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To Brexit or not to Brexit: that is the question (la batalla de los "egos") (página 5)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

El ministro aprovechó un encuentro con empresarios en Cardiff para intentar provocar un cambio de tono ante una legislatura en la que no sólo está obligado a apuntalar la recuperación, sino a garantizar el prometido superávit. Por ello, cree prudente intervenir ante el "resurgimiento de los viejos hábitos que llevaron a Reino Unido al desastre".

– The British Threat to UK Security (Project Syndicate – 11/1/16) Lectura recomendada

Warsaw.- British Prime Minister David Cameron has lately begun to speak out about the importance of European Union membership for the United Kingdom"s security. That is probably the most compelling argument for remaining in the EU that Cameron could present to British voters ahead of a referendum on whether the UK should withdraw. But is Cameron, who has promised to hold the vote by the end of 2017, making the security argument too late in the day?

Many claim that, because NATO ensures the UK"s defense, a British exit from the EU ("Brexit") would not undermine the country"s security. But security and defense are not the same thing. True security entails the expectation that a country will not have to call upon the defense alliances to which it belongs – and that is what membership in the EU, as it stands today, provides.

Between World Wars I and II, America"s defense did not depend on its membership of the League of Nations. But the country"s decision not to join the League of Nations – based on sovereignty arguments much like those now being used to promote Brexit- led to the League"s collapse, severely weakening US security.

Today, the UK enjoys an unprecedented level of security. Despite instability and violence in countries like Ukraine and Syria, the UK does not face even a remote strategic threat. And EU membership virtually guarantees cooperation against the tactical threat posed by the Islamic State.

A Brexit may well set in motion a cascade of events that could profoundly undermine that security. Euroskeptic and nationalist parties, not to mention some on the extreme left, would be strengthened across the EU. And while one cannot doubt the democratic and pro-Western credentials of most UK Euroskeptics (though one can doubt their wisdom and strategic sense), the same cannot be said of many of their counterparts on the continent.

Consider Marine Le Pen of France"s far-right National Front party, whom Brexit could help propel to victory in the 2017 presidential election. Le Pen, whose popularity has been driven largely by resentment of Germany"s growing influence, is openly hostile to the euro and the EU. With Le Pen in power, a major EU and NATO member would be pursuing a profoundly anti-Western foreign policy. Her defense of Russia"s aggression in Ukraine, for example, suggests that she would block any form of resistance to President Vladimir Putin"s adventurism, which is threatening NATO's eastern flank.

With or without Le Pen, Brexit could spur a "flight to nationalism" across Europe, as countries react to rising chauvinism among their neighbors by electing the domestic brand. Political conflicts would then intensify and become increasingly difficult to resolve, with the return of vicious national enmities, unseen in Europe since 1945, confronting the EU with an existential crisis from which it would not be easy to recover.

In fact, such forces are already on the rise. The trend began, somewhat unexpectedly, in Western Europe and is moving eastward. So far, the effect of nationalism has been most potent within countries, in places like Scotland and Catalonia, rather than among them. But, triggered by Brexit, that could easily change, with countries turning against one another to protect their perceived interests. In addition, as many observers (including Cameron"s first foreign secretary, William Hague) have pointed out, Brexit could give a huge boost to Scottish nationalism; the breakup of the UK would further weaken Britain"s security.

Beyond Europe, Brexit would estrange the UK from the United States, where presidents from both major parties, beginning with Dwight D. Eisenhower (who also served as NATO"s first Supreme Commander), have touted European integration. By thumbing its nose at so fundamental an American interest, Britain would almost certainly undermine what remains of the bilateral "special relationship" that UK governments have cultivated since Winston Churchill"s premiership.

Thus, there is hardly a dimension of Britain's security that would not be devastated by Brexit. One can only hope that this point will get the attention it deserves in time to influence the outcome of the referendum.

(Jacek Rostowski was Poland"s Minister of Finance and Deputy Prime Minister from 2007 to 2013)

"Si seguimos en la Unión sera un desastre" (sic)

"De celebrarse un referéndum sobre la permanencia, todos los países se decantarían por el sí excepto el Reino Unido. Los partidarios de la ruptura superan en ocho puntos a quienes eligen continuidad"… Nadie quiere dejar la UE excepto Reino Unido: cada día hay más partidarios de la ruptura (El Confidencial – 15/1/16)

Nadie quiere dejar la Unión Europea… excepto los británicos. De celebrarse a mediados de enero (2016) un referéndum sobre la permanencia en la UE, todos los países europeos se decantarían por el "sí" excepto el Reino Unido, donde los partidarios de abandonar el bloque comunitario superan ya en ocho puntos a quienes abogan por la continuidad. Una encuesta de DYM realizada en 15 países de Europa Occidental sobre la pertenencia a la UE y la preferencia hacia Europa revela un panorama negativo en cuanto a la evolución del sentimiento europeísta, que ha caído entre el 38% de los británicos.

El estudio coincide con un recrudecimiento de la ofensiva antieuropea emprendida por el Gobierno de David Cameron, quien ha convertido el referéndum de permanencia en su gran prioridad para esta legislatura y exige reformas para evitar la salida. Ha sido nada menos que el líder de la Cámara de los Comunes, Chris Grayling, miembro del Gobierno, quien en un artículo publicado en "The Daily Telegraph" manifiesta sus reticencias sobre la UE y se muestra contrario a una mayor integración europea, de la que opina que es un camino que el Reino Unido "no debería seguir". Grayling considera que la permanencia en la Unión en los términos actuales sería "desastroso" para el país.

El líder de los Comunes es el primer miembro del Gobierno británico que da a entender que está dispuesto a apoyar la salida del Reino Unido de la UE en el referéndum europeo después de que el "premier" aceptase la semana pasada dar libertad a sus ministros sobre cómo harán campaña para la consulta. En un Estado donde el sentimiento euroescéptico es cada vez mayor -y donde el UKIP de Nigel Farage se ha convertido en un rival a tener en cuenta- Cameron ha prometido celebrar un plebiscito sobre la permanencia o salida del bloque comunitario antes de finales de 2017, pero asegura que antes intentará que la Unión emprenda reformas, especialmente en materia de inmigración, mercado único, integración europea y competitividad. Según el premier, Londres debe quedar eximido de una mayor integración y se debe restringir el acceso a las ayudas estatales de comunitarios, que deberán trabajar y pagar impuestos durante cuatro años antes de recibirlas.

En su artículo, Grayling señala que "ha llegado el momento" de votar otra vez sobre el futuro del Reino Unido en Europa. "Pero también creo firmemente que es correcto que David Cameron busque nuevos términos sobre nuestra participación (en la UE) antes de la votación", subraya el político "tory". "Soy alguien que cree que quedarse en la UE en los términos actuales, sin cambios, sería desastroso para el Reino Unido. Es por ello que siempre he creído que es imperativo que se haga esta renegociación y se consiga el mayor cambio posible", añade. Según Grayling, el Reino Unido no puede aceptar una continua inmigración de Europa sin poder "disminuirla o detenerla".

Por otra parte, la encuesta de Dym muestra que los europeos cada vez se sienten más "alejados" de Europa. El descenso del sentimiento europeísta es un fenómeno generalizado en la mayoría de los países, pero tiene su máxima expresión en Grecia, donde el 61% de la población expresa un mayor alejamiento que hace 12 meses. Uno de cada cuatro europeos (el 28%) se sentía más apartado de Europa durante 2015. Dinamarca, Rumanía y Finlandia son los únicos países donde se incrementó el sentimiento europeo el año pasado, mientras que en España los porcentajes se mantuvieron estables dentro de un ligero alejamiento (-4%).

Mientras, el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, aseguró hoy que cree que la UE logrará el próximo febrero una solución a las reclamaciones británicas para permanecer en los Veintiocho. Juncker pasó revista en una rueda de prensa a los principales problemas que afronta la UE, y mencionó entre ellos "la cuestión del Reino Unido", un asunto que, reconoció, plantea "muchos asuntos difíciles".

"Yo creo que tendremos un acuerdo. No un compromiso débil, sino una solución en el mes de febrero", dijo el presidente de la CE, que admitió no obstante que "habrá que trabajar duro". "Las cuestiones que pone sobre la mesa (Cameron) son todas difíciles", dijo Juncker, que mencionó en primer lugar "la cuestión del sistema social", pero también la revisión de la protección que otorga el mercado único a los países que no utilizan el euro, o el papel que Londres quiere dar a los parlamentos nacionales.

Indicó que su convencimiento de que se pueda resolver ese asunto en la cumbre europea de febrero se basa en su "conocimiento" del asunto. Precisó que las negociaciones han llegado a un "momento delicado" y que corresponde ahora a los Estados miembros avanzar en ese ámbito, ya que el trabajo de la CE se limita al de un "facilitador", que emite sugerencias e ideas que después se transmiten a los directamente responsables de negociar.

