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La nueva normalidad: economía desigual, pobreza, exclusión social y marginalidad (página 8)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

La ONU proyecta que la población en edad laboral aumente en el mundo en un 40% de aquí a 2050. O se encuentra trabajo, especialmente en países que ya tienen población joven, como África y América Latina, o se convertirá en pasto de los radicales, con efectos que estamos viendo estos días en Argel y en Casablanca, después de Nueva York, Bali, Madrid y Londres, por no contar los que se han evitado. Un radicalismo alimentado, no sólo por los "malditos de esta tierra", sino también por los que en sus países son, a menudo, los "hijos frustrados de las clases medias".

Del Ensayo Crisis de las hipotecas "subprime": burbujas y… algo más (malas prácticas) (Diciembre 2007)

ABC (12/10/07): "El 29% de las hipotecas firmadas en 2006 en EEUU fueron de alto riesgo"

"El 29% de las hipotecas contratadas en 2006 en EEUU se firmaron con altos tipos de interés debido al elevado riesgo de impago de sus titulares, frente al 16% de dos años antes, según un estudio publicado ayer por el diario económico Wall Street Journal. Según sus datos, el importe de los créditos "subprime" firmados durante 2006 ascendió a 1,5 billones de dólares (billones, en español) y se contrataron por medio de 2.500 entidades diferentes (entre bancos, cajas de ahorro y sindicatos) de forma repartida por todo el país.

Los embargos hipotecarios en EEUU alcanzaron los 223.538 procedimientos en septiembre, el doble que en el mismo período de 2006, aunque por debajo de la cifra de agosto".

Y mientras tanto…

(Parte de una carta del Senador estadounidense Bernie Sanders en respuesta a la columna de opinión de Mary Anastasia O"Grady, publicada en The Wall Street Journal -online- el 4/10/07)

… "No es sólo México y otros países en desarrollo los que han sufrido debido a estos acuerdos de libre comercio sin restricciones y pro corporaciones. También es el caso de las familias trabajadores de Estados Unidos, que ahora se encuentran en una horrenda "race to the bottom" (Carrera hacia abajo. Nota del Editor: Teoría que postula que la competencia entre los países lleva a reducir las normas regulatorias y, en última instancia, este fenómeno aumentará la pobreza global).

Pese a la explosión de la tecnología y al enorme aumento de la productividad laboral, la pobreza en Estados Unidos está creciendo, la clase media se está reduciendo y la brecha entre ricos y pobres crece cada vez más. En los últimos seis años, en Estados Unidos se han perdido millones de empleos bien remunerados a medida que las compañías cierran plantas aquí y se trasladan a China u otros países con bajos salarios. En el mismo período, el ingreso promedio de los hogares de las familias en edad de trabajar ha descendido en cerca de US$ 2.500 al año, unos 8,6 millones de estadounidenses han perdido su seguro de salud, tres millones han perdido sus pensiones y millones trabajan más horas por sueldos menores. Mientras tanto, la brecha entre los ricos y los pobres en Estados Unidos es la más amplia entre los países industrializados y es mayor a cualquier año desde la década del 20"…

Se acabó la "guita" (dinero, moneda, plata, pasta, cuartos…)

La fiesta ha terminado. Esa es la conclusión de la extraña crisis de las "hipotecas basura". Ya tiene gracia que un jubilado de Frankfurt (Alemania), París (Francia) o Madrid (España), se pueda ver afectado negativamente por el hecho de que un señor de Los Ángeles, California (Estados Unidos) deje de pagar sus créditos, pero la globalización es así. Bueno, la globalización y, sobre todo, la ingeniería financiera. El banco que le dio el préstamo a ese desconocido ciudadano estadounidense transformó esa deuda en un título negociable, que, después de pasar por cincuenta manos diferentes terminó en el fondo de inversión en el que ha metido sus ahorros el humilde pensionista de nuestro ejemplo, en la carpeta de renta fija, que como se ha visto ahora, no siempre es sinónimo de seguridad.

Ese es uno de los efectos concretos; de forma un poco más abstracta, la crisis ha sembrado la duda entre las entidades financieras, que tradicionalmente, aunque no se tengan demasiado cariño, se prestan unas a otras. Al igual que la energía, la "guita" (dinero, moneda, plata, pasta, cuartos…) ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Cambia de manos. A unos bancos les sobra -ellos sabrán por qué-, así que se la dejan a los que andan escasos de efectivo.

Ahora, sin embargo, las entidades se miran de reojo, porque no saben hasta qué punto el vecino se ha pillado los dedos entrando en el juego de los productos financieros "imaginativos", como las "hipotecas titulizadas". Y, como consecuencia de ello, el grifo del dinero se ha cerrado. Se acabó esa extraordinaria liquidez que ha permitido financiar las operaciones empresariales más insospechadas.

Titulización: pasar el muerto a otros…

Antes de la titulización

Cuando una entidad de hipotecas subprime concede una hipoteca, se la apunta en su balance, lo que significa que se lleva los beneficios… pero también asume el riesgo del impago, y debe dejar una cantidad de dinero en concepto de reservas, y ambas cosas (riesgo y reservas) limitan el número de hipotecas subprime que estas entidades pueden conceder.

Titulización: venderlas en un bonito paquete con un bonito lazo

Para reducir el riesgo asumido y las reservas necesarias, y así poder seguir dando hipotecas, lo que han hecho las entidades de hipotecas subprime es traspasar a otros las hipotecas, de forma que quien las compra pasa a llevarse los beneficios y a asumir los riesgos… mientras que la entidad de hipotecas subprime se queda con las comisiones y cierra la operación con beneficios y ya sin riesgos, está en disposición de dar otra nueva hipoteca subprime.

Pero la gracia del asunto no es vender una hipoteca subprime, que sería difícil encontrar quien la quisiera comprar, sino vender un paquete, que es lo que se llama "titulización". Si me ofrecen comprar "una hipoteca de 240.000 euros concedida a una pareja de "mileuristas" con contrato temporal de trabajo para que compren una casa de 250.000 euros", lo más probable es que los mande a la mierda, como cualquiera. Pero, las entidades de hipotecas subprime cogen un montón de hipotecas (algunas subprime y otras no) y hacen con ellas un paquete, le ponen un nombre bonito y a venderlas:

Empaquetan sus hipotecas y las venden en lotes como derivados de crédito llamados CDOs (Collateralized Debt Obligations – Obligaciones con garantía colateral), unos instrumentos teóricamente de alta calidad crediticia, pues están diversificados y respaldados por garantías inmobiliarias; incluso Standard & Poor's, Moody"s y Fitch así lo reconocen.

Claro, suena mucho mejor decir que es "deuda diversificada y con garantías inmobiliarias bien calificada por Moody"s" que decir que son "un montón de hipotecas de mala calidad en un pésimo momento del ciclo inmobiliario", pero ambas cosas son ciertas. Naturalmente, las entidades hipotecarias subprime emplearon la primera expresión dando al mundo una lección de marketing sobre cómo vender al mundo "una mierda empaquetada"

La titulización dispersa el riesgo

Estos "paquetes" fueron comprados en un primer nivel por "hedge funds"; a su vez hubo fondos de renta fija y planes de pensiones que compraron participaciones de estos hedge funds, formando un segundo nivel; también hubo fondos que entraron a un tercer nivel, pues compraron fondos que habían entrado en los hedge funds… y así, poco a poco, el producto se dispersó y en vez de haber una entidad que asumía el riesgo, cada hipoteca subprime tenía virtualmente millones de pequeños partícipes que ni sabían que su plan de pensiones o su fondo de ahorro conservador incluía también una pequeñísima parte de "una hipoteca de 240.000 euros concedida a una pareja de mileuristas con un contrato temporal de trabajo para que se compren una casa de 250.000 euros".

Y si la parte que poseía mí (su) fondo de esa hipoteca era pequeñísima ¿de dónde sale la crisis? Incluso aunque no paguen, el impacto debería ser pequeñísimo.

Pues sí, si es sólo una, el impacto sería pequeñísimo a nivel de tercer o cuarto nivel… pero no en el primer nivel, donde sí será muy apreciable.

Y ese primer nivel es el que desencadena el efecto "bola de nieve". En este caso, al ponerse feo el asunto de las hipotecas subprime, nadie quiere comprar sus emisiones de CDOs, llevando a la ruina a muchas entidades de hipotecas subprime que tuvieron que "comerse" el riesgo… y arrastrando a los hedge funds de primer nivel, que iban "cargados" de CDOs.

Crisis de liquidez

En efecto, los CDOs no son un activo con mucha liquidez de por sí, y cuando se empiezan a vislumbrar problemas con las hipotecas subprime, nadie quiere comprarlos a ningún precio. ¿Y qué valoración tiene un producto en donde hay vendedores y no hay compradores? La única respuesta es… "prácticamente cero", aunque sea una exageración; es lo que tienen estos "mercados eficientes". Y cuando la valoración es próxima a cero y uno va "apalancado", como suelen hacer los hedge funds, entonces el banco que le ha prestado dinero para apalancarse le da un toque llamado "margin call": "No tienes suficientes garantías, tienes que poner más "guita" (dinero, moneda, plata, pasta, cuartos…) o vendo todo lo que tienes para cobrarme, aunque sea a precios ridículamente bajos. Y si no hay compradores, el mismo banco que emite la petición de garantías puede ponerse de comprador con 1 euro (o dólar) y desplumar legalmente al hedge funds. O puede pasar al revés: que realmente los CDOs no valgan nada, y que el banco que le ha prestado el dinero para apalancarse haya perdido el dinero prestado al hedge funds.

