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Análisis de la sociedad argentina (página 2)




Enviado por muzampa



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La replanificación de la deuda a través del plan Brady y la coyuntura de liquidez posterior marcaron dieron a la convertibilidad la palmada justa para despegar solidamente. En este contexto la relación tensionante entre los capitales concentrados internos y los acreedores externos comienza a aflojar cuando ambos se ven posición de poder incrementar su capital concentrado, Basualdo lo explica de la siguiente manera: "Se puede percibir que ambas fracciones estaban de acuerdo en que, para superar la notable crisis económica, era imprescindible consolidar la nueva situación que se había generado durante la crisis en términos de la concentración del ingreso. De esta manera, los sectores populares, que no habían tenido participación en la gestación del conflicto y sufrían la notable transferencia de riqueza que desencadeno la crisis hiperinflacionaria, no solo quedaban inhibidos de influir en la forma en que debía resolverse la crisis sino que además debían pagar los costos de las mismas (…) asimismo (…) ambos integrantes de los sectores dominantes acuerdan implementar una modificación estructural que desde el comienzo era innegociable para los acreedores externos: la transferencia de los activos públicos al sector privado."[3] Pero, ¿porque esto hizo que haya coincidencia?, Porque el capital concentrado interno, "percibió que de esa manera accedería a la propiedad de activos de una enorme magnitud que exhibían una elevada rentabilidad potencial. Este cambio en la percepción de la fracción interna es el que, junto con las exigencias de los acreedores externos, genera cambios fundamentales en la política gubernamental."[4] Esta necesidad de que el gobierno haga políticas basados en intereses de grupos económicos nos muestra el dilatado grado de autonomía con el que cuenta el Estado y por donde pasa el verdadero poder de decisión en este contexto. Bien marca esto Basualdo, "Es insoslayable destacar que este avance de los sectores dominantes fue posible porque se consolida un sistema político basado en el transformismo argentino como sistema de dominación. A partir de esta etapa, la autonomía relativa del sistema político desaparece, quedando férreamente subordinado a los intereses de los sectores dominantes. (…) En términos Gramscianos, se puede afirmar que se trata de la etapa en que los dos partidos centrales que conforman el sistema político se incorporan a la órbita de los sectores dominantes, descabezando, de esta manera, al resto de los sectores sociales, inhibiendo su reacción sin concesión alguna."[5] Quizás la mayor consecuencia de esto sea la perdida de identidad histórica de los partidos que se alejan de sus bases en pos de suculentos arreglos económicos, y a su vez, este transformismo le imprime un carácter empresarial a la carrera política prevaleciendo dentro de ellas las relaciones contractuales y verticalistas con infinidad de intermediarios que en cada paso del proceso de relación interna se llevan su pedazo de torta.

La brillante etapa de acumulación que se dio entre 1992 y 1994, mostró la convergencia de dos procesos que se complementaron decisivamente:

  • Se superan las contradicciones interfraccionales, y surge una homogeneidad nunca vista, debido a que los grupos económicos, las empresas extranjeras y la banca transnacional constituyen una comunidad de negocios sobre la base de su asociación en la propiedad de los consorcios que adquieren las empresas estatales que son privatizadas.

  • A Partir de la superación de la inflación, del nuevo ciclo de endeudamiento externo, y de la expansión del crédito interno, se genera un ciclo expansivo del consumo interno que incorpora vastos sectores sociales, dando lugar a la etapa de mayor consenso social del modelo de acumulación.

