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Volkswagen y el -timo- del -dieselgate-: -Réquiem- por el Capitalismo Renano




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  1. Banderas de nuestros padres: "hay mentiras que matan" (lo que más bronca me da, es haber sido tan gil)
  2. The Hall of Fame ("we totally screwed up":otros escándalos, Made in Germany)
  3. El cinismo europeo: estudios y recomendaciones desatendidos
  4. "Doing business" in USA: donde la "codicia" es buena, pero la "mentira" es mala
  5. Secretos y Mentiras (mirando por el retrovisor)
  6. El ocaso del pensamiento renano
  7. La "tanguedia" europea: "Cuesta abajo" – la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser (entre el Síndrome de Estocolmo y el Complejo de Saturno)
  8. La Europa de "las cenizas de Angie" (¿del "hungry" al "angry"?)
  9. Euro punto de vista("en mi modesta opinión"): la era del desorden
  10. El viaje a nunca jamás: una Alemania "bipolar"
  11. Desconfianza e incertidumbre (los fracasos de hoy y el bagaje de mañana)
  12. Con las mejores intenciones (de un admirador de Alemania y el modelo renano)

Banderas de nuestros padres: "hay mentiras que matan" (lo que más bronca me da, es haber sido tan gil)

Guía abreviada para entender el "Caso Volkswagen"

Once millones de coches afectados, decenas de miles de millones en pérdidas y la industria alemana en la cuerda floja.

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Algunas de las claves del caso que puede revolucionar la industria automovilística mundial:

Todo comenzó en 2005 cuando Volkswagen quiso introducir un motor TDI (diésel) en los EEUU, un mercado cuyas condiciones de entrada requerían de una inversión en mejoras técnicas de 300 euros por vehículo. El departamento financiero rechazó la operación y fue entonces cuando se recurrió a un software de prueba diseñado por Bosch y que reducía enormemente, aunque sólo en apariencia, la emisión de gases contaminantes.

Bosch advirtió de la ilegalidad que suponía la operación en 2007; también algunos técnicos de Volkswagen (en 2011), más la empresa no reaccionó y montó casi once millones de motores con el citado software. La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos descubrió el pasado 18 de septiembre el mayor fraude empresarial de la historia, aún mayor, según Financial Times, que el de Enron.

El que en un principio fue bautizado como "caso Volkswagen"afecta ya a toda la industria automovilística alemana. Audi y BMW también reconocen haberse visto afectados por la estafa masiva en los motores. Alemania, líder mundial en ventas de automóviles, está viendo mermado su prestigio y crédito internacional. El valor intangible de la Marca Alemania atraviesa el peor momento de su historia y el valor de todas las compañías relacionadas con el escándalo se desploma en la bolsa.

A principios de octubre de 2015 se tiene conocimiento de más de 10 millones de vehículos afectados: 2,1 millones de Audi, 1,2 millones de Skoda, 5 millones de Volkswagen, 1,8 millones de vehículos comerciales Volkswagen y alrededor de 700.000 Seat. Suiza ha prohibido la venta de vehículos Volkswagen en su territorio y unas horas se ha sumado Bélgica. Mientras el valor de Volkswagen se hunde en la bolsa, empieza a especularse sobre las sanciones a las que tendría que hacer frente la compañía: 18.000 millones de dólares sólo en EEUU, pero el montante total podría multiplicar por tres y hasta por cuatro esta cifra.༯font>

También los particulares están constituyendo asociaciones de afectados para reclamar compensaciones económicas. Los "damnificados" propietarios se han unido en plataformas parareclamar sanciones económicas "proporcionales a la gravedad del fraude" ya que considera que "además de un engaño masivo sobre las características de sus vehículos representa un atentado contra el medioambiente y la salud de los consumidores".Lamentan además la "nefasta" política de comunicacióndel Grupo֯lkswagen঱uot;que sigue sin detallar la lista completa de modelos afectados por el fraude".

Para algunos expertos el escándalo podría incluso llevarse por delante al, hasta el momento, buque insignia de la industria automovilística alemana.༯font>

El ocaso del líder mundial de la automoción (recorriendo la Hemeroteca del fraude)

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Automóviles y medio ambiente. Son dos cosas tan importantes para Alemania que ya forman (¿o formaban?) parte de su carácter nacional."Hecho en Alemania

– El jefe de VW en EEUU: "La hemos cagado del todo" (Cinco Días – 22/9/15)

El primer ejecutivo de la marca Volkswagen en Estados Unidos, Michael Horn, ha sido el primero en dar la cara después del escándalo del falseo de las emisiones de CO2, que ha protagonizado el grupo alemán y que está conmocionando a la industria del automóvil a nivel mundial. Y ha sido especialmente gráfico en sus declaraciones. Textualmente, ha dicho "we totally screwed up", que se puede traducir como "la hemos cagado/fastidiado del todo". El ejecutivo admitió así, en un evento anoche en Boston, que la automovilística ha sido "deshonesta con los reguladores y el público".

