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El conjunto monumental de Giza explicado (página 27)




Enviado por ramon ramonet riu



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Pero creo que el símbolo inicial del anillo analizado pudo haber sido inventado antes de Moisés. Quizá por los sacerdotes del padre de Akenathon, o sea el faraón Amenofis/Amenhotep III, apodado el "Rey Sol", porque fue él quien marcó el apogeo de la civilización egipcia y además construyó el templo de Luxor en Karnak. Amenhotep III tuvo sabios asesores que aprovecharon los reflejos naturales del sol al dibujar las seis puntas de la llamada Estrella de David (Hoy los vemos, accidentalmente, al enfocar el astro-rey con una cámara de vídeo).

Es más, la inspiración del dibujo en el anillo presentado en estas páginas podría incluso remontarse al jeroglífico que reproduce el nombre de la reina Merneit (Meryt-Neith), que fue la viuda del rey Serpiente, y regente de Egipto al final de la I Dinastía. Su nombre se escribió con dos palos cruzados sobre el centro de una barra, cuyos extremos son más anchos que el centro, allí donde justamente todo el conjunto se conecta. Dicho jeroglífico de la I Dinastía pudo trascender consiguiendo institucionalizar ritualmente la larga barba de las imágenes de dioses y faraones. Se objetará que la barba vista de frente, siendo larga, aún es demasiado corta para dar la longitud del trazo central de símbolo del anillo. Es por tal inconveniente que explicaré los motivos de la fuerte curva hacia arriba en su extremo.

FORZOSAMENTE LA BARBA TERMINABA EN ÁNGULO

Según revela el símbolo recuperado, la curvatura tuvo un gran sentido. El trazo vertical, que hace que todo el anillo se divida en dos rectángulos, lo ofrece precisamente la desviación hacia arriba de la larga barba ritual, la cual antes de conocer el símbolo del anillo siempre fue un inexplicable atributo de la divinidad del faraón. Desde ahora se supera el atribuirlo a la voluntad de Moisés, porque fue anillo propiedad de faraones. Con la estela de Merneit, y por disponer hoy del anillo de Moisés/Akenathon, por fin queda justifica la intencionalidad de la muy exagerada longitud de la barba, pues nunca antes fue mejor explicado dicho atributo de la realeza faraónico. FOTO: LARGA BARBA PARA UNA VISION SUPERIOR DIVINA

EL NUDO DE INTERSECCION DEL SIMBOLO REMITE AL ONUTORO

El nudo central donde contactan los tres palos del símbolo, en la intersección se advierte que uno de los dos travesaños tiene una forma anular vacía, puesto que es atravesada por el otro. Este centro, además de aludir a un lazo, puede muy bien simbolizar el dios-sol. Sus rayos se convierten en muchas manos al iluminar al faraón Akenathon rodeado de su familia, pero él, convencido de la vida en el más allá, pensaría que los rayos humanizados con manos, también continuarían más arriba del sol.

Cuando se produce un espejismo, por ejemplo de una isla, la imagen se transforma visualmente en una mesa, pero la real es sólo su base. En Egipto hay testimonios fiables que siempre fueron frecuentes los espejismos, y en una pirámide el fenómeno aún es más bonito. Como hoy ya se pueden reproducir en un ordenador (en base a la inversión térmica del 40º), una pirámide ofrece una forma de cáliz. Los cálices egipcios fueron suntuosos y trascendieron los siglos. Las sagas artúricas los adaptaron al mito de la búsqueda del Santo Grial, y el bávaro Wolfram von Eschembach incluso pudo imaginar que lo protegía una orden de caballería muy similar a los templarios.

Todos sabemos que el sol es el nudo de toda vida, no obstante el dios de Akenathon (Athon), el lo consideró cual un lazo con la divinidad, y nuestro anillo confirma su idea. La mía, ahora es que, de sus rayos solares acabados en manos, se pasó a simbolizar las normas básicas de convivencia social mediante un rectángulo escondiendo diez espacios triangulares. Las Tablas de la Ley de Moisés.

Un semejante lazo de unión en nuestro tiempo pude superarlo con ventaja la imagen del rostro de varón barbudo que, de nuevo el sol nos vuelve a ofrecer. La cara humana de Montserrat se presenta muy hierática, y la foto de satélite revela que está configurada mediante todos los esbeltos pináculos de la catalana (10×5 km. Mi página en lengua inglesa termina: /Montserrat). Además, en mitad de la frente de la imagen de rostro que nos ofrece la Santa Montaña aparece una señal de color diferente, la cual el satélite resalta por ser la zona de servicios del gran monasterio donde se venera la Virgen Negra, patrona de Cataluña. Lo recuerdo ahora, ya que en el centro del anillo faraónico también hay una superior forma anular.

Tal simbolismo se muestra ostentosamente a los fieles en algunas iglesias dándole una clave actualizada, pero resultando como siempre tener un agujero central muy útil. No se espera menos de la forma anular que particularmente yo considero que es el símbolo idóneo del núcleo del misterio del cosmos y de la vida misma. En la iglesia de Sant Feliu del Llobregat, cerca de la ciudad de Barcelona (España), asistiendo a un acto religioso vi. el diseño del Anillo de Moisés pero está dibujado allí dividido en dos mitades. A la derecha del altar y de cara a los fieles, se muestra una gran "Cruz de Constantino". Decorando la pared del lado izquierdo del altar, en igual color y tamaño, se dibujó su forma complementaria (ver dibujo). De hecho se consiguió enlazando dos letras A y M mayúsculas. A pesar de ser letras latinas, ambas iniciales se superponen con elegancia y sin equívoco posible; son símbolo de la salutación mariana "Ave María".

A pesar de ofrecer entre ambas la forma de un rombo en su intercesión, obviamente yo interpreté dicho centro como la forma anular del "Anillo de Moisés" a pesar de estar formado por dos vástagos angulares. La religión verdadera ha de poder ofrecernos dicho tipo de sutilezas mediante letras latinas al representar la forma más intrínsica de nuestros genes, o sea, el Onutoro. Aquella ceremonia fortificó mi fe cristiana, porque sin las letras latinas A M dudo que, por complicados que fuesen por ejemplo los arabescos que intentasen una semejante afinidad, jamás otras lenguas serían capaces de igualar tal sutileza.

Gracias a la forma geométrica que bauticé "Onutoro", se superará la utilidad de "brújula" del sabio diseño recobrado gracias a decorar el anillo faraónico. Leonardo de Vinci lo llamó Mazzocchio cuando lo estudió, dándole la específica utilidad de gorro de combate, porque absorbe los golpes recibidos en la cabeza. El Onutoro tiene una geometría fascinante, primero por ser en todos los tiempos tan útil a la humanidad, y además por reproducir físicamente la idea hinduista del cosmos. (Véase mi investigación titulada "Onutoro; psicoidílicas", que es la "2ª Parte" de mi presentación de varias imágenes de "Estrellas de Marte", donde también le concedo ser el núcleo de todo cuanto se edificó en el Valle de Sidonia).

EL NUDO-LAZO DEL ONUTORO

LAS DOS COLAS DEL GORRO DEL FARAÓN

En el mundo antiguo todo debió de ser valorado por su utilidad, incluso la importancia de cada miembro dentro de la propia familia. Es un símbolo que no habría tenido trascendencia para llegar hasta nuestro tiempo de no tener utilidad. De no ser útil, ya ni se habría trabajado con tanto esmero un material muy especial como lo fue siempre y en todas partes el hierro meteórico. Es de considerar además que el anillo aún conserve unos residuos de sangre humana, que está justo allí donde está más desgastado por haberse usado mientras se trabajaba duro.

Recopilo, para insistir en cómo fueron de importantes los dos trazos laterales, empezando porque nos remiten a la forma del raro gorro que cubría, además, cada lado del pecho del faraón. Ya advertí más arriba que ambos aluden en el dibujo del anillo a las bases de dos pirámides opuestas por sus vértices. Es decir, ambas bases están simbolizadas por las dos largas colas, las cuales de otro modo son inexplicables. Se trató de resaltar las dos formas piramidales cuando se observa el anillo real en la mano extendida. Además, para reforzar la idea, el otro trazo central, el que divide en dos la superficie del anillo, no es regular sino que, al igual que en el jeroglífico de la reina Merneit, es más grueso en sus extremos.

Con los siglos, las dos colas del peculiar gorro del faraón pasaron a ser sustituidas por dos cintas rojas que colgaban de la tiara que los sacerdotes judíos llevaban ceñidas en su frente adornada con la inscripción "Santidad de Yahvé". Las dichas colas se pintaron muy largas en una ilustración del judio zaragozano Abraham Abulafia, un gran cabalista del siglo XIII. Del mismo periodo, hay expuesto un mosaico en el Museo Bargallo, de Florencia, que presenta juntos a Moisés y al sacerdote Aarón, siendo éste el único que las lleva colgando. En la actualidad en las calles de Jerusalén se ven muchos varones hortodoxos luciendo unas sustitutivas trenzas.

UNA BRÚJULA: LA EXIGIBLE UTILIDAD DEL SÍMBOLO

El trazo que dibuja la barba ritual de los faraones difuntos, siendo tan largo, aún se queda corto para completar lo exigido para mi investigación. A los artistas egipcios les fue difícil reproducir el diseño del anillo en los pesados bloques de piedra tallada, pero filosóficamente su idea se explica sin dificultad. Insistiré en que obtuvieron el símbolo con utilidad de brújula gracias a curvar el final de la barba en fuerte ángulo. La visión idónea del símbolo entonces deja de ser la de quien está mirando la escultura del faraón desde delante, para ser la visión que tuvo el faraón ya divinizado. Se obligó a imaginar la visión del símbolo que sólo podía tener la divinidad: Mirando su corazón desde encima de la cabeza del difunto, o sea, desde un poco más arriba de la corona.

