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"El Señor Presidente" (1946) en versión del Ballet Moderno y Folklórico de Guatemala (página 2)




Enviado por Ariel Batres V.



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

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En 1965, el propio Asturias escribirá su versión referente al génesis de su novela, al
comentar acerca de «El “Señor Presidente” como mito»: 20
«El Señor Presidente no fue escrito en siete días, sino en siete años. Al final de
1923, felices años, había preparado un cuento para un concurso literario de uno de los
periódicos de Guatemala. Este cuento se llamaba “Los Mendigos Políticos”. El cuento
se quedó en cartera y fue parte de mi equipaje, cuando me trasladé a Europa. Ese año,
1923, 21 coincidimos en París varios escritores latinoamericanos, con quienes nos
reuníamos casi todas las noches a charlar en el café de la Rotonda. 22 Cada cual, en estas
charlas, contaba anécdotas pintorescas, picantes o trágicas de su país. Insensiblemente,
como una reacción a esa América pintoresca que tanto gusta a los europeos,
acentuábanse los tonos sombríos en tales relatos, llegándose a rivalizar en historias
escalofriantes de cárceles, persecuciones, barbarie y vandalismo de los sistemas
dictatoriales latinoamericanos. En este ejercicio macabro, a tiranos tan espectaculares
como Juan Vicente Gómez, 23 yo tenía que oponer el mío, y como una pizarra limpia,
sobre la negrura, fueron apareciendo escritas con tiza de memoria blanca, historias que
desde niño había vivido, en ese vivir que va dejando memoria de las cosas, relatos
contados en voz baja, después de cerrar todas las puertas. “Mis Mendigos Políticos”,
que vinieron a ser el primer capítulo de mi novela, la primera novela que yo escribía, El
Señor Presidente, ya no estaban solos, el destino de las cosas, dejaban de ser un cuento y
se completaban con los relatos que yo refería en las mesas de los cafés parisienses. En
la producción literaria, parece mentira, pero el azar juega un papel importante. Es así
como nace El Señor Presidente, hablado, no escrito. Y como al decirlo me oía, no

de Juan José Arévalo (1945-1951). Guatemala : Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR),
Universidad de San Carlos de Guatemala, 2014 [1999]. Página 320.
19
Mejía, Marco Vinicio; La circunstancia mexicana de Miguel Ángel Asturias. Diseño de la cubierta e
ilustraciones interiores, Ricardo Urquizu. Con el patrocinio de Telecomunicaciones de Guatemala S.A.,
TELGUA. Guatemala : s.e., 2000. Página 30.
20
“El Señor Presidente como mito, es el texto de una conferencia dictada en 1965, en la Facultad de Lenguas
y Literaturas extranjeras de la Universidad Bocconi de Milán.” Bellini, Giuseppe; Mundo mágico y mundo
real : la narrativa de Miguel Ángel Asturias. Roma, Bulzoni, 1999. Página 201.
21
22
No fue en 1923 sino en 1925, cuando ya era estudiante en la universidad de La Sorbona.
Entre los amigos se encontraban Alejo Carpentier (Cuba) y Arturo Uslar Pietri (Venezuela). Véase: Batres
Villagrán, Ariel; Miguel Ángel Asturias: comentario y prólogo para Las lanzas coloradas, de Arturo Uslar
Pietri. 8 de junio de 2010 http://www.monografias.com/trabajos-pdf4/asturias-comentario-prologo-lanzas-
coloradas/asturias-comentario-prologo-lanzas-coloradas.shtml;
17 de mayo de 2010
http://www.letralia.com/232/articulo01.htm;
26 de mayo de 2010
ASTURIAS Y LAS LANZAS COLORADAS aporte de Ariel Batres
23
El venezolano Juan Vicente Gómez (1857- 1935) gobernó como dictador de su país de 1908 a 1935.

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quedaba satisfecho hasta que me sonaba bien, y tantas veces lo hacía, para que cada vez
se oyera mejor, que llegué a saber capítulos enteros de memoria. No fue escrito, al
principio, sino hablado. Y esto es importante subrayarlo. Fue deletreado. Era la época
del renacer de la palabra, como medio de expresión y de acción mágica. Ciertas
palabras. Ciertos sonidos. Hasta producir el encantamiento, el estado hipnótico, el
trance. […]» 24

Para diciembre de 1932 la novela estaba concluida; en la primavera de 1933 Asturias
regresa a Guatemala después de residir en París desde 1924, 25 y aunque revisa y corrige, no la
publica sino hasta 1946. Si lo hubiera hecho antes seguramente por tratar de un autócrata que
tiranizaba al país, el dictador de turno Jorge Ubico Castañeda (1931-1944) habría interpretado
que de él se trataba y lo hubiera mandado a encarcelar, sino es que a asesinar.
Ejemplo de publicaciones prohibidas en su circulación fue el ensayo de Carlos Wyld
Ospina (1891-1956), El autócrata (Guatemala: Sánchez & de Guise, 1929), donde retrata a
Manuel Estrada Cabrera como el típico opresor hispanoamericano dominado por los políticos
norteamericanos. Ubico llega al poder el 14 de febrero de 1931 y ordena recoger todos los
ejemplares disponibles en librerías y en la propia editorial, “resguardándolos” en una bodega de
la Secretaría de la Presidencia, pues aunque no se refería a él en particular, no fuera a ser que
los lectores pensaran que él actuaba igual que Estrada Cabrera, según comenta Carlos Samayoa
Chinchilla en El Dictador y Yo (1950). Quizá por ello Wyld Ospina dedicó su novela La gringa
(Guatemala: Tipografía Nacional, 1935) al dictador Ubico, y se salvó de ser perseguido,
encarcelado y asesinado, amén de que en esta utilizó el género de “novela criolla”.
Cae Ubico el 1 de julio de 1944; el sucesor, otro general, tiene idea de perpetuarse en el
poder pero es derrocado el 20 de octubre de ese año. Se respiran nuevos aires de libertad en el
inicio de la llamada primavera democrática, que tardarían apenas diez años.
Asturias sale a México a principios de 1945 donde trabaja en algunos periódicos y
revistas culturales. El 3 de junio de 1946 regresa a la capital de Guatemala, acompañando
a una delegación de periodistas mexicanos de la revista Hoy, que realizaban un periplo por
Centroamérica para después dar a conocer la riqueza arqueológica, turística y cultural de la
cintura de América, siendo la urbe capitalina su primera estancia; quince días después parten
24
Asturias, Miguel Ángel; América, fábula de fábulas. Prólogo de Richard Callan. Caracas, Venezuela :
Monte Ávila Editores S.A., 1972. Páginas 134 a 135.
25
“[…] A mediados de 1924, Miguel Ángel Asturias inició su viaje ‘ritual’ a Europa. Los motivos de su
partida están cubiertos de un halo de misterio alimentado por el propio escritor.” Mejía, Marco Vinicio;
Miguel Ángel Asturias : Raíz y destino. Poesía inédita (1917-1924). Guatemala : Artemis Edinter, 1999.
Página 43.