La compañía enfrenta una multa de 18.000 millones de dólares por instalar un software que reducía las emisiones de CO2 de sus coches cuando estos detectaban (por los movimientos y posiciones del volante) que estaban siendo inspeccionados. Una vez terminado el control, el software se apagaba y las emisiones de gases contaminantes de esos vehículos crecían, llegando a contaminar hasta 40 veces más de lo que admitían en el control.

Horn, que compareció en la presentación de la nueva versión del Volkswagen Passat, afirmó que "tenemos que arreglar los coches y tomar las medidas necesarias que esto no vuelva a pasar de nuevo. Este tipo de comportamiento no es compatible con nuestras cualidades de marca y tendremos que hacer lo que sea necesario para recuperar la confianza de los clientes". Horn se marchó sin aceptar preguntas.

– VW provisiona 6.500 millones y cae un 19,8% en Bolsa (Cinco Días – 22/9/15)

Volkswagen ha comunicado que provisionará 6.500 millones de euros para hacer frente a las investigaciones y todas las "medidas necesarias y esfuerzos añadidos para recuperar la confianza de los consumidores", señaló la compañía en un comunicado. Todo a costa de la crisis sin precedentes que atraviesa la primera automovilística europea tras admitir que instaló un software en sus motores diésel en EEUU para pasar los controles sobre emisiones de CO2 pese a que los coches emitían 40 veces más gases contaminantes de lo que debían.

La provisión se tendrá en cuenta en el "tercer trimestre fiscal de 2015", señaló la empresa y obligará a "revisar los objetivos de ganancias a cierre de año". "Debido a todas las investigaciones en curso, la cantidad de la provisión podrá ser reevaluada a corto plazo", admitió la empresa.

La decisión tendrá un impacto directo en las cuentas de su primer accionista, el grupo Porsche que también ha revisado a la baja su objetivo de beneficio para 2015. Porsche, prevé un efecto equivalente en su resultado por las provisiones del tercer trimestre, que además podrían tener que ser ajustadas de nuevo debido a las investigaciones en marcha.

El diario alemán Der Tagesspiegel ha avanzado que la continuidad de Martin Winterkorn como consejero delegado podría está en entredicho. Según fuentes internas que no cita el periódico, el Consejo de Administración de Volkswagen le relevará de su puesto para colocar a Matthias Müller, actual consejero delegado de Porsche. Un portavoz de Volkswagen respondió que estas afirmaciones son "ridículas".

A través de un video, Martin Winterkorn, se disculpó tras el escándalo por la manipulación de las emisiones de gases contaminantes en los vehículos diésel vendidos en EEUU. Winterkorn prometió "una explicación transparente y rápida y volver a hacerlo bien".

"Las irregularidades en los motores diésel de nuestro consorcio contradicen todo lo que apoya Volkswagen", dijo Winterkorn, de 68 años.

"Tampoco yo tengo en este momento todas las respuestas a todas las preguntas", añadió el presidente del mayor fabricante automovilístico del mundo.

"Lamento infinitamente que hayamos decepcionado esa confianza. Me disculpo de todas las formas ante nuestros clientes, las autoridades y la opinión pública por este comportamiento incorrecto", añadió Winterkorn.

La empresa alemana afronta una multa en EEUU que podría llegar a los 18.000 millones de dólares, además del incalculable daño que puede tener esta crisis para su imagen pública. Perdió ayer una quinta parte de su valor en Bolsa y hoy, sigue profundizando el desplome. Sus títulos han cerrado con una caída del 19,8%. Su caída se está llevando por delante a sus competidores alemanes Daimler y BMW, que caen un 6,8% y un 6,6% respectivamente.

La compañía ha admitido además que el software puede estar instalado en "alrededor de 11 millones de coches en todo el mundo". VW ha hecho hincapié en que este mecanismo no afecta "a los nuevos motores diésel que cumplen la normativa Euro6, que cumplen con todos los mecanismos legales y todos los estándares medioambientales". La automovilística trabaja "a la mayor velocidad posible para aclarar todo tipo de irregularidades concernientes a estos vehículos".

El origen de la crisis

La crisis comenzó el pasado viernes, cuando la agencia de protección del medio ambiente en Estados Unidos desveló que VW utilizaba un sistema para engañar a los medidores de dióxido de carbono. Gracias a un software especial, la empresa podía sortear las normas medioambientales: investigadores de la Universidad de Virginia Occidental informaron el año pasado que los vehículos diésel del fabricante alemán emiten hasta 40 veces más óxido de nitrógeno, que causa smog, que lo permitido por la normativa.

El fraude afecta a 482.000 vehículos en el país. Aunque la empresa no lo ha hecho oficial, medios locales dijeron que la compañía ha comunicado a sus concesionarios que dejen de vender los modelos 2015 y 2016 que tienen almacenados. El presidente del Grupo Volkswagen, Martin Winterkorn, reconoció en un comunicado las acciones de la compañía y pidió disculpas al señalar que lamentaba profundamente haber "roto la confianza" de sus clientes y del público. El Departamento de Justicia va a iniciar una investigación penal.