Durante todo este periodo, en el que el progreso de la economía y el bienestar es marcado, el transformismo argentino: "Transita una etapa crucial para su desarrollo, porque allí se concreta lo que podría denominarse "acumulación originaria" que indica el momento de su consolidación. Para recordar la génesis de este proceso, es necesario recordar que el proceso de privatización de las empresas estatales puso en juego una transferencia de activos monumental, muy superiores a los montos pagados por el sector privado, a lo cual hay que agregarle los elevados beneficios potenciales que eran garantizados por el carácter monopólico u oligopólico de los servicios públicos y la formulación de marcos regulatorios que claramente los convalidan. (…) En este contexto, la connivencia del sistema político y los sectores dominantes le imprimió al proceso privatizador argentino un conjunto de rasgos propios que lo diferencian de otras experiencias latinoamericanas."[6] Esos rasgos distintivos son tres:

  • 1. Se trato de un proceso se realizo en un tiempo extremadamente breve, lo cual permitió que los adjudicatarios capitalizaran la notable valorización de las firmas que se produjo luego de su privatización y facilito la apropiación de marcos regulatorios precarios e inexistentes.

  • 2. Por otro lado, el Estado transfirió hasta sus espacios de apropiación de renta, como es el caso del petróleo en la privatización de YPF.

  • 3. Se distinguió también por tener una proporción muy alta de capitalización de bonos de la deuda externa y una participación muy escasa de oferentes en las principales licitaciones originada en un conjunto de restricciones que marginaron a la mayoría de las empresas nacionales y allanaron el camino a los grandes grupos económicos y empresas extranjeras.

En la ultima etapa del primer gobierno menemista la coyuntura muestra un deterioro en los indicadores económicos y afecta directamente al bolsillo y bienestar de las clases medias y bajas especialmente. Pero muestra el sumun de los grupos económicos que ganan millones gracias a las facilidades del gobierno, y que a su vez comienzan a recuperar una característica perdida en la década anterior, ser independientes de los ciclos económicos. Por su puesto que esto no es ajeno a la familia política, que sin pensar en la gente, toma medidas para tratar de extender este modelo ya que su cercanía con estos actores empresariales es muy marcada, Basualdo nos muestra esto diciendo: "El transformismo argentino se institucionaliza a fines de este periodo, cuando los dos partidos centrales del sistema político firman el denominado Pacto de Olivos. Este acuerdo, que pone en marcha una reforma constitucional que permitirá la reelección de Menem, consolida la nueva dinámica del sistema político aprobando todo lo actuado, reforma la composición de la Corte Suprema de Justicia, al mismo tiempo que ubica, dentro del nuevo sistema de dominación, al peronismo como el partido de mayor jerarquía orgánica y al radicalismo como su rueda auxiliar."[7] Debido a los problemas que comienzan a manifestarse a mediados de la década anterior, comienza un proceso de rotura en los consorcios económicos formados a principios de década, el contexto había cambiado y también debía hacerlo la táctica de estos grupos: "hacia mediados de los noventa se verifica una oleada de trasferencias de propiedad que involucran a la totalidad o a una parte del capital de numerosas empresas privadas, entre las que se cuentan varios de los principales consorcios que adquirieron las empresas publicas en los años anteriores, estas transferencias dan lugar , en términos generales, a un aumento muy importante de la facturación de las empresas transnacionales y los conglomerados extranjeros (…) Sin embargo, es imprescindible mencionar que las modificaciones en la propiedad de los activos fijos tienen su correlato en términos de los activo financieros en el exterior de los grupos económicos (…) En este contexto, es importante señalar que la nueva estrategia productiva de los grupos económicos consiste en concentrar su capital fijo en las actividades que exhiben ventajas comparativas naturales, específicamente en la producción agropecuaria y agroindustrial (por otro lado) el avance de los conglomerados extranjeros y las empresas transnacionales se origina en dos procesos complementarios: la incorporación de nuevas empresas y la adquisición de empresas ya instaladas, así como en el dinamismo de su facturación, especialmente en la comercialización y en la producción automotriz , sector industria que goza de una protección excepcional."[8] Las clases subalternas comienzan en este contexto a mostrar su descontento con el gobierno peronista, las elecciones parlamentarias de 1995 son clara muestra de eso: la facción gobernante pierde por un 20%. Y si a esto le súmanos una serie de condiciones estructurales que aparecen en escena, el transformismo político no quedo afuera de esto y se vio afectado, "a pesar de su enorme potencialidad, los dramáticos errores estratégicos de los principales referentes de esta fuerza política y el grado de consolidación alcanzado por el transformismo dan por terminada esta experiencia cuando el partido auxiliar del nuevo sistema político establece la denominada alianza con la fuerza política emergente."[9] Este fracaso, y la responsabilidad de sus dirigentes, es aun más trascendentes se para en que durante esos años, en el marco de la claudicación definida de la burocracia sindical, termina consolidándose la experiencia sindical y social mas importante, aunque minoritaria, del campo popular durante la década de los noventa: la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA).

