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Los daños causados por la crisis ya abarcan "tres generaciones" (Parte II) (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



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Historias del presente (las caras del dolor)

Informe Save the Children – 2.826.549 razones – La protección de la infancia frente a la pobreza: un derecho, una obligación y una inversión30 de enero de 2014

1. Introducción

La situación de pobreza en la que se encuentran más de dos millones y medio de niños y niñas en España es una situación sobre la que alertan casi a diario las organizaciones sociales y los medios de comunicación.

En los últimos años, la coyuntura económica de crisis ha expuesto a muchas familias a una disminución de sus ingresos, algo que ha disparado todos los indicadores de pobreza y exclusión social a niveles alarmantes. Particularmente grave es el hecho de que más de un 30% de la población menor de 18 años se encuentre en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que convierte a los niños y las niñas en el grupo de edad más vulnerable frente a la pobreza actualmente.

En este informe, Save the Children analiza cómo esta situación de pobreza o exclusión social que cuantifican los datos estadísticos se materializa en la vida cotidiana de los niños y las niñas. Señala el modo en que la situación de pobreza se erige en un serio obstáculo, en ocasiones insalvable, para el disfrute y ejercicio de derechos esenciales reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño. Plantea, en definitiva, observar la situación de pobreza infantil en España desde una perspectiva de derechos de infancia.

Para ello resulta fundamental entender lo que nos dicen los datos y estadísticas oficiales, así como las diferentes organizaciones sociales que intervienen ante la pobreza y exclusión social sobre la situación de pobreza infantil. Pero, sobre todo, atender a cómo nos describen su situación las familias, los niños y las niñas, así como los profesionales que trabajan con ellos.

La pobreza infantil no es simplemente un índice alarmante de insuficiencia o falta de recursos económicos. Es el contexto en el que Lucas, Eva, Javier, María, Ana, Andrea, Hugo, Lara, Carlos, Cristina, Miguel y Manolo viven su infancia, crecen y se preparan para su vida adulta.

Lucas, Eva, Javier, María, Ana, Andrea, Hugo, Lara, Carlos, Cristina, Miguel y Manolo son ciudadanos del presente y actores clave del futuro de este país, cuya sociedad debe tomar conciencia a todos los niveles (gubernamental, legislativo, judicial, empresarial, asociativo e individual) de la gravedad de que vean limitada la realización de sus derechos.

La sociedad en su conjunto debe ser consciente de la necesidad de adoptar medidas efectivas para paliar la actual situación garantizando el respeto, promoción y protección de los derechos reconocidos a todos los niños y las niñas en la Convención sobre los Derechos del Niño.

El Estado -los poderes y administraciones públicas- tiene la obligación de actuar como garantes de la plena realización de estos derechos de los que son titulares los niños y las niñas, una obligación adquirida a nivel internacional, definida en los tratados de Derechos Humanos. Sin embargo, su actuación ante la actual coyuntura económica antepone a esta obligación el cumplimiento con las exigencias de las instituciones financieras nacionales e internacionales. Las políticas "de austeridad" están agravando considerablemente la situación al restringir, aún más, la ya limitada capacidad del modelo de protección social para dar una respuesta adecuada a las necesidades de niños, niñas y familias en una situación económica desfavorable. Además, en este mismo sentido se están llevando a cabo una serie de reformas estructurales de las políticas y servicios sociales que resultan preocupantes porque anteponen la eficiencia económica del modelo a la mayor garantía posible de los derechos de la población en general, y de los niños y las niñas en particular.

Abordar la situación en la que viven actualmente Lucas, Eva, Javier, María, Ana, Andrea, Hugo, Lara, Carlos, Cristina, Miguel y Manolo, entre los más de dos millones y medio de niños y niñas que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social en España, requiere la adopción de medidas urgentes que garanticen el disfrute de todos los derechos reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño.

(Nombres ficticios para proteger la identidad de los niños, las niñas y sus familias)

"¿De verdad las cosas funcionan así? ¿Yo calculo mal al tomar una decisión, entonces todo cambia y empieza a torcerse… y son mis hijos de 11 y 4 años quienes pagan por ello?"

Carmen, madre de Lucas y Eva

"Mamá, cuando tengas trabajo, si te queda dinero, si puedes, me gustaría que me compraras…"

María, 7 años

"Lo ideal sería que mi madre encontrase trabajo, y que mejorara, estuviese más feliz… que no se matase tanto en buscarse la vida"

Ana, 16 años

"Toma mamá, estos 30 euros del premio son para que pagues la factura del agua"

Lara, 11 años

"La crisis, claro que afecta a las personas, y a mí, y a todos, hay mucha gente que no trabaja y que no tienen qué comer ni ropa para vestirse"

Cristina, 12 años

"Dado que la mayoría de los que viven en la pobreza son niños, y que la pobreza en la infancia es una causa básica de pobreza en la vida adulta, los derechos de los niños deben tener prioridad. […] A fin de erradicar la pobreza, los Estados deben adoptar medidas inmediatas para combatir la pobreza en la infancia"

Magdalena Sepúlveda Carmona, Relatora Especial sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos

"(No) proteger a los niños de la pobreza es uno de los errores más costosos que puede cometer una sociedad. Son los propios niños quienes asumen el mayor de todos los costos, pero también sus países deben pagar un muy alto precio por su error: menor nivel de competencias y productividad, menor nivel de logros en materia de salud y educación, mayor probabilidad de desempleo y dependencia de la seguridad social, mayor costo de los sistemas de protección judicial y social, y pérdida de cohesión social. Por tanto, salvo en un enfoque de muy corto plazo, los argumentos económicos sustentan la protección de los niños contra la pobreza".

Centro de Investigaciones Innocenti. UNICEF.

"El Comité de Derechos del Niño recomendó expresamente a España "que redoble sus esfuerzos por prestar la asistencia adecuada a los padres y tutores legales en el ejercicio de sus responsabilidades relacionadas con la crianza, en particular a los de familias en situaciones de crisis debido a la pobreza, la falta de vivienda adecuada o la separación. También le recomienda que vele por que se satisfagan las necesidades de todos los niños y que adopte todas las medidas necesarias para asegurar que ningún grupo de niños viva por debajo del umbral de la pobreza. El Comité recomienda igualmente al Estado parte que refuerce el sistema de prestaciones familiares y por hijo para apoyar a los padres y los niños en general y que preste apoyo adicional a las familias monoparentales, las que tienen muchos hijos y aquellas cuyos padres están desempleados"

En el caso de España la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social de menores de 18 años se situaba en 2012 en el 33.8%, lo que en números absolutos supone 2.826.549 niños y niñas viviendo en riesgo de pobreza y exclusión social.

El porcentaje de niños y niñas en riesgo de pobreza o exclusión social sólo es superior en: Bulgaria 52.3%, Rumanía 52.2%, Hungría 40.9%, Letonia 40.5%, Grecia 35.4%, Italia 34.3%, Irlanda 44 37.6%. El octavo mayor de los 28 países miembro de la Unión Europea.

