALUÑA EN TIEMPOS DE LA RECONQUISTA

El año 826, siendo Bernard de Septimania duque de Toulouse, reconquistó, en nombre de los soberanos galos, la provincia Tarraconense de las incursiones de los cordobeses de el-Abderramán. En Barcelona Bernard sucedió en el gobierno de los condes Rampo y Bera, este último depuesto por rebeldía. Eran unos años muy belicosos y la línea fronteriza era oscilante. El castillo de Cardona se levantó en una zona que servirá de ejemplo. Como tenía yacimientos de sal a ras de suelo, tuvo desde muy antiguo una fortificación lígnea hecha básicamente de troncos de árboles. Al tomar la zona Bernard de Septimania, dicha fortificación se consolidó y amplió. No obstante, el año 827 cayó en poder del conde rebelde Aizón. Aunque Cardona la volvió a conquistar Wifredo el Velloso en 886, de nuevo se perdió el 985 por los ataques de Almanzor.

Fue, pues, bajo el reinado de Luís "el Piadoso" cuando el gobierno de Bernard de Septimania restableció y distribuyó la población, en concreto en Berga, Manresa y Solsona, aunque no todas le aceptaron sus reajustes. Bernard no pudo superar las graves intrigas promovidas por las altas jerarquías de la corte franca. Muchos estaban resentidos debido a la purga que el Supremo nasí judío, aparentemente reconvertido al cristianismo, había llevado a cabo contra ciertos nobles sustituidos cuando él subió al poder. Confabulados en su contra, lograron que Bernard fuese condenado por adulterio con la reina Judit (850). Consiguieron desacreditarlo a pesar de ser el segundo mandatario del país Galo, y principal magnate de la Marca Hispánica. Por cuestión de celos, Carlos el Calvo mató con sus propias manos al legítimo descendiente del linaje del rey David.

Carlomagno el año 791 fue quien confirmó el rango real y la autonomía del principado de Septimania, pero aun así, en el siglo X aquel núcleo judío se desintegró, como fiel reflejo de la anarquía y fragmentación que experimentaba el reino de los francos. Los principales núcleos de influencia judía finalmente estuvieron en los condados de Toulouse y Barcelona, uno a cada lado de los Pirineos, obviamente con los demás condados y vizcondados que les fueron afines o subordinados. Los condes Trencavel de Carcasona supieron aprovecharse de aquella rivalidad, y en 1082 Raymundo Roger se independizó. De su tolerancia hay que saber que permitió en sus territorios la libre convivencia entre los cristianos y los que no lo eran.

En las enciclopedias del siglo XXI cuesta encontrar referencias al período del presentado reino judío al norte de los Pirineos, pero para un hijo de la nobleza como lo era Arnau de Torroja de Solsona, durante el siglo XII esta era la historia que se le explicó con detalle. De entre las enseñanzas a los hijos de los nobles fue prioritaria la transmisión hereditaria de los linajes, porque basaron su poder en las referencias de la herencia genética, y más cuando se trató de los grandes soberanos. La concatenación fue difícil, hasta que en el siglo XIII se institucionalizó, pero ello no significa que antes no hiciesen sus mayores esfuerzos. Tuvieron una ventaja sobre los genealogistas posteriores, puesto que desde que el rey Clodoveo promulgó la Ley Sálica (s. V), la herencia era potestad exclusivamente masculina y la línea materna no contaba. Tal disposición no podía complacer más a la Santa Sede.

Arnau de Torroja, por sus naturales inquietudes, conoció mejor que los cronistas actuales lo que referiré a continuación. Se trata del secreto mejor guardado de la historia. Lo conocieron, no obstante, los iniciados de las órdenes de Sión y del Temple, pues, especialemente la primera, tuvo el doble objetivo de propagar el cristianismo esotérico de san Juan Bautista, y defender la cripto-dinastía merovingia.

Se perdieron todas las referencias a los reyes judíos de Septimania después de que los clérigos católicos considerasen una "materia prohibida" referirse a los familiares judíos del ex rabino Natronai Makhir David-Teodoríc. Amenazaron con ser quemado en la hoguera a quien removiese temas referentes a tradiciones judías, y al linaje de Jesucristo. El oscurantismo continuó hasta la primera década del siglo XXI.

La erudición en el Sur de los Pirineos, donde yo nací, sólo supo la historia explicada por los clérigos, ignorandose que fueron los líderes judíos de la Septimania quienes habían acudido repetidamente a liberarnos de los musulmanes. Eran tropas de los soberanos Pipino "el Breve", Carlomagno y Luís "el Piadoso" (814-840). Les siguieron Lotario y Carlos el Calvo, y cronológicamente otros que ya no interesaron a Arnau de Torroja.