Cameron asume el fracaso del "multiculturalismo" acusando al inmigrante

"El Reino Unido es uno de los países de la UE que soporta una mayor tasa de población musulmana y consecuentemente padece un alto índice de delincuencia protagonizada por migrantes procedentes de países islámicos. El primer ministro británico, David Cameron, ha informado que las inmigrantes musulmanas que vivan en el Reino Unido deberán demostrar que han aprendido inglés tras un periodo de dos años y medio o serán deportadas"… Cameron acude a medidas populistas para tapar la islamización (Gaceta.es – 18/1/16)

El Gobierno británico ha anunciado un plan destinado a facilitar la enseñanza de esa lengua a miles de mujeres musulmanas residentes en este país con el objetivo de "facilitar su integración en la sociedad y combatir el extremismo". El Ejecutivo estima que hay unas 190.000 mujeres musulmanas viviendo en Inglaterra que hablan muy poco o nada de inglés. La nueva medida, para la que existe un fondo de 20 millones de libras (26 millones de euros), se aplicará a partir del próximo mes de octubre (2016).

El Reino Unido es uno de los países de la Unión Europea que soporta una mayor tasa de población musulmana -superó los 3,5 millones de ciudadanos en 2015- y consecuentemente padece un alto índice de delincuencia de todo tipo protagonizada por migrantes procedentes de países islámicos. Según un informe recogido por el Instituto Gatestone sobre el incremento de la población musulmana en Europa, Reino Unido tiene la tercera mayor población musulmana en la UE, sólo superado por Francia y Alemania.

Las autoridades británicas están seriamente preocupadas por la penetración del modus vivendi y el modus operandi de los musulmanes en todos los estamentos sociales del Reino Unido. Así, el islam y los temas relacionados con él estuvieron presentes en Gran Bretaña durante la totalidad de 2015.

El 26 de enero del pasado año se hizo público que diferentes hospitales de Reino Unido trataban diariamente alrededor de 15 nuevos casos de mutilación genital femenina. A pesar de que esta práctica es ilegal en el país desde 1984, no se ha impuesto condena alguna. El mismo día, una investigación de Sky News sobre explotación sexual de menores en la localidad de Rotherham reveló que continuaban produciéndose estos casos. En 2014 salió a la luz que cientos de menores fueron víctimas de abusos sexuales entre 2007 y 2013 en esta ciudad británica. Las autoridades fueron alertadas en numerosas ocasiones de lo que estaba sucediendo, pero no hicieron nada por evitarlo. La gran mayoría de las víctimas eran niñas blancas que procedían de familias marginales; los agresores, de origen pakistaní. La investigación posterior reveló que la pasividad se debió, entre otras razones, a que policías y funcionarios del Gobierno local temían ser acusados de racistas.

El 18 de septiembre, The Times informó de que las Fuerzas de Seguridad británicas se encontraban vigilando a más de 3.000 extremistas islamistas cuyo objetivo sería perpetrar ataques en Londres. El informe recogía que tanto hombres como mujeres y adolescentes británicos se están radicalizando en apenas semanas. El 27 de octubre, un musulmán fue expulsado de la planta nuclear en la que trabajaba después de ser sorprendido investigando posibles materiales para fabricar bombas. Tan sólo dos semanas después, el 9 de noviembre, se conoció que un grupo de profesores musulmanes en la Oldknow Academy había obligado a los alumnos a recitar cantos anticristianos. El profesor Jahangir Akbar, entre otros, se habría dirigido a los alumnos a gritos de: "No creemos en la Navidad, ¿verdad?" y "Jesús no nació en Belén, ¿verdad?". El 9 de diciembre, diferentes agentes de Policía corroboraron las afirmaciones lanzadas por Donald Trump en las que aseguraba que la Policía británica no puede acceder a algunas zonas de Londres a causa del extremismo musulmán. El primer ministro, David Cameron, y el alcalde de Londres, Boris Johnson, habían ridiculizado las declaraciones de Trump anteriormente.

Así hasta decenas de casos, unos resueltos y otros sin resolver, que ponen a prueba la idea de una Europa multicultural y demuestran que la islamización de la sociedad británica es un hecho de consecuencias tan perfectamente predecibles como indeseables para uno de los países con más conciencia nacional de la UE.

– Chamberlain y Cameron: semejanzas y diferencias (Project Syndicate – 18/1/16) Lectura recomendada

Londres.- La cuestión europea es el ángel de la muerte de la política británica -divide a partidos, debilita a gobiernos y destruye carreras. Sin embargo, nunca antes alrededor de esta cuestión se había puesto tanto en juego. La decisión del primer ministro británico David Cameron de celebrar un referéndum -quizás tan pronto como en junio próximo- sobre la continuación de la membresía del Reino Unido en la Unión Europea podría derrocar a su gobierno, destruir a su partido político y, literalmente, desgarrar a su país.

Cameron está haciendo todo lo posible para renegociar los términos de la membresía con el fin de persuadir a los votantes para que elijan permanecer en la UE. Pero, los referéndums son notoriamente impredecibles. Y, no existe razón para creer que las tormentas de populismo que soplan a lo largo del continente no toquen tierra en el Reino Unido.

La decisión de abandonar la UE caería como un mazazo sobre la economía británica y disminuiría en gran medida su talla internacional. Mucho peor, podría conducir a la disolución del Reino Unido. El Partido Nacional Escocés (PNE) ha amenazado con llevar a cabo un segundo referéndum sobre su independencia si los votantes británicos deciden abandonar la UE. Los líderes del PNE argumentan que esto permitiría que una Escocia independiente siga siendo parte de Europa, incluso mientras Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte toman un rumbo propio y distinto.

Si esto sucediera, el desmembramiento del Reino Unido haría que el legado de Cameron sea el peor dejado por un primer ministro en toda la historia británica. Esto puede parecer difícil de lograr ya que la barra de comparación es difícil de alcanzar, debido a que dicho título se asocia, generalmente, con Neville Chamberlain, primer ministro que es famoso porque trató de apaciguar a Adolf Hitler. Si bien lo que estaba en juego en el caso de Chamberlain, ciertamente, revestía mayor importancia, al menos sus políticas pudieron revertirse antes de que destruyeran al país (y eso fue lo que hizo Winston Churchill). Si Cameron pierde ambos referéndums, es decir tanto el referéndum sobre la UE y el relativo a la independencia escocesa, sus sucesores no podrán unir nuevamente a la UE o al Reino Unido.

Mientras Cameron lucha por salvar a su partido y a su país, una frase de Oscar Wilde resuena: "Cada hombre mata lo que ama". La situación peligrosa que enfrenta el primer ministro es que su fuerza política depende de su habilidad para estirar la frazada del Partido Conservador para unir debajo de ella a compañeros de cama que se sienten incomodos unos con otros, como ser el grupo de nacionalistas agita-banderas y el grupo de fundamentalistas de libre mercado; pero, la cuestión europea enfrenta a uno contra el otro.

Para el capital y las grandes empresas, la membresía en la UE es un imperativo económico, que ofrece acceso a 500 millones de consumidores y a reservas de mano de obra calificada y barata. Para los nacionalistas, es una amenaza, que socava la soberanía británica y el control que se ejerce sobre las fronteras del país. La convocatoria de Cameron a un referéndum, emitida por primera vez cuando se encontraba en la oposición, fue un intento para apaciguar a ambos lados, permitiendo que cada uno mantenga su adhesión a sus principios, mientras que simultáneamente se daba a los votantes la última palabra. El problema comenzó cuando se convirtió en Primer Ministro y se vio obligado a elegir un lado.

Afortunadamente para Cameron, existen muchos aspectos a su favor. Los hechos son claros: la economía, la seguridad y la talla internacional del Reino Unido, en su totalidad, se benefician de la membresía en la UE. Y, en términos generales, la comunidad empresarial, los sindicatos, el parlamento, los medios de comunicación e incluso una pluralidad del público británico, todos ellos, están a favor de la permanencia en la UE. Mientras tanto, los opositores a la membresía en la UE aún tienen que fundamentar su posición para constituirse en una alternativa creíble.

Además, Cameron tiene un impresionante historial con respecto a superar las expectativas. Pocos predijeron que tomaría el control de su partido cuando lanzó su campaña por el liderazgo en el año 2005. Cuando los conservadores llegaron al poder el 2010, muchos dudaban de que Cameron fuese a mantenerse en el puesto de primer ministro durante un período completo. E incluso el propio Cameron no esperaba ganar una mayoría absoluta en las elecciones generales del año pasado.

Sin embargo, no existe ninguna garantía de que su racha de victorias vaya a continuar. Las noticias que llegan desde Europa han sido implacablemente sombrías; y, en última instancia, podrían influir en el resultado del referéndum. La crisis de los refugiados, los ataques terroristas y los efectos persistentes de la crisis económica mundial están, en su conjunto, proporcionando combustible para cocinar a fuego lento y aglutinar el sentimiento nativista.

Las preocupaciones sobre la migración y el espectáculo de una Europa disfuncional y dividida han beneficiado a xenófobos y extremistas a lo largo de todo el continente. Y los ataques terroristas, por su propia naturaleza, están destinados a provocar reacciones violentas irracionales (como lo demuestra un reciente referéndum en Dinamarca, a través del cual los votantes rechazaron de manera inesperada una propuesta para modificar las cláusulas de exención del país con respecto a ciertos reglamentos de la UE en materia de justicia y seguridad interior).