Crisis de confianza

Llegados a este punto, ya nadie quiere saber nada ni de las entidades de hipotecas subprime, ni de los CDOs, ni de los hedge funds metidos en CDOs… ni de los bancos que han prestado a esos hedge funds. Nadie se fía de nadie, y todo el mundo se huele que hay suelto un "marrón" de los gordos, pero no sabe dónde está. Y entonces ocurre la "crisis de confianza": los bancos dejan de prestarse dinero entre ellos, porque prefieren recibir intereses mucho más bajos en deuda del estado, antes que prestar el dinero a otro banco y que sea justo ese el que tenga el "marrón" escondido.

Y aquí aparece el fantasma del mayor de los males posibles: una "crisis bancaria".

Rápidamente, todos los bancos centrales salen a inyectar liquidez al sistema, con la intención de conseguir evitar el desastre… pero ya la gente le ha visto las "orejas al lobo", y se empieza a subir la prima de riesgo de todos los activos hasta niveles más normales, ya que el riesgo -hasta ahora- se estaba valorando con una prima ridículamente baja.

¿El resultado? Pues que el impacto total a nivel mundial ha sido 10 veces, o 20 veces, o 50 veces mayor que el total de deuda impagada en hipotecas subprime. Porque lo que hemos tenido no ha sido el resultado de una serie de impagos, que sería algo muy irrelevante teniendo en cuenta la importantísima dispersión de los mismos, sino una vuelta a la cordura. La gente sólo se acuerda de lo que es riesgo cuando sufre, y llevamos más de cuatro años sin sufrir, y ya se asumían riesgos demasiado alegremente. Por eso es importante que la crisis no se suavice demasiado y que quien haya asumido demasiado riesgo pague por ello: si acude el gobierno al rescate (cosa que ya han hecho y continúan haciendo los bancos centrales), sólo conseguirán que la gente aumente el apetito por el riesgo, sabiendo que si vienen mal dadas "el gobierno volverá a acudir al rescate"…

Del Paper – ¿De la burbuja financiera al fin del "súper boom"? (15/7/2008)

Un año después de la globalización de la crisis: de la amnesia cómplice al revisionismo provisional (antes del fin de la esquizofrenia)

De "Burbujita Alan" a "Helicóptero Ben" – Conozco esta canción… (los lacayos de los mercados)

Decía, hace tiempo y allá lejos, en mi Paper "Al "Maestro" con cariño" (50 variables y ningún rigor) Hagiografía -no autorizada- de Alan Greenspan (enero 2005):

– De lo actuado en la crisis de 1987

Greenspan sabía cómo funcionaba la fontanería del sistema financiero: una complicada serie de redes que incluían a bancos medianos como el Citibank, bancos de inversión como Goldman Sachs y agentes de bolsa como Merrill Lynch. Los pagos y créditos fluían de forma constante entre todos ellos. Solamente la Fed de Nueva York transfería más de un billón de dólares por día. Si uno de aquellos componentes no conseguía realizar sus pagos o extender sus créditos (o incluso si aplazaban sus pagos en momentos de crisis) podrían provocar una reacción en cadena y paralizar todo el sistema…

La cuestión más acuciante era quien financiaría o daría crédito a los bancos, los agentes de bolsa y demás implicados en el sistema financiero que necesitasen dinero. A efectos prácticos, la Fed ya estaba concediendo créditos de centenares de millones de dólares, a los tipos de interés en vigor, para los préstamos habituales de un día para otro.

Pero ¿cuáles eran los límites? ¿Llegarían a agotar el presupuesto de créditos? ¿Sería desbordado el sistema crediticio de la Fed? Todas estas cuestiones eran tanto técnicas como políticas…

Greenspan estaba preparado para llegar hasta el final. La Fed podía prestar dinero, pero sólo si aquellas instituciones se avenían a hacer lo que la Fed quería. No era legal, pero lo haría de buen grado si no quedaba otro remedio. Tanto era lo que había en juego.

En aquel momento, su trabajo consistía en hacer todo lo que fuera necesario para mantener en buen funcionamiento el sistema, incluso cosas que antes hubieran resultado inconcebibles…

Se estaba discutiendo un plan para cerrar la bolsa de Nueva York al cabo de una hora.

Eso lo haría estallar todo, dijo Greenspan…

Cerrar la bolsa de Nueva York era una opción que Greenspan no tenía en cuenta. Porque, una vez cerrada, ¿cómo la iban a abrir luego? ¿A qué precio se cotizarían las acciones? La bolsa de Hong Kong cerró una vez y costó una semana volver a abrir. Los mercados establecen los precios, si no hay mercado, no hay precios. Era algo casi impensable…

Si cerraba Nueva York, ¿qué ocurriría con el mercado de futuros?…El mercado de futuros se hundiría. Aquello desataría el pánico general…Verdaderamente estaban al borde del precipicio…

El presidente (Ronald Reagan) podría haber cerrado la bolsa o actuado de alguna otra forma, pero aquello tampoco habría conseguido gran cosa. Sólo una parte de la maquinaria gubernamental tenía poder para dar la vuelta a la situación, y esa parte era precisamente la Fed, ofreciendo crédito ilimitado. Al fin el dinero lo puede todo…o, al menos, la disposición incondicional y abierta de la Fed a proporcionarlo…

¿Podía recibir el capitalismo americano un indulto mediante la inversión estratégica (o accidental) de varios millones de dólares? Claro que era posible… Greenspan comprendió que en aquel momento nadie habría sabido que hacer… Aquel espacio fantástico y nebuloso entre los mercados libres del capitalismo y las regulaciones del gobierno era una verdadera tierra de nadie.

El jueves 22 de octubre, el presidente de la Fed de Chicago llamó e informó de una nueva crisis. First Options, una subsidiaria del Continental Illinois, un banco gigantesco estaba en quiebra y no podía proporcionar más créditos al mercado de acciones…

Debían seguir sus propias regulaciones y proteger al Continental y a sus clientes. No podían permitir que First Options sangrara al banco…

La quiebra de First Options paralizaría completamente el mercado de opciones y quizá provocase también un nuevo derrumbe de la bolsa. Miró a Greenspan, que parecía asentir.

No vamos a dejarlo -le dijo Johnson a Taylor-. No lo bloquearemos. Que fluya el dinero, ya lo limpiaremos más tarde.

Greenspan se limitó a asentir…

A veces creo que llevo razón (pero en boca de los "sabios", hasta parece cierto)

Los intentos de Alan Greenspan de defender su actuación en la crisis financiera tienen un inconveniente: el antiguo presidente de la Reserva Federal de USA es culpable de lo que se le acusa. A menudo él consigue que muchos no lo recuerden. Pero Greenspan es el mayor responsable de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Así lo explicó la revista estadounidense Foreign Policy (Urgente 24 edición i – 3/5/08):

Las huellas de Alan Greenspan están presentes en una situación que se está convirtiendo rápidamente en el peor desastre financiero desde la Gran Depresión. El ex presidente de la Reserva Federal de EEUU, molesto por las críticas crecientes de que su actuación al frente del organismo condujo a la desgarradora situación económica actual, ha lanzado una amplia campaña de relaciones públicas para "aclarar" las cosas. Greenspan plantea un argumento indiscutible al intentar defenderse: que es fundamental aprender bien las lecciones de esta crisis. No puedo estar más de acuerdo.

Sin embargo, creo que protesta demasiado, y por algo será. Por desgracia, el economista ha estado cegado por una peligrosa mezcla de política e ideología a la hora de buscar esas enseñanzas. Lo mismo ocurrió durante los 18 años y medio que pasó al frente de la Reserva Federal de EEUU, convencido de que lo que quieren los estadounidenses es un crecimiento económico rápido, aunque no inflacionario. Como banquero central estuvo dispuesto a hacer concesiones políticas y en sus memorias afirma que cree que la independencia de este organismo no es inamovible; es decir, que siempre hay tremendas presiones para mantener en marcha la maquinaria del crecimiento.

Greenspan, partidario a ultranza de la libertad de mercado, lleva mucho tiempo diciendo que la intromisión reguladora desacelera la economía. A partir de ahí, el resto es historia, y una historia cada vez más dolorosa. Su mezcla de política e ideología hizo que aplicara una mala economía y que cometiera una sucesión de torpezas políticas cuya gravedad no se ha empezado a ver hasta ahora.

La pista más evidente es cómo manejó la burbuja inmobiliaria. El lema de Greenspan es que el mercado lo sabe mejor, que los banqueros centrales no deben tratar de anular el veredicto de millones de participantes en el mercado declarando que se ha formado una burbuja de bienes. Al fin y al cabo, el crecimiento tiene unos costes que es preciso tener en cuenta para desinflar esas burbujas. ¿Y por qué tiene que hacerse cargo de dichos costes cualquier economía moderna?

Después de todo, dice el guion, las autoridades siempre tienen los medios para limpiar el lío que deja detrás la burbuja. Aunque quizá no. Esta vez, el lío es casi imposible de imaginar, seguramente mucho mayor que cualquier crecimiento que pudiera preverse si la burbuja inmobiliaria estadounidense se hubiera gestionado con más sensatez.

