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La breve sonrisa de Confucio (La evolución estética del arte chino)



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Monografía destacada

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. El arte expresado mediante lo opuesto a su apariencia
  4. Evolución cíclica de los paradigmas estéticos
  5. Evolución cíclica de la Historia
  6. El arte, matemática de la Historia
  7. Dinastía Zhou, 1050 – 256,249; aC. Fase Analítico-Sintética
  8. Dinastía Qin, 247 – 206; aC. Fase de Síntesis
  9. Dinastía Han, 202 aC – 220 dC. Fase Sintético-Analítica
  10. Tres centurias y media de desunión y caos, 220 – 589
  11. Acasos y ocasos de la dinastía Sui. 589 – 618
  12. Dinastía Tang, 618 – 906. Fase Analítica
  13. Dinastía Song, 960 – 1279. Fase Analítico-Sintética
  14. La paradoja histórica de la dinastía Song
  15. Dinastía Ming, 1368 – 1644. Fase de Síntesis
  16. Bibliografía

Resumen

El Arte, matemática de la Historia. Este concepto puede demostrarse cuando enlazamos la evolución estética del arte chino con las fases históricas por las que ha transcurrido esta civilización. Para ello, aquí se aborda el estilo Fu en la Dinastía Zhou, el ejército de terracota en la dinastía Qin, el "barroco" de la dinastía Han, el abstraccionismo de líneas onduladas en la dinastía Tang, la poesía Ci en la dinastía Song y la Ciudad Prohibida de la dinastía Ming. Se destaca el papel desempeñado por Confucio en la filosofía e historia chinas explicitado en su concepción de que el talento y la excelencia moral, más que el nacimiento, es lo más apropiado para el liderazgo. Se da soluciones a la conocida Paradoja de la Dinastía Song y al Problema Hamlet. Todas las argumentaciones se apoyan en citas de textos que gozan de público prestigio

Introducción

Desde tiempos casi míticos la Dinastía Zhou nos regala el arte Fu. De su pintura solo tenemos a la mano copias de copias de copias por lo cual no podemos concluir sin riesgo cómo fue esta. Pero sí conocemos el famoso estilo literario Fu, en el cual se acrisolaba verso, prosa y diálogo teatral en un todo único y jamás barroco. ¿Por qué fue importante este estilo para conformar la sociedad china de esa época? El arte tiene el poder de promover los fantasmas, cuando es buen arte. ¿Por qué el famoso Ejército de Terracota sirvió para destruir el despotismo del emperador Qin, si son solamente – tal vez – figuras de arcilla? Durante la Dinastía Han un campesino, soldado y bandolero vistió a China de seda con uno de los más esplendorosos gobiernos establecidos jamás, el mundo se dividió en dos imperios: el han y el romano, pero no alcanzaba todo el oro de Roma para pagar la seda china. De la Dinastía Tang se asegura que fue la edad de oro del arte chino y los historiadores modernos se preguntan cómo no fue posible pasar de la Dinastía Song al Capitalismo, cuestión completamente resuelta en este trabajo. Finalmente se devela los secretos de la Ciudad Prohibida, construida durante la Dinastía Ming. Ah, y además se cuenta qué afirmó Confucio acerca de la Meritocracia.

El arte expresado mediante lo opuesto a su apariencia

El arte es "obra humana que expresa simbólicamente, mediante diferentes materias, un aspecto de la realidad entendida estéticamente" (Dicc.Vox). Ese aspecto de la realidad entendida estéticamente lo es porque la realidad social influye en los sentimientos del artista y entonces estos últimos influyen a su vez en la creación estética. Como la obra está dirigida a un espectador o lector deberá ser transmitida mediante símbolos especialmente diseñados para ello por lo cual no es evidente su mensaje, de hecho no hay mensaje en absoluto – a no ser en el arte ingenuo – sino símbolos que remiten a esencias sociales y que mueven eficazmente las emociones del receptor convirtiéndolo en "ser legítimo de su sociedad". Estos símbolos son nociones "disfrazadas", en las cuales a veces lo evidente es contrario a lo perceptible, de manera que se hace difícil desentrañar la intención del artista. Aclaremos con ejemplos:

El llamado "Problema Hamlet", ya de larga data, es digno de examen. De la Enciclopedia Americana, 1959, extraemos: "Se nos presenta a un joven idealista, cortesano, soldado, erudito y corajudo por lo que esperamos que barra con la traición de que es víctima. Su padre ha sido su modelo de hombre ideal y de rey, pero Hamlet se comporta indeciso ante la enorme afrenta que le han infligido". Pero la literatura, cuando es verdadera y llama al espíritu, nos vuelve la cara: como Jano, mira hacia lo inmediato pero desde sus orígenes. La esencia del valor no radica, por supuesto, en no sentir miedo, sino en someterlo. En el ciclo completo de la tragedia el joven príncipe, quien es capaz de enfrentar con valor a cualquier enemigo armado, le toca ahora pelear con sus obsesiones y quebrar poco a poco sus prejuicios, enfrentar a un enemigo a quien teme: él mismo. Y le es más fácil triunfar de un bárbaro que de sí. La grandiosidad de la tragedia surge del valor oculto en su dialéctica frente al temor, y aunque el actor pronuncie frases de vacilación o precisamente porque las pronuncia se siente lo que vale el coraje por todo lo que se requiere para triunfar de nuestro "ser". Ser o no ser, he ahí la cuestión. Las grandes obras de la literatura están hechas casi todas con esa misma costura. La grandeza del caballero de La Mancha está en que al embestir gigantes siendo un anciano tengamos que reír ante el pobre loco. Pero cuando leemos su frase: "No huyáis terribles y viles criaturas que es un solo hombre quien os acomete" nuestra risa moja los ojos de lágrimas. Porque esa frase es verdad que la pronuncia un loco, pues loco hay que estar para creer que se puede luchar contra gigantes, pero esa frase también la pronuncia un héroe porque héroe hay que ser para embestir gigantes. El Doctor Fausto, el "favorito de Dios", padece cuando troca su vida entregada a la ciencia de su tiempo, siendo esta ciencia en realidad la condición del mejoramiento del ser humano, en la alegre vida de un joven disparatado reo de sus placeres. Y solo lo salva el sentimiento, algo más grande que la razón. Entonces, el Hamlet es una obra sobre el valor y no sobre la indecisión, el Quijote es una novela sobre la heroicidad y no sobre la locura, el Fausto es una obra sobre la condición humana y no sobre el pecado, y Romeo y Julieta es una tragedia escrita sobre la guerra más que sobre amor. El artista verdadero, cualquiera sea su arte, oculta su intención, para que se sienta, no para que se piense, y tomando en apariencia lo opuesto lo sentido se torna grandioso.

Evolución cíclica de los paradigmas estéticos

Sucede que la estructura de los paradigmas estéticos se mueve en cuatro etapas: Descentralización – Tránsito a la Centralización – Centralización – Tránsito a la Descentralización, y continúan repitiéndose así las fases.

Véase enseguida la siguiente concatenación: el Discóbolo en la democracia griega, figura cuyas extremidades y cuerpo se distribuye igualitariamente en arcos de circunferencia (Análisis o Descentralización); la Venus de Milo, con dos centros diferenciados de distribución del cuerpo: senos y pubis, pero sometidos ambos centros a la estética de la estrecha cintura que ha girado levemente (Tránsito a la Síntesis o a la Centralización); el Panteón, donde una enorme cúpula con opérculo piramida la luz que así otorga gradualmente el permiso de contemplar las figuras dentro de ella (Síntesis o Centralización); El Señor de la Compasión, hombre que es también mujer plasmado dentro de una cueva catedral de la India Gupta (Tránsito al Análisis o a la Descentralización); la columnata pareja de la Mezquita de Córdoba, donde todos los creyentes de todas las fortunas se igualan ante la regular distribución de su estructura (Análisis o Descentralización); y así puede continuarse como está demostrado en "La breve sonrisa de Leonardo" de este mismo sitio digital.

Pero ocurre que esos cambios cíclicos de estética, al ser el hombre un ser social por naturaleza, tienen que ser reflejo de cambios sociales similares ya que toda la esencia del artista está determinada por su ser social. La sociedad está en constante cambio y este se produce de igual manera a la que se acaba de describir los movimientos en el arte.

Evolución cíclica de la Historia

La materia se mueve en ciclos. Las ondas electromagnéticas, los cuerpos de menor masa alrededor de los de mayor masa, las sustancias sintetizándose y descomponiéndose, la vida renovándose de la infancia a la adultez y de la adultez a la infancia, la vida que parte del óvulo fecundado (síntesis) y se multiplica multitud de veces (análisis) para después sintetizarse en órganos nuevamente; el análisis y la síntesis del pensamiento. El muelle, el péndulo.

Un péndulo describe cuatro etapas en su movimiento. Cuando está pasando por su trayectoria más baja va libre a la mayor velocidad, después comienza a frenarse, en el extremo de su trayectoria se detiene y posteriormente de regreso comienza de nuevo a adquirir velocidad conforme se vuelve a acercar a su trayectoria más baja, ahora de regreso. Puede ocurrir que el viento zarandee al péndulo y momentáneamente lo frene en su trayectoria, lo acelere o lo saque de esta. Pero de todas maneras la tendencia al movimiento siempre será la descrita anteriormente y una vez que el viento cese regresará a describir esas cuatro etapas.

