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La Dignificación de la Política



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Precisiones de la Ética-Política desde la perspectiva cristiana
  3. El concepto "política"
  4. Teología Bíblica y Política
  5. ¿Qué es lo que no funciona en el quehacer político actual?27
  6. La actividad política que dignifique a la política
  7. ¿Qué puede hacer el ciudadano?
  8. Conclusión: dignificar la política desde dentro

Introducción

Hablar de una dignificación de la "política" desde un contexto latinoamericano y chileno significa asumir nuestra condición histórica de continente colonizado y oprimido por la cultura occidental europea. De esta forma reconoceremos que hemos heredado una civilización que lleva en su ADN el germen de la opresión, dándose la tensión entre opresor – oprimido en la construcción cotidiana de las relaciones interpersonales, sociales y políticas.

Debemos recordar que el concepto "América" nació del imaginario de la mentalidad europea, quién trajo a nuestro continente un concepto cosificado, por tanto controlado y manipulado de una forma de ser civilización válida, que profesaba una religión universal y verdadera, la Cristiana. La educadora Inés Fernández M. describe este proceso colonizador de la siguiente manera:

"De este modo y en relación a lo antes dicho, el contexto que explica y a la vez sirve de inicio a este interés es la historia de la conquista europea en América Latina, Tawantinsuyu, AbyaYala, la cual remite a los procesos de colonización e independencia ligados a la propuesta moderna-europea-ilustrada, cuyo propósito es el afianzamiento de un orden social, político y cultural asociado a las élites criollas. Hasta comienzos del siglo XVI, el continente no figuraba en los mapas porque no se había inventado la palabra América, ni había nacido la idea de un cuarto continente. Desde este punto de vista, América nunca operó un descubrimiento, sino una invención, necesaria para consolidar la expansión de las ideas e instituciones y los paradigmas distintos del mismo acontecimiento."1.

Los europeos usando a la religión cristiana como justificación desarrollaron su proyecto de colonización, reduciendo a los indígenas, concebidos como salvajes y paganos, a la esclavitud. Imponiéndoles de esta manera su religión, su cosmovisión y su forma de civilización2. Especialmente las regiones Centro y Sur de América han sido territorios que se han desarrollado bajo sistemas económicos-sociales y políticos opresores. Es cierto que esos sistemas, hoy día, ya no existen; pero han surgido otros sistemas que vuelven a repetir la misma lógica opresora. Esto da cuenta que como hombres y mujeres nacidos en América (Norte, Centro y Sur), nuestro subconsciente ha sido estructurado (Gestal) por la introyección de un modelo de civilización que al cosificar la realidad, la manipula, la controla y por lo tanto ejerce su poder sobre aquello que ha controlado3.

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  • 1 Inés Fernández Mouján, Redefinición de los alcances de la pedagogía de la liberación en sus dimensiones ética, política y cultural, p.44.

  • 2 Enrique Dussel, Introducción a la Filosofía de la Liberación, pp.37-51.

  • 3 Un ejemplo claro de este lenguaje colonizador es el usado por los hermanos pentecostales. Ellos no consideran al mundo católico como "hermanos en la fe de Cristo"; para ellos el mundo católico es un mundo pagano al cual hay que evangelizar y arrancarlo de las garras del mal, para llevarlos a la verdad salvífica de Jesucristo. Por otro lado, el mundo católico oficial, se refiere a los protestantes como a los "hermanos separados", frase que conlleva la idea de volver al seno de la única Iglesia verdadera.

Según el educador brasileño Paulo Freire opresor y oprimido forman una unidad indivisible, el opresor aprende a oprimir oprimiendo al más débil; mientras el oprimido/a enseña a oprimir al opresor aceptando la perspectiva de vida que éste le impone. Ninguno se puede liberar a sí mismo, sino en el apoyo del uno para con el otro4, aquí radica el origen de su liberación. Por esta razón podemos afirmar, que todos en alguna manera somos a la vez oprimidos y opresores, porque llevamos introyectado en nuestra forma de pensar, en nuestra intersubjetividad, tanto hombres como mujeres, un discurso que lleva la opresión manifestada de múltiples formas en la vida. Mientras no extirpemos de nuestro subconsciente y de nuestro discurso relacional cotidiano esa forma de vernos, ya sea como opresores o como oprimidos, no podremos construir una sociedad más justa y fraterna. Y para hacerlo necesitamos convertirnos a la fe del Jesús de Nazaret, quien vino para servir y no para ser servido.

Estos argumentos nos aportan luces para revisar críticamente aquello que como seres humanos hemos producido como religión, cuánto de este discurso religioso cosificado y opresor existe en nuestras expresiones y en nuestra forma de relacionarnos como cristianos y cristianas. También nos ayuda a comprender el porqué en el Chile republicano nunca hemos tenido un ejercicio democrático en plenitud, sino mas bien, la aplicación de una democracia con apellidos.