El faraón difunto se orientaría gracias al símbolo, utilizándolo cual una especie de brújula en su navegación estelar. Ello quizá será motivo de estudio para los astrónomos, o al menos para los novelistas pues encontrarán en dicha idea argumentos especulativos que los harán millonarios al presentarlo con florituras literarias. A mi dejó de interesarme dicho género. Lo prueba el que, habiéndome autoeditado varios libros, en cambio el titulado "ANAVANA, Tesoro de tesoros" aún hoy sigue inédito, con excepción de una mínima referencia en la WWW.

Para concluir esta abreviada presentación, especularé lo que se intuye referente a las vicisitudes que habría pasado el anillo en su periplo a lo largo de los siglos. Primero lo llevarían de Egipto a Palestina, debiendo llegar a la Europa occidental en tiempos de las Cruzadas. Otra vía pudo haber sido la de los reyes merovingios, un linaje judío establecido en el sur de Francia, siendo el conde de Carcasona, Ramon III (Trencavel) descendiente directo de la Casa de David. El liderazgo (nasi) recayó en Roger IV de Foix, casado con Brunisenda de Cardona.

Del símbolo venerado por los cátaros que él personalmente escondió al sur de los Pirineos, ya me ocupé cuando analicé la imagen negra de la Virgen y el Niño, que es la actual Patrona de Solsona esculpida en piedra de color rojizo el año 1163. Pero a la línea hereditaria Rex Deus de Roger IV de Foix-Castellbò, siendo interesante de conocer debido a las vicisitudes de la dicha imagen, no se les puede atribuir la posesión del anillo de los faraones. Lo que sí que se advierte, es que para los trovadores medievales su dama ideal ("midonis") finalmente no se remitía a la Virgen María sino a María Magdalena.

Quizá, después de ser custodiado por varias generaciones, el anillo faraónico incluso pudo haber llegado al Nuevo Mundo, debido a las persecuciones antisemitas de las primeras décadas del siglo XX, pero el sospechado periplo es sólo especulativo. Lo que importa es que existe el anillo, y sus antiguos propietarios son lo menos importante, aunque definitivos también para continuar la investigación. Yo valoro cuanto este símbolo me reveló, por lo cual quedo agradecido a quienes en ello me han ayudado,…y a los que, sin contactar nunca conmigo, y sólo por motivos altruistas, colaboraran gentilmente para su difusión universal. ¡Sólo faltaría que lo dejásemos para los que dibujan sobre las cosechas de cereales! Ramón Ramonet Riu (2010)

ARNAU DE TORROJA, GRAN MAESTRE DE LAS ÓRDENES DEL TEMPLE Y DE SIÓN

Este no es un libro sobre la orden religioso-militar del Temple de Jerusalén, aunque pudiese parecerlo, pues tan sólo intento escribir una biografía de quien fuese el noveno de sus máximos Grandes Maestres, de un total de los veintidós que son conocidos de la dicha Orden. Hasta unos años después de fallecer Arnau de Torroja protagonista de esta investigación, dichos líderes, medio monjes y medio soldados, tuvieron su sede o "casa- madre" en los al exterior de la muralla de la ciudad de Jerusalén, pero antes donde hoy está la céntrica Cúpula de la Roca, de ahí su nombre de templarios.

Al escribir la reseña más exacta del noveno Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, presentaré una elaborada aproximación a los años que vivió Arnau de Torroja, siendo de desear que el pensamiento filosófico y la sensibilidad artística me proporcionen argumentos suficientes, del mismo modo que si se logran equilibrar, permiten desarrollar óptimamente el lado místico y espiritual de la existencia. No sólo trataré de ofrecer una reconstrucción histórica de su crianza, juventud y educación en Solsona, una muy aislada población del centro geográfico de Cataluña. Mi motivación me hace ser muy sincero al exponer los hechos históricos objetivos. Ciertamente deberé mezclarlos con otros no contrastados, teniendo en cuenta las diversas interpretaciones que se han dado del periodo histórico-cultural durante el cual Arnau de Torroja formó su mente estudiando.

Vivió en el mismo siglo que alcanzaron su apogeo las exóticas culturas de los Ajmed que en Camboya construyeron mil templos entre los que sobresale el de Ankor Vat, o bien en la parte opuesta de África que pisó , exactamente en Malí a los pies del Sahara, se decía que la ciudad de Tombuctú incluso tenía las baldosas de sus calles hechas de oro, al ser el centro espiritual y filosófico del Islam en el tierras de negros.

Para empezar debo advertir que en Solsona (actualmente provincia de Lérida), su lugar de nacimiento, durante el siglo XI hubo dos poderosos señores homónimos que pueden confundirnos al atribuirles la paternidad de mi biografiado, porque ambos fueron llamados Miró: uno era el vizconde, y otro el Señor el palacio fortificado que entonces aún no tenía la población diseminada a su entorno. Por cierto, tampoco se debe confundir al noble Aranu de Torroja de Solsona con el mercader homónimo que trajo a Cataluña los pañales del Niño Jeús (venerados en la catedral de Lérida). Dicha reliquia, de las manos del califa de Bagdad pasó a las del de Tunez.

La familia Torroja fue el linaje que entre los siglos XI y XIII gobernó la villa de Solsona (que actualmente ya lleva más de 400 años ostentando el titulo de ciudad). Los Torroja eran descendientes del conde miró, a quien en el año 990 ya se le encuentra documentado Señor de Solsona. Arnau era uno de sus cuatro nietos. En cuanto a su padre, Ecard-Miró, fue quien construyó en lo alto de la colina cercana a Solsona el castillo llamado hoy llamado Castell-vell (Castillo viejo, porque estaba en el monte llamado desde siempre antes "viejo", por ser un asentamiento ibérico). El dicho castillo cuya silueta al perder su muralla exterior, hoy tal parece ser una pirámide natural dominando Solsona, al ser terminado su recinto, disponía de una planta cuadrada y una torre circular en cada ángulo. Desde allí se dominaba visualmente un muy vasto territorio a su alrededor.

La vieja Solsona entonces estaba bajo el nivel donde construyeron la iglesia románica. Ésta y la residencia del Señor de Solsona, aunque hoy se presenten una en cada extremo de la ciudad, entonces quedaba bastante alejados entre si, y a pie representaba un buen trecho cruzando lo que debieron de ser los huertos del palacio fortificado, que fue la residencia familiar del dicho noble señor.

Se ignora cuando nació exactamente Arnau de Torroja, pero si consideramos que fue poco después de 1122, el error ha de ser mínimo. Sus padres se habían casado en 1104, engendrando poco después al hijo heredero Ramón I (fallecido el 1 de febrero de 1144), al que sucedió su hijo Ramón II, sobrino de Arnau, e involucrado como él y su hermano eclesiástico en las grandes empresas de la reconquista desde Almería hasta las principales ciudades musulmanas de Cataluña. Arnau de Torroja debió de nacer cuando Alfonso I de Aragón codiciaba arrebatar a los musulmanes la ciudad de Zaragoza ayudado por el conde de Toulouse del Languedoc. A aquella coalición se opuso por las armas y derrotó el conde Ramón Berenguer III "el Grande" de Barcelona en 1123 ayudado por el conde de Poitiers. En aquel periodo los catalanes llegaron incluso a asediar Orange (Francia).

Se considera que entre los siglos XI y XIII se vivió el periodo más fascinante y misterioso de toda la Edad Media, por el hecho gravísimo de haberse entonces enfrentado bélicamente los occidentales con los orientales. Éstos, para defender su tierra, y los llamados caballeros cruzados europeos por su deseo de preservar los Santos Lugares donde vivió Jesucristo.

Al venir al mundo Arnau de Torroja en la Península ibérica hacía siglos que se comerciaba con los musulmanes dentro de la mayor tolerancia y entendimiento. Las llamadas tres "Religiones del Libro" convivían incluso en régimen de igualdad en la cosmopolita ciudad de Toledo, y ello era posible por los intermediarios hebreos, que eran en todas partes más numerosos que los musulmanes, aunque al menos al norte del río Llobregat siempre fueron muy inferiores a la población autóctona. No agradaba a los musulmanes que los cristianos se convirtiesen al islam, porque la gente en tal caso dejaba de pagarles tributo por su libertad de culto.

En la comarca de Solsona, la zona prepirenaica donde Arnau de Torroja creció, los moros habían sido expulsados siguiendo el empuje del muy injustamente olvidado Arnau Mir de Tost, quien siguiendo el curso del río Segre, y después el del Noguera Ribagorzana, dejó libre de musulmanes todo el territorio hasta Barbastro, en Huesca. Arnau de Torroja llevó el nombre del dicho campeón del cristianismo en reconquista, y lo aún más importante: Ademá fue el primer cavallero catalán en pisar Tierra Santa. No obstante, siendo tan patriota, repartió entre varios hijos sus bienes, pues no tuvo la idea de una patria.

Arnau de Torroja era hijo de Ecard-Miró, el noble Señor de Solsona entre los siglos XI y XII, pero al no ser su principal heredero, tampoco estuvo obligado a hacerse cargo del patrimonio familiar. Además del primogénito, aún había otro hijo Guillermo, mayor que Arnau. Guillermo era el segundo de los varios hermanos, sino habría sido Arnau el designado tradicionalmente a vestir hábitos de la Iglesia. Así pues, como tercer hijo del Señor de Solsona, la opción natural de Arnau de Torroja hubiese sido unirse a las Cruzadas,… pero nació entre la segunda y la tercera Cruzada, de modo que no pudo participar en ellas si bien se enroló tan pronto pudo para guerrear en Tierra Santa. Por sus contactos y posición social, su partida del suelo patrio sólo sucedió después de ser distinguido con el aprecio personal nada menos que Bertrand de Blanchefort, antes de que éste noble templario fuese nombrado Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén entonces muy recientemente introducida en Cataluña. Era un periodo cuando su hábito todavía no inspiraba demasiado temor reverencial, pero sí mucha curiosidad por tan novedosa fórmula de convertir a los monjes en óptimos guerreros. También llamaba la atención su lema: "Non nobis Domine, non nobis, sed Nomini Tuo da Gloriam"; el cual se traduce así: "No para nosotros Señor, no para nosotros, sino para tu mayor gloria".