Países que piden una aclaración

Y es que las investigaciones se multiplican, expandiendo la crisis de Volkswagen en EEUU como una mancha de aceite por todo el mundo, en una espiral que puede afectar al resto de fabricantes de coches. De momento, las indagaciones ya han llegado hasta su mercado natural, Alemania. Así, el Gobierno alemán va a ordenar nuevos exámenes de emisiones independientes a todos los vehículos diésel de Volkswagen comercializados en su país. El ministro de Transporte alemán, Alexander Dobrindt, asegura en una entrevista avanzada hoy por el diario popular Bild que, pese a que se hacen "controles independientes constantemente", ha indicado "a la Oficina Federal de Vehículos a Motor que efectúe inmediatamente estrictas inspecciones de carácter específico y con peritos independientes de los modelos diésel de Volkswagen", señala Dobrindt.

No se va a quedar en Alemania. Ya el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, ha pedido esta mañana una investigación "a escala europea" sobre el cumplimiento por los fabricantes de vehículos de las reglas contra la contaminación, tras el escándalo de Volkswagen en Estados Unidos. "Es importante tranquilizar", afirmó en una entrevista a la emisora de radio Europe 1 Sapin, que consideró que la investigación no tiene que limitarse a Volkswagen.El ministro justificó que "los controles se hagan en territorio europeo, puesto que tanto el mercado como las reglas de contaminación son europeas".

También Corea del Sur ha solicitado una investigación de unos 5.000 vehículos de VW y Audi con motores diésel que podrían estar afectados.

El escándalo sobre los engaños en los test de emisiones de vehículos diésel en Estados Unidos tendrá consecuencias a nivel laboral, "sin ninguna duda", según expresó en una entrevista radiofónica el ministro de Economía del Estado de Baja Sajonia, Olaf Lies, también consejero de Volkswagen. Antes, en todo caso, será precisa una investigación sobre qué personas estaban implicadas.

En paralelo, también Corea del Sur va a iniciar una investigación sobre los vehículos diésel de Volkswagen.

La Comisión Europea, a la espera

La Comisión Europea (CE) aseguró hoy, por su parte, que se toma "muy en serio" el escándalo del fabricante automovilístico alemán Volkswagen pero que aún considera "prematuro" opinar. "Es una cuestión que nos tomamos muy en serio. Tenemos que ser muy claros, verdaderamente hay que aclarar los hechos y llegar al fondo del asunto", indicó en la rueda de prensa diaria de la CE la portavoz comunitaria Lucía Caudet, quien apuntó que "le debemos eso a los consumidores y al medioambiente".

La portavoz señaló que la Comisión ha discutido el asunto con los Estados miembros y afirmó que "vamos a convocar en breve una reunión con las autoridades nacionales para hablar de ello", pero precisó que "es prematuro que podamos sacar conclusiones".

"Tenemos que estar completamente seguros de que la industria respeta los límites de emisiones en los coches. Estamos analizando la información de la que disponemos", dijo.Caudet señaló que Bruselas está "en estrecho contacto" con Volkswagen y las autoridades americanas "para establecer los hechos de la retirada del mercado de ciertos vehículos"."Estamos al tanto de las investigaciones en curso, tanto internas como externas sobre Volkswagen en Estados Unidos y en Alemania", señala

– Cuatro claves para entender la crisis desatada en Volkswagen (Cinco Días – 23/9/15)

¿Qué infracción ha cometido Volkswagen?

A finales de la pasada semana trascendió que Volkswagen había instalado un software en ciertos vehículos que se activaba únicamente cuando el coche iba a someterse a un test de gases. Entonces, disminuía la emisión de monóxido de nitrógeno rebajando la potencia en un 40% con respecto a cuándo circulan estos coches. Unos 11 millones de automóviles, 482.000 en EEUU, tienen instalado este programa en los motores Type EA 189, ilegal tanto en EEUU como en Europa. No se conocen muchos detalles, pero sí que este software se activaría cuando comienza un test.

Cabe recordar que un motor diésel es, en realidad, más eficiente que uno de gasolina. Estos, sin embargo, no emiten tanta cantidad del letal monóxido de nitrógeno. Volkswagen ha asegurado que sus nuevos motores EU 6 en Europa cumplen los requisitos legales y medioambientales establecidos.

¿Cómo puede afectar esta crisis a la compañía?

La crisis que se abre ante Volkswagen es verdaderamente imprevisible. Tanto es así, que la multinacional ha provisionado ya 6.500 millones de euros para hacer frente a pagos e indemnizaciones. No sólo eso, la empresa ya ha anunciado que revisará a la baja sus objetivos de beneficio para 2015. Conviene recordar que la EPA (la agencia medioambiental de EEUU) tiene la autoridad para multar con hasta 37.500 dólares por vehículo defectuoso, aunque los pagos se suelen reducir a partir del vehículo 10.