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para El Salvador. En sus cortas declaraciones a la prensa guatemalteca, no anticipó que en
México ya estaba en prensa su novela El Señor Presidente 26
26
Véase:
El Imparcial; Miguel Ángel Asturias en la capital. Con periodistas de México. Guatemala : martes 4 de junio
de 1946. Páginas 1 y7.
El Imparcial; Miguel Ángel Asturias en Guatemala. Guatemala : martes 4 de junio de 1946. Página 9.

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30 de agosto de 1946:
Es publicada en México
por editorial B. Costa-
Amic, la novela de Miguel
Ángel Asturias
EL SEÑOR
PRESIDENTE

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27
Publicidad para venta de la novela en 1949

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28
Imagen de la tercera edición por Editorial Losada 1952, tomada de:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/7/7d/El_senor_presidente_3rded.jpg

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29
Composición de imágenes, tomadas de:
https://www.google.com.gt/search?q=el+se%C3%B1or+presidente+1946+im%C3%A1genes&biw=1366&bih=643&tbm=i
sch&tbo=u&source=univ&sa=X&ved=0ahUKEwj8moLRgZTMAhWGqB4KHUafAN4QsAQIHw

2. Qué se dijo de El Señor Presidente entre 1947 y 1966

“Todo lo que se diga acerca de las centenarias vidas individuales es insuficiente.
También es imprescindible trascender la estructura de las vigencias del mundo
colectivo. Sin determinar las generaciones que constituyeron este siglo en agonía,
estamos imposibilitados de saber qué ocurre hoy, porque no sabemos a quién le ocurre
ni en qué colectividad está realmente inscrito cada individuo.” 27

Lo que el Dr. Marco Vinicio Mejía anotó en 1999, cuando se conmemoraba el
centenario del nacimiento de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), debe examinarse ahora en el
contexto de lo que ocurría en ese año, sobre todo porque Asturias es un autor clásico del cual
lamentablemente “se habla mucho de él pero casi nadie lo lee”. 28
Procede agregar que el Dr. Mejía, 17 años después de que emitiera la opinión anterior,
la mantiene y ratifica en 2016, al exponer:
«Este 9 de junio se cumplen 42 años del fallecimiento de Miguel Ángel Asturias
(1899-1974). El inventario de sus obras incluye novelas, cuentos, ensayos, poesía, teatro
y crónica periodística. La crítica especializada centra su atención en las grandes
narraciones: El señor Presidente y Hombres de maíz, que le dieron renombre mundial
y a las cuales se atribuye la concesión del Premio Nobel de Literatura en 1967.
27
Mejía, Marco Vinicio; Miguel Ángel Asturias : Raíz y destino. Poesía inédita (1917-1924). Op. Cit., página
15.
28
Idem., página 17.

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Asturias es el guatemalteco de mayor sentido universal, un autor “clásico”,
porque todos repiten su nombre, pero nadie lee su obra. La mayor recepción se dio en
el centenario de su nacimiento, en 1999, en especial con la ampliación del número de
ediciones críticas de sus obras en la Colección Archivos.
Esta es una asociación de organismos internacionales y nacionales de
investigación de 13 países, cuyo origen es la disposición de Asturias, fechada en 1971,
de legar sus manuscritos a la Biblioteca Nacional de Francia para ser estudiados y
editados por el Centro de Investigaciones Científica francés. La iniciativa propició la
configuración cronológica, estilística e ideológica de los textos asturianos. Miguel
Ángel Asturias es un héroe cultural; sin embargo, es un autor extraviado y a quien los
ignorantes solo lo citan por una expresión que nunca dijo: “En Guatemala solo se
puede vivir borracho”. Es primordial respetar a este guatemalteco esencial, si queremos
dignificarnos. Debemos recurrir a lo que pidió el propio Asturias: “Que el argumento
sustituya al insulto. Que en la discusión clara del pensamiento desaparezcan las
personalidades que nada son junto a las ideas. Que al equivocado se le diga ‘está usted
equivocado’, sin insultarlo. Si el periodista viene destilando hiel, si en lugar de pensar
muerde, si sus escritos carecen de seriedad por ser insultativos, ¿con qué razón se
reclama al pueblo que defienda la libertad de pensamiento, cuando en este caso no es
libertad de pensamiento, sino derecho al insulto, al vómito y al mordisco?”.
Guatemala está en Asturias, un autor que, como apuntó Manuel José Arce,
“modificó definitivamente el ‘estilo’ de Guatemala y situó el pequeño país en el mundo.
Entró en el mundo indígena, lo rescató de la mera condición de ‘curiosidad nativa’ y de
la baratija vendible a los turistas; subrayó el alma de su pueblo, le dio una identidad al
país. Una identidad, sí, proyectada universalmente. Asturias nos obligó a vernos, a
conocernos y a aceptarnos con todas nuestras miserias, nuestras mezquindades,
nuestras condiciones y, también nuestras pequeñas grandezas perseguidas”.» 29

Empero, amén de la exégesis realizada por connotados especialistas “asturianos” a fines
del siglo XX, 30 merece destacarse que en su propia época, de cuando recientemente se había
publicado la novela El Señor Presidente, varios periodistas y escritores presentaron su comentario
29
Mejía, Marco Vinicio; Asturias, guatemalteco universal. Guatemala : Diario de Centroamérica, martes 7 de
junio de 2016. Edición digital en http://www.dca.gob.gt/index.php/section-table-2/item/44905-asturias-
guatemalteco-universal
30
Un excelente trabajo que reúne el análisis de varios especialistas se encuentra en: Asturias, Miguel Ángel;
El Señor Presidente. Miguel Ángel Asturias, edición crítica. Gerald Martin (Coordinador) ALLCA XX,
Colección Archivos, No. 47. España, 2000.

30

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31
sobre la misma. Aunque la obra fue publicada el 30 de agosto de 1946 según el colofón de la
misma, no fue sino hasta el año siguiente en que la prensa guatemalteca principió a reproducir
los comentarios de escritores, poetas, ensayistas, periodistas y novelistas, algunos de los cuales
los tomó de periódicos del extranjero. Para ilustración del lector, se ofrece a continuación una
reseña de lo expresado por algunos; el texto completo podrá estudiarse más adelante, cuando
sean editados por quien esto escribe.

