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Reflexión ética



  1. Carácter histórico de la
    moral
  2. Origen de la moral
  3. Desarrollo histórico de la moral
  4. Referencias

La reflexión filosófica busca el análisis de los fundamentos que conforman una visión de bienestar, equidad, libertad, felicidad y realización de los seres humanos, por lo que el objeto central es que los alumnos de bachillerato comprendan a la ética como una ciencia humanística por excelencia, capaz de contribuir en su formación como personas conscientes y responsables.

Que el alumno haga de la Filosofía una actividad que constituya una parte esencial de su propia vida.

En la perspectiva socio constructivista de las competencias, se reconoce la posibilidad de movilizar e integrar diversos saberes y recursos cognitivos, cuando el aprendiz se enfrenta a una situación- problema inédito, ante lo cual se requiere mostrar la capacidad de resolver problemas complejos y abiertos, en distintos escenarios y momentos.

La lectura, el análisis y la reflexión serán cada día elementos indispensables para construir el propio conocimiento, por lo que se considera este material como facilitador, de la múltiple y diversas interpretaciones o visiones del mundo que conforman la unidad de la acción intelectiva, interpretativa y transformadora, del contexto que rodea al alumno de bachillerato e influye poderosamente en su formación, enriqueciendo cada día el proceso de aprendizaje.

La filosofía es fundamental en el carácter humanista del estudiante ya que se entiende como un proceso de recuperación y transformación de los valores que permitirán el crecimiento y desarrollo del alumno como sujeto comprometido con la honestidad, la verdad, la justicia, la tolerancia y la pluralidad.

La preexistencia de las normas morales en las relaciones interpersonales del hombre siempre ha afectado a la persona, a que desde nuestros primeros años captamos por diversas circunstancias y medios la existencia de normas que regulan nuestra conducta, nuestra forma incluso de observar al mundo, también nuestra esencia y de hecho, siempre somos inquietados por ellas en forma de consejo de nuestros mayores, ingresan algunas de ellas en forma de orden o en otros casos como una obligación o prohibición, pero siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la conducta humana.

Ya que las normas morales coexisten en la conciencia de cada uno, esto induce a que existan diferentes puntos de vista y por ende problemas en el momento de reflexionar las diferentes r En la reflexión ética de Aristóteles se ve una gran diferencia a la teoría de su maestro Platón, pues Aristóteles trata la ética de una forma más práctica y relacionada con la responsabilidad. Este concepto de la ética aristotélica para Platón tiene parámetros de error, porque el bien y las virtudes no pueden ser ni estar en la praxis, sino que estos han de ser más abstractos y lejanos al hombre. Frente a esta afirmación de lo que es el bien y las virtudes, llevan a pensar a Aristóteles que algo que beneficia al hombre, no puede estar alejado de él, por lo tanto el bien y las virtudes deben ser una meta en el hombre, la cual no se logra en cuestión de instantes sino de constancia y perseverancia.

La teoría ética de Aristóteles se basa en alcanzar la felicidad, pero antes de alcanzar la felicidad hay que determinar cómo se va a alcanzar o que procesos hay que seguir para ir constituyendo un modelo para lograr los fines planteados. Estos procesos se dan en la medida que el hombre tiene ciertas facultades para realizar algo, según el arte o destreza que desarrolle, por ejemplo: un carpintero, hace sillas, para hacer las sillas tiene que conseguir madera, tallarla, cortarla, lijarla, decorarla, hasta que obtiene la silla. El ejemplo anterior demuestra cómo se aplica la teoría de Aristóteles para alcanzar algún fin, pero, para alcanzar la felicidad no sólo es desarrollar las actitudes artísticas de los hombres, sino que la teoría aristotélica va más enfocada hacia un desarrollo de las virtudes, en donde sólo se alcanzan al practicar acciones con otros hombres.

La interacción del individuo con otros hace que el hombre tenga una normatividad que lo conduce a mantener un equilibrio entre el vicio y el exceso. La felicidad que es el bien es lo que cada hombre debe alcanzar en la vida, pero, para lograr la felicidad, hay que determinar en donde se encuentra la verdadera felicidad, porque algunos hombres limitan la felicidad a los placeres, a los honores o la contemplación, lo cual es totalmente equivoco, pues la verdadera felicidad es la construcción de un camino hacia el bien supremo, pero para ser totalmente felices hay que ser hombres prudentes, justos y sabios, en todas las acciones cotidianas, es decir que cada momento en la vida es para analizar cuál puede ser el punto medio entre el exceso y el defecto, al encontrarlo se es prudente en la acción que ocurre, y esta determinación de la acción prudente hace que se erijan hombres sabios y por consiguiente felices, por lo tanto la felicidad no se hace individualmente sino colectivamente según la normatividad que se haya establecido en una comunidad.