Los aliados de Cameron dicen que él sólo funciona en dos modalidades: la complacencia y el pánico. Hasta el momento, se ha enfrentado al desafío del referéndum con calma. Pero, es probable que eso cambie cuando se acerque el momento de la votación y crezca el riesgo de que él -parafraseando a Churchill- llegue a ser recordado como el líder a quién se le dio a elegir entre su partido y su país, optó por su partido, y terminó perdiendo a ambos.

(Mark Leonard is Director of the European Council on Foreign Relations)

Quod Davos non dat, Salmantica non praestat

"El primer ministro de Francia, Manuel Valls, señaló el jueves que en su opinión, el acuerdo sobre la relación entre Reino Unido y la Unión Europea se alcanzará después de febrero"… El acuerdo entre la UE y el Reino Unido podría darse después de febrero (The Wall Street Journal – 21/1/15)

"Creo que tardará un poco más", dijo Valls a un pequeño grupo de periodistas durante el Foro Económico Mundial que se celebra en la tercera semana de enero (2016) en Davos. Valls explicó que las conversaciones todavía no han llegado a la fase en la que se estudian propuestas concretas.

Francia quiere alcanzar un acuerdo lo antes posible, pero el primer ministro galo dijo que no puede haber pacto "a cualquier precio".

Valls indicó que considera la posible salida de Reino Unido de la UE como uno de los principales riesgos a los que se enfrenta Europa.

Los líderes de la UE se han propuesto alcanzar un acuerdo en febrero, lo que permitiría a Reino Unido celebrar un referéndum en junio para decidir si permanece o se marcha del bloque.

Las autoridades galas afirman que Valls no descarta que se alcance un acuerdo en febrero (2016), pero sí le parece una posibilidad difícil de lograr.

– Soros: "La Unión Europea está al borde del colapso" (Expansión – 21/1/16) Lectura recomendada

El multimillonario inversor advierte de que la Unión Europea se enfrenta a cinco o seis crisis distintas al mismo tiempo y "está al borde del colapso".

George Soros se ha mostrado pesimista sobre el futuro de la Unión Europea y ha advertido de que una mala gestión de la crisis migratoria que vive Europa podría tener consecuencias peligrosas.

"La crisis de griega enseñó a las autoridades europeas el arte de salir al paso de una crisis tras otra", ha señalado el afamado inversor en una entrevista con The New York Review of Books. Soros considera que esta práctica solo sirve para apartar temporalmente los problemas del camino ya que poco después te vuelves a encontrar con ellos de frente.

"Ahora la UE no se enfrenta a un problema, sino a cinco o seis crisis al mismo tiempo", entre las que Soros destaca la crisis de Grecia, el conflicto entre Rusia y Ucrania, el posible "Brexit", la llegada masiva de refugiados y los ataques terroristas en París. De todos ellos, el problema de los refugiados es el mayor reto al que se enfrenta el Viejo Continente.

En este sentido, el inversor que hundió la libra esterlina considera que la canciller alemana, Angela Merkel hizo una previsión acertada al reconocer que la crisis de refugiados tiene el potencial de destruir la Unión Europea. Soros considera que estas predicciones se han convertido ya en una realidad después de que más de un millón de refugiados pidiera asilo en Europa el año pasado, la mayoría procedentes de Sira.

Soros considera que el liderazgo de Merkel está ahora bajo amenaza y que el único que puede evitar que las predicciones de la canciller se hagan realidad es el pueblo alemán. Los alemanes, bajo el liderazgo de Merkel, lograron una posición de hegemonía y ahora ha llegado el momento de "que decidan si quieren aceptar las responsabilidades que implica ser la potencia dominante en Europa".

– Alejar a Europa del borde del abismo (Project Syndicate – 20/1/16) Lectura recomendada

Davos.- En 2007, Estados Unidos sufrió una crisis financiera grave y muy contagiosa. Ocho años después, finalmente se está recuperando de forma convincente, tanto así que el mes pasado su Reserva Federal subió la tasa de interés base por primera vez en casi una década. Sin embargo, Europa sigue en malas condiciones. No solamente por no haberse recuperado de su crisis posterior a 2008; acosada por varias crisis que se multiplican, parece a punto de coger una neumonía.

La mejor defensa contra los patógenos es un sistema inmune fuerte, del que en la actualidad Europa carece, en forma de líderes políticos que den una visión inspiradora y de futuro a sus pueblos. Los niveles de desencanto político han llegado a niveles que no se veían desde los oscuros años 30, y el riesgo de que el continente sucumba a las fuerzas destructivas del populismo es mayor que nunca.

Pero es demasiado pronto para abandonar las esperanzas; por el contrario, Europa está en una buena posición para tener éxito en el largo plazo. Y para ello, su clase política debe ampliar su perspectiva en lugar de enfrentar una crisis tras otra a medida que van surgiendo, logrando prever y abordar los retos e inspirando una vez más a sus pueblos.

¿Es esto demasiado pedir? La historia nos responde con un categórico no. Hace seis décadas, cuando su economía se recuperaba de la destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial, los líderes europeos alzaron la mirada por sobre las dificultades cotidianas para dar forma a un futuro más esperanzador que se apoyara en la integración europea. Hoy se necesita esa misma visión preclara, y la Unión Europea, con su inigualable habilidad para facilitar la cooperación regional, seguirá siendo un actor esencial.

Por supuesto, hay algunas diferencias clave entre las circunstancias que llevaron a la creación de la UE y las que hoy enfrentan los líderes europeos. La más notable es que gracias a la UE, gran parte de los europeos no han tenido que sufrir la guerra ni condiciones absolutas de privación económica. Ahora que la demagogia no está limitada por el recuerdo de sus experiencias vitales, muchos europeos son mucho más vulnerables a quienes siembran temores y ofrecen falsas promesas, lo que se puede advertir en la creciente influencia de narrativas nacionalistas y movimientos populistas. Peor aún, frente a la erosión de su base de votantes, muchos partidos tradicionales están intentando adaptarse a estas fuerzas destructivas, fustigando ellos mismos a la UE.

Claramente, la UE precisa de nuevos ímpetus que reflejen los retos y oportunidades del siglo veintiuno. Pero será casi imposible hacerlo (e inspirar a las personas con ello) si ella misma y los gobiernos de sus estados miembros no logran controlar las crisis que hoy les amenazan. Por eso es tan urgente que Europa ponga orden de una buena vez a su situación económica.

No será rápido ni fácil hacerlo, no en menor lugar porque nos exigirá abordar los muchos problemas que por años se han barrido bajo la alfombra, como proyectos a medio acabar cuya implementación se le endilgó a la UE. El ejemplo más claro es la unión económica y monetaria parcial que ha existido cerca de veinte años, y que hoy debe hacerse plena para que pueda tener éxito y dar resultados.

Es hora de que los líderes de la UE rompan el hábito de décadas de impulsar proyectos a medio cocer que apenas alivian los síntomas de las crisis, e implementar reformas reales que aborden sus causas raíz. La solidaridad al interior de Europa sólo se puede recuperar con un enfoque nuevo y avances tangibles.

Mi llamado a renovar el compromiso con la UE no viene de ningún estribillo federalista. Soy el primero en subrayar que los actores políticos de todos los niveles tienen un papel que desarrollar en Europa, en la medida que sean capaces de poner en práctica políticas de manera eficiente. Y también reconozco que es necesario reformar las instituciones de la UE para que hagan frente a la situación con altura de miras, en lugar de centrarse sólo en los detalles.

No obstante, la UE y sus instituciones siguen siendo parte integral de las iniciativas para dar respuesta a retos que exigen un frente unido, como los que Europa enfrenta en la actualidad.

Para que los líderes europeos puedan realmente inspirar a sus pueblos a construir un futuro en común, es necesario que demuestren que comprenden lo que éste nos depara y cómo sacarle el máximo partido. Deben comenzar por flexibilizar sus actitudes y comprometerse a trabajar en conjunto para hacer frente con decisión a las crisis actuales y futuras.

Si bien no podemos saber con certeza lo que nos depara el futuro en los próximos 10 a 20 años, tenemos unas cuantas pistas importantes. Por una parte, la Cuarta Revolución Industrial promete transformar nuestras economías y sociedades de maneras fundamentales. También están en juego muchos otros retos trasnacionales, como abordar las causas de origen de la crisis de refugiados de Oriente Próximo o implementar el acuerdo al que se llegó en París el mes pasado para mitigar el cambio climático.

Sería irónico si los europeos, cegados por promesas ilusorias de prosperidad y felicidad dentro de sus respectivas fronteras nacionales, tiraran por la borda 60 años de profunda cooperación cuando más se la necesita. Por supuesto, el nacionalismo autodestructivo no tiene nada de nuevo, pero por lo general los líderes se las han arreglado para no caer en la tentación. La clave para Europa será proponer una visión coherente y atractiva que justifique la necesidad de que cooperemos en las décadas que se avecinan.

(Martin Schulz is President of the European Parliament)

– Britain"s Watershed Year (Project Syndicate – 21/1/16) Lectura recomendada

London.- On a grey and rain-sodden London day at the beginning of 2016, it can be tough to find reason for optimism. The sun still comes up in the morning. At some point, it will presumably stop raining. My grandchildren offer a ray of sunshine; all Star Wars fans, they can just about convince me that, like Princess Leia"s dissident forces, the good guys will eventually win.