Pero el problema no ha sido nunca la burbuja en el estricto sentido de la palabra. Uno de los elementos más endebles en la defensa de Greenspan es su obsesión sobre si se estaba formando una burbuja de verdad en el mercado inmobiliario en Estados Unidos. Sin tener en cuenta sus argumentos anteriores de que los mercados inmobiliarios son locales, y no nacionales y de que había pocas probabilidades de que los precios de la vivienda cayeran en todo el país. Vaya por Dios. Sin tener en cuenta tampoco su argumento, asimismo irrelevante, de que había un montón de burbujas inmobiliarias simultáneas en el mundo, y de que los excesos del mercado estadounidense no parecían tan malos en comparación. Como todo el mundo lo hace, no es culpa de la Reserva Federal ¿verdad?

Pues no es así. El inconveniente de la burbuja inmobiliaria en EEUU nunca fue su comparación con el de Irlanda. La base del problema son las distorsiones que las burbujas de bienes crearon en la economía real estadounidense. Gracias a los índices más rápidos de revalorización sostenida del precio de la vivienda que había visto Estados Unidos desde la 2da. Guerra Mundial, junto a unas técnicas financieras innovadoras que permitieron a los propietarios estadounidenses utilizar fácilmente sus humildes moradas como recursos propios, nació la nueva era del consumidor dependiente de sus bienes.

La extracción del valor neto de las propiedades residenciales -irónicamente, derivada de un marco estadístico desarrollado por el propio Alan Greenspan- subió del 3% a casi el 9% de renta personal disponible en la primera mitad del decenio actual.

Y así seguimos adelante. Cada vez más apoyados por la confluencia de las burbujas de la propiedad y el crédito, los consumidores estadounidenses gastaron muy por encima de sus medios. El consumo personal creció un insólito 72% del PIB real en 2007, un récord para Estados Unidos y, en realidad, para cualquier economía importante en la historia moderna. Al mismo tiempo, la deuda familiar subió al 134% de la renta personal disponible. EE UU consiguió el rápido crecimiento que, según Greenspan, quería el conjunto político. Pero estaba sustentado en humo.

Desgraciadamente, las distorsiones de una economía estadounidense llena de burbujas no acabaron ahí. Los consumidores que consideraban sus hogares como una nueva hucha o un cajero automático se sintieron poco presionados para ahorrar a la manera tradicional, a partir de sus salarios. Las tasas de ahorro cayeron a cero por primera vez desde la Gran Depresión. La economía estadounidense, cada vez más dependiente de los bienes, tuvo que pedir prestados excedentes de nuevo dinero ahorrado a lugares como China para seguir creciendo, e incurrió en enormes déficits comerciales y de cuenta corriente para atraer al capital extranjero.

Greenspan y su discípulo Ben Bernanke interpretaron la situación completamente al revés. Estados Unidos, insistieron, estaba haciendo un gran favor al resto del mundo al absorber sus excedentes de ahorro. Unos graves peligros para el dólar se interpretaron como un problema para un futuro lejano. Salvo que, de pronto, no parece tan lejano.

Lo que Greenspan no supo ver a lo largo de los años -y sigue sin ver hoy- son las corrosivas consecuencias que tuvo esa burbuja al fomentar los desequilibrios y los excesos de una economía dependiente de los bienes en EEUU. El hecho de que los consumidores compren con capital ajeno hasta unos niveles sin precedentes es sólo una parte del problema. Otra parte es que la población estadounidense, en proceso de envejecimiento, no está ahorrando precisamente cuando necesita prepararse para la jubilación.

También los desequilibrios mundiales son consecuencia de esta era de excesos, apuntalados por el enorme déficit externo de Estados Unidos y las pasiones proteccionistas que desata. Por desgracia, todas estas líneas de falla fueron haciéndose cada vez más profundas por la laxitud reguladora de la Reserva Federal en una época de innovación financiera sin precedentes, una laxitud todavía más peligrosa por los escasos costes de pedir prestado en una burbuja crediticia inducida por este organismo. Esta peligrosa combinación contribuyó de manera fundamental a alimentar la voraz demanda de los inversores de unos productos financieros opacos y cada vez más tóxicos.

No tenía por qué ser así. Siempre existía la opción de decir no a las burbujas de bienes. Varias herramientas para luchar contra ellas -la tribuna de la persuasión, más disciplina reguladora y, en última instancia, una política monetaria más estricta- podrían haber evitado el desastre. Sí, el crecimiento económico casi seguro habría sido más lento, pero ese inconveniente no es nada en comparación con la carnicería posburbuja que estamos viendo ahora. Qué lástima que Greenspan no estuviera dispuesto a seguir el sabio consejo de uno de sus predecesores en la Reserva Federal y "llevarse el ponche justo cuando la fiesta estaba empezando a ponerse bien".

Por supuesto, discutir el lugar de Alan Greenspan en la historia no nos va a ayudar a salir de esta crisis, pero es esencial mantener un debate vigoroso sobre el pasado para evitar otro atolladero similar en el futuro. Como siempre, ya ha empezado la caza del chivo expiatorio. Los organismos de evaluación, reguladores, Wall Street, prestamistas, especuladores inmobiliarios y propietarios de hogares con hipotecas basura son los que van a pagar un alto precio. Algunos, desde luego, ya lo han hecho.

Al final, sospecho que la Reserva Federal también pagará su precio y perderá cierta autonomía cuando el Congreso estadounidense añada al mandato de ésta mantener el pleno empleo y la estabilidad financiera y de los precios. Y hará muy bien. La dirección de la economía estadounidense por parte del banco central es demasiado importante para que se deje en manos de la política y la ideología.

A lo largo de los años, algunos advertimos que todo esto era insostenible. Cuanto más se prolongaba la situación, más se nos desacreditó. Da cierta satisfacción saber que las leyes tradicionales de la economía no han quedado refutadas, que las justificaciones del "nuevo paradigma" que suelen invocarse al final de las burbujas han vuelto a quedar repudiadas. Pero no da ninguna satisfacción observar el abismo. El legado de Alan Greenspan quedará manchado para siempre por este peligroso y doloroso choque con la realidad.

Del Ensayo – La codicia de los mercados (el virus mutante) – De la crisis de crédito a la crisis del descrédito (Enero 2009)

Introducción: Entre la codicia y la miopía (la parálisis del pensamiento)

(Con la decisión de no alejarme de la franqueza y la honestidad en un momento en que esas cualidades son de lo más necesarias)

Cantando las verdades del barquero, sin la más mínima compasión

Si alguien le dice: Tú bebe, que yo conduzco. ¿Usted qué hace? Pues bebe…

Si alguien le dice: Tú bebe, que yo pago. ¿Usted qué hace? Pues bebe…

Y si alguien le dice: Tú bebe, que yo pago y conduzco. ¿Usted qué hace? Muy probablemente beba el "doble o más". Hasta que el cuerpo aguante, digamos…

Pues eso es lo que han hecho las entidades financieras. Disparar con pólvora del Rey y sin ningún control cinegético. Entonces, lo que tenía que pasar pasó. No hay sorpresas. La sorpresa es sorprenderse. ¿Se podría haber esperado otro resultado de una economía de manos libres y sin espejo retrovisor?

Ahora tratan de escapar. O sea: ¿Cómo servirse de la globalización sin ser globalizado?

¿Cómo continuar practicando el funambulismo entre la titulización y el apalancamiento del sistema? ¿Cómo mantener el "Private Profits and Socialized Risk"?

Otra cosa es resolver quién paga la fiesta. Ellos, seguro que no. La "tranquilidad" de los mercados los transforma en "testigos protegidos". Se cambiarán la identidad, la figura y el domicilio, aunque seguirán siendo los mismos. Los "paganos" serán los descolgados de la riqueza que generan esos monstruos financieros sin cara y sin ideas que no sean las de obtener más beneficios. Los miembros de la "manada" (como dicen despectivamente los "brokers" de Wall Street) no sólo pagarán (pagaremos) la pólvora, sino que, además, serán (seremos) las piezas a abatir. "Imbéciles por 2". Cornudos y apaleados.

El problema no es que nos vayamos a la mierda, sino que no sabemos si habrá mierda para todos. Algunos han confundido libertad de mercado con licencia para estafar. La libertad de mercado no debe ser ilimitada.

Una economía "a dos velas": los bancos centrales y los fondos soberanos. ¿Y si alguno las sopla? ¿Y si una corriente de aire…? ¿Y si el batir de las alas de una mariposa…?

¿De la burbuja financiera al fin del "súper-boom? Debilitamiento y agonía de la economía en Estados Unidos. Debilitamiento y agonía del modelo del libre mercado. Debilitamiento y agonía del modelo neoliberal (privatización, desregularización, financierización).

El problema de los bancos es de excesivo apalancamiento ya que cuentan con unos activos tangibles que, en muchos casos, superan en más de 30 veces sus bases de capital. De ser unas compañías de intermediación han pasado a convertirse, en los últimos años, en unos grandes almacenes que acumulan todo tipo de mercancías, mejores y peores (el hecho de que Citigroup haya decidido descargar 400.000 millones de dólares de su balance, da buena prueba de la verdad de la afirmación y de la dimensión del problema).

¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? Por un esquema viciado de remuneración al que se destinan, en la banca de inversión, hasta el 50% de los ingresos. A más endeudamiento, más ingresos, mayores bonus. Como resultado de ello los bancos resultan ser unas grandes agencias de comunicación ya que, mientras el conjunto del mercado discute la legitimidad de los gestores de hedges o de capital riesgo para hacerse con un 20% de lo obtenido con su trabajo, el sistema retributivo bancario mantiene esa frontera de recompensación en todos los entornos bajo la excusa de retener el talento.