El hombre que se inclina continuamente por alcanzar la felicidad, busca alcanzar todos los fines hasta lograr conquistar el bien supremo Aunque el fin único y absolutamente perfecto sería el que nosotros buscamos. Si hay varios fines, entonces sería el más perfecto de todos. Ahora bien: afirmamos que lo que buscamos por sí mismo es más perfecto que lo que se busca para otro fin; y el bien que no se escoge más que en vista de otro no es tan deseable como los bienes que se consideran como medios y fines. Y hablando en absoluto, el bien perfecto es el que debe siempre poseerse por sí mismo y no por una razón ajena a él. Este bien parece ser, en primer lugar, la felicidad. La buscamos, en efecto, siempre por sí misma y no por una razón ajena a ella misma.

En conclusión el hombre ético ha de ser un hombre prudente, sabio y justo, que mide las consecuencias en las actividades diarias de la vida y que mantiene un género de vida en la razón, la cual es la guía perfecta para conseguir los bienes, este género de vida consiste en la actividad del alma conforme a la virtud Si, pues, lo peculiar del hombre es la actividad del alma, de acuerdo parcial o totalmente con la razón: si afirmamos que esta función es propia de la naturaleza del hombre virtuoso, igual que cuando se habla del buen citarista y del citarista notable, y ello ocurre en todas las circunstancias, teniendo en cuenta la superioridad, que, proviene de la virtud o el mérito, corona el acto, de modo que el citarista bueno toca la citara, y el citarista notable toca muy bien la citara; si ello es así suponemos que lo peculiar del hombre es un género de vida, que este género de vida es la actividad del alma, acompañada de acciones razonables, y que en el hombre perfecto todo se hace según el bien y lo bello u honesto, realizándose cada uno de estos actos perfectamente, según su virtud peculiar. Respuestas que ejercen las personas frente a ellas.

Iniciemos nuestro estudio de la ética utilizando el ejercicio de la reflexión sobre el siguiente hecho: Juan Aguilar, es un experto montañista, va caminando sin prisa por un sendero acompañado por sus hijos, de pronto advierte que a pocos pasos hay muchas personas y al mismo tiempo escucha una voz angustiante de una persona que pide auxilio.

Al acercarse a las personas, le señalan a un excursionista que está en peligro. De inmediato, da instrucciones e inicia el descenso para ir en pos de auxiliarlo, al ir a poca distancia descendiendo, oye que la persona en peligro es un asesino y violador de menores; esto lo hace desistir y prefiere regresar y continuar caminando con sus hijos. El excursionista cae al precipicio y muere.

¿Cuál es tu opinión acerca del comportamiento de Juan? ¿Apruebas o repruebas su conducta? Lo que acabas de leer es un hecho moral porque la conducta de Héctor fue consciente y libre. La mayor parte de los actos realizados por los humanos son morales. Y al conjunto de los actos morales y de las normas que se relacionan con ellos se les llama moral. La moral es el campo de estudio y el hecho de la ética, porque sobre ella reflexiona ésta.

Consideramos conveniente, antes de todo iniciar con el problema del hecho moral precisando algunos conceptos así: Hecho es todo lo que acontece, ejemplos: la erupción de un volcán, el juego de fut- bol, las sangrientas batallas del medio oriente y los asesinatos y atentados del estado islámico, pueden considerarse hechos, ya se ha mencionado que un hecho es todo lo que acontece. Puede ocurrir que pensemos que el asesinato de no debió realizarse, que no es justo que en el medio oriente no se encuentre la paz y se estén muriendo constantemente personas que son inocentes, como el atentado terrorista a las torres gemelas del centro mundial de comercio en Nueva York, y a las instalaciones del Pentágono al ser bombardeadas y destruidas utilizando aviones comerciales piloteados por gente suicida, muriendo en el acto cientos de personas. Es cierto que ante unos hechos, nos indignamos, nos enojamos, y deseamos que no hubieran ocurrido, o los consideramos inapropiados o injustos. Ahora podemos establecer otra definición:

Cuando nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de un acontecimiento. De un acto, de un comportamiento, esto que ocurre es un hecho moral. El objeto de la ética, el campo de estudio de la ética es el de la moral, entendido como el conjunto de las normas y de los actos de conducta libres y conscientes. La ética al investigar este campo, se propone estudiar sus problemas fundamentales. Éstos se llaman problemas éticos y son el objeto formal de la ética.

