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Dios, la existencia inescrutable




Enviado por Francisco Munguia




    El Hombre, por principio y por naturaleza, quiso desde siempre explicarse el universo el mundo y la vida para entender el entorno vivencial en que habita como un todo racional, inteligible y completo. Firme, real. Y en esa búsqueda, topó, -de hecho, sin querer- con la imposibilidad de comprender demasiadas cosas que conformaban su ámbito, tantas, que el propio mundo se le volvió inexplicable. – Monografias.com

    El Hombre, por principio y por naturaleza, quiso desde siempre explicarse el universo el mundo y la vida para entender el entorno vivencial en que habita como un todo racional, inteligible y completo. Firme, real. Y en esa búsqueda, topó, -de hecho, sin querer- con la imposibilidad de comprender demasiadas cosas que conformaban su ámbito, tantas, que el propio mundo se le volvió inexplicable.

    Pero, desde tiempo inmemorial, desde los rastros casi olvidados de su propio origen, el Hombre ha contado siempre con una figura que le explicaba las cosas como desde un comienzo voluntarioso, ordenado específicamente a partir de un acto libre que lo involucraba como creatura donde él -el humano- resultaba asociado en alguna relación específica con aquella figura intrigante a la que llamó: Dios. Y Dios era el responsable del universo y del Hombre, figura suprema, ininteligible e inconstatable pero eficiente y "familiar" a quien la existencia del ser humano debe su presencia sobre la tierra y, sobre todo, su 'consciencia de Ser'. Y de algún modo, por intuición, por ese élan racional inefable pero irrenunciable, el Hombre tenía la necesidad de identificar a ese Ser elusivo pero presente, indemostrable pero intuíble de cuya presencia estaba ayuno pero del cual estaba deseoso como en una necesidad, para que ese algo cuadrara su vida y su destino en una justipreciación elemental que explicara su ser, todo un universo perfectamente dispuesto que no podía ser casual. Dios fue siempre, para los ciudadanos del mundo, desde la remota antigüedad, el dato dado que sustentaba y generaba al mundo y lo exponía, sin mayores pretenciones de especulación y demostración. Dios simplemente ERA, EXISTÍA a contra-razón, sin más…

    Pero con el tiempo, el Hombre comprendió más y mejor: Dios entonces se volvió incomprensible, distante, una entidad más inmanejable que lo que se suponía, algo en extremo superior, temible de hecho. Y ajeno. Su presencia no era constatable en modo alguno en el marco de la existencia cotidiana del mundo… Pero el mundo seguía teniendo sus características manifestaciones! Cómo funcionaba, pues? Quizá Dios tenía "subsidiarios"… Claro! Así como la propia sociedad humana había dado por ser, escalafonaria, así Dios tenía organizado el cosmos… De hecho, la propia sociedad humana solo era una copia del patrón universal…! Al final y en el fondo, el Ser, el Gran Ser terminó por quedar en el último estrato, el mas alto, el privilegiado, el Gran Sustentador: un Ser empírico, indiferente y rígido, realmente ignoto e incognoscible, última ratio de cuanto existe, y así permaneció la noción de Dios como un misterio: Neter, en Egipto, Elu en Mesopotamia… El Manitou de los nativos de América es el mismo caso, así como el vocablo sánscrito primitivo de donde emergieron: Theos, Deus, y nuestra voz Dios: "dev", que significaba: luz, irradiación

