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Historia Medieval de los Reinos Hispánicos (página 4)




Enviado por Carlos Barros



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Donde realmente, ese cambio de popularidad es mayor, es hacia los señores laicos y los caballeros. Esta nobleza laica era el sector más fuerte de la nobleza feudal, pero acabará siendo el eslabón más débil para la Baja Edad Media. Es desde el momento en que, en vez de guardar a la sociedad, éste grupo, la combatía en el marco de las revueltas. Una de las causas de estas revueltas será la refeudalización, que se vivirá, tanto en la corona de Castilla como en la de Aragón. En los citados "Fueros de Aragón", redactados en 1247, nos encontramos, después de la definición de los tres estamentos, una coletilla. Es una muestra temprana hacia la inquietud que genera una determinada parte de la nobleza que no era demasiado acorde con su función en la sociedad. Es importante señalar que, esta cierta advertencia, está escrita por un religioso. No es casualidad que, cuando la nobleza laica cambia y se convierte en depredadora, su primer objetivo será el patrimonio eclesiástico, ya que, los religiosos son los primeros que detectan una evolución dentro de la nobleza feudal, una evolución que va en contra del modelo caballeresco del sistema tripartito, es decir, de defensores en la sociedad. Se dice en los fueros que; "algunos caballeros desamparando su honesto y sagrado oficio, non temiendo nuestro señor Dios y soterrada la vergüenza, por escarnir de la dignidad de la caballería usando y faziendo muchas romerías". Se habla de caballeros malhechores. Se pasa de su consideración como ideal dentro de la sociedad, a una visión muy negativa, que transgredía el código de la caballería, dejando desprotegida su función en la sociedad. La crisis de la Baja Edad Media, llevará a los señores a cometer más fechorías y a salirse de su propia legalidad mental, con el fin de robar a la Iglesia y al pueblo. En definitiva, sin el estudio de las mentalidades, no se puede entender la formación, desarrollo y resultado de la crisis bajomedieval.

TEMA 9.

Iglesia, cristianización y religiosidad

Partimos de la doble función de la Iglesia. Un papel mental, que tiene que ver con los tres órdenes, y uno social, que tiene que ver con ser señores feudales. ¿Son dos funciones inseparables? Sí y no. Inseparables para el historiador, pero no para la mentalidad de la época, que distinguía en razón de los tres órdenes. Para poder enfocar de forma global esta lección, tenemos que mezclar dos tipos de bibliografía; una de historiadores de la Iglesia y otros de la economía y sociedad en la Edad Media, con gran papel de la Iglesia. Es algo necesario, porque permite realizar una historia global de la Iglesia en la Edad Media.

Se potenciaron mutuamente estas dos realidades a la hora de la cristianización. El latinista Manuel Cecilio Díaz y Díaz explicando la cristianización de Galicia en la Baja Edad Media, afirmaba que, ésta, no se consolidaría totalmente hasta la Plena Edad Media. Dicho de otra manera, es el feudalismo el que facilita la cristianización completa de la sociedad. Por ejemplo, los vascones no serán definitivamente cristianizados hasta el XI.

Otro factor del que hablaremos es la religiosidad popular que, como hemos visto, es fruto de cierto sincretismo con las creencias indígenas. Estas rebrotan con la invasión visigoda y con la invasión musulmana. Es la base de la religiosidad popular conformada en los reinos del norte.

La Iglesia en la Alta Edad Media contiene un momento de debilidad, junto con la inseguridad general, ya que se encuentra en un lugar subalterno con respecto a los señores laicos. Destacan cuatro rasgos, interrelacionados entre sí:

  • Monaquismo: la Iglesia es, ante todo, eremítica y monacal. Es un monacato familiar, fuera delas reglas conocidas, aunque es el inicio del benedictismo, con San Benito y su máxima del ora et labora. Consiste en la recuperación del trabajo, de cara a buscar esa conciliación entre la Iglesia y la sociedad popular de su tiempo. La Iglesia secular era, para ese momento, demasiado débil, y con dificultad para cumplir la función pastoral, función realizada a menudo por los monjes. También es débil porque su patrimonio está en mano de los laicos (señores)

  • Sincretismo mediante las comunidades indígenas. La actitud de la Iglesia, con respecto a lassupersticiones indígenas, cambia. En "De correctione rusticorum," Martín de Dumio combate, con violencia verbal, las supersticiones indígenas y el paganismo romano. Es decir, de una actitud combativa, se pasa, partir del período que sigue a la invasión islámica, a encargarse de cristianizar los lugares de especial significación para las comunidades: castros, cuevas, montes, el mundo de la magia y los adivinos.Todo ello estará presente en los diversos sínodos (siglo XI), en los cuales se condena la superstición de origen precristiano. Demuestran la incapacidad de marginarlas, ya que, de alguna forma, estaban en la religiosidad popular cristiana. Ese culto a la naturaleza o animismo, se transforma en un animismo cristiano. Por ejemplo; el miedo a las tormentas o conseguir el favor de la naturaleza pasará a ser obra de Dios, no del Diablo. Es una capacidad de absorber estas supersticiones. Ya cristianizadas, se extienden por toda la Edad Media, hasta el punto de que, en el siglo XIII, Francisco de Asís considera a los pajaritos provistos de alma en el "Cántico a las criaturas." Derivado de esta concepción precristiana de que; los seres naturales no humanos, vivos y no vivos tenían vida propia, queda el poso de que la naturaleza tenía espíritu.

  • Preeminencia del Antiguo Testamento: Se prefiere al Dios tronante, compartido por moros yjudíos. Especial predilección por el mundo apocalíptico, como demuestra el Beato de Liébana y su Comentario al Apocalipsis de San Juan. También, en la Crónica profética del grupo de Crónicas del reinado de Alfonso III, se difunde la profecía de Ezequiel del Antiguo Testamento. Pone en relación el fin del mundo, pero, con el cambio, se refiere al mundo musulmán.

También se escriben, leen y difunden los evangelios apócrifos, influyendo mucho en la religiosidad popular.

  • Fuerza de las herejías: en el norte destaca el priscilianismo (s. IV-IX). En el centro y surencontramos herejías mozárabes, que afectan profundamente a la jerarquía eclesiástica subsistente en al-Ándalus. Los mozárabes se mostraban ortodoxos en el norte, pero heterodoxos en su lugar de habitación, de cara a ser una forma de conciliación. Era el adopcionismo (Eripando de Toledo en el VIII), en el que se veía a Cristo como un profeta, hijo adoptado de Dios. Alfonso I derrotó esta herejía, mostrando una participación política. La segunda es la de los mártires voluntarios, siendo su intérprete más reconocido san Eulogio de Córdoba. Creía que la sangre de los mártires renovaría la Iglesia. Entre el 854/59, 51 mozárabes serán ejecutados en Al-Ándalus. El 75% eran sacerdotes. Su método solía ser el de hacer apostasía (pública) del Islam o insultar al Corán y a Mahoma. Este movimiento tuvo influencia en las élites de la Iglesia mientras que escasa en la religiosidad popular, que en este momento, encuentra su fuerza en la convergencia con el mundo indígena.

En la Plena Edad Media encontramos una Iglesia episcopal, que es ahora mucho más organizada y centralizada. Sustituye, en importancia, a la Iglesia monacal, que pasa a depender de los obispos. A partir del XI se necesita una Iglesia más jerárquica y organizada. Prieto Soria, historiador madrileño, denomina este proceso como; ""burocratización de la Iglesia"". En la Plena Edad Media se crea una tupida red de parroquias, arciprestazgos, arcedianatos, canonjías etcétera. Es un sistema administrativo y pastoral que logra la plena cristianización del norte mediante cuatro elementos:

  • La absorción, por parte de la cultura cristiana, de una parte de la cultura precristiana.

  • Una ortodoxia clara respecto a la doctrina.

  • Un esfuerzo exitoso de cara a la recuperación del patrimonio en manos de los laicos.

Disciplina, como consecuencia de todo ese esfuerzo, que siempre fue muy liviana. En la práctica (no en teoría) tuvo que hacer tres concesiones: la familia, con la no práctica del celibato, la extensión del concubinato o la sexualidad, el poder más el dinero y la absorción de las supersticiones, como parte de la religiosidad en la época feudal. En el siglo XIII, hay un arzobispo de Santiago, Pedro Muñiz, al que se llama el Nigromante.

En el tránsito de la iglesia monacal a la episcopal no se hace sin pagar un precio. La secularización de la Iglesia, supone la secularización del conjunto de la creencia religiosa

Cuando hablamos del auge de la Iglesia diocesana en la P.E.M., hay que hablar del punto de partida: en la Alta Edad Media solo existían, como sedes importantes, Iria, luego trasladada a Santiago, Dumio, cerca de Braga, Britonia, de origen celta para el norte de Lugo, y Pamplona, rodeado de vascones y no cristianizados hasta el XI. En el siglo IX se crearon los episcopados de Oviedo y Urgel, en Cataluña La Vieja.

Los clérigos son ahora mucho más cultos, si bien fue un proceso lento. Los conocimientos de latín, no del vulgar hablado, que también, sino del erudito para memorizar los evangelios, epístolas o oraciones se extiende Así, crecen las escuelas en monasterios y catedrales.

