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Los caminos de la paleoantropologia (página 4)



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Si con los autores del capítulo anterior la construcción teórica no era tan relevante como sus aportaciones para la difusión de la paleoantropología, el caso contrario es el de Foley quien muestra una sólida preparación en biología evolutiva, con un bagaje teórico comparable con los teóricos de la síntesis evolutiva. Antes de comenzar con R. Foley se puede rescatar la variada aportación de otros autores en los años 80. Dos investigadores importantes son Wolpoff (1980) y Bernard Campbell (1988). El primero acentúa la importancia de la utilización de símbolos por el hombre y el segundo caracteriza al hombre por su capacidad para pensar y hacerse cargo de sí mismo. Con ambos autores la capacidad para el lenguaje proviene de un proceso evolutivo que hace del lenguaje un elemento esencial del hombre y del mundo en el que vive.

Robert Foley es director del laboratorio Duckworth de la Universidad de Cambridge y Fellow del King´s College. Es participante frecuente de programas de radio y televisión enfocados en la evolución humana. En Another Unique Species. Patterns in human evolutionary ecology, Foley da un concepto de ser humano al principio de su obra: "el hombre moderno es, sin duda, un tipo muy especial de animal. Habla, tiene una flexibilidad sin precedentes del comportamiento, una postura erguida peculiar, un cerebro demasiado grande para la comodidad, y una tecnología compleja todo expresa con fuerza como los marcadores de la singularidad humana" [116]Foley 1988: 1).

En el trabajo de Foley el término cultura, cuyo uso había sido ya recurrente desde los 50 del siglo XX, se plantea como la idea directa de lo que estamos pensando que es el hombre: "La cultura es un concepto central en la antropología, resumiendo mucho de lo que pensamos que es claramente, o exclusivamente humana […] La capacidad de la cultura puede ser especie específica y genéticamente dotado" [117]Ibidem: 3). En este sentido es, de manera general, similar a la postura de Chomsky con respecto del lenguaje. Esto es, la base propia del hombre, aquí de la cultura, de Chomsky el lenguaje, ya no se refiere como un plus agregado al hombre de modo independiente así mismo (como parece con Freud). Sino el hombre mismo como unión de lo cultural y lo biológico (lo bío-psico-socio-cultural como menciona Morin). La claridad que caracteriza a Foley lo hace dar su concepto del ser humano, no sólo con precisión, sino con su fundamento interno y congruencia externa explícita. Que es de gran valor en una actividad científica. El hombre con Foley puede definirse por ser bípedo, lo que le permite, entre otras cosas, la destreza manual, posee un cerebro proporcionalmente grande, su cabello está reducido al mínimo, su sudoración es copiosa. Lo que hace al hombre es la cultura dice: "lo que nos hace humanos es la cultura" [118]Foley 1997: 45). La cultura como un sistema que se engloba en una estructura social y la posibilidad de la contemplación estética: "El hombre del animal portador de Cultura puede sustituir y abarcar todos los aspectos de la humanidad, desde la tecnología a la política a la estética" [119]Ibidem: 46). La cultura junto con la conducta y la capacidad cognitiva nos hace humanos: "su postura erguida, su intensa sociabilidad, su inteligencia y su capacidad para el comportamiento complejo. Estas son las cosas que nos hacen humanos" [120]Ibidem: 133). Finalmente el hombre es producto de una amplia historia evolutiva. Foley redacta una descripción de cuándo y cuáles fueron las características que el hombre fue adquiriendo en su evolución: El tiempo darwiniano para la Historia de la Humanidad El patrimonio de los homínidos (25 millones de años). La gran herencia primate (15 millones de años). El patrimonio simio africano (19 millones de años). La herencia "Desde los últimos antepasados ??comunes" (7 millones de años). El patrimonio del australopiteco (5 millones de años). El patrimonio Homo (2,5 millones de años). El patrimonio de grado Homo erectus (1.800.000 años). El patrimonio cerebro 1.000 gramos (300 000 años). El ser humano moderno anatómica Homo sapiens (140 000 años)[121] (Ibidem: 207).

Foley nos conduce a pensar al hombre como un organismo, para la ubicación del hombre en la naturaleza realiza un análisis ecológico del mismo que tiene por resultado una aplicación de la postura del neoevolucionismo a la evolución humana, pero que en contraste con los anteriores intentos de White y Steward en antropología social, en el caso de Foley, los datos y el análisis biológicos son profundos:

La principal conclusión que puede extraerse de las pruebas y argumentos que aquí se presentan es que la evolución de las especies que llevan los atributos que consideramos como "humano" no es inevitable en el sentido de ser el resultado preordenado de un proceso de evolución teleológica, sino que es el producto esperado de las condiciones ecológicas y evolutivas "correctas". Los homínidos y los humanos han evolucionado porque, dados los procesos y mecanismos de la biología y la evolución básicas, sus características adaptativas "resolver" los problemas planteados por ciertas circunstancias filogenéticos y ecológicos. El propósito de este libro ha sido la de tratar y que se muestra el ajuste entre el patrón de evolución de los homínidos y los supuestos en el marco de los principios de la ecología evolutiva[122](Ibidem: 271).

En antropología, hasta nuestros días, se enseña la separación entre lo biológico y lo cultural, a esto es lo que Foley buscar dar un giro. Basado, como T. Huxley en la biología, dice algo que es obvio: el hombre es otra especie única. "Ni las características especiales de los humanos, ni el carácter limitativo de los registros fósiles, se debe permitir limitar la cuestión que tratamos de preguntar acerca de la evolución de nuestra propia especie […] Debemos reconocer que somos un único, pero también que somos sólo otra especie única" [123]Ibidem: 274). Desafortunadamente, no para todas las personas esto es verdad, lo es, pero no todos lo quieren creer. Lo especial del ser humano es tan especial como cualquier otra especie es especial. Quizá lo que nosh ace percibir la diferencia, además de la complejidad de la mente, es que somos la única especie que representa actualmente a nuestro linaje. Si pudiesemos vivir junto con otra especie de homínidos posiblemente las diferencias tan leves nos dejaría vernos más como vemos a otras especies, menos interesantes.

La precisión del trabajo de Foley muestra una vez más que el concepto del hombre es un principio necesario en un trabajo paleoantropológico. Una vez hecha la definición, el desarrollo del texto de Foley permite seguir su trabajo con mayor precisión, la congruencia de su postura y la relación de los componentes del sistema que muestra adquieren relevancia. Además, Foley se preocupa por aclarar los términos homínido y humano, para determinar a qué organismos puede aplicarse:

El término homínido (que se deriva del nombre de la familia, la Hominidea) se debe utilizar para denotar todas las poblaciones y las especies con las que compartimos una exclusiva historia evolutiva de cualquier otro primate viviente. En este texto de los primeros homínidos se refiere a los homínidos antes de la evolución del Homo sapiens. El término humano debe reservarse exclusivamente para los miembros de la única subespecie que vive de homínido, el Homo sapiens sapiens, o de características que se encuentran en las poblaciones que viven […] el término "hombre" que se utiliza en un sentido biológico, se refiere a todos los miembros de la subespecie H . s. sapiens y no sólo para el sexo masculino, también debe evitar en la misma parcela[124](Foley 1988: 13).

Aquí Foley se separa por completo de la vertiente de L. Leakey , R. Leakey, Tobias y Dart que consideran humanas, al menos, a ciertas características de homínidos anteriores al H. sapiens. Y se adhiere a la concepción de investigadores como Dubios, Keith y Johanson para quienes el hombre actual es el único que puede recibir el calificativo de humano. Lo humano es el lugar conceptual desde el que Foley divide a los homínidos. En 1997 Foley publicó Humans before Humanity. En su primera obra Foley se pegunta ¿por qué los humanos?, ahora vuelve a la pregunta. Entonces respondió basado en la ecología y la evolución, ahora, sin apartarse de su anterior postura, dirá que la respuesta es técnica más que filosófica: "los orígenes del hombre y de la naturaleza humana no son en última instancia las cuestiones filosóficas, sino los técnicos" [125]Foley 1997: 20). Y con una visión metafórica recuerda la característica humana de su nominación: "Los seres humanos descienden de los monos, pero se han hecho a sí mismos ángeles" [126]Ibidem: 33). Con esa oración se puede hacer una panorámica de una parte de lo mencionado en este capítulo. La investigación paleoantropológica se sustenta en la evolución del hombre. Este es el principio general, a partir de él se analiza características que remiten al hombre actual. Desde la denominación del hombre por Lineo, como Homo sapiens, se ha caracterizado con los aspectos que se esperan de él, por aquello que lo separa de otros animales, por lo que se cree que es. Así el ser humano es calificado no por todas sus características, sino por algunas que se consideran importantes. Nuestras construcciones conceptuales son parciales, sólo en trabajos extensos como el presente se puede comenzar a dar un vistazo a la gran complejidad que es el ser humano.