Es importante recordar de nuevo que en Eurostat las cifras de riesgo de pobreza y exclusión social identifican a los menores de 18 años como grupo de edad, mientras el Instituto Nacional de Estadística ofrece datos sobre menores de 16 años. En este sentido, los datos correspondientes a 2011 de menores de 16 años en riesgo de pobreza o exclusión social es del 29.9%.

De acuerdo con el Padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística, el número de niños y niñas en España a 1 de enero de 2012 era de 8.362.305.

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2 Datos

En España hay 8.362.305 niños y niñas.*

El 29.9%, es decir, 2.500.329 niños y niñas viven en hogares con ingresos bajo el umbral de pobreza relativa, y el 33.8%, es decir, 2.826.549 niños y niñas viven en riesgo de pobreza o exclusión social.

Entre las familias monoparentales, el 45.6% de los niños y las niñas viven en riesgo de pobreza o exclusión social.

Entre las familias cuyos padres no alcanzaron la educación secundaria, el 57.6% de los niños y las niñas viven en riesgo de pobreza o exclusión social.

Entre las familias en las que al menos uno de los progenitores es de origen extranjero, el 49.2% de los niños y las niñas viven en riesgo de pobreza relativa.

(*) Datos a 1 de enero de 2012 según el padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística. El resto de datos que aparecen en esta sección han sido obtenidos de Eurostat, Encuesta sobre Ingresos y Condiciones de Vida. (Datos actualizados el 8 de noviembre de 2013, extraídos el 13 de noviembre de 2013)

La siguiente tabla refleja la tasa de niños y niñas bajo el umbral de pobreza relativa en la Unión Europea, la Zona Euro, España y Francia antes y después de las prestaciones o transferencias sociales:

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Esta diferencia en la efectividad de las transferencias sociales para la reducción de la pobreza puede explicarse a partir del siguiente gráfico:

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3 Recomendaciones

El Gobierno Central en colaboración con los Gobiernos Autonómicos deben poner en marcha de manera coordinada y con urgencia una serie de medidas destinadas a:

  • 1. Promover un mejor conocimiento de la situación de pobreza infantil en España

  • 2. Acordar un marco común para garantizar plenamente la realización de los derechos de los niños y las niñas en todo el territorio nacional

  • 3. Aumentar la transparencia de la información relativa a los recursos públicos destinados por cada administración

  • 4. Elaborar y aprobar un Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social 2013- 2016

  • 5. Elaborar y aprobar un Plan de Apoyo a las Familias que tomando como referencia las medidas de la recomendación de la Comisión Europea "Invertir en la Infancia: romper el ciclo de las desventajas"

  • 6. Aprobar una Ley marco de Servicios Sociales que garantice la realización y prestación de los servicios recogidos en el Catálogo de Referencia de Servicios Sociales

  • 7. Reforzar el sistema de prestaciones de la Seguridad Social destinadas a la protección de las familias

  • 8. Reforzar la protección a los deudores hipotecarios, reestructuración de deuda y alquiler social

  • 9. Medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones

  • 10. Medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo

  • 11. Establecer una salvedad que garantice que la concesión de las becas escolares

  • 12. Garantizar la plena disponibilidad y acceso a todos los materiales y actividades educativas necesarias

  • 13. Garantizar el derecho de todos los niños y todas las niñas a crecer en su entorno familiar sin que los motivos económicos puedan motivar la separación del núcleo familiar.

Oxfam Media Briefing A Tale of Two Britains – 17 de marzo de 2014

The gap between rich and poor is growing- income and wealth are concentrated at the top while those at the bottom face increasingly hard times

Inequality is a growing problem in the UK. Whilst austerity measures in Britain continue to hit the poorest families hardest, a wealthy elite have seen their incomes spiral upwards, exacerbating income inequality which has grown under successive governments over the last quarter of a century.

Since the mid-1990s the incomes of the top 0.1 percent have grown almost 4 times faster than the incomes of the bottom 90 percent of the population. In real terms, that means the richest 0.1 percent have seen their income grow by more than £ 461 a week, the equivalent of over £ 24,000 a year. That"s enough to buy a small yacht or a sports car. By contrast the bottom 90 per cent have experienced a real terms increase of only £ 147 a year -insufficient to insure a family car. That equates to £ 2.82 a week- the average cost of a large cappuccino.

Today, the five richest families in the UK are wealthier than the bottom 20 per cent of the entire population. That"s just five households with more money than 12.6 million people -almost the same as the number of people living below the poverty line in the UK. The extreme levels of wealth inequality occurring in Britain today threaten to exclude the poorest, whose standards of living are being squeezed as they are hit by increasing costs for basics like food and energy bills and cuts to services and support when they are most needed.

Starting with this week"s Budget, the Government needs to re-balance the books by raising revenues from those who can afford it -by clamping down on companies and individuals who avoid paying their fair share of tax and starting to explore greater taxation of extreme wealth- rather than relying on cuts to services that disproportionately impact on the poorest in society, some 13 million people who are currently classed as living below the poverty line.

Britain in the 21st Century is a deeply divided nation. Whilst a handful of people at the top have never had it so good, millions of families are struggling to make ends meet. Growing numbers of Britons are turning to charity-run food-banks, yet at the same time

the highest earners in the UK have had the biggest tax cuts of any country in the world. And whilst low-paid workers are seeing their wages stagnate, the super-rich are seeing their pay and bonuses spiral up.

Oxfam"s new figures show just how stark the divide between Britain"s richest and the rest is.

  • The most affluent family in the UK (Gerald Cavendish Grosvenor and family), have more wealth than the poorest 10 percent of the population, 6.3 million people (£ 7.9 and £ 7 billion respectively).

  • The richest 5 families in Britain are wealthier than the bottom 20 percent of the population in the UK (with a wealth of £ 28.2 billion and £ 28.1 billion respectively).

  • Incomes for the bottom 90 percent increased by 27 percent between 1993 and 2011. Incomes for the richest 0.1 percent increased by 101 percent over the same time period. In other words, the incomes of the top 0.1 percent have grown almost 4 times faster than for the bottom 90 percent of the population.

  • Once you factor in increases in the cost of living over the last ten years, then the real squeeze for the majority of Britons becomes apparent as does the divide between those at the top and the rest. Since 2003 the majority of the British public (95 percent) have seen a 12 percent real terms drop in their disposable income (after housing costs), whilst the richest 5 percent of the population have seen their disposable income increase.

Oxfam"s analysis: numbers and methodology

Oxfam used the latest list of billionaires from Forbes released on March 4, 2014 to calculate the accumulated wealth of the richest families in Britain and data from Credit Suisse Global Wealth Databook to calculate the wealth of the bottom 10 and 20 percent of the population.

To calculate changes in income since 1993 (the earliest year with comparable data on income), Oxfam used the Top Income Database. For the changes in income for 95 percent of the population after housing costs, Oxfam used data from the Family Resources Survey 2002-2003 to 2011-2012 (data for which the survey has comparable methodology) as reported by the Institute For Fiscal Studies" "Living Standards, Poverty and Inequality in the UK: 2013".