Carácter histórico de la moral

Adolfo Sánchez Vázquez señala: si "por moral entendemos un conjunto de normas y reglas de acción destinadas a regular las relaciones de los individuos en una comunidad social dada, el significado, función y validez de ellas no pueden dejar de variar históricamente en las diferentes sociedades " Así como unas sociedades suceden a otras, así también las morales concretas, se suceden y desplazan unas a otras. Es por ello que podemos hablar de la moral de la Antigüedad, de la moral esclavista, feudal, de la moral burguesa, etc. La moral es un hecho histórico, y, por tanto, la ética la considera como un aspecto de la realidad humana que cambia con el tiempo. "La moral es histórica porque es el modo de comportarse un ser, el hombre, que es por naturaleza histórico, es decir, un ser que se caracteriza por estar haciéndose, o auto- produciéndose constantemente en el plano material, práctico, su vida espiritual". Algunas doctrinas éticas ignoran el carácter histórico de la moral y se cae en concepciones ahistóricas. De este modo, el origen de la moral se sitúa fuera de la historia, fuera del hombre real. Ante esto en el campo de la reflexión ética, sigue tres direcciones:

1. Dios como origen o fuente de la moral. Las normas morales surgen de una potencia supra- humana, por lo tanto las raíces de la moral están, fuera del hombre mismo.

2. La naturaleza como origen o fuente de la moral. La conducta humana moral, sería un aspecto de la conducta natural, biológica. Darwin llega a afirmar que los animales conocen casi todos los sentimientos morales de los hombres: amor, odio, felicidad.

3. El hombre como origen y fuente de la moral. Un hombre dotado de una esencia eterna e inmutable.

Origen de la moral

La moral surge cuando el hombre deja su naturaleza puramente natural, y adquiere una de carácter social, cuando forma parte de una colectividad, esta relación es inseparable de otra Vinculación la que los hombres para subsistir y protegerse mantienen con la naturaleza que les rodea, y a la cual tratan de someter, ésta se expresa, ante todo, en el uso y fabricación de instrumentos, en el trabajo humano. Con el trabajo, los hombres primitivos tratan de poner la naturaleza a su servicio, su trabajo cobra necesariamente un carácter colectivo, y el fortalecimiento de la colectividad se convierte en una necesidad vital. Surgen así una serie de normas, no escritas, de aquellos actos de los miembros de la colectividad que benefician a la comunidad. Lo bueno y lo malo viene a ser parte esencial de la colectividad, se establece una línea divisoria, deberes y obligaciones, trabajar, luchar contra el enemigo, por lo que las Cualidades morales como la solidaridad, ayuda mutua, amor a los hijos, etc., responden a los intereses de la colectividad, pero además existen aquellos que no responden a la colectividad los vicios como: la cobardía, ocio, egoísmo. Sánchez Vázquez en su obra a cerca de la ética, enfatiza que: la justicia responde a los intereses, así que existe la justicia distributiva, la igualdad, la reparación del daño a la colectividad, ojo por ojo, este tipo de justicia fortalece la unión de los miembros de la colectividad. Aquí no se conoce la propiedad privada, la división de clases, por lo que la moral es única y válida para todos los miembros de la colectividad, las demás colectividades son consideradas extrañas, sus enemigos. Todo miembro de la tribu, actúa de acuerdo a los intereses y creencias de la mismo, no hay lugar para el interés personal, el grupo nulifica al individuo, circunscrito a la costumbre, mitoreligión, este tipo de moral es poco desarrollada, ya que sus normas y principios se 1aceptan, sobre todo, por la fuerza de la costumbre y la tradición.