La bibliografía sobre la Orden del Temple hoy es incalculable, y todavía debe ser mayor lo escrito referente a cada una de las ocho Cruzadas, sin embargo en lo referente al período entre la segunda y tercera grandes cruzadas oficiales, resulta ser todo lo contrario. El caballero Arnau de Torroja fue el miembro más destacado de toda su familia con prestigio internacional porque llegó a ser el noveno máximo dignatario general, conjunto, de las dos hermanadas órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén, ciudad ésta donde residió en diferentes etapas de su vida y prácticamente hasta su muerte. Con anterioridad a ostentar la más elevada jerarquía de tan poderosas órdenes de caballería medieval, Arnau de Torroja había sido también el cuarto Gran Maestre Provincial de las tierras de Provenza y de la Corona de Aragón.

En el siglo XII para cualquier noble familia era un gran honor tener un hijo perteneciente a la Oreden del Temple. Para ello el recluta debía dar todos sus bienes al enrolarse en la Orden a pesar de su humildísimo lema de autodenominarse "Pobres Caballeros de Cristo". Estuvieron realmente movidos tan sólo para la mayor gloria de Dios, y gracias a sus cotas de malla y el uso de las estribos en sus cabalgaduras, se verían a si mismos cual verdaderos superhombres al servicio de su fe.

La participación de los caballeros templarios en el sitio de Tortosa (1148) y Lérida (1149) está documentada en diferentes cartas de agradecimiento, fuese a Annali Genovesi, o después al obispo de Roda de Isábena. Los templarios también estuvieron en la conquista de Miravet en verano de 1152, y en Mequinenza el año siguiente, siendo el último bastión moro en ser reconquistado junto con Siurana de Prades.

En 1163 en la comarca catalana de El Priorat, la Iglesia hizo construir la primera cartuja de España de dimensiones gigantescas, llamado Escala Dei (hoy en ruinas). Unas décadas después desde dentro de aquellos muros la inquisición acosó a los herejes occitanos, pues perseveraban en su empeño de predicar dogmas avanzadas a su tiempo que, los cuales desencadenaron un gran caos en tiempos de muy gran incultura popular. Es el eterno "pecado" de defender inoportunamente ciertas ideas. La población de Siurana en este sentido merece un comentario (y una visita incluso), pues se trata de una casí aérea población a los pies del Montsant, en el norte de la provincia de Tarragona, donde a los cátaros que del Languedoc – hoy francés- fueron a refugiarse en el siglo XIII, pasando siempre por la comarca del Solsonés. En Siurana ellos, además de encontrar una fortaleza natural, difrutaron de unas fenoméricas panorámicas, resultando incluso más sugerentes para sus ritos solares que las que habían tenido en su emblemático castillo de Montsegur de donde fueron expulsados.

Posteriormente a su conquista, Siurana y las poblaciones de su vasto entorno se confiaron en las órdenes de Sión y del Temple porque ya habían repoblado con éxito la zona del castillo de Daroca (1142). En la nueva frontera entre la Cataluña nueva y la Vieja, sus encomiendas intercaladas entre los monasterios cistercienses de Poblet (1151) y Santes Creus (1159) complementaban sus esfuerzos, aunque tampoco puede decirse que lo hiciesen en buena armonía. Lo cual extraña, porque además de tener casí la misma Regla, si unos eran la intendencia, los otros prestaban ayuda como cirujanos y defensa armada. Ello obligó a los templarios a conocer bien los Pirineos por ser zona natural de transhumancia de los rebaños de aquellos monasterios durante el siglo XII que me ocupa. Pero antes me referiré al contexto de las dos grandes Cruzadas que en tiempos de Arnau de Torroja ya eran historia en Palestina.

En esta aproximación a un personaje de rango internacional resultan más importantes sus hechos de armas protagonozados en el otro extremo del mar Mediterráneo porque se le exigiron opara ser el máximo dirigente de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén, cuya bibliografía e historia los historiadores exponen globalmente, así como todo lo referente a las Santas Cruzadas, sin embargo del período entre la segunda y tercera de ellas, que es cuando Arnau estuvo en Palestina, se conservan muy escasos escritos. Abordar una semejante empresa detectivesca de la estancia de Arnau de Torroja en los Santos Lugares, y posiblenente en algunas partes del norte de África, me obligará a ser muy minucioso en aspectos que la historia no tiene demasiado en cuenta. Por otra parte en estas páginas quisiera ignorar cuanto no quede dentro del período de la vida de mi biografiado, aunque tampoco conviene ignorar los acontecimientos históricos que marcaron su idiosincracia, y en breve epílogo no dejaré de referirme a los hechos más significativos inmediatos al año de su traspaso.

Aun cuando Arnau de Torroja fue un paisano mío que vivió en un muy lejano siglo, todavía puedo adivinar algunas de las sensaciones que hicieron vibrar su alma ante muy concretas obras de arte piadosas. No sólo me remito al ábside de la iglesia de nuestra ciudad, sino que, dada la estratégica posición militar del castillo de Cardona, a unos 30 km lejos de Solsona, seguramente debió de contemplar las escenas de las bóvedas pintadas de la iglesia de Santa María de Cardona, que están hoy expuestas en el Museu d'Art Romànic de Barcelona (MNAC), pues datan del año 1040. Situándose debajo de las mismas, quien hoy lo desee podrá conectar con la admiración que debió de sentir aquel piadoso joven, puesto que de los frescos en arte románico del templo de Santa María de Solsona ya no queda ni rastro. Estas construcciones románicas siguen visibles en la catedral de la Seo de Urgel, y para los que no sean catalanes les ha de servir la iglesia de Santa Juliana en la colegiata de Santillana del Mar, ambas del siglo XII.

CONTEXTO SOCIO- POLÍTICO DURANTE LA JUVENTUD DE ARNAU DE TORROJA

Adviértase que Arnau de Torroja debió de nacer cuando el conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, se procuraba las alianzas políticas entre los nobles catalanes que harían posible con el tiempo, el que todos a una fuesen capaces de guerrear contra los musulmanes de las principales ciudades. Los reinos taifas tuvieron en ellas sus puntos de comunicaciones estratégicos, y eran las capitales más importantes dentro de la llamada Cataluña Nueva. Al cabo de una década todo el campo de Tarragona pasó de ser "tierra de nadie" a campos cultivados por cristianos repobladores enviados allí por el soberano catalán decidido a superar las empresas de sus antepasados en la unificación del país por las armas y con la ayuda de su fe cristiana. Aun así, eran unos años cuando seguía siendo impensable que Tortosa fuese el origen de una discordia entre Cataluña y Aragón, como luego sucedió.

La infancia de Arnau de Torroja transcurrió plácidamente entre el palacio fortificado del llano y el castillo que su padre estaba terminando de amurallar en la cima de una gran colina llamada Mont-Vell, que domina por la parte de poniente la la ciudad de Solsona. En aquel siglo XII la población estaba más alejada que en el siglo XIV de la privilegiada atalaya natural sobre el Prepirineo, pues desde arriba del Castell-Vell se despliega una gran panorámica muchos meses cubierta de nieve, empezando con el Port del Compte (actualmente con una estación de esquí).

Desde el que hoy es conocido como Castellvell de Solsona, el niño Arnau de Torroja se deleitaría observando la gran planicie que veía extenderse hasta divisar en el horizonte SW. la montaña de Montserrat en días despejados, y soñaría con la libertad de poder imitar a los mayores que veía cabalgar de un lado a otro armados hasta el cuello. Arnau de Torroja en aquellos tiempos de gran cambio social iba creciendo en los peligros de una tierra fronteriza, de la cual, afortunadamente para él, los musulmanes cada día estaban siendo más alejados hacia el sur. Mientras Arnau fue un niño su padre, el conde Señor de Solsona, reconstruía la dicha fortificación en la cumbre del "Mont-Vell", el más elevado y cercano a Solsona, y es de suponer que a Arnau debió de gustarle cabalgar hasta aquella cima de gran visibilidad. Desde ahí se veía bien su palacio fortificado pero no la población, pues quedaba oculta tras la dura pendiente entre la iglesia románica, también en reconstrucción, y el río Negro. En aquel desnivel, mucho mejor protegido de los vientos del norte, la gente en cambio sí veía el castillo en reconstrucción en la cima del Mont-Vell.

Aquella concentración de gente a orillas del río tuvieron en la parte más alta de donde estaban sus casas, la entrada del templo católico dedicado a la Virgen María, que como en todas partes de los Pirineos y el sur de Francia, por no decir todo el orbe cristiano, era devotamente venerada con el divino Niño en su regazo. Desde los primeros tiempos de los caballeros templarios, se había potenciado su devoción, en especial si eran imágenes de color negro, siendo el núcleo esperanzador de las afanosas vidas de las gentes. En tiempos de Arnau de Torroja se veneraba en Getsemaní, muy próxima a Jerusalén, la tumba de la Virgen María, como el mismo tuvo ocasión de comprobar años después. Estaba tan bien localizado que construyeron su sepulcro aislado en medio de la cripta y encima se levantó un templo benedictino al que se accedía por una moumental escalera. Los reyes y lideres cruzados, así como sus familias, pidieron ser enterrados allí. Su tumba en Éfeso fue de invención muchos siglos posterior.

En cuanto al templo románico de Solsona se ubicaba entonces algo alejado del palacio fortificado que era la residencia familiar del conde Ecard-Miró en el llano (después llamado Señor de Torroja). Entre la iglesia y su palacio antiguos hoy corren las sinuosas calles que configuran en casco antiguo de la ciudad de Solsona, siendo fácil de imaginar que cuando el joven Arnau hizo sus primeras galopadas a caballo por aquel terreno, debió de ser preferentemente por la siempre después llamada "calle del Castillo", que es la arteria principal de la ciudad. Por entonces tan sólo eran simples huertos pertenecientes Ecard-Miró, el padre de Arnau.