Foley aborda el tema de aclarar lo que es el hombre, como Le Gros Clark, Rensch y Tattersall. Comenta que muchas han sido las propuestas: "No es sorprendente que muchos de ellos han sido seleccionadas como la característica que hizo a los humanos tal y como son. Sirva al fabricante de herramientas, el hombre cazador y la mujer recolectora, Homo economicus, Homo hierarchicus, Homo politicus, y el Homo loquans" [127]Foley 1997: 43). Cada definición muestra una parte del Universo que es el ser humano, la unidad sistémica de estos conjuntos explicativos es desde donde comprendemos que somos en el sistema vivo del planeta Tierra.

Está muy interesado en desentrañar la confusión original, dice: "el punto central de este libro es mostrar que el ser humano y el ser un homínido no son en absoluto lo mismo " [128]Ibidem: 51). Propone una nueva forma de solución al relacionar sociabilidad-inteligencia y ecología: "El triángulo de relaciones entre la sociabilidad [a], la inteligencia [b] y ecología [c] costos y beneficios de la vida en grupo, a una selección de mayores capacidades cognitivas enérgica, b capacidad de explotar complejos tipos de alimentos c costos de b capacidad de crecimiento del cerebro para mantener relaciones sociales a soluciones sociales a problemas ecológicos c " [129]Ibidem: 181). En esta fase del desarrollo de la paleoantropología se pretende una explicación completa del ser humano. Esa pretensión siempre estuvo presente y con Foley deja verse en cierto modo.

Rensch hizo una propuesta novedosa al concepto que parece no haber generado mucha atención, su propuesta era preliminar para comprender a Foley. El desarrollo, en paleoantropología, del concepto de ser humano definido por sus aspectos biológico, psicológico y antropológico (sociocultural). En un vistazo el concepto de Foley es similar a los anteriores, de hecho descarta que sea un problema filosófico definir al hombre. Pero al contrario, lo que Foley hace es una explicación sistemática. Además de estas características, el concepto de Foley incluye el hecho de no estar terminado que es importante en una concepción del hombre. Porque el ser humano no es un ser terminado en sí, sino un sistema en desarrollo siempre dispuesto para ser algo más y más humano.

En la vertiente de los importantes teóricos cuyo trabajo paleoantropológico no ha sido descubrimientos sobresalientes del homínidos está Ian Tattersall. Ian Tattersal lo voy a ubicar en los años 90s, así que primero voy a referir al contexto que abarca tanto los 80s como los 90s, temporalidad que como suele suceder no posee una linea delimitante fija.

En 1989 termina la guerra fría y Francis Fukuyama analiza la caída del comunismo como el fracaso de éste sistema y por lo tanto el fin de la historia. En el sentido de que no podría haber nada después del capitalismo. Pero Fukuyama no se reduce a éste aspecto, también habla del hombre como tal. Para Fukuyama en hombre no sólo es Homo oeconomicus, la totalidad del hombre se encuentra en su lucha por el reconocimiento. El hombre sólo se puede expresar en su sentido más elevado en su lucha contra la injusticia. La postura de Fukuyama causó gran revuelo, pero no un consenso general. Ante los problemas ambientales, Perry Anderson ve como única salida al régimen socialista. Anderson dice que sólo una potencia internacional en el sistema económico podría reaccionar y llevar acabo la revolución "ecológica" necesaria. Esta confrontación de posiciones, constante en la realidad social, conduce a recordar que la historia humana es un proceso en el que intervienen tanto la voluntad como la razón, las emociones humanas, la suerte, la estupidez, el buen juicio y los errores, así como los grandes descubrimientos (Windschotlle 2000).

Predominante en los 80s, pero con influencia en los 90s, la visión intelectual posmoderna se define alrededor de una aceleración de la modernidad, la vanguardia. La modernidad es cada vez más efímera y lo que es, se desarrolla en un consumo creciente del lenguaje y de los signos. Lo más relevante es que los significados son puestos por la moda, son efímeros, no sólo arbitrarios. La cultura tiene la atención en un instante que es superado sucesivamente. Se provoca una ruptura con la tradición intelectual y cultural. La posmodernidad permite la coexistencia de todos los gustos, los comportamientos, las visiones, todos pueden coexistir, tanto la vida simple como la hipersofisticación. Hay una separación de los ámbitos social e individual, el individuo se sumerge en una búsqueda narcisista. En el ámbito académico se hace patente una desconfianza de las metanarraciones y la pérdida del sentido de la historia, se desacredita tanto a la ciencia como a la tecnología. Se aborda la vida social como un texto, por lo que el lenguaje es el fundamento de la existencia. Debido a su análisis "literario" de los fenómenos se une a un rechazo a las teorías generales y las metanarrativas, en respuesta se da un papel preponderante a la multivocalidad que conduce a un relativismo radical y a un cierto nihilismo. El hombre no es una unidad simple, compuesta jerárquicamente, sólida y autocontrolada, sino una multiplicidad de fuerzas y elementos (Cahoone 1996, Harris 2000, Touraine 2000, Windschotlle 2000).

En un ambiente posmoderno similar se desenvuelve Ian Tattersall, de hecho su posición de análisis teórico de la paleoantropología coincide con la posición crítica, característica de la posmodernidad. Lo más importante es esta crítica a la disciplina. Pues la paleoantropología en la búsqueda del concepto del ser humano, útil para el análisis de los fósiles, posee un concepto que no hace explícito en la mayoría de los casos. Por esta razón se han subvalorado especímenes importantes como los Australopithecus o dado gran importancia a fraudes como el de Piltdown. Tattersall se ha establecido con los años como un gran teórico de la paleoantropología, en artículos y libros ha desarrollado una actividad científica encomiable, lo que lo pone en éste sentido muy por delante de grandes descubridores de fósiles. De 1995 es su libro: The Fossil Trail. How We Know What We Think We Know about Human Evolution, la segunda edición actualizada es de 2009. El título, sugerente, establece al análisis epistemológico como su objeto primordial. Como en su tiempo Le Gros Clark, Tattersall busca aclarar el referente al que el término "humano" puede aplicarse: Pero, para bien o para mal, es tan legítimo utilizar el adjetivo "humano" en el sentido inclusivo de relacionarse con nosotros por el descenso como en la exclusiva una de aplicación a las criaturas con las cualidades que nos distinguen del resto de los seres vivos. La mayoría de los antropólogos de hoy se inclinan hacia el uso inclusivo del término, para abrazar los australopitecos, así como miembros fósiles posteriores del grupo humano: pero es importante recordar que (dependiendo de las características que usted considera como típicamente humana) podría ser difícil de ver algunos de estos miembros de la familia humana como humana en un sentido funcional [130](Tattersall 1995: 74).

Tattersall dice que no hay un concepto por el cual podamos identificar a un ser humano. Esta aseveración debe resaltarse, pero su origen se remonta hasta la pregunta de Kant: ¿qué es el hombre? Sin embargo, al hablar de esta carencia de un concepto su postura filosófica posee visos de posmodernismo al asumir que cada uno tiene que establecer su criterio para responder a la pregunta de Kant:

Supongo que deben tenerse en cuenta el oficio de los seres humanos, como miembros del género Homo. Pero eso no quiere decir que nosotros intuitivamente reconocerlos como tales si nosotros nos encontrarsemos con un grupo de ellos mientras fuersen a un paseo en la sabana. En ausencia de una definición functional, acordado para decirnos lo que es humano y lo que no lo es, todo el mundo tiene que recuperarlo en su propia mente, lo que es cierto, sin embargo, es que incluso los últimos períodos del achelense estaban lejos de ser plenamente humanos como somos hoy [131](Ibidem: 242).

También hace algunos comentarios, de los pocos que podemos encontrar, de análisis sobre la paleoantropología. Considera que los años 60 se veían influidos por un concepto hombre relacionado con el término cultura: "[en los 60] por esta vez la noción de los seres humanos como seres esencialmente culturales había obtenido una gran ascendencia" [132](Ibidem: 121). La postura de los años 60 Tattersall la identifica como un paradigma: El poder de un paradigma persuasivo nunca debe ser subestimado, y durante la década de 1960 los conceptos de la Nueva Síntesis Evolutiva combina con nociones de cultura como el atributo humano básico para producir una nueva perspectiva-incluso dogma-en el proceso de la evolución humana en su conjunto […] a partir de la antropología, que tuvo la idea de que la humanidad se define por la posesión de la cultura más que por cualquier atributo físico en particular[133](Ibidem: 127).

Aunque como se ha visto en éste trabajo el término cultura es anterior, sumamente claro ya con Oakley, y lo que ocurre posteriormente es un cambio en su connotación, evidente con Howells y con Pfeiffer (1959) y que la actualidad con Klein (1999), en la denominación del hombre como animal cultural, posee una caracterización congruente entre la naturaleza y la cultura del ser humano.