Basualdo nota en esta etapa una serie de contradicciones en el origen del transformismo argentino que persisten hasta la actualidad: la primera consiste en "la creciente búsqueda de autonomía relativa que exhibe el sistema político respecto a los verdaderos dueños del poder, el establishment económico. Cumplida la etapa de acumulación originaria, el sistema política encara el proceso de acumulación ampliada y avanza sobre los espacios de acumulación que, se daba por descontado, eran patrimonio de los sectores dominantes (…) En conjunto, estos y otros conflictos de similares características, indican que los sectores dominantes se convencen que se debe disciplinar y subordinar a un sistema político que, sobre la base de lo que son ya recursos propios, está en una permanente búsqueda de autonomía afectando los intereses específicos del establishment económico."[10]. Por otro lado, la siguiente contradicción que se ve aquí: "se origina en la acentuada simbiosis del sistema político con una de las fracciones dominantes y, en consecuencia, la relativa lejanía que mantiene respecto de las otras"[11]. El posterior gobierno aliancista no logró cambios en estas políticas, sino mas bien que las potenció, ya que sus propios intereses también dependía de la perpetuidad de ese transformismo argentino que es determinante de los lineamientos políticos del país desde hace tiempo.

Quizás a modo de resumen vemos a continuación algunos lineamientos con respecto a la dinámica política de la década y el papel del transformismo argentino en ésta: "La evidente y creciente ilegitimidad social del transformismo parece estar férreamente vinculada al desarrollo del patrón de acumulación y dominación en marcha. A medida que se profundiza la valorización financiera queda socialmente cada vez mas claro que la función prioritaria del estado es únicamente asegurar el flujo de capitales y que la supuesta desregulación económica es, en lo fundamental, una transferencia al capital dominante del control sobre vastos espacios económicos. De esta manera se instala en los sectores populares la convicción de que el sistema político abandono definitivamente, más allá de las palabras, toda preocupación por el desarrollo económico-social y específicamente por la desocupación y la distribución del ingreso. Por otra parte, a lo largo de este proceso también queda cada ves mas nítido que los acuerdos y desacuerdos de los partidos políticos mayoritarios están crecientemente desvinculados de las diferencias políticas e ideológicas y cada vez mas centrados en los negocios económicos, es decir que queda socialmente establecido el predominio de la corrupción en la dinámica política."[12]

