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Historia Medieval de los Reinos Hispánicos (página 3)




Enviado por Carlos Barros



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La Plena Edad Media, supone la plenitud del lazo de la Península con el resto de Europa. Se extendió al resto de la Península en los siglos XI, XII, XIII, que coincide con el avance definitivo de la Reconquista, imponiendo por vía militar una nueva forma de producción feudal. Se dice que hay una influencia franca en la adopción, por parte de los reinos cristianos peninsulares, especialmente en Cataluña, por ser posesión carolingia durante varios siglos, y Galicia, a través del Camino de Santiago, con la entrada muy temprana de ideas francas y europeas. En general, pesa mucho más el paralelismo en la formación de un nuevo sistema social en lugares diversos, donde existían las mismas condiciones históricas de producción. Una razón no quita la otra.

6.3 Características del Feudalismo en la Península

  • 1- Los señoríos laicos y eclesiásticos jurisdiccionales,

Sustituyen a los antiguos dominios territoriales, y evolucionan a lo largo de la Alta Edad Media, desde los terratenientes romanos hasta los siglos de la segunda fase de la A.E.M. Los dominios territoriales anteriores estaban constituidos por grandes propiedades plenas de magnates laicos eclesiásticos, que conseguían ampliar, esos dominios, mediante compras, donaciones, herencias o, incluso, mediante la presión a los pequeños campesinos. Está bien documentada para el siglo X para los grandes monasterios, pero menos para la nobleza de los siglos VIII, IX, X de la Reconquista. La pequeña propiedad pasa de ser mayoritaria, en esos siglos, a ocupar un lugar de inferioridad con respecto a las grandes propiedades, entrando en dependencia de los mismos (nobles, eclesiásticos) para los siglos X y XI. Estos magnates acumulan un enorme poder, ya que a la acumulación de tierras (propiedad privada), también se hacen con el poder público en esos territorios, algo que ya habían iniciado los carolingios. Asistimos, por tanto, a la privatización del poder público, a la aparición de los grandes señoríos jurisdiccionales, que supera a lo estrictamente territorial. También encontramos el concepto de inmunidad, donde el señor puede, incluso, cobrar parte de los tributos del rey, según acuerdos.

  • 2- La generalización del vasallaje.

Bourtruche lo explica muy bien para el reino franco, donde dice que tiene lugar la "nivelación de los estatutos jurídicos en el mundo rural del siglo IX al XI." Con el concepto de vasallos se absorbe figuras anteriores, caso esclavos, colonos, encomendados o incluso campesinos libres, que serán la cantera de campesinos dependientes para los nuevos señores de vasallos. Todo el que vivía en una jurisdicción era, automáticamente, vasallo del señor. Es una manera acelerada de establecer relaciones de dependencia, que antes eran de persona a persona. También se unifican por arriba los antiguos potentados y magnates, hubiesen sido condes o magnates. Ahora son señores jurisdiccionales cedidos, esos derechos, por el rey o, incluso, usurpados. Encontramos, por tanto, en la Plena Edad media, la generalización del concepto romano de patrocinio, aunque, ahora, pierde el matiz de ser persona a persona y se generaliza, haciendo innecesario un documento privado de encomendación o patrocinio.

El vasallo no es un siervo, ya que éste está sujeto a la tierra. En realidad, el vasallo puede cambiar de señor e, incluso, se dan circunstancias en las que se tienen dos señores. Se prefería el feudo eclesiástico al laico por ser más benigno, pero, también, se deseaba asentarse en ciudades o tierras de realengo para el caso de Galicia, ya que se pensaba que habría menor presión fiscal, menores exigencias…

En los feudos dependientes de un monasterio se procedía una relación bilateral. Los campesinos recibían una casa y ciertas tierras a cambio de varios tributos, pero no se dejaba que ese forero volviese a ser vasallo de un hidalgo o caballero, es decir, que realquile su foro. Los vasallos normales no reciben nada, sólo pagan ciertos tributos por vivir ahí. También se daban casos de que, se establecía un foro entre un monasterio y un campesino que no estaba claro que estuviese dentro su señorío (o tenían dudas acerca de su fidelidad). Entonces, incluyen una cláusula de vasallaje para que, cuando admita el foro, al mismo tiempo se hace vasallo del monasterio. El señorío territorial de viejo cuño quedaba englobado dentro del señorío jurisdiccional, al igual que las rentas. Obviamente, el campesino entra en dependencia continuamente, tanto desde el punto de vista colectivo como individual. Colectivo por las comunidades de aldea (País Vasco comunidades de valle), que entran en dependencia con el señor.

  • 3- La renta feudal.

El pasar de pequeños campesinos y siervos a un mundo rural de vasallos, supone un cambio jurídico, económico y social. La norma jurídica es un pretexto para cuando se produce un incremento de los beneficios del señor, desde el momento en que obtiene más poder a partir del poder jurisdiccional. De todas maneras, así como en obispos y nobles laicos el grueso de los ingresos es de origen jurisdiccional, en el caso de los monasterios (puede que de los cabildos catedralicios) hay un peso mayor de la renta territorial.

A diferencia del resto, los monasterios eran señoríos colectivos. El abad tan sólo era el primero entre pares de la comunidad (otro ejemplo de señorío colectivo es el alfoz de las ciudades). En relación con Galicia, la abundancia de las fuentes monacales ofrece una imagen distorsionada, que parece que tenía menos peso las rentas jurisdiccionales. Lo que pasa es que hay menos fuentes para estas. Se pueden estudiar, sobre todo, a través de los pleitos que surgen por esas rentas, ya que dependen de la tradición oral y del derecho consuetudinario. La renta jurisdiccional tiene, en el caso peninsular, una connotación, debida a factores meramente históricos, en especial, la Reconquista. El conjunto de pagos y servicios serían, fundamentalmente, seis.

-Rentas en productos (agrícolas ganaderas, pesca, recolección madera). Consisten en el pago de parte -un cuarto o un quinto- de la producción campesina, desde lo producido en el campo a la pesca. Son pagadas al señor en un día determinado, normalmente un día relacionado con una santidad. Estas rentas en productos se transforman, con el tiempo, en rentas en dinero, a causa de la monetarización de la economía y conforme avance la Plena Edad Media.

-Rentas en trabajo. Tienen que ver con los trabajos agrícolas y ganaderos, pero también con la aportación, en tiempo de trabajo, en obras diversas, relacionadas con la construcción o reparación de fortalezas, de iglesias… Se contaban por jornadas, es decir, x días al año. Se trata, más bien, de un servicio de tipo personal. Están justificados y son frutos de un proceso consensuado, ya que pertenecen al derecho de usos y costumbres. Se va perdiendo el consenso, y ganando la coacción, según se avance en el XIV.

-Servicio militar obligatorio. Se relaciona, fundamentalmente, con la lucha contra el Islam. Para los reinos cristianos es fundamental convertir a los vecinos en soldados, a fin de conseguir grandes ejércitos. Se trata de una obligación universal, que llevó al servicio obligatorio militar. Todos los vasallos tenían sus armas en la casa.

– Servicios de tipo personal de origen servil. Se les llamaba malos usos en Cataluña. Se encuentran, desde el derecho de pernada al de maltrato. También algunos tributos muy gravosos para los vasallos, como el de mañería (pago de que tenían que efectuar las familias para heredar los bienes al morir el padre de familia, al final en dinero), la luctuosa (al morir el padre de familia, había que darle al señor la mejor pieza de ganado; vacuno, caballar…), aprovechando el descabezamiento familiar, pero que estaban aceptados y consensuados. También el derecho de hospedaje del señor.

-Tributos del Rey. Pueden ser directos, de forma más tardía (servicios, monedas o pedidos), o indirectos. Gravaban la compra-venta, siendo el más importante el de las alcabalas, que gravaban el comercio, o los alfolíes que gravaban la producción de sal. El rey usó mucho el tributo directo para conseguir apoyo y premiar a ciertos señores. En realidad, casi siempre cobraba tan sólo una pequeña parte de lo que le correspondía, porque el resto lo donaba a otros señoríos, a ciudades o se lo habían usurpado. Desde el punto de vista jurídico, el rey cede buena parte de sus tributos a los señores, pasando a ser rentas feudales, bien privilegio, bien usurpación.

-Diezmos. Es la décima parte de la producción. Debía de entregarse a la Iglesia, aunque, muchas veces, era usurpada por nobles laicos. Se sumaban a sus propios tributos, estos de condición de señor jurisdiccional.

Después tenemos contratos de tipo bilateral, que son de tipo prefeudal. Es la relación del señor con campesinos arrendatarios, foreros, caseros. Aunque se trata de una renta territorial, está dentro del marco del poder feudal, del poder del señor sobre todo sus vasallos, tenga o no con ellos un contrato bilateral. En definitiva, aún tratándose de una renta territorial, forma parte de la renta feudal, porque la relación social-jurisdiccional es mayoritaria, como forma de relación y de producción.

  • 4. El pacto feudal.