La vuelta a la democracia en Chile se realizó tras un conservadurismo económico neoliberal oculto tras el anhelo de un pueblo oprimido que sólo tenía la esperanza puesta en una democracia que le asegurara elegir su destino en forma libre. Todos los anhelos de justicia por la violación de los D.HH. y de igualdad de oportunidades se postergaron, tras la máscara de una transición política que nunca terminó. Hoy día, después de 25 años de "democracia" podemos constatar una profunda desigualdad económica, tras la aplicación por la fuerza de las armas de un sistema económico capitalista neoliberal, sistema que tiene a muchos políticos prácticamente arrodillados a los intereses económicos del sistema. La dictadura militar realizó un profundo cambio del mapa de la riqueza en Chile, y privilegió a un grupo de tecnócratas que introdujeron un modelo Capitalista neoliberal sin regulación del Estado, que produjo una profunda desigualdad social entre ricos y pobres. Y la democracia ha mantenido este orden social gracias al uso de la ideología que ha permitido ocultar la condición de clases privilegiadas y oprimidas en Chile.5

Desde la perspectiva religiosa, en América Latina y especialmente en Chile, vivimos en un contexto evangélico de "Iglesias Protestantes sin reforma"6, en donde el protestantismo debe hacerse espacio en medio de grupos religiosos conservadores algunos de ellos seudo-evangélicos, que no tienen ningún respeto por la alteridad de nadie. Muchos de estos líderes desconocen y no les preocupa conocer, ni respetar los valores distintivos de la reforma; concibiendo sus comunidades de fe como una especie de pequeñas empresas privadas que les permiten vivir de la fe; produciendo comunidades sumisas y dependientes de la voluntad de sus líderes que en nada contribuyen al ejercicio de una práctica democrática. Y todo esto ocurre bajo el amparo de una "Ley de Cultos" permisiva, sin un reglamento interno que aseguren los valores protestantes, permitiendo la existencia de grupos seudo-evangélicos que lejos de aportar al diálogo ecuménico y la tolerancia, dificultan la convivencia social.

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  • 4 Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido, p.25.

5 Mario Paz Montecinos. Las clases sociales en Chile. [en línea] < http://testimonio-cronica.blogspot.com/2012/11/las-clases- sociales-en-chile.html> [consultado el 20 de diciembre del 2014].

  • 6 Expresión de Dietrich Bonhoeffer. Ética. Madrid: Trotta, 2000, p.11.

Debemos tener presente que en Chile el protestantismo llegó a fines del siglo XIX apoyado por las corrientes liberales masónicas que vieron en esta tradición cristiana un aliado para contrarrestar la influencia conservadora católica de la época. El protestantismo debió ganarse un espacio en medio de un clima católico abiertamente intolerante. Como una estrategia de introducción al continente, los protestantes se apoyaron en la educación como una legítima herramienta de cambio de la realidad cultural. El catolicismo siempre consideró al protestantismo como una amenaza, lo toleró por la realidad de los extranjeros emigrados a Chile, quienes como mano de obra calificada hacían un aporte fundamental al progreso del país. Esto va a dejar una marca profunda en el protestantismo nacional, el que va a desarrollarse bajo un clima de intolerancia y discriminación, por ser una expresión cristiana minoritaria en el país. El protestantismo, legítimo representante del mundo ilustrado chileno, se difundió por todo el país, lentamente, arrebatándoles adeptos a la cultura católica que tenía sumergida a la población criolla en medio de una religiosidad popular con fuertes características mítico-mágicas7.

Ahora, lo curioso es que hoy día, se ha producido una mutación en el pensamiento protestante, pues la población evangélica chilena se manifiesta ampliamente como conservadora con fuertes énfasis fundamentalistas, desconociendo totalmente sus raíces históricas. El aspecto valórico conservador proviene desde la cultura católica mayoritaria, el que permea los valores de la población evangélica minoritaria del país. Si tomamos en cuenta que el protestantismo a su llegada en el siglo XIX, se identificaba plenamente con los valores progresistas; éste poco a poco fue mutando y distanciándose de las corrientes liberales, para asumir una posición más bien conservadora. Y esto se debe, por un lado, a las restricciones que le impuso la contra- reforma católica; y por otro lado, a las características geográficas del país de ser una isla alejada geográficamente del resto de América Latina. Este conservadurismo cultural le ha dado una especie de colchón, con el cual ha resistido por décadas las ideas y pensamientos liberales que amenazan con introducirse y alterar el orden y los valores morales aceptados por todos, especialmente por la clase dominante.