Toda la legendaria industria alemana de la automoción, además, está en entredicho, aunque Daimler y BMW no han tardado en desvincularse de estos problemas. Alemania, por si acaso, ha abierto una investigación. Las autoridades surcoreanas han anunciado el lanzamiento de una investigación propia, mientras que el Gobierno francés ha pedido la apertura de pesquisas en Europa.

¿Y a la cúpula directiva?

La orden de instalación de estos programas, aseguran los expertos, no puede haber partido de mandos intermedios. "Nadie instala un software de engaño por error", aseguraron ayer diversos analistas. Por ello, el presidente de la compañía, Martin Winterkorn, está bajo el escrutinio público tras su enfrentamiento con el expresidente Ferdinand Pi루. Este es sin duda el mayor escándalo que afecta a la compañía desde que en 2005 se conoció que había pagado a prostitutas con dinero de la empresa.

¿Había sucedido algo parecido antes?

En 1998, la propia EPA multó a varios fabricantes de motores diésel para camiones pesados. En aquel caso, las emisiones eran el triple de lo permitido. A principios de los 90, tanto Ford como Honda fueron penalizados por cuestiones parecidas. Hyundai y su filial KIA han pagado multas por decir que sus coches consumían menos de lo que lo hacían en realidad.

¿Cómo han reaccionado las autoridades europeas?

De momento no hay una respuesta firme desde Europa y parece que la investigación abierta en Estados Unidos ha pillado fuera de juego a las instituciones europeas. Una portavoz de la Comisión Europea señalaba ayer que "hay que aclarar los hechos y llegar al fondo del asunto" y añadió que Bruselas está "en estrecho contacto" con la compañía y las autoridades estadunidenses "para establecer los hechos de la retirada del mercado de ciertos vehículos".

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha exigido "transparencia total" en la investigación. El ministro de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, ha recordado que en Alemania se realizan "controles independientes constantemente". Aun así, ha señalado que ha dado instrucciones a la Oficina Federal de Vehículos a Motor para que realice "inmediatamente estrictas inspecciones de carácter específico y con peritos independientes de los modelos diésel de Volkswagen". El objetivo que persigue el Gobierno alemán es hablar con los ejecutivos de la compañía con sede en Wolfsburg para pedirse el acceso a los documentos del fabricante de automóviles. "Nuestro comité examinará si los vehículos en cuestión fueron construidos y probados de acuerdo a las normas alemanas y europeas, y sí que fue hecho de acuerdo a los registros de vehículos", dijo el ministro en un comunicado.

Por su parte, el Gobierno británico ha pedido a la Comisión Europea que tome cartas en el asunto.

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– Las mentiras estrellan a Volkswagen: pierde en dos días el 40% de su valor en bolsa (Vozpópuli – 23/9/15)

El resto de fabricantes de automóviles y de componentes se ha visto arrastrado por el fraude de la compañía alemana en once millones de coches en varios mercados.

(Por Ángel Alonso)

Volkswagen ha pasado de ser una empresa líder por sus cifras de ventas de coches en todo el mundo (con más de cinco millones de vehículos) a una firma atropellada por sus mentiras sobre el software para manipular el nivel de contaminación en sus motores diésel. En solo dos días ha perdido ya el 40% de su valor en Bolsa, con pérdidas de 26.000 millones de euros, y la sangría de su cotización puede ser aún mayor ante elreconocimiento de que el fraude se extiende a once millones de unidades en diversos mercados, no solo en Estados Unidos. Desde su valor máximo del año (255 euros), la acción del fabricante de coches alemán ha perdido la mitad de su valor, hasta caer al cierre de ayer en la Bolsa de Fráncfort a los 106 euros.

La compañía va a realizar provisiones en sus cuentas del tercer trimestre por valor de 6.500 millones de euros para afrontar el impacto del engaño, una cifra que representa casi la mitad de los beneficios obtenidos por la firma alemana el año pasado. La cifra de la multa que podría tener que pagar solamente en Estados Unidos asciende a 18.000 millones de euros, a razón de 35.000 euros por vehículo, aunque después podría ser sensiblemente más reducida por los pactos extrajudiciales que alcance para evitar prolongar en el tiempo la enorme mancha en su reputación.

Pero el reconocimiento de que once millones de vehículos podrían estar "afectados" por el software para evitar el control de emisiones contaminantes podría elevar la factura de manera considerable, teniendo en cuenta que varios países europeos y Corea del Sur han pedido explicaciones y podrían poner en marcha sendas investigaciones.

Para Alemania este caso se ha convertido en un problema de "marca país", puesto que el sector automovilístico representa un 4% del PIB y emplea a uno de cada siete trabajadores en el sector de manera directa o indirecta. Y otros países como Francia, que también cuenta con una potente industria del motor, tratan de evitar que les arrase el engaño de Volkswagen. No es para menos, ya que el sector ha experimentado un correctivo durante estos días que podría seguir aumentando hasta que se esclarezcan todo lo ocurrido en el fabricante alemán. Sus competidores Daimler, BMW, Peugeot, Renault y Fiat Chrysler han sufrido caídas en su cotización entre el 6% y el 8%, al igual que empresas relacionadas con los componentes de automoción, como Bosch o Continental.