Tanto si tenemos una concepción restrictiva del feudalismo (clase nobiliaria), como una más amplia, se trata de un acuerdo entre las partes, como lo era el patrocinio y la encomienda en la Alta Edad Media. En este caso, no hay un documento individual entre el señor y el vasallo. El vasallo recibe, fundamentalmente, protección por parte del señor. No obstante, el campesino también tenía obligación de defender a su señor. Hay, en los documentos y en la realidad práctica, tanto consenso como coacción, con una cláusula punitiva; de penas en caso de que se deshaga el pacto, siendo el vasallo desleal. La protección del señor (eslabón fuerte), justificaba el pago de las rentas, aunque el incumplimiento de este pago, suponía un castigo o la negativa a hacer determinados servicios por parte del vasallo (eslabón débil)

Del pacto feudal sale las concepciones del "buen vasallo" y de "buen señor", además de todos los análisis que se han hecho en cuanto a deberes y derechos (Bourtruche). Contradice la caricatura de la Edad Media como época de barbarie y violencia. También la idea de superexplotación del hombre por el hombre

  • 5. El sistema de fortalezas

Goubert lo estudió para la Italia pleno feudal, acuñando el término de "incastellamento." La construcción de fortalezas, como sede del señorío, es uno de los factores que explica el paso de la Alta Edad Media al pleno feudalismo. También se le llama la revolución de los castros del siglo X. Aparece en la documentación de estos siglos y, bien puede significar un recinto fortificado, o bien empieza a significar una torre o un castillo altomedieval.

El sistema de fortalezas primero es perimetral. Está pensada para la defensa externa, en esa línea de frontera contra el Islam o para el caso gallego, la línea de costa para defenderse de las incursiones nórdicas. Con la madurez del sistema, desde el X los castillos empiezan a ser interiores en el feudalismo. No están pensados para enemigos exteriores, sino que están pensados como un instrumento para vertebrar la jurisdicción y el señorío. Aún así, estas torres, castillos o fortalezas plenomedievales tienen una vertiente de consenso y una de coacción. El consenso es una de las formas que tiene, la nobleza laica y episcopal, de cumplir su función como defensora de la sociedad, de cara a defender de terceros a los habitantes de sus jurisdicciones. Esos terceros pueden ser unos invasores o un señor de las tierras feudales limítrofes. Es una función militar, sobre la que suele haber consenso en el territorio. Después una función social que varía según la estabilidad o los conflictos.

Las fortalezas, como centro del señorío o territorio jurisdiccional, es donde estaba la administración señorial, donde se cobraban las rentas. Además de soldados y alcaides, había un administrador señorial (mayordomo), que no tenía por qué residir en el lugar. La fortaleza está para disuadir de una posible rebeldía, y ejerce un papel defensivo e intimidatorio; es decir, una doble función militar y social.

  • 6. Mentalidad de los tres órdenes de la sociedad

Hay una mentalidad común a todas las clases sociales, pero también conciencias estamentales, que se manifiestan con mayor fuerza en la Baja Edad Media, donde la conflictividad crece. La sociedad se articula en tres grandes grupos:

Bellatores o la nobleza laica, que es la encargada de defender al conjunto de la sociedad.

Oratores, la Iglesia, que tiene la función de rezar para que toda la población, toda ella creyente, pueda ver asegurada su ultratumba, el más allá. Se veía necesario todo un orden, dedicado a tiempo completo a rezar y a asegurar que se viviese de acuerdo con el precepto cristiano

Laboratores. Son los que sostenían a los otros dos estamentos, que estaban eximidos de trabajar con las manos. Son los campesinos.

A este sistema también se le llama "sistema trifuncional." Cuando comienzan a estallar revueltas, es cuando rompe el sistema de los tres órdenes. Los bellatores no defienden la sociedad, sino que, incluso, llegan a agredirla. Los oratores, en su función señorial, no cumplen los preceptos del Santo Evangelio. No se entiende la conflictividad si antes no se entiende la mentalidad previa. Del modelo trifuncional, sale el caballero y el eclesiástico como modelos de comportamiento social. También entran en crisis al finalizar la Edad Media. De este sistema se ha dicho que se extendió por toda Europa a partir del XI, pero más bien tiene un origen prerromano, indoeuropeo, ya que en todas las sociedades tribales anteriores a Roma había un jefe militar, un sacerdote/brujo y el resto de la población, vinculada al poblado o a la etnia, y destinada a las tareas socioeconómicas

7. Excedente económico.

Toda esta arquitectura de mentalidad social y económica es posible, justamente, porque el feudalismo supone lo que hoy llamaríamos; un modo de producción progresivo o progresista. Beneficia de manera diversa, pero de forma indirecta a todas las clases sociales. Supone la expansión de la economía y la sociedad, que permite generar un excedente económico para mantener a la superestructura política y de mentalidad.

Primero, este excedente económico feudal deriva de la fuerza productiva. Hay más hombres para producir y mejoras técnicas. Como ejemplo de avance técnica, sería el arado de hierro o el sistema trianual de rotación, con un año de barbecho en un tercio de la tierra. No son tanto innovaciones, sino difusión de avances técnicos, que ya se conocían.

Para el feudalismo ibérico/ hispánico, la mayor parte del excedente económico, que permite hablar del modo de producción feudal tan avanzado para el ámbito europeo, deriva de la Reconquista. Permite a las clases dirigentes hacerse, con mucha rapidez y de manera cuantiosa, con tierras y hombres. Hay un avance económico, que facilita un excedente a través de la calidad (avances/difusión) y de la cantidad (tierras y hombres), ya que más de la mitad de Península están a disposición de estos señores, laicos o eclesiásticos.

El campo, muy mayoritario visto desde la economía y la sociedad, permite, a partir del XI, sostener sin trabajar a los nobles, en su función de defensa, y a los eclesiásticos, con su función de rezar por la sociedad. Hay un sector de la Iglesia señorial que también trabaja. Es algo que el monacato intentó, sobre todo a partir de la regla de San Benito, con el ora et labora, que se acaba cumpliendo durante la Plena Edad Media, por parte de la Orden del Císter. Es un fenómeno menor. En general, la clase feudal se preocupa escasamente de la producción y gestión. Algo más en los eclesiásticos, sobre todo los monasterios, y nada, o casi nada, los señores laicos. Lo que interesaba era la disposición de tierras y hombres para el pago de rentas. No dependían de la productividad agraria ni, en las ciudades, de lo artesanal. Dependían del poder, que podían perder por la conflictividad social (Baja Edad Media) o guerra interseñorial.

Con este excedente también se "construyen" las ciudades. Cierto que la ciudad disponía de su alfoz, es decir, la tierra circundante donde se ejercía un señorío colectivo. Aunque los sectores urbanos no viven del campo, sino del comercio, de sus profesiones para las clases medias o de la industria artesanal. Esto es posible cuando, el campo feudalizado, genera unos excedentes que permite la construcción de todo lo esplendoroso (ciudades, catedrales) de la Plena Edad Media.

8. La nueva nobleza

Se deduce de todo lo anterior. La nobleza laica, en general, es hegemónica en la clase feudal. La Plena Edad Media supone el cénit de esta nobleza guerrera con poder social. Todos los aspecto anteriores convergen en una característica crucial; la fragmentación del poder político. Se inicia, mediante la vía expuesta por los reyes carolingios, el ceder la soberanía del rey sobre un territorio a un señor en tres aspectos principales; el Ejército, la Hacienda y la administración de la justicia.

Esto se explica para Francia. Cuando cae el imperio carolingio, el poder cedido a los condes se transforma en un poder independiente. Se da en toda Europa Occidental y, para el caso de la P.I. también. Es el caso del condado de Barcelona, que se independiza del impero franco, para poder constituirse como el mayor señor feudal de Cataluña la Vieja.

A diferencia de lo que sucederá, en la Edad Media el poder se define a través de la administración de la justicia, que es lo mismo que ejercer el poder, tanto en un concejo, un señorío feudal o la propia monarquía. El rey es el primer juez en su ámbito de influencia. También el alcalde es juez o el señor. Se crea la paradoja de que, el señor feudal, presida el tribunal que juzgue todo tipo de delitos y pleitos. Esto le hace ser juez y parte cuando se relacionan con sus intereses señoriales. Es una contradicción del sistema que acabará estallando en la Baja Edad Media, como es el caso de los Irmandiños.

Este feudalismo de cruzada, que no se puede explicar sin vincularlo a la Reconquista, lleva, entre la toma de Toledo y la toma de Sevilla, la preeminencia de las armas, tanto en la guerra como en la paz. Los belatores, la nobleza que encabeza, en el aspecto militar, la Reconquista, al mismo tiempo que recuperan tierras de Al – Ándalus, llevan a cabo la inversión del modo de producción estatalista (andalusí) al modo feudal. Es una expansión del feudalismo del norte al sur.

Estos defensores, en el sistema trifuncional peninsular motivado por la Reconquista, donde la "cruzada" se anticipa a Europa, necesitaban de grandes ejércitos y de caballería pesada. Era necesarios grandes medios provenientes de las rentas y vasallos. Por lo tanto, la formación del feudalismo es lo explica las victorias militares. Es así porque aporta un número muy elevado de peones para la infantería y para la caballería pesada. Esta última, se trata de una institución militar dirigida por el gran señor. Por eso el era el primer caballero de su señorío. Lo tenía que demostrar en sus valores y en el campo de batalla. La caballería se constituye con la pequeña y mediana nobleza del reino o del propio señorío. A veces, también, con gente rica de la ciudad, que podía pagarse el caballo y todo lo demás, como es el caso de la caballería villana.