Newspaper headlines, however, are pretty good at tempering such sentiments. With economic prospects in China and Brazil looking distinctly gloomy, the world economy is at risk of flat-lining – or worse. Western Asia is in turmoil, and Saudi Arabia and Iran have shown no sign that they are prepared to work together to ease Sunni-Shia hostilities. Migrants continue to arrive by the thousand at Europe"s fragile borders. North Korea claims that it is building a bigger and better nuclear weapon.

The good news from last month"s United Nations climate change conference in Paris has been buried in an avalanche of geopolitical gloom. And things could get even worse by the end of this year.

In the United Kingdom, where a referendum on whether to remain in the European Union is likely to take place before the end of the year, things could get a lot worse. If, deluded by mendacity and make-believe, Britain votes to quit the EU, the referendum – introduced as a way to placate the growing number of anti-EU voices in the Conservative Party- will have blown up Prime Minister David Cameron"s cabinet and done irreparable harm to Britain.

I don"t think it will happen. But, then again, I wouldn"t have believed a few years ago, or even a few months ago, that the Republican Party in the United States would be choosing between Donald Trump and Ted Cruz as its presidential nominee. Clearly, populist folly can eviscerate reason and common sense.

A vote against EU membership, especially in such a dangerous international environment, truly would be irrational. For starters, the argument that the UK could negotiate favorable terms for selling its goods in the EU makes little sense, as Europe"s single market matters far more to British exporters than the UK market matters to European businesses.

Claims that leaving the EU would enable the UK to pursue its own commercial interests, like Norway or Switzerland, fail to acknowledge that these countries have to accept the rules of Europe"s single market in order to access it – rules that they have no part in making. At the beginning, the Norwegians called it "fax democracy": Instructions from Brussels would simply appear in Oslo government offices, to be implemented without debate. This, remarkably, is what British Euroskeptics call "sovereignty."

But sovereignty is always a slippery concept. Nationalists often argue as though it was akin to virginity – there one moment, gone the next. But sovereignty is far from an absolute condition.

How much sovereignty does the UK enjoy as a net energy importer, with much of its future supply set to be provided by nuclear power stations in French and Chinese hands? How sovereign is a country once the hedge funds and bond traders mark it down? And what good is sovereignty when we face environmental threats that can be countered only through international cooperation?

The idea of making all decisions unilaterally may sound nice, but it simply isn"t plausible in today"s integrated world. Even as the world"s fifth-largest economy, the UK probably would not find it easy to negotiate favorable trade deals with giants like America, Japan, and China.

In fact, if the UK decides to go it alone, big investors could soon rush to the exit. By the end of this year, manufacturers could be trying to calculate how much of their plant they should move to the continent. And by January, Britain, having just kicked the EU in the teeth, could find itself attempting to negotiate, under a new prime minister and cabinet, a new political and economic relationship with the EU"s 27 other members. It looks like mayhem to me.

Of course, it is possible that none of this will happen. British voters could -as our closest friends and allies, from the US to Japan, have advised- choose to remain citizens of the real world.

Following such a vote, the UK could begin to repair its reputation in the EU – a reputation that has been severely undermined by our prolonged status as the carping, semi-detached member of the club. Nowadays, even if another EU member agrees with the UK, it might not say so, in order to avoid being tainted by our toxic brand.

Changing negative perceptions does not mean that we must act against our interests. It means that we must make clear our desire to pursue an agenda that suits others as well as us. It means being constructive, instead of simply criticizing everything from the sidelines.

In this spirit, Britain should be leading the effort to complete the single market. We should be at the forefront of the campaign to complete the Transatlantic Trade and Investment Partnership with the US. We should be pressing for an EU energy policy that reinforces our security. We should be spearheading a European strategy to address the serious challenges facing our neighbors, as well as the countries of Western Asia and North Africa.

If we are doing all of this by the end of 2016, some good will have emerged in a year that seems likely to provide a lot of bad news.

(Chris Patten, the last British governor of Hong Kong and a former EU commissioner for external affairs, is Chancellor of the University of Oxford)

– Cameron y el arte de jugar al "referendum": ¿retórica, chantaje, divorcio o… "unidos en la riqueza, la pobreza, en salud y en enfermedad, hasta que la muerte nos separe"?

Monografias.com

Hagan lo que digo y todo irá bien – Excepto quizá para tí

Algunos antecedentes, de puño y letra (políticamente incorrectos)

En mi anterior Paper – La "Union" (Europea) que no quiere ser "Jack": "British go home" (and God save the Queen) – ¿Es imaginable una Unión Europea sin el Reino Unido?, publicado el 15/8/08, decía:

El Reino Unido y la Unión Europea

"Este es un momento extraordinario en la historia de Europa. Hemos tomado decisiones de enorme importancia que expanden y extienden las fronteras de Europa, que convierten a Europa en una institución diferente, que la convierten realmente en una unión diferente para el futuro, y cuando miramos hacia atrás en la historia de Europa durante cientos de años y en particular en la historia del siglo XX y vemos la guerra, y la devastación y el desastre, y el conflicto y nos percatamos de que hoy estamos reuniendo a Europa, creo que es verdaderamente un momento del que podemos sentirnos orgullosos y que nos ofrece una inmensa esperanza para el futuro".

Primer Ministro Tony Blair, Copenhagen, Diciembre 2002

Introducción

Desde que era pequeño y me contaron "Caperucita Roja", he aprendido que "no hay que jugar en el bosque mientras el lobo está".

Cuando ya era menos pequeño y en la escuela me enseñaron la "Leyenda del caballo de Troya", he aprendido que "hay que tener mucho cuidado con los presentes griegos".

(Del mito – Fuente: Wikipedia) El caballo de Troya es un artilugio que aparece en el mito de la Guerra de Troya. Es mencionado en la Odisea de Homero (Octavo canto) y en otras fuentes como la Eneida de Virgilio (Libro II). El evento ocurre luego de los acontecimientos que se cuentan en la Ilíada de Homero y antes de los relatados en la Odisea y en la Eneida, pero igualmente es referida en estas dos últimas.

Las fuerzas griegas que asediaron Troya durante diez años no pudieron superar las altas murallas que la defendían.

Odiseo (Ulises para los romanos), el más astuto de los mortales propuso a los jefes griegos construir un enorme caballo de madera en cuya barriga han de caber los más valerosos héroes griegos. La flota griega se retiraría a la cercana isla de Ténedos, tras quemar el campamento para que los troyanos lo advirtieran y salieran confiados al campo. Un griego, fingiéndose fugitivo, quedaría fuera y contaría a los troyanos que este caballo está consagrado a la diosa Atenea, enemiga de los troyanos.

Bajo las instrucciones de Odiseo el caballo fue construido por Epeo el feocio, el mejor carpintero del campamento. Tenía una escotilla escondida en el flanco derecho y en el izquierdo tenía grabada la frase: "Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea".

Los troyanos, grandes creyentes en los dioses, cayeron en el engaño. Lo aceptaron para ofrendarlo a los dioses, ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas. Dentro del caballo se escondía un selecto grupo de soldados. El caballo era de tal tamaño que los troyanos tuvieron que derribar parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en Troya, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó.

Este episodio no es narrado en La Ilíada, el poema atribuido a Homero, que relata parte de la Guerra de Troya. Se hace alusión a él en La Odisea, en la que Homero cuenta las aventuras del héroe griego Odiseo en su regreso a su patria, Ítaca. También es aludido por Virgilio en la Eneida.

Se ha sugerido que el Caballo de Troya podría ser una referencia a Poseidón, rey de las profundidades marinas y terrestres en la mitología griega, que contaba con el caballo como uno de sus símbolos. Durante la guerra de Troya, uno de los frecuentes terremotos que se producen en la región (atribuidos, por venir de las profundidades de la tierra, a Poseidón) pudo haber dañado parte del perímetro amurallado de la ciudad, facilitando así su toma por los griegos.

Ya los mismos clásicos dudaban de esta artimaña. Pausanias decía que podría haber sido un arma de asedio parecida a un caballo que derribó la muralla. Otros decían que Antenor habría hecho entrar a los griegos en Troya por un postigo que tenía pintado un caballo. Otros autores creían que los griegos después de incendiar el campamento se habrían ocultado detrás del monte Hipio ("del caballo").

Robert Graves dice en su libro Los mitos griegos que Atenea habría inspirado a Prilis, hijo de Hermes, la idea del caballo, y que luego Ulises la había reclamado como suya. Pero esa es sólo una de las versiones del mito según Apolodoro e Higino.

A propósito "cuentos" y "mitos" (mira tú por donde), deseo utilizar esta metáfora para introducir mi propuesta (base del presente Paper) de que la Unión Europea "conmine" (exija) al Reino Unido su incorporación "completa, total y absoluta" a la Unión Europea (con todas sus consecuencias) o "resuelva" su expulsión de la misma, de forma "irreversible" (con todas sus consecuencias). Dicho lo cual, quedan avisados los lectores de qué se trata, y pueden ahorrarse unas cuantas páginas para descubrir su desilusión. A los demás (los dispuestos al debate, los que tienen ilusión), les invito a que pasen y lean.