El principal pasatiempo de los jóvenes de los años en que él creció y se formó Arnau de Torroja debió de consistir, sobre todo, en adiestrarse en el uso de las armas, especialmente la espada, sin descuidar la cultura clásica que a él le correspondería por su noble cuna. Todo ello, Arnau y sus hermanos está claro que al pasar los años supieron aprovecharlo muy bien.

Particularmente lo que más cuesta de entender es cómo fue que Arnau de Torroja, nacido en Solsona como yo mismo, llegase a ser un personaje de talla internacional en el siglo XII, porque cuando crecí a mediados del siglo XX en la misma zona, Solsona seguía estando alejada (por no decir aislada) de las principales carreteras que cruzaban Cataluña. Puedo sospechar no obstante que por el centro de Cataluña entonces debió de existir una ruta transversal que llegaría a los Pirineos siguiendo las vías de tranhumancia desde época muy remota.

Arnau de Torroja fue educado en unos tiempos cuando todos los estamentos de la sociedad catalana estaban fascinados por el renombre de la Orden del Temple, y más cuando el conde Ramón Berenguer III murió (1131), en plena juventud, cubierto con una capa de la Orden de monjes con espada, de la cual él mismo era miembro y gran benefactor, cediéndoles muchas tierras conquistadas en la actual provincia de Tarragona (A. Bofarull "Hist. de Cat.", Barcelona; vol. VI, p.63).

En el monasterio de Santa María de Solsona los monjes tuvieron una escuela donde eran instruidos los jóvenes de la comarca que aspiraban a formar parte del convento de los devotos de San Agustín, obispo de Hipona (N. de África). Todo ello, aparte de los párrocos que se distribuían por las diócesis de la comarca con el propósito de salvar almas. Como escuela pública pionera en el país, existe un documento del ACDS que informa incluso que uno de aquellos maestros se llamó Porcel y ejercía aún en 1153, por lo cual, si se trató de un monje entrado en años, bien pudo haber sido el maestro de Arnau de Torroja. En su niñez tan sólo había sido una escuela para los hijos de la nobleza, pero en pocas décadas de aquellas aulas salieron perfectamente aleccionados todos los jóvenes de la plebe. La rápida ascensión jerárquica dentro del poder eclesiástico de Guillermo de Torroja, el hermano de Arnau, hizo posible que mi biografiado saliese de su ciudad natal para ocupar algún cargo de responsabilidad en Barcelona donde estuvo muy bien recomendado. En efecto, y es que estudios no le faltaron. Escribió al respecto el sacerdote Antoni Llorens, archivero del ACDS, en su libro: "Solsona y el Solsonés en la historia de Cataluña":

"Atribuimos a aquella escuela el manifiesto y notable progreso en el conocimiento de la lengua latina que se observa en la documentación desde comienzos del siglo XII. El monasterio, siguiendo las corrientes culturales de la época, no iría a la zaga de los centros de cultura que eran las escuelasde las catedrales, como lo demuestran los dos cartularios salidos de su "scriptórium" con bella y cuidada caligrafía y las personalidades que de él salieron(…), lo cual no excluye que luego pudiesen ser enviados a centros de cultura superior para completar su formación… (Tortosa, Lérida y Toulouse del Languedoc)".

La mejor prueba que Arnau y sus hermanos aprovecharon bien las lecciones que recibieron por sus maestros eclesiásticos, es que las primeras noticias que constan escritas son de sus cargos entre los canónigos, tanto de la diócesis de Urgel, el hermano llamado Guillermo, como el propio Arnau el año 1135. Así, cuando comenzó a estudiar en el monasterio agustiniano de Santa María de Solsona, ya vivirían allí en en comunidad bastantes más de los cincuenta monjes residentes del año en que Arnau nació. No sólo estudió temas eclesiásticos y del Nuevo Testamento, sino que le pondrían al corriente de las grandes novedades de aquel siglo, como lo fueron, por ejemplo, que se empezó a utilizar la letra cursiva en la escritura franca porque la visigótica cayó en desuso. También fue en aquel siglo se publicó el Codice Calixtius, que fue la primera guía del viajero (1130) para los peregrinos que hacían el Camino de Santiago. Mucho de lo avanzado se debió a que en el siglo XII los soberanos no podían intervenir en las disputas entre payeses y nobles. De ahí la necesidad del pacto feudal que se años antes se había hecho extensivo por la iglesia con el nombre de "Paz y tregua".

Por supuesto que su padre Ecard-Miró estuvo interesado en que todos sus hijos tuviesen adecuada preparación para la guerra. Eran una familia tan guerreros como místicos, cuyos varones tomaron parte en las famosas conquistas de Almería, Tortosa y Lérida entre otras, en un período en que allí donde está la catedral de Barcelona aún había una sinagoga judía,… y aún siguió estando dos siglos más!. Cataluña habían ya construido incontables iglesias y castillos desde los altos valles pirenaicos hasta el litoral mediterráneo. Pronto Arnau tomaría conciencia que habitaba en un núcleo fuerte del país, así como de que vivía una época de plena expansión por las muchas tierras que se ganaban a los musulmanes.

AUGE DE CATALUÑA Y DE LA "CASA DE BARCELONA" EN EL s. XII

Los miembros del noble linaje catalán, luego llamado Torroja, de Solsona, participaron activamente en la reconquista y repoblación de las tierras, empezando por la comarca de La Segarra, que se extiende al sur de la del Solsonés. Allí conquistaron un estratégico castillo llamado Torroja, significando "tierra roja", situado a 7 km. al sur de Cervera (la capital comarcal). Posteriormente el topónimo degeneró en Tarroja, y está a otros tantos kilómetros del santuario donde fue enterrado san Ramón Nonato (el "Escorial de la Segarra"), formando triángulo con ambas localidades y ocupando su vértice de 90 grados.

Los belicosos Señores de Solsona por algún motivo acabaron variando su señorío por el topónimo Torroja, en perjuicio del de Solsona de donde eran hijos y señores. Creo que para ellos debió de ser un gran orgullo la posesión del tal castillo. Con su cambio de nombre quizá el Señor de Solsona manifestaba, a quien lo dudase, que su familia poseía el señorío de La Segarra sin discusión posible. Está en el centro del valle de Sión, al cual se llega por la carretera que une Cervera con Guisona. Es allí donde el río del mismo nombre confluye con el torrente de Valls. La primera referencia se remonta al año 1040 a través del acta de consagración de Santa María de la Seu d'Urgell. En 1144 Tarroja de Segarra fue donada a la comunidad de Santa María de Solsona, y posteriormente aparece propiedad de la familia Torroja. En 1142 el señor feudal Ecard de Torroja dejó la mitad de dicha villa a Santa María de Solsona y la otra mitad en 1167 a su hijo heredero Ramón II (+1195), que era sobrino de mi biografiado Arnau de Torroja. En siglos posteriores, por matrimonio de Agnés de Torroja con el vizconde de Cardona, aquel castillo pasó a ser propiedad de Ramón Folc III.

Cuando hoy en Cataluña se busca remitirse a heroicidades históricas la gente recuerda la proclamación de autonomía, o del estatuto, etc., pero una década antes del nacimiento de Arnau de Torroja pensaban en las luchas que acabaron con el auge de los musulmanes en el prepirineo catalán, y luego con el doble saqueo de éstos del califato de Córdoba (1010). Fue un gran atrevimiento ya sólo el hecho de llegar hasta allí vía Lérida, Zaragoza y Toledo; y como además les salió bien, se recordó con orgullo durante toda la juventud de mi biografiado. Los catalanes pudieron pensar que eran más poderosos, a pesar de ser menos refinados, y en cierto modo bastante peor desorganizados, que las tropas a las cuales derrotaban. Tantos éxitos eventualmente también se trastocaban, como cuando dichos expedicionarios fueron vencidos en las cercanías de Gibraltar, muriendo en la aquella batalla el conde Ermengol de Urgel y los obispos de Barcelona y de Gerona. Cada conde Ermengol de Urgel quiso ser enterrado en la cripta de la iglesia de Solsona, la cual sigue inexplicablemente aún sellada (?).

Aquella cultura bélica, y los matices políticos del periodo posterior, la debió aprender antes que Arnau de Torroja su hermano mayor Guillermo, tanto antes como después de ser obispo de Barcelona. Guillermo informaría de todo al joven Arnau durante sus estancias en Solsona, quien a pesar de su juventud, sin duda debió de interesarle mucho y supo de la importancia de ciertas estrategias socio-políticas. Por ejemplo, sucedió que el rey de Castilla, Alfonso VII, deseaba dominar la capital del río Ebro, lo cual trataban de evitar con todas sus fuerzas reunidas los condes de Barcelona y de Urgel, éste último porque además ostentaba entonces el título de marqués de Zaragoza. Si el castellano tomaba la plaza a orillas del Ebro, era seguro que después se haría tabién con Lérida y Tortosa, que igualmente estaban en poder de los musulmanes.

El primero en dar protección al rey aragonés Ramiro, fue Pedro Rovira, un maestre de las órdenes de Sión y del Temple, quien por cierto precedió a Arnau de Torroja en el cargo de Maestre de Provenza y todas las tierras hispanas (1143). Los cargos de Maestre Provincial en la Corona Catalano-Aragonesa desde 1159 fueron sucesivamente: Hugo de Barcelona, sucediéndole en 1163 Hugues de Geoffrey. En 1166 fue nombrado Arnau de Torroja, siendo en los dos años siguientes que los templarios aragoneses participan definitivamente en las conquistas del litoral Mediterráneo, como en Caspe y Alfambra, castillo éste que en 1170 les sería donado. Mayor beneficio les representó la concesión de su independencia respecto a cualquier otra jurisdicción político-religiosa exceptuando el Sumo Pontífice de Roma (1172). En 1176 los templarios aragoneses y castellanos colaborarían también en la conquista de Cuenca. En 1181, cuando Arnau de Torroja fue nombrado Gran Maestre, residiendo en Palestina, el provincial de Cataluña/Aragón fue Berenguer de Avignon. Dos años después lo fueron respectivamente Guido de Sellón y Ramón de Canet y en 1185 lo fue Guilabert Errall.