The richest and the rest – a global perspective

Economic inequality is far from being a UK only problem – a similar picture of a rapidly increasing gap between rich and poor can be seen in most countries across the globe. The entire wealth of the world is divided in two: almost half going to the richest 1 percent; the other half to the remaining 99 percent. Working For the Few, an Oxfam report published ahead of this year"s World Economic Forum in Davos, revealed that the richest 85 people on the planet own the same amount between them as half the world"s population -that"s 3.5 billion people.

This widening inequality is creating a vicious circle where wealth and power are increasingly concentrated in the hands of a few, leaving the rest behind. Our report showed that increasing inequality is allowing the wealthy to capture government policymaking. This means the rules are constantly rewritten in favour of the rich, for example through policies such as like lower taxes for high earners.

Seven out of 10 people in the world live in countries where economic inequality has increased in the last 30 years.

Inequality has shot up the global agenda recently, with leaders and influential figures from President Obama to the Pope making the issue a key priority for 2014.

Taxing times

Tax evasion, by companies and individuals, costs the UK economy billions of pounds every year. The "tax gap"- the total amount of missing tax money the Treasury is owed

– is estimated to be around £ 35 billion a year.

Of that tax gap, Oxfam estimates that at least £ 5.2 billion a year is being evaded by wealthy individuals who use tax havens. That"s the equivalent of £ 200 a year for every single household in the UK.

The Government has made a good start on cracking down on tax evasion, including at the 2013 G8, but needs to continue to increase transparency and accountability -for instance with effective legislation on Beneficial Ownership- and ensure that HMRC are well resourced for the task.

Surviving on a shoestring

One in five people in the UK are living in poverty – cuts to social security and public services are combining with falling incomes and rising costs for basics like food and fuel bills to create a deeply damaging situation in which millions are struggling to get by. Although unemployment numbers are falling, the number of people in insecure jobs is on the rise and many are on wages that don"t pay enough to make ends meet. For the first time, more working households are living in poverty in the UK than non-working ones. In 2012 just over half of the 13 million people in poverty were from working families.

Austerity policies are massively increasing poverty and inequality in the UK – damage that could take two decades or more to reverse. Our research suggests 800,000 children and an extra 1.9 million adults in the UK could be pushed into poverty by 2020. The unprecedented rise of over 500,000 Britons needing emergency aid from food banks is just one example among many of what poverty looks like in the UK. There is significant public concern about the lack of say ordinary people have in the changes that affect their lives. According to a recent Oxfam poll, more than two thirds of the British population thinks the rich have too much influence over where the country is headed.

Case Study: "The bills are going up but the money isn"t"

Anna, 35, lives in Devon, with her partner Mike and their children. Mike works full time at an electronics company, whilst Anna is a stay at home mum.

"They"ve been laying off people at Mike"s work at the minute, so he"s constantly terrified that he"s going to lose his job. He brings home between £ 1000 and £1100 a month. It"s alright, but not great when you consider that our rent is £ 800 per month, it doesn"t go very far at all. We get help with tax credits but it"s getting harder and harder to pay the bills every month and not charge things on the credit cards. The bills are going up and the money isn"t.

"Personally, I feel so strongly about how there is so much inequality in our society and it's getting worse. There are all these people looking down their noses at the "undeserving poor" and it really makes me cross. We"re being kept poor. We"re being kept in a position where we aren"t able to improve our lives.

"I mean who"s the real scrounger? Someone who might get seventy pound per week because they haven"t got a job, or someone who gets a ridiculous amount of money in bonuses after they bankrupted the country? I"d like to be able to earn a wage myself… there is no way for us to get out of this position until somebody does something about the cost of housing and other stuff. The people who can afford to pay for it are getting away scot free."

Why does Oxfam care about inequality?

Extreme economic inequality is damaging because of the negative impact it has on poverty reduction and overall prosperity. It multiplies social problems and compounds other inequalities such as those between men and women. In many cases extreme economic inequality causes unequal political representation: those with the most money are able to rig the rules, and influence government policy in their favour, often at the expense of everyone else.

For many workers across the globe, doing a day"s work doesn"t necessarily mean they earn enough to live on, and companies are making profits whilst workers" wages and conditions are not enough to live decent lives.

Whilst the opportunity to prosper is an important incentive that helps drive the economy and implies some level of inequality, even the International Monetary Fund"s recent study finds that extreme income inequality undermines both the pace and sustainability of economic growth. The IMF also made the case that redistribution efforts -including progressive taxation and spending on health and education- are pro-growth.

In developed and developing countries alike we are increasingly living in a world where the lowest tax rates, the best health and education and the opportunity to influence are being given not just to the rich but also to their children.

For decades, Oxfam has worked to increase access to high-quality health care and education. Despite great progress, millions of families in the poorest countries are not able to send their children to school or pay for healthcare should anyone fall sick. Governments don"t have the money to pay for these basic essential services – not because the money isn"t there, but because the richest and most powerful aren"t paying their fair share.

While many rich people use a portion of their wealth to support individual good causes, this should not be used as an excuse for governments failing to tackle the problem of growing inequality.

Oxfam"s call to action

All parties need to focus on reducing inequality and consider how they will:

Tackle unfair tax rules to combat inequality and ensure those who can afford it are paying their fair share: Clamp down on tax dodgers by improving transparency and accountability standards in global and UK tax rules and increasing government capacity to tackle tax evasion.

Look at ways of raising revenue through progressive taxation and balancing the books on the shoulders of those who can afford it: In particular, the Government should implement a financial transactions tax to ensure the financial sector contributes its fair share, and focus on the greater taxation of wealth, by exploring things like a land value tax.

Ensure that the strategy to reduce the deficit does not hitting the poorest hardest: Use the revenue from more progressive taxation to prevent long-term damage caused by cuts to social security and public services. Support women and parents to be part of the country"s return to growth through the provision of universal affordable childcare.

Ensure that work really pays for the poorest: Outline a long-term strategy for raising the minimum wage to a living wage, using tools such as government procurement to promote a living wage. Ensure that increasing the tax allowance really works for the poorest by also increasing the earnings disregard by £ 200 per year.

Audit policy to ensure it is being designed to improve equality: We would like to see party manifestos include an analysis of the impact of their pledges on economic inequality in the UK.

As a first step, we are calling on the Government to continue taking tough action to tackle tax dodging as part of this week"s Budget.

"La pobreza es muy dura porque te roba tus sueños y tus esperanzas"… "La pobreza no tiene pasaporte y nadie está a salvo"… Ante una situación de urgencia, pedimos medidas de urgencia: "Esta situación no puede esperar a que mejore la economía. Lo que perdamos ahora con niños, no se puede recuperar más tarde", sostiene la ONG Save the Children.