Decía el politólogo Giovani Sartori, refiriéndose a Italia, que le preocupaban más los intereses de Silvio Berlusconi que todos los saludos y parafernalias fascistas. Y esta observación de Sartori es válida y extensible para otras geografías en las que lo político aparece afectado de metástasis económica.

En los últimos tiempos, entre Schröder y Blair, entre Berlusconi y Aznar y otras abundantes figuras de menor importancia, han conseguido hacer de aquella Europa de la diplomacia estratégica y del equilibrio inestable una dinámica y eficiente, hiperrealista y políglota, escuela de negocios. Y es previsible, con tanta innovación, que el anciano Sartori comience a sentir bascas, oiga voces extrañas y duerma cada noche peor.

Los ejemplos internacionales de intercambio entre empresa pública y privada son prolíficos. Tras abandonar Downing Street el pasado junio, Tony Blair fue contratado como asesor de JP Morgan y Zurich. Blair, que sólo con el primer cargo se embolsará más de un millón de dólares al año, sigue los pasos de su predecesor, John Mayor, contratado en 1998 por The Carlyle. Tampoco dejó pasar la ocasión el ex canciller alemán Gerhard Schröder que, tras perder las elecciones de 2005, aceptó la propuesta de Gazprom para presidir el comité de accionistas de Nord Stream, además de asesorar a Rothschild. En EEUU, el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, encontró trabajo en el mayor fondo privado de bonos, Allianz Pimco, mientras el ex secretario del Tesoro, John Snow, fue nombrado presidente de Cerberus y Robert Rubin, contratado por Citi, donde llegó a asumir las funciones de presidente interino. Destaca también la apuesta del fondo de capital riesgo Centaurus por Aznar como miembro de su consejo asesor, del que forma parte el ex ministro británico Ken Clarke.

Entre todos estos "demócratas" nos están llevando a una crisis de imprevisibles consecuencias.

¿Usted aceptaría a Josef Frizl (el monstruo de Amstetten) como Director del Jardín de Infantes de su hija? ¿Usted aceptaría al General Augusto Pinochet al frente del Tribunal Penal Internacional? ¿Y entonces, por qué puede aceptar a Tony Blair (The USA submarine) como primer Presidente de la Unión Europea?

"A veces, la única diferencia entre la verdad y la mentira es sólo un punto de vista" (Albert Einstein)

En Macbeth, una tragedia que disecciona la ambición política, Shakespeare hizo famosa la descripción de la vida como "una historia contada por un idiota, lleno de rabia y de ira y que no significa nada". A diferencia de Macbeth, el final no se ha escrito todavía, de manera que cabe confiar en que alguien ponga las cosas en su sitio, de modo que no acabe todo de mala manera.

El Reino Unido, desde 1946 (ahí es nada), ha tomado como costumbre jugar al "ni contigo ni sin ti" con Europa. Una historia muy chocante. Muchos errores y muy pocas responsabilidades.

¿Un "zorro" cuidando el gallinero?

"Non" de Sarkozy a Blair (Redacción BBC Mundo – 7/5/08)

El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, retiró su apoyo a la candidatura del ex primer ministro británico Tony Blair, que aspiraba convertirse en el primer presidente de la Unión Europea, dijeron altas fuentes a la BBC. Se entiende que el mandatario francés cambió de opinión después de sostener una reunión con la canciller de Alemania Ángela Merkel.

La teoría es que Sarkozy estima que la oposición de la Unión Europea contra Blair por su apoyo a la guerra en Irak es demasiado fuerte. (El subrayado es mío)

El presidente será elegido por los líderes de los estados miembros de la Unión Europea. El cargo fue creado bajo el nuevo tratado de reforma de la UE.

Las fuentes cercanas al presidente también indicaron que Sarkozy siente que Blair no sería el candidato adecuado porque Gran Bretaña no adoptó la moneda única europea ni la zona Schengen para el libre movimiento sin pasaporte.

Otros candidatos

En cambio, las fuentes señalan que el cargo podría ser adjudicado al actual presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, o al primer ministro de Luxemburgo, Jean Claude Juncker.

El editor de asuntos europeos de la BBC, Mark Mardell, dice, sin embargo, que el gobierno británico no ve con buenos ojos a Juncker, a quien estima que está demasiado interesado en una mayor integración europea y el primer ministro británico Gordon Brown vetaría su postulación.

Añadió que las apuestas más seguras están con el primer ministro danés Anders Rasmussen.

El nuevo presidente presidirá las cumbres de la UE, asumirá algunas de las funciones del presidente del Consejo de la Unión Europea – que es un cargo de seis meses que se rota entre los mandatarios – y representará a la UE en política exterior y de seguridad común a todos los miembros.

La historia de la Unión Europea (La UE en breve)

1945 – 1959

Europa por la paz – los albores de la cooperación

La Unión Europea nació con el anhelo de acabar con los frecuentes y cruentos conflictos entre vecinos que habían culminado en la Segunda Guerra Mundial. En los años 50, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero es el primer paso de una unión económica y política de los países europeos para lograr una paz duradera. Sus seis fundadores son Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Ese periodo se caracteriza por la guerra fría entre el este y el oeste. Las protestas contra el régimen comunista en Hungría son aplastadas por los tanques soviéticos en 1956; al año siguiente, la Unión Soviética toma la delantera en la carrera espacial al lanzar el Sputnik 1, primer satélite artificial. También en 1957 se firma el Tratado de Roma, por el que se constituye la Comunidad Económica Europea (CEE) o "mercado común".

1960 – 1969

Los "vibrantes 60" – una etapa de crecimiento económico

En los años 60 surge la "cultura joven", avivada por grupos musicales como los Beatles que atraen a muchedumbres de adolescentes dondequiera que vayan, contribuyen a estimular una revolución cultural y agrandan la brecha generacional. Es un buen momento para la economía, favorecido, entre otras cosas, porque los países de la UE dejan de percibir derechos de aduana por las transacciones comerciales entre sí. También acuerdan ejercer un control conjunto de la producción alimentaria y, de este modo, se garantiza un abastecimiento suficiente que, incluso, llega a desembocar pronto en el excedente de producción agrícola. Mayo de 1968 es recordado por la revuelta estudiantil en París, y muchos cambios en la sociedad y los hábitos de vida se relacionan con la llamada "generación del 68".

1970 – 1979

La Comunidad crece – primera ampliación

El 1 de enero de 1973 Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido entran a formar parte de la Unión Europea, con lo que el número de Estados miembros aumenta a nueve. La guerra árabe-israelí de octubre de 1973, breve pero brutal, da lugar a una crisis de la energía y a problemas económicos en Europa. Con el derrocamiento del régimen de Salazar en Portugal en 1974 y la muerte del general Franco en España en 1975 desaparecen las últimas dictaduras "de derechas" de Europa. La política regional de la UE empieza a transferir grandes cantidades para crear empleo e infraestructuras en las zonas más pobres. El Parlamento Europeo aumenta su influencia en los asuntos de la UE y, en 1979, es elegido por vez primera por sufragio universal.

1980 – 1989

Europa cambia de cara – la caída del muro de Berlín

El sindicato polaco Solidarnosc y su dirigente, Lech Walesa, se hacen famosos en Europa y en todo el mundo tras las huelgas de los astilleros de Gdansk en verano de 1980. En 1981 Grecia pasa a ser el décimo miembro de la UE, y, cinco años más tarde, se suman España y Portugal. En 1986 se firma el Acta Única Europea, tratado que constituye la base de un amplio programa de seis años, destinado a eliminar las trabas a la libre circulación de mercancías a través de las fronteras de la UE, y que da origen, por ello, al «mercado único». El 9 de noviembre de 1989 se produce un vuelco político importante cuando se derriba el muro de Berlín y, por primera vez en 28 años, se abre la frontera entre las dos Alemanias, que se reúnen pronto en un solo país.

1990 – 1999

Europa sin fronteras

Con la caída del comunismo en Europa central y oriental los europeos se sienten más próximos. En 1993 culmina la creación del mercado único con las «cuatro libertades» de circulación: mercancías, servicios, personas y capitales. La década de los noventa es también la de dos Tratados: el de Maastricht, de la Unión Europea, de 1993, y el de Ámsterdam de 1999. Los ciudadanos se preocupan por la protección del medio ambiente y por la actuación conjunta en asuntos de seguridad y defensa. En 1995 ingresan en la UE tres países más, Austria, Finlandia y Suecia. Los acuerdos firmados en Schengen, pequeña localidad de Luxemburgo, permiten gradualmente al ciudadano viajar sin tener que presentar el pasaporte en las fronteras. Millones de jóvenes estudian en otros países con ayuda de la UE. La comunicación se hace más fácil a medida que se extiende el uso del teléfono móvil y de Internet.

El 1 de enero de 1999 once países (a los que se une Grecia en 2001) adoptan el euro para sus transacciones comerciales y financieras. Las monedas y los billetes se introducirán más tarde. Los países de la zona del euro son: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos y Portugal. Dinamarca, Reino Unido y Suecia deciden mantenerse al margen por el momento.