En el avance decisivo de la Reconquista, en el XIII, donde se llega hasta Sevilla y Córdoba, las Coronas de Castilla y Aragón heredan un territorio de población islámica que no se quiere convertir. El proceso de cristianización, a partir del sur de Toledo, tendrá lugar en los siglos XIV y XV. La historia evoluciona en dos etapas distintas norte-sur. Como las conversiones voluntarias eran pocas, el problema no se soluciona hasta 1502, donde se ordena la conversión forzosa. Pasan a denominarse moriscos. Así, el cristianismo se impone gracias a la fuerza y la emigración. Aún con todo, lo más efectivo es el nuevo sistema social de señores y vasallos, además de esa Iglesia mucho más organizada, a caballo de la "reorganización de su diócesis en señoríos feudales".

Entre los siglos XI-XIII se genera una tupida red eclesial. Tiene este carácter mixto que es muy efectivo, ya que sirve como señorío y como administración pastoral. Los monasterios se reforman. Durante la Plena Edad Media se generan, aprovechándose del nuevo sistema social, grandes monasterios benedictinos, que son también poderosos señores feudales. A la vez que refuerza su papel social, también se incrementa su función mental como oratores. Hubo tres procesos paralelos de reforma de la Iglesia. Son, los tres, de influencia francesa:

  • Reforma gregoriana: impulsada por el papa Gregorio VII, en el siglo XI. Destacamos dosdimensiones; conseguir que los reinos ibéricos declaren su fidelidad al Papa, en una época en que el Papado trata de centralizar y consolidar su poder. Que el nombramiento de los obispos pasase a ser atribución exclusiva del sumo pontífice. La liturgia también pasa a ser la romana, en vez la hispano – visigoda. En ese sentido, también como resultado de la reforma gregoriana, comienzan a ser obligatorios los sínodos, presididos por el obispo, y los concilios, que se adscribe al ámbito del reino, peninsular o más. El fin era buscar el control de la Iglesia y los creyentes. Parece un fracaso teatralizado, ya que, en los sínodos se hablaba de cara a la galería, sabiendo que se pecaba. Con todo, había que condenarlos por obligación de Roma. La que más se resistió, a nombrar obispos, fue la monarquía castellana.

  • Cluny (s. XI). Se inicia paralelamente a la reforma gregoriana. Supone la benedictización plenadel monacato. Se expande por toda Europa. Sus orígenes, en Francia, se remontan al siglo X. Eran los llamados monjes negros, a causa del hábito. No se valoraba el trabajo de la misma forma que con San Benito, en el VI. La orden está fuertemente centralizada, poseyendo un papel importante en lo que respecta a la promoción del Camino de Santiago.

  • Císter (s. XII). Nace en el monasterio de CÎteaux en Francia en el 1098. Se les llamaba losmonjes blancos, rompiendo con el hábito negro de los cluniacenses. Recuperan formalmente la obligación de trabajar para los monjes de sus monasterios. Pero la mayoría de los que trabajaban eran conversos, seglares generalmente, campesinos adultos no educados y que no podían tomar los votos, pero que vivían en el convento. Las granjas cistercienses jugaran un papel importante a causa de los avances tecnológicos. Rompen con la despreocupación del señorío altomedieval, en lo que se refiere a la productividad agraria. También juega un papel importante en la Reconquista, en los siglos XII y XIII. Es una orden más centralizada. Parte de las órdenes militares que combaten en la Cruzada, están sujetas a las reglas del Císter. En Aragón, cuenta más el papel del Císter en las órdenes militares; mientras que, en Castilla, cuenta más para la economía y la sociedad.

Este predominio de las nuevas órdenes religiosas está acompañado del predominio del Nuevo Testamento, que tiene como consecuencia una cristianización de la onomástica. La Alta Edad Media es germánica y veterotestamentario. También supone, este salto, una difusión de los curas, que ahora tienen que memorizarlo y, por tanto, un auge del uso de la cruz y de un marianismo -culto a la Virgen-. De esta Plena Edad Media datan los inicios de la pastoral cristiana; bautismo, catequesis, predicación, uso del santoral; culto a las imágenes… Se convierte en esencial para la cristianización de la sociedad y la liturgia. También data del XI la importancia de la penitencia y la peregrinación, como forma de salvación y hacer penitencia. En cuanto a la difusión del pastoral cristiano, no nos referimos solo a los nombres de los apóstoles de Jesús o a los mártires del cristianismo primitivo, sino también de los santos. Empiezan a aparecer santos en los reinos del norte, como san Rosendo de Celanova. Este ha generado "La leyenda dorada." Un libro de relatos hagiográficos, que fue uno de los libros más copiados en la Baja Edad Media. Realizado por el benedictino Santiago de la Vorágine, a mediados del XIII.

En el Concilio de Letrán de 1215 se exige que los creyentes debían confesarse, al menos, una vez al año. Cuando de verdad se empiezan a cumplir es tras el Concilio de Trento. El que dificultara sus intereses, no siempre religiosos, se le aplicaba la excomunión. La excomunión será un arma importante para extender la cristianización, al servir como castigo a aquellos que infringen la ortodoxia o los mandatos de la Iglesia. Con esa liberalización, en la Península, las herejías apenas tuvieron fuerza en la Plena y Baja Edad Media, ya que la Inquisición no llega hasta el XV, estando activa en Francia desde el XII.

Se decía que, en la Plena Edad Media, aparecen dos caras del cristianismo, en el norte pacífica, y, más al sur, violenta. En el siglo VIII, lejos de la guerra directa con el Islam, se origina el Camino de Santiago, que comunica Santiago con la cristiandad occidental. Santiago El Mayor será representado como caballero matamoros, (la Reconquista) peregrino (humilde peregrino) y sedente (poder). Finalmente se impone el Santiago peregrino, como reflejo de la nueva espiritualidad pleno-medieval. Esta está entrada en la vida de Jesús, que hizo de su vida un peregrinaje para predicar su verdad. Santiago pasa a competir con Roma y Jerusalén, a la hora de hacer balance de la peregrinación medieval. La vía de Jerusalén era peligrosa; la de Roma, la primera cronológicamente, al lugar de Pedro, era al centro del poder. Sin embargo, la peregrinación masiva a Santiago de Compostela, acaba siendo el mejor ejemplo del Evangelio, al realizar los peregrinos un viaje espiritual.

Este "cristianismo amigable" es posible gracias a la prosperidad económica y al consenso feudal. En la retaguardia norteña hay una sociedad pujante, y que beneficiaba a todas las clases sociales. También, había otro tipo de beneficios para los que partían al sur como repobladores o soldados. Para estos últimos, obviamente, será más importante la iconografía de Santiago Matamoros.

En el sur tenemos otra cara, menos amigable y pacífica del cristianismo pleno-medieval. Los siglos XI-XIII son los de la ofensiva cristiana con el apoyo papal, que le da el título de cruzada. Encontramos tres elementos nuevos, de lo que llamamos, desde el punto de vista goticista, la Reconquista: apoyo papal, participación fuerzas ultrapirenaicas y creación, con participación, de órdenes militares -templarios, hospitalarios, Calatrava, Santiago-. En ellas se funden dos de los estamentos; el de oradores y bellatores. Se conforman los monjes soldados. En el 1064 se inicia la rebautización, como Cruzada, de la Reconquista, con una cruzada franco -aragonesa para la toma de Barbastro. Reinaba el rey Sancho Ramírez y, como papa, Alejandro II. En 1123, Calixto II reconoce explícitamente la Reconquista como Cruzada, nombre que se usaba, hasta ese momento, para las campañas en Oriente.

No debemos dejar de lado las disidencias religiosas. No son herejías endógenas, que origina la propia religiosidad peninsular, sino de herejías, que llegan desde Francia y se instalan en Cataluña, fundamentalmente. Las herejías del XIII son:

  • Valdenses. Para el siglo XIII y como máximo exponente está Pedro Valdo. Poseen unareligiosidad rigorista, mediante una pobreza evangélica. Permitían predicar a los laicos, además de leer la Biblia en lengua romance.

  • Cátaros: Denominados puros o perfectos. También llamados los albigenses, por su origen enla ciudad de Albi. Buscaban la perfección y la pureza evangélica. Es un fenómeno de la Francia meridional, que contagia a determinadas poblaciones catalanas. La Inquisición se formó para luchar contra la herejía cátara. También habrá focos en Aragón, como consecuencia de los cátaros que huían al sur. En el libro; "Montaillou, aldea occitana, de 1294 a 1324,"de Emmanuel le Roy-Ladurie, se analiza y reproduce la vida de una aldea cátara.

Llegamos a la Baja Edad Media, con la crisis del feudalismo y la ofensiva de la nobleza. Ante la crisis de sus ingresos, la nobleza penetra en los territorios jurisdiccionales de la Iglesia. Toda esta crisis social afecta a la Iglesia, pero menos que a la nobleza, porque su poder descansaba menos en las armas que la nobleza. Hay que relativizar esto, ya que, lo dicho, vale más para la Iglesia monacal que para la episcopal. Esta crisis tiene también una dimensión pastoral. Ya, desde el siglo XIII, en plena madurez del sistema feudal y con una Iglesia integrada en las nuevas estructuras sociales y económicas, se genera una reacción popular contra el poder y la riqueza de la Iglesia. Esto se inicia en el XII, potenciándose con la crisis del feudalismo hasta el XV.

Con respecto a las herejías, llegan a Cataluña y, por ende, a Aragón influencias extrapeninsulares, ya no solo francesas, sino también italianas, a causa de la expansión mediterránea. Se trata de una serie de movimientos que podemos englobar en dos tipos: unos que funcionan dentro de la Iglesia institucional y otros que rompen con la Iglesia institucional. Serán perseguidos, pero no tanto, a causa de la inexistencia de la Inquisición y que, el poder político catalán – aragonés no persigue a estas herejías con dureza. La Iglesia se había cuidado mucho de mantener una red de hospitales (interés por los débiles), promoviendo la práctica de la caridad. Con la crisis del feudalismo esto no bastó, produciéndose, entre la Plena y la Baja Edad Media, un giro religioso con las órdenes mendicantes, por lo cual, los que daban limosna ahora la piden, dando testimonio evangélico.