Entre las características que Tattersall considera propias del hombre tenemos el tamaño del cerebro: "el tamaño del cerebro (un atributo que atrae poderosamente tanto que es tan fácil de cuantificar y porque expresa de alguna manera la esencia de lo humano)" [134]Ibidem: 176) y el lenguaje: "lenguaje, es una forma única de comunicación eficiente, a menudo se ha visto como la clave para aumentar el cerebro y la mejora de la comunicación y la inteligencia humana el tiempo evolutivo" [135]Ibidem: 239). A estas propiedades, se agrega la fabricación de herramientas: "no hay duda en mi mente que con la invención de herramientas bifacialmente sofisticados, como hachas de mano, de que estamos presenciando otro salto cognitivo importante por parte de la humanidad" [136]Ibidem: 241).

La precisión es lo que esta obra de Tattersall busca establecer. La congruencia con la teoría evolutiva es otro de los aspectos por resaltar. Sin embargo, no hay ninguna novedad, sólo la mención más particular al pensamiento simbólico.

En Hacia el ser humano. La singularidad del hombre y la evolución (1998). Considero que con Tattersall se halla la única crítica al término hominización sin una propuesta sobre ese tema: "Los paleoantropólogos han inventado incluso un término especial "hominización" para describir el proceso que condujo a la humanidad, con lo que se refuerza la impresión de que había algo único no sólo en lo que llagamos a ser, sino en el modo en que llegamos a serlo" (Tattersall 1998: 98).

Como un trabajo teórico aborda el tema del concepto del ser humano, al menos de manera paralela a su tema principal, la evolución humana. Demuestra que el concepto es imposible dejar de lado: "…resulta bastante irónico que la misma especie a la que evidentemente le gusta hablar de su condición hasta la saciedad sea, de hecho, la única que carece de ella, o al menos, si existe, es la más difícil de definir" (Ibidem: 222). Lo que caracteriza al hombre es su complejidad, la dificultad de conceptualizarlo: "…con la aparición sobre la Tierra del Homo sapiens moderno apareció en escena un tipo de ser totalmente nuevo" (Ibidem: 45). Esa dificultad procede de aquello que somos y lo que queremos pensar que somos son cosas diferentes (Tattersall 1998). De modo similar a lo dicho por Foley y ya mucho antes por Le Gros Clark. Que recuerda la complejidad en la denominación del hombre por sí mismo.

Como un investigador que claramente acepta la teoría evolutiva como fundamental de la paleoantropología, da la posición del hombre en su proceso evolutivo: "Los seres humanos modernos son el resultado de una singular serie de acontecimientos evolutivos que dependió no sólo del logro de capacidades hereditarias particulares, sino también de otras capacidades que ya habían sido adquiridas por su linaje cuando la selección se presentó" (Ibidem: 64). Esto es, la herencia evolutiva de la que habla Foley, miles y millones de años de evolución que le conducen a su lugar en la naturaleza. "Al fin y al cabo, no afloramos totalmente hechos el lodo primordial. Con todo, como he recalcado, es igualmente fundamental que nos demos cuenta de que nuestros comportamientos no son prisioneros de nuestros genes del modo en que los psicólogos evolutivos nos querían hacer creer" (Ibidem: 251). Por lo que Tattersall toma distancia de la postura determinista y así refiere a la libertad del hombre de desarrollarse en su ámbito sociocultural a partir de su aspecto individual.

Una vez hecho esto plantea la importancia que tienen las características como: el cerebro, la cultura y el lenguaje. Donde podemos observar a una particular importancia: "lo que en verdad nos hace diferentes de todas las criaturas vivas es exactamente lo que sentimos que nos hace diferentes: nuestras singulares capacidades cognitivas" (Ibidem: 47). Con esto se une a toda la historia paleoantropológica, desde Darwin, Keith, Teilhard de Chardin, Rensch, etc. "Nuestra conciencia es nuestra característica humana más conspicua, y es imposible ignorarla en una explicación de nuestro modo de ser" (Ibidem: 215). La característica cognitiva más importante es el lenguaje es propia y singular de los humanos modernos, está relacionado con las características físicas (Tattersall 199).

El lenguaje para Tattersall hace posible el pensamiento simbólico: "pues si hay una sola cosa que distinga a los seres humanos del resto de formas de vida, actuales o extinguidas, es la capacidad para el pensamiento simbólico: la de generar símbolos mentales complejos y alterarlos para formas nuevas combinaciones. En ello estriba el fundamento de la imaginación y creatividad: de la capacidad singular de los seres humanos para crear un mundo en la mente y recrearlo en el mundo real y exterior" (Ibidem: 201). Con Tattersall el lenguaje no es una característica más, sino que el pensamiento simbólico, el lenguaje, es lo más característico del hombre y un concepto de éste no puede dejarlo de lado. Con una influencia similar, en la importancia de la actividad simbólica, está la investigación paleoantropológica por algunos investigadores en España. A partir de 1997 con la publicación de la especie Homo antecesor España ha entrado en el campo de la paleoantropología con gran revuelo. Dos investigadres han sido los más reconocidos: Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martinez. Su concepto del ser humano se ha ligado a los restos que descubrieron en Gran Dolina y Atapuerca remiten a las características clásicas de los neandertales, pero sumamente relevantes, como el uso del fuego, los entierros y la actividad simbólica. Lo más interesante es que mencionan la importancia de la cohesión sociocultural en grupos étnicos como parte del concepto (Arsuaga y Martinez 1998, Arsuaga 1999).

Richard Rorty cita un artículo que permite observar la cuestión acerca de lo que se considera que son los seres humanos y aquellos que no merecen tal calificativo. En la cita se lee que un serbio, en la guerra en Bosnia, no considera humano a un musulmán y en tal caso el daño que le ocasiona no incurre en una violación de los derechos humanos. Más aún, un serbio considera que al deshacerse de un musulmán está haciendo una tarea humanitaria en contra de pseudo-humanos. Esto significa que para el serbio citado, el término hombre se asigna a la "gente como nosotros". La mayoría de las personas no consideran que el pertenecer a la misma especie signifique una misma unidad moral, un mismo ser (Rorty 2000).

Esta asignación del término hombre implica variantes, como la distinción del hombre con el animal, la distinción del niño con el adulto, y la tercera forma de no ser hombre que es no ser varón. Estas concepciones se mantienen aún en occidente. Para Rorty el progreso está en dejar de lado la cuestión de nuestra naturaleza humana y abordar la acción de qué hacer con nosotros mismos (Ibidem). Pero lo que podemos asegurar es que estas actitudes tienen un significado que hay que resaltar, es el hecho de que no existe un concepto que pueda abarcar universalmente al hombre, y de ese modo aplicarse a cualquiera de sus manifestaciones.

Dado que hasta ahora los más importantes personajes en la paleoantropología han sido varones, he decidido tocar en particular la tarea de paleoantropólogas en la construcción de la disciplina. Una de las vertientes que surgen con el posmodernismo es el feminismo en la ciencia. El desarrollo de esta corriente es parte de la disposición por el posmodernismo a la crítica, la multivocalidad y la desconfianza en las metanarrativas. Tomo como referencia el libro de Lori D. Hager: Women in Human Evolution (1997), que tiene como objetivo dar el merecido valor a la mujer en la evolución humana. Tanto a las investigadoras como a la mujer dentro de la filogenia humana[137] En éste libro participan exclusivamente mujeres: Leslie Aiello, Yewoubdar Beyene, Rebecca Cann, Margaret W. Conkey, Dean Falk, Lori D. Hager, Linda Marie Fedigan, Camilla Power, Susan Sperling, Alison Wylie y Adreienne Zihlman.

A partir de los años 70s la participación de las paleoantropólogas se incrementó y con ello la valoración de las mujeres en las hipótesis sobre evolución humana. Antes se había minimizado o ignorado el papel de la mujer en la evolución humana, con hipótesis como la del hombre cazador la mujer parecía relegada a un papel secundario. La mujer tenía un papel de participante pasivo mientras que la asociación con la evolución era con el género masculino. La aportación de las paleoantropólogas ha propiciado que a la mujer se le asocie como las principales en contribuir a la dieta, las formadoras de los grupos sociales y como inventoras. La primatología ha sido una fuente de información fundamental para la paleoantropología y en éste campo la mujer ha tenido el papel principal como investigadoras (Hager 1997).

La aportación de las paleoantropólogas contribuye a fundamentar que el Género es una construcción cultural que tiene que ver con lo que significa ser hombre o mujer en un contexto social. Es indudable que la actividad de las paleoantropólogas enriquece la investigación sobre la evolución humana al cuestionar la visión de género velada, que puede estar en la investigación de la evolución humana, debido a que la mayoría de quienes que hace paleoantropología son de género masculino. Para Rebecca Cann el cambio en la denominación de man origins a la forma human origins es un avance significativo al buscar un término neutral. Este momento me sirve para hacer notar que en el concepto hombre y ser humano siempre debe recordarse que incluye a la mujer.