Para simplificar, consideremos un péndulo libre de acciones que alteren su movimiento natural. Entonces, si por velocidad libre entendemos libertad de fuerzas que centren el movimiento del péndulo, su primera etapa será de descentralización, en su trayectoria más baja; en la segunda existirá cada vez una tendencia mayor a la centralización, la cual se alcanzará en la tercera etapa en el extremo de su movimiento cuando el péndulo quede un instante detenido por una fuerza que lo hala hacia el centro de movimiento, antes de dar comienzo al regreso. Y la última etapa será de tendencia a la descentralización hasta que alcanza de nuevo su máxima velocidad en su trayectoria más baja, moviéndose ahora en sentido contrario. Por cada una de estas cuatro etapas el cuerpo pasa de manera continua, de forma tal que ningún punto de su trayectoria es igual a otro: solo en el punto más bajo hay una total descentralización de las fuerzas actuantes (se anulan mutuamente) y por tanto libertad de su movimiento y solo en el extremo hay una total centralización de las fuerzas actuantes y por lo tanto se detiene, pero en un solo instante. Y arriba hemos visto que las estructuras del arte también se desenvuelven en ciclos de estas cuatro fases: Descentralización, Tendencia a la Centralización, Centralización, Tendencia a la Descentralización. Y como las estructuras del arte son reflejo de las sociales, puede concluirse que los cambios sociales se ha producido también de esta manera: analítico-sintéticamente. Transitan del Análisis, de la sociedad repartida, democrática, cuyo culmen es la democracia griega de Pericles, hacia otra etapa: Analítico-Sintética, cuya razón de ser son los cultivados comerciantes del Helenismo. Este Tránsito a la Síntesis al cabo históricamente conduce a una Síntesis total, donde emperadores o reyes piramidan la sociedad, v.gr. el Imperio Romano. A partir de esta síntesis se marcha hacia una sociedad Sintético-Analítica, o de Tendencia a la Descentralización, como fue la India Gupta nucleada no por el maharajá sino, como afirman Fernández Bulté, J., Yánez, R.M., Carreras, D. & Lizón, J.L en su Manual de Historia del Estado y del Derecho (2002): "La problemática que introduce el sistema de castas en la India, nos conduce a indagar las razones por las cuales en esta variante de los despotismos orientales, el rey, jefe político, maharajá, no constituye el elemento superior de la sociedad, y por el contrario, se encuentre en franca dependencia de la casta sacerdotal". A partir de aquí se produce un nuevo Análisis, Descentralización, la gran expansión árabe liderada inicialmente por Mahoma, donde todos los árabes (independientemente de su nacionalidad) son iguales ante Alá y entonces se los libera de todas las cargas fiscales. Su expresión estética son las parejas mezquitas de los siglos VII, VIII o, al cabo y después de idénticas transformaciones como las descritas arriba, las figuras democráticas de Picasso en el Guernica, donde todos los planos tienen el mismo derecho (cubismo) y también lo tienen todos los colores (fauvismo, abstraccionismo). Un razonamiento muy rudo nos permite de cierta manera aceptar el esquema que se propone aquí. Si admitimos que el cambio social existe y que cierta etapa de la historia europea estuvo signada por la centralización económica y social (monarquías de la Edad Moderna), habrá que consentir en que esa etapa centralizadora tuvo que precederla una de tendencia hacia la centralización, y sucederla una de tendencia hacia la descentralización, pues sabemos que esa centralización monárquica no fue eterna.

En fin, las cuatro etapas señaladas arriba, por las que transcurre la historia humana, son similares a las etapas por las que transcurre la evolución de los fenómenos naturales. Y la causa es también similar. Las interacciones entre las partículas de la materia son tales que obligan a una evolución sinusoidal de tipo armónico y las interacciones entre los miembros de una sociedad humana obligan también a evolucionar a través de estas cuatro etapas. Demostrar ello requeriría de un trabajo tan extenso como el presente, por lo cual solo podemos referir el hecho. Comprendo que es un concepto que puede tacharse de mecanicista, siendo, al contrario, un fenómeno común a todo tipo de evolución. Solo ruego al lector que juzgue el trabajo. Confío en que aparecerá la verdad por sí misma.

El arte, matemática de la Historia

La Matemática es a la ciencia como el arte es a la Historia. Mediante la matemática aplicada es posible demostrar postulados físicos y de otras ciencias, mediante el análisis de la estructura artística es posible demostrar postulados acerca de la Historia y la Filosofía. La estructura de la composición de una obra está relacionada con la filosofía que siente el artista. Acabamos de demostrarlo exponiendo arriba cómo la evolución cíclica de los paradigmas estéticos es resultado de la evolución cíclica de las diversas fases históricas por las que ha pasado la humanidad occidental. Y ocurre que lo mismo se cumple en la cultura y sociedad chinas. De esta manera, cuando se descifra los códigos estéticos de las mejores obras de arte pertenecientes a un momento histórico se está demostrando la estructura socioeconómica del mismo, pues la refleja el ánimo del artista. Así, la estructura de subordinación piramidal que da Rafael y muchos otros renacentistas a sus mejores pinturas refleja la necesaria estructura económico social piramidal que se había necesitado establecer en las monarquías y el papado para vencer, no tan solo de los señores feudales, sino aún más del modelo de aristocracia latifundista-comercial de los califatos instalados en la cuenca mediterránea, estructuras ambas ya obsoletas. Y si aproximadamente en esa misma época nace en Brabante un Brueghel el Viejo con pinturas planas y figuras repartidas y policromadas (Caída de los ángeles, Combate entre don Carnaval y doña Cuaresma, La boda campesina, Juegos infantiles) y personas con figuras desfiguradas como las de Picasso, sin los modelados naturales del Renacimiento (Parábola de los ciegos, El triunfo de la muerte), y paisajes que se confunden con Van Gogh (Los cosechadores), es porque el democrático sentimiento cristiano de este pintor (y de El Bosco) es semejante al que se experimentará en la futura pareja democracia de ideales socialistas – tan similares a la Comunión de bienes que nos relata la Biblia en Hechos -. Brueghel con seguridad rechaza la piramidación extranjera y colonial de Felipe II, por tanto en su íntimo yo, consciente de ello o no, también rechaza el modo de pintar renacentista italiano aunque lo conocía muy bien y se adscribe al estilo de su admirado Bosco. Y si tanto Rafael como Brueghel el Viejo se nos antoja genios, es porque también en nuestro yo esencial esas sinceridades están presentes en su forma más prístina. El gran artista siente subliminalmente la estructura de la obra que crea, reflejo de la estructura social que admira o anhela, y entonces la obra se transforma en política, porque a su vez esa estructura se siente subliminalmente en el ánimo de los buenos espectadores y estos influyen en otros, y así sucesivamente, hasta que el sentimiento logra cooperar en la consecución del cambio social. Veamos ahora como transcurren las fases en evolución armónica en la historia de la China.