Hablamos de las órdenes mendicantes; dominicos y franciscanos, que consideran su ámbito de actuación las ciudades. Su sistema de evangelización es la predicación, así como el ejemplo y la humildad como principios. Rompen con el aislamiento en monasterios de Cluny y Císter, y se muevan entre las gentes, vistiendo hábitos austeros.

  • Dominicos. Creados a principios del XIII, por Domingo de Guzmán. Se le ocurre, en elmomento en el cual participa en la Cruzada contra los cátaros. Es la Orden de los Predicadores. En 1250 ya tenían 20 conventos en la Península. El gran número de conventos se construían extramuros, porque, ya en el XIII, el propio despegue demográfico no dejaba mucho espacio libre dentro de las murallas. Era, en estos barrios de extramuros, donde estaban las gentes más pobres. Predican la pobreza y difunden el Evangelio. Sus orígenes están del lado más violento del cristianismo, ya que salen a la luz cuando figuran como componente esencial de la Inquisición.

  • Franciscanos. Es más coherente con esa vuelta al Evangelio. En el 1208, fundan el primerconventos en Italia y, en 1214, Francisco de Asís "hace el Camino." A finales del XIV existían 42 monasterios en Santiago. Se llamaban, a sí mismos, los frailes menores. Su rama femenina serán las clarisas. Fundan una tercera orden: la de los seglares casados, a veces ortodoxos, a veces heterodoxos. Los franciscanos fueron más consecuentes que los dominicos, y siempre estuvieron al filo de la herejía. El propio Francisco de Asís dejó, en parte, resuelto el problema. Peregrinó hasta Roma y se postró a los pies del papa. Significaba acatar la obediencia a Roma.

Donde se dieron estos fenómenos de herejías bajomedievales fue, fundamentalmente, en Cataluña y Mallorca, algunas zonas de Aragón y, en menor medida, Castilla.

  • Espirituales o fratricelli. El gran portavoz es Arnaldo de Vilanova, en el siglo XIII. Tenían una vida al margen de cualquier obediencia. Estaban en contra de la Iglesia institucional y de los franciscanos conventuales, ya que son una rama disidente del franciscanismo. Se denominaban los hermanos del libre espíritu, y tenían una concepción muy panteísta de Dios. Este está en todo a través del Espíritu Santo, que es consecuencia directa de la religiosidad animista indígena. Un ejemplo es a través del "Canto de las criaturas," de Francisco de Asís Confunden el Espíritu Santo con Dios, creyendo que el segundo estaba siempre presente a través del primero. No creían en los sacramentos, ni tampoco en la divinidad de Jesús. En esto último, se observa una influencia adopcionista.

  • Beguinas. Tienen su origen francés en el siglo XII. Son, fundamentalmente, viudas que tienenuna vida en común. No es una orden institucionalizada, sino una comunidad monástica femenina desregularizada. Poseen una mayor influencia en el XIV, y en el noreste peninsular. En cuanto a simplicidad y panteísmo, tienen una influencia valdense y franciscana.

  • Emparedadas. Las encontramos en Cataluña y Aragón. Para vivir en contacto íntimo con Dios,habitaban en celdas pegadas a los muros de monasterios e iglesias. Vivían de limosnas y de orar, más que de predicar y hacer penitencia, al estilo mendicante.

Conclusión. Las herejías de esta época fueron muy débiles para la Península, y se localizaron en las partes con mayor relación con Francia e Italia. Esto es lo que explica que, prácticamente no hubiera Inquisición medieval, la cual fue creada, en 1478, por los Reyes Católicos.

TEMA 10.

Monarquía, reinos y coronas en la península ibérica

Primero vamos a tratar algunos conceptos. En el sistema feudal se daba una delegación del poder del rey, depositario de la soberanía, a los señores feudales, pero también a ciudades o a territorios, donde se respetaban los fueros. Son tres, las atribuciones de poder que se desplazan del rey a los señores jurisdiccionales: administración de justicia, capacidad para formar ejército y cobro de tributos.

El feudalismo hispánico es el responsable de esos cinco siglos de Edad Feudal, donde esos reyes no fueron capaces de crear un Estado unificado, a la manera goda. Los estados feudales, en la Península, generan unos reyes débiles, algo típico de la Europa Occidental, pero aquí tiene unos rasgos especiales, dado la fragmentación geográfica, política y económica. Los reyes, que dependían siempre de los señores feudales, comienzan a emplear, en la Plena y Baja Edad Media, a las ciudades como contrapeso al poder nobiliario.

A la monarquía, solemos denominarla como la superestructura del sistema feudal¸ frente a la infraestructura económica y social, pero con un elemento particular, que es la unidad indisociable entre la vertiente económico-social y lo político. Tiene, aquí, especial interés el ámbito de la cultura y las mentalidades. Fuera ya del determinismo simplista del marxismo del siglo pasado, debemos atenernos a denominaciones complejas, propias del sistema feudal.

Como ejemplo de la pertinaz influencia de la infraestructura sobre la superestructura está en lo que, algunos autores, denominan "el particularismo hispano." Está en el resurgimiento de movimientos identitarios, que se producen en el momento de cambios históricos de importancia. Anima la conflictividad social.

Si nos fijamos en la Reconquista, uno de los factores que llevaron a que se extendiera por un tan largo período de tiempo es ese particularismo hispano. Acabó fragmentando el poder andalusí a partir del XI, y también en el norte. Por otro lado, el factor de formación del modo de producción feudal ibérico capacita a los reinos para crear unos ejércitos poderosos y centralizados.

El Estado juega un papel activo en la formación del feudalismo, ya que si no hubiese desaparecido completamente, no se hablaría de su debilidad. De forma contradictoria, el feudalismo genera el Estado feudal. Este tipo de Estado presenta pocas atribuciones, pero con las que tiene, contribuye a entender las relaciones sociales y las tareas que la clase feudal se proponía, sobre todo, en la Reconquista.

Otro concepto a aclarar es el de reyes y coronas. Como hemos dicho, la debilidad de los reyes es característica de las etapas pleno y bajo medieval. En ese contexto, la autoridad real sólo es debidamente efectiva en las ciudades y tierras de realengo, es decir, en aquellas tierras y centros urbanos que tenían al rey como su señor feudal. Sobre esa parte, siempre menor en Castilla y Aragón, realmente, la monarquía, tenía unas atribuciones directas sobre una pequeña parte de la población, además de unas atribuciones etéreas sobre la mayoría, sobre todo en la corona de Castilla por lo que suponía la monarquía unificada sobre los reinos que se fueron añadiendo. A diferencia de Aragón, que no se respetaba cualquier tipo de institución real. Por ejemplo, en Galicia, ser vasallo del rey era casi como la libertad, debido a las fuertes condiciones en cuanto a rentas y servicios de los señores feudales. No es el caso del resto de Castilla, con confrontaciones de ciudades y tierras con la monarquía. En Galicia se quería huir del dominio señorial al real por la propia correlación de esas dos fuerzas. En el resto de territorios, la capacidad del rey para ejercer su autoridad es muy limitada.

En el siglo XIII tiene lugar, en la corte de Alfonso X, un intento extraordinario de dotar a la monarquía castellana de una doctrina que justificase su soberanía sobre la población y los señoríos feudales. Para ello se trata de imponer el derecho romano sobre el consuetudinario, pues, en ese derecho, destacaba la res pública sobre los poderes señoriales. Tuvo escasa fuerza en la vida social y política, siendo más bien teórica. En las "Partidas" encontramos, con detalle, todo un desarrollo jurídico, influido por el derecho romano y la filosófica escolástica de Tomás de Aquino. Pero, las "Partidas", no tuvieron apenas implantación, sino que siguió primando el derecho local consuetudinario en sus recopilaciones de fueros viejos. Cuando Alfonso XI, en el 1348, intenta introducir en el ordenamiento de Alcalá las Partidas para dictar sentencia, lo hace en cuarto lugar. En primer lugar se ubican los usos y costumbres, en segundo lugar las sentencias de los jueces locales, y en tercer lugar las compilaciones. Es un gran fracaso de Alfonso X, aunque relativo, ya que da un nuevo aire a la monarquía asediada por los poderes feudales. Las "Partidas", a partir del XIII, servirán para la formación de juristas reales y para hacer propaganda escrita de la monarquía. Hasta el XVI, con el Estado moderno, las "Partidas" son unas herramientas indispensables para el derecho moderno. Hoy día, es una buena herramienta para el historiador, al ser un testimonio de la mentalidad de las gentes de ese momento.

La reacción señorial de la Baja Edad Media, con la crisis económica – social, impedirá la consolidación, o más bien, la creación de ese gran estado al que siempre aspiraron los monarcas. La crisis económica social y mental de lo feudal, que se inicia en 1348, aunque se trata de una fecha simbólica, provoca continuos conflictos civiles y revueltas sociales.

El rey era acompañado, en sus labores, por una corte o curia feudal, que así quedaba reflejada en la documentación. Estaba compuesta por una serie de señores, que le debían obediencia vasallática por dos vías:

  • Auxilium: defender al rey con sus ejércitos privados en las tareas de la guerra.