EL NACIMIENTO DE CATALUÑA

El éxito de Fakir David-Teodoric, que primero capitaneó la reconquista del sur de los Pirineos, se logró por hacer que los mandatarios ("walis") del sector catalán se uniesen a los francos, tal como le había prometido el entonces gobernador de Barcelona, Suleiman Ben Yoktan al-Arabi, a Carlomagno al presentarse en embajada a Aquisgrán. Suleiman, a pesar de haberse declarado amigo de Carlomagno, después abandonó a sus tropas expedicionarias.

Cuando en 878 se celebró el Concilio en Troyes (Fr.), al cual asistió el pontífice Juan VIII, se trató la delicada situación de la reconquista de tierras hispanas. Al crear la Marca Hispánica, los condes de la Cataluña Vieja y sus obispos decidieron que los gobernase Wifredo el Velloso, al ser más joven y manejable que su padre Sunifredo de Urgel. Desde entonces se le concedió el derecho de dejar su cargo en herencia. Lo malo fue que al cabo de poco tiempo la revuelta de Aisón (Aissó) le obligó a retirarse de las t ierras reconquistadas. Finalmente el límite de la Septimania fue la misma la frontera de la Marca Hispánica, la cual quedó, al menos en el litoral, delimitada por el río Ebro. Por cierto, en los documentos carolingios, a los habitantes de la Marca Hispánica se les considera "españoles".

Sunifredo entre otros, tuvo además los hijos llamados: Oliba I de Carcasona, Suñer I conde de Ampurias, y Sunifredo I que gobernó en Urgel y Cerdaña desde el 834 y en Barcelona, Gerona-Besalú y Narbona hasta el año 848. También recibió los condados de Barcelona y Gerona (los gobernó entre los años 878 a 897), siendo además conde de Urgel. Pero aquí me interesa sobre todo su hijo Wilfredo I "el Velloso". Él fue el primer conde hereditario de Barcelona, hasta entonces gobernada sucesivamente (de 850 a 878) por cuatro condes francos. A la muerte de Sunifredo I, el condado de Urgel fue gobernado por el hebreo conde Salomón de Urgel-Cerdaña, padre de Miró "el Joven". Carlos "el Calvo" posteriormente los cedió a Wilfredo I "el Velloso", hijo de Sunifredo.

En los años siguientes, cuando en Septimania tenían graves problemas, tanto internos como externos, la línea de sangre del Supremo nasí la retuvieron los condes de Plantevolue y los de Rouerge, de quienes nacieron los condes de Toulouse. Las dinastías de los condes guillemidas (guilhermides), o sea, tanto los de Toulouse como los de Trencavel, sin dejar de ser independientes, fueron ambas legítimos descendientes de los reyes merovingios ("Chronicon Moissacense, Monumenta Germaniae", Scriptores, T.I). Estuvieron emparentados entre sí, por el conde Sigeberto de Rouerge desde que éste la reconquistó (754). Sigeberto era familiar de Teodoric y del rey francés Meroveo.

Gracias a la exhaustiva documentación fácilmente disponible en Internet, y una gran libertad para exponer ideas, en el siglo XXI podemos constatar que los príncipes judíos (Supremos nasí) de Septimania y Francia hasta el siglo X por vía femenina, se emparentaron con los Aragón, Navarra, Asturias, Castilla, León y la Casa de Barcelona, ésta última por los condes de Toulouse y Rouerge, corte donde se crió el Ramón Berenguer III "el Grande", que fue caballero templario (1096-1131). Temerariamente regresó a Barcelona a los quince años para enfrentarse, y lograr destronar, a su tío fraticida. En Rouerge, los templarios consta que estuvieron presentes en 1140 y mantuvieron allí su encomienda reclutando jóvenes de la propia zona, llamada La Selve. Ramón Berenguer III engrandeció de una forma considerable sus dominios. Con su matrimonio con doña Dulce unió Catalunya al Condado de Provenza. Arrebató a los musulmanes Balaguer y Tarragona e hizo tributario al gobernador de Mallorca e Ibiza.

El conde Belón (Bel.lo) de Carcasona, hijo de san Guillermo de Aquitania, demostró ser un súbdito fidelísimo de los reyes carolingios. Tal actitud continuó con el conde Roger II Trencavel, al cual, no obstante, el rey de Aragón el año 1179 le concedió, además de Carcasona, el Lauragais, el valle del Aude, el Razès, la tierra de Sault y los castillos de Termes y los del Minervois. El último acto documentado de un miembro de los Trencavel, fue cuando Raimundo II (1196-1249) partió a Tierra Santa.