En toda esta estructura militar, jerárquica, destaca la obediencia. Cuando se hacen los repartimientos de tierras se benefician también a los hombre libres, a los hidalgos y a los caballeros de 2º nivel, aparte de a los grandes señores. De esta manera conseguían, vista la necesidad de los ejércitos, y facilitaba su hegemonía política. No siempre fue tan fácil, porque se dividían por el control de la monarquía, solían tener sus diferencias con el brazo eclesiástico y tenían que soportar las revueltas y conflictos sociales que se terminaron por generalizar; en el XIV y XV. También hay que contar con la competencia de las ciudades, ya que tenían una relación directa con el rey teniendo un poder político que iba más allá del que cabría esperarse para esos "pequeños" lugares con respecto a los señores y vasallos.

9. La Iglesia feudal

En la Plena Edad Media juega un papel central en la formación del feudalismo. Alain Guerreau en su libro, " Feudalism o. Un horizonte teór ico" , lo destacó. Más bien, se tiende a valorar su papel como parte de la economía y sociedad rural feudal. A veces, se olvida el gran papel espiritual de la Iglesia, clave en el sistema trifuncional. Quitando las habilidades políticas de lo prelados, este papel final, espiritual, acaba explicando el papel económico y social en el Pleno Feudalismo.

La Iglesia conquista su autonomía con respecto a la de los laicos. Hablamos de como, en la Alta Edad Media disponía de poder político por sus relaciones con la monarquía y aristocracia, pero no el poder económico social. La Iglesia no tenía una capacidad económica suficiente como para disponer de un patrimonio propio, que le permitiese ejercer sus funciones sociales. Esto lo consigue en el pleno feudalismo, donde disponen en un alto grado de tierras y vasallos. Es beneficiada por las donaciones de la monarquía e, incluso, más los obispos y arzobispos que los abades, se tenían que vestir con armadura y encabezar los ejércitos, al igual que los nobles laicos. Por eso, la Iglesia episcopal, está mucho más feudalizada que la monacal. A la hora de los conflictos, con frecuencia, los vasallos preferían serlo de un monasterio y, en general, también se prefería ser vasallo eclesiástico antes que de un noble laico (con más capacidad de coacción). Ejemplos de obispos de Santiago en batalla:

  • Sisnando II hijo de Hermenegildo y Paterna, fundadores de monasterio de Sobrado. En el año968, con sus vasallos, intenta impedir que los vikingos penetraran en Santiago. Muere en la batalla.

  • Entre 1477 – 1481, el arzobispo Fonseca (hijo), con su armadura, participa en la toma, porparte de los concejos de Muros y Noia, del castillo de Outes, una fortaleza reconstruida por los Altamira tras la revuelta Irmandiña. Fonseca ayuda, tras establecer la paz con los Irmandiños después la revuelta finalizada en 1469.

Cuando se producía la llamada del rey para ir contra un objetivo concreto, el arzobispo de Santiago tenía que estar presente, sólo por ser el mayor señorío feudal de Galicia.

En el feudalismo de cruzada, el papel de la Iglesia es doble. Por un lado, es el mismo que los demás señores feudales en la faceta social, económica y política. Después queda la faceta religiosa, que explica su papel como parte de la aristocracia feudal. La mayoría de los obispos y arzobispos pertenecían a los linajes nobiliarios más influyentes. Era habitual que el jefe de un linaje destinara al primogénito a la función militar y a otro de sus hijos a la función eclesiástica.

La función religiosa es muy importante, ya que el cristianismo es la mayor creencia, casi única (minorías). No se entiende la construcción de la Europa medieval sin el papel de la Iglesia. Además de las funciones antes mencionadas, también desempeña la función intelectual. Aunque empieza a haber una competencia de intelectuales laicos a partir del renacimiento urbano europeo, se puede afirmar que, hasta el final de la Edad Media, la hegemonía está en los intelectuales religiosos.

El sistema de los 3 órdenes es un producto de la inteligencia de la Iglesia. Nace en Francia, en el XI a partir del sermón de un clérigo que se fue difundiendo por el ámbito francés y europeo. En la simbología artística de los 3 órdenes hay dos maneras de representar los órdenes;

  • 1- En la cúspide el rey. Por debajo los belatores y los oratores al mismo nivel. Por debajo en labase los laboratores. Todo en forma de pirámide.

  • 2- En otros diseños aparece la Iglesia encabezando el sistema funcional feudal. Sustituyen alrey. Aparece una dignidad eclesiástica y después se desarrolla de forma igual; clérigos, nobles laicos y el resto, la base, los trabajadores.

Esta hegemonía religiosa e intelectual era eficiente a la hora de modelar una mentalidad. Era asumida por el conjunto de la sociedad como factor legitimador, del pago de las rentas y de otros servicios.

El modo de producción feudal, en su esencia, está compartido por la Iglesia y por nobleza laica. El rey suele actuar como árbitro, pero obviamente pertenece a la nobleza. También, en momentos puntuales, la ejercerá entre señores y vasallos.

Hay un fenómeno mixto, que son las órdenes militares, con un papel importante en el XIII a través de la Reconquista. Son los monjes guerreros. En lo fundamental, son algo así como el brazo armado de la Iglesia, aunque también surgieron a lo largo del Camino de Santiago, como protección para los peregrinos. Más bien se comportan como caballeros, pero a su vez poseían una importante red de Iglesias.

La Iglesia, en la Plena Edad Media, secularizada sus intereses. Se incluye en la jerarquía feudal, lo que implica una pérdida con respecto al conjunto de la sociedad, como referencia espiritual y pastoral. Por eso, surgen en la Baja Edad Media nuevas órdenes, como son las mendicantes, con el objetivo de volver al mensaje primigenio, evangélico, al ejemplo de Jesús… La Iglesia no evita que se levanten contra ellos, ya que, como se decía en los Irmandiños; "contra los señores prelados y caballeros"

10. El Estado feudal.

El rey, ante todo, parte de una familia nobiliar que, en esos momentos, ostenta el poder. Es debido al peso de su familia, o bien por una alianza nobiliar. La monarquía era hereditaria, pero dependía de los brazos del poder y, en los momentos más difíciles, dependía del brazo nobiliario, quien ostentaba la fuerza de las armas.

Era un poder, más o menos provisional. El rey ejerce la jefatura militar en un momento determinado en el ámbito de su corona, también la jefatura religiosa. No se puede comparar con los califas, más bien lo que trataba de guardarse, en materia religiosa, es el poder político, es decir, a, por ejemplo, tener la última palabra en el nombramiento de los obispos.

El rey juega un papel activo y directo en la economía y en la sociedad. Es el elemento promotor de esto. Se beneficiaba de esto manteniendo algunas ciudades de base realengo o algunas tierras. Muchas veces, tuvo que recurrir a las ciudades y al apoyo popular para mantenerse en el poder (Enrique IV y los Irmandiños). Lo que sí hicieron bien fue servir de coordinador, impulsor y mantenedor de ese expansionismo militar y religioso feudal. También la constitución de las grandes coronas; Castilla y Aragón, que en el XIII se logran extender del norte al sur.

Los reyes de Aragón y Castilla también fueron los guardianes del goticismo. Lo extendieron hasta el XV. Esto le dio una dimensión civil a la Reconquista, que no tuvieron las Cruzadas europeas del XII y XIII.

11. Renacimiento urbano (se explica en el próximo tema)

Con todas estas características se puede expresar, sintéticamente, que, el feudalismo generó a sus propios enterradores.

TEMA 7.

Economía y sociedad en la plena Edad Media (Siglos XIXII-XIII)

Hay que decir que, encontramos cierta contradicción entre el feudalismo pleno y el auge de las ciudades. Ya dijimos, no obstante, que la ciudad nace como consecuencia del excedente generado por el rural feudal. Es una consecuencia de este régimen de explotación. No existen compartimentos estancos entre el mundo rural y el urbano, entre el mundo de señores y vasallos y el mundo de burgueses y artesanos. De hecho, la demanda de las necesidades alimentarias de las ciudades, hace tirar de la economía agropecuaria. Las ciudades son fruto del feudalismo pleno, pero, al mismo tiempo, su desarrollo transforma ese feudalismo pleno, que tiene su base en el mundo rural, ya que nunca dejará de ser el motor del crecimiento pleno medieval.

Se ve un cambio socioeconómico, político y de mentalidades. A lo largo de la Edad Feudal (XIXV) se va a encontrar, permanentemente, entre el poder señorial y el apoyo de la monarquía, que intenta instaurar un "interés de Estado" por encima del poder de la clase señorial, a la cual pertenece el propio monarca. Cuando hablemos de renacimiento urbano en el pleno feudalismo, hay que tener en cuenta que, las ciudades de la Península no son como las ciudades – Estado del norte de Italia, sino que están mucho más sujetas al campo, en el sentido de dependencia de los señores. Tendrán que esperar a su propia revolución burguesa.