La dinámica de las políticas menemista desde la visión de otros autores

Las primeras opiniones serán la de tres autores escritas en sendos artículos al final del trabajo de Basualdo: Guillermo O`Donnel, Jose Nun y Claudio Lozano. El primero se pone en una perspectiva similar a la de Basualdo e incluso lo complementa en algunos puntos: como es el caso del papel de los grupos económicos; "Basualdo da a veces la impresión que las decisiones de los grupos o fracciones dominantes han tenido en cada coyuntura un grado de autoconciencia, capacidad de diagnostico y previsión del futuro que dudo mucho que ellos tengan y que, si la tuvieran, justificaría un hondo pesimismo frente a tanta sabiduría. Prefiero más bien la imagen de un dado cargado (…) en la Argentina, como Basualdo describe muy bien, una consecuencia terrible de las múltiples represiones que ejercieron los Videla, los Martinez de Hoz y otros, fue que cargaron fuertemente contra buena parte de una sociedad paralizada por el terrorismo de Estado y por una brutal venganza de clase. A partir de entonces, no hizo falta (y este es mi argumento) jugadores particularmente buenos para que ganaran una y otra vez con los intereses de los sectores populares y medios y, cada vez mas, en un acto típico – en estas situaciones – también contra las fracciones capitalistas más débiles."[13] Por su parte Nun, expone algunas dudas que le surgen a partir del trabajo de Basualdo, hace criticas de tipo conceptuales en relación con los termino transformismo y hegemonía. En cuanto al primer termino el autor dice: "así las cosas, confieso que no me resulta evidente la pertinencia de utilizar el transformismo como concepto clave para entender la historia argentina de las ultimas décadas, salvo que se lo despoje de sus connotaciones teóricas y el termino pase a ser simplemente un sinónimo de cooptación e, incluso, de la claudicación o de la inepcia de sucesivas camadas de dirigentes políticos. De esta manera, la noción no solo pierde interés explicativo sino que su carga de significados previos la vuelve un obstáculo para el propio (y en varios momentos brillante) análisis de Basualdo."[14] Contrariamente a Nun, Lozano argumenta la conveniencia de utilizar el termino transformismo para describir este periodo: "Este señalamiento pretende explicitar que los sectores dominantes desarrollaron, frente a los gobiernos constitucionales, una estrategia de carácter negativo dirigida a redefinir al propio sistema político y a la sociedad civil. La idea de "estrategia negativa" remite al hecho que el objetivo no es la creación de consenso sino impedir la organización de los sectores subalternos inhibiendo su capacidad de cuestionamiento e integrando las conducciones políticas y sociales de los sectores populares. Situación esta que altera el papel lógico de los intelectuales orgánicos, para transformarlos en agentes principales del proceso de desmovilización y desestructuracion de aquellos a quienes supuestamente representan. Es aquí donde cobra sentido el uso de la idea de transformismo que, adecuadamente contextualizada, le permite al autor situar a la integración económica (corrupción e ingresos altos de los integrantes del sistema político) como el modo dominante de la cooptación en el caso particular del transformismo argentino"[15] Otro importante exponente a tener en cuenta es Vicente Palermo, que hace una interesante ponencia con respecto a la dinámica política en general y al caso argentino en particular: "la visión mas sostenida en la literatura dedicada al estudio de las políticas de reforma market oriented mantiene que su concreción supone costos transicionales para la obtención de beneficios permanentes: la situación debe primero empeorar para luego mejorar. Esta cuestión analítica es de la mayor relevancia porque tiene implicaciones para la sostenibilidad política de las reformas: si la situación debe primero empeorar, hay un evidente problema intertemporal que debe ser procesado políticamente(…)pero, en todos los casos, la dinámica política estaría pautada por una (supuesta) curva de costos y beneficios que por tanto no debería ignorarse a la hora de las decisiones de formulación e implementaron de las reformas"[16] En cuanto al caso de la argentina, Palermo dice que, "nos presenta una paradoja. Refuta ambos componentes