Volkswagen, que incluye a marcas como Audi, Porsche, Skoda o Seat, se había propuesto alcanzar el liderazgo por ventas mundiales arañando cuota de mercado en Estados Unidos, donde los coches con gasolina son más populares, y ahora más con la caída del precio del petróleo. Pero la insistencia en presentar los motores diésel como más ecológicos a pesar de su mayor coste, estaban dando sus frutos. Entre enero y septiembre de este año, las ventas del grupo en Estados Unidos habían aumentado un 27,6% gracias a los modelos Jetta, Passat o New Beetle, precisamente los afectados por el engaño del software.

¿Cuánto más puede resultar perjudicada la cotización de la compañía por esta mentira reconocida? Ni siquiera las dudas sobre la economía china propiciaron semejante varapalo a Volkswagen durante el verano. Pero las consecuencias sobre la compañía aún están por ver. Algunos analistas aseguran que el valor de la compañía se recuperará una vez que pase el ruido por este escándalo, pero la volatilidad está asegurada en una firma que deberá afrontar además la desaceleración del gigante asiático y la responsabilidad en sus cuentas y en su reputación del fraude del software. Además, el propio sector se verá sometido a partir de ahora a más presión sobre sus modelos de medición de la polución, lo que podría arrastrar al resto de fabricantes de automóviles.

De momento ha pasado de ser una empresa estrella a una empresa estrellada y son varios los gestores de reconocidos fondos de inversión que han decidido salir de la compañía ante las dudas que presenta.

– El impacto del escándalo de Volkswagen en la marca "Hecho en Alemania" (BBCMundo – 23/9/15)

(Por Damien McGuinness)

El escándalo podría manchar la marca "Hecho en Alemania".

Automóviles y medio ambiente. Son dos cosas tan importantes para Alemania que ya forman parte de su carácter nacional.

Así que los alemanes están profundamente impactados tras descubrir que uno de sus principales fabricante de autos, Volkswagen, ha estado manipulando durante años las pruebas para las emisiones contaminantes de sus autos diésel en Estados Unidos.

Es como si los británicos súbitamente se enteraran de que la reina Isabel estuvo involucrada en amañar las carreras de caballos de Ascot.

Un periódico alemán lo llamó "el acto de estupidez más costoso en la historia de la industria automotriz".

Estúpido porque manipular los datos de contaminación para mejorar las ventas sólo puede ser visto como una bofetada en la cara de los clientes que pagaron un suplemento por lo que pensaban sería un automóvil menos contaminante.

Y costoso porque en cuestión de horas el valor de VW en la bolsa perdió US$15.600 millones durante la apertura el lunes en la mañana.

Escándalo de VW

11 millones de vehículos afectados

  • US$7.230 millones reservados por VW

  • US$18.000 millones de multas potenciales

  • No. 1 en ventas globales de autos

Desde que la compañía aceptó la responsabilidad, sus acciones se desplomaron más de 30% en dos días.

Además la empresa podría enfrentar multas de US$20.000 millones de las autoridades estadounidenses y lo más probable es que la marca sufrirá un enorme daño en las ventas en el futuro.

Confianza traicionada

Parece particularmente indignante que VW sea culpable de falsificar sus credenciales ecológicas cuando la compañía se ha jactado de ser ecológicamente consciente y ha promocionado sus vehículos como "diésel limpio".

El mensaje era: poderosos y, al mismo tiempo, mejores para el medio ambiente.

Pero los conductores de casi medio millón de automóviles en Estados Unidos acaban de descubrir que los vehículos que han estado manejando son mucho peores para el medio ambiente de lo que pensaban.

Las pruebas manipuladas cubrieron el hecho de que estos autos emiten hasta 40 veces más el límite legal de contaminantes.

Y VW reconoció que podrían estar afectados hasta 11 millones de autos en todo el mundo.

Pero además, se teme que el escándalo pueda tener ramificaciones incluso más extensas.

En Alemania un automóvil es más que sólo una caja de metal sobre cuatro llantas, como lo sabe cualquiera que haya estado alguna vez en Wolfsburgo, la ciudad donde se originó la VW.

De hecho, con casi la mitad de la población trabajando para la empresa, la ciudad es VW: con fábricas enormes adornadas como castillos y enormes banderas y signos de VW a donde quiera que mires.

Contaminando al "Hecho en Alemania"

Esto se debe a que Alemania está orgullosa de sus autos: símbolos de fiabilidad, pericia técnica y máxima ingeniería.

También son símbolos de su fortaleza económica. Gracias a la VW, Wolfsburgo tiene el salario per cápita más alto de Alemania.

Y en el país como un todo, los automóviles son una de las exportaciones más importantes de Alemania.