Escritor Carlos Samayoa Chinchilla, Guatemala, 1947
“El Señor Presidente es un libro llamado a perdurar y a enorgullecernos. De fuera
vendrán muchas y sinceras voces que así lo proclaman, porque él representa el aporte de
nuestra literatura al resurgimiento de la novela.” 31

Político, escritor y educador José Vasconcelos, México, 1947
“Una historia cobarde que ensalza al rufián sólo porque fue presidente, o magistrado, o
general, hace pensar al que tiene el poder, que bien puede cometer todos los abusos, con tal de
no soltar el mando. Ya que la historia se le convertirá en cómplice siempre que conserve el
poder o lo herede a sus colaboradores, también manchados. Entre todos, de esta suerte, se
consolida la mentira y se crean los mitos patrióticos que después, hacen tanto daño y
deshonran a los pueblos.” 32

Escritor de origen español, nacionalizado mexicano, José María González de
Mendoza, México, 1947
“Pocas novelas hay tan fuertes y dramáticas, con tan acerbo sentido de lo humano,
como esta. La recorre, con íntimo temblor, la angustia de todo un pueblo. El epígrafe,
hábilmente sacado del Popol-Vuh, reza: «… entonces se sacrificó a todas las tribus ante su
rostro». La deidad exigente en holocaustos es Tohil, ídolo quiché de la lluvia, que pasa, en
alucinante visión, hacia el final del libro y con el cual se equipara al Señor Presidente.
Las escenas descritas se graban en la mente con trazos indelebles. Difunden en el
espíritu la honda, amarga tristeza que nace de advertir que el hombre es lobo para el hombre.
Porque el déspota no existiría sin los sicarios, si no encontrase a profusión verdugos en los que
31
Samayoa Chinchilla, Carlos; Una gran novela guatemalteca. El Señor Presidente. Guatemala : El
Imparcial, martes 25 de marzo de 1947. Página 3.
32
Vasconcelos, José; Alto juicio sobre El Señor Presidente. Guatemala : El Imparcial, sábado 3 de mayo de
1947. Página 3.

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32
apoyarse. El es el catalizador de los malos instintos. Y más odiosos que el tirano son sus
instrumentos, sus «incondicionales», la vil ralea de los tiranuelos.” 33

Poeta y escritor Rafael Arévalo Martínez, Guatemala, 1947
“¡Qué pulgar creador, qué gran fuerza de proyección, existen en El Señor Presidente!
Pintoresca, graciosa, interesante siempre, la obra es un regalo para el lector. Y como
toda obra maestra, a pesar de estar compuesta conforme al principio de El arte por el arte,
perfectamente objetiva y más allá de todo designio utilitario, constituye el mejor enjuiciamiento
y la mejor expresión del régimen tiránico de Estrada Cabrera y de la figura de éste. Sólo un
capítulo lleno de vida de El señor presidente, supera, como realización, libros enteros
dedicados a la obscura personalidad del mandatario guatemalteco, que tales son los milagros
obrados por la perfecta belleza literaria, como expresión del genio creador.” 34

Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, Chile, 1948
“Algún día debía llegar a nuestra gente este empellón de veracidad, esta repugnancia de
la escritura manida y esta decisión de decirlo todo sin tapujos.
Esa misteriosa Guatemala del indio puro y además intacto, trae a nuestra hipocresía
(llamada por algunos «patriotismo»), esta obra fenomenal que no va a «pasar»; es una cura, una
purga, y un menester casi penitencial. Porque yo sé que el autor ha padecido al cumplir
semejante operación. Algunos se lo tendrán muy a mal. Que oiga y siga.” 35

Académico Salvador Echavarría, México, 1948
“¡Todo lo que me ha hecho sentir su poderosa, su pujante novela! Ni palabras tengo
para decir a Miguel Ángel Asturias por haberla escrito. En ella alienta toda la tragedia sentida
en el alma y sangre de nuestros pueblos; esa tragedia que se imaginan como una opereta los
extranjeros que nos contemplan. […] ¡Qué valor, qué claridad en la voz, qué denuedo en ese
penetrar en las tinieblas, en ese revolver inmundicias con mano en que se afirma el heroico
33
Mendoza, Abate de; Una gran novela de Miguel Ángel Asturias. El Señor Presidente. Guatemala : El
Imparcial, lunes 24 de febrero de 1947. Página 3.
34
Arévalo Martínez, Rafael; El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias. Guatemala : El Imparcial, jueves
6 de marzo de 1947. Páginas 3 y 4.
35
Mistral, Gabriela; Sobre El Señor Presidente. Gabriela Mistral escribe. Guatemala : El Imparcial, viernes 9
de julio de 1948. Página 3.

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desprendimiento del cirujano palpando heridas purulentas y respirando sin náusea, hedor de
podredumbre!” 36

Escritor, periodista y poeta Gonzalo Rivas Novoa, Nicaragua, 1949
“Es un libro tan real y tan vivido, para quienes vivimos estas realidades; tiene figuras
tan atrevidas, que se diría. Un libro escrito con una pluma mojada en carne cruda. Un libro que
tiene la heterogeneidad de ser, para los guatemaltecos, un pavoroso recuerdo del pasado y, para
nosotros un vergonzoso recuento del presente.
Ahí están pintados los dramas de nuestra tierra, con su caravana de rastreros y su
amontonamiento de víctimas. El espionaje burdo y sin escrúpulos… la Guatemala de los
tiempos de Estrada Cabrera, retoñados en los tiempos sátrapas de Anastasio Somoza.” 37

Editorial Losada, Buenos Aires, 1949
“¿En qué país de América, pensó el novelista al ensamblar con tanta habilidad los
episodios de su obra, al presentarnos los caracteres que le dan profundo interés humano? ¿En
el suyo propio? ¿La historia de El Señor Presidente, es una copia más o menos directa de la
realidad? Miguel Ángel Asturias, guatemalteco, quizás haya alimentado su fantasía con una
selección de los sucesos y personajes de distintas naciones. Mas no hace aquí la exactitud de
crónica: lugar y tiempo resultan menos importantes que la verosimilitud de estos
acontecimientos y seres verídicos, que este conjunto desolador animado por una absorbente
fuerza dramática.” 38

Novelista Argentina Díaz Lozano, Honduras, 1949
“Cuando se termina de leer el último capítulo tenemos el alma ulcerada. Tenemos
necesidad de salir a la calle, a bañarnos con el aire y la luz de la tarde, para convencernos de
que Guatemala no es aquella que el libro nos presenta. […] Si la Guatemala de hoy, todavía en
sus barriadas presenta aspectos repulsivos, la Guatemala de entonces, bajo el látigo de la
dictadura explotadora debe haber sido como el autor la presenta.” 39
36
Echavarría, Salvador; «El señor presidente». Comentario argentino a la obra de Miguel Ángel Asturias.
Guatemala : El Imparcial, viernes 18 de mayo de 1948. Página 3.
37
Ge Erre Ene (Gonzalo Rivas Novoa); Cosas de Nicaragua. El Señor Presidente. Guatemala : El Imparcial,
martes 1 de febrero de 1949. Página 3.
38
El Imparcial; Letras de Guatemala en la Argentina. Favorable acogida de la crítica a la novela El Señor
Presidente. Guatemala : martes 5 de abril de 1949. Página 3.
39
Díaz Lozano, Argentina; «Libros», comentarios de Argentina Díaz Lozano. Guatemala : El Imparcial, 22 de
junio(página 3) y 16 de julio de 1949 (páginas 9 y 15).