El concepto desde la perspectiva de las paleoantropólogas coincide, en su fundamento, con los que se han mencionado. Dean Falk dice: "Es nuestro cerebro (o la mente) que nos hacen verdaderamente humanos" [138]Hager 1997: 116). Su concepción sobre lo humano incluye el incremento en el tamaño cerebral, la aparición de herramientas, una intensa actividad social, el lenguaje y el desarrollo de la inteligencia. Además la selección pudo haber ocurrido de manera diferencial en uno o ambos sexos (Ibidem). El referente de éste juicio es que : "Los seres humanos han lateralizado sus cerebros como el product final de millones de año […] Esto es, que ha incrementado sus habilidades visoespaciales incrementando las habilidades alimenticias de los hombres, mientras los procesamientos vocals han incrementado la sobrevivencia de las mujeres" [139]Hager 1997: 127). Con Dart comienza una gran valoración del lenguaje en la concepción del hombre, con Dean Falk también es el lenguaje el factor principal de la evolución humana: "Por lo tanto la inteligencia social per se probablemente no fue el principal impulsor de la evolución del cerebro humano. A diferencia de los cerebros de otros primates, los cerebros humanos hacen idioma" [140]Hager 1997: 130).

Susan Sperling y Yewoubdar Beyene mencionan la importancia de la cultura y así de la comunicación simbólica: "Fenómenos reproductivos humanos siempre se llevan a cabo dentro de un contexto cultural en el que su significado cultural, son construidos. Dada nuestra propensión única para el empleo de rico potencial del cuerpo como un medio simbólico" [141]Ibidem: 140). En la misma vertiente Camilla Power y Leslie Aiello denominan a los seres humanos como la única especie con un soporte cultural simbólico. Para las paleoantropologas mencionadas "Entre los atributos únicos de los humanos modernos son la cultura simbólica manifiesta en el lenguaje, el ritual y el arte, y una división sexual del trabajo, con la distribución y el intercambio suscrito por los tabúes rituales y mitos" [142](Hager 1997: 154). Como se puede observar el análisis paleoantropológico que incluye la visión de Género propicia una mayor minuciosidad en la distinción del papel de ambos Géneros en la evolución humana, por lo que se incrementa el alcance de la disciplina. El concepto del ser humano se puede hacer más explícito. Es por ello valioso tomar en cuenta este camino de la paleoantropología que es sensible a las diferencias entre hombres y mujeres en el ámbito de la evolución humana.

Capítulo 8

Un nuevo siglo y las mismas preguntas

Los textos que se han escrito en la última década muestran la vitalidad de la paleoantropología. No ha disminuido el interés en el tema de comprendernos y los caminos se siguen trazando. Los paleoantropólogos actualmente son parte de una teoría evolutiva extendida que acepta las ideas de Darwin como núcleo central, la teoría sintética de la evolución como constructo sólido, pero van más allá dando lugar a los grandes avances de la biología evolutiva. Veamos algunos de los títulos y autores[143]de esta década y nuevo siglo: Cela Conde y Ayala en 2001 escribieron Senderos de la evolución humana, B. Sykes también en 2001 The Seven Daughters of Eve, así como de Arsuaga El enigma de la esfinge, J. Skoyles y D. Sagan en 2002 Up for the Dragons, L. Westberg y L. Stringer en 2003 Our Family Tree, en el mismo año. Wells The Journey of Man: A Genetic Odyssey, una segunda edición de J. Diamond en 2004 The Third Chimpanzee, en 2006 tenemos J. Jordania Who Asked the First Question?, B. Wood Human Evolution. A veru Short Introduction, de 2007 A. Gibbons publicó The First Human, en 2009 Tattersal publicó la segunda edición de The Fossil Trail. How We Know What We Think We Know about Human Evolution, de 2010 es D. Palmer Origins, en 2011 J. Jordania publicó Why do People Sing? , en 2012 nos encontramos con las obras; M. Meredith Born in Africa, Stringer The Complet World of Human Evolution, Tattersall Master of the Planet. He decidido tratar este último capítulo a partir del primero y último citados de la lista. El primero por ser un texto en español que posee una profundidad en evidencias y analítica única. El último por que Ian Tattersall me sugirió que todo aquello que diría sobre el tema está en ese libro.

Pero antes de abordar los textos citados es necesario hacer una reconstrucción de la gran filogenia que constituye la red evolutiva de la que somos parte. Hablo de una red porque si bien las filogenias se construyen como árboles de ancestría descendencia, las especies no son tan simples para existir siempre aisladas unas de otras y sin vínculos de sub-especiación e hibridación. Una especie está constituida por muchas poblaciones y sólo algunas de ellas hacen posible el proceso evolutivo. Veamos la red evolutiva en la cual somos la única especie que sigue con vida. La forma más ancestral del árbol filogenético tiene como nombre científico Sahelanthropus tchadensis fue dado a conocer en 2002 por Michel Brunet. Los Sahelanthropus tchadensis vivieron hace unos 6.5 millones de años y son una transición hacia nosotros muy parecida todavía a los chimpancés en términos generales. Al encontrarse en la República de Chad, al Este de la zona donde se han encontrado la mayoría de los especímenes de nuestra línea evolutiva, se ha planteado que la especiación entre los ancestros de los chimpancés y los S. tchadensis fue por un rearreglo cromosómico y por tanto debido a especiación simpátrica, es decir, en la misma área geográfica se generó el aislamiento reproductivo que dio origen a dos línea evolutivas distintas, la nuestra y la de los chimpancés.

La siguiente especie en nuestro linaje es Orrorin tungenensis publicada en 2001 por Senut y Martin Pickford. Los Orrorin de Tungen vivieron hace 6 millones de años, poseen características transitorias entre la vida arbórea y bípeda. Son la forma más antígua que posee una denominación y conecta posiblemente con la especie que actualmente se encuentra fuera de duda su relación con nuestro pasado evolutivo; Ardipithecus kadabba. Los Ardipithecus kadabba fueron dados a conocer en 2001 por Yohannes Haile-Selassie. Tuvieron una existencia amplia en el registro fósil, desde hace 5.8 hasta hace 5.2 millones de años. Los Ardipithecus son el lugar más propicio para la antropología de este siglo. Los restos fueron dados a conocer en 1994 por Tim White, Suwa y Asfaw. El nombre de la especie se propuso por los mismos autores hasta 1995, lo denominaron como la especie Ardipithecus ramidus. Estos Ardipithecus ramidus vivieron hace 4.4 millones de años. Si consideramos al género Ardipithecus, estamos abarcando 2 millones de años en la evolución humana que no se conocía antes de los años 90s y sólo ahora se está planteando con evidencias, desde hace casi 6 millones de años hasta hace 4 millones de años. Por si eso fuera poco, se considera que los Ardipithecus ramidus pueden ser la especie que evolucionó hacia la siguiente en nuestra historia evolutiva; los Australopithecus anamensis.

Los Australopithecus anamensis fueron dado a conocer en 1995 por Meave Lakey. Los Australopithecus anamensis son la especie más antígua del género, vivieron un intervalo que va de los 4.2 a los 3.9 millones de años. Los A. anamensis se cosideran un mosaico entre los Ardipithecus ramidus y la siguiente especie de Australopithecus. Eso quiere decir que tenemos una idea muy próxima al proceso evolutivo desde hace 4.5 millones de años hasta la actualidad. Recapitulando tenemos dos especies muy ancestrales: Sahelanthropus tchadensis y Orrorin tungenensis. Pero una vez que llagamos a los Ardipithecus kadabba la situación comienza a hacerse clara. El género Ardipithecus evoluciona hasta convertirse en Ardipithecus ramidus que es seguido evolutivamente, posiblemente por evolución gradual (anagénesis), por los Australopithecus anamensis. Luego viene una especie muy conocida que son los Australopithecus afarensis cuyo intervalo de existencia va desde hace 3.8 hasta 2.9 millones de años. En el intervalo de existencia de los Australopithecus afarensis se tiene una radiación adaptativa singular, la red evolutiva que mencioné se hace evidente por la gran cantidad de especies reconocidas. Tenemos a los Australopithecus bahrelghazali que fueron propuestos en 1995 por Michel Brunet, también en el oeste de la zona más común asociada con la evolución humana. Mientras los Australopithecus bahrelghazali se encontraron en la República de Chad, la mayoría de los Australopithecus se han encontado en Kenya, Etiopía y Sudáfrica. Es precisamente de Sudáfrica de donde tenemos el siguiente especímen de nuestra historia evolutiva; los Australopithecus africanus, la especie propuesta por Dart. Los Australopithecus africanus vivieron hace 3 a 2.2 millones de años. En la zona de los A. afarensis hace 2.5 millones de años vivió una especie que se ha denominado Australopithecus garhi que significa suerte. Los Australopithecus garhi fueron dados a conocer en 1999 por Berhane Asfaw, son el vínculo entre los Australopithecus y el género Homo del cual somos parte. Seguramente lo que pueda decirse en los años futuros sobre los Australopithecus garhi va a definir nuestra claridad sobre la evolución humana.