El factor diferencial de la Península, con respecto a Europa, durante buena parte de la Plena y Baja Edad Media, es el peso de la Reconquista. Modela las clases sociales, sobre todo las fundamentales para el período; señores y vasallos. Lo que pasa es que los señores feudales no se plantean animar ni industria, ni el comercio, ni siquiera el mundo urbano, pero por influjo de la monarquía van entrando en el aro. Con reticencias, porque saben que generan un poder y unos excedentes económicos que ellos tienen difícil controlar. El señor feudal no promueve, en términos generales, las innovaciones (industria, ciudad, comercio), sino que persigue la obtención de recursos a partir de la Reconquista. En el XI, XII, XIII junto a la reactivación urbana, asistimos a un fortalecimiento territorial de los señores. En términos modernos, diríamos que, el señorío, era una formación parasitaria

Estamos a hablar de la corona de Castilla y de la de Aragón, menos de Cataluña, que es una excepción. A finales del XIII, en Cataluña, hay una gran industria textil y un tipo de comercio internacional con el Mediterráneo. Posee unas características ajenas al resto de la P.I., ya que, en Castilla y resto de Aragón, tienen unas características más retrasadas, en cuanto a las ciudades con "industria" y comercio. Aunque la ciudad medieval la hay que entender como parte del sistema feudal, no como algo ajeno. En Cataluña, con ese auge de la burguesía, va a seguir, ya en la Baja Edad Media, un período de segunda servidumbre, que dará lugar a una crisis muy fuerte en el XV. Es decir, esta reacción señorial feudal, será el germen de la guerra de los remença, revuelta popular de 1460. Esta, junto con los Irmandiños, son un punto de referencia para la transición del siglo XV al XVI.

El auge demográfico que sigue al renacimiento urbano y económico se refleja, también, en los reinos cristianos de la P.I. Hay que tener en cuenta que, en la Península, impera un feudalismo de cruzada. Quiere decir que, el incremento de la población que se produce entre los siglos XI y XIII, es consecuencia del aporte de nuevas tierras y hombres, a raíz de la anexión de la "media España" de Al-Ándalus y sus territorios, por parte de los reinos cristianos. Es un factor distintivo con respecto a Europa. El incremento demográfico es menos producto del desarrollo de las fuerzas productivas y, mucho más, de la política de rapiña por parte de la nobleza castellano – aragonesa, siguiendo la senda goticista. Nuevos señoríos y nuevos vasallos surgen con ese gran aporte de tierras y hombres. Hay que tener en cuenta ese medio millón de musulmanes que valoraba García de Cortázar, y que se produjo durante la fase más decisiva de la Reconquista.

A pesar de esta pérdida de población, para los reinos cristianos, fue compensada, mucho más, con la simple conquista de tierras. Esos hombres que vivían en esas tierras, las cedían a los nuevos señoríos jurisdiccionales. Se dice que, los que repueblan las nuevas tierras desde el norte, lo hacen en detrimento de la población del norte. Se puede afirmar que el fenómeno de incremento poblacional es de tipo político – militar, más que económico. En estos reinos cristianos, el auge demográfico es consecuencia del pleno feudalismo, del avance de la economía agropecuaria y de las ciudades, que compensa la población cedida para las tareas de repoblación en el centro y el sur. Buena parte de esa inmigración hacia el sur procedía de las ciudades, que, a su vez, estaba conectadas con el resto de Europa, en un renacimiento a todos los ámbitos. Hubo pues, cierta compensación entre las expulsiones y la conquista de nuevas tierras y vasallos. Por un lado, con el descenso de habitantes, sobre todo en el mundo urbano del norte que iban hacia el sur, y la propia generación de nuevos vecinos, con mejoras en las tasas de nupcialidad, natalidad etc.

ECONOMÍA

AGRICULTURA

Participamos, junto con el resto de Europa, en la difusión de nuevas técnicas agrícolas. Estos no implican un aumento sustancial de los rendimientos, que siguen siendo modestos. Lo que si supone un progreso, son los desarrollos avanzados de la economías agrarias "recuperadas" del Islam. Por ejemplo, las tierras en regadío en el Levante peninsular, con mantenimiento de campesinos musulmanes. El tercer elemento, que explica el auge de la economía rural durante el feudalismo, es el empuje de la comercialización. La revitalización de las ciudades y el comercio extra peninsular favorecía la economía agropecuaria. Estos tres factores, nos llevan a hablar de una economía rural, pero relativamente floreciente.

Si las nuevas técnicas no parece que influyeran mucho, en este momento asistimos, también, a un aumento de las roturaciones, con el fin de cultivar cereales, vino y obtener pastos para el ganado. Se le resta terreno al bosque. Bien fuese para alimentar a las ciudades o para el comercio. Entre los cereales, destaca el trigo, que es el cereal de los ricos hombres y de los sectores privilegiados. Para las clases populares, en el campo y la ciudad, se mezclaba el trigo con el centeno, avena y cebada, para realizar el pan. El vino es otro producto en auge para las ciudades, pero también para un comercio superior al de las ciudades, siendo muy requerido por las clases privilegiadas. El ganado, por su parte, es, sobre todo, ovino, ya que la lana era uno de los productos estrella de la economía castellana. Son los siglos de la era dorada de la trashumancia. Se trata de una producción y un comercio controlado por los señores feudales, que logran tener un beneficio directo e inmediato sobre esta realidad del comercio urbano. Esto lo intentan por otras vías, caso de Galicia y las alcabalas. Siempre con la sombra de amenaza del señor feudal sobre la ciudad, que se hace efectiva con la crisis de la Baja Edad Media.

Como herencia de Al Ándalus esta la huerta, en Valencia, y el olivo, en Andalucía del sur y del este. Las ciudades promueven también la pesca. Otro sector importante es el de la producción de sal. Las salinas generan numerosos impuestos (indirectos); los alfolíes, fuente importante, en principio para el rey, pero también para las ciudades y los señores feudales, que se adueñaban legal o extralegalmente de estos impuestos indirectos que gravaban el comercio.

Por último, y en contradicción con lo dicho, las nuevas roturaciones reducen la parte de tierra dedicada al bosque. Por otro lado, hay un incremento de las talas, como consecuencia de la demanda de madera para la construcción (salvo la casa de los señores, torres e iglesias) y posterior calefacción de casas, construcción de navíos, para cubas destinadas al vino… Es una manera avanzada de construir casas, frente a un mundo campesinado que, normalmente se hacían con paja, barro, adobe, es decir, unos materiales más volátiles.

MUNDO URBANO

Entre los siglos X-XII, tiene lugar la transición de los burgos altomedievales a las villas y ciudades fortificadas, características de la Plena Edad Media. Son ciudades poco habitadas, en general, y de escaso tamaño, ya que, en algunos casos, se conservan las murallas, como las romanas reutilizadas de Lugo, conociendo así su perímetro. Nada que ver con las ciudades islámicas, pobladas por decenas o centenares de miles, como el caso de Córdoba. Aún así, supone un salto importante, ya que se parte de unas sociedades plenamente ruralizadas.

Se caracterizan por murallas de piedra, que sustituyen a empalizadas de madera o, en algún caso, como Galicia, que las referencias a murallas no están claras, damos por hecho que, lo que había, era un muro alto. Las murallas suelen ser de cantería, capaces de soportar un asedio y un asalto de un ejército feudal. Todas ellas tienen un alfoz, es decir, una tierra jurisdiccional circundante sobre el que ejercen un señorío colectivo. En la zona andalusí, ese territorio tenía una finalidad militar, ya que servía como obstáculo, una zona de resistencia ante un posible atacante. Encontramos también los concejos, que no existían en Al – Ándalus). En principio eran abiertos, pero se acabarán por cerrar. Es un inicio de la democracia municipal muy destacable, condicionados únicamente por el señor feudal, que, en algunos casos, controla la ciudad, aunque en Castilla y Aragón se intenta dar una autonomía a la ciudad.

Su autonomía se basaba en el fuero o una Carta – Puebla, un documento por el cual, los reyes cristianos y señores laicos y eclesiásticos de la Península Ibérica, otorgaban una serie de privilegios a grupos poblacionales, con el fin de obtener la repoblación de ciertas zonas de interés económico o estratégico durante la Reconquista. Constituyó la primera manifestación de derecho local. Por supuesto, los reyes tuvieron un papel fundamental en crear estos entes relativamente democráticos, como islas en un océano feudal. Buscaban, en las ciudades, un apoyo político, para no depender en exceso de los señores feudales; laicos o eclesiásticos. Por otro lado, tomaba medidas que favoreciesen la prosperidad pública, para verse como un Estado árbitro, que se preocupa por el bien público. Se inicia, en esta Plena Edad Media, una monarquía con pretensiones de Estado, más allá de lo feudal.

Podemos hablar de una tipología para las ciudades de los XI, XII, XIII, que tiene que ver con el avance de la Reconquista. Dejamos al margen a Barcelona, de origen romano, que se reutiliza como tantas otras, durante la Edad Media, como capital política del condado y posterior principado de Barcelona. Genera esa expansión comercial de Aragón por el Mediterráneo, y se ve beneficiada de ello, ya que va unida a esa expansión y ampliación de Aragón. Barcelona es el polo principal para el ámbito urbano, comercial e industrial. Hay tres tipos:

-Creadas a lo largo del Camino de Santiago. El Camino es el principio de todo. Los primeros burgueses nacen a la vera del Camino. Conecta los reinos cristianos con el resto de Europa. Es un eje económico y de coordinación política. En la Alta Edad Media encontramos ejemplos, tales como; Santiago, León, Burgos o Jaca, capital de Aragón, antes de Zaragoza. Son las principales capitales. Se ve en el deslizamiento del poder político, de Oviedo a León. El camino primitivo -cornisa Cantábrica – deja paso al camino francés, que recorre los reinos cristianos. Genera unos pequeños y medios burgos, que están en contacto con Europa, y que atraen a una población extrapeninsular; francos y judíos… Es un Camino de peregrinos, de comerciantes y de núcleos urbanos que se generan. Es la primera manifestación de ese resurgimiento de las ciudades, donde los nombres venían dados con "vilas" o "pueblas" nuevas. También es la primera red urbana de la P.I.