Desarrollo histórico de la moral

Sánchez Vázquez, comenta dentro de las características de la moral y de los cambios histórico- sociales que; "el aumento general de la productividad del trabajo (como consecuencia del desarrollo de la ganadería, la agricultura y los oficios naturales), así como la aparición de nuevas fuerzas de trabajo (al ser transformados los prisioneros de guerra en esclavos), elevó la producción material, hasta el punto de disponer de productos que podían guardarse porque ya no se requerían para satisfacer las necesidades inmediatas. Con ello se crearon las condiciones para que surgiera la desigualdad de bienes entre los jefes de familia que cultivaban las tierras comunales y cuyos frutos se repartían hasta entonces por igual de acuerdo con las necesidades de cada familia". Con la apropiación de los bienes de producción por parte de unos cuantos o la existencia del reparto en pocas manos, se inicia una desigualdad, y un enfrentamiento, ya que se inicia la apropiación de los bienes y productos y dándose la división entre aquellos que tienen todo y de aquellos que no tienen nada. Sánchez V.; señala que desde el punto de vista económico, se convirtió en una necesidad social el respeto a la vida de los prisioneros de guerra, los cuales se convirtieron en esclavos. La división entre esclavos y hombres libre se fue marcando al paso del tiempo. La propiedad, sólo fue la de los hombres libres, lo que permitió que quedaran al margen del trabajo que requería un esfuerzo físico. El trabajo físico terminó por convertirse en una ocupación indigna de los hombres libres, y ésta era sólo para los esclavos, los cuales vivían en condiciones espantosas. Su esfuerzo físico fue en Roma la base de la gran producción, la construcción de grandes obras y el desarrollo de la minería fueron posible gracias al trabajo forzado de los esclavos. No eran considerados personas, sino objetos, y como tales sus dueños podían comprarlos, venderlos, jugárselos e incluso matarlos. La división de la sociedad antigua en dos clases antagónicas se tradujo, en una división de la moral. Con la separación del régimen de la comunidad primitiva, desapareció la unidad de la moral. Ésta dejó de ser un conjunto de normas aceptadas conscientemente por toda la sociedad. De hecho, existían dos morales: una dominante, la de los hombres libres, la única que se tenía por verdadera, y la de los esclavos que internamente rechazaban los principios y normas vigentes. La moral de los hombres libres era una moral efectiva, además tenía su fundamento y justificación teórica en las doctrinas éticas de los filósofos de la antigüedad, en especial Sócrates, Platón y Aristóteles, la moral de los esclavos nunca alcanzó un nivel teórico. Aristóteles consideraba que unos hombres eran libres y otros esclavos por naturaleza, y que esta distinción era justa y útil. En algunos estados esclavistas, como el de Atenas, la moral se halla vinculada estrechamente con la política como intento de dirigir y organizar las relaciones entre los miembros de la comunidad sobre bases racionales. De ahí la exaltación de las virtudes morales cívicas (fidelidad y amor a la patria, valor en la guerra, dedicación en los asuntos públicos sobre los asuntos particulares, etc. Con el hundimiento del mundo antiguo, cuya base la esclavitud, surge una nueva sociedad, cuyos rasgos se perfilan en los siglos V- VI de nuestra era, y se prolongaría aproximadamente durante diez siglos. Es la sociedad Feudal, cura característica es la división de dos clases sociales fundamentales: la de los señores feudales, y la de los campesinos siervos, los primeros eran los poseedores absolutos de la tierra y tenían una propiedad relativa sobre los siervos de por vida. Éstos eran vendidos y comprados con las tierras a las que pertenecían, y no podían abandonarlas, a cambio de su trabajo podían disponer de una parte de los frutos de su trabajo, aunque tenían una situación difícil, en comparación con los esclavos, los siervos tenían formalmente el reconocimiento que no eran cosas, eran seres humanos. El hombre de las villas (artesanos, pequeños comerciantes, etc.) estaba sujeto también a la autoridad del señor feudal, y estaban obligados a ofrecerle servicios a cambio de su protección. Cada señor feudal se hallaba en una relación de vasallaje voluntario, respecto a otro señor feudal más poderoso al que debía ser leal a cambio de su protección militar, y así en forma de pirámide hasta llegar al más poderoso: el rey o emperador o el Papa. La iglesia estaba en ese sistema, ya que también tenía sus feudos. La iglesia era el instrumento del señor supremo o Dios, al que todos los señores feudales de la tierra debían vasallaje, por lo que ejercía un poder espiritual indiscutible en toda la vida de la época feudal. La moral feudal estaba impregnada de un contenido religioso, dicho contenido aseguraba cierta unidad moral de la sociedad. Además se daba una pluralidad de códigos morales. Así, había un código de los nobles, caballeros, códigos religiosos, de gremios, de universitarios, etc. Los siervos no tenían códigos, la clase social dominante: el de la aristocracia feudal caballeresca se distinguía, como la de los hombres libres de la antigüedad; por su desprecio al trabajo físico, y su preferencia a la guerra y al ocio. Un verdadero noble debía ejercitarse en las virtudes caballerescas: montar a caballo, cazar, manejar la espada, componer versos a la bella dama, jugar ajedrez, etc. El culto al honor tenía como las más despreciables prácticas: que consistía en el valor en la guerra que era acompañada de crueles hazañas, la lealtad al señor con frecuencia era acompañada por la hipocresía, la traición, el derecho de pernada, o el derecho a impedir la boda de una sirva. La moral caballeresca partía de que el noble, por el hecho de serlo, por su sangre, tenía ya una serie de cualidades morales que lo distinguían de los siervos. La nobleza de la sangre, tenía ya de por sí una dimensión moral, en tanto que los siervos, por su origen, no podían llevar una vida verdaderamente moral.