Desde 2000

Prosigue la expansión

El euro es la nueva moneda de muchos europeos. El 11 de septiembre de 2001, en que unos secuestradores aéreos estrellan varios aviones en edificios de Nueva York y Washington, pasa a ser un referente en la "lucha contra el terrorismo". Los países de la UE comienzan a colaborar más estrechamente contra la delincuencia. Cuando, en 2004, diez nuevos países ingresan en la UE, las divisiones políticas entre la Europa del este y del oeste se dan por zanjadas definitivamente. Muchos europeos creen que ha llegado la hora de que Europa tenga una Constitución, pero no es nada fácil llegar a un acuerdo sobre qué tipo de constitución es el adecuado, y el debate sobre el futuro de Europa sigue candente.

Economía del Reino Unido (Fuente: Wikipedia)

Durante el siglo XIX el Reino Unido superó en renta per cápita a los demás países europeos, superando ampliamente a Francia y Alemania que tenía rentas per cápita similares entre sí. Hacia 1920 la renta per cápita británica fue superada por la estadounidense aunque tras la crisis de 1929, la economía norteamericana fue más afectada que la británica.

Historia económica reciente

Tras la Segunda Guerra Mundial y la pérdida progresiva de las colonias, el país retomó el rumbo como potente economía manteniendo una doble alianza que dura hasta nuestros días: no perdió su mirada económica sobre Europa, pero al mismo tiempo reforzó sus relaciones comerciales con Estados Unidos que tras el conflicto ejerce como primera potencia mundial. Este papel económico le ha permitido mantener un sólido y constante desarrollo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

En 1960 y 1966, el Reino Unido trató de incorporarse a la CEE sin éxito, sobre todo por la oposición de Francia en venganza ya que el Reino Unido no quería que Francia fuera considerada una nación victoriosa después de la segunda guerra mundial cosa que no ocurrió ya que la Francia de Gaulle fue considerada una de las potencias del momento, hasta que en 1970 su candidatura fue admitida. En 1973, gracias a la política europeísta del Primer Ministro Edward Heath, ingreso en la Comunidad Económica Europea.

Durante las décadas de los 1950s hasta los 1970s, la economía británica mantuvo un alto nivel de presencia del sector público, llegando incluso a representar entre el 35 y el 40% del total del Producto Interior Bruto. La llegada de la conservadora Margaret Thatcher al poder conllevó la aplicación de políticas neoliberales que redujeron el papel del Estado y afectaron al modelo del sistema de protección social. Con posterioridad, las distintas políticas han recuperado parcialmente la situación anterior a 1979, procurando mantener una economía ágil y competitiva con unos niveles de bienestar amplios para la población.

Los distintos sectores económicos. Como en todos los países altamente desarrollados, los principales factores en contra de la economía del Reino Unido lo representan los altos salarios y la fuerte presencia en los sectores de manufacturas e industria pesada de los países emergentes, sobre todo China, Taiwán, India y Corea del Sur.

La agricultura representa únicamente el 1% del PIB y contribuye apenas con el 2% del PPP. Altamente mecanizada, sus principales producciones son de patatas, remolacha, trigo y cebada. La ganadería es también significativa, sobre todo la ovina y la bovina, siendo un gran productor europeo de leche y sus derivados. La pesca, sin embargo, sufre un proceso de reconversión agudo, al igual que el resto de las flotas de los países de la Unión Europea debido a la disminución del volumen de pescado en los caladeros tradicionales.

En la industria, las principales actividades son la maquinaria, el material de transporte (vehículos, ferrocarriles y aeronáutica) y los productos químicos. El alto desarrollo tecnológico y las grandes sumas destinadas a investigación hacen que la economía británica goce en estos de buena salud. Los sectores en crisis son el textil y el naval.

La minería siempre ha representado un sector muy importante en la economía. Las tradicionales minas de carbón en forma de hulla situadas en Yorkshire, Gales, Escocia y Lancashire han suministrado a las centrales térmicas británicas la energía necesaria para el desarrollo económico. Aunque en la actualidad su peso específico es menor, siguen siendo parte fundamental de la economía. No obstante, el Reino Unido es el 8º productor mundial de gases contaminantes provenientes del consumo de combustibles fósiles, por lo que como signatario del protocolo de Kyoto ha realizado un programa específico de reducción de dichos gases hasta 2017.

Con el descubrimiento en 1970 de reservas abundantes de petróleo y gas natural en el Mar del Norte, se inició la explotación comercial en 1975 y, en la actualidad es el segundo productor europeo, tras Noruega. En materia energética, dispone igualmente de centrales nucleares que abastecen de energía a la población y las empresas, así como aseguran el mantenimiento de su capacidad militar nuclear. El Reino Unido fue el primer país del mundo en poner en funcionamiento una central nuclear para fines civiles en 1956.

El sector servicios es el que más aporta el PIB del país, destacando entre ellos la Bolsa y los servicios financieros banca y compañías de seguros. La Bolsa de Londres es la segunda plaza financiera mundial tras la de Nueva York, y la capital británica es la ciudad europea con más actividad en el mercado de capitales. La otra gran capital financiera e industrial del Reino Unido es Edimburgo donde se sitúan importantes empresas del país y mundiales.

Sense and sensibility

Una economía de "servicios" que sirve para todo y se sirve de todo. O sea.

Durante las últimas décadas el sector terciario aumentó considerablemente y ahora produce cerca del 73% del PIB. El sector de servicios está dominado por los servicios financieros, especialmente bancos y aseguradoras. Esto hace a Londres el centro financiero más grande del mundo, ya que aquí se encuentran las sedes de la Bolsa de Londres, el London International Financial Futures and Options Exchange y el Lloyd's of London; además de ser el líder de los tres "centros de comando" de la economía mundial (junto con Nueva York y Tokio). Además, cuenta con la mayor concentración de sucursales de bancos extranjeros en el mundo. En la última década, un centro financiero rival de Londres ha crecido en la zona de Docklands, donde el HSBC, el banco más grande del mundo, y el Barclays reubicaron sus sedes. Muchas empresas multinacionales que no son de propiedad británica han elegido Londres como el lugar para su sede europea o extranjera: un ejemplo es la firma estadounidense de servicios financieros Citigroup. La capital de Escocia, Edimburgo, también es uno de los grandes centros financieros de Europa y es la sede del Royal Bank of Scotland Group, uno de los bancos más importantes del mundo.

El Reino Unido constituye la base más larga para las compañías no pertenecientes a la Unión Europea que establecen sus operaciones en Europa y es el gran repositorio en Europa para las inversiones desde Estados Unidos y Japón. Este mercado capta el 40% de la inversión estadounidense y japonesa en la Unión Europea. Además, el Reino Unido también atrae inversiones desde Alemania y los Países Bajos principalmente.

El procedimiento para establecer una compañía en este país es idéntico para los inversionistas británicos como para los extranjeros. No existe ningún mecanismo de aprobación para la inversión extranjera; los inversionistas pueden libremente establecer o comprar empresas en el Reino Unido así como también adquirir terrenos o edificios.

Las mayores regulaciones para los inversionistas directos, especialmente para aquellos que planean adquisiciones, provienen de Bruselas más no de Londres. Para la mayoría de las partes, estas reflejan la responsabilidad de la Comisión Europea para fusiones transfronterizas que pueden llevar a la construcción de monopolios. Así mismo, tiene el fin de controlar las prácticas que interfieren con el comercio intra- Unión Europea.

La propiedad extranjera es limitada para unas pocas compañías privatizadas estratégicamente. Teóricamente, el gobierno puede bloquear la adquisición de activos industriales de afuera a través de la invocación del Acta de Industria, pero nunca lo ha llegado a realizar. Además, pueden existir ciertas limitaciones en lo que respecta al número de acciones que un individuo o grupo puede poseer.

Las inversiones en energía y generación de poder requieren aprobaciones ambientales y ciertas actividades de servicios (como radio y transmisión de televisión) están sujetas a licencias.

Prestamos en eurodólares

Los eurodólares son los dólares estadounidenses que se tienen en otros países, principalmente porque pueden ganar más intereses en el extranjero que en los Estados Unidos. Los primeros eurodólares surgieron porque quienes exportaban a los Estados Unidos adquirieron sumas considerables de dólares, superiores a sus necesidades. En vez de cambiarlos por su moneda nacional, los conservaban para prestarlos, como préstamos en dólares, a quién estuviera dispuesto a pagar una tasa de interés atractiva.

Resultó que muchas sucursales en el extranjero de bancos norteamericanos, así como los bancos nacionales de otros países, solicitaban esos dólares. Esto condujo al desarrollo del mercado de eurodólares. En la actualidad es un mercado bien estructurado y altamente desarrollado que opera sobre todo en Londres y el Caribe. No sólo extranjeros sino también estadounidenses colocan dólares en el extranjero para aprovechar las tasas más altas de interés.