Paper – Los hijos del umbral de la pobreza (la niñez indigente en los países ricos) (Parte I)

El valor social de los niños (en pecado original y con dinosaurios carnívoros) (Fuente: La infancia en España – UNICEF 2014)

Invertir en infancia es justo, es rentable, beneficia a todos, y es un elemento fundamental en el cumplimiento de los derechos de los niños y en la transformación de las sociedades.

Desde la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño, el Comité de los Derechos del Niño, UNICEF y otras muchas organizaciones han venido defendiendo a escala mundial la importancia de la inversión en la infancia. La propia Convención en su artículo 4 compromete a los Estados a aplicar los derechos económicos, sociales y culturales de los niños "hasta el máximo de los recursos de que dispongan", en el artículo 6 a garantizar su supervivencia y desarrollo, y en el artículo 27 a ayudar a los padres cuando sea necesario para garantizar un desarrollo y un nivel de vida adecuado de la infancia.

En línea con la CDN, la percepción del gasto social, de salud y educativo en los niños y niñas como una carga en los presupuestos públicos y para los ingresos privados debe ser revisada. Si hay un grupo social y generacional en el que la inversión en las personas tiene todavía más sentido es el de los niños y niñas.

Los argumentos son muchos, pero se pueden resumir en cuatro: éticos, relacionados con la edad, económicos y políticos (ver cuadro); pero uno de ellos en particular es específico de los niños, y es el que tiene que ver con los efectos irreversibles que incluso las privaciones temporales que experimentan los niños pequeños pueden tener en sus capacidades futuras y, a su vez, en las perspectivas de futuro de una nación. Las intervenciones y decisiones políticas que se tomen hoy determinarán si millones de niños y jóvenes son capaces de alcanzar todo su potencial o si se dejan atrás para enfrentar un futuro de empeoramiento de la desigualdad y la marginación. Muchas personas estarían de acuerdo en que no puede haber argumento más convincente que este.

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La Comisión Europea, en febrero de 2013 aprobó la Recomendación Invertir en la infancia: romper el ciclo de las desventajas6. Esta Recomendación supone un marco europeo para el desarrollo de políticas nacionales de lucha contra la pobreza infantil y promoción del bienestar de los niños, en un momento en que las cifras de pobreza y exclusión infantil están creciendo en la mayoría de los países europeos, muchas veces por encima de las del resto de la población.

La propia Comisión reconoce en este texto que "evitar que se transmitan las desventajas entre generaciones es una inversión crucial para el futuro de Europa" o que para luchar contra la pobreza infantil es necesario "mantener una inversión en los niños y las familias que permita la continuidad de las políticas y la planificación a largo plazo". La Recomendación establece tres pilares estratégicos para el desarrollo de políticas:

  • El acceso de las familias y los niños a recursos adecuados: apoyando el acceso al trabajo a los padres y madres, y garantizando un nivel de vida adecuado a los niños mediante ayudas económicas, desgravación de impuestos y ayudas a la vivienda.

  • El acceso a servicios de calidad: promoviendo la atención desde la primera infancia, garantizando la igualdad de oportunidades en el sistema educativo, el acceso en condiciones de igualdad a los sistemas de salud, a una vivienda y un entorno adecuado, y mejorando los sistemas de protección de la infancia.

  • El derecho de los niños y niñas a participar: mediante el apoyo de su participación en la vida cultural, deportiva y el derecho al juego; y estableciendo mecanismos de participación en las decisiones que afectan a sus vidas.

Aunque tienen formalmente reconocidos y protegidos sus derechos, los niños y niñas no votan, y tienen poca capacidad individual y colectiva de influencia en las elecciones políticas. No suelen tener amigos influyentes, ni instrumentos ni capacidad económica para hacer valer sus necesidades y derechos, ni para llevar a los tribunales sus casos. No participan de las grandes discusiones sobre el diseño del estado del bienestar y muchas veces no se valora el impacto que las decisiones políticas y económicas tienen sobre ellos. Junto a ello, el tiempo en la política no juega a su favor. Los resultados de posibles inversiones y cambios políticos de calado en la infancia muchas veces no tienen efectos visibles a corto plazo y el coste electoral de no realizarlos es muchas veces pequeño.

Sin embargo los niños son (y serán) actores clave en la evolución y la sostenibilidad de cualquier sociedad. El análisis del estado del bienestar desde una perspectiva generacional en el que se incluya a los niños y niñas como actores fundamentales plantea nuevos desafíos y adopta un cariz especial en las sociedades desarrolladas de nuestro entorno económico, cultural y político.

"El futuro debe escribirse y posibilitarse desde el respeto a los compromisos y los principios de solidaridad entre generaciones y en el seno de cada generación"… Y sin embargo, no es descabellado afirmar que en términos generales, las inversiones en los niños son todavía una responsabilidad predominante de los padres y madres, mientras que los beneficios de esas inversiones se comparten entre todos. ¿Es esto justo? ¿Es sostenible? ¿Cuál debe ser el papel de los niños y las niñas en el estado del bienestar?

Reflexionar no sólo sobre la evidente importancia de cada niño como sujeto de derechos, sino también sobre su papel como grupo generacional es una tarea urgente y necesaria para dar solidez y sostenibilidad a cada país. Si no lo hacemos, si no somos una sociedad esperanzada con su infancia y que apuesta por ella, los escenarios de futuro pueden volverse muy adversos y no sólo no estaríamos hablando de una salida de la crisis, sino de un agravamiento del impacto de ésta en años venideros.

En 2004, el sociólogo Gøsta Esping-Andersen, en un artículo titulado El estado del bienestar en el siglo XXI planteaba algunos escenarios de futuro para la sociedad española (pero que fácilmente se pueden extender a la mayoría de los países avanzados)

en su adaptación a las nuevas realidades económicas y sociales. En dos de esos tres escenarios (los menos deseables) los niños y las niñas tienen mucho que ver.

En el escenario que el autor llama "un país sin hijos", hace referencia a un previsible rápido descenso de la natalidad y de la población en las próximas décadas y el consiguiente envejecimiento de la sociedad.

El otro escenario "de las dos naciones" nos aboca a una sociedad dual en la que gran parte de la población se queda al margen del bienestar, con más pobreza y más exclusión; en un proceso en el que, además, el riesgo social se va desplazando cada vez a edades más tempranas, a las familias jóvenes con hijos.

Diez años después y tras seis de crisis económica y social podemos decir que en España (y en la mayoría de los países avanzados) estamos más cerca de ambos escenarios.

Repensar el valor social de la infancia

En el eje de los cambios necesarios en las políticas está la tarea urgente e importante de repensar quién y en qué medida asume los costes de los niños y niñas, y si somos capaces de ver ese coste como una inversión, no sólo de las familias (que ya lo hacen) sino de las administraciones públicas y de toda la sociedad. Redefinir cuál es el papel de los actores privados y públicos en el cuidado y desarrollo de los niños y cuál es el valor social que como país atribuimos a la infancia, es un tema de enorme calado.