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  • 7 Manuel Canales – Samuel Palma – Hugo Villela.
    (1991). En tierra Extraña II, para una sociología de la religiosidad
    popular protestante. Santiago: Amerindia, pp.12-13.

Hoy día se ha vuelto común quejarnos, criticar y denigrar la actividad política como un oficio demoniaco que sólo busca satisfacer los intereses más egoístas de quienes han sido elegidos por el pueblo para legislar. Y nos gusta escuchar y reírnos de humoristas que con sus rutinas cómicas hacen una caricatura de los errores codiciosos que algunos políticos cometen, pero aunque se denuncian – humorísticamente- algunos vicios que ocurren dentro del ejercicio de la democracia, esa crítica no soluciona nada, porque como ciudadanos seguimos viendo y viviendo la política como espectadores sentados en un cómodo sillón frente al televisor.

La presente conferencia pretende introducir a los oyentes participantes en una dinámica activa del ejercicio de la política como ciudadanos/as y cristianos/as responsables del que hacer público y privado de la vida en sociedad (Polis).

Precisiones de la Ética-Política desde la perspectiva cristiana

Ética, en general, es la ciencia de la conducta. Entendemos por conducta la actitud constante (conjunto de acciones conscientes) dirigida hacia un fin. Una ética viene a ser, pues, un código de reglas o principios morales que rigen la conducta, considerando las acciones de los seres humanos con referencia a su justicia o injusticia, a su tendencia al bien o a su tendencia al mal. Por lo tanto, la ética es una ciencia normativa, porque busca un ideal o norma, según el cual se pueden formular las reglas y leyes de la conducta. Así que una conducta ética viene a ser sencillamente una conducta de acuerdo con cierta norma8. La Ética estudia las costumbres humanas, los principios de sus acciones, y considera lo que constituye lo bueno y lo malo en tales principios y costumbres. Por eso en la vida cotidiana hablamos indistintamente de «valores morales – valores éticos» o «normas morales

– normas éticas». En ambos casos nos estamos refiriendo a valores y normas de los que nos podemos apropiar o rechazar activamente, porque lo moral y lo ético siempre nos refieren a valores, actitudes o normas que podemos elegir, de los que nos podemos apropiar.

La ética es un tipo de saber que pretende orientar la acción humana en un sentido racional, a diferencia de la costumbre (moral); es decir, pretende que el ser humano actué racionalmente. Por esta razón la ética es esencialmente un saber para actuar de un modo racional9. Se trata de un tipo de sabiduría que nos capacita para vivir la vida, para actuar racionalmente en el conjunto de la vida, consiguiendo de ella lo más posible, para lo cual es preciso saber ordenar las metas de nuestra vida inteligentemente.

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  • 8 Francisco Lacueva. Ética Cristiana. Tomo 10, Curso de Formación Teológica Evangélica. Misión Evangélica Bautista en España, Barcelona,

9

Adela Cortina. ¿Qué es la ética?. En Ética empresarial, c.1. Ed. Trotta, Barcelona, 1990, 17-33.

El concepto "política"

Si hemos de juzgar por lo que ahora se oye en la calle o por lo que se dice en los medios de comunicación de masas (televisión, internet, prensa, etc.), se ha ido imponiendo un concepto muy empobrecido de la política, un concepto peyorativo, muy alejado del concepto clásico, griego, de "política". Por lo general, la política se identifica con el engaño, la mentira y la manipulación de las personas. Todas las encuestas recientes ponen de manifiesto una gran desconfianza respecto de la política y de los políticos, particularmente entre las personas jóvenes.10 Por otro lado, los mismos políticos contribuyen a su desprestigio. En los periodos electorales, cuando los políticos salen de sus despachos para acercarse a plazas, polideportivos y medios de comunicación, es cuando se pone de manifiesto la degradación que ha sufrido la práctica política. Políticos que demonizan a su adversario, que ridiculizan sus ideas o que nos avasallan con sus innumerables promesas. Antes de las próximas elecciones -y al margen de cuál sea el veredicto popular- nos parece imprescindible llamar la atención sobre la necesidad de devolver seriedad y credibilidad a una vida política que parece haberse degradado ostensiblemente en los últimos años11. Los políticos deben tener presente que nuestro voto no es una licencia para que ellos hagan lo que se les dé la gana, y nosotros como electores tenemos la responsabilidad de exigirles cuentas de todo lo que prometieron. Nuestro voto siempre debe ser un voto en conciencia.