Los Australopithecus se han reconocido como los ancestros de nuestro linaje. Los muchos restos que se han descubierto confirman la idea. Pero en los caminos de la paleoantropología no está todo dicho. En 2001 Meave Leakey dio a conocer la especie Kenyanthropus platyops (de 3.5 a 3.3 millones de años) como una alternativa evolutiva a los Australopithecus. Ha relacionado a esta especie con la forma más ancestral de Homo, los Homo rudolfensis llegando a sugerir la denominación Kenyanthropus rudolfensis. Por lo cual serían la línea hacia los Homo. Esta posición no es definitiva ni está descartada.

Por ahora seguiré con la denominación de Homo rudolfensis para recordar que vivieron hace 2.5 hasta 1.9 millines de años. Le siguen a los Homo rudolfensis los Homo habilis que existieron desde hace 2.1 hasta 1.5 millones de años. En cierto momento se han considerado extrechamente relacionados Homo rudolfensis y Homo habilis. Como se ha visto, estas especies están sujetas a discusión en sus denominaciones, algunos llaman Australopithecus habilis, pero esas discusiones son muy especializadas para hacer referencia a ellas aquí.

La especie Homo que sin duda se reconoce es la africana de Homo ergaster que significa hombre trabajador y fue propuesta en 1975 por Colin Groves y Vaclav Mazak. Los Homo ergaster vivieron en África hace 1.9 hasta hace 1.4 millones de años, deben ser la forma evolucionada posterior a los H. habilis y son los ancestros de las muchas especies que salen de África. Entre estas tenemos a los renombrados Homo erectus que existieron un intervalo de tiempo desde hace 1.8 millones de años hasta hace 500 000 años. Los Homo cepranensis que vivieron hace 750 000 años y los Homo floresiensis que vivieron desde hace 1.8 millones de años hasta hace cerca de 20 000 años en la isla de Flores. Después de los Homo ergaster la historia evolutiva ha sido en África y fuera de ella. Aún es difícil decir con precisión qué paso después de los H. erectus, pues tenemos tres especies que dan indicios del proceso evolutivo sin ser definitivo en nombres, pero si en que hemos evolucionado entre el noreste de África y el Oeste de Oriente Medio. Las tres especies de Homo son: Homo antecesor que vivió hace 700 000 años, Homo heidelbergensis cuya existencia va desde hace 600 000 a 300 000 años y los Homo neanderthalensis que vivieron hace 300 000 hasta hace 30 000 años. El Homo heidelbergensis es una especie que se suele reconocer como ancestral nuestra y posiblemente también de los Homo neanderthalensis. Se sugiere que los H. heidelbergensis primero dan origen a los H. neanderthalensis y luego a los Homo sapiens, de ahí las similitudes cognitivas y las diferencias somáticas entre neandertales y nosotros. Nuestra especie, el Homo sapiens se considera que existe desde hace 200000 años. Una sub-especie, Homo sapiens idaltu se descubrió que existió en África hace 180000 años. Por ello se puede ver la evolución humana como una compleja red evolutiva.

Esta es la historia evolutiva que conocemos hasta ahora, pero como se ha visto a lo largo del libro, lo único de lo que estamos seguros es de nuestro proceso evolutivo, no de los particulares. Los aspectos de nombres son objeto de la taxonomía paleoantropológica. Por nuestra parte seguiremos en esta búsqueda por conocer cómo la paleoantropología construye una idea científica de lo que somos y hemos sido.

Cela Conde y Ayala escribieron Senderos de la evolución humana en 2001. Camilo José Cela Conde; filósofo y profesor de antropología en la Universidad de las Islas Baleares y Francisco J. Ayala; biólogo de la Universidad de California, con una larga trayectoria en biología evolutiva. El texto conjunta la información histórica y los recientes avances en paleoantropología. La influencia de Tobias es patente en el texto y constante la referencia a Darwin.

El concepto de ser humano que se obtiene del libro incluye a la cultura, el lenguaje, la relación entre el lenguaje y la mente, el simbolísmo, la socialización y la condición moral del hombre. En el mismo orden los voy a referir. Mencionan tres elementos como fundamentales de la adaptación del hombre y exclusivos. Estos son: el lenguaje, la postura erecta y la fabricación y uso de herramientas. Estas características se integran por medio de la evolución, así "La manufactura de herramientas líticas es una apomorfía (transformación de un carácter dentro del grupo) del género Homo, relacionada con desarrollos cerebrales que dotaron a nuestro género de la base neurológica precisa para el lenguaje" (Cela Conde y Ayala 2001: 350). Por ello es posible decir (se basan en Cavalli-Sforza) que "La capacidad de comunicación debida al lenguaje simbólico y creativo […] nos caracteriza" (Ibidem: 444). Así "el lenguaje es uno de los rasgos más distintivos de nuestra especie. Ningún otro animal habla como lo hacemos nosotros" (Ibidem: 483). Si bien los chimpancés y cetáceos poseen lenguaje, nuestra vida humana depende tanto de la comunicación como dependemos para vivir del trabajo. La cultura como característica del hombre encuentra una mayor explicación en otro libro de Ayala. Para Ayala su concepto de hombre está ligado a la importancia de la cultura y su pregunta es general acerca del hombre. Dice: "Es cierto que el descubrimiento del origen evolutivo de la humanidad no es suficiente para darnos a entender qué es el hombre, pero proporciona el punto de partida necesario para ello" (Ayala 1985:53). La humanidad se caracteriza por la cultura, en donde podemos encontrar dos tipos de herencia; la biológica y la cultural:

La herencia cultural es exclusivamente humana y reside en la transmisión de información mediante un proceso de enseñanza y aprendizaje, que es, en principio, independiente de la herencia biológica. La herencia cultural se adquiere […] de la totalidad del entorno humano. Los animales tienen memoria individual, pero no "memoria" social […] La herencia cultural hace posible la evolución cultural, haciendo posible un nuevo modo de adaptación exclusiva de los seres humanos (Ayala 1985: 162).

El hombre es el único organismo que "habla con un lenguaje de doble articulación, utilizamos códigos éticos y expresamos juicios estéticos" (Cela Conde y Ayala 2001: 450). Basados en Chomsky suponen que "el camino hacia el lenguaje humano es la suma de una serie muy diversa de aptitudes comunicativas cuya filogénesis se extiende al menos dos millones de años atrás" (Cela Conde y Ayala 2001: 487). La doble articulación del lenguaje se refiere a hacer de series de palabras; frases, como parte de la voluntad comunicativa. Por ello el lenguaje y la mente —aseguran los autores— son un patrimonio exclusivo de nuestra especie. La herencia cultural transmite los conocimientos y todo el bagaje que históricamente generan los seres humanos por el lenguaje. "La característica fundamental del lenguaje humano es el usar símbolos como medio de comunicación […] Los animales, incluido el hombre, se comunican entre sí por medio de signos, pero sólo el hombre posee un lenguaje simbólico propiamente dicho" (Ayala 1985). Para el desarrollo del simbolísmo se requiere de un cambio cognitivo que asocian con la aparición del arte. "El episodio que implica la aparición del primer arte y, ligado a él, del primer lenguaje es […] el paso definitivo hacia la humanidad. Describe como los homínidos llegaron a usar cosas (dibujos) para representar otras cosas (conceptos y luego palabras), es decir, cómo los homínidos se volvieron humanos" (Cela Conde y Ayala 2001: 476).

Para Ayala el aspecto simbólico del hombre representa la característica más importante. El hombre es un organismo con dos tipos de herencia, una biológica que le proporciona las características necesarias para su adaptación biológica y hace posible el segundo tipo de herencia (el cual se desarrollará en su propio nivel emergente), esta herencia es la cultural y su característica es básicamente lo simbólico. Con esta característica se pueden unir tanto lo socio-cultural como el carácter individual del humano, el contacto lo proporciona la educación por el lenguaje simbólico (Ayala 1985).

La característica moral del hombre es citada por Darwin y en gran medida los autores se basan en él. Dicen: "Sabemos que el ser humano dispone de un sentido moral que lo convierte en distinto del resto de los animales, y deducimos la gran importancia que tiene este sentido para la filogénesis de la especie humana" (Cela Conde y Ayala 2001: 519). Aseguran que del mismo modo en que resulta imposible demostrar que el Homo habilis tuvo una conducta moral es demostrar que no la tuvo.

La socialización es una característica de la que el hombre no puede prescindir y sin la cual no se daría el desarrollo del lenguaje y por ello del cerebro. Para los autores no significa que la humanidad no incluya la conducta brutal. Esta aseveración la fundamentan en Arsuaga, pero como se ha visto en esta tesis es una referencia desde Dart (Cela Conde y Ayala 2001). Es Senderos… una recopilación de información donde los autores toman una postura y al mismo tiempo cada aseveración se fundamenta en otros autores. Hay una cierta neutralidad posmoderna, pero con un compromiso con la objetividad y contra el relativismo absoluto.