33

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34
Escritora María Teresa León, Buenos Aires, 1949
“Miguel Ángel Asturias en El Señor Presidente ha llevado al tirano con su sabiduría de
la obcecación humana al lugar donde ponían a los asesinos en los escarmientos medievales: a la
picota. Allí pueden verlo los que aún creen en la eficacia de las dictaduras. Buen libro para ser
leído en esos cuartos de banderas donde dicen que se guarda el honor de la patria entre fusiles
y donde se fragua con demasiada frecuencia la tenebrosa ambición del poder, esa pócima tan
fácil de tragar. Buen libro para los que olvidan la historia y ese tigre que montan los tiranos y
del cual no pueden descabalgar hasta que se estrellan.” 40

Escritora y ensayista María Rosa Oliver, Argentina, 1949
“El Señor Presidente no es una novela de tesis: su autor relata, sin hacer consideración
alguna ni exponer teorías, lo que ha visto y oído bajo una semiembozada dictadura, pero al
historiar —minuciosa, honrada y dolorosamente— el caso clínico de una sociedad enferma, o
mejor dicho, apestada, indica al buen entendedor cuál es el mal y de dónde proviene. Sus
personajes encarnan los síntomas de la purulenta dolencia: el temor, la genuflexión rastrera, la
delación anónima y la corrupción impune se vuelven los principales resortes de su conducta y,
sin ley que los ampare ni justicia en la cual confiar, cada uno defiende su propio interés, su
propia vida […]” 41

Poeta y cronista Ángel Cruchaga Santa María, Chile, 1949
“Novela de la desgracia, de los pechos comidos por la vileza, se alza de ella un canto,
un magnífico treno en contra de aquéllos que corrompiendo los estrados del poder queman los
ojos de la justicia y son los satélites del oprobio y de la muerte.” 42

Crítico, dramaturgo y poeta Juan Carlos Ghiano, Buenos Aires, 1949
“Porque el acierto mayor de Asturias está en que el difícil equilibrio de formas estéticas
no ahoga su indignación de ciudadano de América.” 43
40
León, María Teresa; El Señor Presidente. Gran novela de un poeta se comenta en la Argentina. Guatemala
: El Imparcial, sábado 2 de julio de 1949. Páginas 9 y 13.
41
Oliver, María Rosa; Libros de Guatemala. El Señor Presidente: retrato fiel de nuestras repúblicas.
Guatemala : El Imparcial, lunes 31 de octubre de 1949. Página 3.
42
Cruchaga Santa María, Ángel; El señor presidente. Un valioso juicio chileno. Guatemala : El Imparcial,
lunes 21 de noviembre de 1949. Página 3.
43
Ghiano, Juan Carlos; Más comentarios argentinos sobre El Señor Presidente. Guatemala : El Imparcial,
viernes 21 de octubre de 1949. Páginas 3 y 11.

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35
El Imparcial, Guatemala, 1952
“Miguel Ángel Asturias nos tiene acostumbrados a que la publicación de cada nueva
obra suya comporte un nuevo triunfo; pero, a la verdad, con El Señor Presidente, Asturias nos
ha dado más que un triunfo personal, un motivo de orgullo nacional, que los grandes
resonadores de la nombradía, en países como Argentina y Francia, nos lo hacen aún más
importante.” 44

Periodista y escritor Manuel Mejía Vallejo, Colombia, 1954
Miguel Ángel Asturias “[…] ha sabido ser intensamente americano con tema que de
autóctono se hace universal. 45 El mundo de mendigos ciudadanos, de espías de auditores de
guerra, de cárceles, de una sociedad corrompida y cobarde, de heroísmos inéditos de grandezas
y bajezas ocurrentes bajo un régimen de adulación y sangre… Sólo un poeta podía incluir
poesía de verdad en estas páginas terribles, en escenas que sacuden, que dejan la pavorosa
sensación de movimientos sísmicos convertibles en terremoto. Pero es una angustia
hermosamente expresada descrita con elegancia y sobriedad, a veces sosegada como las
genuinas penas silenciosas.” 46

Poetisa y escritora Alaíde Foppa. Adoptó la nacionalidad guatemalteca, 1966
“Miguel Ángel Asturias acaba de pasar una semana en México, después de veinte años
de ausencia. En México apareció, por cierto, hace veinte años también El Señor Presidente, esa
densa, alucinante y desgarradora novela que marca un punto tan importante en la historia de la
narrativa hispanoamericana. Miguel Ángel Asturias no era entonces un desconocido, porque
las Leyendas de Guatemala ya habían revelado en Europa antes que en América su capacidad de
extraer del profundo pasado americano las sugestiones de un mundo apenas vislumbrado hasta
entonces. La crítica mexicana, sin embargo, aún no había tomado en consideración a Asturias,
y se mostró más bien displicente con esa primera novela, que publicó entonces el editor Costa-
44
45
El Imparcial; El homenaje argentino a Asturias. Guatemala : sábado 17 de mayo de 1952. Página 11.
“En suma, abrir las páginas de El señor Presidente es algo así como abrir las páginas de un breviario de
penas y amarguras; como acercarse a la vida de una comunidad cualquiera y mirar con ojo atento el
transcurrir de su existencia; como contemplar con ojo atormentado al hombre mismo y a la sociedad como
suma de miserias, desdichas y –también– de alegrías. / Esta es una de la[s] razones del valor universal de la
más divulgada novela de Asturias.” Albizúrez Palma, Francisco; Para comprender “El Señor Presidente”.
2da. Edición revisada. Guatemala:EditorialCultura, MinisteriodeCultura yDeportes, 1998[1972]. Página37.
46
Mejía Vallejo, Manuel; Entrevistas literarias. Con Miguel Ángel Asturias. Guatemala : El Imparcial,
sábado 12 de junio de 1954. Páginas 9 y 10.

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Amic. No así hoy, que la prensa ha estado tan alerta al paso del escritor guatemalteco, y la
crítica, tan cálida al referirse a su obra.” 47

3. En 1976 prohíben en Nicaragua novela El Señor Presidente

«Prohíben en Nicaragua libro de M. Asturias”. La República (San José, Costa Rica), 18 de mayo de 1976,
p. 17

Aunque parece inverosímil, el libro más afamado del Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias,
titulado “El señor Presidente”, ha sido totalmente prohibido en Nicaragua por la dictadura de Somoza.