MAESTRE DE PROVINCIA: DURACIÓN DEL MANDATOPere de Rovira de Nov. 1143 a Enero 1158Hug de Barcelona de 1159 a Abril 1162 Hugues de Geoffrey de Mayo 1163 a 1166Arnau de Torroja de Oct. 1166 a Marzo 1181Berenguer de Avinyó de Abril 1181 a marzo 1183Guido de Sellón de Abril a Junio 1183Ramón de Canet de Nov. 1183 a Julio 1185

Pedro Rovira fue el primero que llevó el sobrenombre de Maestre provincial de la Orden de Occidente. Lógicamente Arnau, al sucederle, continuó en la misma línea de proteger al conde catalano-aragonés cuando lo necesitaba, y lo hizo seguramente más que Rovira, al ser Ramón Berenguer IV su soberano natural.

Cuando el rey Ramiro de Aragón decidió consolidar su amistad con las cortes de Barcelona y del Languedoc (1139), el rey de Castilla, viendo que los aragoneses tenían firmada la concordia con Ramón Berenguer III, salió de Zaragoza tan resentido, que un año más tarde aún firmaba como "rey de Zaragoza" para ultrajar como fuese al conde de Barcelona. De todo aquello el pueblo captaba algo, y no hay duda que mientras duró fue un gran trastorno por la posibilidad de guerrear con el vecino de poniente en tiempos de muy gran carestía.

La Casa de Barcelona indirectamente dominaba Provenza desde tiempos de Carlomagno, pero al retirarse de Toulouse del Languedoc el conde Guillermo de Orange, en 1022 (cuando Arnau de Torroja debió de nacer), los del Languedoc fueron tomando entidad hasta que reclamaron Provenza para tener acceso al mar. Su reina, llamada Gerberga, en el año 1110 casó a su hija Dulce de Provenza con Ramón Berenguer III. Así la Casa de Barcelona se unió con la condesa de Provenza.

Aunque los Condes de Toulouse disputaron casí dos siglos después la posesión de Occitania a la Casa de Barcelona, a favor de los catalanes en Provenza prevaleció el hecho de que el clero y la nobleza apoyaban al conde catalán. Aquellas luchas duraron décadas, con treguas acordadas y también incumplidas, … y ello a pesar de los peligros, ya que el acceso al Mediterráneo era la mejor forma de compararse con los grandes de la política y del comercio europeo. Desde que se unió con Aragón, Cataluña se abrió al mundo con las máximas garantías. En 1162 tuvo lugar la creación del reino catalano-aragonés llamado "La Corona de Aragón".

En cuanto a la política internacional catalana que vivió Arnau de Torroja en el siglo XII, fueron tiempos que pronto pasaron a ser terribles para los occitanos, porque en 1147 el pontífice Eugenio III envió un legado al Conde de Toulouse para detener el progreso de los cátaros, pero no tuvo éxito. El Papa envió a aquellas provincias más llenas de librepensadores a sus predicadores a fin de combatir la expansión de la fe cátara pero los considerados herejes cada vez incrementaban su influencia en Occitania debido a la protección del duque Guillermo de Aquitania, así como por la gran mayoría de la nobleza occitana.

Por otra parte el joven Arnau supo bien del auge imparable de los musulmanes almohades en la mitad sur de la Península (1147-1260). Exactamente en 1172 consolidaron su victoria sobre los almorávides (el "segundo periodo" de los reinos taifas del Al-Andaluz).Una vez culminaron su puritana reforma espiritual islámica, procedieron a fortificar Cáceres, Badajoz y Sevilla, ciudad ésta que convirtieron en su capital construyendo en ella (como en todos sus principales dominios), vistosos edificios con reminiscencias del arte bizantino. Para el resto de los europeos, en aquel tiempo la Península Ibérica, recelosamente, se veía como "un Oriente" dentro de Occidente".

DESDE LA PRE-CRUZADA, A LA PRIMERA OFICIAL DEL 1099

La educación de Arnau de Torroja sin duda incluyó justificar las grandes campañas guerreras en Tierra Santa. Fueron circunstancias culturales que marcaron su carácter más quizá que su educación como miembro de la nobleza. Supo mejor que nadie de nuestro tiempo el verdadero motivo de la llamada a una cruzada concluida tiempo antes. Todo le fue explicado bien justificadamente, y una retrospectiva de los hechos hace obligado remontarse a Al-Hakim, el emir fatimí de El Cairo (a veces llamado Karim) cuando, al radicalizar la religión islámica, obligó por decreto a los cristianos egipcios (llamados coptos) a llevar una campanilla colgada al cuello siempre que se moviesen por lugares públicos. Como además dicho emir ordenó destruir el Santo Sepulcro de Jesucristo, al saberse desató el mayor odio contra todo lo musulmán en Europa y en consecuencia los hombres acudieron en masa a la llamada del pontífice. Así fue como, paradójicamente, gracias a los invasores cruzados el muy intransigente Al-Hakim se mantuvo más décadas en el poder.

Bajo sultán Al-Hakim Jerusalén fue destruida hasta sus cimientos, …y luego aún debieron pasar once años más hasta que los cristianos fueron autorizados a visitar aquellas concretas ruinas, aunque no se les permitió rezar allí. Al cabo de muchos años los cristianos pudieron reconstruir otro digno santuario en el mismo sitio, gracias a un tratado de paz y especial acuerdo entre el emperador Argirópulos de Bizancio y el sucesor de Al-Hakim, el cruel radical derrotado.

Se dio la casualidad que mientras el islam se expandió hacia oriente, los turcos se expandieron hacia occidente topando ambos en la actual frontera oriental del Irán. Los turcos ladinamente se convirtieron al islam por ser la forma más rápida de continuar expandiéndose hacia poniente, de forma que se hicieron mercenarios de los califas de Bagdad (el centro neurálgico del islamismo), quienes acabaron siendo dominados por los turcos cuatro siglos antes de la primera gran Cruzada que consiguió tomar la ciudad de Jerusalén en 1099. Su actitud provocó que perdiesen el control de Jerusalén, porque desde 1076 habían dejado de respetar a los peregrinos que allí acudían. Para protegerlos, unos miles de hombres de fe, previamente a la primera Cruzada, fracasaron al tratar de resolverlo confiando en el poder de las armas.

El promotor de la primera gran Cruzada había sido uno de aquellos caballeros calabreses que, antes de ser el tan famoso monje, había logrado salvar la vida de una expedición de cristianos debido a que fueron ninguneados por los bizantinos. Éstos finalmente decidieron recoger un par de miles de dichos expedicionarios cuando ya estaban a punto de ser masacrados en la costa Palestina. Entre ellos el luego llamado Pedro "el Ermitaño", quien, al explicar al pontífice Urbano II las barbaridades que sucedían en Tierra Santa en 1095, le permitió invitar a los nobles europeos a reclutar un ejército para poder liberar la tierra pisada por Jesucristo. Actualmente hay historiadores que atribuyen mayores matanzas entre los propios expedicionarios cristianos que contra sus enemigos. En definitiva se justificaba la violencia por la fe. En nuestra actualidad sabemos de ejemplos semejantes;… pero es que incluso el resultado también lo fue: ¡ nefasto !.

Muchos de los que salvaron la vida en una pseudo-cruzada, previa a la oficial, al regresar habían pasado a residir en Apulia-Calabria en 1170. En Orval, que era propiedad de una tía de Godofredo de Bouillon, construyeron una abadía, y entre ellos también estuvo Pedro "el Ermitaño", quien parece haber sido conocedor de que en el subsuelo del lugar más sagrado de Jerusalén existían documentos referentes a la vida de Jesucristo de naturaleza "explosiva". Hoy día podemos entender eso debido al hallzago de documentos de todo tipo que no dejan de sorprendernos y todo lo cual sin duda fue bien conocido por Arnau de Torroja, aunque dedicaré un trabajo a parte para referirme a este tipo de especulaciones.

Cuando Pedro "el Hermitaño" pasó a reunirse con los que vivían en el bosque de las Árdenas, propiedad de Godofredo de Bouillon, dicho guerrero religioso, salvado de milagro de su aventura Palestina, pudo haber sido incluso su preceptor. Por otro monje ex expedicionario llamado Ursus, se adivina la conexión con los reyes merovingios en aquella fracasada empresa en los Santos Lugares, pues no en vano después "el oso" fue un apelativo vinculado a la dicha estirpe davídica. En aquellas conexiones previas a la primera Cruzada oficial hay que buscar el embrión de la orden de Sión. Por poco que se crea en los llamados "Dossiers Secrets" de la Biblioteca de París, el tío de Bernardo de Claraval, de nombre Andrés de Montbard, fue uno de sus primeros miembros. En cuanto al propio Bernardo de Claraval (quien hizo edificar su primera abadía en 1135, y la segunda en Fontenay en 1139), resulta evidente que enmascaró el culto a la Magdalena tras el de la mariolatría, de ahí su inusitado empeño en ensalzar la casa de María Magdalena en Betania.

Pedro "el Hermitaño" convenció a los franceses medievales para ofrecerse voluntarios con relativa facilidad, al ser un período cuando los europeos eran incapaces de la menor abstracción, y ello a pesar de venerar desde siglos antes las imágenes-ídolo. Por aquel entonces incluso la medicina era considerada pura superstición, y el cálculo era algo casí indescifrable. Para los musulmanes a quienes combatieron, en cambio, éstas y muchas otras disciplinas eran ya consideradas ciencias, y así fue que los cruzados al verse atacados con pólvora y con el llamado "fuego griego" y cañones, debieron padecerlas bien atónitos. Ciertamente entonces el mundo islámico era el más adelantado de esta parte del mundo.