  • Consilium: asesorar al rey (la corte). El origen del feudalismo está en la relación de la clase dirigente. La relación de señor y vasallo, en su origen era la relación del rey con los nobles que le rodeaban, exigiéndose obediencia y vasallaje.

En cualquier caso, el grueso de la población estaba más ligada íntimamente con su señor feudal que con el rey (de naturaleza política), al que se le veía como una figura lejana. Lo primero, vasallo de un señor, primaba sobre lo segundo, súbdito de un rey. La importancia queda explícita tanto si se habla de coacción como de consenso. Aún con todo, el rey es una figura concreta. Desde la Plena Edad Media toma la iniciativa, al menos en aquellos aspectos que la corte feudal o los fueros viejos le permitían. En ocasiones el rey es llamado, en los tratados políticos, "príncipe," sobre todo en la Baja Edad Media. Las funciones del rey se describen según el fuero viejo de Castilla, que luego se recogen en las Partidas. Privilegios;

Alta justicia. Esta se encuentra por encima de la justicia señorial, aunque está muy limitada en su aplicación. La apelación es en última instancia, si no se resolvía en una primera parte. El problema de la justicia, en época feudal, radica en que, el rey, es juez y parte. El señor imparte justicia, pero, según los temas, también era parte interesada en el conflicto. De ahí que se deriven, del proceso jurídico, conflictos sociales. También cabía la posibilidad de resolver conflictos en casos de que sucediesen en la corte. Estos eran determinados delitos, atroces en general, que correspondían a esta jurisdicción. Se llevó a cabo, sobre todo en conflictos internos de la nobleza y en los lugares de realengo, no más. Tiene, eso sí, una gran importancia simbólica, además de adornar el poder monárquico.

Acuñar moneda. Se reconoce el papel del rey en la nueva vida económica. Se relaciona con la industria, el comercio y las ciudades. En cada nueva ciudad, suele haber un documento del rey o de un señor local avalado por el rey. Son atribuciones residuales desde el punto de vista señorial.

Liderar el ejército. El rey tiene derecho a proclamar la guerra, a dirigirla y a coordinarla. El factor, para la Península, es el más importante respecto a los otros dos. En ningún momento se le concede al rey la posibilidad de formar un ejército permanente, algo que sí poseían sus señores en sus territorios.

Por otro lado, en la Plena Edad Media, los ingresos/tributos del rey provienen de los impuestos del comercio y la guerra. En ésta última, se solicita dinero a las ciudades a través de las cortes. Esta petición se acabará configurando como un impuesto fijo.

La guerra es la base del poder real en la Península Ibérica. Es la primera tarea que justifica dicha institución, y la única posibilidad de mantener ocupados a la nobleza y al alto clero, ya que supone la oportunidad de obtener nuevas tierras a cambios de servicios y homenajes. El rey no podía conceder estas "mercedes" a causa de su escaso patrimonio. Necesitaba de las tierras conquistadas para mantener fieles a los señores feudales, sobre todo a los laicos, los principales beneficiarios. La evolución del poder político militar, monárquico, de norte a sur no tiene explicación sin la guerra. Es el factor más importante para acercarnos a la monarquía como institución. Es la guerra permanente, no en un sentido cronológico, sino a la hora de marcar las instituciones. La guerra define el mapa y la evolución de los reinos hispánicos por la superficie de la sociedad. En esta superestructura se generan, durante la Plena Edad Media, tres fenómenos interrelacionados;

La existencia de reinos sin reyes propios. El reino de Galicia existe entre el V-XV. Es un reino social, sin rey propio. No tiene rey propio desde el fin del reino suevo, con dos excepciones. El rey don García II, en el siglo XI, o el caso de Alfonso Raimúndez, coronado como rey de Galicia en Compostela, por Gelmírez, aunque fuese la plataforma para tomar el poder en León. Será el rey Alfonso VII. En los siglos XIV y XV, hemos detectado un siglo sin presencia física de ningún rey de Castilla en Galicia. Esto ayuda a crear la noción de rey imaginario, es decir, ni conocían el nombre del rey, ni su persona. Sólo a través de representantes, cartas o monedas.

Una característica acumulativa de las coronas de la Península. Los reyes sí que cumplieron esa función ideológica, no escrita, que tenían, el rey y su corte, de llevar a cabo la profecía goticista en favor del triunfo de una España de inspiración goda unificada frente al Islam. Esto lo acaban consiguiendo los Reyes Católicos en el XV, pero es iniciada por los monarcas asturianos en el VIII. Es un éxito que tiene que ver con el principio de representación social, tanto en un sentido de mentalidades como en otro de representación social directo. Fueron capaces de asumir y difundir un imaginario político – religioso. Consiguieron, al mismo tiempo, resultados económicos – sociales importantes para la nobleza, al obtener nuevas tierras, así como para la cosa pública, gracias al auge de las ciudades. También con la finalidad de obtener su apoyo político, aunque en un segundo lugar.

Monografias.comDe manera que, ya en el XII, pero sobre todo en el XIII, se crea al lado de la curia feudal, las Cortes del reino. Buscan que las ciudades tengan una representación directa cerca de la monarquía. La razón inicial era conseguir fondos para financiar las guerras. Estaban también representados la nobleza y el clero. Era ansiado, este apoyo, por el poder arbitral del rey. La creación de las hermandades en las ciudades, con atribuciones de justicia, servía para garantizar el orden público (ejército) en situaciones delicadas, caso de guerras, crisis sucesorias, vacíos de poder, posibilidad de nuevos tributos. Un ejemplo es el de la Santa Hermandad. Fue una concesión generosa y a la vez interesada a las ciudades, ya que siempre se busca un contrapeso, de apoyo político, a la nobleza feudal. El máximo de ese apoyo mutuo llegó en 1467, con la Santa Hermandad del Reino de Galicia, consiguiendo del rey Enrique IV el apoyo a sus actividades.

A la hora de hablar de la evolución histórica que lleva a la consolidación de los reyes hispánicos encontramos una profusión confusa de reyes y batallas. Vamos a destacar dos rasgos que parecen fundamentales entre los siglos XI-XV.

Encajonamiento de algunos reinos del norte peninsular, caso del Reino de Galicia, de Navarra y el Principado de Cataluña, favorece la fortaleza y diferenciación de los factores económicos, sociales y culturales que caracterizarán a gallegos, vascos y catalanes. Menguado en poder político, estos reinos/principado, intensifican esta diferenciación, que tiene la máxima expresión en la potenciación de las lenguas romances o de la primitiva lengua euskera

El Reino de Galicia forma parte, sucesivamente, de los reinos de Asturias, León y Castilla desde el momento en que es absorbido por el Estado visigodo, en el período anterior. Es un proceso clásico de encajonamiento, porque cada vez Galicia queda más lejos de la Corte. Deja de ser frontera con el Islam muy tempranamente, siendo un reino de retaguardia. No se beneficia tanto de todas las nuevas tierras y privilegios, ya que su vivencia no es de frontera o no participa activamente en la Reconquista. El momento decisivo del encerramiento es en 1085, cuando la capital pasa de León a Toledo. Queda agravado por la separación de la Galicia del sur, la Galicia Bracarense, que será el germen del reino de Portugal en el 1143. La pérdida total de influencia de este reino en la Corte, tiene lugar en el 1230, cuando muere el rey leonés Alfonso IX. Esto implica una feudalización del reino de Galicia más temprana y específica

El Reino de Navarra reúne las provincias vascas y la Rioja. Siempre estuvo, a partir del X, encajonado entre lo que sería Castilla y Aragón. Tuvo su momento más brillante en el siglo XI, con Sancho Garcés III el Mayor, muerto en 1035. Para ese momento reunía Castilla y los Condados Catalanes. El rey llegó a tomar León (1034) y a proclamarse Imperator totius Hispaniae, redundando en la idea goticista. Con Sancho IV, que muere en el 1076, el reino desaparece como tal durante 67 años. Quedan repartidos, los territorios, entre Castilla y Aragón. En 1143 vuelve a reaparecer, resaltando lo efímero y cambiante de los reinos, mediante herencia o guerra de tronos. En el 1200, el reaparecido reino de Navarra pierde Álava-Guipúzcoa a manos de Castilla, quedándose sin ninguna salida al mar. Desde ahí, orientará sus miras al otro lado de los Pirineos. La anexión forzosa del reino por parte de Castilla se produce en el año 1515, si bien conservan los fueros viejos. Esto se debe, seguramente, por influencia de Aragón, más que de Castilla.

Cataluña. Al igual que Galicia, se integra en una entidad política superior, que es la corona de Aragón. Uno de los tres condados sirvió de base para la creación del Condado de Aragón, que por estar mejor situado geográficamente, fue una plataforma para la Reconquista. Hay que decir, no obstante, que Aragón respetó la categoría de los territorios que iba anexionando. Los aragoneses, supieron valerse del potencial económico catalán para expandirse por el Mediterráneo, en los siglos XII, XIII y XIV. En el X se produce la independencia de los Condados Catalanes con respecto al Imperio Carolingio. En el XI, es el momento de la hegemonía del conde de Barcelona con respecto a los demás condados, además del momento en el cual se empieza a configurar el feudalismo. En el XII, el condado de Barcelona -ya de Cataluña- se integra en Aragón. En el XIII colonizan Valencia y Mallorca bajo el paraguas del reino aragonés, extendiendo el catalán a lo que hoy se llaman los Países Catalanes. En el XIV se constituye la Generalitat de Cataluña. Cataluña pasa de ser un condado a ser un principado en ese siglo. En 1410 muere el último conde de Barcelona. Fue un encerramiento hacia afuera. Fue provechoso, al ser una zona muy desarrollada en los temas de competencia real, con ciudades comercio, industria y economía monetaria. Todo esto explotará con la crisis de Cataluña y su re – señorialización, a partir del XIV. Es una especie de reacción de la nobleza contra la crisis y los intentos de las burguesías urbanas y comerciales de conseguir un espacio de poder, siendo apoyados por la monarquía. Se notó en el XV, en el Principado de Cataluña. Como en los otros casos, el encajonamiento reafirmó la identidad catalana.