La noticia nos llega por intermedio del director de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA),
doctor Sergio Ramírez, quien le ha escrito al director de aduanas de Nicaragua reclamando la extraña posición.
Cien ejemplares de “El señor Presidente” fueron decomisados por la aduana de Nicaragua, con la siguiente
nota: “se requisa por no estar permitida la entrada de ese libro al país”.

El libro de Asturias, que de cierto modo se puede considerar como el que le mereció un Premio Nobel en 1971,
trata sobre la historia de un dictador que siempre se identificó con el militar Cabrera Infante, 48 que gobernó
Guatemala en el primer cuarto de este siglo. El libro retrata la miseria del pueblo y los manejos engañosos y
sucios del dictador para oprimir al pueblo y mantenerse en el poder.

Fue llevado al teatro hace un año, por un grupo guatemalteco de la Universidad Popular, 49 que utilizó una
versión del autor francés. 50 La puesta en escena fue vista en Costa Rica durante tres días que estuvo en el
Conservatorio Castella.
47
Foppa, Alaíde; Entrevistas a Miguel Ángel Asturias. México, 1960 y 1966 Entrevistas publicadas
póstumamente en: “La Jornada Semanal”. México, 14 de noviembre de 1999. Reproducida por “Página de la
Literatura Guatemalteca” en su portal web: http://www.literaturaguatemalteca.org/foppa3.htm
48
Un “pequeño” lapsus. El escritor y guionista cubano Guillermo “Cabrera Infante” (1929-2005) es no solo
designado como “general” sino confundido con Manuel “Estrada” Cabrera, personaje en quien se inspiró
Asturias para dar forma al dictador de su novela.
49
Se trata de la versión teatral de Hugo Carrillo, estrenada en Guatemala el 14 de noviembre de 1974 y que
estuvo en escena durante 10 meses.
50
Qué extraño que lo denominen como “autor francés”, siendo guatemalteco y muy conocido en el ámbito
internacional y de Centroamérica en particular. Quizá el autor de la nota periodística supo que había vivido en
París y por ende se dejó llevar por el efecto de halo.

36

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El doctor Sergio Ramírez ha enviado copia de la carta a intelectuales y organismos internacionales y en uno de
sus párrafos indica:

“A menos que se trate de un error la inclusión de “El Señor Presidente” en las listas de libros prohibidos del
gobierno de Nicaragua, no necesitaría recordarle que Miguel Ángel Asturias es Premio Nobel de Literatura,
hecho que es seguramente de su conocimiento por ser Ud. miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua,
correspondiente a la Real Española; y que “El Señor Presidente” es texto oficial de lectura para los estudiantes
de la lengua castellana y en las universidades, en Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Honduras, para no
citarle más que algunos países de Latinoamérica y el mundo cuyas autoridades de educación han decidido
incluirlo entre los textos formativos de la juventud.» 51

4. Antecedentes del Ballet Moderno y Folklórico

El Ballet Moderno y Folklórico de Guatemala fue creado el 1 de octubre de 1964,
según se indica en el acta de fundación fechada al 31 del mismo mes y año; en ese entonces se
llamaba “Grupo de Danza Moderna y Folklor”, de Bellas Artes, dependencia del Ministerio de
Educación. Sin embargo, antes del surgimiento de dicho grupo los antecedentes pasan por el
ballet nacional en general.
4.1
Del Ballet nacional en general
No obstante que la fecha de creación oficial del Ballet Moderno y Folklórico fue el 1 de
octubre de 1964, los antecedentes del Ballet nacional en general, que no necesariamente
corresponden al Moderno y Folklórico, devienen desde el siglo XIX y en el siglo XX a partir
de 1947, durante el gobierno de Juan José Arévalo, cuyas actividades se vieron interrumpidas
con la contrarrevolución de 1954, donde hasta varios de los balletistas fueron acusados de
comunistas.
Tome en cuenta el lector que el ambiente cultural de la década 1944-1954 (diez años de
primavera democrática en Guatemala), fue de hecho gratificante, toda vez que fueron creadas
la Dirección General de Bellas Artes y como parte de esta el Ballet Guatemala y el Coro
Guatemala, además de la Editorial del Ministerio de Educación; adicionalmente, y adscritos a
dicho ministerio, el Instituto Indigenista Nacional y el Instituto de Antropología e Historia. En
51
Editorial Legado; Prohíben en Nicaragua libro de M. Asturias.
Prohíben en Nicaragua libro de M. Asturias

37

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el campo universitario se fundó en septiembre de 1945 la Facultad de Humanidades de la
Universidad de San Carlos. 52
Respecto a los orígenes del ballet nacional, la historiadora Elizabeth Bell refiere lo que
sigue:
“El recorrido histórico del Ballet de Guatemala se inicia en el Teatro Colón en
1859, con compañías italianas de ópera y opereta y luego con elencos españoles de
zarzuela. La primera bailarina guatemalteca que conocemos fue Lochita Monzón. 53
El Ballet Nacional fue la primera compañía de ballet en el país, fundada en 1947
durante el gobierno de Juan José Arévalo –orientada a democratizar y difundir las
culturas de todas las manifestaciones. De origen belga, Jean Gabriel Devaux y Marcelle
Bonge de Devaux ya habían fundado la Escuela de Ballet de Colombia y el Ballet de
Teatro Colon de Bogotá, antes de venir a Guatemala. El primer director de nuestro
ballet fue Kiril Pilieris, maestro y coreógrafo de Latvia. Al año siguiente el Ballet
Nacional desapareció y el gobierno contrató a los Devaux para lanzar el Ballet
Guatemala. Se estrenó en el Teatro Capitol el 16 de julio de 1948.
En 1949, se fundó la Escuela Nacional de Danza con Leonide Katchourowsky
de la Escuela Imperial Rusa y la bailarina, Maria Tchernova. Katchourowsky montó
obras de trascendencia incorporando los primeros espectáculos con temas y música de
autores guatemaltecos tales como Estampa Guatemalteca (música por Ricardo Castillo)
e Ixquic (música por Porfirio González). En 1954, el gobierno de Armas 54 suspendió
temporalmente 55 las actividades del Ballet Guatemala y la Escuela Nacional de Danza.
El Ballet y la Escuela reabrieron en 1955 con el director inglés, Denis Carey,
con las primeras obras de danza moderna. En 1957, Antonio Crespo y Christa Mertins,
de gran trayectoria artística, llevaron el Ballet Guatemala, hasta 1977 a su “Época de
52
El Imparcial; Mañana empiezan a hablar los humanistas. Solemnemente ábrese hoy la Facultad.
Guatemala : lunes 17 de septiembre de 1945. Página 1.
El Imparcial; Primera piedra de una facultad [de Humanidades]. Guatemala : lunes 17 de septiembre de
1945. Página 3.
El Imparcial; Aspectos inaugurales de la Facultad de Humanidades. Guatemala : martes 18 de septiembre de
1945. Página 1.
53
Se presentó en 1917 en el Teatro Colón interpretando una danza oriental. Quizá fue de las últimas que
pisaron las tablas del teatro, el cual quedó destruido después de los terremotos que iniciaron el 25 de
diciembre de 1917 y que concluyeron a fines de enero de 1918.
54
55
Se refiere a Carlos Castillo Armas.
Corregido como aparece. En el original dice “temporales”.