¿Cómo han podido justificar los bancos niveles tan nimios de capitalización? Por la falsa sensación de seguridad que dan los modelos de riesgo basados en el Value at Risk o VaR que no tienen en cuenta los sucesos extremos (o colas en una distribución normal) que son los que, en definitiva, causan las crisis. El análisis VaR es como un airbag que funciona siempre… menos cuando sufres el accidente. La infraestimación del riesgo real conduce a una acumulación de activos "seguros" cuyo consumo de capital es mínimo, lo que finalmente provoca que el retorno sobre recursos propios o ROE de los bancos se dispare. Todo ello, construido, eso sí, sobre un punto de partida inválido.

¿Qué estaban haciendo mientras los reguladores? Repasemos tanto a las agencias de rating como a la SEC o CNMV norteamericana. De las primeras, se puede censurar la ausencia de medios pese a su condición de garantes de la calidad de las emisiones del mercado (3-4 profesionales para… toda la banca de inversión estadounidense), su falta de perspectiva sobre el negocio bancario (que había pasado de empaquetador a tenedor de activos, como ya he señalado), la falta de continuidad en su análisis y la prioridad que en el mismo dan a la información pública frente a los propios modelos de valoración.

El segundo objeto del reclamo es la SEC. Aquí la crítica se centra en la normativa aprobada por el regulador bursátil norteamericano en 2004 que, por una parte, ampliaba el concepto de capital que pasaba a incluir instrumentos híbridos y deuda subordinada, (ojo, "por participar de las características del mismo"), legitimaba el VaR como mecanismo para que los brokers pudieran calcular su capital regulatorio, en segundo lugar y, por último, daba un tratamiento paritario a los activos líquidos e ilíquidos del balance a efectos de consumo de recursos propios. A cambio de lo que parecía ser un mayor control por parte del órgano supervisor, las entidades afectadas lograban reducir en más de un 40% sus necesidades de capital. Si las agencias ayudaron a engordar la vaca, fue el propio regulador el que ayudó a que la misma naciera ya con el cuerno retorcido.

"Los bancos convencionales han perdido mucho, y ahora están en el proceso de depreciarse en cientos de miles de millones de dólares, que es mucho dinero. Y mientras discutimos sobre esto, y hablamos de la ralentización de la economía a causa de los problemas del sector bancario, nadie se ha hecho la pregunta de ¿quién es el responsable de esto? No se ha hecho ninguna investigación, no se ha escrito ningún editorial. Si un empleado mediano comete un error y pierde dinero, se hacen muchas investigaciones, pero por cientos de miles de millones nadie hace nada. La gente responsable de esto está probablemente jugando al golf, y no les importa. Sus salarios no se han visto afectados. Pero, eso sí, nadie le deja dinero a una mujer pobre por si no lo puede devolver"…

(Muhammad Yunus, Presidente del Banco Grameen y Nobel de la Paz)

De la locura apoteósica al estrés postraumático (the day alter…)

"La corporación constituye un rasgo esencial de la vida moderna. Debemos conservarla, pero ésta tiene que ajustarse a los patrones socialmente aceptados y a las restricciones públicas indispensables. La libertad para la acción económica benéfica es necesaria; esta libertad, sin embargo, no tiene por qué ser una tapadera para la malversación, legal o ilegal, de renta o riqueza ajenas. La dirección corporativa debe tener autoridad para actuar, pero no para el robo aparentemente inocente. Controlar el poder corporativo es uno de nuestros mayores retos y, dadas las dimensiones, una de nuestras necesidades más urgentes. Una sociedad de desventuras económicas y crímenes corporativos no sobrevivirá ni será útil"… (John Kenneth Galbraith – "La economía del fraude inocente" – 2004 – Editorial Crítica).

¿Cómo puede ser inocente el fraude? Dice el profesor Galbraith que la distancia entre la realidad y la "sabiduría convencional" nunca había sido tan grande como hoy en día porque el engaño y la falsedad se han hecho endémicos. Tanto los políticos como los medios de comunicación han metabolizado ya los mitos del mercado, como que las grandes corporaciones empresariales trabajan para ofrecer lo mejor para el público, que la economía se estimula si la intervención del Estado es mínima o que las obscenas diferencias salariales y el enriquecimiento de unos pocos son subproducto del sistema que hay que aceptar como males menores. Es decir, que nos hemos rendido totalmente ante el engaño y hemos decidido aceptar el fraude legal, "inocente".

Pero la realidad es que el mercado está sujeto a una gestión que planifican y financian cuidadosamente las grandes corporaciones privadas. Éstas, por otra parte, ni están al servicio del consumidor ni las controlan sus accionistas, sino los altos ejecutivos, que han desarrollado una compacta burocracia corporativa responsable de escándalos financieros como los de Enron, WorldCom o Arthur Andersen hace menos de una década y que ahora vuelven a resurgir travestidos de banqueros, hedge funds, bancos de inversión, agentes bursátiles, analistas de mercado o agencias de calificación.

Han creado un sistema basado en grandes instituciones financieras excesivamente apalancadas e infracapitalizadas; demasiado importantes como para que el regulador pueda permitir su caída sin acudir antes a su rescate; en las que todos, propietarios, acreedores y empleados son ampliamente remunerados si las cosas van bien mientras cuentan con el respaldo de los contribuyentes si, por el contrario, las cosas se tuercen. Capitalización de ganancias y socialización de pérdidas, esto es: lo contrario de lo que defendería Robin Hood.

La actual crisis económica no vino de la nada. Es la conclusión lógica de una filosofía cansada y desencaminada que ha dominado Estados Unidos por demasiado tiempo. La banca rompió el viejo principio de prestar a corto y endeudarse a largo; desafiando, además, las leyes del riesgo, como si la posibilidad de un "default" fueran nulas. Y todo ello en un contexto de desregulación financiera desconocida hasta la fecha.

Esta crisis ha puesto de manifiesto las limitaciones de los mercados. Todo el mundo debería comprender que la idea de que los mercados funcionan perfectamente es absolutamente errónea. Las implicaciones de esto es que hay un amplio margen para la regulación. Las regulaciones de los bancos comerciales deben extenderse a los de inversión, hedge funds y otras formas de instituciones financieras. Necesitamos requisitos de capital, supervisión e información. Cualquier institución que requiera de ayuda de emergencia en una crisis debe estar sujeta a algún régimen de regulación.

Muchos de los problemas que ha traído consigo esta crisis podrían haberse evitado con la regulación adecuada. Aun así, soy bastante escéptico con que haya un cambio fundamental porque hay gente que ha ganado mucho dinero con este modelo.

Esta "crónica" (en tiempo real) la finalizo el 27/6/08. Les dejo con los "titulares" de la mañana, para que "tomen la fiebre" (salud financiera) al enfermo (del siniestro glamour de la avaricia) y decidan si darlo de alta, dejarlo en la UVI, intervenirlo o llamar al sacerdote: (intereconomia.com / lavanguardia.com / elpais.com)

  • Imparable: los precios en junio se disparan hasta el 5,1%

  • Continúa la caída en el Ibex que amenaza los 12.000

  • El petróleo toca los 140 dólares

  • Las ventas minoristas bajaron un 5,3% en mayo

  • Las bolsas asiáticas cierran la semana inmersos en las pérdidas

  • Wall Street cae de nuevo y acumula un descenso de casi el 20% en ocho meses

  • El número de viviendas que se iniciaron en España cae el 36,1 por ciento en el primer trimestre (ésta era de ayer, pero sigue vigente y por mucho tiempo…)

  • Los visados de obra nueva se desploman un 56% de enero a abril

  • Las hipotecas se encarecen al nivel más elevado desde que existe el euro

A finales de junio de 2007, el banco de inversión Bear Stearns trataba de evitar la quiebra de dos fondos de alto riesgo dañados por los impagos de las hipotecas subprime. El movimiento hizo saltar las alarmas de los mercados financieros y acabó por desnudar la fragilidad del sistema, que desde agosto vive al borde del colapso. La tormenta crediticia ha castigado Bolsa, bonos, vivienda, deuda privada y fondos. Los efectos definitivos de la crisis están aún por verse, pero el alza de las hipotecas, la inflación y el parón económico, especialmente grave en el sector inmobiliario, tienen su origen en las malas prácticas de la banca de EEUU al hacer hipotecas.

La mala gestión de riesgos y la avaricia, un ansia desaforada por ganar cada vez más dinero, explican una crisis con la que el mercado lleva ya un año peleando. La necesidad de fortalecer el sistema financiero para evitar nuevos episodios de estrés se ha convertido en una prioridad para los reguladores. Se prevén cambios que fomenten una mayor transparencia y perfeccionen las normas existentes. La ingeniería financiera, las agencias de rating, los vehículos fuera de balance, las prácticas de concesión de créditos o el apalancamiento centran el debate por su papel a la hora de amplificar la crisis actual. Las autoridades, ausentes en este fenómeno, quieren ahora regular esta cadena.

La búsqueda de rentabilidades cada vez mayores, fruto de años de bonanza y de la enorme liquidez que se amasó en el sistema financiero, resultó desastroso. La ingeniería financiera respondió con la creación de productos cada vez más sofisticados, algunos muy complejos, opacos y arriesgados que llevaban incorporadas las hipotecas de alto riesgo de EEUU. Muchos jugadores terminaron por endeudarse demasiado y exponerse en exceso a una desaceleración. La cantidad de activos ilíquidos a largo plazo financiados con deuda a corto plazo provocó que el sistema se hiciera vulnerable a una salida masiva de inversores. "Cuando yo era joven", dijo

Tommaso Padoa-Schioppa, ex ministro italiano de Finanzas de 68 años, "los reguladores y los banqueros conocían los productos financieros. Después los conocían los banqueros pero no los reguladores. Ahora ni uno ni otro". Y es lo que sucedió. El gran fiasco de la alquimia financiera.