Expansionismo de otros reinos, caso de Castilla y Aragón. Son fronterizos con el Islam, y prueba de como el poder político – militar avanzaba hacia al sur, conforme avanzaba la Reconquista. El poder monárquico es síntoma, causa y consecuencia del avance de la Reconquista. La base social del esfuerzo reconquistador es la nobleza -laico y eclesiástico -, además de ser su principal beneficiadora. Están muy vinculados a la conformación final del Imperio Español, en el XVI.

Castilla. En el 932, el condado de Castilla es autónomo con respecto al reino de León. En 1037 tiene lugar el primer intento unificador de León y Castilla. En 1212 tiene lugar la batalla de Navas de Tolosa. A partir de aquí, la Reconquista avanza muy fuerte, con el reino de Castilla, de León y Portugal En 1230 tiene lugar la integración definitiva de León en Castilla, siendo las cortes leonesas absorbidas por las castellanas. El siglo XIII es cuando se consolida la hegemonía territorial y política en la Península Ibérica, siendo más de la mitad del territorio peninsular perteneciente a Castilla. Es un éxito económico -social, pero también de mentalidades colectivas, ya que son los dueños de la franquicia goticista. El rey es el depositario de los destinos, que según la ideología de Cruzada se atribuían a las monarquías hispánicas.

Aragón. Avanza paralelamente a la expansión castellana, pero sin tener tan claro el objetivo final. Además, tenía otras opciones de expansión territorial, como el Mediterráneo o el sur de Francia. Se forma en el XII, a través de la integración de Cataluña y Aragón. Se pactan acuerdos con la Corona de Castilla y León, de cara a la lucha con los almorávides, pero hay un conflicto con Castilla y León, es decir, en el enfrentamiento entre Urraca I y Alfonso el Batallador. Después se delimitan unas zonas de marcha hacia el sur, para evitar enfrentamientos. Estas zonas siempre favorecieron a Castilla, a causa de tener más fuerza en la negociación. En el XII, la expansión se da por el sur de Francia, por la Provenza y el Languedoc. El rey aragonés Pedro II cayó en Muret, en el 1213, lo que frenó la expansión aragonesa por el sur francés. Desde entonces se enfocó, la expansión, hacia el Mediterráneo. Con Jaime I el Conquistador se ocupan Valencia, por caballeros catalanes, y Mallorca. En el 1244 se unen a Castilla y derrotan a los musulmanes en la batalla de Almizra. Después se renuevan los acuerdos del XII. Pero se da un esquinamiento de la corona de Aragón en el territorio hispánico. El Mediterráneo, y las buenas relaciones internas de los reyes aragoneses con los nobles catalanes durante la Plena Edad Media, compensan la dificultad por obtener nuevas tierras después de la batalla de las Navas de Tolosa, en la cual esta Corona no participó.

En el XIV, a raíz de la victoria de Enrique de Trastámara sobre Pedro el Cruel, se inicia un proceso de re-señorialización a cargo de la nueva nobleza trastamarista. Esto lo explicó Salvador de Moxó, medievalista español, siendo esta nobleza mucho más agresiva. Esta nobleza, posterior a 1369, llevará el espíritu expansionista a nuevas tierras de infieles, más allá del Atlántico y a partir de 1492.

TEMA 11.

Identidades medievales en la península ibérica

Para empezar, explicamos algunos de los conceptos que emplearemos para desarrollar el tema:

El primer concepto que hay que tener claro es que hay una tradición, en la cual se distingue entre nación y nacionalidades, y que está plasmada en la Constitución española de 1978. Aquí fue donde se propone el término de nación para España, y el de nacionalidades históricas para Galicia, Cataluña y Euskadi. Todas ellas tienen en común que son soporte de un idioma propio o, mejor dicho, que el idioma propio acompañó al proceso de formación nacional a lo largo de la Edad Media.

Siguiendo a Marx, este emplea el uso de la nación para todos los periodos históricos. Por otra parte, son las Ciencias Sociales las que han puesto de moda el concepto de identidad. La mayoría de las CC.AA. actuales, se pueden considerar que tienen una identidad propia, con in origen en la Edad Media. Nos referimos a regiones como Andalucía o Aragón.

Es pertinente tratar este tema y en esta asignatura, porque, si algo se puede demostrar empíricamente, esta es la sincronía cronológica entre la formación de las nacionalidades medievales y la formación del feudalismo. Decir también que, dentro de nuestra opción historiográfica, hemos encontrado la clave explicativa de la formación de las nacionalidades. Radica en la relación que existe entre la sociedad y la cultura, o la sociedad y la lingüística.

Evidentemente, los fenómenos nacionales atraviesan un modo de producción. Una de las razones es que no dependen del ámbito político, donde la fluidez de los cambios es extraordinaria. Ni tan siquiera depende de los cambios de un modo de producción a otro, por mucho que el concepto de nación cambia según las diferentes formas de producción. Aquí nos centramos en la época medieval, donde surgen las identidades nacionales en Europa.

La historiografía española no ha prestado atención a este fenómeno por dos motivos. Debemos tener presente, en primer lugar, la existencia de dos grades corrientes:

La historiografía tradicional, centrada en el ámbito político, militar, narrativo, diplomático e institucional. Aquí solo interesa el Estado-nación. Entre otras cosas, porque el positivismo es fruto del nacionalismo decimonónico. Incluso, luego, los nuevos historiadores de la economía y de la sociedad, tampoco trataron el tema. Simplemente, a la hora de investigar se adaptaron al contexto político. De esta forma, vemos que cualquier manual de Historia Medieval de España, que aborda la economía y sociedad, toma como referencia reinos y coronas, adaptándose a los esquemas de la historia positivista-tradicional. Hay que decir que, también supone una complejidad grande tener que tratar con varias especialidades a la vez, ya que para tratar el problema de la identidad, hay que tocar historia social, económica, política, de las mentalidades, cultural etc. En ese sentido, esto va a contrapelo de la fragmentación historiográfica, que se produce gracias al descubrimiento de nuevos ámbitos para los historiadores, por parte de la historiografía renovadora del siglo pasado.

Una nueva historia, representada por la Escuela de Annales y el marxismo.

Como conclusión se añade que, las variedades del feudalismo, junto a las variedades lingüísticas producen las nacionalidades medievales en la Península ibérica.

Ya vimos, en temas anteriores, como en la P. Ibérica el peso tan diverso de la geografía, la economía y la sociedad generó el denominado particularismo hispano, es decir, la tendencia constante, en momentos de cambio, a encerrarse en determinados territorios, la mayor parte de las veces estancos respecto a los territorios vecinos. Eso es así desde la caída del Imperio romano hasta la transición al feudalismo.

Lo que vamos a ver es como ese proceso de particularismo hispano genera nacionalidades específicas durante la Plena Edad Media, como consecuencia, no sólo de los cambios económicos y sociales en un contexto geográfico muy diversificado, sino también de la evolución del latín vulgar a las lenguas romances, adaptándose a los cambios que hubo en la propia evolución del feudalismo. Hay que decir que, cuando los hispanos hablan ese latín vulgar, no tienen conciencia de estar hablando una lengua distinta del latín, es, simplemente, un latín popular influenciado por las lenguas indígenas. Eso no ocurre con las lenguas romances, ya que se tiene conciencia de que es una lengua distinta, y una toma de conciencia al pertenecer a una nación distinta. Con esto, ese particularismo genera lenguas y nacionalidades distintas, y eso, además, va a ser para varios siglos.

Hay que decir que, en la Alta Edad Media cristiana, se generalizan las lenguas romances en el ámbito oral. Ya en la Plena Edad Media, se produce su transición a la escritura. Es un proceso coetáneo del Pleno Feudalismo.

Antes distinguíamos entre nacionalidades y regiones en la P. Ibérica, desde el punto de vista histórico medieval. La razón más importante son las lenguas diferentes. Partimos del hecho de que, el mayor factor de diferenciación social entre nacionales en la P. Ibérica es la lengua, y que ha generado comunidades de nuevo tipo, de un tipo nacionalitario de muy larga duración, que ha llegado hasta hoy.

¿Cómo se produce la formación de esas lenguas romances en los espacios que generan las nacionalidades medievales? Es la consecuencia de que, en algunos espacios peninsulares, se ha dado un mayor grado y una mayor duración de interacciones sociales en un espacio relativamente homogéneo. Esto ha conformado unas fronteras lingüísticas y sociales paralelas.

Ejemplo. Si se nos pregunta hasta donde llegaba el Reino Medieval de Galicia, pues, llegaría hasta donde llegó el gallego hablado y escrito, lo que viene a incluir el occidente asturiano y el Bierzo leonés. Fernando el Católico, en un viaje a Galicia para reunirse con el Conde de Lemos, dice al llegar a Ponferrada que ""estamos en las puertas de entrada del Reino de Galicia"". Existe también una cierta homogeneidad social, como prueba está la extensión de la Revuelta irmandiña a estas zonas. De hecho, los irmandiños persiguieron al Conde de Lemos hasta Ponferrada.