de la visión porque, por un lado, durante el proceso de cambio los beneficios transicionales superaron claramente los costos transicionales, lo que jugó a su ves un papel definitorio en la viabilidad política de la propia transición. Y porque, por otro lado, la consumación del cambio – la instauración de un conjunto de reglas de juego muy diferente al anterior- no supuso beneficios permanentes o, cuanto menos, estos son claramente inferiores a los costos. Parafraseando al dictum ya familiar, la situación "debió" mejorar para luego empeorar"[17] Jorge schvarzer, habla de una alianza nueva de poder que se conformo a comienzos del gobierno menemista y que fue fundamental para la estabilidad del modelo, "En su forma mas resumida, puede decirse que la nueva alianza agrupaba a los sectores más tradicionales del poder económico local (donde predomina la lógica comercial y financiera) los acreedores externos (bancos e instituciones internacionales afines), los tecnócratas de la nueva ortodoxia económica y los dirigentes de origen populista. Los dos primeros grupos se apoyaban en su capacidad de influenciar todo el sistema de poder desde su hegemonía sobre el mercado financiero; el tercero ofrecía su capacidad y conocimientos de gestión, sus contactos externos y su capacidad de lobby; los últimos. Por su parte, usufructuaban la legitimidad de gobierno derivada de su victoria electoral y de las expectativas de mantenerse en él por la misma vía el tiempo suficiente para satisfacer sus deseos como grupo, aseguraban la permanencia de la nueva política."[18] La estabilidad alcanzada fue resultado de varios factores: "Primero, la experiencia acumulada de varios actores, que descubren la necesidad y conveniencia de forjar alguna alianza que supere los problemas planteados por los conflictos anteriores (…) (y por otro lado) el poder real de esta alianza no puede comprenderse, tampoco, sin referirla a la hegemonía que adquirió frente al resto de la sociedad. El mero hecho de que la alianza se consolidara en medio del caos hiperinflacionarios del segundo trimestre de 1989, y la derrota política del gobierno radical, ofrece otro factor decisivo a su victoria(…)(y finalmente) la consolidación de la alianza exigía un componente adicional en el ámbito político: la concentración del poder de decisión en el Ejecutivo para facilitar el logro de los objetivos que se buscaban(…) en definitiva, la nueva alianza en el poder acumulo una gran capacidad de decisión a medida que anulaba la oposición (real o latente) de una parte de la sociedad y lograba disminuir la capacidad de control de diversas instituciones políticas de la democracia. Esta concentración de las decisiones en el Ejecutivo le permitía negociar con tono reservado con todos los factores de poder y adoptar las medidas en función de relaciones de fuerza cuyas lógicas se pueden imaginar (pero no conocer) cuando se las observa desde el llano."[19] En un interesante articulo, Sebastián Etchemendy encara la problemática mostrando la preeminencia de una táctica coalicionista del gobierno durante las reformas estructurales: " En este trabajo sostengo que la reforma de mercado en la argentina, considerada a menudo como una transformación ortodoxa e impuesta unilateralmente, estuvo fundada en gran medida en coaliciones cimentadas en negociaciones mas o menos formales con una variedad de intereses económicos sectoriales anclados en el viejo modelo (…) Este proceso de construcción de coaliciones se logro mediante el diseño de políticas de reformas orientadas 1) a otorgar rentas en los nuevos mercados a sectores empresarios y sindicales, y compensar lo que estos actores perdían en ciertas áreas de reforma mediante retribuciones en áreas de reformas alternativas y 2) a evitar deliberadamente la desregulación masiva y unilateral en algunas áreas, específicamente, aquellas en las cuales la reforma perjudicaría a actores poderosos tradicionales del modelo mercadointernista."[20] Otra perspectiva es la que estas reformas desde el punto de vista de la relación con los sindicatos, Murillo es la que expone esta idea diciendo que: "el proceso de las reformas estructurales implica un desafío particularmente importante para los sindicatos cuando amenaza las mismas instituciones corporativas que sirvieron para consolidar su alianza histórica con los partidos gobernantes."