Dinastía Zhou, 1050 – 256,249; aC. Fase Analítico-Sintética

El pueblo zhou, proveniente del noroeste de la actual China, derrota en batalla al pueblo yi, muchos de los cuales abandonan a su monarca para unirse a las filas zhou, y levantan un nuevo cuerpo social en el norte de China. Atendiendo a las leyendas y cantos muy posteriores el gobernante derrotado era cruel y opresivo. Muy probablemente lo ocurrido haya sido una auténtica revolución, ya que se tiene por base real que parte de los propios soldados yi se incluyeron en el nuevo movimiento político. En la Enciclopedia Americana, 1959 se puntualiza: "la (nueva) Dinastía Zhou, de características feudales, es considerada por los chinos como su edad clásica". Y en Historia de la China, Flora Bottan, 1984, profesora e investigadora en el Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México, podemos leer: "Después de la conquista, los Zhou hicieron concesiones territoriales a parientes y vasallos (…). Además del territorio y de los campesinos que allí vivían se otorgó sirvientes, animales, vasijas, carruajes, armas y hasta sacerdotes, adivinos y escribas (…) a fin de consolidar el poder sobre un dominio tan vasto (…) en cada territorio había una aristocracia dominante en una sociedad estratificada". O sea, ocurre determinado Tránsito a la Síntesis que acaba con la etapa de Descentralización ya muy deteriorada de los últimos gobernantes Shang. La Fase Shang estuvo caracterizada por su igualdad (Análisis). El español García-Noblejas menciona que: "cada zu o clan podía consistir en una sola familia o en varias, pero todas poseían y trabajaban por igual los campos". El hecho de que en la emergente Dinastía Zhou se buscara el virtuosismo del funcionario, como veremos algo adelante, apunta a una Tendencia hacia la Centralización o Fase Analítico-Sintética. En la Enciclopedia Británica, Ed. 1993, leemos: "En la primera parte del período Zhou el sistema feudal consistía en una sociedad estratificada dividida en rangos". Y de "caballero virtuoso" es adjetivado el tercer gobernante zhou en los textos confucianos como registra Edward L. Shaughnessy (The Cambridge History of Ancient China). Precisamente el espíritu de la obra de Confucio manifiesta la añoranza por los tiempos de los tres primeros reyes Zhou. Con el correr del tiempo en el reinado Zhou se impone una vida cortesana corrupta con feudos aislados. Durante la segunda mitad de la época en que China estuvo regida por la Dinastía Zhou, el gobierno central sufrió un proceso de degeneración y decadencia, y las intrigas y la relajación de costumbres se generalizó. Confucio lamentaba el desorden característico de aquellos tiempos, así como la ausencia de modelos morales que revirtieran tal situación (Shaughnessy). Pero de todas maneras, conservó una cultura impresionante. Fue la época de Confucio y Mencio. En la Enciclopedia Británica de 1993, leemos: "Al final de la fase Zhou surgió una nueva clase élite compuesta por la antigua clase Chu y los descendientes de la vieja nobleza. Estaban bien educados, tanto en la tradición literaria como en las artes militares". Confucio procede de la nobleza Chu arruinada. El modo de vida confuciano se caracteriza por el orden y está fundado en la "aristocracia del mérito". Tan profundamente caló que aún hoy se hace una honda devoción al mérito en el ideal chino. Pero además existe otro hecho de gran importancia que sanciona la fase Zhou como de Tránsito a la Síntesis, y es el hecho importantísimo para la civilización y cultura chinas de ser creado en esos tiempos una institución única: el servicio civil chino, que formó virtuosos funcionarios al menos durante los tres primeros gobernantes Zhou. De la Enciclopedia Americana, 1959, extraemos: "una burocracia, nunca hereditaria, seleccionada de entre todos los rangos de la sociedad, basada en la escolaridad y para la cual se requería pasar con éxito un severo conjunto de exámenes". Y en estas escuelas, además, se desarrollaba profundamente la educación moral. En Enciclopedia Británica, 1993: "Confucio enseñaba que el talento y la excelencia moral, más que el nacimiento, es lo más apropiado para el liderazgo".