    Nació entonces y por lo tanto, el cúmulo de dioses y diosas que solo eran expresión activa de la voluntad superior: deidades del sol, del mar, del aire… y aún otras más sofisticadas que involucraban las actividades humanas: la guerra, las artes, el amor, el conocimiento… Deidades al fin de cuentas, más "humanas", más accesibles… Ese patrón de entidades nouménicas resultó apenas comprensible para el Hombre standard de las comunidades promedio, de modo que se requirió el ejercicio sacerdotal para darles cordura y sentido. Y así nació, por lotanto, la teogonía, la teología y por supuesto la teocracia como "explicacion y justificacion", sobre todo, de un cosmos que era una realidad evidente aunque misteriosa, ignota para el lego, inconstatable pero evidente en tanto que la realidad 'era real'…Los sacerdotes tenían las respuestas! Con la maduración humana el Hombre dejó atrás el alma colectiva de pertenencia tribal para acceder a su juicio discrecional racional y personal para empezar a pensar y buscar, motu proprio, las razones de su existencia haciendo ejercicio mental que le diera el esquema de su locación. Los más notables exponentes de esta búsqueda fueron, por supuesto, los griegos, quienes por principio negaron prácticamente a todos los dioses convencionales para instaurar como necesidad la búsqueda del Ser, del 'verdadero Ser', la 'localización de Dios'… La filosofía resultó ser, entonces, la búsqueda racional del Ser en tanto razón y posibilidad eficiente del mundo y su explicación congruente con base natural, científica: la razón como testigo. La ciencia.

    La religión entre tanto continuó con su explicación convencional, tradicional, del mundo, sin inmiscuírse en las disgresiones de los filósofos, que fueron desarrollando teorías cada vez más elaboradas del binomio Ser-Cosmos hasta saltar del naturalismo-materialismo hasta el idealismo más acabado. Religión y filosofía no se inter-imbricaron hasta el desarrollo del cristianismo, credo derivado del judaísmo tradicional y que, como disidente del mismo, buscó sin embargo su soporte técnico ya no en la Revelación judaica previa sino en el pensamiento filosófico. Con esto, el cristianismo se volvió doctrina hibridizadora del pensamiento humano hasta amalgamar numerosas propuestas doctrinarias y finalmente constituirse en el cuerpo doctrinal que conocemos, una amalgama de todas las teorías humanas de la existencia y presencia de Dios vestidas con el principio de la Creación tal que ejecución divina definitiva con fines teleológicos, de avance y progreso permanente, de "evolución" de las almas que, al final, forman la 'verdadera realidad' del Ser humano… Y de Dios, por lo pronto y hasta ahora, no hubo mayor explicación: aparte de dejar al Altísimo lejos, aparte y ajeno, se le sustituyó por alguien eminentemente humano para decantar la exigencia de 'visibilidad' constatable de Dios en alguien al alcance del Hombre: Cristo-Dios.