Por lo tanto, si decimos que el mayor factor diferencial de las nacionalidades son las lenguas, hay que añadir, a continuación, que esa identidad nacional es una identidad social, eminentemente popular, ya que la conversión del latín vulgar a las lenguas romances es un fenómeno de abajo-arriba. De ahí que esto reste importancia, desde el punto de vista de creación de entidades nacionales, al fenómeno más elitista de la consolidación de las lenguas romances en el ámbito escrito. De este modo, hablamos de una identidad popular, y que abarca al conjunto de la sociedad, no solo a unas élites. De hecho, la lengua de uso habitual generó una literatura propia, salvo en el País vasco, lo que no restó fortaleza a su identidad nacional.

Sobra decir, con todo esto, que no existe correspondencia entre las nacionalidades medievales de la P. Ibérica y los estados que se suceden, mucho más inestables. Donde se produce este fenómeno de tipo nacionalitario es en el norte de la Península, extendiéndose luego hacia el sur. El sur, nos referimos al sur de Toledo, se encontraba bajo el dominio de Al-Ándalus, y se desarrolló, en todo caso, bajo los Reinos de Taifas, por lo que no conoció ese proceso de feudalismo cristiano occidental, así como tampoco el surgimiento de las lenguas romances a partir del latín medieval. Por tanto, las regiones del sur, sólo fueron receptoras a partir del XIII, con la expansión de los reinos cristianos del norte.

En este discurso nos estamos refiriendo a las cuatro nacionalidades medievales, surgidas en el norte peninsular: Galicia, Cataluña, País Vasco y Castilla. Todas ellas surgen de abajo-arriba, tanto en lo que toca a la formación del feudalismo como a la formación de las lenguas romances, jugando el papel político un papel subalterno. Una relativa excepción a esto último es el caso castellano, que se trata de una nacionalidad de tipo expansivo, al contrario de las otras tres. Es a causa del encajonamiento de los reinos del norte, como consecuencia del avance de la Reconquista.

Decíamos que no se corresponde nacionalidades medievales con estados, y más bien, lo que pasa, es que cada nacionalidad pertenece a monarquías diferentes:

En el caso de Galicia, desde el siglo VI con la época del Reino visigodo, pertenece, ya, a ese reino, luego a Asturias, León y Castilla, de forma sucesiva. Además, en el XII, la parte sur de Galicia se separa, y forma el Reino de Portugal. En el período pleno-medieval, deberíamos referirnos, más bien, a una nacionalidad gallego-portuguesa, y que se sigue desarrollando al margen de la pertenencia de la Galicia norteña a Castilla.

En lo que concierne a Cataluña, los Condados Catalanes pertenecieron al Imperio carolingio, y a partir del XII a la monarquía aragonesa.

En cuanto al País Vasco perteneció, sucesivamente, a Navarra y Castilla, mientras que la parte francesa dependió del reino franco e incluso, por momentos, al Reino de Inglaterra, en los momentos en el cual, el ducado de Aquitania, perteneció a este reino.

En el caso de Castilla, es una relativa excepción, ya que genera su propio Estado a cuenta de su expansión en detrimento de Al-Ándalus. Castilla, que empezó siendo un condado del Reino de León, genera ese estado propio, configurándose como una monarquía acumulativa y cada vez más plurinacional.

Hay que insistir en que si no dependen de los Estados, ¿de qué dependen? El factor fundamental es la formación de lenguas diferenciadas y de la evolución del feudalismo. Esa sincronía se produce cuando se alcanza el feudalismo pleno y las lenguas romances pasan a ser literarias. Por tanto, lo que tiene de específico cada tipo de feudalismo, es que desarrolla, en los espacios cristianos del norte, sociedades diferenciadas y lenguas romances distintas, a través de tres vías de interacción de tipo horizontal al margen de toda la jerarquía feudal. Es importante valorarlas, porque ese tipo de interacción genera maneras distintas de hablar. Siempre que existan límites de tipo social se reflejan en los límites lingüísticos, o viceversa.

La forma en que se genera una lengua aparte se produce a través de seis vías:

La red viaria romano-medieval, que se hace más densa conforme nos acercamos al momento de la revolución feudal.

La Iglesia como red social, con misas, romerías etcétera. Supone la concentración de gente.

Los mercados, las ferias y las ferias ambulantes que se mueven de un lugar a otro. Ya en la Plena Edad Media se consolidan esos nudos de relación social, que será la red urbana.

La red de fortalezas, uno de los atributos de la revolución feudal del año 1000. Torres y castillos son el lugar al que se acude a pagar las rentas y, en ese sentido, son también centros de comunicación.

La cultura popular oral, con los juglares difundiéndola de un lugar a otro, ya que se aprovechan de las redes antes comentadas.

En un momento algo posterior se consigue una consolidación de la red urbana. Las ciudades dan un impulso decisivo para la puesta por escrito de esas nuevas lenguas romances.

Sintetizaremos las características de ese doble proceso de formación feudal y lingüísticocultural para cada una de esas cuatro nacionalidades.

Galicia. Encontramos, aquí, un reino social sin rey ni instituciones propias, como es común en esa centralista Corona de Castilla. Se produce el fenómeno del encajonamiento, donde deja de ser fronterizo y, por tanto, se producen unas intensas relaciones internas de ese reino, fundado por los suevos en el siglo V, y que se inician ya en la propia Alta Edad Media. Como ya se dijo, la frontera entre la Galicia norte y sur, después de la fundación del Reino de Portugal, no existe en ese aspecto de comunicación y de comercio. De hecho, los señoríos eclesiásticos y laicos tenían patrimonio y vasallos, tanto en Galicia como en Portugal.

Otra característica de este reino social, sin casi influencia política en la conformación de esta identidad gallego-portuguesa, es el carácter clerical de su feudalismo. La tierra de Santiago del siglo XII, con Gelmírez a la cabeza, es el mayor señorío feudal de la Península Ibérica, de manera que, la nobleza gallega, juega un papel subalterno, aunque siempre presionando. Esto reduce al mínimo las tierras de realengo en Galicia.

Esta situación se explica porque, desde el tiempo de los suevos, la Iglesia establece una alianza con los sucesivos poderes. Así, la red parroquial ya tenía un papel importante en el siglo VI. Hay, también, un proceso de cristianización de las élites muy precoz. En el siglo IX, viene la invención del sepulcro del apóstol, lo que genera unas donaciones continuas por parte de los monarcas asturianos y leoneses a la Iglesia gallega, tanto a los obispados como a los monasterios. Después, vino el refuerzo del Camino de Santiago, que favoreció que, Galicia, estuviera a la hora de la revolución feudal hacia el año 1000. Además, el Camino fue un factor de conciencia diferenciada para los habitantes del reino social de Galicia.

A partir de 1369, una nueva nobleza trastamarista pasa a ejercer una hegemonía violenta sobre la parte eclesiástica de la clase feudal. Ejercen un proceso de re-feudalización respecto al mundo de los vasallos. Así, se apropia de los señoríos eclesiásticos, terminando en un siglo con la hegemonía de la Iglesia.

Esto acaba generando, en las clases populares, una reacción revolucionaria, que llevó al poder, entre 1467-69, a la Junta General de la Santa Hermandad del Reino de Galicia, máxima expresión de la nacionalidad gallega medieval.

La transición del latín vulgar al romance genera una lengua única, desde el Duero hasta el Cantábrico, de manera que, cuando el Condado portucalense crea una monarquía propia en el XII, es demasiado tarde, en el sentido de que, tanto en el norte de Portugal como al sur de Galicia, el gallego ya era la lengua preponderante. Lo que realizó el nuevo poder monárquico portugués, fue hacer suya esa lengua que, ellos, habían construido con la Galicia del norte a lo largo de los siglos anteriores. Durante los siglos XII y XIII, se da el paso de la lengua gallega, ya preponderante en los siglos anteriores, al ámbito escrito, con un grado de conciencia importante. En la "Historia Compostelana" siglo XII, hay, como es muy habitual en los textos en latín de esa época, interpolaciones de palabras gallegas. El gallego sustituye a cualquier otra lengua en la Galicia medieval, pero es animado por la fuerza popular, siendo asumida por las clases dirigentes del entramado feudal. Eso no pasará en el País Vasco, pero si en Cataluña y Castilla. La generalización del paso de los documentos administrativos al gallego lo sabemos gracias a la documentación de los monasterios gallegos. En cambio, sólo en tiempos de Alfonso X encontramos en Castilla una preponderancia del gallego como lengua literaria. Por otro lado, en Portugal, será hegemónico en la administración. Eso es consecuencia del feudalismo pleno, porque si tiene que haber pacto feudal, hay que hablar una misma lengua. En el siglo XIII la documentación de la administración monacal es totalmente en gallego. En la lírica, ya dijimos que el rey Alfonso X la adoptará, sobre todo en las " Cantigas de Santa María" .

La separación de Portugal no interrumpe, insistimos, ese tránsito del gallego oral al escrito, aunque debemos hablar de gallego-portugués. Otra cosa es cuando la monarquía portuguesa, siguiendo el ejemplo de Castilla y Aragón, completa la conquista hasta el Algarve, adquiriendo su feudalismo matices distintos al del noroeste, siendo ahora más colonizador.