Sin embargo, la política, tiene por objeto la vida del hombre/mujer en la polis, el objeto de la política es la comunidad buena (o el buen gobierno) de los hombres/mujeres asociados. Ahora bien, como Aristóteles consideraba que el ser humano es un animal político (zoon politikón). Él mismo enfatiza constantemente que la virtud, la justicia y la felicidad se alcanzan, cuando se realizan socialmente, en relación con los otros en la ciudad, en la polis, o sea, políticamente. De manera que entre la ética y la política hay, de hecho, un continuo, una continuidad. No hay justicia, virtud o felicidad dignas de ese nombre al margen de la sociedad, de la política, fuera del ámbito de la polis.

Marx Weber12 se plantea el problema de la ética en la política en una sociedad moderna, afirmando que existe una relación paradójica entre ellas, entre el sentido de una acción política en su origen (el éthos o la intención ética que mueve la acción del político) y su resultado final. Aunque se reconozca que hay tensiones entre la ética y la política, no se puede negar la siguiente fórmula: la política es la ética de la vida colectiva.

Muchas veces como cristianos/as, románticamente, tendemos a imaginar la ética como un conjunto de normas absolutas y dualistas, en donde prácticamente debemos elegir el bien por sobre el mal. Como si el bien y el mal fuesen cosas objetivas que podemos distinguir a simple vista. Sin embargo, la vida no es así, en la mayoría de las veces debe primar la elección entre "el mal menor por sobre el mal mayor".

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10 Francisco Fernández-Buey. Reivindicación de la política como ética de lo colectivo.

11

Justicia y Sociedad. "Dignificar la política". [en línea] http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap134.htm. [consultado

el 30 de Noviembre del 2015]

  • 12 Max Weber. Politik als Beruf. (Política como vocación).

La comprobación de que determinadas convicciones éticas, al absolutizarse, desembocan en resultados negativos, directamente contrarios al fin que se persigue, es parte de la conciencia histórica de la modernidad. Al absolutizarse, la ética se convierte en un medio para tener razón, para darnos, siempre y en todo caso, la razón, y así disculparnos y no asumir la responsabilidad de nuestras acciones. Esto ocurre tanto en el ámbito de las relaciones interpersonales, como en la vida pública, colectiva. Weber muestra cómo la ética evangélica del sermón de la montaña se transforma, en la actividad política, en una ética de la indignidad. Es evidente que Max Weber tenía en la cabeza que el político no es, ni puede ser nunca, un santo. Esto es algo más que un supuesto: es una constatación histórica. Weber ha definido previamente la política moderna a partir de la relación de ésta con el poder, y que ha caracterizado el poder como el uso (legítimo) de la violencia: donde hay violencia (en el sentido que sea) no puede haber santidad. Pero admitir esto, que parece bastante razonable a la luz de la experiencia, tampoco implica afirmar que la política no tenga nada que ver con la ética o que sea la negación de toda ética. Sólo implica renunciar a una ética de la perfección y optar por una ética de la imperfección (el bien común).

Dice Weber, se puede actuar políticamente conforme a la ética de la convicción o conforme a la ética de la responsabilidad. La actividad política que se rige únicamente por la ética de la convicción se caracteriza porque el individuo (o el grupo, o el colectivo) no se siente responsable de las consecuencias de sus actos, sino que responsabiliza de éstas al mundo, a la historia, a la estupidez humana o a la voluntad de Dios que hizo así a los hombres (ejemplo, los militares y la violación de los DD.HH., todos actuaron cumpliendo órdenes de sus superiores, por lo tanto, ninguno es culpable). En cambio, quien actúa de acuerdo con una ética de la responsabilidad empieza ya por tener en cuenta todos los defectos del ser humano y calcula los efectos de su acción.

Esta es una primera verdad aprendida que conviene contar en público para que nadie se llame a engaño: el quehacer político ha sido probablemente desde su principio clásico una actividad internamente contradictoria en la que compiten virtud, desinterés, socialidad y razón de un lado, y egoísmo, corrupción, perversión y odio de otro.

Max Weber acaba dando una forma muy contundente a su punto de vista:

"Quien quiera hacer política como profesión ha de tener conciencia de estas paradojas éticas y de su responsabilidad respecto de lo que él mismo, bajo su presión, pueda llegar a ser […] Quien hace política pacta con los poderes diabólicos que acechan en las proximidades de todo poder […] Quien busca la salvación de su alma y la de los demás que no la busque por el camino de la política, cuyas tareas, que son muy otras, sólo pueden ser realizadas y

cumplidas mediante la fuerza. El genio o demonio de la política vive en tensión interna con el dios del amor".13

Weber no quería dejar al descubierto ninguno de los flancos. Hecha la crítica de la ética de las convicciones en la actividad política, y después de reafirmar que la política se hace con la cabeza, tampoco se deja identificar con aquellos que, al llegar ahí, ponen punto final, y para siempre, contra profetas, idealistas, utopistas y moralistas. La política se hace con la cabeza, pero como seres integrales también otras dimensiones de la persona inciden en las decisiones.