    La filosofía se insertó bien en el cuerpo doctrinal cristiano y hasta ayudó a éste a cobrar forma de pensamiento sustentable, proceso en el cual su propia teodicea, no-mística pero idealista adoptó -como desarrollo- a la cristología tal que "ciencia enunciativa de la divinidad" y de allí aparecieron nuevas especializaciones parecidas como la ya referida teología, que pretende demostrar y probar la efectividad de la existencia de Dios y del mundo. Téngase presente que todo el discurso filosófico de este asunto se hizo posible a partir de las consideraciones formales de la lógica como herramienta de concresión y como sólo argumento de prueba, puesto que, en materia de demostración como lo pide la ciencia objetiva, había -y hay- el obstáculo inexpugnable de la indemostrabilidad de Dios, como también de todos los postulados cristianos, dogmas de fe. De todos. Durante siglos, el maridaje cristianismo-filosofía devanó casi todas -o todas- las opciones de explicación posible de Dios hasta incluso decantar, como consecuencia y por extensión, las opciones político-sociales que se inferían de ello y que operaron como justificación en favor de la nobleza socio-política. El advenimiento de la revisión de los clásicos y el ascenso de la burguesía pragmática europea rompió el cuadro, con el consabido desgaste de la filosofía y de la propia religión, lo que llevó a la reelaboración de las explicaciones del mundo donde ya nada era como se había dicho antes. Incluso Dios mismo, figura sagrada e intocable hasta aquí, empezó a ser cuestionado y su existencia puesta en tela de duda. La ciencia positiva suplió a la fe, y la comprobación material desplazó a la demostración retórica. Pero, y la Revelación, entretanto? Tuvo y tiene un papel más difícil, desde que no presenta credenciales de constatabilidad de ningún tipo, y se atiene -por necesidad- a la argumentación, apareciendo siempre cifrada, con lenguaje enigmático y además, como exposición de un hombre solo: siempre un hombre solo, a quien "la divinidad" ha hablado para exponer sus explicaciones y requerimientos, sus demandas… No hay un solo texto en toda la historia humana en donde un conglomerado plural, un pueblo o una comunidad como tal, certifique la experiencia de una "Revelación altísima" que corresponda al concepto de "Revelación". Y siguiendo a Jaspers en su análisis y estudio de los items 'revelados', toda Revelación es referida siempre por un interventor iluminado desde un pasado, mediato o inmediato, pero pasado, pretérito: cuando se trata de un 'valor presente', el pueblo testigo renuncia a serlo (Ex. XX:19) para volver al esquema convencional: el Elegido adviene en portavoz de los designios de lo alto, de la divinidad en cuestión en cualquiera de sus formas posible pero que, de acuerdo a su propia naturaleza, no aparecerá jamás… Como con los Profetas, en que es lo mismo: se trata de casi anacoretas, descubridores místicos de amenazas, de promesas e indicaciones de lo alto sin ningún tipo de evidencia física. Todo esto nos coloca en el entredicho de pensar en infantilismo, o en magicismo, o en ingenuidad, y en cualquiera de los casos, en evidente manipulación… Y la sensación de que nada de eso -todo incluido- es verídico. O peor aún: de que, entonces, ni siquiera como destinatarios de esa tal 'Revelación' seamos siquiera dignos del mínimo acercamiento de quien nos ha creado, como se lee en Ex. XIX:24, lo cual exhibe el casi -o pleno- rechazo obvio al contacto o siquiera a la cercanía más elemental de la Entidad superior detentadora del todo-poder, como si se tratase de nosotros de un cuerpo social infecto, objetable, desmerecedor… Se le reclama "buena conducta" a un conglomerado despreciable e indigno, condenado de antemano…? Porqué un sujeto solo, aislado, sí tiene acceso a la divinidad pero no un grupo, más como en el caso de Israel, un "pueblo elegido"? Con los persas y Zaratustra se manifestó así; con Buda y los hindúes, igual. Y más tarde, entre los árabes con Mahoma fue lo mismo… Qué clase de misterio envuelve, entonces, a la divinidad, que no le permite acercarse, hacerse asequible o siquiera un tanto notable a la gente común, a la comunidad, al pueblo? Qué prurito indispensable obra en la superioridad como para dejar una creación al garete, sin dirección, de modo que se justifique aquel aserto aciago de "Deus abscultus"? Gracias a ello, los gnósticos y muchos otros grupos terminaron desarrollando pensamientos hasta agresivos como explicación de la existencia del mundo y de la vida, pensamientos de los cuales no habría habido necesidad si tan solo el Señor 'un poquito' se hubiese acercado a nosotros… Un poco, solo para tener certeza de su aseidad…