El reto para los reguladores es grande. La normativa siempre va un paso por detrás de la innovación financiera y las prácticas de mercado no son fáciles de cambiar. Mientras haya incentivos como los bonus es muy posible que los jugadores del mercado actúen de maneras peligrosas. Es imposible de evitar. Sin embargo, sí hay normas que pueden prevenir grandes problemas.

A las puertas de la UVI, sólo quedará preguntar: -Y Doctor ¿usted, cómo lo ve?…

El Doctor contestará: -Yo sólo puedo ver lo que es evidente… (Poco consuelo tienen…)

Del Paper – Goldman Sachs: El "vampiro" de la crisis (15/3/2010)

El "rostro inaceptable" del capitalismo (de la "relajación cuantitativa" a la "relajación cualitativa")

Adagio non troppo: Too big or not to be (that is the question…)

La industria recibe cinco billones en apoyos de las arcas públicas

Hasta octubre de 2009, sujetar el sistema financiero mundial ha supuesto para los Gobiernos instrumentar más de 5 billones de euros de ayudas de todo tipo: inyecciones de fondos, compra de acciones o participaciones preferentes, adquisiciones temporales de activos, oferta de avales para emitir deuda corporativa…

Y la impresionante factura corresponde tan sólo a once países examinados por el Banco de Pagos de Basilea, el organismo que fija las recomendaciones en materia de capital seguidas voluntariamente por casi el conjunto de la banca mundial.

Para los mercados estudiados -obviamente incluye los más activos en rescates- la mareante cifra equivale al 18,8% del Producto Interior Bruto (PIB). Algo menos de la mitad, 2 billones de euros, es inoculación directa de fondos procedentes de las arcas públicas.

En Reino Unido las inyecciones de capital representan un 44,1% de la riqueza nacional (PIB) y en Holanda el 16,6%. Frente a ellos, Japón apenas utiliza un montante equivalente al 0,10%, e Italia el 0,6%.

¿Por qué el auxilio?

Tal hemorragia de fondos a favor de la banca ha despertado cierta perplejidad entre los ciudadanos. De no haber asistido a los grupos financieros, el riesgo de colapso del sistema era tan evidente que los gobiernos acordaron el auxilio para evitar que una cadena de quiebras rompiese el sistema que sustenta los pagos y cobros en toda economía y garantiza la financiación de hogares y tejido productivo.

Intervinieron para evitar que el miedo al colapso provocase una retirada masiva del ahorro de los ciudadanos, afectando en última instancia a la economía real.

"Too big to fail" (muy grande para caer) era el criterio aplicado en las primeras intervenciones para decidir o no a los bancos en dificultades. Se trataba de evitar colapsos con riesgos de hacer tambalear al conjunto del sistema, que salvaron de la quema a las hipotecarias Fannie Mae o Freddie Mac, a la aseguradora AIG y a bancos como Fortis, Bear Stearns…

Lehman Brothers fue la excepción que cuestionó la regla. Su quiebra puso al límite la resistencia de la banca. Era el 15 de septiembre de 2008. Luego se agolparon las ayudas a mayor discreción…

La crisis divide a los colosos bancarios en posibles compradores y vendedores

El tsunami financiero y la recesión económica dividen, como si se tratase de dos equipos enfrentados, a los titanes de la liga bancaria: unos debilitados por la situación u obligados a reestructurarse por exigencia del guion si precisaron el auxilio de fondos públicos, cuelgan carteles de "se vende" a negocios, filiales y divisiones. Otros, los que evitaron inyecciones del erario y tuvieron el acierto de no sucumbir a las antes tentadoras rentabilidades de las subprime que hoy devoran los balances o lo hicieron con mesura, saltan a las quinielas como potenciales compradores.

A largo plazo, los analistas dan por seguro que asistiremos a una avalancha o goteo masivo de desinversiones en negocios, redes o filiales, que aprovecharán los más fuertes

Mientras tanto la banca ha incrementado su colchón de liquidez con el objetivo de afrontar futuros problemas de recursos susceptibles de ocurrir aún en la fase de salida de la crisis económica. La estrategia es pedir dinero en exceso al BCE o a la FED y mantenerlo en liquidez. Su coste es muy bajo: sólo del 1% o menos. Luego pueden invertir los fondos en deuda pública y conseguir una rentabilidad superior, con la máxima solvencia de los títulos públicos.

La confección de un colchón de liquidez a base del endeudamiento supone la mejor manera de lograr el objetivo. Existen otras dos vías para lograrlo: reducir el nivel de crédito y la recapitalización preventiva. Pero reducir el crédito puede implicar que se impida la realización de proyectos rentables o riesgos para la banca si se decide a proceder a una venta masiva de activos. En lo que se refiere a las recapitalizaciones preventivas, entrañan el riesgo de generar distorsiones de competencia: entre los bancos ayudados con recursos públicos y el resto.

De la "relajación cuantitativa" a la "relajación cualitativa"

Ante el excesivo endeudamiento y las malas inversiones acometidas en la etapa del auge, los gobiernos y bancos centrales han decidido no facilitar un proceso deflacionario que implicara la liquidación de esas malas inversiones, y el desapalancamiento generalizado, por miedo a los efectos que esto podría generar. Sin embargo, tarde o temprano, ese proceso tiene que suceder, si se quiere salir de la recesión y entrar de nuevo en la senda del crecimiento.

Los agentes económicos vivieron durante años adictos al dinero fácil y abundante, pensando que esas condiciones durarían para siempre. Desde 2007 se han visto los efectos de esas políticas expansivas en forma de crisis, pero se ha preferido no reconocer la realidad, y mantener al adicto sistema al dinero con altas dosis, generadas por la banca central.

En lugar de quitarle la botella de whisky al alcohólico y dejarle pasar una inevitable, necesaria pero dolorosa resaca, se ha elegido inyectarle por vena nuevas dosis de whisky, con la vana esperanza de que desaparezcan de forma mágica los efectos del exceso de alcohol.

Primero le apagaron el fuego "gratis" a la banca (agregándoles madera, de ser necesario, para que calmaran sus ansiedades pirómanas), luego le modificaron los reglamentos para exculparla del incendio, después le prestaron dinero a bajo costo para que compraran la madera quemada y finalmente le pagan intereses más altos para que mantengan la madera guardada en los depósitos fiscales. Es el mayor rescate de la Historia del sector privado con fondos del contribuyente. O sea, con nuestros impuestos.

La consecuencia primera y principal de los hercúleos esfuerzos de los gobiernos de todo el mundo por rescatar sus economías ha sido una socialización masiva del riesgo y una privatización de los beneficios. ¡Manos arriba!, esto es un banco. Cosa de locos… ¿o de película?

Don Regan, consejero delegado de Merrill Lynch, permanece al lado del presidente Reagan mientras éste pronuncia un pequeño discurso. Pero debe estar demorándose más de la cuenta, por lo que Don, que comienza a impacientarse, se acerca al presidente de los EEUU con cara seria y le espeta con tono firme: "Date prisa". Ronald Reagan asiente y procede, con aire obediente, a agilizar su intervención. La escena puede verse en la última película de Michael Moore, Capitalismo, una historia de amor, que se estrenará el próximo 20 de noviembre en España, y donde el cineasta la utiliza como metáfora de la relación entre el poder financiero y el poder político: unos mandan, otros obedecen.

Pero no se trata sólo de la opinión vertida por un director de cine. Más al contrario, se trata de una creencia que está consolidándose entre amplias capas de la población occidental, especialmente a partir de la crisis y de sus planes de rescate. Desde entonces, son frecuentes las noticias que resaltan las intensas uniones entre los poderes político y económico. Así, medios estadounidenses han resaltado cómo el gobierno económico de Reagan estuvo directamente inspirado por las doctrinas que emanaban de Merril Lynch, cómo muchos altos cargos de los últimos tiempos provienen de Goldman Sachs (es el caso de Henry Paulson, Lawrence Summers o Mark Patterson), cómo hay que haber trabajado en los más influyentes grupos financieros para acceder a un puesto en la Reserva Federal (ocurre con Rick Rubin, Ben Bernanke o Tim Geithner) o cómo las políticas nacionales están siendo dirigidas más para beneficiar a actores concretos que al propio país. En ese orden, la empresa estrella de las críticas es Goldman Sachs, no sólo por el número de ex directivos suyos que han pasado a formar parte del gobierno de Estados Unidos sino porque se le ha atribuido un papel principal en esta crisis. En un artículo en Rolling Stone, el periodista Matt Taibbi afirmaba que Goldman Sachs ha jugado siempre al mismo juego: situarse en medio de una burbuja especulativa, atrayendo los recursos de la clase media para invertirlos en bienes que sabe que se depreciarán. Y sacando además partido del ciclo contrario: cuando la burbuja explota, presta dinero con interés para remontar la crisis. Lo que ocurre, y en esto radicaba la gravedad de las afirmaciones de Taibbi, es que Goldman lo hacía no sólo gracias a la complicidad del regulador sino con su participación necesaria. Sin el cambio de las normas promovido por los políticos no hubiera sido posible ni la creación de grandes conglomerados bancarios como AIG, Citigroup o Bank of America ni el gran margen de actuación del que gozaron. En definitiva, estaríamos ante hechos que demostrarían cómo, en nuestro mundo, el poder financiero se afirma muy por encima del político.