-Las ciudades creadas en Castilla, como consecuencia de la Reconquista y la repoblación, o, también, revitalizadas de núcleos anteriores, bien romano, bien germánico. Nacen en el sur de Castilla La Vieja, sur de León; Salamanca, Soria, Segovia, Ávila. No son frutos del comercio, aunque lo generan y se benefician. Pero, el comercio, está en un segundo plano, a diferencia de las del Camino de Santiago. Son ciudades creadas por campesinos del entorno, y fortalezas por cuestiones militares. Se genera una caballería villana; hombres libres de origen urbano que se trasladan del norte al sur para vivir en estos burgos, generando un movimiento que acaba fortaleciendo a lo feudal por la base, pero, en principio, eran hombres libres que luchaban a caballo. Eran ciudades de frontera, hasta que, en el XIII, la frontera se desplaza al sur, entre la conquista de Toledo y la de Sevilla.

-Arrebatadas al Islam, sobre todo tras la caída del califato de Córdoba, caso de; Toledo, Sevilla, Córdoba, Zaragoza y Valencia. Eran las ciudades florecientes de la zona islámica. Hay una situación inversa, del modo de producción estatalista e hiperurbanizado al modo feudal, donde las ciudades aún empezaban a florecer. Para Castilla y Aragón, fortalecieron la posibilidad de dotarse de un entramado urbano. El fenómeno de reutilización fue complejo.

En un primer momento, se produce el desplome del poder andalusí, con el retroceso del mundo urbano. Se alimentaba del Estado y conectado a todo el mundo musulmán. En un segundo momento, se observa la preocupación cristiana tras la conquista de ciudades, en lo referente a, cristianizar a la población y el hábitat urbano. Por un lado, se traduce en la expulsión de musulmanes y traer cristianos del resto de la Península e incluso franco, de cara resolver la minoría cristiana en esas ciudades andalusíes. Por otro lado, la marginación de la población musulmana, en barrios periféricos o morerías, y, de paso, a los judíos wn las juderías. En resumen, cristianizan y alteran el urbanismo

Los nuevos vecinos, que llegan, son de dos tipos: los soldados, y, posteriormente, una migración desde el norte, por parte de gentes que buscaban mejores condiciones de vida. Las ciudades fueron repartidas así, siendo traumáticas, las consecuencias, para las que se resistían, como el caso de Sevilla. La repartición de tierras era para los grandes caballeros, siendo para los medianos y la infantería, menor. No solo se repartían terrenos en el alfoz de las nuevas ciudades, sino que, también, repartían las casas, aprovechando el vacío gracias a la expulsión o marginación en juderías o morerías. Tras estas medidas drásticas – Sevilla es buen ejemplo -, lo que se hizo fue, enlazar esta infraestructura de las ciudades musulmanas con el renacer urbano europeo y, por tanto, de la P.I.

Se suele poner un cuarto tipo de ciudades, las del Camino de Santiago vinculadas al Reino de Galicia, que son las ciudades de dominio eclesiástico. Las demás son de realengo o señorío laico, como el caso de A Coruña, Betanzos o Ribadeo, aunque, esta, no de forma continuada. Las demás dependen, o bien del arzobispo, o bien del obispo de las otras sedes, caso de Ourense, Tui o Lugo. Se da cierta continuidad con esas ciudades, ya utilizadas en el V en época sueva como sedes episcopales.

En resumen, hay tres vías. Ciudades romanas, suevas y visigodas reutilizadas durante la Plena Edad Media. Nuevas ciudades de creación cristiano -occidental, tanto en el norte, como en el centro. Además, una remodelación a la baja de las ciudades de Al-Ándalus. Al final, la importancia de las ciudades, dependerá del mayor o menor arraigo del comercio y la industria.

COMERCIO

El feudalismo de cruzada no favorece el comercio, vinculado a la actividad industrial. No se producía -o no tanto -, ya que los señores tenían dinero líquido, resultado de los botines cosechados en la razias o los impuestos de los reinos taifas. Nos centraremos en la actividad comercial, que avanzó, sobre todo, gracias a la demanda de las ciudades por un lado, y, por otro, porque los gastos suntuarios de las élites feudales hacían necesario pagar, con dinero, productos de lujo que llegaban, por el Camino en un primer momento, y, por el Mediterráneo después, e, incluso, de Oriente. Estos gastos suntuarios crecerán durante la crisis del feudalismo, en siglos XIV y XV. Es un sentido depredador, el de esta clase.

Encontramos varias novedades, en esta época, en lo tocante al comercio; local, medio y de largo alcance:

En primer lugar, tenemos que decir que es ahora cuando florecen los mercados y ferias urbanas de ámbito, en general, comarcales.

Un aumento de la circulación monetaria, que alimenta el comercio. La plata, siguiendo el modelo carolingio, será la más importante en Aragón, mientras que, en Castilla y León, siguiendo el modelo suevo y visigodo, y beneficiándose del caudal monetario que obtenían de Al-Ándalus, el oro es la base del sistema monetario, y las monedas de referencia. Se utilizaron monedas de plata, bronce y de vellón, estas últimas de menor entidad

El oficio de cambiadores. Los primeros de los cuales aparecen en Santiago de Compostela, en el siglo XII. Los judíos, a sí mismo, se especializan en diversos oficios relacionados con los negocios, como el comercio o cobro de tributos. Los usureros (judíos), en el XII, cobraban un 100 x 100 de interés anual. Por influencia de la monarquía se fue reduciendo a un 25% por sus servicios. Al mismo tiempo que generaban riqueza, también se beneficiaban, muy personalmente, de la necesidad de la economía, de las personas de dinero y de bienes de consumo. Fue una de las bases del antisemitismo de tipo popular, manipulado por la nobleza y la monarquía.

Las sociedades mercantiles, muy avanzadas en el norte de Italia. Hay una influencia, sobre todo en Catalunya, de Venecia, Florencia o Génova. Esta relación benefició al comercio internacional, medio y local de Catalunya (C. de Aragón). Los genoveses estarían también muy presentes en Sevilla. Es una asociación para el comercio, que va más allá del mercader trashumante. Los medios de transportes eran relativamente pobres para el comercio de ámbito peninsular, con la excepción del Camino de Santiago. Se trazó sobre una calzada romana, que fue, en el XI, restaurada para el período de más florecimiento del Camino.

Surgen tres grandes polos, a medida que avanza la Reconquista: uno en torno a Barcelona, otro en el Camino de Santiago y otro en Castilla, dividido entre Burgos y Sevilla. Esto hace que, en el XIII, se produzca un desplazamiento, en Castilla, hacia el sur de su eje económico, consolidándose un eje vertical entre el Cantábrico y el sur, que deja aislada a Galicia de los principales tráficos económicos. Tiene el descenso de peregrinos y actividades comerciales en la Baja Edad Media como consecuencias. Es un encajonamiento comercial.

Todo esto parece confirmar la tesis de Henri Pirenne (historiador belga), que decía que, el comercio es aquello que genera las ciudades. No es así para las ciudades que surgen al calor de la Reconquista, o de las ciudades recuperadas al Islam, que eso sí, en su momento de esplendor, fueron producto del comercio. Para el Camino, desde Jaca a Santiago, es el comercio el que genera la red de burgos. Son los reyes de Aragón quienes dinamizan, con Navarra, el Camino. En cambio, Castilla, supo ver la importancia que este tenía para la Reconquista desde lo político – militar, no desde lo comercial.

El comercio catalán (y aragonés), contrasta con la situación de Castilla. Barcelona en el IX, X, XI, está muy activa en el comercio internacional de esclavos y oro como. Es una ciudad intermediadora entre la cristiandad y el Islam. Ejemplo; en el XII, un viajero judío describe las naves arribadas en el puerto de Barcelona. Con esta experiencia precoz, la corona de Aragón (Castilla "completa" la Reconquista), se encarga de iniciar su imperio mediterráneo. En el XIII, la toma de Mallorca y Sicilia, y en los XIV, XV conquista Cerdeña, Nápoles y Atenas

SOCIEDAD

La parte segunda de este tema estará dedicada a clases y grupos sociales. En los siglos centrales de la Edad Media, asistimos al fortalecimiento de los nobles. Controlan la mayor parte de los obispados y abadías, además de buena parte de los cargos palatinos. Constituyen lo más destacado de las cortes. Cada vez, acumulan más cotas de poder, primero en Castilla, en el siglo XI, y después en Aragón, en el XII.

Lo anterior es consecuencia de la rápida conquista de territorios y de un fenómeno en la retaguardia; los vacíos dejados por la población del norte, que se marcha a repoblar el sur, favoreciendo una señorialización en el norte. Se aprovecha la debilidad de campesinado para hacerse con propiedades e imponer mayores rentas y servicios feudales. También las atribuciones señoriales de tipo público, que se unían al privado. En el XII, crecen los honores y tenencias dados a estos grandes señores como premios por la Reconquista. El señorío jurisdiccional se extiende, llenando los bolsillos de señores, y con aportes de tipo mobiliario; personas, tierras… La nobleza castellana, entre el XII y el XIII, duplica su poder territorial y vasallático. En el siglo XII, se generaliza la institución del mayorazgo, que permite la conservación unitaria del patrimonio; jurisdiccional y territorial. También se refuerza la concepción de estirpe, de linaje, es decir, la memoria genealógica de estas grandes familias. Pugnan con la monarquía, más en la zona de Castilla, y eclesiásticos por el control de las tierras.