Según un cálculo, uno de cada siete empleos en Alemania está de alguna forma vinculado a la industria automotriz.

Se supone que "Hecho en Alemania" es una marca de calidad y confianza que vale el dinero que se paga por ella.

Si esa imagen se convierte en una de manipulación y engaño, en poco tiempo comenzará a sentirse el impacto en la economía alemana.

Y se teme que otras industrias alemanas también se vean contaminadas por el escándalo.

Gran parte del actual éxito económico de Alemania está basado en su pericia de ingeniería, su tecnología especializada y la costosa maquinaria pesada que vende para poner en marcha las fábricas de China.

Los compradores están dispuestos a pagar más por un nivel de calidad en la cual confían.

El problema es que incluso cuando algo como ganar la Copa Mundial puede mejorar la reputación de muchos tipos de marcas alemanas internacionalmente, mentir sobre las credenciales ecológicas de un auto podría muy bien tener el efecto opuesto.

– Volkswagen, una "amenaza más grande para Alemania que la crisis de deuda griega" (El Confidencial – 24/9/15)

La falsificación de las emisiones de gases contaminantes por parte del grupo podría suponer un "impacto en la sociedad y en la economía alemana en su conjunto"

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La canciller Angela Merkel observa un Volkswagen, en una imagen de archivo (EFE)

Después de que se conociera que el grupo Volkswagen había engañado a sus clientes falseando la cifra de emisiones contaminantes de sus coches, los intentos por devolver a la empresa la imagen que tenía hasta ahora no cesan. El que hasta ahora era presidente de la compañía, Martin Winterkorn, dimitió el pasado miércoles en un intento por rebajar la gran presión que se estaba ejerciendo sobre la marca. Será el viernes cuando se presente al que se considera nuevo sustituto, Matthias Müller, quien hasta ahora ha estado liderando Porsche.

Las acciones de Volkswagen han caído en picado después de la trampa de la empresa, una firma que ha distribuido sus vehículos a más de 11 millones de personas en todo el mundo y supone en Alemania -país de origen del grupo- más de 270.000 puestos de trabajo. La "traición" de la compañía ha sido analizada para Reuters por Carsten Brzeski, economista jefe del banco ING: "Volkswagen se ha convertido para la economía alemana en una amenaza más grande que la crisis de deuda griega".

Las buenas cifras del grupo han sido las responsables de grandes beneficios para el país de los L䮤er. "Si las ventas de Volkswagen se desploman en Estados Unidos durante los próximos meses, esto no solo tendría impacto en la sociedad, sino en la economía alemana en su conjunto", añade Brzeski. La lógica indica que, si la empresa no ingresa las cifras que ha obtenido hasta ahora, no podrá hacer frente al pago de sueldos, inmuebles, etc., que están entre sus obligaciones.

Al Gobierno alemán le preocupa que otros fabricantes de coches con base en el país -como BMW o Daimler- puedan verse lastradas por el "efecto Volkswagen". Por el momento no hay indicios de actividades fraudulentas por parte de estas empresas, pero el Ejecutivo teme que la confianza en la industria automovilística alemana pierda fuerza. Aun así, desde el Gobierno se afirmó el pasado miércoles que Volkswagen seguirá siendo un "pilar importante" para la economía del país a pesar de la crisis que está atravesando.

– Un fraude de consecuencias incalculables (El País – 24/9/15)

Volkswagen no necesitaba hacer trampas: caminaba hacia la supremacía absoluta del sector

(Por Manuel Gómez Blanco)

No les hacía ninguna falta. En 2014 rozaron el liderazgo mundial -10.215.000 de vehículos vendidos- y este año ocupaban ya el primer lugar. El Grupo VW caminaba imparable hacia la supremacía absoluta en la industria del automóvil. Había hecho mejor los deberes estratégicos y tenía un reparto de papeles imbatible entre sus marcas: Audi compitiendo de tú a tú con Mercedes y BMW entre las de lujo; VW en un escalón intermedio con una imagen impecable, y Seat y Skoda bien armadas para luchar con las marcas francesas, japonesas y coreanas más populares. Nadie lograba las economías de escala del consorcio alemán y los otros dos gigantes, General Motors y Toyota, no podían seguir su ritmo.

Por eso, la burda trampa para burlar las pruebas de emisiones es aún más incomprensible.El software fraudulento detectaba si el coche estaba pasando la prueba de emisiones y elegía un mapa de inyección alternativo que las reducía al mínimo, probablemente según expertos consultados, enriqueciendo ligeramente la proporción de gasóleo, lo que reduce la emisión de óxidos de nitrógeno (NOx). Y cuando el coche volvía a circular adoptaba el mapa normal, con una mezcla algo más pobre que reducía el consumo, aunque a costa de disparar las emisiones de NOx hasta 40 veces el límite.