Según los monjes benedictinos dom De Vic y dom Vaissete, autores de "Histoire genérale de Languedoc", Wilfredo I fue hijo de Sunifredo, un noble hispano-godo de Septimania que fue nombrado en 834 conde de Barcelona, de Urgel, de Cerdaña, de Osona, de Gerona y de Besalú, por orden del emperador Luís "el Piadoso" de Francia. Los condados de Narbona, de Besiers y de Agde, hasta entonces vinculados al de Barcelona, quedaron separados. Wifredo I "el Velloso" permaneció tan unido a los reyes Luís I y Carlos II de Francia como los Trencavel, porque era nieto de Belón (Bel.lo), y también familia de los condes Trencavel de Carcasona. Wilfredo se casó en 877 con Guinidilda (Winilda) y tuvieron al menos 9 hijos, siendo el que interesa a mi investigación Sunifredo II, (根48), conde de Urgel, casado con Adelaida de Toulouse, hija de Armengol, conde de Rouerge y luego de Toulouse. Ello es debido a que Solsona, localidad de nacimiento de Arnau y mía, fue feudo del conde de Urgel.

Sunifredo de Urgel fue nombrado conde por Luís "el Piadoso" a través de Bernard de Septimania, quien entre otras poblaciones reconquistó Solsona del gobierno de Aizón, que era un aliado de los musulmanes cuando intentó rebelarse contra los francos. Wifredo I "el Velloso", al vencerlo, fue el primer conde de los muchos que hubo de la Casa de Barcelona. La hermandad entre judíos en apuros (y hasta quizá la sangre de Makhid David-Teodoric) también debió de llevarla Wilfredo I "el Velloso", porque fue hermano del conde Miró Ecard. Apoyó al vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia y se apoderó del Rosellón. En el siglo XI Miró, llamado "de Solsona" aparece documentado cuando la población seguía bajo el mando del conde de Urgel. Entonces todavía Miró no era "Señor" de Solsona; el primero que consta como tal, fue su hijo llamado Ecard Miró.

NOBLEZA FAMILIAR EN CADA VERTIENTE DE LOS PIRINEOS

El párroco de la ciudad de Solsona Domingo Costa Bofarull, que escribió un voluminoso libro titulado "Memorias de la ciudad de Solsona y su iglesia" (siglo XVIII), a lo largo de su vida repasó concienzudamente los linajes de la zona en siglos pretéritos, y opinaba que: "Los condes de Urgel eran descendientes de la imperial sangre de Carlomagno. …Duró hasta el año 1231, por la intromisión del conde de Cabrera".

Arnau de Torroja, hijo de Ecard-Miró, Señor de Solsona, supo de la alianza de los monarcas pipínido-carolingios con un príncipe judío procedente de Bagdad, mejor que nosotros hoy. Asimismo le explicaron que las tropas capitaneadas por Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) protagonizaron con éxito la reconquista de Gerona, Ausona y Urgel, incluyendo las victoriosas tropas entre cuyos combatientes se enrolaron también hombres judíos. Las de Carlomagno (quien durante la campaña a Hispania estaba en Worms), al mando de su sobrino Roldán, aquellas que cruzaron los Pirineos por Navarra, en cambio sólo fueron famosas por su derrota en Roncesvalles.

Bernardo I de Septimania después de la reconquista de la comarca de Urgel, dio el castillo viejo de Solsona al conde Miró. Éste debió de ser antepasado de Arnau de Torroja, por lo cual, sin dudar de la fe cristiana de los Torroja, Arnau debió de sospechar, (o tal vez tuvo plena certeza), de que algo le tocaba de la sangre del linaje Rex-Deus. Lo expongo porque, de todos los Grandes Maestres de la Orden de Sión, Arnau de Torroja por lo que he podido saber, resultaría haber sido el único (cosa insólita) que no estuvo emparentado por lazos de sangre con las dinastías davídicas. Los historiadores del futuro tendrán un arduo trabajo para esclarecerlo. Les remito al "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, cuyos pergaminos de los siglos X y XI son fácilmente consultables, al haber sido recogidos por el Dr. Mn. Antoni Llorens Solé, y publicados en el vol. nº XI de rev. "Urgelia" (1192-1193). Pero sucede que en ellos constan muchos nombres Miró, y también Mir.

Una investigación profunda debería remontarse, pues, al conde Sunifredo II de Urgel, de quien Miró de Solsona fue un súbdito destacado (año 1000), al extremo de acompañarlo en la conquista de Córdoba, donde Ermengol murió (948) sin descendencia. El condado lo heredó su sobrino Borrell II, que luego sería conde de Barcelona (y además lo fue de Gerona y Osona). Pero éste en su testamento (992), también dividió la herencia entre sus dos hijos, por lo cual Barcelona, Gerona y Osona pasaron a manos de Ramón Borrell, mientras que el condado de Urgel quedó bajo el dominio de Ermengol, primero de su dinastía (desde finales del siglo X, hasta principios del XIII).