La evolución de la nobleza se plasma, también, en la nomenclatura. De los ricos hombres o magnates altomedievales, pasamos, ya en el XI, a milites (guerrero) y también, infanzones. Esta última, se trata de una pequeña nobleza sin grandes propietarios ni vasallos, y que dependían de la fuerza de su linaje, además de su dominio de las armas. Estos caballeros se fusionarán, en el ámbito de las mentalidades de la Plena Edad Media, con los grandes señores, cuando, estos, quieren ser los primeros caballeros de sus estados.

Otro estrato bajo de la nobleza, que acaba convergiendo con los anteriores en constituir la base social de la pirámide feudal, son los caballeros villanos, que encontramos en las ciudades fronterizas de Castilla y León. Aparecen en villas de repoblación. Son, fundamentalmente plebeyos, que se distinguen porque podían mantener un caballo, compareciendo a la llamada del señor con su montura y armas. Todas las Coronas acaban transformando estos caballeros villanos en hidalgos. Acaban por engrosar a la pequeña nobleza.

No podemos dejar de hablar del campesinado. Clase social mayoritaria durante toda la Edad

Media. Habíamos visto como los siervos, colonos y campesinos libres se van unificando y, en la Plena Edad Media, podemos referirnos a ellos como campesinos vasallos. La mayoría es de origen libre, protegiéndose a sí mismos mediante las comunidades de aldea, cuando se generalizan las aldeas. En la documentación se deduce por las tareas que comparten y las posesiones colectivas, caso de bosques o prados. La forma institucional pueden ser, bien las parroquias, bien los concejos rurales. Hacía de escudo para el campesino vasallo, en su relación con el señor, ya que podía hacer valer ese peso colectivo, aunque no siempre. Estamos hablando para Castilla, León y parte occidental de Aragón.

En Catalunya es distinto. Entre el XI y el XV, se mantienen figuras jurídicas de servidumbre, que en el resto de la península desaparecen durante la transición al feudalismo pleno. Están adscritos a la tierra. Eran aquellos siervos rurales de la Alta Edad Media. Son los conocidos como payeses de remença. Este último término, hace referencia a un pago que tenían que realizar al señor para ser manumitidos. Es una paradoja entre el avance urbano y el atraso rural en Cataluña

En el mundo urbano aparecen:

-Burguesía: en principio, hace referencia a todo habitante del burgo. En un segundo momento, lo identificamos con comerciantes, notarios, hidalgos urbanos, clero medio, hombre de negocios, dirigentes de los gremios artesanales… Será lo que se conoce como oligarquía urbana. Esta burguesía conocerá su gran ascenso a partir del XVI, y ejercerá un papel importante en la destrucción del Feudalismo, no ya medieval, sino con la rectificación en la Edad Moderna, con el comercio y el poder del Estado. Estarán limitados por los nobles y prelados, siendo una contradicción en el sistema.

-Artesanado: es el ""común de las ciudades"", ""o pobo miúdo"". Son trabajadores urbanos organizados en gremios, que protagonizarán conflictividad interna con la oligarquía burguesa, aunque también se unirán a ellos para enfrentarse al señor feudal. En las revueltas del XIV, como en la Irmandiña, la alianza campo-ciudad será algo habitual.

TEMA 8:

Mentalidades y sociedad feudal (siglos XI – XII)

Al hablar de mentalidad, hay que empezar por definir lo que entendemos por mentalidad. La mentalidad colectiva tendría cinco componentes: un componente racional, un componente emocional/sentimental, un componente imaginario, tanto entendido como un conjunto de imágenes como realidad inventada, el inconsciente y, por último, los hábitos o prácticas, es decir, todo aquello que hacemos. En general, se dice que, la mentalidad son las maneras de pensar, de sentir, de ver la realidad, pero también son importantes nuestras acciones, porque tras ellas subyace una mentalidad. Las prácticas no sólo son una manifestación de la mentalidad colectiva, sino una fuente histórica para el estudio de esas mentalidades colectivas. George Duby, miembro de los Terceros Annales, fue uno de los que más teorizó sobre la historia de las mentalidades. Él dice que no hay unas fuentes específicas para hacer una historia de las mentalidades, como se pensó en un principio que podían ser la literatura y el arte. La psique colectiva, pues es la que nos interesa, se puede encontrar en todas las fuentes, y, por supuesto, en las propias acciones humanas.

La historiografía española, en este aspecto, lleva más de 30 años de retraso. La renovación de la historiografía española, paralela a la transición, se hizo, influidos por la Escuela francesa de los Annales y por el materialismo histórico. Fue una renovación historiográfica vinculada a los Segundos Annales. Después, cuando los franceses, avanzados los años 70, dieron el salto a la historia de las mentalidades, España no los siguió. La resistencia del estructuralismo a valorar el sujeto, tanto social como mental, dificultó que, además de la objetividad económica y social, se investigara con el mismo rigor la subjetividad de las mentalidades.

Nos centraremos en el estudio de la dimensión más decisiva de la mentalidad medieval, que es la existencia de los tres órdenes sociales. Se llama también sistema trifuncional, concepción tripartita de la sociedad, tripartición… Estos tres órdenes son: defensores, oradores y laboratores, es decir, caballeros, clérigos y campesinos. El origen de este sistema es muy remoto. Un antropólogo francés, George Dumézil, lo estudió en un origen, cuya concepción es indoeuropea, acabando por influir en toda Europa. Con este origen indoeuropeo, nos referimos, en Europa, a los celtas, que casi cubren por completo la Península. Las mismas influencias, que pueden haber tenido lugar en Francia, han tenido lugar en prácticamente toda la Península Ibérica. La transmisión fue a través de los reinos cristianos occidentales.

Es muy probable que la resurgencia indígena, que ha tenido momentos importantes en la Península Ibérica, influya a lo largo de toda la alta Edad Media; de manera que, de una forma u otra, está presente en el momento en que se adopta, de forma clara, la tripartición de la sociedad en clérigos, caballeros y campesinos. Este sistema es una clave explicativa esencial para entender la formación y evolución del sistema feudal. El sistema trifuncional explica muy bien la relación de los hombres con la sociedad, de la sociedad con la economía y la economía con el poder. La tripartición legítima se da con el cobro de rentas y servicios por parte de los grupos que constituyen los privilegiados. Se ha criticado al sistema trifuncional por la desigualdad social, la diferencia de clases o la detracción del excedente económico que generan los campesinos por parte de las otras dos partes.

Podemos dar por seguro que las contrapartidas, que oradores y defensores prestaban a la mayoría de la sociedad y justificaba el pago de las rentas, eran tremendamente sentidas y necesarias. El tercer estado sabía que, en el periodo de funcionamiento más eficaz y estable del dicho sistema, tenían garantizado la seguridad física de ellos y sus familias, ya que la formación del feudalismo tiene que ver con la necesidad de protección, y la seguridad espiritual, el deseo colectivo de superar la vida terrenal en momento de la muerte, es decir, tenían garantizado el "acceso" al cielo.

En la Baja Edad Media, se produce una ruptura del sistema trifuncional, y para muestra, lo que decían los Irmandiños en Galicia: que ellos se habían levantado contra señores caballeros y prelados, aún teniendo en cuenta que, la mayor parte de la Iglesia gallega apoyaba, en ese momento, la revuelta popular, porque estaba dirigida contra la oligarquía/alta nobleza. Aún así, no dudaron en incluirlos.

Para el estudio de este sistema nos encontramos tres tipos de posibilidades.

  • Las más socorrida e importante, porque ofrece un discurso homogéneo, es lo que extraemosde las fuentes narrativas. Aparece formulado, literariamente, este sistema trifuncional. No es menos importante la documentación de archivo.

  • En la iconografía artística, donde es costumbre encontrar las tres funciones representadas porseparado, realizando cada uno la actividad que le es propia.

  • Por último, las propias prácticas: en la vida social, económica, política y cultural, dondeaparecen acompañados de sus propias mentalidades, los hechos históricos…

Durante la Alta Edad Media germánica queda muy claro como, la aristocracia, asume la función militar por influencia de los indoeuropeos. Queda reforzado por las resurgencias indígenas prerromanas, que se dan por todo el noroeste peninsular. La función militar y la eclesiástica, que se dan durante la época germánica, eran muy endebles, faltaba su fusión como clase dirigente, una visión más de conjunto de la sociedad. Se empieza dar la formación de una clase noble, con sus dos vertientes, laica y eclesiástica, a partir del momento en que, los reyes germanos, se convierte al catolicismo. Durante la Alta Edad Media cristiano-occidental (siglos VIII-X), aparecen las primeras formulaciones trifuncionales por escrito, donde se combina la función de los clérigos, de la nobleza y de los propios campesinos.