Al final del siglo XX la paleoantropología ha abordado la pregunta por los procesos evolutivos que hacen posible nuestro linaje. Aún no ha desarrollado una investigación profunda en evo-devo, ni ha utilizado los sistemas complejos para construir una explicación evolutiva humana. Pero se han dado acercamientos que seguramente con el tiempo y la madurez de los libros podrá sacar a la luz.

A lo largo del libro exploramos preguntas como ¿Cuándo se origina nuestra especie?, ¿Cuál es la forma más ancestral de nuestra especie? ¿Cómo podemos distinguir al ser humano de otras especies de homínidos? ¿Cómo y cuándo evolucionó la mente y conciencia humana? ¿Cómo evolucionó el lenguaje? ¿Qué papel tiene el desarrollo ontogénico en la evolución humana? ¿La evolución humana ha sido gradual o puntuada? ¿Qué procesos evolutivos han hecho posible la evolución humana? Las preguntas siguen aquí para hacernos reflexionar sobre nuestro pasado, presente y futuro.

Notas:
[1] Among the many problems which came under my consideration, the position of the human species in zoological clasification was one of the most serious.

[2] The question of question for mankind – the problem which underlies all others, and is more deeply interesting than any other- is the ascertainment of place which Man occupies in nature and of his relations to the universe of things.

[3] History shows that the human mind, fed by constant accessions of knowledge, periodically grows too large for its theoretical coverings, and bursts them asunder to appear in new habiliments.

[4] …that the minds of men being everywhere similar, differing in quality and quantity but not in kind of faculty…

[5] …until the superior tenacity of linguistics over physical peculiarities is shown, and until the abundant evidence which exists, that the language of a people may change without corresponding physical change in that people…

[6] because the human biped differs from all other bipeds and quadrupeds, in the tendency to put his dead out of sight in various ways; commonly by burial

[7] Man has been defined as the only animal possessed of two hands terminatings his fore limbs, and of two feet ending his hind limbs, while it has been said that all the apes possess four hands; and he has been affirmed to differ fundamentally from all the apes in the characters of his brain…

[8] It has been asserted that man alone is capable of progressive improvement; that he alone makes use of tools or fire, domesticates other animals, or possesses property, that no animal has the power of abstraction, or of forming general concepts, is self-conscious and comprehends itself; that no animal employs language; that man alone has a sense of beauty, is liable caprice, has the feeling of gratitude, mystery, etc; believes in God or is endowed with a conscience

[9] “…man is the modified descendant of some pre-existing form, would probably first inquire whether man varies, however slightly, in bodily structure and in mental faculties; and if so, whether the variations are transmited to his offspring in accordance with the laws which prevail with the lower animals”

[10] “Thus we can understand how it has come to pass that man and all other vertebrate animals have been constructed on the same general model, why they pass through the same early stages of developments in common. Consequently we ought frankly to admit their community of descent…”

[11] Man in the rudest state in which he now exists is the most dominant animal that has ever appeared on this earth. He has spread more widely than any other organized form: and all others have yielded before him. He manifestly owes this immense superiority to his intellectual faculties, to his social habits, which lead him to aid and defend his follows, and to his corporal structure. The supreme importance of these characters has been proved by the final arbitrament of the battle for life. Through his power of intellect, articulate language has been evolved…

[12] That they become first impressed on mental organization through habit, instruction and example, continued during several generations in the same family, and in a quite subordinate degree, or not at all, by the individuals possessing such virtues having succeeded best in struggle for life.

[13] …these several inventions, by which man in the rudest state has become so pre-eminent, are the direct results of the development of his power of observation, memory, curiosity, imagination, and reason…

[14] … if it could be proved that certain high mental powers, such as the formation of general concepts, self-conciousness, etc., were absolutely peculiar to man, which seems extremely dubtful, it is not improbable that these qualities are merely the incidental results of other highly-advanced intellectual faculties; and these again mainly the result of the continued use of a perfect language…

[15] In the first place, as the reasoning powers and foresight of the members became improved, each man would soon learn that if he aided his fellow-men, he would commonly receive aid in return

[16] I fully subscribe to the judgment of those writers who maintain that of all the differences between man an that lower animals, the moral sense or conscience is by far the most important

[17] I have endeavored to show that the moral sense follows, firstly, from the enduring an everpresent nature of the social instincts; secondly, from man´s appreciation of the approbation and disapprobation of his fellows; and thirdly, from the high activity of his mental faculties, with past impressions extremely vivid; and these latter respects he differs from the lower animals. Owing to this condition of mind, man cannot avoid looking both backwards and forwards

[18] “… the idea of a universal and beneficent Creator does not seem to arise in the mind of man, until he has been elevated by long-continued culture”

[19] “…man could no have attained his present dominant position in the world without the use of his hands, which are so admirably adapted to act in obedience to his will…”

[20] Man is what he is because of his brain

[21] “the brain of man greatly exceeds that of all other primates; it has made man the dominant animal of the world; the essential problem of the man´s evolution is the remarkable expansion of his brain – in size, in complexity and in power”

[22] “what causes the human brain to undergo this remarkable initial increase we do not know, but we are justified in drawing the conclusion that the humanity of brain is determined during infancy and that long before the first permanent molars appear the adult size of a brain ”

[23] El tema fue explorado recientemente en Zavala (2012).

[24] “When we seek amongst known human races, both living and extinct, for the nearest representatives of the big-brained, long-headed, strong-faced type which brought the Aurignacian culture…”

[25] “the final humanity of Pithecantrhopus was established by the brain cast taken from the skull; its convolutionary pattern is human, not anthropoid […] The discovery at Trinil raised the question: What is a man? That at Taung: What is an ape? ”

[26] “we must assume that human evolution has proceeded at a rapid rate to transform a brain such as that of Sinanthropus into the great organ found in La Chapelle man in the course of 200 000 years”

[27] “We shall be in a position to analyse the mentality of those ancestral forms know to us present only by fragmentary fossil skulls”

[28] We have gone far enough, however, to be certain that man is what he is because his brain; his peculiar foot, his deft hand and his upright posture are but human accessories. The central problem of man´s evolution is the rise of his brain size and in complexity. We know the mental manifestations of modern man; we know the size and convolutionary pattern of his brain; we have reason to believe that these two aspects of his brain –the structural and psychological- are interdependent.

[29] “Human nature is a product of evolution and is also concerned in the process of evolution”

[30] “It is acknowledged […] that human nature remains still the same in its principles and operations […] Ambition, avarice, self-love, vanity, friendship, generosity, public spirit; these passions, mixed in various degrees, and distributed through society, have been, from the beginning of the world, and still are, the source of all actions and enterprises which have been observed among mankind…”

[31] Hume recognizes the duality of man´s mental nature and that those which that civilized mind counts as evil are just as essential to its constitution as those qualities which are regarded as good or virtuous

[32] “human nature has a dual constitution”

[33] “…the chief factors in securing isolation were (a) clannishnens a mental state which impels us to favour our kind and to be indifferent or averse to all outside our kind; and (b) the state of mind wich Gidding had name conciousness of kind …”

[34] “When our group has safely crossed the mental Rubicon and passed well within the realm of humanity, it has carried with it all the instinctive urges which served on the other side. The sole change lay in this: an increase in mass and in specialization of the cerebral cortex gave a higher degree of control over the inborn urges or impulses”

[35] “Human nature is both a product and a process. It has been built up as a product of man´s evolution, but it has been developed so to serve in the process of evolutionary change. Besides the qualities in human nature which directly subserve one or other of man´s two codes of morality (code of amity and the code of enmity) ”

[36] “…the code of amity favored the grown and ripening of all those qualities of human nature –friedliness, good will, love, altruism, idealism, faith, hope, charity, humility, and self-sacrifice. Under de code of enmity arose those qualities which are condenned by all civilized minds –emulation, envy, the competitive spirit, deceit, intrigue, hate, anger, ferocity, and enmity…”

[37] “…there is another constituent of human nature which at first sight seems to lie outside scheme of group evolution…”

[38] Man is a social animal, distinguished by “culture”: by the ability to make tools and communicate ideas. Employment of tools appears to be his chief biological characteristic, for considered functionally they are detachable extensions of the forelimb […] When the immediate forerunners of the man acquired the ability to walk upright, their hands became free to make and manipulate tools –activities which were in the first place dependent on adequate powers of mental and increased those powers […] man became the most adaptable of all creatures. Making fire, constructing dwellings and wearing clothes followed from use of tools, and these cultural activities have enabled man not only to meet changes of the environment, but to extend his range into every climatic zone.

[39] “systematic making of tools implies a marked capacity for conceptual thought”

[40] “Men who made tools of standard type such as Abbevillian hand-axes must have been capable of forming in their minds images of the ends to which they labored. Human culture in all its diversity is the outcome of this capacity for conceptual thinking, but the leading factors in its development are tradition couple with invention”

[41] Through his ability to observe and compare experiences man was able to adjust himself to varying conditions and to modify his environment. Learning to control fire was the greatest step forward in the direction of gaining freedom from the dominance of environment, for though its use man´s activities were no longer terinated by darkness, and he was able to extend his range into cold regions.