El castillo de Solsona se erigió en la elevada explanada donde los íberos habían tenido su poblado, en la colina cerca del actual Castellvell. Dada su estratégica posición, que permite otear una muy vasta panorámica del sector en todas direcciones, el conde Ecard Miró (+1097) lo empezó y sus descendientes acabaron de fortificarlo. Estuvieron amparados por la familia Torroja "Señores de Solsona", si bien el obispo de Urgel algún derecho tuvo sobe el castillo, puesto que lo reclamó judicialmente el mismo año que murió Arnau de Torroja.

Dada la estratégica posición del castillo de Solsona en tan belicosos años jalonados de victorias, la comunidad monacal de Solsona recibió muchísimas donaciones a su iglesia de San Pedro (después rebautizada "Santa María" de Solsona). Los otorgaron los muy agradecidos expedicionarios, entre ellos incluso los soberanos de turno, pero también muchos condes y nobles, quizá porque velarían sus armas en la iglesia antes de salir en expedición hacia el sur para combatir a los musulmanes. El aspecto religioso fue muy importante, y lo catalizó un hijo del conde Oliba Cabreta, de Besalú. En efecto, su hijo el conde Oliba de Berga y Ripoll, declinó las responsabilidades de gobierno para vestir habitos como simple monje el año 1002, tal como antes habían hecho su padre y su tío. El abad Oliba, nacido el 971, por su rama ceretana era descendiente de Wifredo "el Velloso", en cuya persona estuvieron familiarmente emparentados los condes del norte de Barcelona. Dadas las circunstancias, los hombres de la línea fronteriza del sur, que era la línea defensiva principal (Manresa-Cardona-Solsona), tuvieron el necesario furor para salir victoriosos en cada nueva campaña.

La propiedad del más elevado castillo de Solsona (Castellvell), en 1057 lo poseía Ermengol III, conde de Urgel y su esposa Clemencia, aunque lo cambiaron por la mitad del castillo de Santa Linya, puesto que allí ya tenían la canónica. Sucedió que, años después, el obispo Guillermo de Seo de Urgel se encontró con dos feudatarios en Solsona, uno era la familia Torroja, del castillo inferior, y el otro la familia Puigverd, como feudataria del castillo soberano. Para acabar con las discordias, el obispo cedió el castillo y la castellanía a Pedro Miró, y sub-castellanía a Ecard Miró.

El primer documento del "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, remite a la venda de unas viñas que, Ermengol I de Urgel, en fecha 3-11-1009, vendió a Miró (ACS: mns. Nº37). Otra venda en la que aparece, fue la que hizo Gerberga y sus hijos, Miró y Arnau, de tierras en Clarà del Solsonés (ACS: mns. 106, es copia posterior de fecha 24-2-1054). De entre los muchos homónimos citaré el último, por ser el vizconde Miró. Firmó una franquicia en fecha 10-1-1068 (ACS: mns: 146); también se trata de una copia posterior. Y ahora veamos que dice de Miró la história de Cataluña.

El conde Miró (del Conflent, Rosellón, Urgel y Cerdaña) era hijo de Sunifredo I, nombrado conde de Urgel por el nieto del Supremo nasí Bernardo I de Septimania. Miró era hermano de Wilfredo I "el Velloso" y lo llamaré Miró "de Solsona", (conde del Conflent, Rosellón, Urgel y Cerdaña), y apoyó al vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia cuando éste se apoderó del Rosellón. A la muerte de Miró sus condados pasaron a sus hijos en régimen de co-gobierno indiviso;pero, como eran menores de edad, ejerció la regencia su madre la condesa viuda Ava. Sunifredo tomó el gobierno de Cerdaña, y Wilfredo II fue conde de Besalú, subordinado al primogénito Oliba Cabreta de Urgel con quien colaboró el Miró que yo llamo "de Solsona", que tan sólo fue vizconde de Urgel. Aparece documentado cuando solicitó, y obtuvo, de su obispo la consagración de la iglesia de Santa Maria de Solsona. Miró contrajo matrimonio con Riquilda, con quien tuvo a su hijo y sucesor, Guillermo I de Urgel.

Los manuscritos del "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, aparecen numerosos Ecard. (Eccard, es nombre galo), En fecha 23-11-1058 el obispo de Urgel le vendió una parcela de terreno en el actual Camp del Molí de Solsona, donde por cierto yo viví durante décadas. El producto de la venda el obispo de Urgel (que si no residía aún, pensaría residir en Solsona, como así fue), el mitrado lo donó mitad a la Iglesia y mitad al castillo.