En la pobreza infantil está el germen de una sociedad más pobre y más desigual

La no discriminación y la igualdad de oportunidades son fundamentos esenciales de los derechos humanos y de los derechos del niño. La protección de los niños y niñas y el acceso a unos recursos y unos servicios básicos para todos se asume como un imperativo moral y legal. Sin embargo, la creciente desigualdad social y el incremento de la pobreza infantil en los países ricos son fenómenos que se han venido gestando desde hace décadas y que durante la crisis están mostrando su rostro más cruel.

La desigualdad, sus causas, sus costos individuales, económicos y sociales y sus posibles remedios son especialmente ahora objeto de un amplio debate. Por un lado se defiende que un mayor nivel de igualdad mejoraría el bienestar de todos, otros defienden que ciertos niveles de desigualdad se justifican en los diferentes méritos y esfuerzo de las personas y que son un acicate para el progreso de las sociedades.

Pero no sería razonable aplicar a la infancia la premisa de las diferencias de méritos, ya que la gran mayoría de sus condiciones de vida escapan a su control. La infancia debe ser, más que ningún otro periodo en la vida, una época de igualdad de oportunidades que no debe depender sólo de los ingresos o las capacidades de los padres. Crecer en la pobreza, crecer sin las mismas oportunidades de acceso a la salud, o a una educación de calidad que otros niños implica un riesgo mucho mayor de tener unos resultados inferiores en los estudios, peor salud, menores ingresos, y de trasladar esas desventajas a la siguiente generación. Y, por tanto, tener muchas más posibilidades de ver vulnerados tus derechos. Y esa responsabilidad no se la podemos atribuir a los niños.

La educación, elemento para la inclusión

La educación es uno de los derechos de los niños y niñas que más capacidad tiene para romper el círculo de la pobreza y la exclusión social. El acceso en condiciones de igualdad a una educación de calidad es un elemento clave en el desarrollo y la inclusión de la infancia. Condiciones de igualdad de oportunidades que no sólo tienen que ver con el requisito legal de no discriminación, sino con una labor activa de eliminar los obstáculos y apoyar a aquellos niños y niñas que por su condición económica, social, familiar o por tener alguna discapacidad o cualquier otra desventaja tienen más problemas para acceder, mantenerse o tener éxito en el sistema educativo.

La importancia de la etapa educativa de 0 a 3 años, especialmente entre los niños con un entorno social o familiar más complicado (que son precisamente los que tienen más problemas para acceder a este tipo de servicios), está cada vez más fuera de duda. Pero incluso en el ámbito de la educación formal, obligatoria y gratuita, la constatación de que estamos dejando atrás a demasiados niños se repite.

La desigualdad de oportunidades, el abandono y el fracaso escolar no tienen una repercusión sólo en la pobreza y en su transmisión generacional, sino también en los ingresos y los recursos económicos del Estado. La OCDE en su informe sobre el Panorama de la Educación 2013 afirma que "las ganancias esperadas de la inversión en educación superan ampliamente la inversión realizada en todos los países de la OCDE" y que un mayor nivel educativo reduce drásticamente el riesgo de desempleo y aumenta la empleabilidad y los ingresos relativos. También asegura que el retorno en términos económicos, tanto público como privado, crece sustancialmente a medida que crece el nivel educativo. Por ejemplo, en la OCDE el retorno en forma de ingresos públicos se triplica en el caso de una persona que ha alcanzado los estudios superiores respecto a una que ha completado la educación secundaria. Las oportunidades perdidas por cada fracaso o abandono escolar tienen un coste personal, económico y social enorme y, pese a los avances, siguen siendo una asignatura pendiente en muchos países ricos.

"Dadnos a nosotros, vuestros niños, un buen presente. Nosotros, por nuestra parte, os daremos un buen futuro". (Toukir Ahmed, 16 años nacido en Bangladesh – Sesión especial de la ONU en favor de la infancia, Nueva York, mayo de 2002)

"Pedimos a nuestros políticos que de verdad nos escuchen y que nuestras opiniones e ideas sean tomadas en cuenta, tanto en las cosas pequeñas como en las importantes; que no sólo seamos una imagen sino una realidad"… (Manifiesto infantil de Málaga, 2012)

Informe Child Poverty and Material Deprivation in the European Union during the Great Recession – UNICEF Innocenti – 2014

Abstract

The 2008 financial crisis triggered the first contraction of the world economy in the post-war era. This paper investigates the effect of the economic crisis on child poverty and material deprivation across the EU-28 plus Iceland, Norway and Switzerland. First,

it examines if children were affected by the crisis to a greater extent than the population as a whole. Second, it analyses inequities among households with children and the degree to which those in workless households, migrant households, lone parent families and large families were at a greater risk of poverty and deprivation. Finally, it studies the extent to which social safety nets may have softened the negative impact of the economic crisis.

The paper observes a negative relationship between the absolute change in economic output and the change in material circumstances of children: absolute increases in both child poverty and deprivation between 2008 and 2012 were larger in countries experiencing greater falls in GDP per capita. The relationship was stronger for child poverty, indicating that household income is more responsive to macroeconomic shocks. The effect of adverse economic circumstances was not distributed equally among households with children: in countries most affected by the crisis, notably Greece and Iceland, child poverty and deprivation rates rose substantially faster among children in workless households, lone parent families and migrant families than among the population of children as a whole. Controlling for the socio-demographic structure of the child population, both the child poverty rates and the severe deprivation rates were significantly lower in countries with more generous safety nets. However, once total social spending and working-age unemployment were accounted for, the effects of the minimum income protection indicator were no longer statistically significant. Social spending was associated with lower risks of child poverty at the start of the crisis only, when many European countries implemented fiscal stimulus packages, while unemployment had large effects on both poverty and deprivation throughout the entire period 2008-2012. This suggests that social safety nets and social spending did not shield children from the effects of labour market turbulence during the Great Recession…

Results

Changes in child poverty between 2008 and 2012

There was a lot of variation in child poverty levels before the start of the Great Recession. In 2008, the share of children living in households with equivalent income below 60% of the national median ranged from around one in ten (9-13%) in the Nordic countries, the Netherlands and Slovenia to between a quarter and one-third (25-33%) in Bulgaria, Spain and Romania. In 11 out of 31 countries in this analysis, at least one in five children were at risk of poverty in 2008.

Moreover, children were often more likely to be poor than the population as a whole (Figure 1a). In 20 out of 31 countries, child poverty rates exceeded the total poverty rates by 2ppt or more. In contrast, total poverty rates exceeded the child poverty rates by at least 2ppt in four countries only, i.e. Cyprus, Denmark, Estonia, and Latvia. However, in the two Baltic countries and Cyprus, population poverty appeared to have been driven by inordinately high pensioner poverty rates.