En el siglo XII los caballeros europeos realmente se burlaban de toda actividad intelectual, vanagloriándose de su propia brutalidad, de forma que el Papa en Clemond-Ferrant tuvo el mayor éxito al predicarles para ofrecerles una salida a tanta general insensatez. En un momento de su arenga les dijo:

"Guerreros cristianos que en vano buscáis una vez tras otra pretextos para pelear, alegraos pues hoy habéis encontrado un motivo legítimo,… id y luchad por la redención de los Santos Lugares,… si os vencen tenderéis el honor de morir en el mismo lugar que Cristo…".

San Bernardo llamó a la Segunda Cruzada desde la iglesia de Vézelay consagrada a la Magdalena, pues como en mejor ocasión referiré, fue la forma de reclamar lo que en Palestina correspondía a sus legítimos descendientes. No en vano tan influyente monje escribió ochenta y seis sermones glosando el conflictivo libro "El Cantar de los Cantares", atribuido al rey Salomón.

Una vez conquistada la ciudad "Tres veces santa", Godofredo de Bouillon humildemente rechazó no obstante ser nombrado rey de Jerusalén, ejerciendo como cabeza de un nuevo Estado que se llamó Reino Latino de Jerusalén. Además del territorio perteneciente al actual estado de Israel, el Reino Franco comprendió el sur del Líbano (todavía hoy día tan conflictivo), y partes de Siria y Jordania. A partir de entonces la orden de Sión se comprometió a defender los derechos de aquella estirpe de soberanos que se consideraban descendientes del rey David, y por tanto del mismísimo Jesucristo. La orden del Temple se creó posteriormente como un necesario brazo armado para corroborar físicamente tan gran compromiso genealógico, claro está que con el pretexto de defender a los peregrinos en ruta.

EL ARZOBISPO GUILLEMO DE TORROJA, DE CONSEJERO A REGENTE DEL REINO

Guillemo de Torroja, el hermano de Arnau, mi biografiado, fue una sorpresa para mi descubrir su relevancia en la gestación de la Corona de Aragón desde que fue obispo de Barcelona, y posteriormente sus éxitos políticos como regente del reino catalano-aragonés cuando su hermano Arnau de Torroja era todavía joven. Es decir, empecé interesándome por un gran hombre a nivel internacional, y me encontré con que su hermano también tuvo una excepcional talla política, e igualmente era un paisano mío de siglos pretéritos.

Guillermo de Torroja (+ Tarragona 1174) fue obispo de Barcelona (1144- 1171) y arzobispo de Tarragona desde 1171, llegando a ser la más alta jerarquía religiosa en la Corona catalano-aragonesa, y a la vez un político de primera magnitud, por más que históricamente fuese eclipsado por el gran renombre del conde-rey Ramón Berenguer IV, de quien fue uno de sus principales consejeros. Como Guillermo lo sobrevivió, fue al mismo tiempo: tutor, marmesor, regente de la Corona de Aragón y arzobispo de Tarragona. Su muerte allí el día 7 de mayo de 1174 fue muy sentida por todos sus súbditos, y más por su hermano que era ya un alto dirigente templario, aunque por entonces aún le esperaban el mayor ascenso dentro de su Orden.

Creo que puedo razonar correctamente una aproximación al personaje mediante mi estudio teórico, teniendo en cuenta, por ejemplo, las exigencias que la muy poderosa Orden del Temple consideraba imprescindibles al nombrar a sus máximos líderes;… y no digamos lo exigido por parte de la orden matriz y hermana llamada "de Sión", la cual Arnau de Torroja al mismo tiempo también presidió;… una orden de cariz más iniciático que al parecer sobrevive en nuestros días activa, pero en secreto, siendo conocida como Priorato de Sión.

Debo insistir siempre en este libro en que a los grandes maestros de las dichas órdenes monástico-militares conjuntas se les exigió ante todo, el tener un historial inmejorable en las luchas en Tierra Santa, así como haber hecho otros méritos de todo tipo dentro de sus respectivas órdenes. Un obispo de la ciudad de Acre los describió cual "leones en la guerra y corderos en el hogar". Rudos caballeros en el campo de batalla capaces de transformarse en monjes piadosos en las capillas. Hombres mansos con suave carácter con sus amigos, en fin, aunque por otra parte dada su austeridad, tuvieron prohibido hacer deportes ni mostrar ira, o reír, y menos aún recordar lances amorosos de su juventud.

El prelado de la familia Torroja de Solsona enseguida debió de ver en las directrices de la novedosa Orden del Temple, la más digna de las salidas para su hermano Arnau, hecho de su misma pasta, y le aconsejó enrolase como recluta voluntario en la Orden del Temple. La ocasión era de oro, porque los favores del obispo para con los templarios bien merecería que le correspondiesen con aceptar a su recomendado hermano, prometiéndole que se le educaría para desempeñar las máximas jerarquías de los monjes con espada, si hacía los méritos exigidos para ello.

Pero dichas hazañas bélicas las comentaré a parte, porque el eclesiástico Guillermo de Torroja entonces también resulta evidente que benefició a su hermano Pedro nombrándolo abad de Vilabertrán (Figueras). Luego lo promocionó a la mitra de Zaragoza (1152), un nombramiento sumamente importante porque desde su mandato la capital del Ebro quedó de un plumazo subordinada a la metrópoli de Tarragona, concluyendo con ello un largo conflicto de límites diocesanos, ya que Castilla pretendía que aquella diócesis les perteneciese. En sólo dos años de gobierno Guillermo y su hermano Pedro de Torroja hicieron realidad el que las fronteras, antes estrictamente políticas, fuesen también eclesiásticas.

El obispo Guillermo tampoco debió de ser ajeno al enlace matrimonial de su sobrino Ramón II de Solsona con una sobrina del conde Ramón Berenguer IV, dado que se le encuentra haciendo de testimonio en su boda el año 1162. Este sobrino suyo fue quien en 1181 también intervino en la isla de Sicilia, a las órdenes del Conde de Foix (Fr.) donde se defendía la herencia de su sobrino Hug Ponç de Cervera; siendo entonces, por cierto, la primera vez que los catalanes pusieron pie en aquella isla (J. Miret Sanç: "Els vescomtes de Bas a l'Illa de Sardenya", Barcelona 1901- p.73).

A Ramón II de Solsona su tío obispo Guillermo de Torroja lo ofreció como rehén de los Genoveses hasta que no les fuesen pagadas las cantidades convenidas por su ayuda en la conquista de Tortosa (1148). Además Guillermo tuvo otros hermanos como Ponç y Berenguer, sobre los que no puedo extenderme, ya que aunque tuvieron altos cargos, no fue a nivel internacional. Remito a los interesados al opúsculo escrito por Antoni Llorens Solé, titulado: "La valuosa ajuda, bèl.lica i diplomàtica, prestada al comte de Barcelona, Ramón Berenguer IV, pels Torroja, senyors del Castell de Solsona", publicado en 1988 en la revista Medievalia, ISSN 0211-3473, nº 8. ("Estudios dedicados al Profesor Frederic Udina i Martorell"- pags. 253-264").

El obispo Guillermo de Torroja, tenía su ejército personal como todos los mandatarios de la Iglesia, y no pudo depositar su confianza en nadie mejor que suentonces joven hermano Arnau para capitanearlo. Resulta una deducción tan obvia que no voy a extenderme en demostrarla. Sería mucho menos explicable que un hermano como Arnau se hubiese quedado entretanto en la aislada Solsona. Alternar con quienes visitaban al obispo de Barcelona le haría ser de modales y trato exquisito a pesar de su juventud. El caso es, que tanto si estuvo a su lado como si no se acercó jamás por la curia, mi estimado paisano biografiado Arnau de Torroja había seguido con el máximo interés los once años que oficialmente su hermano Guillermo y el Señor de Montcada, que era el gran senescal de Cataluña (equivalente a un ministro de la guerra actual), gobernaban la gran coalición catalano-aragonesa, habiendo logrado exitosamente, primero promover y luego confirmar, la paz entre dos estados hermanados.

Guillermo quedó históricamente eclipsado por los muy famosos soberanos de su tiempo. La fama de Ramón Berenguer III "el Grande" invistió incluso la persona de su hijo Ramón Berenguer IV. La tradición tenía un enorme peso entonces, y más por las grandes alabanzas inmortalizadas por la "Gesta Comitum Barcinonensium", que en recuerdo de Ramón Berenguer III fue escrita por los monjes de Ripoll. Tal fue el tema de otro libro en el cual presenté al citado conde-rey catalán como el prototipo de joven héroe del cuento titulado Perseval ("Per-se-val" en vernáculo). Era inolvidable que bajo su gobierno se hubiesen construido más de 300 iglesias en Cataluña. A la versión más antigua de aquella obra "Gesta…" posteriormente aún se añadió:"… fue un hombre de bien, sabio, de gran ingenio y gran consejo y de gran fama por todo el mundo, grande de corazón y humilde y sutil en sus propósitos. Todos lo miraron por su cortés porte y vestimenta; era alto y de constitución fuerte, de corazón y manos proporcionadas en todos sus miembros, bello de corazón…"

La credulidad de aquellos incultos tiempos era suplida por la fe y entusiasmo. Así, las heroicidades de la reconquista se remitieron a líderes como Carlomagno y alguno de sus nobles. En Cataluña hubo personajes belicosos tipo el conde Arnau, y también el jovencito Peredur, quien, inspirado por Dios, era un "campeón de la inocencia", como el Perceval cuando su leyenda regresó a Cataluña envuelta por la saga del Santo Grial. Dado que Ramón Berenguer III a los 15 años había logrado hacerse reconocer como legítimo heredero al trono y obligar después a su tío fratricida a partir voluntario a las Cruzadas (de donde no volvió), obviamente el joven soberano criado en cortes francesas, fue presentado como el héroe que se valía por si mismo (Per-se-val)

Una vez explicados los motivos del por qué Guillermo de Torroja permaneció olvidado por la historia de Cataluña, le dedicaré unas obligadas pero bien merecidas páginas, para escribir las cuales me ha sido preciso reunir datos releyendo mucha letra menuda dispersa, así como las notas al final de las páginas de antiguos libros de historia medieval, y muy en especial los referentes a la nobleza de Solsona mi ciudad natal. Así como de Guillermo de Torroja quedó recogida bastante documentación en los archivos locales, en cambio hay muy poca de su hermano el Gran Maestre de la Orden del Temple de Jerusalén, cuya persona es ignorada por los más prestigiosos historiadores foráneos.