[42] Hominidae were probably fuctionally advanced enough for speech, but nervertheless speech as we known it may have been a comparatively late cultural development- an invention. The earliest mode of expression of ideas was perhaps by gesticulation, mainly of mouth and hands, accompaiden by cries and grunts to attract attention […] even in relatively early stages of culture man was capable of imagining, deducing from, and speculating about observed relationships between things.

[43] “the criterion of humanity being the ability to speak and to make tools”

[44] Man could only advance to civilization by controlling his food-supply

[45] the Neandertals were sometimes cannibals, with a predilection for brain; but they also begun to bury their dead, occasionally at least with some ceremony

[46] the present number of different types of man is probably small compared with the number we shall someday find

[47] “…brains, above all else, are the mark of a man…”

[48] “…developing like others a large brain and a straight posture, also went further in a thinning of the skull and reduction of the face, and this was Homo sapiens, in all likelihood the best endowed of any…”

[49] “… speech was invented so that man might talk about the weather. If there is any justification for the idea, it is that when language was being invented the weather was certainly something to talk about…”

[50] “…they were, in particular refinements in food, clothing, and shelter, and man became in time the first domesticated animal…”

[51] “…he became essentially a meat eater…”

[52] “Man, for all his frailties, is now one of the toughest, most tenacious, most adaptable animals in the kingdom, and still unspecialized withal; and I am sure that he is here to stay…”

[53] Perhaps the best distinction would be to say that the euhominids had achieved skeleton which cannot be distinguished from our own, as far as we know, and were all about as big in the body as we are. Also, they all show a definitive reduction in the size of the molar teeth compared to the australopiths, as well as a diminution of the jaw, and so eventually of the face. In any event, their brains certainly soon became larger. And they were making tools as far back as we can trace them and were surely beginning to speak, as well…

[54] For his skull is lighter than was typical for any of the men we have reviewed. He is the only man with a really domed head and high forehead, with vertical sides and rounded back to his brain case. And he is the only man with so thin-walled a skull and so light-boned a face […] This face is extremely delicate in structure, an well pulled in below the forehead, throwing the nose into relief […] Our teeth are much reduced in some races, but not in all; there are no great distinctions. But the bony chin sitting on the front of the jaw is a good badge of Homo sapiens, although it is less a sing of intelligence and determination than of a pushed-in face a puny mandible […] The most important and characteristic difference we know between sapiens man and his cousins is the collapse of his brows.

[55] “…they are “humans”, in the sense that they have culture, like ourselves: they communicate ideas to one another, and create things jointly…”

[56] “…in fact, it is harder than ever now to say what a “true” man is, and it only depends on what you are talking about…”

[57] It is fact that man is an animal, but it is no a fact that he is nothing buta n animal

[58] In the new evolution new factors arise as elements inconsciousness, although always somehow influenced by and sometimes directly produced from the tangled psychological undergrowths of habit, emotion, and the subconscious

[59] Man´s intelectual, social, and spiritual natures are altogether exceptional among animals in degree, but they arose by organic evolution

[60] Man is a moral animal

[61] The probability of survival of individual, or group, living thing increases with the degree with which they harmoniously adjust themselves toeach other and their enviroment

[62] Evolution has no purpose; man must supply this for himself. The means to gaining right ends innvolve both organic and cultural evolution, but human choice as to what are the right ends must be base don human evolution

[63] We need, too, recognize the supreme importance of knowledge of organic and social evolution. Such knowlege provides most of the universo and it must guide us if we are to control the future evolution of mankind

[64] human life is governed by a number of instincts, hereditary traits ensuring the survival of the individual (feeding and cleaning), of the community (social rank) and of the species (reproduction)

[65] What is of peculiar importance here is man´s much more pronounced volitional thought processes and his wide range of abstraction and generalization, as well as his capacity for imagination and speculation, so essential for all planning invention and the advance of his civilization […] Homo sapiens is the fist species to be capable of envisaging his own ego as a significant concept and of seeing himself objectively against an extramental background […] history that Homo sapiens has come to an unique state of self-knowledge and to an understanding not only of his own phylogenetic evolution but also of the structure of the universe from the most distant galaxies to the interior of the atom. And he has done this through language, writing and printing, which have enable him to hand on tradition and to develop a supraindividual memory and a global range of knowledge […] Moreover, man is the first living creature to enjoy aesthetic and intellectual pleasure and to set up aesthetic, ethical, scientific and religious standards

[66] “As has been stated earlier, there are certain characters, not always measurable, which, taken together, serve to distinguish Homo sapiens from extinct species and genera of mankind , and we must now briefly consider some of the more obvious and important of these: brow-ridges, canine fosa, ear-hole, the mastoid process, the shape and angle of, foramen magnum, chin eminence.”

[67] The evolution of material culture is far outstripping the physical evolution of man himself except in one thing –in the complexity and development of his brain power. [se refiere a la industria Auriñasience] Brain complexity and the ability to use the brain must not be confused with size of brain. There is, in fact, no close correlation between brain size and brain ability. The Neanderthals race had, on the average, bigger brains than we have today, but they were not more clever. The complexity of their brain convolutions was much less.

[68] But in one thing man, as we know him today, is over-specialized. His brain power is very over-specialized compared with the rest of his physical make-up, and it may well be that this over-specialization will lead, just as surely, to his extinction as other forms of over-specialization have done, in the past, for other groups […] Not only the over-specialization of our brains power made us capable of inventing the means of the destruction of our species by atom bombs, but it also resulted in our creating for ourselves such a highly specialized material culture that we are far more –not less- at the mercy of Nature than man ever was before.

[69] “…each culture tended to borrow certain ideas from the other, with the more primitive and less developed culture borrowing more, while the more evolved culture borrowed less or even nothing…”

[70] “…man by definition since he was apparently making tools to a set and regular pattern…”

[71] I believe, therefore, that when near-man became a tool-making man, he not only took the most significant step in all the animal kingdom but he also started for himself a new phase of evolution in which the results of the natural mechanism of change were greatly accelerated.

[72] “I feel I should clearly state what I mean by the term man and near-man. Bouth are, of course, members of the family Hominidea. To qualify as man there must be reasonably good evidence suggesting that the creature probably made tools to a set and regular pattern. Near-man certainly utilized natural objects as tools, but did not transform them to a set and regular pattern.”

[73] “Once primitive man had become man in this way he created for himself conditions which I believe were responsible for his very rapid subsequent evolution.”

[74] “All too often we overlook the fact that once near-man became man, through that initial step of beginning to make tools he thereby not only provided himself with a much wider field of food supply but he did in fact create for himself the earliest known conditions of domestication. Man had indeed domesticated himself and, by so doing, I suggest that immediately he greatly increased the speed of his own evolution.”

[75] “l´homme est capable d´intelligence réfléchie. L´animal sait, mais seul l´homme sait qu´il sait […] nous devons conclure que l´homme transcende la systématique classique, car avec lui apparait une forme nouvelle de vie dans l´univers […] une vitalisation d´un autre ordre, va s´opérer: c´est le phénomène de l´hominisation.”

[76] “Pour le paléontologiste, láchèvement de l´homonisation se marquera, d´une bacón concrete, par la fabrication de l´outil artificiel. La génesis de l´homme se confind avec l´apparition dans l´historie de la vie de ce que l´on a appelé la phase instrumentale.”

[77] A genus of the Hominidae with the following characters: the structure of the pelvic girdle and of the hind-limb skeleton is adapted to habitual erect posture and bipedal gait; the fore-limb is shorter than the hind-limb; the pollex is web developed and fully opposable and the hand is capable not only of a power grip but of, at the least, a simple and usually well developed precision grip; the cranial capacity is very variable but is, on average, larger than the range of capacities of members of the genus Australipithecus; the capacity is (on the averange) large relative to body-size and ranges from about 600 c.c. in earlier forms to more than 1600 c.c.; the muscular ridges on the cranium range from very strongly marked to virtually imperceptible, but the temporal crests or lines never reach the midline; the frontal region of the cranium is without undue post-orbital constriction (such as is common in members of the genus Australopithecus); the supra-orbital region of the frontal bone is very variable, ranging from a massive and very salient supra-orbital torus to a complete lack and any supra-orbital projection and a smooth brow region; the facial skeleton varies from moderately prognathous to ortgnathous, but it is not concave (or dished) as is common in members of the Australopithecinae; the anterior symphyseal contour varies from a marked retreat to a forward slope; while the bony chin may be entirely lacking, or may vary from a alight to a very strongly developed mental trigone; the dental arcade is evenly rounded with no distema in most members of the genus; the molar teeth are variable in size, but in general are small relative to the size of these teeth in the genus Australopithecus; the size of the last upper molar is highly variable, but is is generally smaller than the second upper molar and commonly also smaller than the first upper molar; the lower third molar is sometimes appreciably larger than the second; in relation to the position seen in the Hominoidea as a whole, the canines are small, with little or no overlapping after the initial stages of wear, but when compared with those of members of the genus Australipithecus, the incisors and canines are not very small relative to the molars and premolars; the teeth in general, and particularly the molars and premolars, are not enlarge bucco-lingually as they are in the genus Australipithecus; the first deciduous lower molar shows a variable degree of molarization.