    En todo este cuadro conmovedor, tenemos que preguntarnos si realmente el mundo y la sociedad humana, en efecto, y como entidades existentes, carecen de dirección: porque de ser así y de ser cierto que el sentido de la vida se lo da, en cada caso, cada individuo por sí mismo al margen de la potencialidad del deber ser implícito "a priori", y que cada sociedad determina soberanamente su destino con independencia de necesidad alguna, entonces tendríamos que aceptar que, si Dios existe, es como si no existiese, porque no tiene ingerencia en el tono de la vida, y entonces la ciencia tendría razón… O por lo menos, así se siente, así se vive, hasta hoy. A menos que no sea el caso y seamos nosotros los que no alcanzamos a entender algo que deberíamos avisorar y no nos resulta evidente… Por qué ocurriría eso? Porque personajes calificados de la más diversa índole, han expresado continuamente su desasosiego por esta carencia, se diría, casi dolorosa… Hasta llegar a David Hume, que, en sus "Diálogos Sobre Religión Natural", (texto conocido y publicado post-mortem) especula sobre la posibilidad de Dios como en una discusión entre tres personajes que llegan, al final, a la certeza de que todo ello es una propuesta romántica, ingenua e innecesaria… Después de Hume, la mayoría de los pensadores y hombres de ciencia han concluido que la idea de Dios le sale sobrando al Hombre: es como una fantasía de realización… Aún más: en el pensamiento inconformista de fines del siglo XIX y principios del XX, las voces que se rebelaban contra el Status burgués incluso denostadoras del concepto "Dios" como parte 'sustentadora' del sistema, se han dejado oír para descalificar la posibilidad del Altísimo como una entidad despreciable, agresiva, inaceptable y degradante, como ha ocurrido con las frases de surrealistas, existencialistas y nihilistas, fundadas en, por y gracias a los conceptos eclesiales tradicionales… Las 'enseñanzas dogmáticas' de la clerecía nos han llevado hasta eso…! Qué verdad deberemos asumir, entonces? Porque al final, no tenemos ninguna presencia ni constancia de Dios. Nada de su aseidad. De sus posibilidades materiales, nada. De modo que: qué y cómo entender a Dios? Quién es? Dónde está? Cómo es ? "Existe", se nos ha enseñado, y está "en todo tiempo y lugar"… Pero no es asequible a ningún sentido corporal! Esta precisa referencia final nos coloca lejos de toda posibilidad inmediata de encontrarlo, y claro, de constatar su presencia y de 'tener esperanzas'. Y entonces…? La realidad es que nadie ha demostrado, hasta hoy, la existencia de Dios. Nadie. Los filósofos han abordado el tema sin éxito. Todos ellos han intentado resolver el problema de la existencia del mundo y la vida por la vía de Dios y han tomado la identidad de Dios como "principio primero y único", y han arreglado su imagen con todas las virtudes posibles y no posibles, como físicamente infinito, físicamente inmóvil, detentador y propietario de la lógica como si ésta fuera una apropiación posible, además de depositario de un 'amor incondicional' que deja múltiples sospechas… como para halagarlo, como quien trata de ser "bien portado", como para "quedar bien". Quizá no precisamente eso, sino que sus exigencias de totalidad les ha llevado hasta allí. Pero la lisonja nunca ha sido buena, y esos calificativos -para Dios- puede que hayan sido bien intencionados, pero no es suficiente: Dios, la "esencia del mundo"? Nosotros, cada uno y todos, y las cosas, parte de Dios? Vivimos, nos movemos y respiramos EN Dios? Pablo aventuró esa idea… No suena extraño, ajeno? Como pensamiento fantasioso, más bien, no? El mundo, el universo como un ser enorme sobre quien habitamos como microbios, como seres parasitarios… Polizontes? "Mini-seres" del Ser…? Pero al final de cuentas, ésas "demostraciones" de la existencia de semejante Ser solo han quedado en la extrapolación de virtudes y cualidades imaginarias de una posibilidad inaudita, jamás comprobada tampoco, a la par que fuera del alcance de la asequibilidad del Hombre común.