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Oro”, cobrando renombre internacional. 56 Participaron en los primeros Festivales de
Cultura en Antigua. En los años 80s, sufrieron los problemas del país. Para 1991, el
director Carlos Marroquín trató de levantar el ballet y, dada su notable trayectoria, el
Ballet Nacional de Guatemala (Ballet Guatemala) fue reconocido como parte integrante
del Patrimonio Cultural de la Nación el 24 de marzo de 1992, a través del Decreto
Legislativo No.17-92 del Honorable Congreso de la República.” 57

Aunque con datos levemente diferentes respecto a los orígenes del Ballet Guatemala
expuestos por Elizabeth Bell, el historiador guatemalteco Augusto Cazali Ávila (1929-2008), al
describir el movimiento cultural durante el régimen gubernamental del doctor Juan José
Arévalo Bermejo (1945-1951) refiere que:
“Otra de las artes escénicas que recibió apoyo durante el gobierno arevalista fue
el ballet, comenzando por su modalidad clásica. La primera actuación pública del recién
fundado ‘Ballet Guatemala’, tuvo lugar el 17 de julio de 1948 en el Teatro Capitol, ante
un numeroso auditorio que admiró el espectáculo y escuchó la música interpretada por
maestros de la Orquesta Sinfónica Nacional. La crónica periodística recogió los
nombres de las primeras bailarinas, Fabiola Perdomo y Consuelo Polantinos,
secundadas por Elizabeth Morgan, Gloria López, Judith Armas, Laura Oliva, Judith
Alvarado, Gloria Zirión, Araminta Monzón, Sonia Villalta y otras jóvenes integrantes
del conjunto. Entre los bailarines se menciona a Roberto Castañeda, Carlos Mencos,
Carlos Pérez y José María Catalán. Todos dirigidos por la distinguida maestra de Danza
y excelente bailarina Marcelle Bonge, formadora de las primeras generaciones de
balletistas que tuvo Guatemala.
El espectáculo fue presentado por el maestro Oscar Vargas Romero, Jefe del
Departamento de Educación Estética 58 del Ministerio de Educación Pública, quien
expresó los deseos de todas las personas amantes de la danza, porque el Ballet
56
En abril y 20 de noviembre de 1974 el Ballet Guatemala tuvo especial participación: “En el Teatro Capitol,
esta noche se inicia la tercera semana de la temporada del Ballet Guatemala, con la presentación de La
Cenicienta, a las 21 horas./ El ballet La Cenicienta, con música de S. Prokofieff y coreografia de Antonio
Crespo, fue presentado con buen éxito por el Ballet Guatemala en el festival de Antigua Guatemala en abril de
este año.” El Imparcial; Arte y Cultura. Temporada de Ballet [Guatemala]. Guatemala : miércoles 20 de
noviembre de 1974. Página 2.
57
Bell, Elizabeth; Un poco de historia con el Ballet Nacional de Guatemala. Portal Habla Guate, 24 de mayo
2012:
http://hablaguate.com/articles/11571-un-poco-de-historia-con-el-ballet-nacional-de-guatemala-el-26-
de-mayo-7pm-en-la-antigua-guatemala
58
Corregido el nombre como se anota. En el original dice “Departamento de Educación Estadística”.

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Guatemala mantuviera su calidad en constante ascenso, como realización [de] cultura y
educación. 59
Así lo fue en efecto, pues dos años después se interpretó una obra clásica de
Borodin, con la interpretación de las bailarinas extranjeras invitadas Leonide
Katchourowsky y Marie Tchernova, 60 actuando al lado de ellas las guatemaltecas
Fabiola Perdomo y Elizabeth Morgan, más un conjunto de once bailarinas y cinco
bailarines. Con estas realizaciones se consolidó el Ballet Guatemala, que vivió
momentos de gran éxito artístico bajo la dirección de la Maestra Bonge y la
participación del elemento guatemalteco que llegó a adquirir gran calidad en este arte
escénico. 61 ” 62

Sobre el Ballet nacional, aunque no necesariamente el Moderno y Folklórico creado en
octubre de 1964, es interesante un artículo de la escritora costarricense Eunice Odio (1919-
1974), quien vivió en Guatemala entre 1947 y 1949 y después radicó en México hasta su
fallecimiento. Llegó al país para participar en el Concurso Centroamericano de Poesía “15 de
septiembre” de 1947 (que desde 1916 se realiza anualmente en la ciudad de Quetzaltenango),
con el poemario Los elementos terrestres, publicado en 1948; en algunas fuentes se indica que ganó
dicho concurso pero esto es un error 63 toda vez que el triunfador en ese año fue el poeta
guatemalteco Otto Raúl González con el poema “Sonetos de capa y espada”. 64
Escribía de vez en cuando en las páginas del periódico El Imparcial. En su artículo
Desarrollo y triunfo del Ballet Guatemala, publicado el 21 de mayo de 1949, demuestra que tomó
59
Al final de este párrafo Cazali anota la siguiente llamada a pie de página: “207 El Imparcial. Año XXVII.
Guatemala, miércoles 21 de junio de 1948. No. 9070. ‘Éxito del Ballet Guatemala’, p. 1 (HNG).”
60
Cabe acotar que esta parte del texto debiera corregirse, aproximadamente como sigue en atención a que los
nombres fueron mal escritos y el primero no era mujer: “bailarines extranjeros invitados Leonide
Kachurovsky y Marie Tchernova”.
61
Nota de Cazali: “208 Diario de Centro América. Tomo LIX. Guatemala, miércoles 22 de noviembre de
1950. No. 81. ‘Ballet Guatemala en el Capitol’, p. (HNG)”
62
Cazali Ávila, Augusto; Historia política de Guatemala, siglo xx. Volumen II. El gobierno de Juan José
Arévalo (1945-1951). Op. Cit., páginas 344 a 345.
63
Puede encontrarse la referencia a que supuestamente en 1947 ganó el concurso en: Universidad de Costa
Rica, Consejo Universitario. Acta de la Sesión No. 5044 celebrada el miércoles 14 de diciembre de 2005,
aprobada en la Sesión 5046 del miércoles 8 de febrero de 2006. Centro de Información y Servicios Técnicos,
(CIST), del Consejo Universitario. Páginas 166 a 168.
64
Juegos Florales Centroamericanos; Poesía de América. Juegos Florales Centroamericanos 1916-1965. 2ª
edición compilada y editada por Julio César de la Roca. Guatemala : Editorial Municipalidad Quezaltenango,
1965. Páginas 53 a 56.