El conde Miró y su hijo Ecard-Miró de Solsona colaboraron siempre con los condes de Urgel, compartiendo con ellos sus conocimientos de política, Así como los problemas que tuvieron los herederos de ambos nobles linajes. Arnau de Torroja y sus antepasados tuvieron sus diferencias, pero los unió su criterio prioritario, de alejar a los musulmanes hacia el sur del país. Para los Señores de Solsona siempre se trató de una misión preferente, acreditándolo su propio nombre de Torroja, deformación del nombre de un castillo (hoy la población Tarroja de Segarra), a pocos kilómetros de la ciudad de Cervera. Posteriormente allí fue muy estrecha la colaboración de los "Señores de Solsona" con la Orden del Temple.

LOS CONDES DE LA MARCA HISPÁNICA

A Luís "el Piadoso", hijo de Carlomagno, se le otorga el mérito de la reconquista de Barcelona el año 801, pero lo hizo Bernardo de Septimania (826-832), hijo de san Guillermo de Toulouse, y luego la gobernó durante dos años a partir del año 848. El descontento de de los barceloneses hizo caer en desgracia eventualmente a Bernardo, pues el año 835 volvió a gobernar el condado, hasta ser asesinado. Entonces el rey franco entregó sus territorios al conde Bera (Bellón, o Bel.lo) de Carcasona, y de éste pasaron a Sunifredo I, su hijo.

A principios del siglo IX, tras la conquista del territorio por los francos, que puso fin al dominio árabe, el condado de Cerdaña fue gobernado por Borrell, conde de Urgel y Osona, feudatario de los condes de Toulouse. Tras su gobierno, los condados de Urgel y Cerdaña fueron regidos por los condes aragoneses Aznar I Galíndez y su hijo Galindo I Aznárez, apoyados por los musulmanes.

Cuando fueron derrotados en 834, el rey Luís "el Piadoso" emperador del Sacro Imperio Romano Germánico nombró a Sunifredo I (+848) conde de Urgel y Cerdaña por su fidelidad. Le concedió los condados del difunto conde Bernardo de Septimania. Su hijo Guillermo fue, no obstante, el nuevo conde de Barcelona y Ampurias porque asaltó ambas plazas.

La línea hereditaria del Supremo nasí Fakir David-Teodoric se sigue con facilidad en los árboles genealógicos hasta Ramón Berenguer V, el conde de Barcelona llamado Alfonso II, rey de la Corona de Aragón. Brevemente: Al heroico conquistador de Barcelona (19-09-803) que fue san Guillermo I, el de la "Nariz Corta", (llamado también Jisaq II, que debe ser Isaac); le siguió Bosot II (Tsadoq II), aunque éste fue sólo conde de Provenza. Allí su sucesor fue Guillermo I, y después Berenguer de Millau y Gevaldán. Así se llega a Gilbert de Gevaldán, padre de la condesa Dulce de Provenza, que fue la madre del conde Ramon Berenguer IV de Barcelona, el primer conde-rey de la Corona de Aragón.

El Concilio de Troyes estuvo presidido por el papa Juan VIII y por el rey Luís el Tartamudo". Estuvieron presentes Wilfredo "el Velloso" de Urgel y Cerdaña, Miró de Conflent, Suñer II de Ampurias y Oliba II de Carcasona, como personalidades políticas, y los obispos de Elna, Gerona, Barcelona y Urgel como principales personalidades eclesiásticas de la Gothia. El patrimonio del asesinado conde Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) fue repartido. Al elegir a Wifredo I "el Velloso" esperaban que pudiese alcanzar mayor proyección histórica. Para empezar fue ayudado por su hermano Miró "el Viejo", conde del Conflent, y ambos se inscriben en la reanudación de los bellónidas, iniciada en 862 con el nombramiento como condes de Ampurias de sus primos, los hermanos Dela y Suñer de Ampurias y Rosellón.

Wifredo I fue el reconquistador y fumador de la patria catalana. La frontera del condado de Urgel, por el sur, pasaba por Basora, Tantallatge y Correà, al norte de la actual ciudad de Solsona. La frontera lígnea de Berga, pasaba por Sorba, Gargallà y Serrateix; y la de Osona, por Cardona, Manresa y Montserrat. Por dicha proximidad, la ciudad de Lérida fue fortificada por el musulmán Banu Qasi. Para Wilfredo I fue una provocación, por lo que atacó la ciudad gobernada por el valí Ismail ibn Musa, que no sólo lo rechazó, sino que le causó muy grandes pérdidas a lasa tropas de Wilfredo I.

El año 886 reconquistó Solsona, y a su muerte pasó a ser feudo de su heredero Sunifredo II siendo realmente gobernada, junto con Cardona, por su hermano el conde de Barcelona, que le otorgó "Carta Puebla" el año 921, porque urgía habitar el centro de Cataluña cuando los musulmanes aún dominaban la sierra de Pinós, que es el centro geográfico del Principado. El sucesor de Ismail, Lobo Ibn Muhammad atacó Barcelona unos años después, y Wilfredo murió al cabo de unos días (11-8-897) de ser herido de muerte cerca de la masía El Pujol, en Navés del Solsonés, y allí a finales del siglo XX se erigió un rústico trofeo conmemorativo que lo recuerda.