Al interior de la sociedad feudal fueron originándose nuevas relaciones sociales a las que habría de corresponder una moral; es decir un nuevo modo de regular las relaciones entre los individuos, entre ellos y la comunidad. Surgió una nueva clase social: la burguesía, poseedora de nuevos medios de producción ( manufacturas y fábricas), que iban desplazando a los talleres artesanales, y a su vez, fue surgiendo una nueva clase de trabajadores libres, que se vendían o alquilaban durante una jornada de trabajo, estos eran los asalariados o proletarios, que vendían una mercancía, su capacidad o fuerza de trabajo, que tiene la propiedad de producir un valor superior al que se paga por usarla (plus valor, o valor no remunerado).

Los intereses de la nueva clase dominante, exigía mano de obra libre, así como la liberación de trabas feudales para crear un mercado único nacional y un Estado centralizado, que terminara con la fragmentación económica y política. Es este nuevo sistema económico social, que alcanza su expresión a mediados del siglo XIX, en Inglaterra, rige como ley fundamental la ley de la producción del plus valor, este sistema sólo funciona si asegura beneficios, lo que exige que a su vez, que el obrero sea considerado un hombre económico, es decir, como medio o instrumento de producción. La economía se rige, ante todo, por la ley del máximo beneficio, y esta ley genera una moral propia. El culto al dinero y la acumulación de mayores beneficios constituye para que surjan en las relaciones entre los individuos: el espíritu de posesión, egoísmo, hipocresía, cinismo, explotación, y el exagerado individualismo, cada cual confía en sí mismo, busca su propio bienestar. Formándose en la sociedad un campo de batalla, en la que se da una guerra de todos contra todos. Es así como la moral individualista y egoísta responde a las relaciones de la nueva clase social.

De los métodos de explotación del capitalismo clásico que eran brutales, en nuestro tiempo, se pasó a los métodos científicos y racionalizados, como el trabajo en serie, la operación laboral se divide y se convierte en monótono, mecánico, impersonal y agobiante. Al existir una elevación en las condiciones materiales de vida últimamente se ha basado en una pretendida humanización o moralización del trabajo. Ahora se inculca la idea de que, como ser humano, es parte de la empresa, y ha de integrarse a ella. Una nueva moral, verdaderamente humana, implicará un cambio de actitud hacia el trabajo, un desarrollo del espíritu colectivista, la anulación del espíritu del tener, del individualismo, del racismo, comprenderá, asimismo, un cambio radical en una nueva actitud hacia la mujer y la estabilización de las relaciones familiares. En suma, significará la realización efectiva del principio kantiano que exhorta a considerar siempre al hombre como un fin y no como un medio. Una moral así sólo puede darse en una sociedad en la que, debe superarse la explotación del hombre, que la relación de los hombres con sus productos y los individuos entre sí, pierdan el carácter enajenante. Estas condiciones necesarias son las que se dan un una sociedad socialista. La nueva moral no puede surgir sino se dan una serie de condiciones necesarias; económicas, sociales y políticas.

Referencias

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Autor:

De la Fuente Aguilar G P E

 

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