El fraude ha permitido publicitar entre 2008 y 2015 consumos récord en muchos nuevos modelos, un refuerzo clave para la imagen de marca. Y ha podido suponer ventajas competitivas frente a marcas rivales que al cumplir la ley no obtenían tan buenos resultados: sus coches pagaban más impuestos en mercados donde están ligados a las emisiones de CO2. Pero salvo contadas ocasiones, las diferencias oficiales -décimas de litro- no justificaban el riesgo de ser descubierto. Y los costes son ahora impredecibles y el precio en imagen, irrecuperable.

¿Qué puede hacer ahora el Grupo VW para afrontar la crisis? El primer paso lo dio reconociendo la estafa y el segundo con la inevitable dimisión de su presidente. Después, cuando salga del shock, llamará a revisión a los 11 millones de vehículos afectados para sustituir el chip de la inyección, lo que probablemente supondrá un ligero aumento de consumo. Pero sobre todo, no debería escatimar medios para compensar a sus clientes de VW, Audi, Seat y Skoda, entre ellos con toda probabilidad, decenas de miles de españoles. A la multa de las autoridades de EEUU habrá que sumarle todos estos costes para llegar a una cifra por ahora incalculable, pero estratosféricamente superior a las ventajas obtenidas. Esta vez la trampa va a salir muy cara.

– Volkswagen, el símbolo empresarial de Alemania (The Wall Street Journal – 25/9/15)

(El montaje fotográfico es de mi responsabilidad; las conclusiones a cargo del lector)

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Planta fabril en la sede central de Volkswagen en Wolfsburgo

Planta eléctrica en la sede central de Volkswagen en Wolfsburgo

(Por William Boston)

Wolfsburgo, Alemania.-Volkswagen AG ocupa un lugar en la sociedad alemana que pocas empresas tienen en cualquier país.

En la sede central de la compañía, en el corazón de Alemania, se levanta un centro turístico llamado Autostadt (Ciudad del Auto, en alemán). Se trata de un conjunto de brillantes edificios con grandes exhibiciones y museos de la firma, que se asemeja a una Feria Mundial. De hecho, es una de las mayores atracciones turísticas de Alemania. La ciudad de Wolfsburgo, construida alrededor de la planta automotriz, tiene varios restaurantes con estrellas Michelin.

BMW AG y Mercedes-Benz, de Daimler AG, son dos símbolos del estatus alemán, pero Volkswagen es el verdadero auto del pueblo, como lo dice su nombre en alemán.

La empresa da además empleo a casi 300.000 personas en 29 plantas en todo el país, con lo cual tiene lazos con millones de hogares.

Estas raíces ayudan a explicar por qué el escándalo por el engaño en los estándares de emisiones ha golpeado con tanta fuerza a esta nación. Los políticos, desde la canciller Angela Merkel hasta el jefe de gobierno del estado de Baja Sajonia -que posee 20% de la compañía- han pedido un informe completo sobre los hechos.

La fábrica original de Wolfsburgo se extiende por 1,6 kilómetros. En sus entradas hay inscripciones en dialectos locales que datan de los años del nazismo. Fue diseñada para ser más grande que la fábrica de Henry Ford y producir un millón de unidades al año en una época en que pocos alemanes manejaban.

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Adolf Hitler y Ferdinand Porsche (izquierda) admiran un modelo a escala del Escarabajo en 1934

Esta planta sigue siendo la fábrica de automóviles más grande del mundo bajo un mismo techo. El famoso Escarabajo y el logo azul y plateado de VW, encaramado en lo alto del edificio de ladrillo rojo de los años 60 que aloja la sede central de la empresa, son íconos del milagro económico alemán de la posguerra.

La fábrica fue construida hace 78 años en una zona pantanosa elegida por Adolfo Hitler porque estaba en el centro del Reich alemán. Desde entonces, Volkswagen ha sido la personificación del sector empresarial germano.

Volkswagen es más una institución nacional que una corporación. La firma es controlada por los herederos de Ferdinand Porsche, el inventor del Escarabajo, pero no pueden tomar ninguna decisión sin el voto favorable de las autoridades de Baja Sajonia.La automotriz es el mayor empleador del estado, que por ley (conocida como "Lex VW") puede bloquear una adquisición hostil. Esta ley ha sido modificada por la Comisión Europea, que quería prohibirla por completo, pero Baja Sajonia todavía no puede ser superada en poder de voto.

Otra característica de Volkswagen es la estrecha relación que existe entre la gerencia de la compañía y sus trabajadores, representados por el sindicato IG Metal. En abril, cuando Ferdinand Piech renunció como presidente de la junta supervisora, el ex jefe de IG Metall fue designado como presidente interino. Que el sindicato ocupara el puesto más alto en la empresa no molestó a nadie en Alemania.

Así como el Escarabajo llegó a simbolizar el milagro económico de la posguerra, Volkswagen como empresa encarna la idea alemana de una economía social de mercado, una mezcla de socialismo y capitalismo, y el consenso de que fabricar autos en Wolfsburgo se trata de algo más que ganar dinero.