El menosprecio del mundo y el pesimismo antropológico siguen presentes todavía hoy alimentando una espiritualidad centrada en el sacrificio y en la renuncia, que desconfía frente al placer y el gozo. Esto también se refleja en la aplicación de teorías políticas que reflejan esta convicción antropológica. Por ejemplo, cuando se aplican las teorías de Jobs (el Leviatán), el Estado se concibe como un "Estado policial", y asume a la persona como un ser intrínsecamente malo, por lo tanto, es legítima la represión para mantener el orden social. Otra visión diferente es la que nos ofrecen las teorías de Rousseau, a través del "contrato social"; pero esta teoría en Chile se ha ignorado completamente. Por otro lado, la historia de Chile constata que las políticas aplicadas han estado revestidas de una antropología y cosmovisión pesimistas, pues la represión marca el común denominador de todas las reivindicaciones sociales de la historia republicana.

Teología Bíblica y Política

En los doscientos años de existencia de la llamada "Ciencia Bíblica", se han elaborado diversos métodos exegéticos (histórico-críticos) que nos han permitido acercarnos al sentido de los textos a partir de los presupuestos filosóficos predominantemente idealistas. Es decir, la lectura bíblica se ha caracterizado, hasta la fecha, por ser predominantemente una "lectura idealista" de los textos bíblicos.

Pretender hacer una lectura política de la Biblia implica no solamente hacer un cambio radical de los métodos exegéticos, sino también de los presupuestos filosóficos que subyacen tras la aplicación de dichos métodos.

Si nos ubicamos dentro del contexto protestante chileno, el cual ya cumple aproximadamente 170 años de presencia en Chile14, debemos afirmar que durante un siglo y medio se ha practicado una lectura idealista de la Biblia en nuestras iglesias. En donde lo que ha primado ha sido el sentido de los textos sobre la praxis, la verdad sobre actuaciones15. Según mi comprensión la lectura idealista reduce la acción del ser humano, como sujeto histórico, a su mínima expresión asumiendo que la historia es un proceso que carece de autonomía, que sólo se realiza de acuerdo con un plan ya decidido, de manera que correcciones y cambios de dirección no son posibles y ni siquiera son deseables16.

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  • 13 Idem., Ibidem.

  • 14 Karl F. Appl, Bosquejo de la historia de las Iglesias en Chile. Ed. Platero, Santiago, 1996, pp.95 y sig. La presencia protestante en Chile se inició verdaderamente en 1821 con la llegada del educador Diego Thomson, invitado por el presidente Bernardo O"Higgins, proyectos misioneros individualistas, según clasificación del autor, que fracasaron. El proyecto misionero con éxito, por su continuidad en el tiempo, lo inició el Dr. David Trumbull en 1845.

Tan solo en la década de los "70, en medio de una encarnizada lucha ideológica conocida como la "Guerra Fría", surge un nuevo método exegético orientado por una lectura política de la Biblia, lectura que fue prácticamente anatematizada por algunos sectores eclesiales conservadores tanto católicos como protestantes. Es así que en el año 1974 el sacerdote portugués exiliado en Francia, Fernando Belo, escribe su obra: "Lectura Materialista del Evangelio de Marcos"; le sigue el francés Michel Clévenot, en 1976 con su obra: "Aproximaciones Materialistas de la Biblia"; finalmente Georges Casalis publica en 1977 su obra en lengua francesa: "Las ideas justas no caen del cielo", obra que sólo ha sido traducida al inglés17.

La propuesta exegética política de la Biblia, a pesar de cumplir 25 años de existencia, prácticamente es desconocida en el medio eclesial protestante chileno, las razones podrían deberse a que dicha lectura sólo ha sido conocida en sectores teológicos eruditos de línea liberal, siendo rechazada por los sectores conservadores y fundamentalistas. Todo esto ha provocado que dicho método exegético no haya logrado popularizarse en el país, en comparación con otros países latinoamericanos (Centroamérica, Brasil, Colombia).

Trabajaremos con un concepto amplio de política, concibiéndola como "la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común."18 De esta definición amplia se puede deducir que toda realidad social puede llegar a ser un tema político, en la medida que asume connotaciones públicas y toque el bien común.