La fase Zhou extendió el área del reino y su cultura hasta llegar al mar por el este y hasta el río Yangtsé por el sur. Los "bárbaros" de estas regiones fueron asimilados por los conquistadores y finalmente adoptaron su cultura. Ya en la época de la posterior decadencia el reino se convirtió en un conjunto de estados semiindependientes.

Aunque existen pocos datos acerca del arte en los tiempos Zhou sabemos que la Tendencia a la Centralización o Fase Analítico-Sintética hizo que en la inspiración del artista apareciera el llamado "estilo Fu", o sea una técnica consistente en fusionar y acrisolar diversas artes en un solo trabajo, lo cual llevaba a largas y hermosas conjunciones de prosa, verso y diálogo teatral, nunca juntadas o yuxtapuestas sino fundidas en un solo cuerpo único sin costuras.

Dinastía Qin, 247 – 206; aC. Fase de Síntesis

Un nuevo movimiento social arrasa con toda aquella miseria de feudos dispersos y da lugar a una fase de síntesis que, aunque corta, debe ser distinguida en la historia china por su importancia en la unificación del país, lo cual todavía percibe en ese pueblo como principio de su fundación. "Los campesinos gradualmente, en general, cesaron de ser sujetos de un amo y se convirtieron en sujetos del Estado. Similar transformación ocurrió entre los mercaderes y los artesanos" (Británica, 1993).

Y más adelante: "El desarrollo de un estado monárquico centralizado después de la última mitad del período Zhou no es solo la encarnación de las ideas de estos varios pensadores (Confucio, Shang Yang, Han Feit) sino también la premisa causal en el contexto de la cual se elaboraró sus teorías". Y es que en la última parte de la fase Zhou un filósofo y estadista de 390 a 338 aC, Shag Yang, por sus ideas y por su acción, por una parte fortalece la Meritocracia de la fase Tendencia a la Síntesis que le tocó vivir pero por otra, unifica los Reinos Combatientes dando lugar a un Estado Qin unificado que luego de irregularidades se convertiría en 247 en la Dinastía Qin. "Este alto grado de conciencia social y política que caracterizó las escuelas de filosofía pre-Qin sentó el patrón para la asociación estrecha de lo intelectual con el gobierno y la sociedad en la próxima dinastía" (Británica, 1993).

Qin Shi Huang fue el rey del Estado Qin de 247 a 221 a C y después el primer emperador de una China unificada de 221 a 206 a C, reinando bajo el nombre de Primer Emperador. Según Franco Martinelli en su Historia de China (1975) "con Qin surge, por primera vez en la historia, un estado chino fuerte, centralizado y unificado". El Estado Qin llevó a cabo una labor intensa de unificación de normas: se unificaron todas las medidas incluyendo instrumentos de medición como las pesas, y también la escritura y su caligrafía. Desdichadamente, se ordenó la quema de libros anteriores para destruir escritos no ajustados al modelo religioso y social del nuevo imperio. Qin construyó enormes palacios para convertir a sus antiguos enemigos en cortesanos. Muchos incluso fueron obligados a vivir en la capital, cerca del soberano, para ser vigilados. Indudablemente fue una etapa de franca centralización. Con la centralización social de China se introdujo significativas transformaciones con el objetivo de reforzar la reciente síntesis y se llevó a cabo hercúleos proyectos de construcción, más concretamente la versión antecesora de la actual Gran Muralla China, veamos:

China Encyclopedia (2006): "La Dinastía Qin duró de 221 a 206 a C. Con el propósito de resistir a los Hun la dinastía construyó la mundialmente famosa Gran Muralla basada en las murallas que tenían las ciudades Qin, Yan y Zhao. Esta muralla está más al Norte de la existente Gran Muralla de los Ming (…) la decadencia del imperio fue mayormente debida a leyes crueles dictadas por el gobernante, el cual sucumbió bajo el peso de las revueltas campesinas".

"Qin introdujo un sistema uniforme de leyes, pesas y medidas, con lo que desarrolló ampliamente dos cosas: el comercio y la unidad" (Encl. Brit., 1993). Pero no imaginemos a aquellos comerciantes como los de hoy. El comercio no era negocio de los comerciantes, sino del país regido por el emperador. La población es redistribuida y su vida está en función del Estado. Fue tan abarcador el comercio que quedaron establecidas relaciones florecientes entre dos universos, China y Occidente. Y entonces, como Qin se pronuncia aproximadamente "chin", por este nombre conocemos a este país a raíz de aquel emperador, aunque su nombre original fue: "Centro del Mundo", nombre de bautismo de China. El emperador Qin prácticamente forjó el universo China y lo resguardó de los "bárbaros" con su Gran Muralla. Si quemó los libros antiguos lo hizo para erigir como filosofía la conveniente a su centralización aunque ello no justifica esa monumental barbaridad que destruyó valiosos textos confucianos. Únicamente salvó "ejemplares de la biblioteca imperial y todos los libros de adivinación, farmacia, medicina, agricultura y arboricultura" (Encl. Brit., 1993). Porque todavía más que el comercio se desarrolla la agricultura, lo que más convenía al país. En verdad, los mercaderes son discriminados en favor de granjeros y artesanos. Aparecen nuevos impuestos, estatizaciones en la impresión de monedas y en la producción del hierro y la sal; reclutamiento de individuos para trabajar en las murallas y en la defensa. Por todo este forzamiento de la centralización los valores socioeconómicos se van desgatando en pocos años. Aparece la centralización en su versión más intolerante. Y "a pesar de toda la tiranía de su mandato, Qin Shi Huang es todavía considerado hoy en día como una especie de colosal fundador en la historia China, como un héroe cuya unificación de China ha durado más de dos milenios" (Franco Martinelli). Veamos cómo lo juzgan los eruditos chinos de hoy: Historia de la China, Cao Dawei y Sun Yang-jing, 2010:

Qin estableció un vasto imperio multifacético, sin precedentes en la Historia China, de veinte millones de habitantes. Con respecto al sistema político el emperador Shi Huang sostenía que el sistema feudal era el origen de las incesantes guerras desde el período de Primaveras y Otoños (una era en la historia China en que el territorio se convirtió en una zona repleta de batallas entre diferentes feudos) y pensaba que "es hora de establecer un ejército porque se ha restaurado la paz y está unificado el país". Aceptó la sugerencia de Lu Si para premiar a los funcionarios de grandes méritos, pero no enfeudarlos, y más aún, estableció un juego completo de sistemas burocráticos de administración a niveles central y locales…En el terreno económico el emperador Shi Huang ordenaba a los terratenientes y pequeños agricultores hacer registros por familia sobre la ocupación de las tierras. El gobierno practicaba entonces la recaudación de impuestos por área de tierra. (Hasta aquí la cita).

Esta salvaguarda que hizo de los funcionarios reclutados mediante examen constituye una gema a su favor, además de evadir el poder político de estos: "Cuando Qin tuvo éxito en unificar China en 221 a C el rey reclamó el título de Primer Soberano Emperador. Fue un fuerte y enérgico gobernante, y, aunque designó cierto número de capaces ayudantes, el emperador mantuvo su autoridad final como la sola y única fuente de poder". Británica, 1993.

El emperador Qin se autoproclamó "Primer emperador celestial", una designación que se usaba para dioses y ciertos gobernantes míticos de China. Como todos los sistemas económico-sociales que ha tenido la Historia hasta hoy, concluyó que su régimen era el mejor de los mundos posibles y debía perpetuarse. Su deseo era que los sucesivos monarcas gobernaran con los títulos de "Segundo emperador celestial", "Tercer emperador celestial", eternamente. Pero un labriego desconocido iba a transformar para mejor aquellos planes.

Con respecto al arte que refleja la sociedad Qin tenemos dos ejemplos opuestos al alcance. El palacio imperial, símbolo por antonomasia de la centralización necesaria y el hoy descubierto Ejército de Terracota, símbolo de la rebelión cuando se degenera el imperio, muchedumbre espectral de soldados aparentemente subordinados al cadáver en el mausoleo que el emperador celestial se ordenó construir. Este ejército merece un análisis detallado. Si las seis mil estatuas no estuviesen ordenadas en formación sino parejamente desordenadas, la estructura fuese de tipo descentralizado. Sin embargo ganan en regularidad cuando son todas de la misma talla. Ganan algo más cuando se las ordena en filas. Y todavía más cuando se las encasilla por cuadros. Y aún más cuando se dota de idéntico uniforme a la multitud de soldados. Un ejército en formación es un acierto estético rendido a la centralización que demandan los jefes militares. Pero hecho solamente así no hubiera reflejado la particular contradicción de aquel momento histórico, cuando el absolutismo del monarca se volvió insoportable. El artista que lo diseñó se propuso mostrar una aparente centralización para que se sintiera la descentralización que se necesitaba, pero subliminalmente. Pues sucede que los rasgos físicos de cada figura son absolutamente específicos. Son diferentes los bigotes, los peinados, los rasgos del rostro y las particularidades en la edad de cada uno. Son diferentes incluso por sus etnias. Cada una de las cabezas tiene rasgos y características disímiles, ni siquiera hay dos iguales. Luego, aquel dichoso que a pie las recorra percibe la Centralización porque está paseando entre los cuadros de un ejército en formación pero siente una Tendencia a la Descentralización debida al desfile de rostros desiguales que pasan ante sus ojos. Mientras, el ingenuo soberano observa desde su altura a un ejército centralizado, disciplinado y subordinado a sus demandas. Y es racional que así sea pues a raíz de la muerte del monarca los campesinos asaltaron la tumba, robaron las lanzas, arcos y espadas de aquellas figuras y se alzaron en revolución. Si la muerte puede ser bella, esta es su alegoría. Arte lindamente resumido en cada una de las figuras, en los soldados distintos en idéntico uniforme militar. Obra genial que el artista del proyecto habrá concebido en una ráfaga de lucidez. Sumario de un ultramundo recién nacido en la historia del arte.