[78] Genus Homo Linnaeus Species habilis sp. Nov. A species of the genus Homo characterized by the following features: A mean cranial capacity grater than that of members of the genus Australopithecus, but smaller tan that of Homo erectus; muscular ridges on the cranium ranging from slight to strongly marked; chin region retreating, with slight or not development of the mental trigone; maxilla and mandibles smaller than those of Australopithecus and within the range for Homo erectus and Homo sapiens: dentition than those of Australopithecus and which are relatively large in comparison with those of both Australopithecus and Homo erectus; canines which are proportionately large relative to ther premolars; premolars which are narrower (in bucco-lingual breadth) than those of Australopithecus and upper part of the range in Homo erectus; a marked tendency towads bucco-lingual narrowing

[79] And mesiodistal elongation of all the teeth, which is especially evident in the lower molars (where it is accompained by a rearragment to the distal cusp), the sagittal curvature of the parietal bone varies from slight (within the hominid range) to moderate (within the ausralopithecine range); the external sagital curvature of the occipital bone is slighter than Australopithecus or in Homo erectus, and lies within the range of Homo sapiens; in curvature as well as in some other morphological traits, the clavicle resembles, but is not identical to, than of Homo sapiens; the hand bones differ from those of Homo sapiens; in curvature of the shafts of the phalanges, in the distal attachment of flexor digitarum superficialis, in the strength of fibro-tendinous markings, in the orientation of trapezium in the carpus, in the form of the scaphloid and in the marked depth of the carpal tunnel; however, the hand bones resemble those of the Homo sapiens in the presence of broad, stout, terminal phalanges on fingers and thumb, in the form of the distal articular suface of the capitase and the ellipsoidal form of the metacarpo-phalangeal joint surface; in many of their characters the foot bones lie within the range of variation of Homo sapiens sapiens; the hallux is stout, adducted and plantigrade; there are well-marked longitudinal and transverse archs; on the other hand, the 3rd metatarsal is relatively more robust than it is in modern man, and there is no marked difference in the radii of curvature of the medial and lateral profiles of the trochlea of the talus.

[80] “…since the brain is the seat of cultural behaviour, it is likely that brain. Which was more hominized in its fine internal structure, density of nerve-cells, complexity of nervous pathways and connections, and other microscopical features, permitting more complex patterns of behaviour to emerge…”

[81] “…of the various components of human behaviour, pre-eminent is man´s development a complex culture. Modern man´s cultural facilities provide him with a remarkable mechanism of adaptation to really extreme conditions. The degree to which he displays and, indeed, relies on this features distinguishes man from all others animals…”

[82] “…dependence on such cultural mechanisms for adaptation –since it is so well development in man- we may designate cultural hominización. Man had under gone biological hominization and cultural hominization…”

[83] “…man is an ethical, or better, an ethicizing animal – as Waddigton calls him, capable of ethical thinking and of forming ethical systems…”

[84] “…cultural advancement is a strinkling a nonmorphological features of hominization as increase in brain size is a morphological yardstick […] the cultural…”

[85] “Whose evolution has constitud the essence of hominization as follows: (a) implemental behavior (tool-using and tool-making): (b) symbolic communication: and (c) certain characteristics of social organization, in which preagricultural human beings most markedly diverged from subhuman catarrhines.”

[86] “Homo habilis (Habilis is a Latin word meaning “able, handy, mentaly skill-ful, vigorous” The sitability of this word to designate a group that was probably responsible for the first systematic cultural stone tools making will emerge later. The name was suggested to us by Professor Dart.)[…] Capacity of H. habilis is one of the criteria distinguishing it from the australopithecines.”

[87] Under these conditions of dramatic selection for larger brain size, with consequent diversification of population with respect to this parameter, it may well be inquired whether it is biologically meaningful to pooling of data from such disparate populations, to attempt to assess the species standard deviation and population range […] The very meaningfulness of the biological events occurring at this critical stage of hominization may be masked by statistical pooling of all the data from the geographically, chronologically, and evolutionary dispersed populations.

[88] “We shall consider below what aspects of the life of H. habilis and, especially, of H. erectus could have been relevant for these selective pressures toward increasing brain size -factors such as the rise of systematic stone tool-making, organized and systematic hunting, and symbolic behaviour including symbolic speech.”

[89] The further development of man would seem to has placed less and less of a premium on the size of his brain. Beyond a certain stage in the increase of brain size, we have no evidence that further increase in any way improved man´s adaptative abilities

[90] The chain of interrelations of parameters may be represented thus: Increase in brain size Increase in complexity of internal organization Changing functional patterns Changing patterns of behavior […] Homo sapiens: all significant trends of cultural hominization intensified: consistency, complexity, refinement, versatility, diversity within cultures, diversification between cultures with cultural adaptation: complex ritual life, with artistic manifestations; tolerance of wider range of human variants within the social group, leading to greater variability. Man is absolutely culture-dependent for survival

[91] Noncultural components erect bipedal locomotion various measures of brain size and complexity noncyclic sexual receptivity of the female retardation of ontogenetic development predatory behavior (hunting) Cultural components implemental behavior (tool-using and tool-making) symbolic communication certain characteristics of social organization in which preagricultural humans most markedly diverged from subhuman catarrhines

[92] Man´s evolutionary pathway differs from that of all other creatures, in that his biological evolution, the change of his anatomy and physiology, has been surpassed by his cultural evolution. Ever since he first liberated his hands from weight-bearing by rising to an upright bipedal stance and, ever since he first maintained his stereoscopically focused gaze on his manipulating fingers, what he could do with those freed hands and fingers has played an all-important role in his survival. The enlarging brain, in turn, develop complex neural pathways which made possible ever more ingenious inventions to assure survival. Clothing took the place of natural hairness to ensure protection from the elements; language ensure the transmission of the culture no less effectively than genes ensured the transmission of biological equipment; and tools of bone and stone took the place of large tearing and cutting teeth

[93] These are the times of divergence between (i) the lineage which led ultimately to Pongo (orang-utan) and that which led to man and the African great apes; and (ii) the line leading to Gorilla, on the one hand, and to Pan (chimpanzee) and man on the other. A third critical event (or splitting of a lineage) was that between the lineages of the hominids and of Pan

[94] Grades of hominization 1st Grade: Australipithecus 2nd Grade: Homo habilis 3rd Grade: Pithecantropus 4th Grade: Chellean Man

[95] “one of the defining characteristics of hominid is the mode of locomotion: we and all our immediate ancestors walked erect on two legs, or bipedally”

[96] we are creatures of knowledge, it is true. But, more important, we are creatures driven to know

[97] “humans become human through intense learning –not just of survival in the practical world, but of customs an social mores, kinship and social laws”

[98] “consciousness, as a quality of mind, makes each of us feel special as an individual, because the sense of self, by its nature, is exclusive of others”

[99] “the major event in the origin of modern humans very likely was the final acquisition of a fully articulated spoken language”

[100] “Human language, and all that flows from it indeed marks Homo sapiens as a especially talented species

[101] “Our sense of morality, ethics, and transcendental vision in unique in today´s world”

[102] When we contemplate our origins, we quickly come to focus on language. Objective standards for our uniqueness as a species, such as our bipedality and our relatively enormous brain, are easy to measure. But in many ways it is language that makes us feel human. Ours is a world of words. Our thoughts, our world of imagination, our communication, our richly fashioned culture –all are woven on the loom of language. Language can conjure up images in our minds. Language can stir our emotions –sadness, happiness, love, hatred. Though language we can express individuality or demand collective loyalty. Quite simply, language is our medium

[103] “our minds create a mental model of the world that is uniquely human, capable of coping with complex practical and social challenges”

[104] “A uniquely human mental model of the world, woven on the loom of language”

[105] “I believe that the qualities of humannesss – consciousness, compassion, morality, language- arose gradually in our history, products of the evolutionary process that shaped our species. But, together with our creative intellect, they form part of our perception of the rest of the world of nature”

[106] For me, the fundamental distinction between us and our closest relatives is not our language, not our culture, not our technology. It is that we stand upright, with our lower limbs for support and locomotion and our upper limbs free from those functions. In essence, humans are bipedal apes who happened to develop all these other qualities we usually associate with being human. And if we think with again about the molecular data, which ally us closely with the chimpanzee and gorilla, then, no question about it, we are apes of a kind, rather odd African apes

[107] “bipedalism, habitual two-legged locomotion, is an activity that distinguishes humans from all the others primates […] We use bipedalism as the main criterion for deciding which fossils we include as hominids instead of apes”

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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