Cataluña. Llega al feudalismo y a la formación de la nacionalidad de una manera distinta al caso gallego. Encontramos unos condados siempre pertenecientes a una entidad superior, primero con el reino franco y después con Aragón, vueltos hacia sí mismos por ese encajonamiento, ya que la expansión por el sur es obra de Aragón. Encontramos, aquí, la creación de una entidad nacional medieval completa, donde cambia todo el sistema social al igual que el lingüísticocultural, sobre todo en Cataluña la Vieja, es decir, las provincias de Barcelona y Gerona. A diferencia de Galicia, aunque formando parte de una corona superior, la nacionalidad catalana tiene instituciones propias que, a partir del siglo XII, giran en torno al conde de Barcelona, que ejerce su hegemonía, primero en la Cataluña Vieja y luego en la Cataluña Nueva, es decir, las provincias de Tarragona y Lérida. Realmente, acaba siendo un principado, ya que el conde de Barcelona es una especie de rey de segundo nivel que lidera, en lo político, la nacionalidad catalana desde el XII hasta el XV.

En este principado feudal, además de un cuasi-rey propio aunque el Principado se instaura oficialmente en el XIV, encontramos fueros. De especial relevancia son las recopilaciones del derecho consuetudinario catalán, las Cortes propias, la Diputación de las Cortes, que se convierte en Generalitat, etc. La existencia de estas instituciones específicas de Cataluña, aunque no adopten ningún papel activo en la formación del idioma, favorecen el tránsito del catalán hablado al catalán escrito. Esas instituciones propias facilitan que, Cataluña, sea el motor económico de la Corona de Aragón, y que mantenga, dentro de ésta, un poder que no logrará Galicia a partir de la unificación de Castilla y Aragón.

Otro rasgo importante es la consolidación de un patriciado fuerte, que llega a unos niveles de estatus y poder semejantes a los de la nobleza, contando con el apoyo del rey de Aragón en el marco de Barcelona como gran urbe peninsular. Esta era un centro comercial e industrial, punto de partida de la expansión aragonesa por el Mediterráneo. La nobleza e Iglesia feudal, en Cataluña, juegan un papel relativamente subalterno, en detrimento del patriciado urbano y la vida urbana con sus actividades comerciales y artesanales.

En el proceso de encerramiento, cuando la Reconquista avanza cara el sur, Cataluña juega un menor papel, por lo menos para la alta nobleza. Con este encajonamiento se produce un incremento de la presión señorial sobre los campesinos vasallos/payeses. Es una refeudalización, que comienza ya en el XIII hasta el XV, alrededor de los payeses de remensa y los malos usos. Sobre todo en la Cataluña la Vieja. En 1486, tras la segunda guerra de los remensa, Fernando II de Aragón elimina los malos usos y la necesidad de pagar la redención de los miembros de la gleba. Es un apoyo de la monarquía.

Identidad catalana nacionalidad – popular. A diferencia de Galicia, con más apoyos, aquí se trata de una lucha de clases. Estos payeses de remensa son una consecuencia dramática de esa especificidad de ese nacionalismo catalán. Es una parte. La otra, es el peso de la burguesía, del comercio y de las ciudades que conviven de mala manera. Cuando llega la conflictividad bajomedieval en la nacionalidad catalana estaba constituida y sigue, el idioma catalán como lengua administrativa, literaria…

El paso del catalán oral al escrito se da antes que en Galicia. Este fenómeno transcurre en la Plena Edad Media, por su relación con el espacio occitano con lírica en provenzal, pero la poesía en catalán la detectamos en el XIII. Mucho antes se escribe la documentación administrativa en catalán, en los siglos XI y XII. Son documentos feudales, costumbres que están en catalán. Es el derecho consuetudinario pasado al escrito. En el XIII, toda la documentación está en catalán. Es una época monolingüe, con los fueros, la prosa, las cuatro crónicas catalanas y también homilías, aunque ya en el IX, en el Concilio de Tours, se recomienda predicar en romance. En el 1410 muere el último príncipe de Cataluña, Martín I (de Aragón) el Humano y dos años después, un rey Trastámara, Fernando I, asume la corona de Aragón. Entra en la órbita de la violencia de la nobleza trastamarista. Barcelona será sustituida por Valencia como motor de la economía de Aragón.

El País Vasco es un caso excepcional. La nacionalidad medieval está formada en los territorios vascones, una etnia milenaria anterior a los celtas y los indoeuropeos. El espacio, que adquiere un aspecto feudal, se caracteriza por el empuje de la etnia vascona, que no sufre, sino muy tardíamente, la romanización y la cristianización. Cuando se produce, en tránsito al feudalismo, es un tránsito de golpe, de una Alta Edad Media mayoritariamente indígena a un feudalismo de sincronía europea.

El País Vasco disfruta de una Edad Media floreciente pero la más peculiar, por lo indígena, la continuidad. El mayor ejemplo es la hegemonía del euskera en la comunicación oral, hasta en final de la época. Mayor peso de las comunidades de aldeas y de valle. Como se genera con la ayuda de la monarquía unas clases medias urbanas y rurales que disminuyen el peso específico del feudalismo clásico. Es la multiplicación de hidalgos rurales y de villas urbanas.

En la Plena Edad Media se crean 88 villas costeras, además de en los caminos, también de Santiago, del rey. Es una reducción del peso de los señores. En Euskadi, al igual que en otros lugares, se va generando el sistema de fortalezas con la generación del vasallaje, pero con el contrapeso "democrático" horizontal de esta clase media y de la influencia del rey. Al no existir, con el proceso de encajonamiento, la posibilidad de adquirir nuevas tierras, el sistema se vuelve contra sí mismo y de forma violenta. El País Vasco, en el proceso de Reconquista, juega un papel expansivo hacia La Rioja, un proceso de vasquización.

Para el País Vasco, Pamplona debió de ser lo mismo que el condado de Barcelona para Aragón o el condado de Castilla para esta misma corona. Pero no. El reino de Pamplona del IX, hace el pacto con la población vascona del campo. La mayor expansión del reino fue con Sancho el Mayor, en el XI, e incluye Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. Duro poco tiempo. Castilla las integra en el XIII. El reino de Navarra queda encajonado Fue el germen, en Pamplona, del euskera, que se extendió absorbiendo sus distintas ramas dialectales. Más allá de los Pirineos, también se produjo la incorporación de la zona vasca francesa a la corona francesa.

El romance navarro o el romance occitano no se impusieron. El euskera fue la lengua oral de todas las clases sociales, sobre todo de las populares. No tuvo una literatura medieval, ya que el primer libro en euskera se da en el XVI. La nacionalidad vasca vive en una situación de diglosia; el latín y después el castellano o el francés, según. Es una fractura social entre las élites y los populares.

La falta de lenguas romances es un síntoma, causa y consecuencia de que no hubo un pacto feudal. También hay agresiones de los señores, no solo contra sus vasallos, sino contra el resto de la sociedad, incluso antes del 1348. En los XIV y XV, hay una lucha de bandos nobiliarios, algo específico de este lugar. Es una especie de clanes, que se forman entre nobles bajo la dirección de una casa noble. Un clan dominaba en una provincia. Es una influencia tribal en una nobleza que necesitaba coordinar horizontalmente.

Esto es, la crisis del feudalismo genera las revueltas, por reacción a las luchas internobiliares. Esta reacción fueron las Hermandades, de hidalgos y villas, que fueron capaces de vencer, con el apoyo del rey, al bando nobiliar. Tenían que asegurar sus fueros. La nobleza queda con escasa influencia. Un ejemplo se da en la reina Isabel que, en 1483, jura los fueros bajo el árbol de Gernika, tal y como se hace todavía hoy.

Castilla. Es un principado feudal fronterizo, que representa el espíritu goticista y cruzado en la P.I. Se consideran herederos de los godos y organizan la sociedad castellana para conseguir un estado unitario. Es hegemónica en el siglo XIII, transformándose en el eje político. Es una nacionalidad que en sus genes lleva el expansionismo, con la iniciativa de la Reconquista, tras León y Asturias. Lleva una militarización de la sociedad castellana y también de los plebeyos urbanos, que pasarán a formar parte de la baja nobleza. En la hegemonía política social de la nobleza feudal, las Cortes luchan en inferioridad para conseguir el apoyo de la nobleza. Es un fracaso del romanismo y de la cosa pública gracias a esta alta nobleza.

El romance castellano se impone en toda la parte central, desde Cantábrico hasta Toledo o Sevilla. Se da por vía de absorción o desplazando a los márgenes a diversos dialectos norteños, con la excepción de vasco. Como ejemplo está el astur, cántabro, leones, navarro, aragonés…

No hay lírica a causa de la gallego-portuguesa, pero sí Cantares de gesta como la "Canción de Roldán", que llega en el XIII a la P.I. a través de Castilla. Primero tenemos el poema de Fernán González y después el "Cantar del mío Cid", con una influencia en el objetivo reconquistador.

Se dice que el primer escrito en castellano son las "Glosas Emilianenses", a inicios del siglo XI. Realmente aparecen en La Rioja, en Navarra, un espacio disputado entre la nacionalidad vasca y la castellana. Estas glosas son frases en castellano y en navarro-mozárabe, que aparecen apuntadas e intercaladas en los márgenes de códices latinos, de cara a una mejor comprensión. Se consideran como el primer escrito en castellano, aunque ya, desde el siglo X, empiezan a aparecer en textos de latín, palabras y frases en lenguas romances, incluido el castellano, pero mezclado parcialmente con el navarro. En todo caso, ninguno de estos ejemplos son obras escritas en romance, completamente.