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Conclusion

The 2008 financial crisis triggered the first contraction of the world economy in the post-war era. This paper investigates the effect of the economic crisis on child poverty and severe material deprivation across the enlarged EU, Iceland, Norway and Switzerland. Evidence from previous recessions in industrialized countries suggests that children tend to suffer disproportionately. However, given the two- to three-year lag with which household income data become available, it is only recently that statistics on the circumstances of children have started to emerge. Although this study focuses on the material well-being of children, more data are needed to investigate the impact on other aspects of child well-being, such as health and safety, education, and behaviours and risks, as well as subjective well-being. Some of these effects may not manifest until long after the Great Recession.

This paper defines income poverty as anchored at a point in time to allow for comparison in living standards since before the crisis. Changes in the anchored child poverty rate during the Great Recession have not been analysed extensively to date. The study finds that absolute increases in both child poverty and deprivation between 2008 and 2011 tended to be larger in countries experiencing slower growth and greater increases in unemployment in this period. The relationship was stronger for child poverty, indicating that household income is more responsive to macroeconomic shocks. Increases in child poverty in excess of 10ppt were observed in Iceland, Greece and Latvia. Absolute increases in severe child deprivation of more than 10ppt were recorded in Greece and Hungary.

There is evidence that children suffered disproportionately during the Great Recession. Child poverty and severe deprivation rose faster for children than the population as a whole in many countries, notably the ones most affected by the crisis. Moreover, in most of the EU countries child poverty and deprivation increased faster or fell slower for children than for the elderly population (65 or over), although in some of these countries the absolute levels of poverty and deprivation remained higher among the elderly. This may be due to the fact that old-age pensions tend to be stable, albeit ungenerous, sources of income, while children tend to live in households where working age adults are vulnerable to the vagaries of the labour market.

Meanwhile, the effects of adverse economic circumstances were not distributed equally among children: those in the types of households that have consistently been identified as the most vulnerable to poverty before the Great Recession were often affected by the crisis to a greater extent than other children. Child poverty and deprivation rates often rose faster or decreased more slowly among children in workless households, lone parent families and migrant families than among the rest of the child population. This pattern was particularly strong in the countries suffering the greatest increases in child poverty or severe child deprivation over this period, suggesting that the most economically vulnerable children were hit excessively by the crisis.

Using a multi-level framework that accounts for both household level and country level characteristics, the analysis finds evidence for minimum income protection schemes cushioning the blow of the crisis: children were significantly less likely to be poor in countries with more generous safety nets in 2008-2012. However, once total social spending and working-age unemployment were accounted for, the effect of the minimum income protection indicator was no longer statistically significant. Consistent with previous research on the pre-crisis relationship between poverty and social spending (see Caminada et al 2012), expenditure on social protection as a share of the GDP had a sizeable negative effect on the risk of a child being poor in 2008 (and a smaller one in 2009), but the effect was no longer significant in 2010-2012, when many countries implemented austerity reforms. In contrast, unemployment had large effects on the risks of child poverty both before and during the crisis. These results suggest that the generosity of minimum income protection schemes and the level of social spending, while having non-negligible effects on the risks of child poverty, were insufficient to offer adequate protection at the time of labour market turbulence.

Similar findings emerge for child deprivation. The effects of social safety nets were only significant while total social spending and unemployment were not accounted for. Throughout the period 2008-2012, both social spending and the unemployment rate had large significant effects on the risks of severe child deprivation. Expenditure on social protection had larger and more precisely estimated effects on child deprivation than child poverty. This is not surprising, as it has been well documented that deprivation rates (based on the EU-wide deprivation threshold of four out of nine items) are higher in newer accession states, which tend to spend a smaller share of the GDP on social protection benefits.

Informe The Consequences of the Recent Economic Crisis and Government Reactions for Children – UNICEF Innocenti – 2014

Abstract

During the late 2000s, European countries were affected by an economic crisis considered the most severe since the Second World War. Although the nature of the shock and its evolution were different across countries, the reactions of governments were quite similar. Indeed, governments implemented stimulus fiscal packages in the early stages of the crisis; nonetheless, the worsening of economic conditions plus the pressures coming from financial markets pushed them into a process of fiscal consolidation. This paper shows that these different policy reactions provoked important consequences for people"s living standards. If the increase in social transfers and the reduction of the tax burden partially compensated the drop in private income over the period 2008-2010, the implementation of the austerity packages amplified the negative consequences of the economic recessions. Moreover, the policies implemented by governments during the austerity period deepened inequality. In some countries -such as Estonia, Greece and Spain- the burden of the adjustment fell on the bottom of the distribution producing a deterioration of living conditions for the most vulnerable. Lastly, government interventions worsened the conditions of the poorest children in countries such as France and Hungary.

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Conclusion

The recent macroeconomic shock affected European countries in different ways. Nonetheless, their governments reacted similarly. While in the early stages (2008- 2010), they implemented stimulus fiscal packages, the worsening of economic

conditions plus the pressures coming from financial markets pushed governments into a process of fiscal consolidation.

These reactions provoked important consequences on people"s living standards. If the increase in social transfers and the reduction of the tax burden partially compensated the drop in private income over the period 2008-2010, the implementation of the austerity packages amplified the negative consequences of the economic recessions.

In addition, the switch from a stimulus to consolidation policy stance generated important redistributive consequences. While in the first period inequality kept stable, the policies implemented by governments during the austerity period widened inequality. In some countries, such as Estonia, Greece and Spain, the burden of the adjustment fell on the bottom of the distribution producing a deterioration of living conditions for the most vulnerable groups. Furthermore, government interventions worsened the conditions of the poorest children in countries such as France and Hungary.

Nonetheless, our analysis is limited by the fact that no data are yet available after 2012 –

i.e. 2011 income year. However, it is evident that the more recent policies implemented by European countries continue to worsen living conditions for their population, following the same line of the first austerity measures. Indeed, many governments continue to consolidate their fiscal position through further rationalization in their social protection system.

Although the need to adjust is undeniable for some European economies, the way in which they operate is sometimes less justifiable. Irrational cuts in social as well as education and health spending are detrimental not only for the present but especially for the future generations. Moreover, past experiences show that the fiscal consolidation could become an illusion when austerity is pushed to extremes with negative economic consequences in the long run (Jolly et al., 2012). All in all, a return to "a more people- sensitive approach to adjustment" (Cornia et al, 1987: 3) is necessary in order to ensure that policies implemented to cope with the negative consequences of the crisis safeguard people"s living conditions and especially those of children.

Informe The Consequences of the Recent Economic Crisis and Government Reactions for Children – UNICEF Innocenti – 2014

Abstract

During the late 2000s, European countries were affected by an economic crisis considered the most severe since the Second World War. Although the nature of the shock and its evolution were different across countries, the reactions of governments were quite similar. Indeed, governments implemented stimulus fiscal packages in the early stages of the crisis; nonetheless, the worsening of economic conditions plus the pressures coming from financial markets pushed them into a process of fiscal consolidation. This paper shows that these different policy reactions provoked important consequences for people"s living standards. If the increase in social transfers and the reduction of the tax burden partially compensated the drop in private income over the period 2008-2010, the implementation of the austerity packages amplified the negative consequences of the economic recessions. Moreover, the policies implemented by governments during the austerity period deepened inequality. In some countries -such as Estonia, Greece and Spain- the burden of the adjustment fell on the bottom of the

distribution producing a deterioration of living conditions for the most vulnerable. Lastly, government interventions worsened the conditions of the poorest children in countries such as France and Hungary.