Finale presto: Goldman & God-man (en busca del dinero "prometido")

Goldman ha alcanzado el cénit de su influencia de la mano del que fuera su presidente Hank Paulson, a la sazón Secretario de Tesoro norteamericano hasta el desembarco de Tim Geithner como parte del equipo de Obama. Tras el colapso financiero, el dinero parecía haberse evaporado. La cacería de Goldman necesitaba nuevas piezas que abatir. Y sólo las podía encontrar allá donde seguro había capital del que alimentarse: las arcas públicas Es en el mayor rescate de la Historia donde la entidad va a hacer patente su influencia. De hecho, no sólo consiguió posicionar a uno de sus chicos en la gestión del Fondo de Rescate sino que se benefició de una serie de decisiones que le han permitido salir casi de rositas de la coyuntura actual. Como entendió perfectamente en su momento Warren Buffett, verdaderamente Goldman is too big to fail. No es de extrañar que haya sido su principal apuesta bancaria en la crisis.

Y los de Wall Street tienen todos los incentivos necesarios para seguir jugando al mismo juego. Las enormes primas que Goldman continúa repartiendo ponen de manifiesto que las empresas de altos vuelos del sector financiero siguen funcionando según el sistema de que si sale cara ellas ganan y si sale cruz otros pierden.

Ello en gran parte se debe al enorme poder político que los grandes intereses financieros ejercen sobre el sistema…

¿Goldman hace el trabajo de Dios…o de Yahvéh? ¿Será por la "contabilidad creativa"?

"El presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, defendió la política de bonus de los banqueros y afirmó que el regreso a los grandes beneficios debería ser bien recibido por la gente, como prueba de que la economía se está recuperando". El jefe de Goldman Sachs: "Los banqueros hacen el trabajo de Dios" (Libertad Digital – 11/11/09 – Por Ángel Martín)

La percepción popular de las grandes entidades financieras no ha salido bien parada tras la crisis. De manera justa o no, buena parte de las culpas de los problemas actuales se atribuyen a la irresponsabilidad y avaricia de grandes ejecutivos y banqueros estadounidenses, que jugaron con fuegos altamente peligrosos y finalmente no sólo se quemaron ellos, sino que difundieron el fuego hacia todo el país, y en consecuencia hacia todo el mundo.

Goldman Sachs es uno de esos casos, especialmente si unimos el hecho de que hay amplias sospechas de su estrecha relación entre el Tesoro norteamericano y la Reserva Federal de Nueva York para recibir fondos públicos a costa del contribuyente. Sin embargo, al principal responsable de la entidad no parece importarle demasiado la mala imagen pública, a tenor de sus últimas declaraciones al Times británico, donde muestra escasa sensibilidad diplomática.

El diario británico Telegraph se hacía eco de estas declaraciones: "El jefe de Goldman Sachs: "los banqueros hacen el trabajo de Dios"", titulaba, nada más y nada menos, este rotativo. Lloyd Blankfein, CEO de la compañía, no tuvo ningún reparo en afirmar que la vuelta a los grandes beneficios y a los bonus para los banqueros debería ser bien recibido por la gente, como prueba de que la economía se está recuperando.

En este sentido se manifestó recientemente otro alto cargo de la compañía, Lord Griffiths, quien sostuvo que "no deberíamos estar avergonzados de ofrecer compensaciones" a los banqueros, añadiendo su opinión al debate acerca de la legitimidad y deseabilidad de los bonus.

No obstante, los grandes beneficios de los bancos podrían estar, en buena parte de los casos, inflados y no basados en la realidad. Esta "contabilidad creativa" parcialmente se debe a las reformas recientes en los estándares contables a nivel internacional, mediante las cuales se sustituía el coste histórico por el llamado valor razonable (algo así como el valor de mercado) en la valoración de los activos. De esta manera, si los pisos subían un 50%, los activos de los bancos se revalorizaban en la misma proporción.

Esta reforma fue criticada por eminentes economistas, como el caso del catedrático de economía política Jesús Huerta De Soto, quien ya en 2003 alertaba sobre los efectos pro-cíclicos de esta reforma. Tras el estallido de la crisis se ha reafirmado en su posición en recientes artículos.

Tampoco parece excesivamente acertado el ejecutivo de Goldman Sachs cuando afirma que la economía se está recuperando. En el caso de EEUU, los datos positivos se deben principalmente al gasto público, y la angustia en la economía norteamericana apenas se ha reducido, además de que numerosos analistas alertan del empeoramiento de las condiciones económicas en un futuro cercano.

Un elemento de notable preocupación es la salud del balance de la Reserva Federal, que a fuerza de salvar a los bancos privados comprándoles activos malos, ella misma está ahora en una posición muy delicada.

En declaraciones a The Sunday Times, Blankfein daba gran importancia a los bancos como motor del crecimiento económico al ayudar a las empresas a captar capital y así generar riqueza: "Nosotros tenemos un propósito social", afirmaba. Y aunque decía entender el enfado de la gente ante los bancos, no se cortó y dijo que "Todos deberían estar felices. Las compañías están creciendo de nuevo y captando dinero", aunque reconocía que "El sistema financiero puede habernos conducido a la crisis pero él nos sacará".

La entidad ha capeado mejor que otros competidores la crisis financiera y las turbulencias bancarias, aunque algunos apuntan a que las administraciones públicas les han echado una generosa mano. Tan buena parece ser la posición de Goldman Sachs, que, recientemente, consideraron donar 1.000 millones de dólares a caridad, con el objetivo de acallar las críticas que penden sobre ella.

La web de análisis Daily Bell respondía a las declaraciones de Blankfein con severas críticas. Situaba éstas en el contexto de anteriores afirmaciones en el mundo bancario, como la de altos cargos del Banco de Inglaterra al culpar del desastre económico a la fusión entre los bancos de inversión y comerciales, o las de John Reed, anteriormente en Citigroup, quien se lamentó de haber construido una firma financiera tan grande. Para estos analistas lo que hace Goldman Sachs es mantener y "operar en el centro del mercantilismo americano". Un particular sistema en el que "grandes empresas líderes usan las relaciones con el Gobierno para eliminar la competencia y ganar ventajas competitivas que de otra manera no serían capaces de asegurarse".

Así, esta firma se beneficia, no por casualidad, de las leyes y relaciones con el Gobierno, hipótesis que apoyan con la recurrente presencia de importantes miembros de Goldman en altos cargos en el Tesoro y otras plazas del Ejecutivo estadounidense.

Además de aprovechar estas ventajas, también les acusan de beneficiarse y favorecer las expansiones crediticias de los bancos centrales, causando un auge artificial e insostenible que reporta pingües beneficios, especialmente, a las firmas financieras como Goldman Sachs.

En cambio, cuando llegan los tiempos malos, los gobiernos y bancos centrales suelen acudir en su ayuda, haciendo así que las ganancias sean privadas mientras que las pérdidas se distribuyan entre los contribuyentes. Un negocio redondo para cualquiera con cierta perspicacia y no demasiados escrúpulos morales.

Del Paper – Un análisis sobre la desigualdad de los ingresos (ganadores y perdedores de la crisis financiera mundial) – La Economía del Malestar (el fin de la cohesión económica y social) (15/7/2011)

"Tenemos suficiente para las necesidades de todos, pero no para la codicia de unos pocos".

M. Gandhi, 1869 – 1948 – Abogado, político y activista

Nunca antes tan pocos habían engañado a tantos durante tanto tiempo -jamás

Se le exigió al mundo entero que cambiara su modo de vida en base a la fantástica invención de un grupo de políticos con ansias de "salvar" a la humanidad de una imaginaria catástrofe económica. Decían tener la Verdad en sus manos (en general, aconsejo a mis amigos que confíen siempre en quienes están buscando la verdad, pero desconfíen siempre de aquellos que dicen haberla encontrado).

Aseguraban que la desregulación, la privatización y el libre movimiento de capitales, servicios y mercancías (el de personas, nunca llegó, ni se lo espera) harían entrar a la humanidad en una era de progreso exponencial y continuado, como nunca se había vivido. Y además, desaparecerían los ciclos económicos (¿verdad, grandes bonetes del FMI?). Algunos profetas, hasta llegaron a proclamar el "fin de la Historia" (¿verdad, Profesor Fukuyama?).

"La globalización igualará el terreno de juego… la Tierra es plana… los Gobiernos y sus normas para el mundo laboral han perdido importancia… en marcha hacia una nueva civilización… contratamos a nuestra gente por ordenador, trabajan en el ordenador y son despedidas también por el ordenador"… Para los creadores de estas "genialidades" (dogmas, mantras), la visión de un ejército de parados, inimaginable hasta entonces, era una obviedad.

Ninguno de los altamente remunerados creadores de estos paradigmas (de los sectores de futuro y países de futuro) creía en la existencia de suficientes puestos de trabajo, decentemente pagados, en los tecnológicamente costosos mercados en crecimiento de los que hasta entonces fueron países del bienestar… no importa en qué sector.