Cuando analizamos la Biblia, especialmente el Antiguo Testamento, debemos distinguir que la mentalidad hebrea era unitaria. Por tanto, no hacían diferencia entre lo social, lo religioso, lo económico y lo político, todo era parte de una sola realidad. "La fe en Yahvé no era un aspecto aparte de la existencia política en sociedad, ni estaba relegada a la esfera privada, pues el individuo existía ligado íntimamente a la comunidad."19

Cuando revisamos la génesis del pueblo de Israel nos damos cuenta de la activa acción política de Yahvé. Israel se formó fruto de la intensa y sucesiva revolución social originada en medio de las ciudades-Estados cananeas ubicadas en las montañas de la Cisjordania. La primera mención del nombre "Israel" aparece en la estela de Mernefta (1200 a.C.), indicando la existencia de un grupo tribal semi-nómade que habitaba en la región desértica de Edom.

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  • 15 Michel Clévenot, Lectura materialista de la Biblia. Ed. Sígueme, Salamanca, 1978, p.16.

  • 16 Friedrich E. Dobberahn, "O método histórico-crítico entre idealismo e materialismo", p.37. In: ESTUDOS TEOLOGICOS, Año 29, 1989.

  • 17 Kuno Füssel, The Materialist Reading of the Bible: Report on Alternative Approach to Biblical Texts. pp. 135-136. In:

Norman K. Gottwald (Ed.), The Bible and Liberation. Political and Social hermeneutics. Ed. Orbis Book, New York, 1983, 542p.

  • 18 Juan Pablo II. Exhortación apostólica Christifidelis Laici. Nro. 42.

19 José Roberto Arango. Historia Política como Historia Salvífica. Sondeos en la Historia de Israel.

La población israelita bíblica era muy heterogénea, surgió al margen de los reinos feudales cananeos, estaba constituida por múltiples grupos étnicos que se fundieron dando origen a la población israelita: Egipcios, cananeos, hititas y grupos seminómades variados considerados como marginados sociales. "Estos últimos integrantes son los denominados despectivamente "apirú, término que pasó luego a designar a los miembros de Israel en general. Es la palabra "hebreo" que nosotros conocemos."20

El sistema de ciudades-Estado cananeo estaba constituido por un rey y su corte, con poderes absolutos, albergando en la ciudad a militares, comerciantes y artesanos. Alrededor de ella se encontraban las aldeas campesinas, que constituían la mayoría de la población. Estaban dominados por un sistema de tributos que les aseguraba la protección de la ciudad. Además el uso de las tierras estaba sometido a un pago de impuestos. El imperio Egipcio era el reino dominante en esta época, al que se le pagaba un impuesto (tributo) anual.

Israel nació en las montañas cisjordánicas como un grupo opuesto al sistema feudal cananeo. Estos grupos tenían una fe en común en el Dios Yahvé, y todo su sistema era de protección, igualdad y solidaridad.

"Israel rechazó conscientemente la centralización del poder cananeo para defender su propio sistema descentralizado. El tribalismo de Israel fue un instrumento autoconstruido de resistencia y autogobierno descentralizado para romper el monopolio centralizado y estratificado de expropiación de recursos naturales y humanos de los cuales el pueblo de Israel había formado parte esencial antes de su acto de rebelión. Fue una revolución social, políticamente consciente y deliberada."21

La vida social de Israel fue construida con elementos que efectivamente permitieran vivir la igualdad y solidaridad. La base de esta sociedad era la familia ampliada, la casa paterna compuesta por dos o tres generaciones. Es una unidad socioeconómica, residencial, propietaria de un terreno familiar y autosuficiente. De ella proviene el clan y la tribu. Su finalidad era hacer efectiva la solidaridad, pues era obligación en el ámbito del clan ir en ayuda de las familias que por diversas circunstancias se encontraban en situaciones de fragilidad. Los excedentes económicos que se producían con el correr de los años debían dedicarse a la ayuda mutua entre las familias de cada clan, lo cual evitaba la acumulación de unos grupos en desmedro de otros. Israel constituyó una liga tribal reunida en torno a una religión común (Yahweh), celebrada en torno al culto y una ideología que era fundamentalmente una forma de comportamiento social: una ética. Yahvé es un Dios liberador de esclavos y oprimidos que pide y exige una ética grupal.

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  • 20 Idem., p.1

  • 21 Nehemías Gottwald. Las Tribus de Yahweh. Sociología del Israel liberado 1250-1050 a.C. Orbis Book, New York, p. 292.

Un compromiso con una tendencia social y económica igualitaria garantizada con un derecho o conjunto de leyes que lo concretizan. Esa tendencia igualitaria es el rasgo que define la política del antiguo Israel.