    Los religiosos, por otro lado, han hecho de Dios una existencia distinta del mundo, un 'Alguien' aparte del cosmos quien, al contrario de los filósofos, hizo de la nada al universo, a la vida y a los humanos como una encantación: Él tiene el poder para traer a la existencia, de la nada, del vacío, lo que Él quiera, cualquier cosa. Esa es justamente la definición que proponen: todo-poderoso. Todo-poder es exactamente eso: capacidad ilimitada, capacidad de obrar que trasciende los límites de la racionalidad. Él inventó al mundo, además, como capricho: Él creó realmente al universo -y al mundo- a partir de nada, de "la nada", del 'no-existir, del no-haber, por una decisión de voluntad propia. Dios -dicen- tiene todas las virtudes porque es Perfección absoluta: es, de hecho, el absoluto, lo absoluto. Él puede hacer -dicen- que dos más dos no sea necesariamente igual a cuatro… Y además, puede hacer que lo que ha sido sea como si no hubiese sido: Dios no tiene imposibles… Comparemos tal conceptualización con un dibujo chusco: el "mago" de los cuentos, el hechicero es exactamente como una caricatura de lo que realmente se predica de Dios, aunque se cree que se le reconoce…! Y, por supuesto, sus "demostraciones" de la existencia de tal dios van por el tenor de semejantes cuentos infantiles, y de exaltación en exaltación…! Por eso los pensadores que se la han creído, caen en semejantes dilemas…! Los críticos, de hecho, llegaron a la conclusión de un "dios irracional" -sin proponérselo- en tanto que él representa y satisface todas las aspiraciones irracionales de la gente, de modo que no tiene objetividad: se trataría, en efecto, de una especie de mago o alguien así. Y con ello se engaña a la gente, y ésta proyecta su impotencia como la super-potencia de alguien más que está al servicio de la salvación, su salvación, del rescate de los humanos y de cumplirles sus totales aspiraciones de eternidad, de perennidad. esta es la conclusión del análisis crítico de la religión convencional de Lev Shestov tomando en cuenta previamente la crítica de Kierkegaard sobre el cristianismo tradicional.

    Y realmente la religión popular actual tiene un pensamiento místico igual al de las religiones antiguas, primitivas: misterios, milagros, magia… Un Dios que ponen trabas a la gente, sus adoradores, pero que a la vez es manejable: un dios, actualmente, que 'perdona' continuamente al pueblo sus faltas porque es "todo amor"… Y la gente, cuando fallece, al paraíso, claro, o a la 'Gloria': con Dios, si fueron 'bien portados' y obedientes… (Así que Dios debe estar en realidad muy solo!) Pero: hasta dónde es o puede ser Dios así? Y, cómo: todo-poderoso, eterno, infalible, infinitamente amoroso, absoluto, omnisapiente, omnipresente…? Hay quien , incluso, asigna esos calificativos, hoy día, a un dios personal de morfología exactamente hominal…! Otras doctrinas, eminentemente orientales, dibujan un "principio del universo" como una 'perfección en movimento' o perfección en ascenso -aunque no se explica por qué esa perfección, o para qué es o cómo se da- que lleva o arrastra consigo a todo tipo de vida sobre la tierra y al cosmos mismo hacia una perfección continua más acabada cada vez de modo que no se trata de ningún dios ni de ninguna deidad consciente, sino que es el movimiento implícito en "el ser" general, la única realidad del mundo, donde dios mismo solo es lo interior, lo inmanente de existir, la 'perfección'… Aunque sigamos sin entender ni saber por qué semejante perfección…

    Y hay otros que resultan más exaltados: el creador del mundo, dicen, no es Dios, ni ningún dios: es un demonio, un tipo especial de dios, básicamente un "dios imperfecto", un 'vice-dios', un arconte de una sección del universo, subsidiario del gran Dios universal, un 'demiurgo'… En nuestro caso, el Dios del Antiguo Testamento -según este pensamiento- viene a ser un dios así, un "dios malo", cruel, que no perdona… El Dios del Bien, entonces, es Jesús, personificación del Alma del Dios bueno enviada 'de lo Alto' para rescate y salvación de la población humana: Una evidente copia del mitraísmo tardío que desarrolló la conceptualización parsí, parte del "conocimiento" gnóstico posterior, y aún incluso actual…

    Pero el problema es: quién reveló semejante conocimiento? Y cuándo? Y dónde? Y a quién? En qué consta? El problema sobre esto, sobre todos los items anteriores, es que no tenemos noticias ya no digamos precisas, pero ni siquiera referenciales…! Por el contrario, dice la Escritura (la Biblia) -que le habla a la gente sobre Dios, el único trabajo en el mundo en toda la historia humana, que aproxima al Hombre a Dios- que Dios "es espíritu" incorpóreo -y por lo tanto, no accesible a la estridencia sensitiva humana- y que equivale a Ser inteligente, sapiente, poderoso y eterno, fuerte e íntegro, y justo. Se dice igualmente que Dios perdona, pero que puede enojarse! Y, finalmente, se dice que Él es el Creador del mundo.