"Los pragmáticos del "turbo capitalismo" reducen el futuro a un par de números y un concepto: "20 a 80" y tittytainment"…, decían Hans-Peter Martin y Harald Schumann, en su libro La trampa de la globalización – Taurus 1998), y además, reseñaban:

(Las escenas que siguen corresponden a una reunión mantenida por 500 políticos de primera línea, líderes económicos y científicos de los cinco continentes, efectuada en el año 1995 en el Hotel Fairmont de San Francisco, EEUU)

"En el próximo siglo (XXI), el 20% de la población activa bastará para mantener en marcha la economía mundial. No se necesitará más fuerza de trabajo…

Una quinta parte de todos los que buscan trabajo bastará para producir todas las mercancías y aportar las valiosas prestaciones de servicios que la sociedad mundial pueda permitirse. Ese 20% participará, por tanto, activamente en la vida, el beneficio y el consumo, no importa en qué país. Se puede añadir a ellos un 1 o un 2%, admiten los participantes en el debate, por ejemplo contando con los herederos acomodados.

¿Y los demás? ¿El 80% de los dispuestos a trabajar que no tengan trabajo? "Sin duda", dice el escritor norteamericano Jeremy Rifkin, autor del libro "El fin del trabajo", "el 80% tendrá grandes problemas"…

El esbozo de un nuevo orden social: países ricos sin una clase media digna de mención… En el futuro, la cuestión será "to have lunch or be lunch" (comer o ser comido)…

La expresión "tittytainment" (que ha hecho famosa Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad Nacional del presidente norteamericano Jimmy Carter y que desde entonces se dedica a cuestiones de geoestrategia), es una combinación de "entertainment" y "titis" (entretenimiento aturdidor y alimentación suficiente).

En marcha hacia una nueva civilización. El modelo del mundo del futuro sigue la fórmula 20 a 80. Se perfila una sociedad de una quinta parte, en la que los excluidos tendrán que ser calmados con "tittytainment". ¿Es esto una exageración desmedida?"…

Esa es la sociedad que hoy se está construyendo por encargo. Se les proporciona Ritalin, se les da una X-box con juegos de violencia e insinuaciones sexuales, mientras Facebook, You Tube, Twitter y los "sms" hacen el resto (a veces con la "inapreciable" colaboración del alcohol y las drogas). Zombis felices… Todos en la "nube"…

¿Por qué quiere alguien deliberadamente una sociedad idiotizada? Por una parte es mucho más fácil de controlar a alguien que no tiene conciencia de lo que sucede a su alrededor. Se ofrece futbol (u otros deportes) cinco noches a la semana para mantener a todos ocupados mientras que el saqueo de su riqueza continúa convenciéndoles que hacer hamburguesas en McDonalds cobrando el salario mínimo es "empleo".

Hay quien busca explicaciones más rocambolescas que aseguran que un movimiento sin precedentes como éste en tiempos sin precedentes como éstos puede llevar a una conclusión sin precedentes.

La Gran Recesión aceleró una tendencia que comenzó hacía tres décadas: deslocalización al extranjero, automatización del trabajo, conversión de empleos a jornada completa en temporales y contratas, debilitamiento de los sindicatos y obtención de reducciones de salarios y prestaciones de los trabajadores actuales. Internet y la informática lo han hecho más fácil.

La economía de EEUU es hoy el doble de lo que era en 1980 mientras que el salario medio real apenas se ha movido. La mayor parte de los beneficios del crecimiento ha ido a parar a los niveles altos. A finales de los 70, el 1 por ciento de los estadounidenses más ricos cobraba el 9 por ciento de los ingresos totales. A principios de la Gran Recesión, esa cifra sobrepasaba el 23 por ciento. La riqueza está más concentrada.

Ése es el meollo del problema. La mayoría de estadounidenses ya no tiene el poder de compra suficiente como para que la economía vuelva a andar. Cuando estalló la burbuja de la deuda, se quedaron encallados.

Los beneficios empresariales están en alza, pero los empleos y salarios siguen estancados.

Las personas con activos financieros o cuyo talento es tenido en cuenta por las grandes corporaciones están disfrutando de una fuerte recuperación. Mientras tanto, la mayoría de los estadounidenses se esfuerza por ir tirando.

Las empresas no tienen la culpa, pues su objetivo es obtener beneficios. Ni tampoco es culpa de los ricos, que sólo han jugado según las reglas. El problema es que hay que cambiarlas.

Un futuro sin trabajo o con contratos basura para la mayoría de los estadounidenses es insostenible, también para las propias empresas del país, cuya rentabilidad a largo plazo depende del resurgimiento de la demanda nacional.

La solución es ofrecer al americano medio un trato económico mejor. Por lo tanto, deberíamos aceptar que los países puedan propugnar reglas nacionales -políticas fiscales, regulaciones financieras, normas laborales o leyes de salud y seguridad de los consumidores- y que puedan hacerlo levantando barreras en la frontera si fuera necesario, cuando el comercio ostensiblemente amenaza las prácticas domésticas que cuentan con un amplio respaldo popular. Si los impulsores de la globalización tienen razón, el clamor por protección no cundirá por falta de evidencia o apoyo. Si están equivocados, habrá una válvula de seguridad destinada a asegurar que los valores en pugna -los beneficios de economías abiertas frente a los réditos derivados de implementar regulaciones domésticas- sean escuchados de manera apropiada en los debates públicos.

Si el lector desea cambiar el término EEUU por el de Unión Europea, todo parecido con la realidad no será mera coincidencia.

Pero antes de entrar en debate, o invalidar -sin más- mis comentarios políticamente incorrectos, analicemos algunos datos para que cada cual juzgue por sí mismo.

Recordar sirve para comprender (desordenado relato de las últimas "actuaciones")

"El hombre más peligroso para cualquier gobierno es el hombre capaz de pensar por sí sólo… sin tener en cuenta las supersticiones y los tabúes vigentes. Ya que casi inevitablemente llegará a la conclusión de que el gobierno es deshonesto, demente e intolerable". "La única emoción que perdura en el hombre inculto es el miedo; miedo a lo desconocido, lo complejo, lo inexplicable. Lo único que quiere por encima de todo es seguridad". 

H. L. Mencken, 1880 – 1956 – Periodista y crítico social

Tócala de nuevo, Ben… (el segundo "padre" de la era de los excesos)

– 30 Bernanke Quotes That Are So Absurd You Won"t Know Whether To Laugh Or Cry (Business Insider – 8/12/10) Lectura recomendada

Uno de los últimos en atacar al presidente del regulador monetario ha sido Business Insider, que esta semana, bajo el titular "30 citas de Bernanke tan absurdas que no sabes si reír o llorar".

Así, la que podría ser la mejor "perla" de Bernanke retrata toda su política monetaria y se encuentra en su discurso del 21 de noviembre de 2002. Entonces aseguró que "El Gobierno de Estados Unidos tiene una tecnología llamada imprenta (hoy en día su equivalente tecnológico) que permite producir todos los dólares que se deseen a ningún coste".

(By Michael Snyder, The Economic Collapse)

Did you see Federal Reserve Chairman Ben Bernanke on 60 Minutes the other night? Bernanke portrayed the Federal Reserve as the great protector of the U.S. economy, he claimed that unemployment would be 15 percent higher if the Federal Reserve had sat back and done nothing during the financial crisis and he even started laying the groundwork for a third round of quantitative easing.

Unfortunately, 60 Minutes did not ask Bernanke any hard questions and did not challenge him on his past record. It was almost as if they considered Bernanke to be above criticism. But someone in the mainstream media should be taking a closer look at this guy and his record. The truth is that the incompetence that Bernanke has displayed over the past few years makes the Cincinnati Bengals look like a model of excellence.

Bernanke kept insisting that the housing market was stable even while it was falling apart, he had absolutely no idea the financial crisis was coming, he declared that Fannie Mae and Freddie Mac were in no danger of failing just before they failed, his policies have created asset bubble after asset bubble and the world financial system is now inherently unstable.

But even with such horrific job performance, Barack Obama and leaders of both political parties continue to publicly praise Bernanke at every opportunity. What in the world is going on here?

Not that Bernanke is solely responsible. His predecessor, Alan Greenspan, was responsible for many of the policies that have brought us to this point. In addition, most of the other presidents of the individual Federal Reserve banks across the United States seem just as clueless as Bernanke.

But you would think at some point someone in authority would be calling for Bernanke to resign. Accountability has to begin somewhere.

The Bernanke quotes that you will read below reveal a pattern of incompetence and mismanagement that is absolutely mind blowing. Looking back now, we can see that Bernanke was wrong about almost everything.

But the mainstream media and our top politicians keep insisting that Bernanke is the man to lead our economy into a bright future.

It is almost as if we have been transported into some bizarre episode of "The Twilight Zone" where the more incompetence someone exhibits the more they are to be praised.

The following are 30 Ben Bernanke quotes that are so stupid that you won't know whether to laugh or cry….

Nov. 21, 2002

"The U.S. government has a technology, called a printing press (or today, its electronic equivalent), that allows it to produce as many U.S. dollars as it wishes at no cost".

June 2004

"Economics has many substantive areas of knowledge where there is agreement but also contains areas of controversy. That's inescapable".

June 2004

"Not all information is beneficial".

July, 2005

"We"ve never had a decline in houses prices on a nationwide basis. So, what I think what is more likely is that house prices will slow, maybe stabilize, might slow consumption spending a bit. I don"t think it"s gonna drive the economy too far from its full employment path, though".

Oct. 20, 2005

"House prices have risen by nearly 25 percent over the past two years. Although speculative activity has increased in some areas, at a national level these price increases largely reflect strong economic fundamentals".

Nov. 15, 2005

"With respect to their safety, derivatives, for the most part, are traded among very sophisticated financial institutions and individuals who have considerable incentive to understand them and to use them properly".

Feb. 15, 2006

"Housing markets are cooling a bit. Our expectation is that the decline in activity or the slowing in activity will be moderate, that house prices will probably continue to rise".