[21] (Pág. 419). Cuales fueron los efectos de las reformas en el sindicalismo es lo que la autora dice a continuación: "En conclusión, las transformaciones institucionales incluidas en el proceso de reforma estructural tuvieron un doble efecto en los sindicatos. Por un lado, introducen flexibilidad numérica y salarial a través de las nuevas modalidades de contratación aumentando la competencia salarial y laboral para los sindicatos, y pueden afectar la capacidad de sindicalizarce de los trabajadores flexibles, cuya estabilidad laboral es más endeble. Por otro lado, mantienen la estructura organizativa de los sindicatos e introducen nuevas oportunidades para el desarrollo de recursos organizativos a partir de la participación en actividades mercantiles. Este doble efecto esta relacionado con el proceso de negociación entre un gobierno peronista y uno de los principales aliados históricos de dicho movimiento. Esto ha producido mayores concesiones y retrasos en el terreno de las reformas laborales que en el de las otras reformas, pero al mismo tiempo ha permitido mantener la relación entre el peronismo y la mayoría de sus sindicatos con un nivel de conflictividad menor que durante la administración radical anterior."[22] (Pág. 429) Cortez y Marshall enfocan la reforma desde el ámbito de las políticas sociales mostrando como solo progresaron aquellas que mas se relacionaban con la reforma económica imperante que estaban marcadamente influenciadas por las políticas del FMI y el BM, en referencia a esto las autoras afirman: "que presiones internacionales y locales y un clima ideológico favorable contribuyeron a que se adaptara este paradigma de reforma de la política social como el único compatible con las exigencias de la estrategia económica elegida(…) que , comparando entre las áreas sociales, el grado de avance de la reforma fue dispar, ya que fue mayor en las áreas consideradas cruciales para el éxito de la estrategia económica pese a la fuerte oposición. Además (…) sostenemos que en las areas de gasto publico social el camino elegido para satisfacer los requerimientos de la estrategia económica se constituyo en un impedimento tan o mas importante a la reconversión orientada por las prescripciones derivadas del modelo de reforma. Y, por ultimo, que, como resultado de estos procesos, la política social finalmente aplicada, consideraba globalmente, mas que homogénea fue una modalidad híbrida."[23](Pág. 195-196). Finalmente, Torre y Guerchunoff nos muestran su perspectiva en cuanto a las dinámicas de las políticas del modelo menemista: "a partir de 1991 la estabilidad y el boom económico proveyeron incentivos positivos que, a pesar de su distribución desigual, garantizaron la continuidad de los respaldos políticos a las reformas estructurales. Este mas favorable contexto económico también influyo sobre los contenidos de la reformas y la dinámica política de su implementaron(…)esta nueva fase incluyo, asimismo, una mayor dosis de negociación, en la que el gobierno desempeño el papel de mediador entre las demandas del mundo de los negocios y las finanzas y los intereses de sus bases.(…)sin embargo, en términos mas generales, es posible afirmar que la necesidad política de mantener la coalición de gobierno y moderar los costos del ajuste condiciono las opciones económicas. El precio a pagar fue un programa de estabilización y ajuste estructural que se desenvolvió al borde del precipicio: a fin de facilitar las reformas se sacrifico austeridad; el gasto privado aumento sin que ensayaran políticas anticíclicas; el gasto público también se expandió; además las reformas de esta segunda etapa demandaron significativas reducciones de impuestos. En suma, la conducción económica actúo como si el financiamiento del mercado internacional de capitales fuera a prolongarse indefinidamente. Ello incorporo a la política económica un factor de extrema vulnerabilidad. La apuesta del gobierno fue audaz pero también riesgosa y ello se puso inapelablemente de manifiesto en la crisis de 1995(…)dentro de la coalición gobernante. La presión a favor de las reformas estructurales provino de los grandes grupos económicos pero fue el liderazgo peronista el que las llevo a cabo y le imprimió en definitiva sus rasgos propios."[24] (Pág. 763-764).