Dinastía Han, 202 aC – 220 dC. Fase Sintético-Analítica

Las fases de Tendencia a la Descentralización en ocasiones comienzan con revoluciones. Así ocurrió con la Revolución Inglesa de 1688 y la Revolución Francesa de 1789. Lo mismo ocurre con las fases de Descentralización, como la revolución mahometana del 624 y las revoluciones rusa y china del siglo XX. Puede ocurrir en cualquier fase siempre que ocurra una fuerte coacción de las clases ya anticuadas lo que acarrea la participación de amplias masas en la renovación, un fenómeno que pudiéramos clasificarlo como de resiliencia social. La dinastía Han en China comienza también con una revolución dada la Tendencia a la Descentralización que comporta y se convierte en una guerra frontal contra los ejércitos de la dinastía Qin. Campesinos y hasta soldados y prisioneros logran imponerse en el mundo chino, guiados por el campesino, después soldado y más tarde guerrillero Liu Bang, alma del movimiento.

Cuando Liu Bang se corona aparece una nueva dinastía, la Han. En esta dinastía los reyes adoptan las enseñanzas de los grandes filósofos de la antigüedad, Lao-Tse y Confucio. Se produce una nueva expansión territorial. Se fomenta la educación y la escritura con el recién inventado papel de arroz por el eunuco Cai Lun, consejero del rey. Los Gremios de la Seda alcanzan una categoría bien marcada, como nunca antes aparece un gran intercambio de mercancías debido a la Ruta de la Seda, con un artículo que vale más que el oro y que pagan los habitantes de Persia, la India y el mundo helénico. Y también Roma. Los pulmones económicos de la dinastía Han son las actividades de los Gremios de la Seda. Pero estamos en una Fase de Tendencia a la Descentralización (Fase Analítico-Sintética) y por tanto es de suponer que existe en China una gran diversidad de tipos de seda que se comercian, porque en estas fases los núcleos descentralizadores compiten unos con los otros, a diferencia de sus opuestas, las fases de Tendencia a la Centralización, donde los núcleos centralizadores cooperan entre sí al menos durante los primeros tiempos. Por ello en Larousse leemos: "Se constituyeron gremios que guardaban celosamente las técnicas de cría e hilado" (Gran Enciclopedia Larousse, 2005). Esto habría de ocurrir desde siempre pero aquí, en esta dinastía, esta competencia juega el papel principal, el que expande la seda hasta Roma. Aunque la base de la economía siguiera siendo agrícola son las actividades de la cría y el hilado las que centran la agricultura y por tanto el ingreso de metales preciosos que llegan de todo el mundo fundamentalmente por el voluminoso cultivo de la morera. "Era un intercambio bastante desigual; China exportaba especias, telas, y, principalmente, seda. El imperio romano únicamente podía ofrecer oro y plata a cambio, puesto que no poseían otras manufacturas de interés para los chinos" (Gran Enciclopedia Larousse, 2005). Y así mismo los chinos dictaban el comercio en el resto del mundo. Los Gremios de la Seda permiten que ingresen las riquezas al país y constituyen el motor principal económico y social de aquella Tendencia a la Descentralización. Nuestro mundo termina dividiéndose en dos grandes poderes, Roma y el Han chino. El "Centro del Mundo" se convierte legalmente en un Estado confuciano de primer orden por su agricultura, sus productos manuales y su comercio. La población llega a los 50 millones (Gran Enciclopedia Larousse, 2005). Algunas de las más grandes ciudades en el mundo fueron fundadas en China durante este período (Kaifeng y Hangzhou tenían poblaciones de más de un millón de personas). El crecimiento de la población, para los tiempos antiguos, es un marcador indiscutible de desarrollo. China extiende su influencia cultural y política sobre los actuales Vietnam, Asia Central, Mongolia y Corea. Pero no intercambia cultura con el mundo romano ni la civilización occidental. La distancia y el cerco geográfico vendrá a perjudicar nuevamente a China al cierre de esta fase dinástica, y ahora nada menos que por tres siglos. Roma también, a falta de contactos culturalmente seminales y aún más, con una economía asentada en la esclavitud, va a perecer definitivamente. El relevo de Roma lo toman Persia y la India gracias a la cercanía que tienen a las ciudades helenas que había fundado Alejandro. Y si Roma no se beneficia para nada de la cultura china tampoco el "Centro del Mundo" se beneficia en lo absoluto de la cultura occidental. A China llegaron tan solo los ecos de la más próxima Asia Central. "Como las transacciones se hacía mediante revendedores partos, no hubo contacto directo entre las naciones centroasiáticas y la China Han. Las mercancías chinas llegaron incluso a Roma y a pueblos mediterráneos pero siempre por medio de intermediarios comerciales. El comercio de exportación chino fue regido por el gobierno y nunca confiado a comerciantes privados" (Británica, 1993).