Con el surgimiento de la monarquía, Israel, los jueces y profetas se enfrentaron con una sería crítica al modelo absolutista cananeo (Cf. 1Sm 8:1-22), el que rechaza a la monarquía como un modelo totalmente opuesto al de la época tribal. Y este cambio cultural trajo como consecuencia la irrupción del Profetismo Clásico. Dios levantó a los profetas para denunciar la injusticia y desigualdad social que los propios reyes, con su codicia, provocaron. Estos profetas siempre reconocieron que sus palabras no eran suyas, sino de Dios: "Yahvé ha hablado, ¿quién no profetizará?" (Am 2,8). Esta palabra del Señor que dirige su vida es la que informa toda su predicación. Esta palabra concretísima es la de la total trascendencia de Dios, Señor de la historia, pero no ajeno a ella, sino absoluto constructor de la misma. El modo como Dios había actuado hasta entonces en la historia del pueblo ilumina la actuación de los profetas que se opondrán sin descanso a las falsificaciones que se quieran introducir22.

Este triple factor antimonárquico sigue influyendo más o menos conscientemente a lo largo de toda la monarquía. A pesar de haber sido compuestos bajo la monarquía, nos han llegado textos profundamente antimonárquicos con un fondo democrático. En los profetas, la situación del comienzo seguía siendo la idealmente normativa, aun en aquellos, más identificados con la monarquía, que no quieren derribarla pero sí infundirle el espíritu primero. Al avanzar la monarquía fue empeorándose la situación y apareció una división más profunda de clases con la creación del cuerpo de funcionarios reales, la constitución de un ejército permanente y la creación de grandes almacenes que posibilitan la acumulación de la riqueza en unos pocos. Para todo ello y para el embellecimiento de la capital, que comienza Salomón, se necesitaba recabar nuevos y fuertes impuestos, así como la prestación personal en trabajos forzados (1R 5,2-8; 1S 8,1018).

A estos abusos de los monarcas, suplantadores de Dios en la política interior, se añadirán paralelos abusos en la política internacional, con la llegada de los imperios opresores.

El profeta Amós desenmascara a los poderosos de su época denunciando la codicia que corroe las bases sociales del Israel del siglo VIII a.C., con las siguientes palabras: "El Señor dice: "Los habitantes de Israel han acumulado maldad sobre maldad, así que no los dejaré sin castigo. Ellos han pisoteado la justicia al aceptar sobornos, pues vendieron a la esclavitud al justo y al pobre lo declararon culpable a cambio de un par de zapatos. Pisotean los derechos de los pobres en el polvo y son injustos con los humildes."23 (Am.2:6-7).

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22

Gregorio Ruiz. Los Profetas y la Política. Iglesia Viva, 44-55 (1973) 151-168.

  • 23 Versión Nueva Biblia al Día. Nashville, Tennessee, 2008.

El sistema económico Neoliberal centra su éxito en la exacerbación de la codicia como, usando el "deseo mimético" (imitación) como el motor que mueve el crecimiento económico, a través del cual no sólo seduce a las personas al consumo; sino que promueve un sentido de vida orientado por el tener sin un margen ético. Esto explica los grandes fraudes económicos ocurridos en todo el mundo, incluyendo Chile. La teología ha desmitificado a la economía y ha transparentado que detrás de los sistemas y fórmulas matemáticas existen postulados filosóficos y teológicos sacrificialistas24, haciendo evidente que la economía no es una ciencia exacta ni autónoma. Siendo ésta dependiente de otros factores sociales – especialmente de la política- para el éxito o fracaso de su implementación25.

La Biblia aunque habla de economía, se encarga de frenar la "codicia" como una instancia que desequilibra la confianza y dificulta la convivencia social. Tal es la importancia de este factor humano, que fue incluido en el décimo mandamiento: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca." (Ex.20:17). Indicándonos con esto que Israel deberá preservar su libertad en la observancia a la Alianza, dejarse llevar por la codicia implica un apartase de Dios para seguir a otros ídolos.

Debemos reconocer que la economía Neoliberal nos ofrece un poderoso y seductor modelo de vida que nos promete alcanzar la autorrealización consumiendo bienes y servicios; y que a través del "tener" podemos obtener un reconocimiento social, una mayor cuota de poder, en definitiva ser más felices. Sin embargo, una crítica de la moral del mercado, es reconocer que su característica es no tener moral. Dicho modelo, sin alma, es la que gobierna las sociedades del siglo XXI. La fórmula malamente llamada neoliberal no es sino otro nombre para la fase actual del capitalismo. El que ajeno a todo sentido de solidaridad, promueve un mundo sin ideales, convertido en selva posmoderna, salvaje en términos de crueldad concreta y masiva. Para mantener su hegemonía precisa imponer su proyecto en todos los dominios. Ello requiere moldear la mentalidad, normando a su antojo el sentido de identidad de las naciones, de los pueblos y las personas. Monta estructuras de democracia formal para rechazar la democracia real. Erosiona la libertad de análisis, volatiliza la autoconciencia individual y colectiva de las mayorías afectadas en su vida cotidiana. En los hechos niega la perspectiva de un futuro distinto. El virtual monopolio comunicacional, que abarca todos los continentes, le permite llegar, especialmente a través de la televisión, hasta los últimos rincones, generando a diario una visión manipulada del acontecer del mundo. Por vía subliminal transmite su mensaje. Las víctimas, sin saberlo, hacen suyas las ideas del victimario asimilando los estereotipos represivos.26

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  • 24 Hugo Assmann – Franz J. Hinkelammert. A idolatria do Mercado. Ensaio sobre Economia e Teologia. São Paulo: Editora Vozes, 1989, pp.9-81.