El mercado de eurodólares encuentra su origen anecdótico en la preocupación de las autoridades soviéticas, en el contexto de la guerra fría de los años '50, de hacer fructificar sus reservas en dólares sin tener que colocarlas en el mercado financiero norteamericano. Es, sin embargo, la magnitud de las salidas de capitales norteamericanos lo que constituye la causa estructural del vuelo espectacular de este mercado en la segunda parte de la década de los '60.

El déficit creciente de la balanza de capitales norteamericana durante este período resulta de la conjugación de tres elementos: las inversiones masivas de las firmas norteamericanas en el extranjero, en Europa sobre todo; el techo de las tasas de interés por la reglamentación "Q", que alentó los préstamos extranjeros en el mercado norteamericano y desalentó los depósitos en EEUU; la financiación de la guerra de Vietnam.

Para frenar estas salidas de capitales, las autoridades norteamericanas introdujeron en 1963 una tasa sobre los empréstitos de los no residentes, que tuvo por efecto desplazar la demanda de financiación en dólares del mercado norteamericano hacia los euromercados, donde las filiales de los bancos norteamericanos podían operar con total libertad. La oferta de dólares en estos mercados emana, por una parte, de las instituciones y firmas norteamericanas desmotivadas por el nivel muy bajo de las tasas de interés en EEUU, y por otra parte, de los bancos centrales del resto del mundo que colocan sus reservas en dólares.

Fuera de todo control estatal, no obligados a constituir reservas obligatorias, los eurobancos -dicho de otro modo, los bancos que trabajan en dólares en suelo europeo, y por extensión los xenobancos, bancos que trabajan con todas las monedas fuera de sus territorios de emisión- pueden ofrecer remuneraciones elevadas a sus depositantes y tasas competitivas a sus clientes sin reducir sus márgenes de beneficios (Adda, 1996, t. 1, pp. 94 y siguientes).

Acudiendo a los bancos que han obtenido eurodólares mediante la creación de depósitos temporales de dólares en el extranjero, el director de finanzas puede negociar un préstamo de esos dólares. Como la mayoría de los bancos de los Estados Unidos cuentan con sucursales o corresponsales en el extranjero, el ejecutivo negocia simplemente el préstamo en eurodólares a través del departamento internacional del banco con el cual opera la empresa.

El costo de estos préstamos varía de acuerdo a las condiciones de oferta y demanda que prevalezcan en el mercado de eurodólares. A veces resulta menos costoso solicitar en el mercado de eurodólares que hacerlo en el país, y en ocasiones las disposiciones del gobierno, exigen que cualquier ampliación de capital extranjero se financie con recursos obtenidos fuera de los Estados Unidos. En los períodos en que esas disposiciones se encuentran en vigor, el director de finanzas tiene que acudir al mercado de eurodólares a fin de obtener los dólares necesarios para financiar las inversiones de la empresa en el extranjero.

El vencimiento del préstamo en eurodólares varía también mucho, aunque en su mayoría son a menos de un año y por periodos que resulten múltiplos de tres meses, es decir, 90 días, 180 días, etc.

El clásico préstamo en eurodólares no requiere saldo mínimo ni garantía. La tasa real de interés y la tasa nominal por lo general son más parecidas que en el caso de los préstamos nacionales, y el director de finanzas debe comparar la alternativa interna con base en su tasa real de interés.

Los eurodólares son activos y obligaciones en dólares establecidos fuera de EEUU. Esas transacciones conforman el mercado del eurodólar. Por ejemplo, cuando un banco en Londres o en Luxemburgo mantiene cuentas en dólares, la Reserva Federal de EEUU -aun tratándose de la moneda de EEUU- casi no puede utilizar los controles e instrumentos de regulación de los que dispone dentro de las fronteras del país. Por otra parte, los gobiernos involucrados pueden -y con frecuencia también quieren-, (para el caso Luxemburgo o Inglaterra) regular apenas efectivamente esos instrumentos financieros por tratarse de moneda extranjera, en este caso del dólar estadounidense. La fijación del encaje bancario, o la regulación de la cantidad de dinero (en este caso de dólares) resultan apenas posibles, de manera eficaz.

La formación del mercado del eurodólar fue un paso importante en dirección a la desregulación de los mercados de crédito nacionales y el surgimiento de los mercados financieros globales. El impulso esencial de los mercados del eurodólar tuvo lugar a través de los petrodólares en ocasión del aumento de los precios del petróleo luego de la crisis de 1973, y el abandono de la conversión dólar-oro por parte del gobierno de EEUU en 1971 y 1973…

Aunque integrado el país en la Unión Europea, el llamado "euroescepticismo" tradicional de los británicos le mantiene fuera de la zona euro, siendo la divisa del país la Libra esterlina. Existe un compromiso del Primer Ministro Tony Blair para celebrar un referéndum que determine si el Reino Unido se integra o no en la moneda única…

Hace cien años, casi un cuarto de la población mundial estaba bajo control directo o indirecto del imperio británico. A medida que el Reino Unido empezó a perder sus colonias, comenzó a fomentar y desarrollar su papel en foros internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (donde es miembro permanente del Consejo de Seguridad) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.

Las principales disyuntivas políticas que enfrenta ahora el país están relacionadas con su nivel de integración -o no- a la Unión Europea, de la que el Reino Unido ha sido Estado miembro desde 1973. (El subrayado es mío)

No es común encontrar ciudadanos británicos que manifiesten un entusiasmo abierto ante la idea de una mayor integración con la Unión Europea. La mayoría de los británicos considera que la cercanía del Reino Unido al resto de Europa es más un hecho inevitable que deseable.

Los "euroescépticos" tienden a valorar más la relación del Reino Unido con Estados Unidos y el resto del mundo. Existe consenso general en cuanto al deseo de limitar la influencia de otros países europeos en los intereses soberanos del país.

A nivel interno, el Reino Unido ha sufrido grandes cambios en años recientes: es un país multirracial y multicultural; el conflicto de Irlanda del Norte, que estalló hace varias décadas, parece ahora más cerca que nunca de encontrar una solución permanente; el proceso de devolución de poderes de Londres a las otras regiones cruzó un umbral importante con la inauguración del parlamento escocés y la asamblea galesa en 1999.

La industria manufacturera de Gran Bretaña se ha deteriorado rápidamente. La economía, una de las más grandes del mundo, está basada ahora en la provisión de servicios, y el comercio electrónico adquiere también una importancia cada vez mayor. La City de Londres es un centro financiero de importancia mundial.

Muchos británicos nunca habían gozado de tanta prosperidad como la que tienen hoy. Sin embargo, un reciente estudio de la Unión Europea reveló que el Reino Unido ocupa el segundo lugar en cuanto al mayor índice de pobreza infantil…

¿Acaso no nos quieres, Gran Bretaña? (cafébabel.com – La Revista Europea – Por Fanny Costes – París – 27/6/05) (Traducción: Álvaro Navarro)

Parece que desde el discurso de Churchill en Zúrich en 1946, el Reino Unido ha tomado como costumbre jugar al "ni contigo ni sin ti" con Europa.

¡Que llegan los ingleses! El 1 de julio, Gran Bretaña se hará cargo de la presidencia de turno de la Unión Europea para los siguientes seis meses. Los temores hacia este país, cuya población se opone en un 86% al tratado constitucional europeo según los sondeos, ¿tienen como base algún fundamento histórico?

Los guardianes del continente

"Dejad que Europa se levante". Con esta frase se clausuró el célebre discurso de Churchill en Zúrich en 1946. Sin embargo, lejos de implicar a Inglaterra en el camino de una asociación reforzada con el resto de países europeos, el famoso primer ministro inglés recordaba su participación en la Commonwealth, pregonando un agrupamiento natural de las naciones del Oeste. La isla británica era por entonces la vencedora europea de la guerra, sintiéndose orgullosa de confirmarse como guía supremo del continente perdido del lado de los Estados Unidos. A su vez, declina la oferta francesa de unirse a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), creada en 1951 y reitera su rechazo en 1957 cuando los seis países fundadores de esta última deciden crear la Comunidad Económica Europea (CEE). Inglaterra creía por entonces que podía competir sola con su modelo económico librecambista heredado del siglo XIX. Su respuesta a la CEE fue la Asociación Europea de Libre Comercio (AELE) en 1960, que se limitaba a una disminución de los derechos aduaneros únicamente para los productos industriales comercializados entre Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria, Suiza, Portugal e Inglaterra. Por entonces, muy lejos aún de imaginarse obstinada durante diez años en entrar en la Unión Europea.