Notas:

[1] Baualdo Eduardo M “Sistema politico y modelo de acumulacion en la Argentina”. Notas sobre el transformismo argentino durante la valorizacion financiera (1976-2001). Universidad de Quilmes Ediciones, 2001. Pag 55

[2] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 55-56

[3] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 60-61

[4] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 61

[5] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 62-63

[6] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 67-68.

[7] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 74.

[8] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 78-79.

[9] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag.80.

[10] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag.82-83.

[11] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 83.

[12] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 99-100.

[13] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 110.

[14] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 115.

[15] Baualdo Eduardo M. Op. Cit. Pag. 124.

[16] Palermo Vicente. “¿Mejorar para empeorar?. La dinámica política de las reformas estructurales argentinas”. Pag. 161-162.

[17] Palermo Vicente. Op cit. Pag. 163.

[18] Schvarzer, Jorge. “La reforma económica en la argentina: ¿qué fuerzas sociales y para que objetivos?”. Revista de Economía Política. Vol. 14. Nº4. Octubre-diciembre de 1994. Pag. 78.

[19] Schvarzer, Jorge. Op. cit. Pag. 79-81.

[20] Etchemendy, Sebastián. “construir coaliciones reformistas: la política de las compensaciones en el camino argentino hacia la liberalización económica”. En Desarrollo Económico, Vol. 40. Nº 160, enero-marzo de 2001. Pag. 675-676.

[21] Murillo, M. Victoria. “La adaptación del sindicalismo argentino a las reformas de mercado en la primera presidencia de Menem”. En Desarrollo Económico, vol. 37. Nº 147, Octubre-diciembre de 1997. Pag. 419.

[22] Murillo, M. Victoria. Op. Cit. Pag. 429.

[23] Cortes Rosalia, y Marshall Adriana. “Estrategia económica, instituciones y negociación política en la reforma social de los noventa”. En Desarrollo Económico, vol. 39, nº 154, julio-diciembre de 1999. Pag. 195-196.

[24] Guerchunoff Pablo , y Torre Juan pablo. “La política de liberalización económica en la administración de Menem”. En Desarrollo Económico, vol. 36, nº 143, octubre-diciembre de 1996. Pag. 163-164.

Conclusión y cierre

Mas allá de algunos puntos divergentes, la mayoría de los autores coinciden en mostrar a estas reformas y a su dinámica con un sesgo muy marcado hacia los grupos económicos que son los verdaderos pulsadores del poder político del país. La década dejo un saldo de mas deuda externa, mas desempleo, mas pobreza e indigencia, sueldos más bajos, consumos en picada, y otras tantas problemáticas relacionadas con estos puntos.

La salida de esta crisis no esta solo relacionada con la implantación de políticas económicas que redistribuyan el ingreso a favor de los que menos tienen, sino que se necesita en primera instancia una limpieza general de la diligencia política en general, las figuritas repetidas desde hace veinticinco años es una muestra clara de personajes que solo lucran aprovechándose de la corrupción que abunda en el sistema político nacional; funcionarios que pasan por todos los gobiernos, otros que se cambian cada año de partido, otros que fundan alguno nuevo, esta facilidad para deambular en el mundo político tiene que terminar con la sanción de leyes que no permitan a personas que han ocupado cargos políticos en algún periodo determinado vuelvan a hacerlo como primer paso para cerrar el chorro de la canilla libre de la fiesta corruptiva que se dio, y se da en los distintos gobiernos nacionales.

Bibliografía utilizada

  • Baualdo Eduardo M "Sistema político y modelo de acumulacion en la Argentina". Notas sobre el transformismo argentino durante la valorización financiera (1976-2001). Universidad de Quilmes Ediciones, 2001.

  • Palermo Vicente. "¿Mejorar para empeorar?. La dinámica política de las reformas estructurales argentinas".

  • Schvarzer, Jorge. "La reforma económica en la argentina: ¿qué fuerzas sociales y para que objetivos?". Revista de Economía Política. Vol. 14. Nº4. Octubre-diciembre de 1994.

  • Etchemendy, Sebastián. "Construir coaliciones reformistas: la política de las compensaciones en el camino argentino hacia la liberalización económica". En Desarrollo Económico, Vol. 40. Nº 160, enero-marzo de 2001.

  • Murillo, M. Victoria. "La adaptación del sindicalismo argentino a las reformas de mercado en la primera presidencia de Menem". En Desarrollo Económico, vol. 37. Nº 147, Octubre-diciembre de 1997.

  • Cortes Rosalia, y Marshall Adriana. "Estrategia económica, instituciones y negociación política en la reforma social de los noventa". En Desarrollo Económico, vol. 39, nº 154, julio-diciembre de 1999.

  • Guerchunoff Pablo, y Torre Juan Carlos. "La política de liberalización económica en la administración de Menem". En Desarrollo Económico, vol. 36, nº 143, octubre-diciembre de 1996

 

 

Autor:

Pablo Gabriel Salardino.

muzampa[arroba]yahoo.com.ar

Partes: 1, 2
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