Feb. 16, 2006

"I don't think that Chinese ownership of U.S. assets is so large as to put our country at risk economically".

Oct. 4, 2006

"If current trends continue, the typical U.S. worker will be considerably more productive several decades from now. Thus, one might argue that letting future generations bear the burden of population aging is appropriate, as they will likely be richer than we are even taking that burden into account".

March 28, 2007

"At this juncture, however, the impact on the broader economy and financial markets of the problems in the subprime market seems likely to be contained. In particular, mortgages to prime borrowers and fixed-rate mortgages to all classes of borrowers continue to perform well, with low rates of delinquency".

Feb. 15, 2007

"Despite the ongoing adjustments in the housing sector, overall economic prospects for households remain good. Household finances appear generally solid, and delinquency rates on most types of consumer loans and residential mortgages remain low".

May 17, 2007

"All that said, given the fundamental factors in place that should support the demand for housing, we believe the effect of the troubles in the subprime sector on the broader housing market will likely be limited, and we do not expect significant spillovers from the subprime market to the rest of the economy or to the financial system. The vast majority of mortgages, including even subprime mortgages, continue to perform well. Past gains in house prices have left most homeowners with significant amounts of home equity, and growth in jobs and incomes should help keep the financial obligations of most households manageable".

Oct. 31, 2007

"It is not the responsibility of the Federal Reserve -nor would it be appropriate- to protect lenders and investors from the consequences of their financial decisions".

Jan. 10, 2008

"The Federal Reserve is not currently forecasting a recession".

Jan. 18, 2008

(Two months before Fannie Mae and Freddie Mac collapsed and were nationalized) "They will make it through the storm".

Jan. 18, 2008

"(The U.S. economy) has a strong labor force, excellent productivity and technology, and a deep and liquid financial market that is in the process of repairing itself".

June 3, 2009

(When asked directly during a congressional hearing if the Federal Reserve would monetize U.S. government debt) "The Federal Reserve will not monetize the debt".

June 9, 2008

"The risk that the economy has entered a substantial downturn appears to have diminished over the past month or so".

July 20, 2008

"The GSEs are adequately capitalized. They are in no danger of failing".

Sept. 23, 2008

"My interest is solely for the strength and recovery of the U.S. economy".

Aug. 2, 2010

"The financial crisis appears to be mostly behind us, and the economy seems to have stabilized and is expanding again".

Oct. 15, 2010

"…inflation is running at rates that are too low relative to the levels that the Committee judges to be most consistent with the Federal Reserve's dual mandate in the longer run".

Oct. 15, 2010

"Similarly, the mandate-consistent inflation rate -the inflation rate that best promotes our dual objectives in the long run- is not necessarily zero; indeed, Committee participants have generally judged that a modestly positive inflation rate over the longer run is most consistent with the dual mandate".

Nov. 5, 2010

"Although low inflation is generally good, inflation that is too low can pose risks to the economy – especially when the economy is struggling".

Dec. 5, 2010

(On 60 Minutes in response to a question about what would have happened if the Federal Reserve had not "bailed out" the U.S. economy) "Unemployment would be much, much higher. It might be something like it was in the Depression. Twenty-five percent".

Dec. 5, 2010

"One myth that"s out there is that what we"re doing is printing money. We"re not printing money".

Dec. 5, 2010

"The money supply is not changing in any significant way. What we"re doing is lowering interest rates by buying Treasury securities".

Dec. 5, 2010

(On the possibility that the Fed might launch QE3) "Oh, it's certainly possible. And again, it depends on the efficacy of the program. It depends on inflation. And finally it depends on how the economy looks".

Dec. 5, 2010

"I wish I'd been omniscient and seen the crisis coming".

Dec. 5, 2010

"We"ve been very, very clear that we will not allow inflation to rise above 2 percent".

Bonus: "I don't fully understand movements in the gold price".

Del Paper – El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?) Parte I

Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento o centrarse en reducir el déficit público (¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana y… la "deuda" social?) (15/5/2012)

Sin crecimiento no hay paraíso

Declaración de intenciones (para que lectores "políticamente correctos" dejen a tiempo)

Dado que el Primer Mundo se fue al "tercero", tal vez sea la hora de aplicar las propuestas de desarrollo que en su tiempo se hacían a los países del Tercer Mundo, para sacarlos de su situación de subdesarrollo. O sea, hay que tratar a los países (ex) avanzados como países tercermundistas. ¿Resulta doloroso? Pero es la triste realidad.

Unos países desarrollados (en vías de subdesarrollo), en manos (cautivos) de los mercaderes (con sus oídos sordos), de los banqueros (con sus valores tóxicos construidos con "bonus" millonarios) y de unos gobiernos demócratas (o tecnócratas), pero tibios (con su vileza y complicidad).

De las economías de la falsa prosperidad, hemos pasado al despilfarro… de allí a la explosión de la burbuja y el tsunami financiero, que 4 años después sigue replicando por los países más diversos, las costas más lejanas y los deudores más sobrecogidos.

A unos les contagio la deuda (UE), a otros el crecimiento (BRICs) y a muchos la incertidumbre (EEUU + UE + BRICs).

Los causantes de la crisis (banqueros codiciosos, órganos de control cómplices y gobiernos prevaricadores y corruptos), que antes privatizaron las ganancias, luego socializaron las pérdidas, y ahora proclaman (aplican) la austeridad forzada.

Las medidas de austeridad emprendidas en Europa como principal, y casi único, caballo de batalla para superar la crisis podrían hacer caer la demanda interna en la eurozona y dificultar el crecimiento económico. Esto conduce a la Unión Europea por una carretera sin rumbo, cuesta abajo y a toda velocidad.

Imponen el fin del estado del bienestar, la socialización de la miseria, mientras facilitan las políticas beneficiosas para los acreedores que terminan paralizando la economía real.

El año 2011 será recordado como la época en que muchos estadounidenses que siempre habían sido optimistas comenzaron a renunciar a la esperanza. El presidente John F. Kennedy dijo una vez que la marea alta eleva todos los botes. Pero ahora, con la marea baja, los estadounidenses no sólo comienzan a ver que quienes tienen mástiles más altos han sido elevados mucho más, sino que muchos de los botes más pequeños han sido destrozados por el agua.

En ese breve momento en que la marea creciente estaba, efectivamente, subiendo, millones de personas creyeron que tenían buenas probabilidades de cumplir su "sueño americano". Ahora también esos sueños están retirándose. En 2011, los ahorros de quienes habían perdido sus empleos en 2008 o 2009 ya se habían gastado. El seguro de desempleo se había terminado. Los titulares que anunciaban nuevas contrataciones -aún insuficientes para incorporar a quienes habitualmente se suman a la fuerza laboral- significaban poco para cincuentones con pocas ilusiones de volver a tener un empleo.

De hecho, las personas de mediana edad que pensaron que estarían desempleadas por unos pocos meses, se han dado cuenta a esta altura de que, en realidad, fueron jubiladas a la fuerza. Los jóvenes graduados universitarios con decenas de miles de dólares de deuda en créditos educativos no podían encontrar ningún empleo. La gente se mudó a las casas de sus amigos y parientes, descubriendo -con alarma- que se han convertido -contra su voluntad- en parte de la población "sin techo". Las casas compradas durante la burbuja inmobiliaria aún están en el mercado, o han sido vendidas con pérdidas. Más de 7 millones de familias estadounidenses han perdido sus hogares.

"Por primera vez en numerosas generaciones, muchas familias no creen que sus hijos vayan a disfrutar de un nivel de vida superior al que tuvieron ellos. Esa nueva sensación de malestar es especialmente aguda en los países industrializados, que históricamente han sido fuente de gran confianza e ideas audaces"… (Lee Howell, informe "Riesgos globales" Foro de Davos 2012 – Cinco Días – 12/1/12)

En esta línea, el estudio es muy crítico con la situación provocada por la crisis: número creciente de jóvenes con escasas perspectivas, cada vez más jubilados que dependen de prestaciones pagadas por Estados sobreendeudados y mayor brecha entre ricos y pobres.

Es más, el informe se atreve a acuñar el término "semillas de distopía". Entiende por distopía lo contrario de utopía o, lo que es lo mismo, un lugar en el que la vida está repleta de dificultades y no existe esperanza. "Describe qué ocurre cuando los esfuerzos por construir un mundo mejor yerran de forma no intencionada. Podría tratarse de economías desarrolladas en las que los ciudadanos lamentan la pérdida de derechos sociales o de economías emergentes incapaces de dar oportunidades a su población", añade el Foro.

Por tanto, concluye que una sociedad que siembre continuamente semillas de distopía -al no abordar el envejecimiento demográfico, el desempleo juvenil o los desequilibrios fiscales- está condenada a la inestabilidad en los próximos años, lo que frenará su progreso. Todo un reto ahora en tiempos de ajustes y reformas.

Estamos ante el fin del Contrato Social. Una economía de manos libres. Una economía de "castas" (política, empresaria, funcionarial…). Un regreso a la edad media (los siervos de la gleba, el derecho de pernada…). Una fórmula siniestra (maldita) que planta las "semillas de la discordia".

¿Es necesario sacrificar el empleo, aumentar la inaceptable brecha social, el crecimiento… y el futuro, para seguir financiando el "monopoly" (casino) de unos irresponsables, avariciosos, insensatos, que deberían estar en el paro (despedidos) o (mejor) en la cárcel? Entonces… ¿quién despilfarra los recursos?

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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