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La visión del trono de Dios (página 2)




Enviado por Julio C. Torres



Partes: 1, 2

(Kyrios ho theós ho pantokrátor), literalmente, «Señor el Dios el Todopoderoso». En Isaías 6:3 sólo dice «Jehová de los ejércitos». Pero en Apocalipsis se destaca el hecho de la soberanía de Dios, puesto que se enfoca su juicio sobre la creación. El vocablo «Todopoderoso» (pantokrátor) sugiere a «ejércitos», puesto que la omnipotencia de Dios es revelada en los juicios totales sobre los malvados.

  • c) «El que era, el que es, y el que ha de venir»

En lugar de esta frase en Isaías 6:3 dice «toda la tierra está llena de su gloria». Ahora la tierra está llena de violencia, y de iniquidad y «el Señor Dios Todopoderosos» viene para ejecutar sus juicios y preparar la tierra para que pueda ser llena de su gloria.

Obsérvese el uso del concepto veterotestamentario de Jehová, el auto existente Dios guardador del pacto:

  • a) «El que era».

(Ho Eín). Expresión enfática colocada al principio de la oración. Recalca la inmutabilidad del Creador. El propósito original de la creación, glorificar a Dios, permanece inalterable.

  • b) «El que es».

(Kaí ho ón). Destaca que el Dios inmutable no es afectado en lo más mínimo por la rebelión pecaminosa de la creación.

  • c) «Y el que ha de venir».

(Kaí ho erchómenos), literalmente, «y el que viene». Sugiere el despliegue de la próxima manifestación de Dios en juicio y la liberación de la creación de la corrupción a la libertad gloriosa, reconociendo la dignidad del Señor.

[Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos].

Aquí se describe que el Señor Jesucristo es el objeto de adoración en el cielo. Él es quien se sienta en el trono, el objeto de todos los afectos. La causa de esta adoración puede estar ligada al hecho de que la iglesia será arrebatada en ese momento, y por primera vez, los creyentes estarán reunidos, alrededor del trono con sus cuerpos resucitados, trayendo a su cumplimiento el propósito de la encarnación de Cristo.

Solo el Señor Jesucristo deja las glorias del cielo para tomar la forma de hombre, identificándose con los seres humanos, cargando con sus pecados, pagando así el precio de su salvación, como lo hizo en la cruz del calvario. Por más poderosos que sean estos seres celestiales de orden angelical, ninguno de ellos reuniría las condiciones para redimir a la raza humana de su pecado. Sin embargo, la sangre del propio Hijo de Dios podía hacerlo, ¡y lo hizo!

Estos seres angelicales parecen ser responsables ante Dios por la humanidad y, sin lugar a dudas, se vieron frustrados porque Satanás se pervirtió a sí mismo y trastornó los planes de Dios trayendo el pecado al mundo. Permanecían impotentes mientras una generación tras otra de seres humanos caía en pecado y perdía la comunión con Dios. Este acto presente de adoración parece ser su expresión de devoción y adoración al Señor Jesucristo por redimir lo que ellos no podían redimir.

El adverbio «siempre» (hótan), seguido del verbo «dan» (dósousin), que es el futuro indicativo, voz activa de (dídómi), proporciona la idea de continuidad: «Todas las veces que dan» o «tan frecuentemente» como los cuatro seres se disponen para dar gloria, los veinticuatro ancianos «se postran» (pesoúntai) en adoración a Dios. Obsérvese que ambos verbos («dan» y «postran») están en tiempo futuro de indicativo. Quizá el cuadro sugiera dos acciones simultáneas sincronizadas. La primera es la señal para que comience la segunda. En todo caso, la acción de los cuatro seres vivientes tiene precedencia sobre la de los ancianos.

La adoración de los cuatro seres vivientes tiene un cuádruple aspecto:

  • 1) «Dan gloria».

Es decir, confiesan la suma total de los atributos, excelencias y perfecciones de Dios. Él es digno de adoración por ser quién es.

  • 2) «Dan honor».

O sea, rinden respeto, reverencia y temor reverencial debido a su gloria.

  • 3) «Dan gracias».

Es decir, gratitud por los dones de la gracia manifestados en la providencia y en la creación. Dan gracias también en aprecio por los beneficios divinos y alaban a Dios por su bondad en dar. Debe observarse que la alabanza de los ancianos tiene que ver primordialmente con la dignidad de Dios como Creador para tomar su gran poder en juicio. Hay, por lo tanto, un contraste en la alabanza de los cuatro seres vivientes y la de los veinticuatro ancianos.

  • 4) «Al que vive por los siglos de los siglos».

(Toí zónti eis toús aiónas tón aiónon). En el transcurso de la alabanza, los cuatro seres vivientes reconocen su inferioridad delante de Aquel quien es auto suficiente y de quien ellos derivan su vida. La eternidad de Dios es contrastada con la temporalidad de las criaturas.

  • 2. De los veinticuatro ancianos:

[Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tu creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas] 4:10-11

  • a. «Se postran y echan sus coronas delante del que está sentado en el trono» 4:10

La canción que cantan estos seres celestiales es una canción de gloria y de honor a Dios porque es el Creador de todas las cosas. Esto, por supuesto, sobre la base de Juan 1:3, es otra evidencia de que el Señor Jesucristo es quien recibe adoración.

Los veinticuatro ancianos abandonaban sus tronos para postrarse delante del trono del Soberano, y confiesan su condición de criaturas delante del «que vive por los siglos de los siglos». Los ancianos también «echan sus coronas delante del trono» como señal de sumisión delante de Aquel que es Rey de reyes y Señor de señores.

  • b. «Le rinden gloria y honra y poder al que está sentado en el trono» 4:11

En el texto griego aparece una lectura algo diferente: «Digno eres, el Señor y el Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder porque tu creaste todas las cosas y por causa de tu voluntad fueron y fueron creadas».

Obsérvese, en primer lugar, la causa por la cual los ancianos ofrecen adoración inteligente al Señor Soberano: «Porque tú creaste todas las cosas». Dios es responsable de la creación en todos sus aspectos. El apóstol declara que el Verbo es el creador de todo lo que ha sido creado (Jn. 1:1-3). Pablo hace la misma afirmación (Col. 1:15, 16); véase también He. 1:3).

Nótese los siguientes aspectos:

  • 1) El plan de Dios es total: «Todas las cosas»

  • 2) El propósito supremo: «Por tú voluntad»

  • 3) La potencialidad: Todas las cosas «fueron» o «vinieron a existir». Una probable referencia a la existencia potencial de todas las cosas en la mente y el propósito de Dios.

  • 4) El poder: «Fueron creadas» (ekístheisan) es el aoristo primero, voz pasiva de (ktídso) «crear». El aoristo contempla la realidad histórica del acontecimiento de la creación. Además, sugiere que la creación no tuvo lugar a través de un largo proceso de millones de años, sino mediante el acto sobrenatural e instantáneo ejecutado por la Palabra potente del Dios Creador.

Autor:

Julio C. Torres

Partes: 1, 2
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