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con seriedad el haberse nacionalizado guatemalteca, pues en el texto aparecen expresiones
como “nuestra escuela de ballet” o bien “nuestro país”, y quien no supiera que nació en Costa
Rica la creería chapina.
Efectúa un buen relato histórico sobre los orígenes del Ballet en Guatemala, el cual
incluye fotografías de la actuación del bailarín belga Leonid Kachurovsky, así como de María
Tchernova (bailarina estrella), Fabiola Perdomo y Consuelo Polantinos (primeras bailarinas).
Menciona los nombres de bailarinas como Judith Armas.
Sobre Kachurovsky y Tchernova presenta “la historia artística de los dos nuevos
maestros que hace seis meses llegaron a Guatemala”; esto es, a finales de 1948.
Como la autora efectúa una relación histórica sobre los orígenes del Ballet Guatemala,
es conveniente resaltar para las nuevas generaciones que desde 1947 datan los nombres de
connotados bailarines extranjeros en el país, y que apoyaron en su desarrollo, como lo fueron
Marcelle Bonge, Jean Devaux, María Tchernova y Leonid Kachurovsky.
Describe que el programa ofrecido a los espectadores se dividió en cuatro partes:
? En la primera se trató de una Evocación romántica con música de Chopin;
? La segunda mostró una Estampa guatemalteca (folklor), con “una escena típica
?

?
estilizada de la vida diaria guatemalteca”, ambientada con música del maestro
guatemalteco Ricardo Castillo y coreografía de Kachurovsky;
En la tercera parte se ofreció una Alegría parisiense: música de Strauss y
coreografía de Kachurovsky.
La cuarta parte y final muestra el ballet de la ópera “El Príncipe Igor”, de
Borodine, con arreglo de Katchurowsky. 65
65
Sin desmedro de la calidad con que escribe Eunice Odio, cabe aclarar que para fines de la transcripción
literal de su artículo de 1949, se corrigió como aquí aparece, donde ella escribe originalmente “Leonide
Katchurowsky”, “Leonid Katchurowsky”, o bien solamente el apellido “Katchurowsky”.
Leonid Kachurovsky fue un bailarín de origen belga, que formó parte del Ballet Russe de Diaghilev, también
se desarrolló como coreógrafo y productor de ballets, óperas y conciertos en Bruselas, en la década de 1930.
En el caso de la obra de ballet con vocalización Eneas, op. 54, estrenada el 31 de julio de 1935 que el
compositor Albert Roussel (1869-1937) preparó por encargo, en memoria del fundador del Palais des Beaux-
Arts de Bruselas, Henry Le Boeuf, Kachurovsky, no solo bailó el papel principal sino también fue el
coreógrafo. Después de la Segunda Guerra Mundial se traslada a Guatemala donde es mencionado desde
1947.

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“Muchos son los factores cuya coincidencia es necesaria para presentar un
espectáculo de ballet. El ballet, como toda manifestación artística, no puede ser
resultado de la casualidad o la improvisación.
La formación de una bailarina, así como la de un coro de ballet disciplinado, no
son tarea fácil. Por lo tanto no puede ser obra de empíricos sino de expertos. Esa es la
razón por la que debe aplaudirse el buen tino del ministerio de educación al aprovechar
la presencia en Guatemala de dos buenos maestros: Marcelle Bonge y Jean Devaux,
para formar el conjunto de ballet. Fue en 1947 que el departamento de educación

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66
estética a cargo de Oscar Vargas, propuso al entonces ministro de educación, Gerardo
Gordillo Barrios, la creación del ballet Guatemala. La idea fue acogida con amplitud y
ya estamos viendo que los resultados son muy superiores a cuanto se esperaba.
Más tarde, cuando el grupo original se encaminaba a lograr la necesaria
armonía, el ministerio de educación auspició la llegada de María Tchernova y Leonide
Kachurovsky.
Durante un largo lapso, Marcelle Bonge, como maestra de ballet trabajó
asiduamente. En entrevista que le fuera hecha el año pasado declaró: «La mayoría de
nuestros alumnos tiene facilidad. Muchos de entre ellos, verdadero talento. En general
el grupo se me presenta dócil y bien dotado para una buena formación. La disciplina a
que debe someterse el que quiera aprender el arte de la danza es muy dura. Con
frecuencia, cinco o seis años apenas bastan para formar una bailarina; la formación
exterior, es decir, la línea física, constituye una larga etapa de ejercicios por medio de
los cuales el cuerpo va moldeándose, lentamente, hasta alcanzar la armonía precisa.
Nuestra más cercana aspiración es montar el ballet de la ópera El príncipe Igor».
Claro está que una obra de tal naturaleza requiere un regular aparato de montaje
y dinero ante todo; el elemento humano, también muy importante, lo hay de sobra».
(Viento Nuevo, 2º. No.).
Hace algunos meses, a raíz de esa entrevista que le fuera hecha, tuvimos
oportunidad de apreciar lo mucho que, ya entonces, prometía nuestra escuela de ballet.
Hizo su primera representación en público marcando un punto muy alto en el
desarrollo artístico de nuestro país. Como decíamos, sin embargo, tal suceso fue
entonces sólo una promesa.
Más tarde, procedentes de Europa, llegaron Leonid Kachurovsky y María
Tchernova. Esta última ha tenido una brillante carrera artística en Europa. Actuó como
figura destacada en la Opera Rusa de París; más tarde, como primera bailarina estrella
del Teatro Real de la Moneda, de Bruselas. Leonid Kachurovsky fue maestro del ballet
de Montecarlo. Perteneció al ballet ruso de Diaghilev 66 y es representante de esa
escuela. Ha convivido y se formó en el ambiente de los Massine, Balanchine y Sergio
Lifar, los grandes maestros del ballet ruso tradicional. Después de numerosas jiras con
Ana Pavlova, entra como maestro de ballet del Teatro Real de la Moneda, de Bruselas.
Tal es, a grandes rasgos, la historia artística de los dos nuevos maestros que hace seis
meses llegaron a Guatemala y mediante cuyo esfuerzo, ligado al de Marcelle Bonge y
Devaux, así como al entusiasmo de los alumnos, el ballet Guatemala pudo presentar, en

Corregido como aparece. En el original dice “Diaghileff”.