  • 25 Daron Acemoglu – James A. Robinson. Porque fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza. Santiago:

editorial Planeta, 2013

Los profetas promueven la trascendencia del Dios único, imponiendo a la actuación profética dos matices importantes:

  • 1) El principio de la teocracia israelita se va superando en la medida que se comienza a considerar a Yahvé no sólo como el rey de Israel sino como el Rey y Señor de todos los pueblos.

  • 2) La firme fe en este Dios y Señor de la historia, que puede configurar el futuro, "un cielo y una tierra nuevos", anima la esperanza de los profetas. Por eso no aceptan las cosas como están, sino que colaboran a que este dominio de Dios y salvación escatológica vayan realizándose ya en la tierra.

Esta evolución inevitable trajo la transformación del individuo, que quedó a merced del rey y de la nueva aristocracia. Los profetas irrumpen cuando esa situación se agrava, al arrogarse el rey decisiones que desplazaban a Dios. Yahvé era quien daba el sentido de libertad e individualidad a cada israelita al poner Él en cuestión a cualquier otro que quisiera arrogarse en exclusiva y absolutamente el título de señor indiscutible.

Y como cristianos debemos tener presente el ministerio de Jesús de Nazaret, quién denunció la injusticia y limpió el templo de aquellos judíos codiciosos que lo habían convertido en una "cueva de ladrones".

¿Qué es lo que no funciona en el quehacer político actual?27

A continuación voy a describir en forma resumida, por su importancia, la propuesta del grupo Paz y Justicia, relacionada con la dignificación de la política.

La democracia es sin duda la mejor -quizás la única- forma de convivencia en medio de la pluralidad y la diversidad. Garantiza respeto e igualdad de trato a todas las opciones sociales por distintas que sean. Ahora bien, va cundiendo la sensación de que nuestros partidos políticos, en lugar de convivir, malviven en la confrontación y el empeño de destruir al adversario. En la medida en que los partidos no alimentan la convivencia y la tolerancia, hemos de concluir que no construyen a la democracia. Y esto es grave.

En medio de las descalificaciones se impone la hipocresía parlamentaria, la que no devuelve la dignidad a la política. Ante los ojos del ciudadano, el Parlamento corre el riesgo de convertirse en una mentira institucional porque allí ni se parlamenta ni se delibera y los argumentos de un orador jamás inducen a los demás a cambiar de opinión. Todo se decide de antemano y sólo se trata de deslumbrar a periodistas y telespectadores.

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  • 26 Volodia Teintelboim. In: Hernán MONTECINOS. Del Pensamiento mágico al posmoderno. Visión del pensamiento desde su origen primitivo a su condición contemporánea. P.10.

27 En este subtítulo ofrecemos un resumen de la propuesta del grupo CRISTIANISME I JUSTÍCIA. Área Social: Maria Lidón

Martrat, Óscar Mateos, Luís Sols.

La democracia iguala el valor del voto de todos, pobres y ricos, débiles y poderosos. Esto no es fácil de asumir por quienes pretenden que sus intereses prevalezcan siempre sobre los de la mayoría de los ciudadanos. Lo aceptaron durante muchos años porque era un mal menor frente al riesgo de revolución comunista. Pero, desaparecida esta amenaza, buscan desactivar la democracia para garantizar que los gobernantes adopten "decisiones sensatas". Y lo logran cuando reducen la política a un mero espectáculo mediático. Entonces los ciudadanos se desinteresan del verdadero contenido de la política y la dejan en manos de los intereses de los económicamente poderosos.

Hoy, la aceptación de un partido depende más de su presencia mediática que de la calidad y seriedad de sus propuestas. Los partidos sólo pueden aspirar al poder si les respalda una gran cadena mediática. Por eso, la bochornosa parcialidad de muchos medios – particularmente los públicos- deteriora seriamente la democracia, como se ha evidenciado en el reciente caso chileno de "las boletas ideológicamente falsas con Soquimich y Penta". La política queda de nuevo a merced del dinero.

Partes: 1, 2

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