El texto más antiguo, para la época germánica, es de Isidoro de Sevilla. No habla de la tripartición aplicada a su época, sino que habla de Roma, y, al hablar de Roma, comenta como los primeros romanos estaban divididos en tres "órdenes". Era una tripartición de tipo étnico. Según la tradición de los orígenes, Roma aparece dividida en senadores, caballeros y pueblos menores, entendiendo con esto a la plebe. Isidoro jugó un papel importante para que, en el Estado visigodo, la Iglesia tuviera poder político, pero, en su texto, no aparece esa preeminencia de la Iglesia sobre los poderes públicos. La Iglesia ya tenía cierto poder político, por la conversión al catolicismo de las élites suevas y visigodas, pero no tenía influencia política.

Entrando más en la Alta Edad Media, seguiremos los análisis hechos por antropólogos e historiadores franceses. George Duby publicó el libro "Los tres órdenes o lo imaginario del feudalismo." En él, recogió los datos para Francia, pero extrapolándolo al resto de Europa. Con esta obra, se pasó a prestar mayor atención al tema de la tripartición de la sociedad feudal. En la primera cita/referencia, del s. IX, aparece claramente la tripartición, tal y como la conoceremos durante la Plena Edad Media: sacerdotes, milites y agricultores. La segunda referencia, que nos menciona George Duby, es del s. X. Se trata de un clérigo, y pone como primer ordena a la Iglesia. El autor de esta cita, lo primero que hace es dividir la sociedad en laicos y clérigos, y, después, a los laicos los divide en; agricultores y combatientes. La función de los agricultores es la de alimentar a la Iglesia, además de pagar rentas a esta. Los combatientes (milites, caballeros), reciben una paga para defender la Iglesia. Esta paga proviene del Estado carolingio. Se pasa de, una división bipartita de laicos y clérigos a una tripartita, que incluye a los clérigos, agricultores y combatientes. Se relaciona con el pago de rentas y prestación de servicios.

En el s. XI, el obispo de Laon dice "triple es la casa de Dios que se cree una. Unos oran, otros combaten, otros además trabajan. Los tres están unidos y no soportan la desunión". Es la formulación de la trifuncionalidad. Es curioso ese "además", ya que los agricultores también tienen que orar y combatir, además de trabajar. La última frase llega a su punto máximo para función social de la Iglesia, como que ya forma parte de la cúspide. El uso del número tres, está en relación con la idea de la Trinidad. Además, "la casa Dios," porque es el creador de todo, incluyendo la sociedad, siendo el que dice que papel va a desempeñar cada uno.

Es muy probable que, esta formulación final de la sociedad trifuncional, llegara a la Península Ibérica a través del camino de Santiago. Con todas estas formulaciones, lo que se busca, en realidad, es de poner un nombre a unas prácticas, que ya existían desde los orígenes de la Edad Media (s. V). Las tres funciones se venían ejerciendo social, económica y políticamente desde varios siglos atrás. Se fue añadiendo la función militar a la nobleza, mientras que, la Iglesia, fue ejerciendo con más fuerza su función de rezadora. Los campesinos ya estaban ahí, antes de que se formasen los grupos dirigentes, trabajando para ellos mismos. Cuando se necesita una formulación clara de este sistema es en el momento, en el cual, se constituye el feudalismo en la Plena Edad Media. La mayor parte de los estudios sobre el ámbito de las mentalidades, para esta época, son franceses. Es la falta de investigación, más o menos concreta y detallada, del fenómeno del sistema trifuncional en la Península Ibérica.

Del siglo XIII, decían algunos autores, apoyándose en algunas fuentes narrativas, que se podía pensar que se da una tardía aparición de los tres órdenes en la Península. Otros autores, consideran que esto se debe a falta de investigación, ya que consideran que, en la mayor parte de las fuentes y archivos, sí que se encontrarán referencias al propio sistema feudal. En todo caso, lo que sí es cierto, es que, el siglo XIII es el siglo de la madurez feudal. En este sentido, es el siglo final de la Plena Edad Media, en la que encontramos de una manera más completa, formada y articulada el imaginario y la sociedad feudal.

La primera fuente que, se merece citar, son los "Fueros de Aragón", redactados en 1247. Fueron compilados por un obispo con gran trascendencia política. Al mismo tiempo que fue canciller de Jaime I, nos lega un texto amplio, donde habla de defensores, de oradores y de otro tipo de hombres. En el texto se nos dice: "El formador del sieglo (siglo) ordenó ante todos los hombres [esto nos quiere decir, en lenguaje medieval, que lo contenido en este texto va dirigido al mundo civil y al clero secular -aquel que no está sometido a ninguna regla monástica-] que fueran de partidos [separados, divididos] por departidas órdenes en el sieglo. Que los clérigos velasen continuamente del servicio a Dios, e queles que los caballeros fueresen siempre los defensores de los otros hombres y de las tierras [es decir, claramente se refiere a que los clérigos deben su función en el mundo al servicio a Dios -principalmente mediante la oración-, y los caballeros con la función de defensores del conjunto de la sociedad y de las tierras (el tema de las tierras es importante, porque en el mundo feudal no es un concepto geográfico sino que es un concepto más bien social, hace referencia a un espacio habitado que pertenece a la jurisdicción de un señor), fuentes del mantenimiento del sistema feudal] e los otros hombres que usasen siempre su menester (su oficio, su tarea, ya que a los artesanos, a partir del siglo XIII, también se les llama menestrales) cada uno el suyo (evita hablar de los agricultores o labradores, y los sustituye por los otros hombres; en el sentido de que el tercer estado, ya a mediados del siglo XIII, incluye los oficios urbanos).

La aparición de los oficios urbanos, con la revitalización del mundo urbano a partir de la Plena Edad Media, supone un nuevo reto para justificar el orden trifuncional, de campesinos, clérigos y caballeros. Hay varias formas de incorporar a estos pujantes sectores urbanos. Una de ellas es nombrar a los labradores y, después, una serie de oficios, que se generaron posteriormente a partir del auge de las ciudades. Otra manera es como se hace en el Fuero de Aragón, llamándolos hombres, en su conjunto vinculados al trabajo, que podrá ser agrícola o gremial/artesanal/comercial. Estas serán las dos vías para resolver la complejidad social del Tercer Estado. Los labradores, hasta el final de la Edad Media, serán el principal componente de ese Tercer Estado, no sólo cuantitativamente, sino también cualitativamente, porque la economía agropecuaria sigue siendo absolutamente hegemónica hasta el final de la Edad Media. Esto no es así en la Época Moderna, donde la burguesía, el pueblo, el artesanado y la industria urbana tendrán un papel, aunque no hegemónico, mucho mayor que en la Edad Media, que les llevará a protagonizar las revoluciones burguesas, ya en Época Contemporánea. El tercer Estado, de una manera simple, es el conjunto de gente que trabaja (laboratores).

Otra fuente muy importante serán las Partidas -también llamadas las "VII Partidas", redactadas entre 1256 y 1265 -, fuentes por excelencia para entender como pensaban, sentían, es decir, cómo se imaginaban la realidad los hombres y las mujeres medievales en la Península Ibérica. Teóricamente es un texto jurídico, pero no se aplicaba. El mundo jurídico medieval se regía por la jurisprudencia, mediante la sentencia de jueces, fuero etcétera, y mucho por el derecho consuetudinario, de tradición oral. De hecho, cuando las partidas aparecen en la prelación de fuentes para dictar sentencia en el Ordenamiento de Alcalá de Alfonso XI, lo hacen en tercer lugar. Realmente, es un texto que se usa, sobre todo a partir del siglo XVI, desde el punto de vista jurídico, pero elaborado, en la corte de Alfonso X, de una manera narrativa. Sirve como una enciclopedia del saber medieval, vinculado a eso que venimos llamando las prácticas sociales, económicas y políticas. No se trata de un texto teórico, sino de un texto pensado para la aplicación del derecho. Por lo tanto, estará muy vinculado a la vida económica, social y política de los sujetos históricos de época feudal. Las Partidas serán de referencia, casi obligada, para los estudiosos de las mentalidades en la Edad Media de la Península Ibérica.

El título XXI de la "II Partida", es la mencionada "De los caballeros", un texto que estaba en el comienzo del apartado, en el cual se trataba el mundo de la caballería. En general, cuando empiezan a aparecer textos de autoría no religiosa, lo normal es que la nobleza y los señores laicos aparezcan en primer lugar, sobre todo desde el momento, en el cual, se produce la fusión de la caballería con el señorío feudal. La partida dice así: "Defensores son uno de los tres estados porque Dios quiso que se mantuviese el mundo". Destaca el origen divino de esta formación social, para que el mundo pudiera organizarse, siempre a partir de la "generosidad divina", que concede a esa sociedad la manera de funcionar de los grupos y de las clases. Continúa diciendo: "Así también como los que ruegan a Dios por el pueblo son dichos oradores". Hace referencia, pues, a los oradores, cuya función principal era rogar por el pueblo. "Y otrossí, los que labran la tierra, que fazen en ella aquellas cosas por que los omnes han de vivir de mantenerse, son dichos labradores".