Wilfredo I "el Velloso" pertenecía a un linaje hispano-godo de la región de Carcasona. La tradición fija su nacimiento en Prades del Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Wilfredo I estuvo estrechamente unido a los francos, y su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio, hasta que llegó a desaparecer, resolviéndose en una etapa de dominio señorial llamada feudalismo. Varias veces el rey franco Ludovico Pio abdicó a favor de su hijo Lotario (840-855). En definitiva, fracasó el empeño de Carlomagno para reconstruir el Imperio Romano, porque fue abortado por sus hijos, y se desmembró provocando el nacimiento de otros paises además de Francia, que fueron Alemania y los Paises Bajos. Dada la descomposición del poder franco, los condes dejaron de ser unos funcionarios nombrados por el rey, y consiguieron convertir sus cargos en hereditarios.

Cuando los musulmanes también se debilitaron, Borrell II reaccionó rompiendo con la dependencia de los reyes francos porque no acudieron a su llamada solicitando ayuda, permitiendo con su ausencia el expolio de Barcelona. Borrell II englobó ambos condados catalanes, siendo cuando más visitó Solsona el dicho unificador. El año 906 existía una iglesia y el año 980 aparece dedicada tanto a san Pedro como a Santa María. Lo importante fue que en el primer cambio de milenio Solsona ya tuvo categoría de ser la residencia del obispo de Urgel, y ni se prevenía que abandonase la población para ir a la ciudad que hoy conserva tanto renombre por ser una localidad fronteriza con Andorra.

A la muerte de Wilfredo I el testamento dejaba su tierra repartida entre sus nueve hijos (897), sin tener en cuenta a los descendientes de Guillermo I de Gellone, quizás resentido por haber sido asesinado Bernard-David de Septimania en manos del rey franco Carlos el Calvo. Gobernaron sus condados: Wilfredo Borrell, en Barcelona-Gerona y Acusona; Miró "el Joven" fue conde del Rosellón y Besalú; mientras que Sunifredo II gobernó el condado de Urgel, que antes fuese de Bernardo, Marqués de Septimania, (sucediéndole allí su sobrino Borrell II, hijo de Sunifredo I). Cuando gobernó Urgel Ermengol I (también llamado: Armengol, Hermengild y Hermenegildo) se originó la dinastía de los condes de Urgel. Bajo su gobierno, el conde Miró fortificó el castillo de Solsona, poco antes del año 1000, desde donde partieron las expediciones de reconquista hacia el sur. Le ayudó militarmente Borrell II, nieto de Wifredo I, el mismo que tomó y gobernó Barcelona. Por cierto, el condado de Urgel en el siglo XIII pasó a la doña Aurembiaix, una condesa que, por contrato, fue "la querida" (amistançada) del rey Jaime I.

LOS TORROJA DE SOLSONA ¿DESCENDIENTES DEL REY DAVID?

Se ha dicho que en el siglo VIII el saber residía en España y exactamente en el al-Andalus, pero como la historia de los siglos medievales la escribieron los clérigos, muchos hechos históricos fueron voluntariamente olvidados. En Solsona, ciudad de la Cataluña central, nueve siglos después de Arnau de Torroja, pero a su misma edad y muy cerca del lugar que él estudió, a mi tan sólo me enseñaron una síntesis muy abreviada de lo que a él le inculcaron envuelto con el ideal del más noble sentimiento patrio. En mi caso fui educado bajo la influencia del régimen franquista, y por ejemplo me desconcertó saber de mayor que las tropas húngaras habían saqueado Solsona el año 942 pagados por el rey Hugo de Italia. En mi juventud tocaba ser todos fascistas. En cambio el niño Arnau de Torroja aquella fue justamente la historia que escucharía explicar por personas que la habían vivido. En efecto, debemos situarnos, tanto como sea posible, en el contexto de la época para tratar de entender la repercusión, a todos los niveles, de la sociedad catalana del siglo XII, y su confraternización con la población judía. En Solsona los judíos, como antes anticipé, tuvieron dos barrios (calls), y de sus escritos piadosas se conservan todavía actualmente un libro que recoge varios pergaminos profusamente ilustrados, el cual se guardan en el Museo Británico de Londres. Los judíos de Solsona tuvieron durante muchos años la protección del vizconde Ramón Folc de Cardona, Señor de Solsona, continuando ésta cuando después sus descendientes ya eran condes. Es más, fueron dichos nobles quienes incluso se opusieron a la deportación forzosa de los judíos el año 1391

La premisa de todo investigador es que quedan muchos descubrimientos por hacer,尯r no decir "la historia siempre miente". Lo cierto es que la historia que nos precede, a menudo la ignoramos a pesar de habernos proporcionado cuanto tenemos en la actualidad. Los sabios lo son porque precisamente dudan constantemente de lo que les enseñaron y conservan su capacidad para plantearse preguntas. Así es como encuentra motivación para volcar tanto tiempo y esfuerzo en lo que se medita y estudia.