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Conclusion

The recent macroeconomic shock affected European countries in different ways. Nonetheless, their governments reacted similarly. While in the early stages (2008- 2010), they implemented stimulus fiscal packages, the worsening of economic

conditions plus the pressures coming from financial markets pushed governments into a process of fiscal consolidation.

These reactions provoked important consequences on people"s living standards. If the increase in social transfers and the reduction of the tax burden partially compensated the drop in private income over the period 2008-2010, the implementation of the austerity packages amplified the negative consequences of the economic recessions.

In addition, the switch from a stimulus to consolidation policy stance generated important redistributive consequences. While in the first period inequality kept stable, the policies implemented by governments during the austerity period widened inequality. In some countries, such as Estonia, Greece and Spain, the burden of the adjustment fell on the bottom of the distribution producing a deterioration of living conditions for the most vulnerable groups. Furthermore, government interventions worsened the conditions of the poorest children in countries such as France and Hungary.

Nonetheless, our analysis is limited by the fact that no data are yet available after 2012 –

i.e. 2011 income year. However, it is evident that the more recent policies implemented by European countries continue to worsen living conditions for their population, following the same line of the first austerity measures. Indeed, many governments continue to consolidate their fiscal position through further rationalization in their social protection system.

Although the need to adjust is undeniable for some European economies, the way in which they operate is sometimes less justifiable. Irrational cuts in social as well as education and health spending are detrimental not only for the present but especially for the future generations. Moreover, past experiences show that the fiscal consolidation could become an illusion when austerity is pushed to extremes with negative economic consequences in the long run (Jolly et al., 2012). All in all, a return to "a more people- sensitive approach to adjustment" (Cornia et al, 1987: 3) is necessary in order to ensure that policies implemented to cope with the negative consequences of the crisis safeguard people"s living conditions and especially those of children.

(Enero 2015) Distintas formas de contar la misma pobreza (mientras las víctimas continúan pagando las pérdidas de los victimarios)

El poder 1.800 millones – Los adolescentes, los jóvenes y la transformación del futuro – ONU – Estado de la población mundial 2014

Prólogo

Nuestro mundo alberga a 1.800 millones de jóvenes de entre 10 y 24 años, un grupo que crece con mayor rapidez en las naciones más pobres. En esta generación hay 600 millones de niñas adolescentes con necesidades, aspiraciones y retos concretos para el futuro.

Nunca antes había habido tantos jóvenes. Es poco probable que vuelva a existir semejante potencial de progreso económico y social. El modo en que abordemos las necesidades y aspiraciones de los jóvenes determinará nuestro futuro común.

La educación es fundamental. Los jóvenes deben adquirir destrezas y conocimientos pertinentes en la economía actual que les permitan convertirse en innovadores, pensadores y solucionadores de problemas.

También son esenciales las inversiones en salud, incluida la salud sexual y reproductiva. Cuando los jóvenes pueden llevar a cabo una transición saludable de la adolescencia a la edad adulta, sus expectativas de futuro se amplían. Sin embargo, actualmente más de dos millones de jóvenes de entre 10 y 19 años viven con el VIH; alrededor de una de cada siete nuevas infecciones se produce en la adolescencia.

Las inversiones estratégicas pueden propiciar que los jóvenes reclamen sus derechos -a la educación, la salud, el desarrollo y una vida libre de violencia y Discriminación-. Sin embargo, hoy, en los países en desarrollo, una de cada tres niñas contrae matrimonio antes de cumplir los 18, lo cual pone en peligro su salud, su educación y sus perspectivas de futuro.

Hasta la mitad de las agresiones sexuales tienen como víctimas a niñas menores de 16 años. Es necesario fortalecer el estado de derecho y las instituciones de seguridad para proteger los derechos de todos, entre ellos los de los jóvenes. Para llevar a cabo estos cambios habrá que contar con la gente joven y darle voz -una participación significativa- en la gobernanza y la formulación de políticas.

Con políticas e inversiones adecuadas, los países pueden obtener un "dividendo demográfico", que es posible gracias al descenso de las tasas de mortalidad y fecundidad. El incremento de la población y la disminución del número de personas dependientes otorgan a un país la oportunidad única de generar crecimiento económico y estabilidad.

Para obtener este dividendo se precisan inversiones dirigidas a desarrollar la capacidad institucional, mejorar el capital humano, adoptar modelos económicos que favorezcan las perspectivas de empleo, y promover un gobierno inclusivo y los derechos humanos. El apoyo internacional puede desatar el potencial de la próxima generación de innovadores, emprendedores, agentes del cambio y líderes.

Hace 20 años, 179 gobiernos aprobaron en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo un innovador Programa de Acción que reconocía el importante papel de los jóvenes en el desarrollo. Hoy tenemos la oportunidad de definir un marco de desarrollo sostenible para después de 2015, basado en la experiencia, que empodere a los jóvenes e incluya indicadores y metas específicas sobre educación, desarrollo de capacidades y empleo, salud (en especial salud sexual y reproductiva), participación juvenil y liderazgo.

Los jóvenes deben ser protagonistas de la visión de un desarrollo sostenible después de 2015 con miras a crear el futuro que queremos.

Juventud: grandes cifras, grandes desafíos, grandes posibilidades

Los jóvenes cuentan. Cuentan porque tienen derechos humanos inherentes que deben ser respetados. Cuentan porque nunca antes hubo 1.800 millones de jóvenes vivos y porque ellos definirán y dirigirán nuestro futuro en todo el planeta. No obstante, en un

mundo en el que prevalecen las preocupaciones de los adultos, a menudo no se les tiene en cuenta. Es una tendencia que debe corregirse sin dilación, ya que pone en riesgo tanto a los jóvenes como al conjunto de economías y sociedades.

Aproximadamente nueve de cada diez personas de entre 10 y 24 años viven en países menos desarrollados.

En estos momentos hay más jóvenes de entre 10 y 24 años que nunca antes en la historia de la humanidad. En algunas regiones del mundo, no solo aumenta el número total de jóvenes, sino también su proporción sobre el total de la población. En determinados países, más de uno de cada tres habitantes es joven.

En 17 países en desarrollo la mitad de la población es menor de 18 años.

Las tasas de homicidios suelen ser mayores donde las proporciones de jóvenes son más altas.

Cada día, 39.000 niñas se convierten en niñas casadas -lo que equivale a unos 140 millones en un decenio-.

Las tasas de fecundidad de las adolescentes son mayores en aquellos casos en que las proporciones de jóvenes son más altas.

La desigualdad basada en el género sigue muy de cerca a la proporción de las poblaciones de jóvenes.

Las brechas de género en la enseñanza secundaria suelen ser mayores -en ambos sentidos, pero en general a favor de los varones- cuando las proporciones de jóvenes son más altas.