El Gran Maestre Arnau de Torroja, a pesar de su gran poder político a nivel internacional, fue por completo olvidado, hasta mi contribución, en todas las enciclopedias, y los expertos pudieron incluso dudar de su nacionalidad. Para colmo, recordaré que Arnau de Torroja fue el último Gran Maestre conjunto del Temple y del actualmente llamado Priorato de Sión (tan de moda en nuestros días), porque en efecto, pocos años después de morir Arnau ambas órdenes hermanas se separaron (1188). El castillo de Gissors donde se hizo la solemne división, pasó a ser el centro de mando de la orden del Temple en Francia, país que, dada la forma como fueron exterminados en 1314, tal parece que los templarios hubiesen pretendido llegar a convertirlo en su feudo, pues tuvieron poder para ello.

Para cualquier investigador foráneo el medieval linaje de los Torroja de Solsona presenta mayores dificultades que para los historiadores locales. Hurgar en el vacío existente sobre la personalidad de quien llegó a ser máximo dirigente de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén todavía actualmente resulta tarea muy difícil, pues los pocos datos acerca de su vida se limitan a dar, como máximo y en poco más de una línea, la fecha y lugar de su fallecimiento y nada más. En francés fue llamado Arnaud de Toroge -o Torroge-, Arnold de Tour Rouge y Torre Rubea en latín. Otras variantes fueron: Arnould, Arnulf, Arnou, Arnault, Arnoo, Heroul y Herault. Lógicamente, en mi investigación sobre su persona me ayudó mucho del poder fáctico de su poderoso hermano desde que fuese obispo de Barcelona.

La mayor fuente de información sobre su hermano el obispo Guillermo de Torroja, no obstante está en la monumental Enciclopedia Espasa-Calpe, del año 1928 (vol. nº 62 – p.178), donde se explica que se distinguió especialmente por su celo, tanto en sentido religioso como patriótico. Lo más chocante fue su "invento" de gravar con un impuesto especial a los pescadores desde Sant Feliu de Guixols hasta el castillo moro de Tamarite (costa norte de Tarragona), de forma que pagasen una parte del dinero que ganaban a la Iglesia, …¡ y a perpetuidad!. Esta manipulación de la sociedad ignorante fue un gran fallo de los clérigos, y explica las simpatía popular por los templarios, pues al menos ellos sólo debían obediencia al Papa, y cuando querían podían dejar en evidencia al prepotente y corrupto clergato o a cualquier otro soberano, si se hubiese dado el caso.

El obispo Guillermo no actuó por ambición al dictar aquel impuesto, porque el dinero recaudado lo gastó en preparar la conquista de Tortosa, siendo a petición del conde-rey que le entregó además cincuenta libras de plata del tesoro de la Seo barcelonense. Para poder reunir tal cantidad, se dice que fundió no pocos objetos de culto religioso de todas las iglesias que pudo. Después de la conquista de Tortosa el obispo de Barcelona Guillermo de Torroja recibió en recompensa (15.10.1148) posesiones en las tierras ganadas a los musulmanes, y en hipoteca el castillo y bienes de Viladecans, cerca de Barcelona (según los cronistas Pujades y Diago). Todo lo entregó en su testamento a la Seo de Barcelona cuando murió, a condición que el dinero obtenido se gastase en alumbrar las lámparas de la iglesia, en especial las de la capilla de Santa Eulalia, quizá en recuerdo del monasterio que él había fundado en Santa Eulalia del Camp. También, como eclesiástico, Guillermo debió satisfacerle el hecho de que la diócesis de Tortosa incluyese después todos los pueblos de la comarca del Mataranya, que hasta 1152 había sido el límite de la frontera eclesiástica. Se le agradecería mucho entre los monjes cistercienses los favores que recibieron de Guillermo de Torroja, primero los del monasterio de Valldaura y después los de Poblet y Santes Creus.

El contexto económico del siglo XII debe ser también comentado porque el comercio pudo ser asociado al oficio de banquero, si bien esta palabra "bancheri" no se encuentra escrita hasta mediados del siglo en Génova (Italia). Eran años que florecían las poblaciones, y más aún las que estaban ubicada en cruces de caminos de rebaños trashumantes porque en ellas se inventaron las primeras ferias. Los peregrinos y comerciantes empezaron a moverse seguros por primera vez por las vías de comunicación terrestres, porque las marítimas eran aún muy peligrosas. La mayor novedad del período fueron los cambistas y los prestamistas a crédito, y más después de la protección de los caballeros templarios. Los comerciantes con vocación de banqueros también fueron los recaudadores y tesoreros de la Iglesia católico-romana los años en que el dinar musulmán y el áureo bizantino tenían el prestigio que actualmente tiene el dolar estadounidense.

En los registros del obispado de Barcelona de Guillermo de Torroja se conservan actas de algunas concesiones y consagraciones de templos, siendo el más importante la iglesia románica, hoy aún en pie, en pleno casco antiguo de Barcelona (calle Corderers). Había sido edificada por el rico comerciante y consejero real Bernat Marcús, quien tuvo propiedades incluso en la comarca del Solsonés de donde los Torroja eran oriundos. Al obispo Guillermo cierto día del año 1150, aquel noble comerciante le solicitó la consagración de dicha iglesia románica, la cual inicialmente se dedicó a la advocación de Santa María. Allí se venera Nuestra Señora de la Guía desde que pasó a ser puesto de correos a caballo (1166). Al construirse estaba fuera de las murallas de la ciudad, en un cruce de caminos ideal para las postas reales y obispales (llamados "troters", de creación anterior a los de la ciudad de París). Cerca de la dicha iglesia el obispo Guillermo de Torroja fundó un hospital (que fue absorbido, como todos los de Barcelona, por el de La Santa Cruz). Curiosamente dicha minúscula iglesia sigue aún muy presentable a base de restauraciones. Sólo conserva original su fachada,.. y también un espacioso sótano, el cual fue utilizado como polvorín durante las guerras del siglo XVIII.

El rico noble comerciante Bernat Marcús era antiguo consejero de Ramón Berenguer IV, y pudo haber sido quien recomendase a su amigo de Guillermo de Torroja para la mitra de Barcelona (recuérdese que lo fue de 1144 a 1171). No se arrepentiría el soberano de haber hecho caso a Marcús, pues una vez Guillermo fue obispo favoreció la campaña de Ramón Berenguer IV contra Almansa (1147), y al año siguiente estuvo con sus tropas procedentes de la comarca de Solsona, y la tropa armada por el capítulo barcelonés, ayudando a Ramón Berenguer IV en el sitio de Tortosa. Es más, Guillermo de Torroja como vimos incluso sostuvo con su dinero aquella campaña, aunque claro está que ello fue después que se agotaran las arcas del obispado de Barcelona. También el consejero Bernat Marcús hizo gala de una semejante generosidad, pues siempre estuvo unido al conde de Barcelona y al obispo Guillermo de Torroja. (Era el mismo año de la impotencia de los cruzados del rey Luís VII de Francia ante las murallas de Damasco, lo cual acabó con el fracaso de la "2ª Cruzada"). A pesar de sus numerosos problemas en Tierra Santa, los templarios volvieron a participar en 1149 en la conquista de Lérida.

EPISCOPOLOGIO de Barcelona en aquel periodo:

Oleguer, Santo 1116-1137 Arnau Ermengol 1137-1143 ——– Guillem de Torroja 1144-1171———– Bernat de Berga, 1172-1188

LA REGENCIA DEL ARZOBISPO DE TARRAGONA GUILLERMO DE TORROJA

Dado que el niño heredero de la Corona de Aragón era pequeño al morir la reina viuda Petronila de Aragón (en catalán Peronella), obviamente se necesitaban tutores-regentes y uno de ellos fue Guillermo de Torroja. Él fue quien desempeñó las más altas responsabilidades políticas al morir el rey Alfonso II, porque fue nombrado marmesor de la viuda reina Petronila, actuando con su amigo Bernat Marcús. Anteriormente ambos ya habían firmado como testigos de la abdicación que Petronila hizo a favor de su hijo cuando el niño-rey tenía dos años (18.6.1164). Bernat Marcús consta también en el testamento de Ramón Berenguer IV en 1162 ("Codoin" IV, ps.202-203, 391-393 i 387-390).

El heredero del Conde de Barcelona se habría debido llamar Ramón Berenguer V, pero de cara al Vaticano se lo llamó Alfonso II de Aragón (Alfonso I de Cataluña, después apodado sin motivo "el Casto"), siendo el primer rey de la Corona catalano-aragonesa. Se le varió el nombre en beneficio de los aragoneses, pasando a considerársele Rey de Aragón; …Una cuestión sólo de renombre, pero que eclipsaría el nombre de Cataluña a nivel internacional. A pesar de ser rey, por humildad, Ramón Berenguer ni bajo el nuevo nombre de Alfonso II quiso nunca ser llamado rey o príncipe (ni tampoco sus descendientes, aun cuando el termino Principado de Cataluña estuvo de moda en el siglo XIV). En consecuencia, mientras el nombre de Regnum Aragonum crecía, el de Cataluña casí estuvo a punto de desaparecer.

Su padre Ramón Berenguer III se había esforzado en hacer entrar en la órbita catalana el condado de Provenza. Entre ambos condados catalanes se ubicaba su entonces aliado el conde de Trencavel (Carcasona Albi, Beziers, etc.), haciendo posible que un siglo después durante ocho meses existiese una Gran Corona de Aragón por las alianzas de la Casa de Barcelona con los condes del norte del Pirineo catalán. Volviendo a Ramón Berenguer IV, en sus últimos años de gobierno se relacionó con el rey de Francia, si bien por entonces todavía dicho país no tenía la extensión ni la entidad de su vecino de Aquitania, dominada por el rey de Inglaterra (Francia no fue consolidada hasta 1124, después de guerrear contra Inglaterra). Aquella política de buen entendimiento posteriormente no se interrumpió. A Ramón Berenguer II de Provenza, que era un acompañante del rey fallecido en el Norte de Italia, el Papa le expidió un diploma por el que lo investía conde de la Baja Provenza, ratificando lo convenido tiempo antes.