El castellano se expande de dos formas distintas. En el norte, a través de la integración y centralización de todos esos pequeños espacios de habla dialectal próximas al castellano. En el sur, a través de la colonización y presencia militar castellana, con el proceso de transición inverso. Se produce a partir del siglo XIII, entre el modo de producción andalusí y el dialecto andalusí al modo de producción feudal y la lengua castellana. En este caso, es más bien una imposición, pues el guerrero viene acompañado de su lengua, aunque parece que, finalmente, la propagación del castellano por el sur es, más bien, obra de los repobladores.

La máxima expresión de la nacionalidad castellana y de tipo militar, tiene lugar con la Castilla Trastámara desde finales del siglo XV, aunque la dinastía Trastámara comienza a reinar en Castilla desde finales del siglo XIV. En Castilla, a diferencia de en Galicia, Catalunya y País Vasco, hay una muy pequeña resistencia a la refeudalización, fenómeno que antes o después se produce en todos los lugares, entre los siglos XIV y XV. Hay conflictos, pero no alcanzan, en ningún caso, la dimensión de los irmandiños en Galicia, de las Hermandades Provinciales en el País Vasco o de los payeses de remensa en Catalunya. Esa reacción será, además, muy tardía, entre los años 1520 y 1522, con las comunidades de Castilla, pero, en este caso, se tratará más bien de una revuelta contra el rey, más que contra los señores feudales.

Cabe preguntarse cuál es la identidad histórica de España en la Edad Media, además de si existe este concepto de España. Se recomienda "El concepto de España en la Edad Media" de J. A. Maraval, un libro ya antiguo que puede resultar interesante, ya que el autor tuvo un vínculo estrecho con la escuela de Annales, de modo que el estudio de la mentalidad es visto desde una perspectiva adecuada. También hablamos sobre "La formación medieval de España" de Ladero Quesada, aunque es criticable que se centre solo en el aspecto socioeconómico y político de cada uno de los reinos y coronas. Resulta algo similar a un manual, que continúa con la tradición historiográfica de los años 70. Aun así, puede resultar interesante. Trata de manera diferencial el fenómeno de la repoblación en cada uno de los territorios.

Según unos documentos, "Hispania" nace de dos maneras muy interrelacionadas en la historiografía medieval. Por un lado, como referencia topográfica de origen romano, que son quienes divulgan este nombre para referirse a la Península Ibérica, aunque hay quien dice que podría ser fenicio. Para la administración territorial romana no existía ninguna provincia romana, sino que Hispania se veía dividida en provincias diferentes, más relacionadas con las nacionalidades medievales que se forjarán siglos después: Gallaecia, Tarraconense, Bética… Incluso, aquí, surge ya la denominación de Baskonia, aunque no será una provincia. Podemos decir, por tanto, que el nombre de Hispania es una referencia meramente geográfica que no contempla separaciones político-administrativas, similar a la denominación de "Sefarat" para los judíos. Además, debemos remarcar que el nombre "Hispania" pervive durante la Edad Media, y no podemos hablar de "España" hasta el reinado de los Reyes Católicos, ya casi entrando en la Edad Moderna.

En segundo lugar, el término "Hispania" o "hispano", tanto en latín como en las lenguas romances, aparecerá en los documentos en relación a los reyes y las crónicas, muy marcados por el goticismo. Entonces, si la monarquía castellana quería conseguir un nuevo reino como el de los godos que unificara toda la península, inevitablemente debía referirse como Hispania a ese ideal político. Por ejemplo, Alfonso VI cuando toma Toledo, en el año 1085, se proclama "el emperador de toda Hispania".

Dicho todo esto, podemos concluir que no hay nacionalidad española histórica en época medieval, sino castellana, ni tampoco un Estado español, ya que, si bien Castilla es hegemónica, tiene que compartir el espacio político con el reino de Portugal y con la Corona de Aragón, esta última hasta los Reyes Católicos. Es decir, los inicios de un Estado propiamente español no se verán hasta vísperas de la Edad Moderna. Eso sí, cinco siglos de convivencia bajo un Estado generarán, efectivamente, una identidad española. Esta se refleja en cualquier sondeo de opinión que se haga hoy en día sobre los territorios regionales.

TEMA 12.

Mujeres en Hispania medieval

Estos estudios poseen muchos problemas. Tienen problemas en cuanto a la presentación de resultados, así como el retraso de los estudios sobre las mentalidades. También problemas de cómo se construye la historia género es decir, sólo se atienden a las elites femeninas. Es un aporte puramente descriptivo, ya que falta el factor subjetivo.

Todas las sociedades históricas son patriarcales por definición. Es un término definido por el feminismo historiográfico, y que se refiere al poder que en el ámbito familiar ejercen padres, hermanos y maridos. Ese poder masculino en la familia, como célula de convivencia, está en el origen de la discriminación de género. Hay que decir que, las relaciones de género, por mucho que se hallen dada de forma desigual en todas las sociedades históricas, no corresponden a un concepto a-histórico. Es decir, las relaciones de género cambian al igual que la Historia.

Otro criterio, que nos va a guiar en nuestra exposición, es el carácter de las relaciones de género. En el espacio peninsular, esto tiene unas características propias, distintas unas e iguales otras con respecto a los demás espacios europeos, como por ejemplo, subordinación, discriminación de género, machismo, etc. Se da como un hecho sobradamente contrastado desde la Antigüedad hasta la actualidad. En un contexto de subordinación hallamos avances importantes para las mujeres, pero también regresiones.

En la Alta Edad Media nos interesa subrayar la preponderancia de la familia extensa, lugar donde conviven dos o tres generaciones. En la Plena Edad Media, se pasa a la familia nuclear, a la familia conyugal, donde el papel de la mujer es más importante en la vida social y económica, aunque no tanto en la política. El paso de la familia extensa a la nuclear supone un avance para el papel de la mujer en la sociedad, y el hecho de que se diera más en las clases populares que en la nobleza, nos da una pista sobre lo que vamos a ir viendo, a la mujer popular con más libertad que la noble. En el sector nobiliario, el feudalismo pleno supone la consolidación del linaje nobiliario, de la memoria genealógica, funcionando como familia extensa. Esto redunda en algo que resultará evidente, es decir, los avances de la mujer, en la era feudal, resultarán menos claros entre las mujeres de la nobleza. Podemos hablar, por tanto, de diferencias de clase, en cuanto a la evolución del papel de la mujer en la Edad Media. Esto no es necesariamente bueno para la mujer humilde. Aunque disfruta de mayor libertad, sufre una doble discriminación o subordinación, tanto por ser mujer como por ser vasalla. En cuanto al enfoque de género, es muy clara la superioridad de la relaciones de género en las clases populares.

Un estudio demográfico de Reyna Pastor, con el enfoque de género, ha determinado que, en Castilla y León durante la Plena Edad Media, hay menos mujeres que hombres. Es una de la razones para el cambio de la situación de la mujer. Reyna Pastor detecta un 50% de hombres célibes, mucho mayor que en las mujeres, que estaban casadas. Hay una alta mortalidad femenina, como consecuencia de las infecciones producidas en el parto. La situación se equilibra en la Baja Edad Media, a causa de las guerras y epidemias. Estas acabarán con buena parte de la población masculina que, no olvidemos, constituía la mayor parte de su población. Los datos ofrecen una edad de entrada en matrimonio, para las mujeres, de entre 15 y 17 años, mientras que para los hombres es de 20 años. En 10 años, el hombre suele enviudar. La esperanza de vida de las mujeres es de 25-27 años, casi la mitad que la de los hombres, que llega a los 44 años. En el XIV, la esperanza de vida de los hombres desciende de los 44 años a los 36 años, con lo que se aproxima a la esperanza de vida de la mujer. La vida de las mujeres es muy dura, a pesar de "los avances" de la Plena Edad Media.

En esta lección, nos hemos de una síntesis, realizada por Cristina Segura de la UCM, del año 1997. Aporta la parte medieval a una obra general sobre la situación de la mujer en la historia de España.

Hay que dejar claro la contradicción que existe entre la legalidad y la realidad, de cara al estudio del papel de la mujer en la historia de los reinos medievales de la Península Ibérica. La oralidad es hegemónica. Hay que tener en cuenta que el derecho consuetudinario y los usos y costumbres están muy presentes en la época. Por ejemplo, el derecho de pernada no aparece por escrito en ningún fuero o ley, sino que se encuadraría dentro de estos usos. También vemos como, las "Partidas", apenas llegaron a aplicarse, fueron parciales. También encontramos que, en los concilios y sínodos, existe una mayor conciencia historiográfica. Lo que prohíben estos sínodos y concilios es lo que existe.

Comentar, a modo de resumen, que la situación de la mujer es más libre y oral en las clases bajas frente a las altas, así como en el medio rural frente al urbano. Además, hay tres tipos de matrimonio; de hecho, civil y eclesiástico;

De hecho. Son hombres y mujeres que se casaban sin mediar un contrato administrativo, así como tampoco la participación de la Iglesia. Constituyen la inmensa mayoría de los matrimonios en la sociedad medieval, mayoritariamente popular y campesina. Otra variante son los matrimonios clandestinos, que se relaciona más con las clases altas. Aquí no participaban notarios, ningún documento escrito, así como tampoco la Iglesia. Puede que sean matrimonios por amor, que aparecen como matrimonios por rapto o hurto, viviendo un matrimonio de facto. Tenía tanto valor como el civil. Son válidos, pero no para el valor de la herencia patrimonial. Aquí, también las barraganas de los miembros del clero, que, siguiendo los comportamientos de la Alta Nobleza, establecían contratos para proteger a los hijos. No son concubinas al estilo de la nobleza. Es el léxico utilizado en los sínodos

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