La gran "cagada" de VW: "a los yanquis les gustan las cosas grandes"弯b>


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– La gran "cagada" de Volkswagen (El Confidencial – 27/9/15)

La gran "cagada" de VW, como lo denominó un alto directivo de la compañía, tiene mucho que ver con el papel de las multinacionales. Su capacidad de influencia ha arrinconado a muchos gobiernos

(Por Carlos Sánchez)

Lleva razón Peter Dicken, uno de los mayores expertos en globalización, cuando sostiene que es mentira que las multinacionales dominen el mundo. Ofrece un argumento sólido. Las grandes corporaciones tendrían escasa capacidad de influencia si no fuera porque los gobiernos se apoyan en su fuerza económica para gestionar la cosa pública.

"Los Estados necesitan a las grandes empresas, pero las empresas necesitan también a los Estados", sostiene Dicken, quien frecuentemente advierte en sus estudios sobre una de las consecuencias más obvias de la globalización: los gobiernos han perdido autonomía respecto del poder económico, hasta comportarse, en ocasiones, como auténticos títeres. Las multinacionales, muchas de ellas procedentes de antiguos monopolios públicos, actúan en algunos países como auténticos estados dentro del Estado, como antes lo fueron la Iglesia o la milicia.

No se sabe, sin embargo, qué es antes: si el huevo o la gallina. O expresado de otra forma, si son las grandes corporaciones multinacionales las que imponen a los gobiernos sus políticas o son estos quienes se apoyan en las grandes empresas para ganar legitimidad ante los mercados y los propios electores (el llamado Consejo de Competitividad en España -un lobby mayúsculo- es un buen ejemplo). Algo que explicaría la proliferación de "puertas giratorias".

Los políticos (no todos) miman a las multinacionales porque muchos saben que algún día trabajarán en ellas. La íntima relación entre la SEC estadounidense (el regulador bursátil) y los grandes bancos de inversión es el mejor ejemplo de ello.

Existen datos incuestionables. Apple, la mayor compañía del mundo por capitalización bursátil (725.000 millones de euros, según el último ranking de PwC) tiene un precio de mercado superior al PIB de Suiza y muy parecido al de Arabia Saudí, la mayor potencia petrolífera del planeta. Google vale en bolsa lo mismo que Tailandia o Colombia, mientras que Exxon o Berkshire (la compañía de Warren Buffett) tienen una capitalización bursátil equivalente al PIB de Dinamarca o Sudáfrica.

Nada menos que 22 compañías valen en Bolsa más de 200.000 millones de dólares, casi la quinta parte del PIB de un país como España. Inditex, por ejemplo, vale en Bolsa casi lo mismo que el PIB de Marruecos o de Eslovaquia. La conclusión que han sacado algunos autores es que actualmente de las cien unidades económicas más grandes del planeta, la mitad son Estados y la otra mitad grandes corporaciones multinacionales.

Captar inversión

Volkswagen, desde luego, forma parte de ese grupo de empresas con capacidad real de influencia sobre los gobiernos. Entre otras cosas, porque ahora, al contrario de lo que sucedía anteriormente, los Estados compiten entre sí para atraer inversión, lo que inevitablemente produce incentivos perversos si los órganos reguladores no hacen bien su trabajo, como es su obligación constitucional. Sin embargo, es frecuente ver cómo los estados, en aras de captar una inyección de capitales, hacen dejación de sus responsabilidades mirando hacia otro lado, lo que facilita fraudes masivos a los consumidores. La gran "cagada", como dijo gráficamente un directivo de VW, no es de la compañía alemana, sino de los reguladores por su incompetencia manifiesta.

Esta contradicción entre poder político y poder económico estalló con crudeza en el atormentado siglo XX, pero la consolidación del actual sistema económico ha adormecido este debate. Hasta el extremo de que hoy las multinacionales campan a sus anchas con un poder casi ilimitado. Sin duda, porque el Estado, atrapado en sus propias fronteras nacionales(que algunos quieren todavía amachambrar más), no puede competir con multinacionales con estructuras de organización muy flexibles que facilitan procesos muy rápidos de deslocalización industrial y sofisticados instrumentos de ingeniería fiscal.

Como sostiene alguien que conoce bien el mundo de las multinacionales, está por ver lo que pasará en el futuro, pero lo que hoy es cierto es la enorme capacidad de influencia de las grandes corporaciones sobre los reguladores. De otra manera, no se puede explicar la acumulación de escándalos que saltan con cierta asiduidad a la opinión pública, y que en muchos casos afectan a empresas tan solventes económicamente como inmorales a la hora de hacer determinados negocios.

Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, por ejemplo, tuvo que pagar una formidable multa de 2.500 millones de dólares por manipular los tipos de interés del Libor (mercado interbancario de Londres), mientras que Siemens, otra empresa alemana, llegó a pagar en su día 420 millones de euros en sobornos. Deutsche Bank, igualmente, está implicado en un feo asunto de fraude fiscal a cuenta de la venta fraudulenta de derechos de emisión de CO2 con un considerable perjuicio para el fisco.

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