Mi interés se concreta en las posibilidades de Arnau de Torroja de que, algunos de sus antepasados hubiesen llevado sangre judía. La línea quizá retroceda hasta Wilfredo "el Velloso". Éste fue hijo del conde Sunifredo I, que mientras gobernó siempre tuvo un talante pacifista e incluso conciliador. Cuando en Troyes (Fr.) nombraron conde a Wifredo "el Velloso", declinando los méritos de su abuelo Bel.lo, revela que la idea de unificación estuvo basada en la tierra y sus habitantes, más que el tener a unos súbditos gobernados por algún gran personaje. Agotaría la paciencia del lector dando unas cronologías que cualquier interesado puede encontrar en las enciclopedias; pero aquí incluyo un enlace a varios linajes medievales catalanes.

Pero trazaré unas directrices de la línea hereditaria que podría justificar que los Torroja de Solsona estuviesen más unidos a los judíos de Septimania de lo nunca antes imaginado. Aunque no tiene fundamento suficientemente sólido para darla por hecho, sí que existió una relación familiar intensa entre la nobleza de cada lado de los Pirineos en los años de la Reconquista. Por lo escrito hasta aquí, está claro que siempre la familia Torroja de Solsona colaboró estrechamente con su primo el conde de Barcelona, al estar unidos con lazos de todo tipo; y más aún durante los años que vivió mi biografiado Gran Maestre de las Órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén. No puede descartarse, en absoluto, que dichos lazos fuesen por tener ambas familias conciencia de que tenían antepasados comunes de la dinastía de los Supremos nasí del Sur de Francia.

Ahora bien, los lazos familiares no bastan para defender la herencia de los Rex-Deus que quizá llevaron la familia Torroja de Solsona, y no seré yo quien lo aclare, pero el cemento invisible de la sumisa relación con los francos se debía a que los citados nobles reconocían tener antepasados judíos comunes. Ese fue el nexo de unión que explica lo que de otro modo serían actitudes incomprensibles entre ellos. Pesó más la el compartir la ascendencia judía (a pesar de mantenerla en secreto), que el honor y la palabra dada, lo cual entonces era equivalente a establecer un pacto casi sagrado.

Para concluir, a modo de resumen repasaré los lazos familiares y sucesiones nobiliarias de algunos descendientes del exilarca de Narbona, llamado en Francia Theuderic I (720-804), pero previamente abro un breve paréntesis para dejar constancia de un condado del país Galo de donde procede el nombre de Cataluña. Es el de Catalania, el cual en época de su conde Arnaud (669-740, en 709, conquistador de Lyon) abarcaba desde Anjou, al oeste, y hasta los Campos Cataláunicos (Champagne-Bretaña Lugdonense), además de Helvetia (Suiza). Y es que para explicar el origen del nombre de Cataluña siempre se piensa en el lugar de la definitiva batalla de Carlos Martel contra los musulmanes. Ahora bien, puesto que trato en este escrito de evidenciar una conexión judía entre la nobleza catalana, me permito recordar que la palabra hebrea Kataluma, en los "Evangelios" significa la estancia superior de una residencia (Marcos, 14). En lo referente al símbolo de la bandera ("senyera") catalana, se cree que sus cuatro barras fueron inspiradas, según unos, en los cuatro grandes ríos catalanes, mientras que según otros sería la visión de las cuatro peñas cónicas que dominan la panorámica delante del monasterio de Santa María de Montserrat..

Volviendo a los herederos del Supremo nasí Makhir David-Teodoric de Bagdad, conde de Septimania, salieron cinco ramas sucesorias emparentadas. La que fue principal, pasó a la clandestinidad después de morir asesinado Bernard David-Toulouse de Septimania. Las subramas del norte de los Pirineos y Navarra han sido bien estudiadas por el historiador Joaquín Javaloys en su libro "El origen judío de las monarquías europeas" (Ed. Edaf-1999), pero no así las de Septimania y el resto de España. Las casas reales de los reinos hispánicos que emergieron de la reconquista fueron consolidadas por su unión con los reyes de Navarra. Una subrama fueron los condes de Trencavel, Beziers, todos pro-cátaros, por haber sido la Casa de Rouerge la que que interesa más a los catalanes, por haber sido aquel castillo del conde Raymond I (que también lo era de Toulouse), un refugio para el heroico conde de Barcelona Ramón Berenguer III "el Grande" mientras fue un niño. Los nobles citados y sus hijos, es evidente que se dedicaron a ocultar documentación, sobre todo entre los años 950 y 1053, pasando a ser sus genealogías una historia oculta, porque los judíos fueron perseguidos.