Ahora bien, se reforzó la selección de hombres para los gobiernos, los funcionarios Han deben ser expertos verificados mediante examen y los resultados de estos exámenes determinan el rango al cual se asignan. Este extraordinario logro de la dinastía Zhou se preserva a través de toda la historia de la antigua china. Exámenes que llegan incluso a medir la calidad moral del aspirante, "una de las invenciones políticas más exitosas jamás descubiertas" (Encl. Brit. 1993) ¡En occidente no hemos podido hacer tal cosa nunca! De modo que el concepto "Despotismos Orientales" el cual supuestamente resuelve la Historia de la China y la India antiguas es el absurdo más humillante concebido nunca. Y es que cuando los hombres grandes se equivocan aparecen los grandes errores. Ahora, una aclaración importante:

Los emperadores chinos no pueden compararse con los reyes europeos de la Fase Centralizadora antes de las revoluciones inglesa y francesa. No son gobernantes absolutos, excepto en las Dinastías Qin y Ming, y porque en estas asumen tiempos de centralización. Es un error considerar a los gobernantes asiáticos como emperadores al estilo europeo, confundiéndolos tal vez debido a la traducción del vocablo. Como es un error considerar al Inca un soberano absoluto a semejanza de Luis XIV. La sociedad inca vivía en un estado de Comunismo Primitivo Inca cuando fue encontrada por los europeos. El Inca y los "emperadores" chinos fueron regidores, gobernantes, como lo puede ser un presidente de nuestros tiempos. Algunos de nuestros presidentes sí han gobernado como déspotas y eso pudo haber ocurrido con emperadores chinos al final de las respectivas dinastías. Nunca al principio con excepción de la Dinastía Qin, por lo cual fue rápidamente derribada. ¿Cómo pensar en Despotismos Orientales rigiendo durante siglos de siglos? ¿Qué pueblo soporta eso? ¿Por qué van a ser sumisos los orientales y los europeos, bizarros?

Pasemos ahora a considerar el arte en la fase Han. La estructura del arte durante esta fase es consecuencia de una estructura social centrada en los Gremios de la Seda y por tanto es una fase de Tendencia a la Descentralización, donde no se intenta la fusión sino la conjunción. Por esta vía aparecen composiciones sublimes: "los refinamientos cortesanos del teatro se combinan con elementos folklóricos robustos" (Encl. Am. 1959). "En el arte el período Han mostró formas nuevas, algunas de ellas posiblemente influidas por contactos con el Asia central y del oeste" (Encl. Brit. 1959). El contacto indirecto introduce instrumentos y melodías foráneos que se combinan con los instrumentos y melodías nativas. En las descripciones literarias se mezcla paisajes indígenas con paisajes exóticos contados por los intermediarios, con "elevada inspiración", como aparece descrito en la Enciclopedia Americana, 1959. Esta misma mixtura aparece en las costumbres, las indígenas tradicionales se combina con "los ecos" de las costumbres del Asia Central. Se rescata el "estilo Fu", pero ahora el Fu es totalmente distinto, de él solo conserva el nombre. Aparece como literatura cortesana que refleja la nueva visión y el esplendor material de la época y se lo nombra: "Ensayo Exhibitorio". En este distinto estilo Fu se pasa del desarrollo dramático al ensayo filosófico sin preocuparse de que se exhiba las costuras, sino que la literatura y específicamente el teatro impresione tan solo por sus "ricos colores y gorjeante imaginería" (Encl. Am. ´59), similar a nuestro Barroco del siglo diecisiete. Hagamos un aparte:

No debe confundirse el Barroco con su opuesto. El Helenismo, con las Venus de Praxíteles y la Venus de Milo – las obras por excelencia de esa fase – no puede ser caracterizado en ninguna de sus épocas como Segundo Clasicismo, ni Manierismo y mucho menos Barroco. El Barroco está determinado por la conjunción, como ocurre con las masas claras y oscuras de los planos primero y segundo de Las Meninas o con las masas también claras y oscuras conjuntadas por Caravaggio en sus obras. En oposición a esto el arte del Helenismo está determinado por la integración, como ocurre con las tres figuras del Laocoonte integradas por la serpiente que las aprieta, o las figuras cuasiintegradas en los frisos del Altar de Pérgamo. Y cuando esta integración apenas se nota (pero existe muy fuertemente) surgen eternas la Venus de Cnido, y sobre todo, la extraordinaria Venus de Milo.

También la Caligrafía, un género artístico en China (Pijoan), se vuelve barroca como sucedió en nuestra escritura occidental en un período semejante en el que predominaba la Tendencia al Análisis capitalista, el ya mencionado Barroco.

Pero el anquilosamiento de la formación económico social exige su pago. Los textos atribuyen el fin de la dinastía Han a las presiones internas por las frecuentes inundaciones del Río Amarillo, y a las presiones externas por parte de los bárbaros, entre ellos la Gran Enciclopedia Larousse (2005) propone: "la acumulación de poder por parte de los terratenientes y la presión cada vez más grande sobre los campesinos comenzaron a generar nuevas rebeliones, acentuando la crisis agraria. Las desastrosas inundaciones del Río Amarillo alrededor de la década de 17 no hicieron más que empeorar esta situación. La pérdida de las cosechas creó períodos de hambruna que alimentaron las rebeliones". Pero las inundaciones del Río Amarillo siempre existieron, incluso en la radiante época de los primeros reyes Han, y no hubo rebeliones. Las presiones bárbaras de los xiongnu (nómadas ganaderos de Siberia sur antecedentes de los hunos o Hun) fue absolutamente neutralizada por los primeros Han quienes los obligaron a un tratado de paz. Y los primeros Han no permitían la acumulación desmedida del poder terrateniente. Entonces, solo queda una causa presente: el anquilosamiento social.

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