Por su relación con los provenzales, el obispo Guillermo de Torroja debió de tener la idea de aprovechar la moda del país vasallo de componer rimas que luego eran interpretadas en las cortes más refinadas de Europa por los nobles trovadores. Así pues, utilizando la poesía provenzal como un arma publicitaria, procuró encontrar a nobles que divulgasen por todo el orbe católico las virtudes de su soberano catalán encubiertamente. Atrajo a la corte catalana los poetas que fueron más aptos y de fiar para, una vez instruidos, enviarlos desde Barcelona de corte en corte donde popularizaron poesías llamadas "sirventès" con sabios mensajes subliminales. Las reglas iniciales las había dictado Leonor de Aquitania con el título: "Tractat d'Amor i el seu remei", redactadas por un sacerdote.

También fue un gran mérito del obispo Guillermo de Torroja que el conde-rey catalán permaneciese en el seno de la Iglesia cuando tuvo la tentación de reconocer la legitimidad del antipapa Victor IV. A éste sí que se lo reconocía en los catalanes feudos de Provenza donde reinaba un sobrino de Ramón Berenguer III, un catalán casado con Riquilda, que era viuda del rey Alfonso VII de Castilla y sobrina del emperador Federico I "Barbaroja". Ramón Berenguer IV le rindió vasallaje en 1159, porque le tenía una gran simpatía por el soberano alemán. Para el conde de Barcelona habría sido fatal contradecir al emperador y sabiamente se doblegaron a su autoridad, de modo que tan sólo la corte provenzal reconoció al antipapa Victor IV. En fin, en otoño de 1161 el conde de Barcelona, por motivos políticos, aceptó incluso que Provenza fuese un feudo del Emperador, mientras en el sur de los Pirineos catalanes, por su independencia, se reconocía al verdadero pontífice Alejandro III.

Fue en realidad exclusivo mérito del obispo Guillermo de Torroja el que el Conde de Barcelona nunca aceptase al antipapa impuesto por "Barbarroja", un hombre vigoroso y ambicioso que estuvo imbuido de las gestas de Carlomagno, debiendo renunciar a su objetivo inicial de imponer su autoridad desde Borgoña hasta Provenza. Las galeras provenzales y las de Pisa vigilaban conjuntamente las costas del Mediterráneo a fin de que el pontífice Alejandro III estando entonces en Aviñon (Fr.) no pudiese regresar a Roma; en Cataluña, en cambio, hay cartas del año 1163 que confirman que era reconocido como Papa legítimo. El Papa legal Alejandro III escribió a Guillermo de Torroja agradeciéndole el haber sabido conservar en el seno de la Iglesia a Ramón Berenguer IV, para lo cual no se pude dudar que el obispo Guillermo debió de desplegar argumentos de mucho peso con gran diplomacia:

"Recuerdo con cuanto cuidado y diligencia procurasteis atraer a nuestra devoción y a la de la Iglesia a aquel barón de digna memoria, Ramón, que fue conde de Barcelona, su tierra, y cuan solicito y cuidadoso habéis estado para animar y conservar en la misma devoción el cristianísimo hijo nuestro, Alfonso, ilustre rey de Aragón, hijo suyo…"

Transcrito por J. de Zurita: "Anales del reino de Aragón", (libro II, cap.18 -folio 70). El original era escrito en latín y lo transcribió A. Rovira Virgili en su monumental obra: "Historia Nacional de Cataluña" (Ed. Bilbao 1.977- p.73).

Con motivo de la muerte de Ramón Berenguer IV camino de la ciudad de Turín (6 de agosto de 1162) cuando iba a entrevistarse con el emperador Federico "Barbarroja", el Papa de nuevo volvió a agradecerle al obispo Guillermo de Torroja todas sus gestiones para que su hijo heredero Alfonso II de Aragón no se apartase de la Iglesia, aduciendo en favor del conde Ramón Berenguer IV grandes y sentidos elogios hasta culminar el escrito diciendo que: "…De no haber muerto, aún habría podido alcanzar otros grandes méritos".

Una muestra más de lo agradecido que estuvo el Sumo Pontífice con Guillermo de Torroja, lo tenemos en que intervino personalmente en los litigios de la colegiata de Sant Vicens de Cardona, de Sant Ruf de Avinyó, e incluso con carácter civil, en la bula papal dirigida al obispo de Urgel (11.10.1178) en la que reconoció la ciudad de Puigerdà como capital de la Cerdaña. Las dos primeras estaban muy unidas a la comunidad monacal de Santa María de Solsona, en la ciudad de donde eran oriundo la familia Torroja.

El meollo de que hubiese antipapas fue debido a que al ser elegido Alejandro III (1159-1181), en mala hora se opuso a Federico "Barbarroja", quien, prepotente por sus éxitos militares, en 1159 no quiso aceptar a su legítimo sucesor Adriano IV y nombró a Victor IV, que fue un antipapa coronado en la basílica de San Pedro del Vaticano (murió el 20.4.1164, sucediéndole Pascual III). El resultado fue que el legítimo Alejandro III los excomulgase a los dos, envalentonado por la protección recibida del rey Luís VII de Francia (1137-1180). Allí el pontífice auténtico debió refugiarse hasta 1165, año en que ya pudo regresar a la sede del Vaticano apoyado por otro emperador llamado Manuel Comneno de Bizancio (1143-1180).

Ramón Berenguer IV pugnaba entre dos influencias contrarias (aquel conflicto duro 17 años), porque su obispo Guillermo de Torroja era partidario del papa legítimo y ejerció una incesante presión sobre el conde de Barcelona. Lo hace evidente la adjudicación de la mitra de Zaragoza en Pedro de Torroja (+1195, quien era hijo de un homónimo que había sido consejero de Ramón Berenguer IV). Pedro de Torroja es otro personaje que merecería mayor atención, pues en 1181, en vida de Arnau de Torroja, y en 1185, como ya anticipé, viajó a la isla de Cerdeña con tropas del rey de Aragón para defender los derechos de su sobrino Hugo Ponç (Sus descendientes fueron los señores de Bas). Pedro de Torroja, por cierto, como obispo también presidió un acuerdo de límites respectivos en aquella zona entre los caballeros templarios y hospitalarios.

El emperador "Barbarroja" aceptó la amistad del conde de Barcelona por la necesidad que tenía de no crearse más adversarios y se conformó con que al sur de los Pirineos no apoyasen al verdadero pontífice sino que permaneciesen neutrales (Paul Fournier "Le royaume d'Arles et de Vienne", p.20). En el Arxivo Capitular de Barcelona se conserva una encíclica del papa Victor IV contra el legítimo Alejandro III y sus partidarios, fechada el 19 de noviembre de 1160 escrita en Pavia, donde se lee que el emperador afirmaba que su antipapa era obedecido en Hispania, condado de Toulouse y en la Provenza, así como en otros lugares. El 18 de agosto de 1162 "Barbarroja" incluso elogió al conde de Barcelona. Era el mismo año que se volcó contra Italia, destruyendo Milán. Allí capturó a media docena de ciudadanos principales y sólo a uno le dejó un ojo para guiar a los demás emisarios a parlamentar. Milán rápidamente capituló sin condiciones,… porque no sospechaban que la ciudad fuese luego saqueada (excepto las iglesias), y para colmo el Emperador incluso mandó que toda aquel area ciudadana fuese derruida fuese arada y sembrada con sal.

"Barbarroja" después estuvo muy ocupado tratando de pacificar su propio reino, porque durante su ausencia su querido sobrino llamó a la sublevación general intentando derrocarle en vano. Una vez "Barbarroja" lo recuperó, armó un nuevo ejército y regresó a Lombardía, donde fue derrotado por la liga en Legnano (1171). Aquello menguó el prestigio de "Barbarroja" por lo que en Venecia debió reconocer finalmente al pontífice Alejandro III (1.8.1177). Así, ya reconciliado con el Papa legítimo, "Barbarroja" en 1183 firmó la paz con la liga lombarda en la ciudad de Constanza. Además hizo otro pacto de paz con los normandos de Sicilia, pero luego optó por la idea de casar a su hijo con la heredera de dicha isla. Enrique VI fue coronado rey de Germania, Nápoles y Lombardía en la catedral de Milán como sucesor de "Barbarroja", haciendo efectivo el primer paso hacia un nuevo orden mundial que llamó "Iperium mundi", en el cual el poder espiritual estaría subordinado al emperador siguiendo el modelo que existía de sus relaciones con el patriarca de Constantinopla. Ni al sumo pontífice, ni a los templarios, ni al rey de Jerusalén les gustaban los descritos acontecimientos, ya que suponían para todos otra amenaza.

Hay que tener en cuenta el grave trastorno que sufrieron los caballeros templarios, y en especial sus máximos dignatarios, por el trasiego de Papas y antipapas en el gobierno de la Iglesia porque, como orden religioso-militar, ellos tan sólo debían obediencia al legítimo sucesor de san Pedro apóstol. Afortunadamente para Arnau de Torroja, hasta el 1166 (año en que murió allí Ramón Berenguer IV), no fue nombrado Gran Maestre provincial, pero a partir de entonces vivió muy de cerca los altibajos de la política que tanto afectaba al Sumo Pontífice de turno, comenzando por no dudar de cuál era el verdadero Papa al que le debía obediencia. En la vida de Arnau de Torroja hubo un total de dieciséis pontífices, de los cuales cuatro son considerados antipapas. Cuando Arnau fue Gran Maestre general de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén debió de tratar siempre con Urbano III (1181-1185) que lo sobrevivió.

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