Las fuentes hablan siempre, primero de los defensores, después de los oradores y, por último, de los campesinos. Los labradores aparecen, en esta fuente, con total claridad. No resultan, digamos, nublados para la inteligencia del lector por los otros oficios, que aparecen en el mundo urbano y que están tan presentes entre el año 1256 y 1265, años de redacción de las Partidas. En ese sentido, tenemos aquí la formulación clásica, siempre con el problema de qué pasa con los que trabajan en el campo, y cuál es su función social. Trabajar la tierra, pero, dice en la fuente, para mantenerse el sistema mental trifuncional para que se mantuviese el mundo. Los labradores, de la tierra sacan los productos, de los que tienen que mantenerse todos los hombres de toda la sociedad, enmascarando el hecho de que ellos, en el marco de las economías campesinas de época medieval, son autosuficientes, y trabajan para la subsistencia de ellos mismos. La transmisión del excedente generado, vía renta feudal a los señores, se justifica, porque los campesinos están para mantener a todos los hombres.

Otro texto que podemos emplear, es la "V Partida", la cual se considera que es de otra autoría muy posterior, con una diferencia de doscientos años con respecto a las Partidas de Alfonso X. Se considera, generalmente por los historiadores de la literatura, de autoría laica, por parte de Sánchez Arévalo. Es, ya, muy de fines del siglo XV, prácticamente en la Edad Moderna. En esta partida aparece una anomalía muy notoria, y es que en el prólogo, Sánchez Arévalo, pone como cabeza del sistema trifuncional al propio rey. Hacia el siglo XIII o en la Baja Edad Media se representa como base de la sociedad a los campesinos y artesanos (laboratores), después a los caballeros, por encima los clérigos y, encima de todos ellos, al Rey y la Monarquía. Es obvio que, en la formulación tripartita originaria, el rey es un primus inter pares, por lo tanto, tiene también el deber de la defensa de toda la sociedad. Incluso, sustituye a Dios como creador de esa idea trifuncional de la sociedad. Eso se debe a que, cuando se redacta esta partida, estamos, ya, en plena transición del feudalismo medieval al feudalismo moderno, es decir, del poder los señores feudales al poder pleno del Estado. Sánchez Arévalo, en el prólogo a la Partida V, dice así: Noble Rey don Alfonso, considerando que los hombres son nascidos para trabajos e infortunios…De entrada, ya nos recuerda al Génesis del Antiguo Testamento, que estamos en el mundo para sufrir y ganar el pan trabajando con las manos, como castigo a causa del pecado original, es decir, una formulación ciertamente autoritaria. No sólo introduce la función política de la monarquía, sino que, además, el autor introduce el trabajo como una obligación bíblica, por lo que se puede entender que, eso, también incluía a clérigos y caballeros, aunque, de todas maneras, tiene también una intencionalidad, referida al estado de los labradores y otros oficios. Continúa, la "Partida", desgranando los tres órdenes; unos servían a Dios, (los clérigos), otros (interpolando la función política de la monarquía) para gobernar los pueblos (no habla de la nobleza feudal, sino que habla del rey, que aparece como creador, sustituyendo a Dios en esta sociedad imaginada de forma tripartita), y otros para ejercer el servicio de armas así como caballeros para la defensa de las tierras (los caballeros), y otros obras fabriles (artesanos, constructores…), otros mercaderes (en ningún momento nombra a los campesinos, porque quizá pensaba que no era tan necesario, fruto de que el autor es un intelectual urbano, con formación jurídica). Los que escriben desde las ciudades, están mucho más impactados por el influjo del comercio y las actividades urbanas de la industria urbana. Generalmente, también son escritores laicos, lo que les lleva a decir que, el creador de esta sociedad es el rey, y no Dios.

En el siglo XIV, tenemos una formación de origen literaria para el ámbito de la Corona de Aragón, cuya autoría es de Pere March, un poeta y político valenciano que vivió entre el año 1338 y el año 1413. En una poesía suya, escrita en catalán, habla de clero, caballeros, menestrales. Viene a decir que, el mundo está ordenado por los clérigos, caballeros, labradores, mercaderes y menestrales, y, después, añade más oficios urbanos, cada uno con su función, explicando lo anterior de manera más detallada. Así pues, los clérigos son los que rezan por la comunidad, los caballeros son los que la guardan, mientras que, los labradores, hacen pan, vino y alimentan al resto de la sociedad. Después, también nombra a menestrales y mercaderes. Aquí, aparece, mucho más claro que en otros textos de la época, la búsqueda del equilibrio, entre los nuevos actores sociales y profesionales del mundo urbano con el núcleo duro de sistema trifuncional de; caballeros, clérigos y labradores.

Toda esta sociedad trifuncional entra en crisis en el año 1348, cuando estalla la crisis epidémica de la peste negra y las hambrunas. Con la crisis del feudalismo, salta en pedazos, en mayor o menor medida, el sistema trifuncional, según los diferentes reinos y territorios de la Península. Lo que hace estallar, de forma definitiva este sistema trifuncional, será, por un lado, el auge de las ciudades, con la aparición de nuevas clases y grupos que surgen en su seno, adquiriendo un mayor protagonismo político. En el año 1250, en el Reino de Castilla se crean las Cortes de León y Castilla, donde están, en representación del Tercer Estado, exclusivamente las ciudades más importantes, que actúan como contrapeso del enorme poder que, en el ámbito de la monarquía, tenían la nobleza y el clero. El Tercer Estado adquiere un poder político importante, ya que supone la primera grieta dentro del sistema trifuncional. Dicho esto, por mucha presencia política que tengan las ciudades y los oficios urbanos (sobre todo la burguesía que era predominante en el poder urbano), no quiere decir que el poder feudal de nobles y eclesiásticos dejara de ser hegemónico, ya que, lo sigue siendo hasta el final de la Edad Media. Esta primera "grieta," se traduce en la presencia de un Tercer Estado, más variado y menos homogéneo en las fuentes. En algunos casos, hasta desaparece el papel de sustentadores, principal cometido del Tercer Estado.

A esa primera grieta, se añaden las luchas y las revueltas sociales para la segunda mitad del siglo XIV y el siglo XV. Estas revueltas, hacen un daño irreversible al consenso generado en la Plena Edad Media, que gira alrededor del sistema trifuncional. Además de los intereses económico-sociales, que están en la base de la revuelta, también se trata del cuestionamiento ético-social del orden social, es decir, del papel de la nobleza y el alto clero. Es muy evidente, ya que, la sociedad, comienza a cuestionar su aportación al resto de la comunidad. Estos sectores, vistos desde el pueblo llano, adquieren una concepción negativa, presente en, por ejemplo, la Galicia hiperfeudalizada de la época Irmandiña. El motor de la impugnación social, reside en el incumplimiento de sus funciones sociales, que son la defensa de la sociedad y, en menor medida, actuar como intermediarios con Dios, aunque esto último estaba ya muy debilitado. Los defensores (señores) incumplen con su función, porque se transforman en malhechores, y, en el caso del alto clero, también se convierten objetivo de crítica, aunque de una manera menor con respecto a la nobleza.

El sistema trifuncional será substituido por un sistema bifuncional. Pasamos de la sociedad de caballeros, de eclesiásticos y campesinos a una sociedad de señores y vasallos, que, aunque siempre fue así, era percibido de una manera distinta. Al desaparecer, en las mentalidades, ese sistema trifuncional, a los señores se les cuestionaba por las elevadas rentas que cobraban. La manera de cuestionamiento de su hegemonía era de tipo más moral. Aquí, los caballeros, pasan de ser los defensores de la sociedad a ser, ellos mismos, los acusados como malhechores. También, el Tercer Estado, en el momento de crisis, incumple su función como vasallos, aunque antes de eso, incumplen su función de alimentar a clérigos y caballeros, es decir, a cederle voluntariamente rentas y a prestarle los servicios, que según el derecho consuetudinario, caracterizaba, en cada lugar, al señorío feudal.

Se produce el fin del consenso feudal, con mayor claridad en aquellos lugares con revueltas feudales. Este fin, es lo que abrirá la puerta a la creación de los Estados Modernos, donde el rey, y el Estado, recuperan las funciones políticas, delegadas al final de la Alta Edad Media a señores y nobles de cada territorio. Entre el siglo XV y XVI, la clase feudal pierde su hegemonía. Es sustituida por la concepción transitoria de señores y vasallos, para dar paso, después, a la emergencia de un nuevo estado, mucho más fuerte, tanto en el consenso como en la coacción, asumiendo las funciones políticas de la nobleza feudal. Ocupará su lugar en el seno de la sociedad, garantizando un nuevo consenso sobre la res pública. Esto, se basa en la divisoria entre señores y vasallos, privilegiados y no privilegiados, donde se acepta, de una manera clara, el papel de las ciudades, de la industria… La nobleza, ahora desposeía de sus funciones de protección o políticas/jurídicas, aún mantiene ingresos y un estatus elevado. Pasa a ser una nobleza de servicios a la monarquía.

El cambio de la mentalidad popular hacia eclesiásticos y caballeros no se da en la misma medida. Debido a la falta de poder de coacción, y por su propia función, la Iglesia sufre menos el embate de las revueltas sociales, aunque no discriminan a los eclesiásticos como señores feudales. Ese embate se amortigua desde el momento en que la Iglesia recupera, en esa transición del siglo XV al estado moderno, su función, ya más apoyada y dependiente de la monarquía. Será cambiada, de manera radical, a mediados del siglo XVI, con el Concilio de Trento. Se reforzará la catolicidad de la Corona de Castilla y de la Corona de Aragón. La monarquía intervendrá directamente sobre la Iglesia, y su fuerte catolicidad se verá, por ejemplo, en la expulsión, primero de los judíos, y de los moriscos después, ya en la Edad Moderna.

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