El gasto en salud es menor en los países con las mayores proporciones de jóvenes…

Los jóvenes, el capital humano y el dividendo demográfico

Invertir en la escolarización y la salud de los jóvenes no solo mejora su bienestar inmediato, sino también su empleabilidad, su productividad y sus ingresos (UNFPA et al., 2013). Esto es así independientemente de si trabajan en la agricultura, en iniciativas no agrícolas o en el sector formal.

Los servicios preventivos de salud pública son fundamentales sobre todo para los jóvenes. La importancia de los servicios de salud materno infantil está sobradamente reconocida, pero es necesario prestar mucha más atención a reducir la exposición a las enfermedades parasitarias e infecciosas, que atrofian el crecimiento físico de los niños, además de su desarrollo cognitivo, lo cual tiene consecuencias a largo plazo en el nivel de estudios y los posteriores ingresos (Alderman et al., 2006)…

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Maximizar el dividendo

La inversión en adolescentes y jóvenes, la realización de la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos, y la promoción de la igualdad entre los géneros son importantes, aunque por sí solos insuficientes para obtener un dividendo demográfico.

Las políticas económicas también desempeñan un papel importante. Según el Banco Mundial (2013), "el entorno político debe ser propicio para el crecimiento. Esto requiere prestar atención a la estabilidad macroeconómica, a un entorno empresarial propicio, a la acumulación del capital humano y al estado de derecho". Conseguir este entorno político óptimo puede parecer una tarea abrumadora para muchos países en desarrollo. Incluso algunos países desarrollados y de ingresos medianos no se encuentran en posición de cumplir con todos estos estándares simultáneamente…

Las inversiones en capital humano, una oportunidad para generar un dividendo demográfico

Todos los países, sea cual sea su estado de desarrollo, tienen la responsabilidad de respetar los derechos de los jóvenes y ayudarles a sentar las bases de su vida.

Esta tarea implica equiparlos con una educación pertinente de calidad y ofrecerles una atención de salud integral que cubra todos los aspectos de la salud sexual y reproductiva. Los jóvenes necesitan oportunidades para ganarse la vida y participar en las decisiones que les afectan. Puesto que siguen existiendo disparidades en todas las sociedades, debe hacerse un esfuerzo especial para llegar a los grupos marginados de diversos frentes…

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El futuro del desarrollo sostenible con los jóvenes como objetivo central

Un joven que tenga 10 años en 2015 será un adulto de 25 en 2030, año para el que se persigue alcanzar los nuevos objetivos mundiales de desarrollo sostenible. Los gobiernos que hoy apunten alto harán que el futuro de los jóvenes sea más prometedor, que en él se hagan valer los derechos, se cumplan las promesas y se desarrolle todo su potencial.

Los jóvenes son fundamentales para la próxima generación de objetivos de desarrollo sostenible, pero sobre todo para los destinados a:

-Acabar con la pobreza en todas sus formas y en todas partes

-Conseguir una enseñanza primaria y secundaria inclusiva, equitativa y de calidad

-Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos

-Alcanzar el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos

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La transformación del futuro y los argumentos a favor de los jóvenes

Los jóvenes están mejor preparados para desarrollar todo su potencial cuando están sanos y bien formados, y cuando tienen la oportunidad de prosperar y cumplir sus aspiraciones. Si cuentan con el apoyo adecuado para desarrollar su potencial, definido mediante decisiones basadas en su participación, pueden ser una enorme fuente de productividad, innovación y dinamismo creativo que acelere el desarrollo.

Por ejemplo, los jóvenes con empleos impulsan el florecimiento de las economías. Tener voz en las decisiones que les afectan puede contribuir a que se tomen decisiones que reflejen su realidad y a reducir la probabilidad de que recurran a vías alternativas

para expresarse, como los desórdenes públicos, por ejemplo. El pleno acceso a los medios de salud sexual y reproductiva implica que puedan tomar decisiones fundamentadas sobre sus vidas y las de sus familias, y contribuir a una sociedad en conjunto más sana.

Las perspectivas nacionales se ven limitadas si no se invierte en los jóvenes, en algunos casos de forma drástica. Muchos de los países más pobres cuentan con las cifras de jóvenes más elevadas y algunas de las mayores barreras al desarrollo. Se encuentran bloqueados en un círculo vicioso por el que un gran número de jóvenes compiten ferozmente por unos recursos escasos, sobre todo por el empleo. Cuando no cuentan con educación ni atención médica, pueden contraer matrimonio siendo aún niños y convertirse en padres antes de estar preparados, socavando así su transición hacia una edad adulta feliz y estable. La discriminación por motivos de género hace que todos estos problemas sean especialmente graves para las mujeres jóvenes -e incluso constituyan una amenaza para su vida-.

Este círculo no es inquebrantable, pero continuará funcionando así hasta que los planes, las políticas y otros instrumentos de desarrollo tengan en cuenta a los jóvenes desde la conceptualización hasta la aplicación. Estos deberían reconocer que el desarrollo no es neutro en función de la edad y que la demografía importa. Sin embargo, en muchas sociedades se asume que los jóvenes se enfrentan a los mismos problemas que los adultos de mayor edad -o se les considera ciudadanos secundarios, subordinados a las prioridades de los adultos, ya que su turno llegará más adelante.

La consecuencia es que con frecuencia se pasa por alto a los jóvenes o se les da menos de lo debido, aun cuando carecen del poder económico o político para defender sus reivindicaciones. Los jóvenes son los primeros en sentir las consecuencias, pero estas se extienden al conjunto de las sociedades, sobre todo aquellas compuestas mayoritariamente por jóvenes.

Sin embargo, esta tendencia ha podido revertirse con éxito en algunos esperanzadores casos recientes. Pese a que las complicaciones derivadas del embarazo y el parto constituyen la segunda causa principal de muerte de mujeres jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años, el número de muertes se ha reducido de forma considerable desde el año 2000, en que los ministros de salud, alentados por los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aumentaron las medidas para reducir esta tasa mediante intervenciones básicas y probadas. Esta tasa se redujo un 37% en África, por ejemplo, pese a que el continente sigue teniendo el mayor número de países pobres en los que abundan los jóvenes. En este caso las prioridades correctas contaron con el respaldo de las políticas y las inversiones adecuadas.

Según las hipótesis consideradas más probables, el número de jóvenes tocará techo en los próximos años o las próximas décadas. Invertir hoy para que se cumplan sus derechos y se cubran sus necesidades tiene el valor añadido de garantizar el avance, ya que desarrollarán capacidades y encontrarán oportunidades que contribuirán a mejorar sus vidas y podrán transmitirse a las generaciones futuras. Invertir hoy también contribuye a la resiliencia que probablemente necesitarán a consecuencia de la aceleración del cambio climático y sus importantes consecuencias potenciales tanto para el medio ambiente como para el bienestar humano…

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Autor:

Ricardo Lomoro

Partes: 1, 2, 3, 4
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