Incertidumbres

Con frecuencia nos olvidamos que la primera incertidumbre mostrada por Gran Bretaña fue su entrada en la Comunidad Económica Europea. El honor inglés, ya mermado por una dura crisis económica, tuvo que encajar dos dolorosos fracasos. Francia logra imponer su veto en dos ocasiones, en 1963 y 1967, a la entrada inglesa en la CEE. No sería sino hasta 1973 cuando el Reino Unido logró por fin su inclusión como miembro en la CEE, y un año más tarde las relaciones ya empezarían a desgastarse. Con los laboristas en el poder, la permanencia en la CEE seguía siendo deseada, pero necesitaba de una "profunda renegociación". El principal problema radicado en la Política Agrícola Común (PAC) fue resuelto por la mano de hierro de Margaret Thatcher, en 1984, tras la cumbre de Fontainebleau. En efecto, Londres acusaba a la PAC de absorber la mayor parte de los presupuestos con el objeto de mantener elevados los precios. El Consejo Europeo de 1984 admite entonces que los Doce restituyan al Reino Unido el 75% de su contribución neta (diferencia entre sus aportaciones y sus ingresos obtenidos de la Comunidad). Este pulso sitúa, para quien de verdad quiera entenderlo, la postura inglesa frente a Europa. La célebre cita de "Mrs. Thatcher" "I want my money back!" (literalmente, "que me devuelvan el dinero"), resume el rechazo inglés a todo supranacionalismo y pone en duda el principio de solidaridad financiera. El caso del "euro" lo dice todo: obteniendo un opting out al final de los años 90, es decir la posibilidad de no participar en una política común, Inglaterra ha rechazado todo impedimento a su soberanía. A través de este nuevo proceso de excepción, Inglaterra obtiene el derecho a no adherirse a la tercera fase de la unión económica y monetaria, y por tanto mantener su moneda y su banco central. Sin embargo, el pragmatismo inglés también está puesto en duda. Quedar a la espera y pensar antes de reaccionar para asegurar tajada

¿Y ahora qué?

Hoy en día todo se encuentra en manos de Tony Blair, reelegido Primer Ministro por tercera vez consecutiva. Conocido por ser vehemente europeísta, su afecto hacia los Estados Unidos, marcado por su participación en el conflicto iraquí, así como los "No" francés y holandés no hacen más que favorecer una nueva línea de acción de la Unión Europea. La suspensión provisional el 6 de junio pasado del referéndum de 2006 sobre el tratado constitucional europeo en Inglaterra ¿marcará el inicio de una separación? Esperemos que Tony Blair respete la realidad que subrayó delante del Congreso: "La cultura política europea está inevitable y legítimamente basada en el compromiso"…

– Nota aclaratoria sobre el "cheque británico" (Fuente: Wikipedia)

Concepto. El llamado cheque británico es un descuento en la contribución del Reino Unido al presupuesto de la Unión Europea. El descuento se calcula aproximadamente como 2/3 del déficit fiscal del Reino Unido con la Unión Europea (UE), es decir 2/3 de la diferencia positiva entre las aportaciones del Reino Unido al presupuesto de la Unión más el que ésta le devuelve en forma de prestaciones y transferencias. En 2005 el cheque ascendió a 3.000 millones de libras al año (unos 4.350 millones de euros). A pesar de eso, el Reino Unido es el segundo máximo contribuyente neto, sólo detrás de Alemania y el cuarto si nos referimos en términos per cápita.

El cheque británico distorsiona las solicitudes de financiación de la UE. El gobierno británico es consciente de que 2/3 de la financiación pedida a la UE serán en la práctica deducidos del cheque británico. Por lo tanto el incentivo a solicitar financiación de la UE es mucho menor y más aun teniendo en cuenta que normalmente los fondos de la UE sólo suponen una financiación parcial y requieren que el proyecto sea cofinanciado por las autoridades locales y, por lo tanto, aumenta más aún el gasto público británico. Los otros estados miembros, cuyas contribuciones no se ven afectadas por el fondo recibo no tienen incentivos a moderar sus solicitudes de financiación. El resultado final es que se produce un efecto reductor del gasto de la UE al Reino Unido y, por lo tanto, un agravamiento del déficit que el cheque británico estaba destinado a corregir.

Historia. El descuento fue negociado por Margaret Thatcher el 1984 como mecanismo de compensación por el hecho de que la mayor parte del presupuesto de la UE se destina a financiar la Política Agrícola Común (PAC), de la que el Reino Unido se beneficia muy poco debido a que su sector agrícola es muy pequeño (en términos de porcentaje sobre el PIB). Uno de los motivos por el que se aprobó el descuento fue que en aquel momento el Reino Unido era el tercer estado miembro más pobre de la Comunidad Económica Europea (ahora UE). Además, el gasto agrícola representaba el 75% del presupuesto comunitario cuando el cheque fue introducido; en la actualidad supone poco más del 40%.

La reforma de 2005. Durante años varios estados miembros hicieron presión para conseguir la eliminación de este descuento pero el gobierno británico resistió todas las llamadas a su cancelación. En diciembre de 2005 el Consejo llego a un acuerdo cuando el Primer Ministro Tony Blair propuso reducir en 10.500 millones de euros el cheque durante el periodo comprendido entre 2007 y 2013. Sin embargo el Parlamento Europeo debe pronunciarse sobre el acuerdo.

La incorporación de nuevos estados miembros considerablemente más pobres que los 15 estados que formaban parte la Unión hasta 2004, supuso un aumento considerable de los gastos de la PAC y del presupuesto en general y eso implica que el cheque británico es difícil de acomodar dentro del presupuesto. Uno de los argumentos esgrimidos es también el hecho de que las ayudas a la agricultura ya no suponen el 70% del presupuesto como sucedía el 1984. Por lo tanto el hecho de que el Reino Unido se beneficie poco de estas ayudas es menos relevante. Existe también el argumento moral de que los nuevos estados miembros son sustancialmente más pobres que el Reino Unido y que, por lo tanto, en cierta medida, el Reino Unido no asume los costes de la ampliación con el cheque británico.

El gobierno británico esgrime que a pesar del cheque británico la contribución limpia británica es el doble que la francesa y el triple que la italiana. Si se eliminase el cheque, el Reino Unido pasaría a ser el mayor contribuyente neto al presupuesto de la Unión y el segundo en términos per cápita, hecho que sería muy impopular entre la opinión pública británica ya de por sí bastante euroescéptica. La Comisión estima que en el caso de mantenerse inalterado el cheque británico éste aumentará hasta unos 7.000 millones de euros durante el período 2007-2014. También, según estimaciones de la Comisión, si se eliminase el descuento, entre 2008 y 2013 la contribución limpia británica en términos de porcentaje del PIB ascendería hasta un 0,62% (0,55% para los Países Bajos y 0,52% para Alemania)…

Aunque sorprenda, confieso mi "admiración" (¿sana envidia?) por el Reino Unido. Admiro su capacidad de "hacer de la necesidad, virtud", su creatividad para haber pasado de ser un país colonialista a ser un país manufacturero, y de ser un país manufacturero a ser un país de servicios, y de ser un país de servicios a ser un casino, reino de la especulación absoluta. Y todo ello, en nombre de la "libertad de mercado".

Esto sí que es "flexibilidad". Todo lo que haga falta para prolongar la "ilusión" de riqueza, los privilegios de clase y continuar medrando. Los "mercaderes" de Adam Smith, devenidos en "croupiers" de casinos, "corredores" de apuestas, operadores de mesas de dinero, agentes bursátiles, brokers, traders, dealers, blanqueadores, banderas de conveniencia, gestores de paraísos fiscales… De las blancas pelucas hechas con crin de caballo y las anticuadas togas, a la Barbie Victoria Beckham con sus implantes y minifaldas. Unos "maestros" en el arte de la "reconversión". ¿Hipocresía? ¿Cinismo? ¿Realismo? ¿Pragmatismo? ¿Ficción? ¿Falsificación? ¿Travestismo? ¿Eufemismo?…

El retorno del "Preguntero"

¿Quedaríamos los europeos más demócratas y liberales muy tranquilos si el Reino Unido acabase marchándose? ¿Europa sin la "madre de los Parlamentos"? ¿El mercado único sin los "inventores del libre comercio"?

Mi respuesta (propuesta) es que hay que "invitar" (¿les gusta el eufemismo, tan british?) al Reino Unido a marcharse de la Unión Europea. Creo que su "lugar" en el mundo está en la relación transatlántica (con su aliado natural, los Estados Unidos) o si quieren ir a más, en una Commonwealth ampliada de la que nunca, repito, nunca, deberían haber salido y mucho más, haberlos dejado "fingir" que salían.

Pese a que ciertas partes interesadas hayan querido polarizar el debate construyendo un discurso simplista en torno a la supuesta existencia de dos únicos modelos sociales (el anglosajón, -supuestamente- eficaz, que crearía empleo, y el franco-alemán, -supuestamente- ineficaz, que produciría desempleo y estancamiento económico), en realidad son gente del pasado con ideas del pasado, tratando de imponer una visión retrógrada (disfrazada de modernidad) a problemas del presente. Una economía de "manos libres" implanteable e intolerable. Además, por si quedara alguna duda, su fracaso -clamoroso- como consecuencia de la crisis financiera y crediticia derivada de las hipotecas "subprime", certifica el final del modelo de "partners in prosperity".

El presidente Alemán ha comparado a los banqueros con los alquimistas que fueron responsables de la "destrucción masiva de activos". Horst Köhler ha acusado a los banqueros que han practicado la especulación financiera en haber puesto el "sistema en una situación cercana al colapso". La búsqueda de los beneficios ha convertido a los mercados en un "monstruo" (Financial Times -15/5/08). La resaca de la complacencia está siendo dura, pero siguen sin pararse a pensar en cuestiones como privatización de los beneficios (para unos pocos) y socialización de las pérdidas (para los muchos). Las evidencias que desean negar.

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