Al ser asesinado el Supremo nasí Bernard-David de Septimania, su primogénito, también llamado Guillermo de David-Toulouse, reaccionó muy violentamente y se alió con el emir de Córdoba para que le ayudase a recuperar su heredad. Dicho Guillermo de Septimania se alió también con Pepin II de Aquitania, capitaneando ambos varias revueltas contra el rey Carlos "el Calvo" hasta que éste atacó Toulouse logrando someterlos.

Un nieto de Guillermo de Septimania murió en una emboscada, lo cual representó el golpe mortal de la rama judía Imperial sobre los de la rama judía de Septimania, cuyos vasallos entendieron roto el pacto con los carolingios. Fue a partir de entonces cuando todos los judíos miraron hacia el Sur de los Pirineos. A Guillermo le sucedió Bernard I (Salomón) conde de Auvernia, casado con Luitgarda de David-Toulouse. Él y el marqués de la Gotia capitanearon una insurrección contra Luís II de Francia (877 y 879), pero en vano tratarían de recuperar su patrimonio legítimo.

En cuanto al otro hijo del asesinado Bernard-David de Septimania, que sólo tenía cuatro años al morir su padre, le sucedió Bernard II de Plantevelue, conde de Auvernia y Marqués de Hispania; y a éste le sucedió otro Guillermo, casado con una princesa provenzal. También él en vano tuvo aspiraciones de ser reconocido Supremo nasí de Septimania, pero he forzado citarlo puesto que fundó la abadía de Cluny (Fr.).

La vida monacal no podían ser olvidados aquí, ya que Arnau de Torroja, incluso si nunca hubiese sido monje con espada, desde pequeño supo bien que san Benito fue el verdadero motor del esplendor de la Europa de su tiempo,…por no decir de la sociedad actual. San Benito, al escribir su libro "Regla" en el monasterio italiano de Montecasino (It.), dio las directrices del verdadero progreso al fundamentar su obra en en la cruz y en el arado. Al serle reconocido su mérito en el siglo XX, fue nombrado "Padre de Europa". La buena gente argumentaba a favor de su santo, que con su ejemplar empeño suavizó las costumbres. Aquel progreso que resolvió tantas miserias, llegó incluso a los países Bálticos, donde se admira a san Benito tanto como en Italia. El primer gran Sumo pontífice benedictino fue Gregorio I Magno (590-604) quien, en base a la Regla de san Benito, evangelizó las Islas Británicas, al mismo tiempo que manejaba hábilmente la voluntad del rey merovingio Clotario.

En el contexto de las campañas bélicas en la Cataluña medieval, recordaré que durante el siglo XII la Orden del Temple primero se estableció y colaboró en Aragón, Cataluña y Navarra, y luego en Castilla y León. Seguramente Arnau de Torroja participó en la defensa fronteriza, enfrentándose en el sur a los musulmanes, pues debió de conocer (y quizá incluso combatir) en algunas de las grandes campañas bélicas, como las de Valencia, la conquista de Cuenca, la batalla de las Navas de Toulouse, o la toma de Sevilla. En tierras hispanas, los templarios y la Orden de San Juan de Jerusalén, mantuvieron una firme colaboración, y por sus méritos, ambas órdenes recibieron muy importantes donaciones. Por ejemplo, el rey de León les regaló a los templarios el castillo de Pontferrada (León), que lo conservaron hasta su disolución el año 1312.

CÍRCULO PEQUEÑO (OREJA) —- TEMPLARIOS, MASONES Y ROSACRUCES

Las barbaridades que declararon al ser torturados los caballeros templarios encarcelados, no merecen ningún crédito. Su condición de monjes no evitó que les martirizasen, y la carne es débil. Aun así, la mayoría murieron defendiendo su fe en Jesucristo. Existe otra teoría bien fundamentada que podría explicar la posible forma de sucesión entre la Orden del Temple y la masonería. Al ser quemado en una hoguera de París el último Gran Maestre Jacques de Molay, el caballero templario Pierre de Aumont, acompañado de otros seis miembros de la aniquilada Orden, lograron escapar y se refugiaron en una isla de Escocia para contactar con el comendador escocés George de Harris. A la cabeza de ellos se encontraba el caballero Pierre D䁵mont, quien en 1361 habría disimulado los rituales templarios tras los símbolos de la masonería.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33
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