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la semana pasada, un espectáculo digno que no puede ya ser calificado de promesa. 67
Sin que se intente asegurar —Dios nos guarde—, que el ballet Guatemala dio de sí
cuanto podía, sí debe afirmarse que la noche del martes antepasado en el Capitol tiene
la categoría de lo que sorprende y emociona; 68 de lo que en verdad no se esperaba tan
hermoso y puntual.
Sin pecar de exagerados, podríamos decir que el ballet Guatemala representa,
hoy por hoy, la máxima sorpresa artística del año.
El programa se desarrolló de una manera equilibrada, yendo desde lo
puramente romántico hasta lo regional y colorido.
1ª. parte:
Evocación romántica, música de Chopin, escenografía de Velazco. Coreografía
de Kachurovsky. Este ballet se caracteriza por la velocidad con que en el espacio, no en
el tiempo, transcurre toda la vida emocional de un hombre. Comienza en ese período
de la adolescencia que oscila entre la infancia y la madurez: parte del ser recuerda la
infancia con la sensación de que ese tiempo no ha desaparecido sino que duerme en
algún lugar de su fuerza más pura. Desde sus primeros pasos, la vida se le aparece
cautivándolo, envolviéndolo. El desea sin saber concretar su deseo; busca. Ha llegado
el momento de soñar. El adolescente sueña, espera. Tal vez lo que todo hombre en esa
edad de la insatisfacción y la ansiedad; un ser idéntico a sí mismo. Cuando despierta de
ese sueño, es ya hombre que se encamina hacia el cumplimiento de más altos destinos.
Es de alabarse la actuación del coro, casi continua, en esta parte del programa. Es
donde con mayor soltura y primor se manifiesta. Por otra parte, el movimiento
incesante que llena constantemente la escena, hace de este ballet un excelente momento
para el espectador.
2ª. parte:
Estampa guatemalteca: Música de Ricardo Castillo, coreografía de
Kachurovsky; escenografía de Velazco. El primer tiempo de este ballet representa un
mercado donde varias vendedoras ofrecen su mercadería fragante. Las frutas finas y
coloridas llenan los blancos cestos de mimbre. Las indias vestidas como mariposas
jóvenes, llenan el mercado de azules y bermellones; de olor a tierra y mejorana.

Este artículo fue publicado el sábado 21 de mayo de 1949. Al decir martes de la semana pasada, o bien
martes antepasado, se refiere al 10 de mayo.
68
El “Capitol” era un cine ubicado en la sexta avenida capitalina, que muchas veces fue alquilado para el
montaje de espectáculos de cantantes, grupos de baile, zarzuelas e incluso para el ofrecimiento de veladas
culturales por escritores y poetas. Desapareció en la década de los noventa del siglo pasado; el edificio fue
derribado y el solar que ocupaba hoy muestra un centro comercial.

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Discuten los precios como quien anota la calidad del albo aire. De pronto, un grupo de
otras vendedoras invade el mercado. Los compradores lo notan y corren hacia ellas;
pero al ver su mercancía, regresan con las primeras iniciándose entre unos y otras un
arrimo amoroso. En ese momento, las recién venidas comienzan una danza de la
siembra y todos se unen a ella. Las tres bailarinas centrales esparcen el grano en las
eras; una de ellas, Judith Armas, tiene delicadeza y gracia inmensa. Su figura delgada
armoniza con los movimientos tenues de la danza y con la fina orientación del ritmo.
El baile termina con la alegría de la cosecha cobrada. El conjunto de este ballet, ofrece
una hermosa muestra de colorido local y una escena típica estilizada de la vida diaria
guatemalteca.
3ª. parte:
Alegría parisiense: Música de Strauss, coreografía de Kachurovsky, escenografía
de Rigalt. Es un alegre ballet de ambiente parisiense milochocentista, en que el buen
humor francés se manifiesta con su finura y elegancia peculiares. No tiene argumento
propiamente dicho. Es más bien un juego amoroso pasajero entre unas jóvenes
coquetas que andan buscando la compañía masculina. Sin rebozo, le hacen la corte a
cuanto muchacho se presenta pero sin mucho éxito. Son coquetas inexpertas. Entra en
escena una mujer más bella y con más experiencia a quien los hombres prefieren y con
quien se van a pesar de los esfuerzos y arrumacos de las coquetas. Pero, como al fin y al
cabo lo que todos buscan es pasar un buen rato, terminan bailando juntos y
divirtiéndose alegremente, sin celosas preocupaciones y sin demasiado amor. Los trajes
brillantes y de colores fuertes de las damas, así como sus tocados de plumas y los
atavíos de los caballeros, le dan a este ballet un tono de lujo y alegre resplandor. Es la
nota deliciosa de la noche.
4ª. parte:
Ballet de la ópera El Príncipe Igor, de Borodine. Arreglo de Kachurovsky sobre
el ballet original de M. Fokine. Escenografía de Rigalt. Es una leyenda épica rusa. Su
héroe vivió de 1151 a 1202 y fue el octavo descendiente de Rurik, el fundador más
antiguo del imperio ruso. Según la distribución de las provincias acostumbradas en su
familia, le correspondió ser príncipe de Novgorod-Seversk, un pequeño Estado que
tenía por capital a Pultivle. En 1185 comandó una fuerte expedición en contra de los
polovetzianos, tribu tártara que ocupaba las planicies del Don. Fue hecho prisionero en
unión de su hijo Wladimir; pero el poderoso Xhan Kontchak, señor de Polovtz, fue tan
magnánimo y hospitalario que en vez de tratar a los dos príncipes como cautivos,
ofreció un banquete en su honor. La fiesta fue seguida de danzas, en las cuales tomaron

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69
parte los guerreros y sus mujeres. Tal es el ballet del Príncipe Igor presentado por el
ballet Guatemala en el que tomó parte todo el conjunto. Es de mencionar muy
especialmente la actuación de Fabiola Perdomo en el papel de princesa persa; es donde
mejor se aprecia su ductilidad para la interpretación de los personajes que se le
encomiendan; se pliega al ritmo con sensualidad indolente; baila de la punta de los
dedos a la cabeza; ni un solo de sus músculos deja de tener expresión y ajustarse con
limpidez de línea precisa. En conjunto, el ballet de Igor no deja nada que pedir. Los
trajes son de buen estilo; su variedad de formas y colores, forman un todo abigarrado
que da a la escena un gran movimiento brillante. La representación del Príncipe Igor, es
un gran triunfo del ballet Guatemala, y un éxito más del departamento de estética. Es
de esperar que el ballet Guatemala siga contando con el apoyo decidido del congreso y
el ministerio de educación pública.
EUNICE ODIO.” 69

Odio, Eunice; Desarrollo y triunfo del Ballet Guatemala. Guatemala : El Imparcial, sábado 21 de mayo de
1949. Páginas 9 y 11.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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