    Todo esto define a un Ser único que cabe -quizá- en la primera definición pero resulta algo distinto respecto al "Ser": Dios es el Creador del mundo pero no necesariamente distinto de él. Así que, cómo es? Y, quién es? Y dónde está? Porque para 'espíritus', tenemos de sobra en los relatos de las leyendas humanas… Y es que allí empezó el dilema: con la 'intuición a priori' de la gente (como la denomina Kant) que ha sospechado "algo" desde siempre pero no sabe justamente qué es o cómo es…

    Dios "es", dice la Escritura, pero no podemos demostrar nada sobre Él. Nada. Nosotros, la gente, podemos convencernos cada cual a sí mismo, en conciencia, y asumir, a través de la razón, de la intuición, la realidad de Dios. Pero es algo de lo cual no tenemos demostrabilidad. La especulación filosófica y teológica significa, en este entorno, que la gente tiene la certeza -o la sospecha- de la presencia de Dios porque sin Él, el universo y la vida no tienen sentido ni congruencia: advendrían en eventualidades aleatorias, desarrollos ciegos sin orden ni destino, que es lo que la mayor parte de los Hombres de ciencia están terminando por aceptar como una realidad, sin trascendencia. Una fenomenología huera. En este orden de ideas, la propia teoría humana del Big-Bang y de la evolución están llenas de hoyos, y son, hoy por hoy, las únicas doctrinas que "explican" el mundo y la vida. Por lo tanto, la idea permanece: Dios? Es decir: volvemos al principio? Estamos como en el origen? De algún modo, sí… Aunque hay que puntualizar que "Dios" no es solo un mero concepto. Hay en ello algo en que los filósofos y los religiosos no han acertado: Dios, como Ser único del el cosmos, distinto de lo humano, no corresponde a los lineamientos de definición que el prurito humano ha enunciado. El Hombre como que todo lo reduce a categorías cercanas a su entidad, como que así sería lo único posible… O proyecta sus extensiones queridas a una dimensión inaccesible, hasta construirse un 'deber ser' mágico ideal… Entonces: Dios es es "Ser único espiritual" que existe con una lógica comprensible hasta cierto punto aunque no podamos abarcarlo en su complejidad. Cómo y por qué es algo que no alcanzamos a comprender. Ni aún tampoco a dilucidar. Como igualmente no alcanzamos a apreciar la dimensión del cosmos, sus límites (suponiendo que los tenga) o su existencia: si nos fuera dicho que el cosmos equivale a 'la nada' y que la presencia material de galaxias y mundos corresponde a "la existencia", a lo creado, a lo que realmente 'es', nos meteríamos en un problema de proporciones demenciales irresoluble para nosotros en las condiciones de seres humanos ordinarios como somos, como empieza a ocurrir con los modernos astrofísicos y sus teorías del doblamiento del tiempo y del espacio, desde que son categorías que no alcanzamos ya a digerir solventemente, por más que las ecuaciones les digan que la cosa va… Nuestro limitado ser no quiere encontrar evidencias de Dios en la naturaleza creada ni en nuestra propia vida porque nos contentamos con entender el mecanismo físico de cómo operan las cosas, asumiendo con eso que 'lo sabemos todo', sin querer llegar al por qué de ello. De Dios podemos saber lo que de Él se nos ha revelado, o ignorarlo todo, ciertamente. Pero lo que no hemos tenido, y no tendremos, es "demostración". Porque no la hay. Podemos, eso sí, buscar y razonar en nuestro intelecto para entender lo más cercanamente posible la calidad de una existencia así.

    Qué en concreto sobre Dios? Lo que no inteligimos: Dios es como el pensamiento. Dios es pensamiento, pensamiento puro: el pensamiento, la consciencia del cosmos, la escencia de cuanto existe, la autoexpectación del universo. Y, quién ha visto o ha tocado al pensamiento? Cómo evaluar la presencia, la consistencia, el poder o la integridad del pensamiento? Para nosotros solo es un poducto cerebral, casi-casi un "exudado" orgánico, lo cual nos deja lejos del propósito original que nos dio vida, porque instala en nosotros el esquema 'robótico' como función, que desacredita y devalora la 'identidad ética', pero: cómo podemos entender una consciencia de dimensiones catastróficas para nosotros si nos queremos poner como base? Nosotros nos entendemos porque "pensamos", decía Descartes, pero, quién nos dijo que los animales no se entienden, a su manera, como seres vivos? Por qué negamos su posible autoconsciencia, aunque sea limitada? Empezamos a intuir que las plantas mismas, los vegetales, sienten… Quizá creemos que no porque no podemos constatar a ciencia cierta si eso es así, o cómo… Ni lo hemos creído necesario! Nuestra auto-supra-evaluación nos lo impide, nos niega ser mejores… Así que "la consciencia, Dios", no es menos que la precisa consciencia del universo, consciencia racional propia, con sus propias "leyes" como necesidad, como "deber ser", principio implícito de existir… La exigencia de SER! El universo organizado, como los astrofísicos lo empiezan a entender ya… La escencia más alta posible, y evidentemente, omni-abarcante! No es fácil entenderlo, por supuesto! Mucho menos cualificable con un juego de ecuaciones! Dios, resultado del universo material? Mejor aún: elemento consustancial del universo material, parte del mismo! Cómo puede ser esto? Dios, en el universo, desde el universo, para el universo, como Cosmos: Dios y Existencia, una unidad, lo mismo! Parecido -solo 'parecido'- a como se nos predica "el poder de la mente"… Para Dios, integralmente en todo el universo, en la vida como vida, ese poder subsiste como atributo inmanente! Es difícil, y esto se parece a algo así como los predicados filosóficos, pero no es el caso: es identificar al cosmos, a la existencia per se, como una "voluntad implícita de ser" que implica una voluntad racional inmanente en la existencia y presencia física misma… Algo así como sería la sola posibilidad de existir, de ser, como decisión… Como que "la materia" decidió, eligió y se auto-gobierna… La materia como algo no inerte, como hemos creído, sino viva y radiante…

    Finalmente, -hay que decirlo como corolario y tomando en referencia las virtudes que los religiosos le imprimen- Dios como Entidad cósmica propia, no es un ser moral con la connotación habitualmente sensiblera que el Hombre tiene; no es un 'perdónalo-todo'. Es Entidad ontológica por excelencia, y sus manifestaciones no están limitadas por lo que el "buen juicio" del Hombre parcial y convencional decida que es bueno. Dios -a propósito de la jerigonza religiosa- no es complaciente. Es justo en la medida axiológica del Deber Ser de las cosas y su ordenamiento consecuente, vale decir, de acuerdo a la intención identificativa del Algo: el Deber Ser como necesidad. Así que la promesa tan sobada de perdón indiscriminado que las iglesias predican, puede que esté comprometiendo a más de un ingenuo crédulo… Y a ellas mismas!

    Bibliogrfía

    Diálogos sobre Religión Natural. D. Hume. Trad: Edmundo O'Gorman. El Colegio de México, 1ª ed, 1942 Concepto y Problema: Dios. F. Piñón, V.Conza, J.O.Perea E. Mora. UAM, Plaza & Valdez Eds. 1ªed, 2001 La Fe Religiosa Ante la Revelacion. K.Jaspers. Trad: Gonzalo Díaz y Díaz. Ed.Gredos, Madrid, 1962 La Vida Eterna. Fdo.Savater. Ed.Ariel, Barcelona,2007,1ªed.

    Es Fanático Dios?. Jean Daniel.Trad: Alejandro Madrid.Ed. Andrés Bello,Barcelona,1999.

    Las Raíces religiosas de la Revelación. A.D.Sukhov. Trad: JoséMa.Bravo.EdGrijalbo,México,1968 Diccionario Akal crítico de Teología. Dir: Jean Yves Lacoste.Eds.Akal, Madrid,2007.

     

     

     

    Autor:

    Francisco Munguia.

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